EL AMOR

SEMINARIO DIOCESANO DE TOLUCA SEMINARIO DE TEXTOS ESCOLÁSTICOS PBRO. LIC. FABÍAN GARCÍA BECCERRIL ENSAYO: “EL AMOR”

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SEMINARIO DIOCESANO DE TOLUCA

SEMINARIO DE TEXTOS ESCOLÁSTICOS

PBRO. LIC. FABÍAN GARCÍA BECCERRIL

ENSAYO: “EL AMOR”

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA LÓPEZ

CURSO: I DE FILOSOFÍA

TOLUCA DE SAN JOSÉ, A 2 DE JUNIO DEL 2016.

EL AMOR El tema del amor ha sido a lo largo de la historia un tema de análisis por parte de grande filósofos que han tratado de dar una respuesta a tal cuestión. Muchas el ser humano se limita a entender este concepto de manera muy superficial, limitándolo al mero contacto físico, al altruismo, a la filantropía. En el presente trabajo se abordara este tema desde el pensamiento del escolástico Duns Escoto y del desde la propuesta fenomenológica filósofo del siglo XX Max Scheler. El objetivo del ensayo es poder profundizar más en el problema filosófico del amor, en contexto a los dos autores antes mencionados. La reflexión iniciara conociendo a Juan Duns Escoto para poder entender mejor su propuesta en el tema del amor. El amor en Duns Escoto

Duns, nació en Escocia, en el año 1266 y murió en Colonia, Alemania, el 8 de noviembre de 1308. Fue un teólogo perteneciente a la escolástica. Ingresó en la orden franciscana y estudió en Cambridge, Oxford y París; además de ser profesor en estas dos últimas universidades. La sutileza de sus análisis le valió el sobrenombre de «Doctor Sutil». Se le consideró santo y se le veneró sin mediar canonización. El 20 de marzo de 1993 el Papa Juan Pablo II confirmó su culto como beato. En junio de 1301 le mandaron a París como maestro. En 1303 debió salir de Francia por un conflicto entre el papa Bonifacio VIII y el rey Felipe IV de Francia. En 1305 vuelve a París. Es catedrático en 1306 y con un equipo de colaboradores produce Ordinatio, una edición oficial de su comentario a las Sentencias. De nuevo es exilado de París en el año 1307 y viaja a Colonia para ser catedrático de la casa de estudios franciscana. Una vez habiendo conocido el contexto histórico de Escoto, es momento de entrar en materia. En la vida del ser humano cada actividad que realiza es una mediación de la tendencia fundamental que constituye el fondo dinámico de su ser, el amor. En Duns Escoto es el mismísimo Creador quien nos hizo para amarlo y autorrealizarnos libremente mediante ese amor. Pero ¿no entraña esto una contradicción en sus mismos términos? Si pensamos que una cosa es lo que hacemos necesariamente por naturaleza y otra muy distinta aquello en lo cual decidimos nuestro destino mediante el ejercicio de la libertad, podríamos sospechar de

una incompatibilidad entre tender hacia Dios y elegir a Dios. Por lo tanto es de suma importancia analizar tal diferencia entre tendencia y elección libre del amor a la luz de la teoría escotista del amor. La propuesta escotista está influenciada por la doctrina anselmiana de la voluntad y sus inclinaciones, la cuales son: la affectio commodi: una tendencia hacia el propio bienestar, hacia la perfección, satisfaciendo así nuestras propias necesidades, si fuésemos sólo affectio commodi, dice el filósofo escolástico, estaríamos determinados al egoísmo; y affectio iustitiae: es libertad innata, apetito racional, ordenado, que ama los objetos por el bien que son en sí mismos y busca superar el propio interés, y no por eso se desconoce el propio perfeccionamiento. En consecuencia el ser humano, dice el autor, sufre la tensión entre ser santo o egoísta, y su grandeza reside en que si es santo, y se dirige hacia la visión beatífica, no se debe a una tendencia natural sino a su libre voluntad. Para esto es necesario entender como concibe Escoto la voluntad. Éste concibe la voluntad como principio de operación libre, la cual si bien tiende, desea y apetece el bien, no está determinada por naturaleza a tal o cual acción que la conduzca al bien ni está determinada a mantenerse en su volición. Sin embargo también hay que entender el concepto de libertad en el filósofo escolástico, ya que voluntad, intelectualidad y libertad son actos paralelos en su realización. En la propuesta escotista la libertad se entiende como un poder, facultad o potencia con la que el ser humano nace, pero ella en sí misma no nace, y en ese sentido es no natural. Como potencia o facultad, la libertad es capaz de realizar una operación, entendiendo operación tanto como el efecto o producto de la potencia como cuanto el despliegue de la actividad de la misma. Es por ello que Duns interpreta la libertad (al igual que el entendimiento) como un principio activo y dinámico del ser humano. De modo que, la concepción ética escotista se conforma en torno al desempeño de la voluntad humana, entendida como “apetito razonable libre”, como la facultad que apetece lo bueno, que ama aquello que le aparece como bueno. Es por ello que reflexionar sobre la ética en Escoto nos conduce irremediablemente a analizar la facultad que es la voluntad. Ésta se inclina naturalmente a querer o no querer, pero es libre en el ejercicio y especificación de dicho querer. Sin embargo queda claro que es lo bueno a lo que tiende.

El ser humano es visto por Escoto como homo viator (hombre en camino), puesto que peregrina hacia su fin último, la felicidad; a partir de su amor busca restablecer el lazo con lo infinito que lo creó. De allí que se denomine a la ética escotista como una ética del amor. A modo de conclusión se puede decir que metafísicamente los seres poseen una tendencia o inclinación natural de apetecer lo bueno. Esto debe entenderse como un apetito o deseo, especie de amor natural en cuanto se ama lo que a nuestro ser le conviene. Lo bueno es la causa final o fin último de la creación, que es Dios. Dios es el sumo bien, y por ello, la felicidad de los seres humanos, lo que todas las cosas apetecen, algunas de modo explícito y otras de modo implícito. El amor de concupiscencia es manifestación de la naturaleza humana, que obra conforme a su ser. Todo amor surge de la naturaleza misma de quien tiende interesadamente. El amor benevolente, se eleva hacia el bien en absoluto omniperfecto, participable por redundancia en quienes lo aman. Sólo a partir de la comprensión del amor espiritual como una dimensión que trasciende la dimensión metafísica del amor, se podrá captar la concepción antropológica de Escoto y su concepción del amor. Éste se inicia como una tendencia o apetito ineludible en la condición humana, para culminar en un amor de justicia, generoso y desinteresado, capaz de amar al prójimo, y en suma a Dios, más allá de los placeres o sacrificios que ello le implique, por el bien que es capaz de producir en los demás. Dios es el sumo bien, al que se tiende naturalmente pero elegido libremente. Con base en lo anterior se puede decir que el amor se manifiesta desde la libertad, encaminado siempre a su bien último, Dios, quien lo conduce hacia la felicidad plena.

El amor en Max Scheler

Max Ferdinand Scheler, nació en Munich, en 1874 y muere en Frankfurt, 1928. Filósofo alemán. Profesor en Colonia (1919) y en Frankfurt (1928), se adscribió a la corriente fenomenológica de Husserl. En una primera etapa criticó la ética formalista kantiana desde la tesis de que todo juicio moral se basa en una asunción intuitiva de valores materiales que no se puede traducir a una regla racional. Su obra más representativa de este período es El formalismo en la ética y la ética de los valores materiales (1916). Justificó su posterior conversión al catolicismo en “De lo eterno en el hombre” (1921). Más adelante, sin embargo, derivó hacia planteamientos de mayor alcance ontológico, desde una perspectiva romántica cercana al panteísmo y bajo la influencia, también, del pragmatismo estadounidense. Así, en “El puesto del hombre en el cosmos” (1928), concibió el universo como resultado del enfrentamiento de dos principios, el espíritu (Geist) y el impulso vital (Drang). Scheler reflexiona sobre el amor desde el método que lo caracterizó, la fenomenología (este método, desarrollado por Husserl, pretende ir a las cosas mismas, sin supuestos previos; el cual llama cosa a todo lo que está patente a la conciencia). Así mediante este proceso, Scheler buscó llegar a la esencia del cosmos. En la obra “El resentimiento en la moral” trató el amor en un contexto ético y en discusión con Nietzsche: analizó el fenómeno del resentimiento, describió el éros griego y el agápe cristiano, exculpo el amor cristiano de las acusaciones de Nietzsche y cargo la acusación sobre la filantropía moderna. Pero fue en el libro “Esencia y formas de la simpatía (compasión y congratulación) donde abordó el tema del modo más netamente antropológico…A lo largo del discurso…mostró estados, funciones y actos de la vida emocional en un orden gradual ascendente desde lo que acontece en el nivel del condicionado, hasta los niveles libres del nivel espiritual-personal; desde la básica unificación afectiva o el contagio afectivo a la simpatía y en la cumbre el acto personal del amor. a) A continuación el autor pone en manifiesto algunas tesis sobre el conocimiento del amor: Amor: acto personal, cumbre de la vida afectiva. Scheler se opuso a la kantiana de la vida anímica en “razón” y “sensibilidad” y no acepto la reducción del afecto amoroso a un estado sensible determinado psico-físicamente. También se opuso a la

escuela ética inglesa de la Ilustración y a todos aquellos que confunden el amor con la compasión y la benevolencia. A través del análisis y comparación de la simpatía, en sus dos formas: compasión y congratulación, mostró que la simpatía, por una parte supone los estados afectivos más bajos, y por otra la que posibilita lo más alto, el acto personal del amor. La simpatía no deja de ser una función reactiva de la sensibilidad, una forma de sentir, mientras que el acto personal del amor es un acto espiritual, un movimiento espontáneo del espíritu hacia un objeto por sus valores. El amor no es un estado afectivo ni depende de ellos, pues puede permanecer firme independiente de esos estados. El amor también es diferente de querer-bien-benevolente, que tiende a conseguir el bien del otro. Éste es una tendencia cuyo objetivo es el bien del otro como meta a realizar. En cambio el amor es un movimiento hacia los valores positivos de los que esta investido lo amado, hacia los valores amados solo en cuanto portadores del valor, no como metas a conseguir; b) Amor, movimiento, a través de los valores, hacía el objeto individual que los porta. Para Scheler la dirección del movimiento amoroso hacia los valores no tiene su término en los valores mismos, sino en los objetos que los portan. Pueden ser objeto de amor tanto las cosas de la naturaleza, como los objetos artísticos, aunque de modo inminente lo son las personas, sean los demás o Dios, pero también uno mismo. Cuando el amor se dirige hacia las personas, nos permite acceder al centro de la persona amada y participar de su singularidad. Según el autor, solo en el acto del amor se nos es dada la persona individual concreta; c) Amor: movimiento hacia el valor más alto del objeto. Scheler concibió el amor como un movimiento espiritual dirigido a los valores más altos del objeto. Negó fuese una tendencia pasiva, y afirmo que es activo. Un movimiento intencional desde los valores empíricamente dados, valores reales y presentes en el objeto amado, se eleva hacia los valores más altos y los hace aparecer. Estos últimos están apuntados en los empíricamente dados y contenidos en ellos como como destino o imperativo ideal objetivo. El amor es movimiento al ser-más-alto del valor. Scheler además de defender que el amor puede dirigirse a todos los objetos por sus cualidades valiosas, añadió que los

actos de amor son ellos mismo portadores de valor. Esto tiene lugar cuando se ama al otro (agápe), y al amarlo se eleva a su ser más valioso; es entonces cuando los actos de amor son ellos mismos portadores del valor moral más genuinamente personal.

Tipología: formas del amor. Las formas del amor quedarían caracterizadas por las mismas diferencias que los valores a los que se dirige el acto de amor. No hay amor sensible, lo que puede haber es amor acompañado de sensaciones o sentimientos. Las formas posibles del amor son: 

el amor vital, se dirige a los valores que tienen que ver con la salud corporal y con lo instintivo.



el psíquico, se dirige a los valores culturales, del conocimiento y de lo bello que porta el objeto amado.



el espiritual, es el movimiento hacia los valores sagrados del absoluto personal, es el amor a Dios, en quien se fundamentan las personas finitas.

Scheler insistió que el amores un movimiento, pero no, ya que para él toda tendencia esta predeterminada y se dirige hacia su satisfacción, en donde cesa el amor, por el contrario el amor, permanece o aumenta canto más se adentra en su objeto. Finalmente, se pude decir que Scheler concibe el amor como un movimiento espiritual hacia el valor más alto de lo amado.

Conclusión

Con lo propuesto anteriormente se puede observar la diferencia y la relación que hay entre estos dos autores que reflexionan entorno al problema del amor. Por un lado, la propuesta de Escoto que entiende el amor como el medio que el Creador le ha dado al hombre para establecer un lazo profundo con aquel que es su origen. Este lazo permite al ser humano su plena autorrealización mediante la elección del amor de Dios libremente elegido. Con esto se pone en manifiesto que en el amor de Dios se encuentra la felicidad, fin último del ser humano. Sin embargo también se puede vislumbrar una tensión en ya que el hombre vive entre el ser santo o vivir desde una visón meramente carnal, desde la propuesta escotista. Esta tensión se manifiesta mediante dos realidades: el egoísmo y la santidad. El egoísmo que busca siempre su satisfacción personal y mezquina; mientras que la santidad, en tendida como un don que proviene de Dios, ama los objetos por el bien que son en sí mismos y especialmente al prójimo, buscando superar e interés propio. Entre el concepto de amor de Duns y Scheler tienen ciertas semejanzas, como oposiciones. Ambos conceptos del amor están marcado por la bondad, aunque ésta entendida de diferente manera; mientras que para Duns el amor es Dios, para Max el bien recae en el objeto que lo posee; para Escoto el amor es una tendencia, y para Scheler es un movimiento. Así mismo este último propone que hay una diferencia entre el amor como tendencia y el amor como movimiento. Ya que el amor como tendencia tiene un punto de satisfacción y en cuanto esto se llega a poseer ese amor, la tendencia cesa. En cambio el amor entendido como movimiento permanece o aumenta en cuanto más se adentra en el conocimiento del objeto amado. Escoto, por su lado propone que el amor es un acto espiritual, ya que se dirige hacia algo de la misma naturaleza, el Bien. Este bien se concretiza visiblemente en le actuar cotidiano, cuando se entra en contacto con el prójimo en el quehacer de todos los días, ya que el ser humano no ama cosas sino personas y las ama porque ellas también son capaces de amarlo. Cabe mencionar que en la idea anterior difiere un tanto Scheler porque su propuesta dado que al distanciar el amor de toda tendencia, niega la posibilidad de un amor al bien, lo cual solo sería un egoísta afán de satisfacción. Ésta experiencia posibilita la velación de la persona individual poniendo en manifiesto los valores que la acompañan. Dice Scheler, que no se

aman los objetos por su valor en sí, sino los objetos que contienen esos valores, especialmente las personas. Bajo esta idea se puede decir que lo que se ama, en el caso de las persona, es a la persona misma no sus valores, se aman los valores en relación a la importancia a de la persona. Por ello cuando se ama a la persona, ésta es elevada a su valor más alto. Sin embargo reduce al amor al plano meramente humano. A modo de conclusión se puede decir que el ser humano está marcado en por el amor en lo íntimo de su ser y le permite entrar en contacto consigo mismo, con los otros y con el Otro, el ser trascendente, salir de sí y proyectarse. El amor es quien lo lleva en la búsqueda de los demás y a manifestarse tal cual es, ya que el amor es el medio que revela a la persona concreta, lo lleva a su plena realización mediante el autorreconocimiento, y lo conduce a la felicidad, ya que esta recae en la elección libre del Creados que es el origen del hombre, así como su fin último.

Bibliografía Álvarez, Alfredo., El amor: de Platón a hoy, Palabra, España, 2006 Biografías: https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Duns_Scoto; https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/scheler.htm Silvana, Gloria., Tesis: “Duns Escoto: contingencia y posibilidad en la configuración de lo real”. Recuperado de internet, miércoles, 3 de mayo de 2017, 22:14:08