Brooke Larson

Brooke Larson “Indígenas, élites y estado en la formación de las repúblicas andinas 1850-1910” El libro propuesto a rese

Views 479 Downloads 5 File size 218KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Brooke Larson “Indígenas, élites y estado en la formación de las repúblicas andinas 1850-1910” El libro propuesto a reseñar es enmarcado por la autora Brooke Larson en el período tardío colonial pos-independentista de las llamadas repúblicas andinas (Ecuador, Perú, Bolivia y Colombia entre 1850-1910), a fin de comprender la coyuntura histórica de crisis y transformación en la sierra andina. El mismo comenzó siendo un ensayo de la Cambridge History of the Native People of the American South America (editada por F. Salomon y S. Schwartz), pero luego la autoralo compaginó para crear el libro que es hoy. En fin, más allá de ese detalle, la autora decidió centrar su estudio en los pueblos indígenas de la sierra que se extienden desde el grupo chibcha del norte de Colombia, a las comunidades quechuas y aimaras del sur de Bolivia (1). Tal como el título de su libro lo propone, la autora va a centrar su mirada en esas tres entidades: indígenas, élites y estado, y cómo se relacionan entre sí, pero más allá de eso, Larson se focaliza en la dinámica social de las comunidades ya que para ella marcaron el impulso del siglo XIX, con sus resistencias y con sus motivaciones, durante los procesos de construcción del Estado Nacional. Una construcción que para ella surgió como un intento por establecer relaciones de dominación y/o de control social sobre los pueblos indígenas por parte de las clases dominantes, y a partir de la que las comunidades llevaron a cabo ciertas estrategias (más que políticas o jurídicas, a criterio de la autora, discursivas) para escaparse de la dominación de esos sectores dominantes, es por esto que la autora sostiene que la dominación que estos últimos ejercieron no es completa. A partir de ello, podríamos ubicar a Larsondentro del enfoque pos-colonial. El contenido del libro se divide en cinco partes: AGRADECIMIENTOS, INTRODUCCIÓN, CAP. I-V, CONCLUSIÓN y ENSAYO. Lo bueno del libro es que está dirigido para lectores que tal vez no estén en el ámbito académico, ya que es ameno yexplica los conceptos que pueden presentar alguna dificultad, así lo vemos, por ejemplo, cuando define el término “huasipungaje”(2).El libro también presenta ilustraciones con epígrafe, lo que de alguna manera hace más entretenida la lectura. Por otra parte, es pertinente el hecho de que dedica un capítulo para abordar cada república y que en ellos atraviesan los cuatro temas en los que, tal como lo había propuesto en la introducción, iba a centrarse. Esto es, sobre: * los discursos binarios de diferenciaciones raciales y étnicas para delimitar las fronteras interiores de la pertenencia nacional de los Andes. Es decir, para ella lo blanco será lo moderno, lo capitalista, lo liberal-federal; y lo indígena, será lo atrasado, lo precapitalista, lo conservadorconstitucional; y así, a lo largo de todo el relato, nos encontraremos con ese juego de contrarios. * el problema de la tierra y el asalto material e ideológico del liberalismo sobre las demandas nativas de derechos comunales, coexistencia cultural y autogobierno. A partir del problema de la tierra, ella busca demostrar la pérdida de poder político de las comunidades, de cómo los indios de comunidad pasan a ser campesinos serviles, y cómo ese tema se convierte en el motor de los conflictos entre comunidades y hacendados, que conduce a “múltiples formas de lucha dentro y fuera de los límites de la ley criolla” (3)por parte de los pueblos andinos perjudicados, para defender y recuperar sus “derechos perdidos”. * La resurgente política campesina y el desafío del liberalismo: la interpretación local de los derechos étnicos, coloniales y de ciudadanía, en busca de la justicia y la inclusión. Cuando se detiene a observar que pasa en cada comunidad con relación a este punto, concluye con que todavía queda un sustrato de rebelión indígena que le hace frente a las políticas represivas del liberalismo, por lo que ni siquiera los líderes indígenas que se ocupaban de mediar entre campesinos y hacendados locales y que, incluso, tenían vinculación política con los liberales criollos, podían contener la violencia indígena (por ejemplo, Pablo Zárate Wilka, para el caso de Bolivia (4). Además, tal como lo manifiesta la autora, con la Guerra del Pacífico (1879-1883), en la que especialmente Perú y Bolivia aparecen en escena contra los chilenos, las aldeas campesinas

adquieren todavía mayor capacidad de autorganización en esa coyuntura. Y esto es lo que la lleva a plantear la particularidad del liberalismo en el área andina, frente a la debilidad de imponer las corrientes políticas liberales de sujeción. * los legados del liberalismo andino. Sostiene que el liberalismo andino tiene la particularidad de recurrir a lo racial y a lo étnico como elemento de separación, de exclusión o de segregación, de lo no-nacional, pero donde “el Perú blanco” sólo quedará en lo discursivo, y marcará como una huida a las posibilidades de mestizaje. (5) Tales temas se desprenden del análisis de las fuentes que utiliza para la construcción del desarrollo del libro, es decir, de losrelatos que se construyen desde la Nación hacia “el otro (indígena)”. Es por esto también que la autora no puede dejar de hacer referencia al “problema indígena”, o a la “cuestión indígena” que se ha puesto en tensión en las diferentes repúblicas. Desde ya que esto se debe al área de pensamiento en el que se la coloca. Por esto mismo, ella pasará a desconstruír esas narrativas nacionales (elaboradas por los criollos y blancos), y en esa desconstrucción terminará llegando a las narraciones comunitarias, indígenas, campesinas. Más allá de todo, la autora dejará entre abierto, el método a utilizar para identificar las voces de los sectores subalternos en las fuentes. Por otra parte, la autora muestraque la inserción que experimentan las comunidades andinas en el mercado mundial implica una ruptura en la continuidad de la estructura colonial (continuidad de la que también nos habla Silvia Rivera Cusicanqui (6)). Es decir, en el primer capítulo “Paisajes andinos del siglo XIX”, se vislumbra una clara tendencia por parte de los ayllus andinos para recrear las antiguas estructuras que habían estado presentes durante la colonia, pero en la época pos-colonial; por ejemplo, se restauró el tributo, los mercados andinos regionales, se continuó con la sociedad de castas, etc. Por lo tanto, lo que ella quiere demostrar es que con esa inserción comienzan a implementarse con más tenorlas políticas liberales sobre la vida de esas comunidades, pero así también se manifiestan con más fuerza las resistenciashacia esas políticas lanzadas desde ese Estado modernizador. Una de ellas, la eliminación del tributo, fue considerada por la autora como un punto de quiebre, ya que a partir de ella se produjo un avance sobre los derechos de las comunidades sobre las tierras, sobre las formas de autogobierno local y sobre la radicalización de los conflictos entre las comunidades y los hacendados. Si bien, fueron conflictos que previo a la caída del tributo también existieron, la diferencia radicó en que despuésesos conflictos dejaron de resolverse bajo las formas del tributo. Entonces, constantemente la autora está mostrando cómo esas políticas liberales estructuran y desestructuran la sociedad, y a la vez, observaque en esos relatos nacionalesno sólo hay una construcción blanca del indígena, sino que también hay una construcción indígena del blanco, tal vez en esto radica el logro más importante de la autora en este libro. Finalmente, a lo largo del relato, se desprende, que no hay una marcha constante hacia el orden y el progreso, producto de la fuerte resistencia indígena a los avances de la modernización y a los hábitos coloniales profundamente arraigados. Por esto mismo, creo que el libro no hace más que exponer otro caso en donde se producen avances y retrocesos en ese camino hacia la modernización, tal como ocurrió en Argentina, en Europa continental, y en cada región donde ha penetrado la fuerza imperialista del Capitalismo.

Este libro busca realizar una síntesis comparativa, trazando las coordenadas de las relaciones entre indios y Estado en la lucha por crear cuatro repúblicas andinas (Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia) a partir de los fragmentos territoriales, políticos, y étnico-raciales del viejo virreinato peruano, entre 1850 y 1910.

Tal meta fue trazada en aras de dar soporte al principal postulado del texto, que concibe que en los pueblos andinos de la sierra hubo cambios y que éstos estuvieron íntimamente relacionados con otros procesos económicos, políticos, sociales y culturales, así como con el incremento de las fuerzas históricas mundiales del liberalismo, la modernidad y con la construcción de los estados nacionales postcoloniales latinoamericanas, cuyo impacto entre los pueblos aimaras y quechuas fue tal, que puede entenderse como un nuevo proceso de conquista que se desarrolló durante la segunda mitad del siglo XIX. Este segundo proceso debe entenderse como “…un proyecto imperial dirigido a la “colonización interna de territorios y culturas que yacían más allá del brazo político del Estado y las fronteras de la “civilización blanca criolla. Conviene recalcar que el espacio y el periodo de tiempo que inicialmente se habían propuesto para el trabajo, cambiaron notablemente con el curso de la investigación, que según se expresa con antelación acabó por ocuparse del lapso temporal que media entre 1850 y 1910. No obstante, hay alusiones frecuentes a fechas anteriores y posteriores dados los cambios y continuidades existentes en el proceso estudiado. En cuanto al espacio, la labor “…se concentra específicamente en los pueblos indígenas de las sierras que se extienden desde el grupo chibcha del norte de Colombia, a las comunidades quechuas y aimaras del sur de Bolivia. El estudio se concentró en cuatro módulos temáticos y su articulación durante el siglo XIX - que es tomado por breve como evidencia la periodización expuesta -: el primero de ellos alude a la formación de discursos binarios de diferencias raciales y étnicas para delimitar las fronteras interiores de la pertenencia nacional en los Andes, el segundo versa sobre el problema de la tierra y el asalto material e ideológico del liberalismo sobre las demandas nativas de derechos comunales, el tercero engloba la resurgente política campesina y el desafió del liberalismo: la interpretación local de los derechos étnicos, coloniales y de ciudadanía, en busca de la justicia y la inclusión y finalmente al último atañe el como se fueron forjando los fragmentos de la nación: revisitando los legados del liberalismo andino. Ahora bien, el primero de los capítulos parece una segunda introducción, a lo largo de la cual se expone la situación general de los Andes durante el siglo XIX, pues las recientes independencias habían dado cabida a un sin número de debates, tales como aquel que suscitaba la decisión acerca de la permanencia o sustitución de las estructuras coloniales – castas, tributos y corporativismo -, para la creación de los nuevos Estados. También se pone de relieve la emergencia del capitalismo, la modernidad y el liberalismo como vanguardias, cuyo desarrollo encontró grandes obstáculos, por ejemplo, en las formas tradicionales de producción y propiedad sobre la tierra, por parte de los grupos indígenas que con el paso del tiempo acabarían por proletarizarse. Una vez más, se manifiesta la dicotomía racial histórico-biológica entre las élites criollas y la población indígena, que en aquel entonces fue considerada como la raza inferior causante de los atrasos económicos que padecía América Latina. Los capítulos segundo, tercero, cuarto y quinto se ocupan del desarrollo de estos problemas en cada uno de los cuatro países de estudio, pues si bien el curso de los acontecimientos tomo diferentes rumbos en Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia, en todos ellos se manifestaron las tenciones entre los indígenas y los criollos, entonces evitaremos detenernos en detalle. Bástenos con señalar algunas particularidades de cada caso, para dar cuenta de la argumentación que Larson hace a partir de los casos. Colombia En Colombia hubo una difusión temprana tanto de las ideas liberales, como de los determinismos biológicos que consideraban a los indígenas como una raza inferior y obstaculizadora del desarrollo. No obstante, los seudo-científicos liberales consideraron que la sangre nativa podía experimentar ciertas mejoras, mediante los procesos de blanqueamiento que debían realizarse cuanto antes para agilizar el proceso civilizatorio en detrimento de la extendida barbarie. Si bien éstos agentes liberales de la modernidad no consiguieron consumar el proceso de blanquimiento,

si despojaron a los indígenas de sus resguardos y aplacaron rápidamente los intentos de resistencia. Pese a ello, en las guerrillas posteriores se divisan vestigios de las reivindicaciones étnicas de antaño. La investigación de Larson serviría para sustentar los postulados de Diana Luz Ceballos, quien afirma que Colombia se creó teniendo a la exclusión por base, a causa de lo cual sus representaciones son también excluyentes, en la medida en que privilegian, aquellos elementos derivados del modelo de nación blanca, masculina y andina. Para dar paso a un nuevo caso y evitar desviarnos en exceso de nuestro cometido, retomemos señalando que en las finanzas ecuatorianas el tributo conservó durante mucho tiempo el lugar privilegiado que había tenido durante la colonia, pero los campesinos dejaron de gozar de esa especie de autonomía en la medida en que “eran registrados como propietarios, contribuyentes y reclutas militares potenciales, y quedaban sujetos a las mismas leyes, obligaciones y autoridades que quienes no eran indios. El embrionario proyecto nacional ecuatoriano, fue conservador y autoritario por oposición al liberalismo colombiano. En el momento en el cual el tributo fue abolido, se busco la civilización de los indígenas mediante la instrucción a cargo de la Iglesia Católica y como en los siglos anteriores la población aborigen, fue condenada nuevamente al trabajo forzado, pero esta vez para la construcción de la infraestructura que había de garantir la anhelada modernización. Perú El caso del Perú, resulta aún más desalentador que los dos anteriores, en tanto que la derrota experimentada durante la guerra del pacífico, se achaco a la mayoría indígena, pese a la participación de esta en favor de la naciente república. El hecho de que los indígenas constituyesen la gran mayoría de la población imposibilitaba incluso el pensar en el blanqueamiento, que se proponían los Colombianos. En Perú el triunfo de los modernos paradigmas productivos y distributivos desencadenó en el abandonamiento parcial de las ocupaciones y formas tradicionales y por otra parte en la proletarización de grandes sectores de la población indígena. Sin embargo, los despojos territoriales y las alteraciones que suponía la sustitución de lo tradicional, no dejaron de causar revuelo entre los indígenas y el campesinado que en múltiples oportunidades se organizaron para la resistencia. Llama la atención el hecho de que durante la guerra del Pacífico, tras haber sido maltraídos, pese a su participación activa, descubrieron que existía la alternativa de…dirigir su lucha patriótica en contra de sus enemigos inmediatos de clase y, en nombre de la defensa nacional, apropiarse legítimamente de cultivos, dinero y ganado para alimentar sus propios ejércitos y, en algunos casos incluso reclamarlas tierras robadas a sus aldeas. Tal práctica, iría en contra de aquello que postula Gonzalo Sánchez para el caso colombiano al afirmar que nuestras guerras se han caracterizado por servir exclusivamente para dirimir los intereses y asuntos de las élites, que hacen uso de las masas como “carne de cañón, a lo cual agrega que estos enfrentamientos, pese su participación masiva no pueden entenderse como populares, en la medida en que el pueblo no ha buscado ni mucho menos agenciado en ellos sus propios intereses. Bolivia El caso restante es el de Bolivia, en donde convergen la guerra y el liberalismo como principales causas de choque con el mundo indígena, que tras la independencia había logrado reconstituirse otorgando pervivencia a las cooperativas. Como resultado y a su vez como contrapeso a lo anterior, el tributo indígena tuvo prolongada vigencia. Sin embargo, las influencias liberales no tardaron mucho en dejarse ver y como es predecible exhortaron a la expropiación de las tierras corporativas indígenas mediante reformas agrarias, ante las cuales los indígenas, como es evidente respondieron con hostilidad y violencia. El fin del proteccionismo boliviano hacia finales del siglo XIX, supuso un golpe bajo para las corporativas indígenas, pero impulsó a los indígenas a llevar acciones de tipo legal y no exclusivamente bélicas. Bolivia, tampoco escapó al flagelo del darwinismo social, pero a similitud de Perú contaba con una población indígena sumamente elevada, a causa de lo cual hubo de asimilarla mediante la educación parcial, que hiciera de los indígenas gentes útiles a la civilización, más no precisamente ciudadanos.

Conclusiones La apropiación de la política y las leyes por parte de los indígenas, así como el irrespeto hacia las autoridades tradicionales y el no reconocimiento de los derechos a la herencia y la propiedad comunal sobre la tierra, cumplen un papel privilegiado en la argumentación de Larson, quien a lo largo de las conclusiones reitera buena parte de sus postulados, tras expresar en los siguientes términos aquello de lo cual se ocupó: Este trabajo ha versado sobre las dinámicas interacciones entre los campesinos quechua y aimarahablantes de la sierra, las élites criollas internamente divididas, los sectores emergentes de personas ambiguas étnica y culturalmente mixtas, que ensancharon los intersticios de las sociedades rurales andinas en vías de modernizarse. El último fragmento del texto de Larson, resulta de gran utilidad para poner en evidencia los vacíos historiográficos existentes y por esta vía señalar la pertinencia del estudio, pues los antropólogos se han ocupado de los indígenas en la actualidad y en el pasado prehispánico, mientras los historiadores se ocupan de la etapa del contacto (conquista y colonia), olvidando a los grupos indígenas durante el periodo de conformación de las repúblicas. Este aparte presenta una nueva subdivisión, al ocuparse en primera instancia de la bibliografía general sobre el tema y después de los estudios elaborados para cada uno de los países en particular. La lectura de Larson se suma a algunas otras y genera en el presente autor la siguiente reflexión: Si bien es cierto que las independencias latinoamericanas se dieron de forma “accidental, en tanto que sus precursores criollos y mayoritariamente mestizos, sólo buscaban acceder a los privilegios de los cuales gozaban los europeos: ¿cuáles fueron las causas para que una vez desencadenados estos procesos se produjeran contradictoriamente la aparición de un ideal blanco de nación y la posterior penetración y proliferación de las teorías racistas provenientes de Europa como la eugenesia, el darwinismo social y los postulados de Gobineau etc.? La hipótesis o presumible respuesta a ésta pregunta es la siguiente: Como es bien sabido, el común de las veces en que una revolución se consuma, el grupo –valga la redundancia revolucionario que la encabezaba se torna en reaccionario, tras hacerse al poder. Tal parece haber sido el caso de los criollos y mestizos durante la independencia, pues una vez habiendo accedido al poder y a los privilegios de los cuales carecían, desearon permanecer allí haciéndose cada vez mas ricos y poderosos sin dar importancia a los demás sectores contribuyentes. Pese a la “impureza sanguínea de los criollos y mestizos, éstos ya no tenían que compararse con los “blancos puros de las metrópolis europeas, entonces su clasificación tradicional en el sistema colonial de castas y el color claro –no blanco – de sus pieles, posibilitaron la apropiación de las teorías racistas por parte éstos, quienes las emplearon como medio para justificar la subordinación de otros grupos raciales menos cercanos al blanco y para legitimar la nueva hegemonía a través del discurso tradicional.