Educacion Moral

EDUCACION MORAL A través de los tiempos, las sociedades han reconocido la necesidad de instruir a la próxima generación

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EDUCACION MORAL A través de los tiempos, las sociedades han reconocido la necesidad de instruir a la próxima generación para transmitirles los conocimientos y habilidades. La historia documentada, desde mucho tiempo antes de la era actual, recalca que la educación también debe formar el sentido moral. Uno de los grandes reformadores de la educación, Horace Mann, en la década de 1840, ayudó a mejorar la instrucción en los salones de clase de todo el país, sosteniendo que la formación cívico-moral era tan importante como el trabajo académico en las escuelas de los Estados Unidos. El Congreso de los Estados Unidos, al reconocer la importancia de este concepto, autorizó en 1994 el Partnerships in Character Education Program o "Programa de Alianzas en la Educación Moral". La Ley de 2001 Que Ningún Niño Se Quede Atrás renueva y vuelve a enfatizar esta tradición—y amplía en forma apreciable el apoyo prestado a la misma. De hecho, uno de los seis objetivos del Departamento de Educación consiste en "promover un fuerte sentido de moralidad y ciudadanía entre los jóvenes del país" (El Plan Estratégico 2002-2007). Para alcanzar este objetivo, el Departamento de Educación se une con las agencias de educación estatales y los distritos escolares de todo nuestro país para brindar el liderazgo y el apoyo imprescindibles para llevar a cabo la educación moral. En el sentido moral del ciudadano reside el bienestar de la nación. — Cicerón | ¿Qué es la educación moral? A través de la historia, los padres, los maestros y los integrantes de la comunidad han compartido la responsabilidad de la educación moral, uniéndose para apoyar el desarrollo positivo del sentido moral. ... nada es de mayor importancia para el bienestar público que formar e instruir a la juventud en la sabiduría y la virtud. — Benjamin Franklin | La educación moral inculca los hábitos de pensar y actuar que ayudan a las personas a convivir y trabajar juntas como familia, amigos, vecinos, comunidades y naciones. La educación moral es un proceso de aprendizaje que permite a los estudiantes y adultos en una comunidad escolar comprender, practicar e interesarse por los valores éticos fundamentales tales como el respeto, la justicia, la virtud cívica y la ciudadanía, y la responsabilidad por sí mismo y por el prójimo. Sobre tales valores fundamentales, se forman las actitudes y las acciones que son propias de las comunidades seguras, saludables e informadas que sirven como los cimientos de nuestra sociedad. ¿Cuál es el papel de la escuela en la educación moral? Durante su juventud, los estudiantes pasan muchas horas de la vida en el salón de clase. El tiempo que se encuentran en la escuela constituye una oportunidad de

explicar y reforzar los valores fundamentales sobre las que se forma el sentido moral. En la escuela, la educación moral debe abordarse de manera integral de modo que se abarquen las cualidades emocionales, intelectuales y morales de una persona y un grupo. Debe ofrecer múltiples oportunidades a los estudiantes para conocer, discutir y practicar conductas sociales positivas. El liderazgo y la participación de los estudiantes son imprescindibles para que la educación moral se incorpore a las creencias y las acciones de los estudiantes. Para lograr implementar la educación moral, hay que alentar a las escuelas a: * Asumir un papel protagónico, reuniendo al personal, los padres y los estudiantes para identificar y definir los elementos morales que se necesitan enfatizar; * Dar capacitación al personal sobre cómo integrar la educación moral a la vida y la cultura de la escuela; * Formar una alianza imprescindible con los padres y la comunidad de modo tal que los estudiantes reciban un mensaje consecuente sobre las características morales que son esenciales para triunfar en la escuela y la vida; y * Dar oportunidades a los dirigentes escolares, los maestros, los padres, y los aliados en la comunidad para ser modelos de características morales y conductas sociales ejemplares. Las agencias estatales de educación, mediante un proceso de colaboración con la comunidad, han optado por incorporar la educación moral en sus planes de mejoramiento de escuela y en la normativa estatal. Algunos estados han decidido ejecutar la educación moral mediante las políticas oficiales del estado, tales como la Política sobre la Educación Moral de Calidad del Consejo Estatal de Educación de Michigan. Muchas escuelas han optado por incorporar la educación moral en sus planes de Escuelas y Comunidades Seguras y Libres de Drogas. El hilo común que une los temarios de educación moral en los diferentes estados consiste en lo siguiente: * La participación de toda la comunidad en la elaboración y ejecución de la educación moral para sus escuelas; y * El compromiso de convertir a la educación moral en una parte íntegra del proceso educativo. . EDUCACION SOCIAL DEFINICIÓN Definición de educación social Derecho de la ciudadanía que se concreta en el reconocimiento de una profesión de carácter pedagógico, generadora de contextos educativos y acciones mediadoras y

formativas, que son ámbito de competencia profesional del educador social, posibilitando: * La incorporación del sujeto de la educación a la diversidad de las redes sociales, entendida como el desarrollo de la sociabilidad y la circulación social. * La promoción cultural y social, entendida como apertura a nuevas posibilidades de la adquisición de bienes culturales, que amplíen las perspectivas educativas, laborales, de ocio y participación social. Existen tres concepciones básicas que definen lo que hoy entendemos por Educación Social: 1. Uno de los principales objetivos es el desarrollo integral de la persona. El desarrollo en su dimensión social. 2. Principalmente se orienta a pesonas en situación de conflicto social, aunque no es su único ámbito de acción. 3. Se centra principalmente en el ámbito no formal de la educación, aunque en la actualidad ya se contempla la figura del educador social como parte de los equipos educativos. Si bien estos critérios se pueden tomar como base a la hora de definir lo que se entiende hoy en día por Educación Social, es verdad que los grandes cambios que sufre nuestra sociedad en la actualidad, requieren una revisión de estos fundamentos para adecuarlos a la realidad profesional de los Educadores y las Educadoras Sociales. La Educación Social debe contribuir al desarrollo integral de la persona, contribuyendo al desarrollo de sus potencialidades, teniendo siempre como referente a la persona en su globalidad. Se entiende pues la educación como un proceso de desarrollo individual pero que transcurre dentro de un marco social. La gran movilidad que existe hoy en día, hace que tanto estudiantes como profesionales de la Educación Social y las entidades donde realizan su labor, se puedan ver beneficiadas de un recurso que ofrezca información actualizada sobre los distintos ámbitos de la Educación Social. El aumento del número de estudiantes que acceden a las becas Seneca por ejemplo o la gran cantidad de europeos que se benefician de las becas Erasmus, hacen que sea necesario favorecer el acceso a la información útil a la hora de conocer los recursos que se encuentran a su disposición en toda Andalucía. A la vez, el trabajo en red necesario para consolidar una base sólida en las actuaciones que se llevan a cabo en la Educación Social, también se ve favorecido por el acceso a la información que desde esta web pretendemos. La educación moral inculca los hábitos de pensar y actuar que ayudan a las personas a convivir y trabajar juntas como familia, amigos, vecinos, comunidades y naciones.

La educación moral es un proceso de aprendizaje que permite a los estudiantes y adultos en una comunidad escolar comprender, practicar e interesarse por los valores éticos fundamentales tales como el respeto, la justicia, la virtud cívica y la ciudadanía, y la responsabilidad por sí mismo y por el prójimo. Sobre tales valores fundamentales, se forman las actitudes y las acciones que son propias de las comunidades seguras, saludables e informadas que sirven como los cimientos de nuestra sociedad. Durante su juventud, los estudiantes pasan muchas horas de la vida en el salón de clase. El tiempo que se encuentran en la escuela constituye una oportunidad de explicar y reforzar los valores fundamentales sobre las que se forma el sentido moral. En la escuela, la educación moral debe abordarse de manera integral de modo que se abarquen las cualidades emocionales, intelectuales y morales de una persona y un grupo. Debe ofrecer múltiples oportunidades a los estudiantes para conocer, discutir y practicar conductas sociales positivas. El liderazgo y la participación de los estudiantes son imprescindibles para que la educación moral se incorpore a las creencias y las acciones de los estudiantes. Estas cuestiones parten de un espíritu educativo abierto a las cuestiones valorativas, y que los decretos que establecen el curriculum de la educación primaria y de la educación secundaria obligatoria, concretan cuando afirma que la necesidad de asegurar el desarrollo integral de los alumnos en esta etapa y las propias expectativas de la sociedad coinciden en demandar un curriculum que no se limite a la adquisición de conceptos y conocimientos de académicos vinculados a la enseñanza más tradicional, sino que incluya otros aspectos que contribuyan al desarrollo de las personas, como son las habilidades practicas las actividades y los valores. La educación social y la educación moral constituyen el fundamento elemental del desenvolvimiento educativo que ha de permitir responsabilidades en la sociedad actual y del futuro, una sociedad pluralista, en la que las propias creencias valoraciones y opciones han de convivir en el respeto a las creencias y valores de los demás.

LA EDUCACION MORAL La educación moral en una escuela democrática. La educación moral debe convertirse en un ámbito de reflexión individual y colectiva. Así mismo pretende aproximar a los jóvenes a conductas y ámbitos más coherentes con los principios y las normas que haya interiorizado. La educación moral quiere formar criterios de convivencia que refuercen valores como la justicia, la solidaridad, la cooperación o el cuidado de los demás. Entender de este modo la educación moral nos da razones suficientes para justificar la convivencia de que hoy la escuela se ocupe de ella, en primer lugar, es evidente que en muchas escuelas ha sido y sigue siendo su principal funcionalidad educativa, aunque no use él rotulo de educación moral.

Las relaciones del hombre consigo mismo y con los demás pueblos o razas, del hombre con su entorno natural y urbano, o del hombre con su propio sustrato biológico, son convierte en problemas de orientación y de valor. La democracia es un procedimiento de fuerte contenido moral, ya que nos permite plantear de forma justa los conflictos de valor que genera la vida colectiva, por tanto la democracia es un valor fundamental cuya persecución justifica sobradamente la preocupación por la educación moral. La educación moral pretende colaborar con los jóvenes para facilitarles el desarrollo y la formación de todas aquellas capacidades que intervienen en el juicio y la acción moral, a fin de que sean capaces de orientar de forma racional y autónoma en aquellas situaciones que les plantea un conflicto de valores. La educación moral racional y dialógicamente en situaciones de conflictos de valores. Sería mejor considerarlo como lugar de entendimiento y de creatividad colectiva, como lugar de dialogo y, quizá, de acuerdo entre personas y grupos. Podría decirse que la educación moral y la socialización son dos aspectos de la educación en búsqueda de equilibrio. Obviamente, que sin la vigencia de valores universales como la igualdad y la justicia no puede haber ciudadanía. En ese sentido, la educación moral desea formar criterios de convivencia que refuercen valores como la justicia, la solidaridad o la cooperación, además de convertirse en un ámbito de reflexión individual y colectiva. Las cuestiones valorativas tienen, pues, diversas dimensiones, pero constituyen el fundamento que permite responsabilidades en una sociedad pluralista, en la que las propias creencias y valoraciones han de convivir en el respeto a las creencias y valores de los demás. Aún más: los valores, impartidos por una educación moral, pueden generar en los individuos la suficiente capacidad de raciocinio y equilibrio emocional para sentirse realizados y plenamente felices. Por otro lado, la democracia es un sistema político de fuerte contenido moral, ya que nos permite plantear de forma justa los conflictos de valor que genera la vida colectiva, por tanto la democracia es un valor fundamental cuya persecución justifica holgadamente la preocupación por la educación moral. Podría decirse que la educación moral es el eje en torno al cual se articulan el resto de temas transversales. Siendo su finalidad el desarrollo integral de las personas, es necesario que no se limite a la adquisición de contenidos intelectuales. Es la educación moral que convierte a los individuos en personas, en ciudadanos locales y universales, en seres libres, sociables, felices y responsables. "La felicidad social deriva de la justicia social", solía argumentar el tratadista vienés Hans Kelsen. Implicaciones doctrinales de la educación moral Por otra parte, este interés no es sólo unidireccional. Tampoco el estudio del desarrollo y de la educación moral puede descuidar los problemas morales sustanciales. Tras la reflexión más específicamente psicológica y pedagógica de los

estudiosos de educación moral siempre se advierte una cierta "pre comprensión" teórica de naturaleza filosófica, que condiciona a fondo la reflexión pedagógica y no puede dejar de interesar a la teología moral. No pocos pedagogos y psicólogos, precisamente a partir de sus investigaciones específicas, terminan por elaborar una filosofía moral personal; éste es el caso, por ejemplo, de L. Kohlberg, el más conocido de estos especialistas, y que al primer volumen de los dos que recogen una síntesis de su pensamiento le ha dado el significativo título de “Filosofía del desarrollo moral”. Compenetración entre educación y moral En la base de estas interferencias entre disciplinas a primera vista tan diversas como la pedagogía y la teología moral, se encuentra el hecho de que la experiencia educativa y la ética están por naturaleza íntima e inseparablemente unidas. La una y la otra se preocupan de la "promoción del hombre al estado perfecto de hombre, que es la virtud". La educación moral y el compromiso moral se proponen, pues, el mismo fin, que es la realización del hombre en cuanto hombre a través de la consecución de los valores morales. Naturalmente existen sectores de educación (física, cultural, profesional) que persiguen fines no directamente morales; pero una cierta dimensión ética, quizá de modo atemático e indirecto (como hidden curriculum), se extiende por todo el proceso educativo. De este modo la moral, si a veces puede entenderse reductivamente como defensa y realización de valores particulares, en última instancia, siempre es plasmadora de la personalidad. Haciendo el bien moral el hombre se hace educador de sí mismo, se construye como persona. El empeño moral siempre está unido en la edad evolutiva a alguna forma de educación que lo condicionará luego para toda la vida, y se manifiesta después a lo largo de toda la existencia en un proceso de autoeducación permanente. Esta íntima compenetración entre el hecho educativo y la experiencia moral se realiza, con modalidades específicas, también en la forma de educación que es la educación de la fe y en la de la educación moral que es la educación moral cristiana. Todo esto comporta una cierta trasposición de problemática de uno a otro de estos dos campos del saber práctico: pedagogía moral y teología moral tienen, en cierto modo, objeto e intereses comunes y no pueden ignorarse mutuamente. Necesidad de la educación moral Por consenso se admite que una persona en sus primeras etapas de desarrollo y como consecuencia de su relación con la familia, la iglesia, la etnia, la cultura, necesita forjarse una identidad, una necesidad psicológica intrínseca que más tarde deberá ser potenciada cuando la acción de la comunidad política lo haga sentir que, además de individuo, es parte de una nación o de una colectividad amplia que lo convierte en ciudadano. En ese proceso de aprendizaje, el ejercicio de la ciudadanía eleva los niveles de la madurez moral de las personas, ya que participar como tal destruye inercias individuales y aumenta el altruismo y la acción del bien común. Al mismo tiempo, ayuda a las personas cultivar la virtud política de la conciliación y el diálogo para solucionar los intereses en conflicto.

De allí la importancia de la educación moral que sin ser una preocupación reciente, si lo es la voluntad actual que se ha convertido en uno de los pilares de la educación - que no sólo forma hombres, sino también ciudadanos; es decir que, asumiendo como irrenunciable la autonomía de sus miembros, imparte modelos de ciudadanía a la vez nacional y universal, configurados en las características siguientes: * Autonomía personal. * Conciencia de deberes y derechos que deben ser respetados. * Sentimiento colectivo en visión y misión, local y universal. Este modelo de ciudadanía universal supone introducir afectivamente en el doble simbolismo e implicar a los niños en proyectos tanto locales como de alcance universal. Sin embargo, siendo la ciudadanía en su aspecto legal el reconocimiento de unos derechos por parte del poder político, la ciudadanía cosmopolita tiene un punto de dificultad porque todavía el derecho internacional es débil y sólo viable para casos específicos. La enseñanza moral Como no se debe confundir con el autoritarismo cualquier forma de disciplina educativa, así tampoco se debe excluir de la educación moral cualquier forma de enseñanza moral, confundiéndola con el adoctrinamiento y la manipulación de las conciencias. Especialmente en la llamada "edad de la razón", la educación que renunciase a testimoniar humilde pero decididamente la propia fe en los valores que inspiran su vida perdería una ocasión preciosa de influencia positiva en el desarrollo moral del educando. Sin duda el saber moral, en cuanto "saber valorativo", tiene necesidad de la experiencia personal del educando; pero una cierta enseñanza moral es la condición que hace posible y sensata esa experiencia. No se puede pretender que cada generación vuelva a recorrer por sí sola el largo e incierto camino recorrido por la humanidad a lo largo del desarrollo milenario de sus conocimientos morales. Por lo que se ha dicho se comprende que para cada dimensión educativa específica existe un momento ideal de máxima eficacia, una ocasión única, en cierto sentido, que se presenta una sola vez en la edad evolutiva. Perdida esta ocasión, su posible recuperación presenta dificultades suplementarias no fácilmente superables. Y así el amor acogedor y la disciplina tienen su máxima eficacia educativa en la infancia, la enseñanza moral en la edad de la razón. Modelos de educación moral Modelos de valores absolutos. Se fundamenta en las prácticas que tienen como principal finalidad la transmisión de los valores y las normas que se deben respetar. Modelos de educación moral. Basado en una concepción relativista de valores. Respetar la autonomía personal y respetar los temas conflictivos por medio de diálogos fundamentándola en buenas razones son algunas de las condiciones básicas para construir formas de convivencia personal y colectiva más justas,

Él optimo desarrollo del juicio moral supone, a su vez el desarrollo de otras disposiciones personales que actúan como condiciones constitutivas y necesarias del pensamiento moral para poder incidir educativamente en alguno de sus componentes. El desarrollo de sus capacidades que permiten un juicio moral pos convencional, un juicio moral dialógico, no agotan las finalidades de la educación moral. Junto con el juicio es necesario también, el aprendizaje de las destrezas necesarias para utilizar las capacidades del razonamiento en el seno de las circunstancias concretas que vive cada individuo. Si la educación moral se limitara, a facilitar el desarrollo del juicio moral y a formar, las habilidades necesarias para la comprensión crítica de la realidad, estaría olvidando un atributo esencial de la personalidad moral: “la conducta moral”. En consecuencia, la educación deberá formar, junto con todas las modalidades de juicio que hemos mencionado las capacidades de autorregulación que contribuirán a conseguir un acuerdo entre el juicio y la acción, y a lograr la construcción progresiva de un modo de ser personal. Un curriculum completo de educación moral debería de considerar al menos, los siguientes aspectos: las actividades especificas, transversales y sistemáticas de educación moral, la participación democrática en la vida colectiva de las escuelas y la participación para la actividad social. Las actividades escolares de educación moral, pueden ser muchas y muy variadas, pero ninguna puede sustituir, ni tienen suficiencia, a las experiencias reales y directas que ofrece la vida colectiva en especial cuando son vividos democráticamente. Dualismo y naturalismo en moral y en educación Otro problema común importante para las dos disciplinas es, sin duda, el del origen (autóctono o no) y el de la naturaleza profunda de las energías psíquicas que están en juego en la experiencia moral, y que son, por tanto, objeto de la educación moral. El dualismo moral. Para E. Durkheim y S. Freud la experiencia moral no tiene su origen en el dinamismo psíquico interno espontáneo del hombre. Le viene inyectada desde el exterior a través de una educación moral que, de un modo u otro, violenta las tendencias espontáneas de la persona; no responde a los intereses de la persona (al menos a los que el sujeto percibe como tales), sino a los de la sociedad. Por eso siempre quedará como algo obligado y extraño al dinamismo interno de la persona, nunca plenamente interiorizado, objeto de una obediencia forzada y llena de reservas. El hombre, en su más original y profunda constitución, es un ser fundamentalmente inmoral. La visión de la moral que subyace en estas dos teorías es profundamente "dualista" (E. Durkheim fue quien acuñó la expresión "homo dúplex'. El dualismo viene de la contraposición, nunca superable, entre el carácter fundamentalmente egoísta, irracional, y por lo tanto inmoral, de las inclinaciones naturales y la "devoción social", que se impone al hombre como objeto y sentido de la obligación ética. La decisión moral presupone, pues, una cierta negación de la inclinación natural y lleva consigo una penosa y al final insuperable experiencia de división interior y de

sumisión. La educación moral tendría la función de obligar a la sumisión a través de los mecanismos más diversos de interiorización que posee la instancia moral. Pero la interiorización de la instancia ética siempre será algo artificial y forzado. El hombre nunca podrá identificarse plenamente con la instancia moral, porque representa en él unos intereses completamente contrapuestos a los suyos. Este planteamiento dualista expresa, si bien absolutizándolo indebidamente, un dato de la experiencia que es innegable: el hecho de que la norma moral parece desmentir o reprimir las tendencias más originales y espontáneas del hombre, presentándose bajo el aspecto de un deber duro y difícil. También la teología moral ha dado con frecuencia mucha importancia a este innegable dato de la experiencia, de forma que, por lo menos a nivel de l parénesis y catequesis popular, el compromiso moral se ha presentado sobre todo como una lucha del espíritu contra la carne, como una difícil resistencia contra las sugestiones del mal y la fuerza de las tentaciones. El lenguaje del positivismo teónomo (que insiste unilateralmente en la norma como ley de Dios, entendida de la misma forma que una ley positiva) ha dado a este dualismo la forma de la contraposición entre la tendencia natural del deseo humano y la voluntad de Dios expresada en sus mandamientos. El naturalismo moral. Por otra parte parece pertenecer también a la experiencia moral humana la conciencia un poco confusa de que el bien moral es el bien auténtico del hombre, que constituye su nobleza y dignidad de persona y que hace realidad sus intereses más verdaderos. Junto a la innegable tendencia al mal, el hombre descubre en sí mismo una misteriosa tendencia al bien, que muchas veces es capaz de superar las opuestas inclinaciones que se le presentan. La historia del estudio del desarrollo moral después de S. Freud, aparte de algunos discípulos que se han limitado a repetir al maestro en todo el rigor de su pesimismo sobre el hombre y su capacidad ética, en el fondo no es otra cosa que la historia del progresivo descubrimiento de esta tendencia al bien (tan profunda como tendencia al mal), de esta especie de constitutiva vocación a la virtud que S. Freud barruntó en el anuncio de una futura (seguramente lejana) instauración de una ética del yo fuerte. En esta línea se sitúan, por ejemplo, E. Fromm, E. Erikson y en general todos los psicólogos de la "escuela humanista". Para estos autores, que también participan de la sospecha freudiana, la moral del superyó es sólo punto de partida en el itinerario del desarrollo moral, punto de partida que es posible superar para llegar a una forma de conciencia moral adulta, dotada de autonomía y unidad interior y, por lo tanto, exenta de los aspectos negativos de heteronomía y de división interior que S. Freud había denunciado como inseparablemente unidos a la experiencia moral, al menos en nuestra sociedad. Se trata, pues, de la superación radical del dualismo de E. Durkheim y S. Freud, a la que podemos dar el nombre de "naturalismo" por la confianza, unilateral hasta la ingenuidad, que estos autores conceden a las "fuerzas buenas de la naturaleza". El resultado es la supresión pura y simple de la tradicional antinomia entre instinto y razón, entre deber y placer, entre egoísmo y preocupación social; es la inversión del lenguaje de cierta parénesis tradicional; el bien no necesita imponerse por medio de la negación de las necesidades básicas o de cualquier adulteración de la autenticidad original de la persona. CONCLUSIONES

Toda educación posee una dimensión moral esencial, pues no hay educación sin formación de la persona, y, por lo tanto, sin una idea acerca de los fines morales de la humanidad y una determinación del ideal de la vida. Toda la vida escolar es moral. Por eso carece de sentido la existencia de una asignatura específica de educación moral. Pero no cabe ignorar las enormes dificultades que debe superar toda genuina educación moral. La educación moral es uno de los aspectos y uno de los temas que sé está cuidando especialmente durante el desarrollo de la reforma del sistema educativo. En relación con estas cuestiones se han introducido importantes novedades, cuyo objetivo es conseguir que la formación moral tenga un papel relevante en el conjunto de actividades educativas en nuestras escuelas. La educación moral es una preocupación actual, de uno de los pilares de la educación. Por lo que son, en buena parte, novedosos los instrumentos pedagógicos que se proponen para hacer posible el tratamiento de las cuestiones de valor. De acuerdo con todo ello, la educación moral deberá abordarse transversalmente y con metodologías especificas. Sea cual sea la que se escoja, debe ser siempre el resultado de una decisión personal y social de lo que se está realizando, así como de una preparación suficiente que deberá proporcionar la escuela para optimar al máximo la eficiencia de la tarea realizada y el aprovechamiento personal. La educación moral impulsa una concepción humanista de la existencia y hace posible la sentencia de Kant, quien, señaló que cualquier hombre es un fin en sí mismo que no puede ser tratado como simple medio.

Educación moral Emile Durkheim 1) Para Durkheim lo moral está investido de un poder especial, de un algo que hace que uno lo respete sin cuestionarlo. La moral está tan fuertemente interiorizada en el ser humano que se nos hace casi imposible cuestionarnos ciertas cosas. Posee algo así como la capacidad para etiquetar de "sagradas" algunas cuestiones. Por ejemplo, si a alguien se le ocurriera andar desnudo caminando por la avenida principal de nuestra ciudad, esa persona sería condenada por la sociedad. Su conducta se consideraría inmoral. En cuanto a la educación moral, antes que nada debemos mencionar cual es la tarea del educador. No debe limitarse a comunicar la moral de generaciones pasadas. Debe ayudar a las generaciones jóvenes orientándolas hacia una nueva moral. Tiene que encargarse de despertar en el niño el interés por modificar la moral de manera racional. La educación moral no puede ser una asignatura concreta, es inseparable de todo el proceso educativo mismo. Tiene como función iniciar al niño en los deberes, suscitarle ciertas virtudes, “desarrollar en él la aptitud general para la moralidad, las disposiciones fundamentales que están en la raíz de la vida moral,

constituir en él el agente moral, dispuesto a las iniciativas que son condición general del progreso.” Los elementos de moralidad son el espíritu de disciplina, el espíritu de abnegación y el espíritu de autonomía, orientados hacia el deber y el bien. La paulatina asimilación del sentido del gusto de la regularidad, la limitación de deseos y el respeto por la regla al reconocerla fundamentada racionalmente, supone su aplicación metódica de la inteligencia. Durkheim define tres aspectos de la educación moral: 1. Entender la moral como un sistema de reglas. a) Regularidad. b) Autoridad moral. c) Disciplina. 2. Consagrarse a un ideal colectivo. Estar unido a un grupo. 3. Comprensión de la moral. Sistema de reglas. a) Regularidad. Lo moral se establece de acuerdo a reglas. Esas reglas determinan la forma de actuar cuando actuamos moralmente. Ellas son exteriores a nosotros y ya se encuentran establecidas desde que nacemos. No podemos adaptar las reglas morales de acuerdo a nuestra conveniencia. Es por esta razón que podemos decir que la moral determina nuestra conducta, la regulariza. Cuando actuamos no lo hacemos deliberadamente, sino de acuerdo a esas reglas morales que nos dicen que es lo moralmente correcto. Para asegurar esa regularidad concebimos a la regla como una orden que nos viene de afuera. Es por esto que durante siglos se ha visto a la moral relacionada con lo divino, lo establecido por una entidad superior del exterior. La regla implica una manera de actuar a la que no nos sentimos libres de modificar según nuestra voluntad. b) Autoridad moral. Durkheim define la autoridad como el ascendiente que ejerce sobre nosotros todo poder moral que reconocemos como superior a nosotros. Actuamos por obediencia consentida ante la imposición de actuar de acuerdo a lo que la autoridad establece. En cuanto a este punto también es necesario hablar de los deseos de una persona y de la limitación de los mismos. Durkheim dice que ningún ser viviente puede ser feliz, y ni siquiera vivir, si sus necesidades no están en relación suficiente con sus medios. En los animales sus necesidades son las de alimentarse periódicamente. Cuando lo hacen, quedan satisfechos y el hecho de que no reflexionen impide que se planteen otras necesidades. En el caso del ser humano "la sed" de necesidades son inacabables. Este no se conforma con el alimento que le permita subsistir, sino que se fija constantemente nuevas "necesidades". Actualmente llamamos consumismo a esa naturaleza del ser humano de siempre querer tener más. Ya en su época,

Durkheim decía que para limitar esas pasiones, es necesario que haga efecto en el hombre alguna fuerza externa. Ese poder regulador debe ser la conciencia. El hombre solo por medio de la conciencia podrá restablecer el desequilibrio entre sus necesidades y sus medios. La autoridad que despertará en el individuo esa conciencia limitadora de pasiones es aquella superior a él, la sociedad. Cuando habla de sociedad se refiere a la sociedad directamente o por intermedio de sus órganos, como por ejemplo la escuela. La escuela debe hacerle entender al niño que para ser feliz se debe proponer objetivos cercanos y que "cada uno de nosotros tiene sus miserias al mismo tiempo que sus alegrías". c) Disciplina. Por otra parte, los anteriores conceptos están vinculados también con la noción de disciplina. Esta es la que define el adecuado comportamiento en diferentes circunstancias. El objetivo de la disciplina es regularizar la conducta. Influye además en la formación del carácter y de la personalidad del individuo. Consagración a un ideal colectivo. En cada uno de nosotros hay un poco del ideal de la sociedad a la que pertenecemos. Durkheim pone a la sociedad en un lugar de privilegio. Dice que sin ella, el hombre caería en el rango animal. Por esta razón dice que debemos consagrarnos a un ideal colectivo, unirnos a un grupo. Hace énfasis en el papel de la escuela como el lugar donde el niño forma parte de un grupo distinto a su familia. Allí el niño es entrenado para una vida colectiva y es allí donde aprende hábitos que le servirán para su inserción social. Comprensión de la moral. Para actuar moralmente es imprescindible que tengamos conciencia de por qué actuamos de la forma que lo hacemos. En la escuela, el docente debe hacer comprender al niño no sólo cuáles son sus deberes, sino cuáles son las razones de esos deberes. Hacerle entender por qué debe ir a la escuela, por que debe respetar a sus padres, etc. 2) a) Maestro laico. La educación debe ser impartida por la autoridad: “Para aprender a reprimir su egoísmo natural a subordinarse a fines más altos, a someter sus deseos al imperio de su voluntad, a encerrarlos en los debidos límites, es preciso que el niño ejerza sobre sí mismo una fuerte represión.” Esto provoca el sentimiento del deber, el estímulo del esfuerzo. El niño aprende el deber de los padres y maestros, por lo que éstos tienen la responsabilidad de encarnarlo y personificarlo como autoridades morales. Porque como se mencionó anteriormente la autoridad es entendida como un ascendiente moral, y supone que el maestro tiene voluntad. La autoridad implica confianza, ante todo el maestro debe dar la sensación de que la autoridad la siente en su propia persona, una especie de fe interior en la grandeza de su misión. Para que sea posible, el maestro debe ser laico porque representa a la sociedad, como personalidad moral y como intérprete de las ideas morales de su tiempo y de su país. Todo este respeto es lo que, mediante la palabra y el gesto, pasa de su conciencia a la del niño. La autoridad no quiere decir que vaya en contra de la

libertad, sino que ser libre es saber proceder con la razón y cumplir con el deber: "la libertad consiste precisamente en dotar al niño de este dominio de sí mismo, es en lo que debe emplearse la autoridad del maestro." "Ser libre no consiste en hacer todo lo que a uno se le antoja. La libertad es fruto de la autoridad bien entendida." (Durkheim Émile "Educación y Sociología" pág. 58). b) Autonomía relativa. El docente tiene cierta autonomía para tomar decisiones dentro del aula. Esta autonomía se dice que es relativa porque lo que decida el maestro debe estar regularizado por los valores morales impuestos por la sociedad. A la hora de dar una clase, el docente no puede tomar decisiones que no estén fundadas moralmente. c) Maestro como agente de cambio. El maestro y la escuela juegan un papel en la sociedad. En el maestro recae la responsabilidad de no solo transmitir conocimientos al estudiante sino también proporcionarle valores sociales. Esto significa pensar al maestro como agente generador de cambio y promotor de ideas, más que como un actor tan solo mediador de la vida cotidiana con la cultural. La complejidad de su tarea consiste en que este se encarga de transmitir valores sociales y conocimientos a la realidad social que viven los estudiantes en la que la mayoría de las veces esos conocimientos no son parte ni de su medio ni de su presente. EDUCACIÓN MORAL “Es un conjunto de acciones intencionadas tendente a que los alumnos construyan racional y autónomamente sus propios valores y normas, adopten actitudes coherentes con los mismos y se comporten de manera consecuente”. La educación moral es uno de los aspectos los que más se han insistido en los últimos textos legales y uno de los temas que sé esta cuidando especialmente durante el desarrollo de la reforma del sistema educativo. En relación con estas cuestiones sé a introducido importantes novedades, cuyo objetivo es conseguir que la formación moral tenga un papel relevante en el conjunto de actividades educativas en nuestras escuelas. La educación moral debe convertirse en un ámbito de reflexión individual y colectiva. Así mismo pretende aproximar a los jóvenes a conductas y ámbitos más coherentes con los principios y las normas que haya interiorizado. La educación moral quiere formar criterios de convivencia que refuercen valores como la justicia, la solidaridad, la cooperación o el cuidado de los demás. A menudo se considera que la educación tiene como objetivo prioritario el preparar para la vida a los niños y niñas y a los jóvenes, entendiendo por esto que los capacitará para acceder al mundo laboral. El concepto de educación moral puede concebirse como algo más amplio, referido sobre todo a los procesos mentales de asunción y/o crítica, y en su caso de elaboración, de esos valores, capacidad que en líneas generales podríamos definir como estructura moral del ser humano, y que tiene mucho más que ver con su actividad ética.

INTRODUCCIÓN Las actitudes del educador son muy importantes en el proceso de enseñanza ya que serán un ejemplo de lo que se pretende lograr con los niños, en este ensayo se analiza: - ¿Cuáles deben ser las actitudes de un educador de educación moral? DESARROLLO El maestro educador de moral debe ser un claro ejemplo de todo lo que pretenda formar en sus alumnos ya que el ejemplo es también una manera de educar en moral. No basta con dar una serie de pláticas y clases enfocadas a situaciones de valores y moral, es necesario practicar todo lo que se enseña. El maestro debe cuidar que sus acciones no reflejen lo contrario a lo que enseña ya que no habrá credibilidad en sus palabras, no serán aceptadas como necesarias y verdaderas. Ocasionarán conflictos en los alumnos, si deben hacer lo dice el maestro en sus clases o lo que hacen sus acciones. El maestro debe ser como una hoja en blanco que no tenga ninguna mancha para poder hablar de temas tan delicados de valores y moral y estos puedan ser aceptados porque de otra forma no creerán sus palabras y sus clases no trascenderán a la vida del niño que es lo que se pretende lograr. Debe tener cuidado de no manchar esta hoja con ninguna mala acción ya que será aun punto de debilidad del cual no podrá hablar porque ha hecho lo contrario. Los alumno aprenden con el ejemplo más rápido que con palabras. FINAL Conclusión Como futura maestra debo tener cuidado de que cada acción que realice este basada en valores y no en antivalores ya que pretendo que los niños aprendan y practiquen lo que es correcto. De otra forma si enseño valores y realizó algo completamente distinto los alumnos no creerán en mis palabras ni en mis clases y no podré reprender acciones incorrectas ya que de antemano sabré que ni yo misma lo hago. Es importante que reflexione primeramente en esta situación y siempre practique los valores necesarios para la buena convivencia ya que nadie puede enseñar algo que no sabe algo que no hace. BIBLIOGRAFÍA Puig Rovira, Joseph Ma. (1995), “Actitudes del educador en educación moral”, en La educación moral en la enseñanza obligatoria, Barcelona, Institut de Ciencias de I`Educació, Universitat de Barcelona, Horsori (Cuadernos de educación, 17), pp. 251-262.