El Corazon de Jesus

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. • CASA EDITORIAL; «MATEU»/;

Paseo del Prado, 30, y Barquillo, 4 .—Madrid. .

EL CORAZÓN ■

DE

JES Ú S

MADRID i m p r e n t a

d e

f o r t a n e t

C a lle de la Libertad', n útn , ¿9 I9OO

D. O. M. ADMODUM

REVERENDO PA T R 1

LU D O VICO M ARTIN S O C 1E T A T I5 J «S U

P R A ÍP O É IT O G E N E R A L !

HOC O PUS DICAT

BERNARDINUS MARTIN MINGUEZ

Matrití. Anno

d o m in t - m d c c c c .

INDICACIONES

Querido lector: Cuando leas raya en (pá­ gina 3), hade ser, es; entenebrecido, por e$clam

recido (13); escritoresTpor pescadores (15); en la inteligencia vez de por la inteligencia (20); Del ser al no ser, por del no ser al ser (20); no encerrado, por encerrado (25); después de ño se apartaba añade, del fondo de la verdad laten­ te (35) i Concebimos nosotros por la j e (46), sin el paréntesis; conjunto de inteligencia, por mundo intelectual (48); creado, por increado (61). Añádase hombret á Dios se hizo (75), y léase

pasible, por posible (75); y en el verso de la página 137 ha de ser:

Totum mundum qnii ab omni scelere*

CARTA-PRÓLOGO «Exento, Sr. D . Juan Fernández Montaña y Kdo%P , F id el F ita ..■ Quiero darles á ustedes pública­ mente las gracias; á usted, Rdo. Pa­ dre Fita, por el trabajo que se tomó al corregir el fondo de ríii librito, y á usted, Sr* Montaña, por el deseo, pero ahora de no fácil realización á causa de gran cúmulo de labores, de haber puesto un prólogo, á instancia mía, á la publicación presente. AI mismo tiempo me he de exten-

nada tiene contrario al dogma católico y sana moral. En testimonio de lo cual, expedí­ an)

mos el presente * rubricado de núes- . tra mano, sellado con el mayor de nuestras armas y refrendado por nuestro Secretario de Cámara y G o­ bierno en Madrid á 12 de Mayo de 1900. (JOSÉ MARÍA, Arzobispo-Obis­ po de Madrid-Alcalá).-— D r . A l e j o I z q u ie r d o S a n z v — Por mandado de S, S* I. el Gobernador'Eclesiás­ tico , D r . J u liá n d e D i e g o A l c o ­ l e a , Arcediano Secretario.— Hay . un sello. ■

B a n d e r a

d k l

C o r a z ó n

de

J e s ú s .

o regulada ajustadamente vida del espíritu, muy mal puede establecerse la armo­ nía entre el alma y.el, cuerpo, Y si cada uno dentro de sí mismo guerrea sin darse cuenta: de dónde procede la- falta de una paz siempre buscada y nunca;obtenida al caminar impul­ sado por la s .fuerzas materiales sin acordarse de Dios, caerá en el repo­ so que anhela desde el instante mis­ mo en que sé éche en los brazos de Jesús. r . • Rapidísimámente quedará también desde entonces establecido todo, el

orderi sócial, lo mismo deritro deí ho* gar doméstico que en las amplias auras de la sociedad civil y religiosa. A sí como no hay más que un solo principio para la vida, con muchas manifestaciones, lo mismo acontece con el principio de la verdad, de va­ rias maneras expresada. De aquí re­ sulta un solo camino seguro, para que tanto lo inerte; como lo intelec­ tual contingente, consiga con felici­ dad y premio el término de su carre­ ra; lo inerte y no espiritual, sirviendo á la gloria del Hacedor de todos; y lo espiritual, cargándose de mereci­ mientos para llegar á la beatitud eterna, viendo al Creador cara á cara, con tanta luz cuanta con sus buenas obras haya merecido. No necesita el hombre más que dominar las pasio­ nes que tratan de resultar vencedor ras del espíritu, cuya naturaleza tien­ de de suyo á lo alto buscando la suprema luz, luz única, que, sin obs­ táculos, llena de claridad las concien-

cías siempre que una voluntad mal­ sana no las entenebrezca. Débiles somos y enfermos por na­ turaleza; y si las aguas del Bautismo no hubiesen limpiado nuestra man­ cha original, muertos estaríamos á la gracia; pero las mallas de la muerte quedaron rotas en la fuente bautis­ mal, pues los que por los mereci­ mientos de Jesús dejamos caer las cadenas del demonio al pedir F e, y al entrar en el seno de la Iglesia obtuvimos la promesa de la vida eter­ na, siempre que nuestra vida en el mundo se ajuste á la vida de Jesús. Como Dios raya en infinitamente bueno, quiso que fuera de él hubiera algo que disfrutara de su propia feli­ cidad, y creó los ángeles, y creó el mundo y creó al hombre, formando con sus propias manos, tocando el barro, el cuerpo de Adán. Y poruña de sus incomprensibles determinacio­ nes, quiso que el Verbo se hiciera carne humana, para realzar, al mis-

ttio tiempo que destruía la culpa, la síntesis de la materia universal condensada en el cuerpo del hombre. De este modo, lo que procedió de la Suprema Vida, vuelve á la Suprenia Vida, y no habiendo salido de su substancia, porque la substancia divi­ na no admite ni sufre el fragmentarse, tampoco se confunde con ella cuando á ella vuelve. Podrá anegarse en la divinidad como se anegan los cuer^ pos en los mares, y á la manera que estos tocan con sus aguas, más ó me­ nos, á los que dentro de ellos reciben, según sus volúmenes y según el gra­ do de porosidad, pero nunca confun­ diéndose con ellos, de un modo se­ mejante se anegan en el mar de la divinidad los que por sus buenas obras sean poseedores de una gracia más extensa y más íntima ó pro­ funda, ¡Desgraciados los cuerpos flotan' tes! Sacudidos por todas las borras­ cas han de hacerse peda20s en las ro-

cas, ó tostarse, lanzados ¡sobre las arenas, Y no se puede comprender el equi­ librio moral sin el equilibrio de la gracia y la gracia solamente procede de Jesús. Y á tanto llega su amor, y tantos son los quilates de su inagotable é intensísima caridad, que hízose com­ pañero nuestro en la vida militante* hasta que los siglos se desvanezcan absorbidos por la eternidad. Todo de la Eternidad por Jesús y todo para Jesús en la Eternidad, cuando la armonía de los espíritus y de las saciedades va concorde con los mandatos de Jesús. Eri esto se encierra el fundamento principal de este libro, del que se verá desarrollada la materia en los correspondientes capítulos. . Se ha buscado con esmero y em­ peño la claridad y la concisión nece­ sarias á esta clase de escritos, de suyo algo difíciles, por su delica;(S)

deza. Se ha procurado que sírva de guía la piedad, ya que Ja ciencia mira desde muy lejos, porque la ciencia de las cosas divinas en muy pocos favorecidos sé guarda y á muy pocos favorece: no está en los libros, domina como: señora en las virtudes que poseen los santos. Hay en el sér humano dos vidas: una corporal y espiritual la otra. Nace ef hombre y toma crecimiento; y con los manjares se sustenta física­ mente. La vida espiritual se abre con el Santo Bautismo, se fortalece con la Confirmación, y se alimenta con la Sagrada Eucaristía. Desde et instante mismo en que Dios determinó por un efecto de su infinita bondad crear el mundo, y en él al hombre, difundiéndose median­ te su acción poderosísima, pero sin confundirse ni en todo ni en parte, ni con el mundo ni con fr a g m e n t o alguno de éste, conociendo de ante­ mano, por su infinita sabiduría, lo («>

que el primer hombre habría de eje­ cutar, á pesar del mandato que ten­ dría que imponerle, halló el medió inefable para la Redención, dando con ella á la naturaleza humana en Cristo, una elevación superior á la de los Angeles; porque el Verbo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Hijo del Padre, unía á la naturaleza divina la naturaleza humana en la singularidad de per­ sona, . .

EL CORAZÓN DE JESÚS

S [íl G e r t r u d i s .

CAM INO

sentimiento universal proclamado/proclama é in­ contestablemente proclama-rá á Jesús el hombre más notable del mundo. Todos los racionalistas que han escrito acerca del hijo del car­ pintero han dejado en sus libros, sin ellos mismosdarsecuenta, argumen­ tos de indestructible fuerza acerca de la divinidad de Jesús, á pesar de to­ dos los esfuerzos que acumularon y acumulan para desnudarle de toda nota de náturaleza divina/Desde el momento en que han admitido y admiten un solo hecho, uno solo* l

(»)

como historia de su vida, implícita' mente han confesado su divinidad. ¿Por qué el sentimiento universal así le ha clasificado y clasifica? Por­ que en él hay algo de extraordinario que no se encierra ni se puede ence­ rrar en un hombre puro. El raciona­ lismo reinante, conjunto en sus doc­ trinas de todas las herejías pasadas* busca todos los medios posibles para arrancar al sol la esencia de la luz, á pesar de sabér á ciencia cierta que sin la luz no hay vidá. Y consiste en que el racionalismo luminoso del si- * glo xix no pasa de ser una espantosa contradicción aun consigo mismo, pues la razón , para él, halla por sí sola todas las verdades siendo así que no se da una razón subsistente universal, y la razón" en cada indivi­ duo, tan menguada vive, que según el testimonio*propio de la conciencia, lo ignorado supera en grado máximo á lo muy exiguo, que conocemos, Y si el-racionalista grita des^forada-

mente entonando losírm nfos de la ciencia de la razón , np se alcanza que alguien acepta el nombre de ciencia allí donde sólo existe el caos , !a con­ fusión. Si no hay ofra cosa que lo obser­ vado por el empirismo en la natura­ leza física, ¿quién autoriza al racio­ nalista para que divinice á la razón? La razón universal aún se guarda en­ tre los entes imaginarios, según él quiere que la concibamos, y aun cuando en la concepción pudiera dar­ se, de ello á que en la realidad exista, el salto no deja de ser larguísimo. Para el racionalismo no queda otra divinidad que el mismo racionalismo. Una de las obras qué revelan ma­ yor fuerza de inteligencia es la del célebre Laurent, L a Historia de la Humanidad, y á pesar del poderoso talento de tan esclarecido autor, aun­ que camine por senderos torcidos, al querer arrancar de la ley histórica á la Providencia, y negar lo divino, se

hunde eft contradicciones de monu­ mental relieve, asperezas que no pulverizan el abundantísimo caudal de los conocimientos que manifiesta el escritor belga. La vigorosa inteligencia de Strauss no consiguió quitar ni una tilde de los Evangelios; ñi las bellezas poéti­ cas de Renán ocultan los corpulentos culebrones que en sus bocas llevan textos corrompidos. Traté esta cues­ tión al detalle viviendo el malaven­ turado autor de la obra, que tituló, Vida de Jesús. No he de reprodu­ cirlo ahora. Renán, que escribió sus obras con tendencia judaica, en nada pudo aminorar el mérito de los Evan­ gelistas. Los racionalistas españoles no figu­ ran entre los racionalistas racionales.* se suman entre los racionalistas de raciones: se racionan según las cir­ cunstancias, siguiendo el plan del mesticismo gnóstico, qué es la herejía reinante hoy en España.

Yo no parto más que de un hecho. Nadie ha negado y nadie ha proba­ do el valor no histórico de los Evan­ gelios. Este sólo dato basta para admitir necesariamente la divinidad de Jesucristo. Naturalmente. ¡Como que están impregnados de la inspi­ ración divina! Escritos> al parecer, tan sencillos dando cuenta de la vida de un hombre >sin atavíos literarios, ¿cómo es que vencen á los siglos? ¿Qué hay en ellos además de su con­ tenido? ¿Y qué sabio ó sábiós han podido ofrecer al mundo otros escri­ tos como los dé tres humildes pesca­ dores y el discípulo de San Pablo ? Tampoco ha negado alguno, al menos que yo sepa y conozca los fundamentos de su negación, el que Jesucristo nos enseñara á orar con la Oración llamada Dom inical Nadie ha objetado hasta el día cosa algu­ na negándole la pertenencia del Ser­ món de la Montaña, Pues bien; sien­ do Jesucristo el autor de la Oración

dominical, por ¿sto sólo se prüeba que no fué hombre puro, sino el Hijo de Dios Vivo, encarnado en María Virgen. Tan hermosos, tan sublimes, tan divinos pensamientos bastan ellos solos para ablandar bloques de dia­ mantes que no sean tenaces judíos ó anemométricos racionalistas. En am­ bas producciones están contenidas toda la ciencia para el corazón, toda" la ciencia para el entendimiento y toda la ciencia para la voluntad, y úni­ ca y necesaria para la felicidad del hojnbre en la tierra y en el cielo, y para dicha de las sociedades en el mundo. Y un puro hombre no pudo nunca encerraren tan pocas palabras (nucho más de lo que han encerrado todas las legisladas en el inmenso cau­ dal existente de leyes, desde el prin­ cipio de la ley escrita hasta nuestros días, ¿Y en qué libró religioso del poli* teismo y monoteísmo, pagano y ju­ dío, se ha encontrado Ó se encuentra (16 )

*

una oración como la dominical? En ninguno* ¿Cómo, pues, de Jesucristo,. si hubiera sido puro hombre, sin que asistiera á ninguna enseñanza dada por famosísimos sabios, pudo brotar doctrina tán excepcional ?El corazón, la inteligencia y la voluntad del hom­ bre en Jesucristo palpitaba, pensaba y quería con una subsistencia divina, con la subsistencia dei Verbo, al ter­ minar la naturaleza humana perfec­ cionándola. Cristo al enseñar á los Apóstoles á orar, quiso al mismo tiempo dejar con la fórmula de la oración un testi­ monio de su divinidad. La oración dominical y las Ochó Bienaventuran­ zas, son lós dos grandes milagros de la inteligencia de Cristo. Pad r e nuestr o que estás en los CIELOS, SANTIFICADO SEA EL TU NOM­ BRE, VÉNGANOS EL TU REINO, HÁGASE TU VOLUNTAD ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL

CIELO* E l

PAN NUESTRO DE

Ca d a p í a d á n o s l e h o y y p e r d ó n a ­ nos

NUESTRAS DEUDAS ASÍ COMO NOS­

OTROS PERDONAMOS Á NUESTROS DEU­ DORES , Y NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN MAS LIBRADOS DE TODO m a l. A m é n .

.■

Padre nuestro,— Padre de todo el linaje humano. De donde se despren­ de que todos los hombres somos hermanos. ¡Qué sana y qué hermosa la fraternidad universal en ' Dios anunciada por Cristo que la estable­ ció, mucho antes, que la impiedad proclamase la fraternidad, según el pensamiento moderno! Padre de to­ dos,, en verdad, porque de él hemos obtenido la luz de la naturaleza; por Cristo contamos con la luz de la gra­ cia; y por Cristo se obtiene — dada también nuestra cooperación,— la luz de la gloria. Padre Nuestro, sí; por aquello de « Hagamos al Hombre á imagen y semejanza nuestra», no de su misma substancia, ni identificado (18)

Pa d r e

Nuestro

con el Creador... Sea una imagen, pero no exácta tampoco, sino apro­ ximada, que se parezca en algo. Sea la naturaleza humana así como un reflejo de la naturaleza divina. Ten­ ga un espíritu propio, llamado alma, singular en cada hombre, no un espí^ ritu universal humano, como forma substancial de cada cuerpo. Goce de inteligencia-entendimiento— como el Padre tiene su Verbo, su inteligen­ cia, su entendimiento; tenga su vo­ luntad, su querer, su amor,, como el Padre tiene su Espíritu Santo. Ten­ ga el alma memoria, en cüanto uni~ da al cuerpo, manifestando sucesión, recuerdo de las cosas pasadas, por haber salido á la nada en el tiempo; y de este modo el hombre, por razón de su espíritu, es la imagen de la San­ tísima Trinidad, por la unidad espi­ ritual de substancias, con sus facul­ tades, entendimiento y voluntad, si bien con los actos sucesivos de en­ tender y querer y con los de recpr-

dar que han de ser así en el espíritu humano, por razón de su contingen­ cia, revela lo eterno, posesión total y simultánea dé una vida intermina­ ble qué á toda la diyinidád corres­ ponde. Y como el hombre, dentro del plan divinó, no es otra cosa que un reducido compendio de ta Crea­ ción, con su cuerpo y con la unión de éste al alma, resulta la semejanza con la divinidad en cuanto que el hombre, ser compuesto en sí, reúne lo más aquilatado de la representación de los tipos de los seres creados que existen con la inteligencia divina desdela eter­ nidad* Y esto sólo responde al paso de la Creación, del ser al no sér, sin fijarnos en el mundo de la gracia. Que estás en los cielos.*— Conviene que él racionalista se fije en el texto griego para que comprenda mejor el sentido de lo expresado por el Evan­ gelista San Mateo 1. David había 1

O lv TO'-S G&pOCVG?)

dicho en el Salmo

c x x i-i

: An

te le -

VÁVI 0CUL0S MEOS QUI HABITAS

IN '

c c e l i s : A tí qué habitas en los cielos levanté mis ojos; y en el x-5, D o m iNUS IN TEMPLO SANCTO SUO. ÜOMINUS

E l Señor en su santo templo. E l Señor en el cielo su asiento. Como se ve, y por otros muchísimos lugares de la Biblia, se cáerá en la cuenta^ lo mismo cieloy , que cielos, se toman frecuentísimamente en el sentido de lugar ocupa­ do por Dios* Y que lo significado por cielo es algo diferente del mismo Dios y que no es eterno, se deduce de las primeras palabras del Génesis in c í e l o , s e d e s e jü s :

IN PRINCIPIO CREAVIT D eü S

COELUM

E n el principio creo Dios el cielo y la tierra. Quien crea, existe con anterioridad á lo creado* Dios, pues, no estuvo en el cielo an­ tes de la Creación. Cíelo, cielos, equivale generalmente á espacio, es­ pacios. Después de la creación de los Ángeles, sucedióse el acto de crear et

te rra m :

(»)■

por parte de Dios, lo que podemos llamar el Kosmos, la universalidad mundana, y es claro: por la inmen­ sidad divina y según los modos de manifestarse que la misma inmensi­ dad posee, iba estando en todo por esencia, presencia y potencia. En el versículo 7.0 del mismo capí­ tulo 1 del Génesis, se consigna, que, Dios hizo el firmamento, y en el 8,° se nos enseña, qüeal tal firmamento le llamó, Cielo, Este cielo ó firma­ mento ya es de menor extensión que el señalado en el versículo 1 ,°, pues­ to que se halla limitado al lugar por el que los astros llevan sus marchas triunfales. Así se puede leer en el versículo 14, capítulo 1, F i a n t lu m i­ n a r i a 12* FIRMAMENTO CCEL1: Sean hechos los cuerpos luminosos en e lfir mamenio del cielo, Génesis, 1-14. Firmamentoy pues, no abarca tanto como cielo. El Apóstol y Evangelista San Ma­ teo, dice en nombre de Jesucristo: {u)

Padre nuestro el de en los cielos. Esdras, Tobías y Judíth, le solían llamar Dios del cielo. E l Deuteronomio con­ tiene que, el cielo es del Señor tü Dios y el Cielo del cielo, x-14. Pero David , Salmo c x i í - 4 , canta: S u p e r c o e lo s g l o r i a e ju s. Por encima de los cielosr su gloria; concordando con el admirable pensamiento de Job: E x c e l s i o r c c e lo e s t . . . p r o fu n DIOR INFERNO... LONGIOR TERRA MEN­ SURA EJUS ET LATIOR MARI. Más excélsoque el cielo (Dios)... más pro­ fundo que el infierno, su medida de mayor longitud que la tierra y 'más ancho que el mar [xi-8 y 9]. Cristo con la sencilla expresión, que estás en los cielos, indicó la naturaleza divina, toda en todas partes y en cada una de cuanto se halla en la Creación. ¿Cómo, pues, una persona humana pura, con dos sencillas palabras, p u d o explicar todo el conjuntó de las eos* mogonías y todo el conjunto q u e forma Dios con sus obras? Imposible*

Quien así se expresó' recogiendo lo dicho por todo el Antiguo Testa­ mento, y remontándose mucho más allá que todos los Profetas, y salién­ dose del límite de lá Creación, no podía ser sino quien con el Señor fundamentó la tiérra é hizo estables los cielos; el poseído por el Señor desde los comienzos de sus caminos, aun antes que sé realizara la Crea­ ción; el que desde la eternidad entró eh la ordenación divina, y fué mucho antes de la existencia de la tierra* Ni los abismos existían cuando él fué concebido, no habían brotado las fuentes, ni los. montes estaban con toda su pesada mole; el que estaba presente al preparar los cielos y col­ gaba los cimientos de la tierra. Él, en cuanto Verbo, más tarde unido á la naturaleza humana > dando á esta subsistencia al ser unida á la natura­ leza divina. Dios se halla dentro y fuera de la Creación: dentro, llenándola; fuera,

rodeándola / y de tal modo circun­ da que. al mismo tiempo penetra. Está dentro de todas: las cosas, pero encerrado; está fuera de todas las cosas, pero no excluido; y así está dentro, que ni hay nada que por él no sea con tenido, y así está fuera que con su inmensidad todas las co­ sas abarca, Cuando se dice ser exte­ rior, se significa la Creación, y cuan­ do interno, se demuestra que todo lo gobierna. Y , por lo tanto, no llena Dios el cielo y la tierra de modo que ambas cosas le encierren, sino que el cielo y la tierra son, más bien, contenidos, sin identificarse?en DÍo$, Y siendo uno en todas partes, en to­ das partes está íntegro. Así se ex-' presa admirablemente nuestro Tajón al tratar de la inmensidad de Dios. [Risco: España Sagrada, tomo xxxi.] Santificado sea el tú nombre.— No se ha, conocido un pueblo que no haya dado á la divinidad diferentes nombres* Pero ninguno corresponde

adecuadamente á la esencia, á la na­ turaleza divina. La divinidad, en sí misma, con su eternidad, omnipoten­ cia é inmensidad, ningún nombre necesita „para denominarse y llamar­ se á sí misma. Por las relaciones y procesiones: divinas decimos, mirando á lo que la Fe nos ensena acerca de la Santí­ sima Trinidad, Padre> Hijo y Espí­ ritu Santo, Ascendiendo gradualmente desde los efectos á las causas, Con otros nombres señalamos ó las acciones ó los atributos de Dios, y esto sin an­ dar por el dominio dé la gracia, y ateniéndonos á la filosofía pura. Un nombre tuviéronlos antiguos del Tes­ tamento Viejo, nombre Inefable y que al ser pronunciado solemnemente en la fiesta de la Expiación, cuando el Sumo Sacerdote imponía las manos sobre las víctimas, cuantos asistían al acto, después de oírle; todos se echa­ ban á tierra, en señal de profundí(26)

sima veneración. El nombre dado por Diosa Moisés, Yo soy el que soy, es más bien un modo de explicar y de­ clarar la naturaleza divina, por lo que Moisés conocía de los seres contin­ gentes. Estos proceden de otro. Dios tiene en sí mismo la razón de su exis­ tencia. Según el Génesis, cap, iv-26, Enós empezó á invocar el nombre del Señor: Jéhovah, pone el texto hebreo, el mismo que era pronun­ ciado en la fiesta de la Expiación. En el mismo libro del Génesis, capí­ tulos xvi y x v n , versículos 13 y 1, Sara llama á Dios E l y el mismo nombre oye de Dios Abram antes de ser llamado Abraham. Unense lo& términos, E l Sadai, como E l Jehovah, Éxodo, vi-22. Otros nombres quedan: Eloim y Adonai, De todos modos, Cristo prescinde de ellos y dice P a d r e , como creador del mun­ do y centro del orden Sobrenatural Padre del mundo kósmico y del mun-

do espiritual.' Santificado sea el tu nombre. Los cielos refieren la gloria de Dios/ No es que necesite el nom­ bre de Dios que nosotros le hagamos santo, sino que como á santopié ado­ remos, puesto que en Dios el nom­ bre y . su esencia son lo mismo, Sanctus, Sanctus, Sanctüs, dominus Deus Sabaoth, pleni sunt cmli et térra majestatis gloria tuce; Vénganos el tu reino.— -Cristo que en cuanto Verbo tomó parte en todo en la Creación, revela en esta peti­ ción, su naturaleza divina. No es reminiscencia el reino que Cristo pide de los reinos de ultratumba de egip­ cios y griegos. El reino que pide es el de Dios : Tu reino. La ley eterna/ y la ley natural dirigen el mundo y las conciencias. Cristo venía á esta­ blecer la ley de gracia por la Reden­ ción, con el beneplácito del Padre. Todo ello compone el reino del Eterno. ¿Qué filósofo antiguo indicó el reino de Dios en la tierra, para que (» 8 )

los hombres reinaron después en el cielo? Así que procede de un modo milagroso la siguiente petición:H á­ gase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Lo mismo que ¿n el cielo se hace la voluntad de Dios> que así cumplida en la tierra sea. En los cielos, los espíritus bien­ aventurados no se apartan ni un ápi­ ce del querer divino. Todos los se­ res, que dentro del firmamento se mueven, llevan /sus trayectorias y caminos según lo que Dios tra­ zado tiene desde la Eternidad. El plan divino para los seres inertes é irracionales se desenvuelve de un modo rigurosísimo. A l hombre lé deja libre, para que sin poderse apar­ tar de las leyes físicas, se acomode ó no se acomode al reino de Dios, y cuando opta por lo segundo, el hom­ bre sólo se condena. No consiste solamente, el reino de Dios en la ' constitución material del mundo, pues principalmente reside en la ar­ to)

monía y concordia de todas las volun­ tades, acercándose á Dios, y dentro del estado actual empapándose de la divina gracia. Por eso dijo, E l reino de D ios, no el reino de otro cual­ quiera, y por esto se explica admira­ blemente aquello de, S e r v i r e Deo r e g n a r e e s t , E l servir á Dios es reinar, con tanta destreza y sabidu­ ría explicado por el P. Tapárelli en E l Ensayo de Derecho natural. E l pan nuestro de cada día, dá­ nosle hoy.— El pan pide nuestra naturaleza física, material; el pan que pide nuestra naturaleza espiritual, dánosle* Sin el concurso de Dios, sin !a conservación, dejaríamos de exis­ tir; si por nuestras solas fuerzas no vivimos, ¿cómo con nuestras solas fuerzas nos sustentaremos? ¿Quelos frutos de la tierra los recogemos á medida de nuestro deseo? ¿El auxi­ lio divino ha de caer en nosotros sin determinación deliberada de parte de Dios? ¿No necesita el alma riego de 0 °)

ninguna clase y ella por sí sola se cree suficiente para llenar el fin que en Ja Creación se la ha impuesto? Creados, á cada instante necesitamos de la conservación; Cristo nos ense­ ña, pues, que no olvidemos la pre­ sencia de Dios, que nos sustenta. Dánosle hoy, sí, á cada momento, de lo contrario, pereceremos; y el pan de cada día, pues ni un día podemos pasar sin éL Y perdónanos meestras deudas así como nosotros perdonamos á nuestros deudores.—A. Iay deudas en el orden material; hay deudas en el orden moral. Al decirnos Cristo, que se nos perdone, según nosotros haya­ mos perdonado, hace referencia al reino del Padre, que antes hemos pe­ dido que á nos venga. Que vivimos de prestado es una verdad irrebatible, y por lo tanto, cuando todo se lo de­ bemos á Dios, ¿por qué á los deudo­ res nuestros les hemos de negar lo que á nosotros se nos concede ? Los

Mandamientos de la Ley de Pios nos enseñan y ordenan que amemos al pró­ jimo lo mismo que á nosotros. «Per!dónales. Señor, dijo Cristo, en la Cruz, pues no saben lo qué hacen». Conviene que al fijarse en las palabras de Cristo Jesús, tanto en las de^ la Oración dominical como en todas las demás de que nos dan cuenta los Evangelios, no las consi­ deremos aisladas de las prescripcio­ nes de la Antigua Ley. Siempre se encuentra en todas ellas una alusión más ó menos directa, pero siempre implícita. A sí, dando á sus dichos un doble sentido, iba abriendo de­ lante del camino de la Ley de Moi­ sés, ya cercana á su fin, el camino de la gracia, lleno de resplandores de la luz de la misma, para ir subiendo ¡foco á poco á engolfarse en el inmen ­ so mundo de la luz de la gloría. Perdónanos así como nosotros perdonamos. Si no perdonamos á nues­ tro hermano la deuda de respeto, de

amor, veneración y adoración qué para con Dios tenemos, nunca podrá ser cumplida, nunca podrá ser resca­ tada, y hacemos gala con tal con­ ducta de no considerar á Dios como Padre. Y no nos dejes caer en la tentación. — Las tentaciones brotan de una mala voluntad, propia ó ajena. Dios podrá dejar á uno en el desamparo, pero á ninguno positivamente empu­ ja hacia el mal. Una voluntad bien dispuesta y tenaz en el bien, aunque todas las desgracias se precipiten sobre nosotros, vale más que to­ das las murallas de bronce de resis* tencia máxima. Dios ayuda á los que de él sé fían y á él se entregan, sin preocuparse ni de las dobleces de los hipócritas ni de las inquinas de los qué apenas si sienten los movimientos del corazón, porque la envidia se los ha tostado. Sé haii constituido á sí mismos dioses y no pasan de la clase dé esclavos s qué el «j

(33 )

odio y lá ambición sujetan. Gaen en la tentación. Cristo, al enseñarnos la Oración dominical\ proclamó lá fraternidad en el orden natural y en. el de la gracia, al pedir el perdón de las deudas; y sobre todo, , cuando él sobre la .cruz las iba á borrar luego que hubiese llegado el tiempo de la Pasión. Así, limpios de toda culpa, ca­ yendo la gracia como rocío, el alma auxiliada por el Eterno se hallaría libre de toda caída. De este modo la vanagloria, el orgullo y la ambición tropiezan siempre con la puerta ce­ rrada, y los hombres en los que Ja vanagloria , el orgullo y la ambición se entronizan no pasan de sermóntones de carne humana, más ó me­ nos abultados, pero de los que se apartan todos cuantos no pasan la vida revolcándose en el cieno. Mas líbranos de mal,— Cristo, con la palabra m al, quiso indicar no sólo el mal sino su causa efectiva, Al ha(3+)

blar así no se apartaba de las teogo­ nias de lá Siria, de Persiáyde Egip­ to. Destruyó tan sencillamente lo que habían de predicar los Maniqueos, El mal radica en el espíritu desobe­ diente; desobedeció el ángel é indu­ jo después á los primeros padres del género humano para que no hicie­ sen caso del mandato de Dios, y por el pecado cayó la muerte en el mundo. Líbranos de mal: primero , de las insinuaciones y acometidas de Lucifer, y después de las punibles condescendencias de nuestra volun­ tad. Nuestro consentimiento en , 16 malo es la única causa de nuestra perdición. Pero como no podemos nosotros solos sin el auxilio divino salir triunfantes contra nuestros ene­ migos, debemos acudir al que lanza á los poderosos, de sus tronos y exal­ ta á los humildes, al que tiene el mundo én su mano lo mismo que un nido de inocentes avecillas, al que

en el principio creó el cielo y la tierra. Líbranos de todo mal, ayudándo­ nos para consolidar nuestra voluntad en el bien y para que nuestro enten­ dimiento no se aparte nunca de la verdad. Líbranos de mal, de los que arrimados á los manteles de los tro­ nos y de los altares, en su abundan­ cia material, no piensan en otra cosa que en explotar las santas creencias para, enriqueciéndose, arruinar los pueblos y las naciones. Hombres de tal calaña, lanzados fueron del tem­ plo á latigazos por el mismo Cristo. Linaje de víboras envenenan á los que les alimentan. Cristo nos enseñó que huyéramos del hipócrita, porque esté sería llamado aún por los pue­ blos bárbaros finísim o escremento del espíritu maligno. Transciende mu­ cho y se le conoce tan pronto como dando la espalda al Santuario va dis­ parado al Tesoro. En ellos se fer­ mentan las catástrofes, no sólo para (36)

las familias, sino para los Imperios y Monarquías. Guay de los que no se pongan, en tiempo oportuno, á salvo de ellos. Líbranos de maL Con ayuda de Dios nada consigue el mal Espíritu. Con ayuda de Dios, la voluntad se endereza al bien y la inteligencia á la verdad; con la ayu­ da de Dios nos precavemos de los falsos profetas, de aquellos que de­ fendían el Arca Santa al suponerla en manos enemigas, pero que des­ pués, llamados imprudentemente para guardarla, la entregaron al poder de los Filisteos por lo granado de los servicios. Tocaban trompetas de in­ dignación al no suponer inmaculados á sus custodios, pero querían com­ prar lo que á Simón Mago le fue ne­ gado y que le acarreó la perdición. A seres tan miserables les señala el mundo con el dedo. Líbranos de maL Sálvanos de nuestros pecados cuan­ do arrepentidos á tí acudamos. Amén*— Significa cumplimiento de

ún deseo: aprobación de cuanto se haya dicho, oído ú hecho, y princi­ palmente una absoluta conformidad con la voluntad de Dios. Amén .— Así sea. Ahora bien: una oración de tan reducidos términos, dicha y enseña­ da por un hombre , que recoge en ella todo cuanto necesita la Creación pata ito salirse de sus senderos y cumplir el plan divino, que encierra cuanto las voluntades humanas han de apetecer para que sus actos libres sean meritorios y lleguen á unirse con el Acto Purísimo, Dios; una ora­ ción que encierra entre sus reducidos límites toda la L ey de Moisés y cuan­ to de la L ey natural se encuentra en el Egipto, en Asiría, en la India, en Persia, en Grecia y Roma; una ora­ ción entregada, para orar, por un hombre, el hijo de un carpintero, sin estudios y sin que figurara entre los grandes sabios de la época, porque con ellos asistiera á sus deliberacio13*)

nes y - que condensa la voz de la Creación, que á los pies del Padre se pone, ¿nó es la Oración de un hombre que enseña al pueblo á que levante la v o z, porque ha compren­ dido al Padre autor de ella? * ¡Qué mayor milagro que la Ora­ ción dominical! Recorran todos los racionalistas cuantas literaturas co­ nozcan y dénnos una Oración como la que nos ha conservado San Mateo, y que la Iglesia guarda. ¿El que da de sí más de lo que el mundo pro­ duce, es solo del mundo ? Vése, pues, que la sola Oración dominical prueba también la divini­ dad de Jesucristo. Como que Cristo además de ser Camino que conduce al Padre es la Verdad del Padre.

SÍ ?

Teresa

de

Je s ú s .

VERDAD

verdad ¿qué es?, pregun­ tó Pila tos á Jesús cuando le tuvo en su presencia. A la cuenta el famoso romano había sido educado por los escépticos; no cree­ ría en la realidad de las cosas t to­ mando lo existente á modo de apa­ riencias y vanas apariencias, contra­ diciéndose á sí mismo, pues al menos se daba por entendido acerca de la realidad de su existencia y de su cargo. No obstante T sírvenos como tes­ tigo de la - realidad de Cristo, aun cuando para él no fuerza más que un A

í*i)

hombre cualquiera y no viese en él toda la verdad, j D e aquí prócede que cuantos se ponen á combatir á Cristo no llevan su intención á negarle su existencia real entre los hombres, y en las re­ giones de la Judea, Limítanse.á cer­ cenarle la extensión que en el orden de los seres le corresponde. Y o no me explico ni la conducta científica ni la conducta lógica de muchos sabios y filósofos que, ate­ nidos á lo que sus entendimientos alcanzan, categóricamente afirman'no existir otras verdades que las reco­ nocidas por ellos, de donde resulta­ ría una negación completa del valor real del entendimiento de los demás, puesto que loé entendimientos de los tales sabios y de tales filósofos serían los únicos orígenes de las verdades para la humanidad. El entendimiento humano carece de fuerza para crear verdades. El entendimiento, puede llegar á descubrirlas, y de hegho las

descubre dentro del campo de su acción propia y adecuada, Y con las descubiertas por él mis-, m o, y con las adquiridas ó con estas últimas solas, hábilmente, dispuestas y encadenadas, puede ir ascendiendo, puede aumentar el tesoro intelectual, que se ha de reducir á tesoro espe­ culativo ó á tesoro práctico, ó á 'te ­ soro, especulativo y práctico. Tampoco se me alcanza el modo de proceder de los que recogiéndose — según ellos se expresan— en el sa­ grario ó templo de la conciencia, si* guen acto á acto todo cuanto ellos notan y estudian, paria después, aban­ donando el recinto interno propio, im­ poner á los demás sus visiones obser­ vadas— eso sí— vanagloriándose de no matar en la humanidad la libertad del pensamiento individual, contra­ dicción de"no pequeño tamaño para no ser vista. .Pasar de lo particular á lo general, no entrar en el cuadro de la bien dispuesta lógica.

ellos se forman un mundo, un kosmos, sin más Dios que la conciencia de tan singulares y peregrinos pensado­ res* Se han olvidado de que antes de nacer ellos ya existía el mundo, y no han pensado que sus lucubra­ ciones ño cortan el paso á ia muerte cuando vaya en su busca. Sabios que así piensan, y supo neta al mundo entregado á sí mismo, no saben que fué Jesucristo, á pesar de haber venido á estar entre los suyos, los suyos no le recibieron. ¿ Qué es la verdad ? Cristo lo dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida.» Luego la verdad es Cristo. In principio e r a t Verbum, e t VjerBUM ERAT APUD D eUM ET D eüS ERAT Verbum. E n el principio era el Ver­ bo y el Verbo estaba en Dios y Dios era el Verbo. OMNIA PER IPSUM FACTA SUNT ET SINE. IPS0 FACTUM EST NIHIL QUOD factum EST.' Todas las cosas han sido hechas por él, y sin él ninguna

cosa ha sido hecha. Antes de proce­ der de Dios (no trato con ateos) to­ das las criaturas de la Creación en el primer instante del tiem po, conce­ bimos nosotros, allá en la eternidad y en ésta, en su principio, suponien­ do que le tenga según nuestro, modo de entender, otra procesión que fué interna en Dios, y por la cual el Hijo respecto del Padre y el Espíritu San­ to respecto del Padre y del Hijo, procedieron. El Verbo, consustan­ cial al Padre, sú sabiduría subsisten­ te, y por el cual ha llegado á la rea­ lidad cuanto existe; y cuanto ha de existir por él ha de ser. Existiendo en la esencia divina to­ dos los tipos de los seres producidos y producibles, Dios con su inteli­ gencia los comprende con su Verbo, y según los cuales constituyó y se­ guirá constituyendo toda la Creación. Y como Dios es la verdad absoluta, verdad que mide todo cuanto ha existido y existirá, pues la verdad (46)

real de la . criatura ho puede sepa­ rarse del tipo que en la esencia divi­ na preexiste y que ej Verbo poseet el Verbo la comprende, y siendo de la misma naturaleza que el Padre y su inteligencia, el Verbo es también la verdad real subsistente. Dios es trino en Personas y uno en natura­ leza. Según que todo el Padre está en el Hijo y en el Espíritu Santo; todo el Hijo en el Padre y el Espíri­ tu Santo, y todo el Espíritu Santo en el Padre y en el Hijo; ninguno de ellos se encuentra fuera de los otros, puesto que ninguno cuenta más eter­ nidad, ni es superior en grandeza ó excede en majestad; porque en cuan­ to á la necesidad de naturaleza, ni el Padre és anterior ó mejor que el Hijo y el Espíritu Santo, ni la eter­ nidad ni inmensidad del Hijo fueron antes, ni en etérnidad ni en inmen­ sidad pudo el Espíritu Santo ser pri­ mero. [San Fulgencio De Fide , capí­ tulo i,]

Determinada, pues, la verdad de la Creación en el Verbo y por el V erbo, aparte lo que podemos lla­ mar seres materiales y que forman el mundo ó kosmos intelectual; de­ jando también á un lado la Creación angélica, fijémonos en una criatura compuesta de materia y espíritu, que no es ni espíritu puro ni materia pura, sino un compuesto de materia y forma substancial, forma mediante 3a cual, espontáneamente y con ple­ na libertad, ejecuta sus actos. El hom­ bre, espíritu y materia, es obra de D ios, en la que sintetizó toda la na­ turaleza creada. Pero conviene tener en cuenta una cosa: lo contingente no puede sostenerse por. sí mismo. Aun cuando atesore el mayor núme­ ro posible de perfecciones, caerá por ' sí solo desde el instante en que se vea abandonado. Y a sea ángel, ya hombre, si pagándose de sí mismo olvida que por gracia existe, y que él, sin auxilio superior, se basta para {48)

determinarse á obrar, como esta sola determinación ya envuelve soberbia é independencia de parte del que pro­ cede, rota la relación de superioridad, cae en desobediencia, y así desciende al punto el castigo, Tal sucedió, contando además con el precepto roto que Dios en el Pa­ raíso diera, con la caída de los án­ geles y del primer hombre. Cayó la naturaleza angélica, espiritual pura, cayó la naturaleza humana, natura­ leza mixta; cada una por separarse, á su modo, de Dios , y así nació el mal de la culpa en los ángeles y en los hombres, y causado por ellos mismos, sin influencia extraña en los primeros, con la de éstos en el se­ gundo, y por lo cual se disminuyó la verdad en el género humano, excepcionales, proporcionadas me­ diante la realidad y eficacia de la gracia. No solamente se contrapesan el mal moral y la gracia, sino que ésta, para el que la posee y sabe con-

Servarla y dárla creces y con tino y áciertó emplearla, va caminó dere­ cho de lá verdad en manos de los ángeles á la Bienaventuranza. La gracia es la semilla de la gloría. ¿Y cómo esto? Y o bien quisiera no pecar por difuso, aun cuando se­ guro estoy que no divago; pero me hará gracia el lector de su amabili­ dad en obsequio de los sabios del día, que ven en los descubrimientos algo así como así que brama contra el catolicismo en sus dogmas, y por lo que se nos llama obscurantistas y se nos echa de los sanedrines de sus templos y sinagogas. No. Lo digo muy claro. Los que tal profesen no saben ni lo elemental de la Arqueo­ logía. No es esta tema del saber humano más que una fuente históri­ ca de incalculable extensión. Comprende en su concepto cuanto se refiere á las edades pasadas, or­ ganizadas en secciones varias, ó bien abarca los restos materiales que aún ( 5°)

quedan del cuerpo humana ó las manifestaciones todas del hombre, sus lenguas, sus escrituras, sus códi­ gos, sus rituales, sus artes, etc., etc., siempre del hombre y para el hom­ bre, ya en el mundo, ya relacionado con la divinidad. La arqueología exa­ mina, estudia y clasifica por series cronológicas, todas las producciones de la mano y de la inteligencia del sér racional, no para contentarse con ello sólo, sino para levantar los her­ mosos edificios materiales é intelec­ tuales y religiosos y artísticos de las civilizaciones pasadas. La arqueología, por lo tanto, no encierra en sí misma la finalidad propia de una ciencia. Necesita de todas las ciencias para ser completa respecto de la resurrección que pre­ para de pueblos hoy ya muertos. Véase, pues, cuánto se necesita para ser arqueólogo de veras* Pues bien; cuantos instrumentos de autenticidad irrecusable nos ha

devuelto el Egipto, con sus Iejrendas y con sus representaciones, tunabas y templos, etc., etc., nos enseñan que en aquel pueblo hubo dos reli­ giones: una secreta, otra pública; la segunda grosera en extremo; la priñiera, aunque algo purificada, natu­ ralista en sumo grado. L a primera triada que conocemos, en la época del protestante Menes, es menos ma­ terial que la triada tebaiia, y ésta, á su vez, menos que la postrimera. Dándose, en sentido inverso, un fenómeno que llamaré psicológico, de excepcional importancia, pues desde la época Menfita en sus primeros al­ bores, viene poco á poco espiritua­ lizándose, permítaseme la expresión, más y más la idea del alma delhombre, mientras que, por el contrario, se materializaba mas y más la idea de la divinidad. No sé si los egiptó­ logos extranjeros habrán parado atención en este fenómeno: los espa­ ñoles no le conocen, al menos no le

han revelado, aunque no sé en don­ de se guardan nuestros egiptólogos, pues no los encuentro. Y la prueba de lo que voy diciendo raya en ele,gante, según el lenguaje matemá­ tico, siempre que se trata de la de­ mostración de un teorema ó de lacompro báción de un problema, por su brevedad v claridad. En efecto: examínense en su sig­ nificación los nombres de las divini­ dades egipcias, desde el nombre más antiguo hasta los últimos que se con­ servan en las escrituras coptas 1. Estudíense los vocablos pertene­ cientes al hombre respecto de un sér de ultratumba, y el resultado coro­ nará nuestros deseos. Groseros por materiales en extremo los de las divi­ nidades en las postrimerías del p.ue-

1 Como no permite ía condición de esta obra la inserción de las leyendas y cíe sus tráducciones-— publicadas las tenemos en otra parte— aquí sintetizamos solamente,

blo del Nilo, y eminentemente espi­ ritual el de la fórmula esencial del difunto, tanto que supera al Logos de Platón, pero que no llega al L o­ gos de San Juan y se acerca al ¡Lo­ gos judío, al de Filón. No es la reli­ gión secreta de los egipcios * su pro­ pia religión, un bazar de la Unión lleno de muñecas vistas á la luz de las lámparas, no, va más alta; y como el vulgo no la entendía, la con­ virtió en ajos y cebollas. Ridiculizóla con perros y g ato s; matóla con las composiciones híbridas, no para ellos, sino para quienes no comprendían lo que bajo representación de tal carác­ ter simbólico se encerraba. Las concepciones, tradiciones y doctrinas que los antepasados de Menes llevaron á las orillas del Nilo desde las regiones de los cuatro ríos asiáticos, de tal modo se ahumaron que en lo substancial se perdieron para los que las veían y no pasaban de lo negro. La idea de la Trinidad, (s+)

allí se ocultaba; y de lo trino pasa­ ron á lo múltiple y lo materializaron. Si bien se conservó el Verbo más ó menos desfigurado» y con encarna­ ción propia, paseándose triunfante, sentado en herniosa y gallarda flor de loto, sobre las ondas del río; aun­ que no el mismo que eptre los plie­ gues del racional del Sumo Sacerdote hebreo, hablaba al pueblo de Israel Cayó todo, después, en un emanatismo grosero: Los caldeos no fueron menos en su teogonia para no contar con un Verbo, componíase aquella dq la Materia, el Verbo y la Providencia. Anón, Bel y Nuah. Corresponde á los primeros oríge­ nes de la Caldea, cuando aún la re­ ligión distaba de ir á colocarse en los Astros; viniendo más tarde el con­ cepto estelar con la segunda triada, Sin (luna), Samas (sol) y (atmósfera). Aunque, al parecer, eptre somíss)

bras, todo esto se halla consignado en el Antiguo Testamento. No em­ pece que el culto en Asiria y Babilo­ nia no fuera de procedencia semítica, por lo que tampoco debe chocar, al que de ello tenga conocimiento, el que los hombres antiguos de las divi­ nidades babilónicas no revelen un tipo que semita sea. Las compenetraciones dé razas en aquellas regiones, poco á poco se van aclarando, y aun dentro del campo del arte se llega á soluciones históri­ cas de excepcional importancia para ir colocando á cada raza y ¿ cada pue­ blo en su lugar, cuando en sus escri­ turas nos han dejado y en sus relie» ves y demás producciones de sus ma­ nos é inteligencia, la llave con la que se abre el campo de la antigüedad. Nos está prohibido entrar ahora, en él; sólo buscamos, por decirlo así, el desdoblamiento en el pensar religioso, para revelará los demás, que también por aquel entonces, junto al (s*)

Eufrates , no se hallaba dormida la idea de un L ogos,— Verdad. La filosofía india, tal claridad des­ pide, que causa maravilla una doc­ trina de tanta elevación, Brahm, substancia infinita y pri­ mera. Viviendo como en una inde­ terminación, despiértase luego, y lle­ gada á Inteligencia determinada» pronuncia un Verbo fecundo, que antecede á todo lo creado. Este Verbo fecundo es Brama, creador„ conformándose á los tipos ejemplares' contenidos en la inteli­ gencia de Brahm. He recordado lo anterior, porque como los griegos elevaron á la perfección cuanto pu­ dieron recoger de los otros, así se encuentra el lector con todos los ele­ mentos á la mano para explicarse las admirables síntesis helénicas, hasta quedar completamente formuladas en 1ÓS escritos de Platón. . El Logos de este filósofo, alcan­ zado con la razón natural, revela un

genio superior; pero el Logosde Pía-, tón, no se pasea por los caminos de la eternidad, ni tampoco oye la voz del abismo que le llama. Las abstrac­ ciones nacen 'del entendimiento hu­ mano, sin prestarlas realidad, y me­ nos subsistencia ni personalidad. El Logos de Platón, si existió en la mente del célebre filósofo, hoy no dura más que en sus escritos. En el Antiguo Testamento y en los Salmos, se leen las siguientes pa­ labras: M i s e r i c o r d i a D o m in i P l e n a EST TERRA. VERBO D

o MINI

CCELI FIR-

m a t í s u n t , (Salmo x x x i i , 5 y ó.) Por el Verbo de Dios se consolidarQn los cielos. Y a tiene el lector puesto á su con­ sideración lo más esencial de las re­ ligiones, inclusa la mosaica, respecto de la* verdad increada. La inteligencia infinita, la palabra del Padre, subsistente; una por el Padre, por naturaleza, y distinta por la persona.

Pues bien; la, introducción dél mal en el mundo por la caída de los án­ geles y del hombre había disminuido en el plan divino el orden de la verdad* Dios guarda en su esencia todas las formas ejemplares de las cosas. Su inteligencia las contempla, y me­ diante ésto, las produce al exterior. D e modo que, así las esencias de las cosas, sus naturalezas, sus exis­ tencias, sus supósitos y sus personas (en el género humano), no pueden pasar de la medida que se encuentra en los tipos eternos. Estos miden la verdad de los seres creados. La ver­ dad de ésto no es más que una par­ ticipación de la verdad divina. Siempre que nosotros imaginamos algo nuevo en sus combinaciones, ya para la industria, ya para las artes, entonces también nosotros medimos la verdad que se encierra en nuestras producciones, en cuanto entidades; pero si estudiamos los seres de la Creación y las producciones de los

otros hombres, nuéstrp entendimiento no puede salirse de lo que estudia; en ello encuentra un limite, y ásí está me­ dido por la verdad de las cosas. No solamente se da verdad en las entidades individuales, sino también en su orden, en sus disposiciones; en suma, en todo el plan divino de la Creación. I Qué es la verdad ? Desequilibrado el orden moral por el mal de la culpa, principalmente por ésta, la Encamación hubo de te­ ner lugar después de cumplidas las setenta semanas de Daniel. E t V e r b o c a r o f a c t u m e s t . Y el Verbo se hizo carne. Sólo con la con­ templación de la Fe se ha de mirar hasta dónde era elevada la humildad de la carne, y hasta dónde se incli­ naba lo elevado de la deidad. ¿Qué será el no obrar la carne sin el Verbo y el Verbo no operar sin la carne; cómo Cristo apareció entre Dios y el hombre para que elevara las cosas or■(> V o y caminando ahora dentro del dogma plara caer más tarde sobre la cienc&i racionalista, positivista ó ma­ terialista; ó sea la /ciencia? de la critica transcendental, sublime, cri­ tica que empieza por desconocer el fundamento de la materia m is m a 1. b

I*'

Hoy krau'sismo y mesticismo" se han fun­ dido t parando en protestantismo doctrinal1

mente.

Lá unión de lá naturaleza divina con la humana en la persona del Verbo, es lo que tenemos por E n ­ carnación. Todos los profetas han dejado, en sus inspiraciones, muy bien marcados todos los caracteres del Mesías. Los testimonios históri­ cos, unidos á la tradición , mas el precioso tesoro de los Evangelios, hablan de la existencia del Salvador, en un todo conforme á lo profetizado; tanto, que la posibilidad de la Encar­ nación se alcanza partiendo del he­ cho, y siempre dentro de la fe, pues­ to que la razón sola no raya tan alto, si bien luego se comprende que no hay argumentos que hagan evidencia ple­ na contra la posibilidad indicada*.. Además, ¿quién pone límites al poder de Dios, cuando no se encuen­ tra oposición ni repugnancia de par­ te de ambas naturalezas, la divina y la humana, para unirse en la perso­ na del Verbo? Realzar á la segunda sin mudanza alguna en la primera,

m

revela además una Expansión de la bondad infinita. Los misterios de nuestra Santa Religión, están sobre la razón, pero no en contra de la misma razón. El Verbo divino, con su omnipo­ tencia, pudo muy bien impedir el que la naturaleza humana tomase su propia subsistencia. Quien hizo el mundo y al hombre, ¿no podía dejar­ la sin existencia en tal criatura ó na­ turaleza creada para que otra subsis­ tencia la terminase? No se puede jdudar. El misterio de la Encarnación y habida cuenta de su propia natura­ leza, se cierne completamente en el cielo de lo sobrenatural; tanto> que ni el ángel de más sabida perfección puede, según su natural entender, conocerle evidentemente; la natura­ leza humana, que no raya tan alta como la angélica, ha de quedarse mucho más atrás en orden al mismo conocimiento.

Dejaría de ser admirable al ser de clara y evidente demostración racio­ nal, y Dios bien puede realizar lo que nosotros no podremos, natural­ mente , comprender. Aun cuando llegáramos á darnos cuenta de toda la potencia obediencial de las criatu­ ras, nos faltaría siempre el segundo término, la omnipotencia divina; así que, entender nosotros naturalmente la posibilidad de la Encarnación, no es posible. La revelación y la fe nos la enseñan. ' Por lo tocante á la conveniencia de la Encarnación del Verbo, he de añadir lo siguiente: «Convenía á Dios tal obra, porque con ella patentiza­ ba su sabiduría, su poder y su bon­ dad. ¿Qué más poderoso que la unión de clos extremos tan distantes en­ tre sí? Gran poder se encuentra en la unión de elementos desiguales; ma­ yor aparece la unión de los mismos con el espíritu creado, y máximo re(«♦ >

sulta tratándose de la unión cón et Espíritu increado. ¿Y qué mayor sabiduría Tque para llegar al complemento del universo, enlazar lo primero con lo último, á Dios, principio de todas las cosas, con la humana naturaleza, que en el orden de la creación, en los seis días, fué él último de los seres que apa­ recieron ? ¡iY puede darse mayor benignidad, mayor bondad que el comunicarse el Creador á las mismas criaturas? Be­ nignidad de suyo grande al unirse con todas, mediante su presencia;, mayor al comunicarse á los buenos mediante la gracia, y máxima al co­ municarse á Cristo hombre, en uni­ dad de persona». A sí habla el Angel d e ja s Escuelas, La (/cienciaP racionalista nos ha quebrantado. Los efectos del torpe krausismó aún queman nuestras en­ trañas. Las aguas del Salvador deben apagar el fuego.

Hemos visto la Verdad en la pro­ cesión interna en las personas divi­ nas, Véámosla en las procesiones ex­ teriores. Contemplando Dios su esencia, co­ nocióla imitable por substancias espi­ rituales, independientes de toda en­ tidad corpórea. Y las creó. Llamólas Angeles. Aparecieron con uná natu­ raleza prestantísima propia y de cons­ titutivos diferentes, según los varia­ dos coros que forman el imperio an­ gélico. Para acercarlos más á sí mismo realzólos con la gracia santificante. Con la creación del A ngel, pues los actos de éste llevan sucesión, nació propiamente él tiempo, y si Moisés en d Génesis, al señalar el origen del mundo, dijo I n p r i n c i p i o , en E i principio , fué con relación al tiempo mundano. ' , Aquellos Espíritus puros creados, caían antes de la desobediencia de los rebeldes, dentro de la L ey Eterna: (ORDINERÍ CONSERVAR! JUBANS PER—

m

-

sin tocar la ley es­ pecial que con respecto á la gracia santificante les dirigiría. El orden angélico, dentro del cual sus accio­ nes se desenvolvieran, orden corre lativo al orden moral y de la gracia nuestro j les impondría obligaciones ajustadas á la verdad del plan divino para la creación universal. Y como Dios en sus operaciones exteriores ( a d e x t r a ) procede con-el mismo orden que en las operaciones íntimas ( a d i n t r a ) , si, según nuestro modo de pensar, primero fué el P a ­ dre, htego el Hijo y después e l Espí­ ritu Santo7 es muy conforme, á sana razón (basado el hecho en la fe)r el suponer que los Espíritus Angélicos precedieron en su existencia á la exis­ tencia de la totalidad mundana* A n­ tes, pues, que el Kosmos, serían los Angeles. Cumpliendo las prescrip­ ciones propias de su naturaleza y las añadidas, por'el regalo de la gracia sobre el regaló de la existencia, ajus­ T ukB A R í V é t a n s )

to).

taron su vida á la verdad substancial, á Dios que Ies produjera, confor­ mándose , al obrar, á la verdad del orden, dentro del que moverse de­ bían. No le destrozaron, pero de él se salieron aquellos ángeles que, decla­ rándose libre pensadores, contaron con sus solas fuerzas, y que al verse tan hermosos y elevados, no se fija­ ron ni en su vivir prestado, ni en la gracia s a n tific a n te , liberalísima y abundantemente llovida sobre ellos. Fuera del mar de la gracia, llenóse de tinieblas su entendimiento para el conocer y endureciéndose su voluntad para el maL Sé que algunos agregan los ángeles para completar el mundo. No hallo nada que se oponga á con cederles imperio separado. El mundo para el Hombre, aun cuando los ángeles puedan ejercer y también hechos ejerzan su acción en el mismo. Luego la primera manifestación de

la Verdad exteríormente, fuera de la Trinidad, fué en los ángeles; la más cercana, la más parecida que conoce­ mos y gradual según los grados en las substancias angélicas. La divina esencia es inagotable. Pudo y puede alcanzar muchísimas imitaciones: y así resultó con la crea­ ción de seres inorgánicos; luego con otra más elevada, seres orgánicos, y de entre éstos, unos de vida vegetal, sin movimientos propios de traslación local ni manifestaciones de sentir; otros, ya sintiendo, y de facultad mo­ tora, de lugar; y por último, el com­ puesto de materia y espíritu: el hom­ bre; resultando, después del imperio angélico, el Kosmos para el linaje humano. La imagen de mayor perfec­ ción,, imagen de la divinidad en el mundo, le corresponde al hombre. Hagamos al hombre d imagen y se­ mejanza nuestra, dijo Dios. A imagen, es decir, que tenga es­ píritu, con enteq4inuento y voluntad W

y erx esta libre albedrío; pero imagen no personal\ como .el Verbo Hijo de Dios, sino imagen á semejanza, porque su querer no es ser: porque su pensar no.es esencia, porqué nó alcanza lá verdad de los seres sino mediante la abstracción de las especies de las co­ sas , y no con la sola contemplación de su misma esencia, ni siquiera por ía transmisión de las mismas especies en efluvios por Dios, con independen­ cia dé lo creado, según lo concedido á la naturaleza angélica. L a Ley Eterna comprensiva de los ángeles, cor* motivo mayor comprendió al mundo, saliendo de ella para el Hom­ bre La Ley NaturaL A los constitu­ tivos esenciales del hombre fueron añadidos los poderosos influjos de la gracia sobre las fuerzas naturales, y , en ambos casos siempre con el con­ curso divino. Adam , ál recibir el mandato de D io s, bien sabía el castigo de los ángeles desobedientes , y desobede­ cí?)

c i ódat i dp entrada en el mundo á la muerte. A l comprenderlo, se guardó, lleno de t e m o r y cuando Dios le llamabar para reprenderle y al pre­ sentarse acobardado recelando un ejemplar castigo ; Dios le ofrece la Redención por el Verbo encarnado. Había disminuido la Verdad en el mun­ do. L a Justicia y la elem enta de la Divinidad compenetradas, le salva­ rían. La causa ejemplar de la Crea­ ción universal, en cuanto .Verbo, verdad substancial y subsistente, el Hijo de Dios; la causa efectiva en cuanto naturaleza divina, sería el Redentor; para ser también causa final.El Angel malo, luego que se en­ contró con el hombre en el Paraíso, conoció que era para llenar su hueco, y al engañar á la mujer y ésta al em­ pujar á Adamase pensó, neciamente, que destrozaba el plan de la Provi­ dencia. Se engañp. Permítaseme ha­ blar así. Cuando sin la culpa, sola­ viente pudo verse conocido, en par^? .

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te/ por nosotros hasta dónde llegaba la omnipotencia, sabiduría y bondad de Dios, con ella se abrió camino á Clemencia. El Padre Eterno, pues, anunció á Ádam lo que andando los siglos limpiaría al mundo de su pecado. La Redención por Jesucristo, ó sea el Verbo hecho carne; la Verdad in~ creada unida personalmente á la na­ turaleza humana, ó sea la tercera manifestación de la Verdad: Cristo Jesús. Manifestación de la Verdad íntima, por las procesiones del Hijo y del Espíritu Santo. Manifestación de la Verdad, por el Verbo, en los Espí­ ritus puros opeados. Manifestación de la Verdad por el Verbo y en el V er­ bo ^ mediante el Espíritu Santo por la Encarnación, en Jesucristo. S e me alcanza que mi modo de expresarme lleva en sí una claridad relativa; sin embargo, se me permite valerme de tal lenguaje porque los que combatenT por sistema, la perso(7Z)

tiá de Jesucristo, nos dan un lengua­ je tan embrollado que resalta al pie del claro, muy claro * que nos sirve para exponer nuestras verdades creí' das y las demostradas. Desmenúcense todas las-religiones antiguas hasta la aparición de Cristo. Busquese en ellas el meollo, lo per­ manente, lo invariable, y dígasenos en qué varían de lo substancial con­ signado en el Antiguo Testamento. Fuera de la religión mosaica, sin arrancar lo esencial, dieron impor­ tancia á los accidentes; los envolvió el sensualismo. Ahora todas serán consecuencias de lo expuesto anteriormente. Nece­ sidad de la venida de Cristo, su ca­ rácter personal, su misión y sus resul­ tados. Y todo, reducido á muy pocos términos. A sí se comprenderá la.contestación, callada, que di ó Jesús á Pi­ natos cuando le preguntó: ¿ Q u i d e s t v e r i t a s ? Contestación que hubo de equivaler á Pronto lo-sabrás*

Históricamente, la existencia de Jesucristo está fuera de toda dudá. Los judíos, que aún esperan, niegan que fuese el M esías;, los que no le aceptan, se fijan en negarle la divi­ nidad. L a concordancia entre lo anunciado por los Profetas y lo con­ tenido en los Evangelios, desvanece todo género de dudas para los pri­ meros, que admiten el valor del A n ­ tiguo Testamento, en cuanto libro inspirado. Una voluntaria ceguera no arranca del Firmamento la existencia del rey de los astros. Veamos para los segundos un poco de lo mucho que se puede decir. Dadas las dos manifestaciones de la Verdad\ en los Ángeles y el mundo había de mani­ festarse de un tnódo especialísimo, aunque siempre voluntario, en la na­ turaleza humana. Santo Tomás, que una palabra revela frecuentemente filones inago­ tables de ciencia, al exponer la cau­ sa de la Encarnación* dice que

cipalmente, Dios se hizo para borrar la culpa 'original. ¡Principalmente! Cierto, porque se ceñía á la culpa original con especialidad, y se exten­ día también á los pecados actuales de una manera secundaria; y aun cuando él Santo se fija con especia­ lidad en el hecho de la Encarnación, en el vocablo: principalmente, toca la posibilidad del mismo aun con independencia del pecado. Antes del decreto de la Redención por Cristo en carne posible existía el dé hacerse Dios hombre para el com­ plemento del mundo; y cuando la ciencia divina previo el pecado de A dam , decretó e l. que la Encarna­ ción se hiciese tomando el Verbo la naturaleza humana con el mal de la pena. A l decirse, Dios queriendo comu­ nicarse extensamente á las criaturas, conviene distinguir en cuanto á las personas dividas. ¿Se encarnaría el Padre ? ¿ Se encarnaría el Hijo? ¿Se TO -

encarnaría el Espíritu Santo? San Juan lo manifiesta darísimarhénte. Se encarnaría el Ver do. Omni a per ipsum f a c t á su n t . Todas las cosas fueron hechas por EL L a subsistencia del Padre ó la subsistencia del Espíritu Santo, ó las tres subsistencias á la vez; pudieron haber reemplazado la subsistencia humana, si bien siendo la segunda persona, la del Hijo, Fuerza y Sabiduría del Padre, y V er­ dad subsistente, más conveniente fué la Encarnación en ésta, y por ser la naturaleza humana la preferida, por más propia y adecuada de toda la Creación, porque en ella se encierran todos los elementos creados, reduci­ dos á espíritu y materia,» Pero tratándose del hecho, el V er­ bo se Hizo carne. E t Verísum ca ro FACTUM EST ET HAB1TAVIT IN NOBIS,.

habitando entre nosotros. Es de fe; y como tal realización pendía de la voluntad del Padreóla razón sola no alcanza á probarlo categóricamente;

convenía , si, que el Hijo de Dios aé e t e r n o , llegase á ser Hijo del hom­ bre, en el tiempo, y no se comunica el nombre del Hijo ni al Padre ni al Espíritu Santo; y como la Verdad había sido disminuida en el mundo, con la Verdad y por la Verdad cua­ draba se completara y aumentase. Todas las doctrinas que en los dos últimos siglos se han propalado contra Jesucristo, y , sobre todo, contra su divinidad, no varían ni un ápice de los errores ya casi, por no decir completamente, agotados, en tiempo de Celso. Los errores son los mismos, con trajes más ó menos ar­ tísticos. Y , jfenómeno singular! espe*cialmente entre los racionalistas mo­ dernos, al tratarse de la autoridad de los Evangelios, Todos discordan entre sí, resultando de la discordan­ cia que el Racionalismo admite, por confesión de sus corifeos, toda la verdad de los Evangelistas ; pues el que no concede valor al Evangelio

de San juari, sé le concede á los SiA - nópticos. Y el que discrepa de San Mateo, se conforma con San Lucas y . San Marcos, y el que aminora el mé­ rito del último escritor sagrado realza á San Mateo y á San Juan; y ésto, „ de tal forma, que según los impugna­ dores de 3a autenticidad y valor del Nuevo Testamento respecto de los Evangelios, resultan los Evangelios auténticos y su doctrina sobrenatural según la misma Escuela Racionalista. Para el que conozca su literatura, y á él me dirijo, bástale la indicación que hago, para que se fije en una contradicción tan granada. El hecho es cierto, y dejando á un lado toda , muestra de erudito— que erudición sin fondo propio pertenece á ajeno al­ macén —-fijóme, y fíjese el lector, en dos solas cosas, y las que, solasr prueban la divinidad de Jesucristo, y las que ningún racionalista ha negado. No son milagros en el orden de. con­ vertir unos seres en otros/ó de cu ÑON JAM YOCABERIS,

f id e l is a t q u e

SED

CURIOSUS.

in n o c e n s , p a r ­

IMMACULATG CORPORÍ DOM IN I

TLT FIDE PLENINISSIMA, CERTUS, QUOD .A

g NUM

Ig n is

IPSUM. IÑTEGRUM

ím m o r t a l is

su n t

COMEDIS. m y st e r ia

C h R IST I, NOLI TEMERE EA PERSCRUt a r i , k e i n IPSORUM p e r s c r u t a t i o n e c o m b u ra ris ,

[S a n

E p h r e n , lib . D e

5 .] ¿Qué escudriñas lo inesmdriñaMe?- S i desmenuzas esto curiosamente no seras llamado fie l ( c r e y e n t e ) sino curioso♦. Toma parte del cuerpo in, maculado de tu Señor, conplenísima f e , cierto de que comes íntegro el mis­ mo Cordero. Los misterios de Cristo . son fuego inmortal. No quieras, con temeridad, escudriñarlosYno sea que con el escudriñamiento de los mismos seas consumido abrasado. N a tu . D e i n o n S c r u k ; c a p .

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La Eucaristía es un Sacramento constituido bajo las especies de pan y vino, en el que, según la verdadera fe, Jesucristo está conteqido y por los fieles es recibido. La presencia real deí Cuerpo y Sangré de Cristo, for­ ma lo principal de este Sacramento, juntamente con el cambio ó trans­ mutación (transubstanciación) de uña substancia en otra, La F e nos lo enseña. E l Concilio Tridentino, se­ sión x iu , cap, v, nos dice; «Pues creemos que está presente en él aquel mismo Dios, de quién el Padre-Mterno, introduciéndole en el mundo dice: Adórenle todos los Angeles de Dios, el mismpá quien los Magos postrados adoraronyy quien, finalmente, según el testimonio de la Escritura fu é ado­ rado por los Apóstoles en Galilea.» Dada la perfección de la L ey Evangélica y conteniendo en sí la plenitud de; la gracia, convino que los Sacramentos de esta íey constituidos por Jesucristo pudieran proporcionar

el aumento y la conservación de- la - gracia de todas las maneras necesa­ rias ó acomodadas á la frágil natura­ leza, siendo el principal el que por medio de la comida y bebida espiri­ tuales pudieran alimentarse los hom­ bres y ponerse á salvo de todos los peligros á los que sujetos se hallan ; en este mundo después .de recibido el Bautismo, y, no ha sido otro Sa; cramento que el de la Eucaristía. Jesucristo dijo: Qui manducat hunc rANEM VIVET IN yETERNUM. E l que coma este pan vivirá eternamente.. Luego Jesucristo es la vida. E l Con­ cilio de Trento, sesión x m , cap. i, pone en nuestro conocimiento: «En prim er lugar enseña el San to Concilio , y clara y sencillamente confiesa, que después de la consagra* cion del pan y del vino, se contiene en el saludable Sacramento de la Santa Eucaristía , verdaderaf real y substancialmente, Nuestro Señor Je­ sucristo, verdadero Dios y hombre¡

bajo las especies de aquellas cosas sensibles¡ pues, no hay> en efecto, re­ pugnancia en que el mismo Cristo, nuestro Salvador, esté siempre senta­ do en el cielo á la diestra del Padre, según el .modo natural de existir, y que a l mismo tiempo nos asista^ sacra­ mentalmente con su presencia y en su propia substancia en otros muchos lugares, con tal. modo de existir, que aunque apenas lo podamos declarar con palabras, podemos, no obstante, alcanzar con nuestro pensamiento ilustrado con la F e , que es posible á Dios t y debemos firmísimamente' creerlo. A s í , pues, ciarísimamente, han profesado todos nuestros antepa­ sados,, cuantos han vivido en la verdadera Iglesia de Cristo y han tra­ tado de este Santísimo y admirable Sacramento; es, d saber, que miestro Redentor lo instituyó en la última Cenay cuando después. de haber ben­ decido el pan y el vino, testificó á sus Apóstoles con claras y enérgicas pa■

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labras, que les daba su propio cuer­ po y su propia sangre. Y siendo con­ teste que dichas palabras , menciona­ das p o r . los Sanios Evangelistas y repetidas después por el Apóstol San ■ Pablo,.; incluyen en sí mismas aque­ lla propia y patentísima significación, 'según las han, entendido los, Santos , Padresy es, sin duda, execrable maldad que ciertos.hombres contenciosos y corrompidos las tuerzan, violenten ; y expliquen en sentido figuradó, fic ­ ticio é imaginario i por lo qtie niegan la realidad de la carne y ' sangre de Jesucristo, contra la inteligencia uná­ nime de la Iglesia , que siendo colum­ na y apoyo de la verdad\ ha detesta­ do siempre como diabólicas estas fic ­ ciones escogitadaspor hombres impíos, y conservando incleleble la memoria ■ y gratitud de este tan, sobresaliente be-i neficio que Jesucristo nos hizo» 1 * En este Sacramento, mediante la 1

P. Ignacio López dé A y ala.

Consagración, toda la substancia del pan y toda la substancia del vino convertidas quedan en la substancia del Cuerpo y Sangre de Jesucristo. Quedan los accidentes de olor, color sabor, etc., sin el sujeto que los sus­ tentaba. Misterioso velo, impenetra­ ble nube, que ocultan la humanidad y divinidad unidas. Aun .más nos en­ seña la Fe, En las especies que están al alcance de los sentidos, latente está el Cuerpo de Cristo, de iguales dimensiones á las con que está ahora en el cielo y con las que -estuvo en la Cruz. Por una fuerza sobrenatural aquí la cuantidad no tiene relación á la extensión local. Todas y cada una de las partes de! Cuerpo de Cristo cuentan con la distinción y orden propio del cuerpo humano. Jesucristo está en todas y en cada una de las partículas del pan ó del vino, y en tpdos y en cada uno de los sitios en los que las formas ó sus partículas se encuentren. En el cielo, Jesucristo se

halla con su presencia real, y én las formas y en el cáliz con su presencia sacramental. Claro es que no se ha de entender en sentido estricto lo de Cuerpo y Sangre de Jesucristo sin el alma y sin la divinidad. Se ha de entender por conexión que es todo Jesucristo* Así se comprenderá que si algún A pós­ tol hubiese consagrado durante los tres días que estuvo en él sepulcro se hubiera dado la separación del alma, y el cuerpo consagrado hubie­ ra sido el cuerpo muerto bajo la es­ pecie del pan y la sangre, separada­ mente bajó la especie del uno; pero la divinidad no hubiese faltado ni al cuerpo ni á la sangre. Por lo tocante á la institución de la Eucaristía hay muchísimas opinio­ nes, tratándose del momento ó del tiempo en que fue realizada. La Iglesia canta; POST AGNUM TYPICUM EXPLETIS EPULIS CORPUS DOMINICUM DATUM DISCIPULIS,

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No se ha podido decir más en menos palabras encerrando toda la doctrina contenida en los Evangelis­ tas y en San Pablo, acerca dé tan sublime Sacramento. Colocan algunos el acto antes de la Cena legal; otros dentro de la misma Cena; no faltando quienes se­ ñalen el fin de la misma. Y a en otra ocasión desarrollamos nuestra mane­ ra de pensar acerca de tan importan­ tísima cuanto delicada materia, y para ello creimos, no sólo convenien- te sino hasta necesario, comparar entre sí cuanto el Nuevo Testamento nos enseña, guardando las condicio­ nes de lugar y tiempo y penetrando en el sentido de los textos griegos y en la naturaleza de las antiguas cos^ tumbres judaicas,.- Ahora no hago más que sintetizar. Llegado el primer día de los ázi­ mos, preguntaron los discípulos ájesús en dónde prepararían la Pascua, entonces designó el Salvador á Pe-

dro y á Juan para que fuesen, á la ciudad y siguiendo á un hombre que encontrarían y que llevaría agua en una ánfora, que le siguiesen; y al se­ ñor del siervo le indicaran que en dónde tenía la habitación para que Jesucristo celebrase la Pascua. Ignó­ rase quién fuese el dueño del cenáculo. ^ ' Jesucristo celebró la Cena legal el día 14 del mes de Nisan (MarzoAbril), en la segunda víspera, de tres á seis. Primeramente lavó los pies de sus discípulos; después siguió punto por punto todas las ceremonias y ri­ tos que se empleaban en la Cena le­ gal ; si bien en las oraciones, en el modo de expresarlas, con la voz y con la acción, se veía que un segun­ dó sentido dominaba; el que iba de­ recho á la realidad, dando ya de mano á la figura. Antes de que se hubiese llevado Jesucristo el último bocado del Cordero á la boca, fuéel señalar á San Juan quién era el trai­

te*)

dor, mediando el obsequio especia,l> que mojado en la salsa, entregó á Judas. La Cena legal entonces estaba en plena acción. Hasta el momento mismo en que Judas recibió el boca­ do de manos de Jesucristo y le comió, según lo que enseñan los Evangelis­ tas, no se habla de interrupción al­ guna de la Cena para el hecho de la consagración. Comido que hubo Ju­ das el bocado, Satanás entró en él, y al instante abandonó el cenáculo [San Juan, cap. xm , 27-30.] Esto quiere decir que judas no continuó hasta el fin de la Cena legal. Es así que después que Jesús cenó, tomó el cáliz y CQnsagró el vino; luego Judas no presenció la consagración del vino [San Lucas, cap. x x n , 20.] El mismo San Lucas claramente dice, con relación al pan; Y tomado elpan, dio gracias, y lo partió y distribuyo diciendo: E s t o e s mi c u e r p o , etc. Aquí no indica el Evangelista que la consagración se hiciera después de ' tu

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la Cena legal; pero sí lo hace cons­ tar con relación al vino, postqúam ccenavít. ¿Por qué no consignó lo mismo tocante al pan ? Porque füé durante la Cena [San Mateo, capí­ tulo xxvi, 26, y San Marcos, xiv, 2 2.] LCCENANTIBUS ILLIS---MANDUCANTIBUS í l l i s . Estando cenando ellos-— estan­ do comiendo ellos. O lo que es ío mismo, aún no había tomado Jesu­ cristo el último pedazo del Cordero, señal de que la Cena legal quedaba terminada, pues de otro modo ya no estarían cenando los Apóstoles; y como por la relación de los textos . concordados de los Evangelistas, se deduce que después de la Comunión ya nada se comió allí, resulta que ambos actos de la consagración fue­ ron sucesivos y posteriores á la esca­ pada del traidor. Después que Jesucristo comulgó á sus discípulos, tomó el último peda­ zo del C ordero, cumpliendo el cere­ monial de la Cena , para que ninguno (98)

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:

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pudiera seguir comiendo. Sin embar­ go > la Cena seguía hasta que eran bebidas dos copas, que con las ante­ riores hacían cuatro. La tercera y cuar­ ta eran complementarías del banque­ t e ; pertenecían v por lo tanto, á la Cena. No así la quinta; es decid la se­ gunda qué señala San Lucas, y por ésto añadió, p o s t q u a m c c e n a v i t : y como la quinta no era obligatoria, á continuación de" consagrada Ies dijo Jesucristo: B i b e t e e x h o c o m n e s ... e t b i b e r u n t e x i l l o o m n e s . Bebed de ésto todos... y todos bebieron [San Mateo, xxvi, .27, y San Marcos, xiv, 23.] Digamos algo perteneciente al culto que debemos á Cristo, Dios, y Hombre. ¿No subsiste este hombre Cristo en la naturaleza humana y di* vina? Pues entonces no puede dudar­ se que le corresponde— y es de fe— : adoración de perfectísima latría, la misma que es debida á la Santísima Trinidad y á cada una de las perso(")

ñas. S n el nombre de Jesús todos do­ blen su rodilla , en los cielos, en la tierra y en los infiernos, / confiese toda lengua que el Señor Jesucristo está en la gloria de Dios Padre . Cristo en cuanto Dios, es la se­ gunda persona de la Santísima T ri­ nidad, L e corresponde, pues, la mis­ ma adoración que á Dios* Como la materia encierra alguna dificultad > porque en Jesucristo hay que considerar la Divinidad ó el Verbo, el Cuerpo y el alma, que per­ tenecen á la humanidad>y ni el cuer­ po ni el alma de suyo poseen la su­ prema excelencia del Verbo que se hizo carne, ó que terminó la natura­ leza humana mediante la subsistencia misma del Verbo, por necesidad ha de darse alguna explicación de lo que en tan hermoso asunto se encierra. Algunos, mediante una abstrac­ ción, quieren ahondar en la materia y tocar lo que distintamente bajo la abstracción misma, sin que por abs(IOO)

traer traten de separar lo que corres­ ponde á la divinidad y á la humani­ dad de Jesucristo. Suárez clarísimamente expone: Con la misma adora­ ción con la que es adorado el Verbo encarnado, es adorado esté hombre Cristo, de manera que a l mismo tiempo es coadorada su humanidad. Y cita luego un texto de San Juan Damasceno, que dice: Porque no adoramos la carne desnuda sino la carne de D ios , esto es, el Verbo en­ carnado [Suárez: In 3,a?1 partem.'Divi Thomse. Tomus primus, pág; 441, col. 1 .a, Salmanticse. m . d . x c v . ] Y considerando á Jesucristo en cuanto hombre, si se le adora por la dignidad y excelencia que su huma­ nidad adquirió en virtud de la unión hipostática, la adoración es superior. Como la unión no es el mismo V er­ bo, no llegaría á tanto la excelencia ni la dignidad de lo que ahora se toma en sí como materia adorable, pero no saldría del campo de la ado(w )

ración de latría, pór ser la unión con el Verbo. L a adoración al Verbo en cuanto Verbo es igual á la adora­ ción al Padre; la adoración de la humanidad de Cristo por razón de la unión hipostática es menor que la adoración del Padre. L a unión es a lg o ,creado; ni el Verbo ni el Padre son creados. . Nadie ha de negar que tanto por lo excelente de la gracia, como por la santidad* creada inherente á la humanidad de Jesucristo puede tam­ bién recibir adoración, aunque no éntre en el orden de la adoración superior ó de latría, y quede en un grado superior la adoración de los Santos, pues si no se fundamenta en una excelencia increada y sí en u n a' creada, ésta, en Jesucristo v supera á la de todos los Santos. Suárersigue desarrollando la cues­ tión y formula lo siguiente: «La hu­ manidad de Jesucristo no habida cuenta con7 e l, Verbo, ¿puede ser (i°z)

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adorada; y con qué adoración ? Y así esclarece el pensamiento profundizando en el análisis, presentando tres ca­ sos. El primero. Considerando la humanidad unida al Vcrbo y perdu­ rando la unión, ¿ puede la acción adoratriz ser encaminada á la sola huma­ nidad, prescindiéndose del Verbo? El segundo. Suponiendo que la humani­ dad unida al Verbo quedara separa­ da, ^sería adorable? El tercero. Si la humanidad hubiese existido antes de ser unida al Verbo, ¿pudo ser adorada? Por lo tocante á lo primero, como el separar por medio de la abstrac­ ción no es separar realmente, no pa­ rece que exista inconveniente alguno en que la humanidad de Cristo pueda ser adorada sin que el término; inten­ cional fundamental, sea el mismo Verbo, ó la humanidad en cuanto unida. Puede, ser adorada la huma­ nidad de Cristo en sí misma; pero cómo por sí sola no encierra la exce­

lencia de la persona del Verbo, ni la inferior que de la unión resulta, el grado de adoración, en tal concepto, ha de ser menor. ¿ Y la humanidad separada del Verbo mentalmente? Esta humanidad tendría los dones creados de la gra­ cia, siempre superiores á los dones creados de la gracia de los Santos, y, por lo tanto, el grado de adora­ ción siempre ha de ser más alto. ¿Y si hubiera existido ía humani­ dad de Cristo antes de ser unido hipostáticamente al Verbo? Copio íntegro lo que Suárez con­ signa. A li a VERO QL'MS'UO ETIAM EX HYPOTHESI, SCILICET, SI ANTEA EXTITISSET QUAM ESSET UNITA, AN ESSET ADORABILIS, NON HABET LOCUM, QUIA TUNC PRO EO TEMPORE, QUO NON FUISSET- UNITA, EADEM RATIO ESSET DE ILLA, QUvE DE ALUS PURIS HOMInibus [Suárez: In 3.a111 partem. Divi Thomse. Tomus primus, pág. 944, col. i.*] Quiere decir, que súpo­ te )

niendo existente la humanidad de Jesucristo antes de haber sido unida al V erbo, no habría lugar á nada, porque durante el tiempo así exis­ tente, con anterioridad á la unión, sería para ella lo mismo q u e p a r a l a H U M ANID AD , DE

LO S

DEMÁS

PUROS

No estoy conforme en lo tocante á ser lo mümo para ella que para la de los demás puros hombres. El hombre puro, tal como los teó­ logos entienden, el término, puro, en uno de sus sentidos, es el .hombre que vive con la subsistencia propia de la humanidad, y éste, para la producción de su cuerpo, necesita el concurso de concausas vivientes de la misma especie. Cristo fué conce­ bido mediante el concurso del Espí­ ritu Santo; ó lo que es lo mismo, la humanidad de Cristo, aunque forma­ da de la purísima sangre de la V ir­ gen Santísima, no responde á la igualdad de la de un puro hombre\ pues el Espíritu Santo fué quien forh om bres.

mó el Cuerpo del Salvador. Por lo tanto, si antes de la unión hipostática la humanidad de jesús hubiera existido, hubiera merecido adoración, primero, por haber sido formada por la tercera Persona de lá Santísima Trinidad, y después por correspon­ der á una madre que había sido con­ cebida sin mancha de pecado. Por lo' que se dijo : Lo que de ti ñaua será santo. Adviértase que cuando se trata de suposiciones é hipótesis acerca de se­ parar la hümanidad de Cristo de lá personalidad del mismo , no pasa d el. dominio ínténcional.ó intelectual, pues de hecho no se da tal separación. Puntualizan se las cuestiones así para dar á cada acto intencional de ado­ ración, según la voluntad, el valor que pueda encerrar, conforme á lo que lá intención señale como térmi­ no de la adoración.. De todo esto se deduce que la adoración debida á Jesucristo en. con gozo y apro­ vechamiento de las almas, propagada ■ fervorosamente por la beata Marga­ rita M aría dé A ¿acoque y combatida por losjansenistas... Margarita A la . coque nació en un pueblo, de la dióce­ sis de Autun T en Julio de 1647, y entró en. la Orden de la Visitación en Mayo de 1Ó71, distinguiéndola el Señor con dones extraordinarios de consuelos y trabajos; cierto día. se le *apareció Nuestro Señor Jesucristo y haciéndola, con lu z . superior, com­ prender el amor que tiene á los hom­ bres le dijo , que, la, había escogido para propagar el cuitó a su amoroso Corazón; desde entonces sintió un dolor_extraordinario junio a l corazón. Los favores de Dios le valieron a la bienaventurada las hurlas. de los hom bres, que juzgaban ilusiones sus ' revelaciones y tachabande innovación temeraria la devoción que recomen­ daba;pero habiéndolo oído el itisigne (ni)

Padre La Colombibre, jesuíta , acalló las voces contrarias y el culto del Sa­ grado Corazón fu é establecido en al­ gunos Conventos y entrepersonaspia­ dosas. La beata A l acoque murió á i f de Octubre de 1690. Esta devoción, nueva hasta cierto punto , se propagó por Francia , Po­ lonia, América , India , etc.; no sólo por el celo de los misioneros} sinopor los milagros que Dios obraba. Así, hallándose Marsella atacada de una epidemia terrible en el otoño de 1724, su Obispo exorlo a l pueblo á invocar el Sagrado Corazón de fesúsylos re­ gidores hicieron voto de celebrarle una fiesta anual, y la peste desapa­ reció súbitamente. Los incrédulos se rieron; los jansenistas opusieron á este culto argumentos semejantes á los qm los protestantes oponen al de la Sagrada Eucaristía , y otras per­ sonas lo calificaban de inoportuno y temerario... E l Breve de Benedic­ to X I V aprobándolo, impuso silencio (rI Z )

B - F. d e

Ho y o s .

á los detractores católicos, pero no d ■ los impíos y racionalistas* El reinado del Sacratísimo Cora­ zón de Jesús en España, desde Be­ nedicto X IV hasta nuestros días, pide de suyo mucha extensión. Aun para reseñar solamente lo que correspon­ de al P. B. F . de Hoyos y á los que en su tiempo le ayudaron, y á los que después le han seguido, y sobre todo en la Compañía de Jesús, requiérense muchas energías. Nació, este candoroso jesuíta,, en Torrelobatón (Valladoíid), el día 21 de A gosto de r 7 1.1. Hizo sus prime­ ros estudios en Medina del Campo y Villagarcía, y entró en la Compañía de Jesús el día 11 de Julio de 1726. El cielo empezó desde luego á favo­ recerle con dones especiales á contar desde los primeros meses del novi­ ciado. Respondiendo con una admi­ rable obediencia á las disposiciones divinas, el mismo Jesucristo con su Santísima Madre, los Santos de la

Compañía y San Francisco de Sales, la Beata Margarita de Alacoque y las Santas Teresa y María Magdalena de Pazzis íbanle especialmente prepa­ rando para que fuera un incansable instigador de la propaganda de la devoción y amor al Sacratísimo Co­ razón de Jesús en España y sus colo­ nias. Bien puede asegurarse que vio en gran parte sus deseos realizados, y maravilla en extremo cuánto puede la fuerza divina, aun encerrada en al­ mas y corazones juveniles para mo­ ver á los más poderosos de la tierra. ¿Cuánto no hizo á fin de que la Fies­ ta del Corazón de Jesús tuviese Misa y Rezo propios en la provincia de Castilla? ¡Qué confirmado está lo que manifestó haberle dicho Cristo Jesús que la solemnidad de su Sacratísimo Corazón sería la más célebre después de la del Corpus Christi! Satisfechísimo quedó el angelical jesuíta cuando alcanzó la celebra­ ción de la Novena pública al Corazón

deífico en el Colegio de San Ambro­ sio, en Valladolid Queda también el hermoso libro, E l Tesoro, del que la publicación fué un afán continuo en el incansable Bernardo. E l fogo­ so y santo misionero P. Calatayud ofrecióle la primera Congregación del Corazón de Jesús qué éh estable­ ciera en Lorca en 9 de Septiembre de 1734; Congregación que llevaba esa sola advocación, pues la estable­ cida éri Palma de Mallorca en 27 de Enero de 1728 abarcaba el Corazón de Jesús y María. Y con una singular providencia, ya siendo sacerdote y estando en la tercera probación, dejó de existir .en el mundo mortal él día 29 de No­ viembre de 1735 en el Colegio de 1 L a devoción al Sagrado Corazón de Ma­ ría es anterior al, libro del P. Pinam onli, E l Sagrado Corazón de Maríat según se prue­ ba por el testimonio monumental artístico del Museo de V ích , la C ruz, de la que antes he hecho referencia.

San Ignacio, como si Dios hubiese querido manifestar que era preciso, llenar el estado de la tercera proba­ ción en la Compañía de Jesús con un incansable campeón del amor al C o­ razón de Jesús, que en tiempos pos­ teriores sería puesto en los altares. D e Santa Teresa de J e sú sS a n ta María Magdalena de Pazzis y 3a Beata Margarita de Alacoque, ló mismo que de Santa Gertrudis, muy conocidos son los hechos y las virtu­ des heroicas para que ahora en refe­ rirlas nos detengamos. Con tan sencillas indicaciones que­ da cerrada la primera parte de esta labor.

M ISA D E L C O R A Z Ó N D E JESÚ S

FIESTA DEL CORAZON DE JESÚS M ISA IN T R O IT U S *

CANT\

3.

Egredimini, et videte, fiíiae Sion, regem Salomonem in diad.emate# quo coronavit eum mater sua, in die desponsationís fíjus et in dié lsetitíge cordis ejus.

-

Psalm. 44*— Eructavit cor meum verbum bonum: djco ego opera' mea regi. Gloria Patri... K YR IE S Kyrie, eleison. Christe, eíeison.

-

Kyrie, eleison. GLORIA Gloria in excelsis deo: et in térra pax hominibus bonse voluntatis*Laudamus te. Benedici-

mus te. Adoramus te. Glorificaraus te. Grátias agimus tibi propter magnam gloríam tuam. Do­ mine D eus, Rex Coeíestis, Deus Paíer omnipotens. Domine Filii unigenite, Jesu Christe* Domine Deus, Agnus dei, Filius Patris. Qui tollis peccata mundi^miserere nobis, Qu¡ toliís peccata mundi, suspice deprecationem n ostram. Qui sedes ad dexteram Patris, miserere nobis. Quoniam tu solus Sanctus. Tu solus Dominus. Tu solus A ltissím us, Jesu-Christe. Cum Sancto Spiritu in gloria Dei Patris. Amen. ORATIO F ac nos, Domine Jesu, sanctissimi Cordis tul virtutibus induT, e t: affectibus inflaramari; ut et imágini bonitatis tui conformes et tuse redemptionis mereamur esse participes. Qui vi'vis et regnas in unitate Spirítus Sanctis : Deus... E PIST O L A Lectio Epístola? Beati Pauli Apostoli ad Ephesios. ■

c a p

.

n i,

v.

8.

Fratres, Mihi omnium sanctorum mínimo data est gratia haeC‘. In gentibus evangelizare investigabiJes dividas Chrisii, et ilum inare

ohinés quíe sit dispensario sacramenti abscon’ ' diti á sseculis in Deó qui omnia créáyit, Hujus re i gratia flecto genua mea ad Patrenj Domini 'postíi Jesu Christi, .ex quo otnnis paíernitas m ccelis, et in térra homínatur, ut d etvobis, secundum divitias gloria

suíe

virtute'corrobo­

ran per Spiritu’m ejus in" interiore fin honiinem. Christum habitare per fidem in cordibus vestris; in charitate radicati, et fúndati, ut possitis comprehendere cum ómnibus sanctis', qüae si t latitudo et longítudo et subí imitas et profundum; scife etiam superemirientem sciéntiae charitatem Christi, ut impleamini in omnem píenitudinem D e i.:GRADITALK. MAT 1IU 2 1 .

,

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Di¿ite filia;. Sion: Ecce Rex tuus. venit tibi ' mansúetus. ISAIAS

42.

Ñon erit tristis, ñeque turbulentas. N onclamabit, nec audietur vo x ejus foris. Alleluia, alleluia, MATTH. I I . Descite á me quiá, mitis sutn et humilis corde:: et invénietis requiem animabus vestrís* Alleluia.

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(l2lK

Posí Sep ¿uagessimmn f dicitur. ' GRADUALE. PSALM. 68.

Impropermm expectavit cor meum et miseriam.

f. Et sustinui, qui simul mecum constristaretur, et non fu it: consolántem me quaesiví et non invéni. T R A C T A T U S . PSALM .

21.

Ego autem sum vermis^ et non homo; oppro bium.hominum et abjectio plebis.

f, Omnes videntes me, deíiserunt mei locuti sunt labiís, et moverunt caput. £r; Sicut aqua effusus sum, et dispersa sunt omhta ossa mea, Factum est cor meum tamquam cera liquescens in medio ventris mei.

Tempere Paschali dicitur; Alleluia, allelüia. PSALM, 29,

Domine Deus meus, clam avi ad te, et sanasti me: eduxisti ab inferno animam meam. Alleluia.

f. Convertisti planctum meum in' gaudium mihi: conscidistí saccum meum, et circum dedisti me laetitia, Alleluia.

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EVANGELIO Sequentia Sancti Evangeíii secundum Joannem . CA P. 1 5 , V .

C ).

In illo tempore: D ixit Jesús díscipulis suis: Sicut dilexit me Pater, et ego dilexi vos. Ma­ ri ete ín dilectione mea. Si prsecepta mea servaveritis, manebítis in dilectione mea, sicut et ego Patris mei praccepta servavi et maneo m ejus dilectione. H®c locutus aum vobis ut gau­ dium meum ín vobis sit,-et gaudium vestrum impleatur. Hoc est praeceptum meum , ut diligatis invicem, sicut dilexi vos. Majorem hac dilectionem

nemo habet ut animara suam

ponat quis pro amicis suis. V o s amici mei estís, si feceritis quae ego praecipio vobis. Iam non dicam vos servos: quia servusnescjt quid faciat dominus ejus. V o s autem dlxi amicos: quia omnia qusecumque audivi a Patre meo, nota feci vobis. Non vos me elegistis: sed ego elegi vos et posui vos ut eatis, et fructum afferatís; et fructus vester maneat: ut quodcumque petieritis Patrem in nomine meo, det vobis.

Credo in unum-Deuín¿ Patrem omnipotentem , factorem coeli et té r r a , visibilium omnium et invisibilium, Et in unum Dominum Jesum Christum, Filium í)ei unigeoitum, et ex Patre natum, ante omnia saecula, Deum dé Deoj lumen de lumine. Deum verum de Deo vero: genitum, non factum , consubstantiaIem Patri: per quem omnia facta sunt; qui propter' ños homineSj et propter nostram salutem d es-. cen dit de coelis, et incarnatus ést de Spiritu Sancto ex Maria Virgine. E t 'HOMO f a c t u s est,

crucifi:jcus etiam p r e notas, sub Pontio

Pilato passus et sepultus est, et resurrexit ter~ tia die secundum Scripturas: et ascendit in coelum, sedet ad dexteram Patris, et iterum venturus est cum gloria judicare vivos et mortuos; cujus regni non erit finís; et in Spiritum S.anctüm dominum et viví ficante m, qui ex Pa­ tre Filio que procedit; qui cum Patre et Filio simul ádoratur et conglorificatur; qui íócutus est per Prophetas. Et unam Sanctam, Catholicam et Apostolicam Ecclesiam . Confíteor unum baptismá in remissionem peccatorum, et specto resurrectionem mortuorum et vitam v e n tu -' ri sasculi. Amen, (TÍ+)





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I. Paral. 2Q>— Domine Deus, in sim pliciíate cordis mei Isetus obtuli universa: et popuíum tuum vidí cum ingenti gaudio tibí ofTerre donaría: Deus Israe], cüstodi hanc voluntatem cordis eorum. Alleíuia* %-1

SECRETA Illo nos igne/ quíesumus, Domine, Spifitus Sanctus inflammet, quem Dominus noster Je­ sús Christus e penetralibus Cordis sui misit in , terram , et voíuit vehementer accendi. Qui tecum vivit... ,

PREFA CIO

Per omniasseculásseculorum.— Amen. Dominus vobiscum. Et cum Spiritu tuo. Sursum Corda. Habemus ad Dominum, Gratias agamus Domino Deo Nostro.Dignum et justum . est. V ere dignum et justum est, ¿equum et salu■tare, nos tibí semper et ubique gratias agere, Domine, Sánete Patér, Omhipótens, ^ t e r n e De.us; quia per incarnati Verbi : rpysterium, ? .nova mortis nostríe ocuiis lux. tuee claritátis . infulsit: et dum visibiliter Deum cogriosciinus,; per hunc iii invisibiüum ámórém rapiamur. Et ■ ■

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■ Ad cor reclusum vulneré, Ad mité cor accedite. Auditis ut suavissimi's Invitet omnes vocibus; Venite quos gravat labor,

' /

Premitque pondus crrminum. Quid Corde Jesu mitius ? Jesum cruci qui afflxérant Excusat, et Patrem rogat Nc perdat ultor im píos. O Cor, voluptas CcElitüm, Cor, fida spes mortalium En hisce tracti vocibu s, A d .te venimus supplices. Tu nostra íerge vulnera E x te fíuente sanguine; Tu da novum cor ómnibus Oui te gementes invócant,— Amen,

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. Sumnji Parentis ^Uío; Patri futuri sasculi, ' Pacis beatae Prin cipi/ Promamus ore canticum Qui vulneratus pectore Amoris ictüm pertulit, Amoris urens ignibus Ipsum qui amantem diligunt. Jesu;. doloris victim a, Quis te innocenten com pulit,. . Dura ut apertum lancea

’ Latus patert vulneri ? O fons amoris inclytel O vena aquarum límpida! O flamma adurens crim ina!"O cordis árdens charitas J In corde, Jesu, jugiter Reconde ños, ut u b e r i. ; Dono früamur gratiae Coelíque tándem prcemiis. Semper Parenti, ét Filio, Sit laus, honoiysit gloria, Sancto símul Paraclito/ In saeculorum sseculá.— Amen*

*** Cor, A rca legens continens Non servitutis veteris;

Sed gra tis, sed ven! se, Sed et misericordite. Cor sanctuarium novi Intemeratum fcederís, TempJum vetusto sanctius, Velumque scisso utilius. T e vulneratum chantas Jctu patenti voluit, Amoris invisibilis Ut veneremur vulnera. Hoc sub amoris symbolo ■ Passus cruenta, et m ystica, Utrumque sacrificium Christus Sacerdos obtulit. Quis non amantem redametr Quis non redemptus dilígat, Et Corde in isto selígat E tern a tabernacula? Deeus Parenti, et Filio, Sanctoque sit Spírítui, Qui bus potestas, gloria, Regnumque iñ omne est saecuíum»— Amen*

*** Kn ut superba crimihum, Et sa¿va nostrorum cohüfs Cor sauciavit irinocens Merentis haud tale Dei!

O]*)

Víbrantis hastam mi litis Peccata nostra dirigunt,

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Ferrumque dírse cupidis Mortale crimen aouit. Ex Corde scisso Ecclesia Christo jugata nascitur; Hoc oslium Arcae. in latere est Genti ad satutem positum. E x hoc perennis gratia, Ceu septiformis fluvius, S tolas ut illic sórdidas Lavemus Agni in sanguine. Turpe est redi re ad crimina, Q uá Cor beatum lacerent: Sed eemulemur cordibus Flammas amoris Índices. Hoc, Chríste, nobis, hoc, Pater, Hoc'sánele, dona, Spiritus, Quibus potestas, gloria, Regnumque in omne est saecutum.— Amen.

HIMNOS D EL SAN TÍSIM O SACRAM EN TO

Sacrís solémniís Juncta sint guádia, Et ex praecórdiis Sonenl piíccónia,

Recédant véterfl Nova sint ómniai Corda voces et ópera, Noctis recólitur Coena novíssíma, Qua Christus créditur Agnum et ázym a Dedísse fíátribus, Juxta legitima, Priscís, indulta pátribus. Post agnum typicum Expletis épúlis, Corpus Domínícum Datum discípulis, S ic totum Omnibus Quod totum singülis Ejus fatémur manibus. Dedit fragüibus Córporis férculum, Dedi.t et trístibus Sanguínis póculum, Dicens: Accípite Quod trado vásculum, Omhes ex eo bíbíte. S ic sacrificium Istud instítuit, Cujus offícíum Commitü vóluit;

Solis presbyteris Quibus síc cóngruit, Ut súm antet dent caeteris. Pañis angélicus F it panis'hom m um ;.

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Dat pañis cdelicus Figuris términum: O res rairábilis'l Manduca t Dominum Paupér/servus et húrnüis. Te, trina Deitas Urfaque, póscimus, Sit nos lu visita Sicut te cólimus: Per tuas semitas Duc nos quo téndimus, A d lucetn quam inhabitaá.— Amen

, Verbiim supérnum pródiens, N ec Patris linquens déxtéram Ad opus $uum éxiens, Venit ad viíse vésperam. In mortem a discípulo Suis tradendus temulís, Prius in vitíe fércuío Se trádidit discípulis*

Quibus sub bina spécie Carnem dedit et sanguinem, U t dúplicis substántiae Totum cibáret hóminem. Se nascens dedit sócium, Convescens in edúlium: Se móriens in prétíum, Se regnans dat in prsemium, O Salutaris Hostia Quse cosli pandis ostium, Bella premunt hostilía, Da robur, fer auxilium. Uni Irinoque Domino Sít sempiterna gloria Qui vitam sine termino Nobis donet in-patria*— Amen,

*** Adoro te dcvote; latens Déitas, Quac sub his figuris vere latitas. Tíbi se cor meum totum súbjicit, Quia te contemplaos totum déficit. Visus, tactus, gustus in te fállitur; Sed auditu solo tuto créditur. Credo quidquíd dixit Dei Fílius; Ni 1 hoc verbo vérius Veritátis,

In Cruce latébat sola Déitas; A t hic Iatet simul et humánitas;

Am bo tamen credens atque cónfitens/ Peto quod petívit latro pcenitens. Plagas sicut Thomas non in tú eó r' Deum tamen. meuiñ te confíteor, F ac me tibí semper magis crédere, In te spem habére, te düigere> O memoríale mortis Domini; Pañis vivus, vitam praestans hómini; Prsesta-meae mentí de te vívere. Et te illi semper dulce sápere. O fons puritatis, Jesu Domini, Me immundum munda tuo sángnine, Cujus.una stilla salvum facere Totum quit áb omni mundo scelere Jesu, quem velatum nunc aspicio, Oro fiat itlüd quod tám sitio, Ut te revelata cernens facie V isu sim beatus tuce glorías-— Amen,

** * Pange lingua, gloriosi Corporis Mysterium, Sanguinisque pretiosi, Quem in mundi prétium, Fructus ventris gcnerosi, Rex effudit gentium. -

Nobis datus, novis natus

Ex intacta Virgine,

Et in mundo convérsatus, Sparso verbi semine, Suí moras incolatus ... Miro dausit ordine. In supremse nocte coense Récumbens cum fratribus, Observata lege plene Gibis in legal i bus,

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■ Cibum turbse duodenx Se dat süis manibus, Verbum caro panem verum V erbo carnem efficit; Fitque sanguis Chrísti merum; Et si sensus déficit, ■ A d firmandum cor sincerum Sola fides sufficit Tantum ergo sacramentam Venere mu r cernui; Prsestet fides suplementum Sensuum defectui* Genitori, Genitoque Laus et jubilatio. ' Salus, honor, virtus quoque Sít et benedictio: P rocedentíab !u troque,

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Compar sit laudatio.— Amen.

Ecce pañis Ángelorum Factus cibüs viatórum Vere pañis flliórum Non mittendus cáníbus.' Iñ figurís praesignatur, Cum Isaac immolatur, Agnus Paéchse deputatur, P.atur manna patríbus. Bonse Pastor, Pañis vere, Jeáu, nostri misérére; Tu nos pasee, nos tuéré; Tu nos boria fac vidére ■ In tetra viventium. T u qui cu neta seis et vales, Qui nos poscis hxc mortales,. Tuos ibi commensálés, Cohserédes et sodáíes, F ac sanctorum civium.— Amen,

**# A ve verum Corpus natum De Maria Virgine: V eré p assum, immolátum Jn cruce pro bómine.



Cujus latum perforáíumUnda fluxit cum sanguine. Esto nobis praegustatum Mortis in exámine. O Jesu dulcís, o Jesu pie O JesUj fill Mariáe, Tu, nobis miserere.

*

* *

Y o te saludo, verdadero cuerpo, nacido de . M aría Virgen, Verdaderamente puesto en tor­ mento é inmolado en la cruz para salvación de los hombres, y cuyo costado, roto con una lanza, dio salida á sangre y agua. Que nosotros te gustemos en los últimos momentos de esta vida, jOh dulce Jesús! [Oh Jesús piadosoí ¡Oh Jesús! Hijo de María, ten compasión de nos­ otros* ORACION D E S A N IGN ACIO DE LO Y O L A Anim a Christi,. santifica me, Corpus Christi, salva me. Sanguis Christi, inebria me. A gua lateris Christi, lava me. Passio Christi, conforta me, Ne permitías me separan a te. A b hoste maligno defende me. In hora mortis mese voca me,

Ét juve m i ven iré ad te. Ut cum sanctis tuis laudem te, In saecula saeculorum. Amen. TRADUCCIÓN

Alm a de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. A gu a del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. No permitas que yo sea separado de tí. Del m aligno enemigo defiéndeme. En la hora de mi muerte llámame, Y manda que y o venga á tí.

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Para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén. C A N T A T A A TR IB U ID A A SA N BERNARDO Summi Regis Cor habeto T e saluto coi'de leto T e complecti me delectat Ét hoe meum cor affectat, Ut ad te loquar animes* Quo amore vincebarís, Quo dolore torquebariS; Cum te totum exhaurires U t te nobis impar tires E t nos a mclrte tolleres?

O mors illa quam amara Quam immitis, quam avara Quo per cellam inlroivit In qua mundi vita vivit-Te niordens, Cor dulcissimum. Propter mortem quam tulisti Quando pro me defecisti, Cordis mei cor dilectum In te meum fer affecturri;. Hoc est quod opto plurimum, O Cor dulce praedilectüm Munda cor meum illcctum E t in vanis induratum Pium fac et timoratum Repulso retro frigore. Per tíiedullam cordis'm ei Peccatoris atque rei, Tuus amor transferatur Quo cor totum rapiatur Languens amoris vulnere* Dilatare, aperire Tanquam rosa fiagrans mire; Cordi meo té cójunge, Unge illud et compunge. Qui amat te/ quid patitur? - Quidnam ágat nescit ve're . Nec se valet cohibere* Nullum modum dat amori

Multa mor te vtíllet morí Amore quisquís vincitutv V iva cordis voce clamo, Dulce Cor, te namque amo: A d cor meum inclinare Ut se possit applicare' Devote tibí pectore. Tuo vívat in amore Nec dormitet in torpore; A d te oret, ad te pío re t, Te adoret, te honoret, Te fruens omni tempore. Rosa cordis aper ire Cujus odor-flagrat mire, T e dignare dilatare,

'

Fac cor meum anhelare' Flamma desideriiv Da Cor cordi' ^ociare Tecum, Jesu, vulneran Nam cor cordi similatur Si 6or meum perforatur Sagittis improperií. Infer tuum inlra sinum Cor ut tibí sit vicinum

■'

In dolo re guadioso, Cum deformi specíoso Quod vis se ipsum cap iat . Hic repauset, hic .m oretur,.

Ecce jam post te movetur; Te arden ter vul t si tire Jesu, noli contraíre Ut bene de te sen tiat ; TRADUCCIÓN

Ten el Corazón del Sumo Rey. Y o te saludo con alegre corazón. Deléitame cuando te abra­ zo: y mi corazón codicia el que me infundas ánimo para hablarte.— ^Qué amor no te vencía y qué dolor no te atormentaba al quedarte todo exhausto para hacernos partícipes de ti y nos arrancaras de la m uerte?— jO h , qué muerte aquélla, cuán llena de amargura, cuán cruel y avara, la q u e _m ordiéndote, o h , Dulcísimo Corazón, entró en la celd a, en .la que vive la vida del mundo I— | Oh, Corazón amado de mi corazón I lo que deseo muchísimo es que, por la muerte que llevaste al desfallecer por causa mía, introduzcas'mi afecto dentro de ti mismo* — ¡O h , Dulce Corazón predilecto, limpia mí alucinado y

empedernido

corazón por las

cosas vanasl Hadle piadoso y timorato, echando atrás toda ¿lase de frialdad;— Por lo más intimo de mi corazón, pecador y reo, sea llevado tu amor¿ por el que todo el corazón quéde arrebatado¿ desfallecido por la herida del amon-— D ilátate, ábrete como una rosa

fragante á maravilla. Unete a mi corazón. Úngele y púnzale. ¿Qué sufre el que te ama?— En realidad, rio sabe lo que hace/ni se puede contener. No pone reparos al amor y quisierá ■ morir muchas veces el vencido de amor.— Clamó con ‘la viva voz del corazón/ ¡oh, Dulce Corazón! porque te amo, para que-te inclines á mi corazón, para que con devoto pecho pueda aplicarse á 't i .— V iva en tu . amor ni ' dormite amodorrado. Ore á ti y á ti llore, déte adoración y te honorifique, disfrutando de ti en todo tiempo.— Dígnate abrir y ensanchar la rosa del corazón, de la que el aroma .transciende múcho y haz que mi corazón aliente con la llama del deseo. Concede ¡oh, ' Jesús! que ambos corazones se unan, que (yo) sea herido- contigo;, puesto que ambos se asemejan, si mi corazón es perforado con las saetas del improperio. — Coloca dentro de mi pecho tú corazón para que s^a vecino del luyo, dándose un alegre dolor, y a que quieres que á sí mismo se’ arrebate', por la compañía de un corazón hernioso ■ en su deformidad. — Aquí descanse, aquí more. V e que se mueve siguién­ dote. Quiere ardientemente saciarse en ti, ¡oh, Jesús! No le contradigas, á fin de que sienta bien de ti.

FÓRMULA DE CONSAGRACIÓN AL

SACRATÍSIM O CORAZÓN DE

JESÚS

Dulcísimo Jesús, Redentor del género hu­ mano, míranos humildemente postrados ante tus altares: tuyos somos, tuyos queremos ser; y para que podamos unirnos más íntimamente contigo, hoy cada uno de nosotros voluntaria­ mente se consagra á tu Sacratísim o Corazón. Es verdad que muchos jam ás T e conocieron, que muchos Te abandonaron después de haber despreciado tus Mandamientos; de unos y otros ten misericordia, benignísimo Jesús, y atráelos todos á tu Sagrado Cora2Ón. Reina, Señor, no solamente sobre los fieles que jam ás se apar­ taron de Ti, sino también sobre los hijos pró­ digos que te abandonaron y haz ..que éstos prontamente regresen á la casa paterna para que no mueran de hambre y misef-ia* Reina sobre aquéllos á quienes trae enga­ ñados el erfor de sus opiniones ó separados por la discordia y condúcelos al puerto de la verdad, y llám alos de nuevo á la unidad de la fe, para que en breve no haya sino un solo

U46)

redil y un solo pastor. Reina, finalmente, sobre todos aquellos que viven en las angustias y supersticiones de la gentilidad* y no rehus.es llamarlos desde las tinieblas á la luz y reino, de Dios. Concede, Señor, á tu Iglesia segura, libertad y firmeza, átodos los pueblos la tran­ quilidad del ord en , y haz que de uno á otro polo de la tierra resuene unánime esta voz: «Alabado sea él Divino Corazón, causa de nuestra salud, y al Mismo sean dados gloria y honor por todos los siglos.— Amén.

LETANÍA. A L SACHADO CORAZÓN DE JESUS

Decrétum urbi et orbL

'

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Sanctissimus DominusNoster Leo Papa XIII, per Decretum Sacrorum Rituum Congregationis d; d. 27 Junii siiperioris aiini Litanias Sacratissimi .Cordis Jesu adprobavit i.llasque pubíicerecitari vel decantan inEcelesiis etoratoriis dícecesium Massiliensium; et Augustodunum atque Grdinis Visitaciónis B. M. V . benig-' ne indulsiUEx eo temporé Rmorum. Sacrorum Antisí iturn et religiosarum familiarum piarumque consocíationum petitiones Ita frequentes ad Apostolícam Sedem pervenerunt ut ín om' nium votis pateret esse majorem gloriam et laudem ipsius Sarictmi. Cordis cum incremen­ to. pietatis perJnyocationes-approbatas ubique . diffundi, prouti. Ss. Nomen Jesu. per Litanias proprias, Pituáli Romano.jnsertas/in toto urbe . catholico a Christi fidelibus publica et ctrnimuni laude ceíebratur, Accedít. etiam quod . Sanetissímus Dominus Noster pro devotione

; qua-fervet 6rga amantissímum Cor jesu atque stud.io rémedium afferendi malis quibusm agis in dies premímur, eideni Sacrati'ssimo, Cordi consecrare intendit mundum universurru Haec autem consecrátio ut solemniore rítu fíat tri­ duanas preces, praedítis invocationibus adtiibitís propedlem

indicere decrevit. Eapropter

Sanctissimus Dominus Noster ut Litani® Sa. cratissime Cordis Jesu jam probatee et índulgentiis tercentum dierum auctae ubique terrarum tum privatim tum publice recitar! et . decantan inposterum valeant, concedere d ig ' natus est, Contrariis non obstantibús quibuscunqué— Die a Aprilis 1 8 9 9 ^ 0 . Episcopus Praenestinus Card Mazzella. S. R. C. Praefectus. — Diomedes Pamici, S. R, C . Qecretariusí

LITÁ N I& DE SACRO CORDE JESU K yrie, eleison. ‘

Christe, cleisoñ* K y rie , eleison,

Christe, audi nos. Christe, exaudí nos. Pater de Coelis, Deus,

1

Fili, Rédcmptor mundi, Deus,

\ .j . / «■

Spiritus Sánete, Deus*

l £

Sancta Trini tas unus Deus,

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U Cor Jesu, Filii Patris ¿eterní,

.

2. Cor Jesu, iiv sinu Virginis Matris á Spiritu Sancto formatum, 3, Cor Jesu, V erbo Dei substantialíter unitum ,

4. Cor Jesu, Majestatis infinitse, 5. Cor Jesu, Templum Deí sanctum ,'

6,

Cor Jesu, Tabernaculum Altissimi,

7. Cor Jesu, Domus Dei et porta cceli,. 8, Cor Jesu, fornax ardens charitatis, 9, Cor Jesu, justitíae et amoris receptácu­ I Miserere nobis.

lo m, 10. Cor Jesu, bonitate et amore plenum, ■ 11. Cor Jesu, virtutum omnium abyssus,

\

12. Cor Jesu, omni laude dignissimum,

/

13. Cor Jesu, rex et centrum omnium cordium, 14. Cor Jesu, in quo sunt omnes thesauri sapíentise et scientiss, 15. Cor Jesu, in quo habitat omnis plenitudo divinitatís,

16. Cor Jesu, in quo Pater sibi bene com - | placuit,

|

1 7 . Cor Jesu, de cujus plenitudine omnes | nos accepim .us,'

j

18. Cor Jesu3 Desiderium collíum eterno- ] rum,

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i

19* Cor Jesu, patíens et multsemisericordiíe,1

ño. Cor Jesu, Díves in omries qui invoM cant Te,

'

■21. Cor Jesa, fons vitae et ganctitdtis, 22, Cor Jesu, propitiatío pro peccatis nostris, . 23. Cor Jesu, saturatum opprobriis, 24, Cor Jesú, atritum propterscelera nostra, 25. Cor Jesu, usque ad mortem: obediensj o factum, 26. Cor jesu, lancea perforatum,

27. Cor Jesu, fons totíus consolationis, 28. Cor* Jesu, vita et resurrectio nostra, 29. Cor Jesu, pax et reconciliado nostra, 30. Cor Jesu, victima peccatorum, 31. Cor Jesu, salus in Te sperantium, 32. Cor Jesu, spes in Te morientium, 33. Cor Jesu, delicias Sanctorum omnium, I Agnus De i qui tolíis peccata mundi, parce nobxs Domine. Agnus Dei qui tollis peccata mundi, exaudinus, Domine, ■ Agnus D ei qui tollis peccata mundi, Mise­ rere nobís, ^

Jesu mitis et humilis corde,

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F ac cor nostrum secundum Cor tuum.

Omhipotens sempiterne D eu s, respice in; Cor dilectissimi Filii tui et in laudes et satisfactiones, quas in nomine peccatorum tibi per-'volvit usque misericordiam tdam petentibus, tu veniátn concede placatusin nomine ejusdem Filii tui Jesu Christi qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Saricti Deus. Per omnia szecula sseculorum.— Amén. Góncordat cuhi origiriali a S. R. C: approbato d ie'27 Júnii 1898. In ñ deii, etc. Ex Secretaria Sacrorum Rituum Congregatiorijs, hac die 2 Apriiis. 18 9 9 .— D. Pamici, S. R, C. Secretarius.

ENCÍCLICA DE SU SANTIDAD mandando que el 'm uido católico se consagre '

a l Sacratísim o Corazón de Jesús,

A los Venerables Hermanos, -Patriarcas, Pri­ mados, Arzobispos, Obispos y demás Ordi­ narios de los lugares que se encuentran en. ■ paz y comunión con la Sede' Apostólica.

L eón

P apa

X III

«Venerables Hermanos; Salud y bendición apostólica. s Como sabéis muy bien por .núestras letras apostólicas, hemos publi­ cado poco ,há el Año Santo, que según costumbre y disposición de nuestros antepasados, se ha de cele­ brar en esta augusta ciudad. Con la esperanza y el feliz augu-

río de que esta solemnidad santísima ha de ser celebrada con especial de­ voción , hoy abrigamos y os propo­ nemos un alto pensamiento, del cual, mediante el deseo sinceró y la deci­ dida cooperación de todas las volun­ tades tenemos motivo á esperar fru ­ tos extraordinarios y duraderos, no para la grey cristiana, sino para el género humano* Siguiendo el ejemplo de nuestros predecesores Inocencio XII, Benedic­ to XIII, Clemente XIII, Pío V i/ Pío VII y Pío IX, más de una vez nos hemos esforzado en fomentar y enaltecer diligentemente la devoción laudabilísima del culto del Corazón Santísimo de Jesús; pero de una ma­ nera especial lo hicimos con nuestro Decreto de 28 de Junio de 1899, por el cual elevamos su fiesta al rito de primera clase. Mas ahora se presenta ante Nuestra mente una forma de obsequio más hermosa, que venga á ser como la perfección y el comple