Cold turkey

Cold turkey. Pavo frío. Así le dicen en Inglaterra (Estados Unidos también, supongo. O en Canadá) a dejar la falopa de u

Views 534 Downloads 0 File size 26KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Cold turkey. Pavo frío. Así le dicen en Inglaterra (Estados Unidos también, supongo. O en Canadá) a dejar la falopa de un saque. De un momento al otro, sin grises, sin bajar la dosis. Mandarse una última de lo que sea y es la última, así que disfrutala. Keith Richards compuso ‘Angie’ a la salida de un cold turkey. En su biografía contó que eran tres días de pasarla como el culo, pero como el culo de verdad. Decía que no era tan malo como que te volara la pierna una granada que había explotado en tu trinchera en la primera guerra, ni tan malo como morirse de hambre. Pero bueno, pocas cosas son peores que eso. Siempre estaba la esperanza de los tres días. 72 horas y me voy a sentir mejor. Eso ayuda. Luca Prodan, cantante de Sumo, se mandó una última dosis de heroína en Italia, se tomó un avión y llegó a la Argentina a chocarse de lleno con el cold turkey. Siento que es más fácil así, dejarla de golpe. Nada de transiciones, ni doctores recetándote otras cosas para ayudarte a dejar lo que sea que te tiene enganchado. Es como agarrar y bueno, tengo este tremendo quilombo que armé yo solo y me voy a hacer cargo yo. Calculo que puede resultar útil una ayuda igual. Alguien que te acompañe. Definitivamente. Un compañero de cold turkey también vendría bien. Sufrirlo al mismo tiempo. Me gustaba saber cosas, por más inútiles que parecieran. Siempre sentí que sería mucho mejor saber bastante de algo en especial y no un poco de bastantes cosas. O sea, tengo esta capacidad de memoria en mi cabeza y hay que llenarla, llenémosla con todo relativo a, no se, autos. Música. Electromecánica. Pero no, por alguna razón la mía estaba llena con autos, música, electromecánica no creo que tanto, fútbol, historia, chismes, películas, libros. Mis amigos me jodían, me decían que veía mucha tele. Creo que tenían razón. No sé si perdía mucho el tiempo o no tenía nada en que ocuparlo. No tenía novia, no tenía una banda de rock, no iba al gimnasio ni hacía ningún deporte en especial. Muchas veces llegaba a mi casa (de la facultad, del trabajo, de fumar un cigarrillo) y no tenía que hacer ni pensar en nada en especial. Tenía que hacer cosas para la facultad, claro está. Pero no quería. Prender la televisión, abrir un libro, si es escuchando música mejor, tratar de tocar la guitarra. Y en eso se me pasaba el día. Es probable que fuera bastante solitario, aunque no me gustara. A veces decía en chiste que tenía ansiedad social cuando me sentía incómodo en compañía. No sabía muy bien qué significaba eso. Lo de la ansiedad. Pero tampoco nunca averigüé, en google y esas cosas. Me parece que me daba miedo que la descripción encajara con cómo me sentía. Estaba estudiando arquitectura. En el quinto año de la carrera. De una carrera de seis años. La puta carrera más larga del puto mundo. Y encima me había atrasado un año, por lo que me faltaban tres más. No es que estuviera apurado por terminarla. Mi amigo Pablo la había terminado al final del año anterior y, sinceramente, no lo envidiaba. O sea, si envidiaba que nuca más tuviera que hacer un TP. Pero de alguna manera ya había arrancado esa etapa de la vida en la que sos un adulto. Hecho y derecho. Si sigo estudiando todavía puedo volver a casa, almorzar, jugar a la play, hacerme la paja. Si ya terminé de estudiar todas esas cosas parecen de chicos. Como si el hechizo se rompiera y hay que empezar a deprimirse y sentir el peso de la vida sobre los hombros. O también está eso de que cuando sos joven todavía podés ser una estrella de rock, o un hippie que viaja en moto y le chupa un huevo todo, viajar por Sudamérica y dejar una chica enamorada en cada puerto, ser rebelde, salir del molde. Si sos arquitecto sos eso, un arquitecto. Uno más. No hay diferencia entre vos y el arquitecto de 50 años. Sólo que el ya hizo 48 casas y vos niguna. Y ser rebelde ya siendo un adulto hecho y derecho me parecía una pelotudez. Como que la mecha se hacía cada vez más corta. Te queda este tiempo para boludear y a partir de ACÁ vas a ser un tipo serio. Con el Gordo planeábamos irnos un tiempo indefinido a Hawaii cuando nos recibiéramos. Hacer surf y todas esas cosas. Por supuesto

que no sabíamos hacer surf, pero aprenderíamos a los tropezones. Era una buena idea, extender la mecha un poco más. Podía funcionar.