El Anticucho TRABAJO

Introducción Viajar por el mundo ofrece muchas satisfacciones a los que aman la aventura y el turismo: lugares por descu

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Introducción Viajar por el mundo ofrece muchas satisfacciones a los que aman la aventura y el turismo: lugares por descubrir, museos que visitar, parajes para inmortalizar, conocer otras culturas y costumbres, formaciones naturales y grandes construcciones humanas, hoteles a todo lujo para los más afortunados, playas de aguas cristalinas y un sinfín de atractivos que hacen que viajar sea uno de los placeres de la vida, la gastronomía de la zona, que gozarán los grandes gourmets y, en general, cualquier paladar. El Perú, no sólo nos ofrece las ruinas de Machu Picchu y unos extraordinarios paisajes para deleitar nuestra vista. También ofrece al los viajeros una variada gastronomía con diversos platos típicos de las diferentes regiones del país, donde podemos destacar el ceviche, la pachamanca, el cau cau, el rocoto relleno, la papa a la huancaína o el anticucho. El anticucho no es un recién llegado ni fruto de la cocina contemporánea, lleva ligado a la cultura de la zona desde la época precolombina, incluso en algunos textos españoles del siglo XVI, cuando los europeos llegaron a Perú, ya se pueden encontrar referencias a este delicioso manjar. Sobre los orígenes de su nombre existen dos teorías, basadas en el quechua: una le busca raíces en anti-uchu (potaje, mezcla) y la otra en antikuchu (Andes y corte). En un principio, su principal ingrediente era la carne de llama, aunque posteriormente se sustituiría por carne de res y se agregaría el ajo. También sería más tarde, coincidiendo con la llegada de los españoles según cuenta la tradición, cuando se ensartaría con delgados palos hasta adoptar la actual forma de brocheta. A lo largo de los años, este sabroso preparado se ha expandido fuera de las fronteras de Perú a otros países andinos, así también podemos encontrarlo en la cocina chilena y boliviana. Dependiendo del país o región, pueden variar los ingredientes y el modo de preparación del anticucho. La receta típica empleada en Perú utiliza corazón de res cortado en trozos, ajo picado, aceite vegetal, pimienta molida, comino, cerveza negra, vinagre, orégano, jugo de limón, sal, pasta de aji panca y verduras variadas.Cuando están listos todos los ingredientes se realiza la cocción, que según el modo de preparación puede durar desde unos minutos hasta doce horas, y la carne se deja macerar de un día para otro. Al día siguiente es cuando se ensarta la carne, ya macerada, en palitos y se hace a la parrilla, que previamente se ha calentado al carbón

El anticucho El anticucho es un plato peruano criollo a base de carne ensartada en un palito de caña que se cocina a la parrilla. Es originario de los países sudamericanos antiguamente incluidos en el Imperio Inca y posteriormente en el Virreinato del Perú.

Historia Antes, con carne de llama; hoy, con trozos de res. En el camino quedó la influencia española y la creatividad y sazón de los esclavos Antiguamente, en la época incaica, los anticuchos se preparaban con carne de llama. Esta era cortada en trozos, condimentada con algunas hierbas y ají. Años más tarde, con la llegada de los españoles, la carne de res reemplazó a la de llama y el ajo pasó a formar parte de la receta. Los españoles acostumbraban a macerar la carne de res en vino y otros condimentos. Luego la freían y la ensartaban en palitos a modo de brochetas. Según comenta Cecilia Portella, “el desdeño hacia las vísceras y las partes menos nobles del ganado vacuno, por parte de los españoles, originó que en Lima estas menudencias quedaran relegadas a convertirse en la dieta de los negros esclavos”. De esta forma, el corazón de res cortado en trozos era macerado con chicha y, posteriormente, con vinagre. “Poco después, finos palos de caña incursionaron en su presentación, se utilizaban para ensartar las menudencias y para su mejor cocción. Así también facilitaban el servicio y la degustación”. La palabra tendría un origen quechua. “Anti, delante; y cuchu, cortar”, señala Aída Tam Fox en su libro “Vocabulario de la Cocina Limeña”. Por su parte, el lingüista Noé Lara, en el artículo “El criollísimo anticucho” publicado en El Peruano=, escribió que “anticucho viene de uchu, ají; y anti, ande”.

“DÍA DEL ANTICUCHO PERUANO” ''El anticucho como tal, tiene sus orígenes en el Imperio Inca, cuando era preparada con carne de llama. Ya en la época colonial, se preparó tal y como se come hoy: Corazón de Res. Los españoles cambiaron el estilo de preparación y lo sirvieron ensartando en palitos los corazones a modo de brochetas. En esa época, los españoles descechaban cualquier cantidad de vísceras y le daban como alimento a los esclavos. Ellos mismos crearon la receta actual del anticucho, pues nació con la necesidad de tener un plato atractivo, de buen aspecto y con un mejor sabor. Los esclavos usaron específicamente el corazón de res, tal y como se prepara en la actualidad en el Perú. Tanto en fiestas religiosas como el Señor de los Milagros o Santa Rosa de Lima, y en eventos deportivos o sociales, ver el humo y las lenguas de fuego que salen de la parrilla, hacen que nuestros deseos por comer este tradicional potaje se vuelva insaciable. Por suerte para los peruanos, el Anticucho ha servido mantenerse en el tiempo y ganarse el „corazón‟ del exigente público consumidor''.

Reseña del anticucho Es un plato criollo del Peru a base de carne de distintas variedades ensartadas en un palito de caña o de metal que se cocina a a la parrilla. Es originario de los países sudamericanos antiguamente incluidos en en el imperio inca y posteriormente en el virreinato del Peru y esta considerado como uno de los mas populares y típicos en algunos países de este continente, particularmente gastronomía Peruana,En el Peru es una tradición desde épocas coloniales y esta ligada a la procesión del Señor de los milagros

El anticucho boliviano En Bolivia la receta del anticucho es bastante simple. Se usan papas cocidas, vinagre, especias, crema de ají hecho con maní y el principalmente el corazón de res en pequeños trozos. Se cocina la carne a la parrilla incrustada en barillas de metal o madera y se sirve en un plato acompañado de la crema de ají y papa cocida. Las vendedoras de los anticuchos son conocidas como “anticucheras”; mujeres que se encargan de preparar esta comida y que salen por las noches y con particulares formas de llamar la atención hacen flamear los anticuchos ante los ojos atentos de los comensales. En los últimos años se ha incrementado la demanda de los anticuchos a base de carne de alpaca o llama que gracias a los ingredientes y tiempo de maceración, se vuelve una carne suave y rica. Además promueve el consumo de carne de los animales propios de los andes bolivianos y peruanos.

El anticucho chileno El anticucho más que un plato principal es un acompañamiento de un asado junto con otras carnes, choripanes, papas, vieneses y otros. La variación en Chile esta dada por la presentación del anticucho tradicional. En esta en el palo del anticucho se incrusta pedazos de cebolla, y los trozos de carne suelen ser más grandes; además se acompañan con pan marqueta en lugar de la papa tradicional. El anticucho común se hace con trozos de longaniza, vísceras y verduras doradas en la parrilla. Se le agrega sal, vinagre, y/o jugo de limón. El consumo más frecuente de anticuchos se da durante el mes de setiembre durante las Fiestas Patrias, en las fondas y en

asados. Su venta se da usualmente en carritos de comida ambulante como parte de la llamada “chilenidad”; junto con otros elementos que despiertan el sentimiento de amor patriótico como parte de la conservación de las tradiciones sociales y culturales.

El anticucho peruano El anticucho peruano es el más tradicional ya que esta hecho a base de las vísceras de res, especialmente el corazón cortado en láminas y según la región puede variar el animal y los tipos de corte. La preparación varía en que los ingredientes se unen con la carne y se dejan macerar de un día a otro a fin de que la carne quede suave. Los palitos usados para los anticuchos son hechos a base de caña de azúcar lo que ayuda en la cocción que es en parrilla con carbón. Durante el tiempo que el anticucho está en la parrilla, la carne se sazona con panca, la cáscara que cubre el choclo, con el que se unta el aderezo hasta que las carnes doren. El platillo se sirve en brochetas acompañado de papa amarilla sancochada, choclo y un tipo de crema de ají preparado con rocoto y cebolla. El anticucho es muy cercano a la cultura y tradición peruana; sobre todo durante las Fiestas Patrias, la Procesión del Señor de los Milagros, día de la canción criolla, la Feria Taurina del Señor de los Milagros, Santa Rosa de Lima y las tardes deportivas; fechas en que la venta y la promoción del consumo de este platillo se incrementan de manera considerable. Sin embrago el anticucho constituye un tipo de negocio permanente ya que es muy común que en los barrios o zonas de clase media baja, se encuentre en las esquinas carretillas de señoras, usualmente de rasgos morenos, preparando noche a noche ricos anticuchos acompañados de los clásicos picarones y la chicha morada.

El Anticucho y la Gastro-Aromacología

Hace algún tiempo encontré en una revista científica un artículo sobre aromaterapia que llamó mi atención. Comentaba la posibilidad terapéutica de relacionar los aromas y olores con la memoria y los estados de ánimo, un tema absolutamente fascinante para mí. De inmediato se me ocurrió que debería tratar de aplicar esta posibilidad científica a la gastronomía, relacionando el complejo mecanismo del olfato con la comida y la forma en que sus fragancias influyen en nuestras sensaciones de aprobación y bienestar.

Comencé la investigación tratando de encontrar una primera relación válida entre el aroma de pan y el concepto de hogar y familia. Este hecho trascendente y positivo despertó mis deseos de seguir con la investigación, primero había que clasificar y luego armonizar los miles de aromas de la gastronomía con algún concepto especifico. El formidable reto estaba allí, hasta le puse nombre a la investigación: Gastro-Aromacología. Había que elegir cada vez un especial “producto” y luego hacer la asociación respectiva mediante encuestas de opinión y laboratorio para el Instituto de los Andes. A las pocas semanas, caminando cerca al mercado del barrio de Jesús Maria, percibí un aroma a la distancia que llenaba el ambiente, y al parecer a nadie disgustaba y a todos agradaba. Tenía una impresionante personalidad, se originaban en los braseros de carbón de las anticucheras que en fila se habían apostado en una de las calles laterales del mercado. El aroma era incitante, criollo, sabroso, único, de inmediato comprendí que esa era la fragancia peruana que estaba buscando, el del inconfundible anticucho y podía ser asociado con el concepto de criollismo. No necesitaba nada más, allí, en las calles, estaba el segundo tema de la investigación y la respuesta, el maridaje perfecto, la armonía total. En las primeras encuestas que realicé en el saber popular, existía la creencia generalizada de que los anticuchos constituyen uno de los principales platos de la gastronomía peruana. Que tenían como origen la cocina negra y por lo tanto tendrían como fuente de inspiración unas primitivas brochetas africanas.

Los anticuchos son elaborados con dados de corazón de res, macerados con un aliño muy especial, ensartados en palitos de caña y luego dorados en brasero de carbón. Existía la opinión que era una comida especial de los esclavos de la costa central y solo muy entrado el siglo XIX había subido por mérito propio a las mesas de los gentiles. Referente a la etimología de la palabra anticucho, encontramos dos principales versiones. La primera venía desde el antiguo Perú, de un chupe o lawa llamado antic-uchu, que es una especie de sopa muy picante preparada con un especial ají traído de la selva amazónica. La semejanza de sabor con el aliño de los anticuchos hacían afirmar a algunos entrevistados que en época de la colonia este plato pudo representar el origen, por lo menos fonético, de nuestras peruanísimas brochetas. Otra versión muy difundida sobre el origen de la palabra anticucho, era la conjunción de las palabras “Anti” que quiere decir Ande y “Uchu” que significa ají, juntos expresaban “Ají de los Andes”, o “Salsa de los Andes”, que es como debía llamarse al aliño especial donde se maceran los dados de corazón. En ambos casos no encontramos una relación directa con los esclavos negros de la costa central, pero la realidad es que las mejores anticucheras eran negras y solo ellas le daban, desde siempre, su espectacular sabor. Otro de los mitos o leyendas urbanas que circulaban en el ambiente, era que los acaudalados españoles no comían las vísceras y las partes menos nobles de los animales, nos referimos al corazón, las tripas, el hígado, la lengua, el rabo, las patas, los sesos, la sangre, etc. Por lo tanto los destinaban como alimentos de sus sirvientes y esclavos. Sin embargo, pudimos rápidamente comprobar que en todas las regiones del mundo, a través del tiempo y las distancias, las poblaciones habían comido todas las partes de los animales, sin distingo de clases sociales y existían cientos de platos muy apreciados con esos insumos. Otra de las realidades es que las brochetas, pinchos, anticuchos o como quieran llamarlos, son una de las más antiguas y universales formas de cocción. Atravesar un trozo de comida, especialmente carne o pescado y exponerlo al calor directo del fuego, era lo más simple posible y uno de los inicios históricos de la cocina. En la investigación bibliográfica encontramos la más antigua mención del anticucho, en una receta fechada en el año 1776, en una carta referida a Doña Josepha de Escurrechea y Ondusgoytia, Condesa de Otavi y Marquesa de Cayara, hija del Coronel de Dragones del Rey, Don Antonio de Escurrechea e Iturburu, Caballero de la Orden de Santiago, natural del Señorío de Vizcaya en los Reinos de España y de Doña Micaela de Ondarza y Galarza, natural de la Villa Imperial de Potosí, en el Alto Perú. Más linaje imposible. “Anticuchas: Se corta el lomo de res en trozos, se los sazona con sal y pimienta y luego se los martaja en agua y vino en iguales cantidades, luego del marinado, se sopa cada uno de los trozos

en zumo de limón, luego en huevo batido y por último en migaja de pan duro y molido, se envuelve cada tajada en papel y se fríe en manteca, se les quita el papel y para servirlos se cubren las Anticuchas con una salsa caliente de mantequilla harina y yemas de huevo”. Al parecer esta delicia virreinal se fue popularizando y acomodando al gusto y la economía popular. El lomo de res fue cambiado por el corazón, el vino del aliño por chicha, vinagre, y se le agregaron, poco a poco, ajos, rocoto, ají mirasol, achiote, pimentón, cominos, prescindiendo del empanizado y cocinando los anticuchos ensartados en un palito de caña, directamente al calor del brasero, alentándolos con una salsa criolla con bastante ají panca que exacerbaba un inconfundible aroma a criollismo, que lo inundaba todo y que hasta ahora hace las delicias de propios e invitados. Teniendo como fondo el aroma de los anticuchos, con sus compañeros el choclo y la papa dorada, la salsa de rocoto, tomate y huacatay, realizamos una asociación de ideas, anotando las primeras respuestas de los entrevistados: Tondero, Marinera, Caballos de Paso, Gallos, Acho, Jarana en callejón de un solo caño, Chabuca Granda, la Flor de la Canela, Pisco, la Alameda de los Descalzos, la Lima Virreinal, el Puente de los Suspiros, José Antonio, el Alianza Lima, el Señor de los Milagros, Chincha, la noble raza negra, el bordoneo de la guitarras, el cajón peruano... en fin, ¡puro criollismo!... el genuino criollismo. Estábamos satisfechos con los resultados, el aroma de los anticuchos es la esencia de lo criollo.

corazón de los Andes está en el anticucho Después de la conquista española, Perú se convirtió en Virreinato. En ese momento la dinámica en las comunidades indígenas cambió completamente, y como consecuencia la gastronomía también varió. En principio la carne que se consumía era de llama y otros animales andinos, pero con la introducción de especies nuevas, las preferencias cambiaron. La ingesta de res se hizo común, pero los que tenían acceso a los mejores cortes de carne eran los españoles, quienes dejaban las vísceras para los sirvientes. Adicionalmente, llegaron al territorio esclavos negros. En África era común el consumo de entrañas debido a la escasez de comida. Esta suma de factores tuvo como resultado la adopción del anticucho como uno de los platos tradicionales más apetecidos en el Ande peruano. La etimología del término resume su origen. Anticucho es palabra quechua que viene de „anti‟ (Andes) y „kuchu‟ (corte), aunque también se apunta el sufijo „ucho‟ (ají). Estas brochetas elaboradas con el corazón de la res son consideradas como “comida de calle”, y lo que en realidad las hace tan apetecidas actualmente no es el sabor, sino el ambiente en el cual se consumen. Ovidio Gabela, chef de El Dorado, cuenta que en su juventud comía en la puerta de su casa anticuchos en compañía de sus amigos del barrio, o que después de salir de una discoteca visitaba algún carrito cercano y ahí compraba su brocheta. Nunca falta el prejuicio de los comensales al conocer que el anticucho es el corte del corazón de la res. Sin embargo, Andrés Castillo, chef del restaurante Inka, observa que la venta del plato está al mismo nivel que la popular Causa limeña. Además, “en la carta se explica que es el corazón, y la gente, por experimentar algo nuevo, lo ordena”. Es uno de los platos típicos que sobrevivió al olvido por su fácil preparación. No toma mucho tiempo de cocción y su sabor es único. El corazón de la res es magro, no tiene grasa, y es por eso muy saludable. Como se trata de una víscera, se la maneja con delicadeza mientras está en la parrilla. La exposición al fuego no puede sobrepasar los cinco minutos, pues si se cocina de más, las fibras se contraen y es prácticamente imposible de comer. Su consumo también debe ser inmediato después de su cocción, ya que fría se asemeja a „una suela de zapato‟. Es posible que el sabor a sangre se sienta mientras se mastica el pedazo, y por

eso hay que comerlo caliente y -según las recomendaciones de Gabelapreferiblemente acompañado con un carbohidrato, sea yuca, papa o choclo, para neutralizar su matiz férrico. También se acompaña con ají rocoto o ají al „huacatay‟, sabores fuertes que se maridan con la intensidad del corazón. A pesar de los prejuicios que pueda levantar el hecho de que el consumo de sangre en este pedazo sea más elevado que en cualquier otro corte, es este elemento el que le da su textura suave. Según Agustín Torres, chef de La Locanda, el sabor del corazón de res equivale a cinco lomos finos condensados. Cuenta además que la salsa de ají con la cual se acompaña realza mucho más el sabor. La tradición que envuelve a este plato es el colorido, pues en Perú la gente lo prefiere consumir tal cual comida rápida. Lo entretenido es tener en cuenta que cerca de las 18:00, las calles céntricas de Lima, en los días de la procesión del Señor de los Milagros - por citar un ejemplo- son invadidas por el olor picante de la brocheta mientras se cocina y se sella a la parrilla y al carbón. El anticucho no ha escapado de las fusiones e innovaciones, por lo que ha ido mutando, y ahora se lo cocina con otras partes de la res, o es elaborado a base de pollo, langostinos o pescado. Lo que sí se ha mantenido por más de 500 años es la salsa del marinado. Cada corte debe ser sumergido durante 24 horas en este jugo hecho a base de ají „panca‟, orégano, ajo, vinagre, pimienta, comino y aceite vegetal. No obstante, ni en restaurantes ni en la calle se percibe la forma del corazón, pues el corte de esta carne debe ser delgado y hecho en el sentido de las fibras. Una de las evoluciones más evidentes en este plato es la presentación. En la serranía de Perú, además de ser un deleite palatal, el anticucho refleja un sentimiento de arraigo a través de la comida: comer el corazón de los Andes.

Estos son los mejores anticuchos de Lima, según nuestros lectores

criollísimas delicias que se ofrecen en miles de huariques, restaurantes y puestos callejeros. Pero, ¿dónde se comen los mejores? Pues decenas de nuestros lectores participaron en un sondeo para elegir a los más sabrosos de la capital. Aquí, los resultados. En el primer lugar de las preferencias encontramos a El Tío Mario (Jirón Zepita 214, Barranco). Aunque no tiene muchos años allí, su creador, Mario Farfán, lleva más de dos décadas preparando sus delicias a puro corazón; primero en la calle, luego en un local más pequeño y ahora en un restaurante que se alza orgulloso junto al siempre poético Puente de los Suspiros. Otro de los favoritos de nuestros lectores son los contundentes anticuchos que se sirven en La Tribuna Carbonera (Av. Parque de la Reserva 719, Santa Beatriz). El local está ubicado frente a la puerta número 5 del Parque de las Aguas. En tercer lugar, hallamos a las delicias de la Tía Grimanesa, quien tras pasar 38 años vendiendo sus célebres anticuchos en la calle, se mudó finalmente a un local, ubicado en la Av. Ignacio Merino 466, en Miraflores. Sin embargo, varios de los usuarios del elcomercio.pe apuntaron que los potajes de Grimanesa Vargas ya no son lo mismo. “(Los anticuchos de) la Grimanesa de hace 10 o 20 años (eran los mejores), no los de ahora”, apuntó Jorge Vento Valencia, a lo que José Caminero contestó que “la Tía Grimanesa al dejar la carretilla dejó también el sabor de la calle”. Otro de los favoritos fueron los Anticuchos Pascuala, los cuales este año además conquistaron Mistura. Desde hace más de 30 años, Pascuala Patiño vende sus delicias en la calle. Puedes

encontrarla a la altura de la cuadra 8 de la Av. Santa Rosa, en Surquillo (junto a la iglesia San Vicente de Paul). Finalmente, varios de nuestros lectores alabaron los anticuchos que se sirven en el restaurante La Panka (Av. Villarán 753, Surquillo). Cabe mencionar que en 2011 estos fueron elegidos los mejores anticuchos de Mistura.

os anticuchos son considerados un plato tradicional de nuestra comida criolla. Su sabor, al igual que su exquisito aroma, nunca pasan desapercibidos e incluso abre el apetito a todo el que lo percibe. Estos trozos de carne bien sazonados y fritos en la parrilla los puedes encontrar por todos lados, desde puestitos ambulantes, hasta en restaurantes. A continuación sepa dónde degustar de unos buenos anticuchos en Lima:

El Tío Mario. El creador de este rincón de mucho sabor, Mario Farfán, lleva poco más de dos décadas preparando este platillo. Él empezó con su carretilla hasta que poco a poco fue creciendo. Hoy su restaurante es reconocido y se asienta al lado del Puente de los Suspiros en el distrito de Barranco. Le recomendamos pedir el Mixto especial, que lleva 4 palitos de anticucho, pancita, rachi, mollejita, papas y choclo / Dirección: Jirón Zepita 214, Barranco.

Doña Julia. Este lugar ha dedicado más de 50 años a la preparación de unos ricos anticuchos en Lima. Además ofrecen una exquisita variedad de platos a la parrilla, con el peculiar sello de sabor de este lugar. / Dirección: Jr. Huiracocha 1300, Jesús María.

La Tribuna Carbonera. Aquí también se sirven unos ricos y contundentes anticuchos, acompañados de papa sancochada, choclo desgranado, ensalada de lechuga y rabanito; para darle el toque especial, el ají de la casa. Además, aquí puede pedir este plato en una variedad de presentaciones, ya sea con pancita, rachi e incluso con carne o pollo a la plancha. / Dirección: Av. Parque de la Reserva 719, Santa Beatriz.

publicidad Tía Grimanesa. Un lugar muy solicitado para degustar de este plato criollo que llega a sus manos acompañado de trozos de papa y un pedazo de choclo, en una clásica presentación. Tras pasar 38 años vendiendo sus célebres anticuchos en la calle, la 'tía Grimanesa' se mudó finalmente a un local, ubicado en el distrito de Miraflores. / Dirección: Av. Ignacio Merino 466, en Miraflores.

La Panka. En este restaurante también se sirven buenísimos ejemplares de anticuchos. Cabe mencionar que en 2011 este lugar fue laureado por ofrecer los mejores anticuchos de la feria Mistura. Dirección: Av. Villarán 753, Surquillo.

ANTICUCHERIA DOÑA JULIA – Donde el anticucho es el rey

Llegamos a la Anticuchería Doña Julia por que habíamos oído hablar mucho sobre su exquisita sazón, en el corazón de Jesús María, nos encontramos con los mejores anticuchos que habíamos probado, donde vienen trabajando ya hace mas de 50 años difundiendo este plato típico peruano que se ha convertido otro de nuestros platos bandera de nuestra maravillosa gastronomía peruana.

David Garcia - Cheff Nos atendió el Cheff David García (Jefe de la Cocina de Mama Pancha) quien después de contarnos sobre Doña Julia y Mama Pancha, nos deleito con una ronda de exquisitas variedades de anticuchos, el clásico (anticucho de corazón de res), el anticucho de pollo, el anticucho de alpaca exquisito con un

sabor andino por la sazón de las hierbas, anticucho de cerdo macerado en finas hierbas, anticucho oriental de lo mejor con ese saborcito de kion y ajonjolí una mezcla que sabe mas que a delicia, el anticucho de lomo, el anticucho de avestruz muy bueno vayan temprano por que este vuela, el anticucho italiano una innovación del restaurant.

La historia

David no podía dejar de contarnos sobre esta hermosa historia de esfuerzo y lucha de la fundadora de DOÑA JULIA que fue Julia Gonzáles Cárdenas, natural de Cangallo, Ayacucho, quién emigró a la capital con su madre, esposo en busca de la oportunidad para realizar sus sueños

Empezó poco a poco cautivando a su clientela empezó de abajo con su carretillita donde ofrecia a todos su excelente sazón brindando siempre una sonrisa y mucho sabor.

Debido a la creciente cantidad de comensales atraídos por su gran sazón, tuvo que alquilar un local mas grande para atender a las personas que venían de diferentes partes de Lima y turistas que retornaban al Perú del extranjero, los cuales orgullosos llevaban a sus amigos a degustar los mejores anticuchos y picarones.

Los comensales trataban a Julia Gonzáles Cárdenas como Doña Julia, he aquí donde surge el nombre que honra la esquina ubicada entre la Av. República Dominicana y Jr. Huiracocha, local que adquirió en vida y heredó a sus hijos, pues un 6 de Julio Doña Julia partió a los Cielos, pero dejó el mejor legado culinario, mantener la calidad y el buen sabor de nuestros productos tradicionales

La Sra. Raquel Ayala, hija de Doña Julia demostró ser una muy buena alumna continuando la elaboración de los productos tradicionales, conjuntamente con el Ing. Agustín Cisneros Zarango, quien conserva otro de las características de Doña Julia, el buen trato y la calidad de servicio.

Actualmente, cuentan con un segundo local ubicado en la AV. Brasil N° 1403 un nuevo concepto en comida criolla llamado MAMA PANCHA.

En el 2010 han sido galardonados con el LATIN AMERICAN QUALITY AWARDS, por segundo año consecutivo, y con el premio a la CINTA ROJA Y BLANCA, como la mejor anticucheria del Perú, en reconocimiento a las 5 victorias consecutivas del premio POP (peruana de opinión publica).

Durante todos estos años han tenido el placer de atender a muchísimo público tanto nacional como extranjero, así como ilustres personalidades, artistas, personajes de la farándula y reconocidos deportistas.

Venga entonces a disfrutar de la mejor comida criolla en Mama Pancha y de los mas deliciosos anticuchos y picarones en Doña Julia.