Ejercicios #8 - Signos de Puntuación

EJERCICIOS 1. Identifica las oraciones con uso correcto de los signos de puntuación. I. La obra, será analizada; leída

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EJERCICIOS 1. Identifica las oraciones con uso correcto de los signos de puntuación.

I.

La obra, será analizada; leída e interpretada.

II.

Al entrar deben saludar; al salir, despedirse.

III. Quienes acaben rápido; podrán salir. IV. Efectivamente, de tal padre, tal hijo.

A. I y II B. II y III C. I y IV D. II y IV E. solo II

2. Identifica la alternativa que denota correcto empleo de los signos de puntuación. A. José, compró libros, revistas, pero, Elsa siempre frívola, prefirió aretes. B. José, compró libros, revistas; pero Elsa siempre frívola, prefirió aretes. C. José compró: libros, revistas, pero, Elsa siempre frívola, prefirió aretes. D. José compró libros, revistas; pero Elsa, siempre frívola, prefirió aretes. E. José compró: libros, revistas; pero, Elsa, siempre frívola prefirió aretes.

3. Identifica los signos que requiere el siguiente enunciado. En efecto el ministro ante las insistentes preguntas lo expresó por cada mil habitantes cinco sufren de cáncer. A. dos comas y un punto y coma B. tres comas y dos puntos y coma C. dos puntos y dos punto y coma D. dos puntos y cuatro comas E. dos puntos, un punto y coma y una coma

4. Qué secuencia de signos le corresponde a la siguiente oración. Antiguamente los libros eran medios de entretenimiento ahora en cambio los jóvenes prefieren el chat el Twitter y el Facebook. A. , ; , , , B. , , , ; , C. , ; , ; , D. : , , , ; E. ; , , ; ,

5. Identifica la opción con una puntuación correcta. A. “Pronto habrá mejorías”: dijo la vendedora. B. Revisó su mochila y sus bolsillos y, salió rápido. C. Juan, trajo separatas y exámenes; Luis, boletines. D. Compró: la Ilíada, Edipo rey y Hamlet. E. Claro; Carrillo, la Culebra, juega en la liga profesional.

Identifica qué signos de puntuación se requieren en los textos propuestos.

Querido amigo: Su carta me ha emocionado porque a través de ella me he visto yo mismo a mis catorce o quince años en la grisácea Lima de la dictadura del general Odría exaltado con la ilusión de llegar a ser algún día un escritor y deprimido por no saber qué pasos dar por dónde comenzar a cristalizar en obras esa vocación que sentía como un mandato perentorio escribir historias que deslumbraran a sus lectores como me habían deslumbrado a mí las de esos escritores que empezaba a instalar en mi panteón privado Faulkner Hemingway Malraux Dos Passos Camus Sartre

Querido amigo Tiene usted razón Mis cartas anteriores con sus vagas hipótesis sobre la vocación literaria y la fuente de donde brotan los temas de un novelista así como mis zoológicas alegorías —la solitaria y el catoblepas— pecan de abstractas y tienen la incómoda característica de ser inverificables De modo que ha llegado el momento de pasar a cosas menos subjetivas más específicamente enraizadas en lo literario Hablemos pues de la forma de la novela que por paradójico que parezca, es lo más concreto que ella

tiene ya que es a través de su forma que una novela toma cuerpo naturaleza tangible Pero antes de zarpar por esas aguas deleitables para quienes como usted y yo amamos y practicamos la artesanía de que también están hechas las ficciones vale la pena dejar establecido lo que usted sabe de sobra aunque no esté tan claro para muchos lectores de novelas que la separación entre fondo y forma (o tema y estilo y orden narrativo) es artificial solo admisible por razones expositivas y analíticas y no se da jamás en la realidad pues lo que una novela cuenta es inseparable de la manera como está contado Esta manera es lo que determina que la historia sea creíble o increíble tierna o ridícula cómica o dramática Desde luego es posible decir que Moby Dick refiere la historia de un lobo de mar obsesionado por una ballena blanca a la que persigue por todos los mares del mundo y que el Quijote narra las aventuras y desventuras de un caballero medio loco que trata de reproducir en las llanuras de la Mancha las proezas de los héroes de las ficciones caballerescas Pero ¿alguien que haya leído aquellas novelas reconocería en esa descripción de sus “temas” los infinitamente ricos y sutiles universos que crearon Melville y Cervantes? Naturalmente que para explicar los mecanismos que hacen vivir una historia se puede hacer esta escisión entre tema y forma novelesca a condición de precisar que ella no se da nunca por lo menos no en las buenas novelas —en las malas en cambio sí y por eso es que son malas— donde lo que ellas cuentan y el modo en que lo hacen constituye una indestructible unidad Esas novelas son buenas porque gracias a la eficacia de su forma han sido dotadas de un irresistible poder de persuasión.