Bioetanol

Bioetanol El bioetanol es un biocombustible obtenido por la fermentación de la materia orgánica y la biomasa rica en hid

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Bioetanol El bioetanol es un biocombustible obtenido por la fermentación de la materia orgánica y la biomasa rica en hidratos de carbono (azúcares). Las principales materias primas para producir bio-etanol son cereales, orujo, alimentos ricos en almidón y cultivos de azúcar (por ejemplo, la caña de azúcar). Dependiendo de la materia prima utilizada para la producción del bioetanol también genera varios subproductos para la industria de la alimentación y la energía. El bioetanol es también conocido por el término de etanol o bioalcohol. El bioetanol como biocombustible Bio-etanol es un sustituto directo de combustible verde para la gasolina y se caracteriza por un índice de octano alto. Se puede utilizar en la gasolina a 20% sin cambiar el motor o motores utilizados. El bioetanol tiene un valor calorífico inferior que la gasolina derivada del petróleo. Se utiliza principalmente para aumentar el octanaje de la gasolina. El bioetanol como combustible es particularmente común en Brasil, donde la mayoría de los vehículos en la carretera lo utilizan todos los días. Las posibilidades energéticas de bioetanol sin embargo no se limitan al sector del transporte, ya que se puede utilizar como combustible para la calefacción y el ámbito doméstico. El bioetanol y el medio ambiente El impacto ambiental de bioetanol es un tanto controvertido. Mientras que la combustión de etanol da como resultado en una menor emisión de CO2 en comparación con la gasolina derivada del petróleo, el otro el bioetanol para ser producido implica el consumo de energía. Hay estudios en curso para determinar el retorno de la energía de inversión (TRE) de bioetanol. Además, al igual que otros biocombustibles de primera generación pueden tener un impacto en el precio de los productos alimenticios y la deforestación.

Producir plásticos ecológicos

Un equipo de científicos de la Universidad de KAIST, en Seúl, ha logrado producir un plástico ecológico(polímeros) a través de la bioingeniería, lo que les ha permitido prescindir de los combustibles fósiles. Estos polímeros son macrocélulas orgánicas que se fabrican a partir de los plásticos de uso común, como bolsas de un supermercado o botellas de agua. La investigación, que ha sido publicada por la revista Biotechnology and Bioengineering, se ha centrado en el Ácido Poliláctico o PLA. Este no es más que un polímero formado por moléculas de ácido láctico que se degrada con relativa facilidad en contacto con el agua y el óxido de carbono.

Según el profesor Sang Yup Lee, tenían que buscar una forma de crear polímeros a base de biomasa renovable, pues tirar de combustibles fósiles producidos en una refinería

a

procesos origina

de

químicos un

para el medio El

través

gran problema ambiente.

PLA

es biodegradable y poco tóxico, lo que lo convierte en una buena alternativa frente a los plásticos producidos a base de petróleo. Veremos si en un futuro no muy lejano se empieza a utilizar con asiduidad, pues nuestro planeta lo está pidiendo a gritos.

Energía eólica

La energía eólica es la energía obtenida a partir del viento, es decir, la energía cinética generada por efecto de las corrientes de aire, y que es convertida en otras formas útiles de energía para las actividades humanas. En la actualidad, la energía eólica es utilizada principalmente para producir electricidad mediante aerogeneradores, conectados a las grandes redes de distribución de energía eléctrica. Los parques eólicos construidos en tierra suponen una fuente de energía cada vez más barata, competitiva o incluso más barata en muchas regiones que otras fuentes de energía convencionales. a energía del viento está relacionada con el movimiento de las masas de aire que se desplazan de áreas de alta presión atmosférica hacia áreas adyacentes de baja presión, con velocidades proporcionales al gradiente de presión. Los vientos son generados a causa del calentamiento no uniforme de la superficie terrestre por parte de la radiación solar, entre el 1 y 2 % de la energía proveniente del sol se convierte en viento. De día, las masas de aire sobre los océanos, los mares y los

lagos se mantienen frías con relación a las áreas vecinas situadas sobre las masas continentales. Los continentes absorben una menor cantidad de luz solar, por lo tanto el aire que se encuentra sobre la tierra se expande, y se hace por lo tanto más liviana y se eleva. El aire más frío y más pesado que proviene de los mares, océanos y grandes lagos se pone en movimiento para ocupar el lugar dejado por el aire caliente. Para poder aprovechar la energía eólica es importante conocer las variaciones diurnas y nocturnas y estacionales de los vientos, la variación de la velocidad del viento con la altura sobre el suelo, la entidad de las ráfagas en espacios de tiempo breves, y valores máximos ocurridos en series históricas de datos con una duración mínima de 20 años. Es también importante conocer la velocidad máxima del viento. Para poder utilizar la energía del viento, es necesario que este alcance una velocidad mínima que depende del aerogenerador que se vaya a utilizar pero que suele empezar entre los 3 m/s (10 km/h) y los 4 m/s (14,4 km/h), velocidad llamada "cut-in speed", y que no supere los 25 m/s (90 km/h), velocidad llamada "cut-out speed".

Bolsas oxibiodegradables

Las denominadas bolsas oxibiodegradables consisten en bolsas constituidas por polietileno, al cual se le agrega un aditivo que facilitaría un proceso de oxidación rompiendo la bolsa en pequeños fragmentos los cuales se degradarían luego por acción biológica. La ventaja de que un material sea biodegradable pasa por permitir que los elementos constituyentes del mismo puedan volver a la naturaleza insertándose en los ciclos naturales de materia; en el sistema actual de gestión de los residuos la mayor parte de las bolsas y residuos en general desechados terminan en el relleno de Ricardone; en este contexto la degradabilidad pierde todo sentido en primer lugar porque los

rellenos están pensados para confinar la basura, y en segundo lugar porque debido a las condiciones de los mismos, los procesos de degradación ocurren mucho más lentamente. Vehículo híbrido

Los automóviles híbridos utilizan un motor eléctrico y uno de combustión interna. En función del tipo de uso para el que están diseñados, los coches híbridos pueden ser en serie o en paralelo. En los primeros, el motor de combustión interna acciona un generador que suministra electricidad a un motor eléctrico, mismo que está conectado a las ruedas; es decir, el vehículo se mueve finalmente con la potencia que suministra el motor eléctrico, el cual utiliza la energía eléctrica que produce el generador, accionado por el motor de combustión interna. La ventaja de este tipo de autos es que si se necesitan prestaciones o autonomía, el motor eléctrico puede recibir a la vez energía de las baterías y del generador. En los coches híbridos en paralelo, tanto el motor eléctrico como el de gasolina están conectados a las ruedas del vehículo. Son más complejos, pero también más eficaces de cara a reducir el consumo y las emisiones sin perjudicar las prestaciones. Para el tráfico urbano, donde no hace falta mucha potencia y buscando un nivel de emisiones cero, el vehículo funciona sólo con el motor eléctrico, que toma la corriente de las baterías instaladas en el coche. Estas baterías pueden recargarse mediante un toma-corriente cuando el auto está parado, o mediante el generador acoplado al motor de combustión interna cuando está en marcha. Cuando trabaja de esta forma, la fuerza que llega a las ruedas también procede únicamente del motor eléctrico, pero se alimenta de la electricidad que producen el generador y el motor de combustión. Para conseguir más prestaciones y autonomía, en carretera el vehículo utiliza la fuerza del motor eléctrico y el de gasolina a la vez.

Energía solar

La energía solar es una fuente de energía de origen renovable, obtenida a partir del aprovechamiento de la radiación electromagnética procedente del Sol. La radiación solar que alcanza la Tierra ha sido aprovechada por el ser humano desde la Antigüedad, mediante diferentes tecnologías que han ido evolucionando con el tiempo desde su concepción. En la actualidad, el calor y la luz del Sol puede aprovecharse por medio de captadores como células fotovoltaicas, helióstatos o colectores térmicos, que pueden transformarla en energía eléctrica o térmica. Es una de las llamadas energías renovables o energías limpias, que pueden ayudar a resolver algunos de los problemas más urgentes que afronta la humanidad.1 Las diferentes tecnologías solares se clasifican en pasivas o activas según cómo capturan, convierten y distribuyen la energía solar. Las tecnologías activas incluyen el uso de paneles fotovoltaicos y colectores térmicos para recolectar la energía. Entre las técnicas pasivas, se encuentran diferentes técnicas enmarcadas en la arquitectura bioclimática: la orientación de los edificios al Sol, la selección de materiales con una masa térmica favorable o que tengan propiedades para la dispersión de luz, así como el diseño de espacios

mediante ventilación natural. En 2011, la Agencia Internacional de la Energía se expresó así: "El desarrollo de tecnologías solares limpias, baratas e inagotables supondrá un enorme beneficio a largo plazo. Aumentará la seguridad energética de los países mediante el uso de una fuente de energía local, inagotable y, aun más importante, independientemente de importaciones, aumentará la sostenibilidad, reducirá la contaminación, disminuirá los costes de la mitigación del cambio climático, y evitará la subida excesiva de los precios de los combustibles fósiles. Estas ventajas son globales. De esta manera, los costes

para su incentivo y desarrollo deben ser considerados inversiones; deben ser realizadas de forma sabia y deben ser ampliamente difundidas".1 La fuente de energía solar más desarrollada en la actualidad es la energía solar fotovoltaica. Según informes de la organización ecologista Greenpeace, la energía solar fotovoltaica podría suministrar electricidad a dos tercios de la población mundial en 2030.2 Actualmente, y gracias a los avances tecnológicos, la sofisticación y la economía de escala, el coste de la energía solar fotovoltaica se ha reducido de forma constante desde que se fabricaron las primeras células solares comerciales,3 aumentando a su vez la eficiencia, y su coste medio de generación eléctrica ya es competitivo con las fuentes de energía convencionales en un creciente número de regiones geográficas, alcanzando la paridad de red.4 5Otras tecnologías solares, como la energía solar termoeléctrica está reduciendo sus costes también de forma considerable.