Cipriano Reyes

Cipriano Reyes: 100 años de historia por Senén González, Santiago · 1 Comentario Bajo el “ santo” del trabajo Eran époc

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Cipriano Reyes: 100 años de historia por Senén González, Santiago · 1 Comentario

Bajo el “ santo” del trabajo Eran épocas de crisis. La hecatombe europea hacía que trabajaran por la comida. Merodeaban también, como un siglo más tarde, la miseria y el infortunio. En Lincoln, provincia de Buenos Aires, nada menos que un 7 de agosto – el día de San Cayetano– nacía este personaje polifacético. Hijo de un saltimbanqui y de una indígena de Los Toldos, marcó con su accionar un hito en la vida sindical y política de nuestro país: Cipriano Reyes. A los 6 años, corría 1912, se inicia en la vida laboriosa como contorsionista del Circo de José Podestá. Tres de sus hermanos cumplían la misma “ profesión” : una era equilibrista, otro trapecista y el tercero acróbata. Los otros cuatro hermanos no ingresaron al circo. Pocos años después la familia viajó a la capital y él se empleó como aprendiz de moldero en una fábrica de vidrio. Allí comienzan sus primeros pasos en el mundo gremial. Un oficial vidriero, su tutor, catalán y anarquista, lo introdujo en el sindicato. Con permiso de su padre llegó al gremio de Oficios Varios donde cada afiliado pagaba – no había descuento por planilla– veinte centavos por mes. Aprendió de las charlas con su maestro porqué las luchas por pan y libertad son universales. Y también descubrió una rara vinculación entre su anarquismo y la religión. Un día estaba leyendo la Biblia y el maestro catalán sonriendo le dijo: “ Cristo fue el primer defensor del hombre, el primer anarquista, el primero que le dio valor y amor a todo lo humano” . Trotamundos, periodista y valet En 1920 ingresó al Frigorífico Anglo de Zárate (Anglo South American Argentina), experiencia que lo marcaría de por vida. Estaba en la sección “ tripería” , un lugar frío y siempre inundado donde se trabaja con botas de goma o zuecos y delantal de lona impermeable. Allí se vinculó con los trabajadores de esa industria. Tuvo que alejarse al poco tiempo, mejor dicho lo “ barrieron” , al participar como activista en el sindicato. Fue pescador, pero luego se hizo linyera con dos amigos de lucha y bohemia. Comenzaron a recorrer los campos bonaerenses: Ramallo, Mercedes, Lezama, Castelli… Como crotto – pero alternando con changas– también conoció el país. Los yerbatales misioneros, los algodonales del Chaco, los quebrachales de Santiago del Estero y las zafras del Norte en Salta o Tucumán. Se instaló posteriormente en Necochea. Arribó a la secretaría del Sindicato de Trabajadores Portuarios y al mismo tiempo ejerció el periodismo. Colaboró en diarios locales, llegó a ser subdirector del bisemanario El Popular y fundó la revista La Alborada. Publicó poesías, entre ellas “ El Linyera” , que ganó un premio en los Juegos Florales municipales. Presidió el club de fútbol El Almagro y creó, con algunos amigos, un elenco filodramático de teatro. Vino a Buenos Aires y logró – por un aviso clasificado– ocupar un puesto de valet en casa de un juez. El magistrado, el doctor César Viale, descubrió sus dotes intelectuales al ver entre sus pertenencias la Divina Comedia, en traducción de Bartolomé Mitre. Pero ser mayordomo no era su destino, y se trasladó a Berisso. Dogmas en pugna

Cipriano entró a trabajar en el frigorífico Armour de esa localidad bonaerense. A poco de iniciar su labor fue elegido delegado y enfrentó a un legendario y prestigioso dirigente del gremio de la carne. Se trataba nada menos que del militante comunista José Peter. Desde su puesto de obrero de la Sala de Máquinas del Frigorífico Armour, Cipriano Reyes se convirtió en organizador de los sindicatos de varias empresas. Creó el Sindicato Autónomo de Obreros de la Industria de la Carne, Derivados y Afines. Envíó delegados a Avellaneda, Zárate, Rosario, Concordia y Gualeguaychú. Trabó amistad con el padre Celestino González, secretario del arzobispo de La Plata Juan Chimento. El sacerdote González era presidente del Sindicato de Obreros Católicos de la Construcción en esa ciudad, entidad de escaso número de afiliados pero de influencia, que intervino para lograr su libertad durante una memorable huelga allá por 1943. Hubo enfrentamientos armados – y con muertos, vale recordar– entre dirigentes del gremio de la carne, a los que no fueron ajenos ni Reyes ni Peter. Comenzaba el ocaso de un mito. Nacía otro: Cipriano. El coronel compañero La semana que desembocó en el 17 de octubre de 1945 resume los elementos que condujeron a un nuevo modelo de relaciones entre obreros y patrones y entre el Estado y las organizaciones sociales. Allí se visualizan los clivajes de una transición que se operaba en la conformación de la sociedad argentina y en el armado y evolución de sus instituciones políticas. La destitución y detención del coronel Perón era la prueba de fuego de una pulseada entre el reclamo civilista frente a una revolución militar en retirada y la cosecha de lo realizado, dentro de ese período desde la Secretaría de Trabajo y Previsión. En ocasión de un reportaje efectuado con motivo de cumplirse 50 años de los acontecimientos de octubre, Cipriano Reyes que vivía por esos días, en Quilmes me comentó: Perón trasladó el ‘ dopo lavoro’ , que había aprendido durante su estadía en Italia. El modelo de ‘ después del trabajo’ estaba formado por el Estado, trabajadores y patrones. Antes de que él ocupara el Departamento de Trabajo, que luego recreó como Secretaría de Trabajo y Previsión, en ese organismo nos atendían con la policía adelante, intimidándonos; nos echaban, nos trataban de anarquistas, de tirabombas. Los dos primeros sindicatos que se acercaron a negociar a la Secretaría de Trabajo y Previsión fueron el nuestro, la Federación de Sindicatos Obreros Autónomos de la Industria de la Carne, cuya secretaría general yo ocupaba, y el de los cerveceros de Quilmes. Perón me encargó que hablara con figuras de otros gremios para que acudieran a él. Nuestro gremio, que aglutinaba en aquella época 130.000 trabajadores, le planteó a Perón que los patrones y el Estado no tenían nada que hacer con nosotros, que desde el sindicalismo estábamos en defensa del trabajo y al mismo tiempo – cuando se consiguen soluciones– del capital, porque trabajamos de acuerdo a lo que el capital dispone. Un día, reunidos en la Secretaría, Perón me preguntó ‘ ¿qué quiere decir compañero?’ Yo le respondí: Exactamente lo mismo que cuando entre ustedes se llaman camaradas. Y a partir de allí empezó a utilizar ‘ compañeros’ .

“ Yo hice el 17” En otro momento de la citada charla, Reyes evocó:

«al intentar cruzar el puente que une Avellaneda con la Capital la policía nos atajó. Luego se subió el puente, pero más tarde se bajó. Los trenes no circulaban, los ferroviarios adheridos a la marcha habían cortado con tijeras para alambres los cables de señalización y así se interrumpió el servicio.» «Cuando Perón habló desde los balcones de la Casa Rosada se apagaron las luces que alumbraban la Plaza. Los trabajadores que poseían diarios le prendieron fuego y los transformaron en antorchas. Fue un espectáculo emocionante». Cipriano Reyes sostendrá siempre el carácter autónomo de la movilización, desprovisto de cualquier influencia, organicidad o manipulación desde el poder: «Cuando se hizo el 17 de Octubre no dimos la vida por Perón. Lo hicimos para obtener su libertad. Por disposición nuestra. No por disposición de Perón ni de Farrell. Porque entendíamos que el entonces coronel era la persona necesaria para conducir la Secretaría de Trabajo y Previsión.» «Este es el héroe del 17 de Octubre» le dirá el coronel Perón al recibir a Cipriano Reyes, días después, en su casa particular de la calle Posadas donde vivía junto a Eva Duarte. Laborismo vs. peronismo El protagonista del 17 de Octubre, que fundó el Partido Laborista para apoyar a Perón en los comicios de 1946, fue electo diputado nacional. Antes de asumir– el 4 de junio de ese año– tuvo ya enfrentamientos con el futuro Presidente. En mayo le envió al general una enérgica nota cuestionando sus actitudes. En ella expresaba: “ usted termina de romper amarras, intempestiva y públicamente con el laborismo a través de un ‘ ordeno y mando’ , como si lo hubiera hecho el Zar de Rusia o el mismo Calígula, Emperador de Roma. Desconoce al movimiento que lo llevó al poder porque teme que el mismo exija la realidad de ese mundo mejor que hemos prometido al país…” . Continuaba afirmando: “…su ambición no es ser líder ni conductor político sino el amo de la República para convertir a sus turiferarios y sus creyentes en su rebaño predilecto” . “ Usted, señor Presidente – finaliza la misiva– desvió el cauce de la revolución popular y nacional que el país anhelaba, convirtiendo a sus adláteres en un conglomerado amorfo, sometido al servilismo, lo que tarde o temprano provocará la corrupción.” Le advirtió entonces a Perón que se incorporaría a su banca, “…con lo que Usted arroja a la clandestinidad al Laborismo” . De la Cámara a la cárcel Ya legislador, un año después, cuando se dirigía al Congreso en su auto, el vehículo fue ametrallado. Las balas mataron al chofer y Reyes fue herido. Con la cabeza ensangrentada ingresó en la Cámara denunciando que habían intentado asesinarlo. Los atentados siguieron, en Tucumán, Berisso, San Martín y La Plata. En 1948 cumple su mandato y el 23 de septiembre es detenido y encadenado junto al doctor Carlos Alem. Introducido en un sótano fue golpeado brutalmente y torturado con picana eléctrica. Fue acusado de conspirar para el derrocamiento y asesinato de Perón y Evita. El diario Clarín en la primera plana en su edición del 24 de septiembre de 1948 aseguraba que “ el vasto complot” contaba con la participación del embajador estadounidense en Montevideo, John Griffiths. En la Sección Especial de la Policía Federal, en la calle Urquiza al 500,que ya había conocido en sus años de dirigente gremial, la tortura era aplicada por dos especialistas de la época, los comisarios Lombilla y Amoresano.

El origen de la popular “ marchita” Con cada aplicación de picana, Reyes era interrogado sobre el presunto complot. Para que no escucharan sus gritos ponían a todo volumen la canción ‘ Yo vendo unos ojos negros’ , interpretada por Marta de los Ríos, famosa cantante de la época. En la Sección Especial además del médico cancerólogo Carlos Alem, casi ciego por la aplicación de Rayos X en su consultorio, había otros detenidos que militaban en el Laborismo, entre ellos el abogado Walter Beveraggi Allende, el sacerdote Víctor Jorbas Farías, y uno de los hermanos de Reyes. La “ conspiración“ de septiembre de 1948 motivó que el ministro de Educación Oscar Ivanissevich, según le comentara al autor de esta nota cuando ocupó nuevamente esa cartera en 1973, encontrándose en Tucumán en ocasión del “ levantamiento” , preparara unos versos, con la tonada de la Marcha los Gráficos Peronistas. Así nació la popular marcha “ Los Muchachos Peronistas” , inmortalizada en la voz de Hugo del Carril. Volver a empezar Cipriano Reyes, que perdió sus testículos por la tortura, llevaba 7 años de prisión cuando se produjo la revolución de 1955. Su esposa había estado ocho meses detenida y su hija, menor de edad, en el ‘ 48 fue enviada al exterior para evitar represalias. Recuperada la libertad por disposición de la Junta Militar, al poco tiempo volvió a su pasión periodística. El autor de esta nota, que trabajaba en ese tiempo en el diarioDemocracia lo vio en alguna ocasión cuando visitaba la redacción de El Laborista, situada en otro piso del entonces edificio de ALEA en la calle Bouchard. Desde 1956 Reyes retornó a presidir el directorio de ese matutino. Continuó su proficua labor literaria. En 1980 publicó Mi Sermón de la Llanura que tuvo el Sello de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y también obtuvo otros premios como la medalla de plata del Núcleo Literario Platense. En 1985 se editóCantos de Amor, Cantos de lucha en cuya portada hay dos fotos de Cipriano. Una hablando en Berisso y otra con Jorge Luis Borges. El primero de agosto de este año, tras una severa afección respiratoria falleció en el Hospital de Agudos General San Martín, en La Plata.

BIBLIOGRAFÍA: Senén González, S. Bosoer, F. “ Los gremialistas antes y después del 17 de Octubre” , RevistaTodo es Historia, Bs. As. 1995. Senén González, S. Bosoer, F. “ Orígenes de la Marcha Peronista” , Revista Historia, Bs.As, Setiembre-Noviembre 1998. Reyes, Cipriano, Yo hice el 17 de Octubre, GS Editorial, Bs.As. 1973. Diario Pregón, San Salvador de Jujuy. 17 de Octubre 1999, edición dominical.