Maldita coyuntura

Alberto Benegas Lynch (h) Maldita Coyuntura Alberto Benegas Lynch (h) Grupo Unión 2020 A mis cinco grandes maestros

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Alberto Benegas Lynch (h)

Maldita Coyuntura Alberto Benegas Lynch (h)

Grupo Unión 2020

A mis cinco grandes maestros con quienes tuve el privilegio de atender clases presenciales: Ludwig von Mises, Fridrich A. Hayek, Murray N. Rothbard Israel M. Kirzner y Hans F. Sennholz.

Benegas Lynch, Alberto (h) Maldita coyuntura ISBN: 978-987-8391-04-5 Grupo Unión

© Alberto Benegas Lynch (h) 2020

Grupo Unión Primera Junta 1094 1642 San Isidro Whatsapp/Telegram.: +549 11 4550 5842 [email protected] ebook en https://grupounion.publica.la Coordinación editorial Rodolfo Distel (@rdistel) Compuesto por #MCHFS

Impreso en la República Argentina por LA IMPRENTA YA SRL JUNIO 2020

Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por las leyes, que establecen penas de prisión y multas, además de las correspondientes indem­ nizaciones por daños y perjuicios, para quienes reprodujeran total o parcialmente el contenido de este libro por cualquier procedimiento electrónico o mecánico, incluso fotocopia, grabación magnética, óptica o informática, o cualquier sistema de almacena­ miento de información o sistema de recuperación, sin permiso escrito del editor.

ÍNDICE Para entrar en materia  

Reforma política, relativismo y la tecnología

El peronismo racional es irracional   Reformar el sistema político para preservar la libertad   Otro tucumano ilustre: una nota   El fraude del relativismo   Carta abierta a mi amigo José Luis Espert   El posmodernismo y la diferencia entre una mente abierta y un basural abierto   Cara y contracara de la tecnología   Un mal paso en las PASO   Tomar las astas del toro de las reformas   La clave es la batalla cultural   Nacionalismo, la moral y la Iglesia

La historia argentina y el desarrollo del liberalismo   El fracaso de los acuerdos de precios y salarios Otra vez las garras del nacionalismo   Las lecciones de Adam Smith sobre moral   Francisco de Miranda, un liberal sudamericano de fuste   Pobreza, dos perspectivas opuestas dentro de la Iglesia   La dimensión ética del liberalismo   Mi nuevo hijo de papel   Acerca del origen de la propiedad   Se buscan referentes de peso   Muro de la Vergüenza, Edward Snowden y el aborto

Un libro que nos señala el camino para una sociedad más libre   La caída del Muro de la Vergüenza: una nota   Algunas ideas para consolidar la nueva oposición   Una compleja encrucijada de Edward Snowden  

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Para meditar: en torno a una evaluación de los talentos   En torno a Saramago   Agendas que interfieren con el bienestar   El aborto y el respeto irrestricto por la vida de los otros   El papel de la nueva oposición   El grave error de confundir lo intelectual con lo político  

Educación estatal, manía de la autopsia y la lotería de la vida

Resurgimiento liberal   ¿El mundo regresa a la época de las cavernas?   Cuestionando la educación estatal   ¿Qué es (y que no es) el conservadurismo?   ¿Qué es ser liberal?  Manía de la autopsia   El intelectual, el político y la manía de la autopsia   La lotería de la vida y el modo de atenuar las desdichas  Decálogo fiscal para cualquier país civilizado   Un asunto complejo: la caridad y las ganancias La suma cero, los jubilados y la ideología

Más sobre el aborto   La autocrítica de deberíamos hacer los liberales   ¿Un patán menos?   Los peligros de caer en la falacia de la suma cero   Una solución de fondo para los futuros jubilados   Lo dañino de la ideología   Justo José de Urquiza, un personaje singular   El uso del celular y la renuncia voluntaria a la privacidad   Un tributo al periodismo independiente   Una vaca sagrada

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Deuda externa, Keynes y el Papa Francisco

Pensemos juntos sobre el concepto de la deuda pública externa  Breve apunte sobre un par de aspectos de alguna prédica de la Iglesia católica   Defender la libertad es una tarea y responsabilidad de todos   Los gobiernos deben actuar, pero el peor virus es el estatismo  Una historia del liberalismo en diez capítulos   La sociedad libre y el tema central de la salud   Algunas propuestas para contener al Leviatán Más sobre Keynes El Papa Francisco: contradicciones y problemas al alabar la pobreza   La manía de priorizar el consumo   Coronavirus y los inmensos beneficios del comercio exterior   El desatino del neoliberalismo   “Inversión pública”, Cuba y las Naciones Unidas

¿Inversión pública?   Cuba, una bofetada a la civilización y todavía mandan “médicos”  ¿Qué significa que los aparatos estatales deben asistir?   Una oportunidad para reflexionar sobre la libertad  Lo que nunca hay que hacer   Otra mirada sobre las Naciones Unidas ¿Pronóstico reservado para nuestro país? Los peligros que se ciernen sobre el caso argentino El síndrome Zelig ¿De quién es la responsabilidad? La verdadera pandemia Una disyuntiva medular: ¿Poder Judicial o perjudicial?   El peligro de la senda chavista en la expropiación de Vicentín Origen, corrupción y enmienda del signo monetario  

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Post sriptum

Socialismo de mercado   Los papeles antifederalistas   ¿Es posible el gobierno limitado?   Una refutación al materialismo filosófico y al determinismo físico   David Miller and life boat situations: a note   Libros publicados del autor

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PARA ENTRAR EN MATERIA Mi rol como cientista social y filósofo consiste en cortar a través de la jungla que describe la realidad percibida para introducir orden conceptual. James M. Buchanan Premio Nobel en Economía Freedom in Constitutional Contract

Antes que nada un comentario sobre la dedicatoria. Con todos los mencionados recibí clases presenciales en 1968 en oportunidad de mi beca para trabajar en mi primera tesis doc­ toral en la Foundation for Economic Education (FEE) enton­ ces en New York, excepto en el caso de Hayek, quien en 1984 ya había visitado varias veces Buenos Aires para pronunciar conferencias, asistí a sus clases propiamente dichas ese año en un seminario que dictó durante tres días de jornada comple­ ta en la Universidad de Cambridge (King´s College) luego de la asamblea de la Mont Pelerin Society en Londres e inmedia­ tamente antes de las sesiones de esa sociedad en Cambridge. Presencié esas clases como flamante miembro de Consejo Di­ rectivo de la MPS para lo que fui electo en la antedicha asam­ blea. Esas clases versaron sobre consecuencias y aplicaciones de algunos textos de Adam Ferguson.

Por su parte, Rothbard dictó un seminario que se llevaba a cabo una vez cada quince días durante seis sesiones en su departamento en NY sobre parte de los borradores de lo que luego sería For a New Liberty. Las clases de Kirzner y Sennholz se llevaron a cabo en la antes mencionada FEE en el programa estipulado para todos los presentes y de Mises recibí clases en su última temporada en la Universidad de New York (en ple­ nos riots de estudiantes, contagiados por el mayo francés y en

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medio del asesinato de Robert Kennedy en su campaña, poco después del asesinato de Martin Luther King). Mises también dictó clases ese año en FEE, oportunidad en la que me dedicó su tratado de economía de la reedición de la Universidad de Yale. Kirzner participó más adelante en un Liberty Fund que organicé en Bariloche (que junto con el que dirigí en Buenos Aires con la participación de Anthony de Jasay, fueron los dos para mi más provechosos de todos los LF a los que asistí) y a Sennholz también lo introduje en diversas tribunas en Buenos Aires para pronunciar conferencias. Por último, a Rothbard le pedí autorización para traducir y publicar algunos de sus ensa­ yos y estuve con él por última vez en la reunión de la MPS en Río de Janeiro de la que fui miembro del Programa Académico. Como un comentario adicional, al paso recuerdo que la pri­ mera vez que lo invité en mi carácter de rector de ESEADE a Buchanan lo había contratado antes de que recibiera el premio Nobel por lo que, a pesar de haberlo recibido en el interín, se negó a cobrar honorarios y mantuvo su viaje en turista. Es lla­ mativa la generosidad de estos personajes pues lo mismo hizo Hayek las dos veces que lo invité a pronunciar conferencias ya siendo premio Nobel en economía y los dos escribieron pró­ logos para sendos libros de mi autoría y los dos aceptaron mi sugerencia de presidir sucesivamente el Consejo Consultivo de la antedicha casa de estudios. Gary Becker tampoco me cobró honorarios aunque su pasaje estaba arreglado desde Chile para la reunión de la MPS en la que presidí el Programa Académico. En segundo lugar, me refiero al epígrafe de esta introduc­ ción que está íntimamente vinculado al sentido del título de este libro. Afortunadamente los grandes maestros nos han de­ jado jugosos legados debido a que han hurgado en teorías y conceptos de fondo al efecto de abrir nuevos horizontes y co­ rrer el eje del debate. Muy distinto hubiera sido el resultado si se hubieran concentrado en comentar sobre la coyuntura que en el mejor de los casos hubiera servido a algún historiador de estadísticas referidas a un período acotado.

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No es que la coyuntura resulte inútil, sirve para estar infor­ mado de los sucesos diarios y por eso es que los medios ora­ les y escritos informan sobre esas ocurrencias pero también cuentan con espacios de opinión para calibrar ideas de fondo. Hay colegas que recurren a la coyuntura como un pretexto para analizar propuestas de más largo aliento pero la mayoría se queda en los números diarios lo cual consume tiempo y energía para tratar temas más sustanciosos que precisamente apuntan a contar con coyunturas más favorables en el futuro. De lo contrario estamos como perros histéricos operando en círculos que intentan morderse el rabo. De ahí maldita coyuntura, ese es el sentido del título con la intención de evitar el zambullirse exclusivamente en los datos del momento que, como queda dicho, no permiten asomar la cabeza para vis­ lumbrar espacios de mayor dimensión y peso.

La aparición en los medios tiene sus bemoles pues resta ca­ pacidad para la dedicación a las faenas docentes, de investiga­ ción y de escritura de libros, ensayos y artículos que abarquen más allá de las anécdotas cotidianas. En mi caso particular he estado encajado en los medios radiales y televisivos desde me­ diados de los setenta hasta finales de los noventa, un cuarto de siglo todas las semanas y a veces todos los días en ese ejercicio han sido suficientes para mi lo cual no quiere decir que lo sean para otros. Es un tema de prioridades y juicios subjetivos. La energía y el tiempo son limitados. Cada cosa tiene su época y su momento. Curiosamente también los hay que estiman que no existen si no están en radio o televisión, lo cual prueba un vacío interior de cierta envergadura, pero hay otros que pueden ha­ cer las dos cosas: trabajar con el intelecto en textos más abarca­ tivos y estar en los antedichos medios. Bienvenidos todos pues es inmensa la faena de estudio, esclarecimiento y difusión que especialmente los liberales tenemos por delante. Por otra parte, tal como he consignado en una de mis co­ lumnas incluidas en este libro, es bueno y saludable que los grandes maestros como Buchanan, Eccles, Nozick, Hayek,

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Benson, Popper, Nock, Read, Planck y otros intelectuales no se hayan dedicado a la política puesto que nos hubiéramos privado de sus extraordinarias guías y los casos sobresalien­ tes como von Mises que se involucraron transitoriamente en puestos políticos de jóvenes y afortunadamente los abando­ naron para poder trabajar en sus proyectos académicos y otros como Rothbard intervinieron con la pretensión de eli­ minar la política. Y algunos intelectuales que por razones de fuerza mayor se mezclaron en la política quedaron con gusto amargo en sus paladares, por ejemplo, Ortega y Gasset que escribe que “La política se apoderó de mi y he tenido que de­ dicar más de dos años de mi vida al analfabetismo (la política es analfabetismo)”. No se trata de sugerir que no haya políticos, los ha habido que han sabido poner límites a la extralimitación del poder (los menos frecuentes por cierto), se trata de comprender las inexorables secuencias y las necesarias prioridades y ordenes de prelación para lograr los objetivos de mayor bienestar para todos si se trabajan en las ideas del respeto recíproco. Recuer­ do que cuando un amigo muy dedicado a la batalla cultural me consultó acerca de su proyecto de participar el política, le formulé la siguiente pregunta retórica para que lo pensara: ¿qué hubiera sido del mundo si Einstein en lugar de dedicarse a la física hubiera sido intendente de Chivilcoy? (lo cual, claro está, no va en desmedro de ese pueblo de la Provincia de Bue­ nos Aires). Es que hay personas que por su talento intelectual y su dedicación a la docencia resulta un desperdicio que con­ suman tiempo en la política y por supuesto hay otros que no cuentan con esas condiciones (tienen otras) y, por lo tanto, bienvenido que se dediquen a la política que naturalmente toma tiempo y no puede operarse con la debida eficiencia en dos andariveles tan distintos simultáneamente. Esto que señalamos se hace más patente en el caso argen­ tino donde el atraso en la batalla cultural resulta pavoroso. Es similar a que una persona que desea comunicarse en sueco

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a una audiencia hispanoparlantes: primero debe asegurarse que sus destinatarios entiendan aquella lengua. No se puede poner el carro delante de los caballos. La ansiedad en esto no es buena consejera, aunque como decimos todas las inclina­ ciones para difundir las ideas liberales con bienvenidas, cada uno hace lo que estima es de mayor provecho.

Hay otros casos como el tres veces candidato a la presi­ dencia en Estados Unidos y ex congresista Ron Paul que ha incursionado en política para difundir aun más sus ideas de libertad (incluso en un debate presidencial elaboró sobre la Escuela Austríaca), pero el caso es muy distinto al actual ar­ gentino pues allí la batalla cultural ha sido de larga data y con gran profundidad lo cual permite ese lujo.

De lo que se trata en la batalla cultural es apuntar al óptimo y no ceder pues en esta instancia del proceso de evolución cultu­ ral, para la componenda y las negociaciones están los políticos. Los intelectuales no la deben jugar al político puesto que en­ tonces degradan su función de guía por más que suceda como lo pronosticó John Stuart Mill en cuanto a que “toda idea buena pasa indefectiblemente por tres etapas: la ridiculización, la dis­ cusión y la adopción”. Siempre al comienzo cuando se plantea una nueva teoría la mofa es lo común pero una vez concretada la misma gente que antes se burlaba da por sentado lo que an­ tes rechazaba. Esto ha ocurrido desde el primero que se le ocu­ rrió el arco y la flecha en contraposición al garrote y luego con la telefonía inalámbrica, Internet, la curación de enfermedades hace poco consideradas incurables, modificación genética de la alimentación y tantas otras cosas. Si en determinada época se le hubiera dicho a una persona de antaño que habría un apara­ to que se denominaría avión que vuela seguramente se hubiera considerado demente al anunciante y así sucesivamente. “Nada hay más práctico que una buena teoría” reza el conocido aforis­ mo. La política es la ejecución de ideas y no puede ejecutarse aquello que no se sabe en que consiste, pretender anteponer la política a lo intelectual es tan absurdo como en arquitectura la

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pretensión de construir primero el techo antes que los cimien­ tos y el análisis coyuntural no abre paso a nuevos horizontes que, como decimos, obstaculizan el mejoramiento de la propia coyuntura del futuro.

Es pertinente recordar el lema del antes mencionado mayo francés que ilustra muy bien la perseverancia y la fuerza para fijar agendas por parte de las izquierdas: seamos realistas, pidamos lo imposible, lo cual queda consignado en la segunda solapa de este libro en una fotografía sumamente ilustrativa. Como expreso en uno de los textos que siguen, esto contrasta abiertamente con muchos de los que se dicen partidarios de la libertad pero al momento de definirse son timoratos y no se animan a exponer lo óptimo pues consideran que hacerlo es “políticamente incorrecto” y de esa forma le corren el eje del debate a pasos agigantados. Lo imposible en este contexto es lo que es al momento políticamente imposible, es lo que Hayek insistía (por ejemplo en El socialismo y los intelectuales) en que hay que convertir en políticamente posible a través del coraje de presentar de modo persuasivo y fundamentado las ideas libe­ rales de fondo. Para el análisis de temas sociales tal vez luego del formi­ dable desarrollo de la teoría subjetiva del valor que tantas aplicaciones ha tenido, el segundo salto cuántico ha sido la elaboración académica de la teoría del ciclo económico y sus muy extendidas consecuencias en el célebre seminario con­ ducido por Ludwig von Mises como un privatseminar en la Cámara Austríaca de Comercio rodeado por intelectuales de la talla de Hayek, Haberler, Machlup, Morgenstern, Schültz, Rosenten-Rodan, von Strigil, Voegelin y Winternitz. Esto an­ tes que Mises fuera a enseñar primero al Instituto de Estudios Internacionales de Ginebra y luego a la Universidad de New York (financiada esta cátedra por los prominentes empresa­ rios Lawrence W. Fertig y Harlod W. Luhnow, este último a través del Volker Fund).

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En nuestro caso, algunos ejemplos de temas de fondo que es necesario debatir en todos los foros posibles son los si­ guientes, ahora expuestos muy telegráficamente pues los he tratado en extensos escritos en diversas oportunidades. La importancia vital de abrir el proceso educativo a la competen­ cia sin la existencia de ministerios de educación o de cultura que se arroguen la facultad de dictaminar sobre estructuras curriculares exento de instituciones estatales que inexorable­ mente perjudican a los más pobres que se hacen cargo de los costos debido a la contracción de inversiones por parte de los contribuyentes de jure.

En este plano educativo resulta esencial abrir las puertas para incentivar el cuestionamiento, la critica y la discusión por parte de los estudiantes y un punto crucial estriba en mostrar las ventajas del pensamiento lateral, es decir, como tantas ve­ ces ha explicado Edward de Bono, mirar la información desde otros costados: el pensamiento vertical es la lógica “permite ca­ var más hondo en el mismo hoyo” pero el lateral requiere ima­ ginación e ideas autogeneradas para hurgar en otros hoyos en otros lugares, es decir, el descubrimiento, la creatividad. Como indica de Bono “En la era donde las computadoras realizan ta­ reas notables y diversas funciones que muchas veces reempla­ zan el trabajo humano, es fácil olvidarse que por más sofistica­ da que sea una computadora no puede generar una sola idea nueva. Solamente la admirable mente humana es capaz de ha­ cer ambas cosas: procesar información y crear algo nuevo. La mayor parte de nosotros estamos entrenados en la aplicación de la lógica y las matemáticas a nuestro proceso de pensamien­ to, por ende limitándonos a un tipo de ´pensamiento´ una com­ putadora puede a veces hacer más fácilmente” (en New Think, NY, Avon Books). Lo nuevo, por ejemplo, la idea del orden es­ pontáneo no puede surgir de la computadora, solo de la mente del hombre. La máquina puede desarrollar una conclusión (in­ dagar en el mismo pozo) pero no puede proponer una nueva

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idea distinta de la línea argumental con que fue alimentada, no puede escarbar en otro pozo sin relación a su programa.

La necesidad de liquidar la banca central que cualquiera de los tres caminos que elija para operar, sea expandiendo la base monetaria, contrayéndola o dejándola inamovible, en cualquiera de las tres variantes estará necesariamente distor­ sionando los precios relativos que son los únicos indicadores para asignar recursos eficientemente con lo que la población se empobrece. Es indispensable que la gente pueda elegir los activos monetarios que sean de su preferencia sin la imposi­ ción del curso forzoso.

Es imperioso eliminar todas las embajadas puesto que a di­ ferencia de lo que tenía lugar en la época de las carretas, las comunicaciones y teleconferencias de la actualidad hacen que resulten del todo superfluas las lujosas mansiones, los pasa­ portes diplomáticos y los nutridos séquitos del caso. Deben contarse con mercados laborales libres sin las con­ cepciones fascistas de representaciones coactivas y “agentes de retención” que echan mano al fruto del trabajo ajeno al efecto de liberar recursos humanos y materiales al introdu­ cirse innovaciones tecnológicas que incentivan a los empresa­ rios a sacar partida de nuevos arbitrajes para lo cual requie­ ren capacitaciones en los nuevos destinos. No tiene sentido mantener a las mal llamadas “empresas estatales” puesto que en toda circunstancia implica asignar los siempre escasos recursos en áreas que no son prioritarias para la gente y si se constituyen las que demanda la población resulta superflua la intervención con el consiguiente ahorro en gastos administrativos en un contexto donde no cabe la impostura de jugar al empresario que siempre es arriesgando fondos propios, lo cual naturalmente empeora si la “empresa” en cuestión arroja déficit.

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Es del caso prohibir la deuda gubernamental externa ya que se traduce en comprometer patrimonios de futuras generacio­ nes que ni siquiera han participado en el proceso electoral para elegir al gobernante que contrajo la deuda y abandonar un su­ puesto correlato con el endeudamiento privado.

En el poder Ejecutivo habría que eliminar todos los ministe­ rios y convertir en secretarias a relaciones exteriores, defensa, interior y una vinculada a las finanzas públicas todas trabajan­ do en la casa de gobierno al efecto de poder vender todos los inmuebles que hasta el momento albergan esas y otras muchas reparticiones que habría que liquidar.

En el ámbito del poder Legislativo se deberían reducir drásticamente la representación en diputados y volver a un senador por provincia y en ambas cámaras que todos traba­ jen tiempo parcial con severas limitaciones temporales para legislar restringidos al presupuesto y a la estricta protección a los derechos de las personas.

La estructuración de las cargas tributarias debiera apuntar a la eliminación de todos los gravámenes excepto el impuesto al valor agregado con una alícuota mínima con base amplia al efecto de aprovechar en sistema de impuestos a cargo e im­ puestos a favor que reducen controles y un impuesto territo­ rial que alcance a quienes no viven en el país pero que debe cuidarse su propiedad siempre proporcional y nunca progre­ sivo que como es sabido constituye un gravamen regresivo y todo con carácter local y nunca imponiendo tributos a nacio­ nales que generan rentas en el exterior ya que excede la obli­ gación de protección de los gobiernos locales. La eliminación de todos los aranceles y tarifas aduaneras para aprovechar las ventajas de gastos menores por unidad de producto y liberar factores productivos para atender otras necesidades junto con el bloqueo a empresarios prebendarios que pretenden obtener ganancias a costa de sus semejantes en alianzas inaceptables con el poder político de turno.

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Introducir un genuino federalismo donde las provincias no solo administren sus recursos sino que coparticipen al go­ bierno central para la justicia federal, relaciones exteriores y defensa y así estimular incentivos para que los gobiernos provinciales reduzcan la presión impositiva al efecto de evitar que la gente se mude de provincia y para atraer inversiones con lo que simultáneamente se verán forzados a reducir el gasto público.

Es urgente reformar el mal llamado “sistema de seguri­ dad social” en verdad sistema de inseguridad antisocial que para cualquiera que haya explorado algo de análisis actua­ rial se percata que ese sistema de reparto obligatorio estafa a los pensionados que han aportado durante su vida activa para recibir mendrugos. Hay quienes sostienen la aberración de que si los aparatos estatales no obligan a preveer para la vejez no se hará sin tener en cuenta los ejemplos de inmi­ grantes paupérrimos que llegaban a costas desconocidas con una mano atrás y otra adelante y ahorraban de sus trabajos para adquirir departamentitos y terrenitos que luego fueron esquilmados por demagogos que instauraron el referido sis­ tema vergonzoso. El fruto del trabajo ajeno es sagrado y cada uno debería darle el destino que considere mejor.

En la jurisdicción de la Justicia debiera fortalecerse el siste­ ma de árbitros privados sin ninguna limitación para generar procesos abiertos y competitivos en el descubrimiento del de­ recho y no como resultado del diseño y la ingeniería social. En cuanto a las cárceles debieran privatizarse en cuyo contexto el delincuente trabaja para resarcir a la víctima y para financiar su alojamiento y no dejar desamparada a la víctima y además imponer cargas fiscales a toda la sociedad para mantener cri­ minales. En lugar de debatir acerca de cómo debiera ser la distribución de la pauta oficial entre los medios, es indispensable borrar la posibilidad de una agencia estatal de noticias. De modo equiva­

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lente, en lugar de objetar los procedimientos estadísticos de una repartición oficial en la materia debe disolvérsela y permitir la competencia y las auditorias cruzadas para proveer de las esta­ dísticas que el mercado demande.

Como tantas veces he escrito, es indispensable reafirmar que el voto es un derecho y no una obligación en el contexto de la eliminación de las llamadas listas sábanas y equivalentes para sustituir por sistemas compatibles con el sistema repu­ blicano para que se resulte claro que el proceso electoral es el aspecto formal de la democracia y su aspecto sustancial es la protección de los derechos individuales. Este libro incluye una selección durante el último año de mis columnas, más bien ensayos cortos debido a la extensión en general de los mismos y un post-scriptum con cinco traba­ jos. En primer lugar mi ensayo titulado “Socialismo de merca­ do” (Libertas, Número 27, Año XIV, octubre de 1997), un tema sobre el que también en su momento se aprobó (con 10) mi tesis doctoral en economía en la Facultad de Ciencias Econó­ micas y Sociales de la Universidad Católica Argentina titulada “Influencia del socialismo de mercado en el mundo contem­ poráneo: una revisión de sus ejes centrales” y la publicación de un libro titulado Socialismo de mercado. Ensayo sobre un paradigma posmoderno (Rosario, Fundación Libertad y Edi­ tora Ameghino).

En segundo lugar mi ensayo sobre los papeles antifede­ ralistas tema muy poco conocido y que se publicó por vez primera en el mundo hispanoparlantes, titulado “Los pape­ les antifederalistas” anticipado primero en un extracto en mi artículo en la sección cultural de La Nación de Buenos Aires (mayo 7, 1989) y luego en el ensayo mencionado (Libertas, No. 10, Año VI, mayo de 1989, en edición sobre historia pre­ parada por Ezequiel Gallo). Luego dos trabajos que ya se han publicado en otros lados pero que ambos llevan ahora sendas notas finales para alu­

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dir a aspectos no contemplados en su publicación original. Se trata de los ensayos respectivamente titulados “¿Es posible el gobierno limitado?” para abrir un debate paralelo a los temas antes referidos y preparar así el camino cuando la evolución cultural lo permita. Aunque hoy es prematura su posible apli­ cación puesto que la discusión sobre los temas abordados no se ha pulido lo suficiente a pesar de la suculenta bibliografía disponible. Este ensayo fue publicado en la revista académi­ ca Procesos de Mercado. Revista Europea de Economía Política (Madrid, Volumen XIV, Número 2, Otoño 2017) a la que ahora agrego una nota final. Esta línea de investigación la comencé a trabajar en mi libro Hacia el autogobierno. Una crítica al poder político (Buenos Aires, EMECÉ Editores, 1993) continuada en “Toward a Theory of Autogovernment” publicado en Values and the Social Order. Voluntary versus Coercitive Orders (Hong Kong, Avebury-Ashgate Publishing Limited, 1997, G. Radnitzky ed.)

Y un ensayo publicado en la Revista de Economía y Derecho de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (Lima, Volu­ men 6, Número 22, Otoño de 2009) titulado “Una refutación al materialismo filosófico y al determinismo físico” donde tam­ bién agrego una nota final -esta vez bibliográfica- que tampoco ha sido publicada en su versión original. En este caso, al contra­ rio del ensayo anterior es un tema que debiera ser compartido por todos los que adhieren a la tradición de pensamiento liberal puesto que alude a la quintaesencia de la libertad. Este ensayo es uno de los varios en el que me referí al asunto mencionado, manteniendo la tesis central pero siempre con nueva bibliogra­ fía y alguna variante menor, así se publicó principalmente en México (en la Revista de Investigaciones Jurídicas de la Escuela Libre de Derecho, Año 33, Número 33, 2009), en Argentina (en los Anales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Po­ líticas, Tomo XXXVI, 2009) y en la Revista Cuadernos de la Universidad en la Universidad Nacional de Cuyo (Número 43, Año XXXIV, 2010 que remite a la Universidad -también mendocinadel Aconcagua publicada el año anterior), en España, en La Ilus-

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tración Liberal. Revista española y americana (Madrid, Número 41, Otoño de 2009) y en Guatemala en el libro Facetas liberales. Ensayos en honor a Manuel F. Ayau (Editorial de la Universidad Francisco Marroquín, 2011). Por último, un apunte muy corto que se reproduce en inglés -el idioma en que fue publicado originalmente- (en Gulf Islands Review. A Journal of Ideas on Economic, Historical and Political Debate, Miami, Fla., Primer Cuatrimestre de 2010) sobre el im­ portante asunto de las situaciones extremas, titulado “David Miller and Life Boats Situations: a Note”.

Antes del post-scriptum y al final de la selección de textos reitero uno ya publicado anteriormente (en mi libro El poder corrompe) pero que el editor me sugirió repitiera aquí debido a lo que viene ocurriendo en el terreno bancario y monetario. Se trata de “Origen, corrupción y enmienda del signo monetario”. Por otra parte, hay aspectos puntuales que estimo se hace necesario clarificar de modo especial para expandir los textos de este libro. En este sentido para diferentes facetas de la idea de libertad sugiero se vea mi ensayo “Once more: An Interpre­ tation of Mill´s Essay on Liberty” (en Meditaciones para meditar, Madrid, Unión Editorial y Panamá, Ediciones Sociedad Abierta, 2012), para una discusión a fondo de los sistemas monetarios y bancarios sugiero se vea mi libro Jean Gustave Courcelle-Seneuil (Santiago de Chile, Universidad del Desarro­ llo, 2010), para el rol de la tasa de interés en la evaluación de proyectos sugiero se consulte mi Fundamentos de análisis económico (doce ediciones, 1972/2011, Segunda Parte, Sección VII, Apartado 35), para la trascendencia de la inmigración y los medios para el combate al terrorismo véase mi Estados Unidos contra Estados Unidos inaugurado por el Fondo de Cul­ tura Económica 2008 y reeditado por Unión Editorial de Ma­ drid en 2013 y respecto a las drogas alucinógenas para usos no medicinales sugiero hurgar en mi libro La tragedia de la drogadicción. Una propuesta (Ediciones Lumiere, 2006).

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Algunos de mis libros tratan de investigaciones referidos a un solo tema y otros son recopilaciones de columnas que muestran el abanico de temas que abarca el liberalismo, es de­ cir, la filosofía del respeto recíproco. Como en casos anteriores, espero esta selección resulte de interés a los lectores al efecto de fortalecer los fundamentos del espíritu liberal para lo cual es indispensable dedicar tiempo y energías a estudiar y difundir ideas de fondo con propuestas que abran horizontes y no per­ derse en coyunturas que no permiten salir del marasmo.

Todos mis textos están inspirados por lo que tan extraordi­ nariamente expresa Vladimir Nabokov en su magistral Curso de literatura rusa: “Es el derecho a criticar el don más valioso que la libertad de pensamiento y de expresión puede ofrecer.” Y también he tenido siempre presente una lección de modestia que escuché por primera vez de uno de mis profesores en el co­ legio al que por entonces atendía en Washington DC referida a la indispensable conciencia del propio desconocimiento. Aquel profesor ilustró la idea dibujando dos círculos en el pizarrón de distinta circunferencia para poner de manifiesto el mayor y el menor conocimiento y nos dijo que todo cuanto estaba fuera de esos círculos -uno de mayor y otro de menor radio- representa­ ba la ignorancia y a continuación nos invitó a que prestáramos atención al hecho de que cuanto mayor es el conocimiento ma­ yor es la conciencia de lo mucho que se desconoce.

Reitero en esta oportunidad que las ideas no se venden. En la comercialización de un producto no se necesita explicitar su proceso productivo, sería perder tiempo en datos irrele­ vantes. Solo es requisito que el comprador entienda las venta­ jas del uso que ofrece el bien en cuestión. Sin embargo, con las ideas ocurre un proceso de naturaleza muy distinta: a menos que se trate de un fanático que todo lo acepta sin indagar ni cuestionar, generalmente el receptor demanda la explicación, fundamentación y genealogía de la idea que se trasmite. Esto no quiere decir que la trasmisión de la idea debe descuidar su

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presentación, muy por el contrario debe pulirse para la ade­ cuada recepción, pero no hay venta propiamente dicha hay eso si comunicación lo más rigurosa posible.

Como he consignado tantas veces, el mundo tendría otra fisonomía si todos los que se dicen partidarios de la libertad contribuyeran a lograr el objetivo en lugar de proceder como si estuvieran en una enorme platea mirando el escenario para que desde allí les resuelvan lo problemas. Estos sujetos ac­ túan como si no estuvieran directamente interesados en que se los respete. Todos, no importa a que se dediquen, necesitan para vivir el respeto del prójimo pues los destruye la invasión a sus vidas, sus libertades y sus propiedades. Tal vez nadie haya resumido mejor el punto que Albert Einstein al afirmar que “el mundo es un lugar peligroso para vivir, no debido a las personas malvadas sino por las personas que no hacen nada al respecto” o lo reiterado por Edmund Burke en cuanto a que “todo lo que se necesita para que las fuerzas del mal se apode­ ren del mundo es que haya un número suficiente de gente de bien que no haga nada.” Hace dos años cumplí medio siglo en la cátedra universi­ taria (la primera fue de finanzas públicas en el segundo se­ mestre de 1968, a mi vuelta de EEUU) lo cual me permitió incorporar valiosos conocimientos, no solo a través del estu­ dio sino que como he repetido muchas veces no hay ningún procedimiento mejor para aprender que enseñar si se recu­ rre a los fértiles métodos socráticos que estimulan a los es­ tudiantes a cuestionar, interrumpir y debatir. Por este motivo aprovecho la oportunidad para agradecerles a mis ex alum­ nos porque además de lo dicho, el tomar exámenes durante lo que ahora son cincuenta y dos años me permitió adquirir cierta habilidad para detectar la personalidad de quienes he conocido en las más diversas circunstancias.

También y en relación con la enseñanza, esta vez en la es­ peranza que el día que ya no esté en esta tierra haya quie­

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nes quieran mantener contacto conmigo vía la lectura de mis escritos, en cuyo contexto cito unos versos del gran Miguel de Unamuno: “Cuando me creías más muerto/retemblaré en vuestras manos./Aquí os dejo mi alma -libro,/ hombre- mun­ do verdadero./ Cuando vibres todo entero/ soy yo, lector, que en ti vibro.”

Para ir cerrando, estimo oportuno reiterar aquí lo que con­ signo en uno de mis textos que siguen. Se trata de un pensa­ miento sabio de William Faulkner que aparece en un repor­ taje que le concedió a Jean Stein en 1956 aquél Nobel de lite­ ratura de 1949, el maestro de la narrativa con visos cinema­ tográficos, de los diálogos interiores, del hábil manejo de los narradores, de las frases largas y de la lúcida administración del tiempo y los flash-backs. La reflexión es como sigue: “Nun­ ca hay que estar satisfecho con lo que se hace. Nunca es tan bueno como podría serlo. Siempre hay que soñar y apuntar más alto de lo que es posible hacer. No hay que preocuparse simplemente por ser mejor que los contemporáneos o que los predecesores. Hay que tratar de ser mejor que uno mismo”. Precisamente en esta misma línea argumental, es oportu­ no enfatizar que la tradición de pensamiento liberal debe es­ tar permanentemente sujeta a escrutinio (para el caso todas las corrientes intelectuales lo están). Pero tenemos que construir sobre el balance neto que dejan los distintos autores y no detenernos excesivamente en sus errores, puesto que to­ dos erramos. Mañana se señalarán nuestros equívocos. Es in­ admisible que actuemos como si estuviéramos pontificando desde la perfección. Mises apoyaba el servicio militar obliga­ torio, el “primer Hayek” sostenía que es función indelegable del gobierno manejar la moneda, Popper proponía censurar ciertos programas televisivos, Rothbard era partidario del aborto, John Stuart Mill no comprendía que producción/dis­ tribución constituye la cara y la contracara del mismo proceso y así sucesivamente con grandes maestros (salvando las dis­ tancias, yo era partidario de prohibir las drogas alucinógenas

MALDITA COYUNTURA

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para usos no medicinales, mis alumnos en la UBA me hicieron ver el error garrafal). La receta de Faulkner es muy recomen­ dable: antes que nada mejorarnos a nosotros mismos.

En este sentido, destaco especialmente todo lo que le debo por la inmensa bondad y reconfortante comprensión de Ma­ ría con quien llevamos 55 años de casados. Desde que nos pu­ simos de novios cuando ella tenía 17 años hemos trabajado juntos en alimentarnos y trasmitir a nuestros hijos, nietos y el prójimo al que tuvimos acceso el capital más trascendente de cuantos son posibles, es decir, los valores del respeto recí­ proco y del autorrespeto y en la medida de lo posible el auto­ perfeccionamiento para así contribuir a ser mejor tal como aconseja Faulkner, y esforzarnos por poner nuestro granito de arena para que cuanto nos rodea resulte un poco mejor desde que nacimos hasta finiquitar nuestra vida terrenal.

No quiero terminar estas palabras introductorias sin desta­ car lo mucho que le debo a mi padre por la comprensión de los fundamentos de la tradición de pensamiento liberal. En mis dos doctorados nunca escuché algo medianamente razo­ nable sobre esa tradición, fue gracias a su infinita paciencia en mostrarme “otros lados de la biblioteca” que pude zafar de los estatismos que se proclamaban a los cuatro vientos. Mi pa­ dre comenzó su faena de adentrarse en la literatura liberal en 1942 en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires estudiando y debatiendo la primera edición en castellano por el Fondo de Cultura Económica de la obra de Gottfried Haberler titulada Prosperidad y Depresión (conservo ese ejemplar marcado y glosado por mi padre como uno de mis mejores recuerdos). Esas reuniones las mantenía con Carlos Luzzetti (que luego completó sus estudios en la Universidad de Oxford), William L. Chapan, mucho más adelante colega con mi padre en la Academia Nacional de Ciencias Económicas, Deca­ no de la referida Facultad de la UBA y en ese carácter receptor de la propuesta de mi padre de traerlo a Ludwig von Mises en 1959 a pronunciar conferencias en esa casa de estudios (tuve el

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privilegio que Unión Editorial de Madrid me invitara a prologar la última edición de esas célebres seis conferencias en el Aula Magna de la referida facultad), dos años después de que mi pa­ dre fundara el benemérito Centro de Estudios sobre la Libertad en 1957, y el cuarto participante José Santos Gollán (h) que mu­ cho más adelante sería Decano de la Facultad de Filosofía y Le­ tras también de la UBA. Esos cuatro integraban el seminario fi­ nalmente denominado “de los Austríacos” con cierta sorna por parte de colegas pues en el referido libro descubrieron la teoría del ciclo expuesta por Mises y Hayek que explicaba Haberler. El Centro trajo a muchos profesores de gran valía a disertar a Buenos Aires, publicó numerosos libros, editó la revista “Ideas sobre la Libertad” y financió los estudios de jóvenes a estudiar a Estados Unidos (en no pocas oportunidades con el propio pe­ culio de mi padre). Fue mi mejor amigo y como ha consignado Cicerón amicus est tanquam alter idem. ABL (h) Colonia del Sacramento, junio de 2020

REFORMA POLÍTICA, RELATIVISMO Y LA TECNOLOGÍA