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Eckhart Tolle Conferencia sobre “El poder del Ahora” Barcelona, 2007 La transformación de la conciencia está aconteci

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Eckhart Tolle Conferencia sobre “El poder del Ahora”

Barcelona, 2007

La transformación de la conciencia está aconteciendo en nosotros. Verdaderamente la mente no puede entender esto. Para entenderlo tenemos por lo menos que vislumbrar dentro de nosotros lo que es el principio de esta transformación. El mundo, que es un reflejo de la mente, no entiende todavía lo que es y piensa que la transformación de la conciencia son nuevas ideas, nuevos conceptos, cosas interesantes, pero no tiene nada que ver con esto. La única función que tienen los conceptos o las ideas es que apuntan hacia la transformación, como una señal, como una flecha. En sí mismos los conceptos tienen poco valor, igual que un mapa tiene poco valor si no lo utilizas para llegar donde quieres llegar. Hay gente que colecciona mapas, también en la vida espiritual. No es fácil desprenderse de estas colecciones. Se convierten en sí mismas en obstáculos. Muchos de nosotros coleccionamos conceptos mentales. Estos tienen cierta utilidad. En un momento nos ayudan, después llega un punto en que los conceptos y las palabras ya no nos sirven. Hemos llegado a este punto y alguien tal vez esté pensando en este momento: “entonces, ¿por qué está usted hablando?”. Lo esencial de nuestro encuentro no son nuestras palabras.

Lo esencial es lo que sucede dentro de cada uno, aquí.

Una pequeña recomendación antes de seguir con palabras y más señales es averiguar si cada uno de nosotros está aquí completamente. ¿Qué significa esto? Es estar aquí como totalidad, no solamente con la cabeza y los pensamientos, sino con la totalidad del ser que incluye el cuerpo interior. Estar sentados aquí y, al mismo tiempo, sentir que el cuerpo interior está vivo. Hay vida aquí dentro y yo siento en el fondo que hay vida en todo el cuerpo. Lo siento en el fondo. En la superficie soy consciente de las percepciones, de lo que oigo y lo que veo. Estoy aquí completamente. Así, será menos probable que los pensamientos surjan: ¿qué hora es?, ¿qué voy a hacer en este momento? Es muy fácil perderse en un pensamiento. Es tan fácil porque todo el mundo se ha perdido en pensamientos que nunca dejan de influir. Es la incapacidad de dejar de pensar. Estamos como poseídos por una entidad. Hemos tardado miles de años en llegar a este punto donde la humanidad parece estar poseída por la mente analítica, un pensamiento detrás de otro. La identificación con estos pensamientos es la vieja conciencia. Y este es el reflejo del viejo mundo. Es la locura de la vieja conciencia que ha dominado la historia de la humanidad por miles y miles de años. La completa identificación con la mente hace que los humanos hayamos perdido la conexión con la profundidad de nuestro ser. No sabemos que existe dentro de nosotros una dimensión mucho más profunda que el fluir de los pensamientos con los que casi todos nos identificamos. Identificarse significa que nosotros somos los pensamientos, no hay una conciencia que sabe que éste es un pensamiento. Cada pensamiento me capta y estoy en él con mi sentido del yo. El yo se une con el pensamiento, la identidad. Así, cada pensamiento es condicionado por el pasado. Los pensamientos que tenemos en este país son diferentes a los pensamientos que la gente tiene en otra cultura. Lo que es igual es la completa identificación con 2

cada pensamiento. Otra manera de decirlo es que “yo creo en cada pensamiento que surge en mi mente”. Cada juicio o interpretación que surge en la mente es la absoluta verdad y creo en ello. No solamente esto, sino que todo el sentido de quién soy yo está vinculado a los pensamientos. Vivo con un sentido de quién soy que depende de lo que me digan mis pensamientos, del pasado. Cada uno tiene una voz en la cabeza que habla, el diálogo interior y los pensamientos. Hay gente que tiene cuatro voces principales y otros, una voz que está luchando con otra voz. Una voz puede decir: “tú no sirves para nada” y la otra puede estar diciendo “yo hago lo que puedo, no puedo hacer más”… Y así mucha gente pasa su vida. Su identidad depende de sus pensamientos que son un reflejo del pasado. Ese falso sentido del yo es condicionado por el pasado. Entonces nuestra identidad depende de nuestra historia personal. Cada persona que todavía se identifica completamente con los pensamientos toma su identidad de su historia personal (lo que ha sufrido, los sufrimientos que otros le han causado, lo que he o no conseguido, mi éxito o mi fracaso, mis relaciones, algunas fracasadas…). La historia del yo. Hemos reducido nuestra identidad a una pequeña historia y a ese falso yo mental que lo podríamos llamar ego. El ego vive en un estado casi impermanente de insatisfacción. Siempre o casi siempre falta algo en mi vida. A veces creo que sé lo que falta y otras, creo tener un oscuro sentimiento de que algo no va bien. Esta es la manera normal de vivir: algo falta. Soy incompleto. Mi historia todavía no se ha cumplido, no ha llegado a su final feliz. Mi historia no me satisface, no me llena. Este yo es un yo que nunca está contento por mucho tiempo y está mirando dónde puede conseguir lo que le falta para ser completamente él. Entonces viene la otra parte del falso yo que es su absoluta necesidad del futuro porque mira hacia el momento próximo para llenarse. Este es un patrón mental, un condicionamiento muy profundo, la incapacidad de

vivir plenamente en el único sitio donde existe la vida que es el momento presente y buscar la vida en el momento próximo. Todos los que están todavía completamente identificados con la mente viven inconscientemente de este modo. Buscan su salvación en el momento próximo o en el después, en el futuro. Cuando haya alcanzado esto y aquello, cuando haya encontrado a una persona que le va a hacer feliz u otra situación de vida, podrá ser feliz. El 90% de las personas que han ganado en lotería han empeorado su vida. El mismo patrón mental todavía estaba operando, pero la infelicidad se hacía más grande, independientemente de lo que se tuviera, del contenido. La felicidad depende de la estructura de la mente. Cada cosa que hacemos necesita su tiempo para ser completada en este mundo práctico. Lo único para lo que el futuro nos sirve es para completarnos a nosotros mismos.

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LA CONCIENCIA DE LOS OBJETOS “He venido para que tengáis una abundancia de vida”. “Quiero que tengáis la vida llena”… ¿De qué está hablando cuando dice que desea que tengamos vida? ¿Vida eterna? La eternidad es el no-tiempo. Es Jesús lo decía:

la vida que no está sujeta al tiempo. Cuando habla Jesús de abundancia como de la plenitud de la vida, no está hablando de cosas. Es nuestra falsa conciencia del ego la que busca la plenitud de vida en objetos. No sabe hacer otra cosa, ¿dónde está el próximo objeto que me va a llenar? Para algunos los objetos van a ser materiales y para otros objetos mentales. Nos buscamos así a nosotros mismos. Si Jesús se hubiera referido a objetos, el Reino de Dios ya hubiera llegado y estaría en cualquier comercio. El Reino de Dios no tiene nada que ver con añadir cosas materiales, ni mentales ni emocionales. Hay quién busca una emoción fuerte y siente en poco tiempo que vive más intensamente. Otros buscan emociones de segunda mano a través de una película, etc. Y después llegan a casa y regresa la sensación de que falta algo otra vez y buscan una relación sexual estimulante y parece que se sienten más vivos. Llega a un final y vuelve ese sentimiento subyacente: “No he llegado”. No quiero estar diciendo no a las relaciones ni a comprar cosas bonitas. Si buscamos satisfacción y encontrarnos a nosotros mismos a través de estos objetos todo son formas. El ego constantemente quiere estar identificándose con más formas. Nunca está satisfecho. Este mundo de objetos tiene su lugar pero nunca nos encontraremos a nosotros mismos en él. Es la conciencia de los objetos. Todos los que están identificados con la mente y con el pensamiento están atrapados en la conciencia de los objetos porque cada pensamiento es un objeto de la mente que surge y después desvanece. Cada pensamiento me capta. Para el mundo de la vieja conciencia no existe otra cosa. Nos vemos a nosotros mismos como objetos mentales. El mito griego de Narciso nos lo explica. Él al ver por primera vez su imagen en el agua se enamoró de sí mismo. Hemos creado inconscientemente un objeto mental y decimos “este soy yo” y tenemos una relación extrañísima con nosotros mismos. Una explicación más apropiada del mito sería que éste fue el principio de la obsesión con uno mismo. El ego significa que he creado un objeto de pensamientos que dice que éste soy yo: yo y mi vida, yo y mi historia y las emociones que acompañan estos pensamientos del yo mental. Y pensamos que esto es todo lo que somos.

Hemos perdido el contacto con la dimensión profunda del ser, de lo que somos. La dimensión en la cual el tiempo no tiene

existencia. Los buscadores espirituales desgraciadamente, sin saberlo, tienen en su mente el mismo patrón que dice: “Tú vas a conseguir la iluminación en

algún momento próximo, en algún futuro”.

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¿Qué es el futuro? El mundo, la antigua conciencia, cree encontrarse en objetos. Se ha convertido a sí mismo en un objeto y dice que el futuro es más importante. Es una creencia inconsciente, ahora lo estamos haciendo consciente. Creer que el momento próximo es más importante que éste es creer que uno se va a completar en el futuro. Este es el principio del estrés.

Vivir en un estado de estrés es una enfermedad mental. No sabemos lo

que es una enfermedad mental porque todo el mundo sufre de la misma enfermedad. Es la enfermedad de nuestra civilización. El yo ha hecho del momento próximo el más importante porque está esperando encontrarse a sí mismo a través de algo que va a encontrar en el siguiente momento. De esta manera, estamos siempre en camino hacia. Esto es la enfermedad. No se está negando que necesitemos tiempo para completar tareas. Lo que no podemos es encontrar. Lo único que tiene verdadero valor en este mundo no se puede encontrar a través del tiempo o a través del futuro. Se esconde donde el yo mental nunca lo buscaría, en el aquí y el ahora. Aquí y ahora se está escondiendo lo más importante y la mente, tal vez quiera que les diga lo que es. Cuando la mente está esperando que yo les diga lo que es, la mente está pidiendo otro objeto mental. “Dénos ese objeto”. ¿Y qué es? Jesús ahora hablaría no del Reino de Dios, sino de la dimensión espiritual y diría que ésta no va a llegar con señales que uno pueda observar, con objetos mentales. Seguiría diciendo que: “Este Reino de Dios, esta dimensión espiritual, está dentro de nosotros”. No es un objeto mental, no es algo que podemos decir aquí está. La conciencia de los objetos nunca puede encontrarlo, pero siempre intentará convertirlo en un objeto. Éste es desgraciadamente el gran error de las religiones. En el principio de las religiones se encuentra la verdad fundamental. Después viene la mente humana y capta esta verdad convirtiéndola en un objeto mental, así la verdad profunda que apunta hacia la dimensión de la que somos más allá del mundo de los objetos, más allá de los pensamientos y más allá de las emociones se convierte en una ideología, en una serie de creencias. Así es como hemos ido convirtiendo al otro en un enemigo, simplemente porque no cree en lo que yo creo. Lo mismo sucede en las ideologías políticas. O sea, el Reino de Dios, o el Reino de los Cielos se ha convertido en un objeto, en una creencia. Pero, ¿qué es esa dimensión? La mente lo pregunta, pero no le voy a explicar a la mente lo que es. Vamos a encontrar Eso por otro camino. Hasta ahora he hablado de las cosas que podríamos llamar obstáculos o ilusiones. Es importante que veamos las ilusiones de nuestra vida, sin reconocerlas nos perdemos otra vez en ellas. Se podría decir que hasta este punto hemos hablado de las malas noticias de la mente humana. Hemos de reconocer lo ilusorio de la mente como ilusorio. Este es el principio a partir del cuál podremos ir más allá. Si la ilusión es la identificación con objetos físicos, mentales y emocionales, ¿cómo vamos más allá, a otra dimensión que no tiene nada que ver con los objetos y las formas? El punto de entrada está en el aquí, en el momento 5

presente. Y la mente no sabe exactamente de qué estamos hablando porque hay un aspecto superficial de lo que llamamos momento presente; hay otra dimensión más profunda de lo que llamamos momento presente de la cual la mente no sabe ni puede nunca saber nada. Nos aproximamos a lo profundo del momento presente en primer lugar tomando conciencia de la forma del momento presente. La mente piensa que hay muchos momentos en cada día. En cada hora parece que hay muchos momentos, pero si ves más claramente, ves que no hay muchos momentos, porque mi vida es siempre ahora. Siempre es momento. Mi vida nunca será no ahora. Vida y este momento son una misma cosa. Lo que ocurre es que la forma del momento, el único momento que hay, cambia constantemente. Lo único que queda es algo que no tiene forma. Esto solo es algo cuando hablamos de ello, pero este algo no tiene forma ni es un objeto. Volvamos a la superficie de este momento. Estamos aquí. ¿Cuál es el contenido de este momento? Esta sala, la luz, una persona sentada aquí, personas sentadas en sillas, yo siento el peso de mi cuerpo en la silla, yo hablo con otros y veo lo que nos rodea (el techo, el suelo). Escucho mi voz. Siento que estoy respirando. Siento lo que mis manos tocan. Tal vez haya algún pensamiento que pasa por la mente. Todo esto es el contenido. Tal vez haya alguna emoción, algún sentimiento o algún pensamiento en ustedes que diga ¿de qué diablos está hablando este hombre? Desde aquí ni siquiera haga falta analizar ni entender. No se puede. Hablamos del contenido de este momento. Interior y exterior. Es lo que es. Dentro de dos horas el contenido del momento presente habrá cambiado para cada persona. Otras cosas representarán el contenido. Todas las formas que aparecen en el ahora son transitorias. Unas formas aparecen y desaparecen. Mi vida es siempre ahora.

LA CONCIENCIA DEL SER Podemos vislumbrar lo que es este momento si hay un momento, si dejamos espacio entre los pensamientos. Mi sugerencia es utilizar esta posibilidad en este momento para permitir que haya un espacio entre los pensamientos en este momento. Estoy diciendo que no hace falta pensar en este momento.

Yo no pienso. Las palabras surgen del espacio. Tienen forma y se disuelven. Queda el espacio. Queda el silencio interior. Queda un estado de alerta sin contenido. Un estado muy simple en el cual la conciencia está alerta sin llenarse con objetos. Sí, cada palabra surge de ese espacio. Sí, cada palabra es un objeto, pero hay espacios entre las palabras y yo soy consciente de ese espacio. Soy consciente del espacio entre los pensamientos. No estoy durmiendo. Estoy

muy despierto sin nombrar o interpretar este momento.

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Las formas que representan lo exterior del momento están aquí. Yo soy el espacio más allá de las formas. El espacio no puede ser conocido como algo. Algo es forma. Ese espacio que no puede ser conocido como forma es el YO SOY profundo, nada que ver con pasado o futuro. El Yo informe, sin forma. Lo podríamos llamar, la conciencia misma. Esto es la realización del yo profundo y eterno. Esta es la conciencia del espacio. Todo lo demás es la conciencia de objetos. El mundo está perdido, extraviado en la conciencia de objetos, por eso es un mundo infeliz. Por eso es un mundo de sufrimiento y nunca puedes escapar de este mundo si no encuentras esta dimensión que no tiene nada que ver con los objetos mentales. Simplemente espacio interior, una quietud que no solamente está aquí cuando estamos quietos, sino que puede existir, podemos ser conscientes de esa dimensión incluso haciendo cosas. No hace falta continuamente nombrar las cosas que suceden en el mundo de los objetos, interpretar inmediatamente a cada persona o situación, poner etiquetas a todo lo que pasa mentalmente; entonces pierdes conciencia del espacio interior. La práctica es no resistirnos a las cosas que aparecen en el momento presente, las formas exteriores e interiores. No resistirnos a las formas que aparecen en el momento. No vivir en un estado de resistencia interior o de negación a la forma del momento presente. Tenemos que permitir una alineación interior con la forma del momento presente. Esta es la más esencial práctica espiritual. Al ego no le gusta esto porque el falso yo vive en continua oposición contra el momento presente o, lo niega. Si el futuro fuera más que un objeto en la mente, alguna persona hubiera encontrado el futuro, pero hasta ahora no ha habido nadie que diga : “He encontrado el futuro”. Sólo existe en la mente con un pensamiento. Más allá no tiene ningún sentido. Si hablamos de las cosas importantes, de quién soy, de quiénes somos, no tiene ningún sentido ni vivir en pasado ni vivir en futuro. Mi memoria del pasado es algo que surge como forma en este momento. Y cuando pasó lo que pasó en el pasado fue el momento presente. El momento presente tiene forma en la superficie y no tiene forma en su esencia. Es el espacio. También esto es verdad para cada ser humano: la forma y lo que es más allá de la forma del yo. La forma del yo es la persona temporal. El fin de la persona se encuentra en los cementerios. Recomiendo como meditación una vez al mes ir a visitar algún cementerio para ver el final de la forma de la persona con todos sus deseos, dramas y ambiciones. Si tú contemplas lo transitorio de las formas, sin interpretarlo, también es un modo de encontrar dentro de ti lo que no tiene forma, lo que no es un objeto. La simple contemplación

de la temporalidad de todas las formas puede hacerse un portal a través del cual encontramos lo que es más allá de la forma.

La práctica es encontrar una nueva relación con la vida que es siempre el momento presente. Esta nueva relación con la vida es muy

diferente de la relación que el falso yo, el ego, establece con la vida. El falso yo o el ego ha convertido el momento presente en un obstáculo o en un enemigo. Se queja siempre porque para el falso yo el momento presente nunca es suficiente. En ningún momento le gusta. El falso yo se sostiene en este no 7

contra la vida. Es inconsciente. Estamos haciendo consciente lo inconsciente. Así es como el ego se opone al presente. Así es como se nutre. Las quejas mentales son solamente un aspecto de esto. Hay muchos egos que están casi siempre en un estado de queja mental. Lamentos a veces expresados y otras veces se quedan en el pensamiento. La queja es una de las formas a través de las que el ego se sostiene. Se siente más fuerte en esa oposición contra lo que es. Ya se ve que es algo demente. Opone lo que es. O sea, que el estado normal es esa oposición contra la vida. Esto es loco. “Yo contra la vida, contra el universo”, dice el ego. El resto del mundo me amenaza y al mismo tiempo lo necesito. Estoy en conflicto. Esta es la manera en que vive el ego.

Convertimos este no inconsciente en un sí consciente y aceptamos la forma de este momento como es. Abandonamos la resistencia porque

hemos reconocido que la resistencia contra la vida es demencia y la vida está aquí. Siempre ahora y aquí. Una nueva relación con el ahora. Una relación abierta y amistosa con la forma de este momento sea lo que sea. Esta es la práctica espiritual más eficaz que hay y la más simple, la del continuo alineamiento con la forma del momento presente. Sí es así acepta lo que es y si la acción es necesaria, se puede actuar. La base de la acción eficaz es estar alineado con la vida. Así es como la acción que viene de la vida es más eficaz que la acción que viene de la negatividad del no. Esta práctica no requiere tiempo. Aceptar este momento como si lo hubieras elegido. No necesito ni un día, ni un año… Solamente aceptar cada momento, aunque siempre es el mismo con sus formas diferentes. La totalidad del universo ha producido la forma de este momento. No puede ser otra cosa que lo que es. No se puede discutir con Es. Lo que es ya es. No es posible discutir. Cada discusión es una demencia. La Naturaleza no tiene discusión con Es. El árbol, la flor, el animal vive todavía en esa alineación inconsciente. Nosotros hemos perdido esa alineación con la vida y ahora estamos encontrando otra vez. Ahora es mucho más profunda que antes. Si aceptamos la forma de lo que Es interiormente se abre el espacio. Nosotros entonces somos espacio para lo que sucede. Espacio para cada situación. El espacio para cada sufrimiento. Si nosotros llevamos esta dimensión del espacio que no juzga, que permite la forma del momento sea como es a nuestro mundo, esta ausencia de juicio será también la ausencia de los pensamientos que imponemos sobre el mundo. La

ausencia de este involuntario nombrar las cosas continuamente se abre si yo digo sí al momento presente. Me abro a la vida y siento en el

fondo lo que no tiene forma, el yo atemporal, el yo que no tiene nada que ver con mi historia personal. Lo siento como una presencia, como un espacio en mi fondo: palabras, percepciones visuales… Siento mi propia presencia que va mucho más allá del pequeño yo. Presencia que simplemente es un estado

de alerta espacioso.

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Espacio. Alerta. Espacio. La gente pasa treinta años en monasterios y esto no alcanza a vivirlo porque ellos buscan un objeto. Y es ¡tan simple! Algo muy revolucionario está pasando. Un cambio de ser dominados por el pensamiento a un estado donde el pensamiento se hace secundario. Ya no es lo más importante en mi vida, sino que es tan sólo una cosa práctica. El pensamiento disminuye en importancia. Algo está surgiendo que está substituyendo al pensamiento. Es la conciencia no condicionada. La conciencia que nada tiene que ver con el tiempo. La Inteligencia misma. Cada ser humano que es creador sabe que la creación verdadera surge del espacio, cuando los pensamientos están callados. Es el verdadero amor.

El amor verdadero entra en tu vida solamente a través de este espacio interior, no a través de los pensamientos. Y no es una emoción. El amor verdadero es mucho más profundo que una emoción.

El cambio revolucionario es que el pensamiento ya no tiene la importancia en tu vida que tenía antes. Ya no sirve para decirte quién eres ni para que cuentes tu historia. Esta nueva dimensión está surgiendo, está reemplazando el continuo pensar. Nos damos cuenta cuando vamos por la calle y estamos haciendo esto y lo otro y encontramos espacios en los que no pensamos. Estamos despiertos sin

interpretar el momento y somos el espacio para la acción, para la percepción.

LIBERTAD DEL PENSAMIENTO En esencia enseño la libertad del pensamiento. No tengo que ofrecer otra cosa. Esto es la nueva conciencia. Podemos seguir utilizando la mente muy eficazmente, sólo cuando la necesitemos. La enseñanza es que tú tienes la capacidad de ir más allá del pensamiento y desde el punto de vista del pensamiento tú entras en un territorio peligroso, porque el pensamiento te va a decir: “tú ya no sabrás que está pasando si dejas de interpretar cada cosa que pasa”. Los conceptos ya no son importantes, los utilizas cuando son necesarios, pero hay un saber mucho más profundo que el saber de los conceptos mentales. Es el saber que está en el estado de quietud, de alerta. Esta es la inteligencia no condicionada. El estado de alerta más allá de los pensamientos que no se puede nunca captar porque es la esencia de todo. Nunca podrá hacerse un objeto. Es como decir que nunca yo alcanzaré conocerme a mí mismo. Puedo ser yo mismo en una unión profunda con el ser 9

que es más grande que yo y que es el Ser universal, a veces llamado Dios. Yo puedo ser, realizarme como parte de Eso, pero en este estado no puedo decir soy esto, soy aquello. Ya no sé quién soy porque ya no tengo ningún pensamiento que me diga quién soy. No me interesa ninguna definición de quién soy. ¿Para qué definir lo infinito que es la esencia? La definición de Sí mismo a través de pensamientos es una enfermedad terrible. Continuamente me estoy diciendo quién soy. Todo es muy limitado. Imponemos definiciones y reducimos a las personas a algunos conceptos mentales con los juicios. De esto habla Jesús cuando se refiere al no juzgar. Está diciendo que si juzgas, te estás juzgando a ti mismo; que si llevas a prisión a otras personas con presión mental, tú mismo has entrado en la prisión mental. Sin definiciones ¡qué libertad! Ver el mundo como un niño, pero con un saber que el niño todavía no tiene. En el niño de un año todavía no hay definiciones porque sus ojos están libres de pensamiento y llenos de luz. Por eso muchos se sienten más vivos cuando están junto a un niño. Se sienten no juzgados. Sus ojos están libres de definiciones. Cada persona sabe inconscientemente que ese niño no me juzga. Por eso, cuando encuentro una forma de ser que no me juzga, encuentro la libertad. Comienzo a encontrar la dimensión informe de mí mismo cuando alguien no impone definiciones sobre mí. Esta es la bendición que llevas a cada persona que encuentras si practicas sin juicios, sin definiciones: la liberación. Hay gente que lo único que tiene para sentir un poco una relación con el ser es su animal. Con los humanos hay tanto mental en medio que no se siente esta libertad. Los animales se han hecho tan importantes en este mundo porque nos sanan. El perro no me juzga. “Dios, por favor conviérteme en la persona que mi

perro piensa que soy”.

Es maravilloso que tengamos este contacto con los animales, pero hemos de ir más allá: permanecer dentro de nosotros. La práctica es la práctica del momento. Nada más. Las formas son recibidas con un sí. Así es. Entonces tú eres el espacio para todo, para todas las formas. Esto es la liberación de las cosas, de los pensamientos que también son cosas; la liberación del mundo. Así, la vida encuentra el equilibrio y vives en dos dimensiones al mismo tiempo. Una es la dimensión del mundo y otra es la dimensión del Ser. De vez en cuando vienen los pensamientos pero ya no te hacen sufrir si estás en la otra dimensión. El sufrimiento más grande no viene de las situaciones, sino de lo que piensas en las situaciones y de las situaciones. Los pensamientos juzgan la situación y eso es lo que nos hace sufrir. Los pensamientos pasan como nubes sobre el cielo. Esta dimensión de las formas queda y tú haces lo que puedes en la vida cotidiana. Siempre en el fondo hay un espacio de alerta y tú lo sientes en tu fondo.

Este espacio de alerta es la esencia de ser.

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Cada situación tiene las dos dimensiones. Tú actúas y respondes, pero siempre el fondo es de paz. La paz entra en todo lo que haces y dices. Esta paz no es de este mundo porque este mundo es forma. Esta paz es lo que no tiene forma. Cada uno en la superficie tiene su propósito de vida. En lo profundo, el

propósito de cada vida humana es el mismo: vivir en las dos dimensiones y ser como una puerta para la dimensión informe. Poder

fluir y entrar en el mundo de las formas sintiéndolo ya no hostil, sino que el mundo se convierte en bondad. Ya no es amenazador u hostil, sino bondadoso. Solamente si tú luchas contra él, entonces experimentas el mundo como algo hostil. Esto cambia porque el mundo es un reflejo de tu estado de conciencia. Nada más. Si el estado de conciencia cambia, tu encuentro con el mundo es otro. Si tú no enfrentas al mundo con hostilidad, el mundo tampoco va a reflejar hostilidad. Es la transformación del mundo a través de la transformación de la conciencia humana. No hace falta que empecemos a pensar: ¿cómo puedo transformar el mundo? Es imposible. La buena noticia es que lo más esencial es la nueva conciencia. Esta es la que va a transformar el mundo a través de ti, de tu forma personal transitoria. Transformas el mundo invisiblemente y también a través de palabras que vienen a tu boca, de las acciones que tú tomas en ciertas situaciones y que son acciones que vienen desde lo profundo del ser y llevan esa energía de paz. No son acciones cargadas de negatividad. No puedes cambiar el mundo ni hacerlo mejor si tus acciones llevan una carga de negatividad. Esto produce más sufrimiento. El nuevo mundo es el reflejo de este cambio interior. Este es nuestro destino más allá de los pequeños destinos personales que tenemos: las cosas que hacemos, dónde vivimos… Más allá de estos destinos, cada ser humano tiene el mismo propósito y es esta dimensión; reconectar con esta dimensión espiritual perdida hace mucho tiempo, con este espacio mismo de la conciencia, informe. Dejar de pensar constantemente y todo lo demás sucede por sí mismo, a través de la forma. Dejar que suceda. Esto es todo lo que necesitamos. Gracias.

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