Cartomagia de Salon

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NOTAS CONFERENCIAS

CARTAS DE SALÓN

Cartas de Salón Por Roberto Mansilla

A Mamá y Papá

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

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CARTOMAGIA DE SALÓN

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ASES A TRAVÉS DE LA MANGA

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CARTA Y NÚMERO

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FUERA DE ESTE MUNDO

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EL TRIPLE VUELO GIGANTE

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AMANECIENDO

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ESAS HERMOSAS IMÁGENES DE LA MAGIA

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CARTA PENSADA

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LABONGE (siguiendo con el truco de la moneda) -Mozart y Salieri. Ambos suenan casi igual para un oído entrenado. Pero no son iguales. ¿Entiende lo que estoy diciendo? (Scully asiente, mirando muy impresionada a su truco). Es acerca de…originalidad. Estilo. Y más que cualquier cosa…alma. Porque eso es lo que separa los más grandes…de los aburridos. No podemos hacer esto a medio camino. Tratamos con poderosas fuerzas que obran aquí. Energías más allá de nuestro mero, mortal, entendimiento. (…) MULDER -Mozart y Salieri. ¿Quién es quién? (“Los Expedientes X”, capítulo protagonizado por Ricky Jay)

AGRADECIMIENTOS Cuando uno escribe algo de estas características tiene una excusa perfecta para saludar, agradecer y dedicar a los que quiere. No desecharé la oportunidad y haré precisamente eso, contento además, por poder agregar a la lista nuevos nombres de personas que admiro, aprecio y aprendo. Gracias Michel, por tu inagotable generosidad, por tu apoyo y aliento constante y por tu excelente profesionalidad y capacidad artística (solo superada por tu don de buena gente) que inspiran y estimulan. Por el tiempo, podría llamarte amigo, pero el respeto y aprecio me hacen preferir seguir diciéndote “Maestro”. Gracias Greco, por lo mismo. Gracias Hacker por el buen tiempo juntos. Gracias Pablo Zanatta. Por fortuna puedo superar la admiración y hablar de igual a igual, teniendo siempre ese sabor de estar hablando de cosas profundas, de tener las mismas inquietudes, de buscar los mismos caminos. No voy a decir que es uno de los grandes cartomagos internacionales porque a él no le gusta que lo diga (le enoja) y porque es algo obvio. Gracias Juan Esteban Varela y Ricardo Rodríguez: qué bueno es tener gente nueva a la que admirarle el talento y la inteligencia y con la que gozar hasta el amanecer de la compañía. Eso, con el toque de color de hacerlo en español, pero con otro acento. Gracias Guille por tu nueva amistad. Debo agradecer, finalmente, a esos otros que apenas saben que les agradezco y debo felicidad. En primer lugar Juan Tamariz. ¿Qué se puede decir del genio? Todos sabemos más por él, todos queremos ser más por él, todos amamos más lo nuestro por él. Ricky Jay, René Lavand, Cardini, Nate Leipzig, Max Malini, Paul Rosini, Charles Bertram, John Carney, Jim Steinmeyer, Bob Neale, Gabi, Lance Burton, son apenas algunos de los anacrónicos nombres que conforman mi universo de felicidad y búsqueda de conocimiento y camino. No es posible no agradecerles. Gracias a mi familia, finalmente, que es lo único, posiblemente, que supera mi gusto por la magia.

Creo que fue por esta foto que supe (¿o ratifiqué?) qué tipo de magia me gustaba y qué tipo de mago quería ser. La ví por primera vez en los magníficos fascículos de magia de Juan Tamariz. Luego, por supuesto, en el inacabable “Modern Conjurer” de Lang Neil.

Como es obvio y repetiré más adelante, siento una notable inclinación al estilo y a los efectos clásicos. Supongo que hay allí una intención de alcanzar, alguna vez, la impresión estética y asombrosa basada en la claridad expositiva de los efectos que los grandes del pasado dejaron en sus públicos y en nosotros. Es un camino largo, sin duda, y de resultado incierto. El recorrerlo, no obstante, es lo que me hace muy feliz. Muchas gracias a todos, Roberto Mansilla.(Revisado en febrero de 2011)

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Cartomagia de Salón Un intento de definición1 por Roberto Mansilla “No hay clasificación del universo que no sea arbitraria y conjetural, la razón es muy simple: no sabemos qué cosa es el universo” J. L. B

No puedo definirme como cartomago. No puedo (a pesar que me reten algunos amigos) porque hacerlo presupondría un conocimiento y una dedicación absoluta por la magia con cartas que no tengo. En ese sentido, lo primero que me sale decir sobre mi trabajo es que soy un mago de salón. Es en esos términos en los que pienso las técnicas, las coberturas, las presentaciones y elijo los efectos. Pero claro, la mayoría de las técnicas, coberturas, presentaciones y efectos que elijo y forman mi repertorio de salón son ¡…de cartas! Entonces ¿cómo definirme frente a los naipes? Mago de Salón… …Cartomago… Ya sé. “Cartomago de salón”. Un género dentro del género, un género formado por dos géneros: la cartomagia y la magia de salón. Pero está bien. Cartomagia de Salón. Tiene características de ambas y esa condición híbrida la transforma en un género acotado pero rico. No estoy inventando nada, claro. Solo estoy eligiendo una categoría existente para definirme (o para definir ciertos intereses). En este sentido debo decir que además de las características formales que intuitivamente definen a la cartomagia de salón (magia con cartas en condiciones de magia de salón), también son las características estéticas las que me acercaron a la especialidad. En realidad debo decir las características estilísticas que definieron sus 'fundadores' ya que una especialidad no se define intrínsecamente por una estética determinada. Como dije, se trata más que nada de los puntos estilísticos en común que establecieron los que practicaron, consolidaron y legitimaron esta especialidad. Robert Houdin en Francia, Hofzinser en Austria, Charles Bertram en Inglaterra, Max Malini en Estados Unidos, L'Homme Masquee en Sudamérica y Europa. Pues bien, esa estética fundacional es la que, creo, me define, o al menos describe mi búsqueda personal. Me refiero a la gentileza en los movimientos, la precisión técnica, la claridad expositiva, el cuidado de las palabras y de la charla, la exposición elegante, los gestos refinados, la delicadeza en el trato de las personas (con excepciones, claro, como la de Malini, por ejemplo) , y, claro, la elección poética y contundente de los efectos. No digo que todo esto es lo que tenga. Digo que es lo que busco. Ahora bien, ¿qué importancia tiene plantearse estas definiciones?. En principio, no muchas. La más evidente estaría dada en caso que estuviéramos por competir en algún congreso de magia (donde, por cierto, no existe esta categoría. ¿Dónde debería competir alguien que hiciera cartomagia de salón?. Dado que el material que se utiliza define la 1

Texto escrito originalmente para un Seminario de Cartomagia de Salón organizado por el foro argentino Nada en esta Mano.

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categoría, debería ser cartomagia; no obstante al estar trabajando de pie, lejos de la mesa, entraría en la categoría 'parlor'. Pero no, no es salón, o sí, pero si me van a poner a competir allí estaría haciéndolo contra alguien que se vale de otros recursos y elementos menos específicos. Mmm, no sé). Pero lo más importante es, quizás, que definir sirve también para clarificar, para poner orden, para especificar conceptos, para ver más prolijamente, establecer más puntualmente objetivos. Y es por esa razón que he decidido hacer este seminario. 2 Prepararme para una charla es siempre una buena excusa para resumir ideas, reflexionar, categorizar, enmarcar conceptos. Me sirve para pensar con más claridad. Claro, visto así, se trata de una finalidad indiscutiblemente egoísta. Pero debo decir, en mi defensa, que también lo hago con sincero amor y esperando dejar algo en los otros. Una cosa que me gusta de este objeto de estudio (mmm, muy pretensiosa la frase: “Una cosa que me gusta de la cartomagia de salón…”) es que la siento suficientemente amplia y acotada al mismo tiempo. Es decir, si bien la cartomagia de salón es una gota dentro del océano de la cartomagia y tiene unos límites bastantes precisos, también tiene la suficiente extensión como para sentir que no se extinguirá rápido su estudio. Hay mucho para explorar o, por lo menos, lo que hay es lo suficientemente bueno como para verlo desde distintas perspectivas que, como sabemos, es una buena forma de adquirir conocimiento y ejercitar la creatividad. A mí, que soy una persona cuya razón para no hacer cubiletes reside en la sensación de agobio producida por la cantidad de cosas que hay para hacer y leer, este “acotamiento” me encanta. Pero siendo una persona que le apasiona leer y estudiar magia, el hecho de que sea una disciplina tan importante y amplia, también me encanta. La cartomagia antigua Fue leyendo un párrafo del inevitable Juan Tamariz que sentí que todas las cosas aisladas que me gustaban tenían un orden y que ese orden se llamaba “cartomagia antigua”. En el prólogo a “El experto en la mesa de juego” Juan dice: (…), la cartomagia antigua se basaba en el EMPALME, el SALTO, el ENFILE y el FORZAJE como técnicas, en las CARTAS TRUCADAS (Biseladas, Medias Caras, la infinita serie que describe Roterberg en su fascinante 'New Era Card Tricks') y en los accesorios especiales (la cajita de cambios, la cuchara de cambios, las mesas con trampas y servantes, los houlettes mecánicos, etc..). Por otro lado, la cartomagia antigua se realizaba de pie, en teatro o salón, moviéndose y acercándose a los espectadores si fuese necesario (ver Robert Houdin, Charles Bertram…). Finalmente un tercer aspecto de la Cartomagia antigua, es la brillantez y fuerza de los efectos, y la creatividad y poder de fascinación de la charla. O sea. Reducida técnica. Trucajes. De pie. Efectos-impacto, versación-charla emocionante. Esa era la cartomagia francesa (donde se crearon y estudiaron los efectos y las técnicas).

Ahí está. Eso es todo. Definió exactamente el tipo de magia que me gustaba. Mencionó todas y cada una de las cosas que tanto me atrapan de la cartomagia: hacerla de pie, con las técnicas que me apasionan (y que son pocas y en las que puedo especializarme), usando cartas trucadas con moderación, procurando que el efecto sea el centro y el impacto mágico esté acompañado de cierta poesía, de ciertos detalles en la charla.

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Recordar que el texto fue escrito en el contexto de un seminario sobre “Cartomagia de Salón”

Pero esa cartomagia antigua define la de “salón” y la de “escena” que si bien comparten 3 características esenciales, se diferencian en algunos puntos. De los que más me ocuparé aquí será de los que corresponden a la de Salón. Sobre lo de escena se puede leer el artículo de Marko que adjunto en estas notas. Para estudiar Este tipo de cartomagia, la “antigua” y de salón, puede decirse que corresponde (o tiene su auge) en el período que va de la segunda mitad del siglo XIX a las primeras décadas del siglo XX. Teniendo en cuenta esto, sería posible saber un poco más al respecto estudiando las costumbres y características culturales y sociales de la época. Desde el vamos, entenderíamos que este tipo de cartomagia es posible en tanto era costumbre de la alta sociedad realizar sus tertulias o fiestas de salón y convocar a algunos artistas para amenizar la reunión. Asimismo, entendiendo el tipo de vestimenta que se usaba en esa época y el 4 mobiliario, podríamos comprender más los trucajes en ropa y en mesas. De la misma manera, comprender los modales, el protocolo, la ética, el comportamiento social de las clases acomodadas de la época, nos darían más profundidad en el conocimiento de los gestos, los movimientos, la 'coreografía' mágica de entonces (por lo menos, entenderíamos el por qué, el “de dónde viene”, vamos, entenderíamos la “naturalidad” de la época). Subrayo “las clases acomodadas” porque sin duda la magia que tenemos como arquetipo de Cartomagia de Salón es la de Robert Houdin, Hofzinser, Charles Bertram, L'Homme Masquee y otros que se movían entre la clase alta. El frac, las mesas Luis XV, los refinamientos o pseudo refinamientos lingüisticos y los modales son propios de personas que trabajaban en salones y no tanto de los que trabajaban en la calle, con otro público, otras condiciones y otras necesidades. Sin duda, podríamos decir que las charlas también estaban 'condicionadas' por el público al que iban dirigidas. No puedo obviar las expresiones en francés que usaba Hofzinser para mostrar más refinamiento, su galantería; las de Robert Houdin o las de L'Homme Masquee (explicando por qué utilizaba un antifáz para actuar). Tampoco puedo obviar los temas filosóficos, científicos o pseudo científicos de las charlas; en definitiva charlas más intelectuales para y por la clase de público a las que iban dirigidas.

UNA DEFINICIÓN A continuación trataré de dejar en claro lo que entiendo por “Cartomagia de Salón” destacando características esenciales, primarias y secundarias y corriendo el riesgo de decir obviedades. En primer lugar, entiendo por cartomagia de salón a aquella especialidad del ilusionismo que tiene como elemento protagonista a la baraja y que se realiza en un salón y bajo las

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Básicamente, la diferencia entre uno y otro radica en diferencias cuantitativas de público y de distancia entre el mago y él, así como en un

aumento de la dificultad de percepción de los efectos. Asimismo la interrelación con los espectadores es diferente. Son diferencias pequeñas, sutiles en algunos casos, pero están y prefiero ahora concentrarme en las características de la salón. 4

No puedo dejar en pensar en el maravilloso libro “The Modern Conjurer” de Lang Neil donde, al inicio de cada explicación, se sugiere si es

un efecto ideal para caballeros, damas o ambos. Cuando la preferencia es para los hombres, se debe, especialmente, a que los trajes masculinos tienen más bolsillos o posibilidades de hacerlos secretos. De la misma manera no puedo olvidar las descripciones de mesas trucadas en la obra de Robert Houdin.

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condiciones de trabajo que eso supone. Es decir, no sentado en una mesa y rodeado de espectadores como se piensa instintivamente a la cartomagia, o sobre un escenario,5 si no de pie, moviéndose y acercándose a los espectadores, en un ámbito que aloja a cierta cantidad de espectadores y para los que se actúa simultáneamente en tiempo y espacio. Destaco la actuación en simultáneo para la totalidad de los espectadores ya que, por ejemplo, en la magia de recepción o strolling magic se suele hacer magia con cartas, de pie, en movimiento pero a un espectador o un grupito de espectadores. En ningún momento le hace a todos los espectadores presentes si no que, en realidad, está haciendo magia de cerca de pie y a muchos grupos en diferentes momentos.

Ahora bien, estas condiciones materiales y esenciales de la Cartomagia de Salón determinan otras características que también definen al género. Características que podríamos llamar “primarias”. A saber: -Cantidad de Espectadores. A diferencia de la cartomagia de cerca, el rango de espectadores será mayor. De 20 a 100 personas podríamos decir es la cantidad estimada y frecuente de la Cartomagia de Salón (si fueran muchas más entraría en escena y si son menos, entraría en la categoría de cartomagia de close up. No quiero aclarar que estoy obviando el uso de cámara y pantallas y que los números que estoy dando son figurativos por lo que, de ninguna manera, tener 19 espectadores en lugar de 20 me cambia de categoría). -Distancia. La cantidad de personas y el lugar (salón) en el que se realiza este tipo de cartomagia supone una distancia más grande entre el artista y el público que la que presume la cartomagia de cerca. Esto es importante porque de aquí se desprende el principal problema de este tipo de cartomagia: que el público pueda ver las cartas siendo estas, por definición, lo más importante del género. Mientras que en un teatro (donde se realiza 'cartomagia de escena') los espectadores 'siempre' están lejos, en la cartomagia de salón, la distancia entre los espectadores y el artista es dinámica y varía en función de la decisión que vaya tomando el mago. -Interacción con los espectadores. La cantidad de los espectadores y la distancia entre éstos y el artista define claramente un tipo de interacción diferente a la que se mantiene con menos personas, sentadas en la misma mesa del mago o la que se mantiene con personas sentadas en las butaca de un teatro. -Cuerpo entero. En la Cartomagia de Salón, el foco de atención no está concentrado exclusivamente en las manos y en las cartas, como sucede en la cartomagia de cerca, si no que está concentrado también en el resto del cuerpo. Ahora bien, es posible definir también una serie de CARACTERÍSTICAS SECUNDARIAS, es decir características (y beneficios) que se desprenden de las características recién descriptas (distancia, cantidad de espectadores, etc..). Son características que más que definir, describen la cartomagia de salón. -Técnicas Reducidas. La utilización de un reducido número de técnicas que mencionaba Tamariz es ciertamente una característica de la Cartomagia de Salón pero no podríamos decir que esencial o constitutivas. Es más bien una categoría secundaria, una que no es causa, si no consecuencia del género.

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Cuanto mucho, el cartomago de salón tendrá una plataforma que lo destaque del resto de la audiencia pero generalmente actuará al nivel

del suelo.

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Esto, por supuesto, no quiere decir que sea poco importante o que sea prescindible su estudio, significa que esas técnicas están condicionadas o ampliamente beneficiadas por las características básicas de la cartomagia de salón (se hacen de pie, en un salón, mientras se está en movimiento o mientras la atención está puesta en todo el cuerpo). -La Mesa. Mientras en la cartomagia de cerca la mesa es el escenario, en la de salón es un accesorio. Por lo general la mesa está por detrás del artista o a su lado, mientras que en la de cerca debe estar frente a él. -Facilidad de cobertura y misdirection. El hecho de que la cartomagia de salón se haga de pie, en movimiento y que la atención esté puesta en la totalidad del cuerpo facilita enormemente la cobertura de algunas trampas (descargas, cargas, saltos, etc). De la misma manera, supone un peligro mayor, quizás, de generar confusión. Las CARACTERÍSTICAS ESTÉTICAS, como he señalado más arriba, se corresponden más a la historia de este tipo de cartomagia que a sus elementos formales. Es decir tiene más que ver con el período y los nombres que la llevaron a cabo, que con su propia definición.

CARACTERÍSTICAS BÁSICAS (Definen per se)

CARACTERÍSTICAS PRIMARIAS

(Dependen de las básicas, definen pero no per se)

Definen el modo de SER

CARACTERÍSTICAS ESTÉTICAS

Definen el modo de HACER

CARACTERÍSTICAS SECUNDARIAS

(Dependen de las primarias. Describen más que definen)

Podría decirse que la “brillantez y fuerza de los efectos” y el “poder de fascinación de la charla” son rasgos de un modo de hacer cartomagia de salón (un modo clásico podríamos decir o antigua como decía Juan) y no son rasgos de la cartomagia de salón de por sí.

EL PRINCIPAL PROBLEMA Cómo he dicho, el principal problema de la cartomagia de salón es la visibilidad de los naipes y, por lo tanto, la percepción del efecto que ocurre con ellos. En principio, debo decir que si los naipes son utilizados como unidades de cuenta, el problema de la visualización es prácticamente nulo. De ese modo están siendo utilizados más como objetos frecuentes que como naipes, es decir están perdiendo su propiedad 'sociológica' que hace que cada carta sea individual, independiente, pero, a su vez, determinada por su pertenencia a un conjunto, una sociedad (qué poder simbólico o metafórico, ¿no?). Es por esto que, personalmente, me permito utilizar cartas Jumbo en este tipo de efectos dado que funcionan más como “objetos muy conocidos” que “naipes” (espero se comprenda la sutil diferencia).

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De lo dicho, estoy convencido que podríamos formular una regla: “cuanto menos importe la identidad de las cartas, más apta para el salón o la escena se vuelve la magia con cartas” a) Unidades de cuenta. En este caso no importa ni el valor, ni el palo de los naipes. Casi podrían reemplazarse los naipes por otros objetos como monedas o billetes. En este caso el efecto tiene una gran capacidad de ser percibido en grandes audiencias. Como ejemplos mencionaré dos clásicos: el “Card Across” y “Siempre Seis”. b) Color. En el caso anterior la identidad de la carta no importaba en absoluto, aquí sí lo hace aunque apenas un poco más dado que nos interesa que sea percibido el color de cada carta o del dorso. Obviamente esto tiene muchas más posibilidades de ser visto a la distancia que si nos interesara también el palo y el valor. Es el caso por ejemplo del “Fuera de este Mundo” o de otros efectos magníficos descriptos, por ejemplo, en el Tarbell Course vol. 6. c) Identidad Completa. Si el efecto depende de la identidad, lo hemos dicho hasta el cansancio, las dificultades para que sea bien percibido en condiciones de salón, son muchas. Para ello se apelan, por lo general a muchas tácticas. Firmar una carta, por ejemplo, no sólo sirve para individualizarla por completo, sino también para que pueda ser más fácilmente distinguible a lo lejos. A continuación describiré algunas de éstas tácticas, útiles para cualquiera de los casos analizados: Estas estrategias podrían dividirse en dos grupos (para no perder la manía clasificatoria): - PARTICIPACIÓN DIRECTA Y CERCANA DE ALGUIEN DEL PÚBLICO - INCLINACIÓN DEL PLANO. - CARTAS JUMBO - USO DE TECNOLOGÍA (PANTALLA)

Participación directa y cercana de alguien del público 1) El asistente como escribano. Es la persona del público a quien el mago llama para que dé testimonio de lo que sucede en su ámbito de mago; es quién da la confianza de que no se está haciendo trampa y que sucede lo que el mago dice que sucede. Sería, de alguna manera, el que garantiza el desarrollo del efecto. (“Estoy mezclando las cartas”, “estoy cortando”, “estoy retirando la carta que el espectador dijo que retirase”…). 2) El asistente como protagonista del efecto. Hay otra función que cumple él o los espectadores que pasan a colaborar y es la de garantizar el final del juego. Se trata, básicamente, de los espectadores a los que se les hace el efecto y que reconocen que es su carta elegida, que es su firma, que tienen más o menos cartas de las que tenían, etc, etc. En estos casos es fundamental lograr AMPLIFICAR EL “SÍ”. O sea, lograr que el acierto o conclusión positiva del efecto sea captado por todos o por la mayoría. Para ello,

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por ejemplo, se le puede pedir al espectador que escriba en una pizarra o libreta la carta elegida para que, después que el mago la anuncie en voz alta, todo el mundo pueda leer y ratificar la coincidencia. Esta sutileza es perfecta para el famoso efecto de la carta revelada por un “amigo mentalista” por teléfono. En muchas versiones, se le pide a la misma persona que eligió o pensó la carta que llame al mentalista. Esto hace que el éxito o fracaso del efecto o, mejor dicho, que la percepción del logro esté en su reacción. Así es que el espectador puede dar un grito de asombro y contagiar a todos o, simplemente, sonreír y decir que sí con la cabeza. Por eso, considero que es mejor, hacer que la persona que eligió el naipe lo escriba en una pizarra y que la sostenga oculta de la vista de todos. Luego, que otro espectador que desconoce la carta elegida, haga el llamado y sea él quien diga en voz alta la carta que le dijo el mentalista. Dicho esto, el espectador gira la pizarra y todos a la vez corroboran el éxito. Otro modo de 'amplificar el sí' es la 'estrategia' utilizada en el Tossed Out Deck: los espectadores están de pie, si la carta que nombra el mago es la que ellos están recordando, entonces, toman asiento. Al hacerlo, todo el mundo advierte el acierto. Particularmente uso este detalle en mi presentación del maravilloso efecto conocido como “Carta General”. Tres personas están de pie con una carta en su mente yo, mientras tanto, estoy con un joker en la mano. “Les mostraré el comodín. Si en lugar del comodín ven su naipe, por favor tomen asiento”. Eso digo y los espectadores se sientan indicándoles silenciosamente a todos, el éxito de la experiencia. Esto mismo, obviamente, se puede hacer haciéndoles levantar la mano, pegar un grito, aplaudir, cacarear o lo que el mago entienda que será mejor para su estilo y desarrollo de la experiencia. Inclinación del plano Con este pretencioso título quiero decir que para que las cartas se vean, será necesario tenerlas en posición vertical ya sea cuando están solas, en abanico o extendiéndose sobre la mano. Guy Hollingworth, usó este recurso para que, por ejemplo, el efecto “Girando los Ases” sea más perceptible en un ámbito más grande que el de cerca. Asimismo, más allá de modificar el ángulo cuando sostenemos las cartas en las manos, será necesario el uso de copas, libros y todo cuanto pueda funcionar como atril para cuando necesitamos que las cartas queden expuestas por alguna razón. Como ejemplos daré dos: la versión de “Simpáticas Diez” utilizando copas de cristal para contener las cartas y, disculpen, mi versión de Fuera de Este Mundo, donde utilizo dos copas invertidas y dos cartones para dejar que se apoyen allí las cartas en función del color que me van diciendo.

AY, AY.. CUÁNTA BELLEZA Como he dicho, la Cartomagia de Salón es apenas una porción de la Cartomagia No obstante, no se puede negar la gran importancia que tiene dado que ha sido ejecutada por los más prestigiosos y fundadores nombres de la historia del ilusionismo y también porque ha dado técnicas, presentaciones y artilugios esenciales en el desarrollo de nuestro arte.

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Como dijo Tamariz en su trabajo sobre la baraja biselada: este tipo de cartomagia “la francesa, la clásica, (es) la inventora de los efectos con cartas (los buenos efectos, los que perduran)”. Si bien hoy no es muy común presenciar una sesión enteramente compuesta (o en su mayoría compuesta) por efectos de cartomagia de salón, sí es habitual que todo mago de salón realice algún efecto con cartas. Esto, entre otras cosas, demuestra la vigencia y efectividad de la especialidad. Es un género maravilloso para explorar, lleno de riqueza simbólica y estética. Claro, con lo dicho aquí, apenas se puede vislumbrar el caudal y profundidad que posee. Sin embargo, espero haberles despertado el interés y las ganas de estudiar. Ahora, mis amigos, los invito a cerrar la puerta, sentarse en esa cómoda silla y hacer un poco de silencio ya que está viniendo el artista y en la mano, sólo trae una baraja. ¡Salud! Roberto Mansilla.-

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Ases a través de la manga “No tengo problemas con el mago que hace pasar cartas de su mano al bolsillo del pantalón o a cualquier parte de su vestimenta; lo que critico es el absurdo de llamar a tal presentación 'Las Cartas a Través de la Manga”. Con estas palabras, Stanley Collins, en la revista Pentagram, criticaba la costumbre de llamar de la misma manera a dos efectos diferentes y consideraba al gran Charles Bertram como el autor de esa 'perversión ilógica'. “Hacer viajar las cartas al bolsillo del pantalón -dice- además de ser poco delicado –sobretodo si hay damas presentes en la audiencia- es perder el punto del efecto completamente”. La crítica más colorida que importante, nos sirve para introducir nuestro próximo efecto: “Los Ases a Través de la Manga”. Se trata, como es obvio, de una de las tantas versiones de “Las Cartas a Través de la Manga” sobre el que Collins, en el mismo artículo citado, opina que es “uno de los ejemplos casi perfectos de la magia con cartas. Su 'plot', a diferencia de la mayoría de los trucos con cartas, es lógico; no requiere la problemática e irritante participación del público; es efectiva en teatro y en salón y, lo que es más importante, puede ser repetido una y otra vez sin miedo a que el método sea detectado cuando es realizado por alguien que sabe de su oficio. En vista de todo esto –arremete Collins nuevamente- es deplorable que haya sido completamente mal aprendido por los magos y escritores ingleses y que lo hayan transformado en una absurdo ilógico en lugar de una delicada gema del arte de las cartas”. El efecto, junto con el 'Rising Card', es quizás uno de los más emblemáticos de la cartomagia de salón del siglo XIX y es por ello, y todo lo que eso significa, que me gusta tanto. La primera versión fue escrita por Robert Houdin en 1868 en “Secrets de la Magie et de la Prestidigitation”. Allí, todas las cartas de la baraja viajan a través de la manga una en una y de a grupos. Más adelante comenzó a realizarse lo mismo pero habiendo dado a elegir una carta que era la única que no viajaba o que viajaba en el momento solicitado. Mucho más tarde, Jacob Daley desarrolló la magnifica versión con diez cartas que publicó en “Stars of Magic” y que desde entonces continua haciéndose con gran éxito en el público. En la mayoría de las descripciones y presentaciones de antaño, el efecto que seguía a continuación era “Las Cartas que se Achican”. Cuando el último naipe había viajado, el mago explicaba que todo eso era posible porque las cartas reducían su tamaño y, a continuación, demostraban tal efecto. Robert Houdin, Charles Bertram, Verbeck, Servais Le Roy y Bautier de Kolta son solo algunos de los prestigiosos magos que hacían esta combinación de efectos. Buscando alguna versión para mi repertorio, encontré que uno de mis magos 6 preferidos, John Carney, tenía una en la que viajaban simplemente los cuatro ases. La idea me resultó muy interesante ya que cumplía con ciertos requisitos que estaba buscando. Lo que sigue, es la adaptación de esa versión que no solo modifica algunas técnicas (más acorde a mi manejo) sino que le agrega un colorido detalle final.

EFECTO El mago anuncia que realizará un efecto con el que los magos del siglo XIX median su calidad. Por ello quita los cuatro Ases de la baraja, muestra sus manos limpias, ajusta sus mangas y comienza el efecto. 6

“BULLET TRAIN”, CARNEYCOPIA (L&L PUBLISHING), P.169.

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Con las cartas en la mano derecha y tras un gesto, el primer As viaja a través de la manga y es retirado de allí con la mano izquierda y luego, colocado en el bolsillo superior del saco. Tras esto, muestra que en la mano le quedan tres Ases. Un nuevo gesto y el segundo As viaja a través de la manga derecha y es también colocado en el bolsillo superior. Al tercer As intentará hacerlo viajar por la manga izquierda. Prueba una vez y falla, pero en la segunda oportunidad lo logra. Quedándole un solo As en la mano explica que no solo hará que viaje a través de la manga sino que recorrerá la espalda y pasará a la otra manga y que, incluso, lo hará como en el siglo XIX. En esos años, explica, los magos decían que las cartas viajaban debido a que reducían su tamaño. Toma el naipe en su mano izquierda y, luego de un gesto, muestra que el naipe ha reducido su tamaño a la mitad. Inmediatamente, deja caer visiblemente la 'cartita' en su manga izquierda y, siguiendo el recorrido, el naipe sale por la manga derecha pero en su tamaño natural.

MATERIALES NECESARIOS - Cuatro Ases. - Un As tamaño Lilliput. Coloca el As lilliput en el bolsillo interior izquierdo del saco. Es importante que esté accesible de modo que, apenas coloques la mano, lo puedas empalmar con facilidad.

PRESENTACIÓN Retira los cuatro Ases de la baraja, y súbete apenas las mangas mientras comentas que realizarás un efecto con el que los magos del siglo XIX median su habilidad y calidad. Muestra uno a uno los Ases dejando encima el homólogo al del tamaño lilliput y, cuando los cuadres, realiza el empalme de las dos cartas inferiores. Yo 7 utilizo para ello el primer método de Erdnase ya que permite realizar la acción sin movimientos sospechosos. Para quienes no reconocen el método haré una brevísima exposición: Sujeta las cartas en posición de cortar con la mano derecha, manteniendo un break con el pulgar entre las dos cartas. Inmediatamente, sostén con la horca del pulgar de la mano izquierda, la esquina inferior izquierda de las cuatro cartas y con el dedo mayor de la misma mano mantén contacto con la esquina inferior derecha de las dos cartas inferiores (Fig 1. Se ha eliminado la mano derecha para que se pueda percibir con claridad la posición de los dedos). Con el mayor izquierdo tira hacia abajo las cartas provocando una inclinación de los dos ases de modo que, el meñique derecho se ponga en contacto con la esquina superior derecha (Fig 2). Inmediatamente tira las cartas hacia abajo con el meñique llevándolas así al empalme y cubriéndolas, al mismo tiempo, con los ases superiores. Como dice Erdnase, 'la acción entera es extraordinariamente rápida, fácil, sencilla e imperceptible”. Obviamente, como toda técnica, conviene realizarla con cualquier estrategia de misdirection para que la cobertura sea completa. 7

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Empalme de las cartas de abajo, primer método. “El Experto En La Mesa De Juego” (Ed. Frakson) p.93

FIG. 1

FIG. 2

En mi caso, en el instante de hacer el empalme comento que “la idea es hacer viajar las cartas una a una a través de la manga”. “Para eso –continuo luego- es fundamental que las mangas estén bien estiradas” y con mi mano derecha bajo la manga izquierda aprovechando para mostrar la mano vacía y la izquierda sosteniendo las cartas naturalmente. Inmediatamente la derecha toma los ases superiores, y la izquierda, con los ases empalmados, baja la manga derecha haciendo el movimiento simétrico y, por lo tanto, natural. A continuación, el brazo derecho se extiende hacia esa dirección y realiza el gesto corriente, entre los magos, de hacerlas viajar por la manga (ondulando el brazo y levantando el hombro como sintiendo el recorrido del naipe). Tras esto, toma la solapa derecha con la mano izquierda, abre el saco y mira dentro. Luego mira al público con gesto de satisfacción y en el mismo momento lleva tu mano izquierda hacia dentro dejando un As sobre el hombro y retirando el otro a la vista de todos. “Ahora nos quedan uno, dos y tres ases,” dices y realizas la cuenta de dos como tres que explica John Carney. La mano izquierda sostiene las dos cartas en posición de dar. El pulgar e índice derechos deslizan y retiran la inferior y apenas la muestran contando 'una'. Luego simularás que muestras el siguiente As debajo del anterior pero en realidad harás un enfile: al colocar el As que tienes en la punta de los dedos derechos, el pulgar izquierdo se apoyará sobre éste y los dedos índices y mayor de la mano derecha deslizarán el otro As contando 'dos'. Por último apoya este As sobre el de la mano izquierda y muestra el conjunto contando 'tres'. Hecho todo esto en ritmo normal y sin excitación se logra una perfecta ilusión. A continuación, toma las cartas en la mano derecha y realiza el mismo gesto que en el caso anterior para hacer que el naipe viaje a través de la manga. Muestra tu mano izquierda vacía; abre la solapa derecha del saco; mira dentro; mira al público y mostrando al pasar la izquierda vacía, retira el As que estaba en el hombro. Como habrás visto, los movimientos son iguales al del primer As, sólo que la mano izquierda se muestra vacía claramente. Considero muy importante la simetría en este punto o al menos la menor diferencia posible en la actitud, ya que suele cometerse el error de, una vez realizada la trampa, comunicar con una postura más relajada, el engaño. (Hilliard decía que los magos actuaban como las gallinas y 'cacareaban' cuando habían logrado forzar un naipe).

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FIG. 3 1

FIG. 4

Muestra los dos ases restantes y colócalos en la mano izquierda, procurando dejar encima el homólogo al As lilliput. “Probemos hacerlos viajar a través de mi otra manga” comenta a continuación y haz el gesto mágico que vienes haciendo. Con la mano derecha, abre la solapa izquierda y mira sorprendido de que no haya viajado ningún As. “Quizás, dices, la manga no estaba bien estirada” y tomas las cartas en la mano derecha sacudiendo levemente el brazo izquierdo como estirando la manga. Las cartas en la mano derecha están sostenidas por el pulgar derecho sobre la esquina superior derecha y los demás dedos debajo, de modo que cuando la izquierda vaya en su búsqueda nuevamente, los dedos se replieguen y lleven el As al empalme Tenkai (Fig 3). Hecho esto, extiende el brazo izquierdo y con la mano la derecha sujeta la solapa del saco con el naipe empalmado (Fig 4). Realiza el gesto mágico; mira hacia dentro y con la derecha retira el As de la 'solapa'. Finalmente, muestra con la mano derecha que solo queda un As para hacer viajar. Tómalo ahora con la izquierda cubriéndolo completamente, extiende el brazo con la mano dorso al público y comenta: “no solo voy a hacer viajar este último As a través de mi manga, sino que viajará a través de mi espalda y caerá desde mi manga derecha”. Cuando dices '..a través de mi manga', coloca la mano derecha dentro del saco como demostrando tus palabras y empalma la carta lilliput y luego sigue gesticulando demostrando el recorrido que hará el naipe. Gira la mano izquierda y coloca el As en la derecha por un momento (La idea es que todas estas acciones no te sirvan solo para cargar la carta lilliput, sino que funcionen también como 'finta' para el escamoteo que realizarás enseguida).

FIG. 5 1

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Comenta que harás el viaje como en el siglo XIX. “En esa época, dices, los magos argumentaban que las cartas viajaban porque disminuían su tamaño. Es una solución algo sorprendente, pero real”. Mientras estás diciendo esto, toma naturalmente las dos cartas (el As y el homólogo lilliput) con la mano izquierda y al poco tiempo vuelve a tomar el As dejando la cartita empalmada.

Hecho esto con total naturalidad y como parte de tu lenguaje corporal pasará completamente desapercibido. En el momento que dices “es una solución algo sorprendente” realizas el escamoteo del As: sosteniendo el naipe sobre todo el lado inferior con la punta de los dedos derechos (Fig 5), lleva la mano izquierda y cúbrelo como si fueras a tomarlo, al mismo tiempo repliega los dedos derechos de modo que el naipe se ubique en el empalme clásico.8 Deja naturalmente tu mano derecha a la altura de la cintura y mantén extendido el brazo izquierdo con la mano dorso al público; a continuación contrae la mano como gesto mágico y muestra que el naipe ha reducido su tamaño. Mientras lo haces comenta que así es mucho más sencillo que viaje por la manga, y déjalo caer visiblemente dentro de la manga izquierda. Por último, haz la pantomima del naipe recorriendo tu espalda y deja caer la mano derecha, mostrando el As empalmado como saliendo de la manga. Llévalo enfrente mostrándolo al público y deja caer la mano izquierda recibiendo la cartita en ella que caerá de la manga.

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En muchas versiones de éste efecto suele cometerse el error de escamotear esta carta por métodos estrafalarios o que poco tienen que ver

con el desarrollo del juego. Stanley Collins no dejaba de lado este aspecto en su crítica: “usualmente –decía- se utilizan rápidas florituras sospechosas u otros manejos antinaturales completamente diferentes a cualquier cosa que se haya hecho antes que no solo ofenden al ojo sino que rara vez engañan”.

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9

Carta y número

“Hemos ejecutado un acto irreparable: hemos establecido un vínculo”

En una oportunidad estaba buscando un efecto de apertura para una rutina de naipes. Tras hacer aparecer la baraja en una copa quería que alguien dijese una carta cualquiera y otro, un número y que en esa posición estuviera la carta elegida. Buscaba (necesitaba) algo así como una versión del Carta y Número a lo “Mazo Invisible”, es decir, autocontenida, lista para hacer inmediatamente. Michel (gran amante y estudioso del efecto) me había comentado la fantástica versión de Barrie Richardson que sin dudas era la que mejor reunía las condiciones que yo 10 pretendía . Le di vueltas y vueltas al asunto pero –confieso con algo de vergüenza- la necesidad de usar una Mnemónica y las cuentas pertinentes no me permitieron dominarla y, mucho menos aún, alcanzar la fluidez y naturalidad que quería lograr en ese juego de apertura. Dejé de pensar en la rutina de naipes (la idea era prepararla para una competencia), dejé de pensar en el Carta y Número a lo “mazo invisible” pero no dejé de pensar en el efecto ni en la versión de Barrie Richardson. Lo que más me aferraba al efecto era la percepción de que la solución de Richardson podía sintetizarse aún más, que era posible explotar esa vieja y hermosa estratagema de invertir la baraja para llegar a una carta o posición deseada. Volví a dar vueltas y vueltas al asunto y esta vez sí, felizmente, di con una solución de la que me siento orgulloso. En esta versión no es necesario tener la baraja en mnemónica; la baraja se da a mezclar antes que comience el efecto; la carta es elegida libremente y el número es también elegido completamente al azar. En 2006, en las reuniones bianuales casi de culto que organiza el Ring 182 de Argentina, tuve la oportunidad de compartir cuatro días maravillosos con Barrie Richardson y su adorable esposa, Janie. En medio de las tantas conversaciones informales que se dan durante las jornadas, alguien me pidió (me animó en realidad) a que hiciera el efecto frente a él. Lo hice y aún no puedo olvidar su espontánea muestra de afecto y admiración: se puso de pie, recorrió el trayecto necesario y visiblemente entusiasmado me dio un fuerte abrazo. Más tarde, me firmó uno de sus libros y anotó “the best card trick I'ever seen”.

EFECTO El mago divide la baraja en varios paquetes y los entrega a diferentes espectadores para que la mezclen a conciencia, mientras le solicita a otro que nombre un palo. A continuación, recoge la baraja y para asegurar que no será alterada de ninguna manera, la guarda en su estuche dejándola a la vista de todos. Seguidamente el mago invita a otro espectador a elegir un valor cualquiera del As al Rey y solicita a otro, o varios, a elegir un número entre uno y cincuenta y dos de modo que -si decide hacerlo con varios- el resultado de la suma no sea mayor que cincuenta y dos. De esta manera, se ha mezclado concienzudamente una baraja, se ha elegido libremente una carta y, de la misma manera, un número entre uno y cincuenta y dos.

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Publicada originalmente en revista “Mystica”, Bs.As y, por Jon Racherbaumer, en la revista -MUM-.

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Ver “Theater of the Mind”, Hermetic Press.

En este momento, el mago toma la baraja, la retira del estuche, y comienza a contar claramente una a una sobre la mesa. Cuando llega al número elegido, separa el naipe que ocupa esa posición, hace una pausa dramática y la muestra a todos, comprobando que se trata de la carta elegida. MATERIAL Una baraja ordenada del As al Rey en, por ejemplo, la secuencia Trébol, Corazón, Picas y Diamantes. Procura que cada palo comience con un As en la boca. MÉTODO Básicamente, el secreto de todo el efecto se basa en agregar secretamente y 'cheek to cheek' ('cara con cara'), las trece cartas del palo elegido y luego invertir la baraja en un momento clave. Ese momento resultará de la resta del valor del naipe elegido y del número conformado. Por ejemplo, si alguien elige el 7 de tréboles y el número es el 27, sabremos que, tras contar veinte cartas, habrá que invertir la baraja y proseguir con la cuenta. REALIZACION Saca la baraja del estuche y déjalo sobre la mesa. Realiza una falsa mezcla total (o simplemente realiza cortes como si estuvieras haciendo la “Overhand Shuffle”) y comenta que realizarás un efecto en el que intervendrán varias personas. “Entre todos elegiremos un palo, un valor, un número. Por ejemplo usted, dices señalando a alguien, dígame cualquier palo de la baraja francesa por favor. Cuando el espectador responda, dirígete a otra persona como si fueras a preguntarle algo pero, de pronto, recuerdas algo: “Me olvidaba de algo importante. Quiero que participen varios pero no sólo seleccionando una carta, sino también mezclando la baraja”. En este momento reparte la baraja a varios espectadores pero teniendo la precaución de que en tus manos queden las trece cartas del palo elegido y una más indiferente. A continuación, pídeles que mezclen a conciencia sus cartas.11 “Les pido a todos que mezclen bien sus cartas” dices y realizas una mezcla “overhand” invirtiendo completamente el orden de las cartas (`pelando' una a una, el As quedará en top y la indiferente en bottom). “Por favor –le dices a uno de los espectadores con cartasentréguele a este señor su paquete para que lo mezcle con el suyo. Mientras tanto, nosotros mezclaremos nuestros paquetes”. Al decir esto tomas el montón del tercer espectador y lo mezclas en falso con el tuyo. (Lo que haces, en realidad, es colocar el paquete sobre el tuyo manteniendo una separación entre ellos con el meñique y continuar mezclando –también en overhand shuffle- el del espectador). Finalmente, recoge el paquete que falta (que contiene las cartas de dos espectadores) y colócalo sobre el que tienes en la mano sin perder la separación. A continuación, al momento de colocar la baraja dentro del estuche, realiza un medio salto, haciendo que las trece cartas del palo elegido (más la indiferente) queden invertidas.

11

Lo que yo hago es extender las cartas con total naturalidad frente a mí e ir tomando paquetes de cartas procurando que contengan

diferentes palos y, entonces, repartirlos a cuatro personas. Lo más importante de todo, sin embargo es, como quedó dicho, quedarse con todas las cartas del palo elegido en orden y con una carta indiferente sobre el Rey.

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“Ahora que ya está la baraja completamente mezclada, podemos comenzar el juego. Por favor dígame el palo –dices dirigiéndote a la persona que lo había seleccionado. Es importante decir el palo y no un palo para evitar la posibilidad de que elija otro diferente al que has preparado. “Y usted por favor –dices ahora dirigiéndote a otra personadígame cualquier carta de ese palo”. Supongamos que el palo elegido fue tréboles y el valor, el siete. A continuación, le preguntas a otro espectador un número cualquiera entre 1 y 52. Si dice un número menor al valor del naipe (en nuestro caso menor que 7), pídele a otro espectador que diga otro número para sumar al primero y luego, si fuera necesario, hazlo con otro (recuerda que el número tendrá que ser igual o mayor que el valor del 12 naipe elegido ). Debido a que desde el principio estás haciendo participar a varios espectadores, esto resulta absolutamente normal y por lo tanto, no generará ninguna sospecha. Del mismo modo, si el primer espectador dice el 52, por ejemplo, tendrás que pedirle a un espectador que diga otro número y en lugar de sumarlo como en el caso anterior, lo restarás para alcanzar un número propicio. Dado que pides un número entre 1 y 52 la mayoría de las veces el dígito elegido estará en la veintena o la treintena con lo que, muy posiblemente, no debas apelar a esa sutileza. Suponiendo que ya tienes el número adecuado retira la baraja del estuche y comienza a contar cara abajo, una a una sobre la mesa hasta que debas invertir la baraja. En nuestro ejemplo, como la carta es el 7 de tréboles y el número, el 27 tendrás que invertir el mazo al contar veinte. Cuando llegue el momento de hacerlo, tendrás que apelar a una sutileza que cubra la acción sin despertar sospecha y sin romper el ritmo injustificadamente. La sutileza es la siguiente: cuando cuentes las cartas no realices una pila sobre la mesa, en cambio forma una hilera como la que muestra la figura 1. Con eso irás quitándote espacio en la mesa de manera que, en algún momento, deberás recoger la hilera en un montón para poder seguir contando. Ese momento será cuando hayas llegado al número clave (el veinte en nuestro ejemplo). Al contar “veinte” recoges de adentro afuera la hilera con la mano derecha (la izquierda sostiene la baraja) y en ese momento inviertes la baraja (figura 2). Debido a que un movimiento largo cubre uno corto, a que la mano izquierda queda en una zona 'oscura' y a que tu ritmo deberá ser absolutamente normal, la inversión pasará absolutamente desapercibida.

FIG. 1

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FIG. 2

Me explico mejor: al haber elegido el 7 de tréboles la mínima cantidad de cartas que estamos obligados a contar es 7. Por lo tanto, si

alguien dice cuatro, no hay forma de llegar a la carta. Por esta razón, si alguien dice cuatro, se le pide a otro espectador que diga otro número que se sumará al 4. Si acaso dijera uno o dos, volveríamos a pedirle a otro espectador un número para sumar.

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Ahora solo falta que finalices la cuenta, que separes el naipe correspondiente y que les muestres a todos que se trata de la carta libremente elegida. POSTDATA 1: La razón por la que nos quedamos con las trece cartas del palo elegido y con una indiferente es por si llega a darse el caso de que los espectadores elijan un Rey. De ser así, luego de contar, invertir la baraja y seguir contando hasta el final, aparecería una carta invertida que revelaría que hay un paquete dado vuelta. POSDATA 2: El epígrafe de este efecto (“Hemos ejecutado un acto irreparable, hemos establecido un vínculo…”) es una leve modificación del gran verso de Jorge Luis Borges. En el poema “El Tercer Hombre” de su libro “La Cifra”, Borges dice lo mismo, pero en primera persona: “He ejecutado un acto irreparable: he establecido un vínculo”. El verso me pareció una buena forma de finalizar el efecto. Cuando estoy a punto de revelar el naipe, luego de haber contado hasta el número dicho, tomo la carta, la miro, hago una pausa y llevando de nuevo la vista al público, hago la sentencia: “Hemos ejecutado un acto irreparable, hemos establecido un vínculo”. Tras esto, doy vuelta la carta y, Dios mediante, recibo el aplauso.

ALTERNATIVAS Debido a que el truco se basa simplemente en el agregado de naipes y en un giro de baraja justificado, las posibilidades de realización son infinitas. A continuación, comento tres de esas posibilidades: 1.- Para esta versión son necesarios: dos barajas completas y cuatro estuches de naipes. Preparación. Descarta de una de las barajas de cinco a ocho cartas para que ésta quede un poco más pequeña de modo que, al agregarle secretamente catorce cartas, pueda entrar cómodamente en el estuche. A continuación, ordena la otra baraja del As al Rey (ases en el lomo) y coloca cada palo en un estuche diferente. Ubica además, un naipe indiferente (el comodín por ejemplo) luego del rey de modo que tengas catorce naipes dentro de cada estuche. Cada uno de estos estuches ubícalos en diferentes bolsillos, o dentro de tu maletín de trabajo, procurando saber a qué palo corresponde cada uno. Tras haber ejecutado una serie de efectos con naipes en los que dejaste de lado el estuche (colocándolo dentro del maletín o en cualquiera de tus bolsillos) entrega a mezclar la baraja a varios espectadores. De esta manera no solo nadie podrá notar que faltan cartas en la baraja (¡Gracias Pablo Zanatta!) sino que se remarcará la situación inicial, es decir que la baraja está verdaderamente mezclada. En el momento en que entregaste la primera porción de la baraja a mezclar, pídele a ese espectador que te diga un palo y cuando lo haya dicho continúa distribuyendo la baraja para la mezcla. Cuando la baraja completa esté siendo mezclada por los espectadores, toma de tu bolsillo o de tu maletín el estuche que contiene el palo elegido y déjalo sobre la mesa. Finalmente, recoge las cartas y guárdalas en él (procurando que las catorce cartas que estaban dentro, queden invertidas respecto al resto de la baraja) diciendo que no quieres tocar la baraja en absoluto. Ya estás en la posición para continuar con el efecto según lo descripto, es decir, pedir que recuerden cuál fue el palo elegido, que alguien diga un valor de ese palo y que otro diga un número entre 1 y 52. A tí te queda retirar la baraja y hacer la cuenta, procurando invertirla en el momento correcto. 31

2.- Para esta propuesta las cuatro series de catorce cartas (del As al Rey de cada palo y la indiferente) se encuentran en los bolsillos del pantalón. En el bolsillo derecho coloca los Corazones y Diamantes dividiéndolos por un naipe como muestra la fig. 3 (esta 'clasificación' está basada en una genial idea que Adrián Guerra utiliza con la baraja Mnemónica). Del mismo modo, coloca los Tréboles y Picas en el bolsillo izquierdo.

FIG. 3

Cuando estés dispuesto a realizar el efecto, da a mezclar la baraja y, luego, colócala en el estuche y a éste sobre la mesa. Mientras realizas estas acciones comenta que no quieres tocar nada y coloca despreo-cupadamente tus manos en los bolsillos. Es aquí cuando pides a alguien que elija un palo y en el momento en que lo mencionan lo empalmas secretamente (el “lateral palm” es ideal en este caso aunque presente algunos problemas de ángulo).

Continúas pidiendo el valor del naipe y el número entre 1 y 52 y aprovechas a sacar la mano del bolsillo con los naipes empalmados. Una vez realizada la resta correspondiente, tomas el estuche y lo colocas sobre los naipes empalmados de manera que, al retirar la baraja del estuche, queden agregados 'cara con cara' a la baraja. Finalmente continúa con el procedimiento de contar las cartas descripto más arriba. 3.- Hay un modo más fácil de hacer esto que es ideal para una sesión informal. Deja en el estuche, secretamente, un palo cualquiera –corazones, por ejemplo- y una carta indiferente (el As debe estar en Top). Con el resto de la baraja realiza algunos efectos hasta que quieras cerrar con el “Carta y Número”. Llegado este momento fuerza el palo preparado (corazones), entrega la baraja a mezclar por varias personas y colócala en el estuche procurando que quede “cara con cara” con las preparadas. Luego sigue con el procedimiento de pedir un valor y un número entre 1 y 52. Para forzar el palo puedes utilizar cualquier técnica de “Elección del Mago” o cualquiera de las sutilezas de forzajes psicológicos (como preguntarle a una mujer “cuál es su palo favorito” que será, como sabemos la mayoría de las veces). Sin embargo nada de esto es necesario. Las veces que he utilizado esta alternativa, he pedido a alguien que me nombre un palo. Si nombran corazones, entrego la baraja a mezclar y sigo como he descripto. Si dicen otro palo, en cambio, extiendo la baraja y le pido que tomen una carta cualquiera del palo que han dicho y realizo cualquier otro efecto. Finalizado éste, vuelvo a preguntar por un palo, hasta que alguien dice corazones. POSTDATA 3: No puedo dejar de agradecer las innumerables charlas con Michel (quien a lo largo de muchos encuentros realizó un resumen de prácticamente todas las mejores versiones del efecto), a Greco, Gustavo Guaragna, el recordado Daniel Celma y Aristón ya que fue a través de esas conversaciones que logré llegar a esta versión.

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Fuera de este mundo “Y Tú, alza tu vara y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo para que los hijos de Israel pasen por en medio del mar, en seco” 13 Éxodo 14:16

Es sabido que los efectos 'memorables', aquellos que perduran por largo tiempo en la mente y el espíritu de los espectadores, son aquellos que los tienen como protagonistas directos. Todo lo que los involucre física o mentalmente asegura una mayor perdurabilidad y es por eso que las bolas de esponjas siguen siendo fortísimas (la magia ocurre en sus manos), los efectos de mentalismo suelen ser de un impacto indescriptible (es en su mente, es su secreto el que se reveló); y ni que hablar de los efectos en los que el espectador es quien realiza toda la magia. “Fuera de este mundo” de Paul Curry, cumple con esta última cuestión: el espectador es quien se encarga de dividir en rojas y negras las cartas de acuerdo a su intuición. Claridad en el efecto, sencillez en el manejo y en el método (lo que permite una mayor concentración en la presentación) y protagonismo completo del espectador, hacen de este efecto uno de los más bellos de la cartomagia moderna. El hecho de que un truco con todas estas virtudes no pudiera hacerse 'de salón' (ámbito más frecuente de trabajo) y perder, por lo tanto, la posibilidad de experimentar con mayor frecuencia sus beneficios, hizo que me planteara el objetivo de desarrollar una versión 'stand up'. Un amigo, Gustavo Guaragna (Hacker, para los conocidos) hacía tiempo que también estaba tras este objetivo de modo que, junto con él y otros grandes magos (Michel, Greco, Aristón y Daniel Celma), comenzó una esporádica y fructífera discusión sobre el tema. Aristón (segundo premio en Invenciones en el FISM de Lisboa del 2000), llegó a desarrollar una versión excelente en la que intervienen bolsas transparentes y yo, con la ayuda de todos ellos, he desarrollado otra que es la que describo a continuación.

PRESENTACIÓN El mago anuncia que va a realizar un efecto con el que pretende medir y estimular las intuiciones de los espectadores. Tras el anuncio, toma dos copas de vidrio que coloca boca abajo en la mesa; luego muestra dos recuadros de cartón (uno rojo y otro negro) y los coloca sobre las copas como si fueran atriles (Fig 1. Se ha retirado uno de los cartones para que se vea bien la disposición de la copa).

FIG 1 13

FIG 2

Ricardo Martín, fantástico cartomago y mejor persona, es quien merece el crédito de unir la mítica y maravillosa imagen de Moises

dividiendo las aguas del Mar Rojo con el concepto de separar los rojas de las negras. No es novedad su talento para estas cosas, Ricardo es uno de los autores de muchos de los relatos de René Lavand.

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A continuación, toma una baraja y la divide en varios paquetes que entrega a los espectadores para que mezclen. El mago, entonces, recompone la baraja y la abre en abanico dorso al público. Retira una carta y pregunta a algún espectador si cree que es roja o negra; tras la respuesta, corrobora el acierto o el error y deja el naipe sobre la cartulina correspondiente. Hecho esto un par de veces más, el mago explica que tantos errores (si los hubiera) se deben a que en realidad estaban pensando demasiado en la respuesta, de modo que a partir de ahora, lo hagan sin pensarlo, haciéndole más caso a su intuición. El mago mezcla nuevamente las cartas, retira algunas dorso al público y pregunta qué color cree que son y, de acuerdo a la respuesta, las ubica contra una u otra cartulina. Al terminar con la baraja, dos paquetes quedarán a la vista: uno descansando sobre la cartulina roja y otro, sobre la negra (Fig.2). Finalmente y con absoluta claridad, el mago toma el primer paquete y comienza a mostrar una a una que todas las cartas son rojas. “Y por supuesto”, dice finalmente, “las que ustedes dijeron que eran negras son: negra, negra, negra….todas, absolutamente todas, negras. Como ha quedado demostrado, su intuición es fantástica y el aplauso mío es para todos ustedes”.

SOLUCIÓN Pensando en las posibilidades para llevar a cabo este efecto, advertí que utilizando una baraja con todas las cartas de un mismo color (rojo, por ejemplo), tendría el 50% del problema resuelto. Es decir, con una baraja así, todas las veces que dijeran “rojo” acertarían y, por lo tanto, sólo tendría que preocuparme por mostrar que el resto eran negras. “Fantástico”, me dije, “ahora me falta el otro 50% de la solución”. Cambiar el paquete o agregar cartas negras y mostrar sólo esas, eran las dos opciones que se me ocurrieron. Comencé a practicar la idea de agregar naipes pero muy pronto advertí que era mucho mejor hacer un cambio porque me permitía mostrar todo con más soltura y despreocupación. Los cartones, elementos perfectamente justificados y necesarios en el efecto, me proveían la cobertura perfecta para realizar la trampa. Materiales - 2 copas o vasos - un rectángulo de cartón rojo de unos 14cms x 22cms y otro de las mismas dimensiones, pero de color negro. - Una baraja de 52 cartas rojas. - Unas 26 cartas negras. Preparación: Pierde en la baraja 'unicolor' dos naipes negros y coloca todo en el estuche. A continuación, guarda en tu maletín de trabajo las dos copas y los cartones, procurando dejar encima del cartón negro, el paquete de 26 cartas negras, cara arriba. De esta forma, más adelante, podrás tomar el cartón negro, ocultando los naipes detrás, con mayor facilidad.

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REALIZACIÓN Cuando te dispongas a realizar el efecto, comienza a hablar y, sin ninguna preocupación, coloca las copas invertidas y las cartulinas apoyadas en ellas procurando dejar sin que se vean, las cartas negras entre copa y cartulina (fig. 3). FIG 3 Retira la baraja de tu bolsillo y entrega diferentes porciones al público para que los mezclen. El hecho de que sean varias persones las que lo hagan permite dos cosas: primero, que a todos les queda claro que la baraja fue mezclada y, segundo, que si alguno de los espectadores advierte que todas las cartas que tiene, son de un mismo color, no le resulte tan extraño como si tuviera una baraja entera. Una vez que hayas recogido todo el mazo, comienza a hablar sobre la intuición que todos poseemos y que te gustaría hacer una prueba con el público. Abre en abanico los naipes con las caras hacia ti y retira una de las dos cartas negras preguntando a un espectador de qué color cree que es. Muestra si ha acertado o no (lo que siempre genera mucha gracia) y sea cual haya sido la respuesta, colócala sobre la cartulina negra (igual que están ubicadas en la fig. 2). Toma la otra carta negra, vuelve a preguntar, muestra si han acertado o no y déjalo en la cartulina correspondiente. Finalmente toma unas cuatro o cinco cartas rojas y vuelve a intentarlo, preguntas de qué color creen que son y, luego de haberlas mostrado, la dejas sobre la cartulina roja. La razón de hacer todo esto es doble. Por un lado se está dejando en claro el mecanismo del efecto (es decir, el mago tomará algunas cartas, preguntará el color y, de acuerdo a la respuesta, la dejara sobre el cartón del color que hayan dicho. Por otra parte, al mostrarlas así, abiertamente, se estará dejando en claro que en esa baraja hay cartas negras y rojas como corresponde a cualquier mazo normal. A continuación, comenta que muchas veces pensamos demasiado las respuestas y que eso suele provocar equivocaciones. “Por eso –dices- a partir de éste momento les 14 pido que sólo digan lo que su intuición les dicte, no piensen ni un instante la respuesta” . “De hecho- continúas- no veremos el resultado hasta el final de la experiencia”. Ve extendiendo la baraja hacia ti, seleccionando cartas de aquí y de allá, dejándolas en salida por arriba y, luego, tómalas dorso al público. Pregunta de qué color cree que son y, de acuerdo a las respuestas, ve ubicándolas en la cartulina correspondiente. La idea de que las vayas “seleccionando” es para hacer un poquito más verosímil el hecho de que todas las cartas que vas sacando en grupito son de un mismo color. Asimismo, es muy bueno de vez en cuando dejar ver, como al descuido, los aciertos, ya que eso irá entusiasmando a los participantes. Una vez que hayas terminado de dividir la baraja, haz una pequeña pausa para crear un poco de misterio y di que es momento de comprobar cuán intuitivos han sido todos. 'Acertar un diez o un veinte por ciento –dices- es muy probable; acertar un cincuenta por ciento es muy poco probable; pero acertar un ciento por ciento, es mágico'.

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Este detalle de presentación, a mi gusto muy bueno ya que justifica el iniciar nuevamente el ciclo y en hacerlo más vertiginosamente, la

aprendí de mi amigo Hacker.

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Toma el cartón rojo y, con él, el paquete de cartas que está delante; deja todo en tu mano izquierda y al instante, desliza el cartón con la mano derecha mostrándolo al público y diciendo “sobre el cartón rojo, yo fui colocando las cartas que ustedes dijeron que eran rojas. Veamos”. Deja el cartón sobre la mesa y comienza a mostrar dramáticamente que todas son rojas. Aprovechando el aplauso que seguro te darán, dirígete a la mesa y toma con tu mano derecha el cartón negro procurando tomar no sólo las cartas que están delante de él (rojas) sino también, las que están detrás (Figs. 4a y 4b). Como antes, deja todo en tu mano izquierda y con la derecha vuelve a deslizar el cartón, mostrándolo por ambos lados y diciendo: “sobre el cartón negro, yo fui colocando las cartas que ustedes dijeron que eran negras”. Al retirar el cartón, procura mantener una separación entre ambos paquetes con la punta de los dedos índice y mayor (Fig. 5). Inclina un poco la palma izquierda para que nadie vea la separación (Fig. 6).

FIG 4 A

FIG 4 B

Ahora continua diciendo: “Es fundamental que recuerden algo: yo no hice absolutamente nada. Solo hice lo que ustedes me dijeron que hiciera: sobre el cartón negro puse las cartas que ustedes creyeron que eran negras”. En estos momentos, gesticula un poco con la mano derecha que sostiene el cartón, manteniéndolo cerca de la mano izquierda. Al decir “sólo hice lo que ustedes me dijeron”, la derecha pasa con el cartón por encima de la izquierda señalando al público. En ese instante, los dedos derechos se apoderan del paquete que está por encima de la separación (Fig 7) y al decir “sobre el cartón negro”, muestras el frente del cartón, ocultando las cartas detrás.

FIG 5

FIG 6

FIG 7

Inmediatamente, apoya todo sobre la mesa donde están los demás naipes y el cambio de paquetes estará completo. Sólo resta mostrar que todas las cartas son negras y que todos los presentes han demostrado una intuición milagrosa. 36

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El triple vuelo gigante

En 1999 el Centro Mágico Platense llevó a cabo uno de sus “Seminarios” inspirados en las legendarias jornadas de estudio de El Escorial. La propuesta de entonces fue el análisis de un clásico de la magia: “The Art of Magic” de George Kaplan. Cada socio debía analizar un capítulo o un juego del libro y hacer la correspondiente exposición el día pautado. El juego que decidí analizar fue “El Triple Vuelo Gigante”. Se trata de una versión con cartas jumbo del clásico “Card Across”, en el cual tres naipes elegidos viajan de un paquete de diez -que sostiene un espectador - a otro. En su versión eran necesarios: diez sobres grandes –con los que preparaba el cambio conocido como “Flap-less Envelope-; una baraja gigante y diez naipes repetidos. A mi entender, la idea de usar cartas Jumbo era excelente (aunque no fuera de Kaplan) y la manera que él proponía de agregar los tres naipes elegidos al otro paquete, era muy buena y sutil. No obstante, ciertos requerimientos del juego perjudicaban la limpieza del juego. En la versión que me propuse mostrar, deseaba no utilizar cartas repetidas (por lo que se pudiera dar a mezclar y examinar la baraja); que se requirieran sólo dos sobres sin preparar; y que las cartas que viajaran fueran firmadas. Lo que presento a continuación es el resultado exhibido en aquel seminario:

EFECTO Se solicita la colaboración de dos personas del público y se las invita a ubicarse a cada lado del mago. A continuación, el mago muestra una baraja de naipes tamaño jumbo y entrega, a cada uno de ellos, una mitad para que lo mezclen. Al espectador de la derecha se le solicita que retire diez cartas de cualquier lugar y que las cuente una a una en las manos del mago. Para verificar la cantidad, el artista las vuelve a contar en voz alta sobre la mesa. El espectador selecciona tres naipes y los firma. Luego, elige uno de los dos sobres, lo revisa y coloca sus naipes en él. A continuación, el espectador de la izquierda cuenta también diez cartas y las coloca en el sobre restante, que acaba de revisar. Tras unos pases “mágicos”, tres cartas pasarán del paquete del espectador de la derecha al de la izquierda. El primero, abre su sobre, cuenta sus cartas y descubre que hay sólo siete. El de la izquierda hace lo mismo y encuentra ¡trece cartas!. Tras revisar detenidamente, se nota que las tres cartas “transportadas” son las firmadas por el espectador.

MATERIAL NECESARIO - Dos sobres tamaño medio oficio - Una Baraja tamaño Jumbo - Un Marcador

EXPLICACIÓN Todo el secreto radica en el robo de las tres cartas firmadas –previamente controladas- y la adición de éstas al otro paquete de diez. 15

Publicado originalmente en “La Magia del Centro Mágico Platense 2”, Edición independiente.

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Analicémoslo por partes: Control. Ambos espectadores mezclan media baraja cada uno. El de la derecha termina de retirar diez cartas sobre la mano del mago, y le entrega las restantes al espectador de la izquierda, para que las mezcle con las que ya tenía. El artista verifica que son diez los naipes, contándolos uno a uno, encima de los sobres ubicados en la mesa frente a él (Fig. 1). Esta acción funciona como “finta” para lo que será la adición de las cartas luego.

FIG. 1

FIG. 2

Tras esto, se le solicita al espectador que elija tres cartas de cualquier lugar de su paquete (*) y que, a medida que las vaya firmando, se las entregue al mago quien las mostrará al resto del público. Al tener las tres cartas en la mano, el mago pide el resto del paquete y las mezcla conservándolas abajo. Para lo cual puede proceder como sigue: En la mano derecha las tres elegidas y en la otra las siete restantes. Al dejar las firmadas sobre las otras, el dedo índice mantiene una separación entre estas y otra del lomo. Para 'mezclarlos', la mano izquierda retira naipes de abajo y los va colocando encima., hasta que las cartas que están por debajo de la separación queden en posición “bottom”. Para dar mayor sensación de mezcla, continúa mezclando los naipes de arriba, sin alterar el orden de las elegidas, y finalmente lleva la indiferente de abajo arriba. Por supuesto que pueden utilizarse cualquier tipo de mezclas, la “Thurston” o “Charlier”, por ejemplo, son ideales para esto. En la acción de “cuadrar” los naipes, debe mantenerse una separación de las tres cartas elegidas con el pulgar –teniendo los naipes por los laterales- (Fig. 3).Durante este momento, el mago se encuentra dando el perfil izquierdo al público, es decir, dirigiéndose al espectador de la derecha.

Robo Con la mano derecha, el mago toma los dos sobres de la mesa y da a elegir uno al espectador. Cuando este lo selecciona, se le dice que mire dentro de él para verificar si está vacío. Cuando el espectador hace lo indicado, la mano derecha del mago se acerca a la izquierda y coloca las cartas elegidas debajo del sobre. Para esto, el pulgar izquierdo afloja la presión, provocando que los naipes se abran como las paginas de un

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Los naipes podrían darse a elegir a tres espectadores diferentes, como propone Kaplan, pero ello podría generar “tiempos muertos”.

libro, y el sobre se introduce entre la separación (Fig.3). Es importante que el sobre se lleve hacia allí en forma inclinada, para evitar que el espectador observe la acción. De cualquier manera, la misdirection de hacer revisar dentro el sobre es suficiente. A continuación, la mano derecha se aleja con las cartas, y deposita el sobre en la mesa, cuidando que los naipes no se vean (Fig. 4).

FIG. 3

Adición El mago le solicita al espectador de la izquierda, que cuente diez cartas sobre su mano. Tras esto, el mago las cuenta como al principio, encima del sobre ubicado en la mesa. Las cartas restantes son devueltas al estuche. Lo que sigue, es la adición que describe Kaplan: mientras el espectador coloca los naipes restantes en el estuche, el mago toma el sobre por el lateral y lo extrae hábilmente y no de un “tirón. De esta manera, las cartas ubicadas encima de él, se han agregado a las tres elegidas (Fig. 4). Mientras el espectador revisa el sobre, el mago toma los naipes de la mesa y lleva tres cartas de arriba abajo, de una manera visible y natural. Esto sirve para que ante cualquier movimiento descuidado, el público perciba las firmas en los naipes de abajo. Revisado el sobre, el espectador coloca las cartas dentro, lo cierra y lo mantiene en sus manos.

FIG. 4

La “trampa” ya está hecha. Lo que resta es todo presentación. Se le pide al espectador de la derecha que abra su sobre y cuente sus cartas sobre las manos del mago. ¡Son siete! El espectador revisa y rompe el sobre para demostrar que dentro no ha quedado nada. El de la izquierda hace lo mismo: abre el sobre, retira las cartas, comprueba que dentro no quedó ninguna y las cuenta en las manos del mago . ¡Son trece!

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El mago, toma las tres cartas elegidas sin mostrarlas (sabe que son la cuarta, quinta y sexta desde arriba dado que el espectador ha invertido el orden al contarlas) y dice: “tres cartas han viajado... Lo maravilloso sería que ellas fueran ....como son!..el As de tréboles, cuatro de corazones y cinco de diamantes (supongamos)”. Al decir esto las va mostrando una a una y las deposita sobre la mesa.

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Amaneciendo

Uno de los efectos que más me gustan y que siempre realizo profesionalmente, es el conocido “Tossed Out Deck” (creado por David Hoy y actualmente versionado y evolucionado de mil maneras), en el cuál el mago lanza al público la baraja atada con una goma elástica, para que cuatro o cinco espectadores vean una carta. Inmediatamente, el mago les pide que se pongan de pie y les dice que nombrará en voz alta los naipes que él cree están pensando y que, en caso de acertar, por favor tomen asiento. Efectivamente, el mago nombra las cartas y todos toman asiento. El efecto, o mejor dicho, el método, presenta un problema grande en aquellas funciones para pocas personas ya que se corre el riesgo de que hablen entre ellos y noten que varios (si no todos) vieron la misma carta. Como no quería perder un efecto mental de cartas de esta envergadura, me puse a pensar en un efecto para esas condiciones que, al menos, se pareciese en propuesta y, sobretodo, en impacto final. 17 Así nació “Amaneciendo”, un hermoso efecto de título inconexo.

EFECTO El mago reparte un grupo de cartas a tres espectadores y les pide que piensen en una de ellas. “Es posible –dice- que hayan recibido un palo que se repite más que otro. Pueden tener, por ejemplo, cuatro cartas de diamantes y dos de tréboles o una de picas y cuatro de corazones. Pues bien, les pido por favor que piensen en una carta del palo que más se repita”. Hecho esto, el mago les solicita que vuelvan a mezclar las cartas y las mantengan en sus manos. Entonces, comienza con el proceso de adivinación: “veo que alguien está pensando en una carta impar... Usted, ¿no es cierto? Y usted también. Bien, ahora hagan todos, por favor, una imagen mental del naipe. Perfecto”. “Usted está pensando en una carta roja –afirma el mago dirigiéndose al primer espectador-, es de diamantes y es … el Cuatro de Diamantes”. El espectador asiente y toma asiento. “Usted en cambio está pensando en una carta negra, de tréboles... impar… Sí!, el Cinco de Tréboles”. “Con usted quisiera hacerlo un poco diferente”, dice el mago mientras se dirige al último espectador, “me gustaría decirle todas las cartas en las que NO está pensando. Abra las cartas en abanico por favor y concéntrese en ellas, bien… mmm sí… está viendo el Ocho de Corazones, la Jota de Picas, el As de Diamantes y el Cuatro de Tréboles y no estaba pensando en ellas. La que le queda en su mano es la elegida y es: ¡el 7 de Corazones!

SECRETO El secreto se basa en el uso de una baraja ordenada en Si Stebbins. Como sabemos, esta baraja (que data de varios siglos antes que Si Stebbins) es del tipo “rosario aritmética”. Rosario porque posee una secuencia que se repite varias veces y 'aritmética' porque dicha secuencia está basada en una fórmula matemática. En el caso concreto de la Si Stebbins los valores numéricos aumentan de tres en tres y los palos se alternan en

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Publicado originalmente en Revista “Mystica”, Bazar de Magia, Bs. As, Argentina.

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La historia presenta antecedentes gloriosos de efectos cuyo título nada tiene que ver con su contenido (al menos en apariencia). Se me

ocurre Mene. Tekel, Uphrasin y El Espejo de las Damas. “Amaneciendo” es, sin duda, un ejemplo claro de un título sin relación visible con el texto, aunque evidentemente menos glorioso que los anteriores. La causa es la siguiente: viajando a Entre Ríos (provincia argentina) advertí que no tenía idea de cómo titular este efecto. Asumiendo que todas las posibilidades que había pensado eran descartables, abrí la cortina que cubría la ventanilla y pude ver el amanecer. “Amaneciendo puede ser el título”, me dije. Y ese fue.

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TRE-CO-PI-DIA, es decir, en Tréboles, Corazón, Picas y Diamantes. Así, al As de tréboles le sigue el Cuatro de corazones, a éste el Siete de picas, a éste el Diez de diamantes (y ya que estamos, completamos la secuencia:) el Rey de tréboles, el Tres de corazones, el Seis de picas, el Nueve de diamantes, la Dama de tréboles, el Dos de corazones, el Cinco de picas, el Ocho de diamantes y, finalmente, la Jota de tréboles y luego, el As de Corazones y la serie recomienza. Además, con este ordenamiento, y con todos los demás, basta mirar la carta de abajo para saber cuál es la de arriba. De modo que si en bottom vemos el tres de diamantes, en 'top' estará el seis de tréboles. Pues bien, en esta alternancia de valores y palos se basa el efecto. A través de él es muy fácil forzar (o mejor, conocer) el palo sobre el que se hará pensar una carta y, luego, 'pescar' su valor. Veamos por qué. Si se reparten cuatro cartas, en esa mano habrá una carta de cada palo (recordemos que en la secuencia se alternan los palos uno a uno en Tre-Co-Pi-Dia). Si, en cambio, se repartiesen cinco cartas, como es en nuestro caso, en esa mano habrá un palo que se repite una vez y será el correspondiente a la primera y quinta carta de esa mano. Si ahora se repartiera otra mano de cinco cartas, la primera y quinta carta también repetirán su palo y así con cuantas manos se distribuyeran (en nuestro caso, tres). Veamos la figura 1 para ejemplificar.

FIG 1

En la primera mano se repite el palo de Tréboles, de modo que el espectador pensará entre el Cuatro y el Tres; en la segunda mano se repite corazones por lo que elegirá entre el Seis y el Cinco de Corazones mientras que el último espectador pensará entre el Ocho o el Siete de Picas.

Como puede verse, los espectadores están forzados a pensar los palos en la secuencia conocida por nosotros (Tréboles, Corazones, Picas, Diamantes). Ahora bien, ¿cómo nos enteramos en qué palo está pensando el primer espectador? Fácil. Habiendo terminado de repartir las manos, basta mirar la carta de abajo para saber cómo empieza la secuencia. En nuestro ejemplo, la carta de “bottom” sería el As de Corazones, de modo que al verlo sabríamos que el primer espectador está pensando en una carta de Tréboles y luego todo lo demás. Otro punto fundamental a tener en cuenta es que en todos los casos los espectadores tendrán que elegir entre una carta PAR y una IMPAR. Esto se debe a una propiedad de la Si Stebbins que establece que a cada cuatro cartas encontramos una del mismo palo en orden decreciente. Así, si tenemos el Cuatro de Tréboles, a cuatro cartas más tendremos el Tres, a cuatro cartas más tendremos el Dos y así sucesivamente. Entonces, sabemos que el espectador está pensando en una carta de tréboles, sabemos que es entre el Cuatro y el Tres Para averiguar cuál de los dos es, bastará saber si piensa en una carta Par o Impar. ¿Cómo lo hacemos?. Preguntándolo. Ya veremos bien cómo. 42

PRESENTACIÓN Al comenzar con el juego mezcla en falso la baraja y reparte cinco cartas a tres espectadores. Es importante que la distribución parezca totalmente casual y que desconoces la cantidad que tiene cada uno, por lo que es muy bueno aprender a contarlas sin mirar. (Ver notas) Una vez repartidas, pídeles a todos que las mezclen y las mantengan en su mano. Mientras tanto, tu mezcla la baraja conservando la carta de bottom. Pídeles que las abran en abanico y al decirlo forma tú, un abanico frente a ti. De esta forma estarás viendo la carta de bottom y conociendo el palo en el que pensará cada uno. “Es posible –dices entonces- que hayan recibido un palo que se repite más que otro. Pueden tener, por ejemplo, cuatro cartas de diamantes y dos de tréboles o una de picas y cuatro de corazones. Pues bien, les pido por favor que piensen en una carta del palo que más se repita”. Cuando te aseguran que ya tienen una carta en mente, comienzas con el proceso de adivinación. Te concentras y dices: “veo que alguien está pensando en una carta impar, ¿no es cierto?”. En este momento debes prestar atención a las reacciones ya que advertirás cuando alguien asienta o permanezca inmutable. Generalmente la contestación es tímida por lo que es imperceptible para todos menos para ti. No obstante, aunque fuera evidente, e incluso cuando fuera negativa la respuesta, obtendrás la información necesaria sin disminuir en absoluto el impacto del efecto. Cuando ya sabes quien está pensando en cartas pares o impares, te diriges al primer espectador para leerle específicamente la mente a él. Como sabes que estaba pensando en una carta de tréboles y (siguiendo nuestro ejemplo) era par, entonces le dices: “Estás pensando en el Cuatro de Tréboles”. Al asentir, pídele que tome asiento y anuncia que lo intentarás ahora con el segundo espectador. Te diriges a él, pretendes leerle la mente y nombras su carta, el Cinco de Corazones. El naipe del último espectador, también podrías nombrarlo inmediatamente pero para darle mayor impacto final, le dices que, a diferencia del resto, le dirás todas las cartas en las que NO está pensando. Pídele que abra las cartas en abanico y que a medida que vayas nombrando cartas, te las vaya entregando. Comienza entonces a recitar la secuencia y a recibir los naipes: Ocho de Corazones, Jota de Picas, As de Diamantes, Cuatro de Tréboles “y la última carta, la que está en tus manos es la que estás pensando y es… el Siete de Corazones”.

NOTAS: 1) La manera que yo utilizo para repartir las cartas simulando azar y despreocupación, es la siguiente: luego de mezclar en falso me acerco al primer espectador, le pido que se ponga de pie y en mi mano izquierda abro las cartas en abanico con las caras apuntando al suelo. A continuación, le pido que con dos dedos (el índice y mayor) toque cualquier sector de la baraja y, abriendo por ese punto, le entrego las cinco cartas del sector. Al dirigirme al segundo espectador recompongo la baraja procurando cortar debidamente, es decir, dejando la porción de cartas que estaban por encima de las que quitó el espectador, debajo.

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Al segundo espectador le entrego las cinco cartas de arriba de la baraja (contando sin mirar: desplazo tres con el pulgar izquierdo y luego, dos). Para el último espectador, lo que hago es cortar la baraja y mantener una separación; comienzo a extender las cartas en la mano como buscando un sector de donde darle una porción de cartas y al llegar a la separación le doy las cinco cartas. Como en el primer caso, procuro montar la baraja correctamente, dejando la porción de cartas que estaba sobre las caras del espectador debajo. 2) Puede darse el caso que el espectador tenga que elegir entre dos figuras y que le cueste discernir si son pares o impares. Para evitar esto, es conveniente aclarar que las Jotas valen once, las Damas doce y los Reyes, trece. En el caso que el espectador tenga que elegir entre un Rey y un As (ambos impares), lo que hago es pedirle que al espectador que haga una imagen de su carta y digo: “hay mucho espacio en blanco, ¿no es cierto?”. Si asiente, es el As; si se muestra confuso, entonces, es el Rey. 3) Si quieres, tras dar las indicaciones y habiéndote asegurado de que ya todos eligieron la carta puedes decir algo así como: “Si ningún palo se repite más que otro, piensen en cualquiera”. De esta manera se refuerza la libertad de elección y se mantiene consistencia en el total desconocimientos sobre las cartas que les tocaron.

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Esas hermosas imágenes de la magia (Prólogo extendido o ensayo trunco) El último efecto que les presento surgió casi de casualidad, jugando frente al espejo. Sucede que cuando estoy por ensayar algo suelo pasar varios minutos frente a él, haciendo movimientos, gesticulando, viendo el modo en que naturalmente trabajaría los naipes, el tipo de posición en el cuerpo que quiero adoptar, el tipo de cosas que me gustaría se viera del otro lado. De alguna manera es como si fuera tomándome instantáneas que luego reviso una a una para ver cuál será llevada a la práctica cuando sea posible. Pues bien, en esta serie de 'fotografías', siempre hubo una que me atrajo mucho: yo, de pie, abriendo la baraja en abanico y mostrándoselo a alguien del público para que piense en una carta. De esa imagen, proviene este truco. Entiendo que eso de las 'instantáneas' y de ponerse a gesticular frente al espejo pueda sonar medio tonto, pero tiene su lógica considerando que siempre he pensado a la magia como un hecho estético; como un proceso de construcción de sentido, como un arte donde la forma puede tener tanta importancia como el contenido (el efecto, o fenómeno demostrado). Estoy muy convencido de esto aunque no pueda sistematizar 18 una 'propuesta' firme dada mi incipiente reflexión al respecto, aunque sí puedo insistir, en cambio, en que me gusta concentrarme en determinados detalles estéticos de una presentación, en los elementos que la constituyen, en las 'instantáneas' y en su influencia en la producción de sentido. No me cabe duda que el mero acto de sostener una baraja define toda una personalidad y un sentido. En este aspecto es fundamental considerar la relación, armonía y coherencia que tienen todos los elementos o detalles estéticos. Es decir, considerar la funcionalidad (entre otras cosas) y desechar la mera ornamentación. Que la charla, la escenografía, los elementos, la 'coreografía' de los movimientos no sean meros adornos rodeando al efecto sino parte fundamental de la estructura interna de él. Como alguien dijo, 'el efecto en sí mismo pide el modo en que la carta tiene que darse a elegir'. Vestirse con diseño italiano, colocar un florero en una mesa y colocar una rosa en ese florero no definen a la estética mágica de la que hablo si no mantiene una coherencia interna con el efecto, si no ayuda a reforzar el sentido que se quiere transmitir o sugerir. El mundo externo del efecto debe estar en función de su mundo interno. Personalmente pretendo (aunque no alcance) una estética de belleza, simplicidad, austeridad. Belleza en el sentido más antiguo: el de armonía, el de equilibrio de todas las partes. El equilibrio, en el caso del ilusionismo, concentrado en el efecto y en el significado que puede producirse en el público. Austeridad en el modo de decir, austeridad en tanto 'hacer hablar' lo más posible a los elementos y a los movimientos en sí mismos sin recargarlos de cosas prescindibles. “Es curiosa la suerte del escritor –señaló Borges -; al principio es barroco, vanidosamente barroco y al cabo de los años, si son favorables los astros puede alcanzar no la sencillez que no es nada, sino la modesta y secreta complejidad”. Y ya que menciono la 'suerte del escritor', aprovecho a decir que todo lo que vengo balbuceando hasta aquí me convence de que el Ilusionismo tiene mucho que ver con la Poesía. Y no me refiero a la posibilidad de recitar versos mientras se hace un

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Nota de 2011. Afortunadamente he avanzado algo en la sistematización de esas ideas (las referidas a la producción del sentido, no tanto

a la del poder de la imagen en la magia o la de la “forma”), a punto tal que he escrito unas notas al respecto llamadas, gracias a una fotografía de Chema Madoz, “Platos en la alcantarilla”.

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Permítanme exagerar, por favor, e incluir a todos los poetas y la Poesía, sabiendo que muchas definiciones y concepciones contradecirían

esta generalización. Me apoyo en esto de una forma más intuitiva que académica en la certeza de que, como dijo el fotógrafo Chema Madoz, “ Hay un mismo interés (entre la poesía y la fotografía –en nuestro caso, la magia) por la brevedad, por la creación de imágenes que se basan en la intensidad. Los objetos que aparecen en las imágenes están trabajados de una manera muy cercana a la forma en la que el escritor trata de obtener de las palabras ciertos ecos, ciertas resonancias”.

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“Ficciones”, 1944, Jorge Luis Borges

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Esto que dije, lo señaló antes David Ben al referirse a Ross Bertram en una nota de la revista Genii.

Carta pensada EFECTO El mago llama a un espectador y le invita a tomar asiento al lado de su mesita de trabajo. De su bolsillo retira una baraja y la quita del estuche que deja sobre la mesa. Ahora, mostrándoles a todos los dorsos de las cartas, dice: “Entre todas estas cartas hay una que nos llama la atención porque es la única carta de dorso diferente”. Al decir esto, el mago retira la carta 'extraña' y la coloca sobresaliendo en el bolsillo superior del saco. “En un instante –continúa - voy a abrir las cartas en abanico y usted deberá ver una sola carta... Cuando lo haga, le pido por favor que la guarde en su mente”. El mago abre la baraja en abanico y la pone frente a los ojos del espectador sentado a su lado. “¿Tiene ya esa carta en mente? ¿Si?. Perfecto. Una entre cincuenta y dos cartas le llamó la atención. A todos nosotros –continúa el mago- también una carta nos llamó la atención entre cincuenta y dos y es la que tengo en el bolsillo”. “Por favor, por primera vez díganos cuál es el naipe que está pensando”. El espectador responde, digamos, el tres de corazones. Inmediatamente, el mago muestra la carta 'extraña' que sobresalía de su bolsillo y resulta ser también ¡el tres de corazones!. Pero aquí no termina el efecto. Tras recibir el aplauso, el mago asegura: “es posible que alguno crea que esto fue casualidad y quiero demostrar que no fue así”. “Por favor, tome la baraja y retire su carta”. El espectador comienza a buscar el naipe mientras el mago dice: “No fue casualidad. Yo estaba seguro que usted iba a elegir... la única carta que no está en la baraja”. Al terminar la frase, el espectador concluye su búsqueda sin haber encontrado el tres de corazones. “Estaba muy seguro de esto, porque cuando retiré la baraja, procuré que un naipe quedara dentro del estuche...y esa carta es, justamente, el tres de corazones.” El mago abre el estuche y muestra que dentro de él se encuentra la carta pensada.

EXPLICACIÓN La base de este efecto se encuentra en el viejo recurso de mostrar el abanico de naipes abierto de derecha a izquierda para que pueda verse únicamente la carta de la cara. Con esto, el espectador se verá forzado a elegir esa carta. Ahora bien, dado que me incomodaba mucho 'moral' y técnicamente este forzaje (en realidad, este compadre instantáneo), busqué un manejo donde el espectador que piensa la carta también quedase sorprendido y, fundamentalmente, en donde yo fuera lo más sincero posible y no tuviera que guiñarle el ojo al espectador o hacerle gestitos como rogándole que pensara en esa carta y por-favor-no-le-digas-a-nadie-porque-me-muero-de-vergüenza. Es así pues que decidí combinar el ahora de moda recurso del 'doble entendimiento' y un efecto final en el que todos quedan sorprendidos. Se necesita para esto una baraja con un duplicado del tres de corazones (en este caso) y otro tres de corazones más, pero de dorso diferente. Coloca esta última carta en el medio de la baraja y uno de los duplicados en segunda posición desde la cara. El último tres de corazones colócalo invertido, 'cara con cara', al final de la baraja y todo en el estuche. Llama a un espectador e invítalo a sentarse al lado tuyo. Retira la baraja del estuche procurando dejar el tres de corazones invertido dentro de él. Comienza a mostrar las cartas por las caras diciendo que al exhibirlas así ninguna les llamará la atención. “Sin embargo, continúas, mostrándoselas por los dorsos, una carta si les

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llamará la atención porque es de dorso diferente al resto”. Cuando llegas con tu vista al tres de corazones del centro (el de distinto color) lo retiras y colocas sobresaliendo en tu bolsillo superior (cuidando que nunca se introduzca completamente). A continuación, abre el abanico normalmente mostrándoselo al público y comienza a decirle al espectador sentado: “En un instante, voy a abrir las cartas en abanico y voy a mostrárselo. Cuando lo haga, deberá ver una sola carta. Lo que le pido entonces, es que se concentre en esa carta”. Tras esto, comienza a mezclar los naipes arrastrando la de bottom al centro y manteniendo el tres de corazones en su lugar (la cara). Abre ahora el abanico de derecha a izquierda y ponlo frente a la vista del espectador repitiéndole “una sola carta entre todas, debe quedar en tu mente”. Como puede notarse, hasta ahora se le dijo al público y al espectador sentado toda la verdad aunque cada uno lo interpretará de una manera levemente diferente. Para el público, decir “deberá ver una sola carta” es estar diciéndole “deberá elegir una carta” (sentido metafórico) mientras que el espectador entenderá literalmente eso cuando advierta que sólo puede ver una carta. Ahora bien, una vez que estás seguro que el espectador 'pensó' la carta, comienza a mezclarlas controlando la elegida en la cara y afirma: “una sola carta entre todas le llamó la atención. Le pido por favor que la mantenga en su mente”. A continuación, empalma la carta de abajo con la mano izquierda y deposita el resto de la baraja sobre la mesa. Manteniendo la carta empalmada con naturalidad, asegura que a todos los demás también les llamó poderosamente la atención una carta sola, por tratarse de una carta de dorso diferente. “Por primera vez –afirma- díganos cuál es la carta que está pensando”. “El tres de corazones” responde el espectador. “Pues bien, la carta que siempre estuvo a la vista de todos en mi bolsillo es también, el tres de corazones”. Al decir esto último, toma con la mano derecha el naipe y muestra la asombrosa coincidencia. Tras una pausa de asimilación, toma con la izquierda la carta y guárdala en el bolsillo dejando al mismo tiempo la carta empalmada. “Pero claro –continúas- muchos creerán que esto fue casualidad. Pero ya verán que no. Por favor –le dices al espectador sentado- saca el tres de corazones de la baraja”. Mientras lo hace, comienza a decir que estabas seguro que de todas las posibilidades “elegirían la única carta que no se encuentra en la baraja”. Procura finalizar la frase, en el mismo momento en que el espectador termina de buscar en vano su naipe. “¿Quieren saber por qué digo esto?.” Pues porque al comenzar, procuré que una carta sola quedara dentro del estuche y esa carta –aseguras mientras abres el estuche y retiras el naipe- es justamente el tres de corazones”. Con este efecto, el espectador sentado a tu lado también quedará completamente asombrado y quizás más que el resto porque, precisamente, ¡fue la única carta que vio de toda la baraja!. Además, con este efecto final estás más al resguardo de lo que pueda decir el espectador ya que si gritase a viva voz que el mago le mostró únicamente una carta, no estaría revelando nada sino todo lo contrario: ¿cómo es posible que haya visto una sola carta y que luego no estuviese en la baraja? ¡Que lo disfruten!

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AGRADECIMIENTOS DE ÚLTIMO MOMENTO

Debo agregar saludos y gracias a los que me ayudaron en esta revisión y edición “definitiva” (je, ni yo mismo lo creo) de “Cartas de Salón”. A Guille, Sergio y Martín por señalar los errores y hacer comentarios propicios que me facilitaron enormemente la tarea de reeditar las notas. A Andoni por la hermosa tarea con los dibujos (los de mi hermana, que estaban en la edición anterior, los guardo con mucho cariño). A los dos o tres bares que sin saberlo, me cobijaban en esta placentera tarea. Cuántos cambios de turnos de camareros presencié, cuantos besos cariñosos espié, cuántas peleas e indiferencias noté, cuánto murmullo resistí, cuantos cafés y coca colas tomé. Finalmente a todos ustedes que con gran paciencia, están leyendo esta última línea.

robertomansilla ILUSIONISTA

Tel. 54 221 5936164 www.rmansilla.com

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ESTA HOJA CORRESPONDE A CONTRATAPA -COLOR-