CRECIMIENTO DEMOGRAFICO

UNIVERSIDAD ANDINA “NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ” ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERÍA CIVIL HIDRAULICA FLUVIAL UANCV/FICP/EP

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INDICE

1.-El Crecimiento demográfico ................................................................................................. 2 2.-Estrategias para abordar el problema demográfico: las diferentes políticas poblacionales . 9 3.- El planteo malthusiano ...................................................................................................... 10 5.-Paternidad responsable y regulación de los nacimientos ................................................... 11 6.-Políticas pro-natalistas ....................................................................................................... 12 7.- CONCLUSIONES .............................................................................................................. 13 8.- REFERENCIAS ................................................................................................................. 14

GERWIN YHONATAN QUISPE MAMANI

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1.-El Crecimiento demográfico

El rápido crecimiento demográfico crea nuevos problemas, al mismo tiempo que contrarresta el desarrollo económico y el progreso social de esos países.

El aumento de la población en los países subdesarrollados es más rápido que en los países desarrollados, con lo que se acrecientan los desniveles del mundo actual entre países ricos y países pobres.

Los países de Tercer Mundo, ¿son pobres porque crecen a un ritmo demográfico muy elevado, o crecen demográficamente mucho porque son pobres?

Cabe destacar dos constataciones que admiten la mayoría de los demógrafos: la población en los países pobres crece más rápidamente que en los países ricos; y a medida que mejora el nivel educativo, que existe una mayor participación en la vida social, que se eleva el nivel de vida y se mejora la distribución del ingreso, disminuyen los ritmos de crecimiento demográfico. Afirmar que “la alta tasa de natalidad es causa del subdesarrollo” o que la causa de los problemas de los países del Tercer Mundo es un rápido ritmo de crecimiento demográfico”, no es más que una falacia que encubre los hechos radicales: la concentración del poder económico y político, el régimen de propiedad de la tierra, la situación de privación y saqueo GERWIN YHONATAN QUISPE MAMANI

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que sufren los países subdesarrollados, y todo aquello que configura la situación de dependencia y subdesarrollo. El rápido aumento demográfico no es la única ni la principal causa del subdesarrollo, pero constituye un obstáculo para el mismo.

El problema demográfico, hoy, en los países del Tercer Mundo se presenta con caracteres diferentes al de los países que tuvieron un proceso de expansión económica acompañado por un rápido crecimiento demográfico, como ocurrió en casi toda Europa a partir de la revolución industrial. Sin embargo, no puede negarse que un crecimiento demográfico demasiado rápido constituye un grave obstáculo para el desarrollo de un país. Este elevado ritmo de crecimiento de la población conduce a la paradoja de que junto a un cierto desarrollo económico y progreso social que se está produciendo en los países subdesarrollados, disminuyan al mismo tiempo las posibilidades de alimento, de vivienda, de trabajo, de escuelas, de vestido, con todas las secuelas que produce esta situación (marginalidad, crimen, desocupación, etc.).

El hecho se explica fácilmente: el crecimiento económico se da, en términos generales, en función del aumento del producto nacional por habitante (PBI per cápita); para ello es necesario que la economía del país crezca en gorma progresiva y permanente a un ritmo superior que la población. El problema se agrava cuando los frutos del crecimiento económico son aprovechados principalmente por una minoría, lo que desemboca en la miseria de muchos y la “pobreza promedio” propia de los países subdesarrollados.

Otra repercusión de esta explosión demográfica se da en la estructura de edades. Casi todos los países en vías de desarrollo tienen un elevado “coeficiente medio de dependencia”, entendiéndose por tal el número de habitantes menores de 15 años y mayores de 65 años, por cada 100 personas. Esto aumenta las cargas sociales de la población económicamente activa (PEA). Esto influye de dos maneras: por un lado el recién nombrado aumento de la carga social de la PEA y por otro (para la población joven) elevando el número de nuevos empleos que cada año son necesarios para absorber la fuerza laboral que se incorpora en el mercado de trabajo en número siempre creciente. Si no logramos esto, esta disparidad entre el número de personas que ingresan al mercado de trabajo y las oportunidades de empleo, incrementarán el desempleo del país.

El problema que estamos analizando adquiere caracteres más graves si tenemos en cuenta que la tecnología actual se caracteriza por el alto uso de capital y por lo tanto, una menor absorción de la mano de obra por unidad de capital.

La explosión demográfica se hace sentir también sobre el incremento de la demanda de servicios, con la necesidad de inversiones en otros sectores como por ejemplo escuelas que podrían tener un efecto multiplicador más inmediato y generalizado. El déficit de viviendas se hace cada vez más agudo y en algunas grandes ciudades parece insoluble. Estos datos son GERWIN YHONATAN QUISPE MAMANI

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importantes para nuestro país ya que la pobreza en Argentina se mide por necesidades básicas insatisfechas (NBI), las cuales son: • Acceso a la vivienda; calidad y hacinamiento • Acceso a los servicios sanitarios; disponibilidad de agua potable y cloacas • Acceso a la educación • Probabilidad de insuficiencia de los ingresos del hogar.

Vemos claramente que una vivienda digna cumpliría los primeros dos requisitos que están claramente relacionados con la vivienda, y el tercero es brindado por parte del Estado.

Además no se puede satisfacer la demanda de transporte, al tiempo que la circulación en algunas grandes ciudades se hace cada vez más lenta y altamente neurotizante. Las necesidades crecientes de hospitales y de otros servicios de salud se atienden con frecuencia de manera muy deficitaria.

A todos estos problemas que acarrea el crecimiento demográfico, se añaden otros hechos que se dan simultáneamente: las escasas posibilidades de que el trabajo agrícola cree puestos de trabajo de manera significativa, y la concentración de la población en las principales ciudades a un ritmo que desborda la capacidad de absorción de los centros urbanos.

En el análisis de los efectos y consecuencias hay que tener en cuenta de manera especial la situación de la mujer. Los embarazos repetidos y frecuentes inciden seriamente sobre la salud de la mujer, y un número elevado de hijos la relega la casi totalidad de su vida al solo ámbito del hogar. Por otra parte no se puede dejar de mencionar las consecuencias de los abortos clandestinos, práctica muy extendida y que incide desfavorablemente en la salud de las mujeres que recurren a ello. A lo largo del siglo 20 la población se ha más que cuadruplicado. Y aunque se ha producido un descenso en la tasa de crecimiento de la población, ésta sigue aumentando en unos 80 millones cada año, por lo que puede duplicarse de nuevo en pocas décadas. La Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo (1988) ha señalado las consecuencias: “En muchas partes del mundo, la población crece según tasas que los recursos ambientales disponibles no pueden sostener, tasas que están sobrepasando todas las expectativas razonables de mejora en materia de vivienda, atención médica, seguridad alimentaria o suministro de energía”. GERWIN YHONATAN QUISPE MAMANI

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Alrededor de un 40% de la producción fotosintética primaria de los ecosistemas terrestres es usado por la especie humana cada año para, fundamentalmente, comer, obtener madera y leña, etc. Es decir, la especie humana está próxima a consumir tanto como el conjunto de las otras especies.Como explicaron los expertos en sostenibilidad, en el marco del llamado Foro de Río + 5, la actual población precisaría de los recursos de tres Tierras (!) para alcanzar un nivel de vida semejante al de los países desarrollados. Puede decirse, pues, que hemos superado ya la capacidad de carga del planeta, es decir, la máxima cantidad de seres humanos que el planeta puede mantener de forma permanente. De hecho se ha estimado en 1,7 hectáreas la biocapacidad del planeta por cada habitante (es decir el terreno productivo disponible para satisfacer las necesidades de cada uno de los más de 6000 millones de habitantes del planeta) mientras que en la actualidad la huella ecológica media por habitante es de 2,8 hectáreas.“Incluso si consumieran, en promedio, mucho menos que hoy, los nueve mil millones de hombres y mujeres que poblarán la Tierra hacia el año 2050 la someterán, inevitablemente, a un enorme estrés” (Delibes y Delibes, 2005).

Preocupaciones semejantes ante el crecimiento explosivo de la población llevaron a Ehrlich y Ehrlich (1994), hace ya más de una década, a afirmar con rotundidad: "No cabe duda que la explosión demográfica terminará muy pronto. Lo que no sabemos es si el fin se producirá de forma benévola, por medio de un descenso de las tasas de natalidad, o trágicamente, a través de un aumento de las tasas de mortalidad". Y añaden: "El problema demográfico es el problema más grave al que se enfrenta la humanidad, dada la enorme diferencia de tiempo que transcurre entre el inicio de un programa adecuado y el comienzo del descenso de la población". Y aunque se puede discrepar de que constituya “el problema más grave”, sí cabe reconocer que “se superponen los dos factores que están asociados de forma permanente e indisoluble al impacto de la humanidad sobre el ambiente: de un lado, el derroche de los más ricos, y de otro, el enorme tamaño de la población mundial” (Delibes y Delibes, 2005). Se trata de “bombas de relojería con mechas de menos de 50 años” (Diamond, 2006). El reto definitorio del siglo XXI será afrontar la realidad de que la humanidad comparte un destino común en un planeta superpoblado (Sachs, 2008, p. 17). Ehrlich y Ehrlich (1994) también llaman la atención sobre el hecho de que “la superpoblación de los países ricos, desde el punto de vista de la habitabilidad de la Tierra, es una amenaza más seria que el rápido crecimiento demográfico de los países pobres”. Es por ello que conviene distinguir entre superpoblación y crecimiento demográfico. En África el crecimiento demográfico es hoy muy superior al de Europa, pero Europa está mucho más poblada que África, es Europa la que está superpoblada. Es el mundo rico, ya superpoblado, el que tiene un consumo per cápita muy superior al de los africanos y el que más contribuye, por tanto, al agotamiento de los recursos, a la lluvia ácida, al calentamiento del globo, a la crisis de los residuos, etc.

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Por otro lado, las predicciones más optimistas no consideran que la población pueda bajar de 9000 millones a mitad del siglo XXI. Hay muchos programas de planificación familiar en el mundo, pero funcionan mejor en aquellos países en que la renta está más justamente repartida que en los que no lo está. Esos programas se han visto más eficaces cuando van dirigidos a las mujeres y cuando plantean mejorar los niveles sanitarios y de educación de las mujeres en esos países más pobres. Sin la participación plena de las mujeres en los programas de planificación familiar no habrá un desarrollo equilibrado en los países con índices de crecimiento elevado. En palabras del Nobel de Economía Amartya Sen: “El desarrollo económico puede distar de ser el mejor anticonceptivo, pero el desarrollo social – especialmente la educación y el empleo femeninos- puede ser muy eficaz”. Esto lo señala en su libro Desarrollo y Libertad (Sen, 2000) al plantear su preocupación por la tasa de crecimiento de la población mundial y la necesidad de soluciones para el control de la natalidad y el logro de una paternidad y maternidad responsables.

Estos planteamientos contrastan, sin embargo, con la creciente preocupación que se da en algunos países por la baja tasa o índice de natalidad local que junto al aumento de la esperanza de vida conduce a crecientes y supuestamente insostenibles índices de dependencia, que miden la proporción entre la población que no está en edad de trabajar –niños y jubilados- y la población potencialmente activa. Se trata de una preocupación frecuentemente aireada por los medios de comunicación y que conviene abordar. Se ha llegado incluso a afirmar, en un informe de la ONU sobre la evolución de la población activa, que se precisa un mínimo de 4 a 5 trabajadores por pensionista para que los sistemas de protección social puedan mantenerse. Por ello se teme que, dada la baja tasa de natalidad europea, esta proporción descienda muy rápidamente, haciendo imposible el sistema de pensiones.

Digamos que un problema como éste, aunque parezca relativamente puntual, permite discutir, desde un nuevo ángulo, las consecuencias de un crecimiento indefinido de la población, visto como algo positivo a corto plazo. En efecto, pensar en el mantenimiento de una proporción de 4 ó 5 trabajadores por pensionista es un ejemplo de planteamiento centrado en el "aquí y ahora" que se niega a considerar las consecuencias a medio plazo, pues cabe esperar que la mayoría de esos "4 ó 5 trabajadores" deseen también llegar a ser pensionistas, lo que exigiría volver a multiplicar el número de trabajadores, etc.. Ello no es sostenible ni siquiera recurriendo a la inmigración, pues también esos inmigrantes habrán de tener derecho a ser pensionistas. Tales planteamientos son un auténtico ejemplo de las famosas estafas "en pirámide" (nunca mejor dicho cuando se trata de la pirámide poblacional), condenadas a producir una bancarrota global y una muestra de cómo los enfoques parciales, manejando datos puntuales, conducen a conclusiones erróneas. Como señala Sachs (2008, p. 219-220), “aunque la tasa de crecimiento demográfico del mundo ha descendido, toda complacencia en relación con este tema está fuera de lugar.

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La población mundial continúa incrementándose a marchas forzadas y en las regiones con menor capacidad para garantizar la salud, la estabilidad y la prosperidad de la población (…) El mundo debería adoptar un conjunto de medidas que contribuyeran a estabilizar la población mundial, mediante decisiones voluntarias, en una cifra en torno a los ocho mil millones de habitantes, en lugar de mantener la actual trayectoria que probablemente nos situará en los nueve mil millones o más en el año 2050”. Podemos hablar así de la necesidad de una “Nueva cultura demográfica”, tan necesaria para la sostenibilidad como la “Nueva cultura energética”, la “Nueva cultura del agua”, etc. Una cultura demográfica que tenga en cuenta la estrecha vinculación de los problemas y su carácter glocal (a la vez global y local), evitando los planteamientos localistas y a corto plazo, lo que obliga a transformar la actual pirámide poblacional, con muchos más jóvenes que ancianos –insostenible porque exige el crecimiento permanente de la población- en un cilindro de crecimiento cero con números similares de seres humanos en los distintos grupos de edad. Como explica Engelman (2012), hay que "adaptarse al envejecimiento de la población en vez de intentar retrasarlo a través de incentivos o programas gubernamentales destinados a aumentar la natalidad (...) Incluso si los actuales responsables de las políticas pudieran incrementar el aumento de la población fomentando índices de natalidad más elevados o la inmigración, tendrían que lidiar con los problemas del envejecimiento en un futuro".

Brown y Mitchell (1998) resumen así la cuestión: "La estabilización de la población es un paso fundamental para detener la destrucción de los recursos naturales y garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de todas las personas". Con otras palabras: "Una sociedad sostenible es una sociedad estable demográficamente, pero la población actual está lejos de ese punto". En el mismo sentido se pronuncia la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo (1988): "la reducción de las actuales tasas de crecimiento es absolutamente necesaria para lograr un desarrollo sostenible".

Hoy, cuando estamos a punto de sobrepasar los siete mil millones de habitantes en el planeta, es necesario centrar la atención en uno de los requisitos fundamentales para poder abordar adecuadamente las posibles medidas frente al problema demográfico: el reconocimiento del derecho humano básico de determinar libre y responsablemente el número y el espaciamiento de los hijos, accediendo a la información y procedimientos de planificación familiar compartida entre hombres y mujeres, así como a los servicios de salud sexual y reproductiva necesarios para poder ejercer este derecho (Engelman, 2012).

El aumento de la población mundial a 7 mil millones en 2011 (en 1950 era de 2,5 mil millones) ha tenido profundas consecuencias para el desarrollo. Un mundo de 7 mil millones, supone un desafío con repercusiones en la sostenibilidad, la urbanización, el acceso a los servicios de salud y el empoderamiento de los jóvenes. El 11 de julio de 2012 en el Día Mundial de Población cuyo lema era "Acceso universal a los servicios de salud reproductiva", Ban Kimoon, Secretario General de Naciones Unidas, declaró: "En este Día Mundial de la Población, hago un llamamiento para que los Estados Miembros adopten con urgencia medidas GERWIN YHONATAN QUISPE MAMANI

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concertadas para reducir la disparidad que existe entre la demanda y la oferta de servicios de salud reproductiva". Como se senala en la web de UN dedicada a la Población, unos 222 millones de mujeres que quieren evitar o posponer el embarazo no tienen acceso a una planificación de familiar efectiva.

Casi 800 mujeres mueren cada día durante el parto. Alrededor de 1,8 mil millones de jóvenes están iniciando su etapa reproductiva, muchas veces sin la información, los conocimientos y los servicios que necesitan para protegerse a sí mismos. Por ello Ban Ki-moon ha insistido en que "La salud y los derechos reproductivos son esenciales para el desarrollo sostenible y la reducción de la pobreza. La inversión en el acceso universal a la salud reproductiva es una inversión crucial para lograr sociedades saludables y un futuro más sostenible".

Cabe señalar que el problema del aumento de la población por encima de la capacidad de carga del planeta está recibiendo una creciente atención, tanto de las instituciones internacionales como de la ciudadanía. Podemos referirnos así a la Fundación para la Población Óptima (Optimum Population Trust, OPT), asociación sin ánimo de lucro con sede en el Reino Unido que promueve la reflexión sobre el impacto del crecimiento de la población en el medio ambiente y lleva a cabo campañas sobre la necesidad de estabilización de la población.

Para mejor comprender el proceso de explosión demográfica y las vías de solución conviene analizar cómo se ha producido en distintos países, siguiendo un proceso denominado transición demográfica. Podemos ejemplificarlo en lo sucedido desde fines del siglo XVIII en lo que hoy se conoce como países desarrollados.

En la Europa del siglo XVIII cada mujer tenía seis hijos por término medio, pero la población apenas aumentaba porque la mayoría de esos niños y niñas no llegaba a la edad adulta. Pero con la mejora de las condiciones de vida que acompañó a la revolución industrial y a la explotación de las colonias (una mejor nutrición y saneamiento, la invención de las vacunas, etc.) la mortalidad infantil decreció y la esperanza de vida aumentó; y como las parejas seguían teniendo muchos hijos, se produjo un crecimiento explosivo de la población. Al cabo de una generación las parejas pasaron a tener menos hijos, con lo que las tasas de nacimientos y muertes volvieron a aproximarse poniendo fin a la explosión demográfica; pero durante ese periodo de transición demográfica, la Europa Industrial se había superpoblado.

Un proceso similar ha tenido lugar a escala planetaria tras la Segunda Guerra Mundial, gracias en particular a la extensión de la medicina preventiva, dando lugar a una explosión demográfica mundial porque las parejas siguieron teniendo más hijos que los necesarios para la reposición. Por supuesto la tasa de nacimientos descenderá en estos países, como ocurrió en Europa y la población mundial dejará de crecer, pero se estabilizará en cifras que posiblemente GERWIN YHONATAN QUISPE MAMANI

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sobrepasen ampliamente la capacidad de carga del planeta, algo que quizás nuestra civilización no pueda resistir. El problema actual estriba, pues, en lograr que la transición demográfica termine lo antes posible, es decir, en conseguir que el número de nacimientos por pareja deje de sobrepasar la tasa de reposición.

Es necesario, para ello, erradicar las barreras educativas y legislativas que se oponen a una vida afectiva y sexual satisfactoria y a una maternidad y paternidad responsables. Es preciso reclamar la desaparición de las leyes que criminalizan los medios mal llamados “anticonceptivos”. Medios gracias a los cuales las concepciones pueden ser el fruto de decisiones responsables y no la consecuencia indeseada del desconocimiento o de la imposición de fundamentalismos religiosos que exigen asociar sexualidad exclusivamente a procreación.

Es preciso, en particular, exigir la participación social de las mujeres, a través de la educación. El año 2009, UNFPA (Fondo de Población de Naciones Unidas) dedicó el día Mundial de Población a incentivar la inversión en educación y salud para las mujeres y las niñas, como paso necesario para avanzar en la disminución de la pobreza, la universalización de los derechos humanos y la igualdad de género. 2.-Estrategias para abordar el problema demográfico: las diferentes políticas poblacionales

¿Cómo abordar el problema demográfico? ¿Qué hacer ante esta situación de desafío para el futuro de la humanidad?

Como señala la demografía, los movimientos de población están en función de tres factores: la natalidad, la mortalidad y la movilidad espacial (migración). Teóricamente cualquier estrategia demográfica consistirá en actuar sobre algunos de estos factores a fin de modificar las propensiones manifestadas en cada uno de ellos. La disminución de la mortalidad es un esfuerzo de carácter universal y una meta de la política sanitaria de todos los países, cuyos resultados efectivos se pueden lograr prescindiendo del grado de desarrollo económico. En la práctica, para cualquier tipo de estrategia demográfica no queda otra alternativa que actuar sobre la natalidad, ya que sobre la estrategia demográfica casi nunca se orienta a influir sobre los flujos migratorios, salgo en algunos casos aislados.

En los países industrializados, después de un fuerte incremento demográfico a partir de la revolución industrial, se ha producido una estabilización del ritmo de crecimiento demográfico sin que se haya llevado a cabo una política demográfica tendiente a disminuir esos ritmos de crecimiento (R. Lucas lo atribuye a un cambio en las preferencias de utilidad de los individuos, donde luego de la revolución industrial empiezan a preocuparse más por el bienestar futuro de GERWIN YHONATAN QUISPE MAMANI

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sus hijos). Esto no ocurre en los países del Tercer Mundo, el rápido crecimiento demográfico se produce por delante del proceso de desarrollo económico y social. Pasaremos a analizar algunas de las políticas demográficas.

3.- El planteo malthusiano En su Ensayo sobre el principio de la población alude a “la tendencia constante de toda vida a aumentar reproduciéndose más allá de lo que permiten los recursos disponibles para la subsistencia… la capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la capacidad de la tierra para producir alimentos para el hombre”. De todo ello Malthus concluye enunciando que la ley según la cual la especie humana aumentaría como la progresión de los números 2,4,8,16,32,64,128 (progresión geométrica) y las subsistencias como la de los números 1,2,3,4,5,6,7,8 (progresión aritmética). Esta formulación pesimista se basaba en la imposibilidad de aumentar considerablemente la producción.

En el siglo siguiente a esta predicción, su país pasó de 9 a 34 millones de habitantes y los medios de subsistencia aumentaron más rápidamente: cada inglés dispuso del doble de carne, del triple de manteca y del cuádruple de azúcar, aunque ello se debiera en gran parte a la explotación que el Reino Unido, como potencia imperialista, hiciera de otros pueblos.

Este modelo fue perdiendo vigencia a medida que la expansión de la ciencia y de la técnica mostraba que la producción de alimentos y de materias primas podía aumentarse considerablemente, lo que Malthus creía imposible.

4.-Las teorías y prácticas neo-maltushianas Estas teorías se plantean en términos de control de natalidad. La política del “control de la natalidad” es una propuesta que contiene elementos de verdad y se apoya en hechos ciertos e irrebatibles, pero el enfoque es parcial, científicamente inadecuado e inaceptable en el terreno político.

Es parcial porque considera sólo un aspecto del problema, del crecimiento de la población a un ritmo extremadamente acelerado. Silencia, en cambio, todos los problemas estructurales que son causa del subdesarrollo: la injusta distribución del ingreso, mal uso de los recursos naturales, tecnología depredadora, situaciones de dependencia y marginalidad. Nada de habla de la irracionalidad de un sistema de producción y de consumo.

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Es científicamente inadecuada porque se basa en el siguiente supuesto: “la alta tasa de natalidad es causa del subdesarrollo”. Esto nos revela que si no tenemos una cierta cautela en el modo de plantear los problemas demográficos, podemos quedar entrampados en el modo en que han sido formulados; en este caso, la falacia está en el supuesto desde el cual se parte (el crecimiento demográfico es causa de la pobreza).

Una política que enfatiza o da prioridad al control de la natalidad, ataca los efectos y no las causas, por eso la consideramos improcedente, no porque no haya que regular los nacimientos, sino porque la política demográfica debe estar integrada como un aspecto de la política general, destinada a mejorar los niveles de vida de la población. Debemos avanzar aún más en el análisis de estrategia demográfica y preguntarnos: ¿qué hay detrás de las políticas controlistas de inspiración neo-malthusianas? Hay una intencionada unilateralidad centrada en el ideal de la sociedad de consumo, los intereses del imperialismo y las preocupaciones geopolíticas de las grandes potencias. Es más fácil ofrecer a los países pobres pastillas anticonceptivas, que contribuir al financiamiento del desarrollo industrial. Las campañas de control de la natalidad son un modo cómodo de soslayar los problemas esenciales (liberación de nuestra dependencia exterior, cambios estructurales, distribución de la riqueza y del poder, etc.)

Si abordamos el problema solamente en términos de control de natalidad, es - en palabras de Nikita Kruschev - como si a un adolecente que crece y los pantalones le quedan cortos, se le cortasen las piernas en vez de alargarle los pantalones. Ninguna política de población -y menos de control de la natalidad - puede sustituir las acciones necesarias que demanda el desarrollo creando fuentes de trabajo, efectuando una auténtica reforma agraria y llevando a cabo una reforma tributaria que conduzca a una mejor distribución de los ingresos. Ahí es donde hay que poner el acento.

5.-Paternidad responsable y regulación de los nacimientos

Esta propuesta plantea el problema en términos fundamentalmente educativos, admitiendo por una parte la imposibilidad de seguir creciendo al ritmo actual y por otro lado, la exigencia ineludible del desarrollo con todo lo que ello conlleva de crecimiento económico y transformaciones sociales. Esta propuesta de política demográfica se basa en el supuesto de que los problemas demográficos son consecuencia de los problemas sociales y no la causa de estos. No se pone el acento en que la pareja tenga más o menos hijos, sino que procreen responsablemente, atendiendo al bien de la familia y de la sociedad en su conjunto. De lo que se trata es que la planificación sea un acto consciente, deseado y responsable.

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En el caso particular de Argentina, el Estado ha tomado una actitud paternalista sobre el tema demográfico, al implementar la asignación universal por hijo, que consiste en un determinado pago de dinero a desocupados o sub-ocupados informales a cambio de que el hijo cumpla con las asistencias escolares y tenga las vacunas obligatorias.

6.-Políticas pro-natalistas

Las políticas pro-natalistas han sido sostenidas por católicos y comunistas. Dejando de lado las tesis comunistas que sobre este punto no han tenido ninguna influencia significativa en América Latina, algunos afirman que el problema demográfico no se podrá plantear a fondo en el futuro inmediato, hasta tanto la Iglesia Católica no decida cambiar sustancialmente su doctrina sobre el control de la natalidad. Esto es absolutamente falso, pues la mayor parte de la población latinoamericana que tiene muchos hijos no los tiene por razones éticas o religiosas. De ordinario, muchas familias que viven a nivel infrahumano se guían sólo por la reacción instintiva del juego sexual, poco les preocupa que el número de hijos sea compatible con las posibilidades reales de proporcionarles afecto, educación y cuidados que necesitan para su normal desarrollo. Nosotros haríamos la afirmación contraria, aunque ella sea motivo de escándalo para los salames: por no ser cristianos tienen muchos hijos. La alta fecundidad está basada en muchos casos en la irresponsabilidad o la ignorancia.

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7.- CONCLUSIONES El crecimiento de la población del mundo se ha vuelto en un problema sí nos ponemos a pensar que 2 personas nacen cada segundo se puede decir que la población crece demasiado rápido esto nos ha hecho reflexionar o pensar en que si esa misma tasa de crecimiento continua dentro de poco no habrá los suficientes recursos para satisfacer las necesidades. El crecimiento tan rápido de la población es un problema que afecta a la cuenca que en la actualidad y a futuro nos afectara a todos puede afectarnos en la distribución de los ríos lagos.

Si tenemos en cuenta que la superpoblación es la gran causa de la urbanización, lo mejor es detenerla hasta unos niveles aceptables, por debajo de aquella población crítica que habíamos enunciado antes. Deben bajarse las tasas de natalidad con métodos de control poblacional muy conocidos. A largo plazo, así, la población disminuirá de forma importante, con lo que se podrá mejorar la calidad de vida de los habitantes de la urbe.

El exceso de densidad de población produce un deterioro de la vida urbana: carencia de vivienda, de infraestructuras y servicios urbanos como transporte de degradación del medio ambiente y las cuecas hidrograficas, falta de empleo, pobreza etc.Es importante tener en cuenta que no hay para todos un crecimiento notable, sino que hay quienes tienen más problemas para obtenerlas.

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8.- REFERENCIAS BROWN, L. R. y MITCHELL, J. (1998). La construcción de una nueva economía. En Brown, L. R., Flavin, C. y French, H. La situación del mundo 1998. Barcelona: Ed. Icaria. COMISIÓN MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE Y DEL DESARROLLO (1988). Nuestro Futuro Común. Madrid: Alianza. DELIBES, M. y DELIBES DE CASTRO, M. (2005). La Tierra herida. ¿Qué mundo heredarán nuestros hijos?Barcelona: Destino. DIAMOND, J. (2006). Colapso. Barcelona: Debate EHRLICH, P.R. y EHRLICH, A.H. (1994). La explosión demográfica. El principal problema ecológico. Barcelona: Salvat. ENGELMAN, R. (2012). Nueve estrategias para no alcanzar una población de 9000 millones. En Worldwatch Institute La situación del mundo 2012. Hacia una prosperidad sostenible. Barcelona: Icaria. (Capítulo 9) FOLCH, R. (1998). Ambiente, emoción y ética. Barcelona: Ed. Ariel. SACHS, J. (2008). Economía para un planeta abarrotado. Barcelona: Debate. SARTORI, G. y MAZZOLENI, G. (2003). La Tierra explota. Superpoblación y Desarrollo. Madrid: Taurus. SEN, A. (2000). Desarrollo y libertad. Barcelona: Planeta. VILCHES, A. y GIL, D. (2003). Construyamos un futuro sostenible. Diálogos de supervivencia. Madrid: Cambridge University Presss. Capítulo 9.

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