Domenico Scarlatti

Domenico Scarlatti Nació en Nápoles en 1685 y fallece en Madrid en 1757. Fue un compositor, clavecinista y pedagogo ita

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Domenico Scarlatti

Nació en Nápoles en 1685 y fallece en Madrid en 1757. Fue un compositor, clavecinista y pedagogo italiano. Nacido el mismo año que J. S. Bach y G. F. Haendel, ocupa en la historia de la música una posición intermedia entre el gran estilo contrapuntístico barroco y el espíritu más sencillo y ligero del posterior período galante, del que se le puede considerar precursor, sobre todo por sus más de quinientas sonatas para clave. Hijo de Alessandro Scarlatti, los primeros pasos de Domenico en el mundo de la música estuvieron guiados por el ejemplo de su progenitor; en este contexto cabe situar su temprana dedicación a la ópera. En 1719 recaló en Lisboa, donde entró al servicio de la infanta María Bárbara de Braganza como maestro de clave. El matrimonio de ésta en 1728 con el príncipe heredero español Fernando llevó al compositor a Madrid, ciudad en la cual permaneció hasta su muerte, dedico a la enseñanza y a la composición de sonatas para clave y música sacra. En septiembre de 1701 fue nombrado segundo organista y compositor de la Capilla Real de Nápoles, donde su progenitor estaba empleado como maestro. En 1703 Domenico Scarlatti escribió en Nápoles su primera ópera, L'Ottavia ristituita al trono, que fue dedicada a la condesa de San Esteban de Gormaz. Meses después, en ese mismo año, compuso el drama Giustino, destinado al palacio real de Nápoles con motivo del cumpleaños de Felipe V y dedicado al virrey del reino, el marqués de Villena. Un año más tarde readaptó la ópera de Pollarolo L'Irene y la dedicó a Antonio López Pacheco Girón y Portocarrero. En 1705 su padre le recomendó que acompañara al célebre castrato Nicolo Grimaldi a Venecia y a otras ciudades de Italia. En 1709 fue contratado para servir a la reina viuda de Polonia María Casimira, exiliada en Roma. Para su pequeña corte Scarlatti llegó a escribir una cantata, un oratorio y al menos siete óperas –conocidas–, entre las que se encuentran los títulos La Silvia (1710),Tolomeo e Alessandro (1711), Tetide in Sciro (1712) y Amor d'un ombra, e gelosia d'un'aura(1714). En la ciudad eterna fue nombrado maestro de capilla de la basílica Giulia y, algún tiempo después, pasó a trabajar para el embajador de Portugal en el Vaticano, el marqués de Fontes. Aunque no está debidamente documentado y contrastado, se cree que fue en esa época cuando tuvo lugar el mítico enfrentamiento musical entre Scarlatti y Haendel; el primero fue declarado ganador en el clave, y el segundo, en el órgano. Tras una temporada de

trabajo en el Teatro Italiano de Londres, pudo en 1719 viajar a Lisboa gracias a su relación con el mentado embajador portugués, e ingresar como director en la Capilla Real portuguesa. Allí permaneció protegido por el monarca Juan V y fue maestro de música de la princesa María Bárbara de Braganza. En el ínterin realizó un viaje a Nápoles (1725) y otro a Roma (1728), donde contrajo matrimonio con Maria Gentili, con la que tuvo cinco hijos. En 1729 acompañó a Sevilla a la princesa María Bárbara de Braganza y al príncipe Fernando (heredero de la Corona española que reinaría como Fernando VI), recientemente esposados. En el alcázar de Sevilla permaneció cuatro años como clavicembalista y maestro de la princesa antes de que la corte se trasladara a Madrid en 1733, previo paso por Aranjuez (Madrid). En la capital continuó instruyendo a la futura reina en calidad de músico de cámara, pero también ejerció un magisterio directo sobre algunos músicos españoles, entre los que destaca el genial Antonio Soler. Siete años después de su llegada a Madrid, el músico italiano contrajo un segundo matrimonio con Anastasia Ximénez, natural de Cádiz, con la que tuvo cuatro hijos. En 1735 residía en una casa del noviciado de los jesuitas, en la calle ancha de San Bernardo, y, algunos años después, en la calle Leganitos, de donde seguramente ya no se mudó. Su vida en la villa y corte estuvo marcada por su trabajo para la princesa y luego reina, para quien, en teoría, escribió sus casi seiscientas celebérrimas sonatas para clavicémbalo, y por otro factor sobre el que se ha especulado mucho, sin llegar a conocer los detalles: su afición al juego, convertida en Madrid en una verdadera adicción, que le llevó en numerosas ocasiones a la ruina económica, de la cual era rescatado una y otra vez por su protectora. El musicógrafo y compositor inglés Charles Burney escribió: “Farinelli nos informó de que Domenico Scarlatti, un encantador hombre de mundo, se había convertido en un adicto al juego y cómo era liberado por su real señora de sus deudas”. Según otros testimonios, también Farinelli ayudó económicamente a su compatriota en más de una ocasión. A pesar de todo, el músico gozó siempre de los parabienes de la corte y del cariño y la admiración de la reina y de cuantos pudieron acercarse a él y descubrir su inmenso talento musical. La obra de Domenico Scarlatti Scarlatti ejerció una influencia decisiva en la evolución de las técnicas de teclado que se han convertido en los pilares básicos de la composición para ese tipo de instrumento; fue el primer compositor que utilizó determinados recursos como los arpegios, la repetición rápida de una misma nota y el cruce de las manos. Sus composiciones para teclado, denominadas sonatas, son todas piezas breves. De ellas se conservan más de 550, muchas con un inconfundible aire español y en su mayoría dedicadas a la infanta María Bárbara. Scarlatti también compuso varias óperas, música religiosa y obras instrumentales, y su influencia se dejó sentir en compositores como Antonio Soler.

Scarlatti es una figura fundamental en el ámbito de la música para clavicémbalo. Fue, en efecto, el primero que estableció una técnica definitivamente adecuada a la naturaleza del instrumento, anteriormente sometido a las exigencias propias del órgano. Su estilo brillante da paso ya, hasta cierto punto, al vasto imperio del futuro piano. En sus sonatas para clavicémbalo sigue la feliz inspiración de su fantasía, lo cual no impide la aparición de ciertos matices más profundos y melancólicos. Si inconfundible resulta el ritmo propio de Scarlatti, como claramente se manifiesta a través de sus más de quinientas sonatas, no menos interesante es la armonía, con frecuencia establecida sobre audaces combinaciones de acordes, cuyas disonancias confirman el genio revolucionario del compositor. La música que Scarlatti compuso en su etapa italiana muestra corrección y profesionalidad (por ejemplo, en sus óperas), pero no alcanza el milagroso estado creativo de la mayoría de las sonatas. De su música religiosa destacan especialmente la conocida como Misa de Madrid, de fecha incierta, en la que el autor demuestra su capacidad para la melodía y, a la vez, una gran maestría y un excelente conocimiento de la polifonía del siglo XVI, y el Stabat Mater, acaso posterior a la misa, también de límpida estructura polifónica, tratada con una gran riqueza armónica. En cuanto a las sonatas para clave, en 1783 se realizó en Londres una primera edición de sus piezas bajo el título Essercizi per gravicembalo; este conjunto comprende un total de 29 sonatas y una fuga, conocida como “fuga del gato”. La colección había sido concebida por Scarlatti en señal de agradecimiento a Juan V de Portugal por haberlo nombrado caballero de la Orden de Santiago. De hecho, el número de sonatas no deja de aumentar, pues han seguido apareciendo nuevos ejemplos, especialmente en archivos españoles (investigadores como Antonio Baciero o Rosario Álvarez han contribuido a enriquecer este patrimonio).

Análisis de la Sonata en La mayor de Domenico Scarlatti

Autor Nombre de la Obra Aire N° de compases Tempo metronómico Indicador de compás Tipo de comienzo Sistema compositivo Tonalidad Ritmo característico N° de voces Textura/forma Duracion d la obra A

Domenico Scarlatti Sonata en La Mayor Andante cantabile 25 Negra = 45 4/4 En tiempo fuerte Tonal Lamayor Negras, corcheas, semicorchea y fusas 2 AB 1 minuto

En esta sección encontramos una melodía que debe ser ejecutaba andante cantábile y quiere decir que se toca de forma dulce como si se estuviera cantando. Cabe destacar que en esta obra hay muchos contrastes que deben sentirse ya sea ejecutado en sul tasto o sul ponticello. B

En esta sección también una melodía diferente a la anterior que evoca una especie de lamento que se va alegrando una vez se que llega al final de la obra en la que los contrastes, como en la sección A, deben sentirse para destacar el final de la obra.