De Lo Rural a Lo Urbano Henri Lefebvre

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3 ?< -S ñE s ) se ejercía un terroriémo implacable. l'¡rr;r t'lrrtlil' l. prcsión, no había otra alternativa que prolon-

gnr cl pens'amiento de Marx sin citar la fuente. ¿nProceder ¡r¡r¡rlitico-regresivou?: Es el precepto fo¡mulado por Marx r uiurclo declara que eI hombre esclarece al mono, y el adulto irl rrrrro; que lo actual permite comprender lo pasadtr y Ia sot rt'rlad capitalista las anteriores sociedades, porquc desarro' //,,¡ lls categorias esenciales de éstas. Así, la renta d.c la tierra r ,r¡rrtalisto permite comprender la renta feudal, las rentas del ,,u( l() en Ia Antigüedad, etcétera. l'lra que el pasaje citado exhiba su sentido, debe ser .r¡rro.r.imado a esos textos de Marx que pretende desarrollar, ¡'t'ro cle los que no puede separarse. Es íntegramente (mar\

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[a>.

b)

Siernpre en este texto, el momento recurrente, analía un momelJto histórico-genético, en t'l curso del cual el proceder del pensamiento vuelve hacia t'l actual, a partir del pasado desentrañado, aprehendido en .,r ¡rtismo. Este precepto metodológico, que no carece de intcrús, no implica. ninguna solidaridad con la sistematización obstinadamente perseguida por Lucien Goldmann bajo el rrorrrbre de (estructuralismo genético>. Si esta expresión signilica u¡a elucidación y un refinamiento de procedimientos tlcl pensamiento marxista, no merece ninguna objeción, pero t:.rmpoco obliga a una denominación nueva. O quizá designa r.na sistematización distinta (y una sistematización, repetinros, pues Marx no ha dejado un sistema, sino el principio tt(:()-regresivo, precede

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ló ;

de una crítica de los sistemas). Esta sistematización, que guarda relaciones con la boga del estructuralismo, se verá, pcrr ende, ai'rastrada en la decadencia de esta ideologia. Lg controversia con el estructuralismo, que constituirá objeto tle una segunda recopilación de artículos, para nada impide la utilización de la noción. Al con$rario. El estructuralisrno abusa de la noción de estructurffi la obscurece, hasta destruirla. Utilizándola para reducdones abusivas, consigue injertar en ella una excrecencia ideológica. Criticar el estn¡cturalismo implica el empleo metodológico y no ampuloso o reductivo del análisis estructural. c) Los primeros textos de la recopilación (1949) testi' monian una hermosa confianza en la Historia. A lo largo de estos veinte años, estb confianza se ha atenuado hasta desa' parecer. Sobre este punto, que no carece de importancia o interés, el lector malévolo podrá divertirse a expensas del autor (ego), advirtiendo los síntomas de la desilusión, los indicios de fracaso. El lector benévolo destacará la contra' HCS 79

.2

t7

dicción,,que no es exclusiva del autor (ego) entre las cornesfuerzo por rnantener un op. -el timismo y mostrar

l.

probaciones frustradoras y

un

carnino.

Es diflcil encontrar térrninos lo suficientemente efusivos para agradecer a Mario Gaviria su colaboración al escoger, clasificar y revisar estos textos. En particular, ha t."i¿Jlá a,mabilidad de recoger algunos informes A* j; las que sólo había escrito el plan, y poner en "orrf..*rrci;;, evidencia las ideas contenidas en ellas. por isto, ól autor {ego) le d.ebe un reconocirniento sin llmites.

l0

Hnnnr LsrrslRg de noviembre de t9ó9

Ir

r ovTJNIDAD

RURAL

Problemas de sociología rural

*

y sus pRoBLEMAs l{IsTóntcosocrotóctcos

I , (iuántos de nuestros ciudadanos, intelectuales, e incluso l¡¡,,to¡'iadores o sociólogos que 'atraviesan uno de nuestros ¡rrrclrlos, y descubren su rostro original o incierto extrañando ..r¡ r¡ronotonía, o admirando su pintoresquismo, son conscientr'r rle que este pueblo no se reduce a un amontonamiento ¡rr r rtlcntal de hombres, animales y cosas, de que su examen rr,rr ¡-cvela una organización compleja, una (estructura))?

l:l

estudio de una aglomeración rural, en cualquier país, lo que podría esperarse nr un principio: proporciones entre la extensión de las tle¡rrrs de labor, los bosques y pastos, entre los grupos de seres vrv()s que subsisten de su peciazo de tierra. Este estudio, r rr;rr¡do pasa de los hechos objetivos a los hechos humanos r¡'llcionados con ellos, descubre también que los equilibrios rrr:rtcriales, sin ser expresa y racionalmente queridos por los lronrbres, no son obtenidos ciega y mecánicamente, demuestr¡rn una consciencia, difícil de captar y más difícil todavía rlt: clefi¡rir. Hay aquí una mezcla curiosa de prudencia, ini{ r:rtiva, desconfianza, credulidad, rutina: la sabiduría cam¡rcsina. El análisis descubre por fin fisuras en este orden, ¡rrccrtidumbres en esta qsabiduriar, desequilibrios más o nrcnos durables, debidos a causas nlÉs o menos profundas: cs decir problemas, necesidades, te,¡aüencias, conflictos, adaprk'scubre equilibrios más sutiles de

t:rciones

o

inadaptaciones.

Este organismo que no siempre somos capaces de ver, nos es dado, sin embargo, a la mirada, con su estructura y srr horizonte. Por su parte, la consciencia de esta comunidad organizada se disimula en la vida de los individuos que participan en ella: tan secreta es como inmediata la realidad scnsible. Organización y consciencia contienen y continúan su historia. Tienen pasado. En este lugar cualquiera existió

" 18

oCahiers Internacionaux de Sociologier, núm.

VI,

1949.

l9

y vivió algún poblado apacible, simplemente propuesto en la colina, existió mucho antes que las ciudade, turiiliuili,-r¡"icas que ¡nantienen.y.monopolizan hoy esperanzas y sueños., Este poblado que desde largo nuestras tiempo ." irunu ,". mido en una p¿v gris y reticente, soJtuvo luchas ardientés contra señores, prí.ncipes_ o reyes. poco ha quedado ¿Á áste pasado, nada subsiste. Nada y no obstante lodo: ra forma misma del pueblo. Su pasado_ jalona, por asf decir, nuestras ciudades. En esta calle de París, un hotel de la Edad Media ," up"rt po, sí mismo de la que le rodea y estaUlece'su distancia en el tiempo. Los edifióios yrD(tapuestos, las ruinas romanas en los bancos,.reproducen én el éspacio'tas e¿ááii de la Historia, la sucesión de las épocas. Ei p;;"J; ;;-t"" cribe incluso en las..herid.as de ta iieara. poi el en el pueblo, el castillo rodead.o de ius tierras, ,", "ó"ii"¡", ;;;;j;;;; y aparceros, con su prestigio y poder, sigue siendó un etemuy.ac.tual y activo de la vida rural. La vieja mansión 11.eil? reuoal se dlstrngue muy poco algunas veces de li casa sola_ riega campesina; y Ia casa ya ubu-rguesa, parece una vivienda campesina algo más . Esta última representa la clispersión, la disolución, la atomización por el i-ndivrdualismo uprtoo de la comunidad orgánica. É'sta sucede a la soliclaridad mecánica sólo cuando se reconstituye sobre bases más o menos nuevas, después de un período de disolución. c) En la noción de comunidad rural, es evidente qge !9 se puede hacer abstracción del régimen de propiedad. Atlf ¿onde la propiedad triunfa en el sentido del Derecho roma' no (propiédaá quiritaria) la cornunidad tiende a desaparecer )1

o desaparece com üef.amente. Este triunfo de propiedad Ia privada, det ius uiend.i oO"iii¡ ffi"r"nr" un caso tími_ te abstracto; alll donrle ", Ia (individual) ha -propieüj-p'rilr"au sido proclamada, tos derecir_or'd;l;f;;ilia, o de nación, la o del Estado, la han limitado d; h;"il. o!ra- parte, Ia propiedl,l üái"i"tiu", . Portambién absoluta consti_ tuye un caso lfmite. O"r¿u l" *ás remota Antigüedad, los bienes de consumo y una part" fueron .objeto de apropiacid" pJ"áá". A" Ios instrumentos De la misma forma ocurrirá en el futuio, hasta donte nJs-permiten prever nues_ tros conoci*i"rtor,,::,o_1gmicos, p"ii¡iá. y sociológicos. La ausencia de esta d

mediosa"p'.oá*Jál'T";?J"""'".:TJJ;JJ11"::"",#,}T: y. contribuye

a confundir. muchas relativas al ré_ B¡me1 de propiedad. De hecho, t"j"'r" """rii""". L. sociedades se han situado y se sitúan ertre. estos'limiür'abstractos, propiedad colectiva. y propiedad privada, ;á. ;;""os cerca de uno u A parlj: de ra- reiaciJn i,"J^ul" entre estos téimrnos nos es posible establecer el principio de una

Ili|T1,"

cación de las formas de comunid;;i^'" "LrifiPropíedad colectiva y- propíed.a.i ind.ir¡isa. Distingámosras cuidadosamente. Las .palabra's .p.ti'üua colectiva> designarían una organizació¡ social én-ía-luat apropiación privada. El régimen .o"Lt-¿"1 no quedaría ya basado en la recogida de alimentos, silvest.es-V'1" U clan, caza y la pesca, se acercaría en el pasado a este ú_i;;. pero las p"f"Uüí (propiedad colectiva> designan t".üil" el d.erecho eminente que se reservan ciertg¡ tipos de comunidad, a"i"ra" -pueblosi .", grupos primarios (familia-s o incluso " usufructo y posesión útil del ,""1o. fáJfemplo, "f t;;,-"r", cuando,existe en ciertas formas turaii ámo et zir en el si-incluso glo xwrr y posteriormente- ¡sdistriüución tierras, cuando el lote de cada g*po Lj".entalp"¡Oai"u- á" es consid.e_ rado tan sólo como atribución ñroü.io'i"f, se hablará todavfa, en ciertos casos, de propieüa I_as palabras opropiedád inaiuiiai-¿e-signan, "ái""ti"r. al contrario, .la del suelo que no es o no t. rüo todavfa .partc atribuida n los gnrpos primarios, cuand.o ya la propiedad privada se hn t.stabilizado. La indivisión. con Ia propiedn realizada no quedan salvas de críticas. Los aparceros se consideran preparad.os para asurnir la dirección técnica de Ia empresa, y la prima de dirección, mencionada anteriormente, es una concesión inadmisible. En cuanto a los propietarios, encuentran monstruoso el cálculo de iornadas de tratrajo y el pago a los colonos según la jor. nada legal de ocho horas, etc. De todas maneras, los balances así expuestos reflejan de rf na manera muy exacta Ia estructura de la mezzadria y son la lneior fuente de información, sobre su organización y la

y la contabilización asi

virf rr campesina original, y ante la lenta asimilación de la cultura cienHCS79.5

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ó5

tÍfica por Ios campesinos aislados, la religión es la única ideologia que reina en el campo. por ello ño extraña ver a Ios sociólogos rurales estadounidenses estud.iar minuciosa. mente 1a Iglesia como institución social (cl. Lowry Nelson, Rural S_ociology, American Book Co., 1949, pp. IZS-li+.1, detei_ minar la contesionalidad de la poblacíón- (cf. Lynn Smith, The Sociology of the Rural Li,t'e, Harper Broiheri, DaT, pp. 87 y ss.), o bien trazar los perimerroj de influenciá ¿el iémplo en esta u otra (comunidacl rural>, al lado d.el perímetro visitado por el cartero o el médico. _ Aparece evidente que en los opaÍses históricoso los problemas de sociologil rural se planlean de forma -"y áiJtir,. ta que en Estados Unidos. El método puramente de:"criptivo y empírico sólo podía nacer en gl pais sin historia, o más exaciamente sin gran (espesor) histórico. En Estados Unidos, la realidad hurñana se ha planteado sobre la tierra, por asi decir, planamen_ te. Por eso los sociólogos simplifióan el problemá metodológico. Por eso dan en un empirismo íntegio, un formalismo estadístico. Un método inconveniente: ni slquiera para países -"históricos", con pocos cimientos y sedirientos'rristáricos bajo la realidad inmediatamente da-da.. En consecuencia, por lo que respecta a Francia y e gran parte del mundo rural, nos encontramos ante un probléma metodológico: relaciones entre Ia sociorogía y ta' nistoita, dado el hecho de que nos encontramos ante una realidad con una ]ristoria en su seno una realidad que -que conserva Sruxtapoúe las formaciones arcai0as y las formacione, oiro dernas>.

El problema es delicado, pues importa no dejar que la historia absorba la sociología,-e importa, por otra parté, que la sociología rural no prescinda dela coniribución^ae tá Éistoria como ciencia auxiliar. La sociología d.ebe partir ¿" lo, 4' En Estados unidos lambién sería indispensabre r¡na hístoria cspecialmente en el Su", donde igual qrré e' Europá 'rr':rl, ¡u()s trazas de feudalismo y d9 aparcería ""tá"i.. lmbdo de p.oii"¿áJ ,-"_i,r'rtlrrl), al mismo tiempo que la prolongaciOrr-v tas cbnsicueniias Je l¡¡ t.sclavitud.

St:ii:rlcmos de nuevo el libro de paul l¡Nors, Rurat Life in process, lir¡t. arrror es uno de los pocos que enfocaron'ta.eáiaa¿ J;;;""i: rfrrrl , de la que surge el sentido. Hay tambrén lo que el lenguaje no dtce, lo que cvrta decir, lo que no puede ni debe decir. For una paite, t.:l cj.iscurso está lleno de lagunas y vacíos: por la otra, éxiste una d.ura realidad, una (estructura> sólida, Las palabras y sus cadenas, de los actos y los objetos, son tambren cosas, a su manera. El lenguaje actúa coüto un filtro, o como una red, o como una jau-la. Capta los deseos y les impone la forma convenida, mientras que los simboloi estimulan obscuramente los deseos (no sin prod.ucir una (cris_ 93

j:: ": ",,:,_" i n q u i e r a n t e p o r s u f j a c i ó n ). c u u ¡r ill' íT Y::: :,:l o:' ;;;;;-' üüffi :TI ,.',1" 3: r,1:-:' ": ::: "j: en t a r";s u'.u irá ü í I liiirl üll :: i.:,::f "A" perecen. :"_j: :,,.': O se revuelven. " " "i "" " Consecuencia: de la vida cotidiana nacen palabras nue. vas, giros (frecuentemelte marginales con je oficial: jerga, Iocucion", ruñiiü.Jr). relaclo'aii."il;. deseos dos se abren camino de esta _u"..u "o, de unarechaza. á través expre. sión intlirecta. Tratan de existir iá.iui_"rrt". A partir de lu vida cotidiana,

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cambian las lenguzrs

Constituye su

et lenguaje.

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casi completo, su -.*lrt"ncias y esto siendo exierior "r.."urio rá. ind.ivicluares y-sociales, o.quizá precisamente" por a". .*t".io.. No es nada más que el lugar de_paso, de interferencias, de ;ü;ó; y de comunicación. E.r: qr"!, to¿o- o casi todo: el microcosmos de la modernictaá. Con su apariencia móvil ofrece que. en orros lugares istá .r.onáijo,'p;;td; 1i,u-tic_amente .lo práctica sobre la .rc.ña de un teatro .uri..rpuii["j:".." se repite y cambia como Ia cotidianidad: . Laencalle se reitera el cambio incesante de las gentes, f", lá, objetos y las horas, La calle ofrece in- espectaculo "rp".tri y es sólo espectáculo; el_ que se afana, con prisa pára llegar; ;; tr* bajcl o a una cita, no ve este especiáculo, ,r., simple extra. Y la ,,¿no es esencialmenie",espectáculo v esdigest,

pcctacular, tanto en Ia calre como en ru t"r""iiá",]i'á'"ri!, crr la radio, en ceremonias y ,"u"if"ria.ion", uáiiurtb;^;;: ¡rcct/rculo de la calle, varia-ble e idénti,co, ofrece sólo sor_ ¡rrcsas limitadas, salvo accidentes (es decir, salvo ;rccidente, que provoca inmediatamente "u;;á"";; una emoción consi_ tle:r¿rble y multiplica el interés). Lo sensacionar .";;" ;;;; vcz t. rr,notonía diversa de la calle. La ;;;;í""";::: Inrs oios un buen (texto social>. Toda"uil" clase e;;;;;r; ¡¡lczclan crr ella. Las diferencias sensibl", y ort"rrtosas entre

sociales han desaparecido. llstas difcpintoresquism' pero convcrtirían pron-

r'¡ r r rrso'ortable_ ra abigarrada muchedumbrc quo ciicura |"r lrr:, f¿¡¡p65 Elíseos o los grancles bulevar.cs. Estrat, reservado a los habituales de un barrio, a! ugr-an café" que reunía muchedumbres. Todavia se extienaen ¿o uno a of:'o de estos polos d.e atracción. Los elementos es. tables, ambientación, carnareros, cajeras, clientes, ponen en relieve a los transeúntes; reciben de ellos una tonaiidad quo los transpone, de suerte que lo estable se libra (hasta cieito punto) del aburrimiento, y lo insólito del malestar. , disimularían una intención peyoiativa y falsa de partida,. sacándolas d.e la sociedad, tnadutiendo un prejuicio de los *hombresr. Otros estiman, por el contrario, que las difererrcias fisiológicas han de repércutir forz'cotidiano, in¡raís f

v el extraniero.

roducen perspectivas más amplias. Es raro que un indirri,

tl'o, por aislaclo que parezca, no sea miembro de un retfculo o un filamento, a menudo sin saberlo. La rnayor parte de Ia gente participa en varios .de estos gruDos ), nos encontraremos con una especie de concepción positiüsta, o, meior aún. "zootécnica,r, del hombre refractándose sobre el terreno. El funcionalismo integral trae como consecuencia y corc¡lario el aburrimiento, el aburrimiento profunclo del ser que realiza puntualntente sus funciones. Cuanto mejor prevé el provecto, v rnás avanzado y benévolo es, meior organiza ia conformacién de una satisfacción insatisfecha v sin apertura a lo rlosible. El ec¡otecnócrata reconstituye la actitud üaternalista con rnedios nuevos, más poclerosos e inteligentes. Y aunque este esfuerzo tiene méritos innegables (en primer lusar, su preocupación por el rigor científico) nunca traspasa límites estrechos. En esta concepción, la habitacién, la vida cotidiana (pública y privada), continíran siendo auxiIiares v anexos de la organización técnica del trabaio. CunRro cAMrNo: el htmtanismo dialéctico. Consiste en una solrrción virtual, que apenas ha tenido ocasión de aplicarse, v que, en consecuencia, asume un aspecto doblemente hipo t,';f it'o. casi esDeculativo. Consiste, pues. únicamente en una rlirt'r'r'ión cle investisación. Seeún ella. el socióloeo estudiará rlrrrr¡ ltcntAmente las funciones, criticando at mismo tiempo cl ripo rlc análisis qlre separa los elementos (las ovariables") y r'()rr)t)c srr unidad. Prestará atención a lo no funcional, a lo :iunrir () transfuncional (no decimos rtranscendenciao) en las r('!ir( i()n('s sociales. Estas no se aqotan en la noción de reaIolj

lidact funcional. Cuando se afirma, por ejcrnplo, quc el juego tiene una función soclal, se enuncia Lina proposicrón algo vacía. ¿No será la función del jucgr.r sclbrepasar tr,¡cla funcrón/ Aporta la gratuiriad. Lo ).

Sin embargo, necesita un doble comentario" Primero: una información tan curiosa (tan simbólica) no habría desbordadq el estrecho marco de la ciudad nueva y sus personali' dades, si un sociólogo por casualidad no hubiera pasado por allí. El fenómeno humano se convertiría, en tanto que información, en nacido Inuerto. Por otra parte, la mera pre' sencia de este sociólogo ha desatado las lenguas; la ciudad nueva, que busca su propia vida, que se pretende colectividad o comunidad, quiere también hacerse conocer. Emite informaciones a modo de llamadas; y acoje (en estas cir' cunstancias) a aquel que las comprende. En segundo lugar, este hecho significa la presión de la sociedad global sobre la ciudad nueva, que obedece o rechaza. En esta circunstancia, obedece; lo que le obliga a buscar un pasado y muertos allí donde los encuentre: en el viejo pueblo, que el nuevo disocia y niega por su propia existenóia. Los dos polos se encuentran. La cultura de la sociedad global que busca integrarse en la ciudad nueva, no sin dificultades y conflictos, es compleja. No solamente se funda en una historia e historicidad, sino que está ligada a una actitud religiosa. Es la cultura cristiana, en la cual los muer' tos ocupan un importante lugar, es una cultura fundamentalmente trágica... En lo que concierne al aspecto de Comentario. La entrevistada (maestra, 38 años) acentúa lon vigor la impresión arriba resumida. De sus declaraciorlcs se desprende que, al menos para algunos indivi sus defectos_ ofrece -con más variedádes e intereses que una nueva. OBsnnvacróx euINTA. nNo es una ciudad, es i.rna ciudadela fcitéf." Contentario. Esta afirmación ha chocaclo y asombrad.o al observador, que la ha anotado cuidadosamente. El término cité en ciertos medios pasa por noble y bello (quizás a causa de la cité antigua, o de la nciudad de Dios, áe san Asustín?). Aquí, sin embargo, tiene una resonancia clarame"nte peyorativa (probablemente a causa de ula ciudad. obrerao). EI entrevistado pronuncia por otra parte la palabra con cierto énfasis, lo que nos indica que el término no iorma parte cle su vocabulario y que él lo subraya dándole así uná im_ portancia.

Ossenvl,clóH sEXrA: uNo es una ciudad. No hay nada, ni

igiesia, ni cementerio, Ni siquilia un paseo. creíamos venir al Midi...!o

¡y nosotros

que

Comentario. Este dato confirma las impresiones preceEl cementerio tiene por función racional acoger a los difuntos. Tiene para los miembros del grupo (y en una cultura tradicional, fuertemente arraigada) un ,¿aior simbólico. Expresa una continuidad, un lazo cc¡n la Historia, el tiempo y el espacio. Su ausencia pasaría desapercibida en una gran ciudad moderna, al menos apenas se echaría en falta; áquí cn el pueblo, su ausencia es fundamental. Tanto como el que Íaltara un lugar de encuentros inútiles o imprevistos: el paseo (sernejante al patio, a la rambla, o al bulevar de tanias ciudades meridionales o no). El entrevistado (40 años, delincante, oriundo del Norte) expresa correctamente una laclentes.

lló

guna: Ia ausencia dri elemento (suprafuncional> que hace tligna de ser vivida la vida en una ciudad. y da uulltas sin llegar a expresarse acerca de problemas estéticos o éticos. . Observemos que son precisam"rrt* las experiencias de las ciudades nuevas, y más concretamente ücq_Mo;.;";; i;; que nos perrniten observar las necesid.ades en estado láneo, nativo, casi en estado brr-rto. No están todavía"rporr_ encu_ biertas en escondi.das rnotivaciones, justificaciones e iaeoiogÍas._Se expi'esan, simplemente. Su paiadójico orden dr;;;;gencia no. deja de ser sorprendenie. Aparte de la ausencia de complicadas motivaciones e ideologías, tas aipir;il;¿; v necesidades de orden curtural (en e1 arnplio sóntido ctel tór'rnino) aparecen en las conversaciones ordinarias, lanto como en las reivindicaciones más inmediatas, por ejemplo t:alefacción, conservación de calles, comercio, e-tc. .El.problerna planteado aquí es el de la búsqueda de un nrétoclo analítico-cuantitativo válido. if .o"""pto cle (estructura latente> r' las técnicas¿Aceptar d.e i-azarsfeld? p¿; .'cómo estimar verdadc'amente el surgimiento ¿e estas necesidades, cómo medirlo? Su ord.en se inscribe en el desorden o viceversa. Irrumpen tumultuosamente, cambian o pá_ rece¡ carnbiar. ¿Aceptar a Lazarsfeld? pero ¿cómo ."u"'ü, : quí un continulun y variables discriminatorlias? ¿foaiian las técnicas del anárisis jerárquico (de Guttman¡ caitar esta intensa movilidad? ¿Acaso co-n Ia clasificación'de variables no peligra la unidad de la totalidad del fenómeno rrumano-v su efe¡vescencia? Está craro que los métodos (la matemática de la cantidad, diferente a lacuantitativo! matemática de la calidad) no expresan más que realida¿es estaureciáas, fijas o considerables como tales. -euien dice estadística áice estática, es decir, lo contrario a globalidad o totalidad en movimiento, con manifestaciones hásta en el mínimo detalle. Cuestiones demogrtÍlicas

. La superpoblación infantil d,e las ciudades nuevas ya ha sido señalada y bien estabrecida por especiari.t"r. iárá-or, pues, rápidamente este punto. La-pirámide de edacies ;; ;; Lacq-Mourenx muy diferente a Ia ionfiguración meAia fran_ cesa. A urra mayo:ia de p-arejas en plenalorrna (2g u 4j ;;;l acompaña una cantidad considerable de niños entre 0y 10 años. En ji::rio de 1959, por 4.500 habitantes y 920 farniliaé tt7

(cifras aproximadas debido a los numerosos movimientos migratorioi) correspondieron 1'720 niños' Lo que de por sí desla mayoría de las previsiones escolares' Éorda -Esta proliferaciótt .tt lu ciudad nueva no parece destinada a aÁupoi"cer. En un determinado momento, más'de trescie-ntas mújeres se encontraban embarazadas' Cifra superior a-lo al razonamiento irreductible a !a deducción y a la inducción que construye un objeto virtual a partir d.e inforrnaciones sobre la realidad y de una problemática determinada (señalemos que el erninente teórico de la informacién, B. Mandelbrot, emplea este término en un sentido análogo., Podríamos del mismo modo denominar

3. Cf. Lecture de I'expérience, Paris, Presses Universitaires de France, 1955, p. 43, en particular (transductores psicológicos,. 124

(,Lttopi¿l cxperintental, a la c.rpl en el estudio del hombre, de la ciudad, de la socie,l¡d en general. E,sta tendencia no es exciusiva de sociólogos, ('specialistas . Seme'iante'aspiraci ¡ración, cuando se deja oir, clinrana cle una ::^.tli:,"^ apropiación.

icleología.

.'Hacia qué sc orícntau, pues, tras aspir.acioncs de los in. u.a nueva concepción^¿et naUiiar ;;;".;;. ponda a las erigencias clc Ia técnióa v áe ,as u^.tá, ;;i";;. raciones modernas. sin.por ello sacrificar la califica"iñn, i"s difcrencias v la apropiación erpacio-lemporales. poclríamos formular esta aspiración proftrncla dJ siguient" _oáoi",,E'i pabellón en el co'iunto colcctivo, et espaicl. 'sociai'organizada,.., ;;; las vent-aias prácticas cle la vida "pr";l;üi;pocle. mos incluso aportar precisiones a partir dj entrevista, ;;;giclas, v de su interpretación semántica y semiológica. La gente desca, oscura o claramente, una concepción ¿el-fraUitar que no difumine las oposiciones (fuera y dentro, intimi¿aá para resoh'erlas en las combinaciones áe Y, ::lt?-o, ctementos, y "1".)' clesea que_est-a concepción, por otra parte, restituva. rein'entándola, Ia climensión ,i*U¿ti"". gr¡ it;1r", de lingüística, el habitar tiencle u dinrensión: simbólica, paradigmática (oposicionó "on."*"r la triple !i.tüV mática (adecuaciones, combinaciones) qle et análisis del len. guaie revela. El provecto de un an¿iisis entre Io individual v lo. colectivo se aprntaba ya en la obra Le corbusier. puede recibir nuevos métodos de-análisis, indicaciones tarias, concretas. La investigación én ese sentido ""_pl"*"i: tercsados? Hacia

comenzando.

"p"n". "ria

A este nivel, corresrroncle Ia palabra a los interesados. Ios arquitectos y urbanistas, a los poderes públicos

a

X.ll.

Proposiciones para un nuevo urbanismo

"

No hay hornbrc sobrc la ticrra no susccptible dc scr orliclo pol un Arquitccto; al Arquitecto corresponde alirr,rl las miserias. Con guijarros, con arcilla, el individuo de t,, nro construirá cien nransiones que Prestarán variedad a l,)., placeres. Todo esto le debéis: divierte v¡'¡estros órganos' rl¡',lr?€ vuestras ideas, las fija sobre cuanto contribuye a , rrrl¡cllccerlas. Prescrva a la Humanidad sufriente de los ma1,", c¡ue l¿r aseclian. Rival del Dios, quc creó la masa bruta, lr,rlrrá hccho rnás que él: la habrá devastaclo; habrá supcrado 1.r., rnontañas que atemorizan ia timidez; habrá abierto ba¡ r,urcos para hacer cliscurrir libremente las aguas límpidas; lr,rbr'á embclleciclo los dcsiertos. Elevando al hombre por i'r¡t ima cle sí mismo. habrá extendido los conocirnientos útiIt.s y agotado en los tesoros de la filosofía, ocultos bajo el ¡,,'r.i cl.'1 siglo bárbaro, la verdadera riqueza que hará brillar l,r rrr-rcstra, clando al gónero humano uuevo resplandon. Aso' , r.rilclo la choza al palacio, la ignorancia al saber, ¡cuántos rr'( ursos nos preparas!" (Claucle Nicolas Ledoux') ,,

.,r,

En las ciudacles nacidas de una intención constructiva l:rra y racional, el hombre moderno se ve en situación de , r,.'¡r vida. Se encucntra confrontado con el problema de la ,

y la creación. El problema de los nuevos conjuntos urbanos sólo puede { ()nlpararse al problema que se le plantea al biólogo o al l,roquímico en su laboratorio. Éste quiere crear vida bioló1,rr'a; sueño o meta tcórica, es ei sentido de su investigación. ()r¡¡cre crear, bien a partir de matcriales incrtes, bien a ¡r;rrt.ir cle materias que han sufrido una cicrta elaboración r¡rrtural. Y si bien no puede hacer surgir ex nihilo La susrrrucia viva en una probeta, espera acercarse a ese término ,ic la ciencia y alcanzarlo algún día. r

rrla

"

Revista nArchitc'cture d'aujourd'hui', núrn. 132, juniojulio

de

t,)67.

172

t73

¿Cónto no pensar iambién cn

el cibetnético que

das formas limitadas de la razón) una vida social ieual o superior a la vida nacida de la historia. puede ,,roór,".r" que el problema se resolverá sólo por aproximacio.rés s;,",cesivas, tanteos, errores corregidos, lo que no excluye saltos clebidos a iniciativas geniales: invenciones o descúbrimientos. El domeño de la.vida debe, aquí como en otras partes, traducirse pol invención de Ia vida.

Científicamente (es decir, aquÍ, sociológicamente) una experiencia negativa puede tener tanta importancia, como una experiencia positiva, o más. [Jn fracaso puede tener tanto o más interés que un éxito trimitado, si muestra las lasunas de Ia .hipótesis manejada, y si conduce hacia experieñcias positivas más amplias y verdaderarnente decisivai. En el caso de los nuevos conjuntos urbanos, la experiencia es una experiencia a escala rnundial, una de las brimeras proseguidas a esta escala (junto con las investigaciones de física nuclear, balística espacial, bioquímica, eleitrónica y cibernética). Y sin embargo, el fracaso (más o menos profund.o, más o menos confesado) es patente a escala rnundial. A nosotros corresponde desprender el significado de esta enorme ex_ periencia negativa. Ello, con un pensamiento crÍtico, filosófica v sociológican'lente, cond.ucido con un rnétodo más generc_ so que las simples consideraciones tecnológicas. En lfecto, scmcjante reflexión metódica debe poder poner en tela de 174

*, entre otras cosas, la tócnica y cl

ct¡ncllrcc

sus máquinas hacia ias EI discurso global se ciivide en útil e inútil; al igual que eI mundo objetal. En el lírnite, se dice , sino, antcs

que nada, el (mundo de los objetoso, productos y obras; aquello de lo que "se,¡ (A y B) habla. A falta de este tercer téimino, el elemento común a A y a B asumirá el lugar dc este tercer término; parecerá superior a los dos términos presupuestos, necesario y suficiente: de manera que el ciiscurso use hablao en ellos, a través de ellos. Se ha planteado la cuestión de la relación al referencial de manera restrictiva, reduciendo el alcance de la relación de A con B (y re' cíprocamente). Esta relación, al hacerse formal (puramente), se hace enigmática. Se ha evacuado la sLtbstancia social y la relación, la'praxis inherente a la relación. Pues bien, muy posiblemente el referencial es algo más que un contexto, más que un contenido. Muy seguramente, contiene la razÓn del mensaje. El omundo de los objetos,, aparentelnente fisico, aparentemente