Cuando Muere Un Ser Querido

Cuando muere un ser querido ¿Se le ha muerto algún ser querido? ¿Todavía llora su pérdida? ¿Necesita ayuda para sobre

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Cuando

muere un ser querido

¿Se le ha muerto algún ser querido? ¿Todavía llora su pérdida? ¿Necesita ayuda para sobrellevar el dolor? ¿Hay alguna esperanza para los muertos? Si así es, ¿en qué consiste? ¿Cómo podemos estar seguros de que es real? En este folleto se dan respuestas consoladoras tomadas de la Biblia a estas preguntas. Le invitamos a leerlo cuidadosamente. “¡No puede ser!” PÁGINA 3

¿Es normal sentirse así? PÁGINA 7

¿Cómo puedo sobrellevar el dolor? PÁGINA 14

Cómo ayudar al doliente PÁGINA 20

Una esperanza segura para los muertos PÁGINA 26 5 1994, 2000, 2005 Watch Tower Bible and Tract So ciety of Pennsylvania Cuando muere un ser querido Editores Watch Tower Bible and Tract So ciety of Canada Georgetown, Ontario, Canada Impresi ón de o ctubre de 2014 Esta publicaci ón se distrib uye como parte de una obra mundial de educaci ón b íblica que se sostiene con donativos. Prohibida su venta. A menos que se indique lo contrario, las citas b íblicas se han tomado de la versi ón en lenguaje mo derno Traducci ón del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (con referencias). When Some one You Love Dies Spanish (we-S) Made in Canada Impreso en Canad á

“¡No puede ser!” ˜

U N SE NOR de Nueva York (E.U.A.) relata: “Mi hijo Jonathan estaba visitando a unos amigos ´ ´ que viv ıan a unos cuantos kil ometros de casa. A mi esposa, Valentina, no le agradaba que fuera a aquel lugar. ´ ´ Siempre se preocupaba por el tr afico. Pero a el le encantaba la ´ ´ ´ electr onica, y sus amigos ten ıan un taller donde pod ıa hacer ´ pr acticas. Yo me encontraba en casa, en el oeste de Manhattan, y mi esposa estaba en Puerto Rico visitando a su familia. ‘Jonathan debe estar a punto de llegar’, ´ ´ pens e. En ese momento son o el timbre ´ de la puerta. ‘Seguro que es el’, me dije. ´ ´ Pero, no; era la polic ıa y unos param edicos. ‘ ¿Reconoce usted este permiso de ´ ´ conducci on? ’, pregunt o el agente de poli´ ´ c ıa. ‘S ı, es el de mi hijo Jonathan.’ ‘Tenemos malas noticias para usted. Ha habido un accidente y... su hijo..., su hijo ha muerto.’ ´ Mi reacci on inmediata fue decir: ‘ ¡No puede ser! ’. Aquel espanto´ ´ ´ so suceso abri o una herida en nuestro coraz on que todav ıa no se ˜ ha curado, aunque ya han pasado varios a nos”.

‘Tenemos malas noticias para usted. Ha habido un accidente y... su hijo..., su hijo ha muerto.’ ˜ Un padre de familia de Barcelona (Espa na) es´ ˜ cribe: “ Eramos una familia feliz de la Espa na de ˜ ´ los a nos sesenta: Mar ıa —mi esposa—, nuestros tres hijos —David, Paquito e Isabel, de 13, 11 y ˜ 9 a nos respectivamente— y yo. ´ ”Un d ıa del mes de marzo de 1963, Paquito vino ´ de la escuela quej andose de un fuerte dolor de ´ cabeza. Est abamos desconcertados porque no sa´ ´ ´ b ıamos cu al podr ıa ser la causa; pero pronto lo ´ supimos. Tres horas m as tarde, estaba muerto. 4

´ Una hemorragia cerebral hab ıa acabado con su vida. ´ ´ ˜ ”Paquito muri o hace m as de treinta a nos, pero ´ el profundo dolor de aquella p erdida sigue afec´ ´ t andonos hasta este d ıa. Cuando los padres pierden a un hijo, siempre sienten que han perdido ´ ´ una parte de s ı mismos, sin importar cu anto tiem´ ´ po haya transcurrido o cu antos hijos m as tengan.” Estos dos casos de padres que perdieron a un hijo ilustran lo honda y duradera que es la herida Cuando muere un ser querido

´ cuando sobreviene tal desgracia. Un m edico escri´ ˜ bi o acertadamente: “La muerte de un ni no suele ´ ´ ´ ser m as tr agica y traum atica que la de un adulto, ˜ ´ porque un ni no es la ultima persona de la familia que se espera ver morir. [...] El fallecimiento de ˜ ´ cualquier ni no representa la p erdida de futuros ˜ ´ sue nos, parientes [hijos pol ıticos y nietos] y expe´ riencias [...] de los que a un no se ha disfruta´ do”. La mujer que sufre un aborto espont aneo pue´ de experimentar el mismo sentimiento de p erdida profunda. ´ Una mujer que enviud o cuenta lo siguiente: “Mi ´ esposo, Russell, fue asistente m edico en la zona del ´ ´ Pac ıfico durante la II Guerra Mundial. Presenci o ´ terribles batallas, y sobrevivi o a todas ellas. Luego ´ ´ regres o a Estados Unidos, donde llev o una vida ´ ´ m as tranquila. Posteriormente empez o a servir de ´ ministro de la Palabra de Dios. Despu es de cumplir ˜ ´ ´ ´ 60 a nos manifest o los s ıntomas de una afecci on ´ ´ card ıaca. Se esforz o por llevar una vida activa, ´ ´ pero, finalmente, un d ıa de julio de 1988 sufri o un ´ ´ ´ fuerte ataque card ıaco y muri o. Su p erdida me ´ ´ dej o desolada. Ni siquiera pude despedirme de el. Russell no era simplemente mi esposo. Era mi me˜ ´ jor amigo. Hab ıamos compartido cuarenta a nos de ´ nuestras vidas. Parec ıa que a partir de ese momento me iba a ver sumida en una terrible soledad”. Estos son solo unos cuantos ejemplos de los miles de tragedias que acaecen diariamente a las ´ familias por todo el mundo. La mayor ıa de las ´ personas que han perdido a un ser querido le dir an ´ que cuando muere un hijo, el c onyuge, el padre, la madre o un amigo, se siente que la muerte es ver´ daderamente “el ultimo enemigo”, como dijo el ´ escritor cristiano Pablo. La primera reacci on na´ tural a la aterradora noticia suele ser de negaci on: Cuando muere un ser querido

´ “ ¡No puede ser! No lo puedo creer”. A esta reacci on ´ con frecuencia le siguen otras, como veremos m as adelante. (1 Corintios 15:25, 26.) No obstante, antes de analizar los sentimientos ´ de aflicci on, contestemos algunas preguntas importantes. ¿Significa la muerte el fin de la persona? ¿Hay alguna posibilidad de volver a ver a nuestros seres queridos?

Existe una esperanza real ´ El escritor b ıblico Pablo hizo concebir esperan´ ´ zas de que se eliminar a a este “ ultimo enemigo”, ´ la muerte, cuando escribi o: “La muerte ha de ser ´ reducida a nada”. “El ultimo enemigo en ser des´ truido ser a la Muerte.” (1 Corintios 15:26, Biblia ´ ´ de Jerusal en.) ¿Por qu e estaba Pablo tan seguro ´ ´ ´ ´ de que ser ıa as ı? Porque a el le hab ıa instruido ´ alguien que hab ıa sido levantado de entre los muertos, a saber, Jesucristo. (Hechos 9:3-19.) Por ´ ´ eso tambi en escribi o: “Dado que la muerte es me´ ´ diante un hombre [Ad an], la resurrecci on de los ´ muertos tambi en es mediante un hombre [Jesu´ ´ ´ cristo]. Porque as ı como en Ad an todos est an mu´ ´ ´ riendo, as ı tambi en en el Cristo todos ser an vivificados”. (1 Corintios 15:21, 22.) ´ ´ ´ Jes us se conmovi o mucho cuando se encontr o ´ con una viuda de Na ın y vio a su hijo muerto. El re´ ´ lato b ıblico nos dice: “Al acercarse [Jes us] a la ´ puerta de la ciudad [Na ın], pues ¡mira!, sacaban a ´ ´ un muerto, el hijo unig enito de su madre. Adem as, ´ ella e ra viuda. Tambi en estaba con ella una muchedumbre bastante numerosa de la ciudad. ˜ ´ ´ Y cuando el Se nor alcanz o a verla, se enterneci o por ella, y le dijo: ‘Deja de llorar’. En seguida se ´ ´ ´ acerc o y toc o el f eretro, y los que lo llevaban se ´ ´ detuvieron, y el dijo: ‘Joven, yo te digo: ¡Lev anta´ ´ te! ’. Y el muerto se incorpor o y comenz o a hablar, 5

´ y el lo dio a su madre. Entonces el temor se apo´ der o de todos, y se pusieron a glorificar a Dios, di-

´ convicci on: “Bendito sea el Dios y Padre de nues˜ ´ tro Se nor Jesucristo, porque, seg un su gran mise-

ciendo: ‘Un gran profeta ha sido levantado entre ´ nosotros’, y: ‘Dios ha dirigido su atenci on a su pue´ ´ blo’ ”. Note que Jes us se compadeci o tanto de la ´ viuda que resucit o a su hijo. ¡Piense en lo que ese

ricordia, nos dio un nuevo nacimiento a una espe´ ranza viva mediante la resurrecci on de Jesucristo

suceso presagia! (Lucas 7:12-16.) ´ Aquella resurrecci on, de la que hubo testigos ´ ´ presenciales, fue memorable. Sirvi o de garant ıa de ´ ´ ´ la resurrecci on que Jes us hab ıa predicho antes,

con las siguientes palabras: “Creo todas las cosas

un regreso a la vida en la Tierra bajo “un nuevo cie´ lo”. En aquella ocasi on Je´ ´ sus habıa dicho: “No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos ´ los que est an en las tum´ bas conmemorativas oir an ´ su voz y saldr an”. (Reve´ laci on [Apocalipsis] 21:1, 3, 4; Juan 5:28, 29; 2 Pedro 3:13.) Pedro y algunos de los

expuestas en la Ley y escritas en los Profetas; y tengo esperanza en cuanto a Dios, esperanza que ´ estos mismos tambi en abrigan, de que va a ha´ ´ ber resurrecci on as ı de justos como de injustos”. (He-

,!/(.- *, '#., ´ ´ ¿Qu e reacci on natural se produce cuando muere un ser querido? ´ ´ ¿Qu e hizo Jes us ´ por una viuda de Na ın? ´ ´ ¿Qu e promesa dio Jes us respecto a los muertos? ´ ¿Por qu e estaban seguros ´ Pedro y Pablo de que habr ıa ´ una resurrecci on? ´ ¿Qu e preguntas merecen respuesta?

doce hombres que acompa˜ ´ naban a Jes us en sus viajes ´ tambi en presenciaron varias resurrecciones. In´ cluso escucharon al resucitado Jes us hablar a ori-

llas del mar de Galilea. El relato nos informa: “Je´ ´ s us les dijo: ‘Vengan, desay unense’. Ninguno de los ´ ´ ´ ´ disc ıpulos tuvo el animo de inquirir de el: ‘T u, ˜ ´ ´ ¿qui en eres? ’, porque sab ıan que era el Se nor. Je´ ´ ´ ´ s us se acerc o y tom o el pan y se lo dio, y as ı mismo ´ el pescado. Esta fue ya la tercera vez que Jes us se ´ ´ ´ apareci o a los disc ıpulos despu es de haber sido levantado de entre los muertos”. (Juan 21:12-14.) En consecuencia, Pedro pudo escribir con total 6

de entre los muertos”. (1 Pedro 1:3.) ´ ´ El ap ostol Pablo expres o su esperanza segura

chos 24:14, 15.) ´ Ası pues, millones de personas pueden te ner la firme esperanza de volver a ver con vida a sus sere s a ma d o s e n l a T i e r r a , pero en circunstancias muy ´ dife re n te s . ¿Qu e c irc uns ´ ´ tancias ser an esas? En la ul´ tima seccion del folleto, titulada “Una esperanza segura para los muertos”, se ´ ´ tratar a m as a fondo la espe-

ranza que da la Biblia para los seres queridos que hemos perdido. Pero primero respondamos a las preguntas que ´ usted posiblemente tenga si est a afligido por la muerte de un ser querido: ¿Es normal sentir tanto ´ ´ dolor? ¿C omo puedo sobrellevarlo? ¿C omo pueden ´ ´ ayudarme los dem as? ¿Qu e puedo hacer para ayu´ ´ dar a los que est an desolados? Y sobre todo, ¿qu e esperanza segura para los muertos contiene la Bi´ blia? ¿Volver e a ver alguna vez a mis seres queri´ ´ dos? Y si as ı es, ¿d onde? Cuando muere un ser querido

¿Es normal´ sentirse ası? ´ ´ N HOMBRE que estaba de duelo escribi o: “Como me cri e en Inglaterra, me ˜ ´ ´ ense naron a no exteriorizar mis sentimientos. A un me parece o ır a mi padre, ´ un ex militar, dici endome con los dientes apretados: ‘¡No llores! ’, cuando algo me

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´ produc ıa dolor. No recuerdo si alguna vez mi ma´ ´ ´ dre nos bes o o abraz o a mis tres hermanos y a m ı. ˜ ´ Cuando ten ıa 56 a nos, vi morir a mi padre. Aun´ que sent ı una pena inmensa, al principio fui incapaz de llorar”. Hay culturas en las que los individuos expresan ´ sus sentimientos abiertamente. Los dem as saben si se sienten contentos o tristes. Pero en otras partes del mundo, especialmente en el norte de Euro˜ pa y en Gran Breta na, se ha educado a la gente, sobre todo a los hombres, para que oculten sus sentimientos, para que repriman sus emociones y no se inmuten ante nada. No obstante, ¿tiene algo ´ de malo expresar el dolor cuando se sufre la p er´ dida de un ser querido? ¿Qu e dice la Biblia al respecto?

´ Personajes bıblicos que lloraron ´ La Biblia fue escrita por hebreos del Mediterr aneo oriental, quienes eran un pueblo expresivo. ´ En sus p aginas se encuentran muchos casos de ´ personas que manifestaron p ublicamente su aflic´ ´ ci on. El rey David, por ejemplo, qued o desolado Cuando muere un ser querido

´ ´ cuando su hijo Amn on fue asesinado y ‘llor o con un llanto sumamente grande’. (2 Samuel 13:28´ 39.) Llor o incluso la muerte de su traicionero hijo ´ ´ Absal on, que hab ıa intentado usurpar el trono. ´ El relato b ıblico nos indica: “Entonces el rey [Da´ ´ ´ vid] se perturb o y subi o a la c amara del techo sobre el paso de entrada y se puso a llorar; y esto de´ ´ ´ ´ c ıa al andar: ‘ ¡Hijo m ıo, Absal on, hijo m ıo, hijo ´ ´ m ıo, Absal on! ¡Oh, que yo pudiera haber muerto, ´ ´ yo mismo, en lugar de ti, Absal on, hijo m ıo, hijo ´ ´ m ıo! ’ ”. (2 Samuel 18:33.) David manifest o su do´ lor como cualquier otro padre. ¡Cu antas veces han deseado los padres haber muerto ellos en lugar de sus hijos! Parece tan anormal que un hijo fallezca antes que sus padres. ´ ´ ´ ¿C omo reaccion o Jes us ante la muerte de su ´ ´ amigo L azaro? Al acercarse a su tumba, llor o. ´ ´ ´ (Juan 11:30-38.) Mar ıa Magdalena tambi en llor o ´ cuando se aproximaba al sepulcro de Jes us. (Juan 20:11-16.) Es cierto que el cristiano que entiende ´ ´ la esperanza b ıblica de la resurrecci on no llora inconsolablemente, como lo hacen algunos que 7

´ no poseen un fundamento b ıblico claro para sus ´ creencias con respecto a la condici on de los muertos. Pero, como todo ser humano con sentimientos normales, el verdadero cristiano, pese a tener la ´ ´ esperanza de la resurrecci on, llora la p erdida de cualquier persona querida. (1 Tesalonicenses 4: 13, 14.)

Llorar o no llorar ´ ´ ¿C omo reacciona la gente hoy en d ıa? ¿Le cues¨ ta o le da verg uenza a usted exteriorizar sus sen-

´ timientos? ¿Qu e recomiendan los especialistas? ´ En muchas ocasiones, la opini on moderna es ´ un mero reflejo de la sabidur ıa antigua inspirada de la Biblia. Dicen que debemos expresar el dolor en vez de reprimirlo. Esto nos recuerda a hombres ¨ fieles de la antig uedad, como Job, David y Jere´ m ıas, cuyas expresiones de dolor aparecen en la Biblia. Ellos no reprimieron sus sentimientos. Por ´ consiguiente, no es sensato aislarse de los dem as. (Proverbios 18:1.) Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que el duelo se expresa de diferentes

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Cuando muere un ser querido

´ formas seg un la cultura y las creencias religiosas predominantes.1 ´ ¿Qu e puede hacer si tiene ganas de llorar? Llorar es humano. Recuerde de nuevo que cuando ´ ´ ´ ´ ´ L azaro muri o, Jes us “gimi o en el esp ıritu y [...] ´ ´ cedi o a las l agrimas”. (Juan 11:33, 35.) De este ´ ´ modo prob o que el llanto es una reacci on normal ante la muerte de un ser amado. ´ ´ El caso de Anne —cuyo beb e, Rachel, falleci o ´ ´ del s ındrome de muerte infantil s ubita— corrobo´ ra lo anterior. Su esposo coment o: “Lo sorprendente fue que ni Anne ni yo lloramos en el en´ tierro, aunque todos los dem as estaban llorando”. ´ ´ A esto, Anne replic o: “S ı, pero yo he llorado mucho ´ por ambos. Creo que su muerte me afect o de modo ´ especial unas cuantas semanas despu es de la tra´ ´ gedia, cuando por fin un d ıa me encontr e sola en ´ ´ casa. Me pas e todo el d ıa llorando. Pero creo que ´ ´ ´ eso me ayud o. Me sent ı mejor. Ten ıa que llorar la muerte de mi hija. Creo sinceramente que se debe dejar a las personas dolientes que lloren. Aunque ´ decir ‘no llores’ es una reacci on natural de los de´ m as, en realidad no ayuda en nada”.

´ La reaccion de algunos ´ ¿C omo han reaccionado algunas personas al su´ frir la p erdida de un ser querido? Pongamos por caso a Juanita, quien sabe lo que significa perder a ´ un beb e. Juanita estaba embarazada cuando tuvo 1 Por ejemplo, una creencia tradicional de los yoruba, pueblo ´ nigeriano, es la reencarnaci on del alma. Por lo tanto, cuando una mujer pierde a un hijo, siente un gran dolor, pero no por mucho ´ tiempo, pues, como dice un refr an yoruba, “Es el agua lo que se ´ ´ ha derramado, pero el calabacino no est a roto”. Seg un los yoruba, esto significa que la madre —el calabacino que contiene el agua— puede tener otro hijo, que pudiera ser una reencarna´ ´ ci on del fallecido. Los testigos de Jehov a no siguen las tradicio´ nes basadas en supersticiones provenientes de conceptos err oneos ´ como el de la inmortalidad del alma y la reencarnaci on, ambos ´ ´ carentes de apoyo b ıblico. (Eclesiast es 9:5, 10; Ezequiel 18:4, 20.)

Cuando muere un ser querido

f ˘& *,)-)  &  &## )( ´ a palabra “proceso” no implica que la aflicci on ´ siga un patr on o programa fijo. Sus reacciones ´ pueden traslaparse y variar en duraci on, ´ dependiendo del individuo. Esta lista no est a completa, pues pueden aparecer otras reacciones. ´ A continuaci on se presentan algunos de los ´ ´ s ıntomas de aflicci on que se pueden experimentar. ´ Primeras reacciones: conmoci on inicial; ´ incredulidad, negaci on; aturdimiento; sentimientos de culpa; ira. ´ ´ Fase de aflicci on aguda: p erdida de memoria e insomnio; cansancio extremo; cambios repentinos ´ del estado de animo; dificultades para juzgar y pensar; ataques de llanto; trastornos del apetito, ´ con la consiguiente p erdida o aumento de peso; ´ diversos s ıntomas de alteraciones de la salud; ´ letargo; disminuci on de la capacidad laboral; ´ alucinaciones (sentir, ver u o ır al difunto); en caso ´ de p erdida de un hijo, resentimiento irracional ´ hacia el c onyuge. ´ ˜ Fase de estabilizaci on: tristeza acompa nada de ´ nostalgia; recuerdos m as gratos del fallecido, ´ incluso con ciertos matices humor ısticos.

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que ser hospitalizada debido a un accidente au´ ´ tomovil ıstico. Anteriormente hab ıa tenido cinco ´ abortos, as ı que es comprensible que estuviera preocupada. A las dos semanas se puso de parto ´ ˜ ´ prematuramente. Poco despu es naci o la peque na Vanessa, con un peso de apenas 900 gramos. “ ¡Estaba tan emocionada! —recuerda Juanita—. ¡Por fin era madre!” ´ ´ Pero su felicidad fue ef ımera. Vanessa muri o a ´ ´ los cuatro d ıas de su nacimiento. “Sent ı un gran ´ ´ vac ıo —dice Juanita—. Hab ıa dejado de ser ma´ dre. Me sent ıa incompleta. Fue doloroso volver a 9

f j ),.) -*)(. () 3 (#'#(.)  /( (# () '/,.)B & )&),  & ', ˜ ´ unque ya ten ıa otros ni nos, Monna esperaba con ´ ´ gran ilusi on el nacimiento de su pr oxima hija. Incluso antes de nacer, “jugaba con ella, le hablaba ˜ y so naba con ella”. ´ Los lazos entre ella y su futuro beb e eran cada vez ´ ´ m as fuertes. Monna contin ua diciendo: “Rachel Anne ´ me daba pataditas que hac ıan que se cayera el libro ´ ´ que yo ten ıa apoyado sobre el vientre; me manten ıa ´ despierta por la noche. Todav ıa recuerdo sus prime˜ ras pataditas; eran como toquecitos suaves y cari no´ sos. Cada vez que se mov ıa, me llenaba de ternura. ´ ´ ´ ´ La conoc ıa tan bien que sab ıa cu ando sent ıa dolor y ´ cu ando estaba enferma”. ´ Monna prosigue su relato: “El doctor no me crey o ´ hasta que fue demasiado tarde. Me dec ıa que dejara ´ de preocuparme. Creo que percib ı el momento en que ´ ´ muri o. De repente, dio una vuelta brusca. Al d ıa siguiente estaba muerta”.

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La experiencia de Monna no es un caso aislado. Se´ ´ g un el libro Surviving Pregnancy Loss (C omo ´ superar un aborto espont aneo), de las escritoras Friedman y Gradstein, tan solo en Esta´ dos Unidos alrededor de un mill on de mujeres ˜ al a no tienen un embarazo malogrado. ´ La cifra mundial, l ogicamente, es mucho mayor. Por lo general, la gente no se da cuenta de que tener un abor´ to espont aneo o dar a luz un ´ beb e muerto es una tragedia que una mujer probablemente ´ no olvidar a por el resto de su ´ vida. Por ejemplo: Ver onica, que ahora es una mujer en˜ trada en a nos, recuerda los abortos que tuvo y, espe´ cialmente, el beb e que le

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´ ´ naci o muerto, aunque se desarroll o hasta el noveno ´ ´ mes y lleg o a pesar seis kilogramos. Lo llev o muerto ´ ´ dentro de s ı durante las dos ultimas semanas. Ella ˜ dijo: “Dar a luz un ni no muerto es un verdadero trauma para una madre”. Las reacciones de estas madres frustradas no siempre son comprendidas, ni siquiera por otras mujeres. ´ ´ Una mujer que tuvo un aborto espont aneo escribi o: ´ “He aprendido de la forma m as dolorosa posible que ´ ´ antes de que esto me ocurriera a m ı, no ten ıa la menor idea de lo que tuvieron que sufrir mis amigas. Las ´ trat e con tanta insensibilidad e ignorancia como creo ´ que ahora otros me tratan a m ı”. Otro problema que se le puede presentar a la madre ´ doliente es pensar que su esposo no siente la p erdida ´ ´ como ella. Una esposa lo expres o as ı: “En aquellos ´ momentos, mi esposo me decepcion o por completo. ´ Para el, era como si yo nunca hubiera estado embara´ ´ zada. No pod ıa experimentar el dolor que yo sent ıa. Supo compartir mis temores, pero no mi dolor”. ´ Esta reacci on probablemente sea natural en ´ un esposo, pues a el no le unen los mismos ´ lazos f ısicos y emocionales con el feto que ´ unen a la madre. No obstante, el tam´ ´ bi en sufre una p erdida. Y es fundamental que ambos compren´ dan que est an sufriendo juntos, aunque de diferente manera. Deben compartir su pena. Si el esposo oculta su dolor, la esposa pudiera pensar que es insensible. Por lo tanto, lloren ´ ´ juntos, abr acense y d ıganse lo ´ que piensan. Mu estrense que se necesitan el uno al otro como ´ nunca antes. Esposos, act uen ´ con empat ıa.

Cuando muere un ser querido

´ ´ casa y ver la habitaci on que hab ıamos preparado ´ para Vanessa y las camisetas que yo le hab ıa com´ ´ prado. Por los siguientes dos meses no hac ıa m as ´ ´ que revivir el d ıa de su nacimiento. No quer ıa ver a nadie.” ´ ¿Fue una reacci on extrema? Aunque resulte di´ f ıcil de entender, los que han pasado por la misma ´ situaci on que Juanita explican que sufrieron tanto ´ por la muerte de su beb e como lo hubieran hecho ´ por la de alguien que hubiera vivido m as tiempo. ˜ ´ Seg un ellos, mucho antes de que nazca un ni no, los ´ padres ya lo aman. Entre el beb e y la madre se crea ´ ´ un v ınculo especial. Cuando el beb e muere, la madre siente que se pierde a una persona real. Y eso ´ es precisamente lo que los dem as deben entender.

´ Como pueden afectarle los sentimientos de ira y de culpa

´ ´ Otra madre describi o as ı sus sentimientos al ˜ ´ saber que su hijo de seis a nos de edad hab ıa muer´ ´ to s ubitamente a causa de un problema card ıaco ´ ´ cong enito: “Pas e por una serie de reacciones: aturdimiento, incredulidad, culpabilidad e indigna´ ´ ci on contra mi esposo y el m edico por no darse cuenta de la gravedad de su estado”. ´ ´ La ira puede ser otro s ıntoma de la aflicci on. ´ Puede descargarse sobre los m edicos y enfermeras, por creer que no hicieron todo lo que pudieron por el difunto, o sobre amigos y familiares que aparentemente dicen o hacen cosas que no debieran. Algunos se enfadan con el que ha fallecido por no haber cuidado su salud. Stella cuenta: “Re´ cuerdo que me indign e con mi esposo porque yo ´ ´ sab ıa que las cosas podr ıan haber resultado de ´ ´ otra manera. El hab ıa estado muy enfermo, pero ´ no hab ıa hecho caso de las advertencias de los ´ m edicos”. Y a veces el enojo con el difunto se debe a las cargas que su muerte impone. Cuando muere un ser querido

f ˇ *,#  /( "#$) - /( .,/' .,,#&C &- '/-.,- -#(,f  )()&(# 3 '*.^ */( 3/,  &)- *,Hay quienes se sienten culpables por su indig´ ´ naci on, es decir, que se condenan a s ı mismos por estar enojados. Otros se culpan de la muerte de su ´ ser querido. “No hubiera muerto —se dicen a s ı mismos convencidos— si yo le hubiera presiona´ do para que fuera antes al m edico” o “para que ´ consultara a otro m edico” o “para que se cuidara mejor”. En el caso de otras personas, el sentimiento ´ ´ de culpabilidad es a un m as extremo, sobre todo ´ si el ser amado muri o de manera repentina e 11

inesperada. Empiezan a recordar las ocasiones en que se enfadaron con el fallecido o discutieron ´ con el. O tal vez piensen que no se portaron todo ´ ´ lo bien que deb ıan con el. ´ El largo proceso de la aflicci on de muchas ma´ dres confirma la opini on de muchos entendidos ´ ´ ´ seg un la cual la p erdida de un hijo deja un vac ıo

vida muy activa juntos. Puede significar el fin de ´ todo un estilo de vida en com un, de viajes y de su trabajo, entretenimiento e interdependencia. ´ Eunice explica lo que sucedi o cuando su esposo ´ ´ falleci o repentinamente de un ataque card ıaco: ´ “Durante la primera semana pas e por una fase de

´ ´ La perdida del conyuge

insensibilidad; era como si hubiera dejado de fun´ cionar. Perd ı incluso el olfato y el gusto. Mi senti´ ´ do de la l ogica, en cambio, sigui o funcionando. ´ Puesto que hab ıa permanecido junto a mi esposo

de trauma, especialmente si ambos llevaban una

mientras trataban de estabilizarlo mediante resu´ ´ ´ citaci on cardiopulmonar y medicaci on, no sufr ı

imposible de llenar en los padres, particularmente en la madre.

´ ´ La p erdida del c onyuge constituye otro tipo

f f f ˘& - ^(,)'  '/,. #( (.#& - /#.B  )') -)*),., & )&), ˜ a muerte repentina de un ni no representa una gran ´ ´ tragedia. Un d ıa, un beb e aparentemente normal ˜ y sano no se despierta de su sue no. Es un suceso to´ talmente inesperado, pues ¿qui en iba a imaginarse ˜ ´ que un ni no muriera antes que sus padres? El beb e en

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el que la madre centraba su amor infinito, de repente se convierte en objeto de su dolor infinito. A los padres les empiezan a embargar sentimientos de culpa. Se sienten responsables de la muerte, como si esta se hubiera debido a negligencia de su ´ ´ ´ parte. Se preguntan a s ı mismos: ‘¿Qu e podr ıamos haber hecho para evitarla? ’.1 En algunos casos, el esposo incluso culpa inconscientemente a su esposa sin ´ ning un fundamento. Cuando se fue a trabajar, el ´ ´ beb e estaba vivo y sano. Cuando regres o, supo que ´ ´ hab ıa muerto en la cuna. ¿Qu e estaba haciendo ella? ´ ´ 1 El s ındrome de muerte infantil s ubita, que por lo general se ˜ da en ni nos de uno a seis meses, se refiere a la muerte repentina ´ de un beb e sano sin ninguna causa que la explique. Se cree que ´ ´ en algunos casos se podr ıa evitar acostando al beb e boca arriba o de costado, en vez de boca abajo. No obstante, ninguna pos´ ´ tura evitar a todo caso de muerte s ubita.

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´ ¿D onde se encontraba en ese momento? Es necesario aclarar estas dudas atormentadoras a fin de evitar tensiones en el matrimonio. ´ La tragedia se debi o a circunstancias imprevistas e ´ imprevisibles. La Biblia afirma: “Regres e para ver, bajo el sol, que los veloces no tienen la carrera, ni los poderosos la batalla, ni tienen los sabios tampoco el alimento, ni tienen los entendidos tampoco las riquezas, ni aun los que tienen conocimiento tienen el favor; porque el tiempo y el suceso imprevisto les ´ acaecen a todos”. (Eclesiast es 9:11.) ´ ¿C omo se puede ayudar a la familia que ha perdi´ ´ do a un beb e? Una madre doliente respondi o: “Una ´ amiga vino y me limpi o la casa sin que se lo pidiera. Otros nos prepararon comidas. Algunos me ayuda´ ron simplemente d andome un abrazo, sin decir nada, ´ ´ solo un abrazo. No quer ıa hablar de ello. No quer ıa ´ explicar una y otra vez lo que hab ıa sucedido. No estaba para preguntas curiosas que me daban a enten´ der que hab ıa fallado en algo. Yo era la madre; hu˜ biera hecho cualquier cosa por salvar a mi ni na”.

Cuando muere un ser querido

´ los s ıntomas habituales de rechazo de la reali´ dad. No obstante, me sent ıa sumamente frustra´ da, como si estuviera viendo un autom ovil caerse por un precipicio sin poder hacer nada para evitarlo”.

´ ´ suficiente. Perd onelos y olv ıdese de ello. Si intenta encajar a la fuerza en un molde creado por otras ´ personas o por la sociedad en general, retardar a ´ su recuperaci on emocional”. Evidentemente, no todo el mundo sobrelleva su

´ ¿Llor o? “Naturalmente, ´ sobre todo cuando le ı los cientos de tarjetas de con´ dolencia que hab ıa recibido. ´ Llor e con cada una de ellas. ´ Eso me ayud o a afrontar el ´ resto del d ıa. Pero nada me ayud aba c u ando m e pre guntaban una y otra vez ´ ´ c omo me sent ıa. Obviamen´ te, me sent ıa desdichada.” ´ ´ ¿Qu e ayud o a Eunice a soportar su pena? “De ma´ nera inconsciente tom e la ´ decisi on de seguir adelante con mi vida —dice—. Pero ´ todav ıa me duele recordar que mi esposo, que tanto ´ ´ amaba la vida, no est a aqu ı para disfrutarla.”

“No deje que otros le manden...” Los autores del libro

pesar de la misma forma. No estamos sugiriendo que ,!/(.- *, '#., ´ ¿C omo influye la cultura de algunas personas en la manera de mostrar su pesar? ´ ¿Qu e ejemplos tenemos en la Biblia ´ de gente que expres o abiertamente ´ su aflicci on? ´ ¿C omo han reaccionado algunos al perder a un ser querido? ´ ¿C omo ha reaccionado usted en circunstancias similares? ´ ´ ´ ¿Por qu e es la p erdida del c onyuge una experiencia singular? ´ ´ ¿C omo funciona el proceso de la aflicci on? ¿Es malo sentirse apenado? ´ ´ ¿Qu e s ıntomas presenta el proceso ´ ´ de la aflicci on? (V ease el recuadro ´ de la p ag. 9.) ´ ¿Qu e circunstancias especiales afectan a los padres cuando un hijo suyo fallece ´ ´ del s ındrome de muerte s ubita? ´ (V ease el recuadro de ´ la p ag. 12.) ´ ¿C omo afecta a muchas madres ´ un aborto espont aneo o el nacimiento ´ ˜ de un ni no muerto? (V ease el recuadro ´ de la p ag. 10.)

Leavetaking—When and ´ How to Say Goodbye (La despedida: cu ando y ´ c omo despedirse) aconsejan: “No deje que otros le ´ manden c omo debe actuar o sentirse. El proceso ´ de la aflicci on difiere de persona a persona. A los ´ ´ dem as les puede parecer —y quiz as se lo digan— ´ ´ que est a demasiado apenado o que no lo est a lo Cuando muere un ser querido

un modo particular sea necesariamente mejor que otro para toda persona. Sin ´ ´ embargo, la situaci on ser ıa alarmante si se produjera un estancamiento, si la persona apesadumbrada fuera incapaz de resignarse a la realidad. En tal caso, nece´ sitar ıa la ayuda de amigos compasivos. La Biblia dice: ˜ “Un compa nero verdadero ama en todo tiempo, y es un hermano nacido para cuando h a y an g us t ia ” . Po r l o tanto, no tenga miedo de pedir ayuda ni de hablar ni d e l l o r a r . ( P r o v e r b i o s 17:17.) Cuando se pierde a un ser querido, es normal sentirse afligido, y no tiene nada de malo exteriorizarlo. Pero

hay otras preguntas que requieren una respuesta: ´ “ ¿C omo puedo sobrellevar el dolor? ¿Es normal te´ ner sentimientos de culpa y de ira? ¿C omo puedo ´ dominarlos? ¿Qu e puede ayudarme a superar la ´ ´ p erdida y el pesar? ”. En la siguiente secci on se ´ contestar an estas y otras preguntas. 13

´ ¿Como puedo sobrellevar el dolor? ´ E SENT IA obligado a reprimir mis sentimientos”, dice Mike al recordar la ´ muerte de su padre. Mike cre ıa que inhibir el dolor era propio de los hombres. ´ Pero posteriormente se dio cuenta de su error. As ı que cuando un amigo

“M

´ ´ ´ suyo perdi o a su abuelo, sab ıa lo que deb ıa hacer. ˜ “Hace un par de a nos —cuenta— le hubiera dado unas palmadas en el hombro y le hubiera dicho: ´ ´ ‘P ortate como un hombre’. Pero en esta ocasi on, lo ´ tom e del brazo y le dije: ‘Exterioriza tus sentimien´ tos. Te ayudar a a sobreponerte. Si quieres que me

´ sentimientos puede aliviar la tensi on que se siente. ´ ˜ La expresi on natural de las emociones, acompa na´ ´ da de comprensi on y de informaci on precisa, le ´ permitir a ver sus sentimientos desde una perspectiva correcta. Obviamente, no todo el mundo expresa el dolor

vaya, me voy. Y si quieres que me quede, me quedo.

de la misma forma. Y factores tales como si la

Pero no tengas miedo de manifestar lo que sien-

muerte de la persona querida se produjo repen´ tinamente o tras una larga enfermedad, podr ıan ´ influir en la reacci on emocional de los sobrevi-

tes’ .” ´ MaryAnne tambi en se consideraba obligada a ´ contener sus emociones cuando falleci o su esposo. “Estaba tan preocupada por dar un buen ejemplo a ´ los dem as —recuerda—, que refrenaba mis senti´ mientos normales. Pero con el tiempo comprend ı que tratando de ser fuerte como una roca ante ´ otros, no me estaba ayudando a m ı misma. Co´ ´ menc e a analizar mi situaci on y a decirme: ‘Si tienes ganas de llorar, llora. No te hagas la fuerte. ´ Desah ogate’.” ´ De modo que la recomendaci on de Mike y Mary´ Anne es: Manifieste su dolor. Y tienen raz on, porque hacerlo sirve de desahogo. Dar libre curso a los 14

vientes. Con todo, lo que parece seguro es que reprimir los sentimientos puede perjudicar tanto ´ ´ f ısica como emocionalmente. Es mucho m as sa´ ludable desahogar la pena. ¿De qu e forma? Las ´ Escrituras contienen consejos pr acticos.

´ Como aliviar la pena Una forma de desahogarse es hablando. Des´ pu es de perder a sus diez hijos y de sufrir otras cuantas desgracias personales, el antiguo patriarca Job dijo: “Mi alma ciertamente siente asco para con ´ mi vida. Ciertamente dar e salida a [en hebreo, “sol´ ´ ´ tar e”] mi preocupaci on acerca de m ı mismo. ¡HaCuando muere un ser querido

´ ´ blar e, s ı, en la amargura de mi alma! ”. (Job 1:2, 18, ´ ´ 19; 10:1.) Job no pod ıa contener su preocupaci on ´ ´ por m as tiempo. Ten ıa que darle rienda suelta; ´ ´ ten ıa que ‘hablar’. El dramaturgo ingl es William ´ Shakespeare escribi o algo parecido en Macbeth:

´ 1:17-27; 2 Cr onicas 35:25.) Hay personas a las que, ´ ´ como a David, les resulta m as f acil expresarse por ´ escrito. Cierta viuda dijo que ella escrib ıa lo que ´ ´ ´ ´ ´ sent ıa y varios d ıas despu es lo le ıa. Este m etodo le ´ ´ result o util para desahogarse.

“Dad palabras al dolor. La desgracia que no habla, ´ murmura en el fondo del coraz on, que no puede ´ ´ m as, hasta que le quiebra”. (Versi on de Luis Astra´ na Mar ın.)

Comunicar sus sentimientos de palabra o por ´ ´ escrito contribuir a a mitigar su dolor. Tambi en

Por consiguiente, si habla de sus sentimientos ˜ con “un compa nero verdadero” que le escuche paciente y comprensivamente, puede encontrar cierto alivio. (Proverbios 17:17.) Al expresar verbalmente las experiencias y los sentimien´ tos, por lo general resulta m as ´ f acil comprenderlos y sobrelle´ varlos. Y si el oyente tambi en ´ perdi o a alguien y se sobre´ puso, posiblemente le d e unas ´ cuantas sugerencias pr acticas ´ para que usted tambi en lo con˜ siga. Una se nora cuyo hijo ha´ ´ ´ ´ b ıa muerto expres o as ı c omo le ´ hab ıa ayudado conversar con ´ otra mujer que hab ıa sufrido ´ una p erdida semejante: “Saber ´ que otra persona hab ıa pasado ´ por lo mismo, que hab ıa sobre-

del problema hasta resolverlo. Creo que de esa forma nuestra ´ ´ ´ relaci on se hizo m as ıntima”. Por lo tanto, al exteriorizar sus ´ sentimientos quiz as entienda que, aunque otras personas ha´ yan sufrido la misma p erdida que usted, no van a expresar su ´ aflicci on como usted, sino que ´ lo har an a su paso y a su ma-

ˇ #&# )(.#( 0,#)f $'*&)-  )') & *)(, *), -,#.) &)- -(.#'#(.)- */ 3/,  2*,-, & )&),

vivido y que estaba llevando de nuevo una vida ´ ´ m as o menos normal, me fortaleci o mucho”. ¿Le incomoda hablar de sus sentimientos? Tras ´ ´ la muerte de Sa ul y Jonat an, David compuso una ´ endecha muy emotiva en la que plasm o su dolor. ´ Con el tiempo, este canto triste lleg o a formar parte ´ del libro b ıblico de Segundo de Samuel. (2 Samuel Cuando muere un ser querido

puede ayudarle a aclarar malentendidos. Una ma´ ´ dre doliente relata: “Mi esposo y yo hab ıamos o ıdo ´ hablar de otras parejas que se hab ıan divorciado ´ ´ despu es de perder a un hijo, y no quer ıamos que a ´ nosotros nos sucediera lo mismo. As ı que cada vez ´ que nos enfad abamos y nos ´ sent ıamos tentados de culpar´ nos el uno al otro, habl abamos

nera. Otra cosa que puede ayudar-

le a aliviar la pena es llorar. ´ Seg un la Biblia, hay “un tiem´ po de llorar”. (Eclesiast es 3:1, 4.) Y no cabe duda

de que ese tiempo llega cuando muere un ser que´ rido. Parece que derramar l agrimas de dolor es ´ parte esencial del proceso de recuperaci on. ´ Una joven cuenta que una amiga ıntima la ayu´ d o a sobreponerse a la muerte de su madre. Ella recuerda: “Mi amiga siempre estaba a mi lado. 15

f ˘( .)- &- /&./,-E &)- )&#(.- !,( +/ - &-  )(-/&) ´ Lloraba conmigo. Hablaba conmigo. Pod ıa mani-

´ Como vencer el sentimiento de culpa

festar libremente mis emociones, y eso era muy ´ ´ ´ importante para m ı. No ten ıa por qu e avergonzar´ me de llorar”. (V ease Romanos 12:15.) Tampoco ´ usted tiene que avergonzarse de sus l agrimas.

´ Como se indic o anteriormente, algunos experi´ mentan sentimientos de culpa tras la p erdida de ´ ´ alguien querido. Tal reacci on explicar ıa en parte el

Como ya hemos visto, en la Biblia hay muchos ejemplos de hombres y mujeres de fe, entre ellos ´ Jesucristo, que derramaron l agrimas de dolor ¨ abiertamente sin que parecieran sentir verg uenza ´ por ello. (G enesis 50:3; 2 Samuel 1:11, 12; Juan 11: 33, 35.) ´ Es posible que durante alg un tiempo sus emocio´ nes sean un tanto impredecibles. Quiz as se le sal´ ten las l agrimas cuando menos se lo espere. Una viuda se dio cuenta de que cada vez que iba a ´ comprar al supermercado (lo cual hab ıa hecho ´ muchas veces con su esposo) romp ıa a llorar, sobre todo cuando por costumbre tomaba de los estantes ´ los productos que le gustaban a su esposo. As ı pues, sea paciente consigo mismo. Y no piense que tiene ´ que contener las l agrimas. Recuerde que son una ´ reacci on natural y necesaria del proceso de aflic´ ci on. 16

profundo dolor del fiel Jacob cuando le hicieron ´ creer que “una feroz bestia salvaje” hab ıa matado ´ ´ a su hijo Jos e. El propio Jacob le hab ıa mandado ir a ver si sus hermanos estaban bien. De modo que posiblemente le atormentaban ideas como: ‘ ¿Por ´ ´ ´ ´ ´ qu e envi e a Jos e solo? ¿Por qu e lo mand e a una ´ zona infestada de bestias salvajes? ’. (G enesis 37: 33-35.) ´ Tal vez usted crea que alg un descuido suyo con´ ´ tribuy o a la muerte de la persona a quien quer ıa. Si ese es el caso, le puede servir de ayuda pensar que los sentimientos de culpa —sea esta real o ´ imaginaria— son una reacci on normal de aflic´ ci on. Y tampoco estos sentimientos deben reprimirse necesariamente. Si habla de la culpa que siente, es probable que encuentre gran alivio. No obstante, debe comprender que, por mucho que amemos a una persona, no podemos controlar Cuando muere un ser querido

su vida ni evitar que “el tiempo y el suceso impre´ visto” le acaezcan. (Eclesiast es 9:11.) Por otra par-

mete perdonar los errores del pasado, ¿no cree que ´ ´ ´ usted tambi en deber ıa perdonarse a s ı mismo?

te, seguro que sus intenciones no fueron malas. Por ´ ´ ejemplo, si no concert o una cita con el m edico ´ antes, ¿fue porque quer ıa que su ser querido en-

(Proverbios 28:13; 1 Juan 1:9.)

fermara y muriera? ¡Claro que no! Por lo tanto, ¿es usted verdaderamente culpable de su muerte? No. ´ ´ ´ As ı expresa una madre c omo super o su senti´ miento de culpa despu es de la muerte de su hija en ´ ´ un accidente automovil ıstico: “Me sent ı culpable de haberla mandado por algo. Pero me di cuenta ´ de que era absurdo que me sintiera as ı. No tuvo nada de malo que la enviara con su padre a hacer ´ un mandado. No fue m as que un lamentable accidente”. ‘Pero quisiera haber dicho y hecho tantas co´ sas...’, quiz as piense. Es posible; sin embargo, ´ ¿qui en puede decir que haya sido un padre, una madre o un hijo perfecto? La Biblia nos recuerda: “Todos tropezamos muchas veces. Si alguno ´ no tropieza en palabra, este es var on perfecto”. (Santiago 3:2; Romanos 5:12.) Acepte, pues, el hecho de que no es perfecto. Pensar continuamente ´ en todo lo que hubiera querido hacer no cambiar a ´ las cosas y puede retardar su recuperaci on. Si tiene buenas razones para creer que es culpable de verdad, que no son imaginaciones suyas, ´ piense en que lo m as importante para mitigar el ´ sentimiento de culpa es obtener el perd on divino. ´ La Biblia nos asegura: “Si errores fuera lo que t u ´ ´ ´ vigilas, oh Jah, oh Jehov a, ¿qui en podr ıa estar de ´ pie? Porque hay el verdadero perd on contigo, a fin de que se te tema”. (Salmo 130:3, 4.) Usted no pue´ de cambiar el pasado, pero s ı puede suplicar a Dios ´ ´ que le perdone sus errores anteriores. ¿Qu e m as puede hacer? Pues bien, en vista de que Dios proCuando muere un ser querido

´ Como dominar la ira ´ ´ ¿Se siente adem as bastante molesto con los m edicos, las enfermeras, sus amigos o incluso con el ´ fallecido? Tenga en cuenta que esa es otra reacci on ´ frecuente ante la p erdida de alguien querido. Qui´ ˜ z as el dolor que siente vaya acompa nado de ira de forma natural. Comprender tal hecho puede beneficiarle. Un escritor dijo: “Solo cuando se toma con´ ciencia de la ira —no dej andose llevar por ella, ´ sino percat andose de que se siente— es posible librarse de sus efectos nocivos”. ´ Tambi en le puede servir de ayuda expresar su ´ enojo. ¿C omo? No mediante estallidos violentos, ´ por supuesto. La Biblia advierte que la c olera pro˜ longada es da nina. (Proverbios 14:29, 30.) Pero tal vez le reconforte hablar de lo que siente con un amigo comprensivo. A algunas personas les calma ´ asimismo realizar ejercicios fuertes cuando est an ´ ´ enfadadas. (V ease tambi en Efesios 4:25, 26.) Aunque es importante expresar con franqueza los sentimientos, conviene dar una advertencia. Existe una gran diferencia entre expresar los sentimientos y descargarlos sobre otros. No hay nece´ sidad de que culpe a los dem as de su ira y su ´ frustraci on. De modo que trate de comunicar sus sentimientos, pero no en tono hostil. (Proverbios ´ 18:21.) A continuaci on vamos a tratar la principal ayuda de que disponemos para sobrellevar el dolor.

Ayuda de parte de Dios ´ ´ La Biblia nos asegura: “Jehov a est a cerca de los ´ ´ que est an quebrantados de coraz on; y salva a los 17

f )(-$)- *, .#)´ ´ onf ıe en los amigos: Deje que los dem as le ayuden si se ofrecen y si su ayuda le puede ´ ´ resultar util. Entienda que esa podr ıa ser su manera de ´ ´ mostrar c omo se sienten; quiz as no encuentran las ´ palabras precisas para dec ırselo. (Proverbios 18:24.)

C

´ Cuide su salud: La aflicci on puede causarle un gran desgaste, sobre todo al principio. Su cuerpo necesita ´ m as que nunca descanso suficiente, ejercicio sano y ´ ´ una alimentaci on adecuada. Ser ıa conveniente que su doctor de cabecera le realizara un reconocimiento ´ general peri odicamente. Aplace las decisiones importantes: Es preferible que no tome decisiones como vender la casa o cambiar de trabajo hasta que pueda pensar con mayor claridad. ´ ´ (Proverbios 21:5.) Una viuda cont o que varios d ıas ´ ´ despu es de la muerte de su esposo regal o muchas ´ pertenencias de el, y que luego se dio cuenta de que ´ se hab ıa desprendido de valiosos recuerdos. ´ Sea paciente consigo mismo: La aflicci on ´ ´ normalmente dura m as de lo que la mayor ıa de la gente cree. Las fechas que traen recuerdos de la ˜ persona querida muerta reavivan el dolor a no tras ˜ ´ a no. Determinadas fotograf ıas, canciones o incluso ´ olores pueden hacer saltar las l agrimas. Un estudio ´ ´ ´ cient ıfico que se realiz o del duelo describi o el proceso ´ de la aflicci on de la siguiente forma: “Los dolientes ´ pueden experimentar cambios dr asticos y repentinos de su estado emocional, y el deseo de evitar cualquier recuerdo del difunto puede alternarse con un esfuerzo deliberado por cultivar tales recuerdos durante un tiempo”. Tenga presente las preciadas promesas de ´ Jehov a. (Filipenses 4:8, 9.) ´ Sea comprensivo con los dem as: Trate de ser ´ ´ paciente con los dem as. Comprenda que la situaci on es ´ ´ embarazosa para ellos. Por no saber qu e decir, quiz as digan cosas inoportunas. (Colosenses 3:12, 13.)

18

´ Abst engase de ingerir medicamentos o alcohol para contrarrestar la pena: El alivio que pueda sentir con los medicamentos o el alcohol es solo ´ ´ ´ temporal. Med ıquese unicamente bajo la supervisi on ´ de un m edico. Sin embargo, tenga cuidado porque hay ´ ´ ´ muchos f armacos que crean adicci on. Tambi en se debe tener en cuenta que estos pueden retardar el ´ ´ proceso de la aflicci on. Cierto pat ologo advierte: “La tragedia tiene que soportarse, sufrirse y finalmente asimilarse; pero si esto se retrasa indebidamente insensibilizando a la [persona] con drogas, el proceso se puede prolongar o distorsionar”. Medite en los ´ ´ ´ ´ magn ıficos prop ositos de Jehov a y obtendr a alivio duradero. (Salmo 1:2; 119:97.) Vuelva a su actividad diaria: Al principio tal vez tenga que hacer un esfuerzo para ir a trabajar, ir de compras o realizar otras tareas. Pero posiblemente descubra que le beneficia seguir su programa habitual ´ de actividades. Mant engase ocupado efectuando obras ´ cristianas. (Comp arese con 1 Corintios 15:58.) No tema que le desaparezca el dolor intenso: Por ˜ extra no que parezca, algunos dolientes temen dejar de sentir un pesar profundo, pues creen que ello ´ ´ indicar ıa que su amor por el fallecido est a ´ ´ disminuyendo. No es as ı. La desaparici on del dolor da ´ paso a recuerdos valiosos que sin duda conservar a ´ para siempre. (Eclesiast es 3:1, 4.) No se inquiete excesivamente: Puede que se ´ ´ pregunte: ‘ ¿Qu e va a ser de m ı? ’. La Biblia aconseja ´ que no nos preocupemos por el d ıa siguiente. “Vivir ´ ´ ´ concentr andome m as en el d ıa presente me ´ ayuda mucho”, explica cierta viuda. Jes us dijo a ´ ´ sus disc ıpulos: “Nunca se inquieten acerca del d ıa ´ ´ siguiente, porque el d ıa siguiente tendr a sus propias inquietudes”. (Mateo 6:25-34.)

Cuando muere un ser querido

´ ´ que est an aplastados en esp ıritu”. (Salmo 34:18.) ´ En efecto, una relaci on con Dios le puede ayudar, ´ m as que cualquier otra cosa, a sobreponerse a la ´ muerte de un ser querido. ¿De qu e manera? Todas ´ las sugerencias pr acticas ofrecidas hasta ahora se ´ basan en la Palabra de Dios, la Biblia, o est an en ´ armon ıa con ella. Aplicarlas puede ayudarle a sobrellevar el dolor. Por otra parte, nunca subestime el valor de ´ la oracion. La Biblia nos ex h orta: “A rroj a tu carga ´ ´ sobre Jeh ov a mismo, y el ´ mismo te sustentar a”. (Salmo 55:22.) Si hablar de sus sentimientos con un amigo comprensivo le puede ayu´ ´ ´ dar, ¡cu anto m as le ayudar a ´ abrir su coraz on al “Dios de todo consuelo”! (2 Corintios 1:3.) ´ El valor de la oracion no estriba solo en que nos haga sentir mejor. El “Oidor ´ de la oraci on” promete dar ´ esp ıritu santo a los siervos

´ juntos en voz alta —explica—. Cuando ten ıamos que hacer algo sin ella por primera vez, como ir a ´ ´ la reuni on de congregaci on o a una asamblea, pe˜ ´ d ıamos fuerzas. Si al levantarnos por la ma nana ´ ´ nos parec ıa que no podr ıamos hacer frente a la ´ ´ realidad, rog abamos a Jehov a que nos ayudara. ´ ´ No s e por qu e, pero me traumatizaba entrar sola en ´ ´ la casa; as ı que cada vez que lo hac ıa, le suplica´ ba a Jehov a que me ayudara a mantenerme calmada.” Esta fiel mujer cree ´ firmemente, y con raz on ,

,!/(.- *, '#., ´ ¿Por qu e es importante que usted manifieste el dolor? ´ ¿C omo puede aliviar la pena? ´ ¿C omo pueden ayudarle las Escrituras a vencer los sentimientos de culpa y de ira? ´ ¿De qu e manera puede ´ ayudarle una relaci on con Dios a sobreponerse a la muerte de un ser querido? ´ ´ ¿Qu e sugerencias pr acticas se ofrecen para sobrellevar el dolor?

santo o fuerza activa de Dios puede infundirle el ´ ´ ‘poder que va m as all a de lo normal’ para que salga adelante. (2 Corintios 4:7.) Recuerde que Dios puede ayudar a sus siervos fieles a aguantar todos y cada uno de los problemas que se les presenten. ˜ ´ ´ Una se nora que perdi o a su hija recuerda c omo ´ ´ el poder de la oraci on les ayud o a ella y a su esposo ´ ´ a sobrellevar la p erdida. “Si est abamos en casa de ´ ´ noche y el dolor se volv ıa insoportable, or abamos Cuando muere un ser querido

pu ede comprobar qu e, en ´ contestaci on a sus oraciones constantes, ‘la paz de Dios qu e supera a todo pen sa´ ´ miento guardar a su coraz on y sus facultades mentales’. (Filipenses 4:6, 7; Romanos 12:12.) La ayuda que Dios da es ´ determinante. El apostol ´ cristiano Pablo afirm o que Dios “nos consuela en toda ´ n u es t r a tr i b u l ac i o n , p ar a

suyos que se lo pidan since´ ramente. (Salmo 65:2; Lucas 11:13.) Y el esp ıritu

que aquellas oraciones fue´ ron decisivas. Usted tambi en

que nosotros podamos consolar a los que se hallan ´ en cualquier clase de tribulaci on”. Es cierto que la ayuda divina no elimina por completo el do´ lor, pero lo hace m as llevadero. Eso no significa ´ que no va a llorar m as o que va a olvidarse de la persona amada. No obstante, puede recuperarse. ´ ´ Y cuando as ı suceda, su experiencia quiz as le sir´ va para ser m as comprensivo y compasivo al ayu´ dar a otros a enfrentarse a una p erdida parecida. (2 Corintios 1:4.) 19

´ Como ayudar al doliente ´ I PUEDO ayudarte en algo, av ısame”, decimos muchos de nosotros al amigo

“S

o al familiar que acaba de perder a un ser querido. Y lo decimos de todo cora´ ´ z on. Har ıamos cualquier cosa por ayudarle. Pero ¿suele llamarnos el doliente

para informarnos: “He pensado en algo en lo que

compasivamente a las personas desconsoladas sin

me puedes ayudar ”? Raramente. Es obvio que he-

pensar que tiene que darles respuestas o solucio-

mos de tomar la iniciativa si de verdad queremos ´ ayudar y consolar a quien est a de duelo. ´ Un proverbio b ıblico dice: “Como manzanas de

nes. Deje que expresen lo que quieran. ´ ´ Tranquil ıcelos: Aseg ureles que ellos hicieron

oro en entalladuras de plata es una palabra ha-

cuanto estuvo a su alcance (o cualquier otra cosa ´ ´ que sea cierta y constructiva). C almelos dici en-

blada al tiempo apropiado para ella”. (Proverbios

doles que lo que sienten —tristeza, ira, culpa o

15:23; 25:11.) Conviene saber lo que se debe decir

cualquier otro sentimiento— seguramente es nor´ mal. H ableles de personas que usted conozca que ´ hayan logrado sobreponerse a una p erdida similar ´ a la de ellos. Seg un Proverbios 16:24, tales “dichos ´ agradables son [...] una curaci on a los huesos”.

y hacer, y lo que no se debe decir ni hacer. A con´ ´ tinuaci on se ofrecen unas cuantas sugerencias b ıblicas que a algunos dolientes les han parecido ´ pr acticas.

´ Que hacer ´ Escuche: Sea “presto en cuanto a o ır”, dice Santiago 1:19. Una de las principales ayudas que puede dar al doliente es compartir su pena escu´ ´ ´ ch andolo. Quiz as el necesite hablar de la persona querida que ha fallecido, del accidente o la enfer´ medad que caus o su muerte, o de sus sentimientos. ´ ´ ´ As ı que preg untele: “ ¿Te gustar ıa hablar de ello? ”. ´ Deje que el lo decida. Recordando la muerte de su padre, un joven dijo: “Me ayudaba mucho el que me preguntaran por lo sucedido y que entonces me escucharan de verdad”. Escuche paciente y 20

(1 Tesalonicenses 5:11, 14.) ´ ´ ´ Ofr ezcase: P ongase a su disposici on no solo en ´ ´ los primeros d ıas, cuando est an presentes muchos ´ amigos y familiares, sino incluso meses despu es, cuando todos han vuelto a sus actividades diarias. ´ ˜ ´ As ı mostrar a ser “un compa nero verdadero” que permanece junto a su amigo en los momentos de “angustia”. (Proverbios 17:17.) “Nuestras amista´ des procuraban que tuvi eramos algo que hacer ´ todas las noches para que no pas aramos mucho tiempo solos en casa —cuenta Teresea, cuya hija ´ ´ pereci o en un accidente de tr afico—. Eso nos ayuCuando muere un ser querido

´ ˜ ´ ´ d o a llenar el vac ıo que sent ıamos.” En los a nos ´ subsiguientes a la p erdida del ser querido, los sobrevivientes pueden experimentar mucha angustia al llegar aniversarios como el de bodas o el del ´ fallecimiento. ¿Por qu e no marca tales fechas en su calendario a fin de que, llegado el momento, se ´ ´ acuerde de ponerse a su disposici on y as ı darles apoyo moral, si lo necesitan? Tome la iniciativa si es conveniente: ¿Hay que realizar ciertas gestiones? ¿Se precisa que al˜ guien cuide de los ni nos? ¿Necesitan alojamiento los amigos y parientes que han llegado de fuera? Las personas que acaban de perder a un ser queri-

do suelen estar tan aturdidas que ni siquiera saben ´ lo que ellas han de hacer, por lo que dif ıcilmente ´ ´ ´ podr an decir a los dem as en qu e les pueden ayu´ dar. As ı pues, si se da cuenta de que debe hacerse algo sin falta, no espere a que se lo pidan; ´ tome la iniciativa. (1 Corintios 10:24; comp arese ´ con 1 Juan 3:17, 18.) Una mujer que hab ıa per´ dido a su esposo relat o: “Muchos me dijeron: ‘Si ´ hay algo que pueda hacer, d ımelo’. Pero hubo una ´ amiga que no me pregunt o: fue directa al dor´ ´ mitorio, deshizo la cama y lav o las s abanas que ´ mi esposo hab ıa manchado al morir. Otra amiga ´ tom o un cubo lleno de agua y detergente y lim´ ´ pi o la alfombrilla sobre la que el ha´ b ıa vomitado. Unas cuantas semanas ´ despu es, un anciano de la congre´ ´ gaci on se present o en casa en ropa de trabajo y con sus herramientas, y me dijo: ‘Seguro que hay algo que re´ ´ parar. ¿Qu e es? ’. No sabe cu anto le agradezco que me arreglara la puerta, que estaba colgando de una bisagra, y que me reparara un electrodo´ ´ m estico”. (Comp arese con Santiago 1:27.) Sea hospitalario: “No olviden la hospitalidad”, nos recuerda la Biblia. (Hebreos 13:2.) Debemos acordarnos de mostrar hospitalidad en es´ pecial a los que est an de duelo. En lugar de decirles que pueden visitar´ le cuando quieran, concrete el d ıa y ´ la hora de la invitaci on. No se rinda enseguida si la declinan. Puede que

# -  /(.  +/  ",- &!) -#( &.E () -*,  +/ - &) *#(C .)' & #(##.#0 Cuando muere un ser querido

necesiten que les insista un poco. Tal vez rechazaron su oferta por temor a 21

perder el control de sus emociones frente a otros. ´ Tambi en es posible que no les parezca bien disfru˜´ tar de una comida y de compa n ıa en tales momen´ tos. Acu erdese de Lidia, la mujer hospitalaria men´ ´ cionada en la Biblia. Lucas indica que invit o a el ´ y a otros a su casa, y ‘sencillamente los oblig o a aceptar’. (Hechos 16:15.) Sea paciente y comprensivo: No se sorprenda demasiado por lo que los dolientes puedan decir al ´ ´ principio. Recuerde que quiz as est en indignados o se sientan culpables. Si se desfogan con usted, de´ ber a ser comprensivo y paciente para no alterarse. ˜ ´ ´ “V ıstanse de los tiernos cari nos de la compasi on, la bondad, la humildad mental, la apacibilidad y la gran paciencia”, recomienda la Biblia. (Colosenses 3:12, 13.) Escriba una carta: Con frecuencia se pasa por ´ alto el valor de una carta de p esame o una tarjeta ´ de condolencia. ¿Qu e ventaja ofrecen? Cindy, cuya ´ ´ madre muri o de c ancer, responde: “Una amiga me ´ ´ mand o una bonita carta que me ayud o mucho por´ que pod ıa leerla y releerla”. Una carta o tarjeta de consuelo puede componerse de solo unas “pocas palabras”, pero debe estar escrita con el cora´ z on. (Hebreos 13:22.) En ella puede decirle al do´ liente que se preocupa por el y que guarda gratos ´ recuerdos del difunto, o puede explicarle c omo ´ influy o este en su propia vida. Ore con ellos: No subestime el valor de orar con

´ Que () hacer

´ No se mantenga alejado por no saber qu e decir o hacer: ‘Seguro que ahora mismo necesitan estar a solas’, puede que pensemos. Pero la ´ verdad quiz as sea que nos mantenemos alejados porque tememos hacer o decir una inconveniencia. Sin embargo, si los amigos, familiares y com˜ pa neros de creencia evitan al doliente, este posi´ ´ blemente se sienta m as solo, lo cual avivar a su pena. Tenga en cuenta que las palabras y acciones ´ ´ m as afectuosas son por lo general las m as sencillas. (Efesios 4:32.) Su sola presencia puede infun´ ´ dir animo. (Comp arese con Hechos 28:15.) Tere´ ´ sea dijo con respecto al d ıa en que muri o su hija: ´ “Al cabo de una hora, el vest ıbulo del hospital se ´ hab ıa llenado de amigos nuestros; todos los ancia´ nos y sus esposas estaban all ı. Algunas mujeres ´ ´ todav ıa ten ıan los rulos en la cabeza; otros iban en ropa de trabajo. Dejaron todo lo que estaban haciendo y vinieron. Muchos de ellos nos dijeron que ´ ´ no sab ıan qu e decir, pero no importaba: estaban ´ all ı, y con eso era suficiente”. No los presione para que dejen de llorar: ´ Podr ıamos estar tentados de decirles: ‘Bueno..., ´ ya..., no llores m as’. Pero tal vez sea mejor que ´ cedan a las l agrimas. “Creo que es importante dejar que las personas que han perdido a un ser querido manifiesten sus sentimientos y se desahoguen”, dice Katherine al reflexionar sobre la

los afligidos y a favor de ellos. La Biblia dice: “El

muerte de su esposo. Luche contra la tendencia a ´ decir a otros c omo deben sentirse. Y no piense que

ruego del hombre justo [...] tiene mucho vigor”. ´ (Santiago 5:16.) O ırle orar por ellos puede ayu-

tiene que ocultar sus sentimientos para que no les ´ afecten a ellos. La Biblia recomienda, m as bien,

darles, por ejemplo, a vencer sentimientos negati´ vos como el de culpa. (Comp arese con Santiago 5:

‘llorar con los que lloran’. (Romanos 12:15.)

13-15.)

u otros efectos personales del difunto antes de

22

No les aconseje que se deshagan de la ropa

Cuando muere un ser querido

/ *,-(# ( & ")-*#.& */ (#',  &)- )&#(.´ ´ que est en preparados para ello: Quiz as pense´ mos que deber ıan deshacerse de los objetos que les

´ mostraron la vestidura de Jos e manchada de san´ gre, “se dio al duelo de su hijo por muchos d ıas.

traen recuerdos porque de un modo u otro prolon´ gan la aflicci on. Pero el dicho “ojos que no ven, ´ coraz on que no siente” no es aplicable en este

Y todos sus hijos y todas sus hijas siguieron levan´ ´ ´ t andose para consolarlo, pero el sigui o rehusando ´ recibir consuelo”. (G enesis 37:31-35.) ´ No diga: ‘Puedes tener otro beb e’: “Me mo´ lestaba que la gente me dijera que pod ıa tener otro ˜ ´ ni no”, recuerda una mujer que perdi o a un hijo. Probablemente se diga con buenas intenciones,

caso. Muchos dolientes necesitan tiempo para asi´ milar la p erdida del ser querido. Recuerde la des´ ´ cripci on que da la Biblia de la reacci on del patriarca Jacob cuando le hicieron creer que una fiera ´ ´ ´ hab ıa matado a su hijo Jos e. Despu es de que le Cuando muere un ser querido

pero para los desconsolados padres, las palabras 23

que den a entender que se puede reemplazar al hijo perdido son como “estocadas de una espada”. (Proverbios 12:18.) Un hijo nunca puede reempla´ zar a otro porque cada hijo es unico.

´ ´ Tal vez sea mejor que no diga: ‘S e c omo te ´ sientes’: ¿De verdad lo sabe? ¿C omo puede comprender, por ejemplo, lo que sienten los padres

No tiene necesariamente que evitar refe-

cuando se les muere un hijo si usted no ha ex´ perimentado esa misma p erdida? Y aun si la ha

rirse al difunto: “Muchas personas ni siquiera

experimentado, tenga en cuenta que no todo el

mundo reacciona exactamente igual que usted. ´ (Comp arese con Lamentaciones 1:12.) No obstan´ te, podr ıa servir de cierta ayuda al doliente el que ´ ´ le explicara, si parece oportuno, c omo se recuper o no tie ne que c ambiar forz osame nte de te ma ´ cada vez que se mencione usted. Una mujer que hab ıa ´ el nombre del fallecido. Preperdido a su hija hall o ali,!/(.- *, '#., gunte a la persona si necevio cuando otra madre cuya ´ ´ sita hablar del ser querido. hija tambi en hab ıa muerto ´ ¿Por qu e ayuda al doliente ´ ´ ´ ´ (Comp arese con Job 1:18, le cont o c omo hab ıa vuelto que se comparta su pena mencionaban el nombre de mi hijo Jimmy ni ha´ blaban de el —recuerda una madre—. Debo ad´ mitir que eso me dol ıa un poco”. De modo que

19 y 10:1.) Algunos dolien´ tes agradecen o ır hablar a los amigos de las cualidades singulares por las que ˜ ´ le ten ıan cari no al difunto. ´ (Comp arese con Hechos 9:

´ escuch andolo?

´ ¿Qu e podemos hacer para consolar a alguien que ha perdido a un ser querido? ´ ¿Qu e debemos evitar decir o hacer ´ al que est a de duelo?

36-39.) No se precipite a decirles: ‘Es mejor que ´ haya sido as ı’: Tratar de ver algo positivo en la muerte no siempre ‘conforta a las almas abatidas’ ´ que est an de duelo. (1 Tesalonicenses 5:14.) Re-

a la vida normal. “La ma´ dre de la otra joven no inici o ´ ´ su historia dici endome: ‘S e ´ ´ c omo te sientes’ —explic o la primera mujer—. Se limi´ ´ t o a contarme c omo le fue ´ a ella y dej o que yo sacara

mis propias conclusiones.” ´ Para ayudar a un doliente deber a mostrar com´ pasi on, discernimiento y mucho amor. No espere ´ a que el acuda a usted. No se limite a decir: “Si hay

cordando la muerte de su madre, una joven dijo: ´ “Otros me dec ıan: ‘Ya ha dejado de sufrir’, o: ‘Por ´ lo menos est a en paz’. Pero eso no era lo que yo ´ ´ quer ıa o ır”. Tales comentarios pueden dar a en´ tender a los sobrevivientes que no deber ıan es´ tar tristes o que la p erdida no fue significativa. ´ No obstante, es posible que est en muy acongo-

iniciativa. ´ Todav ıa quedan unas cuantas preguntas por ´ ´ responder: ¿En qu e consiste la esperanza b ıblica ´ ´ de la resurrecci on? ¿Qu e puede significar para us´ ted y el ser querido que ha muerto? ¿C omo pode-

jados porque echen mucho de menos al ser que-

mos estar seguros de que es una esperanza confia-

rido.

ble?

24

algo que pueda hacer...”. Encuentre ese “algo” por ´ s ı mismo, y entonces, si es conveniente, tome la

Cuando muere un ser querido

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C

uando muere alguien en la familia, ni los padres ni los familiares ni los amigos saben por ˜ ´ lo general qu e decir o hacer para que los ni nos comprendan lo que ha ocurrido. Sin embargo, estos necesitan la ayuda de los adultos para enfrentarse ´ ´ con la situaci on. He aqu ı algunas preguntas que se ´ ˜ plantean a menudo sobre c omo ayudar a los ni nos a comprender la muerte. ´ ´ ¿C omo se les puede explicar qu e es la muerte? ´ ´ ´ Es importante que la explicaci on se d e en t erminos ´ sencillos y que sea ver ıdica. No dude en usar las palabras que se exigen, como “muerto” y “muerte”. ˜ ´ Por ejemplo, podr ıa sentarse con el ni no, abrazarlo y ´ decirle: “Ha ocurrido algo muy triste. Pap a se puso muy mal, porque le dio una enfermedad que no le da ´ a muchas personas [o cualquier explicaci on que sea cierta], y ha muerto. Nadie tiene la culpa de que haya muerto. Lo vamos a echar mucho de menos porque lo ´ ´ am abamos, y el nos amaba a nosotros”. No obstante, ˜ ´ ´ ser ıa conveniente explicarle al ni no que ni el ni el padre sobreviviente van a morirse tan solo porque de vez en cuando se enfermen. ´ Deje que le haga preguntas. ‘¿Qu e quiere decir ´ ´ “muerto”? ’, quiz as pregunte, a lo que usted podr ıa responder: “ ‘Muerto’ significa que el cuerpo ha dejado de funcionar y ya no puede hacer nada de lo ´ ´ que hac ıa antes; no puede hablar ni ver ni o ır ni ´ sentir nada”. El padre que cree en la promesa b ıblica ´ de la resurrecci on puede aprovechar esta ´ oportunidad para explicar que Jehov a Dios recuerda al fallecido y puede volver a darle vida en el futuro ´ Para ıso terrestre. (Lucas 23:43; Juan 5:28, 29.) ´ ´ (V ease la secci on “Una esperanza segura para los muertos”.)

¿Hay algo que () se les deba decir? No es bueno ´ decirles que el difunto est a realizando un largo viaje. ˜ Uno de los principales temores del ni no es el de ser

Cuando muere un ser querido

abandonado, sobre todo cuando ha muerto uno de los padres. Decirle que la persona se ha marchado de viaje pudiera reforzar su sentimiento de desamparo y llevarle a pensar: ‘La abuelita se ha ido sin siquiera ´ decirme adi os’. Tampoco es conveniente decir a los ˜ ˜ ´ ni nos muy peque nos que el fallecido est a durmiendo. ˜ Los ni nos tienden a interpretar las cosas literalmente. ˜ Si equiparan el sue no con la muerte, pudieran desarrollar miedo a dormirse. ´ ¿Deber ıan asistir a los funerales? Los padres deben tener en cuenta los sentimientos de los ˜ ni nos. Si no quieren ir, no los obligue ni les haga ´ sentirse culpables por ello. Y si quieren ir, d eles una ´ ´ descripci on detallada de lo que suceder a, como por ´ ´ ´ ejemplo, si habr a un ata ud y si estar a abierto o ´ ´ cerrado. D ıgales tambi en que a lo mejor ven a mucha ´ ´ gente llorando porque est an tristes. Una vez m as, ´ ´ ´ d ejeles que pregunten. Adem as, aseg ureles que ´ podr an marcharse si lo desean. ´ ¿C omo reaccionan ante la muerte? Con bastante ˜ frecuencia, los ni nos se sienten responsables de la muerte de un ser querido. Como es posible que ˜ ´ en alg un momento el ni no se haya enfadado con la persona fallecida, pudiera llegar a creer que sus pensamientos o palabras hostiles causaron su ´ muerte. Tal vez tenga que consolarlo dici endole algo como: ‘Tus pensamientos y tus palabras no hacen que nadie enferme ni tampoco que muera’. Si es de corta ´ ´ edad, quiz as haya que repet ırselo muchas veces. ˜ ¿Se debe ocultar la pena a los ni nos? Llorar ˜ ´ delante de los ni nos es normal, adem as de saludable. Por otra parte, resulta casi imposible ocultar por ˜ completo los sentimientos a los ni nos ya que suelen ser muy perspicaces, y si algo va mal, normalmente ´ lo perciben. Si exterioriza su dolor, ver an que es normal afligirse y, en ocasiones, expresar los sentimientos.

25

Una esperanza segura para los muertos ˜ ´ ´ ´ NA mujer de 25 a nos escribi o: “Mi madre adoptiva muri o de c ancer en 1981. ´ ´ ´ Su muerte nos afect o mucho a m ı y a mi hermano, que tambi en era adoptado. ˜ ˜ ´ ´ Yo ten ıa para entonces 17 a nos, y mi hermano 11. La extra naba much ısimo. Como me

U

˜ ´ ´ hab ıan ense nado que estaba en el cielo, quer ıa quitarme la vida para ir junto a ella. Era mi mejor amiga”. ¡Parece tan injusto que la muerte tenga el poder de arrebatarnos a un ser querido! Y cuando sucede, ´ ´ la idea de que nunca m as podremos hablar y re ır ´ con el ni abrazarlo, puede resultar casi insoporta-

y justas. Y en aquel entonces los seres humanos po´ ´ dr an disfrutar de salud perfecta, y nunca tendr an que volver a morir. ‘Eso son meras ilusiones’, qui´ z as piensen algunos. ´ ´ ¿C omo podr ıa convencerse usted de que esta es-

ble. Ese dolor no desaparece necesariamente por´ que nos digan que la persona querida est a en el

peranza es segura? Para creer en una promesa uno ´ tendr ıa que estar seguro de que quien la hace tiene ´ tanto el deseo como el poder de cumplirla. ¿Qui en, ´ pues, es el que promete que los muertos volver an a

cielo.

vivir?

No obstante, la Biblia da una esperanza muy ˜ diferente. Como se ha se nalado previamente, las ´ Escrituras muestran que en un futuro cercano ser a

˜ En la primavera del a no 31 E.C., Jesucristo pro´ ´ meti o: “As ı como el Padre levanta a los muertos y ´ ´ ´ los vivifica, as ı el Hijo tambi en vivifica a los que el

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quiere. [...] No se maravillen de esto, porque viene ´ la hora en que todos los que est an en las tumbas ´ ´ conmemorativas oir an su voz [la de Jes us] y sal´ dr an”. (Juan 5:21, 28, 29.) En efecto, Jesucristo ´ ´ prometi o que millones de muertos volver an a la ´ vida en esta Tierra y tendr an la perspectiva de per-

posible volver a estar junto a los seres queridos que han muerto, pero no en un cielo desconocido, sino ´ ´ aqu ı mismo en la Tierra, en condiciones pac ıficas Cuando muere un ser querido

manecer para siempre sobre ella en condiciones ´ ´ pac ıficas y paradis ıacas. (Lucas 23:43; Juan 3:16; ´ 17:3; comp arese con Salmo 37:29 y Mateo 5:5.) 27

2.)- )(-)&),-

´ Puesto que quien hizo la promesa fue Jes us, puede darse por sentado que desea cumplirla. Pero ¿puede hacerlo?

´ l explicar c omo han sobrellevado su dolor, muchos cristianos fieles han dicho: “Te voy ´ ´ a decir cu al es mi texto b ıblico preferido”. Si ´ est a de duelo, es posible que algunos de los ´ siguientes textos le ayuden tambi en a usted.

A

“Bendito sea [...] el Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo, que ´ nos consuela en toda nuestra tribulaci on.” (2 Corintios 1:3, 4.) ´ “Est as abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente.” (Salmo 145:16.) ´ “ [Dios] ha fijado un d ıa en que se propone juzgar la tierra habitada con justicia por un ´ var on a quien ha nombrado, y ha proporcionado a todos los hombres una ´ garant ıa con haberlo resucitado de entre los muertos.” (Hechos 17:31.) ´ “Yo... yo mismo soy Aquel que est a ´ ´ consol andolos.” (Isa ıas 51:12.) “Como un hombre a quien su propia madre ´ ´ sigue consolando, as ı yo mismo seguir e ´ ´ consol andolos a ustedes.” (Isa ıas 66:13.) ´ “ [Tu palabra] es mi consuelo en mi aflicci on, porque tu propio dicho me ha conservado vivo. Me he acordado de tus decisiones judiciales ´ desde tiempo indefinido, oh Jehov a, y hallo ´ consuelo para m ı mismo. Sirva tu bondad ´ amorosa, por favor, para consolarme, seg un el dicho tuyo a tu siervo.” (Salmo 119:50, 52, 76.) ´ “Viene la hora en que todos los que est an en ´ las tumbas conmemorativas oir an su voz y ´ saldr an, los que hicieron cosas buenas a una ´ resurrecci on de vida.” (Juan 5:28, 29.)

˜ ´ Menos de dos a nos despu es de hacer aquella pro´ ´ ´ ´ mesa, Jes us demostr o m as all a de cualquier duda que tiene el deseo y el poder de resucitar a los muertos.

´ “¡Lazaro, sal!” ´ Fue una escena conmovedora. L azaro estaba ´ gravemente enfermo. Sus dos hermanas, Mar ıa y ´ Marta, mandaron el siguiente aviso a Jes us, que ´ ˜ ´ estaba al otro lado del r ıo Jord an: “Se nor, ¡mira!, ´ ˜ est a enfermo aquel a quien le tienes cari no”. (Juan ´ ´ ´ 11:3.) Ellas sab ıan que Jes us amaba a L azaro. ¿Aca´ so no desear ıa ver a su amigo, que estaba enfermo? Curiosamente, en lugar de salir para Betania de ´ ´ ´ inmediato, Jes us permaneci o donde estaba dos d ıas ´ m as. (Juan 11:5, 6.) ´ ´ ´ ´ L azaro muri o alg un tiempo despu es de que le ´ enviaron a Jes us el aviso de que estaba enfermo. ´ ´ ´ En el momento en que L azaro muri o, Jes us lo supo, y quiso hacer algo al respecto. Cuando finalmente ´ ´ ´ lleg o a Betania, ya hac ıa cuatro d ıas que su querido ´ ´ amigo hab ıa perecido. (Juan 11:17, 39.) ¿Podr ıa devolver la vida a alguien que llevaba tanto tiempo muerto? ´ ´ Al o ır que Jes us llegaba, Marta, una mujer di´ ´ ´ n amica, sali o corriendo a su encuentro. (Comp arese con Lucas 10:38-42.) Conmovido por su pena, Je´ ´ ´ s us le asegur o: “Tu hermano se levantar a”. Cuando ´ ´ ella manifest o su fe en una resurrecci on futura, Je´ ´ ´ s us le dijo categ oricamente: “Yo soy la resurrecci on ´ y la vida. El que ejerce fe en m ı, aunque muera, lle´ gar a a vivir”. (Juan 11:20-25.) ´ ´ ´ Cuando lleg o a la tumba, Jes us mand o que retiraran la piedra que sellaba la entrada. A continua-

28

Cuando muere un ser querido

´ ´ ´ ´ ci on or o en voz alta y clam o: “ ¡L azaro, sal! ”. (Juan 11:38-43.) Todas las miradas estaban fijas en la tumba. ´ De repente, de la oscuridad surgi o una figura con los pies y las manos atados con vendas y el rostro ˜ ´ ´ envuelto en un pa no. “Des atenlo y d ejenlo ir”, or´ ´ ´ ´ den o Jes us. Cuando la ultima venda cay o al sue´ lo, comprobaron que efectivamente era L azaro, ´ el hombre que llevaba cuatro d ıas muerto. (Juan 11:44.)

´ ¿Sucedio de verdad? ´ ´ El relato de la resurrecci on de L azaro se presenta ´ en el Evangelio de Juan como un hecho hist orico. ´ Los detalles son demasiado v ıvidos para que se tra´ te de una mera alegor ıa. Cuestionar su historicidad equivale a cuestionar todos los milagros de la Biblia, ´ incluida la resurrecci on del propio Jesucristo. Y ne´ ´ gar la resurrecci on de Jes us equivale a negar la fe cristiana en su totalidad. (1 Corintios 15:13-15.) En realidad, si usted acepta la existencia de Dios, ´ ´ no deber ıa costarle creer en la resurrecci on. Se po˜ ´ dr ıa ilustrar con el caso de un se nor que graba en ´ ´ cinta de v ıdeo su testamento para que, despu es de su muerte, sus familiares y amigos puedan verlo y ´ ´ escucharlo explicar por s ı mismo c omo se debe dis˜ poner de su fortuna. Hace cien a nos, esta posibilidad era inconcebible. Y aun hoy para algunas personas que viven en zonas remotas del globo, la ´ ´ ´ t ecnica de la grabaci on en v ıdeo resulta tan incomprensible que les parece milagrosa. Pues bien, si los ´ hombres pueden reproducir las im agenes y sonidos de una escena como la antes mencionada aplicando ´ los principios cient ıficos establecidos por el Crea´ ´ ´ dor, ¿no deber ıa el poder hacer mucho m as que eso? ´ ´ ¿No es l ogico que el que cre o la vida sea capaz de recrearla? Cuando muere un ser querido

´ ´ El milagro de que L azaro volviera a vivir sirvi o ´ para aumentar la fe de la gente en Jes us y en la re´ surrecci on. (Juan 11:41, 42; 12:9-11, 17-19.) Tam´ bi en puso de manifiesto de forma conmovedora que ´ Jehov a y su Hijo desean resucitar a los muertos.

´ ‘Dios sentira anhelo’ ´ ´ ´ La reacci on de Jes us ante la muerte de L azaro revela la gran ternura del Hijo de Dios. Los senti´ ´ mientos profundos que mostr o en aquella ocasi on hacen patente que tiene un deseo intenso de devol´ ver la vida a los muertos. El relato b ıblico lee: “Ma´ ´ ´ ´ r ıa, cuando lleg o a donde Jes us estaba y alcanz o a ´ ˜ ´ verlo, cay o a sus pies, y le dijo: ‘Se nor, si t u hubie´ ´ ras estado aqu ı, mi hermano no habr ıa muerto’. Je´ ´ s us, pues, cuando la vio llorando, y a los jud ıos que ´ ´ vinieron con ella llorando, gimi o en el esp ıritu y se ´ ´ perturb o; y dijo: ‘ ¿D onde lo han puesto? ’. Ellos le ˜ ´ ´ ´ dijeron: ‘Se nor, ven y ve’. Jes us cedi o a las l agrimas. ´ ´ Por eso los jud ıos empezaron a decir: ‘Mira, ¡cu anto ˜ ´ cari no le ten ıa! ’ ”. (Juan 11:32-36.) ´ ´ ´ La compasi on sincera de Jes us se indica aqu ı con ´ ´ ´ tres expresiones: “gimi o”, “se perturb o” y “cedi o a ´ las l agrimas”. Las palabras que se usaron en el idioma original al redactar esta conmovedora escena ´ ´ muestran que a Jes us le afect o tanto la muerte de ´ su querido amigo L azaro y ver a la hermana de este ´ llorando que no pudo contener las l agrimas.1 ´ ´ Lo m as destacado es que, aunque ya hab ıa resu´ citado a otras dos personas y se propon ıa hacer lo ´ 1 La palabra griega traducida “gimi o” es una forma de un ver´ bo (em·bri·m a·o·mai) que significa estar dolorosa o profunda´ mente conmovido. Un escriturario comenta: “El unico sentido ´ ´ ´ que puede tener ac a es que Jes us se sinti o invadido por una emo´ ´ ´ ci on tan intensa que arranc o de su coraz on un quejido involun´ ´ tario”. El t ermino que se vierte “perturb o” es una forma de un ´ ´ ´ ´ verbo griego (ta·r as·so) que denota agitaci on. Seg un un lexic o´ grafo, significa “causar conmoci on interna, [...] afectar con gran ´ ´ ´ dolor o pena”. La expresi on “cedi o a las l agrimas” se traduce de ´ un verbo griego (da·kr y·o) que comunica la idea de “derramar ´ l agrimas, llorar en silencio”.

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´ ´ mismo con L azaro (Juan 11:11, 23, 25), Jes us ´ ´ “cedi o a las l agrimas”. De modo que devolver la vida a los humanos no es un mero procedimiento ´ para Jes us. Los profundos sentimientos de ternura ´ ´ que manifest o en esta ocasi on evidencian que de-

f ˇ ,-/,,#)(E +/ - - f ( & -,# ##) ,(.),  ,#-.) ˝-/-E f ,!)#$,  .)- &- (#)(-

sea intensamente reparar los estragos de la muerte. ´ ´ Como Jes us es ‘la representaci on exacta del mis´ mo ser de Jehov a Dios’, tenemos razones para

´ en manos del ya glorificado Jesucristo. (G enesis 2: ´ 7-9; Mateo 6:10; Lucas 23:42, 43.) En ese Para ıso ´ restablecido la familia humana tendr a la esperan-

no esperar menos de nuestro Padre celestial. (He-

za de vivir para siempre libre de toda enferme´ ´ dad. (Revelaci on 21:1-4; comp arese con Job 33:25; ´ ´ Isa ıas 35:5-7.) Desaparecer a asimismo el odio, el ´ prejuicio racial, la violencia etnica y las dificulta´ ´ ´ des econ omicas. Jehov a Dios resucitar a mediante

breos 1:3.) El fiel Job dijo sobre el deseo de Jeho´ ´ v a de llevar a cabo la resurrecci on: “Si un hom´ bre f ısicamente capacitado muere, ¿puede volver a ´ ´ vivir? [...] T u llamar as, y yo mismo te responde´ r e. Por la obra de tus manos ´ sentir as anhelo”. (Job 14: 14, 15.) La palabra del idioma original que se traduce ´ “sentir as anhelo” denota que Dios lo desea ardientemente. ´ (G enesis 31:30; Salmo 84:2.) ´ Es obvio que Jehov a espera con gran ansia el momento ´ de la resurrecci on. ¿Podemos nosotros creer realmente en la promesa ´ ´ de la resurrecci on? S ı, pues no cabe la menor duda de ´ que Jehov a y su Hijo tienen

Jesucristo a los muertos para que vivan en una Tierra lim-

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´ ´ ´ ¿C omo demostr o Jes us, al morir ´ su amigo L azaro, que tiene tanto el deseo como el poder de resucitar a los muertos? ´ ¿Por qu e podemos aceptar el relato ´ ´ ´ b ıblico de la resurrecci on de L azaro ´ como un hecho hist orico? ´ ´ ¿C omo revela el cap ıtulo 11 de Juan ´ que Jes us desea intensamente reparar los estragos de la muerte? ´ ´ ¿Qu e muestra que Jehov a Dios ´ espera con gran ilusi on el momento ´ de la resurrecci on?

pia. Esta es la esperanza que ah o r a a b r i g a l a c r i s t i a n a mencionada al principio de ´ ˜ es t a s e c c i o n . Va r i os a n o s ´ despu es de la muerte de su madre, los testigos de Jeho´ v a la ayudaron a estudiar la Biblia en detalle. Ella re´ cuerda: “Cuando aprend ı lo que dice sobre la resurrec´ ´ ci on, llor e. Fue maravilloso ´ saber que volver e a ver a mi

la Tierra, pero en condiciones muy distintas, con

madre”. ´ ´ Si usted tambi en ans ıa volver a ver a un ser que´ ´ rido, los testigos de Jehov a le ayudar an con mucho ´ gusto a aprender c omo puede hacer suya esta espe-

los seres queridos que han muerto. ´ ´ Jehov a Dios, quien cre o a la humanidad en un ´ ´ hermoso jard ın, ha prometido restablecer el Para ı-

ranza segura. Puede contactar con ellos visitando ´ un Sal on del Reino de su vecindario o escribiendo ´ ´ ´ a la direcci on de la p agina 32 m as cercana a su do-

so en la Tierra bajo el dominio de su Reino celestial

micilio.

el deseo y el poder de cum´ plirla. ¿Qu e significa esto para usted? Que tiene por ´ delante la perspectiva de reunirse aqu ı mismo en

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Cuando muere un ser querido

´ ´ ¿Desea mas informacion?

s

we-S 141121

´ Consulte el sitio de los testigos de Jehova: www.jw.org/es.