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COMAS HISTORIA Y TRADICIÓN DATOS GEOGRÁFICOS Comas, junto a los distritos de Los Olivos, Independencia, Carabayllo, Puen

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COMAS HISTORIA Y TRADICIÓN DATOS GEOGRÁFICOS Comas, junto a los distritos de Los Olivos, Independencia, Carabayllo, Puente Piedra, Ancón, Santa Rosa y San Martín de Porres, forman Lima Norte, llamada antiguamente Cono Norte, cuya área de extensión es de 857 km2 y posee una población de 2´083,583 habitantes provenientes de diversas regiones del país. El territorio actual de Comas es de 48.75 km2 y su ubicación geográfica en la Cuenca Baja del Chillón ha sido y es estratégica desde tiempos ancestrales. Limita con los distritos de Carabayllo y Puente Piedra por el norte, con Independencia y parte de Los Olivos por el sur, con San Juan de Lurigancho por el este y Los Olivos por el oeste. De manera porcentual el territorio de Comas presenta 45% de llanos, 25% de zonas montañosas y 30% de declives. El primer sector está ubicado al oeste de la avenida Túpac Amaru y es donde existe la mayor cantidad de urbanizaciones, asociaciones y cooperativas de viviendas. Esta área está atravesada también por la avenida Universitaria. La zona montañosa es esencialmente una gran cadena de cerros ubicado al lado este del distrito que conforman parte de los contrafuertes andinas. Algunos de ellos donde la pendiente no sobrepasa los 60 grados de inclinación, cientos de pobladores andino migrantes han instalado en ella asentamientos humanos. Los declives existentes en el distrito son aquellos espacios colindantes entre la zona montañosa y los terrenos llanos. Su principal característica de formación urbana es la toma de terrenos de manera violenta y su legitimación es producto de la fuerte presión social. Comas, al igual que otros distritos de Lima Norte, posee un pequeño territorio de uso agrícola irrigado por las aguas del río Chillón y los diversos puquiales existente a lo largo de su cauce. El río es también límite con los distritos de Carabayllo y Puente Piedra.

El caudal del río Chillón depende de los deshielos de diversos nevados andinos y de las lluvias al interior del país. No siempre es abundante y casi todo el año el río posee un nivel muy reducido. La presencia de este río, los contrafuertes andinos, su ubicación geográfica y su cercanía al mar, permiten tener un clima templado con temperaturas que oscila entre los 25 y 30 grados centígrados en los meses de verano. En invierno desciende y llega a los 14 grados centígrados. En tiempos coloniales esta zona del Chillón era conocida como “El Paraíso de los asmáticos”. Sin embargo, hoy está lejos de conservar ese título debido a la alta contaminación que no necesariamente se produce en el distrito, sino proviene de otros distritos y que son arrastradas a esta zona por la fuerza de los vientos que soplan de sur a oeste. La presencia de partículas contaminantes como monóxido de carbono, plomo, azufre, etc., producidas por vehículos obsoletos, fábricas y diversas empresas y laboratorios ubicados en Lima y el Callao, ponen en serio riesgo la salud de los vecinos. Concientes de este problema la gestión municipal asume la tarea de adoptar todas las medidas que corresponden para hacer frente a este problema. Si bien no hay nada que se pueda hacer para cambiar el rumbo de los vientos, se viene exigiendo un mayor control y vigilancia a las empresas y fábricas por parte de las entidades reguladoras del Ministerio de Salud, de Ambiente y de la Producción. Internamente la gestión municipal de Comas intenta desarrollar una cultura ambiental que permita disminuir el impacto de la contaminación ambiental externa.

ALGO DE SU HISTORIA La historia de Comas como espacio geográfico e histórico es milenaria y puede dividirse en tres grande épocas: Antiguo Perú que abarca desde la aparición de los primeros pobladores del valle hasta la ocupación Inca ocurrida a finales del siglo XV y su permanencia en el valle hasta la llegada de los españoles; la Colonia con la fundación del pueblo de indígenas San Pedro de Carabayllo, la aparición de las haciendas y la independencia nacional; y finalmente la República en el que además de mencionar la existencia de las haciendas y su reacomodo económico antes, durante y después de la Guerra del Pacífico, se da la creación distrital (1961).

Si bien las primeras evidencias arqueológicas de Lima Norte se remontan a casi 10 mil años atrás, el área que abarca Comas ha sido mudo testigo de la ocupación temporal y definitiva de diversos grupos culturales desde 8 mil años. Algunas de las evidencias de estos primeros cazadores y recolectores nómades en las Lomas de Collique han desaparecido producto del paso de los años y la ocupación urbana actual. Similar suerte ha experimentado las evidencias de la cultura Lima en el Cerro Volcán, vestigios Wari en la zona agrícola de Trapiche y cerámica Chancay y Chimú en la parte baja del distrito. No existe una cifra exacta de cuanta información y sitios arqueológicos han desaparecido, pero según datos del Instituto Nacional de Cultura, se calcula que por lo menos son ocho recintos arquitectónicos. Hoy tenemos como doce monumentos arqueológicos y de todos ellos es la Fortaleza de Collique la más representativa. El pueblo Colli tiene su origen en el valle del río Reque entre la zona comprendida por Chiclayo y Lambayeque, quienes se desplazaron hacia el sur del Perú, escapándose de los constantes peligros a la que estaban expuestos por el Fenómeno de El Niño. Luego de varios años de buscar un espacio agrícola llegaron a la parte baja de Carabayllo, nombre con el que se conocía al valle, el mismo que fue sustituido por Chillón desde la época Colonial. No todos los grupos étnicos que ya habitaban el valle aceptaron el ingreso de los Collis. Los Canta, un grupo bastante ambicioso y muy guerrero, desarrolló una relación bastante confrontacional desde un inicio, pues deseaba controlar la mayor cantidad de tierras de cultivo, sobre todo de aquella ubicada en Quivi, lugar en donde se podía obtener cultivos de hoja de coca, producto muy apreciado en el mundo andino y considerado como “moneda” para el intercambio o trueque. Esta relación tirante y la disminución de áreas de cultivo en la costa y sierra del Perú, producto de los fenómenos del Niño o Niña, empujó a los Collis a encuartelarse en ciudadelas fortificadas. Su bastión más importante fue la Fortaleza de Collique, aunque su sede administrativa y religiosa más antigua estaba ubicada en las faldas del Cerro Volcán. La Fortaleza de Collique, además de uso militar, fue también zona de intercambio, palacio administrativo, área productiva, recinto político y espacio religioso. La Fortaleza de Collique está ubicada a la altura del kilómetro 14 de la Av. Túpac Amaru, en el actual distrito de Comas. Pero a pesar de ser una de

las edificaciones más grandes e importantes del valle todavía no recibe el tratamiento adecuado para rescatarla y ponerla en valor. Este y otros sistemas defensivos edificado por los Colli a lo largo del valle le permitió contrarrestar innumerables ataques de los Yauyos, Cantas y Chacllas. Cada triunfo representaba un elemento adicional que los Colli utilizaban para mantenerse y hacer más fuerte su control sobre los pueblos subordinados a su mando. Luego de describir varias líneas acerca de la historia de los Colli más de uno se debe preguntar ¿por qué se debe conservar este monumento? y ¿cuál es su principal aporte al mundo andino? La primera pregunta es porque representa parte de nuestra historia colectiva y es fiel testigo que da cuenta que el área que ocupa el distrito ha sido ocupado por culturas y personajes importantes. Toda esta herencia cultural es digna de ser conocida y estudiada. Para que esto último ocurra, debemos conservar la evidencia material más tangible. La segunda pregunta no es fácil de responder, en vista que los estudios en torno a esta cultura son escasos. Sin embargo, hay quienes aseguran, sin presentar muchas evidencias al respecto, que es la orfebrería y la textilería. Sin embargo, el aporte más significativo de los Collis está relacionado con el uso racional de los recursos de la región, su sentido de planificación, el establecimiento de caminos y sobre todo con el establecimiento de todo un sistema hidráulico con la finalidad de aprovechar al máximo el agua del río y de los puquiales. Tan bien diseñado estuvo este sistema que luego de conquistar a los Colli, los Incas no modificaron en casi nada los trazos y direcciones de las acequias y bocatomas ya existentes en el valle, tan solo la extendió con la finalidad de cubrir una mayor área agrícola. Esta premisa se refuerza por los testimonios dados por los primeros cronistas que visitaron el valle del Chillón, pues aseguran los hacendados no alteraron en nada la red hidráulica existente y cuya antigüedad se remonta hasta antes de la llegada de los Incas a la costa central. Para la construcción de las acequias y bocatomas, los Colli emplearon conocimientos avanzados de geometría, estudios de suelo y sobre todo el cambio de estaciones tanto en la costa como en la sierra. Construir una acequia no era un trabajo sencillo, pues no solo se trataba de edificar una extensa red hidráulica que muchas veces podía superar los 10 kilómetros, sino también trazar adecuadamente la dirección de las acequias con la finalidad de darle la inclinación respectiva para que las aguas transcurran con naturalidad. Adicionalmente había que distinguir el tipo de

suelo, pues no es lo mismo un suelo rocoso que uno arcilloso o arenoso. En cada uno de los casos se tuvo que emplear pisos recubiertos con arcilla, lajas de piedra o simplemente barro batido con arcilla. Bajo un orden espiritual, el principal aporte de este señorío es haber defendido su autonomía para trazar sus proyectos y aspiraciones como pueblos independientes. Esto ocurrió alrededor de 1470 d.C., y será el último suceso que enfrentará el jefe Colli, pues caerá asesinado en pleno campo de batalla por las tropas del Inca Túpac Yupanqui. Esta defensa irrestricta de su autonomía es quizás un legado que no solo debemos conocer y conservar, sino también mejorar. La historia de los Colli, iniciada aproximadamente en el 1000 d. C., llegó a su fin en la segunda mitad de mediados del siglo XV, cuando los Incas deciden conquistar la costa central. La epopeya que tuvo que afrontar este señorío es, sin duda, la más importante ocurrida en esta parte de la costa peruana. No solo por el valor y arrojo de su líder, sino también porque además de luchar contra los Incas, tuvo que combatir a sus enemigos eternos: Los Cantas, quienes se aliaron a las tropas cuzqueñas con la finalidad de aniquilar a los Collis y convertirse en el señorío más importante de este valle. La toma de la Fortaleza de Collique fue muy violenta, más aún si consideramos que las tropas Colli solo sumaban alrededor de 1500 soldados entre civiles y militares, contra los más de 30 mil soldados del ejército Inca altamente preparados y dotados de armas y tácticas militares. A manera de castigo, Túpac Yupanqui ordenó una matanza sangrienta de los sobrevivientes no tanto por un instinto sangriento o asesino, sino sobre todo por las sugerencias de los Canta y los Marangas, quienes no encontraron mejor momento para deshacerse de una vez y para siempre de sus eternos enemigos. Solo algunas mujeres, ancianos y niños se salvaron, quienes se escondieron en las cuevas y peñas de la zona. Muerto el líder Colli, Túpac Yupanqui decidió mantener la Confederación Colli, aunque ahora nombrando a un nuevo jefe al que denominaron curaca perteneciente a la jerarquía social yanayacu, una de muy bajo rango a manera de escarmiento y castigo por la insolencia de no someterse pacíficamente. Así acaba la milenaria historia de este señorío de Lima Norte, una cultura local poco conocida, pero que conserva y tiene mucho que enseñar a los pueblos modernos y contemporáneos.

Durante la época colonial uno de los acontecimientos más importantes fue la fundación del pueblo de indios llamado San Pedro en territorio del actual distrito de Carabayllo, ocurrido en junio de 1571. Esta reducción albergó a los indígenas de los pueblos de Carabayllo, Collique, Chuquitanta, Macas, Omas, Huacoy, Sapan, entre otros. Luego de esta fundación el valle comenzó a ser ocupado por diversas haciendas como Chocas, Caballero, Punchauca, Collique, Infantas, Chacra Cerro, La Molina, San Lorenzo, Copacabana, Boza, Castro, Pampa del Rey, La Isleta, Caudivilla, Guerrero o Chacra Grande, San Juan de Dios, Tambo Inga, Chuquitanta, Comas y Collique. El nombre de las haciendas provenía del apellido del primer propietario, el nombre de algún santo o virgen o la toponimia ancestral de los pueblos indígenas ubicados en la zona. Las haciendas como Comas y Collique se dedicaron a producir azúcar, trigo, alfalfa y diversos productos de pan llevar y su principal fuerza de trabajo durante el siglo XVI eran básicamente indígenas. A inicios del siglo XVII fueron sustituidos por negros traídos del África en condición de esclavos. La llegada de la independencia no significó un cambio en la estructura económica, social y religiosa implantada por los españoles. Es recién a mediados del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, sobre todo luego de la Guerra con Chile y el desarrollo de la Primera y Segunda Guerra Mundial, las haciendas experimentaron cambios significativos, sobre todo, en la implementación de fuerza de trabajo y la variedad de productos agropecuarios. Respecto al primero es necesario mencionar la llegada de trabajadores culíes y sobre el segundo la sustitución de cultivos tratando siempre de abastecer la fuerte demanda del mercado internacional (azúcar, algodón, vid, etc.).

LA CREACIÓN DISTRITAL A mediados del siglo XX Lima comenzó a soportar un fenómeno migratorio, un crecimiento demográfico y una expansión urbana desordenada. Debido a que Lima Capital ya no se daba abasto para albergar a miles de familias andinas ni satisfacer los servicios más elementales, la ola de migrantes comienza a ocupar las zonas periféricas al Centro de Lima.

Es así como surgen las primeras invasiones que dan paso a la formación de barrios marginales donde la vida era extremadamente dura y llena de incertidumbre y privaciones. Esta dinámica urbana también alcanzó al área que comprende hoy el distrito de Comas, la misma que fue ocupada por miles de familias con escasa capacidad financiera para adquirir un terreno para instalar su vivienda. A mediados del siglo XX en Lima Norte todavía funcionaban algunas haciendas como Pro, Comas, Collique, Naranjal, etc. Junto a ellas coexistían algunas concesiones mineras como la de Collique que por esos años estaba siendo administrado por Humberto Casanave. Justamente los trabajadores de esta empresa, liderados por Arturo Ruiz López y Raymundo Cárdenas, solicitan un lote para instalar sus viviendas. Ante la insistencia y la posibilidad de contar constantemente con fuerza de trabajo disponible para sus operaciones mineras, el empresario minero accede en 1954. Una vez hecha la entrega de terrenos los trabajadores forman la Asociación de Padres de Familia y Pobladores del Caserío “El Carmen”. La alegría y celebraciones por este importante pasó para su consolidación en la zona, se vio empañada por el juicio emprendido por los hacendados Álvarez Calderón, quienes reclamaban su derecho como dueños de los terrenos que el Estado había otorgado a Casanave. El juicio fue ganado por la familia Álvarez Calderón, quienes de inmediato gestionaron el desalojo de los flamantes pobladores. La presencia policial y militar en la zona presagiaba hechos de violencia, tal como ocurrió y donde hubo más de una decena de heridos, contusos y algunos detenidos recluidos en la Penitenciaria de Lima. En medio de este desorden, desmoralización y pérdida de sus modestos enseres, nuevos dirigentes gestionaron ante María viuda de Fortuol, concesionaria de una mina de cal en las Pampas de Comas, para que les otorgue unos terrenos para instalar sus viviendas. Si bien el permiso fue concedido, los pobladores tomaron conocimiento que los títulos de concesión minera otorgado por el Estado a María viuda de Fortuol habían caducado. Bajo estas circunstancias los pobladores liderados por Víctor Delgado Marín fundan la Asociación de Pobladores “Villa María” en los terrenos de la zona de La Libertad, hoy capital del distrito de Comas.

El siguiente paso de los pobladores fue denunciar a la concesionaria y gestionar ante el Tribunal de Tierras para que se les otorgue la titularidad del terreno que ahora ocupaban. Para reforzar esta finalidad eliminan la antigua asociación y fundan la Asociación “La Libertad Pampas de Comas" conformada por 73 familias y presidida por Arturo Ruiz López. Luego de algunos meses de incertidumbre, en setiembre de 1958, los pobladores de esta asociación y otros líderes sociales, organizan una masiva invasión clandestina a los terrenos eriazos ubicados en la falda de los cerros y contrafuertes andinos. En total se calcula que fueron más de 100 mil personas las que participaron de esta invasión. Paralela y simultáneamente se organizaron una serie de invasiones en diversas partes de Lima como Tablada de Lurín, Cerro Candela, Ate, Vitarte, etc., que pusieron en jaque a las fuerzas policiales y funcionarios de Estado presidido por Manuel Prado Ugarteche. Tratando de evitar algún desalojo, los líderes de la invasión a las Pampas de Comas, proponen al Estado acoger a los invasores desalojados del Cerro Candela. Esta propuesta buscaba además reconocer jurídicamente su titularidad y dominio en el área que antes había sido otorgada a la concesionaria minera. Algo desgastado el gobierno y ante la fuerte presión social, el Presidente Manuel Prado acepta esta propuesta emitiendo la Resolución Suprema Nº 74 -DEN del 26 de setiembre de 1958, que reconoce la existencia de la Asociación “La Libertad Pampas de Comas" y que por esos años estaba presidido por el casmeño Arturo Ruiz López. Las necesidades más apremiantes eran evidentes: faltaba agua, luz, centros de salud, escuelas, transporte, nivelación de calles, etc. Su referente político más inmediato era el distrito de Carabayllo, en vista que el terreno que ocupaban pertenecía a esa jurisdicción. Pero ante la imposibilidad de satisfacer los servicios más elementales como recojo de basura, seguridad pública, ordenamiento urbano, etc., deciden separarse de este distrito y fundar una nueva jurisdicción política junto a los barrios marginales de El Carmen, Señor de los Milagros, Collique, Año Nuevo, Santa Rosa, Uchumayo, Clorinda Málaga, Manco Inca y otros que por esos años habían logrado instalarse en la zona. Los preparativos para una gran consulta y asamblea general se dieron en enero de 1959. Fueron varias asambleas descentralizadas en cada sector y

que amparados a la luz de las velas y mecheros, se tomaron las primeras decisiones y acuerdos. Los líderes políticos, sociales y culturales lograron reunir a más de 10 mil pobladores que representaban a más de 150 mil habitantes en una apoteósica asamblea desarrollada el 26 de marzo de 1959. Uno de los acuerdos, quizás el más importante, fue fundar un nuevo distrito. La representatividad recayó en Abel Saldaña del Pino (QEPD), quien pese a su juventud fue elegido para presidir la Comisión Pro Distrito. Las cualidades humanas, morales y éticas de Saldaña del Pino, han quedado probadas a lo largo de la historia de Comas. Sin pérdida de tiempo, él junto a otros experimentados dirigentes sociales, presentaron el 16 de abril de 1961, un memorial con 10 mil firmas ante la Cámara de Diputados del Congreso de la República, solicitando la creación de un nuevo distrito llamado La Libertad. Una vez aprobado el memorial Abel Saldaña gestionó la entrega de ese documento al mismo Presidente Manuel Prado y no por mesa de parte, como exigía la norma. Por más de dos meses intentó ubicar al mismo presidente de la República o al Senador Celestino Manchego Muñoz. Este último hombre del entorno más cercano del Presidente Prado. Su constante permanencia y su poca suerte para ubicar a ambos personajes, le significó una serie de anécdotas al interior del Palacio de Gobierno o en el pasadizo del Congreso Nacional. Quizás, la que más recuerda es el día en que alguien le preguntó ¿en qué oficina trabajaba? Luego de casi dos meses de estricto seguimiento logró ubicar al Senador Manchego, quien presuroso lo citó previamente en su casa de la avenida Arequipa en Miraflores. Él no tenía ni idea de donde quedaba ese lugar ni el senador dónde quedaba La Libertad. Luego de superado este inconveniente y estudiado el caso, Abel Saldaña fue citado al Palacio de Gobierno para que hacerle entrega al mismo Presidente Manuel Prado el memorial que exigía la creación de un nuevo distrito, previo cambio de nombre de La Libertad por Comas. Saldaña salió de ese recinto gubernamental con una promesa presidencial: “Dígale a ese pueblo que Comas será distrito". El memorial ya corregido fue remitido al Poder Legislativo por Ricardo Elías Aparicio, Ministro de Gobierno y Policía, el 5 de junio de 1961 en donde expuso la necesidad pública de crear un nuevo distrito debido a los logros y avances obtenidos por sus pobladores en tan corto tiempo.

El expediente fue signado con el Nº 12.0024 y previo debate y aprobación por parte de la Cámara de Senadores, pasó a la Comisión de Demarcación Territorial de esa misma Cámara, con el consentimiento de la Cámara de Diputados. Esta Comisión integrada por los Senadores Juvenal Pezo, José Caro y Max Espinoza, así como la Comisión de Municipalidades integrada por Esteban Hidalgo, Julián Arce, Ernesto Guzmán y David Izaguirre, opinaba a favor de la nueva creación distrital, sobre todo por la coyuntura política y social que se había creado en la zona. Para el día del debate en la Cámara de Senadores un grupo de pobladores encabezado por Abel Saldaña e invitados por el Senador Manchego, se apostaron en las graderías del Hemiciclo del Congreso de la República. El apoyo de las graderías era fundamental para aprobar el proyecto de creación distrital. El debate se pactó para el 7 de junio de 1961 y el orador principal era el legislador Manchego. Luego de los alegatos correspondientes se aprobó el proyecto de ley. Los aplausos y gritos de júbilo no se hicieron esperar. El proyecto debía nuevamente pasar por la Comisión de Demarcación Territorial para delinear su área final y elaborar su redacción, pero luego de varios meses esta Comisión no daba señales de acelerar el caso. Ante esta situación, Abel Saldaña buscó el apoyo de los diputados Ramiro Prialé, Ricardo Núñez, Juvenal Pezo y Manuel Panizo. Este último Vicepresidente de la Cámara de Diputados. Las primeras averiguaciones de la lentitud del trabajo de esta Comisión reveló que uno de los principales inconvenientes es que no contaban con los nombres de los cerros ubicados en la zona este del distrito. Este dato era fundamental para establecer los límites geográficos entre esta nueva jurisdicción política y la zona de Independencia, Carabayllo y San Juan de Lurigancho. Nuevamente Abel Saldaña tuvo que organizar una Comisión para visitar la Sociedad Geográfica del Perú para indagar sobre los nombres de los cerros. Luego de varias semanas no se pudo averiguar nada. También se intentó averiguar entre los antiguos trabajadores de la hacienda Comas o Collique. Pero ellos no recordaban absolutamente nada. En un acto de genialidad o desesperación Abel Saldaña comenzó a darle nombre a los cerros. Así, se bautizó a los cerros como Cruz de Chavilillo, cerro Chavalillo, cerro Portichuelo, cerro Santa Cruz, cerro Caudivilla, Cerro Virgen de Kon Kon, etc.

Luego de este “bautizo” informal Abel Saldaña remitió un documento a la Comisión de Demarcación Territorial de la Cámara de Diputados, aduciendo que esos eran los nombres ancestrales y así era como la gente y los peones llamaban a esos cerros. Con este escrito el proyecto de ley finalmente regresó a la Cámara de Senadores donde fue promulgado el 12 de diciembre de 1961 bajo la ley Nº 13757 que crea el distrito de Comas con su capital La Libertad. El primer alcalde de comas no fue elegido por la población, sino nombrado por el Presidente Manuel Prado. La responsabilidad recayó en manos de Guillermo Solís, teniendo como Teniente Alcalde a Abel Saldaña del Pino. Luego de él llagaría Wenceslao Luque, Arcesio Guillén, Clemente Fernández, Edmundo Aramburu, Emilio Pérez, Hugo Mattos, Ricardo Peso, Claver Rosas, Abilio Boyer, Nicolás Saravia, Francisco Melgarejo, Alfonso Vargas, Óscar Nagamine, Humberto Paredes, Roberto Martos, Julio Saldaña, Arnulfo Medina, Miguel Ángel Saldaña y Nicolás Kusunoki. Hasta finales del siglo XX algunos de los alcaldes mencionados fueron vacados y otros por diversas dificultades administrativas y judiciales no culminaron su periodo de gobierno. De todos ellos, es Arnulfo Medina el que más tiempo gobernó y quien postuló por dos agrupaciones políticas distintas (Izquierda Unida, 1981-1989 y Somos Perú, 1999-2002) para hacerse cargo del gobierno municipal. Hoy la gestión Municipal del Dr. Nicolás Kusunoki enfrenta una serie de retos y dificultades, promovidas no solo por aspectos externos, sino también de ámbito interno. A pesar de ello intenta desarrollar una serie de obras públicas que permitan promover una mejor calidad de vida para todos los comeños en todo el sentido de la palabra. Entre los principales proyectos de infraestructura se pueden mencionar la construcción del Hospital Municipal de Comas, el Estadio Municipal, así como el Complejo Deportivo Manhattan, el Instituto Municipal Contra el Cáncer, el Corredor Vial "José Abelardo Quiñónez”, Unidades Básicas de Atención Primaria (UBAPS) y la Carretera Comas - San Juan de Lurigancho. Ello sin contar con las obras de desarrollo humano y las donaciones nacionales y extranjeras que viene gestionando. Grandes cosas y mejores perspectivas le esperan a Comas y sus pobladores deben ser concientes que forman parte activa de la solución, el cambio y bienestar general.

Autor: Santiago Tácunan Universidad Católica Sedes Sapientiae