Crisis Ecologica

HERMENEUTICA DE LA CRISIS ECOLOGICA Por Conrado Ugarte Los indicadores de la crisis ecológica del planeta, que caben ser

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HERMENEUTICA DE LA CRISIS ECOLOGICA Por Conrado Ugarte Los indicadores de la crisis ecológica del planeta, que caben ser resaltados son: la deforestación de los bosques tropicales y de los bosques templados, la contaminación de las aguas, costas y mares, la sanilización del agua para uso agrícola. La pérdida de suelo y de tierras a causa de la erosión , la desertificación, la pérdida de la diversidad biológica, la contaminación del aire, la destrucción de la capa de ozono y el calentamiento global del planeta. No nos ocuparemos aquí de ellos son de sobras conocidas, están en el orden del día y existen muchas buenas publicaciones al respecto.

HERMENÉUTICA DE LA CRISIS ECOLÓGICA Se han ofrecido múltiples interpretaciones y análisis de sobre la etiología de la crisis ecológica. En un -futuro- desarrollo sobre el tema trataremos de exponerlas, por ahora queremos es criticar algunas interpretaciones al respecto. Dos concepciones erradas de la crisis ecológica La primera, considera que la destrucción de los ecosistemas es una novedad en la historia del género humano resultante delas sociedades modernas industrializadas y que, consiguientemente, considera que las sociedades tradicionales mantuvieron siempre una relación equilibrada y no destructiva con su medio natural. Esta concepción es errada, y nos encargamos de analizarla en el capítulo precedente. La relación de la especie humana con el medio natural ha sido siempre problemática. Hay ejemplos de destrucciones ecológicas realizadas por las culturas prehistóricas y tradicionales (la destrucción de la megafauna europea del paleozoico, la deforestación de la América del norte precolombina, la desertización de las estepas mongólicas durante la baja antigüedad) y los estudios de Antropología Ecológica y de Historia Ecológica han demostrado cómo muchas culturas decayeron debido a su inadaptación al medio.1 La segunda concepción, sería una posición contraria a la anterior, ya que apela al hecho de que la especie humana siempre ha deteriorado el medio natural, donde se minimiza, e incluso, se niega la “radical novedad” de la actual crisis ecológica con respecto a las destrucciones ecológicas pasadas y se afirma que en ella no hay nada, cualitativamente, distinto. DOMENECH critica enfáticamente estas dos posturas, ya que impiden ver lo esencial de la presente crisis ecológica, esencialidad que radica en que “la civilización industrial moderna -básicamente capitalista- está socavando conexiones ecosisitémicas globales de cuyo mantenimiento depende la existencia misma de la humanidad”. 2 El Cfr. PONTING, C. La historia verde del mundo. Paidós, Barcelona, 1992. DOMÈNECH, T. Sobre las insuficiencias del ethos moderno ante la crisis ecológica. Revista: Mientras Tanto, Madrid, 1986, Nº 28, p. 42. 1 2

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carácter “global” de la actual crisis ecológica significa que la crisis ecológica afecta a todo el planeta, “al globo entero” y no sólo a determinados países o regiones; que “lo que está amenazado son los vínculos ecosistémicos globales -y no meramente muchas conexiones locales-”; es decir, significa que los deterioros ambientales más graves (la tala y roturación de bosques, los accidentes nucleares, las lluvias ácidas, el uso de pesticidas) conllevan impactos y reportan consecuencias que trascienden los ámbitos geográficos locales donde se generan.3 Una comprensión adecuada de la crisis ecológica exige entenderla como crisis de civilización. La crisis ecológica es considerada como una crisis de civilización, como una crisis civilizacional. A partir de la segunda mitad del siglo XX, la humanidad ha llegado a una situación, radicalmente nueva y especialmente grave, de crisis de civilización -de la civilización moderna, de la modernidad-, uno de cuyos componentes principales es la crisis ecológica global.4 Falacias de igualdad ante la crisis y sus perjuicios Algunos autores han afirmado que todos o, casi todos, somos responsables por igual de las causas de la destrucción ecológica del planeta Tierra y de las consecuencias que ésta entraña para los seres humanos, y han asumido, además, que la destrucción ecológica afecta por igual a todos los habitantes del planeta. TOLEDO considera tres contradicciones o crisis que más se destacan en el momento actual de nuestra civilización, y son: “el incremento de la marginación y de la pobreza, la crisis que padecen sobre todo los ciudadanos de las sociedades industriales y la crisis ecológica del planeta” mientras las dos primeras son “crisis que afectan de manera parcial”, por el contrario, la crisis ecológica “es de naturaleza colectiva, y como tal afecta y afectará cada vez más a vastos sectores de la sociedad, deviniendo crisis sin fronteras. Mientras que la miseria se encuentra focalizada en sectores sociales bien definidos, la crisis ambiental, en tanto que deterioro de las condiciones materiales (físicas y biológicas) del planeta, es un fenómeno global que, paulatinamente, afectará a todos las miembros de la humanidad. En tal sentido, las élites privilegiadas del modelo civilizatorio actual conformaría la única contradicción, la única fuerza “destructiva” imposible de atajar.5 Con la crisis ecológica, por primera vez en la historia de la humanidad, existe una amenaza real de carácter global o planetario que se cierne sobre todos los miembros de la especie humana sin excepción alguna.6 “... La producción y repartición de riesgos ambientales se está convirtiendo por primera vez en un problema de escala mundial. Los riesgos nocivos derivados de la contaminación del agua, la radiación y los efectos de invernadero afectan por igual a todos nosotros. No están limitados desde el punto de vista geográfico o sociológico. Cruzan las fronteras nacionales o atacan por igual a ricos y pobres, a poderosos y menos poderosos...”. 7

DOMÈNECH, T. Sobre las insuficiencias..., o.c., pp. 43-44. RIECHMANN, J y FERNANDEZ BUEY, F. Redes que dan libertad. Introducción a los nuevos movimientos sociales. Paidós, Barcelona, 1994, pp. 12 y 71. 5 TOLEDO, V. Modernidad y ecología. La nueva crisis planetaria. En: Ecología Política, 1990, Nº 3, pp. 9.22. 6 Ibídem. 7 KEANE, J. La democracia y los medios de comunicación. En: Revista Internacional de Ciencias Sociales, Nº 129, sept. 1991, pp. 549-568. 3 4

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“... Las consecuencias más graves de la crisis ecológica afectan a todos por igual, Norte y Sur, Este y Oeste...”. 8

En nuestra opinión, los planteamientos que afirman o suponen que todos o, casi todos, somos responsables por igual de las causas de la destrucción ecológica del planeta y de las consecuencias que ésta entraña para la humanidad y, que asumen, además, que la destrucción ecológica afecta por igual a todos los habitantes del planeta, son completamente erróneos, cuando no interesados. La asignación universal de responsabilidades y de perjuicios oculta la naturaleza de la clase social, de género 9, dimensión Norte/Sur y el entorno específico (rural/urbano) que poseen las causas de la crisis ecológica como las posibilidades de escapar a los efectos concretos de ésta. Puede decirse -de alguna manera- que los ciudadanos del Tercer Mundo tienen menos culpa de los desastres ecológicos y los padecen en mayor grado que los habitantes del mundo desarrollado, los pobres y las clases trabajadoras menos y en mayor grado que los ricos y que las clases medias, las mujeres menos y en mayor grado que los hombres, los habitante rurales y en mayor grado que los urbanistas. La globalidad de la crisis ecológica en modo alguno significa que ésta afecte a todos los países y a todas las personas por igual. Debe evitarse el deslizamiento, que veíamos en los autores mencionados, desde la globalidad hacia la igualdad. La globalidad de la actual crisis ecológica, en modo alguno significa que afecte por igual a todos los habitantes del planeta. No estamos de acuerdo con DOMÈNECH cuando escribe que las consecuencias más graves de la crisis ecológica afecten por igual al Norte y al Sur, al Este y al Oeste. Aunque, potencialmente, estas consecuencias afecten ala humanidad toda; no obstante la incidencia real es muy desigual debido a los medios con los que los países desarrollados -y, dentro de estos, las clases pudientes- cuentan para contrarrestarlas. Creemos, pues, como el mismo DOMENECH señala que: muchas de las consecuencias de la crisis ecológica (entre ellas el retroceso de bosques y de reservas de madera, las desastrosas consecuencias del crecimiento urbano, el retroceso de los recursos acuáticos) se sienten con mayor virulencia en el Tercer Mundo que en los países desarrollados. Los peligros de la tesis de la etiología científico-técnica de la crisis ecológica El desarrollo científico-tecnológico es considerado, en-sí y por-sí, como el causante de la crisis ecológica. Tesis que suele venir aparejada con el corolario de que la solución al deterioro ecológico no está en corregir las relaciones económicas o de poder existentes entre los hombres, sino que sólo caben soluciones tecnológicas al deterioro ecológico, pues los problemas causados por la técnica sólo pueden solventarse con un plus de técnica.10 Esta tesis, a nuestro parecer, presentaría dos peligros: i) conlleva una demonización maniquea de los desarrollos científico-técnicos, emprendidos por la modernidad occidental, cuando parece más acertado poseer una visión capaz de captar la ambigüedad de la modernidad. Más que un sustancialismo esencialista de lo en-sí y porsí, parece más acertado un análisis atento a las diversas funciones que pueden jugar la DOMÈNECH, T. Sobre las insuficiencias..., o.c., pp. 43. Ver distintos estudios, los cuales reconocen que: los peores efectos de la destrucción de los recursos naturales recaen sobre las mujeres, en: RAO, B. La lucha por las condiciones de producción y la producción de las condiciones para la emancipación: las mujeres y el agua en Maharashtra, India. En: Ecología Política, Cuadernos de debate internacional, FUHEM/Icaria, Barcelona, Nº 1, 1990, pp. 32-42. 10 Tesis postulada por RAPP, A. en Filosofía de la Técnica. Paidós, Barcelona, 1992, pp. 147-148; 174 y 187. 8 9

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ciencia y la técnica en contextos socio-culturales concretos. Desde esta óptica, parece que no debe ser la técnica en-sí y por-sí la causante del deterioro ecológico, sino su funcionamiento concreto en un contexto socio-político y económico determinado. “No es la técnica como tal, sino, su posición dentro del modo de producción capitalista y las características de éste, la verdadera causa -tanto de los peligros posibles-, como de las siniestras realizaciones que angustian al hombre de nuestra época”. 11 ii) El achatamiento de la crisis ecológica a la técnica corre el peligro, real, de convertirse en una táctica enmascaradora y diversiva ocultando así las raíces políticas y económicas, así como las relaciones de poder, implicadas en la crisis ecológica. Lógicas estructurales/organizacionales: Profundas generadoras de los deterioros ecológicos Resulta un tanto improcedente acusar a los agentes o causantes inmediatos de la destrucción ambiental en vez de centrar las acusaciones sobre los agentes que inducen y mantienen las lógicas económicas y organizacionales que conducen a esas destrucciones. Deberíamos hacer una distinción entre los agentes destructores inmediatos, directos y las lógicas profundas que los empujan a las acciones destructivas, en lugar de insistir sobre los causantes visibles e inmediatos del deterioro ambiental. Deberíamos hacer hincapié sobre las fuerzas (multinacionales; instituciones financieras como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional; las clases dominantes internacionales: capital industrial, inmobiliario y financiero, terratenientes; la banca privada) que, en el contexto actual y concreto, determinan las estrategias económicas, los recursos que se explotan y el modo cómo se los explota, comercializa y consume -modo que determinan generándose determinadas consecuencias para el medio natural. Para ilustrar, de alguna forma, lo expuesto tomaremos dos ejemplos: a) el cultivo de cacahuete y la desertización del Sahel12: los países menos desarrollados están sometidos a condiciones de intercambio desigual desfavorables. Para contrarrestar las consecuencias negativas de estas condiciones de intercambios desiguales, han de aumentar la producción de productos que, como el cacahuete en el Sahel, están destinados a la exportación. En el sur del Níger, para aumentar las tierras consagradas al cultivo del cacahuete, se recurrió a las tierras en barbecho, existentes entres entre las aldeas. Estas tierras cumplían tradicionalmente dos funciones esenciales: por un lado, eran tierras que los campesinos reservaban para utilizar en tiempos de hambre o sequía; por el otro, eran tierras a las que acudían los pueblos trashumantes en sus desplazamientos para el pastoreo de sus ganados. La reconversión de estas tierras en tierras de cultivo del cacahuete supuso una reducción de las tierras de pastoreo disponibles para los ganados de los pueblos trashumantes y la consiguiente concentración del pastoreo en áreas más circunscriptas. Esta concentración conllevó una explotación de las tierras de pastoreo, la erosión del suelo y su destrucción ecológica. La falta de pasto mermó los ganados. A esto se sumaron períodos de sequía a los que no se les pudo hacer frente, como antaño se les hacía, recurriendo a las tierras de barbecho reservadas para estos casos, pues, estas tierras habían sido en su mayoría destinadas al cultivo del cacahuete. Consecuencia: la hambruna que padeció el Sahel occidental entre 1968 y 1974. b) En América Central13, los gobiernos de la región y los organismos internacionales de crédito, con el fin de obtener divisas para el pago de la deuda externa, PARIS, C. El rapto de la cultura. La Piqueta, Barcelona, 1983, p. 83. PETRAS, J. Género, raza, clase y ecología. El Viejo Topo, Barcelona, Nº 77, 1994, pp. 65-66. 13 PETRAS, J. Género, raza..., o.c., pp. 66-67. 11 12

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apoyan la exportación de carne vacuna. Para conseguir tierras de pasto para el ganado vacuno, se tala y desbroza la selva tropical. Pero el suelo de estas tierras se deteriora y erosiona rápidamente, lo que crea una dinámica de expansión hacia nuevas tierras selváticas, de este modo, se va produciendo la progresiva destrucción de la selva. Además, en América Central los grandes terratenientes han ido ampliando progresivamente sus haciendas (destinadas, sobre todo, al algodón y a la ganadería) y privando de tierras de cultivo a los campesinos.14 Para buscar áreas de cultivo, los campesinos han recurrido a cultivar las laderas de las montañas y la selva, generando los consabidos procesos de destrucción ecológica.

EL PARADIGMA ECOLÓGICO Se habla de que la Ecología y el ecologismo están generando o inspirando un nuevo paradigma15, al que suele calificar como el “paradigma ecológico”, que se opondría al paradigma reinante durante la modernidad y que vendrá a paliar las insuficiencias y perversiones de éste. 16 Dejando de lado la cuestión de si es cierto o no la emergencia de un nuevo paradigma (en nuestra opinión en esto hay de verdad como de exceso), lo que sí es pertinente decir es que: calificar al paradigma que está emergiendo sólo como ecológico puede ser motivo de reduccionismo y dar lugar a confusiones, pues al surgimiento y configuración del paradigma emergente están contribuyendo más los desarrollos científicos, teóricos y filosóficos que los provenientes de la Ecología o inspirados en ella. Lo ecológico del paradigma emergente sería sólo una vertiente de este paradigma. De hecho al nuevo paradigma que se está gestando, o que en parte ya se ha gestado, se le ha denominado de muy diversas formas: como “paradigma emergente”, “paradigma termodinámico”, “paradigma de la complejidad” (MORIN). En realidad, el paradigma ecológico es un paradigma ecologizado; más preciso aún, un paradigma que, entre otras disciplinas y otros desarrollos científicos, emerge tomando principios de inteligibilidad de la Ecología, de la ciencia ecológica. Por tanto lo ecológico del paradigma transmoderno emergente sería un aspecto del paradigma y no la totalidad de éste. Es decir, que los principios de inteligibilidad del nuevo paradigma extraídos de la ciencia ecológica o inspirados por ésta no copan la totalidad del paradigma, sino que constituyen sólo una parte de éste. Luego, es preciso mostrar tanto qué es lo propiamente ecológico del nuevo paradigma emergente como, además, cuáles son los restantes principios metodológicos y epistemológicos conformadores del paradigma transmoderno. Lo ecológico del nuevo paradigma “... Todo pensamiento digno de este nombre actualmente Tanto en Guatemala como en El Salvador, aproximadamente el 2% de la población es dueña del 80% de la tierra cultivable. 15 Siguiendo a MORIN, E. podemos caracterizar la noción de paradigma en virtud de los rasgos ya citados en: Las ciencias del conocimiento en la era de la desmaterialización, del presente trabajo. 16 Cfr. GARRIDO PEÑA, F. La ecología política, una política del tiempo. Tesis doctoral, Universidad de Granada, 1995, quien opone el “paradigma ecológico” al “paradigma moderno”; para SERRANO MORENO, J. Ecología. Estado de Derecho y Democracia. En: Francisco Garrido (comp.), Introducción a la Ecología Política. Granada, Comares/Ecorama, Nº 2, pp. 33-58, es un paradigma transmoderno o posmoderno. 14

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debe ser ecológico...” (MUMFORD, L)

Se trata aquí de indagar las ideas o conceptos generales, “paradigmáticos”, que se han gestado en la Ecología y se han trasvasado, a modo de conceptos paradigmáticos, a otros ámbitos del saber, o que, sin haberse gestado propiamente en la Ecología, no obstante han cobrado relevancia al ser integrados y utilizados por ella, y han migrado desde la Ecología a otras esferas del saber. Entonces ¿cuáles son los conceptos y los enfoques metodológicos que se trasvasan desde la Ecología a otras disciplinas teóricas? SIMONET destaca el enfoque sistémico y las ideas de ciclo y de entropía. “El enfoque sistémico discrepa de las concepciones mecanicistas y analíticas y, en el caso de la Ecología, consiste en que ésta no estudia ya a los seres vivos aislándolos, a modo de elementos aislados de su contexto, sino que, por el contrario, se ocupa del estudio del sistema de relaciones (ecosistema) que entrelazan a las especies entre sí y a éstas con el medio que habitan”. 17 Según MORIN, el “pensamiento ecologizado” consiste en la introducción de la visión y de la dimensión ecológica en la descripción y explicación de todo lo viviente y, consiguientemente en todo lo humano.18 La visión ecológica consiste en percibir todo fenómeno autónomo (auto-organizador, auto-productor, auto-determinado, etc.) en su relación con su entorno o ecosistema. Poniendo de relieve el papel activo del observador/conceptuador en toda observación/concepción. Teniendo siempre en cuenta que la consideración de algo como entorno o ecosistema depende del punto de vista o focalización adoptada por el observador/conceptuador. 19 El paradigma de la complejidad distingue entre el objeto o el ser y su entorno, pero no los separa disyuntivamente. Para MORIN: “el conocimiento de toda organización física requiere el conocimiento de sus interacciones con su entorno. El conocimiento de toda organización biológica requiere el conocimiento de sus interacciones con su ecosistema”. Mientras que la noción positivista de objeto concibe a éste como privado de ambiente, por su parte, la noción de sistema abierto implica la presencia consustancial del ambiente, es decir, la interdependencia e inseparabilidad entre sistema y ecosistema. Según MORIN: “por método y provisionalmente, podemos aislar un objeto de su entorno, pero, por método también, no es menos importante considerar que los objetos, y sobre todo los seres vivientes, son sistemas abiertos que sólo pueden ser definidos ecológicamente, es decir, en sus interacciones con el entorno, que forma parte de ellos tanto como ellos mismos forman parte de él”. Como podemos apreciar, para MORIN el pensamiento complejo debe ser un pensamiento ecologizado que, en vez de aislar el objeto estudiado, lo considere en y por su relación eco-organizadora con su entorno. Ahora bien, la visión ecológica no debe significar una reducción del objeto a la red de relaciones que los constituyen. El mundo no sólo está constituido por relaciones, sino que en él emergen realidades dotadas de una determinada autonomía. De aquí que lo que inseparablemente debe considerar el pensamiento complejo ecologizado es la relación “auto-eco-organizadora” 20 del objeto con respecto a su ecosistema. MORIN insiste en que el reconocimiento de la autonomía en modo alguno significa para él que las realidades autonómicas emergentes deban ser entendidas como sustancias o esencias.21 El pensamiento ecologizado se basa, por tanto SIMONET, D. El ecologísmo. Gedisa, México D.F., 1983, pp. 57-60. MORIN, E. El método. II: La vida de la vida, Cátedra, Madrid, 1993, pp. 111 y 114. 19 MORIN, E. El método. II: La vida..., o.c., p. 101. 20 Cfr. Cita Nº 10 del presente trabajo. 21 MORIN, E. El método. II: La vida..., o.c., p. 200. 17 18

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en un principio de auto-eco-explicación. El “principio fundamental del pensamiento ecologizado” es, pues, el principio eco-auto-relacional y el pensamiento ecologizado es “un pensamiento dotado permanentemente de una visión eco-auto-relacional22, oponiéndose a la vez, por un lado, al aislamiento del fenómeno de su “medio”, es decir, la insularización del “objeto”, la eliminación del ecosistema haciendo del fenómeno el resultado de una libertad inefable. Y, por otro lado, a hacer del fenómeno un mero producto de determinaciones externas, reducir el fenómeno a las causalidades externas, prescindir de su autor en favor de un determinismo ecosistémico anónimo, ahoga el “objeto” en su “medio”.23 “No podría haber descripción, ni explicación de los fenómenos fuera de la doble inscripción y de la doble implicación en el seno de una dialógica compleja que asocie, de manera complementaria, concurrente y antagonista, las lógicas autónomas e internas del fenómeno por una parte y las ecologías de sus entornos, por otra”.24 Debe establecerse una dialógica entre los procesos interiores y los exteriores. El paradigma ecológico “lleva en sí” un principio de complejidad y un nuevo tipo de ciencia (scienza nuova). Lleva en sí un principio de complejidad porque con el principio auto-eco-relacional y con las ideas de eco-sistema, eco-organización, el paradigma ecológico posee una naturaleza “fundamentalmente anti-disyuntiva, antireductora, anti-simplificadora”, desafía al paradigma desimplificación, rompe con las visiones simplificantes que aislaban a los seres de su entorno o reducían a los seres a su entorno; nos hace repudiar todo concepto cerrado, toda definición autosuficiente, toda cosa “en sí”, toda causalidad unidimensional, toda determinación unívoca, toda reducción, toda simplificación de principio. Ahora bien, esto no significa que el paradigma ecológico produzca “automáticamente” la complejidad en él incluida. Ésta sólo se desarrolla a través de un pensamiento complejo, pero no mediante un pensamiento simplificador y reductor. 25 Para MORIN, la ecología constituye, con respecto a la ciencia clásica, un nuevo tipo de ciencia por cuatro razones: “... a) Mientras que las ciencias clásicas aíslan a su objeto, de su contexto o entorno, la ecología contextualiza todo fenómeno. b) Mientras que las disciplinas clásicas están especializadas y tabicadas, la ecología se ocupa de las interacciones organizadoras que tienen lugar entre constituyentes diversos (geológicos, climáticos, químicos, vegetales, animales, antroposociales) de los que las disciplinas clásicas se ocupan de modo separado. c) Mientras que las ciencias clásicas se constituyen sobre la disyunción entre naturaleza/cultura, la ecología general comunica naturaleza y cultura. d) Mientras que la ciencia clásica divide los fenómenos impidiendo, así, cualquier toma de consciencia global, la ecología general plantea en su conjunto el problema de la relación hombre/naturaleza permitiendo, así, la comunicación, rota en el siglo XVII, entre hecho y valor, entre ciencia y consciencia. La ecología general nos conduce, casi directamente, a una toma de consciencia ecológica.

No se trata de que para MORIN la consciencia y la acción ecológicas se deduzca de la ciencia ecológica, de que ésta produzca automáticamente esta consciencia y esta acción, sino de que en la ecología ya no existe el foso infranqueable que existía en la ciencia clásica entre hecho y valor, entre ciencia y consciencia. La ciencia ecológica nutre a la consciencia ecológica con sus datos y problemas, y la consciencia ecológica estimula Cfr. MORIN, E. El método. II: La vida..., o.c., p. 113. MORIN, E. El método. II: La vida..., o.c., pp. 110-111. 24 Ibídem. 25 Cfr. MORIN, E. El paradigma ecológico. En: El método. II: La vida..., o.c., pp. 112-116. 22 23

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a la ecología con sus inquietudes.26 La consciencia ecológica no consiste solamente en la toma de consciencia de la degradación de la naturaleza; además y, principalmente, consiste en la toma de consciencia “de que la sociedad es virtualmente dependiente de la eco-organización natural y de que ésta está profundamente comprometida, trabajada y degradada en y por nuestros procesos sociales”. 27 Y, se desarrolla como consciencia política mediante la toma de consciencia de que “la organización de la naturaleza plantea el problema dela organización de la sociedad”28 Esta consciencia eco-política suscita un “movimiento” socio-político: la Ecología Política.

CARACTERISTICAS DEL PARADIGMA ECOLOGICO EMERGENTE Rasgos del paradigma de simplificación de la ciencia clásica 1) Simplificador: la simplificación, tal y como la entiende MORIN, consiste en considerar que la complejidad de los fenómenos y la diversidad de los seres y de las cosas son sólo aparentes; meramente fenoménicas, por lo que pueden explicarse reduciéndolas a algunos principios y elementos básicos y simples (estructuralismo). La simplicidad es concebida como lo verdaderamente real y la complejidad como mera apariencia de lo real. Se pretende disipar la complejidad de los fenómenos para revelar tras ella la simplicidad. 2) Disyuntor y dualista: la disyunción consiste en disociar, separar, aislar e insularizar aspectos de la realidad que -aunque, ciertamente, deban ser distinguidos y puedan oponerse- resultan inseparables y complementarios. Al disyuntar la realidad se dualiza, se establece una serie de dualismos entre realidades consideradas como antagónicas. Así los tradicionales dualismos entre sujeto/objeto, cuerpo/espíritu, etc. Una de las disyunciones claves sería la que se establece entre el objeto y su entorno (explicación de los fenómenos aislándolos de su medio, independientemente de su entorno), a la que nos hemos referido al tratar sobre lo propiamente ecológico del nuevo paradigma. El dualismo suele desembocar en un determinado maniqueísmo: en los dualismos que se establecen se suelen valorar positivamente uno de los opuestos y desvalorizar al otro (desvalorización que puede radicalizarse hasta suponer la negación ontológica del opuesto desvalorizado, mientras que al valorarlo se le concede “soberanía ontológica”, se lo considera como lo realmente existente). 3) Reduccionista y atomista: se pretende reducir el fenómeno u objeto en cuestión a un hipotético componente último aislable y elemental. Se reduce lo complejo a lo simple, lo molar a lo elemental, lo singular a lo general, el todo a las partes, lo diverso o múltiple a lo elemental. El paradigma de simplificación pone en juego un principio de reducción del conocimiento del todo (de los conjuntos o sistemas) al conocimiento de las partes o Ibídem. Ibídem. 28 Ibídem. 26 27

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unidades (elementales, simples, indescomponibles, aislables, identificables sin ambigüedad) que lo constituyen. Se conciben los sistemas como meros resultantes de la suma de sus partes, por lo que explicarlos consiste en reducirlos a las unidades elementales que lo componen. Esta pretensión reduccionista de concebir y explicar un sistema (todo complejo) sólo mediante las propiedades de los elementos simples, descompone e ignora al todo en tanto que todo con sus propiedades emergentes. 4) Determinista: le concede al orden una soberanía absoluta como principio explicativo y establece un determinismo rígido: todo se explica en virtud del orden, es decir, de leyes, constancias y se excluyen el azar, el desorden, lo aleatorio, los acontecimientos temporales que surgen de manera imprevista, que son considerados como apariencias o epifenómenos debidos a nuestra ignorancia. 5) Le concede validez absoluta a la lógica clásica: el paradigma de simplificación dota de validez y fiabilidad absolutas a los principios de la lógica clásica aristotélica (principios de identidad, no-contradicción, tercero excluido y procedimientos de inducción y deducción). 6) Fundamentalista: busca un fundamento cierto e indubitable para el conocimiento. Patologías e insuficiencias del paradigma de la modernidad Nuevos desarrollos científicos hacen entrar en crisis al paradigma de simplificación puesto que ponen en práctica de facto y exigen principios de inteligibilidad complejos. Los desarrollos de la microfísisca cuestionan el reduccionismo atomista 29. En su búsqueda del “á-tomo”, la microfísica se topa con lo complejo. El átomo deja de ser una unidad primera, irreducible e indivisible, para pasar a ser un sistema constituido por partículas en interacción mutua.30 La explicación “atomista”, reduccionista, ni siquiera conviene ya al mismo átomo. Toda pretensión de una resolución última de toda entidad compleja en una entidad elemental, se muestra ahora como ilusoria. El principio de indeterminación de Heisenberg revela la necesidad de no separar el observador de lo observado. Por medio de la termodinámica (Carnot, Kelvin, Clausius, segundo principio o principio de entropía, irreversibilidad temporal, Prigogine), la mecánica estadística (Boltzman, Gibbs), las paradojas microfísicas (Planck, Bohr, Heisenberg) y la teoría del big-bang, el desorden, el azar y el indeterminismo se introducen en el universo físico y el orden pierde su primacía. La lógica clásica ha revelado sus limitaciones. El principio de complementariedad de Niels Bohr supone la admisión de una contradicción en el mismo seno de la ciencia física31 y, por tanto, el cuestionamiento de la soberanía absoluta del principio de no“El reduccionismo -la idea de que el mundo es un ensamblaje de partes- se ha apoyado en poderosos técnicas matemáticas que cuantifican la realidad. Pero, cuando los científicos estudian sistemas complejos, la noción de partes se tambalea de tal modo que la cuantificación se vuelve imposible”. En: BRIGGS, J. En ambos lados. ... del caos y la crisis de la totalidad, Gedisa, Barcelona, 1994, p. 83. 30 BRIGGS, J. En ambos..., o.c., pp. 83-112. 31 La partícula se comporta tanto como onda y como corpúsculo. Ambos son antagonistas, pues mientras que la onda es inmaterial y contínua, el corpúsculo es material y discontinuo. Pero su aspecto undulatorio permite dar cuenta de varios fenómenos y su aspecto corpuscular de otros. Ante la imposibilidad de prescindir de alguno de estos aspectos y ante la necesidad de ambos para elucidar la partícula, Bohr optó por aceptar ambos declarándolos “complementarios”. 29

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contradicción. El principio de complementariedad ha inspirado a Edgard MORIN un pensamiento dialógico en el que contraria sunt complementa, es decir, en el que dos proposiciones contrarias ser también complementarias. Las críticas de Popper a la inducción fuero decisivas. El teorema de indecibilidad de Kurt Gödel (1931) abre una brecha insalvable en todo sistema proposicional, dinamita las aspiraciones del deductivismo a principio de certeza, muestra la imposibilidad de fundamentaciones últimas, la necesidad de buscar siempre un meta-sistema y la imposibilidad de detener alguna vez la dinamicidad del conocimiento. Popper, Khun y Feyerabend han hecho añicos la imagen positivista de la ciencia.32 Rasgos del paradigma de complejidad: paradigma transmoderno 1) Complejo: mientras que, como hemos visto, la ciencia clásica aspira a disolver la complejidad de los fenómenos, considerada como aparente, para revelar la simplicidad oculta, para el nuevo paradigma, la complejidad no aparece como el enemigo a eliminar, sino como el reto que debe ser afrontado. El nuevo paradigma reconoce la complejidad de los fenómenos y cree que es imposible explicarlos, sin mutilarlos, a partir de principios y elementos simples. El pensamiento complejo no pretende desintegrar o disolver nuestro mundo fenoménico, sino reconoce su riqueza e intenta dar cuenta de él mutilándolo lo menos posible. La complejidad aparencial (fenoménica) del fenómeno deber ser respetada y concebida, en vez de intentar reducirla a una supuesta realidad simple, subyacente. Las elucidaciones que puedan proporcionarnos los procedimientos de cariz simplificador deben contribuir siempre a una ganancia de inteligibilidad y de comprensión de las realidades fenoménicas y no a su descomposición. 2) Relacional y antidualista: hay que distinguir y comunicar en vez de aislar y poner en disyunción. Es antidualista porque pretende superar las escisiones o “abismos insalvables” establecidos durante la modernidad entre la acción y la pasión, el deseo y la razón, la acción y el conocimiento, el goce y el deber, entre universalidad y singularidad, entre lo concreto y lo universal, entre el dato y la idea, entre el hecho y el concepto. Se comunican y conjuntan nociones que el paradigma moderno separaba y excluía entre sí. Una de las relaciones fundamentales es la que se establecería entre sistema y entorno, a la que nos hemos referido al tratar lo ecológico del nuevo paradigma. En virtud de este principio, el paradigma ecológico cuestiona la concepción sustancial del ser. El paradigma ecológico no es sustancialista: para él, no hay sustancias, sino relaciones; la realidad no está hecha, terminada de modo fijo, sino que lo real se encuentra en continuo cambio y en continua transformación.33 El paradigma ecológico pasa de una ontología sustancialista-mecanicista a una ontología relativista-ecosistémica en la que la disyunción entre sujeto (cultura) y objeto (naturaleza) queda desterrada. 34 El principio de entropía cuestiona la concepción infinitista del tiempo y la reversibilidad del tiempo mecanicista. 3) Emergentista y sistémico: reconocimiento de que en las realidades (conjuntos o todos) organizadas emergen cualidades y propiedades nuevas (denominadas “emergen-

DAROS, W. Verdad, error y aprendizaje. IRICE/CERIDER, Rosario, 1994. GARRIDO PEÑA, F. La ecología..., o.c. p. 257. 34 GARRIDO PEÑA, F. La ecología como política. En: Introducción a la Ecología Política, Granada, Comares/Ecorama, Nº 2, 1993, pp. 1-32. 32 33

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cias”) que no son reductibles a los elementos (partes) que las componen y que retroactúan sobre esas realidades. Atendiendo a este principio, el paradigma ecológico cuestiona la naturaleza atomista-individualista de la realidad. Un paradigma ecosistémico debe romper con la ontología analítico-parcelaria propia del paradigma de la modernidad. Para lo ontología parcelaria, de la que Descartes fue un claro representante, la realidad se comprende de la suma de partes aisladas y lo esencial de la realidad está en lo simple, en las partes simples. Esta concepción condujo al olvido de la integridad y de la interdependencia de loreal. Frente a esta visión, el paradigma ecológico es sistémico, pero de un sistema superador de la primera teoría de sistemas que concebía los sistemas estables, cerrados y mecánicos, y en la línea de teorías de sistemas como la de Niklas LUHMANN (inspirada en MATURANA y VARELA). Para el paradigma ecosistémico, la realidad no es reducible a una suma de partes, sino que se constituye mediante interrelaciones productoras de propiedades emergentes.35 4) Explica estableciendo una dialógica entre orden, desorden, interacciones y organización36: es decir, que para explicar y comprender un fenómeno organizado es necesario hacer intervenir tanto principios de orden (leyes, estructuras, estabilidad, determinaciones), como principios de desorden (azares, acontecimientos) y principios de organización (el fenómeno ha de ligarse al humus del que surge y, a la vez, debe concebirse en sus emergencias propias). 5) Complejización de la lógica clásica: una serie de desarrollos lógicos complejizan la lógica clásica y nos permiten concebir la complejidad de la realidad: lógicas polivalentes, lógicas modales, lógicas probabilísticas, asunción de la necesidad y de la utilidad de conceptos vagos, imprecisos.37 6) Antifundamentalista: al respecto, GARRIDO PEÑA, establece un distingo entre fundamentación y fundación: la Ecología Política sería una política sin fundamento último (el juego es una “finalidad sin fin”), que se fundaría a sí misma de modo autopoiético. La lógica del juego, basada en la imaginación, es lógica de la fundación. 38 Frente a “la fundamentación trascendental del binomio verdad/mentira” el juego aporta “la fundación trascendental de la ficción”.39 Coda: la “complejidad” del paradigma emergente El nuevo paradigma no rechaza de plano, oponiéndose absolutamente, los principios de inteligibilidad del paradigma de la ciencia moderna, sino que supone su correcto entendimiento, su relativización y su complementación con nuevos principios de inteligibilidad para paliar sus insuficiencias. El nuevo paradigma no se opondrá al análisis, a la objetividad, a la distinción, a las determinaciones, a la especialización de los saberes; sino que se opondrá a la reducción, al objetivismo, a la disyunción, al determinismo, al especialismo incapaz de abrir e interrelacionar las disciplinas Cfr. GARRIDO PEÑA, F. La ecología..., o.c. p. 256. Lo que MORIN llama el Tetragrama. En: Cfr. MORIN, E. El eco-tetragrama. En: El método. II: La vida..., o.c., p. 51. 37 SERRANO MORENO, J. La ecologìa..., o.c. 38 GRRIDO PEÑA, F. La ecología política..., o.c. p. 343. 39 GARRIDO PEÑÁ, F. La ecología..., o.c. p. 26. 35 36

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¿QUE ES LA ECOLOGIA POLITICA? TRES RAZONES POR LAS QUE LA POLITICA PUEDE SER ECOLOGICA Lo político de la Ecología política La Ecología Política es una filosofía, teoría o “ideología” (en el sentido amplio y neutro de este término, no en su sentido peroyativo) política. El término “Política” de “Ecología Política” hay que entenderlo en un sentido amplio, en el que, además de la esfera propiamente política (gobierno, Estado, etc.), incluiría los ámbitos: social, económico, jurídico, ético (valores). A este respecto, podemos decir ya algo que no es (o que de muchos autores, no debe ser) la Ecología Política. Mientras que la Ecología es una ciencia, la Ecología Política tampoco debería ser entendida como las propuestas políticas resultantes de la traslación automática al ámbito político-social de determinadas teorías científicobiológicas. Es decir, que la Ecología Política no es una política biologizada, como la sociobiología más reduccionista ha pretendido ser -y sigue, en algunos empecinados autores, pretendiendo ser- la reducción de lo social a categorías y esquemas explicativos biológicos. La Ecología Política no consiste en la transposición del análisis biológico al discurso político40 critica la concepción de la Ecología Política como “ideología cientificista” consistente en la introducción de las “verdades o leyes naturales” en el ámbito de la organización política, como “biologización de lo político”. Lo ecológico de la Ecología política ¿Por qué una propuesta de teoría política y de propuestas políticas prácticas, tanto globales como más concretas, va acompañada, se hace acompañar, del denominativo de “Ecología”? ¿Por qué la Ecología Política es “Ecología”? Para responder a estos interrogantes nos basaremos en tres razones, fundamentales, tomadas de GARRIDO PEÑA: “Porque surge a raíz de la crisis ecológica, del ecocidio, como intento de análisis y de respuesta a la crisis y de la experiencia política y las luchas políticas del llamado movimiento ecopacifista. La crisis ecológica debe ser entendida como una crisis civilizatoria y, como tal, afecta a los fundamentos del poder político” “Porque se hace eco de las modificaciones paradigmáticas que el desarrollo de la ciencia ecológica, de la Ecología, ha generado en prácticamente todas las esferas del saber; participa de la convulsión paradigmática que la Ecología ha producido. En este sentido, la Ecología Política es expresión de la nueva Weltranschauung del mundo, del nuevo modo de entender la naturaleza, la vida, el conocimiento, la sociedad, etc., que ha generado la Ecología; la Ecología Política es la expresión política de la nueva ontología y de la nueva epistemología que pueden formularse a partir de las inspiraciones proporcionadas por la ciencia ecológica, teniendo como uno de los pilares a la Semiología Ecológica” 41

Cfr. SIMONET, D. El ecologismo. Gedisa, México D.F., 1983; GARRIDO PEÑA, F. La ecología..., o.c. p. 29. 41 El subrayado es nuestro. 40

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Desde el punto de vista de esta segunda razón, la pregunta de por qué es la Ecología Política podría transformarse en la cuestión sobre en qué consiste o puede consistir una teoría (filosofía, ideología) política ecologizada, inspirada en el paradigma ecológico. Por último: “Porque forma parte de la Ecología Humana o Social”. 42

En función de estas tres razones podemos ofrecer una primera caracterización general del tema en cuestión: la Ecología Política sería una propuesta política, basada en los principios epistemológicos del nuevo paradigma transmoderno emergente y en los conocimientos aportados por la Ecología Humana, y que tendría como finalidad esencial buscar una salida a la crisis ecológica, entendida como crisis de civilización, que padece la humanidad planetaria.

RELACIONES ENTRE LAS TRES RAZONES ¿Cómo se relacionan la crisis ecológica, el movimiento ecológico y el paradigma ecológico? Podemos, ya, establecer relaciones entre estos tres elementos: a) Relación entre la crisis ecológica y el paradigma ecológico: “La crisis ecológica ha ayudado de manera decisiva a la construcción del nuevo paradigma al mostrar la radicalidad terrible de las consecuencias del paradigma moderno dominante”. 43 La crisis ambiental “problematiza a los paradigmas establecidos del conocimiento, y demanda nuevas metodologías capaces de orientar un proceso de reconstrucción del saber que permita realizar un análisis integrado de la realidad”.44 y la problemática ambiental induce una serie de transformaciones epistemolígicas en los paradigmas científicos. La Ecología Política no sólo está asociada a nuevos valores y a nuevas estrategias políticas, sino también a principios epistemológicos y a estrategias conceptuales que orientan la construcción de una determinada racionalidad. b) Relación entre el paradigma ecológico y la crisis ecológica: el paradigma ecológico sería el paradigma necesario para afrontar con garantías de éxito la crisis ecológica. c) Relación entre el movimiento ecologista y el paradigma ecológico: según GARRIDO PEÑA: “no habría habido emergencia del paradigma ecológico sin una percepción social de la crisis ecológica”.45 Y las protestas, quejas y reivindicaciones, la movilización social, del movimiento ecologista han sido claves para el surgimiento de La Ecología Humana surgió en los Estados Unidos durante los años veinte ligada a la Escuela de Chicago. El término “ecología humana” apareció por primera vez en 1921 en la obra conjunta de PARK, R. ó por primera vez en 1921 en la obra conjunta de PARK, R. y BURGESS, E. A Introduction to the science of Sociology. En el presente trabajo no nos ocuparemos de las relaciones entre la Ecología Humana y Social, por un lado, y la Ecología Política, por el otro. Cfr. GARRIDO PEÑA, F. La ecología política..., o.c. p. 14-15. 43 GARRIDO PEÑA, F. La ecología política..., o.c. p. 273. 44 LEFF, E. Ecología y capital. Relacionalidad ambiental, democracia participativa y desarrollo sustentable. Siglo XXI, México, 1994, p. 68. 45 GARRIDO PEÑA, F. La ecología política..., o.c. p. 273. 42

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esta percepción de la crisis ecológica y, consiguientemente, para la emergencia del paradigma ecológico. d) Relación entre la Ecología Humana y la Ecología Política: la Ecología Humana estudia las adaptaciones evolutivas y culturales que las diversas culturas humanas han desarrollado con respecto a los distintos ambientes en los que han evolucionado y constata la destructiva adaptación de la civilización moderna tecno-industrial a la naturaleza. En esta constatación, los ecólogos humanos se percatan de que “los tipos de cambios que se precisan en nuestras adaptaciones futuras al planeta Tierra no son tecnológicos, sino políticos”.46 e) Relación entre la Ecología y el movimiento ecologista, por un lado, y la crisis ecológica, por el otro: la existencia de la Ecología como ciencia y la existencia del movimiento socio-político ecologista han sido necesarias para detectar la crisis ecológica, para que ésta fuese percibida.47 f) Relación entre el movimiento ecologista y el cambio de paradigma: “el movimiento ecologista en su conjunto ha sido desde sus comienzos particularmente sensible a la revisión crítica del paradigma científico positivista y determinista (...)”. 48

CAMPBELL, B. Ecología humana. La posición del hombre en la naturaleza. Salvat, Barcelona, 1985, Cap. VII y VIII. 47 GARRIDO PEÑA, F. La ecología política..., o.c. p. 41. 48 RIECHMANN, J y FERNÁNDEZ BUEY, F. Redes que dan libertad. Introducción a los nuevos movimientos sociales. Paidós, Barcelona, 1994, p. 195. 46

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