Cuento de La Alhambra

Hace mucho tiempo, en la ciudad de Granada vivía un rey moro, junto a su hijo Ahmed Ahmed era el futuro heredero del r

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Hace mucho tiempo, en la ciudad de Granada vivía un rey moro, junto a su hijo Ahmed

Ahmed era el futuro heredero del reino de Granada. Era un niño muy feliz que vivía junto a sus padres y hermanas

Hasta que un día llegaron a palacio unos hechiceros, éstos informaron al rey de que el joven Ahmed sería un buen príncipe, siempre que no conociese el significado de la palabra “Amor”

Para alejar al príncipe de toda tentación, el rey mandó construir un hermoso palacio rodeado de jardines y altas murallas al que llamó “Generalife”, para encerrar allí al joven príncipe Ahmed.

En todo momento, Ahmed estaría custodiado por un gran sabio llamado Eben, quién debía lograr que el joven príncipe no conociese el significado del Amor.

El sabio consiguió que Ahmed llegase a la edad de 20 años sin conocer lo que era el amor. El joven comenzó a interesarse por la música y la poesía, ya que le permitían descubrir sensaciones que nunca había tenido.

Para evitar que Ahmed descubriese el amor por la música y por la lectura, el sabio Eben decidió encerrarlo en la torre más alta, custodiado en todo momento por miles de guardianes.

Solo, sin nadie con quién hablar, el joven Ahmed comenzó a relacionarse con los pájaros que eran los únicos que visitaban su torre. Fue pasando el tiempo y llegó a entender perfectamente el lenguaje de estos animales. Conoció a un gavilán, a un búho, a un murciélago y a una golondrina, con ellos charlaba a diario.

Un día llegó a la torre un asustado palomo, que venía huyendo de unos cazadores

Ahmed comenzó a charlar con él y le preguntó que le ocurría, éste le contó que huía de unos cazadores que querían matarlo para echarlo a la cazuela. Ahmed intentó tranquilizar al palomo pero éste le indicó que no estaría bien hasta que no estuviese al lado de su amada. El joven príncipe sintió mucha curiosidad por este sentimiento que él nunca había experimentado y pidió al palomo que le explicase que era eso llamado “AMOR”

El palomo preguntó al joven si no tenía a nadie a quién amar, a lo que Ahmed contestó que allí encerrado no conocería a nadie, tan solo veía a su guardian. Cuándo todo estuvo más tranquilo, el palomo decidió marcharse y Ahmed se quedó un poco triste pensando en lo que su nuevo amigo le había contado y soñaba con poder experimentar algún día ese sentimiento.

Un día Ahmed se llevó una grata sorpresa, su amigo el palomo había regresado para verle y en su pico traía una carta de amor. Era de una princesa que también vivía encerrada en un castillo y a la que el palomo había contado la historia de Ahmed.

Ahmed se apresuró a escribir una carta a Gumersinda, la joven princesa, para que el palomo se la entregara. Pasaban los días y Ahmed no tenía noticias de la princesa, hasta que, … por fin un día el palomo regresó y le hizo saber a Ahmed que Gumersinda quería ser su amada.

Ahmed se apresuró a escribir una carta a Gumersinda, la joven princesa, para que el palomo se la entregara. Pasaban los días y Ahmed no tenía noticias de la princesa, hasta que, … por fin un día el palomo regresó y le hizo saber a Ahmed que Gumersinda quería ser su amada y deseaba que juntos formasen una familia.

Pero para ello, Ahmed debía ir a buscarla y escalar hasta su torre. Ahmed aprovechó que era de noche y bajó por unas sabanas que había atado. Sus amigos los pájaros guiaron el largo viaje de Ahmed hasta Toledo, lugar dónde se encontraba presa Gumersinda.

Rescatar a Gumersinda no era tarea fácil, Ahmed debía enfrentarse a otros príncipes que deseaban casarse con la joven. Tan fuerte era el sentimiento por la princesa que Ahmed no se lo pensó dos veces y decidió ir a luchar por su amada.

Cuando llegó al lugar del enfrentamiento, indicaron a Ahmed que él no podría luchar por el amor de la princesa, ya que ella era Cristiana y él era Musulmán. A Ahmed no le importaba la religión tan solo quería estar con Gumersinda. Luchó contra todos los que se oponían y al fín ganó.

Corrió rápidamente a por Gumersinda y ambos huyeron hacia Granada. Llegaron al Generalife y decidieron casarse. Se convirtieron entonces en los Reyes de Granada y fueron felices formando una gran familia.

Desde entonces la ciudad de Granada recuerde como un moro y una cristiana fueron felices a pesar de tener creencias diferentes.