Cuentos Para Trabajar Los Valores

" T u t o r í 2° Grado de Educación Tercer Ciclo de Cuentos para trabajar valores Orientaciones para iniciar el trab

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2° Grado de Educación

Tercer Ciclo de

Cuentos para trabajar valores

Orientaciones para iniciar el trabajo de valores En este cuaderno se propone una serie de narraciones sobre valores para que el profesor/a las lea a los alumnos. También se ofrecen una pauta de trabajo oral sobre dichas narraciones y unas fichas fotocopiables para que los alumnos completen el aprendizaje. Las narraciones parten de un entorno fantástico. Esto permite hablar de los valores en un contexto objetivo para dar pie a trabajar, posteriormente, con situaciones más personales o relacionadas con el aula.

“Niños con valores hacen la diferencia del resto”

Profesor: Wilder

1

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2° Grado de Educación

• Escribir, en letra hueca, el nombre de los valores que se trabajarán. Cada valor deberá escribirse en una hoja. • Esconderlas por el aula, en ausencia del alumnado. • Pedir a los alumnos que formen pequeños grupos y busquen las palabras escondidas. • Cuando las encuentren, animar a los grupos que ten- gan más a que compartan con los compañeros que tienen menos.

“Niños con valores hacen la diferencia del resto”

Tercer Ciclo de

• Decorar los valores como se prefiera. Mientras tanto, se puede mantener un diálogo con los alumnos en el que se haga una primera aproximación al significado de cada valor. • Confeccionar un mural con los nombres de los valores decorados. Colocar el mural en algún lugar visible del aula. • Usar el mural cada vez que se trabaje un valor, o en la resolución de los conflictos que puedan producir- se a lo largo del curso.

Profesor: Wilder

2

" T u t o r í

2° Grado de Educación

Tercer Ciclo de

Gustavo, el taquillero feliz - La empatía Había una vez, no muy lejos de aquí, un hombre llamado Gus- tavo. Le encantaba ver a los demás reír y disfrutar. Trabaja- ba vendiendo ilusión: vendía las entradas para el espectácu- lo más maravilloso del mundo, el circo.

Y chasqueando los dedos hizo aparecer una caja gigante. Al momento, se abrió y salió un arlequín que se reía y daba vol- teretas sin parar. Cayó mareado al suelo mientras decía:

Su vida era perfecta, pues se rodeaba de alegría, que era lo que más feliz le hacía. Aunque había un problemita: su jefe era muy avaro. En los últimos años iba menos público al circo, así que el jefe había decidido subir los precios para ganar más.

—¡El viaje ha sido mareante!

La gente se acercaba al circo, pero no podía pagar esos pre- cios. Pasaron los meses y cada vez menos personas iban al circo. Gustavo cada día estaba más triste. La tristeza de la gente le hacía sentirse triste también. No le gustaba nada lo que estaba pasando porque él tenía una cualidad muy especial: la empatía. Esta cualidad le hacía sentir lo que las personas de su alrededor sentían, y ahora estaba lleno de tristeza.

—Eso ya no es un problema. Yo puedo serlo.

Gustavo, cada vez más apenado, tuvo una idea: montar su propio circo. Pero ¿de dónde sacaría el dinero? Pensando, pensando, dio con una solución. Pondría este anuncio en el periódico: «Se buscan personas para trabajar en el circo. Tienen que ser bondadosas y solidarias. Los inte- resados deben presentarse mañana, a las 9, en la entrada del circo». Llegó la mañana y nadie se presentó a la cita. Pasaron los minutos y Gustavo empezaba a darse por vencido cuando, de repente y de la nada, aparecieron en el suelo dos sombras que parecían estar bailando. Miró hacia arriba y vio a dos equi- libristas. Se quedó sorprendido. ¡Habían venido a la prueba!

La empatía

Un mago con sombrero de copa y capa negra apareció diciendo: «¿Llego tarde? Si es así, perdona mi retraso y acep- ta este regalo como disculpa».

El taquillero comenzó a sonreír de alegría. «Pero nos falta un jefe de pista», pensó. «Sin él el circo no puede funcionar». Y del silencio se escuchó:

Nuestro taquillero se quedó maravillado al ver a un señor muy arreglado y elegante. Se acercó a él y le dijo: —Me presento: mi nombre es Jacinto. Soy jefe de pista, aunque mi mayor vocación es hacer feliz a las personas. Creo que es lo que mejor se me da. Gustavo miró a todos los ahí presentes y dijo: —Bueno, yo soy taquillero, pero creo que mi vocación también es hacer felices a los demás. El mago se acercó y lo rodeó con su brazo por el hombro diciéndole: —Entonces, amigo mío, sirvamos felicidad. A la semana siguiente, inauguraron el circo. Nadie pagaba nada por entrar y el éxito fue espectacular. Tanto éxito tení- an que, al finalizar la función, el público hacía llover billetes de dinero como si de confeti se tratase. Todos los días Gustavo gritaba con una enorme sonrisa: —¡Pasen y vean a los mejores artistas del mundo! ¡Trabajan para hacerlos felices y para que no se les olvide sonreír! Y así es cómo comenzó el Circo de la Bondad, que cada semana se puede encontrar en una ciudad diferente. ¿Quién sabe? ¡Quizás mañana esté en la tuya!

Contesta en el cuaderno de Tutoría (P.S.) — Sobre el texto: ¿Quién es Gustavo? ¿Qué le gusta hacer? ¿Cuándo es feliz? ¿Siente los problemas de los demás? ¿Por qué? ¿Qué cualidad tiene? ¿Los demás protagonis- tas también la tienen? ¿Por qué?

“Niños con valores hacen la diferencia del resto”

— Sobre la experiencia personal: ¿Te ha pasado a ti algo parecido alguna vez? ¿Disfrutas haciendo felices a los demás? ¿Te pones en el lugar de los otros? ¿Es importan- te ponerse en el lugar de los demás? ¿Por qué? Profesor: Wilder 3

1

Ordena las piezas y escribe las frases.

2

Ordena las letras y escribe las palabras que resultan.

La empatía

Nombre: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fecha: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Jacinto, el chico de las luces - La confianza ¡Hola, amigos! Mi nombre es Jacinto y soy el jefe de pista del Circo de la Bondad. Y qué es eso, os preguntaréis. Pues es muy sencillo: me ocupo de que todo esté en su sitio y de que cada uno de los miembros del circo sepa dónde debe estar en todo momento.

El circo se llenó rápidamente, no cabía ni un alfiler, y la actua- ción comenzó. Desde el primer momento se veía a la gente maravillada. Todo era bienestar y armonía. Al final, las risas y los aplausos inundaron el circo. Todos estábamos muy, pero que muy contentos.

Me dicen que he nacido para hacer esto y que siempre se me ha dado bien. Que soy el mejor.

¡Ah! ¡No os he contado mi secreto!

Pero no todo lo que dicen de mí es cierto, y si me dejáis que os cuente mi historia, os enseñaré cómo me convertí en lo que soy y, lo que es mejor aún, os descubriré mi secreto.

Pues ahí va. Mi secreto es: confía en los demás como con- fías en ti mismo. Siéntete bien con quienes compartes tu vida. Y nunca olvides cumplir tus promesas. Un saludo y buenos días a todos.

Soy el mayor de cinco hermanos. Mi padre era domador de fieras. A mis hermanos y a mí nos encantaba ir a verlo actuar. Era increíble cómo los animales lo obedecían. Nos quedábamos maravillados. Soñábamos que algún día ha- ríamos lo mismo que nuestro padre. Mi padre fue haciéndose mayor y no podía seguir con un trabajo tan arriesgado. Así que un día hablé con el dueño del circo y le pedí trabajo. Tenía que ayudar con mi sueldo en casa. Durante un tiempo fui el chico de las luces. Me encargaba de subir y bajar las luces, y de moverlas siguiendo a los artistas por la pista. Tenía que saber cada movimiento de los artistas. Todos los días estudiaba los números para no equivocarme. Así aprendí un montón de cada uno de ellos. Sabía cómo actuaban, lo que necesitaban en cada momento y veía lo que se les daba mejor y peor. El dueño del circo comenzó a tener mucha confianza en mí y valoraba mucho mi trabajo. Me pidió una cosa muy impor- tante: —Jacinto, el circo necesita algo nuevo. El público comien- za a aburrirse de ver siempre lo mismo. ¿Qué podríamos hacer? ¡Qué ilusión! ¡El dueño de aquel maravilloso lugar me preguntaba a mí qué podía hacer! No podía dejar pasar esa oportunidad. Le prometí que conseguiría hacer renacer el circo. Me puse a trabajar con mis amigos y sus apasionantes números.

La confianza

La mañana del estreno pegamos por toda la ciudad carteles que anunciaban el nuevo espectáculo.

Contesta en el cuaderno de Tutoría (P.S.) — Sobre el texto: ¿Quién es Jacinto? ¿En qué consiste su trabajo? ¿Siempre ha tenido el mismo trabajo? ¿Por qué consigue el trabajo que le gusta? ¿Por qué su jefe con- fía en él? ¿Crees que Jacinto confía en sí mismo?

¿Por qué?

— Sobre la experiencia personal: ¿Qué ocurre cuando no cumplimos las promesas? ¿Tú en quién confías? ¿Por

qué? ¿Confían tus amigos en ti? ¿Por qué?

Nombre: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fecha: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

1

Sustituye los dibujos por palabras.

O C A

Jacinto

2

circo

artistas

mundo

N

F I A

Z N

confianza

Colorea las letras con bonitos y diferentes colores.

CONFIANZA 3

Escribe una frase con la palabra «confianza». _______________________________________________________________________________________________________________

Escribe el nombre de tres personas en las que tú confías y explica por qué. La confianza

4

Doña Simpática - La simpatía Muy lejos de donde estáis sentados se encuentra una mujer con un don muy curioso. Es el don de hacer reír, y quien lo tiene se siente feliz por ello. Pero hay veces que es difícil saber si lo tienes. Y eso es lo que le sucede a nuestra pro- tagonista, Doña Simpática. Doña Simpática suele tropezar hasta con su propia sombra, siempre va con prisa, siempre llega tarde... Es un auténtico desastre, pero ¡es tan simpática! Aunque ella no lo sabe aún. Pero no os preocupéis, porque su mala suerte está a punto de cambiar.

miró en el cristal de un escaparate y, sí, la verdad es que era fea. De pronto, un autobús pasó por encima de un enorme char- co y salpicó a Doña Simpática, que quedó empapada. La pobre se sentó en un banco para descansar sin darse cuen- ta de que ¡estaba recién pintado! Dio un brinco, con tan mala suerte, que pisó una caca de perro. Intentó limpiarse el zapa- to, pero resbaló y cayó sobre unas plantas que había justo detrás. Cuando consiguió salir de las plantas, vio a una niña peque- ña que la miraba sonriente. Se sacudió las hojas y las ramas que llevaba en la ropa, y la niña comenzó a reír y a aplaudir. Doña Simpática le preguntó qué era lo que encontraba tan gracioso y, entre risas, la pequeña le señaló la flor que tenía en la cabeza. —Eres graciosa, muy graciosa —dijo la niña. —No, no soy graciosa, soy muy torpe, y por eso estoy así. Aunque también podrías estar riéndote de lo fea que soy —respondió la mujer. —¿Torpe? No sé qué es eso, pero seguro que es bonito —dijo la niña sin parar de reír. —Torpe es malo —se lamentó Doña Simpática. —Pues a mí me haces reír.

Hoy Doña Simpática se ha levantado para ir a su nuevo tra- bajo y han comenzado las calamidades: se ha caído de la cama y se ha hecho un chichón en la frente, se ha quema- do con la cafetera y se ha manchado con la tostada; al ves- tirse, se ha puesto los pantalones del revés y ha salido a la calle con un zapato de cada color. Después de mucho correr, ha llegado a su nuevo trabajo. El jefe, al verla con el chichón, los pantalones del revés y un zapato de cada color, ha puesto cara de circunstancias. Desastrosa, torpe y, además, no del todo guapa. Al segun- do tropiezo el jefe la ha despedido y le ha dicho riéndose que es muy fea.

La simpatía

Apenada por tanta intolerancia, Doña Simpática se ha ido a casa pensando en las palabras de su exjefe: «Eres torpe y, además, fea, muy fea». Pero ella nunca se había fijado. Se

La mujer sonrió y le dio la flor que llevaba en la cabeza. Enton- ces, oyeron música y aplausos que venían de una enorme carpa de circo. Se dirigieron hacia la carpa y, al entrar, un res- balón la hizo caer justo en el centro de la pista. Asustada, vio cómo una mujer vestida de arlequín y montada en una moto a toda velocidad, la cogía por la cintura y la montaba con ella. El público se levantó de sus asientos y comenzó a reír y a aplaudir entusiasmado. Por primera vez en la vida le esta- ban aplaudiendo por su torpeza. En ese momento, se dio cuenta de que había descubierto su verdadera vocación: ¡quería ser payasa! Perdonó a todos los que se habían reído de ella y, con el paso de los años, se convirtió en la mejor payasa del mundo. La gente venía de todas partes para verla. Era tan simpática y divertida que sus amigos se multiplicaban. Poco a poco, se fue dando cuenta de que no importaba ser torpe o fea, por- que los obstáculos pueden vencerse con buen humor y sim- patía.

Contesta en el cuaderno de Tutoría (P.S.) — Sobre el texto: ¿Quién es Doña Simpática? ¿Qué don

tiene? ¿Valoraba su don? ¿Por qué? ¿Quién le ayuda

sin querer a ver su don? ¿Consigue el trabajo que le gusta? ¿Cómo supera su fama de torpe y fea?

— Sobre la experiencia personal: ¿Es fácil aceptar los defec- tos? ¿Cómo debe ser una persona para tener el don de la simpatía? ¿Conoces a alguien así?

Nombre: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fecha: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

2

Numera para ordenar la historia. Dibuja una escena del cuento.

Coloca las palabras anteriores en el lugar adecuado y descubrirás un personaje de gran belleza.

La simpatía

1

El mago Extrañus - La autoestima Se dio cuenta de que alguien lo estaba observando desde la oscuridad. Se giró y dijo: —¡Hola! ¿Quién eres? ¿Y por qué me observas? De la oscuridad salió un hombre, que le contestó: —No soy yo quien te observa, sino que tú eres el que pasa. Nuestro amigo, extrañado por aquellas palabras, le respondió: —¡Ah, pues no me gusta que me miren, y menos hoy! El extraño le preguntó: —¿Y por qué, si se puede saber? —¡Niños y niñas! ¡Recién llegado de un país muy lejano con seres inimaginables y criaturas terroríficas, el Gran Mago Orlando Extrañus! Hoy, como cada día, el mago Orlando hace su número de magia y espera la sonrisa y el aplauso del público. Sabe que reconocen su trabajo. Para él es el mejor momento del día. Está muy orgulloso de sí mismo porque sabe que trabaja con empeño y tesón. Pero no fue siempre así. Hubo un tiempo en el que a nuestro amigo jamás le salían los trucos. Durante dos años fue aprendiz con una pareja de magos y les llevaba las maletas de un lugar a otro. Después de cada actuación, Orlando intentaba imitarlos sin ningún resultado. Era joven y testarudo. No le gustaba que le dijeran cómo se hacían las cosas y, mucho menos, que lo corrigieran. Un día, uno de los magos se puso enfermo y, como no podía actuar, pidió a nuestro aprendiz de mago que lo sustituyera esa tarde. Antes tenía que aprender los trucos, pero Orlando, muy ner- vioso, no daba una. De su chistera salía todo tipo de ar- tilugios menos lo que tenía que salir, un conejo. El mago, desesperado porque no progresaban, decidió que Orlando no estaba preparado para actuar. Ese día no habría magia en la pista del circo. Muy apenado y furioso por su torpeza, salió a dar un paseo. La calle estaba muy oscura y sólo se veía la luz de una farola.

—Trabajo en el circo que ha llegado a la ciudad — contestó Orlando —y hoy era el día de mi primera función, pero como soy un zoquete no pudo ser. —¿Un zoquete? —dijo el extraño—. Yo no veo que seas eso. Creo que te fallan la ilusión y la confianza en ti mismo. El chico le contestó: —¿Confianza? ¿Y eso de qué serviría? —Es lo que nos hace creer en nosotros mismos, haciéndonos únicos a cada uno —le dijo el extraño mientras le daba una caja—. No es una chistera, pero servirá si con optimismo crees que saldrá lo que deseas que salga. —¿De verdad crees que saldrá lo que deseo? —preguntó Orlando. Cogió la caja y la miró; estaba vacía. Cerró los ojos y, desde lo más profundo de su corazón, deseó que de esa caja saliera un conejo blanco. De repente, la caja comenzó a moverse y apareció lo que había pedido. El joven miró al extraño: —Gracias, ahora ya lo entiendo todo —dijo. Y salió corriendo con la caja en las manos hacia el circo. ¡Debía actuar; era su primera función! Desde ese día, Orlando adoptó el nombre de Gran Mago Extrañus, en honor a aquel extraño que tanto le había ense- ñado. Si visitáis su camerino, veréis una caja de cartón en una estantería. Cuando se encuentra perdido, solo con mirar la caja recupera la ilusión, el optimismo y la fe en sí mismo.

La a utoe sti ma

Contesta en el cuaderno de Tutoría (P.S.) — Sobre el texto: ¿Cómo se llama el mago? ¿Qué le ocurre? ¿Por qué no puede actuar? ¿Quién le enseña lo que le falla? ¿Qué le falla? ¿Qué aprende? ¿Por qué se con- vierte en un gran mago? ¿Qué cualidades lo hacen ser el mejor? Al final de la historia, ¿confía en sí mismo?

¿Valo- ra sus cualidades? ¿Se siente orgulloso de su trabajo?

¿Por qué? ¿Cambia su actitud negativa por otra más posi- tiva? — Sobre la experiencia personal: ¿Qué ocurre cuando nos valoramos positivamente? ¿Somos capaces de hacer más cosas?

Nombre: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fecha: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pinta las cajas que guardan ilusión y escribe en las vacías lo que tú esperas con muchísima ilusión. Colorea el dibujo.

Aceptar a todos. Ser buenos. alegre.

Estar

Pelear con mis compañeros.

2

Envidiar las cosas de los demás.

Valorar mi trabajo.

Aceptar cuand& me corrigen.

Decora las letras. Lee el valor que define al mago Extrañus.

AUTOESTIMA Escribe una frase con la palabra «autoestima».

La a utoe sti ma

1

3 ______________________________________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________________________________

Vane y Jeny, dos estupendas trapecistas - La superación

¿Qué es un circo sin trapecistas? Nada, ¿verdad? Esta es la historia de una trapecista que había perdido las ganas de ser feliz. Hace muchos años, dos hermanas trapecistas estaban ensa- yando un número nuevo que haría levantarse al público de sus asientos. Las hermanas trabajaban muy unidas y confiaban la una en la otra. Por eso todas sus actuaciones en el trapecio resul- taban perfectas. Pero un día Vane, la hermana mayor, per- dió el equilibrio y cayó a la red. A partir de ese momento, Vane perdió la confianza en sí misma y en los demás. Sentía mucho miedo cada vez que se acercaba al trapecio. Jeny, su hermana, se sentía triste por esto y la animaba cada día. Pero Vane era incapaz de volver a subirse al trapecio.

La superación

Pasaron semanas y meses. Vane seguía sin recuperar las ganas de superar el miedo. Así que se quedaba mirando desde el suelo las piruetas que Jeny realizaba en el trapecio. El tiempo se acababa y pronto debían estrenar el nuevo espectáculo. Vane miraba a su hermana, que cada día esta- ba más preocupada y triste porque el número no iba a estar

terminado. Si seguían así, deberían dejar el circo y su mayor pasión, el trapecio. Una tarde, mientras veía ensayar a su her- mana, Vane recordó los maravillosos números que ambas realizaban. Se acercó hacia la escalera del trapecio y, con mucho miedo, comenzó a subir por ella. En cada peldaño iba abandonando su tristeza. Y una gran fuerza la iba dominando, un gran deseo de superación. Con mucho esfuerzo llegó arriba del todo. Miró hacia abajo y, durante un instante, volvió a tener miedo. Pero solo fue un momento. Vio a su hermana en el otro extremo del trapecio, esperándola. La confianza y la valentía estaban con ella, y por fin, fue capaz de lanzarse con el trapecio. Vane volvió a ser feliz. Ensayaba sin descansar para que el nuevo número quedara perfecto. Las dos hermanas soñaban con el día del estreno. Y por fin llegó el día. Se vistieron con sus mejores galas. Bri- llaban como estrellas. En lo alto del trapecio Vane se dio cuenta de que unida a su hermana jamás le faltaría la valen- tía necesaria para realizar tan maravillosas acrobacias.

Contesta en el cuaderno de Tutoría (P.S.) — Sobre el texto: ¿Cómo se llaman las hermanas? ¿Quién perdió las ganas de ser mejor cada día? ¿Por qué le pasó eso? ¿Era feliz? ¿Y su hermana, era feliz al verla así? ¿Por qué? ¿Cómo superó su problema? ¿Le fue fácil? ¿Dónde encontró las fuerzas para superarse?

— Sobre la experiencia personal: ¿Crees que es importante ser mejor cada día? ¿Por qué? ¿Tú quieres ser mejor cada día? ¿Qué haces para conseguirlo? ¿Te ayuda alguien? ¿Quién? ¿Cómo lo hace? ¿Qué cosas podemos hacer para superarnos día a día?

Nombre: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fecha: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

2

3

Rodea el trapecio que mejor ayudó a la protagonista. Colorea el dibujo.

Escribe qué haces tú para superarte cada día.

_________________________________________ _________________________________________

La superación

1

Encuentra en esta sopa de letras las palabras que ayudan a la trapecista a superarse. Escríbelas en las líneas de al lado.

Los Hermanos Estupendo – El respeto Con el tiempo fueron llegando al circo nuevos artistas. Entre ellos, un grupo de jóvenes acróbatas, fuertes y ágiles, que hacían grandes torres subidos unos sobre los otros. Se ha- cían llamar los Hermanos Estupendo. Lo que no sabía mu- cha gente era su historia y por qué estaban en el Circo de la Bondad. Años atrás, el grupo representaba números muy difíciles. Los acróbatas tenían mucho éxito pero también tenían un gran problema: la forma de hablarse. En cualquier momento se podía escuchar: —¡Oye, tío, ten cuidado; me has aplastado el cuello! Y también: —¡Inútil, como te coja, sabrás lo que es bueno! Los malos modos y los insultos eran habituales y, en ocasio- nes, terminaban peleándose y perdiendo la concentración por esa causa. Los gritos hacían que el número perdiera toda la belleza.

Todos se quedaron muy sorprendidos. Estaban ante la mayor acróbata de la historia. Doña Paula les contó que había llegado a ser tan grande por- que se había dado cuenta a tiempo de lo que sucedía y había cambiado. Valoraba las críticas que le hacía su madre, por- que eran por su bien, y comenzó a tratarla mejor, a decir las cosas con respeto y a no herirla con sus palabras; en defi- nitiva, a expresarse de un modo correcto. Pronto acabaron los enfados con su madre y pasaron a llevarse bien y a ser muy felices. —Esa nueva actitud se notaba en la pista —dijo la anciana. —Nosotros —explicó el mayor de los hermanos— ya no podemos hacer nada. No podemos ser como usted. Ya hemos perdido nuestro trabajo por no tratarnos con respeto.

Un día, el dueño del circo se les acercó muy enfadado y les dijo: —El número ha salido bien, pero la forma como os expresáis en el escenario no me gusta y tampoco les gusta a los espec- tadores. Sintiéndolo mucho, no volveréis a actuar más en mi circo. Sorprendidos, no comprendían el porqué de su despido. ¿Cómo iban a ganarse la vida ahora? Empezaron a actuar en las plazas de los pueblos sin mucho éxito, pues seguían hablándose sin respeto. La gente se paraba a mirar el espec- táculo pero, al poco rato, todos huían asustados por los insul- tos y los gritos. Un día, una anciana se les acercó:

La anciana los miró sonriendo:

—¡Qué bien ver acróbatas! Pero ¿por qué no estáis en un circo?

—Llevo un rato hablando con vosotros y no he oído ni una sola grosería. Solo tenéis que poner empeño y tener ganas de mantener el respeto siempre, pase lo que pase.

—Nos han echado porque nos hablamos sin respeto y el público se escandaliza —dijo el más pequeño. Al oír eso, la anciana añadió: —Os entiendo muy bien porque me pasaba lo mismo con mi madre. Siempre discutíamos y nos hablábamos sin respeto. —¿También era acróbata, señora? —preguntó otro hermano.

El respeto

—Sí, lo era. Me llamaban la Gran Paula.

Los acróbatas se miraron sorprendidos. Era cierto. En ese rato ninguno había perdido los buenos modales. Se abraza- ron todos muy emocionados. ¡Ahora sí parecían hermanos! Agradecieron a la anciana sus sabias palabras y volvieron al circo a pedir una segunda oportunidad. ¡Y la consiguieron! Los hermanos se unieron al Circo de la Bondad para ir de pueblo en pueblo y enseñar esta lección a todo el mundo.

Contesta en el cuaderno de Tutoría (P.S.) — Sobre el texto: ¿Quiénes son los Hermanos Estupendo? ¿Por qué los despiden de su trabajo si eran tan buenos? ¿Crees que es una buena razón? ¿Qué los hizo cambiar?

¿Por qué? ¿Cómo cambiaron? ¿Hacían daño a alguien con sus malos modales? ¿Por qué?

— Sobre la experiencia personal: ¿Es importante cuidar nuestros modales? ¿Conseguimos algo cuando gritamos o lloriqueamos? ¿Cómo hay que tratar a las personas? ¿Qué aprenden los protagonistas?

Nombre: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fecha: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

1

Colorea la escena apropiada. Escribe una historia que narre lo sucedido.

________________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________________

El respeto

2

Dibuja la silueta de una mano y escribe el nombre de una persona a la que tengas que tratar con más respeto. Escribe qué vas a hacer para mejorar.

El violinista y la bailarina – La lealtad Había una vez una bailarina llamada Shara y un violinista lla- mado Jona que hacían juntos sus espectáculos. Eran unos grandes artistas. Como podéis imaginar la chica bailaba al ritmo del violín. El primer sueño del violinista ya lo había cumplido junto a Shara: trabajar en el Circo de la Bondad. Su segundo sueño era tocar en la mayor orquesta del mundo. Esta orquesta se encontraba en Australia. La única pena que tenía era que si se marchaba, su amiga no tendría con quien actuar. Para ella el baile era su vida. Un día recibió una carta con el sello de Australia. ¡Eso significaba que quizás le habían admitido en la orquesta! Su sueño estaba más cerca de lo que pensaba. Abrió la carta y empezó a leer: —Hemos escuchado los CD que nos envió para incorporar- se a la orquesta. Debemos decirle que es usted el artista que estábamos buscando. Le pedimos que nos conteste con una carta diciendo el día de su incorporación. Nuestro violinista se puso contentísimo pero enseguida pensó en su amiga Shara, la bailarina, y en lo triste que ella se sen- tiría con la noticia.

—Será mejor que de momento no decida nada. Es algo que tengo que pensar muy bien. Cuando tome una decisión, hablaré con Shara. Llegó la noche y el joven seguía pensando en cómo iba a tomarse su amiga la noticia de su posible marcha. Sabía que si dejaba el circo, iba a echarlo de menos porque en él había pasado muy buenos momentos. A la mañana siguiente vio que Shara estaba ensayando en el escenario. «Quizás no necesite realmente ese trabajo», se decía el muchacho. «La verdad es que me siento feliz aquí, junto a ella, recibiendo cada día los aplausos del público. Hacemos una pareja tan perfecta…» Por la tarde, Jona se encerró en su camerino y siguió pensando. Recordaba los buenos y los malos momentos. Eran muchos, pero tenían algo en común: siempre estaba Shara en ellos. Después de mucho pensar, escribió esta carta: «Estimados australiana:

directores

de

la

orquesta

Estoy muy agradecido por su invitación, pero me temo que tengo que rechazarla. El hecho de ser un buen músico es gra- cias al esfuerzo y al trabajo diario. Esto no hubiera sido posi- ble sin la amistad y el apoyo de mi mejor amiga, la bailarina Shara. Siento mucho decirles que sin ella no soy tan bueno como ustedes creen que soy. Sintiéndolo mucho, rechazo su invitación. Muy agradecido. El violinista Jona.» Cuando escribió la última palabra, una sonrisa apareció en su cara. Había comprendido que había hecho bien. Lo impor- tante no era dónde tocara el violín. Lo importante es tener a nuestro alrededor a las personas que queremos, las que nos ayudan, las que están con nosotros pase lo que pase. Jona sabía que siempre podría contar con la bella bailarina, y que él nunca rompería su lealtad hacia ella.

La lealtad

A partir de aquel día, tras cada actuación, Jona hacía llegar a Shara un enorme ramo de rosas blancas. Aquellas flores eran un símbolo de agradecimiento por tantos años de leal amistad. Shara le regalaba la mejor de sus sonrisas.

Contesta en el cuaderno de Tutoría (P.S.) — Sobre el texto: ¿Con qué soñaba el violinista? ¿Cómo se llama la bailarina? ¿Eran buenos amigos? ¿Por qué? ¿Qué decía la carta que recibió Jona? ¿La aceptó sin pen- sar? ¿Por qué? ¿A qué conclusión llegó? ¿Dejó su sueño por su amiga o porque el sueño ya estaba cumplido? ¿Por qué regalaba rosas tras cada

actuación?

— Sobre la experiencia personal: ¿Tenemos que ser agradecidos con los amigos? ¿Por qué? ¿Tienes muchos ami-

gos así de fieles y leales? ¿En qué notas que lo son? ¿Hay que cuidar a los amigos? ¿Cómo lo haces?

Nombre: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fecha: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

1

Termina de dibujar a tus mejores amigos y amigas. Hazles una gran sonrisa y escribe debajo de ellos sus nombres y lo que más te gusta de ellos.

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La lealtad

2

Colorea las letras escondidas, escríbelas de forma ordenada y descubrirás una palabra muy especial.

L __ __ __ __ __ D

Orientaciones didácticas para trabajar los cuentos —Escuchar la narración leída por el maestro/a y responder, de forma oral, las pre- guntas de comprensión de la narración y las de la propia experiencia relaciona- das con el valor. —Resolver la ficha fotocopiable propuesta en cada caso. —Colorear al personaje de la narración. Pueden ampliarse los dibujos que se ofre- cen en esta misma página. —Dibujar la escena del cuento que más le haya gustado. Reconstruir el cuen- to a partir de todos los dibujos de la clase. —Inventar, con la ayuda de todos, un nuevo final para la historia.

A4

JACINTO

VANE Y JENY

A3

DOÑA SIMPÁTICA

HERMANOS ESTUPENDO

GUSTAVO

EXTRAÑUS

SHARA Y JONA