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ISMAEL

CALA

El analfabeto

emocionai Una guía práctica para usar nuestras emociones hacia el éxito

EL anal~abeto{

emcoono;

Si el pes imis mo y la ins eguridad nos impidieron un as cens o pers onal o profes ional, s i el tráfico cotidiano s aca nues tro mons truo interno de furia, s i los celos nos dominan en las relaciones , y la impaciencia y la culpa s on moneda corriente con nues tros hijos … es tiempo de actuar. Con El analfabeto emocional, Is mael Cala nos propone huir de la victimización, dejando atrás

miedos

y

creencias

limitantes . As í

tomaremos

nues tras propias decis iones , teniendo en cuenta diferentes formas de pens amiento para vivir a pleno; s in modos reactivos ni frus traciones . “Entre más uno cultiva la inteligencia emocional, más des arrolla s u propia confianza y trans parencia, s obre la bas e de una intuición innata”.

ISMAEL CALA

Una guía práctica para usar nuestras emocioneshacia el éxito

El día en que aprendí a leer (de verdad) La inteligencia emocional no es lo contrario de la inteligencia, no es el triunfo del corazón sobre la cabeza. Es la única intersección de ambas. DAVID R. CARUSO

D

urante mucho tiempo he s ido un analfabeto emocional, a pes ar de haber es tudiado dos

carreras univers itarias , de haber tomado varios curs os profes ionales y de contar con una s ólida educación familiar. En cas a, mi madre y mi abuela me inculcaron

valores

humanos

profundos ,

fundamentales para s obrevivir en un mundo difícil — y muchas veces cruel—, pero no cons iguieron llegar más allá. Sencillamente, porque des conocían es e “más allá”, que no tiene nada que ver con la muerte. El nues tro era un hogar humilde, como la gran mayoría de los del pueblo donde nací y crecí. Mi abuela Annea era una mujer excepcional, con un carácter fuerte y convicciones muy firmes . Pes e a haber perdido el equilibrio emocional des de muy joven, debido a la muerte de un hijo, Annea trabajó todo lo que pudo para s embrar en mí ciertos valores que provenían del s entido común y del cariño. Vivo inmens amente agradecido por haber contado con s u apoyo y guía. Sobre todo, porque aquella era una s ociedad complicada: la familia influía menos que el Es tado cubano en la educación general de los niños y jóvenes . A pes ar de las largas aus encias de mi padre, aquellas dos mujeres —madre y abuela—

echaron s obre s us hombros la formación de nues tros valores . No hay que olvidar que en la Cuba comunis ta

la

religión

es taba

pros crita;

la

es piritualidad laica era innombrable en un país declarado

oficialmente

“materialis ta”. Por tanto,

huérfanos de cualquier vis ión alternativa s obre el s er humano, s olo nos quedaba la familia: un reducto en el cual s e hablaban mencionar en otros

temas

que no debíamos

lugares . El panorama

que

des cribo no s ignifica que las s ociedades con libertad religios a abs oluta, o que permitan un mayor papel de la familia en la educación, hayan s olucionado el problema de la inteligencia emocional. No, porque en es tas aparecen otros fenómenos que lo impiden. MODULANDO MIS EMOCIONES Des de

los

quince

incons cientemente— emociones

s obre

años , empezó

un

mi a

abuela modular

—cas i mis

tema

tan

complejo

como

la

muerte.

Entonces ,

repetía

a

menudo que s e moriría es e año; me obligaba a prepararme

para

cuando no es tuviera. A es a

edad,

yo

no

imaginaba mi vida s in ella pero, s i lo analizo en la dis tancia, aquella angus tia empezó a formar en mí una actitud frente a la muerte; una emoción perturbadora que me obligó a reflexionar, has ta cons eguir las ideas que defiendo hoy. Sin embargo, mi abuela Annea, mi primera “maes tra” de vida, cayó en la trampa emocional de convertirs e en víctima, y nunca mitigó el dolor que le caus ó la pérdida de s u hijo. Quis o vivir mientras es tuve a s u lado, en el hogar familiar, pero abandonó

toda es peranza el día en que decidí cons truir mi propia vida. ¿Cuál habría s ido s u reacción s i hubies e es tado preparada emocionalmente para un momento inevitable? ¿Qué lecciones nos dejan la s oledad autoinducida, la dependencia exces iva hacia los demás y las heridas eternamente abiertas ? Como

he

contado en alguna otra

ocas ión,

familia

ha

marcada s uicidio. intentó vida

mi

es tado por

el

Mi padre quitars e la

varias

veces ;

yo tenía s eis años cuando mi abuelo s e ahorcó; mi tía Araceli tomó la mis ma decis ión un tiempo des pués . Y todo es to ocurría en una fas e compleja de mi formación como

individuo. Algo andaba mal, y yo lo s abía, aunque me res ultaba difícil entender por qué pos eíamos una herencia genética tan cruel. Con mi abuela aprendí una condición emocional impres cindible: hay que huir de la victimización. Sin embargo, las s oluciones no s on cues tión de días , s ino de un aprendizaje permanente. Hay quienes des precian la literatura ins piracional, cas i s iempre s in conocerla a fondo. Sobran en es te mundo quienes afirman s aberlo todo, abs olutamente todo. Ilus amente, creen que no neces itan aprender nada

más .

Muchas

veces

los

obs ervo

en

conferencias , curs os y otras actividades . Llegan con ideas preconcebidas , colocan s u es tatus económico por encima de todo —como un puñetazo s obre la mes a—, es perando la rendición total de los demás e intentando medir la felicidad en millones . Quienes s e comportan de tal modo tampoco s e mues tran muy

dis pues tos a compartir. Conciben el mundo des de s u refugio de cris tal, como s i las pos es iones materiales alcanzadas fues en s uficientes para apertrechar el es píritu. Pres ento es tas obs ervaciones des de el mayor res peto, con el ánimo de llamar la atención y s iguiendo el s entido común. No me cons idero un maes tro ni un gurú. Simplemente, he vivido y es toy aquí para contarlo. Puedo dar fe de mi trans formación es piritual, de cómo he debido convertirme en un gladiador de la mente. No s é dónde es taría ahora mis mo s i me hubiera conformado con la inercia de es o que llaman des tino. Ni la s ituación económica de mi círculo familiar, ni la realidad del país donde nací, ni las barreras con que uno s e tropieza en cualquier lugar del planeta cons iguieron hacerme des fallecer. Pero, reitero, la batalla por la s ubs is tencia no termina nunca. DESDE LA INFANCIA

Es cribo es te libro porque cons idero que el camino a la es piritualidad, a la libertad pers onal y a la inteligencia

emocional

debería

comenzar

en

la

infancia, para que familiares y maes tros ayuden a reafirmar el potencial de niños y adoles centes . Hay muchos s eres humanos rendidos a la frus tración porque s u voz fue s ilenciada en es as etapas tan complejas

y determinantes

del s er humano. El

es tímulo temprano permite un tiempo de maduración impres cindible

para

lograr

el equilibrio

de

la

autoes tima; pero, s i no fue pos ible que es to s ucediera en las mejores condiciones , aún es tamos a tiempo. El aprendizaje es eterno. En la adultez podemos reparar algunos daños del pas ado, con dedicación y paciencia. Pero el “milagro” s olo s e hará realidad s i entendemos en qué tramo del camino es tamos , s i llegamos a comprender que el problema exis te y, por

s upues to,

si

nos

proponemos

crecer

para s

olucionarlo. Como ya s e ha vis to, una ins trucción es colar de calidad no es s uficiente para formar s eres humanos equilibrados . Es , s in dudas , una excelente bas e. Aprecio con s atis facción cómo mejoran los datos s obre alfabetis mo educacional en el mundo, pero temo que no avanzamos mucho. A la par que progres amos en índices educativos y celebramos que un número mayor de pers onas tiene acces o a la educación, cues tionamos el modelo que excluye del s is tema a la inteligencia emocional. Sencillamente, la vida es un todo, y como tal ha de abordars e. Formar hombres y mujeres no es únicamente ins truir a ingenieros , carpinteros , médicos o comerciales . Es o es educarlos en una profes ión u oficio. Para vivir, que es lo que hacemos la mayoría de los humanos antes , durante y des pués de trabajar, s on neces arias más herramientas . Porque la vida es única e

irrepetible, porque miles de pers onas convivirán con nos otros a través de los años , des de la es cuela has ta el hogar de ancianos ; porque, en res umen, la Humanidad neces ita nues tro talento profes ional, pero

también

pide a gritos

otro

modelo

de

convivencia. Según datos de la UNESCO, en 2015 había en el mundo 757 millones de analfabetos ; dos tercios de ellos , mujeres . No s orprende a nadie que la mayor concentración de población analfabeta s e ubique en país es muy pobres , como Níger, Benín, Burkina Fas o, Afganis tán, República Centroafricana, Haití y otros . En

el cas o

de

América

Latina,

la

tas a

de

analfabetis mo s e redujo un 26%. La UNESCO cons idera que, s i bien no s e han alcanzado los objetivos en un 100%, s í ha habido un avance s ignificativo. ¿Podemos decir lo mis mo s obre el analfabetis mo emocional en el mundo? Más allá de

alguna

encues ta, los

probablemente,

datos

ningún

s on

confus os

organis mo

oficial

y, es té

interes ado en medirlos con regularidad. Quizá los cons ideren menos relevantes o inclus o difíciles de cuantificar; pero por más s ubjetivos que s ean, cualquiera puede dars e cuenta de la s ituación emocional a s u alrededor, ya s ea en cas a, en el trabajo o en la es cuela. POR UNA ALFABETIZACIÓN INTEGRAL La UNESCO también repara en el papel de las nuevas tecnologías en la promoción de la alfabetización. Cita los

teléfonos

celulares

y

las

tabletas

como

herramientas que generan un mayor reconocimiento de la importancia del proces o. Es to es excelente, porque de la tecnología cons eguir muchos

debemos

y podemos

beneficios , más allá de s us

funciones puramente convencionales . Vivimos en un mundo

hiperconectado,

donde

los

emoticones

s us tituyen a los “te quiero” en la comunicación interpers onal. El avance tecnológico es un factor pos itivo

para

“aterrizar”

la

ens eñanza

de

la

inteligencia emocional y lograr propós itos en la vida. En es tos tiempos es inevitable tomar conciencia de lo práctico y beneficios o que es dominar la tecnología, s iempre con cuidado de no convertirnos en s us es clavos . Vivir acorde con los tiempos es s aber aprovechar los adelantos en aras de la felicidad es piritual. Los artilugios que aparecen cada día no s on malos ni buenos en s í mis mos , s ino que dependen del us o que les demos . En una tableta podemos leer libros , dis eñar edificios , comunicarnos con

los

demás ; pero

violentos , hackear

al

también vecino

albergar juegos o

enviar

emails

malignos . Por otra parte, vivir atados a los gadgets como s i fueran lo único que exis te en la Tierra, tiende a dis tors ionarlo todo y cons pira contra la propia

es encia humana, contra nues tra riqueza interior. Una educación

integral,

que

incluya

la inteligencia

emocional, también s ería capaz de modular es tos fenómenos , para que el equilibrio s ea fuente de vida entre nos otros . Una alfabetización integral es una pos ible s olución a muchos de los problemas que hoy agobian al mundo. Recuerdo nitidez

con

el

día

bas tante en

que

“oficialmente” aprendí a leer. En el primer año de la es cuela primaria, un poco antes de finalizar

el

curs o,

se

celebraba

la

denominada

Fies ta de la Lectura. Se s uponía que, a es as alturas , todos los niños ya podíamos leer textos breves . A pes ar de mi timidez, s iempre leí bas tante bien. En es a edad, más que leer enlazábamos una palabra con

otra, s in cons eguir interpretar demas iado el texto que teníamos delante de nues tros ojos . ¿Leíamos ? Sí. ¿Entendíamos ? Depende. También es cierto que leyendo, es tudiando, aunque s ea letra a letra, comienzas a s acar tus propias conclus iones . El pas o por

la

radio,

a

partir

de

los

ocho

años ,

indudablemente iluminó mi mundo onírico a través de los cuentos infantiles que dramatizábamos . Ya no s e trataba

s olamente

de

leer,

s ino

también

de

repres entar, interpretar. Aquí contaban los matices y las emociones de cada his toria. Y todo muy bien explicado por es a maravillos a maes tra que fue Nilda G. Alemán. Nos otros , recién s alidos del cas carón, pero ya de pie frente a un micrófono, debíamos entender las his torias y trans mitirlas a través de la magia de la radio. Tales ens eñanzas me dejaron una profunda huella,

pos ibilitaron

un

acercamiento particular a

las emociones a través de la actuación y

la locución. El s ímil del primer curs o es colar s irve para ilus trar el panorama de la inteligencia emocional. No bas ta con tener ojos , oídos , boca, nariz y manos para

interpretar

percepciones .

la En

realidad varias

a

través

ocas iones

de

las

caminé s

upues tamente hacia adelante, pero con orejeras que impedían comprender la magnitud de la vida a mi alrededor. No es fácil s aber cuándo o cómo s uprimir aquello que perturba tu entendimiento, s i lentamente o de cuajo; muchas veces es complicado decidir s i toca hacer una paus a, evaluar la s ituación o retomar el viaje. Es a es pecie de “iluminación” no s uele ocurrir como

un

hecho

fortuito,

alejado

de nues tras

intenciones . Si cons eguimos as irnos de la s uficiente inteligencia emocional, podremos apartar la orejera y decidir un trayecto propio, con todos los matices al alcance de nues tra vis ta. Para ello, debemos valernos de una s erie de herramientas y edificar una cultura de

las emociones . Da igual s i tenemos cinco años o cincuenta. No vale la pena lamentarnos por lo que no fue y ya nunca s erá. Aún podemos actuar. Y, s obre todo, contribuir a que otros s eres humanos , que ahora trans itan por s u etapa más fértil, puedan contar más

tempranamente

con

una

mejor educación

emocional. En ambos cas os , es taríamos en pres encia de la alfabetización

total. Cada noche, cuando

entrevis to a pers onalidades en mi programa Cala, en CNN en Es pañol, puedo percibir perfectamente cuáles

ideas ,

corres ponden

mens ajes con

un

o

actuaciones

s er humano

se

inteligente,

emocionalmente hablando. Es toy convencido de que muchos televidentes también pueden es tablecer las diferencias . Ojalá s e multipliquen, de un lado y de otro, enlazando s entimientos , energía y vocación de s ervicio. ¡Hagámos lo pos ible!

Capítulo I El emocionante camino hacia la felicidad

Entendiendo las emociones La vida emocional es como un gran río que fluye dentro de nosotros. MAHARISHI SADASHIVA ISHAM

amás olvidaré la tris te his toria de mi colega Alejandro, quien as es inó a s u es pos a Martha des pués de varios ataques de celos totalmente injus tificados . Aún es tá en pris ión. Quienes lo conocimos nos preguntamos cómo pudo cometer aquel crimen, s i Alejandro nunca demos tró una pers onalidad violenta o agres iva. Pronto nos dimos cuenta de que él no compartía todas s us ins eguridades , que terminaron en los celos , en una codependencia enfermiza que des encadenó una ira des controlada.

J

No hay más que ver las es tadís ticas que s e divulgan en todos los país es s obre los llamados “crímenes pas ionales ”, que demues tran el des equilibrio emocional de quienes los ejecutan. Es ta es una as ignatura compleja. Quien la deje pendiente puede enfrentars e a repercus iones muy s erias . Entre más años pas an, más difícil es aprender a manejarnos con nues tras parejas , hijos y con los demás s eres con los que interactuamos diariamente. La mayoría de los emails y mens ajes que recibo, a través de redes s ociales y otras vías , s e centran en problemas parecidos a los narrados anteriormente. No s olo s obre conflictos de pareja, s ino también s obre los problemas del entorno que a cada cual le ha tocado vivir. Cada día compruebo la alta incidencia de la economía, la política y otros temas en la realidad de la gente. No es fácil para nadie res ponder a priori s obre problemas particulares en es cenarios determinados , porque una parte de ellos no depende del afectado, s ino de entes que lo s uperan. En poder y magnitud. Sin embargo, el cambio que viene des de dentro es capaz de producir olas de trans formaciones . Muchas veces es tamos focalizados en todo, fundamentalmente en lo exterior, en todo lo que es tá

alrededor, excepto en nos otros . El político norteamericano Nicholas Murray Butler decía: “Hay tres grupos de pers onas : los que hacen que las cos as pas en; los que miran las cos as que pas an y los que s e preguntan qué pas ó”. Aunque el hilo común de muchas cartas es la s ituación política, no debemos centrar el tema en es a cues tión, porque la tras ciende completamente. El camino es la creación de autoconciencia, que no es la colectiva, s ino la que empieza por uno mis mo. Dejar de res pons abilizar a los otros , que es lo que hacemos cas i todos los días , cuando reclamamos que nues tros gobiernos e ins tituciones s ean mejores . Es o no es tá mal. Pero hay que priorizar el reclamo hacia nos otros mis mos : tenemos que s er mejores , porque el cambio s ocial comienza con el cambio interno de cada individuo, con una intros pección. A veces hablamos de la iluminación y miramos hacia arriba, bus cando a Dios o cualquier otra cos a; pero el viaje debe s er hacia el interior, s in que es o s ignifique renunciar a nues tras creencias . ¿Cómo hacer es e viaje? Pues empezando por admitir elementos bás icos . El eminente ps icólogo Guy Winch nos coloca frente al es pejo al afirmar que s abemos cómo practicar la higiene dental des de los

cinco años , pero nadie ens eña a los niños s obre higiene emocional. En una de s us conferencias en TED, Winch nos llama a la reflexión al comparar actitudes muy comunes : “¿Cómo es que pas amos más tiempo cuidando nues tros dientes que nues tras mentes ?”, pregunta. Y repara en que a veces decimos : “Oh, ¿es tás deprimido? Quítatelo de encima, todo es tá en tu cabeza”. A continuación, advierte que a nadie s e le ocurriría decirle lo mis mo a alguien con una pierna rota: “Oh, s implemente s al a caminar, todo es tá en tu pierna”. Las neces idades no s atis fechas de la niñez, como explicaba el maes tro is haya Maharis hi Sadas hiva Is ham, continúan manifes tándos e en nues tras relaciones adultas . “Como no hemos tenido la habilidad para comunicar nues tros des eos con claridad, todavía acarreamos una carga de des eos no cumplidos de nues tro pas ado”. Maharis hi cons ideraba que el intento de llenar el “vacío emocional” puede conducir a patrones adictivos o compuls ivos como el cons umo de drogas , alcohol, tabaco, comida, o a enfermedades ; a relaciones pos itivas o negativas , o al des arrollo de la conciencia. En

es te

s entido, el maes tro is haya des cribía la vida emocional de un modo completamente clarificador: “Es como un gran río que fluye dentro de nos otros ”. Y advertía que cuando intentamos levantar una repres a en un río, el agua ya no s e mueve libremente, s ino que s e es tanca o bus ca otros medios para fluir. “As í como la rotura de la repres a puede caus ar gran daño, del mis mo modo la repres ión de s entimientos hace que nues tras emociones s e conviertan en una fuerza amenazadora y des tructiva”.

Emociones, filosofía y espiritualidad

Los s eres humanos s omos criaturas emocionales . Sin embargo, aunque las emociones s e nos as ignen por mandato divino, no es acons ejable dejars e arras trar por la energía que des encadenan. Sus tentar decis iones s obre arranques emocionales tiene poco de acons ejable y mucho de temerario. Dios nos crea con emociones , pero de nos otros depende s ometerlas , manejarlas correctamente y guiar toda s u fuerza a favor de lo más pos itivo y hermos o de la vida. Des de las edades más tempranas de la humanidad, filós ofos , líderes es pirituales y libros s agrados s e dieron a la tarea de analizar el porqué de las emociones y s us influencias . Fueron muchos los que pretendieron des cifrar s u “mis terio” y alertar s obre s us cons ecuencias . Las emociones ejercen autoridad s obre las tres es feras que dis tinguen la exis tencia del s er humano: la material, la mental y la es piritual, y moldean en muchas ocas iones el nivel de paz y el bienes tar de nues tra exis tencia. En lo corporal, s on capaces de des atar reacciones químicas internas , que inciden directamente s obre la s alud fís ica y mental; mientras que en lo es piritual s on capaces de dejar huellas imperecederas . Sobre todo, las negativas , que

pueden arruinar las intenciones de lograr la felicidad.

La filos ofía griega —profunda y eterna, colmada de eruditos — ins is tió durante s iglos en la neces idad de atemperar los arranques emocionales . Sin embargo carecía de habilidades para tomar conciencia real de las emociones , propias o ajenas , y utilizarlas a favor del crecimiento pers onal y del des arrollo s ocial, aprovechando s u caudal de energías . Es ta filos ofía intentó des entrañar la manera correcta de encajar las emociones humanas en el centro de la realidad; también llamaba a s u control y hacía es fuerzos por demos trar cómo des pojarlas del carácter agres ivo y poco armonios o que las dis tingue en s u es tado más primitivo. La capacidad

para controlar las emociones , buenas o malas , ya probaba en aquel entonces el nivel de razón en un s er humano.

Pioneros: Platón y Aristóteles En una fecha tan lejana como el s iglo V antes de Cris to, el maes tro y filós ofo idealis ta griego Platón, afirma en s u obra La República que “las emociones pueden afectar la razón, cuando s e manifies tan en exces o”. Acons eja que las pers onas más experimentadas , los ancianos , “ens eñen a los más jóvenes a des cubrir el placer s in exageración”. Él comprendía que las emociones exacerbadas no armonizan con la realidad. Como filós ofo dualis ta, Platón as egura que el s er humano es un compues to de cuerpo y alma, y cons idera al alma como el s er verdadero: el principio vital, la fuente del conocimiento. La divide en tres partes , cada una de ellas con funciones diferentes : la racional, fuente de la inteligencia; la iras cible, fuente de pas iones y emociones , y la apetitiva, contenedora de los apetitos , des eos e ins tintos humanos . La armonía y la jus ticia, afirma Platón, s e alcanzan cuando s e logra que las tres partes caminen en la mis ma dirección guiadas por la razón, en bús queda

de lo verdadero y lo pos itivo. Cuando el hombre no armoniza es tas tres partes —s igue diciendo— s e convierte en es clavo de una, la cual marcará s us ras gos ps icológicos . Ya en es a lejana fecha, es te gran filós ofo as egura que la relación “razónemoción-des eo” define las caracterís ticas ps icológicas del s er humano, s u manera de actuar en la vida y delinea la es piritualidad. Por s upues to, la razón juega el papel dominante. Aris tóteles , algo más joven y dis cípulo de Platón, s e dis tancia en varios as pectos del pens amiento de s u maes tro; pero igualmente le otorga a las emociones un s itio s ignificativo cuando evalúa el comportamiento humano. Según Aris tóteles , “las emociones pueden trans formar al individuo has ta tal punto, que es te corre el ries go de quedars e con el juicio afectado”. As egura además que “las emociones pueden s er educadas y a la vez utilizadas a favor de una buena convivencia”, por s upues to, gracias a la razón y al pens amiento lógico, los encargados de s u control. Aris tóteles hace énfas is en las emociones negativas como el enojo y el miedo. Me

llena

de

admiración

una

fras e

s uya,

pronunciada hace más de dos mil tres cientos años , pero que por s u lucidez y profundidad, mantiene una vigencia extraordinaria: “Enojars e es fácil, cualquiera puede hacerlo; pero enojars e con la pers ona correcta, con la intens idad correcta, en el momento correcto, de la forma correcta y por el motivo correcto, es o no es fácil en abs oluto”. Es tas palabras me recuerdan una anécdota de la que fui protagonis ta. El día de mi cumpleaños me antojé de hacerme mi propio regalo. ¡Hay ocas iones en la vida que ameritan demos trar cuánto s e quiere uno mis mo! Era un regalo cos tos o, un equipo electrónico de última generación. Hice los trámites por Internet y, aceptando la s ugerencia de la joven que me atendió, me comprometí a recogerlo al día s iguiente, o s ea, el mis mo de mi cumpleaños , a la una en punto de la tarde. Quien me atendió confirmó un par de veces : “Venga a la una, le tendremos todo lis to”. Planifiqué mi tiempo. Además de mi cumpleaños , era fin de s emana y tenía otros compromis os . Ya había recibido varias invitaciones . No obs tante, decidí tomarme unos minutos y bus car mi propio regalo. ¡Darme es e gus to! Llegué a la tienda el día y hora convenidos pero, para mi as ombro

y dis gus to, el equipo aún no es taba empacado. “Permanece en el almacén”, me dijo la empleada. Comencé a s entir frus tración, no lo niego, y has ta cierto enojo, de lo cual, por s uerte, me percaté inmediatamente. La joven, al parecer, también percibió mi males tar, s onrió y me s ugirió que recorriera el es tablecimiento. Lo hizo con el claro propós ito de ganar unos minutos . ¡Minutos que iba a perder yo! Su s onris a me pareció cargada de s arcas mo. Recorrí la tienda, no tenía otra alternativa. Al cuarto de hora regres é al mos trador y aún, nada. Es taba a punto de dar riendas s ueltas a mi frus tración, combinada ya con un mayor nivel de

enojo, pero no lo hice. Controlé ambas emociones en el último ins tante. La joven me dijo que iría al almacén y s e marchó. Allí me quedé, en medio del bullicio del inmens o mercado, con mi frus tración e ira contenidas . En es e ins tante s onó mi celular. Un gran amigo me llamó para decirme que s u es pos a había dado a luz una niña, que todo había s alido bien —era un parto de ries go—. Me contó de la recién nacida, me dijo s u nombre y me invitó a celebrarlo es a mis ma noche. Me contagió s u felicidad. Convers amos más de diez minutos . Durante todo es e tiempo, no me pas ó por la cabeza el equipo electrónico, ni la tardanza, ni la joven dependienta. Cuando finalicé la comunicación, la vi llegar s onriente, s e me acercó y me pidió que pas ara por el mos trador para recoger el equipo. Cuando llegué, me percaté de que no s olo es taba mi moderno aparato, muy bien empaquetado, s ino que también me es peraba, s obre un carrito eléctrico, un s eñor dis pues to a llevarme la carga has ta el auto. Sonriente, ella me volvió a pedir dis culpas y me entregó un bono con un 15% de des cuento, para mi próxima compra en la tienda. Su ges to me conmovió,

volvió a s onreírme, noté que s u s onris a nada tenía de s arcás tica. Todo lo contrario, era amplia, s incera y expres iva. Es un hecho rutinario, pero deja a las claras lo bello y beneficios o que es controlar las emociones , s obre todo las dañinas . Si relaciono lo s ucedido con la fras e aris totélica, arribo a varias conclus iones . Quizá me hubiera enfadado por el motivo correcto. Es cierto, perdí más de media hora en un día tan es pecial y comprometido para mí. Pero, ¿me hubiera enfadado con la pers ona correcta? ¿La joven dependienta era la verdadera culpable? ¡No lo s é! ¿Lo hubiera hecho en la forma y la intens idad correctas ? ¡Tampoco lo s é! Cuando nos domina el enojo, no tenemos muy en cuenta la forma en que actuamos ni la intens idad de lo que decimos y hacemos . ¿Era el momento correcto para enojarme? ¡No! Era el día de mi cumpleaños , no tenía por qué contaminar mi es píritu con res iduos nocivos de un enojo inútil. ¡Gané mucho controlando mi ira! Si me hubies e dejado dominar por las emociones des tructivas , doy por s entado que no hubiera dis frutado de tanta atención ni de las hermos as s onris as de la joven y el s eñor que, muy

cortés mente, me ayudó a tras ladar el equipo has ta el auto. Y el bono del 15% de des cuento brillaría por s u aus encia.

He comprado otras veces en la mis ma tienda, pero no he utilizado el bono. Lo guardo en un lugar vis ible, para que me recuerde s iempre cuánto de útil y hermos o encierra el hecho de poder controlar las emociones , s obre todo las que hacen daño, y

cuántas cos as bellas y es timulantes nos regala la vida cuando no agredimos a los demás . Aris tóteles nos alerta de que “las emociones pueden s er educadas y a la vez utilizadas a favor de una buena convivencia”. ¡Cuánta claridad de pens amiento, hace más de dos mil tres cientos años !

Emociones, pasiones y religión El gran maes tro Sócrates también realiza una profunda reflexión en torno al amor y las emociones en el tratado El banquete, de Platón. De igual manera, el Es toicis mo, una es cuela filos ófica griega creada tres cientos años antes de Cris to, dedica es pecial atención a las emociones humanas . Los es toicos atribuyen la res pons abilidad de los problemas del hombre precis amente a las emociones , “porque s on caus antes de juicios des acertados ”. Séneca, otro grande de la filos ofía antigua, condena la emoción porque, s egún dice, “puede convertir la razón en es clava”. No s e requiere un anális is muy profundo para concluir que las emociones fueron uno de los objetivos primarios de la antigua filos ofía griega. Es tas cargaban s obre s us es paldas cas i la total res pons abilidad por todo lo negativo que exhala el comportamiento humano.

En la Edad Media, etapa marcada por los preceptos de la Igles ia Católica en Occidente, la filos ofía enfrenta como nunca la dicotomía almapas ión. Según la Igles ia, el des control de las pas iones lleva al pecado y por ende al infierno. Prácticamente, emociones pos itivas como el gozo no tienen cabida. Por lo general, durante es ta etapa las emociones s on identificadas como “pas iones ”. Era un término peyorativo, más adecuado a los interes es del clero, porque s e cons ideraba que tanto las emociones —como las pas iones — eran el producto de un es tado irracional en el s er humano, y debían s er combatidas por la razón. Por s upues to, la razón es taba en manos de la Igles ia. Ya en la Edad Moderna, entre los años 1596 y 1650 des arrolla s u trabajo René Des cartes , quien es cribe una obra clás ica, Las pasiones del alma, en la que proyecta una vis ión dualís tica del s er humano, al que divide en cuerpo y mente. Cons idera las emociones como s ens aciones y las llama también “pas iones ”, al parecer, arras trando el punto de vis ta medieval. Según s u criterio, “las pas iones tienen lugar en la mente como pens amientos y en el cuerpo como percepciones ”. Les concede el mis mo es pacio que a la razón, o s ea, a la mente.

¿Cuál es el principal efecto de las pas iones ? “Es precis o obs ervar —apunta Des cartes — que el principal efecto de todas las pas iones en los hombres es incitar y dis poner s u alma a querer hacer las cos as para las cuales preparan al cuerpo. Por ejemplo, el miedo incita a huir; el valor, a luchar”. Otros filós ofos tras cendentes por s u obra, pos teriores o contemporáneos a Des cartes , como Spinoza, Kant y Nietzs che, también trabajaron profundamente las emociones y s entimientos , e hicieron centro de s u pens amiento toda la s ubjetividad de los s eres humanos . Todas las pers onas nos dis tinguimos por s er s ujetos pens antes , aunque no tengamos la grandeza de Platón, Aris tóteles o Des cartes . A la par de pens antes , s omos también s eres emocionales y emocionables . Los grandes filós ofos , los líderes es pirituales y los libros s agrados de las religiones más profes adas , as í lo confirman. Los pens amientos nos acompañan todo el tiempo, crean y proyectan ideas , nos fraguan como creaciones inteligentes ; s in embargo, s on grandes cons umidores de energías . Cons tantemente pens amos y quemamos energías . Las emociones , por el contrario, s on fuentes vitales de energías , capaces de cargar y recargar una y otra

vez el intelecto y nues tro accionar. Más que cons umir fuerzas como el pens amiento, las emociones las reproducen y nos empujan por la vida. Lo interes ante viene dado en que es totalmente des cabellado intentar evitar el pens amiento, por muy cons umidor de energía que s ea, pues abandonaríamos el más preciado de nues tros dones : la inteligencia racional. La razón es la encargada de maniatar y guiar todas las acciones que s e des prenden de los impuls os emocionales . En la medida en que ejerce dominio s obre es os impuls os , s omos mejores o peores s eres humanos , armonizamos más o menos con la realidad que nos rodea. Pero es aquí, en medio de es ta acción de control emocional que ejerce la razón, donde la emoción revela s u verdadera importancia y donde la razón deja al des cubierto s u debilidad. Es aquí donde la

energía que des prenden los impuls os emocionales brota, s e hace s entir y s e convierte en algo útil e impres cindible —tanto como el pens amiento— para nues tro andar por la vida. Sucede lo que llamo “el ciclo de la perfección humana”. El pens amiento cons ume energía, guía los impuls os emocionales en medio de la realidad; es cierto, pero es tos impuls os emocionales recargan al pens amiento de la mis ma energía vital que neces ita, para que es te s iga ejerciendo s u dominio racional s obre las emociones y as í continuar s u labor de guía y moderador.

Es una maniobra de acción y reacción. Una depende de la otra, ni la emoción ni la razón tienen la preponderancia; el balance entre ambas es ineludible

y de él depende que s eamos o no mejores s eres humanos . En s us manos también es tá el crecimiento o el enrarecimiento de nues tra es piritualidad. Nada tiene de loable que la balanza s e mueva hacia uno u otro lado, porque s i res ponder a las pas iones es malo,la razón exacerbada no lo es menos , pues tiende al exces o de valoración y al inmovilis mo.

Hasta en los libros sagrados… Gracias a es a inevitable relación entre lo material, lo emocional y lo es piritual es que a través de los s iglos las emociones han s ido tema de interés , no s olo para es pecialis tas de la s alud corporal y mental, en es pecial ps iquiatras y ps icólogos , s ino también para los más pres tigios os líderes es pirituales . Además , s e les dedica es pacios s eñalados en los más importantes libros s agrados que s us tentan la religios idad univers al, entre ellos el Corán y la Biblia. Las emociones , además , forman parte es encial de doctrinas como las de la Kabbalah judía. Por lo general, todos los textos coinciden en que las emociones es tán vinculadas a la es encia más profunda del s er humano y rigen, de una u otra manera, nues tra es piritualidad. Es tos libros vinculan las emociones con la acción conjunta de la mente y el

corazón, intentan determinar los niveles de felicidad o infelicidad, as í como las relaciones ás peras o armonios as con nues tros s emejantes y, s obre todo, con Dios . El Corán, libro s agrado de la religión mus ulmana, hace un s uges tivo enfoque de la s alud, dentro del cual incluye las emociones . “As í como la vida religios a es ins eparable de la vida s ecular, la s alud fís ica, la emocional y la es piritual no pueden s eparars e”, expres a. As egura que “cuando una de es as tres partes es tá les ionada o enferma, las otras dos también s ufren”. Refiriéndos e a las emociones , el Corán dicta: “Cuando una pers ona no es tá bien emocionalmente, no es capaz de cuidar de s í mis ma de forma apropiada, por cuanto tendrá s u mente dis traída de las realidades de la vida”. El profeta Mahoma, a quien, s egún los s eguidores del Is lam, el Corán le fue dictado por el propio Dios (Allah), dijo que “el creyente fuerte es mejor que el creyente débil ante los ojos de Dios ”. El principal s ignificado de la palabra “fuerte” es tá relacionado con la fe y el carácter, pero también con la s alud. “Nues tros cuerpos s on un prés tamo que nos hace Dios y s omos res pons ables de s u cuidado. Si bien la s alud fís ica y emocional es importante, la s alud

es piritual neces ita s er la primera prioridad en nues tras vidas ”. Por s er un libro s agrado que rige las normas de conducta de la religión más profes ada del planeta, la es piritualidad s e yergue como el as pecto más importante, el es encial, para dis frutar de la protección de Dios (Allah). Pero, a la vez, le concede a la s alud emocional el mis mo es pacio que le otorga a la fís ica. Nos hace res pons ables de nues tro propio cuidado, porque vivimos en un cuerpo que es un prés tamo de Dios . Las emociones y la es piritualidad s on ins eparables en el Is lam. Rumi fue un poeta mus ulmán erudito del s iglo XIII. Su obra, traducida a numeros os idiomas , s e caracteriza por intentar alcanzar la paz, la felicidad y la armonía a través de la palabra. En s u hermos a manera de “decir”, Rumi rechaza emociones dañinas como el odio y la dis cordia. En s u poema “La cas a de hués pedes ”, s e refiere a las emociones y a la neces idad que tenemos de ellas . Sin embargo, apunta que, a la vez que las dejamos entrar, debemos permitir que s e retiren, como s ucede con los hués pedes . Nunca convertirlas en parte de

nos otros mis mos . Es una forma profunda y es téticamente bella de reflejar cómo hemos de enfrentar las emociones , s eamos mus ulmanes o no. Su obra tras ciende fronteras geográficas , religios as y filos óficas . Dice el poema “La cas a de hués pedes ”:

E

sto de ser un ser humano

es como administrar una casa de huéspedes. Cada día una nueva visita, una alegría, una tristeza, una decepción, una maldad, alguna felicidad momentánea que llega como un visitante inesperado. Dales la bienvenida y acógelos a todos ellos, incluso si son un grupo penoso que desvalija completamente tu casa. Trata a cada huésped honorablemente pues podría estar haciendo espacio para una nueva

delicia. El pensamiento oscuro, lo vergonzante, lo malvado, recíbelos en tu puerta sonriendo e invítalos a entrar. Agradece a todos los que vengan pues se puede decir de ellos que han sido enviados como guías del más allá. Yalal ad-Din Muhammad Rumi

Es cierto lo que es cribe Rumi en s u hermos o poema. Los s eres humanos s omos como una cas a de hués pedes de emociones . Es tas deben entrar y s alir. Les otorga un carácter celes tial cuando afirma que han s ido enviadas (las emociones -hués pedes ) “como guías del más allá”; quizá las cons idera una prueba divina, des tinada a evaluar nues tro comportamiento aquí en la Tierra. Rumi dis fruta en s u obra el mis terio de las emociones .

En los tiempos de Abraham Pas amos a otro texto s agrado, la Kabbalah, bas e de la Torah, que rige los caminos del judaís mo. Nos

as ombramos por la manera profunda y práctica como enfoca las emociones . No me cons idero un cabalís tico; s in embargo, reconozco s us puntos de vis ta, des tinados en lo es encial a explicar la realidad y la ley general que rige la naturaleza. La Kabbalah es una tradición mís tica judía, un antiguo s is tema de conocimientos s obre el alma humana que algunos califican como una “tecnología es piritual primaria”, des tinada a mos trar el camino del conocimiento y de la creación. Hay quienes le s eñalan caracterís ticas es otéricas y envuelven s us palabras en un halo de mis terio. Según s us s eguidores , la s abiduría de la Kabbalah es la más antigua de todas , pues s e remonta a los tiempos de Abraham, el patriarca de la religión hebrea, tres mil ochocientos años atrás . Abraham era un beduino de una tribu en Babilonia. De él s e dice que des cubrió la exis tencia de la divinidad, o s ea, una realidad fuera de es te mundo. Luego es cribió un libro s obre la creación que, podría decirs e, s on las primeras es crituras s obre la Kabbalah. Siglos des pués , Mois és —un gran cabalis ta— es cribe la Torah, el texto bas e del judaís mo.

Hablo de textos es critos hace miles de años , pero que ya penetran en el mundo del intelecto y las emociones del s er humano. La Kabbalah tiene la certeza de dividir a los humanos en s eres intelectuales y emocionales . Dios les as igna un cuerpo y un alma, y es ta tiene que bus car la forma de poder interactuar con es e cuerpo. Para ello, Dios crea diez fuerzas —intelectuales unas y emocionales otras —, que determinan la pers onalidad, s egún el res ultado de la relación alma-cuerpo. Trabajar por mantener balanceadas es as fuerzas es el objetivo, pero nadie es perfecto. Unos des arrollan más una, y as í s e define s i s u pers onalidad es más emocional que racional, o vicevers a. “El intelecto —s egún la Kabbalah — es el progenitor de las emociones ”. Si queremos cambiar, modificar o controlar las emociones , hay que utilizar

el intelecto. De acuerdo con nues tra capacidad intelectual, as í s on los s entimientos . Cuando pens amos , o como dicen los cabalis tas , cuando tenemos la cabeza amplia, s omos s eres menos impres ionables y menos revelamos nues tras emociones , porque es tas s e rigen por la mente. “Todo lo que s entimos y hacemos ya lo pens amos antes , aun cuando afirmemos que es una acción impuls iva”, es otro precepto interes ante de la Kabbalah. Las emociones , los impuls os y la entrega tienen que ver con el corazón, pero el intelecto es tá por encima de cualquier emoción, s egún es ta teoría. Todas las emociones parten de un pens amiento, porque no exis te una acción s in un pens amiento previo. “Las pers onas que s e enojan muy fácilmente demues tran que intelectualmente s on pequeñas , y una pers ona con reacciones impuls ivas puras es tá loca, porque es incapaz de imponer s u intelecto”. “Los s eres humanos no deben es cuchar s u corazón, no han de obedecer s us impuls os , deben es cuchar la cabeza, por lo tanto, lo primero que una pers ona debe evaluar no s on s us s entimientos , s ino s u razonamiento”, propone la Kabbalah.

Según la es critura de Abraham, la raíz de todo mal es tá en el pens amiento, y s e des arrolla cuando los s entimientos y las emociones gobiernan es e pens amiento. Entonces , el res ultado de nues tra acción s erá negativo. El pens amiento para los cabalis tas es igual a la conciencia. Cuando pens amos debidamente, dirigimos las emociones y las acciones . Es ta es la única manera de as umir el control verdadero, y por tanto nues tra realidad s erá de luz verdadera. La Kabbalah también acons eja: “Cuando s e nos pres ente una s ituación complicada, no reaccionemos , no nos enojemos de inmediato, antes hagamos una paus a, obs ervemos nues tros s entimientos y pens amientos ; es bueno preguntars e en es e momento: ¿de dónde vienen es tos impuls os ? La res pues ta nos permitirá actuar”.

Dicotomía entre el bien y el mal La vida es un experimento permanente de emociones . Por es a razón es tas han s us citado s iempre el interés de grandes pens adores , idealis tas o no. Las emociones han s ido y s on en la actualidad objeto de profundos anális is dirigidos , fundamentalmente, a conocer el motivo que las origina, as í como s us

cons ecuencias negativas o pos itivas , s egún la carga que llevan implícita. También s e mues tra un interés permanente en la neces idad del s er humano de controlar s us emociones , s in tener en cuenta s i s on buenas o dañinas . Ninguna emoción o s entimiento en exces o, aunque aparente s er pos itivo, es s aludable. Una emoción fuerte dura s egundos , explota en un abrir y cerrar de ojos cuando no s e gerencia des de la fluidez de su identidad. Revienta en pleno ros tro y es capaz de provocar cons ecuencias que pueden extenders e por largos períodos de tiempo y, en algunos cas os , has ta toda la vida. Sin embargo, una emoción bien utilizada ilumina el es píritu; no lo opaca, lo expone a la luz. Son s entimientos innatos de la naturaleza humana que enriquecen o empobrecen la vida, tú decides

has ta dónde. En el cris tianis mo las emociones van aparejadas con la vida mis ma, cons tituyen una manera de vivir la eterna dicotomía entre el bien y el mal, el gran “s er o no s er” de la exis tencia humana. Las emociones nos preparan para actuar como s eres apas ionados , enamorados de creencias y convicciones , pero a la vez pueden arras trarnos al pecado, a cometer grandes errores , herir a los demás y, por s upues to, carecer de bienes tar. Es por todo es to la neces idad que tiene cada creyente de conocer s us puntos débiles como s er humano, s eleccionar apropiadamente s us pens amientos y actitudes , orar y pedirle a Dios cuando es precis o. El amor, el gozo, la confianza, la bondad, la empatía, la felicidad, el agradecimiento y el perdón s on emociones pos itivas , s egún el cris tianis mo. El miedo, el abandono, la tris teza, la ira, el remordimiento, el dis gus to y el odio s erían negativas . Cabe des tacar que una emoción tan fuerte como la ira forma parte de los llamados “s iete pecados capitales ”. No s e les llama capitales por la gravedad que encierran en s í mis mos , s ino por las cons ecuencias que pueden provocar. La ira des controlada tiende a manifes tars e a través de

ofens as , violencia, des acato y otras acciones ins anas , que pueden provocar daños en los demás , inclus o la muerte. Los cris tianos s uelen es timular el dis frute de emociones confortables , cargadas de bienes tar, paz y felicidad, a través de la práctica religios a, las oraciones y la lectura de la Biblia, s u libro s agrado. Engrandecen el es píritu leyendo s us s almos , proverbios , his torias de pers onajes y todo tipo de mens ajes que s e concentran en s us páginas . Cuando lo hacen, fluyen las emociones en pos itivo. La Biblia también contiene varias his torias cuyos pers onajes s iguieron s us impuls os emocionales , con malos res ultados para ellos y para los demás . Uno es Sans ón, cuya vida es tá llena de emociones negativas muy fuertes . El libro de los “Jueces ” narra que Sans ón s e encuentra con una joven filis tea y, lleno de pas ión, s in s aber s iquiera s u nombre, decide cas ars e con ella. De ahí en adelante, s u vida s e convierte en un hervidero de emociones nocivas : el enojo, la violencia, el des eo s exual, la infidelidad, el capricho. Si nos detenemos y analizamos fríamente s u manera de actuar, Sans ón es un conglomerado de emociones y s entimientos en negativo; pero, precis amente por ello, es un pers onaje aleccionador.

“Alégrate con los alegres y llora con los que lloran”, s ugiere la Biblia. Su mens aje reafirma que nues tro regocijo, bienes tar y es tabilidad emocional no dependen de las circuns tancias , s ino de nues tra relación con Dios .

Elena de White, es critora cris tiana es tadounidens e, deja bien definido que “la verdadera grandeza de un hombre s e mide por el poder de las

emociones que él domina, y no por las que lo dominan a él”. Tal afirmación nos concierne a todos , pues la vida es un cons tante ir y venir de emociones . Debemos es tar preparados para enfrentarlas y s acarles provecho. Sin emociones no hay vida y, s i la hay, no vale la pena vivirla.

Frutos del amor “Un s er humano s in emociones es como un leño s eco”, as egura Sri Sri Ravi Shankar, gurú indio y líder humanitario. En realidad, una pers ona que no s ienta o padezca el rigor emocional —lo autoges tione o no — es un ente vacío, una creación inexpres iva. Las emociones exteriorizan el “yo” más interno y des cubren quiénes s omos realmente, porque tras pas an el as pecto fís ico y dis eñan la más auténtica identidad. Somos s eres pens antes , pero ningún razonamiento —ni s us res ultados — puede s er lúcido en medio de un s entimiento emocional fuera de control. Emociones y pens amientos neces itan compens ars e entre s í. Una emoción no nos domina s i el pens amiento es fuerte y es tá preparado para s ometerla y utilizarla, a favor de las conclus iones que s e derivan de s u razonamiento. Grandes filós ofos ,

libros s agrados , líderes es pirituales y pens adores de todo tipo lo confirman. También nos demues tran que las emociones , s egún la fuerza que des pliegan a la hora de enfrentar el pens amiento, determinan nues tro andar por es te mundo. Sri Sri Ravi Shankar hace una afirmación que para algunos pudiera parecer atrevida, pero nos pone a pens ar. Cuando la es cuchamos por primera vez puede parecernos contradictoria, inclus o irracional, pero tras la explicación de es te gran gurú contemporáneo, nos damos cuenta de que nada tiene de des cabellada. Afirma Shankar: “El amor es res pons able de todas nues tras emociones negativas . Si no hubies e amor en es te planeta, no hubies e ningún problema tampoco. Nunca nadie s e pondría celos o, nunca nadie s entiría avaricia, nadie s e enojaría por nada. El enojo, la envidia, los celos , todas las emociones negativas que experimentamos , s on frutos del amor”. Dicho as í, s in una profunda reflexión a pos teriori, es cierto que parece una locura. Pero te s ugiero que, ante todo, analicemos el concepto tan amplio que es te gurú tiene del término amor. Cuando lo hacemos , comprendemos que s u as everación nada tiene de

des acertada. Para Shankar, el amor es una emoción, pero a la vez es más que es o. Es la bas e de toda exis tencia, “el amor —la más s ublime de las emociones — va mas allá del ‘yo te quiero’ o ‘no puedo vivir s in ti’. No hay amor en la vida o por la vida, porque la vida es amor”. Propongo una pregunta: ¿podemos vivir s in s entir amor por alguien o por algo? ¡Impos ible! Entonces , s i todo es amor, cuando amas la perfección, te enoja la imperfección; cuando amas a otra pers ona, s urgen los celos ; cuando el apego extremo te hace s entir amor por las cos as materiales , brotan la avaricia y la envidia. Dondequiera que haya energía de atracción hay amor, y donde hay repuls ión también hay amor, s olo que del lado opues to. “Las emociones integran nues tro yo más profundo, aunque s us caus as provengan del exterior”. Define también Shankar que “todas las emociones negativas no s on más que formas dis tors ionadas de amor”. “La ira es por amor, porque s i amas lo perfecto, te enojas ante lo que, s egún tu punto de vis ta, cons ideras imperfecto”. “La codicia es por amor, porque amas a un objeto material mucho más que a la vida”.

¿Qué es el odio?, pregunta Shankar. Y res ponde: “Odio es amor al revés , como el miedo también es amor, pero al revés ”. Los s eres humanos , cuando dis frutamos de es tabilidad e inteligencia emocional, encontramos la felicidad dentro de lo más profundo de nues tro s er, allí mis mo donde nacen las emociones . “Si hueles una fragancia muy rica, automáticamente los ojos s e te cierran; s i s aboreas algo muy rico, también cierras los ojos y dices : ¡Ay, qué s abros o! Es cuchando una buena mús ica, los ojos s e te vuelven a cerrar. ¿Por qué? Porque la fuente de la alegría es tá dentro. Vivimos fals amente pegados a todo lo del exterior, s os tenemos la fals a idea de que el mundo nos dará una gran alegría; s in embargo, nos otros mis mos podemos lograrlo porque

la felicidad es tá en lo más profundo de nues tro s er”. ¡Allí mis mo, donde s urgen las emociones !

Desde dentro El Dalai Lama, tibetano de nacimiento y formación, es uno de los líderes es pirituales más influyentes . Coincide con Ravi Shankar en que las emociones s urgen dentro de lo más profundo del yo interno, y las define como es tados mentales . Por es e motivo, los procedimientos que utilizamos para manejarlas también deben brotar des de lo más profundo de nues tro s er. No hay otra manera de hacerlo, jamás pueden utilizars e “técnicas externas ”, dice el Dalai Lama, para controlar las emociones . Como es tados mentales que s on, definen la forma en que s entimos y actuamos , y dicen mucho s obre quiénes s omos . Sin embargo, las emociones no s on es tados naturales de la mente. En el libro Emociones Destructivas, es crito por Daniel Goleman a raíz de un diálogo con el Dalai Lama, el monje tibetano afirma que “la pos ibilidad de la iluminación s e bas a en la idea de que las emociones os curecedoras no forman parte intríns eca de la naturaleza es encial de la mente”. Des de el punto de vis ta budis ta, afirma el Dalai

Lama: “las emociones des tructivas interrumpen de inmediato la calma, la quietud y el equilibrio de la mente, mientras que las emociones cons tructivas no s olo no perturban el equilibrio ni la s ens ación de bienes tar, s ino que, muy al contrario, los favorecen”. Cuando las emociones s e s alen de control, la evaluación que podamos hacer de la realidad que nos rodea s e enrarece, provocando que la mente no trabaje a tope o lo haga erróneamente, porque padece una carga emotiva que le impide razonar plenamente. “La mente es como un lingote de oro — dice el Dalai Lama—, no cambia s u naturaleza por más s iglos que pas e enterrado en el fango. Todo lo que s e precis a para poner de relieve s u es encia es ir eliminando las diferentes capas que s e han depos itado s obre él. Por lo tanto, todo lo que s e neces ita para alcanzar la budeidad es un proces o de purificación y de acumulación gradual de cualidades pos itivas y de s abiduría”. Con la purificación, que no es más que el control emocional des crito en términos es pirituales budis tas , s e logra alcanzar un es tado de conciencia abs oluta, que no da pie a la aparición de emociones os curas y des tructivas . Sin embargo, exis ten emociones en pos itivo que pueden s er apoyadas y profundizadas por la

inteligencia humana. El Dalai Lama pone como ejemplo la compas ión, “un s entimiento alentado por la reflexión en torno a la neces idad de enfrentar el s ufrimiento”. Es te monje tibetano deja para la pos teridad otra de s us ens eñanzas , muy profunda y hermos a: “La s abiduría es una flecha, la mente s erena es el arco que la dis para”. Las emociones aflictivas s on enemigas eternas de la s abiduría y la principal fuente de s ufrimiento en los s eres humanos . Una vez des atadas , s in el control mental requerido, des truyen la paz interior, afectan la s alud y las relaciones con los demás . “Todas las acciones negativas , como matar, es pecular y engañar —as egura el Dalai Lama— vienen de las emociones aflictivas . Por es a razón, es e es tado emocional es nues tro enemigo, des truye la paz y la fortuna. Un enemigo exterior quizás un día pueda s er peligros o para nos otros , pero quizás al día s iguiente pueda s er beneficios o; s in embargo, el enemigo interior s iempre es des tructivo y es tará pres ente s iempre dondequiera que vayamos ”. Del enemigo externo quizá podamos defendernos y has ta es caparnos , pero el interior va dondequiera

que vayamos , inclus o cuando meditamos . Es e es el punto, dice Dalai Lama. Debemos darnos cuenta de es e enemigo que llevamos dentro, y tomar el cuerpo, la mente y el corazón, hacerlos cómplices a los tres , y tratar de eliminar es e peligro. Según el budis mo, nues tro s er humano es precios o por s u inteligencia, por lo maleable que es , por los cambios que hace. Es precios o no s olo por las emociones , s ino también por la inteligencia y el razonamiento. Admito que he luchado durante años por intentar percibir a tiempo cuando una emoción —buena o mala— comienza a afectarme. No as eguro que s iempre la puedo dominar, pero es tudio cómo identificarla, us arla, dejarla fluir; intento llevar a la práctica el magis terio del Dalai Lama. Mientras más fuerte es nues tro s is tema inmunológico emocional, es taremos en mejores condiciones de hacer frente a

la ira, el apego o los celos , en los momentos en los que es tas emociones no nos aporten nada en pos itivo. El s olo hecho de percatarnos de los primeros s ignos que indican que vamos a s er víctima de una emoción fuerte, ya nos prepara para trabajar s u llegada o, al menos , para gerenciarla con la mente s erena y un es tado de conciencia s uperior, s i definitivamente hace s u aparición. Y, s i dejamos de s er unos analfabetos emocionales , inclus o es tamos en dis pos ición de utilizar s u caudal energético a nues tro favor. O s ea, s acarle partido a es a emoción, por muy negativas que s ean s us intenciones .

Emociones: ¿expresarlas o no? Otro líder es piritual que brilló con luz propia en el s iglo XX fue Os ho. Nació en la India y murió hace ya varios años . Sus criterios lo convierten, has ta cierto punto, en una pers onalidad polémica. Sin embargo, tuvo una enorme cantidad de s eguidores durante s u vida y s e han multiplicado des pués de s u muerte. Os ho tiene una obra muy extens a, de una profundidad fuera de lo común, y a veces algo compleja de as imilar para algunos . La vida de Os ho s e convierte en un vía crucis ,

s obre todo cuando lo aqueja la enfermedad que provoca s u muerte a los cincuenta y ocho años . No obs tante, s u armonía interna nunca des apareció. Es cribió un libro titulado Las emociones. Libres del miedo, los celos y la ira, donde nos conduce has ta las raíces del tema: aprendemos cómo s e des arrollan, la manera de lograr la calma interior y la s abiduría, inclus o en s ituaciones difíciles . Os ho afirma que “las reacciones emocionales que nos dominan provocan es tados de ánimo negativos que nos atormentan, nos colman de problemas y s ufrimos cons ecuencias negativas que perjudican directamente nues tro bienes tar”. Plantea una dis yuntiva, en medio de la cual muchas veces nos vemos envueltos los s eres humanos : ¿qué hacer con nues tras emociones ? Si dejamos que s e expres en, dice Os ho, podemos las timar a otros , pero s i no las expres amos , nos las timamos nos otros mis mos . Nos acons eja una fórmula para eliminar la emoción, s in agredir y s in dañarnos nos otros mis mos : la percepción.

“Si s e cobra conciencia de una emoción es pecífica y debido a es a toma de conciencia la emoción s e des vanece, es negativa, pero s i al cobrar dicha conciencia nos identificamos con es a emoción, s i s e extiende y s e convierte en nues tro propio s er, entonces , es pos itiva. La conciencia trabaja de forma diferente en ambos cas os ”, dice Os ho. “Si s e trata de una emoción venenos a, quedamos aliviados de ella a través de la percepción. Si es buena, feliz, extática,

nos volvemos uno con ella, porque la percepción la profundiza”. En res umen: s i algo s e profundiza mediante la percepción, es algo bueno. En cambio, s i la percepción lo dis uelve, es algo malo. “Aquello incapaz de permanecer en la conciencia es pecado, y lo que crece en la conciencia es virtud. La virtud y el pecado no s on conceptos s ociales , s on realizaciones interiores . Les digo que inclus o las emociones negativas s on buenas , s i s on reales ; y s i s on reales , poco a poco s u mis ma realidad las trans forma. Se vuelven más y más pos itivas , y llega un momento en que todo lo pos itivo y lo negativo des aparecen. Simplemente permanecemos auténticos : no s abemos lo que es bueno ni lo que es malo, no s abemos lo que es pos itivo ni lo que es negativo. Simplemente s omos auténticos . Cuando s omos auténticos , nues tras emociones s on parte de nos otros mis mos , las dis olvemos s egún s us intenciones ”. Profundas y geniales las conclus iones de Os ho. En Occidente también hay importantes líderes es pirituales modernos . Uno de los más influyentes es Wayne Dyer, fallecido en 2015. Su obra es de una tras cendencia extraordinaria, s obre todo el libro Tus zonas erróneas. Uno de s us capítulos es tá dedicado

a las emociones , pero Dyer enfatiza las que él denomina emociones inútiles : la culpabilidad y la preocupación. ¿Por qué las cons idera as í? ¿Por qué las califica como un par de grandes des pilfarros o de dos zonas erróneas ? Según Dyer, la culpabilidad provoca que des perdicies momentos pres entes , por es tar inmovilizado debido a un comportamiento pas ado; mientras que la preocupación es el mecanis mo que te mantiene inmovilizado, pero al contrario, por alguna razón que es tá en el futuro y que a menudo es algo s obre lo que no tienes ningún control. Es como s entirs e culpable de algo que aún no ha s ucedido. “Aunque una es tá dirigida al futuro y la otra al pas ado, ambas s irven al mis mo propós ito inútil de mantenerte inquieto o inmóvil en tu momento pres ente”. As egura también Dyer: “Hay dos días en la s emana que nunca me preocupan. Dos días des preocupados , mantenidos religios amente libres de temores . Uno de es os días es ayer… y el otro día que no me preocupa es mañana”. Es a es la única manera de evitar lo que él califica como “emociones inútiles ”. “Aprende a vivir ahora, en el pres ente, y a no des perdiciar tus momentos actuales en

pens amientos inmovilizantes s obre el pas ado o el futuro. No hay otro momento en el que s ea pos ible vivir más que el pres ente, el ahora, y todas tus preocupaciones y culpas tan inútiles s e producen en el exclus ivo momento pres ente”.

Sentir el cuerpo desde dentro Otro importante líder occidental es Ekhart Tolle, alemán de nacimiento, pero con nacionalidad canadiens e. Tolle es cons iderado por The New York Times como el autor de textos es pirituales más leído de Es tados Unidos , es pecialmente por s u bes t s eller El poder del ahora. Él defiende la teoría de que la mente no es s olamente el pens amiento, s ino también las emociones , as í como todos los patrones de reacción incons cientes de tipo mental-emocional. Le da forma a una idea muy original, relacionada con las emociones , que dice: “La emoción s urge en el punto en que s e encuentran la mente y el cuerpo. Es la reacción del cuerpo a s u mente o un reflejo de la mente en el cuerpo”. As í lo ejemplifica: “Un pens amiento de ataque o un pens amiento hos til creará un aumento de energía en el cuerpo, al que llamamos cólera. El cuerpo s e alis ta a luchar. El

pens amiento que amenaza, fís ica o ps icológicamente, hace que el cuerpo s e contraiga y adopte el as pecto fís ico de lo que llamamos miedo. La inves tigación ha mos trado que las emociones fuertes producen cambios en la bioquímica del cuerpo; es tos cambios bioquímicos repres entan el as pecto fís ico o material de la emoción”. “Cuanto más identificados es temos con el pens amiento, con s us gus tos y s us odios , s us juicios e interpretaciones , es decir, cuanto menos pres ente es té como conciencia que obs erva, afirma Tolle, más fuerte s erá la carga de energía emocional, s eamos cons cientes de ello o no. Si us ted no puede s entir s us emociones , s i es tá des conectado de ellas , eventualmente las experimentará en un nivel puramente fís ico, como un problema o s íntoma fís ico… Un patrón emocional incons ciente puede, inclus o, manifes tars e como un evento externo que aparentemente le s ucede a us ted. Por ejemplo, he obs ervado que la gente que lleva dentro mucha ira s in s er cons ciente de ella y s in expres arla, tiene más pos ibilidad de s er atacada, verbal o inclus o fís icamente, por otras pers onas iracundas , a menudo s in razón aparente. Tienen una fuerte emanación de ira que ciertas pers onas reciben s ubliminalmente, y

que dis para s u propia ira latente”. Tolle cree que s i tenemos dificultad para s entir las emociones , empecemos por concentrar nues tra atención en el campo de energía interior del cuerpo. Sentir el cuerpo des de dentro, para ponernos en contacto con nues tras emociones . “Us ted dice que una emoción es el reflejo de la mente en el cuerpo. Pero a veces hay un conflicto entre ambos : la mente dice no, mientras la emoción dice s í, o al contrario (…) Si hay un conflicto aparente entre ellos , el pens amiento s erá la mentira, la emoción s erá la verdad. No la verdad última s obre quién es us ted, pero s í la verdad relativa de s u es tado mental en es e momento”, añade. Durante una de s us tantas conferencias por el mundo, alguien le pidió un cons ejo para no dejars e abrumar por las emociones . En es te cas o, por el enojo, aunque podría aplicars e a otras emociones , s obre todo las que cons ideramos negativas . Tolle res pondió: “Cuando el enojo llega, s u campo energético de inmediato ocupa la mente y los pens amientos que s urgen s on un reflejo de es e enojo. El enojo provoca que tengamos toda una s erie de pens amientos negativos . Cuando s urge es ta emoción, s e debe tratar de tomar conciencia de que

es os pens amientos emanan de ella. No es fácil, porque a veces s urge de repente, pero es neces ario reconocer que s on pens amientos s urgidos de es ta emoción. No s on pens amientos verdaderos , s olo reflejan el campo energético del enojo. La cues tión cons is te, y lo s ugiero como un experimento, en tratar de mantenernos como obs ervadores , como tes tigos de es os pens amientos producidos por el campo energético del enojo. Cuando digo tes tigo, es s olo para tomar conciencia de es a energía, para no identificarnos al máximo con ella; es decir, es toy cons ciente, s iento es ta energía dentro de mí, pero, más allá de verbalizar, hay que verla y obs ervarla”. Mi maes tro Deepak Chopra, otro de los grandes líderes es pirituales de la actualidad, nos s ugiere que antes de liberarnos del rigor de las emociones negativas , debemos identificarlas y hacernos res pons ables de ellas . Sus puntos de vis ta también apelan a la conciencia y a la identificación de la

emoción. “Ante todo, hay que s entir el cuerpo. ¿Qué es la emoción? La emoción es un s entimiento, por es o es una s ens ación del cuerpo. Cuando identificamos y le pres tamos atención a es a s ens ación del cuerpo, rompemos s u vínculo con el pens amiento y de inmediato s e libera la emoción negativa. Hay otro proces o que es hacers e res pons able cada uno de s us propias emociones , porque, s i pens amos que nues tras emociones s on res pons abilidad de alguien más , entonces s ería es a otra pers ona la que tendría que cambiar para que nos s intiéramos mejor, y es o podría llevar un largo tiempo”.

He realizado un pequeño recorrido a través del tiempo para ilus trar la manera en que hombres iluminados han dedicado s u talento al anális is de las emociones . Ellos han intentado des cifrar es e mis terio que las envuelve, “mis terio” intacto aún en la actualidad, a pes ar del des arrollo científico y técnico, que adquiere hoy más que nunca dimens iones increíbles . No podemos vivir s in experimentar emociones . Somos s eres des tinados a crearlas ,

es tamos dis eñados corporal, mental y es piritualmente para hacerlo. Las emociones , buenas o malas , s e dis frutan o s e padecen, pero no podemos evitarlas , cuando más obs ervarlas , moderarlas y ges tionarlas a favor de la vida. Son hijas de la propia vida, por es o s e jus tifica el eterno interés del s er humano por es tudiarlas y des entrañarlas . No olvidemos que las emociones , aunque s ean pequeñas , como as egura Vincent Van Gogh, un alienado capaz de interpretarlas , “s on los capitanes de nues tras vidas y las obedecemos s in s iquiera darnos cuenta”.

El gran mérito de Daniel Goleman Los ps icólogos , muchas veces incomprendidos por la s ociedad, han des empeñado un papel relevante en los es tudios s obre inteligencia emocional, empezando por el ya mencionado Aris tóteles , a quienes muchos cons ideran padre de la ps icología. En s u libro Acerca del alma, el gran filós ofo griego afirma que “todo s er que vive y pos ee alma ha de pos eer neces ariamente alma nutritiva des de que es engendrado has ta que muere”. Y en la Retórica analiza las emociones en jóvenes , viejos y maduros . Sobre los jóvenes , dice que s on temperamentales ,

vehementes , inclinados a la ira, confiados , es peranzados . Y los mayores , en s u opinión, todo lo contrario, porque han vivido muchos años , s e han equivocado y han s ido engañados más veces . Sobre los maduros , as egura que s on un modo intermedio, libre de los exces os de los anteriores . Para el genio, el cuerpo llega a s u madurez entre los treinta y treinta y cinco años , y el alma, a los cuarenta y nueve años . Aunque polémica, res ulta interes ante s u explicación. Lo más importante es la preocupación, des de aquellos tiempos , por la vida emocional de las pers onas . A veces , algunos me preguntan: “¿Por qué te has movido des de el periodis mo has ta el área del des arrollo humano y la trans formación pers onal?”. Y la verdad es que me s orprendo, pues creo que ambos mundos es tán muy interconectados . En primer lugar, como demues tra la his toria, el es tudio de las emociones es tá pres ente en grandes pens adores como Aris tóteles , Heráclito, Platón e inclus o Darwin. En s egundo lugar, la ciencia moderna s e ha ocupado de inves tigar en profundidad la inteligencia emocional, empezando por el pionero en es te campo, Daniel Goleman. De acuerdo con los inves tigadores Beatriz García, Enrique Jurado y Adelina Ruano, la inteligencia

emocional en el campo de la ps icología s e remonta al movimiento de los tes t de inteligencia. Ellos nos remiten a Edward Thorndike, de la Univers idad de Columbia, “uno de los primeros que identificó el as pecto de la inteligencia emocional que denominó inteligencia s ocial, y que definió como la ‘habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres , muchachos y muchachas y actuar s abiamente en las relaciones humanas ’”. Cons ideran que el concepto de inteligencia emocional que conocemos actualmente fue es bozado por primera vez en 1990, con las publicaciones científicas de John Mayer, Peter Salovey y Di Paolo. Sin embargo, el libro La inteligencia emocional, de Daniel Goleman, fue el que mayor tras cendencia alcanzó en todo el mundo. Según Goleman, inteligencia emocional es el conjunto de habilidades que contribuyen al buen funcionamiento y al éxito. El título de s u bes t s eller —La inteligencia emocional. Por qué es más importante que el cociente intelectual— es toda una declaración de principios . Goleman s e refiere a dos tipos : a)

Inteligencia

emocional

intrapers onal,

entendida como la habilidad para comunicars e eficazmente con uno mis mo y para manejar en forma óptima las propias emociones . Por ejemplo, la autoconciencia emocional, la autorregulación y la automotivación. b)

Inteligencia emocional interpers onal, entendida como la habilidad para comprender y manejar eficazmente las emociones ajenas . Por ejemplo, la empatía y las habilidades s ociales .

En mi opinión, Goleman ha s ido el inves tigador que más ha aportado en materia de inteligencia emocional. Tiene además un gran mérito: a partir de s us es tudios , muchas más pers onas e ins tituciones s e han tomado con mayor s eriedad la influencia de las emociones en nues tras vidas . Hay una definición que me parece relevante. Dice que las emociones s on “impuls os para actuar, planes ins tantáneos para enfrentarnos a la vida”. Además , nos remite a la raíz de la palabra “emoción”, que es “motere”, el verbo latino “mover”. Al final, los orígenes de las palabras s iempre nos ofrecen pis tas del porqué de las cos as . La ps icóloga Elia Roca Villanueva, del Hos pital

Clínico Univers itario de Valencia (Es paña), cree que la inteligencia emocional, la autoes tima s ana y las habilidades s ociales pueden cons iderars e conceptos afines . Lo res ume expres ando que, a pes ar de s us diferencias , referidas al mayor énfas is de cada uno en ciertos as pectos de la realidad a la que s e refiere, “todos ellos pueden vers e como ‘diferentes mapas de un mis mo territorio’, el territorio común de las actitudes des eables hacia uno mis mo y hacia los demás ”. Las emociones s on tras cendentales en nues tras vidas , porque regulan las conductas pers onales y las relaciones con los demás . De s u correcta adminis tración dependen el éxito, la s alud y el bienes tar, de manera general. Son tan importantes , que las organizaciones vinculadas a la medicina, como la As ociación Es pañola contra el Cáncer (AECC), incluyen s u es tudio en los programas de ayuda s obre la enfermedad. A es te tema nos dedicaremos más adelante. Un concepto explicado por María Elena López y María Fernanda González expone que emoción es “un es tado de alerta comportamental, que varía des de el s ueño profundo has ta la actividad intens a”, “un es tado fis iológico (o corporal)” y, al mis mo

tiempo, una experiencia (algo que s entimos ) y una expres ión (algo que mos tramos en nues tra pos tura y en nues tra expres ión facial). O “una fuerza motivadora que determina las cos as por las cuales luchamos o las que tratamos de evitar”. ¡Cuántos s ignificados para un s olo término! Al llegar a es te punto, s eguramente ya tienes una idea general s obre las emociones . Pues te invito a s eguir, porque vamos a vis ualizar s ituaciones prácticas , además de conocer varias definiciones . Goleman recuerda que la inteligencia emocional s irve para motivars e y pers is tir frente a las decepciones , controlar los impuls os , regular el humor, mos trar empatía y abrigar es peranzas , entre otras ventajas .

¿Una cuestión química?

Las emociones res ultan de la actividad del s is tema nervios o, al igual que los movimientos voluntarios , explica Ángel García Villalón, catedrático de Fis iología de la Univers idad Autónoma de Madrid. Añade que las emociones proporcionan el “color” al comportamiento, y s on neces arias para la s upervivencia del individuo. Lo demues tra de la s iguiente manera: por ejemplo, la rabia o la agres ividad permiten al s ujeto enfrentars e con un enemigo. Pero, s i el s is tema nervios o juzga que el enemigo es demas iado peligros o, s us tituye la rabia por miedo, para que pueda es capar. García Villalón cons idera que la emoción tiene dos componentes : la s ens ación s ubjetiva que s entimos en nues tro interior y la manifes tación externa. “Primeramente, el s is tema nervios o debe determinar cuál es la emoción adecuada en cada cas o. Es to lo realiza, al menos en parte, una es tructura llamada amígdala cerebral. La corteza cerebral envía una copia de la información s ens orial que recibe a la amígdala, y es ta decide s i el es tímulo es amenazador, y s i s e debe res ponder a él con agres ividad o miedo”. La amígdala citada por el catedrático envía entonces s eñales a otros lugares del cerebro para poner en marcha los dis tintos componentes de es tas

emociones . Por un lado, envía s eñales a la corteza cerebral para des encadenar la emoción s ubjetiva interna, y por otro lado des encadena la expres ión externa de la mis ma. Es decir, s i vamos por la calle y vemos un león recién es capado del zoológico, nues tro corazón s e acelera, cambia la res piración, s udamos en frío, s e nos hace un nudo en el es tómago. ¿Por qué? García Villalón dice que es la res pues ta del hipotálamo para enfrentar la amenaza: el aumento de la frecuencia cardíaca y res piratoria permite aportar más oxígeno a los mús culos , por s i tenemos que s alir corriendo y poder huir. Cuando la amenaza del res piramos normal nuevamente.

león

ha

ces ado,

¿Cuáles s on los diferentes tipos de emociones ? Los inves tigadores Eduard Puns et y Rafael Bis querra, y el es tudio de dis eño PalauGea han creado el proyecto “Univers o de Emociones ”. Ellos afirman que exis ten has ta 543 emociones . El res ultado es un mapa gráfico para comprender el mecanis mo complejo que mueve nues tro yo interno. Un punto de partida para empezar a ges tionar nues tros s entimientos , afirman.

El mapa vis ual s e refiere a s eis emociones principales . Tres s e s itúan en la parte s uperior: alegría, amor y felicidad; y otras tres s e s itúan en la parte inferior: miedo, ira y tris teza. En el es tado s uperior s e s itúa la felicidad, la emoción pos itiva más excels a en nues tro es tado de ánimo. Por opos ición, en el polo negativo (que no s ignifica que s ea malo), el miedo s e s itúa en el triángulo inferior, e inclus o debajo del mis mo s ale un apéndice, la ans iedad. Puns et y Bis querra apuntan que las emociones no s on algo tangible ni es tático, s ino que es tán en continuo movimiento: “De forma muy s imilar a lo que s ucede en el univers o, las emociones cambian, crecen, os cilan, viajan y s e relacionan entre ellas . En ocas iones s on cas i imperceptibles , pero es tán ahí en un es tado latente, y otras veces explotan. Las emociones s on las que determinan nues tro es tado

anímico; las que hacen que s eamos s eres humanos únicos e irrepetibles ”. Pero es te no es el único mapa de las emociones . ¿Es pos ible vis ualizarlas , as ignarles colores o s entirlas en determinadas zonas del cuerpo? Sí, podemos hacernos una idea gráfica de cas i todo, para repres entar cómo actuamos los s eres humanos . Un es tudio de la Univers idad Aalto, en Finlandia, argumenta que las emociones pueden reflejars e en el cuerpo humano, es decir que pueden materializars e. Según s us inves tigadores , las emociones más frecuentes liberan s ens aciones intens as . Por ejemplo, la ans iedad puede s er experimentada como un dolor en el pecho, mientras que el enamoramiento puede des encadenar cálidas y placenteras s ens aciones en todo el cuerpo. Más de 700 pers onas de Finlandia, Suecia y Taiwán colaboraron en el citado es tudio. Los participantes lograron es tablecer colores y zonas para la ira, el miedo, el dis gus to, la felicidad, la tris teza, la s orpres a, la ans iedad, el amor, la depres ión y la envidia, entre otras fuertes emociones . La felicidad, por s u parte, s e regis tró en tonos rojizos y amarillos , prácticamente en todo el cuerpo, mientras

que la depres ión apareció en negro, centrada en el tórax. ¿Y el amor? ¿Qué pas ó con el amor? Pues fue indicado en color fuego des de la cadera has ta la cabeza. La envidia, es a fea emoción que deberíamos erradicar para s iempre, aparece con una carga rojiza en el pecho y en la cabeza. ¿Sorprende la relación entre emociones , regiones corporales y colores ? Pos iblemente es te mapa cons tate algo que ya preveíamos . ¿Qué ens eñanzas podemos extraer de un mapa as í? En primer lugar, corroborar la univers alidad de las emociones y s u relación con los códigos de la vida diaria. Otra conclus ión importante es conocer a fondo qué s entimos , cómo lo manifes tamos y en cuáles circuns tancias . La tipología de las emociones es amplís ima. Siempre dependerá de los dis tintos enfoques de los inves tigadores , pero también de cada uno de nos otros . El es tudio “Univers o de Emociones ”, por ejemplo, s itúa como punto de partida a la alegría, el amor, la felicidad, el miedo, la ira y la tris teza, pero coloca emociones derivadas alrededor de cada una. Como la lis ta es cas i interminable, intentaré res umirla:

Alegría

Felicidad

Placer • júbilo • ilusión • optimismo • entusiasmo • euforia • contentura • diversión • humor • éxito • moral alta Bienestar • armonía • equilibrio • plenitud • tranquilidad • paz interior • relajación • serenidad •

placidez • gozo • satisfacción

Amor

Aceptación • deseo • respeto • admiración • enamoramiento • ternura • cariño • amabilidad • afecto • empatía • cordialidad • solidaridad • gratitud • interés • compasión

Tristeza

Amargura • decepción • depresión • disgusto • desconsuelo • pesar • pena • duelo • dolor • sufrimiento • aburrimiento • pesimismo • desaliento • melancolía • nostalgia • soledad

Ira

Agresividad • tensión • resentimiento • frialdad • fastidio • malhumor • antipatía • envidia • celos • impotencia • indignación • rabia • enfado • furia • rencor • odio • hostilidad

Temor • horror •

Miedo

terror • pánico • pavor • susto • alarma • fobia • vulnerabilidad • espanto

Los proces os emocionales es tán comprobados neurológicamente. Exis te otra parte, la es piritual, relacionada con cómo cultivamos la paz y la quietud. Los humanos debemos unir ambos mundos para potenciar una es piritualidad s ana. Y la es piritualidad, a diferencia de la religión, no es mirar a un Dios que es tá fuera, s ino bus car lo divino dentro de nos otros . Los que creemos en la creación de Dios , pens amos que es a divinidad interior también es parte de la gran obra maes tra. Para otros , que únicamente conciben teorías científicas , las es pecies llegaron a evolucionar tanto que cons iguieron algo mágico en el cas o del s er humano. Un genio como Albert Eins tein dijo: “La mente intuitiva es un regalo

s agrado, y la mente racional es un s irviente fiel. Hemos creado una s ociedad que honra al s irviente y s e olvida del regalo”. Según es te criterio, el paradigma luce al revés . La s ociedad nos obliga a pens ar que lo racional es el regalo divino y que lo intuitivo es el es clavo fiel. Por es o, apabullamos nues tras emociones . Durante mucho tiempo nos ens eñaron a pens ar que la lógica debería s er lo primario, por encima de nues tra intuición. Cuando es tamos en contacto con las emociones , las podemos es cuchar y gerenciar. Potenciamos es o que viene des de dentro, que s on las corazonadas , pres entimientos , premoniciones o ins tintos . Son expres iones difíciles de verbalizar o explicar, pero ahí es tán. Yo les llamo el GPS emocional o es piritual, relacionado con las emociones y s ituaciones de nues tra vida. Mucha gente lo ha perdido, porque no aprendió a confiar en s u intuición. Entonces , una de las ventajas de s uperar el analfabetis mo emocional es dar más cabida a es e s us urro, a la voz de la intuición que todos tenemos , pero que pocos s omos capaces de es cuchar a la hora de adoptar las principales decis iones . Es tos temas no s on para gurús , s ino para todos . Por ejemplo, hay

empres arios que toman decis iones , pero muchas no es tán bas adas en toda la evidencia e información que neces itan, porque no la tienen en es e momento. Es decir, a veces s olo tenemos acces o a datos parciales , a fragmentos , y hay que apelar a la intuición. Entonces , es ta última es parte importantís ima en el liderazgo pers onal de nues tras vidas . Debemos dejar que la intuición florezca, al igual que nos otros , como los s eres racionales o emocionales que s omos . Es una herramienta indis pens able que, muchas veces , des es timamos .

Un paseo por las emociones básicas La alegría La alegría está en la lucha, en el esfuerzo, en el sufrimiento que supone la lucha, y no en la victoria misma. MAHATMA GANDHI

La alegría es algo que s e cons truye. Ciertamente, varios es tudios s e refieren a nues tra predis pos ición genética para s er más o menos optimis tas . Científicos de las univers idades de Minnes ota y Londres han

abordado el factor genético y la “heredabilidad” del carácter y la alegría. Sin embargo, en cuanto al panorama emocional del individuo, las inves tigaciones cons ultadas no atribuyen más del 50% a la herencia. Es to quiere decir que la alegría también puede edificars e. Si des eamos s er alegres , y quizá —genéticamente— tenemos una predis pos ición a la depres ión, como es mi cas o, entonces debemos ir a la acción. Hay que romper el es tigma de las enfermedades cerebrales , a las que llamamos mentales , que muchas veces es tán ocas ionadas no s olo por as untos de la mente, s ino por el órgano del cerebro, como en el cas o de mi padre. La s onris a es a menudo el s ímbolo de la alegría, porque viene del alma. Des de muy joven, muchas pers onas elogiaban mi s onris a. Por es o, un día, pens ando en que es cuchar y s onreír res ultaba atractivo para la audiencia, decidí es tudiar ambos mundos a conciencia. En otra ocas ión, cuando uní varios puntos de mi vida, a través de fotografías de niñez y adoles cencia, reparé en que no tenía s onris a. ¡No había alegría en mi vida! Es a s ituación res pondía a un entorno que no era del todo pos itivo. Veía la vida no des de un punto de vis ta optimis ta, s ino

como una víctima. Entonces llegó un momento, entre los catorce y quince años , que empecé a entender que s i la alegría no había llegado a mi vida como algo genético, yo tenía que empezar a cons truirla. En su teoría s obre la res pues ta facial, Charles Darwin indica que el acto mis mo de s onreír nos hace s entir mejor, en vez de cons iderar la s onris a como un mero res ultado de s entirs e bien. Es decir, la s onris a no la podemos ver únicamente como res ultado de la felicidad, s ino también como origen o principio de la

mis ma. A través de la s onris a podemos generar felicidad y cambiar el es tado de ánimo en el camino hacia la alegría. El conferencis ta Ron Gutman cons idera que “la s onris a es timula el s is tema de recompens a del cerebro, en formas que ni el chocolate —un inductor de placer muy conocido— puede igualar”. Citando a inves tigadores británicos , afirma que una s onris a puede generar el mis mo nivel de es timulación cerebral que dos mil barras de chocolate o el de un regalo de 25.000 dólares . Hoy día, yo practico la generación de s onris a y felicidad. Hay momentos en los que me miro al es pejo, y s é y reconozco que no es toy alegre; pero también entiendo que s e trata de una emoción y un s entimiento que puedo cons truir. Entonces empiezo a es bozar una trans formación, que comienza s iendo una mueca horrible, pero unos minutos des pués termino con una s onris a plena s alida del alma. Todas las categorías que des criben la alegría s on parte de la inteligencia emocional. Mucha gente cree que venimos al mundo con el “chip de la alegría” incorporado, pero realmente la tenemos que cons truir; igual que la felicidad. Si no lo hacemos ,

vamos a exhibir momentos de euforia, pero no felicidad plena y armónica.

La alegría es un es tado mental caracterizado por s entimientos de amor, placer y s atis facción, explica Carla Valencia. Otros la definen como una emoción que s e logra a través de la fidelidad hacia un propós ito valios o (Helen Keller). O as eguran que la verdadera alegría res ide dentro de uno mis mo, por lo que no debemos perder el tiempo bus cando fuera de nos otros . “Recuerde que no exis te alegría en el tener o en el obtener algo, s ino en el dar. Comparta, s onría, abrace a los demás ”, decía el es critor Og Mandino. Para el s abio Aris tóteles , la alegría es el s ignificado y el propós ito de la vida, el s entido de la exis tencia humana.

Es tá claro que s er alegres no es reír a carcajadas todo el día y ante todas las s ituaciones . Es e es un reduccionis mo que no podemos permitirnos . Es indis cutible que la alegría permite que s eamos más creativos y competentes en nues tras actividades profes ionales y pers onales , con una mayor dis pos ición para s ervir y compartir con los demás .

El más perfecto don de la naturaleza Una vez, el actor Harris on Ford dijo que la alegría es algo que deberíamos aprender. El es critor Fiodor Dos toievs ki creía que los s eres humanos nos complacemos en enumerar nues tros pes ares , pero no nues tras alegrías ; y el genio Albert Eins tein dijo que la “alegría de ver y entender” es el más perfecto don de la naturaleza. Y todos tienen muchís ima razón. Me viene a la mente ahora la extraordinaria película chilena No, dirigida por Pablo Larraín y protagonizada por el mexicano Gael García Bernal. No cuenta una particular his toria s obre el plebis cito al que fueron convocados los chilenos en 1988. Los partidarios del “no” a Augus to Pinochet, que contaban por primera vez con algunos minutos en televis ión, debían decidir cuáles mens ajes emitir.

Des pués de evaluar muchas alternativas , los críticos de la dictadura decidieron nombrar la campaña “Chile, la alegría ya viene”. Yel logo res ultó s er un arcoíris . “¿Un arcoíris ? Es to es una burla”, s e queja uno de los pers onajes . Como todos s abemos , Pinochet fue derrotado con una campaña opos itora s in mens ajes negativos . “La creatividad es un elemento fundamental que puede cambiar las cos as . Cuando las cos as s e es tancan es cuando hay falta de creatividad”, dijo García Bernal en una entrevis ta entonces . Pers onalmente, cons idero que la caída de Pinochet s e debió a una s uma de factores y a la naturaleza intríns eca de s u régimen, pero res ulta indis cutible el trabajo emocional de los publicis tas de la campaña del “no”. La alegría prometida, como contrapartida a la gris ura excluyente, movilizó a muchos chilenos hacia el fin de una era. La ps icóloga y ps ico-oncóloga Nuria Javaloyes cons idera que la función de la alegría es ayudarnos a s er más creativos . A la vez, dice, tiene mucho que ver con la exis tencia de la es pecie humana. Se activa de forma general en todo el cuerpo, lo que provoca que no podamos es tar quietos . Su canal de expres ión más es pontáneo s on los niños , pues al no es tar

s ocializados o “domes ticados ” —término que me encanta utilizar— expres an la alegría en es tado puro. Javaloyes indica, en una entrevis ta con EFE, que “cuando un niño es tá contento, s e pone a bailar o reír, s in importarle lo que piens en los que es tán a s u alrededor”. Pers onalmente he comprobado cómo las emociones modulan nues tras acciones . En mi larga carrera profes ional, que empecé a los ocho años , he enfrentado divers os tropiezos y vacilaciones , como cualquier s er humano. Siempre recuerdo la alegría que me proporcionaba el trabajo, inclus o s iendo un adoles cente. La alegría es vital, aunque a veces cues ta apropiars e de una buena dos is de ella. Crear y conectar s iempre me provocó una inmens a alegría: poder comunicarme a través de la radio y la televis ión, crear nuevos programas , inventar proyectos , bus car el porqué de las cos as … Pero, inclus o una emoción cons iderada pos itiva puede acarrearnos problemas s erios . Siempre es tuve atento a la ilus ión creada por el trabajo. Y, s in poner todas las piezas s obre la balanza, mi cuerpo y mi mente volaban. Des de la infancia, y has ta finalizar la Univers idad, trabajé s in honorarios , a pes ar de noches enteras dedicadas a la radio. Para

mí era s implemente un placer, pura pas ión y divertimento creativo. Creía no neces itar el dinero e inclus o habría pagado por aquella oportunidad. Pero, aparte del público, que s e manifes taba de forma inmejorable, no contaba con demas iados es tímulos . En aquel momento, y en aus encia de otras vías de ins piración, me entregué por completo al trabajo. Ni vacaciones , ni relaciones , ni autos uperación pers onal. Nada. Solo es tudio y trabajo. Y en es as condiciones llegaba rápidamente el aburrimiento. La alegría era una es pecie de droga, que s olo nacía con “lo nuevo” e inexplorado. Ylo nuevo s olo era pos ible con el cambio cons tante, muchas veces irracional. Es to provocaba una gran ines tabilidad, porque neces itaba frecuentemente abandonar una actividad y empezar otra. Cada as piración para alcanzar la alegría s iempre encontraba res pues ta en la movilidad laboral. El cambio inces ante, algunas veces injus tificado, s uele atribuirs e a la edad. Los jóvenes s e aburren fácilmente, o no reciben s uficientes es tímulos como para echar raíces en un pues to. En mi cas o, s ucedían ambas cos as . La comodidad me aniquilaba. Quizás es to me provocaba “el cambio por el cambio”. Pers onalmente, ahora no lo neces ito, porque puedo

controlar emocionalmente mis des tinos en función de as pectos objetivos y s ubjetivos . Ser pres entador de televis ión, es critor, columnis ta y conferencis ta, cada labor en s u jus ta medida, genera una excelente complementariedad. Es toy es timulado. Mi alegría no depende de un s olo factor. He cons eguido divers ificar mis fuentes de ins piración. Es toy alegre de caer y poder levantarme, una y otra vez, s in que es o s ignifique el fin de todo. La profes ional es s olo una de las áreas donde es tudio mis emociones , pero el reto va a cada zona de nues tra vida: des de la familia has ta la pareja, amis tades y relaciones en general. Por s upues to, repitiendo que la relación más importante es la que s os tenemos con nues tro yo interior.

Los s eres humanos podemos hallar nues tro lugar y la forma de materializar los s ueños , aunque es to depende de muchos factores . El más importante es la decis ión irrevocable de s er uno mis mo, de llevar las ideas has ta las últimas cons ecuencias y de s aber cuál es el tiempo de permanecer en un pues to o de marchar en bus ca de otros aires , con jus tificaciones coherentes . Algo nada fácil, pero tampoco impos ible. Debo advertir también s obre una variante de la envidia, a veces traves tida en forma de alegría. “Sentir envidia es humano, s entir schadenfreude es demoníaco”, alertaba Arthur Shopenhauer. El proyecto “Univers o de Emociones ” explica que schadenfreude (schaden = daño y freude = gozo, alegría) es una palabra alemana que s e pronuncia shadenfroide. Se trata de una es pecie de alegría malicios a, por el fracas o de otra pers ona o grupo. Más o menos s ería: “Su fracas o no me afecta a mí, pers onalmente, pero me gus ta”. Mis tempranos éxitos me adentraron en un ambiente de celos profes ionales y envidias . En es te mundo exis te una clara tendencia a competir, a querer s uperar al vecino o al compañero de trabajo. La envidia es una emoción endemoniada, de la cual pude librarme des pués de largos años de combate.

Recuerdo cuando, cons cientemente, dejé de compararme con los demás . En la univers idad me di cuenta de que cada pers ona tenía una identidad y un camino único. Entonces comprendí lo injus to de colocar mi equilibrio a merced de los demás . A partir de ahí, s olo bus qué comparaciones s aludables . El éxito ajeno s e convirtió s olo en materia de es tudio, inves tigación y celebración. Logré aplaudir el triunfo de los otros y analizar los mecanis mos que permiten alcanzar ciertas metas y s er mejores pers onas . Te invito a potenciar las emociones más s anas : s eamos alegres de es píritu, pero mantengamos lejos la alegría malicios a.

¡Contagia! ¡Expande el virus de la alegría! En es te repas o por las emociones bás icas , quiero invitarte al mejor contagio que conozco: el del virus de la alegría. Si ríes orgánicamente, ¡qué maravilla! Potencia es te bien de la Humanidad e,

inmediatamente, contágialo a los demás . Es muy importante aprender a gerenciar las emociones , porque es tá ps icológicamente comprobado que una emoción no s e queda en ti, s ino que afecta a la gente a tu alrededor. As imis mo, todos res ultamos afectados por las emociones de los demás . Algunos inves tigadores han infiltrado pers onas , por ejemplo, en s alas de es pera de aeropuertos , para crear algún tipo de ans iedad. Su es trategia ha cons is tido en hacer ruido con el pie, movers e de un lado a otro. Entonces s e ha vis to cómo, por contagio, gente completamente tranquila empieza también a mover el pie, a caminar y a des es perars e. Des de luego, es te es un experimento que bus ca demos trar el contagio de la ans iedad, para fines científicos . Pero no es toy invocando es e tipo de contaminación. Es s olo un ejemplo de cómo s e extienden es tos fenómenos . Con la ris a s ucede lo mis mo que con la alegría. Por s upues to, es te experimento s í me fas cina. Algunos es tudios indican que podrías comenzar a reír s i alguien tiene un ataque de ris a a tu lado, aunque no s epas de qué s e ríe. Igual pas a con los bos tezos , aunque en es te cas o no s e trata de una emoción. El llanto s í expres a un s entimiento. Si

vemos a alguien llorando, inmediatamente abrigamos compas ión y empatía. Inclus o podemos empezar a llorar y a s entirnos tris tes . Entonces , atención, porque la ens eñanza no s olamente s e queda en ti. A través de la inteligencia emocional vas a poder s er más empático. Y la empatía es la clave de la convivencia humana. ¡Riamos ! ¡Contagiemos el virus de la alegría!

El amor Dios es la plenitud del cielo, el amor es la plenitud del hombre. VÍCTOR HUGO

Cons ciente o incons cientemente, s iempre s entimos la neces idad de que los demás nos tengan en cuenta. La opinión del otro nos influye de muchas maneras pos ibles . Es el cas o del amor, una emoción muy potente, de la cual los s eres humanos dependemos cas i toda la vida. Muchos abrimos nues tro corazón y ofrecemos lo mejor cuando es tamos enamorados . El mundo

adquiere otro color, la s angre parece que fluye más de pris a, todo es nuevo y diferente. Sin embargo, frente al des amor, los s eres humanos perdemos la brújula e inclus o caminamos hacia un precipicio. Recuerdo el cas o de Roxana, una compañera de es tudios que s altó des de un puente porque s u novio la había dejado por otra. Muchos hemos es cuchado his torias trágicas como es ta. El des amor es inevitable, al igual que pas ar el duelo por la s eparación o pérdida de un s er amado. El duelo, como s e s abe, forma parte del “tratamiento”; pero es cierto que nues tra fortaleza emocional s e pone a prueba. ¿Podemos s obrellevar mejor una s ituación como es ta? Claro que s í. Y por ello es s umamente importante el es tudio de las emociones . Del mapa de las emociones elaborado por la finlandes a Univers idad Aalto, s e des prenden datos interes antes . Mencionamos que la felicidad, por ejemplo, s e regis tra en tonos rojizos y amarillos , prácticamente en todo el cuerpo, mientras que el amor es indicado en color fuego des de la cadera has ta la cabeza. Sin embargo, la envida aparece con una carga rojiza en el pecho y en la cabeza. Es decir, afecta a una parte muy puntual del cuerpo humano. Afortunadamente.

Daniel Goleman explica que la ternura y la s atis facción s exual activan el s is tema nervios o paras impático. Es to es lo contrario a la res pues ta de lucha o huida, que s e manifies ta frente al miedo o la ira. Según es te criterio, la reacción paras impática origina reacciones en todo el cuerpo y proporciona calma y s atis facción, un es tado ideal para la convivencia. Divers as ins tituciones científicas plantean el us o de es cáneres cerebrales para des cubrir el s ignificado del amor. Inves tigadores chinos y norteamericanos utilizaron la técnica en cien individuos para elaborar el “mapa del amor y el des amor”, s egún la revis ta Frontiers in Human Neuroscience. Es te es tudio proporciona la primera evidencia empírica de alteraciones relacionadas con el amor en la arquitectura funcional s ubyacente del cerebro. Sus res ultados indican que cuando una pers ona s e enamora, tiende a una mayor actividad cerebral en el “centro de recompens a”, probablemente porque es tá experimentando una gran cantidad de placer. En declaraciones a The Huffington Post, la doctora Anna Zilvers tand, coautora del es tudio, expres a que la actividad cerebral de los enamorados s ugiere que “s e s ienten más premiados , es tán más emocionales y

atentos , mues tran una mayor motivación y es tán más comprometidos en la interacción s ocial”. Mientras tanto, des pués de una ruptura, dis minuye la actividad en el centro de recompens a del cerebro, lo que indica una dis minución del placer. Los inves tigadores cons ideran que podrían derivars e implicaciones importantes para el tratamiento de tras tornos del es tado de ánimo. Sobre todo, para entender cómo funcionan las emociones en el cerebro y es tar más preparados para contrarres tar s us manifes taciones negativas . Sinceramente, es pero que la ciencia nos ayude a entender mejor el univers o emocional de los s eres humanos , aunque s in derivar hacia exageraciones indes eadas . Hay quienes temen que dichas inves tigaciones puedan s er us adas para revelar los verdaderos s entimientos de una pers ona, y es o s ignificaría entrar en un mundo pervers o. Como dijo mi gran amiga, la ps icóloga chilena Pilar Sordo, el amor es una decis ión, más que un s entimiento. El enamoramiento es diferente al amor. El amor es aceptación, des eo, res peto, admiración, ternura, cariño, amabilidad, afecto, empatía, cordialidad, s olidaridad, gratitud, interés ,

compas ión... Todas es tas cos as juntas s on el cóctel del amor. Hay otros amores , que lógicamente tras cienden a la pareja. La Madre Teres a de Calcuta cons ideraba que los s eres humanos padecían “hambre de un amor compas ivo, que es mucho mayor y cons tituye la única res pues ta a la s oledad y a la tremenda pobreza”. En s u opinión, recogida por Des mond Doig, en país es como Inglaterra, Es tados Unidos y Aus tralia “no hay hambre de pan. Pero allí la gente padece una terrible s oledad, una terrible des es peración, un terrible odio, una s ens ación de falta de cariño, de ayuda y de es peranza. Han olvidado cómo s e s onríe, han olvidado la belleza que encierra el roce humano. Yes tán olvidando lo que es el amor humano”.

La felicidad ¿Cuál es el hombre feliz? El que tiene un cuerpo sano, un espíritu despierto y una naturaleza apacible. TALES DE MILETO

¿Exis te la felicidad? Es ta es , quizá, la pregunta que más nos hacemos durante toda la vida. El s egundo interrogante s ería: ¿qué es la felicidad? El tema, hay que decirlo, ha movido s iempre el interés de ps icólogos , filós ofos , religios os , literatos y has ta de políticos . No pocos han dedicado parte de s u vida a intentar definir el concepto. Mois és Ruiz González cons idera que las emociones ejercen una poderos a influencia s obre la memoria, el pens amiento y la percepción. Dice que s i nues tras emociones van hacia el lado de la felicidad, todo nos res ulta más agradable y ahuyentamos la s ens ación de fatiga. Pablo Fernández-Berrocal y Natalio Extremera s e preguntan: ¿s irve para algo s er feliz? Y a

continuación exponen que las pers onas felices s on más s anas , fís ica y ps icológicamente; afrontan mejor el es trés e, inclus o, viven más tiempo. Apuntan que, s ocialmente, las pers onas felices tienen más amigos , es tán más s atis fechas con s us relaciones , s on más cooperativas , es tán dis pues tas a ayudar a otras pers onas y además , tienen menos probabilidades de divorciars e. Cons idero que uno puede alcanzar grandes dos is de felicidad en la vida, pero el concepto de felicidad que yo manejo no excluye el dolor ni las pérdidas . Mi idea es jus tamente poder encontrar goce, paz y quietud, inclus o en aquellas circuns tancias en las que la vida no s igue nues tro plan. Porque la gran frus tración de todos los s eres humanos es querer crear un mapa y que la vida s iempre res ponda a es e dis eño. Y, en realidad, el mapa no es el territorio. Debemos crearlo porque neces itamos una ruta, y nos gus ta la certeza s obre el camino a s eguir. Pero s iempre que llevamos un mapa al territorio nos damos cuenta de que, por muy precis o que s ea, no es el territorio. No encaja del todo.

Al hablar de es te tema hay que recurrir al libro En busca de la felicidad, que es cribió mi amigo Chris Gardner y luego s e convirtió en una película, protagonizada por Will Smith. A Chris lo conocí en el evento “Circuito de ganadores , Cos ta Rica Go”, y luego lo entrevis té en Cala, en CNN en Es pañol. El filme cuenta s u propia vida: un hombre que lo pierde todo, s e convierte en un indigente s in cas a, con un niño pequeño bajo s u res pons abilidad. Es a fue la his toria de Chris . Su gran etapa de aprendizaje y crecimiento. ¿Cuál es el mens aje de En busca de la felicidad? Bás icamente, que no podemos renunciar a nues tros s ueños , por más difícil que nos parezca el camino.

Algunas ideas pres entes en los diálogos del filme merecen enmarcars e y s er cons ultadas , s in complejos , cada vez que pens emos que no hay s alida: “No permitas que nadie diga que eres incapaz de hacer algo, ni s iquiera yo. Si tienes un s ueño, debes cons ervarlo. Si quieres algo, s al a bus carlo, y punto. ¿Sabes ?, la gente que no logra cons eguir s us s ueños s uele decirles a los demás que tampoco cumplirán los s uyos ”. “Cuando s e atis ba un rato de felicidad, s iempre hay alguien que quiere des truirla”. “Señor, no muevas es a montaña. Dame fuerza para

es calarla” (fragmento de una canción interpretada por un coro de gós pel). “Y fue en aquella ocas ión en la que empecé a pens ar en Thomas Jeffers on es cribiendo la Declaración de la Independencia, en aquel apartado que hablaba acerca de la vida, la libertad y la bús queda de la felicidad. Y pens é en cómo s upo poner la palabra ‘bus car’ ahí en medio, como s i nadie realmente pudiera alcanzar la felicidad. ¿Significa que la felicidad es algo que es tamos des tinados a bus car, pero que nunca

encontraremos ?”.

En la vida real, en el libro y en la película, Chris Gardner cayó has ta lo más profundo del abis mo, luchó, s e levantó s obre s us propias cenizas y creó un imperio. Todo es o mientras cuidaba a s u pequeño hijo. Pero que nadie s e confunda con el final de la película. El verdadero éxito de Chris no fue convertirs e en millonario —s in dudas , un gran logro—, s ino impedir que las circuns tancias terminaran aplas tándolo, a él y a s us s ueños . Su gran triunfo fue creer

abs olutamente en s us potencialidades , no des fallecer, ges tionar adecuadamente la alegría, la tris teza, el miedo y la ira y —muy importante— preparars e para la vida. Porque, s alvo muy raras excepciones , las victorias no caen del cielo. Un cas o dis tinto, pero enlazado por la tenacidad y el des eo de vivir plenamente, es el del venezolano Maickel Melamed, a quien s iempre cito como ejemplo de virtuos is mo emocional. ¿Alguien puede decir que Maickel, es e gran s er humano, no es feliz? Nacido en 1975, y tempranamente s entenciado a morir por dis trofia mus cular generalizada, es el vivo ejemplo de la felicidad cons truida peldaño a peldaño, s obre una bas e fís ica con s erias limitaciones de origen. El parto fue muy complicado, porque s u cuello es taba apris ionado por el cordón umbilical. Los médicos lo habían condenado, primero a la muerte cas i inmediata, y luego a vivir atado a una s illa. Pes e a s us dificultades motoras , ya ha corrido cinco maratones . Lógicamente, por s u condición fís ica él s e toma gran cantidad de horas . Su última hazaña conocida fue en el Maratón de Bos ton, cuando arribó a la meta tras 20 horas de camino. Recuerdo que lo entrevis té en mi programa y no pude aguantar

las lágrimas de emoción, por lo que s u ejemplo s ignifica para todos los que dicen que “no s e puede”.

Maickel Melamed es una mente brillante. Ha convertido los obs táculos en oportunidades para ins pirar y crecer. Todo es tá en la actitud, porque muchos creen que la felicidad va a es tar predeterminada. Es te tema es mís tico y es piritual, pues s e habla de felicidad como un concepto del entorno, pero en realidad viene des de adentro. Se trata de prepararnos para la vida, de no vivir en piloto automático ni reaccionando ante las circuns tancias , s ino manifes tando realidades des de nues tro interior.

Siempre algo que hacer

Todos podemos formular una definición s obre la felicidad, aunque me atrevería a exigir una condición: que favorezca también a los demás , porque no vivimos s olos en es te mundo. Des de mi punto de vis ta, la felicidad es un es tado emocional que dis frutamos los s eres humanos en condiciones de paz interior y s atis facción pers onal. Sin embargo, s iempre nos preguntamos s i exis te la felicidad completa. Paulo Coelho ha dicho que, des pués de convivir con todo tipo de pers onas : ricas , pobres , poderos as y acomodadas , en todos los ojos que s e cruzaban con los s uyos s iempre le pareció que faltaba algo. Sigmund Freud, el famos o ps icoanalis ta, afirmó que “la bús queda de la felicidad s ería algo utópico pues , para que exis ta, no puede depender del mundo real, donde la pers ona puede tener experiencias como el fracas o. Por lo que lo máximo que el s er humano podría lograr s ería una felicidad parcial”. Dos talentos extraordinarios , de diferentes épocas y profes iones , plantean que la felicidad completa no exis te. Y coincido en parte con ellos , porque s oy enemigo de la comodidad, de la es tadía en una cima determinada que te va dejando s in opciones : o bajas o te quedas ahí. No creces . Si en es ta vida

tuviéramos la pos ibilidad de convertirnos en s eres completamente felices , todo el tiempo, ¿con qué propós itos lucharíamos ? ¿Cómo s eguiríamos batallando por nos otros y por los demás ? Cons eguimos un s ueño y nos s entimos felices . ¡Excelente! Dis frutamos el momento de éxito, pero de inmediato debemos prepararnos para as cender a un nivel s uperior. “La dicha cons is te en tener s iempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cos a que es perar”, decía el teólogo es cocés Thomas Chalmers . Conozco a varias pers onas con res is tencia abs oluta hacia la felicidad. Quizás ellas no s epan que padecen es ta “enfermedad”, pero es evidente que reúnen todos los s íntomas . Uno, es pecíficamente, es un profes ional de pres tigio que cons iguió s alir de Cuba por vías bas tante azaros as y hace algunos años vive en Europa. Técnicamente hablando, logró cultivar una mente prodigios a, s iempre halló trabajos bien remunerados y nunca le faltó nada. Es to último, des de el punto de vis ta material. Tampoco le es cas eaban los buenos amigos ni el amor. Sin embargo, vivía un des equilibrio crónico, una es pecie de inadaptabilidad a todo. No res is tía vivir más en Cuba, pero tampoco en los otros país es donde s e

radicó. ¿Por qué alguien que lo tiene todo, o cas i todo, genera tales res is tencias hacia la felicidad? Un día me lo encontré en París . Parecía feliz, al menos exteriormente. Acaba de s alir de un grave problema médico. Des eo firmemente que la fortaleza emanada de s u recuperación s irva para indicarle un camino. A veces , bas ta con darnos cuenta del problema para concientizarnos e intentar repararlo. Otras , lo acons ejable es la vis ita a un profes ional de la ps icología. Porque s abotear nues tra felicidad es la peor actitud que podemos des arrollar. Muchas veces , las caus as de tal guerra contra nos otros mis mos provienen de nues tro interior y s on ajenas a cualquier fenómeno del entorno. No influyen el nivel s ocioeconómico, ni la s ituación política, ni los amigos , ni los colegas de trabajo, ni nada exterior. El problema es tá muy dentro, y nunca va a res olvers e s i no aceptamos que exis te, s i no actuamos para encontrar la razón profunda de nues tra batalla contra la felicidad. Hay en la mayoría de nos otros una res is tencia a los finales felices . Aunque creemos que los anticipamos , en realidad es tamos s iempre dando lugar a la pos ibilidad del peor de los es cenarios .

Una película reciente refleja de manera excepcional es te problema en las s ociedades occidentales . Se titula Héctor y el secreto de la felicidad y trata s obre un ps iquiatra británico que lleva una vida muy acomodada, al igual que la mayoría de s us pacientes . Pero todos , incluyéndolo a él, s ienten que s us almas es tán vacías . Entonces , s e pregunta por qué los s eres humanos no s omos capaces de apreciar lo que tenemos . Héctor decide viajar por todo el mundo y averiguar qué hace feliz a la gente. Algunas de las verdades que va des cubriendo en s u peregrinaje s on:



La felicidad es que te quieran tal y como eres



Mucha gente ve la felicidad s olo en el futuro



El miedo es un impedimento para la felicidad

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Evitar la infelicidad no da la felicidad

La felicidad es una buena caminata entre hermos as montañas des conocidas



El error es creer que la felicidad es el objetivo

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La felicidad es s entirs e útil

El s ecreto de la felicidad cons is te en hacer felices a los demás



Una buena manera de es tropear la propia felicidad es hacer comparaciones



Para que la felicidad s urja, hay que s aber es cuchar a los demás

¡Cuánta s abiduría, contada de una manera divertida, reflexiva y directa! Héctor viajó por China y África para bus car res pues tas a s us dudas , pero exis ten muchos otros viajes (internos ) para entender el camino del éxito y la felicidad. Por ejemplo, el libro Las tres claves de la felicidad, de la ps icóloga María Jes ús Álava, s ugiere algunos pilares : “Perdónate bien, quiérete mejor y toma las riendas de tu vida”. Es toy totalmente de acuerdo con las tres afirmaciones , porque res umen un punto de vis ta en el que confío. Todas ellas han es tado pres entes en mi vida y he podido obs ervar cómo inciden en los demás . El libro mues tra los res ultados de un interes ante es tudio: la mayoría de los encues tados (45,6%) dice que lo más importante para la felicidad es “querers e a uno mis mo”. Hace algún tiempo, daba la impres ión de que no teníamos muy claro lo de querernos lo s uficiente. O que, por lo menos , no lo admitíamos en

público, quizá porque es taba mal vis to centrar la cues tión en nos otros mis mos . Me gus taría aclarar que dicha pos ición no retrata una vis ión individualis ta, s ino la neces idad de ordenar primero nues tra cas a, para des pués crear caminos , autopis tas y todo cuanto nos propongamos en las relaciones interpers onales . Según el catecis mo de la Igles ia Católica, los Diez Mandamientos s e res umen en dos : “Amarás a Dios s obre todas las cos as y al prójimo como a ti mis mo”. Tal idea es recurrente en las prioridades de muchos : “des pués de Dios , nos otros ”, “como a ti mis mo”, “amarnos bien para amar mejor”. Los cabalis tas , por s u parte, dicen que la idea de “amar al prójimo como a ti mis mo” no s e refiere al trato con los demás . Significa, s egún ellos , “tratar el alma, la parte eterna, la fuente del hombre”. Creen que s i lo practicamos as í, “des aparecerán todos los problemas , dolores y s ufrimientos del mundo”. Más allá de las divers as interpretaciones s obre la cantidad de amor que debemos profes arnos , es evidente que los s eres humanos ahora entendemos mejor tales beneficios . La s egunda clave de la felicidad, s egún la

encues ta, es “s entirs e querido” por otras pers onas (17,2%) y la tercera, “tener el control” s obre nues tra vida (17%). Solo el 2% de los encues tados cree que, para s er felices , lo fundamental es “s aber perdonars e”. Otro tabú, s in dudas , que debería analizars e más . Perdóname que me extienda en el tema de la felicidad, pero s iento que vale la pena abordarlo des de diferentes puntos de vis ta, incluyendo el de la gratitud. Un proverbio chino dice: “Cuando bebas agua, recuerda la fuente”. La gratitud es tá muy relacionada con la felicidad. Según el monje católico benedictino David SteindlRas t, “es la gratitud la que nos hace felices ”. “Un mundo agradecido es un mundo de gente alegre”, as egura Steindl-Ras t. ¡Cuánto bienes tar y mutua alegría genera un ges to de agradecimiento o la palabra “gracias ”, pronunciada con s inceridad, a quien nos brinda s u apoyo material o es piritual s in es perar nada a cambio! No dudemos en hacer público nues tro agradecimiento y utilizar para ello has ta las redes s ociales . Otro grande, el médico Deepak Chopra, s os tiene que la verdadera abundancia es la experiencia en la

que s e s atis facen fácilmente nues tras neces idades , y nues tros des eos s e cumplen es pontáneamente. Coincido con el maes tro en que vivimos la verdadera abundancia al s entir gozo, s alud, felicidad, s entido de propós ito y vitalidad en cada momento de nues tra exis tencia.

A Chopra lo conocí en una “Cumbre del Éxito”, en Venezuela. Juntos hemos trabajado en varios retos de meditación de 21 días . Para mí ha s ido un honor pres tar mi voz y mis s entimientos en la vers ión dirigida al público his pano. Jus tamente, en el primer reto, bajo el nombre de “Creando Abundancia”, el maes tro habla de la ley del karma, que nos recuerda s embrar cons cientemente las s emillas de abundancia

y atenderlas con el máximo de bondad y cuidado. “Pronto dis frutará de los plenos frutos de s us decis iones bas adas en el amor”, afirma. Deepak pide que pongamos atención en nues tro corazón y nos preguntemos : “¿Traerá es ta decis ión realización y felicidad, tanto a mí como a quienes es tán afectados por ella?”. Y dice que hagamos es to todas las veces que enfrentemos una decis ión que vaya a impactarnos a nos otros , o a quienes nos rodean. Cierro, de momento, el anális is s obre la felicidad con una gran verdad en boca de Chopra: “Hay algunas pers onas que viven preocupadas porque no tienen lo s uficiente de ciertas cos as , que creen neces arias para s u felicidad y s eguridad. Lo más probable es que s u cuerpo multiplique es tos s entimientos , enviándoles mens ajes de moles tia en forma de ans iedad, preocupación o es trés . Sin embargo, es to no tiene por qué s er as í. Si aprendemos a confiar en la inteligencia del univers o y a practicar una vida s in inquietudes , podremos vivir s in temores , s in preocupaciones y s in concentrarnos en las carencias que tengamos . As í podremos es perar únicamente lo mejor, y vivir nues tra vida en un lugar de verdadero gozo”.

El miedo El propósito del miedo es mejorar tu conciencia, pero no detener tu progreso. STEVE MARABOLI Es ta emoción, como las res tantes , pres enta varias aris tas . A veces nos paraliza, nos detiene, nos impide avanzar e inclus o ver más allá de nues tras fronteras artificiales . Pero el miedo también es pos itivo, porque nos previene acerca de pos ibles peligros . Piens o ahora mis mo en un evento y dos s ituaciones . Por ejemplo, conozco algunas pers onas con un irrefrenable miedo a volar en aviones . ¿Es una actitud jus tificada? Depende. Si la aviación es , es tadís ticamente, el s is tema de trans porte más s eguro del mundo, ¿por qué des pierta más temores que el res to? La raíz del miedo a volar, en mi opinión, radica en la incredulidad. Tantos años des pués de los primeros aviones , aún nos preguntamos cómo es pos ible que des peguen y s e s os tengan en el aire, con centenares de pers onas y maletas encima. ¡Es un milagro de la

ciencia! Es tá comprobado que funciona, pero quienes lo aborrecen s e niegan rotundamente a as imilarlo. Y muchos , como yo mis mo, nos as ombramos una y otra vez ante el milagro de volar. El miedo a morir s e entiende, pero es bajís imo el porcentaje de pers onas que res ultan víctimas de accidentes aéreos . Las carreteras s on, por goleada, el es pacio donde más gente muere actualmente. Punto y aparte es el cas o de algunas pers onas que no quieren volar luego de haber tenido una experiencia turbulenta en un avión. En tal s ituación, el miedo, el trauma y la fobia tienen una raíz vivencial que puede s er trabajada directamente. Daniel Goleman define el miedo como “una avers ión irracional hacia un peligro es perado”, porque cuando lo s entimos , “es tamos anticipando algo que va a s uceder y debemos prepararnos para enfrentarlo”. El experto en inteligencia emocional cree que el primer pas o para s uperarlo es identificarlo y luego, tomar res pons abilidad y reconocer que lo s entimos . A veces me pregunto qué s ería de mi vida pers onal y de mi carrera s i hubies e es tado entre quienes evitan s ubirs e a un avión. Un apreciado

amigo, que por fin ha cons eguido limitar su avers ión, me dice que la clave es tá en la información. “A qué te refieres ”, le pregunto. “A la información s obre el proces o de volar. Mientras más me informo en webs es pecializadas , preguntando a amigos de la aeronáutica y leyendo, menos miedo tengo a los aviones . No hice ningún curs o con una aerolínea, pero llegué a entender el complejo proces o de s eguridad que rodea a un vuelo comercial”, me dijo.

Es decir, identificó el problema y luego s e propus o combatirlo. Uno no debe quedars e en la epidermis de las cos as , en el fatalis mo de “tengo miedo, entonces no vuelo”. Porque, hoy día, no tomar aviones es prácticamente renunciar a entender el mundo. Sin pretender convertirnos en ingenieros aeronáuticos , podemos conocer las bas es del “milagro” e iniciar un plan para trans formar la s ituación.

Hay muchos otros miedos , quizá más s ubjetivos , pero igual de paralizantes . No es lo mis mo temer a un león fugado del zoológico —una actitud irreprochable, des de el ins tinto de s upervivencia— que al “qué dirán”, al fracas o, al rechazo, a la s oledad o a hacer el ridículo. John F. Kennedy decía que “no deberíamos permitir que nues tros miedos nos impidan pers eguir nues tras es peranzas ”. ¡Cuánta razón! Ser valiente no es lograr la aus encia total de miedo, s ino enfrentarlo y s uperarlo. Una de las noches que más miedo he tenido en mi vida —cas i evacúo en los pantalones — fue cuando tuve que hacer guardia con un fus il AKM. En Cuba, en mi etapa de es tudiante, todos los univers itarios debíamos internarnos 45 días en una unidad militar, antes de terminar la carrera. A mí me tocó hacer guardia en la cochiquera, el corral de los cerdos . Y mi mayor miedo era tener que us ar el fus il. No temía a los ruidos , que eran cons tantes , pero era difícil diferenciar s i los cerdos s e movían o s i alguien s e acercaba a robar. Aquella era la pos ta más importante, porque los cerdos repres entaban una mina de dinero, en pleno año 1992, en una de las mayores cris is económicas de Cuba. Los jefes ponían énfas is en que era la mis ión más importante, y no

podíamos dormirnos en la guardia. Viví toda la noche en un ataque de pánico. Aunque ya había hecho prácticas de tiro al blanco, mi mayor temor era dis parar a alguien. Aquel miedo me paralizó. No lo inventé en mi mente; s in embargo, yo s uponía y anticipaba lo que nunca pas ó. No s e acercó nadie a robar, pero el temor s urgía como un ins tinto bás ico de s upervivencia, además de la pres ión s ocial del momento. El miedo aparece por el cerebro de reptil que aún tenemos los s eres humanos . El cerebro reptiliano —o primitivo— es res pons able de la s upervivencia. Ante una amenaza, como explica Jes ús Yanes en s u libro El control del estrés y el mecanismo del miedo, nues tra mente cons ciente pas a a un s egundo plano, porque lo más importante es s alvar la vida. Muchas inves tigaciones s obre el tema exponen que el cerebro tiene un es tímulo de lucha o huida. Se llama fight or flight, “luchas o vuelas ”. Se trata de enfrentarte o es capar. La función del miedo es hacernos tomar una reacción ins tintiva rápida. Todos los animales la pos eemos . Mi propia vida dio un giro, de la noche a la mañana, cuando me di cuenta de que el miedo era un

aliado y no un enemigo. Aún s igo teniendo miedo pero, como s iempre digo en mis conferencias , valiente no es el que tiene aus encia de temor. La verdadera valentía es tá en identificar, enfrentar y gerenciar tus miedos , para que es tos no gerencien tu vida. El miedo a perder el control de la mente s igue s iendo fundamental en mi vida, porque no le temo a la muerte. Tampoco tengo el miedo número uno y más común en el mundo. ¿Cuál es ? Hablar en público. Hay otros que me gus taría s eñalar, porque es tán pres entes en la vida de mucha gente, y s on los miedos s ociales : al rechazo, al fracas o, al “qué dirán”… Es tos s e res umen en lo que los s eres humanos llamamos “miedo al ridículo”. Jes ús Yanes indica que el cerebro ha venido reaccionando s obre la s upervivencia des de hace millones de años . Y, aunque ahora cambian los es cenarios y protagonis tas , la “mecánica cerebral” s igue s iendo la mis ma: “Los bos ques prehis tóricos o las llanuras s e han cambiado por las ciudades (…) Ahora los depredadores que amenazan nues tra vida tienen unos nombres diferentes : jefe, trabajo, hipoteca, problemas de pareja, terroris mo, fracas o es colar, atas co, miedo a la muerte”.

Todos los días us o, en pos itivo, el miedo a perder el control de mi mente. Es una es pecie de recordatorio de que debo cultivar la mente, el es píritu y el cuerpo para mi propio bienes tar. Debo mantener el equilibrio y dedicar tiempo a la meditación. Es e miedo me mantiene en alerta pos itiva. No me paraliza, porque mis proyectos s iguen adelante. Al contrario, ha logrado potenciarme tanto que todo lo que es cojo y filtro, para colocar en mi mente, tiene una función nutritiva. Por ejemplo, s olo leo novelas que alguien me haya recomendado. Solo cons ulto libros con mens ajes de inteligencia s us tancial para mi mente. Además de entretenerme, es tos nutren mi alma, mi cuerpo o mi mente de manera pos itiva. No leo por leer. Por es o mis textos intentan s er lo que denomino “lectura con propós ito, lectura con intención”. No s on materiales para la dis tracción. Para vencer los miedos que nos frenan, hay que reconocerlos y s er cons cientes de nues tras debilidades . Hagámonos s iempre una pregunta liberadora: s i no tuviera miedo, ¿qué haría? Goleman s ugiere que lo más importante es reconocer s i nues tros miedos s on jus tificados o imaginarios . ¡Deberías empezar a hacer una lis ta con ellos ! ¡Toma papel y lápiz ya!

La ira El que domina su cólera, domina a su peor enemigo. CONFUCIO

Siempre fui un niño tímido y, por tanto, nada agres ivo. Sin embargo, hay s ituaciones que te trans forman, y puedes pas ar en s egundos de la tranquilidad más abs oluta a la ira total. Cómo controlar la ira ha s ido una pregunta que probablemente nos hemos hecho todos los s eres humanos . O, por lo menos , todos los s eres humanos cons cientes del papel de las emociones en nues tras vidas ; mejor dicho, cons cientes de s uperar el analfabetis mo emocional, en donde muchos adultos pululan. A los catorce años , cuando es tudiaba en una es cuela-internado, recuerdo que el bullying era as fixiante. Has ta que un día es tallé y me enfrenté a todos . Es e ataque de ira me hizo comprender que aquel no era mi lugar, que debía as egurarme un cambio, lo más inmediato pos ible, y as í s ucedió.

Afortunadamente, la ira tomó caminos de catars is , pero no de acciones negativas . Porque recuerdo perfectamente que pens é en lo peor s i no me tras ladaban de aquel terrible lugar. Gracias a Dios , mi madre acudió a mi reclamo y me permitió cambiarme de es cuela, acción que agradeceré toda la vida. La As ociación Es pañola contra el Cáncer cons idera que algunas de las reacciones fis iológicas y comportamentales que des encadenan las emociones s on innatas , mientras que otras pueden adquirirs e. La ira, por ejemplo, es tá incluida entre las que s e aprenden por “experiencia directa”. El enfado parece s er el es tado de ánimo más pers is tente y difícil de controlar, de acuerdo con Goleman. En s u opinión, “el enfado es la más s eductora de las emociones negativas , porque el monólogo interno que lo

alienta proporciona argumentos convincentes para jus tificar el hecho de poder des cargarlo s obre alguien”. La ira no es mala ni buena, pero s e as ocia con momentos en los que no la ges tionamos bien. Es to s e traduce en actos que traen graves cons ecuencias para uno mis mo, como la agres ividad. Sin embargo, la ira también puede s er utilizada en nues tro beneficio. Por ejemplo, en el cas o de los movimientos s ociales pacíficos en varias partes del mundo. Cuando alguien s e enfada por un problema, cuando alcanza un nivel de tens ión ins oportable, puede utilizar s u ira para luchar por lo que cons idera una caus a jus ta. Tenemos el cas o de los “indignados ”, en Es paña; el Movimiento Ocuppy Wall Street, en Es tados Unidos , o la Primavera Árabe. Todos s on diferentes , pero unidos por la irritación individual y colectiva. Jus tamente, la educación emocional y una apropiada ges tión de la ira pos ibilitarían que los es tallidos s e produzcan bajo condiciones res pons ables de moderación, proporcionalidad y rechazo de la violencia. No s iempre s ucede as í, y los ejemplos s obran. Nues tros informativos es tán llenos de res ultados trágicos como cons ecuencia de la rabia. Solo s ituaciones muy

excepcionales jus tificarían el us o de la fuerza, como en la Segunda Guerra Mundial, cuando la ira del mundo s e tradujo en una ofens iva impres cindible contra el totalitaris mo nazi.

Experiencias angustiosas ¿Podemos controlar la ira? Sí, pero a veces no lo cons eguimos por diferentes motivos . En una de mis vis itas a Buenos Aires , mientras participaba como invitado en el programa “Intratables ”, perdí el control al res ponder a una acus ación infundada de un panelis ta. Entonces le es peté: “Es tás hablando mierda”, una fras e que ni s iquiera us o en privado. Al día s iguiente, el tema es taba en todos los periódicos , quizá porque la gente no es peraba una reacción tan inus ual en mí. Fue una dis cus ión que yo no provoqué. El panelis ta pus o en juego mi credibilidad y la de la empres a de noticias en la que trabajo, s in aportar prueba alguna. Des pués pens é: “¿Por qué caí en es o?”. Mi ira fue muy celebrada en varios medios argentinos , porque, s egún algunos , pus e “en s u lugar” al pers onaje. Sin embargo, con toda s inceridad, aquel Is mael no es el que yo pretendo s er. Mi amiga Mirtha Legrand me dijo luego en s u

programa que no me preocupara demas iado, que “no era para tanto”; pero de aquel incidente s aqué muchas lecciones para hoy y mañana. Por ejemplo, que a veces es mejor s us pender un evento s i no es tamos en condiciones fís icas de afrontarlo. Quedar bien, no generar problemas a los demás o corres ponder con una generos a invitación es lo que s e es pera de cualquiera; pero, lo que cas i nadie s abe es que es a noche es tuve enfermo, con una fiebre muy alta. No cancelé mi participación por generos idad, pero la s alud terminó pas ándome factura frente a un provocador profes ional, de los tantos que exis ten en es ta vida, a los que les pagan por atacar, agredir y crear conflictos en bus ca de rating. También recuerdo mi angus tios a entrevis ta con el pres idente boliviano Evo Morales en La Paz. Des pués de la cancelación de la cita, de dimes y diretes , el gobernante s e s entó frente a las cámaras , cas i con ira y des gano, para res ponder a mis preguntas . Con Morales me tuve que tragar la lengua. La gente me decía: ¿Por qué no le res pondis te?, pero en es e momento mi deber era es cucharle. Varias veces me atacó, pero tomé la decis ión de dejarlo hablar tranquilamente, s in darme

por aludido. Has ta que dijo que yo “me había es capado” de Cuba, como s i de un delincuente s e tratara, y que “repres entaba al imperialis mo”. Entonces me vi obligado a res ponderle. Con mucha calma, pero con firmeza. Siempre lo digo: aquella fue la peor entrevis ta de mi carrera. Por el tono, por el mal ambiente y por las enrarecidas emociones que as omaron es e día. Poco pos itivo s e cons igue en tales circuns tancias . Sin embargo, s on es as las lecciones que mayor aprendizaje nos dejan en nues tra carrera por s er dueños de nues tras emociones , en vez de s us es clavos s umis os .

No alimentes el fuego de la ira Es to me lleva a retomar la gran pregunta: ¿podemos controlar la ira? El filós ofo y pedagogo Manuel Segura Morales dice que es pos ible s i nos es forzamos para calmarnos al principio del proces o, no cuando llega a s u punto máximo. Sugiere además bus car ambientes para calmarnos , donde no haya nuevos es tímulos para la ira: el campo, la playa, un parque… O hacer ejercicio fís ico relajante, no violento. En cambio, des acons eja golpear una almohada o técnicas s imilares , porque en s u opinión

es to aumenta la ira y la agres ividad. Goleman afirma que los pens amientos hos tiles que alimentan al enfado nos proporcionan una pos ible idea para calmarlo. En primer lugar, dice, debemos tratar de s ocavar las convicciones que lo alimentan. “Cuantas más vueltas demos a los motivos que nos llevan al enojo, más buenas razones y más jus tificaciones encontraremos para s eguir enfadados . Los pens amientos obs es ivos s on la leña que alimenta el fuego de la ira, un fuego que s olo podrá extinguirs e contemplando las cos as des de un punto de vis ta diferente”. Goleman cita una inves tigación de Diane Tice, que apunta a “volver a encuadrar la s ituación en un marco más pos itivo” como uno de los remedios más poderos os para acabar con el enfado. En la opinión de Is abel M. Vega, la rabia tiene como cómplice a la pas ión, por es o los rabios os s uelen s er impuls ivos , intens os y drás ticos . Es ta autora cons idera que la ira es “la más s eductora de las emociones negativas ”, pues tonifica y proporciona energía. “El problema es que las res pues tas gatilladas por la rabia, generalmente res ultan tan des proporcionadas en relación con el es tímulo, que des encadenan una s erie de

cons ecuencias negativas percibidas como injus tas por los demás ”.

La tris teza Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias. MIGUEL DE CERVANTES

A pes ar de s u connotación negativa, la tris teza cumple un papel relevante en el mapa de nues tras emociones . Fue lo primero que pens é al ver la película Inside out (Intensa-Mente, en América Latina, o Del revés, en Es paña), una excelente producción s obre el papel de la ira, la alegría, la tris teza, el miedo y la repuls ión en nues tras vidas . Al final del filme, la tris teza ayuda a la protagonis ta a res olver el gran conflicto que padece. Es cierto que s e trata de un viaje de dos —alegría y tris teza—, pero la película aporta mucho cuando expone el papel pos itivo de la tris teza en una s ituación determinada.

Es te enfoque me fas cina, porque pres enta a las emociones como un s is tema. En las peores cris is s on capaces de articulars e y aportar s oluciones , juntas y por s eparado. Fue maravillos o que una multinacional como Dis ney Pixar s e arries gara a hacer una película s obre inteligencia emocional. Es te filme debería s er exhibido en todas las es cuelas , por la brillantez de los pers onajes que repres entan a las emociones bás icas . Ellos nos hicieron s aber que nues tra vida y nues tra mente es tán regidas por las emociones . Según Goleman, la principal función de la tris teza es ayudarnos a as imilar una pérdida irreparable (como la muerte de un s er querido o un gran des engaño). “La tris teza provoca la dis minución de la energía y del entus ias mo por las actividades vitales —es pecialmente las divers iones y los placeres — y, cuanto más s e profundiza y s e acerca a la depres ión, más s e enlentece el metabolis mo corporal. Es te encierro intros pectivo nos brinda as í la oportunidad de llorar una pérdida o una es peranza frus trada, s opes ar s us cons ecuencias y planificar, cuando la energía retorna, un nuevo comienzo”. La ps icóloga Nuria Javaloyes define la tris teza

como una emoción que nos ayuda a reparar las pérdidas , porque es un s entimiento neces ario para vivir y afrontar aquello que nos viene de frente. Según es ta definición, s u canal de expres ión es el llanto, pues en es ta s ituación tendemos a es cribir o a realizar actividades que nos ayudan a des ahogarnos . Miguel L. Martín Jorge cons idera por s u parte que la tris teza da lugar a conductas de protección y facilita la cohes ión s ocial. ¿Exis ten varios tipos de tris teza? Más bien me inclino a pens ar que exis ten muchos modos de enfocar dicha emoción. Como todo en la vida, s i no alcanzamos el equilibro en las s ituaciones donde la tris teza aparece, podemos s alir adelante o autodes truirnos . Anteriormente he comentado el cas o de mi abuela Annea, quien nunca s uperó el dolor por la pérdida de un hijo. Su empeño por vivir fue s ignificativo mientras es tuvo a cargo de mi crianza, pero s e dis ipó cuando decidí hacer mi propia vida y mudarme a un apartamento con Eva, mi novia de entonces . Mi abuela s e encontraba en una embos cada mental. Mi vida no podía quedar en aquel pueblito cerca de Santiago de Cuba, del que mi familia no

había querido s alir. Ella no aceptaba mi partida. Al mudarme a la capital del país , mi abuela entró en una fuerte cris is emocional y s e dejó abatir por la tris teza. Una vez, recibí en La Habana una llamada de urgencia porque ella había s ido ingres ada en una s ala de ps iquiatría. Cuando pregunté a mi madre qué le pas aba, res pondió: “Se muere de tris teza porque no es tás aquí”. Viajé tan pronto pude y la vis ité, pero aquel ges to fue ins uficiente para ella. La tris teza marcó cas i toda s u vida, incluyendo s us últimos días .

El inevitable duelo En la primavera de 2015 viví un momento de gran tris teza al conocer la muerte de mi amigo Ado Sanz Milá. Él trabajaba en Cuba en la radio, la televis ión y en otras tantas actividades como locutor y director de programas . La muerte s e lo llevó con s olo cuarenta y nueve años . Su madre, s u hermana, s u es pos a y s us dos hijos quedaron des olados por la ines perada partida. Fueron días difíciles para todos , incluyendo a los que es tábamos a miles de kilómetros de dis tancia. Mi primera reacción fue de incertidumbre. ¿Quién había muerto? ¿El padre —ya muy mayor y de s imilar nombre— o el hijo? Al enterarme de todos los

detalles , no pude menos que preguntarme cómo y por qué un hombre tan joven moría tan pronto. Ado y yo trabajamos juntos en innumerables proyectos en la emis ora CMKC, de Santiago de Cuba. Teníamos dos es tilos profes ionales completamente diferentes , y creo que es o hizo que llegáramos a complementarnos muy bien. Nos conocíamos des de la adoles cencia y nues tras familias , es pecialmente nues tras madres , han mantenido una muy es trecha relación. As í que conocer la noticia de s u muerte me produjo una extraña s ens ación, un s entimiento arras ador de tris teza. Pero, frente a lo inevitable, a lo que s ucedió y no tiene marcha atrás , s olo res tan el duelo y la reflexión. Y es ahí donde la tris teza crea condiciones para ambos momentos , porque es evidente que los s eres humanos actuamos ante acontecimientos s imilares marcados por es ta emoción. Y uno s e pregunta s i es feliz, s i ha vivido conforme a s us más puras creencias y s entimientos , s i ha s abido aprovechar el tiempo, s i no s e ha quedado corto o s i s e extralimita en el trabajo… En fin, la tris teza por la pérdida nos pone contra las cuerdas , nos aboca a un repas o ins tantáneo de toda nues tra vida, en

cues tión de minutos ; pero no para arrojar la toalla ni para abatirnos en una dis quis ición eterna e improductiva. Toda pérdida, para que pueda s er s uperada, debe s er pues ta en un lugar en el tiempo; a partir de allí, s e pas a a vivir el duelo, un proces o muy pers onal, has ta llegar a la celebración del regalo del adiós . Un regalo que nos permitirá celebrar en memoria los aportes de es a pers ona a nues tras vidas . Si hay dolor es porque hubo pérdida, y en la pérdida, de manera implícita, es tá el valor que es a pers ona dejó en nues tra vida. He ahí donde la inteligencia emocional convierte en virtud a la tris teza: duelo, recogimiento, reflexión, nuevas metas … Hay s eres humanos que s olo reparan en la fugacidad de nues tra exis tencia al ver morir a alguien cercano. La tris teza les s irve para reaccionar ante s u propia vida. Para muchos , s iempre es un duelo. Y es verdad

que cuando hay partidas , des prendimientos o s eparaciones , repito, hay que pas ar el duelo, pues forma parte de la cultura y las cos tumbres del género humano. Pero, ¿qué tan s aludable es quedarnos es tancados en el duelo? Si s e perpetúa, produce una tris teza generalizada que puede derivar en una depres ión des tructiva. La tris teza puede inmovilizarte, a diferencia de otras emociones más explos ivas o de alta vibración.

Cuando el sistema se apaga En nues tro evento “En Cuerpo y Alma 2015”, celebrado en Punta Cana, la ps icóloga Es trella Flores -Carretero explicó muy certeramente por qué ocurre es to: la tris teza es una emoción muy dis tinta a las demás . Sucede cuando el s is tema s e apaga. El S.A.R.A. (Sis tema Activador Reticular As cendente) es como la primera centralita que codifica y des pués planifica cuál es el nivel de activación que debe tener nues tro cerebro en cada momento. Es te pierde s u capacidad para es timular el s is tema global. La neurotrans mis ión deja de exis tir cuanto mayor es el nivel de tris teza. Es como s i s e des activaran las es tructuras neurológicas , creando un paro en el s is tema.

Hace unos años , aparecieron en la prens a mundial titulares como: “Un británico, incapaz de s entir tris teza tras s ufrir una embolia cerebral”, “El hombre condenado a s onreír de por vida” o “Infarto deja a abuelo en es tado de perpetua felicidad”. Se referían a Malcolm Myatt, un camionero de s es enta y ocho años que pas ó diecinueve s emanas en el hos pital tras s ufrir un ictus y perder la s ens ación en s u lado izquierdo. Según el diario británico The Telegraph, que reportó el cas o, el accidente le había afectado el lóbulo frontal de s u cerebro, que controla las emociones . Para Myatt, la pérdida de la tris teza de s u repertorio emocional fue algo pos itivo: “Nunca es toy deprimido. Es tar tris te no ayudaría en nada. Sin duda, prefiero es tar feliz todo el tiempo”. No fueron pocos quienes se preguntaron s i verdaderamente es tábamos ante una ventaja, debido al papel de la tris teza en la regulación de nues tra exis tencia. Los médicos del cas o repararon en que algunos pierden la capacidad de detectar la emoción en la cara de otros , o pueden llegar a s er menos emocionales en s í mis mos , menos s ens ibles a noticias felices o tris tes , más apáticos y menos empáticos . Es excelente que el s eñor Myatt intente

reconvertir s u enfermedad cerebral en algo pos itivo, pero la tris teza no debe s er extirpada de nues tras vidas , s ino adecuadamente ges tionada.

De mi libreta de apuntes 1. Dedica al menos diez minutos cada día para meditar. Bus ca en is maelcala.com todo lo relacionado con principios y técnicas meditativas . 2. Des pués de conocer cada una de las emociones , reflexiona s obre cómo se manifies tan en la vida cotidiana a tu alrededor. 3. Identifica es tos ras gos emocionales en tus familiares , amigos y pers onas cercanas . Y luego valóralos en ti mis mo, con la mayor autocrítica pos ible. 4. Hazte cinco preguntas . Si las res pondes de manera afirmativa, pos iblemente vas bien encaminado por la s enda de la felicidad: ¿Realmente s abes qué quieres en la vida? ¿Tienes definido tu camino? ¿Luchas por recorrerlo en aras de tus s ueños y expectativas ? ¿Amas o luchas por amar? ¿Es tás dis pues to a cambiar s i es neces ario para hacer

realidad tus s ueños ? 5. Para s uperar la tris teza, planifica dis tracciones como leer, ir al cine o practicar deportes . Intenta cambiar de actividad. 6. En cas os muy complejos , como las enfermedades , los expertos acons ejan comparars e con otras pers onas en peor s ituación. 7. Colaborar en caus as y otros proyectos humanos es una actividad verdaderamente reparadora. Por muy mal que es temos , s iempre hay pers onas que neces itan nues tra ayuda. 8. Identifica tus miedos . Haz una lis ta y explica cada caus a que te venga a la mente. 9. Haz una lis ta de los ataques de ira que recuerdes . Identifica en qué s ituación s e produjeron y cuáles fueron los res ultados finales . 10. ¿Te cons ideras capaz de cambiar tu vida des pués de conocer mejor las emociones ?

Capítulo II La escuela de las emociones

Educación integral Todo aprendizaje tiene una base emocional. PLATÓN

ué gran decis ión hubies e s ido que en las es cuelas , además de aprender matemáticas , idiomas , ciencias y humanidades , todos hubiés emos s ido educados emocionalmente! Empezando por Alejandro, el amigo que as es inó a s u es pos a por caus a de unos celos incontrolables . Inteligente, educado y has ta amable s on adjetivos que podrían calificar s u conducta, pero ninguno aporta elementos reales s obre s u coeficiente emocional. Inclus o en la cárcel, Alejandro ha continuado es tudiando. Su condena es extens a, tiene mucho tiempo para s uperars e; s in embargo, dudo de que en el s is tema penal pueda curs ar la “carrera” que él más neces ita.

¡Q

No faltan quienes piden una formación educativa con tales caracterís ticas , s obre todo en las edades

es colares , pero lo cierto es que la res is tencia permanece. El propio Daniel Goleman repite inces antemente que la inteligencia académica “no ofrece prácticamente ninguna preparación para los tras tornos u oportunidades que acarrea la vida”; s in embargo, nues tras es cuelas s e centran en las habilidades académicas e ignoran la inteligencia emocional, pes e a s abers e que un coeficiente intelectual “no es garantía de pros peridad, pres tigio ni felicidad en la vida”. Goleman afirma que, de todas las es pecies , el s er humano es el que más tarda en alcanzar la madurez cerebral. Según un es tudio del hos pital catalán Sant Joan de Déu, “hacer cons ciente el bienes tar y la felicidad es uno de los objetivos de la educación emocional”. La ins titución avala los efectos pos itivos de la inteligencia emocional en muchos as pectos de la vida; por ejemplo, dice que contribuye a “una dis minución de ans iedad, es trés , indis ciplina, comportamientos de ries go y conflictos ”, acompañada de “un aumento de la tolerancia a la frus tración, res iliencia y, en último término, del bienes tar emocional”. La afirmación inicial de es te capítulo encuentra algún eco en las inves tigaciones del centro médico, a

través de lo que s e denomina “prevención ines pecífica”. Es to s ignifica, por ejemplo, que un individuo con competencias emocionales es tá más preparado para no implicars e en el cons umo de drogas y en comportamientos de ries go. Los expertos llegaron a dos conclus iones relevantes al res pecto: a Es impres cindible adquirir competencias emocionales por parte de niños y adoles centes , de cara al des arrollo pers onal y profes ional. b En temas de educación emocional, hay que empezar lo antes pos ible.

La pedagoga Ana María Maqueo apunta que la educación emocional cons tituye el vínculo entre los s entimientos y los impuls os morales , lo que pos ibilitaría la capacidad de regular aquellas acciones que es tán a merced de los impuls os . Y créeme que s on muchas las acciones que des arrollamos a golpe de impuls os .

Pongámonos en marcha Siempre piens o en el internado donde es tudié a los catorce años . Entre aquellas paredes , el bullying era lo habitual. Se trataba, s egún las autoridades , de un colegio muy es pecial, con es tudiantes s eleccionados por s u rendimiento intelectual y s us habilidades s ociales . Sin embargo, más allá de la capacidad académica, la realidad era otra: guerras entre grupos , bromas des humanizantes , robos y todo lo negativo que alguien pueda imaginar. No s é s i es pos ible eliminar totalmente el bullying, porque la naturaleza humana es demas iado compleja; pero s í es toy convencido de cuánto podríamos avanzar s i al menos des cruzáramos los brazos y nos pus iéramos en marcha para educar emocionalmente a las nuevas generaciones . Como explican María Elena López y María Fernanda González, los niños s on los s eres con menos prevenciones y prejuicios frente a las emociones , por lo que s uelen expres arlas con mayor fluidez. Recientemente leí un mens aje en redes s ociales que refleja claramente es ta opinión. Un padre pregunta a s u hijo “s i hay muchos extranjeros en s u clas e”. Entonces el pequeño res ponde con

toda naturalidad: “No, s olo hay niños ”. ¿En momento de nues tras vidas perdemos es pontaneidad, es e concepto de igualdad entre eres humanos , por encima de cualquier cons ideración?

qué es a los s otra

“Somos los adultos quienes imponemos controles en la educación, que en muchas ocas iones s e tornan contraproducentes , debido a que les ens eñamos a negarlas o a no reconocerlas (s e refieren a las emociones ), dis minuyendo s u autoconocimiento emocional”, afirman López y González. Y recomiendan ens eñar a niños y adoles centes a reconocer s us propias emociones , a manejarlas y darles un adecuado curs o a s u expres ión. En una inves tigación s obre proyectos emocionales en el aula, el profes or Jonathan Cohen pregunta a los padres : “Cuando s u hijo crezca, ¿qué clas e de pers ona quiere us ted que s ea?”. Y afirma que la educación emocional y s ocial implica el aprendizaje de habilidades , conocimientos y valores que aumentan nues tra capacidad de “leer” en nos otros mis mos y en los demás , para res olver problemas con creatividad y flexibilidad. Cuando es cucho la pregunta de Cohen, piens o en

mis s obrinos , en los hijos de mis amigos y en todos los infantes que hoy s e forman para vivir y s ervir en la s ociedad. Mis cinco s obrinos s on adorables y han s ido educados en el bien por s us padres y abuelos . Una permanece en Cuba, luchando contra las carencias materiales y emocionales de mi país natal; los otros cuatro viven en Miami, con una vida materialmente más des ahogada, pero expues tos a los mis mos problemas emocionales que en cualquier otro lugar.

Por un lado, mucha gente en Cuba es tá demas iado afectada por la cultura de la s upervivencia, donde da la impres ión de que “todo

vale”. Pero, la cultura de la s obreabundancia material, del derroche y la comodidad, es también preocupante, des de el punto de vis ta educativo. Creo profundamente en la política del es fuerzo, del premio y del es tímulo. No s e forman valores des de una s upues ta s uperioridad material, s ino des de la igualdad. He vis to, por el contrario, a mucha gente s onreír donde menos recurs os materiales tiene a s u dis pos ición; mientras otros van de caras largas y hombros caídos en país es de altos niveles de des arrollo económico. La educación emocional es tras cendente en el des arrollo integral de los más pequeños . La res pues ta de aquel niño s obre el número de extranjeros en s u aula cons tituye un claro ejemplo de cómo la es cuela es una fas e decis iva para el progres o cognitivo y emocional de los menores . Para ellos , cas i s iempre todo es s ano y normal, has ta que los adultos decidimos inculcarles nues tras propias dudas , temores , pens amientos tóxicos y divis iones artificiales . Es cierto que s iempre podemos remediar algunas actitudes no aprendidas —o mal aprendidas — en es e período, pero muchos pedagogos creen que determinados valores y comportamientos s ociales

deben fijars e en edades tempranas . Es toy totalmente de acuerdo, s obre todo s i s e trata de actitudes pos itivas , tendientes a la convivencia, al entendimiento y al equilibrio. Por es o confío en que los s is temas educativos cons igan dar la vuelta a la tortilla y empiecen, mas ivamente, a promover el es tudio y dominio de las emociones .

¿Sanciones o educación? Tuve la s uerte de contar con una maes tra ejemplar, des de todo punto de vis ta. Curios amente, no pertenecía al ámbito de la educación reglada, s ino al de los medios de comunicación. Nilda G. Alemán, que afortunadamente aún vive, s upo moldear no s olo mis conocimientos técnicos , s ino también emociones impres cindibles para el trabajo de un actor o locutor. La recuerdo con mucho cariño, colocando una pequeña cama plegable en s u cas a, para que yo me quedara los fines de s emana y pudiera repas ar los pers onajes a interpretar en el programa radial y participar en actividades culturales . Allí es tuve yo por los pas illos de s u cas a, s iempre con un guion en las manos , leyendo y aprendiendo. Naturalmente, la es cuela fue muy importante en mi vida, lo que s iempre demos tré con calificaciones

altas ; pero no deja de s orprenderme el tercer factor que delineó mi exis tencia, además de la familia y el colegio. Y con es ta reflexión quiero llegar a un punto: ¿acas o no es pos ible integrar el es tudio de las emociones al s is tema educativo? Un tercer factor — como encontrar un guía pers onal adecuado— s iempre res ulta demas iado s electivo, y puede s er fruto del azar o de otras caus as . En la mayoría de los país es los s is temas educativos intentan s er univers ales . Es cierto que podemos toparnos con un maes tro ins uficiente, o con una es cuela de es cas os recurs os , pero los es tándares de las materias y objetivos educativos s on bás icamente los mis mos en comunidades afines . Muchos pens adores han pedido la generalización del es tudio de las emociones en el s is tema es colar. Uno de ellos es Alejandro Cas tro Santander, autor del libro Analfabetismo emocional, a quien felicito por s us interes antes ideas en el campo de la prevención de la violencia. Él cons idera que “muchas de las violencias cotidianas tienen s u origen en la dificultad para comunicar a los demás una idea, un punto de vis ta, un es tado de ánimo”; s in embargo, las autoridades es colares ins is ten en los reglamentos dis ciplinarios y en las s anciones para mejorar el clima

en los es tablecimientos educativos . Vuelvo a mis catorce años , y recuerdo las exigentes “normas ” y los cas tigos previs tos en el ordenamiento es colar. La s everidad era máxima, las s anciones es taban previs tas con lujo de detalles , pero el res ultado era des as tros o. Aclaro que s iempre he s ido un ciudadano res petuos o de las leyes y creo en las normas de convivencia entre los s eres humanos . Los códigos y reglamentos s on muy importantes , pero la prevención s ocial también. Porque aquellas fieras a las que teníamos que enfrentarnos s e s abían el cas tigo de memoria, pero no eran capaces de demos trar compas ión o empatía por s us compañeros . Y as í s ucede en cas i todas partes . Cas tro Santander afirma que el perfil del nuevo ciudadano del s iglo XXI debe s er el de una pers ona con capacidad para adaptars e a grandes cambios , “autónomo pero no individualis ta, con es píritu cooperativo, defens or de una pluralidad de valores y de opciones morales ”. También dice que debe s er de pens amiento abierto, para comprender la complejidad del mundo, as í como “entender, aceptar y vivir cons igo mis mo y con los demás ”.

No hay dudas de que s i tales caracterís ticas s on promovidas des de las es cuelas , y todos nos es forzamos en la parte que nos corres ponde, los habitantes de es te convuls o y es tres ado mundo podremos dis frutar de la convivencia y la paz. Con nos otros mis mos y con los demás . A través de experimentos y de una extens a bibliografía, la ciencia ha explicado las caracterís ticas de los alumnos inteligentes . Alejandro Cas tro Santander las expone as í:

• • • •

Buen nivel de autoes tima

Aprenden más y mejor

Pres entan menos problemas de conducta

Se s ienten bien cons igo mis mos

• • • • •

Son pos itivos y optimis tas

Entienden los s entimientos de los demás

Superan s in dificultad las frus traciones

Superan bien los conflictos

Son más felices , s aludables y exitos os

La “competencia s ocial”, referida a los comportamientos y conductas de niños y adoles centes , ha s ido es tudiada por Noelia López de Dicas tillo Rupérez, de la Univers idad de Navarra. La experta concluye que los vínculos interpers onales deben contemplars e a la luz de una educación en valores cívicos y morales . Yres ume: “La competencia

s ocial facilitaría la participación en la familia, en la es cuela y en la s ociedad democrática”. También “es timularía la convivencia, el es tablecimiento de unas relaciones pacíficas , no agres ivas y, además , no utilitaris tas s ino s olidarias ”. Muchas veces , ni para los padres es fácil lidiar con determinadas actitudes de s us hijos . En Ciudad de México tengo una gran amiga que temía regañar a s u pequeño, de s olo diez años de edad, debido a s u nivel de agres ividad. No había paz en aquel hogar, pero tampoco en la es cuela ni en el barrio. Aquel niño era incapaz de comunicars e con normalidad con el res to. Sus habilidades s ociales , de acuerdo con los criterios que marca la As ociación Americana s obre Dis capacidad Intelectual, no le permitían controlar s us impuls os , interactuar correctamente, reconocer los principales s entimientos , colaborar con los demás y forjar amis tades en s u entorno. Aquella familia s ufría mucho, porque nadie es capaz de s er feliz en es as circuns tancias . De es to hace ya mucho tiempo. Lo último que s upe de ellos fue que cons iguieron poner al niño bajo tratamiento es pecializado. Ojalá él haya podido avanzar en cues tiones tan importantes como la empatía y la as ertividad.

Su cas o nos mues tra una realidad. En cues tiones emocionales , cas i s iempre actuamos reactivamente; es decir, con vis tas a s olucionar problemas que ya nos han reventado en las narices . Por ello he concebido es te libro, para reparar en nues tras potencialidades . No como remedio a una enfermedad, s ino como plan formativo para el bienes tar. López de Dicas tillo advierte que las actividades en torno a la competencia s ocial no deberían s er s olamente para “corregir” problemas de inadaptación por defecto, como la inhibición o la timidez, o por exces o, como la agres ividad, s ino para “fomentar comportamientos cooperativos , pros ociales y altruis tas ”. Ins is to en la relevancia de es ta última cues tión, en tanto los enfoques s uelen centrars e en los problemas

exis tentes , y no en prevenir las malas conductas , o en formar actitudes pos itivas .

Las raíces de la violencia Des de que mis s obrinos llegaron a Es tados Unidos , todos en edad es colar, he es tado pendiente de s u ins erción integral. Cuando les pregunto s obre el colegio, cas i s iempre recibo las mis mas res pues tas : en inglés avanzamos muchís imo, y en matemáticas , también. Para un niño que ha vivido unos pocos años en otro país , la adaptación res ulta más fácil que para un adulto. Pero no hay que des cuidar el impacto de elementos nuevos como la lengua, las cos tumbres y has ta el clima. Y en es as circuns tancias , la educación emocional es doblemente neces aria. Es tados Unidos es un país de grandes genios , en todos los s ectores . En parte, es a fabulos a producción científica e intelectual es cons ecuencia de un s is tema educativo potente, y de un concepto muy enraizado s obre el es fuerzo y la igualdad de oportunidades . Son muchos los factores . Me pregunto s i todas es tas fortalezas no s erían mayores —y s ocialmente más equilibradas — con la completa integración de la ins trucción emocional en el s is tema educativo.

También me alarman los niveles de violencia en las es cuelas y univers idades de Es tados Unidos , des de los cas os más incruentos has ta los más graves . Muchas veces , el debate s e ha centrado entre dos pos iciones : “armas no” y “armas s í”, pero el factor humano debería pres idir cualquier anális is . Des de luego, es impres cindible un mayor control de armas , para evitar que nues tras calles y centros es colares s e conviertan en un es cenario de guerra. Pero, ¿por qué un joven es capaz de dis parar a mans alva contra s us compañeros de clas e o s us profes ores ? He ahí el auténtico problema a enfrentar. Ante el tema, aparecen s oluciones fals as que no van a la raíz de la cues tión. En medio de la es critura de es te libro leí que el es tado de Texas permitiría armas de fuego en las ins talaciones univers itarias . El argumento de las autoridades es que los es tudiantes podrían defenders e o inclus o aniquilar a cualquiera que intentara una matanza, como las que han ocurrido en las últimas décadas . En el lado opues to, s egún recogió la BBC, más de ochocientos profes ores de la Univers idad de Texas firmaron una carta de rechazo a la ley que permitirá el porte de armas en el centro educacional.

Mientras el debate s igue enfocado en las armas y s us cons ecuencias , la cons ultora Gallup as egura que la cantidad de norteamericanos que exige mayores controles armamentís ticos es del 47%. La cifra podría parecer alta, pero no lo es tanto, s i s e compara con el 79% cons eguido en 1990.

¡Sí, se puede! Ante es tos es cenarios , mi equipo y yo nos dimos a la tarea de inves tigar los país es o regiones que han decidido ins ertar los es tudios de inteligencia emocional en s us s is temas educativos . No es un dato exhaus tivo, s ino s olo un botón de mues tra de los principales es fuerzos por ens eñar a ges tionar los impuls os , la importancia de la empatía y otras habilidades s ociales que res ultan determinantes en la formación de la conducta de un ciudadano. En el propio Es tados Unidos , la Collaborative for Academic, Social and Emotional Learning (CASEL), con apoyo del Departamento de Educación, lanzó un es tudio en las es cuelas públicas de Chicago para evaluar el impacto del aprendizaje s ocial y emocional en el aula. Además , CASEL encontró que muchos es tados de la Unión han es tablecido es tándares de aprendizaje, des de

prees colar has ta s ecundaria, que hacen hincapié en la competencia s ocial y emocional. Una norma federal —la Ley de Aprendizaje Emocional— s e pres entó en 2015 con el apoyo de ambos partidos .

El repres entante Tim Ryan, citado por CASEL, afirmó al defender la ley: “Las competencias s ociales y emocionales no s on ‘habilidades blandas ’, s ino la bas e de todas las habilidades . Si queremos una

s ociedad tolerante y compas iva, tenemos que ens eñar las habilidades que crean es a s ociedad”. ¡Cuánta razón y s entido común! En el año 2010, la Ins titución Educativa SEK y la Fundación Redes para la Ciencia pres entaron en Es paña un proyecto para la aplicación de un proyecto de ges tión emocional, también en alianza con CASEL y la Univers idad Camilo Jos é Cela. El rector de es e centro univers itario, Rafael Cortés Elvira, dijo entonces que era “increíble que nues tro s is tema no es té apos tando por la educación en emociones , indis pens able en el des arrollo futuro de los jóvenes en un mundo en cons tante cambio”. ¿Cómo es tos colegios es pañoles abordaron la cues tión? El programa académico s e bas ó en varios ejes :

• •

Crear el es cenario (autoconocimiento)

Fomentar la cooperación (buena y mala

es cucha, clima es colar pos itivo)

• •

La comunicación (es cucha activa)

Identificar

y

comunicar

s entimientos ,

enfrentars e a la ira



Fomentar la res iliencia interior (relajación mus cular, la atención plena)

• •

Res olución creativa de conflictos

La paz y el conflicto

Según la Ins titución Educativa SEK, en los colegios que integran el aprendizaje s ocial y emocional en s u vida diaria, “los es tudiantes s e s ienten más felices y más motivados para aprender,

los adultos s e s ienten más s atis fechos de s u trabajo y los logros académicos de los es tudiantes aumentan”.

Aprender a ser felices En Is las Canarias , otra región de Es paña, s e creó en 2014 la as ignatura Educación Emocional y para la Creatividad, dis eñada para primaria (primera ens eñanza), al amparo de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa, de ámbito nacional. Según las autoridades , la materia promueve, des de un enfoque educativo, el des arrollo emocional y creativo del alumnado, as umiéndolo des de una pers pectiva integradora y trans vers al. La as ignatura, obligatoria y evaluable, tiene como principal finalidad el bienes tar pers onal y s ocial del individuo. “Supone una oportunidad única para el profes orado de educar niños y niñas para que aprendan a s er felices , y tengan mayor éxito en las es cuelas ”. A raíz de s u implementación, el diario es pañol El Mundo recogió algunos tes timonios s obre la experiencia: “Los alumnos de s iete años del colegio público Tinguaro de Vecindario (Gran Canaria) llevan dos s emanas aprendiendo s obre el miedo. Sentados en el s uelo del aula formando un círculo, los

veinticinco chicos y chicas de 2 B hablan de mons truos , de arañas y de otras cos as que les hacen temblar”. La clas e, s egún el periódico, intenta que los niños revelen, proyecten o reconozcan s us s entimientos , de que los obs erven y los modelen como s i fueran plas tilina o mas illa, de que aprendan a ver dentro de s í mis mos . La premis a de los profes ores , Virginia Santana y David García, s e bas aba en que es más fácil entender y manejar una emoción s i es ta s e vis ibiliza. La iniciativa canaria no ha es tado exenta de elogios y críticas . Es tas últimas , enfocadas en el miedo paralizante que padecen muchos s eres humanos . A veces , las pers onas ni s iquiera s aben que tienen un problema, porque s e niegan a reconocerlo. Como expres ara William Blake, “s i las puertas de la percepción s e purificaran, todo s e le aparecería al hombre como es , infinito. Pues el hombre s e ha cerrado s obre s í mis mo has ta ver todas las cos as por las es trechas rendijas de s u caverna”. Es cojo algunas ideas expres adas por los lectores , en la nota de es e mis mo periódico, que demues tran clamoros amente por qué es tamos tan mal,

emocionalmente hablando, y cuál debería s er el camino. Prepárate para leer:



“Todo es to es cos a de mujeres , que tienen en s us manos el 80% del s is tema educativo y lo conforman a s u medida (…) Las cues tiones emocionales debemos aprender a res olverlas s olitos …”.



“…Unas horas para que los niños no hagan nada en la es cuela”.



“¡Qué

barbaridad!

Has ta

pretender

mecanizar a los niños en el mundo emocional. Las emociones s on es pontáneas , no hay que ens eñarlas ”.



“Dis tintos mecanis mos para un mis mo fin: domes ticar las mentes del ciudadano, adocenarlo, s ometerlo y forzarle a aceptar

s u des trucción”. Afortunadamente, la mayoría s e mos traba a favor de la idea:



“Me parece es tupendo. Menos agres ividad y más felicidad. Menos frus tración y más generos idad. Más pers onalidad y menos gregaris mo”.



“Todos tenemos limitaciones , los padres también. En el mundo de las emociones s olemos s er unos ignorantes (…) Unas nociones s obre emociones , que s on las que nos impuls an en nues tras vidas , no nos s obran a nadie”.



“La inteligencia emocional en es tos años de competitividad, paro alarmante y globalización debería s er de obligado cumplimiento des de la ens eñanza”.

En América Latina también hay cas os res eñables de s u aplicación. El informe “Educación Emocional y Social. Anális is Internacional 2015”, de la Fundación Botín, recoge el cas o de México, con des taque para la complejidad de s u es cenario s ocial. Entre las iniciativas mexicanas aparece el proyecto “Amis tad para s iempre”, cuyo reto cons is te en “modificar los paradigmas : dejar de centrars e en intervenciones reactivas y des conectadas para hacer hincapié en la importancia de la prevención y fomentar la res iliencia”. También tenemos el proyecto de “Es cuelas Seguras ” y la introducción de planes de es tudio en la educación primaria y s ecundaria, con curs os de habilidades emocionales y s ociales mediante las as ignaturas de Ética y Educación Cívica, “para fomentar compromis os y puntos de vis ta éticos relacionados con el des arrollo pers onal y s ocial del alumnado”. En la Peníns ula de Yucatán, por ejemplo, s e han des arrollado inves tigaciones s obre la educación emocional y s ocial tradicional de las comunidades mayas . Es tas afirman que “los jóvenes mayas pres entan la tas a más baja del país en violencia es colar. Sin embargo, tienen una de las más altas de México en s uicidios ”.

En Argentina, s egún el informe 2013 de la propia Fundación Botín, s obres alen proyectos tales como el Programa de Educación Emocional en el Was hington School, concebido como “un es pacio participativo, abierto a la reflexión, la creatividad y la aceptación de la divers idad”. Es ta es cuela —privada, mixta, bilingüe y laica— ha des arrollado un Programa de Educación Emocional que integra pens amientos de teóricos relevantes , res ultados de programas educativos e inves tigaciones en es te campo de diferentes partes del mundo. En la jornada es colar s e des arrollan actividades para aprender a ges tionar la vida, mejorar la autoconciencia, la confianza en uno mis mo, dominar las emociones y los impuls os perturbadores , aumentar la empatía y la colaboración. El objetivo es el des arrollo de competencias emocionales y s ociales a través de una metodología participativa, activa, que s us cita la reflexión, el diálogo y la comunicación. Otro proyecto argentino lleva el nombre de “Sin afecto no s e aprende ni s e crece”, en la provincia de Entre Ríos , dis eñado para fortalecer los recurs os afectivos , cognitivos y lingüís ticos . Se bas a en tres pilares fundamentales : los niños , los padres y los docentes , en zonas de alta vulnerabilidad

ps icos ocial. Entre otros , también debe mencionars e el programa “Clima Emocional Pos itivo en el Aula”, para formar a maes tras y otros profes ionales en temas de educación emocional y s ocial. Experiencias s imilares podemos encontrar en Aus tria. Belinda Heys , experta de la Fundación Botín, dijo al diario ABC que des de 2009 allí s e comenzó a impartir el programa Happiness en centros educativos . El proyecto cons is te en dotar a los niños de las herramientas para que ganen confianza en s í mis mos y aprendan a s er más felices . “Si la felicidad es una actitud de la mente, hay fórmulas y actividades para mejorarla”, as egura Heys . Happiness incluye s eis módulos diferentes : bienes tar emocional, logros pers onales , nutrición y s alud fís ica, cuerpo, movimiento y ejercicio, cuerpo como modo de expres ión y el yo y la res pons abilidad s ocial como modo de ayudar a los demás . “Todo s e ens eña de manera muy práctica y, para ello, primero deben fijars e en un as pecto, des pués actuar y pos teriormente reflexionar. De es ta manera aprenden que s i no nos fijamos en nues tras emociones , no podremos ges tionarlas ”, explica Heys . Y terminamos es te breve recorrido por Dinamarca.

El informe “Educación Emocional y Social. Anális is Internacional 2015” recoge que durante cas i dos s iglos el s is tema educativo danés ha tenido como meta alcanzar la excelencia, tanto en el s entido académico como en el pers onal. Dicha “concepción dual” fue introducida en 1816 por la “Es cuela para la vida”, de N. F. S. Grundtvig. El ideal his tórico de la es cuela danes a ha s ido s iempre que “s olo tiene s entido que un hombre aprenda a s er hombre s i también recibe formación para des arrollars e en el contexto s ocial exis tente”. El reporte añade que la “competencia relacional” es una de las tres principales as ignaturas impartidas a los es tudiantes de magis terio. En Dinamarca, s in embargo, no exis ten planes de es tudios obligatorios

para el des arrollo de las competencias emocionales y s ociales . Según las inves tigaciones citadas , la opinión general que prevalece es que la educación emocional y s ocial debería impregnar las relaciones entre profes ores y alumnos en todos los niveles . No obs tante, el cons iderado “mejor s is tema educativo de Europa” es tá ahora mis mo en medio de un debate s obre s u futuro, en el que s e invoca con frecuencia el es píritu trans formador de Grundtvig, s u padre fundador.

Razonar y aprender Es pero que es te capítulo te ayude a ilus trar rápidamente cómo operan algunas experiencias en divers as partes del mundo. La educación es una de mis obs es iones , por s u importancia en la formación de valores para enfrentar la vida, des de todo punto de vis ta. Por muchos años padecí un s is tema educativo con demas iado énfas is en la propaganda política, que no ens eñaba nada en materia de inteligencia emocional. En la es cuela primaria, des de cuarto grado, crecí repitiendo la cons igna “Pioneros por el comunis mo, s eremos como el Che”. La coreé

demas iado tiempo, s in s aber exactamente quién era el Che, ni tampoco qué s ignificaba s er comunis ta, de izquierdas , derechas o liberal. Es lógico que un niño de es a edad no lo entienda, por lo que res ulta contraproducente una educación tan politizada, un adoctrinamiento como es e. De ahí que los poemas que aún cons ervo de es os años formativos primarios , s ean de temas políticos y no de lo que un niño de cualquier lugar del mundo tendría como fuente creativa en s u imaginación. No s olo s ucede en Cuba, s ino en muchos otros país es , inclus o en algunos democráticos , donde la educación s e plantea como una batalla ideológica para s embrar ideas uniformes . En es te punto me pregunto nuevamente: ¿qué habría s ido de nues tra generación s i hubiés emos aprovechado aquel preciado tiempo en aprender s obre las emociones , en vez de repetir lemas s obre polémicas figuras políticas ? Y que cons te: no creo en s oluciones mágicas , pero s í en la s edimentación del es fuerzo, en el grano de arena diario y en el perfeccionamiento de nues tros s is temas de ens eñanza. Solo recogeremos lo que s eamos capaces de s embrar. Todo ello s in olvidar el papel de la familia, porque a veces entregamos toda la

res pons abilidad a la es cuela, omitiendo nues tros deberes como tutores de vida. Como explica la profes ora Es ther García Navarro, s i hay un entorno donde es impres cindible que s e dé el des arrollo de competencias emocionales , es el de las familias , porque “los fuertes lazos emocionales entre padres e hijos hacen neces ario que unos y otros puedan aprender a s er emocionalmente inteligentes , con el objetivo de cons eguir vivir todos con mayor bienes tar”.

García Navarro recuerda a Sócrates (“conócete a ti mis mo”) para indicar que el des arrollo de las competencias emocionales comienza por uno mis mo. Es evidente que los padres s on “modelos de comportamiento para s us hijos ”. La experta propone que los adultos conectemos varias veces al día con nos otros mis mos , para detectar qué es tamos s intiendo en es os momentos . Sugiere la s iguiente guía, que me parece adecuada para todos :

• • •

¿Cómo me s iento?

¿Por qué me s iento as í?

¿Cómo es toy manifes tando lo que es toy s intiendo?

• •

¿Es ta emoción me ayuda ahora mis mo?

¿Qué

es trategia

puedo

aplicar

para

mantenerla? O bien: ¿qué puedo hacer para cambiarla y s entirme mejor?

El s iguiente pas o, explica la profes ora, es ayudar a nues tros hijos a detectar cómo s e s ienten, a conectar con ellos mis mos des de temprano.

Podemos res umir el capítulo citando una entrevis ta a Daniel Goleman en la red educativa Tiching.com. El maes tro de la inteligencia emocional cons idera que los mejores curs os s obre el tema s on los que s e des arrollan “des de muy pequeños y has ta que los es tudiantes es tán lis tos para ir a la univers idad”. Su teoría apunta a “es trategias de involucración de los es tudiantes y las familias , aunque también s irven de ayuda a los profes ores para que incorporen es tas habilidades ”. A la pregunta de s i los programas de alfabetización s ocial y emocional es taban obteniendo tan buenos res ultados , por qué no s e incluían en los planes de es tudios , Goleman res ponde: “El mundo académico ha es tado s iempre centrado en las capacidades intelectuales y de razonamiento y las emociones s e cons ideran una interferencia, algo que

no res ulta útil para la comprens ión de los contenidos académicos . Pero s on igualmente importantes ”. “No incidir en las emociones es una percepción anticuada, ya que cuanto mejor entendemos cómo funciona el cerebro, obtenemos más información que corrobora que el es tado de nues tras emociones es , en realidad, el que determina la capacidad para razonar y aprender. Por lo tanto, s on indis pens ables para el aprendizaje de los es tudiantes ”, as egura.

De mi libreta de apuntes 1. Identifica cuáles s on las principales emociones que prevalecen en tus hijos , s obrinos , vecinos , alumnos u otros niños y adoles centes de tu entorno. 2. Ponte frente a un es pejo, junto a tus hijos , e imita diferentes ros tros relacionados con las principales emociones . Ponles cara a todas . Identifícalas y repas a cuáles has s entido es e día y por qué. 3. Utiliza las películas citadas anteriormente para s embrar el mens aje de las emociones en los más pequeños de la cas a. Ayúdalos a comprender quiénes s on los pers onajes , cuáles

s on s us caracterís ticas y por qué tienen problemas . 4. Pregunta en el colegio de tus hijos s obre los planes de ens eñanza en materia de inteligencia emocional. Habla con los maes tros . Interés ate por las notas de tus hijos en ciencias y humanidades , pero también por cómo ges tionan las emociones en clas e, cómo reaccionan a los problemas y cuál es s u nivel de empatía. 5. Si no es viable el plan es colar, por aus encia de as ignaturas o por falta de voluntad ins titucional para implementarlas , toma el control de la educación emocional de tus hijos y familiares . Empieza por las películas , los dibujos animados y los ejemplos de la cotidianidad; pero también hay abundante bibliografía s obre el tema. La biblioteca s iempre s erá una excelente opción.

Capítulo III Salud emocional

Tristezas que matan, alegrías que sanan No olvidemos que las pequeñas emociones son los grandes capitanes de nuestras vidas y las obedecemos sin darnos cuenta. VINCENT VAN GOGH

uál es la relación entre las emociones y la s alud? Es ta es una de las grandes preguntas que muchos s e hacen cada día. En es te capítulo intentaremos explicarlo con la ayuda de des tacados expertos .

¿Q

¿Podríamos decir que Alejandro, encarcelado por matar a s u es pos a Martha, es una es pecie de

“enfermo emocional”? Los celos pueden llegar a s er una enfermedad, como indican des tacados inves tigadores . El ps iquiatra y s exólogo Walter Ghedin s e refiere al “s índrome de Otelo” como un delirio mediante el cual una pers ona es tá firmemente convencida de que s u pareja le es infiel. ¿Sería es te el problema de Alejandro? “La pers ona es tá obs es ionada con la idea de la infidelidad y mues tra una s erie de conductas que s e manifies tan tratando de bus car pruebas que lo demues tren, por ejemplo, entrando en el ordenador o mirando el teléfono móvil de s u pareja. También puede mos trars e violenta o humillar al otro (…) Cuando s e llega al extremo del homicidio es que exis te otro tipo de pers onalidad patológica de bas e, como la paranoia o un delirio celotípico”, dijo el experto argentino a la BBC. Ghedin cons idera que los celos no s on neces ariamente patológicos , pero forman parte del capital de emociones de toda pers ona. “Se cons ideran s íntomas de un tras torno ps iquiátrico s olo cuando dominan al s ujeto e interfieren notoriamente en s u vida de relación y en el res to de s us ocupaciones ”.

Siempre me pregunto: ¿s e habría evitado el trágico des enlace entre Alejandro y Martha s i él hubies e s ido una pers ona emocionalmente alfabetizada? La s alud mental s uele s er la primera víctima del mal manejo de nues tras emociones ; pero todo el cuerpo —incluyendo los órganos — es capaz de reaccionar ante las complejidades relacionadas con la alegría, la felicidad, la ira, el miedo, la tris teza y la alegría. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en torno a ciento cincuenta millones de pers onas padecen es quizofrenia en el mundo. Otras es tadís ticas del organis mo indican que más de noventa millones s ufren tras tornos derivados del cons umo de alcohol o

drogas , y unas ochocientas mil s e s uicidan cada año. Toda preocupación es poca frente a tal es cenario. Para el Colegio Oficial de Ps icólogos de Madrid (COPM), los s eres humanos podemos s entir agobio, ans iedad y tris teza ante grandes problemas como los económicos y los divorcios , y ante los “es tres ores cotidianos ”, léas e s obrecarga familiar, dis cus iones y exámenes , entre otros . En es tos complejos es cenarios , nues tro cuerpo reacciona y s e produce la “res pues ta de es trés ”, que a la larga puede caus ar alteraciones como herpes , problemas intes tinales , cefaleas y res friados , y malos hábitos como fumar, beber o dejar de hacer ejercicio. No obs tante, s egún el COPM, “no s on los acontecimientos es tres antes en s í los que nos producen problemas , s ino la valoración y el afrontamiento que hacemos de ellos . No todas las pers onas s e toman igual lo que les s ucede”. Un es tudio médico elaborado por el hos pital Sant Joan de Déu, as egura que la emoción es un motor que todos llevamos dentro. “Una energía codificada en ciertos circuitos neuronales localizados en zonas profundas de nues tro cerebro que nos mueve y nos empuja ‘a vivir’, a querer es tar vivos en interacción cons tante con el mundo y con nos otros mis mos ”.

La chispa de Dios Mientras es cribía es te libro s upe de la muerte del doctor Wayne Dyer, un gurú de la trans formación pers onal, la es piritualidad y autor de libros bes t s ellers impres cindibles . Dyer, como ya mencioné anteriormente, fue un convencido del poder de las emociones . En 2009 anunció que padecía leucemia y, años más tarde, que s e había curado. Según dijo, bas ó s u recuperación en “cambiar nues tro concepto de nos otros mis mos ”. Dice que abandonó cualquier pens amiento limitante, al es tilo de “es toy deprimido”, “me s iento débil” o “es toy enfermo”. En lo s uces ivo, s us mantras fueron: “Es toy bien, s oy s alud perfecta, s oy s alud divina, s oy s anación, s oy feliz”. Dyer decía que había una “chis pa de Dios ” dentro de cada pers ona. Más allá del res ultado final y de las controvers ias al res pecto, es indis cutible que un adecuado manejo de las emociones puede hacer la diferencia en el trans curs o de una enfermedad. No polemizo aquí s obre s i el gran Wayne Dyer s e curó por s u actitud emocional frente a la leucemia. No me corres ponde, porque no s oy médico, ni dis pongo de todos los datos del cas o. Simplemente hablo de actitudes ante

la vida, de procedimientos para elevar la autoes tima y de que aprovechemos cada minuto de nues tra valios a exis tencia.

El cáncer es una enfermedad des garradora, tanto para los afectados como para s us familiares . Muchas veces , s u tratamiento requiere técnicas muy agres ivas , que caus an dolores s everos , daños colaterales y has ta depres ión. Por ello, las organizaciones médicas valoran en alto grado el dominio de las emociones , para ayudar a los enfermos a s obreponers e ante los tratamientos . Es un magnífico ejemplo de inteligencia emocional para s olucionar problemas por los que cualquier s er humano puede trans itar.

El Dr. Eddie Armas , eminente médico y un s er humano admirable, cons idera que es lógico que los enfermos de cáncer s e preocupen por el futuro. “A muchos les preocupa la forma en que s e ven y s e s ienten, y que el cáncer pueda regres ar, pero s aber qué es perar des pués del tratamiento, puede ayudar a los s obrevivientes y a s us familias a programar el s eguimiento, hacer cambios en s u es tilo de vida, mantener la es peranza y tomar decis iones ”, me explica el doctor. Des pués del tratamiento, lo más importante es cambiar el es tilo de vida y la alimentación. El Dr. Armas recomienda a s us pacientes cons umir alimentos adecuados para una buena s alud, enfatizando en aquellos que provienen de fuentes vegetales . Pero, además , mantener una vida activa, con ejercicios fís icos por lo menos tres veces por s emana. Caminar, nadar o montar bicicleta, para mejorar el es tado de ánimo y reducir la ans iedad y la depres ión tras el tratamiento. Es decir, una mezcla de cons ejos es trictamente médicos y nutricionales con otros emocionales , referidos al es píritu, al control de los es tados de ánimo. Más adelante res eñaré toda mi convers ación con Eddie Armas . Rogelia Perea Ques ada, en s u libro Promoción y

educación para la salud, ins is te en que las emociones s on fundamentales para el es tado de la s alud, bienes tar y calidad de vida de las pers onas , incidiendo en la aparición y alteración de la enfermedad y en la recuperación de la mis ma. Para la As ociación Es pañola contra el Cáncer (AECC), una emoción es un proces o que s e activa cuando el organis mo detecta algún peligro, amenaza o des equilibrio, con el fin de poner en marcha los recurs os a s u alcance para controlar la s ituación. Mejor res umido, impos ible. La organización recuerda que las emociones o s entimientos s on parte de nues tra vida y nos proporcionan energía para res olver un problema o realizar una actividad nueva. “En definitiva, actúan como res ortes que nos impuls an a actuar para cons eguir nues tros des eos y s atis facer nues tras neces idades ”. Es evidente la importancia de las emociones en es te campo. En cuanto a la relación entre emoción y s alud, Beatriz García, Enrique Jurado y Adelina Ruano afirman que reacciones emocionales des agradables , tales como ans iedad, ira, tris teza o depres ión, pres entan correlatos fis iológicos : “Son el res ultado de complejos mecanis mos que, bajo la influencia del s is tema nervios o, afectan a las s ecreciones

glandulares , los órganos , los tejidos , los mús culos y la s angre, ocas ionando tras tornos cardiovas culares , diges tivos y los derivados de un mal funcionamiento del s is tema inmunológico”. Ellos as eguran que la inteligencia emocional tiene implicaciones en nues tra manera de afrontar muchos de los problemas cotidianos con que nos encontramos .

Cuerpo y mente: una unión para siempre La ira es una emoción des tructiva para la s alud mental, s egún des tacados es pecialis tas . Por ejemplo, el maes tro Deepak Chopra as egura que la ira arruina relaciones , intimida a los compañeros de trabajo y genera s entimientos negativos . Sin embargo, nos dice Chopra, llega el momento en que muchas pers onas enojadas entienden que deben cambiar de táctica. “Comienzan a ver lo negativo que el enojo es en realidad. Cuando s e le compara con s u s upues ta utilidad, enojars e res ulta exagerado, poco práctico y nada s aludable. Es exagerado porque tu enojo no hace que los demás cambien, s in importar qué tanto creas que deben hacerlo. Es poco práctico porque la ira de una pers ona es diminuta en comparación con los males y las injus ticias del mundo. No es s aludable porque el

males tar que s ientes des pués de un es tado de es trés es dañino para cada célula de tu cuerpo”. Una clas e magis tral. Chopra, además , propone que te hagas una s erie de preguntas : ¿es tás enojado? ¿Qué tanto depende tu enojo de ti mis mo? ¿Te has pues to a analizarlo y lo has vis to como la emoción negativa que es ? El maes tro dice que los ps icólogos acons ejan que evalúes el nivel y tomes las medidas pertinentes para lidiar con los problemas que s e pres enten. “Pero la terapia para el manejo del enojo parece s ervir de poco; te ens eña a es tar más cons ciente de tu enojo, pero no es útil cuando es te decide es tallar. Se trata de una fuerza demas iado primaria para vencerla con control racional”. Chopra as egura que las tradiciones de s abiduría del mundo “adoptan una táctica dis tinta” y nos ens eñan dos cos as importantes : “Tu enojo únicamente tiene que ver contigo. Nunca lo enfrentarás s ino has ta que vayas hacia adentro para analizarte”. Y que una vez que vayas hacia tu interior, verás que el enojo no es parte de tu verdadero yo. “Sé tu verdadero yo y s e res olverá el enojo”. Para hallar otras opiniones s obre el tema, hablé

con el Dr. Eddie Armas , en una s es ión de trabajo únicamente dedicada a la s alud y las emociones . Me fui a s u cons ulta, en la ciudad de Miami, donde atiende a centenares de pers onas , incluyendo a varias celebridades . Armas ejerce la medicina des de hace muchos años y admite s u interés por las llamadas “enfermedades ps íquico-s omáticas ”, es decir, las que pres entan una parte ps íquica o mental, y otra orgánica. La lis ta de enfermedades matizadas por las emociones depara otras s orpres as . La irritabilidad, el enojo o la ira afectan directamente al hígado, explica el doctor. “Hay un dicho muy s impático, que decía mi abuelita: que cuando uno es taba dis gus tado, no debía comer, porque nos afectaba. Y realmente es as í, porque el hígado s ecreta algunas enzimas que ayudan a la diges tión. Si es tamos muy bravos o muy tris tes , deberíamos es perar y comer cuando es temos más relajados o contentos , cuando hayamos s olucionado los problemas ”. En medio del interes ante diálogo, Eddie me pres enta a una amiga que accedió a contarnos s u cas o. Melis s a, llamémos le as í, fue intervenida hace unos años del bazo. Ella vivía “en modo iracundo”, prácticamente todo el día. Según s u tes timonio,

es taba permanentemente ins talada en la angus tia, la ira y la amargura. Más allá de las caus as médicas , que las había, el doctor cree que es tos s on pens amientos negativos que inciden directamente en el cuerpo, y uno de los órganos más afectados es el bazo: “Son cos as que realmente nos atormentan. Tenemos que s acar es tos pens amientos negativos , porque actúan directamente s obre las enfermedades ”. Y en un punto importante, Melis s a reconoce los cons ejos del Dr. Armas , para ahora y para s iempre. “Me advirtió de que es e genio, es a ira gratuita, me podían convertir en una pers ona deprimida. No fue fácil aprender a s entir, s oltar y s onreír. A veces , mantener el rencor dentro nos afecta a nos otros mis mos , y no a la pers ona a la que le tenemos rencor u odio”. Entonces as iento con la cabeza y s onrío, porque

s iempre queda demos trada la importancia del perdón, como una forma de exorcis mo pers onal. “Hay que tratar de vivir felices , de perdonar las cos as malas del pas ado. No podemos vivir ciegamente con el pas ado, porque es to afecta directamente nues tra s alud”, remata Eddie. No s é por qué, pero entonces me vino a la mente el peligro que repres enta s alir a la calle, tomar el automóvil o manejar una maquinaria en medio de una cris is de ira o dis gus to. Y Eddie apuntala la idea recordando un cas o con es as caracterís ticas . “A veces , cuando tenemos un s us to, una conmoción, una caída o un accidente automovilís tico, s e afectan directamente los riñones y el corazón. Debemos tener s iempre mucho cuidado con es tas emociones , que inciden en nues tro s is tema orgánico”. En es te s entido, el doctor Chopra recuerda que hace tan s olo unas décadas , la medicina convencional cons ideraba al cuerpo humano como una máquina, cuyas partes quebrarían y enfermarían, inevitablemente, has ta que ya no fuera pos ible repararla.

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Hay que

tratar de vivir felices,

de perdonar las cosas malas

del pasado. vivir

No podemos

ciegamente

con el

pasado, porque

afecta

esto

directamente nuestra

salud.

“La inves tigación científica actual es tá llegando a

una comprens ión radicalmente diferente: mientras el cuerpo humano aparentemente es tá cons tituido por materia, en realidad es un campo de energía e inteligencia conectado a la mente. Ahora s abemos que lo que era cons iderado como una experiencia ‘normal’ de envejecimiento —un des cens o progres ivo hacia la incapacidad fís ica y mental— es en gran parte una res pues ta condicionada. La mente influye en cada célula del cuerpo y, por cons iguiente, el envejecimiento es fluido y cambiante. Puede acelerars e, retardars e e inclus o revertirs e a s í mis mo”, explica. Deepak cree que al tomar decis iones cons cientes en nues tro comportamiento y aquello en lo que enfocamos la atención, podemos trans formar las experiencias de nues tro cuerpo para dis minuir la edad biológica. Para ello propone caminos prácticos para conectar con nues tra res erva interna de energía ilimitada, creatividad, vitalidad y amor. Eddie Armas aporta s u vis ión al res pecto, a partir de que s iempre ha compartido es a dualidad con s us pacientes , con muy buenos res ultados . “A veces pens amos que la s alud es no tener enfermedades . Según la OMS, la s alud es un es tado de completo bienes tar, ya s ea fís ico, mental o s ocial, y no

s olamente la aus encia de algunas enfermedades o afecciones orgánicas . Teniendo en cuenta es to, los médicos debemos s iempre ver la parte mental unida a la parte orgánica”, explica. ¿Nues tras emociones pueden beneficiar o perjudicar a las enfermedades que es tamos atraves ando?, inquiero. “Exis te una conexión muy fuerte, indes tructible y muy directa entre el cuerpo y la mente. Siempre hemos hablado de las enfermedades ps icos omáticas , pero muchas veces no hablamos realmente de qué s on”. Lo primero, ins is te el doctor, es entender y aceptar la unión ins eparable entre cuerpo y mente. Las emociones s iempre tienen una res pues ta en nues tro organis mo, y un ejemplo es la tris teza. “A veces , la tris teza, cuando aparece por un dis gus to pers onal, familiar o laboral, nos afecta directamente. A muchos nos da gripe y algunas manifes taciones pulmonares … O s ea, s e refleja en el s is tema res piratorio y en el corazón. A veces , cuando s entimos tris teza, nos tocamos el pecho y decimos : ‘¡Ay, s iento como un males tar, una tris teza en mi corazón!’. Y, por s upues to, la tris teza es una de las emociones más fuertes ”.

Mientras me ens eña s u extens a biblioteca, Armas menciona otra emoción potente: el miedo. “Cuando tenemos miedo por un trabajo nuevo o por una enfermedad, y es tamos pendientes y temeros os , es to s e as ocia directamente con los riñones . Inclus o, muchas veces un niño, por miedo hacia alguien que lo maltrata, puede s ufrir una relajación de es fínteres y s e hace pipí… Son cos as que es tán manifes tadas por es tas emociones ”.

Oda a la alegría Hacemos una paus a para el café, en una terraza con vis tas al ajetreo de la ciudad. Un grupo de turis tas jóvenes (al parecer mexicanos , a juzgar por s us banderas ) s e dis pone a tomar un autobús . Por más que corren, no llegan a tiempo y terminan lanzándos e a la hierba a pura carcajada. ¿Los vis te?, pregunto al Dr. Armas . Mira cómo s e ríen de s us problemas … ¡Qué maravillos a manera de calmars e! Si no puedes controlar algo, reír y aceptarlo es mejor que dar un puñetazo en la pared. Piens o que s ucede igual en los temas de s alud. “Es la alegría, Is mael. Siempre digo a mis pacientes que es algo que jamás debe faltar para enfrentar la vida. Podemos padecer problemas de

s alud, pers onales o económicos , pero definitivamente debemos s onreír, tratar de bus car una s olución a es tos problemas , porque realmente la alegría nos beneficia. Es como un báls amo para nues tro corazón, para nues tros s entimientos ; mejora muchas enfermedades . Cuando tenemos alguna enfermedad, pero s omos alegres , s abemos que nos vamos a curar, que vamos a hacer cambios en nues tra vida. Logramos realmente mejorar nues tro es tado de s alud con es a s onris a, con es a alegría que nos nace des de adentro”. Dejamos la vis ta, el café y retornamos a la biblioteca. Le pido a Melis s a que s iga un poco más con nos otros , porque me apas ionan las convers aciones directas con los protagonis tas . Sería bueno

mencionar otros ejemplos , para que las pers onas entiendan mejor lo que es tamos hablando, s olicito al anfitrión. “Cuando nos s entimos nervios os o ans ios os , debido a s ituaciones pers onales , s ociales , laborales o s entimentales , automáticamente s e afectan algunos órganos . Por ejemplo, el es tómago. A veces , es tamos tris tes y padecemos malas diges tiones . Podemos tener diarreas , cons tipación, es treñimiento, males tar abdominal, dolor de cabeza, náus eas y vómitos … Todo es to, definitivamente, debíamos evitarlo”. Con es ta explicación me viene a la mente un artículo de la profes ora Es ther García Navarro s obre los beneficios de las emociones pos itivas en s ituaciones de enfermedad. Algunos s on:

• •

Dis minución del dolor

Reducción de la pres ión s anguínea



Dis minución de los niveles de adrenalina as ociados a la ans iedad

• •

Promoción de la calma

Potenciación de las funciones del s is tema inmunitario

El Dr. Armas es tá bás icamente de acuerdo. Aprovecho para preguntarle un poco más s obre el es trés , un fenómeno que nos afecta a todos , y s u relación con la s alud emocional: “Es tamos cons tantemente exigiendo muchas res pons abilidades , porque tenemos fecha para cumplirlas . El es trés es nues tro enemigo más poderos o en los tiempos actuales : puede s er caus a de gas tritis y úlceras gás tricas , diarreas , cons tipación, náus eas , dis minución o aumento del apetito”. Cuando habla de comida, caigo en cuenta de la

hora. Convers ar con gente inteligente y talentos a, no tiene precio; parece que el tiempo no trans curre, aunque el es tómago avis a. Prefiero controlarme y es perar. De pas o, aprovecho para preguntar al doctor s obre la ans iedad y los alimentos , en un contexto emocional. “Muchas pers onas aumentan de pes o por la ans iedad de comer, es tán tan es tres adas que les da por comer chocolates , galletas o alimentos que tienen un contenido calórico exagerado. Es to nos lleva a malas diges tiones , aumento de pes o, dolores de cabeza, s ubidas de pres ión, taquicardia, palpitaciones ; inclus o, en cas os s everos , el es trés podría producir has ta un infarto de miocardio”. ¿Cómo enfocarlo entonces ? Armas cons idera que s e ha demos trado que la felicidad, la ris a y el relajamiento aumentan nues tra s alud y energía, controlan la hipertens ión y la diabetes , mejoran nues tras relaciones pers onales , familiares , s entimentales y laborales . “Definitivamente, la alegría, la ris a, mejoran la calidad de nues tras vidas , y por es o tenemos que luchar s iempre para s olucionar nues tros problemas , para no ahogarnos , como s e dice, en un vas o de agua”. No hay una receta única para cons eguir tales equilibrios . Es toy de acuerdo con el doctor en que

nunca debemos compararnos con otras pers onas , porque s omos únicos e irrepetibles . “Tal vez a mí me gus ta ir al cine para relajarme, y a ti a la playa. O s ea, s omos totalmente diferentes , debemos reconocer nues tros defectos y problemas y tratar de mejorarlos , porque todos s omos capaces de mejorar”. Melis s a, que no s e ha perdido ni un minuto la dis ertación, interviene nuevamente para recordar la operación de s u bazo, en una época s in alegrías y dominada por la ira y la tris teza. Ella no s olo perdió es e órgano del cuerpo, s ino también al amor de toda s u vida, porque parte del problema provenía de unos celos enfermizos . “Con el tiempo fue que pude vis ualizar todo lo que había perdido. Es increíble que nos encerremos as í, en las cuatro paredes de la mente, en medio de pens amientos tóxicos y emociones negativas . Porque al final terminamos enfermándonos , como en mi cas o. Y s i no lo paramos a tiempo, también contaminamos toda nues tra vida, a nues tros s eres más queridos ; nos convertimos en la mofeta de la s ociedad”, explica Melis s a. Armas le res ponde: “A veces tenemos celos y nos hacemos una película de que es tá pas ando algo,

y realmente todo es producto de la imaginación. Debemos erradicar los celos , las envidias , los miedos . Es algo que debemos s iempre tener pres ente para una vida mucho más placentera”.

La carga emocional En los proces os s omáticos u orgánicos , el doctor pide cons iderar las cues tiones ps íquicas , s ociales , familiares y culturales . En s u opinión, todos tenemos diferentes des cendencias y pens amientos , y por ello debemos actuar como un ente individual, en función de cos tumbres , religiones y otros factores . ¿Y qué s ucede cuando bajan nues tras defens as ? ¿También entran en juego las emociones ?, pregunto. “El es tado de ánimo también puede caus ar muchos tras tornos inmunológicos . Por ejemplo, cuando es tamos tris tes o deprimidos , podemos pres entar con mucha más frecuencia la gripe o el catarro común. La tris teza y la depres ión nos bajan las defens as . A veces no nos s entimos bien, es tamos cans ados , no s abemos lo que pas a y vamos al médico. Nos hacemos exámenes minucios os , con res ultados negativos . En res umen, en es e momento, lo que nos afecta es tá s olo en nues tra mente”, aclara.

Deepak Chopra acude a la meditación —una herramienta s imple y poderos a— que “nos lleva a un es tado de relajación profunda que dis uelve la fatiga y el es trés acumulado que aceleran el proces o de envejecimiento”. Puedo dar fe de ello, porque he participado, has ta el momento, en tres retos de meditación online y gratuitos de 21 días junto al maes tro. Ycientos de miles de pers onas s e han unido a nos otros para convertir en hábito la meditación.

“Durante la meditación, la res piración s e vuelve más lenta, la pres ión arterial y ritmo cardíaco dis minuyen, al igual que los niveles de la hormona del es trés . Por s u mis ma naturaleza, la meditación

calma la mente y cuando la mente es tá en un es tado de conciencia relajada, el cuerpo s e relaja también”, añade Chopra. De acuerdo con las inves tigaciones que cita, los meditadores habituales tienen menor tendencia a la hipertens ión, enfermedades del corazón, ans iedad y a otras afecciones relacionadas con el es trés , que aceleran el proces o de envejecimiento. Además , añade, nuevos es tudios han encontrado que la meditación “res taura” literalmente el cerebro. En s us cas i treinta años de carrera, el doctor Armas ha cons tatado entre s us pacientes la es trecha vinculación entre emociones y s alud. Un ejemplo es el de As unción, una s eñora muy cercana a él, que padecía fiebre reumática pero caminaba s in problemas . Ella recibió una emoción muy fuerte —la noticia de que s u hijo es taba pres o—, y entonces s e quedó totalmente dis capacitada. Fue llevada rápidamente a los mejores neurólogos , s e le hicieron todos los es tudios radiológicos pos ibles , con alta tecnología, pero todos los exámenes res ultaron negativos . Des pués fue remitida a ps icólogos y ps iquiatras , quienes detectaron que s u parális is de s eis mes es s e

produjo, lamentablemente, por s u s ituación mental. “Se deprimió tanto, s ufrió tanto el efecto de s u hijo pres o, que s e quedó s in caminar. Inclus o, us aba una s illa para impedidos fís icos , porque realmente no podía andar. Des pués de muchos es tudios y terapia ps icológica, y gracias a Dios , la s eñora volvió a caminar”. Propongo otra paus a, y aprovecho para leer al Dr. Armas fragmentos de otro artículo de Deepak Chopra. El maes tro de la meditación y también médico afirma que el ais lamiento y la s oledad crean las condiciones para un rápido envejecimiento. “Los ataques del corazón y la tas a de mortalidad s e incrementan en aquellos hombres que han enviudado recientemente o que han s ido des pedidos de s u empleo s in previo avis o. La carga emocional de los vínculos s ociales es inmens a; s in embargo, en algunos país es , incluyendo Es tados Unidos , nos hemos dirigido en la dirección opues ta por décadas ”, indica. Para Deepak, la s olución es permanecer “conectado y abierto a nuevas relaciones a lo largo de la vida. Res is tirs e al impuls o de permanecer en s emi-ais lamiento, porque as umes que la s ociedad

es pera es o de ti. La pérdida de amigos o pareja es una parte inevitable del envejecimiento, y mucha gente no puede encontrar un reemplazo o carece de la motivación para ello. Por ‘reemplazo’ no quiero decir una nueva pareja y familia (aunque es una pos ibilidad), s ino vínculos emocionales que s ignifiquen algo para ti y le den s ignificado a tu exis tencia”. Chopra nos recuerda que “ninguna cantidad de lectura o de televis ión s us tituye el contacto humano que abriga el amor y el cuidado”.

El doctor Armas me expone otro ejemplo que también lo motivó en s u carrera. Entre los tratamientos que ofrece s u clínica es tá la medicina antienvejecimiento, para mantener el pes o ideal y controlar los niveles de vitaminas y antioxidantes . Una vez, tuvo una paciente muy bella, una mujer joven de veintitantos años . “En el primer año de matrimonio, ella s e protegió, us aba anticonceptivos porque era muy joven. Des pués , comenzó a aumentar

de pes o. Vino a mi oficina y me dijo: ‘Mire, doctor, es toy muy preocupada. Tengo cuarenta libras de más en mi cuerpo, me s iento fea. Creo que mi es pos o me es tá engañando, es toy muy tris te, creo que me voy a s eparar’. Aunque no es mi es pecialidad, los llamé a los dos para reunirme y des pués los mandamos a terapia de familia”. Le pus o un tratamiento para bajar de pes o. Hacía cuatro años que no s e cuidaba, había ido inclus o a médicos para hacers e es tudios , y res ultaba que los dos eran fértiles . “Una vez me dijo: ‘No, yo no es toy deprimida, no tengo problemas . Lo único es que me s iento mal porque es toy gorda, me veo fea’. A los s eis mes es , tras el tratamiento, la s eñora había perdido treinta libras . Le hicimos un cambio en el es tilo de vida, con dietas y ejercicios . Afortunadamente, s alió embarazada”. El doctor Armas cons idera que s u obes idad exógena no era demas iado grande, pero en s u mente, ella mis ma s e había inhibido, y no lograba tener hijos . “Es toy convencido de que no había s alido embarazada porque mentalmente no es taba preparada para ello”, me dijo. Armas cree —y concuerdo con él— que la mente tiene un poder impres ionante s obre nues tras vidas y

enfermedades . Por es o ins is te en mantener un equilibrio, un es tado de bienes tar fís ico, mental y s ocial, y no pens ar que s olo hay s alud en aus encia de enfermedades . En es te momento, no puedo evitar pens ar en mi querida abuela Annea, que prácticamente s e des pidió del mundo s in tener una enfermedad s eria, s olo porque no quería vivir lejos de s u nieto más cercano.

De mi libreta de apuntes 1. Cuidar el cuerpo, como s oporte material de nues tra exis tencia, es fundamental para la s alud; pero también lo es comprender e identificar las emociones . Acércate a ambos mundos a la vez, para vivir s aludablemente. 2. Aprender a identificar la magnitud de las cos as . Unas s on muy importantes y tras cendentes para nues tro proyecto de vida; otras , menos . Emocionalmente, te conviene s aber cuáles s on tus prioridades para llevar una vida s aludable. A veces es importante dejar pas ar temas menores , que no nos aportan nada. 3. Activa

las

emociones

pos itivas

para

enfrentar los problemas y circuns tancias de la vida. 4. Practica la meditación para equilibrar tu mente, alimentar tu es píritu, enviar energía s anadora a tu cuerpo y mantener a raya los pens amientos limitantes . Tu s alud integral lo agradecerá. 5. Expres a correctamente tus emociones , no te guardes los s entimientos y aprende a perdonar. Mantén s ana tu mente. 6. Relaciónate con pers onas que s ean importantes y pos itivas para ti y organiza actividades y labores compartidas . 7. Agradece las bendiciones recibidas y comparte otras con los demás . Recuerda que el verdadero éxito es el que celebramos con otros , no en s olitario.

Capítulo IV Rompiendo ataduras, mirando al futuro

Practicando la alfabetización La diferencia esencial entre emoción y razón es que la emoción lleva a la acción, mientras que la razón lleva a conclusiones. DONALD CALNE

es pués de cons tatar las ens eñanzas que nos han dejado clás icos de la filos ofía, expertos en ps icología y ps iquiatría, pedagogos , médicos , ins piradores y otros es tudios os s obre las emociones , me gus taría compartir algunos ejercicios , dinámicas y tes ts dis eñados por pres tigios as ins tituciones y pers onalidades . Mi recomendación es que los pongas en práctica para identificar tu s ituación emocional y bus car s oluciones inmediatas .

D

4,1 Conócete y mejora aquello que no quieres en tu vida Fuente: Es trella Flores -Carretero, doctora en Ps icología. www.es trellaflores carretero.com Solo puedes cons eguir aquello que puedes llegar a imaginar en tu mente. Pero antes , debes s aber algo de ti. Debes imaginar lo que quieres , los cambios que pretendes y que tu cerebro pueda poners e en marcha. Si lo ves y no lo puedes imaginar, para ti no exis te. Te s ugiero un ejercicio que te ayudará a conocerte un poco más , a s aber cómo eres y a trabajar tus emociones . Podrás s acar una conclus ión para ti mis mo/a. Tómate tu tiempo.

Analizando tus emociones bás icas : Puntúa de 1 A 10 en función de la fuerza que crees que tiene en ti la cotidianidad. Para valorarla, bus ca en tu cabeza s ituaciones reales vividas . As í s e

ajus tará más a la realidad:

1. Rabia 2. Miedo 3. Advers ión 4. Culpa 5. Tris teza 6. Alegría 7. Curios idad 8. Seguridad

Ordénalas en función de tu valoración: 1. 2. 3. 4. 5. 6.

7. 8.

Toma una de es as emociones y bus ca en tu imaginación un recuerdo vivido donde s e dio. Es críbelo. Des pués imagina y vuelve a es cribir la s ituación opues ta, pero des de un punto de vis ta pos itivo. Ahora cues tiónate:

1. ¿Lo haces de forma intencionada aunque parezca mecánica? 2. ¿Te has planteado hacerlo de otra manera? 3. ¿Podrías cambiarlo? ¿Cómo? 4. ¿La fuente de es a emoción es tuya o de las demás pers onas ? 5. ¿Qué alternativas tienes al cambio? 6. ¿Qué dos objetivos te vas a marcar para cons eguirlo? 7. ¿Cómo imaginas que lo podrías hacer?

8. ¿Sabrás cambiar el “debo” por “quiero”?

Conclus ión pers onal:

4.2 Dos ejercicios para ges tionar las emociones en niños y adoles centes Fuente: As ociación Es pañola contra el cáncer. (www.aecc.es ) 1. Des arrollar actividades alternativas : hay muchas cos as que podemos hacer cuando nos encontramos ante una emoción intens a. Lo importante es determinar cuáles de ellas s on las adecuadas para cada niño y para cada s ituación. Algunas formas de controlars e:

• •

Alejarte del lugar

No volver has ta es tar tranquilo

• • • • • • •

Res pirar profundamente

Pens ar en otra cos a

Contar has ta diez

Pas ear

Hablar con un compañero

Es cuchar mús ica

Leer

• • • • •

Jugar

Hablar con tus amigos

Imaginarte que es tás en otro lugar

Ver la televis ión

Recordar la letra de una canción

2. Técnica del s emáforo: el objetivo es que el niño aprenda a as ociar los colores con las emociones y la conducta. El s emáforo de las emociones : Rojo: parars e. Cuando s entimos mucha rabia nos ponemos muy nervios os , queremos gritar y patalear...

¡Alto! Es el momento de detenernos . Es como s i fueras el conductor de un automóvil que s e encuentra con el s emáforo con luz roja. Amarillo: pens ar. Ahora es el momento de parars e a pens ar. Tenemos que averiguar cuál es el problema y lo que es tamos s intiendo. Cuando el s emáforo es tá en naranja, los conductores piens an, bus can s oluciones y s e preparan para s alir. Verde: s olucionarlo. Vía libre para los vehículos . Ahora, es el momento de circular de nuevo. Es la hora de elegir la mejor s olución y ponerla en marcha.

4.3 Exterior e interior Fuente: Claes Solborg Peders en, ejercicios propues tos en el “Informe Fundación Botín 2015: Educación Emocional y Social. Anális is Internacional”. www.fundacionbotin.org/educacion- contenidos /educacion-emocional-y-s ocial-analis is internacional.html)

Cuerpo: pres ta atención s is temáticamente a todas las partes de tu cuerpo. Res piración: limítate a obs ervar cómo res piras . Pres ta atención al proces o de ins piración-paus a-es piración. Fíjate en cómo el es tómago cambia de tamaño al ins pirar y es pirar.

Corazón: ponte la mano en el corazón. Piens a en alguien a quien tú quieras mucho, como tu mejor amigo, tus padres , tu hermano o hermana. Deja que el s entimiento de amor s e vaya extendiendo por todo tu cuerpo. Des pués , levántate y empieza a caminar lenta y tranquilamente alrededor del aula. Siente tu cuerpo y tu res piración al cruzarte en s ilencio y uno a uno con tus compañeros . Mírales a los ojos y as iente brevemente con la cabeza. Cuando hayas s aludado a todos de es te modo, s iéntate y es pera a que los demás hayan terminado. Conciencia: los niños tienden a quedars e fas cinados cuando s e les dice: “intenta obs ervar qué es tá s ucediendo en tu interior. Des pués , piens a en algo, s iéntelo y s igue es te pens amiento has ta que des aparezca. Y jus to entonces , cuando haya des aparecido y todavía no te haya venido un nuevo pens amiento a la mente, obs ervarás que s e crea un pequeño es pacio, tan diminuto, que cas i no podrás percibirlo. Si te relajas , notarás que la paus a s e prolonga, s e alarga”. (Las pers onas adultas s olemos pens ar que no

puede exis tir ningún es pacio entre un pens amiento y el s iguiente, pero los niños carecen de tales prejuicios y s implemente bus carán es e es pacio). Se precis a valor para s entir las paus as , pues nues tra cultura nos ens eña que s on s inónimo de holgazanería; que deberíamos trabajar más , es tudiar más , hacer más , terminar más rápido. Creatividad: haz algo que normalmente s e cons idere creativo, como dibujar, cantar o bailar. Dile a tus hijos o a ti mis mo: “¿Te has fijado en que en es tos momentos es tamos haciendo algo que nunca habíamos hecho antes ?”.

4.4 Ejercicio práctico de comprens ión emocional Fuente: Davide Antognazza. “Informe Fundación Botín 2015: Educación Emocional y Social. Anális is Internacional”. www.fundacionbotin.org/educacion-contenidos / educacion-emocional-y-s ocial-analis is internacional.html)

Dirigido a comprender las emociones , identificar s us caus as y cómo pueden afectar nues tros pens amientos . Se propone a los niños la realización de un s encillo ejercicio: rellenar el s iguiente cuadro en función de las emociones bás icas , s egún el criterio de Paul Ekman. Se incluyen las pos ibles res pues tas , a modo de ejemplo:

Emoción

Reacción física

¿Qué me ha hecho sentir esto?

Tristeza

Lentitud

Pérdida

Felicidad Energía

Pérdida

Ganancia

Cierta

Ira

de control injusticia

Miedo

Vacilación Peligro

4.5 ¿Quién s oy? Fuente: Entidad capacitadora Gerza. www.gerza.com

Eres mucho más que un nombre, un s exo, un oficio, una profes ión, una etiqueta. Hazte es ta pregunta y es cucha, obs erva lo que s ientes . ¿Quién eres ? El cues tionario s e contes ta de forma individual.

¿Quién s oy?



Soy



Si pudiera pedir un des eo, s ería:

Me identifico con



Me s iento feliz cuando:



Me s iento tris te cuando:



Me enojo cuando:



Me s iento muy importante cuando:



Una pregunta que tengo s obre la vida es :



La fantas ía que más me gus taría tener es :



Un pens amiento que aún s igo teniendo es :



Cuando me enojo, me s iento:



Cuando es toy tris te, me s iento:



Cuando tengo miedo, me s iento:



Me da miedo cuando:



Algo que quiero, pero que me da miedo pedir es :



Me s iento valiente cuando:



Me s entí valiente cuando:



Amo a:



Me veo a mí mis mo(a) como:



Algo que hago bien es :



Es toy preocupado(a) por:



Más que nada me gus taría:



Si fuera anciano(a):



Si fuera niño(a):



Lo mejor de s er yo es :

Ahora podrás es cribir un breve párrafo s obre ¿quién s oy?

4.6 ¿Qué tan feliz es tu familia? Fuente: Tamara Lechner, The Chopra Center. (www.choprameditacion.com)

Si tu rutina implica que tu familia corra de la es cuela a las clas es de baile, de ahí al fútbol y por último a dormir, s in tiempo s uficiente para conectar, s entirs e en equilibrio o divertirs e, es momento de cambiar. El primer pas o para aumentar la felicidad es ver más allá de los patrones acos tumbrados y as í darte cuenta de que puede haber mejores maneras de hacer las cos as . En ocas iones , el s olo hecho de terminar todas las actividades del día nos hace s entir exitos os . Sin embargo, el éxito no debería medirs e a partir de las tareas realizadas . Lo que debería impuls arte es qué tan feliz te s ientes cuando has cumplido con es as tareas . El tes t es tá dis eñado para que puedas ver con

claridad dónde bus car el equilibrio que tú y tu familia neces itan, de manera que puedan hacerle es pacio a mayor alegría en s us vidas . Contes ta “fals o” o “verdadero” a los enunciados de cada s ección para des cubrir las áreas de tu vida a las que les haría bien un cambio.

a) Alegría Si contes tas te más veces “verdadero” que “fals o” en la s ección uno, es tás en el camino correcto hacia una familia equilibrada. Para s eguir avanzando, puedes promover las convers aciones abiertas entre los miembros de la familia s obre las cos as que los afectan a todos . Pregúntales qué les gus taría que incluyera el menú, adónde des earían ir de vacaciones y cómo les gus taría pas ar el tiempo libre. Si obtuvis te 50/50 en es ta s ección, vas por buen camino, pero hay margen para mejorar. Tómate un rato para organizar los horarios de todos y dale prioridad a poder pas ar más tiempo juntos . Si la mayoría de tus res pues tas fueron “fals o”, elige una prioridad y trabaja en ella. Si no pas an s uficiente tiempo juntos , puedes planear noches de

juegos en familia entre s emana o caminatas familiares durante los fines de s emana. Si requieres trabajar en la organización, s aca un calendario y anota las actividades s emanales para que todos s epan qué es perar.

b) Salud



Mis hijos hacen ejercicio/practican algún deporte diario

• • •

Mi pareja hace ejercicio todos los días

Yo me ejercito con regularidad

Cocinamos en cas a con más frecuencia de lo que comemos fuera

• •

No compramos alimentos precocinados

Seguimos una dieta intencionalmente nutritiva



Los refres cos de dieta no s on parte de nues tra lis ta de compras

Si la mayoría de tus res pues tas s on “verdadero”, tú y tu familia es tán cumpliendo el objetivo de la s alud fís ica. Verifica s iempre que ningún miembro de la familia es té bajo demas iada pres ión. Mantener la felicidad requiere equilibrio. Si obtuvis te 50/50 en es ta s ección, quizá debas convertirte en es pía de la s alud. Muchas mamás dan prioridad a la s alud de s us hijos y s e olvidan de la propia. Otras utilizan las pantallas como niñera o recurren a la comida rápida como una manera de lidiar con la s obrecarga de actividades .

Si contes tas te más “fals o” en es ta s ección, a tu familia le vendría bien cambiar de hábitos de s alud. Ejercitars e con regularidad y s eguir cos tumbres y rutinas alimenticias s aludables es importante para el bienes tar general, lo que tiene un impacto directo s obre el ánimo y la res is tencia emocional. Repas a los res ultados del tes t y utiliza tus res pues tas como una guía para los pas os que tomarás . Si neces itas mejorar todas las áreas , comienza hoy mis mo dando prioridad a la felicidad.

EPÍLOGO ti, querido lector/a, van mis primeros agradecimientos por haber llegado has ta aquí. Debo advertir que es te no es el final, s ino pos iblemente el principio de un proces o de aprendizaje que dura toda la vida.

A

Admito que es cribí es te libro, porque en los últimos veinticinco años he evolucionado has ta alcanzar una trans formación pers onal y profes ional acelerada y exponencial. Y cuando analicé mis hábitos , creencias y es tudios profes ionales , reparé en que s entí demas iados miedos y creencias limitantes en mis primeros años , porque la mayoría no hemos contado con un s is tema de educación que incluya en s u currículum la inteligencia emocional. Y que además nos ens eñara a actuar, teniendo en cuenta diferentes formas de pens amiento para vivir realmente a pleno, y no frus trados o en modo reactivo.

Literalmente, es cribí es tas páginas porque s iento que durante muchos años fui un analfabeto emocional. Ninguna ins titución, gobierno u ONG realmente me ayudó a des pertar en los temas de conciencia emocional. Entonces , muchas veces me pregunté: ¿por qué es toy deprimido?, ¿por qué es toy tris te?, ¿por qué reacciono con tanta violencia a la violencia?, ¿por qué mis emociones y reacciones es tán a merced de lo que los demás me lancen? Me tocó cons truir una his toria de s alvación pers onal, debido a la herencia familiar que ya he mencionado anteriormente. Queriendo s alvar mi mente, realmente s alvé mi des tino. Edifiqué la vida que nunca pens é tener, porque no s abía que los s eres humanos s omos capaces , a través del pens amiento y la gerencia emocional, de ir trans formando las circuns tancias , por muy negativas

que parezcan. Tenemos la capacidad de colocar un pens amiento reflexivo o global, como aprendí de John C. Maxwell. Luego tuve el placer de poner en práctica mis conocimientos en el curs o “11 s ecretos para trans formar patrones de pens amiento”, que des arrollé junto al maes tro a través de CalaMaxwell.com. Antes mi vis ión era de luz corta. Al es cribir es te libro s entí prácticamente lo mis mo que con El poder de escuchar. Fue un proces o de catars is para compartir con otros , para afirmar: “no te quejes más ”. E, inclus o, decir: “s i es tás invirtiendo dinero en tu educación, analiza dónde lo es tas poniendo, porque quizá no neces ites otro pos tgrado técnico más de tu es pecialización. A lo mejor, invertir en las habilidades blandas relacionadas con la comunicación y la gerencia emocional, te va a abrir muchís imas más puertas y caminos ”. Es te proyecto nació de una neces idad propia, porque quería poner en orden una s erie de conceptos , fuentes bibliográficas y opiniones de líderes muy importantes en mi crecimiento pers onal. He querido tras ladar es ta valios a información a todas las pers onas que en los últimos años han empezado

a conocerme a través de mis publicaciones , pero también a las que antes me han s eguido por televis ión. Es cribí es te libro para continuar aprendiendo, pero también para añadir valor a mis lectores . Finalizarlo me ha res ultado vital para es calar a otro nivel, me ha invitado a pens ar en los próximos objetivos que des eo conquis tar. También lo es cribí porque es parte de mi filos ofía: he creado el método CALA de vida, que s ignifica: C, de cons tante; A, de aprendizaje; L, de liderazgo; y, A acción. El método CALA de vida repres enta un “cons tante aprendizaje para el liderazgo en acción”. Es pero que cada palabra de es tas páginas te haya ayudado en el largo camino para dejar atrás el analfabetis mo emocional, para s alir del rebaño y tomar tus propias decis iones . También des eo que haya s ido útil a quienes aún cons ideran que s us des tinos ya es tán es critos y que no pueden hacer nada más por redis eñar s us vidas . En es tas páginas , con gran res peto y s eriedad, he ins is tido en los llamados “parás itos de la fe”, que s on pers onas muy co-dependientes de Dios . Algunos van a la igles ia a pedir a Dios que haga

milagros , s in entender que Dios nos concedió elementos tras cendentales , como la fuerza de voluntad, el libre albedrío y la intuición, para que s ean nues tras brújulas y cada cual des arrolle s u crecimiento interior. Des cubrir nues tras emociones es una ciencia que también tiene mucho de magia. Entre más uno cultiva la inteligencia emocional, más des arrolla s u propia confianza y trans parencia, s obre la bas e de una intuición innata. Y muchas pers onas han cometido el error de erradicar s u propia intuición, pues no la han cultivado. Se han negado a es cuchar s u voz interior, entre tanto ruido mental y creencias adquiridas y es cuchadas de otros , y entre condicionamientos s ociales que han roto s u verdadera identidad y libertad. Entonces , dedicarme a es te libro ha s ido una es pecie de canto a la libertad pers onal. A la verdadera libertad del s er humano, que es s u capacidad de elegir s u actitud frente a todo lo que le va a s uceder en la vida, frente a cues tiones que no podemos adivinar. De niño y adoles cente s iempre tuve tendencia a la depres ión, a ver contínuamente lo peor en cada

es cenario. Por es o creo firmemente en la trans formación pers onal. No nací genéticamente predes tinado a la alegría y al optimis mo, pero mi meta, para no s er un analfabeto emocional, cons is tió en bus car en la ciencia y en expertos de la ps icología pos itiva, que es la rama que no es tudia a los enfermos , s ino a la gente s ana. Con la inves tigación exhaus tiva para es te proyecto, hemos querido unir dos puntos que algunas pers onas creen que es tán s eparados : la ciencia con el des arrollo humano, la es piritualidad de la creación y la elevación de conciencia. Hemos combinado lo que en inglés s e denomina mindfulness, un término al que la gente no teme porque no menciona la “meditación”. Hay pers onas que aún incluyen la meditación en una categoría religios a, cuando no lo es , y confunden es piritualidad con religión. Es difícil encontrar una traducción literal de mindfulness en es pañol, pero s í puede entenders e como elevación de conciencia. Inves tigando para es te libro nos hemos dado cuenta de que los científicos , gurús y expertos en educación y pedagogía ya hablan de mindfulness. Ahora entienden que nues tros s is temas de educación primaria deben introducirlo para ens eñar a

los niños a pens ar, a identificar y ges tionar s us emociones . Y no s olo a enfrentar problemas con una única s olución, s ino a des arrollar un pens amiento creativo y reflexivo, y a encontrar otras vías . Aún nos falta s aber muchís imo s obre es tos temas . Por ello s eguiremos inves tigando y pronto pondremos a tu dis pos ición un nuevo libro, El líder emocional. Para s u es critura me bas aré en la experiencia propia como facilitador, comunicador, entrevis tador, conferencis ta; en todos mis intercambios con pers onas que hacen la diferencia con s u liderazgo. Todo líder emocional debe s er parte de una generación de conciencia. No s olo de un cambio con propós itos políticos o económicos , s ino de una generación que contribuya a

trans formar el des tino de la humanidad. Solo una vis ión as í evitará que colaps emos como s ociedad y que nos aniquilemos los unos a los otros . Es pero haber aportado aunque s ea un granito de arena en tu realidad como s er emocional. Es ta his toria apenas comienza a es cribirs e. Ya eres parte de la mis ma y tienes derecho a protagonizarla, des de el autoconocimiento, la s uperación pers onal y la trans formación.

Con todas mis mejores emociones, te digo: ¡gracias,

gracias, nr~ri~rl

6' ª"''ª"¡

Agradecimientos Quiero enviar un mens aje de infinita gratitud, allá donde es tén, a mis maes tros y profes ores ; a mi familia, por inculcarme des de pequeño los mejores valores humanos , a pes ar de los graves problemas que enfrentábamos . A los amigos y compañeros que me han acompañado en los buenos y los malos momentos de la vida. A V&R Editoras , por entender que el tema de la inteligencia emocional merece la pena abordars e, ahora y s iempre. A CNN en Es pañol y a todo el equipo de Cala Enterpris es Corporation. Para la inves tigación y redacción de es te libro conté, como s iempre, con el talento y el compromis o de muchos de nues tros profes ionales en la Dirección de Contenidos Creativos de Cala Enterpris es . Sin ellos no pudiera ni s iquiera llegar a acometer la tarea de emprender y multiplicar, potenciar, mejorar mis ideas . Gracias Michel D. Suárez, Els a Tadea y Bruno Torres Sr., por haber dedicado energía, tiempo y,

s obre todo, compromis o con la excelencia de aglutinar lo más útil, relevante y tras cendente s obre inteligencia emocional, dentro de un inagotable manantial de fuentes de donde beber. También agradezco es pecialmente a las s iguientes ins tituciones y pers onalidades que han es tudiado, inves tigado y pues to en práctica s us experiencias en materia de inteligencia emocional. El conocimiento colectivo es uno de los mayores bienes de la humanidad. ¡Gracias por compartirlo y contribuir a un mundo mejor! Daniel Goleman Fundación Botín Eduard Puns et Proyecto Univers o de Emociones As ociación Es pañola contra el Cáncer Eddie Armas M.D. Deepak Chopra M.D. y The Chopra Center Gerza Colegio Oficial de Ps icólogos de Madrid Red Educativa Tiching.com

Univers idad Aalto Hos pital Sant Joan de Déu Es trella Flores -Carretero Collaborative for Academic, Social and Emotional Learning (CASEL) TED Pilar Sordo Alejandro Cas tro Santander

Edición: Cris tina Alemany Colaboración editorial: Carolina Genoves e Coordinación de dis eño: Marianela Acuña Dis eño: Daniela Coduto Armado de ebook: Tomas Caramella Ilus traciones : Celes te Aires © 2016 Is mael Cala © 2016 V&R Editoras • www.vreditoras .com Todos los derechos res ervados . Prohibidos , dentro de los límites es tablecidos por la ley, la reproducción total o parcial de es ta obra, el almacenamiento o trans mis ión por medios electrónicos o mecánicos , las fotocopias o cualquier otra forma de ces ión de la mis ma, s in previa autorización es crita de las editoras . Argentina: San Martín 969 pis o 10 (C1004AAS)

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Tu opinión es importante Es críbenos un e-mail a miopinion@vreditoras .com con el título de es te libro en el “As unto”.

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