Dostoievski-Demonios-ensayo

Universidad Central de Venezuela Facultad de Humanidades y Educación Escuela de Letras – Seminario de Teoría Literaria V

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Universidad Central de Venezuela Facultad de Humanidades y Educación Escuela de Letras – Seminario de Teoría Literaria VictorVizcuña. C.I. 20415369 Demonios:una aproximación a la Rusia decimonónica desde la ficción. Resumen: Entre las distintas perspectivas de análisis aplicables aDemonios(1872) de Dostoievski una de las posibilidades que se evidencian es abordar dicha novela desde el hecho trágico. El modelo de tragedia descrito en términos aristotélicos lleva al reconocimiento de ciertas características en esta novela, entre las que se pueden resaltar sus implicaciones políticas (como hecho concerniente a una polis), la presencia del coro, yla hybris de sus personajes que en algunos casos podría producir catarsis y anagnórisis. Todos estos elementos matizados desde la ficcionalización de un hecho histórico, y que da como resultado el retrato de una época cargada de movimientos políticos y filosóficos que constituyeron un periodo de la Rusia del siglo XIX y su devenir en tiempos posteriores. La lectura planteada es la imbricación entre el hecho histórico de la muerte de Ivan Ivanov (1869) y la muerte de Shatov en la novela de Dostoievski.

El contexto histórico: Las ideas liberales gestadas por Los decembristas, su sublevación fallida contra el zar Nicolás I en 1825 y la revolución francesa de 1848 en la que abdicó Luis Felipe I para dar paso a la Segunda República Francesa, además de las aportaciones de pensadores como Fourier, y Feuerbach ( en los que posteriormente se interesaron grupos como El Círculo Petrashevskidel que Dostoievski formó parte en su juventud), Hegel,Bielinski, Proudhon, entre otros, que sirvieron de soporte ideológico a algunos de los exponentes del socialismo ruso del XIX que se centraba en la noción de la obshchina (forma tradicional del campesinado ruso); entre ellosHerzen(1812–1870), considerado el padre del socialismo agrario, creador de la primera teoría socialista adaptada a la realidad rusa del XIXy propulsor del populismo ruso o narodnichestvo; y Kireevsky, que asume a la obshchina como la quintaescencia de lo ruso y reserva espiritual del cristianismo ortodoxo. La diferenciación entre socialismo utópico y socialismo científico (El manifiesto comunista de Marx y Engels hizo su aparición en 1848) da espacio para hablar de hombres como Chernyshevskii, considerado miembro del movimiento nihilista de la década de 1860, que define Orshchina como instrumento de política económica frente a las visiones de «reserva espiritual» de los eslavófilos o de «reserva revolucionaria» de Herzen. Esta postura presenta la diferenciación entre occidentalistas y eslavófilos asociada a esta divergencia de opinión con respecto a la Orshchina.

Factores como la emancipación de los siervos (1861) y un cierto vínculo con el nihilismo ruso dieron cabida a manifestaciones del populismo ruso, en donde influyeron ideológicamenteHerzen con Imprenta Rusa Libre (Londres 1853) y Kólokol (1857); Chernyshevskii y su novela ¿Qué hacer?(1863) -posterior influencia en el marxismo ruso de Lenin- ; Bakunin con Dios y el Estado (1871) y Estatismo y anarquía(1873). Textos en los que se podían ver posturas basadas en el anti-zarismo, proponiendo el fin a la autocracia por medio de la violencia si era necesario; y posturas anarquistas, antiestatistas y anticapitalistas tomando como punto de partida el comunismo para la transformación de la sociedad rusa al socialismo. En el movimiento populista el nihilismo y el anarquismo tuvo gran influencia con hombres como Pisarev: «Pisarev preguntaba, sin bromear, si se puede matar a la propia madre, y contesta: “¿Y por qué no, si lo deseo y si me parece útil?”» (Camus. El hombre rebelde); Bakunin: “Todas las religiones, con sus dioses, sus semidioses y sus profetas, sus Mesías y sus santos, han sido creadas por la fantasía crédula de los hombres, no llegados aún al pleno desenvolvimiento y a la plena posesión de sus facultades intelectuales.” (Dios y el estado.Bakunin); y muy cercano a este último, el joven Sergei Nechaiev, co-autor del “Catecismo del revolucionario" (1868) y descrito por Bakunin en los siguientes términos: “Poco a poco ha llegado a convencerse de que para fundar una sociedad indestructible hay que tomar como base la política de Maquiavelo y adoptar el sistema de los jesuitas; para el cuerpo, sólo la violencia; para el alma, la mentira”. Es Nechaiev el promotor y autor de la muerte del estudiante I. Ivanov, hecho en el que está inspirada la novela Demonios. La construcción de la novela: Dostoievski, más allá de señalar a los máximos exponentes del socialismo ruso logra recrear el espíritu de una época, la forma en que esas nuevas ideas llegaron a calar en distintos grupos de la población, las repercusiones sociales y culturales de las mismas a modo de vaticinio para las generaciones posteriores. Partir del hecho histórico representado por la muerte de Ivanov para llegar a englobar todo el espíritu del movimiento izquierdista ruso es una tarea loable. Los recursos narrativos para distender y construir la historia son ejemplares: el uso de un narrador testigo que por medio de la retrospección, va contando la historia de forma fragmentada, añadiendo detalles de eventos y situaciones en las que participó y de los que tuvo razón por terceros. Construye así ciertos caracteres, el ánimo de una ciudad, las valoraciones y puntos de vista de sus habitantes. El matiz trágico se encuentra representado en la exteriorización de la problemática de esta polis, expresada desde rumores y comentarios recogidos por Anton Lavrentyevich y por la aparición de las voces de personajes representativos de la novela, que por momentos desplazan a la figura de este narrador testigo. Es este modo discursivo el que permite hacer pensar en el coro de una tragedia desde su peculiaridad, pero la esencia de la tragedia en esta novela trasciende al modo y también se puede ver en la disposición y el carácter de los personajes.

El fanatismo de Los nuestros: No creían sino en la razón y el interés. Pero en vez del escepticismo, eligen el apostolado y se hacen socialistas. En eso está su contradicción. Como todos los espíritus adolescentes sentían al mismo tiempo la duda y la necesidad de creer. (El hombre rebelde. Camus) La casa de Virginski y la excusa de la celebración del día de su santo fueron los factores que propiciaron la reunión de un grupo heterogéneo de personajes: El ama de la casa, ArinaProhorovna, descrita como Madame Virginska, una comadrona conocida en el pueblo; la hermana de Virginski, descrita como una joven estudiante y nihilista; el comandante tío de la joven Virginskaya. Stavrogin y Verhovenski como cabecillas de la reunión; Liputin el fourierista dado al trabajo policial; Virginski, el hombre hogareño y autodidacta influenciado por las ideas progresistas que llegaban por medio de las tres mujeres que vivían con él: “Lo sacaban todo de los libros, y al primer rumor que llegaba de cualquier grupo progresista de Petersburgo o Moscú estaban dispuestas a echarlo todo por la ventana si así se lo aconsejaban.” También estaba Shigaliov, otro fourierista filántropo, con una idea para la solución al problema social; Liamshin, descrito como el judío pianista que animaba las reuniones y que a veces se pasaba de tragos; Tolkachenko, con su amplio conocimiento del pueblo ruso, en especial de pícaros y ladrones. Estaba el hijo del alcalde; dos o tres maestros y dos o tres oficiales del ejército; el seminarista holgazán que había ayudado a Liamshin a poner unas fotografías obscenas en la bolsa de una vendedora de Biblias; un pariente de Virginski que en sus años mozos había colaborado repartiendo publicaciones de Kólokol, y que, “aunque había tenido miedo hasta de abrirlos, habría considerado vergonzoso negarse a repartirlos“; un joven estudiante cabecilla de un grupo independiente de conspiradores; Shatov, el defensor de la idea de Rusia como pueblo escogido por Dios y Kirillov, el ingeniero ateísta que “Ya empezó su estudio y está escribiendo un curioso artículo sobre las causas del número creciente de suicidios en Rusia y, más generalmente, sobre las causas del aumento o disminución en el número de suicidios en la sociedad.” Una gran facción del pensamiento ruso del siglo XIX está condensada en los personajes esta reunión, distendida en los temas tratados en ella – como la abolición de la familia y el tema de la invención de Dios (recurrente en Bakunin), las teorías foureristas reformuladas (discutidas por el Círculo Petrashevski), el invento del feminismo; un intento democrático de votación que termina en el grito que arrastra y decide por los que no tienen voz; la sublevación de los estudiantes, entre otros- y además se podía apreciar por medio de rumores que daban cierta carga a personalidades como la de Piotr, que era considerado como un emisario llegado del extranjero con plenos poderes o el pariente de Virginski y su trabajo de prosélito asociado a las tendencias de Herzen. “Eran la flor y nata del «liberalismo» más radical de nuestra antigua ciudad y habían sido cuidadosamente escogidos por Virginski para esa «reunión».” (Demonios). Salen a flote en esta reunión ciertas contrariedades producidas por las variadas opiniones con respecto a un mismo tema, esas tendencias que para la época zarista constituían las nuevas

ideas y la condición utópica-cientificista de algunas de ellas. Una de las más significativas, la shigalevshchina, que puede verse como la ficcionalización – quizás un tanto exacerbada- de la condensación de la idea utópica de la comuna fundamentada en la Orshchina de los eslavófilos con la postura racionalista de los occidentalistas. …su libro, donde propone, como solución definitiva del problema, la división de la humanidad en dos partes desiguales. Una décima parte recibe libertad personal y un derecho ilimitado sobre las nueve décimas partes restantes. Éstas últimas deberán perder toda individualidad y convertirse en una especie de rebaño, y, mediante su absoluta sumisión, alcanzarán, tras una serie de regeneraciones, la inocencia original, algo así como en el Paraíso terrenal. Tendrán, sin embargo, que trabajar. Las medidas propuestas por el autor para privar de voluntad a nueve décimas partes del género humano y convertirlo en un rebaño mediante la reeducación de generaciones enteras son muy dignas de nota, muy lógicas, y están basadas en datos tomados de la naturaleza. Puede uno no estar de acuerdo con algunas de sus conclusiones, pero no cabe dudar de la inteligencia y los conocimientos del autor. (Demonios)

La propuesta de solución definitiva fundamentada desde el altruismo de Shigaliov incluye en sí el tan mitificado y utópico Paraíso terrenal ruso – la orshchina – y a su vez se suman los datos tomados de la naturaleza, las medidas de control, los modelos socioeconómicos aplicables para hacer posible la regeneración y obtener la inocencia original. Parece característico en este tipo de discursos el tono de imposición, “Despotismo o socialismo: no hay otra elección” (Herzen), y cierta tendencia en las propuestas que abogan por libertades y que terminan haciendo más marcadas las diferencias sociales. “Un fuerte poder dictatorial…, un poder rodeado de partidarios, iluminado por sus consejos, fortalecido con su libre colaboración, pero que no esté limitado por nada ni por nadie.” (Bakunin). Mis propios datos me tienen perplejo, y mi conclusión contradice directamente la idea que me sirvió de punto de partida. Partiendo de la libertad sin límites llego al despotismo ilimitado. Debo añadir, sin embargo, que no puede haber más solución que la mía al problema social. (Demonios) La solución de Shigaliov es la utopía, más su aplicación parece estar un poco más cerca a la realidad. El fanatismo como punto de partida para comprender a estos personajes que se encuentran en un estado de exaltación constante, que parecen dirigirse al precipicio vendados por sus posturas, movidos por una especie de necesidad de mostrarse a los otros y convencerles – convenciéndose a sí- de la idea masticada del socialismo. Es quizás esta la hybris en Demonios, ésta que llevará a gran parte de sus personajes al hecho trágico después de su ingreso en la organización. En sí misma, toda idea es neutra o debería serlo; pero el hombre la anima, proyecta en ella sus llamas y sus demencias; impura, transformada en creencia, se inserta en el tiempo, adopta figura de suceso: el paso de la lógica a la epilepsia se ha consumado… Así nacen las ideologías, las doctrinas y las farsas sangrientas. (Breviario de podredumbre. E. Cioran)

La organización: Las tan variadas opiniones y temas tratados en la casa de Virginski ceden paso a la interrogante que agrupa y organiza de manera simbólica a todas las voces presentes:

“Quisiera saber si los que estamos aquí formamos una especie de sesión, o si no somos más que un conjunto de mortales ordinarios que están de visita. Lo pregunto para gobierno de todos y para no seguir en la ignorancia.” (Demonios). La idea de estar en una sesión, de creerse incluido y comprometido con un ideal que no parece estar totalmente claro para todos los presentes, se convierte en el espacio idóneo para que Piotr pueda mover a una parte del grupo a una sociedad secreta inexistente. La organización se traduce entonces en un espacio imaginario en donde los individuos proyectan sus aspiraciones personales, y al que cargan simbólicamente con su ideología, haciendo esta organización las veces de un ente superior que los rige y del que hay que seguir ciertas instrucciones. “Ya nos lo han dicho —confirmó el cojo—. Sabemos que un dedo misterioso apunta a nuestra hermosa patria como el país ideal para llevar a cabo la gran tarea.” El ente imaginario se materializa con las acciones de estos hombres y pasa de ser –dentro de la novela- una ficción a una realidad fundada en el engaño: “Cada uno de estos cinco activistas había entrado en ese primer grupo con la ferviente convicción de que era sólo uno entre centenares y millares de grupos semejantes diseminados por toda Rusia, todos ellos dependientes de una vasta y clandestina organización central, relacionada a su vez orgánicamente con el movimiento revolucionario general de Europa.”(Demonios) Piotr Verhovenski es la figura central de la idea de la organización: Además de ser hijo del liberal StepanTrofimovich, aparece en la ciudad con antecedentes de prosélito, convence y engaña por medio de rumores a gran parte de los habitantes, se hace una persona notable e influyente, organiza la reunión en casa de Virginski y se hace pasar por un enviado de la gran organización. La vinculación en el pasado con una organización a la que pertenecían Stavrogin, Kirillov, Shatov, Lebiadkin y Piotr. La fogosa influencia que ejercía Stavrogin– que acompaña a Verhovenski - parece seguir viva en las mentes de estos últimos, como una especie de cicatriz que condicionó su forma de pensar y que les sigue haciendo creer en esas ideas. Esto parece dar verosimilitud a la falacia de la organización secreta, además de las destrezas discursivas que despliega Piotr para manipular a los presentes: …les estoy preguntando qué elección hacen: la vía lenta, que consiste en escribir novelas sociales y diseñar sobre el papel los destinos de la humanidad dentro de mil años, mientras el despotismo engulle los bocados suculentos que entrarían por sí mismos en la boca de ustedes por poco esfuerzo que hicieran; o bien la vía rápida, cualquiera que sea, pero que al fin les dejará las manos libres y dará a la humanidad ancho espacio para organizarse socialmente, y no en teoría, sino en la acción. Algunos gritan: «¡Cien millones de cabezas!», lo que puede ser sólo una metáfora; pero ¿a qué viene asustarse si durante esos sueños teóricos el despotismo puede devorar en cien años, no ya ciento, sino quinientos millones de cabezas? Observen que a un enfermo incurable no se lo cura de ningún modo, cualesquiera que sean las recetas que se le escriban en un papel. Antes al contrario, si hay demora, su infección será tal que nos contaminará también a nosotros y corromperá todas las energías sanas con que aún es posible contar, hasta el extremo de que todos acabaremos de mala manera.

Con la promesa de acción y un discurso cargado de imprecisiones que tocan las fibras de estos hombres llenos de ideas revolucionarias, Piotr logra generar y despertar mayor interés por la organización imaginaria, pero el detonante que los termina de empujar es la supuesta posición de conspiradores y la posibilidad de ser delatados. “Pero si usted se enterase de que alguien

quiere matar y robar a otro, a un individuocualquiera, ¿lo denunciaría y avisaría a las autoridades? —Claro que sí. Eso sería sólo un delito común, mientras que lo otro es cuestión política. Nuncaquise ser agente de la policía secreta.” La tensión parece ser manejada a diestra y siniestra por Piotr, cada uno de sus comentarios dirige de cierto modo a los presentes hacia una incertidumbre que sólo él, como enviado especial de la organización, puede resolver. De esta forma los atrapa en la organización e inician con “el modo de acción rápido”, que se traduce en posteriores muestras de populismo panfletario y actos de vandalismo materializado en la difusión de propaganda; la lectura de un discurso llamando a la sublevación de los estudiantes en la fiesta organizada por las autoridades de la pueblo; y el incendio de una parte del barrio originado supuestamente por los obreros de Shpigulin(en el que además fueron asesinados de forma atrozLebiadkin, su hermana y su criada). Acciones que Piotr hará recaer –virtualmente- sobre la cuadrilla de cinco, grupo al que intimidará y llevará a cometer el asesinato del posible y supuesto delator: Shatov:“—Está bien. Voy a abreviar: hemos presenciado escándalos, hemos visto el descontento de la población, hemos asistido y ayudado al colapso de la administración local y, por último, hemos sido testigos oculares del incendio. ¿De qué está usted descontento? ¿No es ése su programa? ¿De qué puede acusarnos?” Todos estos acontecimientos pueden ser retribuidos a Piotr, pero ¿son todos ellos por una causa común? ¿Por la organización? Verhovenski no es más que un hombre arrastrado por las ansias del poder que hace una reformulación del Shigalevismo. Cada miembro de la sociedad espía a los demás y está obligado a delatarlos. Uno para todos y todos para uno. Todos esclavos e iguales en la esclavitud. En casos extremos, calumnia y asesinato, pero ante todo igualdad. Como primera providencia se rebaja el nivel de la educación, la ciencia y el talento. Un alto nivel de ciencia y educación vale sólo para mentes excepcionales, ¡y las mentes excepcionales están de más! Las mentes excepcionales han alcanzado siempre el poder y han sido déspotas. A Cicerón había que dejarlo mudo, a Copérnico dejarlo ciego, a Shakespeare apedrearlo (¡ahí tiene usted la doctrina de Shigaliov!). Los esclavos deben ser iguales. Sin despotismo no ha habido nunca ni libertad ni igualdad, pero en el rebaño habrá necesariamente igualdad (¡he ahí la doctrina de Shigaliov!). ¡Ja, ja, ja! ¿Le parece a usted extraño? ¡Yo hago mía la doctrina de Shigaliov! (…) El Papa a la cabeza, nosotros en torno de él, y por debajo de nosotros el sistema de Shigaliov. (Demonios)

Y más que esto, da muestras de su desinterés por las convicciones que predica y plantea su máxima:“Bueno, Verhovenski, es la primera vez que lo escucho, y lo escucho con asombro — observó NikolaiVsevolodovich—. ¿Así, pues, no tiene usted ni un ápice de socialista, sino que es una especie de… político ambicioso? —Un pillo, un pillo. ¿Le preocupa la clase de hombre que soy? Se lo digo enseguida; a eso voy. Por algo le he besado la mano. Pero también es preciso que el pueblo crea que sabemos lo que queremos y no como los otros, que «alzan los garrotes y pegan a su propia gente». ¡Ay, si tuviéramos más tiempo! Lo malo es que no lo hay. Proclamaremos la destrucción… porque…, ¡porque es una idea fascinante!” (Demonios)

La materialización de lo trágico Es Shatov. ¿Por qué se ha levantado usted, Shatov? —preguntó la señora de la casa. Shatov, en efecto, se había levantado. Tenía el sombrero en la mano y miraba fijamente a Verhovenski. Parecía querer decirle algo, pero titubeaba. Tenía la cara pálida, contraída de furia,pero se contuvo. Sin decir palabra se dirigió a la puerta. —¡Shatov, ya sabe usted que no gana nada con eso! —le gritóVerhovenskienigmáticamente. —¡Pero tú sí, como espía y canalla que eres! —vociferó Shatov desde la puerta, al salir. —¡De modo que ésa es la prueba! —exclamó una voz. (Demonios)

Con esta conversación, Piotr hizo creer a la cuadrilla secreta (Liputin, Liamshin, Virginski,Tolkachenko y Shigaliov) que Shatov era un delator al que había que eliminar por el bien de la organización. La intimidación, el hacerles creer que están siendo vigilados y las posturas sesgadas por la idea de la organización construida en la mente de estos personajes empujan a estos personajes al acto criminal. La fidelidad a la causa, el fanatismo exacerbado, juega un rol importante en esta última fase, ya que además de la cuadrilla, Kirillov también es arrastrado a la causa. “Y con igual precisión que antes les hablé de Kirillov, de su intención de suicidarse y su promesa de no hacerlo hasta que se le diera la señal, dejando al morir una nota en que se haría responsable de cuanto se le dictara.” (Demonios) El fanatismo de la cuadrilla se convierte en uno de los elementos trágicos de la novela, ya que les arrastra al asesinato de Shatov a pesar de todas las dudas reveladas en el proceso por los co-autores del crimen. Puede reconocerse una especie de anagnórisis en el arrepentimiento de Shigaliov momentos antes de cometer el crimen, su reflexión al respecto hace pensar en ese reconocimiento trágico: Y habiéndolo pensado he llegado a la conclusión de que el asesinato sugerido no es sólo una pérdida de tiempo precioso que podría emplearse en menesteres de mayor pertinencia e importancia, sino que representa, además, ese deplorable desvío de la vía normal que ha sido siempre sumamente perjudicial a nuestra causa y ha estorbado su triunfo durante muchísimos años, por estar bajo la dirección de hombres de ínfimo talento, en su mayoría políticos, en vez de socialistas auténticos.

Además de la muerte de Stavrogin y la peregrinación de Stepan, la muerte de Kirillov ofrece una imagen palpable de un hombre en hybris, arrastrado por sus convicciones, pero que sus convicciones como tal, están amarradas a una idea un tanto insustancial. El ateísmo – ese lugar en el que más se habla de Dios- de Kirillov sufre una transformación: “—Si Dios existe, todo es Su Voluntad y yo no puedo hacer nada contra Su Voluntad. Si no existe, todo es mi voluntad y estoy obligado a poner de manifiesto mi voluntad.” La idea de Kirillov es la ratificación de su autonomía, de su humanidad, demostrarse que es dueño de su vida y que puede decidir cuándo darle fin, y en su intento asume que si su Voluntad depende de Dios o de sí, inexorablemente él es Dios. “¿Entiendes que la salvación de todos está en probar a cada uno esa idea? ¿Quién la probará? ¡Yo! No me entra en la cabeza cómo un ateo que sabe que Dios no existe no se mata inmediatamente.” Pero más allá de su voluntad, su interlocutor está a la espera de que escriba una carta en donde se responsabiliza por ciertas acciones en favor de la causa. “—No es usted el único que se mata; hay muchos suicidas. —Todos ellos tienen un motivo. Yo soy el único que lo hace sin motivo alguno, por pura voluntad.”

La materialización de una idea gestada por años que termina siendo tergiversada y manipulada para que cumpla unos fines prácticos. Pero en el caso de Kirillov parecía inexorable el evento bajo cualquier circunstancia, ya que al asumirse como dueño total de su voluntad, las acciones posteriores recaerían en su yo y no en agentes externos. Parece que lo más cercano a la libertad se encuentra encerrado en estas últimas escenas: “Me mato para probar mi insumisión y mi nueva y terrible libertad”. La libertad de decidir entre la vida y la muerte se convierte en una máxima, pero si se llega a creer realmente que se es dueño de la voluntad, la libertad estaría tanto para suicidarse como para seguir viviendo (ambas con la misma valoración). Pero la idea en sí termina arrastrando a Kirillov a una especie de “todo está permitido”, a la pérdida de su autonomía y al suicidio con un escrito que, en lugar de plasmar su tesis, se reduce a un acto panfletario: ¡No me asusta lo que piensen unos esclavos engreídos! Ya verás que todo lo que ahora es secreto saldrá a la luz. —Agregue usted: «Vive la république!» y basta. —¡Bravo! —Kirillov casi rugió de gusto—. «Vive la républiquedémocratique, sociale et universelleou la mort!». No, no, así no. «Liberté, égalité, fraternitéou la mort!». Así está mejor —y lo escribió complacido debajo de su firma. (Demonios) La tragedia parece no cerrarse del todo, y desde las palabras de declaración de Liamshin – quizás un tanto mecánica, como por salir del paso – se puede atisbar cuán sesgada puede quedar la libertad del hombre por la hybris moderna: el fanatismo. «paraquebrantar sistemáticamente los cimientos de la sociedad y los principios que la rigen, paraacobardar a todo el mundo y sembrar por todos lados la confusión, de tal suerte que cuando lasociedad (enferma, abatida, cínica e incrédula, pero con ansia infinita de una idea rectora y coninstinto de conservación) esté a punto de desencuadernarse, hacerse con el poder, levantar labandera de la insurrección con el apoyo de toda una red de quintetos que, mientras tanto, habránestado reclutando nuevos secuaces y sondeando los puntos débiles para atacarlos mejor».