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SOPORTE DE AYUDA PARA EL ESTUDIO UF0128
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Intervenciones y actividades en Instituciones Sociales
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Módulo formativo 1016_2: Apoyo en la organización de intervenciones en el ámbito
institucional. Unidad formativa UF 0128: Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones. 1. Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales Objetivos •
Definir el proceso de desarrollo de intervenciones dirigidas a cubrir las AVD de las personas, potenciando la mejora o el mantenimiento de la autonomía.
•
Identificar los niveles de autonomía de los dependientes relacionándolos con la cobertura de necesidades de atención básica que permitan adaptarse a los protocolos de actuación.
•
Explicar los procedimientos que fomenten la participación de los usuarios del centro sociosanitario.
•
Reconocer y valorar la forma de acompañamiento en las AVD.
Contenidos 1. Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales 1.1. Protocolos de actuación y seguimiento de los mismos 1.2. Participación del usuario en las actividades diarias de la institución 1.3. Autonomía del usuario 1.3.1. Autonomía en las ABVD 1.3.2. Autonomía en las AIVD 1.4. Acompañamiento en las AVD del usuario según instrucciones del profesional responsable 1.5. Información a los usuarios para el desarrollo de las actividades 1.5.1. Características e intereses de los usuarios 1.5.2. Incidencias y respuestas a las mismas 1.1. Protocolos de actuación y seguimiento de los mismos Un protocolo de actuación es la descripción ordenada, paso por paso, de todas las acciones que han de realizarse en una situación concreta, especificando claramente quién las debe llevar a cabo y cuál es su grado de responsabilidad, así como los recursos necesarios para llevar a cabo dichas acciones. Los protocolos son necesarios para homogeneizar (hacer de la misma manera) la ejecución de las tareas, de tal forma que todos los profesionales tengan una forma de trabajo similar y reconocible y evitar la arbitrariedad de los diferentes profesionales. En este tipo de instituciones habrá diversos tipos de protocolos de actuación relacionados con la labor del profesional de atención sociosanitaria, cada institución deberá crear su propio modelo de acuerdo a las características del momento, del centro y de los recursos que dispone.
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Nos centraremos en el análisis y seguimiento de los protocolos de apoyo y ayuda en la realización de las AVD. Los protocolos de apoyo y ayuda en la realización de las AVD son los relacionados con el apoyo que el usuario precisaría para ejecutar las AVD cuando no es autónomo para llevarlas a cabo por sí mismo. Se trata de protocolos de cuidado y atención directa, y en ellos se definen las actuaciones que ha de realizar el profesional como forma de apoyo al dependiente. Para conocer qué protocolo hay que utilizar con un determinado usuario, se seguirán las fichas de cuidados personalizados elaboradas por el personal de enfermería, en las que éste indica el grado de asistencia del residente y qué ayudas precisa para la realización de las AVD. Los protocolos básicos de apoyo y ayuda para llevar a cabo las AVD son protocolos de; •
Higiene y aseo
•
Vestido
•
Alimentación
•
Movilidad
•
Control de esfínteres.
•
Administración de la medicación
Estos protocolos se verán en detalle en el módulo de Intervención en la atención higiénico‐alimentaria en instituciones así como en el de Intervención en la atención sociosanitaria en instituciones. Actividad: Identifica el protocolo para la alimentación que se sigue en tu centro, y si no estás en un centro realiza uno.
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Seguimiento de los protocolos de actuación Para el seguimiento de los protocolos de actuación, el profesional de atención sociosanitaria deberá cumplimentar diariamente una serie de documentos: el libro de incidencias, la hoja de higiene y seguimiento de los usuarios, así como otros registros específicos para cada protocolo. En el libro de incidencias se reflejarán todos los hechos significativos ocurridos durante la realización de los protocolos de actuación. La hoja de higiene y seguimiento de los usuarios es un documento en el que se registrarán a diario todos los parámetros relacionados con la higiene y el aseo, la alimentación, los cambios posturales, diuresis o el cambio de absorbentes que se le realiza al residente del centro sociosanitario. PLANIFICACIÓN SEMANAL Y REGISTRO DE LA ATENCIONES A LAS AVD Apellidos y nombre:
LUN
MAR
MIE
JUE
VIE
SAB
DOM
Observaciones e incidencias
Diaria
Lavado de pelo
Higiene
Ducha/baño
Afeitado
Otros
Si precisa ayuda
Dieta normal
Alimentación
D. Blanda
(B)ien
D. Astringente
(M)al
D. Diabética
(R)egular
D. Hiposódica
Otras dietas
Si/No
Continencia
Acomp. Al WC
Cambio de pañales
Cambios
Mañana
posturales
Tarde
Noche
Sueño: mal (M) o regular (R)
Observaciones e incidencias:
Corte de uñas
Limpieza silla o andador
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Al finalizar cada turno de trabajo, el profesional de atención sociosanitaria rellenará esta hoja individual para cada usuario, poniendo en el apartado de higiene qué tipo de higiene se ha realizado, si se ha efectuado la higiene bucal, cómo ha comido el ingresado (bien, mal o regular), el número de deposiciones que ha hecho y si hay alguna anomalía en ellas, el número de veces que se han cambiado los absorbentes, etc. Asimismo, se indicará si se han realizado los cambios posturales y cómo ha sido el sueño del residente durante la noche. En esta hoja se reflejarán también los días que se han cortado las uñas y si se ha procedido a limpiar la silla de ruedas o andador del usuario si los tuviera. El resto del equipo interdisciplinar utilizará esta hoja en las reuniones de seguimiento del residente, valorando las incidencias que hayan tenido lugar. Es un registro de gran relevancia pues contiene toda la información sobre las ABVD de cada usuario. Asimismo, pueden existir otras hojas específicas para cada protocolo que se utilizarán cuando se quiera tener un control más exhaustivo por parte del equipo interdisciplinar de algún proceso concreto como, por ejemplo, la hoja de paseos pautados, la hoja de cambios posturales marcados, la hoja de micciones programadas, etc. En estos registros específicos se deberá anotar la realización de las pautas marcadas por los profesionales de cada uno de los programas. Es importantísimo que el profesional de atención sociosanitaria rellene estos documentos de manera adecuada, veraz y coherente, ya que son la base de las intervenciones y de su seguimiento posterior. Periódicamente, en las reuniones interdisciplinares, se examinarán dichos registros, que servirán como punto de partida para la puesta en marcha de programas de intervención o la modificación de los programas existentes en los que ya está incluido el usuario. Actividad: Compara esta hoja de registros con las que usas en tu institución. Indica que le falta o que le sobra.
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1.2. Participación del usuario en las actividades diarias de la institución La participación, pasiva (simplemente estar, asistir) o activa (implicarse, organizar), es la implicación en uno u otro grado en alguna actividad. La participación en las actividades diarias que se llevan a cabo en el centro y, sobre todo, la participación en la propia organización de las mismas, le permitirán al residente conseguir los siguientes objetivos: •
Potenciar su autonomía personal y social
•
Favorecer hábitos saludables y actitudes positivas hacia uno mismo y los demás.
•
Fomentar y dinamizar las relaciones sociales.
•
Facilitar un uso enriquecedor del tiempo libre y del ocio, realizando actividades variadas y amenas.
Es muy importante que los usuarios y sus familiares puedan participar y tener algún grado de decisión sobre la organización de su vida diaria en la institución, y que no sea todo rígido y establecido desde la dirección. Para una adecuada participación de las personas dependientes en la institución sociosanitaria se deben dar las siguientes condiciones: La institución, debe permitir que los usuarios puedan participar de forma activa en las actividades del centro y en la organización de las mismas. Esto se hace mediante actitudes de de apertura en la organización de las actividades, horarios flexibles, etc., actitud de escucha (tener en cuenta los deseos, opiniones y sugerencias de los usuarios; realizar encuestas de satisfacción a residentes, familiares y profesionales del centro, etc.) y desarrollo de una programación diversificada (incluir múltiples actividades para captar al máximo número de residentes). Asimismo, la dirección del centro debe impulsar que se formen órganos de participación de los ingresados (asambleas de residentes y grupos de familiares). La creación de estos órganos no sólo favorecerá la participación de los usuarios en las actividades que se desarrollen en la institución, sino también su implicación en la toma de decisiones sobre la organización de las mismas. Equipo interdisciplínar: Debe tomar en cuenta a la situación real de los usuarios, sus necesidades, sus gustos y apetencias adaptando los programas ya diseñados a las necesidades concretas de cada uno de ellos. Para lograr esto se tendrán muy en cuenta las siguientes actitudes: •
No generalizar y a atender a cada usuario en función de sus necesidades.
•
Favorecer el empoderamiento: este término significa «dar poder», en este caso al usuario para que éste, progresivamente, vaya tomando decisiones por sí mismo, favorezca la participación en las actividades que se realicen en el centro y sea capaz de realizar de manera autónoma todas las actividades posibles.
•
Evitar tomar decisiones por los usuarios: o Pedir la opinión a los residentes. o Mantener una actitud de escucha atenta y activa. o Adaptar la información a los usuarios.
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o Evitar el paternalismo y la sobreprotección. •
Evaluar y escoger las formas más adecuadas de aprendizaje para cada persona.
•
Diseñar entrenamientos adaptados para que los individuos puedan aprender y potenciar la autoestima del usuario.
Especialmente el profesional de atención sociosanitaria, siendo el experto más cercano y que más tiempo pasa con el usuario desarrollará las siguientes actitudes a fin de que el usuario se sienta motivado para participar en las actividades diarias del centro. Estas actitudes son: •
Observación: atento a las necesidades del usuario y a las manifestaciones de las mismas. El usuario a veces no va a poder expresar claramente sus necesidades o gustos, pero el profesional de atención sociosanitaria, mediante la observación y conocimiento del residente, podrá ser capaz de identificarlos.
•
Actitud de escucha: dejando que el usuario se exprese en la manera en que sea capaz de hacerlo, manteniendo una actitud de escucha activa. De esta manera logrará potenciar la autoestima del residente y brindarle apoyo emocional. Si el usuario aporta ideas para el diseño de actividades, esto hará que suba su autoestima y las ganas de participar en las actividades diarias organizadas por el centro.
•
Brindar apoyo emocional al usuario. Si el usuario se siente acogido y seguro, tendrá la confianza suficiente para tomar parte en las actividades diarias.
•
Actitud de dejar hacer al usuario: permitir, con paciencia, que los usuarios realicen por sí mismos aquellas actividades o acciones que son capaces de llevar a cabo de manera autónoma. Como máxima en todo aquello que el usuario hace por sí mismo no se le ayuda.
•
Actitud de motivación: ver lo positivo, poner el acento en lo que el usuario sabe y puede hacer, dejarle hacer, reforzar las conductas positivas y adaptadas.
•
Actitud de flexibilidad: modificando los objetivos para convertirlos en asequibles o descomponiéndolos en otros más sencillos, creando oportunidades de éxito
•
Actitud de comunicación con el equipo interdisciplinar: es vital que el profesional de atención sociosanitaria comunique todas sus observaciones al equipo interdisciplinar para que éste puede diseñar intervenciones y actividades adecuadas a los usuarios en función de sus necesidades, gustos y preferencias.
Usuario: para poder participar en las actividades del centro debe cumplir tres requisitos: conocer la actividad, poder realizarla y querer hacerlo. 1. El usuario debe conocer la realización de la actividad para poder participar en ella: horario, lugar donde se lleva a cabo y personas que intervienen. Se usarán tablones de anuncios, informando personalmente al usuario, etc. Además, es importante recopilar información sobre la opinión del usuario sobre la actividad una vez se haya realizado, así como sobre la organización general del centro mediante encuestas de satisfacción. 2. El residente ha de tener la capacidad, la habilidad o los conocimientos necesarios para poder realizar la actividad. Por ello, es fundamental potenciar esas capacidades fomentando el aprendizaje pero también adaptar las actividades a las capacidades de los usuarios. 3. La actividad debe satisfacer los deseos, gustos y preferencias del usuario, es decir, éste tiene que querer realizar la actividad.
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Actividades: las actividades que se realicen en la institución deben tener una serie de características para fomentar la participación de los usuarios. •
adaptadas y específicamente diseñadas a los usuarios a los que van dirigidas, teniendo en cuenta sus características, necesidades y preferencias.
•
han de ser significativas para el residente, es decir, tienen que estar adaptadas a sus gustos o preferencias, así como ser novedosas y motivadoras. Asimismo, hay que tener en cuenta que no se debe caer en la monotonía o diseñarlas de forma excesivamente innovadora o extraña para el ingresado.
En definitiva, para lograr una participación activa del usuario en la institución de atención a personas dependientes, será preciso que las cuatro variables antes mencionadas (usuario, institución, equipo interdisciplinar y actividades) se interrelacionen de manera adecuada y cumplan los requisitos anteriormente mencionados. Actividad: Indica si hay algún cauce en tu centro para la participación de los usuarios o familiares en la organización de actividades. Y si no lo hay indica a tu entender qué medidas se pueden tomar para hacer llegar los gustos e intereses de los usuarios a las personas que organizan las actividades.
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1.3. Autonomía del usuario La Ley de dependencia, en su artículo 2.1, define la autonomía como «la capacidad de controlar, afrontar y tomar, por propia iniciativa, decisiones personales acerca de cómo vivir de acuerdo con las normas y preferencias propias así como de desarrollar las actividades básicas de la vida diaria». Todas las personas, a lo largo de su desarrollo vital, van pasando por una serie de fases en las que van adquiriendo diferentes habilidades y competencias, que se irán convirtiendo en hábitos y rutinas para llevar una vida autónoma. El aprendizaje es, pues, la manera de adquirir autonomía personal y social en la vida diaria. La autonomía de un individuo va a depender de sus capacidades, competencias y de si el entorno en el que vive facilita o dificulta el desarrollo de esas capacidades. Autonomía = Capacidad y competencias de la persona + Papel del entorno En el caso de los dependientes nos encontramos con que uno o ambos componentes de esa suma están afectados de manera negativa. En las personas mayores el natural proceso de envejecimiento provoca una serie de problemas o carencias que pueden llevar a tener dificultades para la realización de alguna ABVD o AIVD de manera independiente. Si no se compensa estos problemas o carencias, la persona sufrirá una incapacidad funcional para llevar a cabo dicha actividad. En los sujetos con algún tipo de discapacidad ocurre algo similar. Éstos pueden presentar limitaciones físicas, cognitivas, sensoriales, mentales o sociales que se convierten en obstáculos para la normal adquisición y desarrollo de las habilidades y capacidades. Uno de los objetivos básicos en las instituciones sociosanitarias de atención a personas dependientes es lograr el desarrollo y potenciación de las capacidades que permiten la autonomía personal. Es por ello preciso trabajar mediante técnicas de aprendizaje y entrenamiento de los hábitos de autonomía personal. Los hábitos de autonomía personal son aquellas conductas adaptativas que se realizan de manera autónoma tras un aprendizaje de las mismas. El profesional responsable del entrenamiento de estos hábitos en las instituciones sociosanitarias de atención a personas dependientes es el terapeuta ocupacional, aunque precisará del apoyo del profesional de atención sociosanitaria para que el entrenamiento sea eficaz. Para conseguir que una conducta se convierta en un hábito, es preciso diseñar su aprendizaje de manera sistemática, especificando el momento y el lugar, así como los recursos necesarios para lograrlo. Este aprendizaje supondrá la adquisición de un conjunto de habilidades y competencias que se convertirán en hábitos que, una vez se hayan automatizado, permitirán al usuario adaptarse de manera más satisfactoria a su entorno y de esta forma, ser más autónomo. Los tipos de habilidades que podemos enseñar son •
Básicos como aseo, alimentación, etc.
•
Académicos y funcionales como escritura, lectura, etc.
•
Comunicativos como transmisión oral, escrita, gestual, etc.
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•
Sociales como mantenimiento de relaciones interpersonales adaptativas
•
Instrumentales tales como el uso de utensilios que permiten emplear recursos en el entorno doméstico y de la comunidad
•
De salud y seguridad como la capacidad para el cuidado propio y la identificación de situaciones de riesgo
•
De autogobierno como el control de la propia vida
En el trabajo profesional sobre los hábitos de autonomía personal en la institución de atención a personas dependientes es frecuente enfrentarse con sujetos que por su edad, enfermedad, déficit o situaciones sobrevenidas no han tenido hábitos en su vida, ya no los poseen o tienen la posibilidad de perderlos. El personal encargado del aprendizaje de las habilidades y hábitos de autonomía personal ha de tener en cuenta que, por esta diversidad de causas, dicho aprendizaje debe ser diferenciador (adaptado a las diferencias individuales de cada residente), constante, motivador y sistemático: En este sentido, es fundamental que el punto de partida para cualquier intervención dirigida a entrenar una habilidad o cubrir las ABVD o las AIVD del usuario, sea el nivel de autonomía que presenta la persona dependiente. Para conocer este nivel de autonomía, se utilizan cuestionarios y pruebas específicos que determinan el grado de dependencia del usuario, siendo los más utilizados el cuestionario de Barthel para las AVD y el cuestionario de Lawton y Brody para las AIVD. En función de las puntuaciones obtenidas en estos cuestionarios, el equipo interdisciplinar elaborará el plan de cuidados para cada residente, determinando qué actuaciones tendrá que llevar a cabo el profesional de atención sociosanitaria para cubrir las necesidades de atención básica del ingresado y qué nivel de cada protocolo deberá utilizar En los siguientes apartados se analizará cómo, partiendo de este nivel de autonomía inicial del usuario institucionalizado, se intervendrá para cubrir dichas actividades básicas o instrumentales de su vida diaria.
1.3.1. Autonomía en las ABVD Las ABVD son aquellas actividades que posibilitan el cuidado de uno mismo tales como por ejemplo: el aseo personal, comer, vestirse, controlar esfínteres, caminar, etc. Para cubrir las ABVD que el usuario no pueda realizar por sí mismo debido a su dependencia, el profesional de atención sociosanitaria participará en la puesta en funcionamiento de una serie de intervenciones, que serán de dos tipos: aplicación de protocolos y programa de ABVD. Aplicación de protocolos: estos protocolos definen las actuaciones que va a realizar el profesional de atención sociosanitaria para garantizar la adecuada cobertura de las ABVD de todos los usuarios de la institución. De acuerdo a las pautas marcadas por el personal de enfermería, el profesional de atención sociosanitaria pondrá en marcha un nivel u otro de protocolo. Por ello, cada protocolo incluye diferentes actuaciones en función del nivel de autonomía de los individuos: Personas independientes para la actividad (autónomas): no precisan ayuda para realizar las ABVD, sólo una supervisión. Personas semiindependientes para la actividad (semiautónomas): necesitan ayuda para llevar a cabo las ABVD o alguna parte de las mismas.
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Personas dependientes para la actividad (dependientes): precisan que otro individuo realice la actividad por ellas. Programa de ABVD: el objetivo del programa de intervención en las ABVD será mantener la máxima autonomía posible para las actividades de autocuidado, basándose en las habilidades conservadas del usuario y en su nivel cognitivo (capacidad de comunicación, capacidad de entendimiento, etc.). Este programa estará dirigido por el terapeuta ocupacional y el fisioterapeuta del centro que, tras valorar a cada ingresado, elaborarán el programa de entrenamiento específico. El programa será supervisado por el personal de enfermería de la institución, que llevará a cabo un seguimiento del mismo con una periodicidad mensual. Este programa se dirigirá a los diferentes grupos de usuarios, basándose en su nivel de dependencia. Son susceptibles de participar en dicho programa personas con grados de dependencia leves y moderados, pero no lo son los usuarios con dependencias severas o totales porque carecen de los niveles mínimos necesarios para el entrenamiento. En estos últimos se llevarán a cabo intervenciones de cobertura básica de las ABVD. El entrenamiento será individual y por rutinas (misma acción, lugar, hora, etc.) y se podrán utilizar diferentes técnicas, siendo las más comunes las siguientes: •
Instrucciones verbales y gestuales: cuando el usuario ya tiene adquiridas determinadas habilidades y posee las capacidades necesarias, puede aprender mediante simples instrucciones verbales y gestuales del profesional.
•
Modelado: es una técnica de aprendizaje por imitación. El profesional realiza la conducta y el residente la imita, y así sucesivamente hasta que se ha aprendido. Se utilizan refuerzos positivos para su fijación.
•
Moldeamiento: se van entrenando progresivamente habilidades sencillas relacionadas con la habilidad más compleja que queremos enseñar. Se van reforzando las aproximaciones sucesivas a la conducta objetivo.
•
Encadenamiento: es la técnica más efectiva para el entrenamiento de habilidades básicas de autonomía en las ABVD como, por ejemplo, comer, vestirse, ducharse, etc. Se divide la habilidad que queremos enseñar en partes simples y se va encadenando el aprendizaje de las mismas. Así, de manera secuencial, se adquiere la habilidad más compleja que queremos enseñar.
En función de las pautas del terapeuta ocupacional y el fisioterapeuta, se usará una técnica u otra, aunque será el encadenamiento de acciones la más empleada. Asimismo, en función de los residentes con los que se trabaje, se considerarán unos objetivos y actividades diferentes que se llevarán a cabo para que éstos tengan cierta autonomía en las ABVD. Las actividades que pueden realizarse para que el residente adquiera cierta autonomía en las ABVD son las siguientes: •
ABVD alimentación: manejo de los utensilios de alimentación (cubiertos, vasos, platos, etc.).
•
ABVD aseo e higiene: entrenamiento del lavado corporal completo o parcial en función de la discapacidad física o de los miembros afectados.
•
ABVD vestido: manejo de cremalleras, botones (abrochar y desabrochar) y cordones (atar y
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desatar), así como entrenamiento en poner y quitar prendas en función de la discapacidad física o de los miembros afectados. •
ABVD continencia: entrenamiento en control de esfínteres mediante micciones programadas, así como manejo y cambio de bolsas colectoras.
•
ABVD movilidad: entrenamiento para la realización de transferencias silla de ruedas‐silla‐cama‐ cuarto de baño, y viceversa.
1.3.2. Autonomía en las AIVD Las AIVD son aquellas funciones más avanzadas como, por ejemplo, manejar dinero, utilizar los medios de transporte, etc., que permiten al sujeto vivir en la comunidad de manera normalizada y adaptarse a su entorno. Puede parecer innecesario que los usuarios que viven en un centro residencial sean autónomos para llevar a cabo actividades que no van a emplear habitualmente en su vida diaria, pero en función de los ingresados con lo que estemos trabajando tendrá sentido realizar el entrenamiento en estas actividades. Así, no tiene mucho sentido entrenar el manejo de una lavadora en una persona mayor que vive en una residencia y que no va a poner nunca una lavadora, pero sí lo tendrá enseñar el uso de un ordenador en una persona con discapacidad intelectual que puede tener posibilidad de integración laboral en la comunidad. Además, algunas de estas AIVD sí se llevan a cabo en la institución como, por ejemplo, el manejo del teléfono o de las nuevas tecnologías (Internet, videoconferencias, etc.). Para cubrir las AIVD que el residente no pueda realizar por sí mismo debido a su nivel de dependencia, el profesional de atención sociosanitaria participará en la puesta en funcionamiento de una serie de intervenciones, que serán de dos tipos: acompañamiento a los usuarios en la actividad o realización de la actividad por completo y programa de AIVD. Acompañamiento de los usuarios en la actividad o la realización de la actividad por completo: se realizará una cobertura básica de las AIVD cuando el usuario no pueda participar en ningún grado en ellas. Se llevarán a cabo diferentes actuaciones en función del nivel de autonomía de la persona: •
Personas independientes para la actividad (autónomas): no precisan ayuda para realizar las AIVD, sólo una supervisión, aunque pueden necesitar ayuda para otras actividades. Por ejemplo, pueden llamar ellos solos por teléfono, aunque no sean capaces de ducharse sin ayuda.
•
Personas semiindependientes para la actividad (semiautónomas): precisan ayuda para ejecutar las AIVD o alguna parte de las mismas. Por ejemplo, ciertas personas mayores que son válidas para realizar las ABVD, pero precisan del acompañamiento de un profesional de atención sociosanitaria para ir a realizar unas gestiones al banco o acudir a una consulta médica.
•
Personas dependientes para la actividad (dependientes): precisan que otro sujeto lleve a cabo la actividad por ellas.
Programa de AIVD: tendrá como objetivo el entrenamiento en este tipo de actividades avanzadas. La intervención, al contrario que en las ABVD, será realizada en grupos dirigidos por el terapeuta ocupacional, y en ella el profesional de atención sociosanitaria llevará a cabo labores de apoyo y acompañamiento. Este entrenamiento tendrá sentido en aquellos usuarios que vayan a poner en funcionamiento la actividad concreta: uso del teléfono, manejo de un ordenador, etc.
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El entrenamiento de estas habilidades es más complicado que el de las ABVD y se utilizan unas intervenciones más complejas y desarrolladas que precisan de un nivel de comprensión adecuado por parte de la persona que está siendo entrenada. Para ello, se realizarán talleres de entrenamiento, en los que suelen abordarse las actividades de una manera lúdica y en los que se ponen en marcha algunas técnicas efectivas como, por ejemplo, la retroalimentación (feedback), el role‐playing o el encadenamiento de acciones. La retroalimentación (feedback) es una técnica que consiste en ir informando a la persona dependiente sobre cómo está realizando la tarea y con qué grado de acierto respecto al objetivo marcado. Así se van instaurando las conductas correctas y se mejoran los puntos más débiles o incorrectos. Puede realizarse de manera verbal o por medio de gestos. El juego de roles (role‐playing) es una técnica de simulación en la que pueden intervenir varias personas para el aprendizaje. La habilidad que se quiere enseñar se representa como si fuera una obra de teatro en la que cada sujeto representa un papel. Se utiliza sobre todo el aprendizaje de habilidades sociales y de comunicación. El encadenamiento de acciones es una técnica más sencilla que las anteriores para entrenar, por ejemplo, el proceso de encender el ordenador y acceder a Internet o el manejo del teléfono de la habitación. El profesional de atención sociosanitaria en este entrenamiento juega un papel de refuerzo del aprendizaje y participa activamente como parte del juego de roles. Actividad: Indica que es lo que haces o dices tu con los usuarios a la hora de reforzar unas conductas de los mismos
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1.4. Acompañamiento en las AVD del usuario según instrucciones del profesional responsable La capacidad y realización por parte del dependiente de cada una de las AVD estarán reflejadas en el plan de cuidados específico de dicho usuario y en su plan general de intervención. El equipo interdisciplinar y, en concreto, el personal de enfermería junto con el personal de terapia ocupacional marcará las pautas y directrices sobre el tipo de acompañamiento que precisará cada usuario para la realización de las AVD en función de sus capacidades y necesidades. Es muy importante la capacidad de observación por parte del profesional de atención sociosanitaria porque, en ocasiones, cuando se hace la valoración inicial del usuario no se detectan algunas dificultades que puede presentar para alguna AVD o, por el contrario, se detectan algunas dificultades para realizar alguna AVD cuando, en realidad, el usuario es autónomo para ejecutarlas. Esto puede ocurrir bien porque puede estar nervioso durante la evaluación o bien, en muchas ocasiones, porque está acostumbrado a que otras personas realicen la actividad por él y, aunque tiene la capacidad, no lleva a cabo habitualmente la actividad por sí mismo. De este modo, teniendo en cuenta las pautas marcadas por el personal de terapia ocupacional, el acompañamiento en las AVD podrá ser: •
De realización de la actividad cuando el usuario no pueda llevarla a cabo por sí mismo: por ejemplo, vestirse, porque está encamado con una tetraplejia o presenta un deterioro cognitivo severo, será preciso que el profesional de atención sociosanitaria le supla en la realización de dicha actividad y la lleve a cabo por él.
•
De apoyo en la realización de la actividad cuando el usuario precise ayuda para llevarla a cabo: puede que el sujeto sea capaz de vestirse completamente, pero presente dificultad para abrocharse los botones o atarse los cordones. En estos casos, el profesional de atención sociosanitaria prestará su ayuda para que el usuario pueda completar la ABVD de vestirse adecuadamente.
•
De supervisión en la realización de la actividad cuando el usuario pueda realizarla por sí mismo: Siguiendo con el ejemplo de la ABVD del vestido, puede que el usuario sea capaz de vestirse correctamente por sí mismo, pero será necesario que el profesional de atención sociosanitaria supervise que se ha vestido de manera adecuada para, por ejemplo, la estación del año o una actividad concreta que vaya a ejecutarse en la institución.
Sea de un tipo u otro, el acompañamiento deberá quedar siempre reflejado en cuadernos de trabajo, libros de incidencias u hojas de seguimiento para su posterior valoración por parte del equipo interdisciplinar. El profesional de atención sociosanitaria es el experto que pasa más tiempo con el ingresado y es una pieza fundamental en la intervención sobre las AVD de los usuarios. De este modo, en el acompañamiento en las AVD del usuario, el profesional de atención sociosanitaria mantendrá una: •
Actitud de observación. para detectar posibles incidencias en la realización de las AVD o la aparición de conductas problemáticas o desadaptativas.
•
Actitud de «dejar hacer», evitando la sobreprotección, teniendo paciencia, apoyándolo y ayudándolo cuando no sea capaz.
•
Actitud motivadora hacia el residente, intentando que muestre y mantenga interés por la
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realización de las AVD. •
Actitud activa y positiva hacia el usuario, escuchándolo y acompañándolo en todas las actividades que se realicen en la institución.
1.5. Información a los usuarios para el desarrollo de las actividades Para lograr la participación de los usuarios en las actividades que se organicen en la institución de atención a la dependencia, es preciso que se dé una información adecuada sobre dichas actividades. El profesional de atención sociosanitaria complementará la información proporcionada por la propia institución en tablones de anuncios o carteles, informando personalmente a los residentes sobre las actividades antes del desarrollo de las mismas: horario en que se realizan, lugar y personas que intervienen, etc. Asimismo, se informará con antelación suficiente para que el usuario tenga conocimiento de que la actividad va a tener lugar y pueda prepararse para ello. Además de informar sobre cuándo va a realizarse la actividad de una manera adecuada, el profesional de atención sociosanitaria deberá utilizar formas de lenguaje adaptadas a los usuarios durante el desarrollo de la actividad. En líneas generales, podemos decir que el profesional de atención sociosanitaria, a la hora de informar a los usuarios para el desarrollo de las actividades que se realizarán en el centro, deberá tener en cuenta lo siguiente: •
Expondrá el comienzo de la realización de la actividad: «Buenos días, es hora de vestirse».
•
Comentará las fases de la actividad, explicando en todo momento al usuario, según sus características, qué hay que hacer. Si plantea dudas o no puede hacerlo por sí mismo, se le irán dando pautas de actuación, narrando lo que se está haciendo para ayudar al usuario a conocer lo que se hace, el orden y permitir de esta manera su colaboración: «Ahora hay que ponerse la chaqueta. Primero, esta manga. Ahora, la otra. A continuación, vamos a abrochar los botones».
•
Utilizará un lenguaje sencillo, de fácil comprensión,con frases breves y claras. Asimismo, empleará el lenguaje no verbal con aquellas personas con discapacidades sensoriales: uso de pizarras, tableros de comunicación, comunicación mediante sistema braille, etc.
•
Se empleará siempre un tono tranquilo y se motivará al usuario para que participe.
Actividad: Detalla todas las frases que utilizas para atender a un usuario encamado al que tienes que vestir. O a una persona a la que la vas a mover desde una silla de ruedas a una cama. Pon atención al modo en el que te diriges al usuario así como a la secuencia, esto es al orden, de las frases e instrucciones, empezando desde el saludo inicial.
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1.5.1. Características e intereses de los usuarios A la hora de desarrollar actividades para los residentes en el centro sociosanitario para personas dependientes influirá una serie de factores. En este sentido, cobra gran importancia el factor individual, existiendo una gran diversidad entre unas personas dependientes y otras. No obstante, hay una serie de características generales según el tipo de usuario del centro que deberán ser tenidas en cuenta por el profesional de atención sociosanitaria para el desarrollo y realización de actividades en la institución. Personas mayores dependientes: con este tipo de usuarios, el profesional sociosanitario tiene que considerar ciertas características como el estado de salud, el nivel educativo, el estilo de vida, el grado de motivación y las condiciones del entorno a la hora de planificar y realizar las actividades que se llevarán a cabo en la institución sociosanitaria. Con respecto al estado de salud, el deterioro físico y cognitivo asociado al propio envejecimiento, las enfermedades vinculadas con el envejecimiento (sobre todo las demencias) y una mayor predisposición a sufrir depresión, serán características que el experto sociosanitario tiene que considerar cuando desarrolle y se realicen las actividades. El malestar físico o psíquico puede reducir el interés del usuario mayor a participar en cualquier tipo de actividad y por ello se diseñarán actividades que no supongan grandes esfuerzos físicos, con múltiples estímulos para favorecer la participación. Se organizarán los grupos de usuarios que participarán en las diferentes actividades teniendo en cuenta los niveles cognitivos de los mismos. Además, se analizarán los intereses y actividades agradables para el ingresado antes de su situación actual para desarrollar actividades relacionadas con los mismos. Así, por ejemplo, si entre los intereses del individuo se encuentra leer o coser pero ha tenido que dejar de realizar dichas actividades por su deterioro físico (vista cansada, pérdida de visión, etc.), se diseñarán las actividades con materiales que posibiliten la lectura o la costura: letras grandes, contrastes de colores, lupas, etc. Asimismo, en cuanto al nivel educativo de las personas mayores, aunque cada día están más formadas, el grueso del colectivo que vive hoy en día en las residencias sólo tienen estudios básicos y algunos de ellos no están alfabetizados. Por ello, a la hora de desarrollar y realizar actividades en el centro, se adaptarán los materiales y la forma de utilizarlos. Por ejemplo, si se quieren realizar talleres o actividades de estimulación cognitiva, se harán de manera verbal o empleando refranes, proverbios de cultura popular, etc. También se podrán usar juegos de fichas para trabajar el cálculo y las capacidades numéricas. El estilo de vida de las personas mayores es otra de las características que se debe tener en cuenta a la hora de desarrollar actividades en el centro. Los roles que han desempeñado en su entorno familiar y social antes del ingreso se pierden y el periodo de transición que supone la jubilación hace que estas personas tengan que reestructurar su vida y sus relaciones sociales a las nuevas circunstancias. Esto puede suponer problemas de desadaptación y aislamiento social. Por ello, se desarrollarán actividades en las que se favorezcan las relaciones sociales entre sujetos que han tenido un estilo de vida similar. Basándose en la historia social, el trabajador social del centro dará pautas a los profesionales de atención sociosanitaria para que favorezcan determinadas relaciones. También se tratará que en las habitaciones y mesas de comedor se ubiquen juntas personas con intereses, características y estilos de vida similares. Además, se ha de tener en cuenta el grado de motivación de los mayores. La percepción negativa de su proceso de envejecimiento, la sensación de inutilidad e ineficacia pueden hacer que se sientan
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desmotivados. Esta falta de motivación puede conducir a una reducción en la realización de actividades o incluso que dejen de realizarlas por considerar que no se sienten capaces. El profesional de atención sociosanitaria, en el desarrollo de las actividades, tendrá que motivar a los usuarios, con paciencia, a que las lleven a cabo. Reforzarán las actuaciones adecuadas y no harán por el individuo aquellas actividades que puedan realizar por sí mismos. En cuanto a las condiciones del entorno, hay que tener en cuenta que la organización de las instituciones de atención a personas mayores suele ser bastante cerrada y poco flexible, dificultando la expresión y satisfacción de necesidades o intereses particulares de algunos usuarios. Así, por ejemplo, puede haber usuarios que muestren interés por salir a pasear por el jardín a primera hora de la mañana, pero que no pueden hacerlo porque el horario del desayuno es muy temprano, o que les guste ver la televisión por las noches, pero no pueden hacerlo porque las salas habilitadas para ello se cierran después de la cena. Hay que tener presentes estas características individuales e intereses en el desarrollo de actividades, horarios, lugares y en la propia organización del centro, aportando flexibilidad cuando sea posible. En este colectivo hay que intentar conseguir el máximo bienestar a través de la dinamización y uso significativo del tiempo libre, hacerles sentir útiles y motivarles para la realización de actividades. Aunque hay usuarios que parecen no mostrar interés por nada, siempre se pueden encontrar cosas que les resulten motivadoras. La actitud de escucha y la observación serán fundamentales para conocer las características específicas de los residentes y sus intereses, así como para adaptar la forma de llevar a cabo las actividades que se desarrollen en el centro. Personas con discapacidad: este colectivo es muy heterogéneo debido a los diferentes tipos de deficiencias y discapacidades (físicas, psíquicas o sensoriales) que presentan, al momento en el que aparece la discapacidad (nacimiento, sobrevenidas), etc. Las características de las personas con discapacidad que el equipo interprofesional debe tener en cuenta a la hora de desarrollar las actividades en el centro sociosanitario son la propia percepción del sujeto, su sentimiento de logro y eficacia. Se valorarán igualmente los intereses culturales y aficiones del usuario con el fin de diseñar actividades que les motiven a participar y que les ayuden a mejorar los sentimientos de logro y eficacia. Asimismo, teniendo en cuenta el tipo de discapacidad del residente, es importante que consideremos unas características concretas a la hora de desarrollar las actividades en la institución. Las personas con discapacidad física pueden mostrar discapacidades de diversos tipo como, por ejemplo, motoras osteaorticulares (afectan al movimiento de cabeza, columna y miembros superiores e inferiores), motoras del sistema nervioso (con parálisis de alguna extremidad y trastornos de la coordinación de movimientos) o deficiencias viscerales (afectan al aparato respiratorio, cardiovascular, digestivo u genitourinario). Estas discapacidades serán tenidas en cuenta a la hora de diseñar y llevar a cabo las intervenciones y actividades, paliando dichas discapacidades con los materiales y los recursos adecuados como, por ejemplo, productos de apoyo (grúas para la movilidad, sillas de baño para ducha, juegos con fichas de gran tamaño y fácil agarre).
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Además, las actividades serán adaptadas a los usuarios teniendo presentes sus intereses y no serán de difícil realización. Se contará con un número adecuado de profesionales de atención sociosanitaria para apoyar a los usuarios en la ejecución de las actividades. También se tendrá en cuenta la distribución de los espacios, que permitirá en todo momento la movilidad de aquellos individuos con dificultades para el desplazamiento. Las personas con discapacidad psíquica pueden presentar retraso mental en sus diferentes grados (leve, moderado, severo o no especificado); dificultades de aprendizaje con los consiguientes problemas para la lectura, el cálculo, la escritura y el aprendizaje en general; trastornos por déficit de atención e hiperactividad; o trastornos generalizados del desarrollo (por ejemplo, el síndrome de Asperger o el autismo). Las actividades serán diseñadas y puestas en marcha teniendo en cuenta las características específicas del trastorno o déficit psíquico que presente cada dependiente. Se nivelarán los grados de dificultad de las tareas para que cada usuario pueda participar en las actividades y se regulará la duración máxima de las actividades teniendo en cuenta la capacidad atencional de estos usuarios. Asimismo, serán actividades de carácter altamente motivador y estimulante, pero hay que tener en cuenta que un exceso de estimulación puede provocar reacciones adversas en los usuarios. Las personas con discapacidad sensorial pueden presentar déficits visuales; déficits del lenguaje, habla y voz; tartamudez o mudez; o déficits de audición. Las actividades destinadas a estos usuarios serán diseñadas teniendo en cuenta sus características específicas, prestando atención al déficit que presenten. Así, en personas con déficits visuales se utilizarán aquellos mecanismos y técnicas que permitan al usuario contactar con la realidad y comunicarse con su entorno como pueden ser libros en braille, adaptación de textos con letras grandes y mucho contraste, lupas, gafas, dibujos en relieve, etc. Se diseñarán los espacios y la distribución del mobiliario de manera que favorezca su movilidad y se reforzarán y complementarán las actividades con instrucciones y explicaciones verbales. Con sujetos que presenten déficits del habla o del lenguaje se realizarán actividades que, si bien favorezcan y estimulen al sujeto a hablar, no impliquen un uso obligatorio del lenguaje para ser llevadas a cabo. De este modo, se animará al usuario a hablar y se le motivará para ello, pero debe tenerse en cuenta que la actividad no debe resultarle estresante por tener que usar el lenguaje. Considerando las características específicas de estos residentes se utilizarán para el desarrollo de las actividades métodos aumentativos de comunicación con el fin de que el usuario pueda comunicarse (fichas, dibujos, etc.), así como el lenguaje de signos y lenguaje no verbal. Del mismo modo, en individuos que presentan déficits de audición se buscarán canales de comunicación alternativos que permitan un normal desarrollo de las actividades que se lleven a cabo en la institución. Personas con enfermedad mental: existen diferentes tipos de enfermedades mentales como la esquizofrenia, el trastorno bipolar, el trastorno obsesivo‐compulsivo, el trastorno depresivo mayor, etc. Se trata de enfermedades que pueden ser hereditarias o adquiridas y que requieren un tratamiento farmacológico crónico para mantener una estabilidad en la enfermedad.
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El trastorno en el pensamiento que producen estas enfermedades provoca en estos usuarios ciertas características que se deben tener en consideración para el desarrollo de actividades en el centro como, por ejemplo, confusión, trastornos del estado de ánimo y pérdida de contacto con la realidad, así como problemas para las relaciones sociales, la comunicación y la autonomía en actividades de autocui‐dado y en las AIVD. Por ello, se diseñarán actividades con objetivos claros e instrucciones sencillas y claras. Se evitarán estimulaciones excesivas que puedan producir nerviosismo, estrés o irritación. Además, se intentará que sean actividades productivas que permitan que el usuario se sienta útil. Las actividades de ocio y tiempo libre serán fundamentales en estos ingresados, pues les conectan con el entorno y les permiten relacionarse socialmente. También con este colectivo tiene gran relevancia diseñar y poner en marcha actividades que estimulen las AIVD mediante talleres de entrenamiento, de reinserción laboral y de entrenamiento de habilidades sociales. Todas estas características e intereses que pueden presentar las personas con dependencia deben ser tenidos en cuenta a la hora de realizar la planificación de las actividades en la institución. Para las actividades sean adecuadas, se han de llevar a cabo intervenciones directas y específicas sobre cada persona, teniendo presentes sus características, intereses y necesidades. Es un trabajo complejo que debe partir de objetivos realistas y siempre basándose en el respeto hacia el usuario y sus decisiones.
1.5.2. Incidencias y respuestas a las mismas Las incidencias con las que puede encontrarse el profesional de atención directa durante el desarrollo de las actividades en la institución sociosanitaria serán, básicamente, de tres tipos: incidencias relacionadas con las ABVD, incidencias relacionadas con las conductas de los usuarios e incidencias relacionadas con los recursos materiales. Las incidencias relacionadas con las ABVD serán todas aquellas circunstancias anómalas que tengan lugar en relación a las siguientes actividades; alimentación, higiene, vestido, sueño, movilidad y continencia de los usuarios. Si el residente no come, si duerme mal, si se detecta que comienza a presentar dificultades para caminar o para abrocharse los botones, el profesional de atención sociosanitaria será el responsable de detectar dichas incidencias y comunicarlas al resto del equipo interdisciplinar, registrándolo en los libros de incidencias y en las hojas de seguimiento de los usuarios, así como comunicándolo verbalmente a su supervisor o al personal de enfermería. Incidencias relacionadas con las conductas de los usuarios. En el desarrollo de actividades en el centro de atención a la dependencia, el profesional de atención sociosanitaria ha de abordar una serie de incidencias psicológicas y conductuales significativas que se producen en la población dependiente durante la ejecución de las actividades planificadas. Que el profesional de atención sociosanitaria observe estas incidencias y sepa cómo responder a este tipo de problemas supone, en primer lugar, disponer de una herramienta de gran utilidad que mejorará su trabajo y le hará sentirse más competente y, en segundo lugar, mejorará la calidad de vida de los usuarios, fin último de toda intervención en esta área de trabajo. A continuación vamos a explicar las principales incidencias conductuales que podemos encontrar en una institución de atención a la dependencia, así como algunas pautas de actuación para prevenirlas y para abordarlas cuando ocurren:
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Agitación: según De la Serna (2003) es «una actividad motora excesiva, asociada a un sentimiento de tensión interior; suele ser repetitiva e improductiva y cuando resulta intensa se acompaña de gritos o quejas llamativas, violencia física y verbal, y gran aparatosidad, manifiesta y observable». El dependiente manifiesta, a través de la agitación, su malestar por la situación o por la propia enfermedad que padece, este cuadro de intranquilidad y excitación a la hora de realizar actividades puede producirse por diversas causas como, por ejemplo, por sentimientos de incomodidad, cansancio, problemas para comunicarse, malestar físico, interpretaciones erróneas (alucinaciones, deterioro cognitivo, ideas delirantes, etc.), entorno ruidoso o excesivamente estimulante o actividades y tareas excesivamente complejas. El profesional de atención sociosanitaria deberá conocer las manifestaciones más características de un comportamiento agitado: inquietud y movimientos sin objetivo (frotarse las manos, movimiento de balanceo, agitar los brazos, etc.), caminar con pasos rápidos, deambular sin sentido, repetir preguntas, mover los muebles, jugar con tiradores, hacer ruidos, gemir, sollozar, gritar o intentar escapar. Cuando se detecte alguna de estas incidencias en el desarrollo de la actividad, se pondrá en marcha la respuesta o protocolo de manejo de conductas agitadas para evitar una mayor incidencia o problema. Protocolo de actuación ante conductas agitadas Objetivos
Controlar el cuadro de agitación cuando éste se ha presentado en el desarrollo de la actividad
Actuaciones
Mantener la calma en todo momento. Captar la atención del dependiente llamándolo por su nombre y manteniendo en todo momento el contacto ocular. Hablar pausadamente, transmitiendo comprensión y seguridad, y usando frases cortas y palabras sencillas. Acercarse a la persona de frente, reducir el movimiento agitado | presionando suavemente sobre el brazo, pierna o parte del cuerpo donde se manifiesta la agitación. Protegerse de las posibles agresiones y proteger al dependiente retirando objetos peligrosos Disminuir la estimulación ambiental, eliminar ruidos o evitar la presencia de otras personas que pueden aumentar la agitación o contagiarse de ella. Evitar posibles intentos de fuga cerrando vías de escape. Intervenir con un número suficiente de individuos para poder controlar al dependiente.
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Utilizar la distracción como método cuando la persona tiene problemas de memoria, entreteniéndole para que cese la agitación. Si es necesario, administrar medicación para reducir la agitación
Agresividad: Es un caso muy común en personas con enfermedad mental o con demencias. Las razones por las cuales los usuarios pueden presentar comportamientos agresivos pueden ser: •
Reacción de defensa ante una sensación de invasión de su espacio personal, por ejemplo, ayudar a una persona dependiente en la AVD correspondiente a su higiene personal puede provocar este comportamiento negativo, así como vergüenza u otros sentimientos negativos.
•
Sentimientos de incapacidad y frustración al no ser autónomo en la realización de las ABVD (vestirse, comer, desplazarse, etc.).
•
Reacción ante una conducta del cuidador, pues una interpretación errónea por parte del ingresado puede llevar a la conducta agresiva. Por ejemplo, si el profesional sociosanitario sale de la habitación, el dependiente puede pensar que va a ser abandonado.
•
Cambios en el entorno inmediato, puesto que cualqui er cambio en los horarios o en la rutina diaria puede desencadenar respuestas agresivas. El individuo se siente desorientado, desinformado y, por ello, puede mostrar una reacción agresiva.
•
Efectos secundarios de alguna medicación.
Cuando se detecte en el desarrollo de la actividad del centro una conducta agresiva, se pondrá en marcha el protocolo de actuación ante conductas agresivas, semejante al protocolo de actuación ante conductas agitadas, para evitar mayores incidencias o problemas. Protocolo de actuación ante conductas agresivas Objetivos
Controlar las conductas agresivas de los dependientes en el desarrollo de la actividad y evitar las posibles consecuencias negativas de la aparición de ésta.
Actuaciones
Mantener la calma en todo momento,no nos efrentamos a la persona ni gritaremos ni la amenazaremos. Tener cuidado con el contacto físico evitando los movimientos bruscos. Captar la atención del dependiente llamándolo por su nombre y manteniendo en todo momento el contacto ocular. Hablar pausadamente, transmitiendo comprensión y seguridad, y usando frases cortas y palabras sencillas. Acercarse a la persona de frente, informándole de lo que se va a hacer y preguntándole cuál es el problema. Protegerse de las posibles agresiones y proteger al dependiente y a uno
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mismo retirando objetos peligrosos Disminuir la estimulación ambiental, eliminar ruidos o evitar la presencia de otras personas que pueden aumentar la agitación o contagiarse de ella. Evitar posibles intentos de fuga cerrando vías de escape. Intervenir con un número suficiente de individuos para poder controlar al dependiente. Utilizar la distracción como método cuando la persona tiene problemas de memoria, entreteniéndole para que cese la agitación. Buscar loa causa que ha desencadenado la conducta agresiva para eliminarla. Si es necesario, administrar medicación para reducir la agitación
Ideas delirantes y alucinaciones: Las ideas delirantes son creencias o pensamientos falsos y erróneos sobre la realidad y el entorno. Son frecuentes en los trastornos psicóticos como la esquizofrenia, pero también en las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer. Algunas de las ideas delirantes más frecuentes son las ideas delirantes de robo (piensa que las cosas que no encuentra le han sido sustraídas, cuando en realidad lo que ocurre es que no recuerda dónde las dejó), delirios de persecución, de robo de pensamiento, de «fantasma» (convive con personas imaginarias), de celos, etc. Las alucinaciones son percepciones falsas que se producen también en la esquizofrenia y en las fases avanzadas de algunas demencias como el alzhéimer. Las alucinaciones auditivas en forma de voces y las visuales son las más frecuentes. Cuando el profesional de atención sociosanitaria detecte en el desarrollo de la actividad del centro que un sujeto sufre ideas delirantes y alucinaciones, se pondrá en marcha el protocolo de actuación ante ideas delirantes y alucinaciones para evitar mayores incidencias o problemas. Protocolo de actuación ante ideas delirantes y alucinaciones Objetivos
Saber solventar las incidencias que causan los cuadros de alucinaciones o ideas delirantes en los dependientes en el desarrollo de actividades
Actuaciones
Mantener la calma en todo momento, Hablar pausadamente. Identificarse y permanecer en el campo visual del individuo. Hacer que la persona se sienta segura y protegida manteniendo una escucha activa y tratando de demostrar que no está ocurriendo lo que
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él piensa. Nunca discutir con el sujeto que está sufriendo la alucinación ni negarle que lo que ve no es real. Responderle siempre honestamente. Distraerle con otra actividad para que deje de preocuparse por lo que cree haber visto u oído. Ignorar las alucinaciones si éstas no causan problemas para la persona ni í para los que la rodean. Evaluar la realidad de la situación (puede haber zonas con ruidos que pueden malinterpretarse o puede no reconocer su reflejo en un espejo) y modificar el ambiente si es preciso (por ejemplo, quitar el espejo).
Conductas sexuales inapropiadas: personas que padecen una demencia en fases iniciales o algunas personas con discapacidad cognitiva, pueden presentar conductas sexuales inapropiadas. Cuando se detecte alguna incidencia de este tipo durante la realización de las actividades, el profesional de atención sociosanitaria deberá comunicárselo al equipo interdisciplinar utilizando los libros de incidencias habilitados para ello y poniéndolo en conocimiento del personal de enfermería y del psicólogo de la institución con la mayor brevedad para que puedan intervenir. Por último, en el desarrollo de actividades destinadas a las personas dependientes, el profesional de atención sociosanitaria también puede encontrarse con incidencias relacionadas con los recursos materiales. Puede que los recursos existentes se encuentren deteriorados o en mal estado. Por ejemplo, durante la realización del traslado a la cama de un usuario que utiliza silla de ruedas, el profesional de atención sociosanitaria detecta que la grúa de transferencias está rota. Su actuación ante esta incidencia será comprobar la batería, si estuviese descargada, la pondría a cargar, y si no fuese problema de la batería, procedería a anotar la incidencia en el libro de incidencias y a comunicarlo a la persona responsable del servicio (a su supervisor o al personal de mantenimiento). Otra incidencia es detectar que los recursos materiales no se encuentren en el lugar donde debieran estar. Por ejemplo, durante la realización de la higiene de los usuarios, el profesional de atención sociosanitaria detecta que no hay champú en el cuarto de baño del usuario para realizar el lavado de cabeza. En este caso se trataría de un problema de reposición de los recursos materiales derivado de una falta de coordinación de tareas y debería ser comunicado a su supervisora para que lo subsane en el momento y proceda a tomar las medidas oportunas para que la reposición se realice correctamente en lo sucesivo. Otra incidencia que puede suceder es que no existan recursos materiales necesarios para llevar a cabo la actividad. Por ejemplo, a la hora de efectuar el cambio de absorbentes, el profesional de atención sociosanitaria detecta que no hay pañales ni en la habitación ni en los almacenes. En este caso, es un problema de control de stock derivado de una falta de control del producto en los almacenes. Se comunicará a la supervisora para que lo subsane en el momento y proceda a tomar las medidas oportunas para un adecuado control del material de los almacenes en lo sucesivo.
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Actividad: Indica que tienes que hacer al observar que hay un usuario que repetidamente se toca los genitales en presencia de sus compañeros.
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Módulo formativo 1016_2: Apoyo en la organización de intervenciones en el ámbito institucional. Unidad formativa UF 0128: Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones. 2. Organización de actividades en instituciones sociales Objetivos •
Identificar las necesidades específicas de acondicionamiento del entorno • Diseñar la distribución espacial adecuada a la situación. • Identificar los productos de apoyo que requiera aplicar y las verificaciones para su correcto funcionamiento. • Confeccionar el listado de mobiliario e instrumentos de trabajo. • Programar las intervenciones.
Contenidos 2. Organización de actividades en instituciones sociales 2.1. Protocolos de actuación 2.2. Transmisión al usuario de información sobre las actividades. Actividades opcionales, voluntarias y obligatorias 2.3. Manejo de los materiales más comunes para la realización de actividades en instituciones sociales 2.3.1. Materiales fungibles e inventariables 2.3.2. Juegos de mesa 2.3.3. Realización de inventarios y listados 2.4. Revisión del estado de las ayudas técnicas 2.5. Distribución y adecuación de espacios y mobiliario 2.6. Comprobación de las condiciones de seguridad y accesibilidad 2.7. Registro de incidencias
2.1. Protocolos de actuación Los protocolos organizativos son aquellos protocolos de actuación relacionados con aspectos de la vida diaria de los usuarios y de los profesionales que participan en la intervención, pero que no abordan directamente las AVD. Los protocolos organizativos definen actuaciones en temas organizativos (entradas y salidas del centro, organización de excursiones, servicio de peluquería o podología, etc.) y de gestión de materiales (limpieza de sillas de ruedas y otros productos de apoyo, control de la ropa de los usuarios, etc.).
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Como hemos detallado anteriormente, los protocolos de actuación en la organización de actividades son una descripción de la metodología que deberá seguir el profesional de atención sociosanitaria para realizar la actividad concreta que quiera ejecutar. Dichos protocolos habrán sido diseñados por el equipo interdisciplinar y marcarán las pautas de actuación concretas que se realizarán cada vez que se lleve a cabo dicha actividad. Cada protocolo contiene información y pautas sobre los siguientes aspectos: • En qué consiste la actividad y cuál es su objetivo. • Quién la realiza. • Qué recursos materiales son necesarios para ejecutarla. • En qué momentos y lugares se va a realizar. • Qué actuaciones hay que seguir para llevarla a cabo correctamente. • Qué documentación debe rellenar el profesional de atención sociosanitaria respecto a la actividad concreta. A continuación se incluye un ejemplo de protocolo de actuación organizativo. Ejemplo •
Objetivo: organizar la atención de peluquería de la institución.
•
Quién lo realiza: el personal de atención directa, que detectará los usuarios que precisan atención de peluquería (corte de pelo, tinte, etc.) y lo comunicará en el servicio de recepción. Asimismo, el servicio de recepción organizará las citas de peluquería y el peluquero realizará el servicio según el listado proporcionado por el servicio de recepción del centro.
•
Recursos materiales: sala de peluquería con los utensilios la actividad (lava cabezas, secador, tijeras, productos de peluquería, etc.).
•
Actuaciones: cuando el personal de atención directa detecte la necesidad del servicio en un usuario, lo comunicará al servicio de recepción para que incluya al residente en la lista. A continuación, el servicio de recepción dará cita al usuario y se la comunicará al personal de atención directa. El día de la atención de peluquería, el profesional de atención directa acompañará al ingresado. El peluquero realizará el servicio y cumplimentará en el listado las actuaciones que ha llevado a cabo (corte de pelo, tinte, etc). El servicio de recepción pasará la lista con las actuaciones al servicio administrativo para elaborar la facturación.
•
Registro: en este registro se reflejarán los ingresados que asisten al servicio y las atenciones recibidas. Éste será firmado por el peluquero.
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apropiados
para
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Actividad Basándose en el ejemplo anterior del protocolo de peluquería del centro sociosanitario, realice el protocolo que se deberá seguir para controlar la ropa de los residentes en la institución (objetivo, quién lo realiza, recursos materiales, actuaciones y registro).
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2.2.Transmisión al usuario de información sobre las actividades. Actividades opcionales, voluntarias y obligatorias Con objeto de que los usuarios sepan qué actividades van a realizarse en el centroo se utilizarán diversas formas de transmisión de información como, por ejemplo: Carteles adaptados a las características de los residentes que contendrán la información sobre la actividad. Paneles informativos con todas las actividades que se lleven a cabo en el centro. Habrá un horario con las actividades que se realizan a diario en la institución. Dicho horario contendrá información sobre el lugar y la hora en que se llevarán a cabo las actividades, especialmente las siguientes: horarios de comidas, de atención médica y de enfermería, de fisioterapia y de terapia ocupacional. También se expondrá en el panel información sobre los menús diarios existentes en el centro. Se informará, además de estas actividades obligatorias, de otras puntuales o de carácter opcional y voluntario que se efectúen en el centro, como, por ejemplo, actividades de ocio y tiempo libre, excursiones, celebración de cumpleaños o festividades especiales. Comunicación personal al usuario que realizará el profesional de atención sociosanitaria con antelación a la realización de la actividad transmitiéndole toda la información sobre la misma. Repitiéndose esta notificación al usuario en los momentos previos a su ejecución. En líneas generales se utilizará un lenguaje sencillo, de fácil comprensión para el ingresado, con frases breves y simples. Se empleará un lenguaje no verbal con aquellas personas con discapacidades sensoriales: uso de notas, carteles, tableros de comunicación, comunicación mediante sistema braille, etc. Asimismo, se utilizará un tono tranquilo para transmitir al residente información sobre las actividades del centro. Las actividades que se desarrollan en una institución de atención a personas dependientes serán de dos tipos: • Las actividades obligatorias son todas aquéllas relacionadas con las ABVD (alimentación, higiene, vestido, etc.) y su mantenimiento, así como todas las actividades terapéuticas o educativas programadas e incluidas dentro del plan de intervención individual de cada usuario. • Las actividades voluntarias u opcionales son todas las relacionadas con el tiempo libre y de ocio, que deben ser elegidas de manera autónoma y voluntaria por el residente, dentro de sus capacidades de elección. Asimismo, el profesional de atención sociosanitaria llevará a cabo las siguientes actuaciones en relación con las actividades del centro: • Actividades programadas: los usuarios realizarán las AVD y las actividades terapéuticas o educativas programadas (fisioterapia, terapia ocupacional, actividades educativas, etc.) siguiendo los horarios y turnos establecidos en la institución. El profesional de atención sociosanitaria será responsable de la realización, apoyo o supervisión de dichas actividades, así como del acompañamiento y control de la asistencia a las mismas. • Actividades en planta: durante el tiempo que los usuarios no estén realizando ABVD o actividades programadas, el profesional de atención sociosanitaria acompañará a los residentes en las plantas, utilizando esos momentos para la ejecución de actividades de estimulación física y psíquica, paseos y movilizaciones, juegos, etc.
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• Actividades extraordinarias de ocio y tiempo libre: el profesional de atención sociosanitaria animará y motivará a los usuarios destinatarios de la actividad para que asistan a la misma y les acompañará en su realización, participando de manera activa y según las pautas marcadas por el equipo interdisciplinar. Actividad: Indica cuál es tu proceder en la víspera y horas previas para comunicar la actividad de “Actuación de la coral del Club de Jubilados de Berango” en tu residencia. Detalla cómo informas a los usuarios de dicha actividad y en qué momentos.
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2.3. Manejo de los materiales más comunes para la realización de actividades en instituciones sociales El personal de atención sociosanitaria deberá manejar una serie de materiales e instrumentos para efectuar las actividades programadas. Es importante conocer cuáles son estos materiales, cómo utilizarlos y cómo realizar la limpieza de aquéllos que son de su competencia y manejo. Entre estos materiales destacan los materiales fungibles (material que no dura en el tiempo tales como material de curas, pañales, sondas de alimentación, etc.), los inventariables (contenedor de residuos biosanitarios, termómetro, carro de curas, etc.) y los juegos de mesa. Además, es importante que el profesional de atención sociosanitaria elabore diferentes listados e inventarios con el fin de llevar un control exhaustivo del material en la institución.
2.3.1.Materiales fungibles e inventariables Material fungible, aquél que se consume o acaba al ser utilizado Material inventariable o no fungible, el que no se consume con su uso, sino que tiene una vida útil superior en el tiempo. El material fungible que el profesional de atención sociosanitaria tendrá que manejar de manera diaria u ocasional en la institución de atención a personas dependientes es el siguiente: • Material sanitario: en muchas ocasiones, el personal de atención sociosanitaria tendrá que asistir al personal de enfermería colaborando con éste en actividades de carácter sanitario o realizando, por sí mismo y bajo las órdenes del servicio de enfermería, pequeñas intervenciones sanitarias. En dichas intervenciones utilizará diferentes materiales sanitarios fungibles como, por ejemplo, jeringas, agujas para bolígrafos de insulina, hojas de bisturí, material de curas (algodón, vendas, tiritas, esparadrapo, gasas, etc.), guantes desechables, tiras de glucemia y analíticas de orina, elementos de exploración (depresores linguales, conos de otoscopio, etc.), frascos de recogida de orina, etc. • Material para higiene: absorbentes o pañales, guantes desechables, esponjas jabonosas de un solo uso, etc. • Material para alimentación: guantes desechables, baberos de papel, sondas de alimentación, jeringas de alimentación desechables, etc. El material inventariable o no fungible es básicamente el siguiente: • Material sanitario: contenedor de residuos biosanitarios (agujas y objetos punzantes, restos de sangre, etc.), material de curas (tijeras, pinzas, etc.), material para oxigenoterapia (balas de oxígeno y carro de transporte, concentrador de oxígeno, etc.), aspirador de secreciones, autoclave para la esterilización de material, etc. • Material de exploración sanitaria: báscula, aparato manual o electrónico utilizado para tomar la tensión (esfingomanómetro), utensilio empleado para determinar la glucemia (glucómetro), instrumento usado para medir la saturación de oxígeno (pulsioxímetro o saturómetro), termómetro, fonendoscopio, etc.
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• Carro de curas: permite el transporte del material sanitario para la realización de curas. Debe estar siempre limpio y preparado con el material adecuado, siendo su limpieza responsabilidad del profesional de atención sociosanitaria, por lo que tiene que conocerlo a fondo. El carro de curas es un material no fungible que ha de contener, como mínimo, y según las pautas marcadas por el personal de enfermería: material estéril (curas, guantes y antisépticos), vendas, gasas y esparadrapo, jeringas y agujas. Además, contará con un saco o bolsa para desechos y un pequeño contenedor para depositar los residuos biosanitarios. Este carro tendrá que guardarse siempre que no se utilice y no debe quedar bajo ningún concepto sin supervisión del personal de enfermería o de atención sociosanitaria. • Carro de lencería: posibilita el transporte de material de lencería e higiene desde los almacenes a las habitaciones de los usuarios. Normalmente el carro se repone cada noche o al finalizar cada turno (en función de la organización del centro) para que el personal de atención directa pueda disponer en todo momento del material necesario para los cambios de sábanas, toallas y material de higiene de los ingresados. Su limpieza es responsabilidad del personal de atención sociosanitaria. • Carro de comidas: permite el transporte de los alimentos a los comedores de planta y habitaciones. Será preparado por el personal de cocina y será el personal de atención sociosanitaria el que lo utilizará para transportar las comidas, así como el que volverá a llevarlo a la cocina tras haber recogido los platos, vasos y otros útiles de alimentación de las habitaciones y comedores. • Material para la higiene de los usuarios: los materiales higiénicos no fungibles empleados son palanganas, toallas, jeringas para limpieza de oídos o boca, sillas de ducha y bañeras portátiles. • Ropa de los usuarios: si bien no es un material de trabajo en sí mismo, es algo que los profesionales de atención sociosanitaria van a cuidar y vigilar cada día y es su responsabilidad que esté en buen estado; además, es un punto controvertido en los centros, pues es común que se extravíen algunas prendas (bien porque quedan en lavandería o bien porque se colocan en un armario incorrecto), y esto causa malestar en los usuarios y familiares. La ropa de los ingresados estará marcada correctamente para que no haya problemas de extravío. Será responsabilidad del profesional de atención sociosanitaria llevar la ropa sucia a la lavandería y colocar la ropa limpia en las mesillas y armarios. El personal de atención sociosanitaria será el responsable de mantener en perfecto estado y orden la ropa de los armarios y mesillas correspondientes, y realizará una revisión semanal. Si se detecta la omisión o deterioro en el marcado de ropa, se comunicará a la supervisora. • Sujeciones mecánicas: son sistemas de contención mecanica que restringen los movimientos de los usuarios o el acceso a alguna parte de su cuerpo para evitar situaciones de riesgo para sí mismos o para los demás. Deben ser usadas con precaución y bajo supervisión y autorización médica porque son medidas con gran cantidad de repercusiones negativas para el dependiente (pérdida de dignidad, autoestima y autonomía). Algunos tipos de sujeciones mecánicas son los cinturones para silla y cama, o los chalecos para sillas. La colocación de las sujeciones mecánicas es una tarea propia del personal de atención sociosanitaria. Así, por ejemplo, al acostar a un usuario que tiene pautada una sujeción mecánica en cama, el personal de atención sociosanitaria tendrá especial cuidado en poner
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correctamente dicha sujeción, colocando las barandillas para garantizar que el ingresado no corra riesgos durante su descanso. Con personas que tienen pautadas sujeciones en sillas de ruedas, se procurará quitar dichas sujeciones cuando el personal de atención sociosanitaria esté presente para vigilarlas. • Productos de apoyo: son todos aquellos instrumentos o herramientas facilitadores de la autonomía del residente. Estos productos abarcan todos los campos (cognitivo, sensorial y motor) y todas las edades. Los tipos de productos de apoyo más importantes que podemos encontrar en la institución de atención a personas dependientes, así como los materiales de uso habitual empleados se recogen en la siguiente tabla:
Productos de apoyo
Materiales inventariables más comunes
Para la alimentación
Platos y vasos adaptados, y cubiertos con mangos engrosados.
Para el aseo y la higiene Esponjas con mango largo, lavacabezas ergonómicos, así personal como asientos de bañera que previenen las caídas en el baño y facilitan las transferencias. Para el vestido
Abotonadores, calzadores, herramientas para colocarse las medias y calcetines, y cordones especiales.
Apoyo para los desplazamientos: sillas de ruedas, andadores, bastones y pasamanos.
Para la movilidad Para la comunicación
Apoyo para las transferencias: grúas, arneses, cambiapañales, sillones y camas especiales articuladas que permiten una postura adecuada y facilitan la realización de cambios posturales. Agarrador de lapicero, comunicador portátil y tableros de comunicación.
Para personas con deficiencias Tiflotecnología, bastones para la orientación y visuales movilidad, programas conversores de texto en voz, programas de amplificación de texto en el ordenador, lupas y relojes parlantes. Para el ocio y el tiempo libre
Barajador automático, cartas con números grandes, pinzas alargadoras para alcanzar objetos a gran altura, etc.
Los productos de apoyo están directamente relacionados con las necesidades de los usuarios y se pueden adaptar a cada deficiencia que se pueda encontrar. Es función del profesional de atención sociosanitaria realizar la limpieza de los materiales con los que trabaja directamente y colaborar en la limpieza con el personal de enfermería del material sanitario. La limpieza, desinfección y esterilización del material e instrumental sanitario de carácter reutilizable con el que se trabaja en la institución de atención a dependientes, es imprescindible para evitar el riesgo de transmisión de enfermedades e infecciones. Normalmente será el personal de enfermería del centro el encargado de proceder a la limpieza, desinfección y esterilización del material sanitario reutilizable. Asimismo, existen tareas de limpieza del material del centro de atención sociosanitaria que son propias del personal de atención directa como, por ejemplo, la limpieza del carro de curas. Actividad: Haz una lista con los productos de apoyo que utilizas en tu centro
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2.3.2.Juegos de mesa En las instituciones de atención a personas dependientes es común el uso de los juegos de mesa (cartas, juegos de fichas, encajables, puzles, bingo, dominó, etc.). Este tipo de juegos se utilizan con una triple finalidad: recreativa (ocupación del tiempo libre y de ocio), social (fomento de las relaciones sociales) y terapéutica (entrenamiento de habilidades y funciones cognitivas: cálculo, memoria, lenguaje, etc.). Para lograr estos objetivos, es importante que los juegos que se empleen estén adaptados a los usuarios a los que están destinados. Es fundamental, como en todos los materiales que se manejen en la institución, que su diseño sea universal y que todos los residentes puedan utilizarlos, es decir, que sean accesibles a todos aquéllos que quieran hacer uso de ellos. El Instituto Tecnológico del Juguete (AIJU) ha desarrollado diferentes estudios sobre la adaptación de los juegos y juguetes a personas mayores y a individuos con discapacidad. Estas son algunas de las adaptaciones y recomendaciones para el diseño de este tipo de juegos: •
Evitar materiales deslizantes que dificulten el agarre, utilizando otros de tipo no pulido que faciliten el reconocimiento táctil.
•
Incluir avisadores de tiempo sonoros que permitan adaptar la velocidad de respuesta a las preferencias de los diferentes grupos de jugadores.
•
Incorporar control de volumen en los juegos sonoros para facilitar la escucha de los mensajes emitidos por la estructura.
•
Evitar el uso de idiomas o vocabulario no conocidos por los jugadores potenciales.
•
Utilizar colores saturados que faciliten el reconocimiento y distinción de las gamas cromáticas utilizadas en los diferentes componentes.
•
No incluir fichas planas y pequeñas que dificulten el agarre. Se recomienda utilizar fichas con forma de pivote, pues cogerlas resulta mucho más sencillo.
•
Simplificar los textos de las instrucciones, los gráficos y tablas que las acompañan, garantizando una lectura fácil y comprensiva.
•
Utilizar letras y números de tamaño y contraste adecuado.
•
Garantizar espacios suficientes para una escritura cómoda en caso de incluir libretas para notas que deban usarse durante el juego.
•
Evitar diseños que demanden una amplia movilidad articular.
En el caso de una persona, por ejemplo, con un déficit visual, siguiendo las indicaciones de AIJU, se debería incorporar al juego de mesa sonidos, relieves o texturas que sustituyan o acompañen al estímulo visual, así como dotar de relieve al tablero y colocar en las fichas algún sistema de sujeción (por ejemplo, velero) con el fin de que no se desplacen involuntariamente. Así, se podría, en este caso, utilizar barajas gigantes (iguales que las normales, pero de un tamaño considerablemente superior) o tableros perforados (permiten colocar las fichas sin que éstas se muevan de manera involuntaria). Actividad: Realiza un listado con los juegos de mesa que se utilizan en tu residencia y si se hace con ellos alguna adaptación.
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2.3.3. Realización de inventarios y listados Entre las funciones del profesional de atención sociosanitaria en la institución de atención a personas dependientes está la elaboración de inventarios y listados del material con el que trabaja. Un inventario consiste en un recuento de todas las existencias que una organización tiene. Los inventarios y el control de material en la institución pueden realizarse en papel o utilizando los programas informáticas de los que disponga la institución. El profesional de atención sociosanitaria tendrá en cuenta el control de los siguientes inventarios: Inventario de prendas y enseres personales: la supervisora y, en su defecto, el profesional de atención sociosanitaria encargado en el momento del ingreso del dependiente, realizará una primera revisión del marcado de la ropa, procediendo a informar al usuario o a su familia en caso de que no sea correcto, y realizando las actuaciones oportunas para que la ropa esté debidamente marcada. Para ello, el personal de atención sociosanitaria recogerá la ropa del ingresado y comprobará que toda ella viene debidamente marcada con el sistema indicado antes del ingreso (número o nombre del usuario), bordado en hilo y sobre hiladillo, incluida la ropa que lleva puesta en ese momento. Si la ropa no está debidamente marcada, se devolverá a la familia para que ésta lleve a cabo el mareaje o se entregará al servicio de lavandería en una bolsa con el nombre del residente para que proceda al mareaje (en función de la petición de la familia). Asimismo, se recibirá y comprobará la cantidad aportada, cumplimentado el inventario de prendas y elementos personales, debiendo aparecer al pie de la hoja la firma del profesional de atención sociosanitaria y del familiar o del usuario. El modelo se entregará a la supervisora, quien lo guardará en el expediente del ingresado. Posteriormente, el profesional de atención sociosanitaria procederá a la colocación de prendas y enseres en el armario y mesillas del usuario.
INVENTARIO DE PRENDAS Y ENSERES PERSONALES Nombre del usuario: Fecha
Entrada
Salida
Saldo
Fecha
Entrada
Salida
Saldo
ABRIGO/ CAZADORA
ALBORNOZ/ BATÍN
BOTAS
BUFANDA
CALCETINES
CALZONCILLO BRAGA
CAMISAS/ BLUSAS
PRENDA
I." entrada
N.° de N.° de habitación: ropa asig' nado:
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Especificar tejidos, colores, estampados, etc.
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CAMISETAS
CHALECOS
CHANDAL
CHAQUETA
CINTURONES
GAFAS
GORRAS SOMBREROS
PANTALONES/ FALDAS
PIJAMAS
SUÉTER/JERSEY
TRAJE
ZAPATILLAS/ ZAPATOS
DENTADURA
AUDÍFONO
SILLA DE RUEDAS
ANDADOR
BASTÓN
Hoja de control de prendas (baja/necesidad): cuando el profesional de atención sociosanitaria o de lavandería detecte que hay deterioro en las prendas del residente, cumplimentará la hoja de control de prendas y determinará las necesidades de reposición de ropa mediante el cotejo con el inventario de prendas y enseres personales existentes. Este registro también se le entregará a la supervisora, quien lo dará de baja en el inventario. La ropa deteriorada, sea cual fuere su estado, nunca se tirará a la basura. Ésta se introducirá en una bolsa de plástico, junto con la copia de la hoja de control de prendas, y se colocará en la parte superior del armario del usuario. Esta bolsa se le entregará a la familia del residente cuando vengan a visitarlo. La ropa no identificada de los ingresados se entregará a la supervisora, quien la almacenará y la mostrará a los familiares en sus visitas al centro. Hoja de control de entrada y salida de almacenes: en este inventario el personal de atención sociosanitaria deberá anotar la salida y entrada de material del almacén como, por ejemplo, material de lencería, cajas de pañales o material de higiene. Se ubicará en los almacenes a los que este personal tenga acceso (en algunos centros es la supervisora del personal de atención directa quien se
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encarga de retirar las cosas del almacén). Será de obligado cumplimiento reflejar el material que se ha sacado del almacén para facilitar el control del mismo y evitar el desabastecimiento.
Entrada y salida de almacenes Fecha Material
Entrada
Salida
Total
Observaciones
Hoja de pedidos: se utilizará este registro para solicitar material a la supervisora. Cuando el personal de atención directa detecte que falta material de algún tipo o que el existente está a punto de agotarse, deberá cumplimentar una hoja de pedidos, que variará según la institución, indicando el material que hay que reponer, la cantidad existente en el momento y una estimación de la necesidad de dicho material. En segundo lugar, los listados que tendrá que realizar el personal del centro serán los siguientes: • Listado de usuarios con cambios posturales pautados: será elaborado por el personal de enfermería e incluirá a todos los dependientes que precisan de cambios posturales, las horas a las que se realizarán y la secuencia de los mismos. • Listado de baños y duchas programados: será confeccionado por el supervisor del personal de atención directa e incluirá a los usuarios que tienen duchas o aseos programados y los días en que habrá que realizar dicho servicio. • Listado de siestas pautadas: será elaborado por el personal de enfermería e incluirá a todos aquellos ingresados a los que es preciso acostar para la siesta, cuántas horas y el horario en el que hay que acostar y levantar al residente. • Listado de paseos programados: será confeccionado por el personal de fisioterapia en función de las necesidades de movilización de los usuarios y aporta las pautas para realizar los paseos a los residentes que precisan de los mismos. Este listado incluirá a los usuarios que deben pasear, cómo y cuántas veces se realizarán dichos paseos, si se evitarán escaleras, etc. • Listado de usuarios incluidos en programas de terapia ocupacional, fisioterapia y psicología: este listado será proporcionado al personal de atención sociosanitaria por cada uno de los profesionales del centro e incluirá los horarios en que cada ingresado deberá acudir a alguna de las actividades terapéuticas programadas. • Listado de usuarios para actividades extraordinarias: será proporcionado por el trabajador social, el terapeuta ocupacional o el técnico en animación sociosanitaria. Este listado será realizado para cada actividad que se efectúe en el centro o fuera de él, de modo que el personal de atención sociosanitaria sepa a qué residentes debe preparar y acompañar a la actividad. • Listado de productos de apoyo: contendrá los productos de apoyo que existen en el centro y todos aquéllos aportados y utilizados por los usuarios para su control y limpieza.
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Listado de productos de apoyo Nombre del usuario
Productos de Propios‐Del centro apoyo
Fecha de entrada
Fecha de salida
• Listado de dietas y control de dietas diarias: contendrá las dietas alimenticias de cada usuario y será elaborado por el personal de enfermería. El control de dietas diarias será elaborado diariamente y entregado con antelación suficiente al personal de cocina para la preparación de los menús. En la siguiente tabla se incluye un ejemplo de listado de control de dietas diarias en el que se puede ver cuántas dietas diarias y de qué tipo habría que preparar en una institución en la que hubiera, por ejemplo, dos turnos de comida. •
Fecha
Número de dietas diarias l.er turno
2° turno
Total
Sonda
Gástrica
1 500 cal
Normal Consistencia normal Diabética Consistencia normal
Blanda Fácil masticación Total dietas
2.4. Revisión del estado de las ayudas técnicas La Norma ISO 9999:2007. Productos de apoyo para personas con discapacidad. Clasificación y terminología, publicada por AENOR en 2007 sustituye el antiguo término de «ayudas técnicas» por el de «productos de apoyo». De esta forma, la definición de «productos de apoyo» en la actualidad es la siguiente: «cualquier producto (incluyendo dispositivos, equipo, instrumentos, tecnología y software) fabricado especialmente o generalmente disponible en el mercado, para prevenir, controlar, mitigar o neutralizar deficiencias, limitaciones en la actividad y restricciones en la participación».
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Como hemos detallado en el epígrafe 2.3.1, existen diferentes productos de apoyo que podemos encontrar en una institución de atención a personas dependientes como, por ejemplo, de alimentación, de aseo e higiene personal, de vestido, etc. Aunque es tarea del terapeuta ocupacional conocer los diferentes tipos de productos de apoyo y establecer cuáles son los indicados o recomendados para esos usuarios, el profesional de atención sociosanitaria debe conocerlos y saber manejarlos, puesto que es función suya la revisión del estado y la limpieza de los productos de apoyo utilizados por los ingresados. Siguiendo las pautas marcadas por los protocolos de limpieza de productos de apoyo existentes en el centro, el personal de atención sociosanitaria revisará el estado de los productos de apoyo. Para ello realizará las siguientes acciones: • Comprobará que el producto de apoyo se encuentra en perfectas condiciones para su uso (tornillos ajustados, pilas o baterías cargadas, etc.). • Revisará que el producto de apoyo esté correctamente marcado con los datos del usuario o del centro para evitar pérdidas o extravíos en posibles salidas al exterior. • Realizará la limpieza periódica marcada en el protocolo y reflejará dicha limpieza en los registros habilitados para ello.
2.5.Distribución y adecuación de espacios y mobiliario La distribución arquitectónica de los espacios en una institución de atención a personas dependientes debe perseguir la accesibilidad universal, así como la fluidez de circulación y comunicación para que se garantice la seguridad y el desenvolvimiento máximo del usuario. Para ello, hay que cumplir con toda la normativa vigente en materia de accesibilidad universal, que es definida en el capítulo 1, artículo 2.c, de la Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad, como «la condición que deben cumplir los entornos, procesos, bienes, productos y servicios, así como los objetos o instrumentos, herramientas y dispositivos, para ser comprensibles, utilizables y practicables por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible». También es importante cumplir con el Real decreto 556/1989, de 19 de mayo, por el que se arbitran las medidas mínimas sobre accesibilidad en los edificios, el cual establece unas exigencias para la accesibilidad y desplazamientos en los edificios, así como el Real decreto 505/2007, de 20 de abril, por el que se aprueban las condiciones básicas de accesibilidad y no discriminación de las personas con discapacidad para el acceso y utilización de los espacios públicos urbanizados y edificaciones. Además de estas normas de carácter estatal, las comunidades autónomas tienen competencia exclusiva en materia de servicios sociales y accesibilidad. Cada comunidad autónoma ha desarrollado su propio marco legal, en el que se establecen normas y criterios básicos de accesibilidad integral, supresión de barreras y se desarrollan los instrumentos y medios materiales necesarios para su realización. También será preciso, además de cumplir la normativa vigente, crear una organización espacial adecuada al funcionamiento de los distintos espacios destinados a usos concretos, no sólo de cara a los usuarios sino también al desarrollo del trabajo del personal, de manera que se facilite la labor profesional de atención a los residentes. Esta organización de los espacios debe garantizar:
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•
La intimidad de los ingresados.
•
La integración social y las relaciones sociales.
•
La orientación personal, temporal y espacial de los usuarios.
•
La accesibilidad y la posibilidad de manejo en el entorno.
• La personalización de los espacios privados y la adaptabilidad a las características personales de cada residente. •
El control y supervisión de los usuarios por parte del profesional de atención sociosanitaria.
Las áreas con las que contará una institución de este tipo serán: área residencial, área de atención especializada, área de dirección y administración, área de servicios generales. A continuación describiremos las dos primeras, que son las que utilizará el usuario y en las que el profesional de atención sociosanitaria realizará su trabajo. Respecto al área residencial, el Real decreto 556/1989 marca las medidas mínimas sobre accesibilidad en los edificios, aunque cada comunidad autónoma ha elaborado su propia legislación y normativa en materia de accesibilidad y supresión de barreras. Basándonos en este real decreto, el área residencial tendrá las siguientes características arquitectónicas para la accesibilidad integral de todos los ingresados: • Pasillos: tendrán un ancho mínimo de 90 cm, se recomienda 120 cm que es la anchura que permite el cruce de dos sillas de ruedas o camillas. Contará con pasamanos en todas las zonas de tránsito de usuarios a una altura de 95cm. • Rampas: con pavimento antideslizante. La pendiente de la rampa vendrá determinada por la longitud de la misma, siendo de un máximo del 8 %, salvo en tramos de longitud inferior a 1 000 cm (hasta 10 % de pendiente) o en tramos de longitud inferior a 300 cm (hasta 12 % de pendiente). • Puertas: las puertas tendrán una anchura mínima de paso de 80 cm. Las de la entrada alcanzarán los 1,50cm, no son admisibles puertas giratorias. Los tiradores serán de presión o de palanca, no se admiten los pomos y estarán situados a una altura no superior a 100 cm. Las puertas de los aseos abrirán hacia fuera o serán correderas. Los sistemas de cierre interior tendrán un mecanismo de apertura desde el exterior para casos de emergencia. • Ascensor: si hay más de una planta, se contará con al menos un ascensor con dimensiones mínimas de 120 cm de fondo por 90 cm de ancho. Las puertas serán automáticas con un ancho libre mínimo de 80 cm y se recomienda que tengan sistemas de retardo de la apertura. • Salas de estar y de actividades ocupacionales: dispondrán de una superficie suficiente para el desarrollo de las actividades, recomendándose un mínimo de 21 m2 útiles. • Comedor: contará con unas dimensiones mínimas de 1,3 m2 por plaza y la distribución del mobiliario permitirá el acceso y circulación fluida de todos los usuarios. Las mesas permitirán el uso de personas en silla de ruedas, teniendo una altura mínima de 70 cm. • Dormitorios: deben estar adaptados a las necesidades de los ingresados para resultar accesibles. Serán individuales o dobles, recomendándose una superficie mínima de 8 m2 en los individuales y 12 m2 en los dobles. Las camas serán de un mínimo de 90 cm de ancho con una altura mínima de 45 cm para que la transferencia sea más fácil, siendo articuladas para personas con reducida movilidad o que utilicen silla de ruedas. Cada dependiente tendrá un armario individual. Existirá un sistema de alarma conectado a un puesto permanente de control, que permitirá la identificación en el control permanente del lugar desde donde ha sido activada la llamada.
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Asimismo, todos los dormitorios destinados a residentes asistidos estarán dotados de teléfono con salida al exterior para facilitar la comunicación. • Cuartos de baño: Tendrán una superficie mínima que permita realizar un círculo de 150 cm de diámetro, los lavabos no tendrán pedestal, y se contará con barras de apoyo. La ducha no tendrá resaltes y todo el suelo será antideslizante tanto en seco como mojado, y los grifos se accionarán mediante sistemas de presión o palanca. El inodoro estará colocado a 45 o 50 cm de altura para facilitar la transferencia desde silla de ruedas, contando con barras de apoyo, siendo la del lado de acceso abatible. Los cuartos de baño dispondrán de un sistema de alarma conectado a un puesto permanente de control. Se contará con al menos un baño apto para camillas. En el área de atención especializada se ubica el resto de espacios destinados al uso de los residentes en el centro de atención sociosanitaria, y en ella se llevarán a cabo los servicios, tratamientos y actividades destinados a los ingresados. Según el número de plazas de la institución, se contará con las siguientes áreas de atención especializada: área de servicios sanitarios y área de rehabilitación. Por un lado, el área de servicios sanitarios contará al menos con un despacho de atención sanitaria y una zona de enfermería con camas para residentes que precisen de una atención más directa por una agudización de su enfermedad. Por otro lado, se contará con un área de rehabilitación cuando el número de plazas y las características de los usuarios lo requieran. Ésta será un espacio específico para la rehabilitación, equipado con todas las herramientas y aparatos necesarios para los tratamientos de fisioterapia. En cuanto al mobiliario de una institución para personas dependientes, éste deberá estar adaptado a las necesidades de las personas usuarias y deberá poseer las características que garanticen su seguridad para realizar una vida lo más normalizada posible, reduciendo los factores de riesgo o el aislamiento y aportando bienestar, con apariencia similar a la de una vivienda corriente. Es el factor ambiental más fácil de modificar. En general se deben tener en cuenta los siguientes aspectos: • En las zonas comunes se tratará de dar una apariencia de ambiente hogareño. Se pueden colocar, por ejemplo, cuadros y elementos decorativos que ayuden a dar esa apariencia. • El mobiliario será fijo y estable, de líneas sencillas, de bordes redondeados, superficies mates y color contrastado. • El mobiliario se dispondrá de manera que favorezca la movilidad de los usuarios. A las mesas se podrán aproximar frontalmente personas en sillas de ruedas. •
Se evitarán accesorios y adornos que puedan ser frágiles o peligrosos.
• Se tendrán en cuenta las características higiénicas de los materiales de acabado de las dependencias (pinturas lavables) y de los muebles (tapicerías, acolchados lavables e ignífugos). Es aconsejable que todos los sillones y sillas estén provistos de tapicería o fundas lavables, y que estén confeccionados con materiales resistentes al fuego. Otro factor importante del entorno son los elementos de señalización. Las señales y los carteles informativos proporcionan información sobre el interior del edificio, la ubicación de determinados lugares, la existencia de peligros, las normas de seguridad, las celebraciones de actividades, etc. Su objetivo es facilitar al residente la orientación dentro del edificio para poder desenvolverse dentro del mismo de la
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manera más autónoma posible. Para el correcto diseño y ubicación de las señales y carteles han de tenerse en cuenta además de las las características de los usuarios de la institución los siguientes elementos: • Ubicación de los carteles y señales: en lugares de fácil localización y a una altura adecuada para que todos los ingresados puedan verlos. Entre 145 y 175 cm, centrado a 160 cm. La información debe poder ser leída a corta distancia. Los planos del edificio se situarán en la recepción, cerca de la puerta de entrada. • Modalidad del mensaje: la información relevante se presentará de forma visual y acústica, y en los casos necesarios de forma táctil (sistema braille). • Información: será clara y comprensible (frases breves y simples), y se utilizarán para los caracteres colores que contrasten con el de fondo (por ejemplo, caracteres blancos en fondo azul oscuro). • Elementos de señalización de los materiales: es preciso, dadas las características de algunos usuarios, señalizar la ubicación y descripción de algunos de los materiales que se utilizarán en el centro. Con ello, lograremos no sólo tenerlos ordenados, sino también que los dependientes puedan identificarlos con facilidad. Existe una amplia gama de tipos de señalización en función de los residentes y debemos buscar la que sea más adecuada para ellos. Algunos tipos serán: rótulos con el nombre de los objetos que contiene una caja, rótulos con dibujos de los objetos que contiene una caja (pictogramas), cajas de diferentes colores para almacenar diferentes objetos, etc. Es fundamental adaptar la señalización a cada usuario o grupo de usuarios
2.6.Comprobación de las condiciones de seguridad y accesibilidad El diseño espacial y la distribución del mobiliario de la institución de atención a la dependencia deben ser realizados siempre teniendo en cuenta que de ellos dependerá el desarrollo de las AVD y la autonomía personal de los residentes. Dado que el diseño arquitectónico no es algo modificable por los profesionales que trabajan en la institución, se actuará en la medida posible sobre la utilización adecuada de los espacios y la distribución lógica del mobiliario para conseguir una mayor autonomía física, seguridad psíquica y física, llevando a cabo adaptaciones de los espacios. Para conseguir una mayor autonomía física de los usuarios los suelos no serán deslizantes, se colocarán pasamanos a las alturas adecuadas, se dotará de productos de apoyo a aseos y baños (barras de apoyo), etc. Los espacios atenúan las discapacidades sensoriales. Por ello, se distribuirá el mobiliario para evitar efectos de eco o dificultades de comunicación, los sistemas de megafonía y alarma tendrán una potencia adecuada a las necesidades de los usuarios, y la iluminación será adecuada para facilitar una visión correcta. Para lograr una mayor seguridad psíquica en los ingresados los espacios estarán bien definidos y serán identificables para evitar la desorientación espacial. De este modo, se utilizarán materiales, texturas y colores diferenciados. Además, se emplearán señales de indicación, símbolos representativos del uso de las estancias, fotografías de los dependientes en las puertas de las habitaciones, etc., que permitan una fácil identificación. Se evitará efectuar cambios bruscos en el ambiente para evitar la desorientación y se colocarán relojes y calendarios de gran tamaño para favorecer la orientación temporal.
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Asimismo, con el fin de conseguir una mayor seguridad psíquica se mantendrá el contacto con el exterior, haciendo uso de las zonas de jardines o terrazas, y se evitará los enrejados en ventanas, utilizando otras medidas de seguridad como cierres desmontables o acristalamientos de seguridad. Los espacios y su empleo permiten la privacidad e intimidad, pero también favorecen las relaciones sociales y la vida en comunidad. Se habilitarán salones grandes, aunque también otros pequeños para grupos reducidos. Cuando se ubique a los usuarios en las zonas comunes, se les colocará de manera que se facilite el contacto visual y verbal, por ejemplo en círculo. Para conseguir una mayor seguridad física en los residentes, se asegurará y comprobará que no existe riesgo de caídas por la distribución del mobiliario. Se utilizarán organizaciones espaciales diáfanas y libres de elementos decorativos que supongan un obstáculo para el desplazamiento, se evitará la colocación de alfombras y cables que crucen las estancias, así como elementos o personas en sillas de ruedas en las zonas de paso del centro. Se usarán productos de limpieza antideslizantes. La iluminación será suficiente, y se evitarán las zonas oscuras, así como los contrastes y las sombras. Se taparán los elementos de calefacción con cubrerradiadores para evitar quemaduras. Con el fin de mantener unas condiciones de seguridad óptimas para los residentes, también se controlará la medicación; así, se comprobará que los usuarios toman correctamente la medicación, no dejando nunca ésta sobre las mesas o al alcance de ningún ingresado. Además, se controlará el material, sobre todo el de limpieza, prestando especial cuidado a los productos líquidos para evitar ingestas accidentales. El material para la alimentación también será controlado, no se dejarán cuchillos al alcance de los residentes y se utilizará vajilla de materiales irrompibles (por ejemplo, el policarbonato). Asimismo, la supervisión en sala de los usuarios es importante. Los residentes que permanezcan en estas salas estarán siempre vigilados por el profesional de atención sociosanitaria. Además, el profesional de atención sociosanitaria acompañará a los usuarios que requieran supervisión a las diferentes salas donde tengan que realizar alguna actividad. Se vigilará especialmente a los ingresados con riesgo de fuga o deambulación errante. Es importante también la supervisión nocturna, en la que se realizarán rondas de vigilancia para garantizar que ningún dependiente sale de su habitación o está en situación de riesgo dentro de la misma. Las adaptaciones del entorno deben ser realizadas para favorecer la accesibilidad y seguridad de los usuarios, pero también tienen que ser entornos seguros para los profesionales que trabajan en la institución. En este sentido será preciso cumplir con la normativa de prevención de riesgos laborales. En el artículo 14 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de prevención de riesgos laborales, se especifica que todos los trabajadores tendrán derecho a una protección eficaz en las materias de seguridad y salud en su trabajo. Además, los trabajadores tendrán que ser formados e informados sobre los riesgos de su puesto laboral y medidas de prevención para evitarlos. Según la obra Prevención de riesgos en residencias de la tercera edad (1995), los principales riesgos relacionados con el entorno para el puesto de trabajo del profesional de atención sociosanitaria en una institución de atención a personas mayores y, por similitud física y espacial, en cualquier centro de atención a personas dependientes, son los siguientes:
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• Riesgo de caídas: pueden ser caídas al mismo nivel (por suelos resbaladizos o presencia de obstáculos en las zonas de paseo), a distinto nivel (desde escaleras fijas o de servicio) o caídas de objetos en manipulación sobre las zonas del cuerpo del trabajador. • Riesgo de choque contra objetos inmóviles: por ejemplo contra el mobiliario del centro (cajones abiertos, mesitas, etc.). • Riesgo de sobreesfuerzos musculares: éste puede producirse cuando el profesional sociosanitario lleva a cabo la movilización de los usuarios. • Riesgo de cortes o pinchazos: este tipo de riesgo puede ocasionarse con útiles y material sanitario o de preparación de la comida o limpieza (cuchillos, tijeras, agujas, etc.). • Riesgo de electrocución: éste se puede producir por el manejo de material de trabajo como, por ejemplo, grúas eléctricas, maquinillas de afeitar, etc. • Riesgos biológicos por infecciones transmitidas por sangre o fluidos corporales: hay que prestar especial atención al riesgo de infección a causa de enfermedades que los usuarios pueden transmitir al personal durante su higiene. • Riesgo de incendios: este tipo de riesgo puede ocasionarse por contactos eléctricos, cigarrillos mal apagados, etc. Además de los riesgos relacionados con el entorno existen otros de carácter psicosocial como son el riesgo de estrés, de agresiones por parte de los usuarios, los derivados del trabajo a turnos o en turnos inadecuados, etc. El personal de atención sociosanitaria debe conocer estos riesgos, siendo informado por la empresa, y además tiene que saber cómo prevenirlos. Las medidas preventivas básicas serán las siguientes: •
Se utilizará calzado adecuado, evitando los zuecos. Se respetarán las vías de circulación y se mantendrán las zonas de paso en perfecto estado de uso y sin mobiliario que obstaculice el paso y las salidas.
•
Se mantendrán los cajones cerrados y se organizará el mobiliario de manera que permita un fácil acceso a los lugares, sin riesgo a golpearse.
•
Se harán descansos periódicos.
•
Se manipularán las cargas de forma adecuada, realizando la movilización entre varias personas cuando sea necesario, y se transportarán las cargas con ayuda de medios auxiliares (grúas de movilización).
•
Se mantendrá el lugar de trabajo limpio y ordenado, se guardarán los útiles después de uso y se desecharán las agujas depositándolas en los contenedores siempre después de su utilización.
•
Nunca se usarán los equipos con las manos húmedas o mojadas, se evitará limpiar con líquidos cualquier equipo conectado a la corriente y se evitarán salpicaduras. Se desconectarán los aparatos eléctricos si no van a usarse durante periodos largos de tiempo. Se comunicarán las averías de los equipos eléctricos al personal responsable y se desenchufarán.
•
Se emplearán de manera rutinaria las medidas de protección adecuadas para evitar el contacto de piel y mucosas con sangre o fluidos corporales; por ejemplo guantes, que serán desechados después de cada contacto. Se usarán mascarillas cuando pueda existir riesgo de contagio. El personal se acogerá a campañas de inmunización, como en el caso de vacunación frente a la gripe.
•
Se evitará almacenar materiales combustibles cerca de fuentes de calor, se mantendrá el lugar de trabajo ordenado y limpio, se respetarán las prohibiciones de fumar y al entrar en las áreas donde esté prohibido se apagarán las colillas en ceniceros, no en cualquier parte. Se vigilará a los usuarios fumadores para evitar que lo hagan en zonas prohibidas. Se conocerá la señalización, vías de salida y la localización de pulsadores de alarma y extintores cercanos. No se obstaculizarán los recorridos ni las salidas de emergencia.
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Además, existirá en el centro un plan de emergencias sobre el que el personal deberá estar informado y debidamente formado, que contendrá un plan de actuación ante emergencias, un plan de actuación ante incendios y un plan de evacuación. Actividad: revisa el plan de emergencias de tu centro.
2.7. Registro de incidencias Periódicamente el personal de atención sociosanitaria llevará a cabo una inspección de las instalaciones siguiendo las pautas marcadas por su supervisora. En dicha inspección anotará el estado de las estancias y del mobiliario. Es de gran relevancia que el profesional de atención sociosanitaria preste atención a las posibles incidencias o alteraciones en los enseres, mobiliario u otros objetos, puesto que pueden ser causa de un potencial riesgo para los residentes y de esta formas se pueden prevenir posibles accidentes. Para el control de dichas incidencias, se pondrá a su disposición una serie de registros para anotar aquéllas que detecte en su labor cotidiana y en las inspecciones periódicas que le marque la supervisora. Así, por ejemplo, puede existir un registro de revisión de habitaciones según el cual el profesional de atención sociosanitaria revisará dichas estancias al completo, poniendo especial atención a los armarios y mesillas, comprobando que no contienen alimentos, medicamentos u objetos potencialmente peligrosos (cuchillas de afeitar, navajas, cortaúñas, tijeras, etc.). También se anotará en este registro los posibles desperfectos en el mobiliario (sillones sucios, cortinas mal sujetas, etc.) para que sean conocidos por el personal encargado de subsanar dichas deficiencias. Fecha
Elemento inspeccionado Resultado Observaciones
Estado de armario
Habitación
Estado de mesillas
N.°
Mobiliario
Partes de avería
Iluminación
N.° Solucionado Cortinas
Lencería
Cristales
Lavabo
Inodoro
Grifería
Revisado por
Espejo
Suelo
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Papelera
Firmado
Papel higiénico
Toallas
Si en el transcurso de su trabajo o durante la revisión de estancias, se detectara alguna incidencia, el profesional de atención sociosanitaria rellenará un parte de avería o desperfecto y lo entregará a su supervisor directo para que lo comunique al personal de mantenimiento. A continuación se muestra un ejemplo de parte de avería o desperfecto: •
Parte n,°
Fecha:
Instalación/equipo:
Detectado por:
Descripción de la avería o el desperfecto:
Empresa de mantenimiento avisada:
Fecha y hora del aviso:
Fecha de reparación:
Revisado por: (fecha y firma)
Actividad: recoge los registros de incidencias que utilizáis en vuestro trabajo. Indicando en qué momento se realizan inspecciones periódicas y quien las realiza.
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Trabajo en equipo en centros asistenciales
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Modulo formativo 1016_2: APOYO EN LA ORGANIZACIÓN DE INTERVENCIONES EN EL ÁMBITO INSTITUCIONAL. Unidad formativa UF 0128: Apoyo en la organización de actividades para de personas dependientes en instituciones. 3. Participación en la organización funcional en una institución sociosanitaria Objetivos •
Conocer la forma de administración y distribución de trabajos y recursos humanos para una correcta planificación, organización y atención al dependiente en la institución sociosanitaria.
•
Reconocer los sistemas lingüísticos adecuados para cada usuario teniendo en cuenta sus necesidades particulares y con el fin de establecer una comunicación efectiva.
•
Evaluar, mediante indicadores de calidad, los servicios, intervenciones y atenciones que se efectúen en el centro sociosanitario.
Contenidos 3. Participación en la organización funcional en una institución sociosanitaria 3.1. Distribución de tareas 3.1.1. Horarios 3.1.2. Turnos 3.1.3. Grupos de trabajo 3.2. Transmisión de la información. Utilización de lenguajes adecuados a las necesidades de los usuarios dependientes 3.3. Uso de los indicadores de calidad de las intervenciones
3. Participación en la organización funcional en una institución sociosanitaria Todos los profesionales que trabajan en centro están organizados formando parte de una estructura en la que se establecen relaciones jerárquicas en varios niveles entre las personas que ejercen la autoridad (jefes, mandos, supervisores, etc.) y las que están subordinadas a ellas. Generalmente debe contar con un director o directora y en su ausencia ha de haber designada una persona responsable autorizada para atender las contingencias que puedan presentarse. Toda la complejidad de esta estructura se puede visualizar en un documento llamado organigrama Un organigrama es la representación gráfica de la estructura organizativa de una institución, en nuestro caso un centro residencial o de día. Dada la gran diversidad de centros residenciales que existen, especialmente en cuanto a su tamaño y a las personas que trabajan en ellos, las posibilidades de representar toda la estructura en un organigrama puede ser compleja.
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Del organigrama quedará excluido el personal voluntario, las personas que están realizando prácticas o aquellas que presten apoyos informales. Los centros deben de disponer de un organigrama funcional en el que se indiquen los puestos de trabajo existentes en el centro, sus funciones y su responsabilidad sobre otros profesionales. A continuación aparece un ejemplo de un centro de personas mayores. Director Director asistencial Equipo
Administrador Administración
Recepción
Servicios generales
Médico
Oficial de manten.
Trabajador Social
Gobernante TASS
Camareros
TASS
Personal lavanderia
Supervisor
Limpiadores
Psicólogo Fisioterapeuta Terap. ocupacional
Actividad: Trae una copia o dibuja el organigrama del centro en el que trabajas.
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3.1. Distribución de tareas Mediante la distribución de las tareas se marca qué actuaciones hay que llevar a cabo con cada residente, en qué momento y quién debe realizarlas, garantizando de esta manera una atención de calidad, que cubra todas las necesidades de los usuarios. Esta distribución de responsabilidades laborales se realizará teniendo en cuenta los diferentes horarios que tendrá cada grupo profesional, así como los turnos de trabajo en que se dividirá la atención profesional cada día. Para llevar a cabo dicha distribución, se elaborará una serie de grupos de trabajo que especificarán las tareas que se deben realizar y los usuarios que han de atender. A continuación, analizaremos la distribución de horarios, turnos y grupos de trabajo que tendrán que intervenir para llevar a cabo una correcta atención al dependiente en el centro sociosanitario.
3.1.1. Horarios La organización y confección de horarios corresponde al equipo de dirección en colaboración con el gobernante del centro o coordinador, que, en algunos casos, puede ser el TASS. A la hora de confeccionar un cuadrante hay que tener en cuenta que la distribución del personal, horarios, festivos, vacaciones, etc., se debe hacer en función de las necesidades del centro y acorde a la legislación vigente en materia laboral, Es obligatorio respetar los convenios colectivos de cada centro o comunidad autónoma y los ratios mínimos de personal que en ellos se establezcan. Se pueden fijar tumos fijos y rotativos, según el centro de trabajo, En fines de semana, festivos y vacaciones no se pueden disminuir los recursos asignados a la realización del trabajo, Se trabaja como máximo 40 horas semanales. Se libra un fin de semana al mes, 12 días festivos nacionales, más 2 festivos locales y 30 días de vacaciones. La excepción a la regla general está en la aplicación del convenio colectivo o normativa específica de cada comunidad autónoma. •
Horario de mañana: desde las 8 a las 13 h, aproximadamente, se concentrarán actividades asistenciales, terapéuticas y educativas. Así, se realizarán las ABVD relacionadas con la higiene y el aseo; se llevarán a cabo actuaciones de fisioterapia, terapia ocupacional, actividades educativas y formativas; y la mayor parte de tareas de carácter sanitario como, por ejemplo, consultas médicas, curas, etc. Ésta es la franja horaria de mayor actividad programada.
•
Horario de tarde: la actividad programada comenzará normalmente alrededor de las 17 h, tras la merienda. En este horario suelen realizarse actividades de carácter lúdico, aunque también pueden llevarse a cabo actuaciones terapéuticas (terapia ocupacional, fisioterapia, etc.). Son horas en las que los usuarios suelen recibir más visitas de familiares y amigos.
•
Horario de noche: son horas dedicadas al descanso de los dependientes. La función principal de los profesionales en este turno será de vigilancia y supervisión.
El horario de visitas de los centros será marcado por la dirección de los mismos. Es conveniente que sean horarios amplios para favorecer y potenciar las relaciones sociales de los usuarios con familiares y amigos, pero también es importante que sean bien conocidos y respetados por los familiares para garantizar la adecuada atención por parte de los profesionales.
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En cuanto al personal, la institución de atención a personas dependientes deberá disponer del número adecuado de personal técnico y de atención directa con el fin de garantizar una atención correcta a todos los usuarios las veinticuatro horas del día, todos los días de la semana, los trescientos sesenta y cinco días del año. El personal técnico (médico, trabajador social, terapeuta ocupacional, fisioterapeuta, etc.) se distribuirá en función de la organización de la institución y de las características de los usuarios. Son las normativas de cada comunidad autónoma las que marcan cuántas horas al día o a la semana debe prestar atención cada uno de estos profesionales en función del tipo de institución y del número de ingresados que haya en el centro. El personal de atención directa se organiza normalmente en turnos de trabajo que cubren las veinticuatro horas del día. Normalmente se realizan tres turnos: •
Turno de mañana: normalmente de 7 (de 8 a 15 h) u 8 horas (de 7 a 15 h).
•
Turno de tarde: también de 7 (de 15 a 22 h) u 8 horas (de 15 a 23 h).
•
Turno de noche: generalmente de 8 (de 23 a 7 h) o 10 horas (de 22 a 8 h).
En todos estos turnos de trabajo, al ser jornadas continuadas y exceder de las seis horas de trabajo, se tendrá derecho a un descanso de al menos quince minutos de duración, que serán considerados como de trabajo efectivo. En cada uno de los turnos tiene que haber el personal necesario para atender correctamente a los usuarios, permitiéndose en algunas comunidades autónomas que haya menos personal los festivos y fines de semana al considerar que en esos días algunas actividades no se realizan, por ejemplo, no hay actividades de fisioterapia o terapia ocupacional, o el número de baños o duchas programados es menor. Es importante que el personal de atención directa sea estrictamente puntual en la llegada a su trabajo para poder dar el relevo a sus compañeros, intercambiar información con ellos y analizar las posibles incidencias registradas antes de iniciar su trabajo directo con los usuarios. Asimismo, todos los trabajadores recibirán con la debida antelación un calendario con sus horarios de trabajo, denominado «planilla», «cuadrante» o «cartelera», en el que se contemplarán los días y el horario en que el trabajador debe desempeñar su labor, así como los descansos correspondientes. 3.1.2.Turnos La organización de trabajo por turnos es una forma de organización en la que todos los trabajadores de una categoría profesional ocupan de manera sucesiva el mismo puesto de trabajo. Los turnos suelen llevarse a cabo de manera rotatoria por los diferentes trabajadores de la categoría profesional, pero también puede haber personas que trabajen en turnos fijos, bien por cuestiones de organización laboral bien por necesidades justificadas del trabajador. Asimismo, hay que tener en cuenta que entre un turno de trabajo y otro debería pasar un mínimo de doce horas para garantizar el correcto descanso del trabajador. En la organización del trabajo por turnos los responsables del personal de atención directa realizarán una distribución de las tareas para cada uno de los turnos, especificando las horas en las que deberán
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efectuarse cada una de ellas. Dicha distribución de tareas será dada a conocer a todo el personal de atención sociosanitaria para su obligado cumplimiento. Un ejemplo de la distribución de tareas y funciones asignadas a cada turno del servicio de atención directa es el que se muestra a continuación. Turno de mañana: Al empezar el turno leer los cuadernos de trabajo e incidencias de los turnos anteriores. Comenzar las tareas de higiene y aseo de los usuarios según la planificación. Después del baño es importante el perfecto secado de todo el cuerpo. Posteriormente, aplicar crema hidratante y colonia según se especifique. Acompañar al residente que lo necesite al comedor. A las 9.15 h comenzar a repartir los desayunos y la medicación en el comedor o en las habitaciones en el caso de aquéllos que no puedan desplazarse hasta el comedor. Bajar los carros del desayuno a cocina. Continuar las tareas de higiene y aseo de los usuarios. Hacer las camas y reponer toallas en los baños de las habitaciones. Recoger las habitaciones, ventilarlas, dejar las camas bajadas y en horizontal, y apagar las luces para que pueda pasar el personal de limpieza. Bajar los carros con la ropa sucia a la lavandería y las bolsas de basura al contenedor. Proporcionar cuidados y atenciones a los ingresados (acompañamiento a actividades terapéuticas, acompañamiento en sala, cortes de uñas, etc.). A las 11 h hidratar a los usuarios (agua y zumos) y dar aportes alimentarios a aquéllos que lo precisen (por ejemplo, diabéticos). Proporcionar cuidados y atenciones a los residentes (paseos, bajar al jardín, juegos, etc.). A las 12 h realizar los cambios de absorbentes a los usuarios que lo precisen. A las 13 h dar las comidas y la medicación correspondiente. A las 14 h acostar a los dependientes que tengan pautada las siestas. Revisar su ropa y cambiarla cuando sea preciso. Sustituir los absorbentes si es necesario. Realizar las limpiezas bucales. A las 14.45 h cumplimentar la información entre el personal de atención directa, las hojas de seguimiento de los ingresados y el libro de incidencias. A las 15 h fin del turno de mañana
Ejemplo de turno de tarde: Al inicio del turno leer las incidencias de los turnos anteriores. A las 15.30 h levantar a los usuarios que estén tomando las siestas pautadas. A las 17 h dar la merienda y la medicación correspondiente. Proporcionar cuidados y atenciones que precisen los residentes (peinar, echar colonia, cortar uñas, etc.). El corte de uñas de los usuarios que lo necesiten suele realizarlo el personal de atención directa del turno de tarde. No existe una periodicidad determinada para su corte, ya que diariamente se revisan. En el caso de dependientes que necesiten un tratamiento y cuidado de las uñas más exhaustivo, pasan al listado de podología para ser tratados por el podólogo. A las 18.30 h hidratar a los usuarios y dar aportes nutricionales a aquéllos que lo precisen.
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De 19 a 20 h reponer lencerías y colocar la ropa limpia de lavandería en los armarios de los usuarios. A las 20 h dar las cenas y la medicación correspondiente. A las 21 h empezar a acostar a los dependientes (quitar ropa interior y órtesis, y poner las sujeciones a los que lo precisen). A las 21.45 h cumplimentar la información entre personal de atención directa, las hojas de seguimiento de los usuarios y el libro de incidencias. A las 22 h fin del turno de tarde.
Ejemplo de turno de noche: De 22 a 23 h supervisar a los ingresados en una ronda inicial. También hay que limpiar las sillas de ruedas, andadores, carro de curas, etc. A las 00 h hidratar a los residentes y dar leche a los diabéticos. De 01 a 03 h y de 04 a 06 h realizar los cambios posturales pautados, así como los cambios de pañal. También es preciso hacer rondas de comprobación con el fin de que todos los usuarios se encuentren en perfecto estado. A las 06.45 h cumplimentar la información entre el personal de atención directa, las hojas de seguimiento de los dependientes y el libro de incidencias. A las 07 h fin del turno de noche.
Actividad: Realiza un listado con las actividades que realizas en los diferentes turnos que haces en el centro, de mañana, de tarde y de noche. Y compáralo con los ejemplos dados. ¿Es parecido? ¿Qué has añadido? ¿Qué has quitado? Indica los distintos turnos que hay en tu centro.
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3.1.3. Grupos de trabajo En la institución de atención a personas dependientes, los diferentes profesionales pueden trabajar de dos formas con los usuarios: de manera individual o por grupos de trabajo. Profesionales como médicos, psicólogos, fisioterapeutas o terapeutas ocupacionales pueden desarrollar actuaciones individuales con algunos residentes que precisen de una atención o un tratamiento personalizado. Estos mismos profesionales pueden llevar a cabo intervenciones con grupos de trabajo, desarrollando actividades con dependientes que reúnen una serie de características comunes como pueden ser grados de deterioro cognitivo o tipos de patología. Así, el terapeuta puede desarrollar una actividad de estimulación cognitiva con un grupo de trabajo de usuarios con alzhéimer en fase inicial o el fisioterapeuta hacer gimnasia con un grupo de trabajo de ingresados con parálisis cerebral. El profesional de atención directa también trabaja con grupos de trabajo diferenciados. Para organizar el trabajo de auxiliares de enfermería, gerocultores y profesionales de la atención sociosanitaria de una manera eficiente, la supervisora asignará las tareas que se deben realizar por grupos de trabajo. Así, cada miembro del personal de atención directa tendrá a su cargo un grupo determinado mayor o menor, según el grado de asistencia de los mismos. Un grupo de trabajo es un conjunto de usuarios y de tareas que deben ser realizadas por el profesional. Los usuarios suelen agruparse por características y necesidades similares Actividad: Detalla con que grupos de trabajo desarrollas tu actividad indicando tu función en los mismos.
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3.2. Transmisión de la información. Utilización de lenguajes adecuados a las necesidades de los usuarios dependientes Los profesionales pueden encontrarse con residentes que presenten problemas de comunicación de diferentes tipos como, por ejemplo: •
Problemas de comunicación adquiridos en la vida adulta tras sufrir un accidente cerebrovascular o por enfermedades degenerativas como es el caso de la enfermedad de Parkinson.
•
Problemas de comunicación desde la infancia como, por ejemplo, el desarrollo incompleto del lenguaje en personas con retraso mental, los trastornos específicos del lenguaje, los trastornos en la visión (ceguera o déficit visual), la sordomudez, el autismo, la parálisis cerebral, etc.
En estos casos la transmisión de información al usuario puede resultar compleja, sobre todo si el profesional no está suficientemente informado y formado para llevar a cabo una comunicación eficaz con este tipo de individuos. En todo caso, la comunicación y la transmisión de información serán adaptadas al usuario, sus características y necesidades. A modo de ejemplo la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) ofrece la siguiente serie de recomendaciones para la comunicación e interacción social adecuada con personas ciegas y con dificultades visuales: Comunicación: •
Hablar en un tono normal, despacio y claro. No gritar o elevar la voz, las personas con deficiencia visual, en general, oyen perfectamente.
•
No sustituir el lenguaje verbal por gestos, pues estos, en muchos casos, no podrán ser percibidos por la otra persona.
•
Ser específico y precisos en el mensaje, a fin de no confundir o saturar a la persona
•
No utilizar palabras como "aquí", "allí", "esto", "aquello", ya que van acompañadas con gestos que no pueden verse por la persona. En estas situaciones es preferible utilizar términos más orientativos como "a izquierda de la mesa", "a tu derecha", "delante de la puerta", "detrás de ti". En ocasiones, puede ser también útil conducir la mano de la persona hacia el objeto e indicarle de lo que se trata.
•
Utilizar normalmente las palabras "ver", "mirar", etc.; no considerarlas como términos tabú pues las propias personas con ceguera y deficiencia visual las utilizan normalmente en sus conversaciones.
•
Evitar exclamaciones que pueden provocar ansiedad a la persona tales como "¡ay!", "¡ay!", "cuidado", etc., cuando veamos un peligro para ella (una puerta abierta, un obstáculo en la acera, etc.). Es preferible emplear una exclamación más informativa, como "alto", con el fin de evitar que siga avanzando y explicarle después, verbalmente, el peligro o ayudarle para que pueda evitarlo.
Interacción social •
Hablar dirigiendo nuestra mirada a su cara.
•
Dirigirse directamente a la persona con deficiencia visual para saber lo que quiere o desea
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y no al acompañante, •
Utilizar el nombre de la persona, sí se conoce, para que tenga claro que nos dirigimos a él.
•
Presentarse, identificarse con el fin de que la persona sepa con quien se encuentra, por lo que deberemos decirles nuestro nombre e indicarles, si procede, quienes somos o lo que hacemos. Y por supuesto, en caso de conocer a la persona no jugar a las adivinanzas, ¿quién soy?
•
Para saludar, si la persona no extiende la mano, podemos coger la suya para hacerle saber que queremos saludarle.
•
Avisar a la persona cuando nos vamos o abandonamos la habitación, de lo contrario puede dirigirse a nosotros pensamos que aún permanecemos con ella. Igualmente, si regresamos es conveniente indicarle nuestra vuelta.
Indicarle si hay otra u otras personas presentes. Comunicar, si es necesario, qué se está haciendo o se va a hacer. "Un momento, estoy llamando al encargado"... La vista es un sentido primordial para obtener información. Cuando entramos en un edificio, esperamos para obtener una información o un servicio, etc., no necesitamos en general una información verbal para saber si se nos atiende o se nos ha visto e incluso si hay alguien a quien dirigirnos.» Los problemas de comunicación se relacionan con dificultades o afecciones en alguno de los siguientes componentes del lenguaje: componente motriz, componente cognitivo o componente sensorial. En función del componente afectado, el profesional de atención sociosanitaria podrá utilizar diferentes sistemas, métodos o lenguajes que faciliten la comunicación con estos usuarios. Estos sistemas son conocidos como Sistemas Alternativos y Aumentativos de Comunicación (SAAC). La Sociedad Española para el Desarrollo de Sistemas de Comunicación Aumentativos y Alternativos (ESAAC) define los sistemas aumentativos de comunicación como aquéllos que «complementan el lenguaje oral. El propósito de usar estos sistemas no es otro que el de apoyar y estimular la producción oral, teniendo como objetivo la retirada paulatina de dichos apoyos a medida que las destrezas orales se afianzan». Del mismo modo, define los sistemas alternativos de comunicación como «los que sustituyen el lenguaje oral», es decir, cualquier forma de comunicación diferente del lenguaje hablado. Asimismo, la ESAAC indica que el objetivo principal de estos sistemas de comunicación es: «El objetivo de estos sistemas es ofrecer la posibilidad de una expresión significativa, instaurando o ampliando los canales de comunicación de las personas con alteración o imposibilidad del habla. Mejorar el desarrollo de la comunicación y favorecer el desarrollo de la autonomía personal y social y el aprendizaje funcional, son algunos beneficios de los usuarios de estos sistemas.»
Según la ESAAC, los principales SAAC que pueden utilizarse en una institución de atención a personas dependientes son los SAAC para personas con déficits sensoriales para la comunicación y el lenguaje, así como los SAAC para personas con déficits cognitivos o motrices para la comunicación y el lenguaje. SAAC para personas con déficits sensoriales: dentro de los usuarios con déficits sensoriales englobamos a las personas que presentan déficits visuales o auditivos. El sistema más conocido para usuarios con déficits visuales es el método braille, sistema de lectura y escritura táctil basado en las combinaciones de seis puntos en relieve que forman letras, números y
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signos ortográficos. Puede escribirse de manera manual (con papel especial, punzón, pautas y regletas), con máquina de escribir o con ordenadores conectados a impresoras especiales para braille Para los dependientes con déficits auditivos, se utiliza el alfabeto dactilológico, que es la reproducción de las letras del alfabeto con signos elaborados con las manos, empleado como complemento para el lenguaje de signos. Asimismo, otro SAAC usado para transmitir información a los usuarios con discapacidad auditiva es la lectura labiofacial, que consiste en interpretar la lectura de los labios y la cara de la persona con la que nos estamos comunicando. La palabra complementada (cued speech) es otro sistema aumentativo, que consiste en una serie de gestos complementarios a la palabra. Este sistema está formado por el (palabra hablada) y el kinema (complemento manual). De este con diferentes gestos se indica al interlocutor qué vocal o consonante se está pronunciando. La palabra complementada utilizarse junto con la lectura labiofacial. El sistema más conocido empleado con personas con discapacidad auditiva es el lenguaje de signos, método complejo de comunicación basado en el movimiento de las de los brazos que va acompañado de expresiones faciales.
visema modo, suele
manos y
También se ha desarrollado el método bimodal, combinación simultánea entre lenguaje hablado y lenguaje de signos. Aunque se utiliza sobre todo con personas sordas también se puede emplear con residentes que presenten otro tipo de dificultades para la comunicación, especialmente trastornos generales del desarrollo. SAAC para personas con déficits cognitivos o motrices que dificultan la comunicación y el lenguaje: el sistema más habitual para favorecer la comunicación y transmisión de información con este tipo de usuarios son los tableros de comunicación (también llamados «plafones»), que pueden ser elaborados por los propios profesionales del centro, normalmente por el psicólogo o el terapeuta ocupacional. Estos tableros contienen un conjunto de símbolos y dibujos para facilitar la comunicación. El usuario puede señalar un dibujo o símbolo para comunicarse, mientras que el profesional siempre apoyará la comunicación con el lenguaje verbal. El sistema PECS (Picture Exchange Comunication System, sistema de comunicación por intercambio de imágenes) es un método de comunicación sencillo que no requiere de un aprendizaje relevante por parte del profesional. En éste el usuario inicia su comunicación eligiendo un símbolo de una actividad u objeto y se lo entrega a su interlocutor, dándole a entender que ésa es la actividad que quiere realizar o el objeto que desea. Estas fichas se colocarán en unos tableros o cuadernos individuales para cada residente. Este sistema ha sido utilizado sobre todo para la comunicación con individuos con autismo. Otros métodos que se emplean para la comunicación con personas con déficits cognitivos o motrices es el sistema Bliss, lenguaje gráfico que consta de símbolos pictográficos e ideográficos, así como otros símbolos clasificadores e indicadores que permiten combinaciones para crear nuevos significados. Los símbolos se
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agrupan por categorías diferenciadas por diferentes colores (verbos, nombres, etc.). Este sistema se usa con personas con discapacidad motriz para el habla, sobre todo en usuarios con parálisis cerebral. Otro método desarrollado para la comunicación con personas que tienen limitadas sus capacidades comunicativas es el sistema SPC (Símbolos Pictográficos para la Comunicación), que aporta un lenguaje de tipo visual para usuarios que no pueden hablar, escribir o leer o tienen dificultad para hacerlo pero que tienen unas capacidad cognitivas mínimas. Está constituido por símbolos pictográficos y dibujos sencillos agrupados por categorías que se diferencian por colores según la función que realizan. Así, por ejemplo, los verbos se presentan en color verde, los sustantivos en amarillo, etc. El profesional de atención sociosanitaria, junto con el resto de trabajadores que mantienen contacto con el usuario dependiente, deberán tener en cuenta que han de utilizar los lenguajes adecuados a las necesidades de los ingresados, así como fomentar la actividad comunicativa de éstos, puesto que presentan dificultades para la interacción social. Además, es necesario que los profesionales reciban formación sobre los sistemas de comunicación que se utilizan en el centro. El profesional tendrá que conocer el sistema, los materiales que se emplean para la comunicación, y los signos y símbolos que contiene para poder establecer una comunicación y transmitir información de forma adecuada al usuario. De esta manera, se creará un entorno físico y social en el que el residente verá potenciadas sus capacidades comunicativas y, con ello, su autoestima, autonomía e independencia. 3.3. Uso de los indicadores de calidad de las intervenciones La Ley de dependencia establece en su artículo 34.1, capítulo I, título II que el SAAD «fomentará la calidad de la atención a la dependencia con el fin de asegurar la eficacia de las prestaciones y servicios». En el artículo 34.3, capítulo I, título II de la Ley de dependencia también se especifica que las instituciones de atención a personas dependientes deberán contar con: a. Criterios de calidad y seguridad para los centros y servicios. b. Indicadores de calidad para la evaluación, la mejora continua y el análisis comparado de los centros y servicios del Sistema. c. Guías de buenas prácticas. d. Cartas de servicios, adaptadas a las condiciones específicas de las personas dependientes, bajo los principios de no discriminación y accesibilidad. A continuación, analizaremos a qué se refiere la Ley de dependencia con estos requisitos y en qué consiste cada uno de ellos. La calidad, ¿qué es la calidad? La calidad es la capacidad que tiene un producto o servicio para que la persona que lo utiliza se sienta satisfecha con él.
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La calidad de la atención a la dependencia hace referencia a que los servicios, atenciones e intervenciones que se realicen con los individuos atendidos satisfarán sus necesidades. Es un concepto subjetivo, pues cada usuario tiene un concepto de calidad diferente en su mente. La calidad tiene que ser gestionada dentro de la institución de atención a la dependencia. La gestión de la calidad es un conjunto de actividades que efectúa una institución para conseguir, asegurar y mejorar la calidad de sus productos y servicios. Para ello, se realizará un control de calidad, una acreditación y certificación del sistema de calidad, y una mejora continua del sistema. En primer lugar, hay que llevar a cabo un control de calidad, que se basa en efectuar actuaciones de seguimiento y medición para controlar los parámetros de calidad. Para definir la calidad de un servicio o una intervención en concreto, se utilizan tres parámetros: los criterios de calidad, los indicadores de calidad y los estándares de calidad. Los criterios de calidad son las características que deben tener la actividad o el servicio para que sea de calidad, es decir, para lograr la satisfacción del usuario. Los criterios, como objetivos que son, tendrán que ser claros y comprensibles para poder ser entendidos por todo el mundo, flexibles para poder ser modificados y de fácil cuantificación para poder ser medidos. Para definir los criterios de calidad, se partirá de las necesidades que se detecten en la institución, así como de las expresadas y manifestadas por los dependientes, bien verbalmente bien a través de cuestionarios de satisfacción. Los indicadores de calidad son una medida cuantitativa que se utiliza para evaluar los criterios de calidad. Los indicadores deben cumplir las siguientes características: serán medidas fáciles de obtener, válidas (cumplen su propósito, miden lo que queremos medir e identifican las situaciones en que existe un problema con la calidad en la prestación del servicio) y fiables (se obtendrán los mismos resultados independientemente de quien los mida y cómo lo haga; para ello será preciso que al definir los indicadores se indique cuándo se recogerán y cuál será la forma en que se realizará dicha recogida de datos). Así, cuando en una institución de atención a personas dependientes se quiere medir el nivel de calidad y el grado de cumplimiento de los criterios de calidad establecidos en dicho centro, se procederá a realizar una medición de los indicadores de calidad. La dirección del centro pedirá a los diferentes profesionales que realicen anotaciones sobre indicadores determinados (alarmas, cambios de absorbentes, número de UPP, número de caídas, etc.) en un determinado periodo de tiempo. Los resultados de dichas anotaciones indicarán si se están cumpliendo correctamente los criterios que la institución se ha marcado como criterios de calidad. Los estándares de calidad hacen referencia al nivel en que se cumple un criterio de calidad, y son unos márgenes mínimo y máximo entre los que puede moverse un indicador. Si el indicador está entre esos márgenes, se cumple con el criterio de calidad. Normalmente se utilizan porcentajes para definir estos estándares y no deben ser del 100 % porque siempre pueden surgir incidencias no controlables y no por ello se estará dejando de cumplir el criterio de calidad.
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Ejemplo Teniendo en cuenta que los parámetros del control de calidad son tres: criterios (objetivos que queremos lograr), indicadores (forma de medir los criterios) y estándares (márgenes entre los que puede moverse un indicador), un ejemplo de éstos sería el siguiente: •
Criterios: el tiempo de espera desde que un usuario pulsa el botón de alarma de su habitación hasta que recibe asistencia no superará en ningún caso los cinco minutos.
•
Indicadores: el número de alarmas no atendidas en menos de cinco minutos, Se recogerán los datos de cada martes y sábado, de 12 a 14 h y de 20 a 22 h, utilizando el programa informático de gestión de alarmas.
•
Estándares: entre el 80 y el 90 % de las alarmas serán atendidas antes de que pasen cinco minutos desde que se pulsó el botón de alarma.
En segundo lugar, para asegurar la calidad, las instituciones pueden recurrir a la acreditación y certificación del sistema de calidad por una empresa certificadora. Estas empresas certifican que la institución cumple con los documentos normativos o normas para ese sector. La norma es un documento de referencia para una actividad, pues contiene especificaciones concretas basadas en la experiencia de diferentes empresas o instituciones de un sector y sirven como base para mejorar la calidad de la institución. La norma más aplicada en este sector es la Norma ISO 9001, estándar de calidad que confirma que la institución que tiene su certificación de calidad en esta norma tiene implantado un sistema de gestión de calidad. Cuando una empresa certifica esto, la institución obtiene lo que comúnmente se conoce como «sello de calidad». Asimismo, el sistema de gestión de la calidad incluirá los siguientes documentos: • Política y objetivos de calidad: es un compromiso por parte de la institución, una declaración formal de intenciones en materia de calidad que debe ser expuesto en el tablón de anuncios del centro. •
Manual de calidad: en él se incluyen todos los documentos de calidad del sistema, y tiene que estar a disposición de todos los trabajadores para su consulta.
•
Procedimientos y protocolos de actuación: éstos han de describir la actividad que afecte a la calidad del servicio. Es necesario que estén a disposición de todos los trabajadores para que conozcan cómo deben actuar en cada caso.
•
Registros o formatos de calidad: son documentos que cumplimentan los trabajadores con la información sobre los usuarios. Se utilizan para verificar que una actividad se ha realizado y son fundamentales para el análisis y la mejora continua del sistema. Los registros o formatos de calidad son de gran relevancia y, por este motivo, todos los trabajadores deben saber cómo cumplimentarlos adecuadamente.
•
Otros documentos: el sistema de gestión puede incluir otros documentos relacionados con la calidad como, por ejemplo, planes, normas o legislación.
Para garantizar la calidad, además de la certificación por una empresa autorizada, existen dos determinantes que la institución de atención a personas dependientes ha de cumplir. Por un lado, contar con profesionales competentes y bien formados en atención a la dependencia y, por otro lado, seguir los requisitos marcados por la Administración pública en materia de control de calidad y de recursos humanos.
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En tercer lugar, para mejorar la calidad la institución debe realizar una mejora continua de su sistema de calidad, llevando un exhaustivo control del cumplimiento de los indicadores y realizando encuestas de satisfacción para mejorar los criterios de calidad. También es importante conocer las guías de buenas prácticas. Éstas son documentos y manuales que recogen formas de actuar que son consideradas como excelentes y que deben ser conocidas y compartidas por todas las instituciones de atención a la dependencia para que puedan seguirlas y prestar servicios de calidad. Suelen ser desarrolladas por instituciones especializadas en la materia o por la propia Administración pública. Asimismo, la institución de atención a la dependencia deberá contar con un reglamento de régimen interior, un documento de carácter interno que tiene que ser conocido por todos los profesionales y usuarios del centro, y que recoge las normas de funcionamiento y organización de la institución, los derechos y deberes de la institución y de los ingresados, el régimen disciplinario (circunstancias para perder la condición de usuario), los horarios, los precios, las normas de admisión, etc. Actividad: Recoge distintos indicadores de calidad en una institución a personas dependientes. Al menos 5 indicadores de calidad en el apartado que tu quieras.
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Modulo formativo 1016_2: APOYO EN LA ORGANIZACIÓN DE INTERVENCIONES EN EL ÁMBITO INSTITUCIONAL. Unidad formativa UF 0128: Apoyo en la organización de actividades para de personas dependientes en instituciones. 4. Colaboración en el plan de cuidados individualizado y la documentación básica de trabajo Objetivos •
Conocer el contenido y funcionamiento de un plan de cuidados individualizados.
•
Comprender las funciones propias de los profesionales que intervienen en el plan de cuidados individualizados.
•
Interpretar y colaborar en la elaboración de un plan de cuidados individualizados.
•
Saber cumplimentar adecuadamente las hojas o libros de incidencias particulares de cada usuario
Contenidos 4. Colaboración en el plan de cuidados individualizado y la documentación básica de trabajo 4.1. Plan de cuidados individualizado 4.1.1. Elementos constitutivos 4.1.2. Profesionales que intervienen 4.2. El expediente individual del usuario. Composición. 4.3. Protocolos de actuación 4.4. Hojas de incidencias. Cumplimentación 4.5. Utilización de la documentación sociosanitaria manejada en instituciones de personas dependientes 4.6. Recopilación y transmisión de información al equipo de trabajo y al equipo interdisciplinar.
4.1. Plan de cuidados individualizado El plan de cuidados individualizado es un protocolo o documento de trabajo elaborado por el equipo interdisciplinar en el que se definen las respuestas que se han de dar a una situación planteada, precisando la responsabilidad y actuación para cada una de ellas. Por tanto este documento recoge todas las intervenciones interprofesionales de una manera organizada y con sus correspondientes objetivos profesionales. Este plan es un instrumento que nos permitirá mejorar la atención al usuario y es una herramienta de trabajo útil para todos los profesionales. Es, por ello, que debe ser diseñado desde la propia realidad del dependiente, con la participación y experiencia de todos los profesionales que intervienen en su atención. A la hora de diseñar el plan de cuidados individualizado se tendrán en cuenta los siguientes aspectos:
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•
El estado de salud del usuario.
•
El grado de autonomía que presenta el dependiente.
•
Las necesidades de apoyo, cuidados, atención sanitaria y atención psicosocial de los residentes.
El plan de cuidados individualizados ha de tener siempre las siguientes características: •
Real: debe de ser adaptado a las necesidades reales del usuario.
•
Eficaz: Perseguir unos objetivos concretos y específicos marcados para el dependiente concreto.
•
Dinámico: Tener capacidad de adaptación a los cambios que tengan lugar en el sujeto o en sus circunstancias.
•
Integral: Estar compuesto de programas de intervención interrelacionados que aborden todas las áreas básicas de intervención (sanitaria, psicosocial, etc.).
•
Individualizado: El plan ha de satisfacer las necesidades particulares de ese usuario concreto y de su familia.
•
Interdisciplinar: esto es todo el equipo de profesionales colabora en la elaboración del plan
•
Evaluable: Debe permitir la evaluación de los cambios producidos en el residente desde que se inició el plan.
4.1.1. Elementos constitutivos Según Yanguas y Leturia (2002), el plan de cuidados individualizado será desarrollado en las siguientes fases: 1. Evaluación o valoración inicial en la que los diferentes profesionales del centro realizarán entrevistas de observación del usuario, se aplicarán escalas de valoración y se llevará a cabo una exploración física, con el fin de detectar las necesidades específicas del usuario. 2. Formulación de objetivos específicos claros, sencillos y fácilmente medibles con el ingresado. 3. Planificación de intervenciones y actuaciones específicas para el residente. 4. Ejecución de las actuaciones según las pautas planificadas y siguiendo los protocolos establecidos. 5. Registro continuado de las actuaciones realizadas para su posterior valoración. 6. Evaluación continuada. El plan de cuidados individualizados debe ser revisado periódicamente para evaluar la consecución de los objetivos e implantar acciones de mejora. Se realizará una evaluación completa al menos una vez al año, aunque lo deseable es que se haga de forma semestral. También debe revisarse en el caso de que surja alguna incidencia (a la hora de implantarlo o en las condiciones físicas o psíquicas del usuario) que obligue a cambiar el plan. Es de gran relevancia en este sentido, la primera fase, ya que en ella obtendremos toda la información que precisaremos para el diseño del plan. Esta valoración inicial debe ser funcional, es decir, determinará no sólo las capacidades y limitaciones sanitarias del usuario, sino también todas aquellas capacidades
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psicológicas, sociales y funcionales con el objetivo de desarrollar un plan de cuidados global e integral. Esta valoración integral abordará aspectos normalmente no contemplados en las valoraciones tradicionales como puede ser el bienestar psicosocial o la calidad de las relaciones sociales. Así pues, una valoración inicial integral incluirá: •
la evaluación, mediante la observación
•
la aplicación de escalas
•
una exploración física
•
la observación de la realización de las ABVD, las AIVD
•
el funcionamiento cognitivo y afectivo
•
el comportamiento social
•
el bienestar psicológico
•
la adaptación al entorno por parte del usuario
Una vez realizada la valoración inicial, se procederá a definir los objetivos que se deben conseguir con el individuo concreto. En una reunión interdisciplinar, el equipo profesional del centro, basándose en la información obtenida al ingreso y en la valoración inicial, se marcará unos objetivos concretos y consensuados para cada una de las áreas. En función de dichos objetivos, el usuario será incluido en unos u otros programas de intervención y dentro de cada programa se determinarán las actuaciones concretas que se van a llevar a cabo con él en cada una de las siguientes áreas: Área funcional
Área de ocio Área de y tiempo organización/ambiental libre
Programas de fomento de la participación
Mantenimiento y entrenamiento de las ABVD
Programas de ocio terapéutico
Órganos de participación
Apoyo familiar y social
Mantenimiento y entrenamiento cognitivo
Programas animación sociocultural
de
Adaptaciones ambientales y arquitectónicas.
y
Área de Área de salud Área social salud física psíquica
Programas de prevención de enfermedades: educación sanitaria
Programas prevención trastornos conductuales
Programas de mantenimiento del estado de salud
Programas de
de de
Intervención: deterioro cognitivo, trastornos de conducta y psicoafectivos.
Programas de seguimiento y control de enfermedades
Programas de apoyo en el ingres
Grupos de apoyo familiar
Movilidad
Motivación participación
Programas de rehabilitación
Programas formación
Prótesis y órtesis
Intervención social
Trámites de ayudas y subvenciones
de
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Para cada una de estas áreas tendremos una planificación estricta de las actuaciones que se han de realizar con el usuario. Así, los elementos que constituyen el plan de cuidados individualizado serán: •
Los problemas y necesidades que presenta cada ingresado, extraídos de la valoración inicial realizada por cada profesional.
•
Los objetivos que se deben lograr con cada residente. Éstos estarán centrados en cada dependiente en particular y serán claros, fácilmente medibles y de posible consecución.
•
Las actuaciones que se han de realizar para lograr dichos objetivos, definiendo con precisión: qué actuación hay que realizar, quién debe llevarla a cabo, cómo hay que realizarla, dónde ha de tener lugar, así como cuándo y cuántas veces es necesario llevarla a cabo.
•
Los indicadores de los resultados obtenidos con el fin de realizar la valoración continuada.
Una vez diseñado el plan de cuidados individualizado, éste será puesto en conocimiento del usuario y de los familiares, además será fundamental que todos los profesionales del centro conozcan dicho plan. Para que el personal de atención directa tenga conocimiento de las actuaciones que debe realizar con el dependiente, le será proporcionado un registro con el resumen del plan de cuidados como el que se muestra a continuación. En la columna de la izquierda aparecerán las diferentes AVD y otros aspectos que necesitan atención y en las siguientes columnas se van anotando los cuidados concretos que precisa el usuario (se muestran en la siguiente tabla con subrayado). En la última casilla, «Otros», se indicará si hay riesgo de caída o de fuga o cualquier otra información de relevancia para el personal de atención directa .
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Plan de cuidados Usuario:
Cuarto:
Higiene
Aseo: precisa supervisión
Movilidad
Bipedestación: sí
Vestido
Precisa de supervisión
de Ducha: precisa de ayuda Deambulación: Grúa: no necesita sí, pero precisa de supervisión Necesita ayuda para los botones
No necesita cambios Cambios
posturales
Alimentació Dieta: Normal
Necesita ayuda Aporte adicional:No
Eliminación Continente: XXX
Incontinente
Absorbentes: no
Prótesis
Gafas: sí
Dentadura: no
Sujeciones No precisa
Siesta
No precisa
Otros
Audífono: no
Tras la fase de diseño y comunicación, los distintos profesionales implicados en la intervención comenzarán a aplicar los programas y protocolos en que está incluido el usuario según las pautas concretas que se hayan marcado. Para garantizar un correcto seguimiento del plan, se recogerán por escrito las actuaciones que se van efectuando con el ingresado, bien en registros individuales bien en registros colectivos, que permitan tener todos los datos necesarios para realizar una valoración eficaz de la implementación del plan. Actividad: Modifica, en una hoja para entregar el día de la actividad presencial, el resumen del plan de cuidados individualizado de arriba introduciendo los cambios que creas necesarios si al usuario anterior en un reconocimiento médico se le ha detectado diabetes y se le ha puesto un audífono.
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4.1.2. Profesionales que intervienen Los equipos interdisciplinares no están compuestos por los mismos profesionales en todos los centros. Dependiendo del tipo de centro se puede encontrar un equipo de profesionales u otro, y en cada centro se van a prestar servicios y cuidados diferentes en función de las distintas especialidades de sus profesionales. En la definición del plan de cuidados individualizado, intervienen todos los miembros del equipo interdisciplinar que tienen relación directa con el usuario: El médico es el responsable del diseño, aplicación y evaluación de programas y actuaciones de medicina preventiva; tratamiento de patologías agudas o crónicas; estabilización y retraso, en la medida de lo posible, de la progresión de patologías crónicas; cuidados paliativos; convalecencia y rehabilitación; control de síndromes geriátricos; y seguimiento de la evolución de los pacientes. El personal de enfermería es el encargado del diseño, aplicación y evaluación de programas y actuaciones de medicina preventiva; educación sanitaria; aseo personal; nutrición e hidratación; incontinencia urinaria y fecal; medicación; prevención de caídas; cambios posturales y transferencias; prevención y tratamiento de UPP; atención a pacientes encamados; atención a pacientes con demencia; y atención a pacientes terminales. El fisioterapeuta se ocupa del diseño, aplicación y evaluación de programas y actuaciones del mantenimiento de las capacidades funcionales; higiene pos tur al; prevención del inmovilismo; marcha y equilibrio; entrenamiento de AVD; fomento de la salud y hábitos saludables; rehabilitación de los procesos agudos; y activación funcional de los procesos crónicos con tendencia a la incapacitación funcional progresiva (por ejemplo, la enfermedad de Parkinson). El terapeuta ocupacional es responsable del diseño, aplicación y evaluación de programas de mantenimiento y entrenamiento de ABVD y AIVD, con intervención en déficits por falta de capacidad o de motivación; orientación en la realidad (espacial, temporal y personal); estimulación cognitiva (memoria, lenguaje, cálculo, etc.), musicoterapia, psicomotricidad y productos de apoyo; y ocio y tiempo libre. El trabajador social se encarga del diseño, aplicación y evaluación de programas de integración en el centro; socialización y convivencia; apoyo en la rehabilitación física y psíquica; resolución de conflictos interpersonales en el centro; apoyo en la resolución de problemas personales; programa de familias; y programa de voluntariado. El psicólogo se ocupa del diseño, aplicación y evaluación de programas de intervención clínica, es decir, de la prevención o tratamiento de depresión, ansiedad o incluso suicidio, así como del entrenamiento de las habilidades intelectuales, el aprendizaje o reaprendizaje de habilidades funciones (ABVD), el manejo de conductas desadaptativas o problemáticas, el control del abuso de sustancias tóxicas, y la mejora y entrenamiento de habilidades sociales. El animador sociocultural es responsable del diseño, aplicación y evaluación de programas de las actividades lúdicas, de ocio y tiempo libre. El profesional de atención sociosanitaria debe realizar las actuaciones e intervenciones programadas dirigidas a cubrir las necesidades básicas de la vida diaria de los usuarios, colaborando en la labor del equipo interdisciplinar y siguiendo las pautas marcadas por sus supervisores. Para ello, el profesional de atención sociosanitaria participará en las actuaciones de acogida y recepción de los nuevos residentes, y recogerá y registrará la información de cada uno de ellos. También
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supervisará y organizará la documentación básica de cada usuario, los espacios, los productos de apoyo y los instrumentos de trabajo. Además, organizará las actuaciones programadas dirigidas a las ABVD, así como las actuaciones de mantenimiento y entrenamiento en hábitos de autonomía personal. Este profesional también colaborará en la planificación y organización de actuaciones preventivas, ocupacionales y de ocio. Actividad: indica la composición del equipo interdisciplinar de tu centro.
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4.2. El expediente individual del usuario. Composición Cuando llega un nuevo residente a la institución, es preciso abrir un expediente individual en el que se irán incluyendo todos los documentos relacionados con dicho usuario. En las instituciones de atención a la dependencia, este expediente se compone de dos partes: el expediente administrativo y el expediente sanitario. El expediente administrativo suele estar ubicado en el despacho del trabajador social o de la dirección del centro, en un armario o archivo cerrado bajo llave. Este expediente incluirá la siguiente documentación: •
DNI.
•
Tarjeta de la Seguridad Social u otros seguros médicos.
•
Fotocopias de pólizas de seguros y del último recibo (seguros de defunción, de accidentes, etc.).
•
Datos bancarios para domiciliación de recibos o facturas.
•
Sentencia de incapacitación (en caso de incapacitación del usuario) y datos del tutor o representante legal.
•
Resolución de reconocimiento de la situación de dependencia, que contendrá el grado y nivel de dependencia del usuario, en caso de poseerla.
•
Contrato de admisión del ingresado, en el que aparecerán las condiciones de la estancia del residente y de los servicios que se prestan.
•
Historia social del usuario, que incluirá los datos sobre él (edad, nivel de estudios, domicilio anterior, etc.) y sobre sus familiares (datos personales, datos de contacto y parentesco o relación con el residente). Se designará un familiar principal para establecer los contactos y proporcionar información.
•
Otra documentación social y administrativa que se vaya generando sobre el dependiente durante el ingreso.
El expediente sanitario suele estar ubicado en el despacho del médico, en armario o archivo cerrado bajo llave, e incluirá la siguiente documentación: •
Informes médicos del estado físico y psíquico del usuario, previos al ingreso.
•
Historia médica con la valoración inicial y pautas de actuación.
•
Hoja de seguimiento con las actuaciones que se llevan a cabo con el residente, incluyendo los cambios en la medicación o en los tratamientos.
•
Plan de cuidados individual.
•
Toda aquella documentación sanitaria que se vaya generando sobre el usuario durante el ingreso: pruebas médicas, analíticas, etc.
En el mismo expediente sanitario pueden incluirse las valoraciones e historias de enfermería, fisioterapia y terapia ocupacional. En caso de ubicarse en otro lugar, se velará por la protección de los datos que en ellas se incluyan. Toda la información relacionada con los dependientes será confidencial y deberá ser protegida, en cumplimiento con la LOPD. Se adoptarán todas las medidas de carácter técnico y organizativo que esta ley establece para proteger los datos administrativos y sanitarios recogidos y evitar su destrucción o pérdida, así como el acceso de personas no autorizadas.
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Asimismo, puede que parte del expediente administrativo o sanitario del usuario esté en soporte informatizado. En estos casos, se utilizarán claves de acceso para cada uno de los profesionales, que serán modificadas periódicamente para garantizar la confidencialidad.
4.3. Protocolos de actuación Los protocolos de actuación son una serie de documentos en los que se describen las técnicas y actuaciones concretas que se deben realizar para llevar a cabo alguna actividad así como el profesional que la tiene que efectuar y su responsabilidad. Los protocolos de actuación serán diseñados por el equipo interdisciplinar del centro y serán puestos en conocimiento de todos los profesionales implicados en la intervención. En cada uno de los protocolos de actuación se definirán los objetivos que se van a conseguir con la actuación (qué), el usuario a quien va dirigido el protocolo (a quién), los profesionales responsables de la intervención (quién), las acciones que se llevarán a cabo para lograr el objetivo (cómo), el lugar donde se realizará la intervención (dónde), el momento en que se llevará a cabo (cuándo) y los recursos materiales con los que se realizará la actuación (con qué). Para que un protocolo esté bien diseñado, ha de dar respuesta a todas estas preguntas. Para el cumplimiento del plan de cuidados individualizado, se pondrá en funcionamiento una serie de protocolos de. actuación que serán organizados siguiendo los pilares de la intervención. Así, habrá protocolos sanitarios, protocolos de atención directa, protocolos psicosociales y protocolos organizativos. Los protocolos sanitarios son aquéllos relacionados con la salud del residente del centro. Entre ellos destacan los protocolos en los que el profesional de atención directa tiene una participación más activa, como, por ejemplo, el protocolo de UPP, el protocolo de nutrición e hidratación, el protocolo de incontinencia, el protocolo de control de constantes, el protocolo de oxigenoterapia o el protocolo de diuresis. Los protocolos de atención directa son aquéllos relacionados con la realización de las ABVD. Entre los principales protocolos de esta categoría en los que intervendrá el profesional de atención directa, destacan los protocolos de alimentación, que describen las técnicas de alimentación para individuos encamados o que precisan de sonda nasogástrica, por ejemplo, y los protocolos de higiene, que describen técnicas de aseo e higiene en usuarios encamados, cambios de absorbentes, higiene de la boca y de las uñas, etc. Los protocolos psicosociales son aquéllos relacionados con la participación y el bienestar psicosocial de los residentes. Destacan los protocolos de ingreso, de acompañamiento en actividades, el protocolo de control de conductas problemáticas, protocolo de fugas, etc. Los protocolos organizativos, como hemos mencionado anteriormente, son aquéllos relacionados con otros aspectos de la vida diaria de los usuarios y de los profesionales que participan en la intervención, pero no engloban directamente las AVD. Son protocolos como el de control de ropa de los usuarios, el control de entradas y salidas, protocolo de limpieza de productos de apoyo y sillas de ruedas, protocolo de peluquería10 y podología, etc. De este modo, todas las actuaciones que se lleven a cabo con los dependientes según las pautas del plan de cuidados individualizado estarán marcadas y seguirán las directrices establecidas en cada uno de los protocolos de actuación diseñados por el equipo interdisciplinar del centro Ejemplo Protocolo de toma de constantes Objetivo: control periódico y continuado de las constantes vitales de todos los usuarios
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•
Quién lo realiza: el profesional de atención directa, que registrará los controles de las constantes vitales en la hoja de control y que comunicará las incidencias que se puedan producir al personal de enfermería. Asimismo, el personal de enfermería será él que revise las hojas de controles de constantes.
•
Recursos materiales: tensiómetro digital y hojas de registro.
•
Actuaciones: para la toma de tensión arterial se utilizará el tensiómetro digital. Se pedirá al usuario que se siente y apoye el brazo derecho sobre una mesa para que quede a la altura del corazón. A continuación, se le subirá la manga de la camisa y se colocará el tensiómetro. El residente deberá permanecer quieto, sin hablar ni moverse durante la toma de tensión. Se comprobará que los límites son normales (120‐140 de sistólica y 80‐90 de diastólica) y se anotará en la hoja de registro. En caso de que la tensión esté fuera de los límites normales, se avisará al servicio de enfermería. La toma de tensión arterial se realizará antes del desayuno, en la habitación del usuario. Asimismo, se seguirá la planificación de enfermería, tomando la tensión arterial al menos una vez al mes a cada residente, salvo los usuarios ingresados en la unidad de enfermería, que serán controlados diariamente, así como aquellos casos especiales que según criterio médico precisen de un control más estricto, que serán valorados diaria o semanalmente (siempre por prescripción médica). Aquellas otras constantes no tan habituales como pulso y temperatura serán especificadas en órdenes médicas. Para los casos de hipertensión arterial se seguirá el protocolo pertinente.
•
Registro: la planificación de toma de tensión será elaborada por la enfermera mensualmente y entregada al personal de atención directa para que lo ejecute.
•
La ficha de control de tensión arterial es un registro individualizado por cada usuario en que el profesional de atención directa escribe los resultados de la toma de tensión arterial. Se ubicará en la carpeta de cada ingresado.
•
El cuaderno de trabajo o incidencias se utiliza si se detectara alguna medición anormal, anotándose en este registro para conocimiento del personal de enfermería.
Actividad: Trae el día presencial alguno de los protocolos que manejáis en el centro.
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4.4. Hojas de incidencias. Cumplimentación Las hojas y cuadernos de incidencias son una herramienta de trabajo fundamental en la institución de atención a personas dependientes, puesto que posibilitan una comunicación eficaz entre los diferentes departamentos. Cada colectivo que trabaja en la institución (personal de enfermería, personal de atención directa, personal de cocina y limpieza, etc.) tendrá un cuaderno de trabajo. Asimismo, el personal de atención directa tendrá que trabajar con diferentes hojas de incidencias, entre las que destacan el libro de incidencias, la hoja de seguimiento del usuario y el libro de incidencias conductuales. El libro de incidencias también llamado «cuaderno de trabajo» o «cuaderno de turnos» es un registro con las hojas numeradas y sellado por la dirección del centro. En él, el personal de atención directa reflejará todo lo relacionado con el turno de trabajo: incidencias sanitarias, avisos, ingresos, traslados hospitalarios, revisión de habitaciones, etc. Las incidencias que es obligatorio reflejar en este libro son las incidencias sanitarias (alteraciones en constantes vitales, así como cualquier otra incidencia sanitaria), en la alimentación, en la higiene, en el sueño y caídas y otros accidentes. La hoja de seguimiento del usuario es un registro donde se recoge toda la información individual de cada usuario por turno de trabajo: alimentación, higiene, sueño, etc. Suele ser una hoja con múltiples casillas y el personal de atención directa ha de marcar cruces o números donde corresponda. En algunas instituciones de atención a la dependencia puede habilitarse un libro de incidencias conductuales, cuyo principal destinatario es el psicólogo de la institución. En éste se recogerán aquellas incidencias de tipo conductual como conductas agresivas, estados de agitación o ansiedad, estados depresivos, desorientación o cualquier conducta que al personal de atención directa le parezca extraña o inusual en el usuario. La forma de cumplimentar las hojas de incidencias es al finalizar cada turno. El personal de atención directa se reunirá en el lugar habilitado para ello (oficina, control o despacho de enfermería) para rellenar adecuadamente las hojas de incidencias. Para cumplimentar el libro de incidencias, se seguirá una serie de instrucciones. En primer lugar, al inicio del día, se pondrá la fecha en el cuaderno de trabajo; también se señalará el turno en el que se está trabajando y, por último, al final del mismo, se firmará de manera legible. Hay que tener en cuenta que el libro de incidencias está destinado a recoger fundamentalmente la siguiente información: •
Instrucciones del servicio de enfermería al personal de atención directa: el enfermero reflejará en el libro un resumen del plan de cuidados del usuario cuando haya un ingreso, así como los cambios de medicación, dietas especiales o cualquier otra indicación concreta sobre algún residente.
•
Incidencias sanitarias de residentes: en el libro de incidencias se pondrá el nombre del residente y se reflejará el ingreso y la salida del usuario. Asimismo, se recogerán los avisos al personal de enfermería fuera de turno, al centro de salud o a los servicios de emergencias, así como las indicaciones recibidas. También se registrarán los seguimientos indicados por el personal de enfermería. Es importante recoger las incidencias en el sueño, la higiene, la alimentación, la medicación, las caídas, así como cualquier otra incidencia sanitaria de relevancia.
•
Incidencias de conducta de residentes: en este caso, se pondrá el nombre del residente y se reflejarán aspectos conductuales de los usuarios como deambulación errante, agitación o agresividad, actitudes extrañas (meterse la mano en los pañales, desorientación, cambiarse de ropa varias veces al día, etc.).
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Ejemplo 2/03/20109 Turno de mañana Incidencias sanitarias: Dña. Begoña Sagarduy: se niega a comer porque refiere dolor de estómago. Por el mediodía hace dos deposiciones diarreicas. D. Jesús Bilbao: caída a las 09.00 h cuando se dirigía al comedor. Visto por elenfermero. Incidencias conductuales: Dña. Dominga Bartolomé: muy agitada durante toda la tarde. Se quita los dientes continuamente. Fdo. Miren Elorduy Este libro será leído posteriormente por los compañeros del turno siguiente y por el personal de enfermería, que también dejará escritas en este libro pautas y órdenes de trabajo. El personal que se incorpore después de sus días de descanso procederá a leer el libro de incidencias desde su último turno para estar informado de la situación de los usuarios. En algunas instituciones de atención a personas dependientes se utilizan soportes informatizados para el registro de toda esta información. Pueden existir programas específicos de gestión de centros de atención a la dependencia manejados desde un ordenador o Personal Digital Assistant (PDA), donde los diferentes profesionales han de cumplimentar la información referente a su campo de actuación. Los libros y hojas de incidencias son, en definitiva, una herramienta fundamental para la transmisión de información entre los diferentes profesionales de la institución de atención a la dependencia. Deben ser cumplimentados de manera correcta y exhaustiva para garantizar que la información que se transmite sea fidedigna, veraz y, sobre todo, de utilidad para la consecución de los objetivos marcados en el plan de cuidados individualizado de cada sujeto. Actividad: Indica que libros y hojas de incidencias utilizas o has utilizado en tu lugar de trabajo. Trae un ejemplo de hoja de incidencia o crea una. ¿Utilizas para ello algún sistema informático?
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4.5.Utilización de la documentación sociosanitaria manejada en instituciones de personas dependientes En el manejo de toda la documentación que contenga los datos de los usuarios en la institución de atención a personas dependientes, se observará y cumplirá estrictamente la LOPD para garantizar la confidencialidad de la información de carácter personal, sanitario y social. Con respecto a la documentación de carácter específicamente sanitario, habrá que respetar la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica. Esta ley tiene como ámbito de aplicación los centros y servicios específicamente sanitarios; en este sentido, las instituciones de atención a la dependencia no lo son siempre, sino que son centros sociosanitarios, sin embargo, se considera conveniente aplicar lo marcado por esta ley, puesto que en estos centros se trabaja con documentación sanitaria de los usuarios que sí sería susceptible de cumplir lo indicado por esta normativa. Esta ley, en su capítulo v, artículo 16, «Usos de la historia clínica», indica: «1. La historia clínica es un instrumento destinado fundamentalmente a garantizar una asistencia adecuada al paciente. Los profesionales asistenciales del centro que realizan el diagnóstico o el tratamiento del paciente tienen acceso a la historia clínica de éste como instrumento fundamental para su adecuada asistencia. 2. Cada centro establecerá los métodos que posibiliten en todo momento el acceso a la historia clínica de cada paciente por los profesionales que le asisten. 3. El acceso a la historia clínica con fines judiciales, epidemiológicos, de salud pública, de investigación o de docencia, se rige por lo dispuesto en la Ley Orgánica 15/1999, de Protección de Datos de Carácter Personal, y en la Ley 14/1986, General de Sanidad, y demás normas de aplicación en cada caso. El acceso a la historia clínica con estos fines obliga a preservar los datos de identificación personal del paciente, separados de los de carácter clínico‐asistencial, de manera que como regla general quede asegurado el anonimato, salvo que el propio paciente haya dado su consentimiento para no separarlos. Se exceptúan los supuestos de investigación de la autoridad judicial en los que se considere imprescindible la unificación de los datos identificativos con los clínico‐asistenciales, en los cuales se estará a lo que dispongan los jueces y tribunales en el proceso correspondiente. El acceso a los datos y documentos de la historia clínica queda limitado estrictamente a los fines específicos de cada caso. 4. El personal de administración y gestión de los centros sanitarios sólo puede acceder a los datos de la historia clínica relacionados con sus propias funciones. 5. El personal sanitario debidamente acreditado que ejerza funciones de inspección, evaluación, acreditación y planificación, tiene acceso a las historias clínicas en el cumplimiento de sus funciones de comprobación de la calidad de la asistencia, el respeto de los derechos del paciente o cualquier otra obligación del centro en relación con los pacientes y usuarios o la propia Administración sanitaria. 6. El personal que accede a los datos de la historia clínica en el ejercicio de sus funciones queda sujeto al deber de secreto. 7. Las Comunidades Autónomas regularán el procedimiento para que quede constancia del acceso a la historia clínica y de su uso.»
Asimismo, la Ley 3/2005, de 8 de julio, de información sanitaria y autonomía del paciente, en su capítulo i, artículo 33 («Utilización de la historia clínica»), hace referencia a las mismas recomendaciones. La información sobre el usuario (expedientes, hojas de registro, informes, etc.) es confidencial y es responsabilidad de la dirección del centro garantizar dicha confidencialidad. Para ello, se informará a todo el personal de cómo debe manejar dicha información y todos los profesionales se comprometerán por escrito a un manejo responsable de la misma. Los expedientes administrativos y sanitarios se encontrarán situados en los despachos de la dirección (o del trabajador social) y del médico. El personal de atención directa no tendrá acceso a los mismos, pero sí manejará otra documentación que contendrá información que ha de ser tratada con cautela. En este sentido, utilizará carpetas de atenciones individuales, hojas de información individual y cuadernos de trabajo o incidencias.
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Con respecto a la carpeta de atenciones individuales, se habilitará una por unidad o por planta, que contendrá subcarpetas con información sobre los usuarios (plan de cuidados individualizado, plan nutricional, etc.) y las hojas de registro que deben cumplimentar los profesionales de atención directa (hoja de higiene y seguimiento, control nutricional, control de diuresis, etc.). El personal de atención directa empleará esta carpeta y la documentación que contiene para obtener información sobre las necesidades del residente y transmitir información sobre sus actuaciones a otros profesionales del centro. El personal de enfermería irá actualizando la información (planes de cuidados, hojas de seguimiento, etc.) con el fin de que el personal de atención directa siempre esté al tanto de las novedades de los usuarios. El profesional de atención directa cumplimentará los registros siguiendo las indicaciones del personal de enfermería. Asimismo, el personal de atención directa habrá de poner especial cuidado en que dichas carpetas no salgan de los lugares habilitados para ello, de rellenar los registros adecuadamente, así como de salvaguardar la confidencialidad de la documentación. En algunas instituciones puede ubicarse información sobre el usuario en su propia habitación para facilitar la realización de algunas actividades o la recogida de datos concretos sobre alguna atención prestada (como controles de diuresis, de temperatura, etc.). Este tipo de información se recoge en las hojas de información individual. El personal de atención directa utilizará estas hojas para obtener información sobre el residente y los cuidados que precisa. Por ejemplo, el personal de enfermería puede indicar en estas hojas cada cuánto tiempo hay que efectuar los cambios posturales o tomar la temperatura al usuario. Así, el personal de atención directa tendrá las pautas para actuar correctamente. De este modo, llevará a cabo las intervenciones marcadas y reflejará los resultados en dichas hojas para conocimiento del personal de enfermería. Se pondrá cuidado en que dicha información sólo esté al alcance del personal autorizado para su manejo, por ejemplo, colocando dichas hojas en una carpeta dentro de la mesilla o el armario de la habitación del residente. Al igual que las hojas de registro, los cuadernos de trabajo o incidencias se ubicarán en los lugares destinados para ellos, pues contienen información confidencial sobre los usuarios. Volvíendose a colocar en su sitio al finalizar su cumplimentación. Es importante tener en cuenta que la Ley 41/2002 indica que toda la documentación de carácter sanitario será archivada durante un periodo mínimo de cinco años desde la fecha del alta de cada proceso asistencial.
4.6.Recopilación y transmisión de información al equipo de trabajo y al equipo interdisciplinar La transmisión de las necesidades detectadas o cualquier otra información relevante se realizará siguiendo los cauces establecidos en el plan general de trabajo del centro, donde ha de quedar reflejado también quién asume cada caso, las responsabilidades y las funciones en cuanto a la detección y a la transmisión de información sobre las necesidades de los usuarios. Es relevante que exista un protocolo de comunicación interna donde se definan estos cauces informativos y cómo deben ser usados. En líneas generales, en las instituciones de atención a personas dependientes, la información es recogida por los diferentes profesionales durante sus intervenciones y plasmada en los cuadernos de trabajo y hojas de registro. Dicha información puede ser leída por el resto de profesionales o transmitida a través de las diferentes reuniones que pueden tener lugar en el centro. Estas reuniones en las que se transmite la información recopilada al equipo de trabajo y al equipo interdisciplinar pueden ser de diferentes tipos: reuniones del equipo directivo, del consejo o de la junta de gobierno de los usuarios, departamentales e interdisciplinares.
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Las reuniones del equipo directivo son una de las formas de transmitir la información recopilada al equipo del centro de atención al dependiente. Se establecerá una serie de reuniones periódicas, con carácter mensual, en las que se tratará el tema de la calidad de la atención. En ellas se elaborarán actas y se seguirá el grado de cumplimiento de las recomendaciones de calidad establecidas en el sistema. Además, se evaluará periódicamente el nivel de satisfacción de los usuarios, familiares y trabajadores mediante encuestas de satisfacción, que serán examinadas y valoradas en dichas reuniones, planteando mejoras. En las reuniones del consejo o junta de gobierno de usuarios, el personal y los residentes tendrán capacidad para aconsejar la introducción de mejoras en la organización del centro y en las actuaciones profesionales. Para ello, el centro deberá contar con un sistema de participación de los ingresados y un consejo o junta de gobierno que se reúna al menos dos veces al año con la dirección del centro. La supervisora del equipo de atención directa convocará reuniones departamentales con el personal para poder dar pautas de actuación y recoger sugerencias e información. Estas reuniones pueden tener un carácter informal o formal. Un ejemplo de reuniones de carácter informal son las reuniones de cambio de turno en las que se reúnen los profesionales del turno entrante y saliente para intercambiar verbalmente información sobre el turno anterior. En estas reuniones, el personal del turno entrante queda enterado de lo acontecido en el turno previo y recibe pautas de actuación que el personal de enfermería puede haber dado. Además, la supervisora del personal de atención directa recopila, a su vez, información que luego transmitirá al equipo interdisciplinar o al profesional competente en una determinada cuestión. Las reuniones formales departamentales con el personal de atención directa serán convocadas por escrito con suficiente anterioridad para asegurarse de que el personal de todos los turnos está al tanto de la convocatoria. En esta citación se indicará la fecha y la hora de la reunión, así como los puntos que se van a tratar en el día, dejando un espacio para ruegos y preguntas. Es conveniente que asista el mayor número de personal posible; por ello, una buena hora para realizar este tipo de reunión es durante el cambio de turno, sobre todo de la mañana a la tarde. El contenido de estas reuniones será básicamente la transmisión por parte de la supervisora de información y decisiones generales tomadas por el equipo interdisciplinar que afectan o determinan el trabajo del personal de atención directa (por ejemplo, un cambio en la hora de la comida o la decisión de dar los desayunos en las habitaciones en lugar de en el comedor) y la escucha por parte de la supervisora de información sobre usuarios o actividades concretas, sugerencias de mejora en la realización de las actividades o en la implementación de los planes de cuidados o incidencias en la ejecución de algunas actuaciones o seguimiento de pautas de trabajo. La supervisora será la responsable, tras estas reuniones, de trasladar la información obtenida bien a la dirección del centro o al equipo interdisciplinar para que sea valorada y, en caso de ser necesario, se tomen las medidas oportunas al respecto. El principal objetivo de las reuniones interdisciplinares será valorar los planes de cuidados. El equipo técnico debe realizar las actuaciones de valoración y coordinación con carácter semanal en las que se analizará la evolución de los residentes y las nuevas necesidades detectadas, y se tomarán las medidas de adecuación de las intervenciones si fuera necesario. En dichas reuniones tendrán que estar representados todos los departamentos, siendo relevante que un representante del personal de atención directa, si no hubiera figura de supervisión directa, acudiera a la reunión. Además de estas reuniones en las que se tratarán las necesidades de los usuarios y los ajustes de los planes de cuidados, se organizarán reuniones periódicas en que todos los profesionales puedan presentar
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sugerencias sobre su trabajo. En ellas se intercambiarán opiniones sobre métodos de trabajo y actuaciones concretas que se deben realizar. Asimismo, estas reuniones serán un lugar ideal para mejorar los cauces de comunicación entre el personal de atención directa y el resto del equipo interdisciplinar y marcar pautas fijas de trabajo. Las reuniones serán convocadas con antelación suficiente para recopilar información y diseñar estrategias de trabajo para cada uno de los temas planteados. También se establecerán cauces formales de comunicación con los recursos socioasistenciales que tengan una relación frecuente con la institución con el fin de garantizar la adecuada continuidad asistencíal de los ingresados, cuando éstos se encuentren dentro y fuera del centro, para la recepción y derivación de usuarios. Cuando el residente sea derivado a otra institución, el centro de origen debe facilitar los informes correspondientes respetando la LOPD. Además, el equipo técnico del centro y la dirección mantendrán al menos dos reuniones con los usuarios y familiares con carácter anual, en las cuales se informará personalmente de las actuaciones de atención individualizada y los planes de cuidados. Asimismo, el centro facilitará a la familia o a los cuidadores del residente la información básica sobre el plan de cuidados individualizado en situaciones de traslados o estancias en el domicilio, previo consentimiento del usuario o su tutor legal. Existirá un sistema de recepción y resolución de quejas que permitirá que tanto usuarios como profesionales, de forma anónima o personalizada, planteen quejas. Además, deberá quedar constancia por escrito del motivo de la queja y de las soluciones planteadas a la misma. Este sistema debe permitir identificar las tareas, profesionales y actuaciones que de manera más frecuente sean motivo de quejas. De este modo, el centro ha de disponer de un registro de reclamaciones, sea cual sea su tamaño y número de usuarios. También es conveniente poner a disposición de los dependientes y profesionales un sistema de transmisión de sugerencias de mejora como, por ejemplo, un buzón de sugerencias. Actividad: indica en qué reuniones de carácter formal participas, detallando los miembros de las mismas, objetivos y periricidad de las mismas. Asi mismo indica que reuniones de carácter informales utilizas para transmitir la información y con qué miembros del equipo interdisciplinar las realizas, indicando donde y en qué momentos del día se producen normalmente.
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