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• Alicia Ap

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De Finlandia con amor: valorar la igualdad más que la excelencia Finlandia se ha convertido en una suerte de referente de lo que deben hacer el resto de países para lograr resultados óptimos en educación. Desde hace algún tiempo en nuestro país se escuchan las lecciones de este país lejano sobre cómo atraer a los mejores estudiantes al sistema educativo y cómo han logrado que la profesión docente goce de gran reputación. Finlandia no es solo la envidia de Perú, sino de muchos otros países como Estados Unidos que sufren sin encontrar las medidas idóneas para mejorar su sistema educativo. De hecho, en las pruebas internacionales PISA (realizadas cada tres años por la OECD),Finlandia siempre lidera el ránking de países con mejores resultados, mientras Estados Unidos en sus mejores performances alcanza la mitad de la tabla, y Perú está rezagado (vale la pena resaltar que la mayoría de países que participan son los miembros de la OECD, la cual integra a países con niveles de ingresos altos). Hay varios aspectos que llaman mucho la atención de la experiencia finlandesa, lo cuales han sido recientemente recopilados en un artículo de la revista “Atlantic”: 1. No existen escuelas privadas. Si bien hay un número pequeño de escuelas independientes, estas también son financiadas con recursos públicos y ninguna puede realizar cobros a los padres de familia. Como dato adicional, tampoco existen universidades privadas. 2. Se requiere una maestría para entrar a la profesión de docente y los programas de entrenamiento docente son las escuelas profesionales más selectivas de Finlandia. 3. Sus escuelas asignan pocas tareas y hacen participar a sus estudiantes en juegos creativos. 4. Todos los estudiantes reciben alimentación escolar gratuita, acceso fácil a cuidados de salud, consejería psicológica y orientación individualizada. 5. La competición no es valorada ni menos promovida. La cooperación sí. 6. En relación con lo anterior, la meta final no es la excelencia, sino la equidad. Desde 1980, los esfuerzos han estado dirigidos a que todos los niños tengan exactamente las mismas oportunidades de aprender, sin importar la historia familiar, el nivel de ingresos o la ubicación geográfica. La educación no busca producir “estrellas de rendimiento” sino que es un vehículo para reducir la desigualdad social. Pasi Salhberg, una de las autoridades líderes de la reforma educativa en Finlandia, resalta en su reciente libro “Lecciones finlandesas”: ¿Qué puede aprender el mundo del cambio educacional en Finlandia? Pues cuando hace ya muchos años las autoridades se plantearon la meta de que todos los niños del país gozaran de una buena educación pública, sin importar ningún factor externo, muchos dijeron que era imposible lograrlo. Hoy los resultados les sonríen y esa búsqueda de equidad en oportunidades ha generado que la economía del país sea competitiva a nivel mundial, con empresas líderes como Nokia.

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