Carta Al Padre

CARTA AL PADRE collage por adrian velazco Con el perdón de Kafka, aquí va una carta para mi papá. Blasfémina Por Marí

Views 169 Downloads 4 File size 123KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

CARTA AL PADRE

collage por adrian velazco

Con el perdón de Kafka, aquí va una carta para mi papá. Blasfémina Por María

Ximena

Pineda

@anacaonax Tu aparición repentina, luego de quince años, me hizo preguntarme ¿para qué? Dijiste que para saber de mi vida. ¿Qué quieres saber? Desde que recibí tu mensaje no he dejado de pensar en cómo sería un “pitch” de lo que he hecho en estos quince años. Tarea difícil, incluso para un escritor. No mucho. Me casé. Me divorcié. Me volví a enamorar, me volvieron a romper el corazón. Eso sería casi todo. Lo interesante de nuestro encuentro, si se da, no es lo que yo tenga que contarte sino lo que tú tengas que decirme. No sé absolutamente nada de ti. Los recuerdos que tienen los niños de parques, piñatas, navidades, vacaciones con sus padres, no los tengo yo. Mi memoria emocional con respecto a ti está vacía. Quizás por eso me la he pasado buscando canallas, como tú, para suplir ese vacío emocional mezclado con lo que los psicólogos clínicos llaman “complejo de Edipo”, o de Electra, para ser más precisa. Quizás sea por tu culpa que no he podido encontrar estabilidad en el amor por andar de imbécil en imbécil. No creas que no te he pensado estos años, claro que sí. Cada vez que me hago este auto análisis de piscina confirmo que me dejaste enferma. Estoy enferma porque gracias a ti siento un profundo desprecio por los hombres que abandonan, que no dan la cara, que aparecen como si nada luego de tantos años. Gracias a ti siento náuseas por los pusilánimes, los cobardes, los falsos. Soy implacable con respecto a la honestidad y eso, en un mundo de mentiras, es un viacrucis. Por hombres como tú prefiero quedarme sola. Tu ausencia y, en general, casi toda mi vida, ha servido para volverme una jueza insobornable con los sentimientos. Como nunca pude hablar contigo, me dediqué a escribir, porque me va mejor escribiendo las cosas que diciéndolas. Algo bueno tenía que dejarme tu ausencia. Tu extraña aparición luego de quince años me llevó a pensar que me buscas para espiar tus culpas porque, quizás, te convertiste a alguna religión, o porque estás enfermo y necesitas plata. Llegué a

pensar que si necesitaras que te donara sangre lo haría, pero un órgano no. En cuanto a la plata, no tengo, y si tuviera tampoco te mantendría. No me gustan los hombres mantenidos. Sin embargo, soy capaz de escucharte. Lo quiero hacer. Quiero ver qué tienes para decir. Espero que seas original, porque en este momento de mi vida ya no pierdo mi tiempo con hombres que no se esfuerzan ni siquiera en los cuentos que van a echar. Necesito oírte para poder hablar después. Que mi intervención no sea un “pitch” sino una respuesta. Creo que tu aparición es un chance que me da la vida para alzar por fin mi voz. Me he callado mucho todos estos años. Es una oportunidad para tener el cara cara de mi vida, una posibilidad para soltar este monólogo que tengo atascado desde que nací y que se me sale a veces con los tragos o los despechos. Cuando vaya a verte, iré sin libreto. No he preparado ningún guión. Cuando te vea, sabré exactamente qué decirte, porque por primera vez en mi vida estoy segura de lo que siento. Ya no es rabia, ni dolor. Son solo ganas de hablar, de decir, de ser escuchada. Cuando te vea, presiento que se irán varios de mis conflictos con el género masculino que tú has dejado por el piso. Haré borrón y cuenta nueva y sé que, como luego de una feroz dictadura, te daré una amnistía y me la daré a mí misma. Por fin.