Captulo 8 - Envejecimiento y Control Postural

Capítulo 8 ENVEJECIMIENTO Y CONTROL POSTURAL Sistemas Sensoriales Cambios en los Sistemas Sensoriales Individuales Soma

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Capítulo 8

ENVEJECIMIENTO Y CONTROL POSTURAL Sistemas Sensoriales Cambios en los Sistemas Sensoriales Individuales Somatosensorial Visual Vestibular Deficiencias Multisensoriales Adaptación de los Sentidos al Control Postural Capacidades Posturales Anticipatorias Problemas Cognitivos y Control Postural Recuperación del Equilibrio Resumen

Introducción Modelos de Envejecimiento Factores Primarios y Secundarios del Envejecimiento Heterogeneidad del Envejecimiento Indicadores Conductuales de la Inestabilidad Análisis de los Sistemas del Control Postural Sistema Musculoesquelético Sistema Neuromuscular Cambios en la Bipedestación Inmóvil Cambios en las Estrategias Motoras durante las Perturbaciones a la Bipedestación Adaptación de los Movimientos a las Actividades y Entornos Cambiantes

generado diversos modelos de envejecimiento (7-9). Dos de ellos se ilustran en la Figura 8.1. El primer modelo (Fig. 8.1A) describe el proceso del envejecimiento como una disminución lineal de la función neural en todos los niveles del sistema nervioso central (SNC). Predice que, a medida que desciende el número de neuronas en una parte específica, se manifiestan diversos estados patológicos (8). En cambio, un segundo modelo de envejecimiento (Fig. 8.1B) sugiere que el SNC continúa funcionando a un nivel relativamente alto hasta la muerte, a no ser que un accidente o una enfermedad afecte una sección específica del SNC. Por lo tanto, una patología en una sección específica puede ocasionar una rápida disminución de una función neural particular (8). Estos modelos generan conclusiones muy diferentes sobre lo inevitable del deterioro funcional con el envejecimiento. El primer modelo ofrece una perspectiva bastante pesimista, puesto que sugiere que la pérdida neuronal es irremediable, por lo cual el deterioro funcional es un efecto invariable de envejecer. Este tipo de razonamiento puede formar percepciones autolimitantes en adultos mayores sobre lo que son capaces de hacer (10). Es posible que este tipo de percepciones sea reforzado inadvertidamente por el profesional médico, quien podría tener una visión limitada sobre las capacidades de los adultos mayores. Por ejemplo, al evaluar una persona mayor, un terapeuta puede percibir que la fuerza del paciente es buena, considerando su edad. Como resultado, un grado de fuerza 3 de 5, que nunca sería aceptable para una persona de 30 años, con frecuencia es considerado normal para alguien de 70 años.

INTRODUCCIÓN ¿Por qué el Sr. Jones a la edad de 90 años puede correr maratones, mientras que el Sr. Smith a los 68 años está en un hogar de ancianos, condenado a una silla de ruedas y sin poder caminar hasta el baño sin ayuda? Claramente, la respuesta a esta pregunta es compleja. Muchos factores afectan los resultados relacionados a la salud y movilidad. Estos factores contribuyen a las enormes diferencias de las capacidades entre los adultos mayores. Este capítulo no describe todos los aspectos del envejecimiento. Más bien, el objetivo está en los cambios relacionados con la edad que ocurren en los sistemas esenciales para el control postural. Revisamos la investigación que examina los cambios vinculados a la edad en los sistemas cuya disfunción puede contribuir a la inestabilidad entre los adultos mayores y los últimos estudios que observan los efectos del entrenamiento en el mejoramiento de la función del equilibrio en estos sistemas. Es importante tener en mente algunos comentarios preliminares sobre la investigación que analiza los cambios en los adultos mayores.

Modelos de Envejecimiento Aunque muchos estudios han analizado el proceso del envejecimiento y han demostrado que en muchos adultos mayores se produce un deterioro en una cantidad de procesos sensoriales y motores, los científicos no han llegado a un acuerdo sobre cómo y porqué envejecemos (1-6). Esto ha 146

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Figura 8.1. Dos modelos de envejecimiento. A, El primer modelo sugiere que el envejecimiento se asocia con el deterioro inevitable de la función neuronal en todos los sistemas. B, En cambio, para el segundo modelo, la función neuronal permanece óptima con la edad a no ser que accidentes o enfermedades específicas afecten partes individuales del sistema (De Woollacott M. Aging, posture control, and movement preparation. En: Woollacott MH, Shumway-Cook A, eds. Development of posture and gait across the lifespan. Columbia, SC: University of South Carolina Press, 1989: 156.) En cambio, el otro modelo de envejecimiento posee un punto de vista más optimista (8). Se espera una función óptima del SNC con factores de experiencia óptimos a no ser que se produzca una patología inesperada. Los factores de experiencia implican llevar una vida sana y activa. En este caso, cuando un terapeuta evalúa una persona mayor, se espera que las funciones serán óptimas. Si se detecta un deterioro en cualquier área del sistema nervioso, esta perspectiva permitirá que el terapeuta trabaje en las estrategias de rehabilitación orientadas a restituir la función de un adulto joven normal.

Factores Primarios y Secundarios del Envejecimiento Muchos científicos creen que los factores que contribuyen al envejecimiento pueden ser clasificados como primarios o secundarios (9). Los factores primarios, como las características genéticas, contribuyen al deterioro inevitable de la

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función neuronal de un sistema. Un ejemplo de una predisposición genética a una enfermedad podría ser el caso de la persona que porta los genes para la degeneración de las neuronas auditivas y que, al pasar los años, sufre una pérdida de la audición. La predisposición genética puede interactuar con los factores medioambientales. Por ejemplo, en una persona que proviene de una familia con tendencia a la pérdida auditiva y que trabaja en un ambiente ruidoso, el proceso de la enfermedad puede acelerarse por una combinación de las influencias genéticas y ambientales. Los factores primarios no conllevan necesariamente a un deterioro generalizado, más bien a una pérdida de la función dentro de sistemas específicos (9). Las investigaciones están comenzando a sugerir que los factores secundarios tienen un profundo efecto en el envejecimiento (10). Los factores secundarios, o de la experiencia, están más o menos bajo nuestro control. Algunos de ellos incluyen la nutrición, ejercicios, lesiones y patologías que afectan el cuerpo y la mente. También se encuentran en esta categoría los factores ambientales como la contaminación atmosférica y los cancerígenos del agua que bebemos, aunque usted puede no estar de acuerdo en que estos factores están bajo su control. Los científicos han demostrado que una nutrición apropiada produce vidas más largas y saludables (11). Más aún, estudios en animales han confirmado que una restricción alimentaria aumenta el plazo vital (12, 13). Además, se ha comprobado que los programas de ejercicios mejoran la salud cardiovascular, controlan la obesidad y aumentan la función física y mental. Los beneficios obtenidos en capacidad aeróbica, fuerza muscular y flexibilidad pueden mejorar la edad biológica de 10 a 20 años, lo cual puede retardar la edad de dependencia y aumentar la calidad de los años de vida restantes (13, 14). La conciencia de que cómo envejecemos es ampliamente determinado por la forma en que vivimos conlleva a un énfasis en la medicina preventiva (15), también tiene implicancias para la rehabilitación. Los terapeutas trabajan para ayudar a pacientes ancianos que han sufrido una patología a volver a un estilo de vida óptimo. De esta forma, los factores que determinan la salud y movilidad del Sr. Jones y del Sr. Smith son una combinación de factores primarios del envejecimiento, principalmente genéticos, sobre los cuales ellos tienen un control limitado, y de factores secundarios, principalmente de la experiencia, sobre los cuales ellos tienen un control considerable.

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Parece ser que el envejecimiento, sea primario o secundario, no se caracteriza necesariamente por un deterioro general de todas las funciones, más bien, puede limitarse a estructuras y funciones neuronales específicas. Esto concuerda con el tema principal de este libro, la función y la disfunción no son generalizadas, sino que surgen de la interacción de las capacidades del individuo para llevar a cabo actividades dentro de contextos ambientales específicos.

Heterogeneidad del Envejecimiento Ciertos estudios no evidencian ningún cambio en la función de los subsistemas neurales que controlan la postura y el movimiento con la edad (16), mientras que otros muestran un grave deterioro en las funciones de adultos mayores (17). ¿Cómo puede existir tal discrepancia en análisis que exponen los cambios relacionados con la edad en los sistemas para la postura y marcha? La razón puede ser las diferencias fundamentales en la definición que los investigadores aplican para clasificar a un individuo como anciano. Por ejemplo, algunos investigadores han clasificado al adulto mayor como alguien sobre los 60 años de vida. Cuando no se emplea ningún criterio excluyente en el estudio de adultos mayores, los resultados pueden ser muy diferentes a cuando se utilizan criterios restrictivos para incluir individuos. Por ejemplo, un estudio sobre los efectos del envejecimiento en la capacidad de marcha seleccionó un grupo de 71 personas cuyo rango de edad era de 60 a 99 años, sin usar un criterio excluyente por una posible patología (17). Estos investigadores observaron que la velocidad media de marcha de sus adultos mayores era menor que la cualquier otro estudio anterior. En cambio, otro experimento examinó la marcha en adultos mayores saludables. En este estudio, fueron examinados 1.187 individuos de 65 años o más para descubrir a 32 que no tenían patologías, es decir, no padecían trastornos en los sistemas musculoesquelético, neurológico o cardiovascular ni tenían un historial previo de caídas (16). Sorprendentemente, este análisis no encontró diferencias importantes entre sus adultos mayores y menores al comparar cuatro parámetros que calculaban la variabilidad de la marcha. Así se concluyó que un aumento en la variabilidad del ciclo de la marcha entre adultos mayores no era normal, sino que siempre se debía a una patología. Estos tipos de resultados sugieren que existe

una gran heterogeneidad entre los adultos mayores. Esta notable variabilidad nos recuerda que es importante no suponer que en todos los adultos se produce un deterioro de las capacidades físicas.

INDICADORES CONDUCTUALES DE LA INESTABILIDAD Las estadísticas de lesiones y accidentes de adultos mayores indican que las caídas son la séptima causa principal de muerte en personas de más de 75 años (18). ¿Cuáles son los factores que contribuyen a estas pérdidas de equilibrio? Muchos de los primeros estudios sobre este tipo de accidentes en ancianos esperaban aislar una causa única de las caídas para un adulto mayor particular, como vértigo, una neuropatía sensorial o una hipotensión postural. En cambio, la investigación más actual indica que existen múltiples factores que contribuyen a esas caídas, incluyendo elementos fisiológicos y musculoesqueléticos intrínsecos y factores ambientales extrínsecos (19 a 21). Para examinar estos factores, Lipsitz y sus colegas observaron por 1 año un grupo de adultos mayores sobre los 70 años de edad que formaban parte de una comunidad, e identificaron todas las caídas que ocurrieron (21). Descubrieron que una cantidad de factores se asociaba con un riego de caída elevado, incluyendo una actividad física reducida, un deterioro en la fuerza muscular proximal reducida y una menor estabilidad al estar de pie. Otros factores significativos incluyeron artritis en las rodillas, hemiplejia, deficiencias de la marcha, hipotensión y el uso de fármacos psicotrópicos. Las conclusiones de este estudio fueron que la mayoría de las caídas en los adultos mayores implican múltiples factores de riesgo, de los cuales muchos pueden solucionarse. De este modo, se sugirió que el médico que trabaja con un adulto mayor debería determinar los factores extrínsecos e intrínsecos asociados con una caída particular y reducir o corregir la mayor cantidad posible de ellos. El estudio de los factores intrínsecos que contribuyen a las caídas ha incluido el análisis de la función del control del equilibrio. Diversos investigadores, incluyendo a Tinetti, de Estados Unidos, Berg, de Canadá, y a Mathias y sus colegas, de Inglaterra, han calculado las habilidades funcionales relacionadas con el equilibrio a fin de identificar aquellas personas con un alto riesgo de caídas (19, 22-24). Las habilidades funcionales incluyen el sentarse, ponerse de pie y caminar sin

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ayuda, pararse y alcanzar objetos, realizar un giro de 360º y moverse de una posición bípeda a una sedente. Un nuevo método para la comprensión de la función del equilibrio en los ancianos examina las variables específicas relacionadas con el control postural normal y determina el grado al cual el deterioro de sus funciones contribuye a la pérdida de estabilidad y movilidad en los ancianos. En las secciones restantes de este capítulo analizaremos los factores intrínsecos relacionados con los problemas de equilibrio en el adulto mayor desde una perspectiva de sistemas. Discutiremos los cambios en los sistemas motores, sensoriales y adaptativos de nivel superior, así como el uso de las respuestas posturales anticipatorias para efectuar un movimiento voluntario. Los estudios sobre la capacidad de los adultos mayores para integrar los ajustes del equilibrio en el ciclo de la marcha se tratan en la sección sobre movilidad de esta obra.

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obstante, se ha sugerido que la cantidad de fuerza requerida para la función física depende de la actividad. Por ejemplo, se ha mencionado que la típica mujer saludable de 80 años está muy cerca, o en el mismo valor, del umbral de fuerza del cuadriceps necesario para levantarse de una silla (28). Cuando la fuerza cae bajo el umbral obligatorio para una actividad, se produce una discapacidad funcional. Una disminución en el rango de movilidad (29) y una pérdida de la flexibilidad espinal en muchos adultos mayores puede generar una postura flexionada o encorvada (Fig. 8.2) (1). Esto puede asociarse con otros cambios en la alineación postural, incluyendo una variación en el desplazamiento vertical del centro de gravedad hacia los talones (30). Otras enfermedades, como la artritis, pueden producir una disminución en el rango de movimiento de muchas articulaciones del cuerpo. Además, el dolor puede limitar el rango funcional de una articulación en particular (30).

ANÁLISIS DE LOS SISTEMAS DEL CONTROL POSTURAL En los capítulos anteriores, definimos el control postural como la capacidad para controlar la posición del cuerpo en el espacio con el propósito de la estabilidad y la orientación, además, analizamos los diversos sistemas que contribuyen a dicho proceso (véase Fig. 6.2). ¿Qué han aprendido los investigadores sobre cómo los cambios en estos sistemas ayudan a aumentar la probabilidad de caídas en adultos mayores?

Sistema Musculoesquelético Diversos investigadores han reportado los cambios en el sistema musculoesquelético de muchos adultos mayores, incluyendo los laboratorios de Buchner y Wolfson de Estados Unidos y el de Anniansson en Escandinavia (2527). La fuerza muscular de las extremidades inferiores puede reducirse en hasta un 40% desde los 30 a 80 años (26). Esta afección es más grave en los residentes de hogares de ancianos con un historial de caídas (27). En estos individuos, la fuerza muscular media de rodilla y tobillo se redujo de dos a cuatro veces, respectivamente, en comparación con personas que no sufren caídas Los investigadores han demostrado que la unión entre la fuerza y el funcionamiento físico es enorme, más del 20% de la variabilidad del estado funcional se explica por la fuerza relativa (25). No

Cabeza hacia delante Cifosis

Lordosis Flexión de la cadera

Flexión de la rodilla

Figura 8.2. Los cambios en la flexibilidad espinal pueden producir una postura flexionada o encorvada en muchos adultos mayores. (Adaptado de Lewis C, Bottomley J. Musculoskeletal changes with age. En: Lewis C, ed. Aging: health care’s challenge. 2nd ed. Philadelphia: FA Davis, 1990: 146.)

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Sistema Neuromuscular El sistema neuromuscular contribuye al control postural mediante la coordinación de las fuerzas eficaces para el control de la posición del cuerpo en el espacio. CAMBIOS EN LA BIPEDESTACIÓN INMÓVIL Los métodos tradicionales para evaluar la función del equilibrio en los adultos mayores han empleado indicadores globales para el control del equilibrio, como la determinación del balanceo espontáneo durante la bipedestación inmóvil (31). Uno de los primeros estudios examinó el grado al cual los individuos divididos en grupos etarios de 6 a 80 años se balanceaban durante la bipedestación inmóvil. Las personas de ambos extremos del espectro de edades (de 6 a 14 y de 50 a 80) poseían una mayor dificultad para minimizar el balanceo espontáneo durante la bipedestación inmóvil que el resto de los grupos analizados (31). Este estudio analizó una gran variedad de adultos mayores y no se limitó a los adultos mayores que no tenían patologías. Estudios más recientes han calculado el balanceo espontáneo en diferentes grupos etarios utilizando estabilometrías o placas de fuerza estática. Un experimento examinó a 500 adultos, de 40 a 80 años, sin patologías, y descubrió que el balanceo postural aumentaba con cada década de vida. Así, la mayor cantidad de balanceo se observó en las personas de 80 años (32). De forma similar, un estudio que analizó adultos mayores con y sin un historial de caídas descubrió un aumento substancial en el balanceo espontáneo, incluso en adultos mayores saludables, al compararlos con adultos jóvenes, y se detectó la mayor cantidad de balanceo en ancianos con un historial de caídas recientes (33). Sin embargo, no todos los estudios han sido consistentes en demostrar un aumento en el balanceo postural en adultos mayores saludables (30-37). Otro estudio de Fernie y sus colegas examinó la amplitud y velocidad del balanceo en una población ancianos hospitalizados y determinó que la velocidad del balanceo (pero no la amplitud) era considerablemente mayor en quienes se caían una o más veces en un año que en quienes no se habían caído (38). En general, estas investigaciones sugieren que los adultos mayores tienden a balancearse más que los jóvenes durante la bipedestación inmóvil.

Una conclusión posible es que un aumento del balanceo indica que se produce una disminución del control del equilibrio a medida que las personas envejecen. Esto se basa en la suposición de que el balanceo sea un buen indicador de una alteración postural. Existen diversos tipos de pacientes con graves trastornos neurológicos, como la enfermedad de Parkinson, trastornos vestibulares o neuropatías periféricas, que tienen un balanceo normal en la bipedestación inmóvil (39). Por lo tanto, es necesario ser prudente al interpretar los resultados de estudios que utilizan medidas del balanceo espontáneo como indicadores del control del equilibrio. CAMBIOS EN LAS ESTRATEGIAS MOTORAS DURANTE UNA PERTURBACIÓN A LA BIPEDESTACIÓN ¿El adulto mayor es capaz de activar las sinergias de respuesta muscular con la apropiada sincronización, fuerza y organización de respuesta muscular cuando el equilibrio es amenazado? La mayoría de las investigaciones aborda esta pregunta utilizando una plataforma móvil para proporcionar una amenaza externa al equilibrio. Se analiza la organización de las respuestas musculares utilizadas para compensar el balanceo inducido. Este método se describe en detalle en el capítulo sobre control postural normal. Recuerde que cuando el equilibrio de un adulto joven es perturbado por movimientos de la superficie de apoyo, normalmente la persona recupera la estabilidad utilizando una estrategia motora de tobillo en la cual el balanceo se centra en la articulación del tobillo y las respuestas musculares se activan primero en el músculo del tobillo estirado y luego irradian hacia arriba a los músculos del muslo y cadera (véase Fig. 6.5) ¿Cómo las características de las respuestas musculares posturales de adultos mayores sanos se comparan con aquellas de adultos jóvenes? Woollacott, Shumway-Cook y Nashner compararon las características de la respuesta muscular de adultos mayores (n = 12, de 61 a 18 años) y de adultos jóvenes (de 19 a 38 años) y descubrieron que, generalmente, la organización de la respuesta era similar entre el grupo mayor y el joven, las respuestas se activaban primero en el músculo del tobillo estirado y se trasmitían ascendentemente a los músculos del muslo (35). No obstante, entre los dos grupos también se encontraron diferencias en ciertas características de

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L TIB L CUAD L TORQUE

BALANCEO 200 MS

ADULTO NORMAL

SINCRONIZACIÓN NORMAL

L TIB

L TIB

L CUAD

L CUAD

L TORQUE

L TORQUE

BALANCEO

BALANCEO ENVEJECIMIENTO 1

200 MS

ENVEJECIMIENTO 2

200 MS

Figura 8.3. Cambios en la estructura temporal de las sinergias de respuesta muscular en el adulto mayor. A, El patrón de respuesta muscular coordinado de un adulto joven, en comparación con B, un patrón de retraso temporal y C, un patrón inverso. (Reimpreso con la autorización de Woollacott MH, Shumway-Cook A, Nashner LM. Aging and posture control: changes in sensory organization and muscular coordination. Int J Aging Hum Dev 1986; 23: 355.) la respuesta. Los adultos mayores mostraron latencias iniciales considerablemente más lentas en los dorsiflexores del tobillo en respuesta a los movimientos anteriores de la plataforma, produciendo un balanceo posterior (29, 35). Además, en algunos adultos mayores, la organización de la respuesta muscular fue alterada, los músculos proximales se activaron antes que distales. Esta organización de la respuesta también ha sido detectada en pacientes con una disfunción en el sistema nervioso central ( 40). La Figura 3.8 presenta algunos ejemplos de respuestas musculares a movimientos anteriores de la plataforma produciendo un balanceo posterior en un adulto joven, retrasos temporales en un adulto mayor y descoordinación temporal en otro adulto mayor. El adulto mayor también tendió coactivar los antagonistas junto con los agonistas de una articulación dada con mucha más frecuencia que los adultos jóvenes. De esta forma, muchos de los

ancianos analizados tendían a endurecer las articulaciones más que los adultos jóvenes al compensar las perturbaciones del balanceo. ADAPTACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS A ACTIVIDADES Y ENTORNOS CAMBIANTES Muchos laboratorios, incluyendo los de Horak y Woollacott, han descubierto que muchos adultos mayores utilizan generalmente una estrategia que comprendía movimientos de la cadera en vez de movimientos del tobillo con mucha más frecuencia que los adultos jóvenes (30, 41). Usualmente, los movimientos de la cadera son empleados por adultos jóvenes cuando se balancean sobre una pequeña superficie de apoyo, la que no les permite emplear el torque del tobillo para compensar el balanceo. Se ha sugerido que este cambio hacia el uso de una estrategia de cadera para el control del

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equilibrio en los adultos mayores puede relacionarse con trastornos patológicos como un debilitamiento de los músculos del tobillo o una pérdida de la función sensorial periférica (30, 41). Con este cambio hacia un uso preferente de la estrategia de cadera, los adultos mayores pueden alterar los límites para las estrategias motoras diferenciadas dentro de los límites de estabilidad planificados internamente. Este concepto se ilustra en la Figura 8.4 (30). Horak ha propuesto que algunas caídas de adultos mayores, particularmente aquellas asociadas con resbalones, pueden ser el resultado del uso de una estrategia de cadera en circunstancias donde la superficie no puede resistir las fuerzas verticales de los pies, vinculadas con el uso de esta estrategia al estar, por ejemplo, sobre hielo (30). En resumen, vemos que para muchos adultos mayores, los cambios en los sistemas motores que afectan el control postural pueden contribuir enormemente a la incapacidad de mantener el equilibrio. Algunos de estos cambios son (a) un deterioro del rango de movilidad y de la flexibilidad, (b) debilidad, (c) una organización incorrecta entre los músculos sinergistas activados en respuesta a la inestabilidad y (d) limitaciones en la capacidad de adaptar los movimientos para el equilibrio en respuesta a las cambiantes necesidades de la actividad y entorno.

Sistemas Sensoriales ¿Cómo los cambios en los sistemas sensoriales importantes para el control de la postura

y del equilibrio contribuyen al deterioro de la estabilidad a medida que las personas envejecen? Las siguientes secciones revisan los cambios dentro de los sistemas sensoriales individuales y luego examina cómo afectan la estabilidad en la bipedestación inmóvil, así como nuestra capacidad para recuperarnos de una pérdida de equilibrio. CAMBIOS EN LOS SISTEMAS SENSORIALES INDIVIDUALES Somatosensorial Los estudios han demostrado que en las personas ancianas (70 a 90 años) aumentan los umbrales de las sensaciones cutáneas vibratorias en la rodilla en comparación con adultos jóvenes (42). En esta investigación, los autores declararon su incapacidad para grabar las respuestas vibratorias del tobillo ya que muchos de los adultos mayores no percibían sensaciones en ese lugar. Las neuropatías sensoriales y enfermedades como la espondilosis cervical afectan la transmisión de información sensorial importante para el control del equilibrio. Visión Los estudios del sistema visual muestran disminuciones similares en la función. Debido a los múltiples cambios dentro de la estructura del mismo ojo, se transmite menos luz a la retina. Además, normalmente se presenta una pérdida de la sensibilidad de contraste visual, lo cual origina problemas en la percepción del contorno y de la

Figura 8.4. Representación esquemática de la posible relación entre los movimientos del centro de gravedad y las estrategias utilizadas por un individuo normal y adultos mayores con algún tipo de patología. (De Horak F, Shupert C, Mirka A. Components of postural dyscontrol in the elderly: a review. Neurobiol Aging 1989; 10: 745.)

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profundidad (43, 44). Esta información es esencial para la función postural, una pérdida de la agudeza visual puede ser producto de cataratas, degeneración macular o de la pérdida de la visión periférica debido a una enfermedad isquémica retiniana o cerebral. Vestibular El sistema vestibular también presenta una disminución en sus funciones, se produce una pérdida del 40 % de las células pilosas y nerviosas vestibulares a los 70 años de edad (45). En los adultos jóvenes, incluso problemas vestibulares bastante graves no afectan el control del equilibrio en forma significativa gracias a la disponibilidad de otros sentidos que proporcionan información orientadora al SNC. Un desequilibrio puede ser evidente en entornos donde las señales sensoriales para el equilibrio son reducidas o inexactas. Por ejemplo, cuando a individuos con vestibular se les pidió que se equilibraran bajo condiciones donde los impulsos visuales y somatosensoriales eran reducidos o contradictorios, mostraron un balanceo excesivo o pérdida del equilibrio (30). El vértigo, una consecuencia adicional de algunos tipos de trastorno vestibular, también puede contribuir a la inestabilidad de adultos mayores. Este es un término empleado para describir la ilusión de movimiento; puede producir una sensación de inestabilidad y desequilibrio, así como vahídos o la impresión de estar mareado. También puede ser un síntoma de diversas enfermedades, incluyendo aquellas del oído interno. Una pérdida parcial de la función vestibular puede generar la afección del vértigo, que puede ser un factor importante para el desequilibrio en los ancianos. Los procesos degenerativos dentro de los otolitos del sistema vestibular pueden producir un vértigo posicional y desequilibrio al caminar. Déficit Multisensorial Déficit multisensorial es un término utilizado por Brandt (46) para describir la pérdida de más de un sentido importante para las funciones del equilibrio y movilidad. Para muchas personas mayores con déficit multisensorial, no es posible compensar la pérdida de un sentido con sentidos alternativos debido a las numerosas deficiencias en todos los sistemas sensoriales esenciales para el control postural (46).

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ADAPTACIÓN DE LOS SENTIDOS PARA EL CONTROL POSTURAL Además de presentar deterioros en la función dentro de sistemas sensoriales específicos, la investigación de muchos laboratorios, incluyendo los de Wolfson, Horak, Stelmach, Woollacott y Brandt, ha indicado que algunos adultos mayores tienen más dificultad que los adultos jóvenes para mantener la estabilidad bajo condiciones en que la información sensorial es enormemente reducida (30, 32, 34-37, 47, 48). Para comprender el aporte de la visión al control del balanceo durante la bipedestación inmóvil en los adultos mayores, los investigadores han examinado el balanceo bajo condiciones visuales alteradas (30, 32, 34-37, 47, 48). Cuando las personas jóvenes cierran los ojos, muestran un leve aumento en el balanceo corporal lo que también se observa en adultos mayores sanos (37). Sin embargo, la investigación sobre este tema es contradictoria, puesto que muchos investigadores han descubierto que los adultos mayores sanos no tienden a balancearse más sin visión que los adultos jóvenes (36, 37). Además, con los ojos están abiertos, los adultos mayores sanos son, con frecuencia, tan firmes como los jóvenes cuando se encuentran sobre espuma, una condición que reduce la efectividad de los impulsos somatosensoriales que reportan el balanceo corporal (37). No obstante, cuando se le pide a adultos mayores sanos que se ubiquen con los ojos cerrados sobre una superficie de espuma, a fin de utilizar sólo los impulsos vestibulares para controlar la postura, el balanceo aumenta considerablemente en comparación con los adultos jóvenes (37). Diversos estudios han examinado la capacidad de los adultos mayores sanos para adaptar sus sentidos a las condiciones cambiantes durante la bipedestación inmóvil empleando el análisis posturográfico (30, 34-36). Estos estudios descubrieron que los adultos mayores sanos y activos no mostraban diferencias sustanciales con los adultos jóvenes en la cantidad del balanceo corporal (Fig. 8.5) excepto en situaciones donde tanto los impulsos de la articulación del tobillo como los visuales estaban distorsionados o ausentes (situaciones 5 y 6). Cuando se redujeron tanto los impulsos visuales como los somatosensoriales para el control postural (situaciones 5 y 6), la mitad de los adultos mayores perdieron el equilibrio en la primera

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Adultos Jóvenes

Adultos Mayores

Balanceo

CAÍDA

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Figura 8.5. Comparación del balanceo corporal en las seis situaciones sensoriales de jóvenes y de un grupo de ancianos activos y saludables. (Adaptado de Woollacott MH, Shumway-Cook A, Nashner LM. Aging and posture control: changes in sensory organization. Int J Aging Hum Dev 1986; 23: 340.) prueba en estas situaciones y necesitaron la ayuda de un asistente. Sin embargo, la mayoría de ellos fueron capaces de mantener el equilibrio en el segundo ensayo en ambas situaciones. Así, les fue posible adaptar los sentidos para el control postural, pero sólo con práctica en la situación (35). Estos resultados sugieren que los adultos mayores sanos no se balancean notablemente más que las personas jóvenes cuando existe una reducción en la disponibilidad o exactitud de un único sentido para el control postural. Sin embargo, a diferencia de los adultos jóvenes, el reducir la disponibilidad de dos sentidos parece tener un efecto importante en la estabilidad postural incluso en adultos mayores aparentemente sanos. ¿Los cambios se deben al resultado de un deterioro inevitable en la función del sistema nervioso o son el resultado de una patología

limítrofe en los subsistemas específicos que contribuyen a la función postural? Para determinar si existía evidencia de una patología limítrofe en los individuos que participaron en un estudio postural y que se consideraban adultos mayores en forma y activos, los investigadores realizaron a cada individuo un examen neurológico y luego correlacionaron la existencia de una patología limítrofe con el desempeño en las actividades de equilibrio (41). Aunque todos los adultos mayores se consideraban saludables, un neurólogo que participó en el estudio descubrió deficiencias neurales, como una disminución en los reflejos tendinosos profundos, leves alteraciones en los nervios periféricos, debilidad distal en el tibial anterior y gemelos o nistagmo anormal en muchos adultos de la población. La pérdida del equilibrio de dos individuos constituyó el 58% de las pérdidas totales de equilibrio (41). Estas personas no tenían un historial de deficiencia neurológica, pero el diagnostico del neurólogo fue una patología limítrofe con origen en el sistema nervioso central. Estos resultados nuevamente sugieren la importancia de las patologías dentro de los subsistemas específicos como coagentes para el desequilibrio en el adulto mayor, en lugar de una disminución generalizada en el desempeño. Otros investigadores también han analizado la adaptación de la información sensorial durante la bipedestación inmóvil en los adultos mayores (30). Un grupo ancianos era activo y saludable y no tenía un historial previo de caídas (llamados asintomáticos). El segundo grupo era sintomático, es decir, tenía riesgo de caídas. La Figura 8.6 ilustra algunos de los resultados del análisis, mostrando que más del 20% de los ancianos (tanto sintomáticos como asintomáticos) perdieron el equilibrio cuando la información visual era inexacta para la estabilidad (Situación 3) en comparación a ninguno de los individuos de 20 a 39 años. El cuarenta por ciento de los ancianos asintomáticos perdieron el equilibrio en la situación 6 cuando la información visual y somatosensorial reportaban en forma inexacta el balanceo corporal. En cambio, menos del 10% de los adultos jóvenes normales cayeron en esa situación. El anciano sintomático tuvo un mayor porcentaje de caídas en cualquiera de las situaciones con relación al balanceo, es decir, con señales somatosensoriales desorientadoras (situaciones 4, 5 y 6). Esto llevó a los investigadores a concluir que la capacidad para seleccionar y ponderar referencias

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retraso, en vez de una falta total de adaptabilidad, en muchas personas ancianas. Una tendencia a caerse en situaciones nuevas o novedosas también puede ser el resultado de mecanismos de anticipación deficientes. Los procesos anticipatorios relacionados con el control postural posibilitan la selección apropiada de estrategias sensoriales y motoras necesarias para una actividad o entorno particular. Figura 8.6. Comparación del número de caídas en las seis situaciones sensoriales de jóvenes, adultos mayores asintomáticos y adultos mayores sintomáticos. (Recuadro blanco = 20-39 años; recuadro negro = sintomático, más de 70 años; recuadro sombreado = sintomático, más de 70 años) (De Horak F, Shupert C, Mirka A. Components of postural dyscontrol in the elderly: a review. Neurobiol Aging 19889; 10: 732.) alternativas para la orientación en forma adaptativa es un factor crucial que contribuye a un trastorno postural en muchos adultos mayores. Esto se da especialmente en aquellos que son sintomáticos de los problemas de equilibrio (30, 48). ¿Por qué existen diferencias entre los investigadores que reportan la capacidad de los adultos mayores para mantener la estabilidad bajo situaciones sensoriales alteradas? Estas discrepancias pueden relacionarse simplemente con la diversidad de los individuos estudiados. Un examen neurológico a adultos mayores sin señales evidentes de una patología, puede acentuar señales sutiles de deficiencias neurales que contribuyen a una disfunción del equilibrio. Otro método para estudiar la adaptación de los sistemas sensoriales implica el uso de movimientos rotacionales de una plataforma. Estos experimentos se describieron en más detalle en capítulos anteriores. Los resultados de los estudios en plataformas rotacionales con adultos mayores descubrieron que el 50% de los mayores saludables perdieron el equilibrio en la primera prueba. No obstante, todos, a excepción de uno, fueron capaces de mantener el equilibrio en las pruebas subsiguientes (35). Este descubrimiento podría señalar una capacidad más lenta de adaptar el control postural en esta población. Una tendencia a las caídas en la primera prueba de una nueva situación es un hallazgo recurrente en muchos estudios diferentes que examinan el control postural en adultos mayores (30, 34-36). Tal vez significa que se produce un

CAPACIDADES POSTURALES ANTICIPATORIAS Con frecuencia, los ajustes posturales son empleados en una forma proactiva, para estabilizar el cuerpo antes de realizar un movimiento voluntario. Los adultos de los 70 a 80 años pueden empezar a tener más dificultad para desenvolverse en el mundo puesto que han perdido una parte de su capacidad de integrar los ajustes del equilibrio para movimientos voluntarios en curso como levantar o cargar objetos. De este modo, es importante estudiar los efectos de la edad sobre la capacidad de utilizar respuestas posturales proactivamente dentro del contexto de los movimientos voluntarios. Es en estas condiciones dinámicas, incluyendo la marcha, levantar y llevar objetos, que suceden la mayoría de las caídas. Uno de los primeros investigadores en estudiar los cambios relacionados con la edad en los ajustes posturales anticipatorios fue Man’kovskii, de Rusia (49). Comparó las características de las respuestas posturales anticipatorias y las respuestas del músculo agonista (voluntarias) de adultos jóvenes (de 19 a 29 años), medianamente mayores (60 a 69 años) y muy mayores (90 a 99 años), a quienes se les pidió que realizaran la actividad simple de doblar una pierna en la rodilla (la respuesta del agonista), mientras utilizaban la otra pierna como apoyo (respuesta postural), a una velocidad tranquila y a una rápida. Tanto los adultos medianamente mayores como los muy mayores mostraron una lentitud en las latencias de respuesta postural (el recto femoral contralateral) y del agonista (el bíceps femoral ipsolateral), para los movimientos a una velocidad tranquila, pero este retraso no produjo un aumento de la probabilidad de una pérdida del equilibrio. Sin embargo, a las velocidades rápidas tanto para los adultos medianamente como para los muy mayores, (a) se redujo la correlación entre los músculos posturales y el agonista y (b) hubo una disminución en el periodo de tiempo entre el inicio de los músculos

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posturales y agonistas. En las personas muy ancianas, ambos los músculos se activaron casi simultáneamente. Esta incapacidad de activar los músculos posturales antes que el agonista produjo una pérdida de equilibrio en muchas pruebas (49). En el último capítulo, mencionamos que en el adulto joven normal, las mismas sinergias de respuesta postural que son activadas durante el control del equilibrio bípedo se activan en forma anticipatoria al realizar un movimiento voluntario en bipedestación. De este modo, cuando se le pide a un adulto joven que tire una manilla, primero se activan los gemelos, seguidos de los isquiotibiales, el extensor del tronco y luego el agonista, el bíceps branquial. Un retraso en la latencia inicial o una interrupción en la secuencia de activación de estas sinergias posturales podría afectar la capacidad de un adulto mayor para efectuar movimientos como levantar objetos. Se realizaron experimentos en los laboratorios de Woollacott, en Estados Unidos, y de Frank, en Canadá, para explorar los cambios relacionados con la edad en adultos mayores para activar las sinergias de respuesta postural en forma anticipatoria (50, 51). En un análisis, adultos jóvenes (edad media de 26 años) y mayores (edad media de 71 años) en bipedestación empujaban o tiraban una manilla colocada al nivel del hombro, en respuesta a un estímulo visual. Los resultados del estudio arrojaron que las latencias iniciales de los músculos posturales fueron considerablemente mayores en los adultos mayores que en los jóvenes cuando se activaron en una compleja actividad de tiempo de reacción. Se produjeron grandes aumentos relacionados con la edad en los tiempos de inicio para los músculos voluntarios. Según una perspectiva de sistemas, este retraso en el tiempo de la reacción voluntario en el adulto mayor podría ser causado por la necesidad de estabilización anticipada por los ya tardíos y débiles músculos posturales o para generar un retraso en el sistema de control voluntario. Puesto que las diferencias absolutas en los tiempos de inicio entre los adultos jóvenes y mayores fueron más grandes entre los músculos voluntarios que los posturales, podría producirse un retraso en ambos sistemas en el adulto mayor (50). Este estudio también señaló una cantidad de interesantes diferencias entre esta población de adultos mayores y jóvenes. Las latencias de respuesta muscular fueron mucho más variadas en el grupo mayor que en los adultos jóvenes. Además, la organización de las sinergias musculares fue

alterada en los ancianos en comparación con los adultos jóvenes. En un experimento similar, los investigadores descubrieron que los adultos mayores presentaban una mayor variabilidad en la organización de sus ajustes posturales que los adultos jóvenes. La mayoría de los individuos de la tercera edad manifestó un cambio en el orden de la activación de las respuestas posturales, en la co-contracción tónica de los músculos posturales agonistas y antagonistas y/o en la activación de los músculos posturales después de la activación de los agonistas (51). Esto fue asociado a mayores tiempos de reacción y a menores cambios en los centros de presión para los adultos mayores en las actividades motoras. Estos estudios sugieren que muchos adultos mayores tienen problemas para realizar ajustes posturales anticipatorios rápida y eficientemente. Esta incapacidad de estabilizar el cuerpo en asociación con actividades de movimientos voluntarios como levantar o cargar objetos puede ser un elemento principal para las caídas de personas mayores.

PROBLEMAS COGNITIVOS Y CONTROL POSTURAL La Sra. Beaulieu, de 80 años, normalmente no tiene problemas con las caídas. Camina por una concurrida vereda de la ciudad, hablando con un amigo, mientras carga una frágil figura de cristal que recién compró en una multitienda. De pronto, un perro corre y choca con ella. ¿Podrá equilibrarse en esta situación al igual que lo hace cuando camina sola por una calle tranquila? El amigo de la Sra. Beaulieu, el Sr. Champagne, se ha recuperado durante los últimos 6 meses de una serie de graves caídas. Estos accidentes han originado una pérdida de confianza y un miedo a caer, el cual ha producido una reducción en su nivel de actividad general y una renuencia a dejar la seguridad del hogar. ¿El miedo a caer puede afectar significativamente la forma en que percibimos y nos movemos en relación con el control del equilibrio? Determinar la respuesta a estas y otras preguntas relacionadas con la compleja función de los componentes cognitivos del control postural puede ser una clave para comprender la pérdida de equilibrio de algunos adultos mayores. Como mencionamos en la primera parte de este capítulo, la capacidad de un individuo, las necesidades de una actividad y las estrategias

Capítulo Ocho

utilizadas para efectuar una tarea son factores importantes que contribuyen a la habilidad de una persona para funcionar en diferentes ambientes. Con el envejecimiento, sus capacidades de realizar ciertas actividades como controlar el equilibrio se pueden reducir en comparación con las que tenían a los 20 años, pero ellos aún podrán funcionar en situaciones normales cuando puedan concentrarse en la actividad. No obstante, cuando enfrentan situaciones en las que deben realizar múltiples tareas al mismo tiempo, como la que describimos hace poco, pueden no poder realizar ambas acciones. Los investigadores están comenzando a explorar la pregunta de cómo nuestras capacidades atencionales afectan nuestras habilidades para el equilibrio en diferentes entornos. Theo Mulder, un investigador de los Países Bajos, empleó un método bastante gracioso para explorar estos cambios en ancianos (52). Le pidió a adultos jóvenes y mayores que caminaran por una vereda a la velocidad que desearan, bajo condiciones normales, mientras hacían cálculos mentales, usaban aletas de buzo o mientras hacían las dos actividades al mismo tiempo. Observó que las personas mayores tenían considerablemente más problemas que los jóvenes para realizar las acciones simultáneas y caminaban mucho más lento. De hecho, advirtió que los datos de los individuos mayores en este experimento se asemejaban a los de personas que habían sufrido una amputación y que recién comenzaban la rehabilitación. Fue como si en ambos grupos el cerebro tuviera que combatir una falla en las estrategias de control normales y el sistema se hubiera vuelto más vulnerable. Aunque en las actividades simples los adultos mayores eran deficientes de cierta forma, en las actividades duales fueron considerablemente más deficientes. También indicó que la variabilidad en los adultos mayores era enorme, algunos mostraban un desempeño similar a los adultos jóvenes y otros mostraban irregularidades importantes. Concluyó que las actividades de diseños duales obtenían medidas mucho más sensibles a las deficiencias leves de procesamiento entre los distintos grupos etarios. Aunque muchos estudios han explorado las diferencias en el desempeño temporal entre personas con caídas y sin caídas, muy pocos han explorado el efecto del miedo a caer en el control del equilibrio (53). Ahora se cuenta con evidencia experimental de que la ansiedad y el miedo a caer afectan el desempeño de los adultos mayores en las pruebas para el control del equilibrio (10, 53). Como

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resultado, ellos probablemente modifican las estrategias para el control postural basándose en su percepción del nivel de amenaza postural. Así, aquellos que tienen una gran cantidad de ansiedad a caer relacionada con malas percepciones por su nivel de habilidades para equilibrarse se moverán en formas que reflejen estas impresiones. Se necesita más investigación para comprender completamente la relación entre el miedo a caer y el control postural.

REENTRENAMIENTO DEL EQUILIBRIO Nuestra revisión de la investigación previa ha demostrado que existe una importante pérdida de la función del equilibrio en muchos adultos mayores y que se producen deterioros específicos en los distintos sistemas neurales y musculoesqueléticos que contribuyen al control postural. ¿Estas pérdidas de la función del equilibrio pueden revertirse con el entrenamiento? En los últimos años, muchos laboratorios de investigación han comenzado a diseñar y analizar los diferentes programas de entrenamiento con el objetivo específico de mejorar el equilibrio. Estos programas han incluido componentes tan diversos como el ejercicio aeróbico, el entrenamiento de la fuerza y del equilibrio. Un tipo de programa de entrenamiento para el equilibrio se enfoca en ejercicios aeróbicos habituales como una forma de aumentar la estabilidad. En un estudio, el programa de ejercicios incluyó elongaciones, marcha, maniobras de tiempo de reacción y ejercicios de equilibrio estático y activo por 1 hora, tres veces a la semana, por 16 semanas (54). El experimento no mostró diferencias considerables entre el grupo con ejercicios y de control de mujeres mayores cuando fueron evaluadas en pruebas de equilibrio con una y ambas piernas con los ojos abiertos y cerrados. Es posible que el estudio no encontró avances significativos en el grupo con ejercicios porque no se enfocó en el entrenamiento de un subsistema específico relacionado con el control del equilibrio y así, los efectos sobre cualquier sistema individual fueron muy pequeños para ser importantes. Un segundo tipo de programa de entrenamiento puso énfasis en la fuerza muscular para mejorar el equilibrio. Un estudio se enfocó específicamente en reforzar los músculos de la pierna y tuvo un éxito considerablemente mayor que los programas de ejercicio generales (55). Este análisis utilizó un entrenamiento con pesas de alta resistencia de los cuadriceps, isquiotibiales y los grupos de músculos abductores en personas débiles que vivían

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en hogares. Los autores observaron progresos altamente valiosos e importantes clínicamente en la fuerza muscular de todos los individuos. Además, se observó una disminución en el tiempo de marcha y dos individuos ya no emplearon bastones para caminar al final del estudio. Un análisis de nuestro propio laboratorio (56, 57) empleó un protocolo de entrenamiento del equilibrio que se orientaba al uso de diferentes impulsos sensoriales y a su integración bajo condiciones en que eran reducidos o alterados. Los sujetos tenían un rango de edad de 65 a 87 años. Se determinaron las diferencias en la cantidad de balanceo entre principio y fin del periodo de entrenamiento. Se detectaron adelantos importantes en el grupo de entrenamiento entre el primer y el último día en cinco de las ocho situaciones de entrenamiento. Aunque los individuos mejoraron notablemente en el mismo paradigma de entrenamiento, fue necesario determinar si esta preparación se podía transferir a otras actividades de equilibrio. Por lo tanto, los grupos de personas entrenadas y de control también fueron evaluados hasta 4 semanas después del final del tratamiento en otros dos ejercicios de equilibrio. Descubrimos que el primer grupo perdía el equilibrio con mucha menos frecuencia que el de control. Además, el grupo de entrenamiento se desempeñó considerablemente mejor en las dos pruebas de equilibrio adicionales, incluyendo estar de pie en una pierna con los ojos cerrados y abiertos. Finalmente, el aumento de la estabilidad del grupo de entrenamiento fue acompañado de cambios específicos en las características de la respuesta muscular a las perturbaciones de plataforma, incluyendo bastante menos coactivación de los antagonistas después del entrenamiento que antes de él y en comparación con el grupo de control. Estos experimentos sugieren que un programa de entrenamiento sensorial para el control del equilibrio puede generar avances importantes en el equilibrio bajo condiciones sensoriales alteradas, el que puede transferirse a otras actividades de equilibrio.

RESUMEN 1. Dos modelos de envejecimiento incluyen (a) el concepto de que implica un deterioro lineal de la función neuronal en todos los niveles del sistema nervioso central (SNC); y (b) el

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concepto de que durante el envejecimiento, el SNC continúa funcionando bien hasta la muerte, a no ser que un accidente o enfermedad afecte una parte específica del SNC. Muchos científicos creen que los factores que contribuyen al envejecimiento pueden ser considerados primarios o secundarios. Los factores primarios, como la genética, ayudan al deterioro inevitable de la función neuronal de un sistema. Los factores secundarios son de la experiencia e incluyen la nutrición, los ejercicios, lesiones y patologías. Investigadores de todas las áreas han descubierto una gran heterogeneidad entre los adultos mayores, lo que sugiere que las suposiciones sobre la disminución de las capacidades físicas no pueden generalizarse para todos los adultos mayores. Las caídas son la séptima causa principal de muerte en las personas de más de 75 años. Muchos factores contribuyen a estos accidentes incluyendo elementos intrínsecos como los fisiológicos y musculoesqueléticos y factores extrínsecos como los medioambientales. Comprender la función de la disminución de las capacidades posturales y del equilibrio es una preocupación fundamental para ayudar a evitar las caídas entre adultos mayores. Muchos factores pueden contribuir al deterioro del control del equilibrio en adultos mayores con riego de perder el equilibrio y caer. Los investigadores han documentado las deficiencias en todos los sistemas que contribuyen al control del equilibrio; sin embargo, no existe un patrón predecible que sea característico de todos los ancianos que sufren caídas. Una observación positiva, hay muchos adultos mayores que poseen una función del equilibrio equivalente a la de personas jóvenes, lo que sugiere que una disminución de la estabilidad no es necesariamente un resultado inevitable del envejecimiento. Proponemos que los factores de la experiencia como una buena nutrición y el ejercicio puede ayudar a mantener un buen equilibrio y a reducir la probabilidad de una caída cuando las personas envejecen.