El Camino Hacia La Dignidad

EL CAMINO HACIA LA DIGNIDAD. LA HISTORIA DE VIDA DE UNA MUJER TRANS DE CHILE EXTRACTOS DE VIDA. Mi nombre siempre fue C

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EL CAMINO HACIA LA DIGNIDAD. LA HISTORIA DE VIDA DE UNA MUJER TRANS DE CHILE

EXTRACTOS DE VIDA. Mi nombre siempre fue CLAUDIA, pero una matrona al ver mis genitales, marcó mi destino. Mis padres lo entendieron y me llamaron carlitos. Por ello a fines de los años 70`s nací en el hospital barros luco, gracias a una matrona quien hoy sé su nombre y que según mi madre dijo "las manos y brazos fuertes son manos de matrona, su hijo tiene manos de matrona,". No habían ecografías, mi familia esperaba a una niña. Paradojas de la vida. Cuentan familiares que en mi niñez, mis mascotas, peluches los colocaba en mi vientre debajo de mi ropa, y fingía partos, todos se reían, me maravillaba ver nacer la vida humana, la vida animal. Mi destino era ser matrona, pero siempre me negué por alguna razón a serlo, por ello en primera instancia trabajé vendiendo seguros y tarjetas de descuentos para pagar un preuniversitario y entrar a una carrera de la universidad de concepción que se relaciona

con la traducción de idiomas. Un año difícil, era dificil llevar por dentro una vida distinta a la externa que por seguridad no expresaba porque existía mucho desconocimiento y fobia a punto de pensar en que si vivía deacuerdo a mi ser, podría ser asesinada en cualquier momento. En el chile de entonces, plena década de los noventas, era difícil ser una mujer trans, vivirlo y contarlo. Por ello dejé aquella carrera universitaria y muchas dudas en profesores y amigas y amigos de entonces de la universidad de Concepción y de nuevo dí la prueba de aptitud académica en esos años para ser matrona y lo logré. No vengo de alcurnia, si no siempre beneficiada por becas y mi esfuerzo.

Siempre desde el primer día quise vivir mi género, pero donde iba siempre las construcciones de la normatividad o lo que prima en visión fundamentalista, yo era una especie rara e incomprendida, y de vuelta a esconder mi ser, siempre. Pocos recuerdan mis intentos de contar mi verdad, por eso escasas personas supieron aquella verdad y quienes lo sabian, me protegieron como pudieron..........

Años de universidad gracias a que amigas trans no permitieron que sobreviva del comercio sexual, ellas me veían especial y me obligaron a siempre creer en mí y estudiar, a ellas les debo ser quien soy. Esa parte de mi vida la recuerdo con orgullo, porque ellas ya no están........

Era un primer año muy lindo, porque cada día aprendía de hormonas, era una alegria constante gritarlo y sentirme muy feliz porque era una chica trans en la universidad austral de valdivia y no era consciente de que en ese entonces yo ganaba una batalla y como a las matronas nos preparan en conocimientos de hormonas y salud, yo fui mi propia conejillas de indias al graduar a mi cuerpo dosis de hormonas sin que nadie lo supiera, libros de endocrinología leídos enteros, para tener la tranquilidad de no morir de trombosis o cualquier otra complicación derivada de ello, pero era mi mundo privado. Mis profesoras no sabían que todo lo que aprendía era para mi fortalecimiento interior. No había un nombre para mi sentir. Luego de tanto buscar en libros de psicología y psiquiatría lo encontré en un paper y aquello para la medicina se llamaba transexualidad, por ello nunca me sentí un chico homosexual, no lo experimentaba, me sentía una chica y me reía siempre fingir que era un varón, era una forma de escape de la discriminación, amigos y novios que tuve me ayudaban a masculinizarme aunque fuera por horas, porque eso mantenía tranquilo a mi alrededor, yo celebraba por dentro el estar en una facultad de medicina luchándo para algún día ser una matrona. Fueron años de una doble vida, hasta que se supo por fotos y personas que me vieron que yo me expresaba en reuniones sociales y discotecas y comenzó el bulling hacia mí, desde compañeros y compañeras de universidad. Un bulling suave que supe manejar, pero que no comprendía, hasta la golpiza del año 2005 en donde 3 neonazis me subieron a un jeep intentaron violarme y al defenderme, me golpearon hasta el cansancio.

Allí comprendí que me enfrentaba a una cruda realidad que muchas mujeres y hombres trans viven a diario.Ese episodio marco mi vida y ni mi familia lo supo. No entendía porque muchas mujeres como yo, dependían del comercio sexual y muchas eran asesinadas y me propuse saberlo, yo les preguntaba a mis amigas trans que se prostituían para sobrevivir, pero ellas sólo me decían "es lo que nos tocó no más por claudita, nosotras somos lo último de la sociedad". Por ello en mi tesis universitaria dedique toda la invstigación a aprender del mundo trans y porqué nosotras tenemos que estar en el último lugar de todo, y muy discriminadas en todo el mundo y sobre todo consideradas lacras sociales, lo descubrí, lo entregué a la universidad y me evaluaron con una nota 7.0 que es una nota máxima, había sido una catarsis, ver mi propio origen social y de género reflejado en una tesis de universidad y hecho por una mujer trans, porque tambié mi tesis sería marcada por la incomprensión....................................................

Luego de siempre compartir mi vida con las chicas trans y verlas siempre subir a autos y bajarse de ellos, con ese dinero m invitaban a comer empanadas y aconsejarme que este mundo era injusto, porque los anhelos de ser comunes y corrientes, de estudiar, de tener pareja, estaban prohibidos para quienes son consideradas siempre lo ültimo en la escala social chilena y del mundo. Conozco el mundo del comercio sexual, por ello el dolor de ver partir a muchas en las injusticias caló hondo y ello me motivaba a superarme. Yo siempre les decía que ese mundo de belleza y exhuberancia me gustaba, yo también siempre soñe ser estrella, cantar, bailar y celebrar la diferencia, la diversidad. Cantabamos y yo era edith piaf, grace jones, paloma san basilio o la pantoja o quien pudiera ser. Eran noches alegres y tristes porque más de alguna siempre andaba con un ojo morado, pero ellas ya no están. Me dejaron un legado del cual es difícil olvidarse, conocí la vida de noche, el comercio sexual, los clientes y más de alguna vez tuve que ocasionalmente hacerlo para poder pagar una letra o arancel a la universidad austral de chile.................. No es algo que me enorgullezca, pero las mujeres trans somos arrojadas desde la infancia a sobrevivir en lo que podamos. Yo tuve una suerte, pero también era una oportunidad y esforzándome día a dia en estudiar, sanaba mis heridas, aprendiendo a ser fuerte y darme cuenta de que vivía en un país lleno de odio y discriminaciones.

Después de la golpiza de aquellos cobardes mi vida cambió, me sentí una sobreviviente y maneje con cautela mi vida privada, porque sabía que en otro intento de expresarme me matarían, más que nunca reafirmé mi doble vida, mi familia nunca lo supo porque mi padre ya enfermo no necesitaba preocupaciones de este tipo, el ya tenía supequeña iglesia con la que siempre soñó, y su apoyo fue fundamental en seguir expresandome cuando le dije que sólo quería estudiar, porque eso llenaba mi alma, aunque fuera a escondidas ser claudia era felicidad, en una ciudad donde hasta el diario de la comuna denunciaba a homosexuales y sus reuniones en parques y monumentos de la ciudad, era difícil sobrevivir..........................

No asistí a mi titulación, ni a recibir mi diploma de matrón en la universidad austral de chile, porque el nombre no me reflejaba y tambié porque decía matrón, me sentía denigrada sobre todo porque en aquél momento compañeros de universidad hacían lo imposible porque nadie me diera trabajo, creando una red de desprestigio sobre mí todo por ser una mujer trans y a pesar de todo al tener mi primer trabajo, comencé de nuevo a ser víctima de comentarios y amenazas de colegas que pretendían que dejase de trabajar porque bajo la mirada moral y cristiana, yo era una enorme pecadora y transgresora. Se sabía que era claudia en todos lados menos en un hospital, pero tarde o temprano se sabía. Burlas desde médicos, hasta funcionarios de aseo, comentaban que era un espectáculo verme llegar de varón, sabiendo que era una belleza morena con tacos en reuniones sociales y transformismo de discoteca. No niego mi mundo privado porque yo era claudia en todo momento fuera del hospital, porque sabía que en el primer momento que pisase un hospital, clínica o consultorio como claudia, sería expulsada por ser una rareza, y así fui quedando sin oportunidades. No había ley antidiscriminación en ese entonces y en el sur de Chile, la discriminación es cultura y no había derechos para personas trans, aún hoy en día es así. Yo no tenía culpa de ser como era, y queria expresarme. Y así lo hice siendo descubierta incluso por doctores cuando bailaba y era feliz junto a mis amigas y amigos de la diversidad, en fiestas donde era tan feliz siendo claudia. Pero aquella claudia se cansó de vivir una doble vida. Y proyecté mi vida hacia una cirugía y un cambio de nombre y sexo para dejar de ser torturada con aquello que denominamos bulling por transfobia. Se me acusó de todo y yo solamente quería darle honor a mi nombre y género femenino que construí desde mi niñez. Y de apoco comencé a reunir dinero para cumplir el sueño de reasignarme sexualmente, pero el destiino se encargaría de que ello no ocurriera, cuando mis ahorros se fueron al quedar sin acceso al empleo. Un hombre maravilloso, me dijo que chile era inmenso y que soñara con serlo porque si lo deseaba lo lograría. Quise volver muchas veces a retirar mi diploma de universidad con mi titulo, pero mi nombre anterior lo frustraba todo. Nunca lo hice y me dedique a trabajar en muchos hospitales y clínicas, además de consultorios para evadir el bulling en trabajo transitorios para no exponerme a la violencia con que en cada lugar se me atacaba cuando desea expresar mi femineidad como claudia.....................

Cuando tenía todo listo para reasignarme, quedé sin trabajo, violentamente lo entendí pero comencé a preguntarme porque no buscaba trabajo como claudia si eran otros tiempos, había ya una ley antidiscriminación. Pero todo fue en vano, me humillaron nuevamente médicos, matronas, enfermeras, nutricionistas, paramédicos. Con sutilezas de siempre cuestionaban si iba contra la naturaleza y contra dios. Muy paradójico porque crecí en una iglesia evangélica y predicaba en la cisterna cuando viviía mi niñez. Pensando en siempre agradar a todos, alabando a Dios. Pero eran casos perdidos, la violencia transfóbica seguía. Trataba de explicar mi ser, pero nadie me entendía. Busque ayuda pero se me negó, y no quería rogar. Por ello puse en plan de yo misma defender mi dignidad y no rogar. Busqué trabajo como cualquier profesional, y constantemente siendo rechazada por el sistema, me dije a mi misma que tendría que seguir luchándo porque algo en mi molestaba a muchas

personas. De la mano de buscar trabajo y ser aceptaba nada pasó.Por ello comencé a marchar, a publicar mis escritos, a decir que soy una mujer trans común y corriente y que deseo vivir sin prejuicios. Por ello pensando en todas las ayudas prometidas desde centros de salud, personas, gremio e incluso ministro de salud, nada de ello se cumplió, siempre aparecía el bulling o maltrato ya sea, psicológico o sutíl. incluso al punto de pedirme justificarme ante cirugías y exámenes psiquiátricos para llenar fichas de maternidad. Recibí muchas ofertas de comercio sexual, incluso, vender drogas o vender mi historia a cambio de negarme y negar mis derechos humanos. Yo buscaba más. Buscaba respeto. Y comprendí que muchas cosas me estaban vedadas, porque nadie comprendía que sólo quería trabajar y cumplir mis metas. Incluso una isapre se negó a cubrir la reasignación sexual. Por ello la decisión de estudiar, de ser sindicalista caló hondo. Comprendí que vivía en un país dividido, en todo. En la esfera comercial, económica, racial, política y de géneros. Todo dividido. Yo no encajaba en nada. Por ello los derechos humanos fueron mi motor para buscar ayuda en abogados que me defendiesen ante tanta injusticia. No tenía un peso, pero me las arreglé paraa encontrar a alguién. Dos años sin poder ejercer mi profesión, con deudas hasta el cuello, sin muebles ni nada, sólo dependiendo de un trabajo de comida rápida que me salvo con dignidad de tomar ofertas que sé que de haberlas tomado, luego me costarían mi propia credibilidad a futuro como profesional.......

Y llegué a la clínica de derecho de la universidad de chile buscando a una mujer que me ayudaría a cumplir el deseo de que se me respete en este país mi dignidad y mi nombre social claudia y sobre todo mi género. No era un capricho, era mi deseo de vida. Fueron meses de aprender y de reunir información sumaria y comprender que la justicia sí podría darme la dignidad que no me dió mi gremio y todas las promesas de ayuda, todas falsas mentiras. Las promesas de ayuda del ministerio y de trabajo fueron una burla. En pleno año 2012 duré 1 a 2 días en maternidades cuando las propias matronas me acosaban con preguntas sobre mi apariencia y haciendo algo que ya yo conocía, el bulling. No tenía paz, porque necesitaban que me validara como mujer, presentando certificados de transexualidad y un dni o carnet que dijera mi sexo y siempre respondiendo preguntas para saber !qué diablos era realmente yo!, eso es bullyng, por dios, puede ser posible.........

Todo ello contribuyo a hacerme llorar y dejé mi profesión para luchar y buscar dignidad en otro trabajo reduciendo mi sueldo y aprendiendo a vivir con lo mínimo. Fueron largos meses de aprender sandwuichería y aprender a luchar con mi deseo de volver a ser matrona. Pero entrevistas de trabajo tras otra, eran un espectáculo para quienes se deleitaban escuchándome rogar por trabajo, aduciendo miles de problemas que tendría en el servicio público, como mujer trans, con un nombre y género masculino, "que verguenza". Un día llegué a vomitar del asco que sentía al pertenecer a un sector tan discriminador y violento como el de la salud. Pero nadie me preguntaba como me sentía, si sufría o era feliz o infeliz.

Mi novio de tanto verme llorar, le pidió a su jefe que me diera trabajo, sin decirle mi realidad, inventé un curriculum con experiencia en cocina y luego de 3 meses le tuve que contar quien era, afortunadamente, no me echó, le agradezco no haberlo hecho, quién sabe que hubiese pasado conmigo. Fueron días duros porque en cualquier momento me pedirían mi cédula o dni. Antes en otro trabajo que intenté tener, el jefe no me pagó como debía y constantemente me denigraba como mujer, yo sabía que también que taarde o temprano vivivía también la discriminación por género, ni siquiera como mujer trans, si no como mujer. Duré sólo 3 meses antes de llegar al barrio bellavista donde aún trabajo en cocina. Mi novio fue siempre quién me defendió de humillaciones. Y simplemente cuando llegó el momento de decirle mi verdad a mi jefé actual, me dijo " yo a usted la conocí como claudia, usted trabaja muy bien, su firma y contrato dirán claudia y es claudia aquí y en donde sea", eso me motivó a seguir de pie. La televisión y el diario the clinic, me ayudaron a visibilizar mi historia y mi jefe y mis compañeros de trabajo comprendieron que a pesar de cualquier cosa lo que prima es el trabajo antes que la orientación sexual o la identidad de género, pero que es importánte respetarlas y considerarlas. Era afortunada, pero no me quedé quieta, constantemente estudiaba y me preparaba para algún día ganar mi propia batalla personal contra la injusticia y aquí estoy gané una batalla logré mi cambio de nombre y género sin pasar por humillaciones como ser desnudada y evaluada físicamente por la medicina que piensa que las personas trans somos enfermas y enfermos mentales, tampoco permití humillaciones de parte de la psiquiatría y la psicología, porque siempre rebatía con el concepto de persona e invocando derechos humanos ante quien intentaba obligarme a reconocerme enferma, no lo permití. Tampoco permití que organismos públicos y privados me certificaran con el nombre que tenía antes, siempre como claudia y sin aún tener un fallo judicial y fisicamente mi cédula de identidad. Valentía que fue reconocida por un municipio de Chile, pero soy consciente que es una historia personal, porque en Chile se siguen vulnerando día a día los derechos humanos de nosotras y nosotros personas trans, yo solamente me fortalecí personalmente y sé que quedan muchas por hacer y devolver a la sociedad el odio recibido ya convertido en educar y sobre todo trabajar por un país inclusivo y me queda mucho por hacer...............................

Mi madre en los años 60´ y 70´s en sus días libres, luego de su trabajo como asesora del hogar de una familia de providencia, viviendo las consecuencias de un sistema capitalista, caminaba por las calles de pedro de valdivia en santiago de Chile teniendo sueños y esperanzas.Muchas no se le cumplieron, porque este país siempre ha sido injusto, por ello tenerla y que me reconozca y admire es una alegría en mi vida. La sociedad chilena de entonces era diferente y muy prejuiciosa. Chile no ha cambiado mucho, por ello, formo parte de un cambio social y cultural y apoyaré en lo que pueda para lograr ese objetivo país. Nunca mi madre se imaginaría que 30 y tantos años después una hija suya sería reconocida como "valiente" en el municipio de providencia, entre ellos, por la alcaldesa Josefa Errazuriz y por el primer concejal homosexual de Chile Jaime Parada y justo en la calle pedro de valdivia, en la semana por la no discriminación de Providencia, esa alegría se la dí yo y orgullosa de ser parte de la diversidad........................... ,