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La constitución de los valores artísticos resulta de la articulación del campo artístico y el mercado. En el campo artís

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La constitución de los valores artísticos resulta de la articulación del campo artístico y el mercado. En el campo artístico se producen y se revisan las evaluaciones estéticas; en el mercado se realizan las transacciones y se elaboran los precios. Si bien cada uno de ellos tiene su propio sistema para establecer el valor, ambos mantienen una rela­ ción de estrecha interdependencia. Frente a las transformaciones económicas y artísticas que se produjeron desde fines del s. xix, los mercados del arte catalogado -antiguo y moderno- así como el mercado del arte contemporáneo tienen ante sí nuevos desafíos. ¿Qué efectos produce la globalización de los inter­ cambios y de los circuitos sobre el mercado del arte? ¿Qué efectos ejercen los nuevos soportes que suponen la multiplicación y la desmaterializa­ ción de las obras?

Raymonde Moulin es pionera en el estudio y el estable­ cimiento del mercado del arte como uno de los factores constitutivos del campo artístico. Fundadora del Centro de Sociología del Arte (EHESS/ CNRS), presidió la Sociedad Francesa de Sociología y dirigió la revista francesa de So­ ciología. Es, así mismo, autora de El mercado de la pintura en Francia (Mlnuit, 1967), El artista, la institución y el merca­ do (Flammarion 1992), El valor del arte (Flammarion 1995) y Sociología del arte (L'Harmattan, 1999). ¡ISBN 978-950-889-232-4

BIBLIOTECA DE LA M IRADA

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ili. ni..... |iie el vendedor que detenta el monopolio nunca es un ilim mi dueño de establecer el precio, como puede parecer i iui|ili v Ki .i . Se deben tener en cuenta variables relativas a 11 di in,iiid.i como la renta de los potenciales compradores, la ii i di n tomo de las acciones* y de las obligaciones*, así ■unió l i i oyuntura económ ica general. Además, a partir de !m i .nidios de E. H. Cham berlin3 asumimos la existen■i i di i i i i .i cierta capacidad de sustitución entre bienes que ....... i p itó n heterogéneos. El cuadro de un maestro, que no I•111 d• sn sustituido por otro en cuanto tal, puede ofrecer, ......ni lia nú- de prestigio o refugio de valor, usos idénticos. El • ii .Ii id único de la obra impone una situación de monopolio |n ni Lis complejas motivaciones de los eventuales compradores ii|in no siempre compran la obra única, sino el símbolo social •i 11 Inversión segura) reintroducen en el seno del monopolio ele memos de competitividad. El grado de capacidad de susiHin mu de la oferta decrece a medida que nos acercamos a la i o ciencia artística y a la rareza extrema. I ,n el mercado de la pintura catalogada, donde predominan los elementos monopólicos, se alcanza una suerte de tope eco nómico, cuando se da el caso ideal de la limitación casi abso luta de la oferta. La condición es que esta rareza “rarísima” se constituya fehacientemente como valor artístico, es decir que se defina el lugar del artista en la historia del arte y el lugar de mu obra determinada en la producción total del artista. En última instancia, el precio depende de la puja final entre dos interesados, de su deseo de poseer la obra y de sus recursos eco nómicos. Resulta, como tal, ampliamente imprevisible. En sus estratos más elevados, el mercado del arte catalogado es un mercado muy reducido, construido en base a redes de 3

Chamberlin E. H ., L a Théorie de la concurrence m onopolistique, trad. f r , París,

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, 1 953.

El mercado del arte

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información sumamente precisas y cuya unidad de medida es el millón de dólares. Está supeditado a los aspectos legislativos y reglamentarios asociados a las diferentes políticas nacionales de defensa del patrimonio. Esencialmente, el comercio queda en manos de algunos muy importantes m archands45de nivel inter nacional y de auctionneers’. Los precios alcanzados colocan a la competencia en un nivel mundial. Los compradores princi pales son particulares, instituciones y empresas, así como m ar chands que intervienen a nivel personal o como intermediarios. En su mayoría, los museos y fundaciones no están en condicio nes financieras de adquirir las obras más raras de los artistas más buscados. Los directores de museos se ven obligados, en muchas ocasiones, a realizar operaciones financieras que implican recurrir al mecenazgo, a menos que, en concordancia con historiadores y marchands, decidan mirar en otra dirección, distinta de aque llas áreas reconocibles del pasado. Al mismo tiempo que el rigor puesto en los expertizajes tiende a disminuir la oferta de las obras rarísimas, los operadores culturales y económicos se abocan a la reconstitución de la oferta global por medio de la identificación de las obras y la revisión de los valores.

La identificación de las obras El mercado de la pintura antigua está basado, por lo gene ral, en obras que no están ni firmadas ni fechadas y cuya iden tificación exige un largo trabajo documental. El mercado de la pintura moderna no se halla al resguardo de las obras falsas, y

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M archands: palabra usada internacionalm ente para referirse a los com er ciantes en obras de arte. En los últimos años, se ha incorporado, asi mismo la palabra inglesa dealer, a rt dealer. (N. de la T .)

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Auctioneers: en inglés en el origina], subastadores. (N . de la T.)

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catalogado

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|,i •ión y la jerarquización de los valores artísticos. Ellos estudian las obras que pertenecen a las colecciones públicas de las cuales se encargan, verifican las atribuciones, redactan los carteles de ideniideación en las salas y publican, eventualmente, un catálogo. I )c esta manera, los resultados de su peritaje se vuelven públicos. Debido a sus adquisiciones, a la presentación de las obras y, aún más, a la organización de grandes exposiciones, los res ponsables de los museos ponen en evidencia los nuevos intereses intelectuales y, por extensión, los nuevos intereses comerciales. En su última obra, Francis Haskell traza la historia de las expo siciones de los viejos maestros y admite que tanto los trabajos de los historiadores del arte como las exposiciones han forjado nuestras visión acerca del pasado artístico. Sin embargo, se cuesi iona acerca de los peligros que acechan a las obras de arte en sus itinerarios transcontinentales así como de la ilusión de trabajo exhaustivo que procuran los catálogos cada día más pesados11. En todas estas actividades los curadores actúan, en tanto expertos del Estado, como certificadores de los valores artísticos y garan tes de la autenticidad de las obras e instrumentos que permiten incorporarlos a la órbita del patrimonio. En Francia, los expertos del Estado están obligados al deber de reserva que se asocia a la Iunción pública y no recurren a expertos privados. II

Haskell F., Le M usée éphémére. Les m aitres anden es et l ’essor des expositíons, trad. fr., París, Gallimard, 2 0 0 2 .

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El mercado del arte

Es el experto independiente, que ejerce una actividad libe ral y que percibe honorarios, quien tiene la misión de emitir certificados de autenticidad a los propietarios, a los vendedo res, a los commissaires-priseurs, y de darle un valor comercial a la obra. En Francia el título de experto no está ni recono cido ni protegido. La profesión se caracteriza por la pluriactividad (numerosos expertos son m archands o corredores) y no se encuentra reglamentada. En lo que respecta a las subastas, el peritaje no se lleva a cabo de la misma manera en Francia y en los países anglosajo nes. Las firmas Sotheby’s y Christie’s (ver p. 61) incluyen en su organización a expertos asalariados que están a su exclusivo servicio. En Francia el com m issaire-priseur'1 está habilitado para estimar los objetos y para catalogar bienes como un experto: es la estimación. Sin embargo, desde sus orígenes, los commissairespriseurs se han rodeado de expertos independientes. La ley del 10 de julio de 2000, que se refiere a la reforma de las ventas públicas y al estatuto de los commissaires-priseurs contiene una cláusula acerca del peritaje (ver p. 89). En el mercado del arte catalogado, en su aspecto más rigu roso, intervienen dos elementos objetivos de referencia que no existen en el mercado de arte contemporáneo. Por un lado, en teoría, la oferta es limitada y la rareza creciente y, por el otro, los valores artísticos se ven objetivados por el paso del tiempo, por la historia y por el consenso social que resulta de las múltiples y sucesivas acciones de selección y de ratificación. Desde el momento en que la atención se centra en las zonas marginales, las diferencias entre el mercado del arte catalo gado y el mercado del arte actual parecen, por el contrario, menos evidentes. La distinción entre los valores estables y los 12

En Francia son aquellos funcionarios autorizados a hacerse cargo de las sucesiones, tasan e incluso subastan, ver p. 4 1. (N. de laT .)

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, 1, 0 , „ Im Irnos no es ni clara ni definitiva y la elasticidad de i i ,1, n i i, 11111mm > es nula. La asimetría de la información es ...... , 1,111, 1, fin ambos mercados encontramos las caracterís, i, i , qin ílu as que se vinculan con la especulación: capacidad I, mili 11mi ion. intervención en el corto plazo, acción con, liada v srlcición precisa de los objetos sobre los cuales arbi tro I os procedimientos de almacenar la oferta y de estimular I , ,1, manda, que resultan de la coalición de todos los actores ,, Miiinnlios y culturales que intervienen en determinado seg uí, mu drl mercado, pueden provocar un periodo de euforia ■m mili a, burbujas especulativas análogas a las que se pueden •d« i i\.u rn el mercado del arte contemporáneo.

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