Como Ser Buenos Hermanos en Cristo

¿Como ser buenos hermanos en Cristo? He aquí varias sugerencias Sugerido por el hno. Luciano Batista de Brasil 1 Timoteo

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¿Como ser buenos hermanos en Cristo? He aquí varias sugerencias Sugerido por el hno. Luciano Batista de Brasil 1 Timoteo 5:1-2 “No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza”.

Introducción. El tema presupone que hemos nacido de la misma simiente espiritual y que por lo cual ahora somos hermanos. Además esta insinuando que a veces no se es buen hermano como se debiera ser. Pero a la vez esta mostrando interés en desarrollar una mejor relación con aquellos que como el están en Cristo. De allí la pregunta: ¿Cómo ser buenos hermanos en Cristo? I). Hay que aceptarse el uno al otro. Romanos 15:7 “Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios”. La palabra “recibíos” significa, aceptarse. Nosotros no elegimos a nuestros hermanos, Dios los elige. Nosotros podemos elegir a nuestros amigos, elegir a nuestra esposa o novia, incluso elegir a nuestro perro pero no podemos elegir a nuestros hermanos. La hermandad la determina Dios no nosotros. Nosotros solo, como Pedro, damos la bienvenida a aquellos que el Señor añade a su iglesia. Hechos 2:47) Así como no pudimos elegir que hermanos tener en la carne, pues eso dependió de mama y papa, así tampoco los podemos elegir en lo espiritual. Lo que debemos hacer es aceptarlos. Aceptarlos con virtudes y defectos. II). Hay que amarnos como hermanos de sangre. Pablo escribió: “Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros” (Romanos. 12:10). La expresión “amor fraternal” viene de la palabra griega “filadelfia” que hace referencia al afecto natural que hay entre los hermanos y hermanas de una misma familia. Es amor de hermanos. O sea que debemos de amarnos los unos a los otros como si fuéramos hermanos de sangre. Ningún hermano que ha nacido de nuestro en la familia de Dios debe ser un extraño para nosotros, se convierte en hermano y como tal se debe de amar. Es importante mencionar que a veces nos referimos a los hermanos de la iglesia como “los hermanos” indicando que son hermanos de alguien más y no nuestros. Cuando nos referimos a los hermanos de sangre normalmente decimos, “ellos son mis hermanos”. Esto mismo debemos decir de los hermanos de la iglesia, “ellos son mis hermanos” Pero Pablo esta

mencionando un amor hacia el hermano que no te cuenta trabajo como el amor de un hermano de sangre. III). Hay que servir de guiar a nuestros hermanos. Juan 1:40-42 dice: “Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. 41 Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). 42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro”). Andrés sabia, como nosotros que sí somos guardas de nuestros hermanos. Y que por donde uno vaya, ellos serán influenciados a ir. Por eso debemos procurar guiarlos por el buen camino. No solo mostrarles el camino, sino caminar con ellos. Cuando alguien encuentra a Jesús, generalmente quiere que sus parientes también lo lleguen a conocer. Andrés amaba a su hermano Simón Pedro y no quiere comer solo los manjares celestiales. Andrés tenía un sincero interés en el bienestar espiritual de su hermano y esta dispuesto a guiarle. ¿Por qué? Porque eso es lo que hacen los buenos hermanos. Este tipo de guía se hace con las palabras y con los hechos. IV). Hay que ser sensible ante las necesidades de los hermanos. 1 Juan 3:17 “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?” En la palabra “corazón” a veces se usa la palabra “entrañas” era un modismo hebreo para referirse a las emociones y sentimientos. El cristiano que no tiene compasión hacia su hermano que se encuentra en necesidad, significa que no es un hijo de Dios. Porque Dios es amor. Si el amor esta ausente, Dios esta ausente. Nuestras acciones deben revelar a Dios. El verdadero amor hace que la sensibilidad del cristiano sea extremadamente delicada y sus entrañas se estremezcan ante la necesidad de sus hermanos pobres. En Hechos 4:32-35 Dice: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; 45 y vendían sus propiedades y sus bienes, Y LO REPARTIAN a todos según la necesidad de cada uno” (Hechos 2:44-45) Literalmente la iglesia acababa de nacer con una conversión de unas tres mil personas. Muchos eran de allí, de la ciudad de Jerusalén y muchos habían venido de fuera. Ya que se habían convertido y querían y necesitaban seguir aprendiendo de su nueva vida en Cristo, muchos se quedaron allí en la ciudad de Jerusalén. Los que se habían convertido de la ciudad de Jerusalén no permitirían que sus hermanos anduvieran vagando en las calles, sin un centavo en sus bolsas. Así que, como buenos creyentes y amados hermanos, algunos vendían sus propiedades para ayudar en las necesidades de sus hermanos.

V). Hay que procurar ser solidarios. Pablo escribió: “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran”. (Romanos 12:15) Como seres humanos a veces reímos y a veces lloramos. En un momento estamos muy contentos y en otro momento estamos muy tristes. Así es la vida y todos experimentamos estas emociones. Pablo sabia de lo importante que es la solidaridad cristiana en esos momentos. Menciona dos casos completamente opuestos: El gozo y el llanto. 1. El gozo. ¿Quiénes son los que se gozan? Los que se casan, los que tienen un bebe, los que se gradúan, los que los ascendieron el trabajo, los que les aumentaron el salario, los que saldrán de viaje, los que se bautizaron en Cristo etc. En lugar de envidiarlos por el bien que les ha pasado, debemos ser participantes con ellos en su alegría. 2. El llanto. ¿Quiénes son los que lloran? Los que han perdido un ser querido, los que los han despedido de sus trabajos, los que han sido acusados injustamente, los que han recibido una fuerte desilusión, los que están enfermos, los que perdieron oportunidades importantes etc. En lugar de alejarnos de ellos porque no nos gusta llorar o ver el dolor de los demás, debemos estar con ellos también en los malos momentos. ¿Por qué? Porque eso hacen los buenos hermanos. Conclusión Hay muchas cosas que mejorar como hermanos en Cristo. Sin embargo, si practicamos las cosas mencionadas vamos por buen camino. Dios nos ayude a ser los mejores hermanos que debemos ser. Que podamos expresar la hermosa familia que somos en Cristo. Familia que trasciende más allá de esta vida. Si lo hacemos así Dios nuestro Padre estará orgullo de su familia. Dios nos bendiga para poder hacerlo. Juan Ramón Chávez