Cuestionario 3 La Causa de Los Ninos

Universidad Politécnica Salesiana Nombres: Katherine Álvarez, David Dueñas, Andrea Almeida, Gabriela Calva Fecha: 31 de

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Universidad Politécnica Salesiana

Nombres: Katherine Álvarez, David Dueñas, Andrea Almeida, Gabriela Calva Fecha: 31 de octubre de 2017 La causa de los niños 1. ¿Según Françoise Dolto, cómo se debe enseñar habilidades a los niños? 2. ¿Según Françoise Dolto, cómo se organiza un proceso psicoterapéutico? Es importante, primero, señalar que para Dolto: una psicoterapia tiene por finalidad la recuperación de un equilibrio, que quedó recientemente perturbado por una prueba de realidad; ante la perturbación el sujeto se siente impotente pero responsable, por no haber sabido o podido hacerle frente –bien sea sólo por circunstancias ocasionales. Entonces, la psicoterapia es una ayuda exterior a) de la que el sujeto tiene necesidad para desdramatizar una situación imaginaria; esto le permitirá reconciliarse consigo mismo frente a un fracaso real. b) que permite sostener al sujeto para que acepte esas realidades inevitables, de las cuales a veces él no es responsable, pero le afectan en su sensibilidad circunstancial. Inicia con el establecimiento de una relación psicoterapéutica individual. A denotar que el terapeuta habrá de conocer bien la lógica de los niños y sabrá establecer contacto con ellos (simpatía y discreción). Continúa por el análisis del problema (usa como medio la palabra y/o el juego). Prosigue con una fase de explicación del problema. Tras esto, viene una fase donde se establece la “fórmula de cambio” para la resolución. Y, se llega a la fase de terminación. Por varios cuestionamientos, sobre la capacidad de insight o elaboración interpretativa, no se trabajará desde el psicoanálisis: interpretando sueños y fantasías, tratando de descifrar el material reprimido de la primera infancia o lo relacionado al tabú del incesto, indentificaciones y agresividad edípicas, ideas de suicidio o culpabilidad depresiva.

El efecto de la terapia se denotará en la reducción de síntomas, el progreso en la adaptación del hogar y una mejora cualitativa en la vida social del niño. 3. ¿Cómo entiende el niño la diferencia generacional? Dolto proporciona el siguiente ejemplo: —Tuve que explicar a mi hijo que no era su padre, sino la corriente eléctrica; y que si su padre o yo hubiéramos hecho el mismo ademán, también habríamos recibido la descarga eléctrica; que la electricidad es una fuerza útil, pero que sus leyes deben ser respetadas por adultos y niños; que no era que su padre lo había castigado, ni que él estuviera dentro del enchufe. Después de esta experiencia, y de las palabras explicativas que siguieron a sus falsas deducciones, este niño aprendió a enchufar electrodomésticos con la misma habilidad que un adulto, y dejó de correr riesgos inútiles. El niño ganó confianza en sí mismo y el deseo de actuar como los adultos, observando y solicitando con la mirada y explicaciones técnicas, cuando no conseguía hacer lo que ellos. Así, Dolto busca exponer y confirmar que: toda prohibición, para un niño sólo tiene sentido si lo prohibido también lo está para los padres. Y, de esta manera, es como el niño entra en la ley del Edipo: sólo comprendiendo que su padre nunca se comportó, como lo hace con su mujer, con su propia madre, sólo así el niño integra un devenir biológico e integra la ley de la prohibición del incesto¸ que es la de todos los humanos ante su progenitora. Dolto sostiene, entonces, que, en la introducción de la ley del Edipo, es una suerte que el niño oiga a su padre diciéndoles “papá” o “mamá”, a su propio padre o madre, pues este lenguaje lo prepara para admitir lo que se le explica, sin comprenderlo todavía. “Aquí radica la importancia que tiene para los niños el encuentro frecuente con los abuelos; importancia de su nominación diferenciada según se trate de los abuelos maternos o paternos; importancia, si han fallecido o si están lejos, o peleados con su hijo, progenitor o padre legal; de hablar de estas personas en familia, explicitando las razonas por las que el niño no puede conocerlos” (Dolto, 1996). Todo lo que no se dice respecto de los abuelos, como todo lo que no se dice respecto de uno de los progenitores no conocido por el niño, constituye una amputación simbólica que se

produce en el inconsciente; es decir, en la estructura somato-lingüística. Y tiene repercusiones a largo plazo en un nivel de la sexualidad, en el sentido freudiano del término (libido: energía de expresión fecunda, en sociedad creadora o procreadora). En conclusión, los adultos (padres o abuelos), cuando le explican el mundo al niño, le están informando por adelantado de lo que su experiencia le probará. De esta manera, sabe que no debe hacer tal cosa, no porque se lo hayan prohibido, sino porque sería una imprudencia, por la naturaleza de las cosas, las leyes universales, y también por su falta de experiencia y ejercicio previo en presencia del adulto-guía.

BIBLIOGRAFÍA Dolto, F. (1996). La causa de los niños. Buenos Aires: Paidós.