Bernardo de Hoyos Tesoro Escondido

TESORO ESCONDIDO P iu a n DE l o y o l a y BERNARDO F. DE HOYOS e suplicó humildemente se sirviese confirmar las gra

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TESORO ESCONDIDO

P iu a n DE l o y o l a y

BERNARDO F. DE HOYOS

e suplicó humildemente se sirviese confirmar las gracias e indulgencias que los señores Obispos habían concedido a los que lo leyesen.

yó el benignísimo Señor la humilde súplica de su siervo, y accedien­

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do a ella, le respondió con un rostro de amor y majestad que su Corazón las confirmaba: más, que los que leyesen este librito con

)uena intención, serían aprobados de su Corazón; el cual a todos concedía, entre >tros, un don especial: a los pecadores, inspiraciones por medio de su lectura >ara salir de su mal estado; a los justos, mayores gracias y deseos de caminar a a perfección; a los perfectos, un amor purísimo y ardentísimo a su Corazón, en >1 cual sentirían sus deliciosísimas dulzuras.

Introducción

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INTRODUCCIÓN ector amigo: Siempre es una aventura y un riesgo también p o n e r un CíBro en manos de alguien a quien no se conoce, p ero a quien fíe antem ano se vaíora y se ama. M e gustaría que este CíBro que tienes ahora en tus manos te reportara (os Bienes, eCentusiasmo y (a p a z que me fui reportado a m i

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S Y '"i ' un CíBro antiguo,pero no viejo. Vio Ca Cuz aCCá en eCaño de 1734 y en una l — ciu d a d universitaria: Ca de yaCCadoCid 'Podemos decir con toda v e r d a d que ^ *Co escriBieron dos HomBres, jesuítas (os dos, maestro y discípulo, y cosa extraña: e í maestro lo redactó y e í discípulo Co ideó y puso eCargumento. T í maes­ tro se CCamaBa Juan de loyola. EC discípulo, 'Bernardo fran cisco de Moyos, un mucHacfio de 23 años. S 'Wm 4 íc f ue orado antes que escrito. Encierra elfru to sazonado de muchos M— ratos de oración y contemplación en el Cugar que constituye Boy e í JL ni* Santuario Nacional de Ca Cjran 'Promesa, en ¿2 BeCCa ciudad deC Tisuerga. Es un CíBro ardientemente deseado durante varios meses, que tuvo que sortear no pocas dífícuCtades antes de ver la Cuz de Ca imprenta y, sin emBargo, poc os CíBros se encontrarán tan aproBados y recomendados p o r Ca autoridad compe­ tente como éste deC Tesoro escondido. j-m mn CíBro orígínaC, que fu e presentado aC Señor a modo de ‘prim icia exqut# I sita” un 21 de octuBre de 1734, en eC momento en que 'Bernardo de Moyos, K ^ L jo v en estudiante de teoCogía, se acercó a comulgar. EíSeñor quiso Bende­ cir Co con una Bendición muy especiaC para todos aquellos que, corno tú, lector amigo, se dispusieran a CeerCo. trata,por tanto, de un CíBro, orado en silencio, enormemente deseado, v e n ­ cedor de miC dificultades, presentado aC Señor y aproBado y Bendecido copio­ samente p o r ÉC. S r -jf tamos en Ca España deCprimer tercio del siglo X\]JI. Todo sucede en I — Castilla, Bridante de soC y amplia de Horizonte. En eípueBCo vallisoletano J L ^ d e TorreloBatón, en agosto de 1711, nace un nulo, a quien se le pondrá pin’ nomBre 'Bernardo 'Francisco. Su padre es notario y desciende de Toro; su madre, de Medina del Campo. Eos primeros estudios los Hace en su pueBCo natal. Hasta que su padre, acuciado por eCansia de saBer del mucHacHo, Co lleva aCcolegw que los Jesuítas teman en Medina del Campo, donde estudia el prim er año de Ciramátíca. luego ira a Villagarcia de Campos. al floreciente Colegio de .'Humanidades, fundado por Dña. Magdalena de Ulloa y su esposo Luis Quijada, mayordomo del emperador Cario * V. 1726 entra como novicio en Ca Compañía de Jesús y dos años más tarde l — Co encontramos en Medina deC Campo estudiando filosofía. En este perio¿JLm'do de tres años, de 172S a 1731, se produce en el joven jesuíta una madura­ ción interior verdaderamente extraordinaria. Su oración y sus dones interiores se mueven en las alturas de tas más alias "moradas”, de que HaBla Santa Teresa

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re Jesús. :Nos encontramos ante un auténtico “m ístico” es decir, ante un hombre uya experiencia de Dios es fuertem ente viva y personal. Dios va preparando a ste muchacho de 20 años para una misión, que te supera y a (a que se entregaá p o r entero: dar a conocer y extender p o r toda España La devoción y eCcuCto liCorazon de Jesucristo. Pero, p o r e í momento, Bernardo ignora su destino.

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a luz sobrevendrá de improviso en su última etapa de estudiante, cuando Bernardo curse su segundo año de teología en eC coCegio de San Ambrosio de XaCCadolíd

m sucedió de esta manera. JA primeros de mayo de 1733 recibe 'Bernardo f una carta de su amigo Agustín de Cardaveraz. En elCa Ce dice cómo va a £ predicar en Bilbao (a fiesta deí Corpus y Cep id e le envíe un extracto sobre d misma, que se encuentra en un libro de la bibdoteca del coCegio. EC Cibro está ?scnto en Catín y CCeva por titulo “De Cuítu Sacrosancti Cordis T>ei ac Dom íní rwstri Jesu C h r is t iS u autor es un ta i P. José de (gallífet, que (o imprimió en Roma en 1726. ^ -j-^ m a r d o va a Ca biblioteca y encuentra eC Cibro. ““E mpecé a CeerCo... -escriL f b ir á en su Diario- y sentí en mí espíritu un extraordinario movimiento, J J fu orto suave y nada arrebatado ni impetuoso, con eCcuaCm efuí Cuego aC punto delante deCSeñor Sacramentado a ofrecerme a su Corazón,para cooperar cuanto pudiese, a Co menos con oraciones, a Ca extensión de su cuCto”. Era eC3 de mayo. ACdía siguiente es cuando recibe Bernardo Ca que será Ca única y gran misiór de su vida: ser eCpropagador deC cuCto aC Corazón de Jesús en nuestra patruz A sí Co escribió éC mismo en su Diario: “...adorando Ca mañana siguiente (4 de mayo) aCSeñor en Ca hostia consagrada me dijo cidra y distintamente que quería, por mi medio, extender eCcuCto de su Corazón sacrosanto p a ra comuni­ car a muchos sus dones...”. p a rtir de entonces Bernardo no vivirá p a ra otra cosa. Comienza a bus/■ car coCaboradores que Ce ayuden en Ca misión que eC Señor Ce ha confia\do. Se pone en contacto con su D irector espiritual eC T. Juan de LoyoCa; con e í P. CaCatayud, misionero popuCar; con su compañero A gustín de Cardaveraz y con algunos otros. La habíñdad y eC tacto de Bernardo p a ra con­ tactar y entusiasmar personas era admirabCe. Se fu e ganando a Cosjesuítas más infCuyentes de su 'Provincia. jr-m /abia que dar a conocer en España esta magnífica devoción, que en otros J —Jp a íses era ya mediodía cuando en nuestra p a tria apenas si había kJ Lcom enzado a amanecer. Bernardo form ará eC CCamado “(grupo de Cos cinco ” (éC mismo, LoyoCa, Cardaveraz, CaCatayud y TeñaCosa). Idean unpCan de acción, cuya coCumna vertebraCserá Ca publicación de un Cibro que dé a conocer aCpuebCo cristiano cfa espCéndída devocwn. En un principio se piensa traducir aCcasteCCano Ca obra en Catín deCT. (gaCCífet. Alguien susurra que ya Co está tra­ duciendo en PampCona eC T. Pedro PeñaCosa;pero no es v erd a d Pronto se com­ prueba que eC P. PeñaCosa estaba traduciendo otro Cibro corttZüft, im libro efcrilo par eí P. Croísset en ¡6gi, títuCado “La devotíon au Sacré

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Coeur de IHótre Seigneur Jesús Chríst”. 'Bernardo, impaciente, se dirige aCT. Juan de LoyoCa p a ra que sea él quien escríBa eC CíBro. "'Resistíame p o r m í in ep titu d -escríBe LoyoCa- y porque eC tiempo en que Cep edia era para, m í sumamente ocu­ pado. Tero eCjoven me aCCanó todas Cas cCífícuCtades y me dirigió enviándom e Ca idea o pCanta que Ce parecía más útíC Sus fervorosas oraciones aC Sagrado Corazón de Jesús contríBuyeron más que nada, a mí parecer, p a r a fa cilita rm e eC asunto y empeñarme en escríBírCe”. ^ I CconcCuír su redacción, eCT. Juan de LoyoCa, 'Rectorpor aqueCCas fech a s /■ cCeCcoCegío de Segovía, puso p o r títuCo en Caportada: “Thesoro escondido +.S \*en eC Sacratísimo Corazón de Jesús, descubierto a nuestra España en Ca Breve noticia de su duCcísímo CuCtopropagado ya en varías provincias deC OrBe Chrístíano”. V n CíBro pequeño en extensión, p ero grande y muy rico p o r su con­ tenido y enseñanzas. 'Bernardo Co recíBió entusiasmado y Co arregfá a su gusto. ECT. LoyoCa Co haBía dado a Cuz con su redacción, p ero éC Co había engendrado. a urdlmBre deC Tesoro, planeada p o r Bernardo, es muy sencida. Consta de una especie dé introducción, cinco capítulos soBre eC cuito a i Corazón de Jesús, un apéndice acerca deC Corazón de M aría y una concCusión fínaC En Ca introducción aparecen Cas Indulgencias que se conceden a quienes Cean el CíBro, Ca Dedicación deC CíBro aC arzoBíspo de Burgos, Ca cCásica Protesta y A dvertencia de que se somete Ca doctrina aCjuicio de Ca santa Iglesia, y CafínaCidadCdeC CíBro: “SaCé...para dar a nuestra España en compendio una Breve noti­ cia deCsagrado cuCto cCeCCorazón dulcísimo de Jesús'\ Los cinco capítulos tratan deC origen, progreso y esencia déC c u i t o aC Corazon de Jesús (eCprimero), de Ca exceCencía deCoBjeto de este cuCto (eCstgundb), del fín a que este cuCto se ordena (eC tercero), de Capráctica de este cuCto (eCcuarto/ y dé Los diversos afectos y ora­ ciones con que este cuCto puede expt'esarse (eC quinto).

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JApéndice haBCa déC cuito aC Corazón de M aría, y en la ConcCusión se hace I — una síntesis lograda de todo eCCiBro. La úCtima página está rese rvada p a ra carta que eC rey JeCípe V escríBió a f Tapa puliendó para España y sus dominios Cafiesta cCeCCorazón dé Jesús. fm o todo CíBropuBCícado en Ca Compañía de Jesús, tenía que CCe\far Ca aproBación dé Cos Superiores. Bernardo escribe a i Rector deí coCegío de San Ignacio, T. Juan dé ViCCatane, para que procure y active Ca licencia del TrovíncíaC, sin cuyo requisito no podría puBlicarse. Previamente a esa Cíeencía, eC CíBro haBía de pasar por Ca censura dé Cos Padres Revisores. “Esta indispensaBle cCíCígencía con todos nuestros CíBros, se hacia más precisa -escríBe eCP. LoyoCay déBía ser más severa en un asunto nuevo, y que se ígnoraBa cómo sería recibi­ do del púBCico". Cuando aígunos deC (jrupo de Cos cinco désesperaBan dé verCo aproBado, upasó eC CiBro felizmente por Ca censura dé muchos revisores, que Ce aproBaron con más elogios dél que su forma y estilo m erecían” -escribe hum ilde­ mente eCT. LoyoCa.

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. »■jta b a ya 'Bernardo saboreando estas mieles de (a aprobación de su libro y J~ deseando se publicara en breve, cuando se entera de que el dictam en de Cos J L ^ P a d res "Revisores había sido remitido a Roma, i a razón fundam entaCera que tratándose de un asunto nuevo era conveniente dar este paso, Co que contri­ buiría -si también se aprobaba en Roma- a dar mayor au toridad y crédito aC libro, ^

comienzos de 1734 se remite a Roma eC dictamen de Cos censores de Ca f \ Provincia. Pasan (os meses, que a Bernardo se Ce antojan sígCos, y no * * / \ a c a b a de llegar noticia alguna de Roma. En el mes dé marzo 'Bernardo Hace Ca :No\fena de Ca (gracia a San f rancisco Javier, pidiendo Ca gracia de Ca aprobación romana deC libro. Se Ce aparece el Santo “prom etiéndom e -escribe Bernardo- en el asunto eCfa v o r que fe pedia en su novena". s ~ r ^ rr fin £fega & aprobación de Roma y con eCCa eC gozo desbordante de ¡^ B ern a rd o y de todo eC (grupo dé Cos cinco. Ahora sería ya coser y cantar, pensaban. Tero no fue asi. 'Una nueva contradicción surgió en eC horizon­ te. ¿Que había pasado? 'Pues que el'P. M anuel'dé Prado, ProvíncíaC entonces, se entero de que en el entretanto había ya salido un Cibro sobre eCcuCto aCSagrado Corazon y,por tanto, no era conveniente que, casi aCmismo tiempo, saCíera otro sobre eC mismo asunto. A si que denegó Ca licencia de pubCícacíón deC Cibro. Suevam ente ‘B ernardo sintió en su carne Co que eC año anterior había experi­ mentado en Cafiesta deC arcángeC San Miguel] “que me dijo cómo eC extender eC cuito del Corazón de Jesús p o r toda 'España y, más uníversaCmente, p o r toda Ca IgCesia, aunque CCegará día en que esto suceda, ha de tener gravísimas dífícuCtades,pero que se vencerán: que éC, como príncipe de Ca IgCesía, asistirá a Ca empre­ sa; que en Ib que eC Señor quiere se extienda p o r nuestro medio, también ocurri­ rán cCíficuCtades, pero que experimentaremos su asistencia” A s í escribía Bernardo er> su Diario eC 10 de mayo de 1733. 'Todo se iba cumpCíendo. j-m /abía sucedido que eC P. CaCatayud, eC ardiente misionero, acababa de J-—ip u b íica r en Murcia un Cíbrito para fom entar Cap ie d a d de CosfíeCes, títu^ L ia d o “Incendios Sagrados Bernardo hizo ver aC P. ProvíncíaC que ese Cibro deC misionero era un conjunto de oraciones y afectos devotos p a ra con eC Corazón de Jesús, pero que no tenía apenas nada que ver con eC tema deC Tesoro escondido, y así era en reaCidad Éste pretendía ofrecer una cabaC idea deC obje­ to y naturaCeza de Ca nueva devocíon. LCegados unos cuantos Cíbros a 'VaCCadoCíd, pronto quedó patente que Moyos tenía toda Ca razón. En efecto, Cos “Incendios Sagrados” uno íCustraban bastantemente Cos entendimientos, como no podía menos de suceder en un Cibro escrito a Ca Cuz de una devoción caCurosa, sin Cas noticias necesarias p ara enseñar todo Co que pedía eC asunto”. E íncCuso reforzó aún más su argumento. Sí Cas dificuCtades en pubCícar eC Tesoro escondido ven í­ an de que se trataba de algo “nuevo ”, ahora ya no se podría decir Co mismo, p o r cuanto ya se Ce había anticipado otro Cibro que trataba De Corde Jesu. ManueCde Prado, como responsabCe de Ca Orden, concedió eCpermiso. I — 'Pero aún había que recabar eCpermiso deC Sr. Obispo dé Ca diócesis de J - yaCCadoCid, que por entonces Co era D. JuCián Domínguez de ToCedo, hom-

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brepiadoso y Bueno,pero enemigo de devociones “nuevas” y no m uy Bien aveni­ do en oque tíos momentos con Cosjesuítas. Entre (os jesuítas déC coCegío fuiBía uno, a quien eCSr. Obispo soCía en ocasiones consultar algunas cosas, y 'Bernardo, ni corto ni perezoso, se dirigió a éCpara p ed ir Ce ese favor. Se Cop rom etió de Buena gana eC'Padre,pero Cuegop o r diversas circunstancias que acaecieron, no se p u d o reaCízar. N uevo desengaño y contradicción. Sin embargo, Ca tena cidad y cons­ tancia de Bernardo no se queBraBa ante Cas dificultades, p o r muchas que éstas fuesen.

aqueCCa ocasión se vio forzado a pedírCe al T. Jiuin de yítíafañe, 'Rector eC colegio de San Ignacio y antiguo TrovinciaC suyo, que procurase Ca cencía de impresión deCSr. OBispo. M ucho Ce tuvo que costar a Bernardo hacerCe esta petición, pues saBía que entre eCoBispo y eC Tadre eran especialmen­ te tensas las relaciones. Ve ahí que, escribiendo eC T. Juan de LoyoCa soBre este asunto, se exprese así: “rogóle (aCT. yítíafañe) se dignase S. R. tomar a su cuen­ ta vencer eC emBarazo que ahora se Ce ponía, asegurándole que eC Sagrado Corazón de Jesús lo quería, y prem iaría todo eC traBajo y molestia. Eran más que criticas Cas circunstancias en que Bernardo pedía aCT. yUCafañe esa gracia; p er o como eC Divino Corazón quería vencidas todas Cas díficuCtades, se determinó e l T. Rector de San Ignacio a complacer aCjoven, venciéndose generosamente, y logrando eCfeñz suceso que se necesitaba". -ancídas estas dificultades, ya eCCíBropodía pubCicarse. Este episodiofavo\ / r e d ó eC que de nuevo las relaciones deCSr. OBispo con Cosjesuítas mejoraV ran. V.na nueva idea voCvíó a surcar eC cielo mentaC de Bernardo con reCación aC CíBro. y era que sería muy Bueno, para animar a Cos Cectores a leer el CíBro, eCque su Cectura fuese enriquecida con uva serie de induCgencias, cosa f r e ­ cuente en aqueCCa época. Tensado y hecho. Inmediatamente se pone Bernardo a Cograr esta úCtíma conquista. Por medio d e l T. Vítíafañe logra que eC Sr. JArzoBíspo dé Burgos, D. ManueCde Samaniego y Jaca, conceda 8o días de induC gencía a quien con devoción Cea eC Cibt'o. y no sóCo eso, sino que incluso obtiene que eCarzoBíspo costee Caprim era edición y corra con todos los gastos. Del oBis­ p o de y a CiadoCid logra ígua Cmente Ca concesión dé 40 días de indulgencias. Con Ca vadosa ayuda de su querido Tadre Juan dé LoyoCa obtiene indulgencias deCSr. ArzoBíspo de Segovia, D. Domingo Querrá (So días); igualmente obtiene esa misma gracia déCArzobispo de J a r salía y Tatriarca dé Cas Indias, D. ÁCvaro de Mendoza, y deC CardenaC Troyano dé Aquaviva y Aragón, personas a Cas que contacta elT . LoyoCa en La fran ja dé San Ildefonso, donde veraneaba Ca Corte. / - r & r a realzar más Ca publicación del Cibro intuye Bernardo que sería conveM in íen te poner, como coCofon del mismo, la carta que e l rey f e Cipe V escribió *JL alTapa pidiéndole se dignase conceder a nuestra patria Ca M isa y el Oficio d el Sagrado Corazón. En efecto, consta que eC rey, a instancias d e l T. Cjallífet, escribió a l Santo Tadre una primera carta e l 10 dé marzo de 1727. Es Ca carta que apareció en Ca primera edición déC libro, hecha en yalladoCid en 1734. A ins­ tancias de Bernardo y sirviéndose dé Cos buenos oficios del confesor r e a l P.

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Cierke, jesuíta escocés, logrará que eC rey envíe una segunda carta urgiendo Ca concesión de (a M isa y Oficio deC Corazón de Jesús para España y sus dominios. _ i estaba preparado para la impresión del libro. '£C T. A gustín de ' I Cardaveraz Ce escribía., entusiasmado, el 24 de septiembre.* uM íCplácemes £ deCCibrito, acerca del cuaC me dice nuestro P. Rector, VílTafañe, que ya se estaba para empezar Cuego”. Así era. En la imprenta de Alonso deC Riego se había comenzado a tirar el primer pliego del Cibro y Bernardo había com enza­ do a corregir Cas pruebas. 'Estaba en esta tarea cuando, dé improviso, Ce com uni­ ca el P. Rector que ha de acompañar por una temporada a un compañero suyo, enfermo, a quien Cos médicos recomendaban tomar los aires nataCespara repo­ nerse. EC puebCo en cuestión era VilCerías, distante dé \ a liado Cid unos cincuenta kilómetros. f u e ésta una dé Cas obediencias que más Ce costó a ‘B ernardo. A s í Co expresaba en carta a su director espiritual, el P. LoyoCa: “V ea V. R. -escribecorno eC Corazon amabilísimo me ha querido m ortificar en Co más vivo ... X/o ase­ guro a V. R que he sentido mí repugnancia,..: Co que me ha dado alguna m ate­ ria de sacrificar a Dios mi voluntad y juicio propio, ha sido eCCevantar Ca mano de La causa del Corazon, que en este tiempo se podía mover, particularm ente en eCCibrito, m ra cuya impresión parecía más necesaria añora m í asistencia... Es cierto que Jesús ha logrado el intento dé mortificarme;pero me ha dado taCgra­ cia que, en medio de Ca repugnancia, estaba eCaíma duCce, tranquila,pacífica y con una serenidad inalterable; y, como quejándose amorosa con Dios, Cep rotes­ taba que no sólo levantaría Ca mano p o r unos días, p ero p a r a siempre, sí era su voCuntad: que p or ésta he tomado con tanto ardor Ca Causa de su Corazón, p o r esta (a he proseguido: ésta quiere Ca deje ahora, sít Cor eíus benedíctum... Cáusame notable consuelo mirar cómo eCCorazón santísimo me ha empeñado en su causa, y con destreza de padre espírítuaC me manda Cevantar Ca mano... ” a estancia en ydCerías fu e corta y, a Cos pocos días recíbía Bernardo Ca orden de regresar de nuevo aCcoCegio de San Ambrosio. Tara mediados de octubre eC Cibro estaba ya impreso con no pequeño gozo deC Grupo de Cos cinco y, especíaCtnente, de Bernardo de Moyos. EC21 de octubre de 1734 Bernardo se acercó a comuCgar CCevando bajo su sotana eCp rim er ejempCar deC "Tesoro escondido Este ejempCar se conserva hoy en eC A rchivo dé Ca Casa de LoyoCa. VaCe Capena transcribir aquí Co que, acerca de este episodio, escribe eCP. LoyoCa en su y ida de Bernardo de Moyos. Son frases que pueden ayudam os a tener una mayor estima de este pequeño Cibro.

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- sí Co reCata eCP. LoyoCa: “Sin palabras ni voces, sino con aqueCCénguaje / I que Dios sóCo y eCCa (eCaCma) entienden, presentó aCsantísimo Corazón el +*/ Xdíbríto, con todos nuestros corazones, afectos, déseos, ideas y con todos Cos trabajos que se han padecido hasta haberCo puesto en estos términos. Agradeció eC Señor eCpresente, inundando en pago eC aCma de su siervo de un gozo inena­ rrable, y dísponündbCa para una m erced que también debe Henar de consuelo nuestras aímas: cuando se haüo toda abrasada (la de Bernardo) en Cas llamas ardientes déCamor divino, quiso eC Señen' repitiese Ca oferta con m ayor solemni­ dad

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este f in descubrió eC amoroso Jesús su sagrado pecHo, mostrando en éC su / \ Corazón abierto y convertido todo en un horno de (famas. 'Dejóse v er \ ta m B ié n en e í mismo momento a i Codo de su 'Mijo Ca Virgen N uestra Señora y Cos especiales protectores deC 'M. 'Bernardo en este negocio: San Juan 'Evangelista, San Ignacio, San fra n cisco de SaCes, San fra n cisco Ja vier y eC \. T. La CoComBíére p o r una parte; p o r otra, Santa Gertrudis, Sctnta Teresa de Jesús, Santa M aría Magdalena de Tazzís y Ca B. M argarita M aría ACacoque. Aquí, pues, en presencia de tantos adoradores deC divino Corazón mandó eCSeñor a su siervo que repitiera Ca oferta; y aquí, dice eC'J-C. Bernardo, deCante de tantos cor­ tesanos deC cíeCo y amigos suyos hizo segunda vez eC aCma (a oferta deC Cíbríto. MíróCo segunda vez eC Señor con muestras de sumopCacer, y parecióCe aCpropio tiempo aC $C. Bernardo que veía dentro deC Corazón duCcisímo uno como trasCado deC mismo, con (o que entendió guardaba Jesús en su Corazón eCobsequio que en este CíBríto se Ce rendía. /etfia de esta manera y recibida Ca oferta, preguntó amorosísimo eC Señor m -I aCJí. Bernardo qué pedía a su Corazón en recompensa. Anegado en ccmL fu sió n y aBrasado en amor deC Corazón divino, respondió eC5í. Bernardo que no pedía más que Ca extensión de su ceCestiaC cuCto y sus progresos en España y en toda Ca IgCesia. Tero, sintiendo que deseaBa eC Señor Cepidiese todavía algu­ na gracia especíaCpara su Cíbríto deC Tesoro, Ce supCicó Humildemente se sirviese confirmar Cas gracias e indulgencias que Cos señores OBispos Habían concedido a Cos que Co Ceyesen yó eC Benignísimo Señor Ca Humilde súpCica de su síer\'o, y accediendo a íeíía, íe respondió con un rostro de amor y majestadque su Corazón Cas confírmaBa: más, que Cos que Ceyesen este librito con Buena intención, serian aproBados de su Corazón; eC cuaCa todos c o n id ia , entre otros, un don especial a Cospecadores, inspiraciones p o r medio de su lectura para saCír de su maC esta­ do; a Cos justos, mayores gracias y deseos de caminar a Ca perfección; a Cos p e r ­ fectos, un amor purísimo y ardentísimo a su Corazon, en el cual sentirían sus deCícíosísímas duCzuras.

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^n fa v o r tan grande y aproBación tan divina no es maravilla -concluye el T. LoyoCa- se prometiese (eí Jí. Bernardo) felicísimos sucesos en Ca reparti­ ción de su abro".

mtia vez editado eC CíBro, Bernardo con sus compañeros del (yrupo de Cos M I cinco pasaron a Ca acción. 3labia que extenderlo p o r toda España p a r a X ^ í d a r a conocer Ca devoción aC Corazón dé Jesús. Lo primero que Hizo Bernardo fue enviar a Ca JámiCia reaC unos ejemplares primorosamente encua­ dernados. Los príncipes 'O. fem a n d o y Dña. Barbara dé Braganza, junto con otras personas dé Ca corte BorBónica, Cos reciBíeron con agrado, y asi Co Hicteron constar por carta que remite el Duque de C¡ranada y Condé de SaCazar D. Juan de Idíáquez: “sus ACtezas Cos príncipes D. fem a n d o V i y Dña. M aría Bárbara me mandan manifestar a V. B. su especial estimación y g r a titu d por tan singu­ lar regalo".

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>ia que enviarlo también a ios íéispos. ¿ A quien mejor que aC arzobis­ po de Burgos, 1). M anuel de Sama niego y Jaca, que tan afecto era a Ca .Compañía y estimaba mucho a f joven estudiante? Poco tiempo después egaba a 'Burgos un paquete conteniendo no pocos ejemplares y una notaperso* ia Cde Bernardo que decía use sirviese tomar a cargo de su ardiente ceCo enviar u Cibrito a Unios ios señores arzobispos y obispos de Tspaña, que hiciesen una agrada confederacum para extender ios cultos dei Corazón de Jesús, y que.,, sofr­ itas en de vu Santidad (el Papa Beneduto XIII) la fiesta. Oficio y Misa; que Ca benignidad del Santo Padre oiría gustoso los ruegos de todas las ígCestas dé tspaña, etc... ’.

^-j-^emardo

m vui ejemplares del Tesoro a muchas ciudades: ToCedb, SevíCCd, LfCjranada, .Murcia, Barcelona, Santiago, Salamanca... y mando una buena remeda dé ellos al P. CaCatayud para que Cos repartiese en sus Misiones wpulares, asi como a otros misioneros. Por este medio -constata e lP . LoyoCa- se propago primero en nuestra provincia de la Compañía de CastiCCa y después p o r España toda y por las Indias españolas. :\i que decir tiene que uno de Cosfren­ tes mejor atendidos por Bernardo para introducir Ca devoción aC Corazón de Jesús, fueron Las Comunidades religiosas. :Nó solamente eC Cibro deCTesoro escon­ dido, sino también Cas conversaciones privadas, la predicación y Ca Cabor de con­ fesionario contribuyeron a que se propagase el culto aC Corazón divino. N ada tiene de extraño que el P. Loyola escribiera poco tiempo désjmés: Apenas Caspersimas piadosas, especialmente religiosas, oyeron habCdr de esta amaBíCísíma devocion, cuando se encendieron en amor ai Corazon de Jesús. De repente se vie­ ron arder en Clamas de amor divino muchos conventos de reCigiosas en Ca nobiCísuna ciudad de ValCadoCid donde residía Be rnardo y había nacido para Tspaña esta devocum. 'Porque este joven había enviado deCante, comoprecursor, su Cíbrito. ^ g-^ ehasa los limites de esta Introducción Cos otros medios que utiCizó L J Bernardo para la extensión de esta devoción. Se difundieron miCes de J r \*es tampas, y se edito una m/vena al Corazón de Jesús, que fu e enviada a muchas ciudades, puebCos, comunidades religiosas y parroquias. Tesoro escondido se amvirtu) en un “best-seller”. Todo eC mundo quería leerlo, la primera edición de Val lado! id (1714) se agotó enseguida y aCaño J 1 * siguiente (1735) se edito en Barcelona. Tn 1736 saldría una nueva edición en Madrid, preparada por elP . Juan de Loyola. Las dos prim eras son idénticas, fuera de algunos detalles como son Cas diversas dedicatorias o Cos nombres de aquellos obispos que conceden indulgencias. La edición de M a d rid es más ampCia por cuanto añade algunos capítulos sobre eC espíritu y Ca vida de 'Bernardo de Hayos y de Santa Margarita de Alai oque. 'No olvidemos que Bernardo muere el 29 de m/víembre de 1735. Su obra, como propagador deC cuito y devoción al Corazón de Jesús, había progresado enormemente en el breve espacio de dos años. Ahora ya ye conocía en Tspaña esta magnífica devoción al Corazón de Jesucristo. De ahí Ca diferencia que notamos en eí titulo deC Cibro entre Cap rim e­ ra edu üm y Ca tercera. Tn la edu ion de 1714 se dice: Tesoro escondido en eCsacra-

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tísímo Corazón de Jesús..., mientras que en (a edición de 'M adridde 1736 (éemos: EC Corazón dé Jesús, descubierto a nuestra España... ¡i hemos que para el año 1738 se (levaban ya hechas ocho ediciones deC Tesoro escondido. 'No podríamos precisar e(núm ero de ediciones que se han hecho a (o largo dé estos tres sigCos. Conocemos Ca que se editó en 'BíCbao en 188$, con mot ivo dé cumplirse en él, a 29 de noviembre, e í tercer quincuagenario de (a muerte deCT. 'Bernardo dé Moyos. 'Una edición, p o r cierto, que huBo de reeditar­ se cuatro años más tardé, en 1889, que es Ca que he tenido presente p a r a ofrecer­ ía a Cos lectores déCsiglo XXL

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Ca mejor comprensión déCCibro hemos puesto unas notas que espero sir j j v a n de complemento a Ca Cectura deC texto originaC Memos "troceado” algunos párrafos excesivamente Cargos, cuya lectura podría resuítar farragosa en exceso. Se ña corregido alguna que otra puntuación en orden a una mayor cCaridady comprensión deC texto, como asimismo aiguna grafía a n ticua­ da. y fiemos añadido algunos epígrafes que Hacen más comprensible Ca Cectura, a l modo que sueCe hacerse, p o r ejemplo, en Cas encícCicas de Cos Tapas.

uíera eCCorazón dé Jesús que esta nueva edición déC Tesoro escondido p r o 1 / fduzca en los corazones dé CosfieCes abundantes frutos. Termino con Cas m is­

mas palabras con que eC'P. Juan de LoyoCa presentaba su edición dé 1736: “'EstlTpequeño Cíbro, que desea inflamar todos Cos corazones humanos en e í fueg o deCdivino amor, y resarcir dé algún modo Cas injurias que se os hacen, oh sacra­ tísimo Corazón, en eC Santísimo Sacramento dé Ca Eucaristía, a Vos mismo se consagra y dédica,,. TaCencia, 29 de run’iembre de 2007, 272 aníverjat 10 di Ca muerte dél T. "Bernardo de Moyos. T. Ernesto instigo, VicepostuCadbr dé Ca Causa.

entimos verdadero placer al ofrecer a nuestros lectores, con motivo de la

S

Beatificación del P. Bernardo de Hoyos, un sencillo ramillete de sus escri­ tos. No son los teólogos, sino los santos quienes conocen a Dios con mayor

hondura y saboreo interior. Al final del libro encontrarás un Apéndice titulado "Páginas Escogidas". Hemos espigado en los escritos de Bernardo como quien, de paseo por el campo, va cortando aquí una margarita, allá una anémona, más adelante una siempreviva... Con ellas se hace un ramillete oloroso que perfuma el ambiente. n los escritos de Bernardo hemos encontrado lirios blancos de Eucaristía,

E

rojos gladiolos del Corazón de Jesús, azucenas de la Virgen Inmaculada, oloro­ sas rosas de la Palabra de Dios, sin olvidar los lirios morados de la Ascética

ni las flores multicolores del Celo de las almas, de la Discreción de ids espíritus o de los Rasgos que configuran a un apóstol de Jesucristo. speramos que, a través de su lectura, puedan todos penetrar en el cora­

E

zón de Bernardo de Hoyos y ser conducidos por él hasta el mismo Corazón de Cristo. Esta fue su tarea y su misión en la tierra: llevar a todos

a ia Fuente de la gracia y al Manantial del amor más fuerte, más hondo y más tierno que se pueda imaginar: el Corazón del Hombre-Dios, Jesús de Nazaret. Fste libro, tal como sale, quiere hacer realidad el deseo de Jesús: "Venid a Mí todos los que os encontráis cansados y agobiados. Yo os aliviaré". Madrid, 14 de mayo de 2009 276 aniversario de Ca Qran Tr ornes a

Tesoro Escondido

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JHS. TC Tmmo. y Hmo. Sr. V. Troyano de Aquavíva y Aragón, :Presbítero Cardenal deC títuCo de Santa CecíCía, concede 100 días de Indulgencias3 a todas y a cualesquiera personas que Ceyeren con devoción este Líbríto y rogaren a Dios Nuestro Señorpor Ca exaCtacíón de Ca Santa Je CatóCíca, extirpación de Cas Herejías, p az y concordia entre Cos Tríncípes Cristianos y victoria contra Cos enemigos de nuestra Sagrada 'Reñgíón. ECiCmo. Sr. D. ÁCvaro de Mendoza, Arzobispo de farsaCía y Tatríarca de Cas Indias, concede 40 días de Indulgencias a Cos que Ceyeren este Cíbríto. XClCmo. Sr. D. ManueCde Samaníego, Arzobispo de 'Burgos, concede 80 a Cos que Ceyeren en este Cíbríto, o rezaren algunas de Cas Treces en éC contenidas aC Sagrado Corazón de Jesús. TC iCmo Sr. D. Domingo Carrera, Arzobispo-Obispo de Segovía, concede otros 80 días. EC iCmo Sr. D. JuCíán Domínguez de ToCedo, Obispo de yaCCadoCíd, 40 a Cos que Hicieren Co mismo. AL ILILSTRÍSIMO SEÑOR D O N M ANUEL DE ^'AJMAMIECjO* Arzobispo de Burgcc DEL CONSEJO DE SIL MAJESTAD, ETC.

Señor: Este breve Cibríto, en que se da noticia compendio­ sa a nuestra España deC Sagrado cuito deC Corazón santísimo de Jesús, se consagra gustoso a Ca piedad de Y . S. I. Sólo eC nombre deC Corazón Sacrosanto de Jesús, es un imán divinísimo para Cos corazones Humanos, y siendo el de V. 5. 1. tan duCcemente sensi-

1 (Viene de pág. I) Titulo de la primera edición de Valladoiid, en 1734. ^ (Viene de pág. I) El P. Loyola, que era Rector de Segovia en 1734, estará dos años más tarde en Valladoiid, como Instructor de los jesuítas que hacían su Tercera Probación y asi lo reflejará en la edición de 1736. 3 Para animar a la lectura de buenos libros era costumbre conceder indulgencias a los lectores que asi lo hicieren. ^ En las tres primeras ediciones del “ Tesoro escondido" es distinta la Dedicatoria del libro.

Tesoro Escondido

BCe a las g Cortas de Jes lis, espero ha de recibir con agrado este corto obsequio, digno de Cagrandeza iCustre de V. 5 .I.p o r conte­ ner eCcuCto deCCorazón Sagrado de Jesús, Díos-'Hombre. TCafec­ to con que Ce consagro a V. 5 .1.por mí veneración a su Tersona y por Capiedad de aCgunos Jesuítas que desean se conozca este cuito santísimo para perfección de ínnumerabCes aCmas, merece Cos efectos de Ca notoria Benignidad de V. S. I. Acostumbrados a Ca confianza de TreCado tan Benigno, esperan que en asunto tan pío favorecerá sus ideas gCoríosas ai cuCto sacratísimo deC Corazón de Jesús. "Viendo, Señor, que todo eC orbe cristiano, favorecido de aCgunos soBeranos 'Pontífices, de iCustrísímos Arzobispos y Obispos de Ca Santa IgCesía, goza Ca dicha de rendir festivos cuCtos aCCorazón sacrosanto de Jesús, desean que CapiedadespañoCa tenga gCoria íguaC a Ca que tienen Jrancía, ItaCía, ToConía y ACemaníd. Cuantos dan procurado extender este sagrado cuito, se Han vaCido de aCgún TreCado iCustrísimo6, que con su piedad, autoridad y ceCo hiciese eficaces Cos esfuerzos de su devoción aC Corazón sacrosanto. Los que ahora desean encender en Cos p ia ­ dosos corazones españoCes una pequeña centeCCa de fervientes ansias de adorar, reverenciar y amar aC Corazón Sagrado de Jesús, se vaCen deC ceCo amante de y. S. I. aC mismo divino Corazón. SaBen, Señor, Cos traBajos, fatigas y desveCos que y . S. I., desde sus primeros años, empCeó en procurar Cas gCorías de Jesús con sus apostóCicas misiones7: que estos mismos sagrados desveCos se han continuado después autorizados con Ca dignidadíCustrísíma de Arzobispo de Tzrragona y de 'BurgosR. y esperando ahora que Ca Breve noticia deCcuCto sacratísimo de Jesús, que saCe entre Casprimeras9 a Cuz de nuestro idioma en este CíBríto, ha de excí5 En rstos países la devoción y ei culto al Corazón de Jesús estaba más extendido que en nuestra patria. ^ tr¿ !a manera ordinaria como algunos cultos y devociones piadosas comenzaban. Algunos Prelados las fomentaban en sus diócesis particulares. 7 Se alude aquí, sin duda, a las famosas "misiones populares" que se daban entonces. Uno de los grandes misioneros de la época era el P. Pedro de Calatayud. El Arzobispo de Burgos fomentó esas misiones populares. 8 Don Manuel de Samaniego pasó del arzobispado de Tarragona al de Burgos. ? Anterior al "Tesoro escondido" fue un opúsculo del P, Pedro de Calatayud/ titulado "Jncen^jos sagrados*

Tesoro Ts candido

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tar Cap ie d a d de muchas aCmas a una ferviente devoción, soCicítan Caprotección de y . 5 . 1. No dudan, Señor, que sóCo eCnombre de V. S.1, en Cafrente de este Cíbríto, será duCce atractivo para ajue muchos se incCinen a CeerCe y abrazarCe con p iedad Pues Cos que tienen Ca dicha de conocer a y . 5. I., saben que Cas obras que pueden contribuir a Ca gCoria de Dios y bien de Cas aCmas, son Cas que haCCan benigno fa v o r en su iCustre y escCarecida sombra. Inténtase también con esta breve noticia dar a conocer Ca soCidísíma esencia deC cuito deC Sagrado Corazón de Jesús'0, y que se estaBCezca en Ca Santa IgCesia cuCto de rezo, misa y solemnidadfestiva a este amabilísi­ mo Corazón. y como a este fin nadie puede cooperar más eficazmente que Ca autoridadapostóCica de Cos iCustrísimos TreCados, justo es que yo soCícíte Ca de nuestro iCustrísimo Sr. Arzobispo de ^Burgos p ara Co que en adeCante ha de disponer Ca 'Providencia Divina. T n fin , Señor, un Cíbríto muy breve no permite dedicatoria más díCatada; y en materia tan piadosa Ca devotísima piedad de V. 5. I. está p o r sí misma incCínada a favorecerme, admitiendo Benig­ namente bajo su íCustrúímo amparo este breve compendio. 'Esto, con Cos votos de muchos, pido humiCdemente a V. 5. y que eC cíeCo nos guarde su muy ilustre Persona Cos fe Cíces y dilatados años que necesita nuestra misma Compañía de Jesús y Ca Santa IgCesia". Segovía y Junio 29 de 1/34 "

SIÑO'R ILMO 3. £. M. De y. S. I. Su muy humilde, reverente siervo y CapeCCdn JJiS

JVJAN V I W y O L A

Ésre era precisamente el propósito del P Bernardo cuando» a pesar del librito de Calatayud "Incendios sagrados”, cae en la cuenta de que había que hablar de la devoción al Corazón de Jesús de un modo más teológico y profundo. N En esta Dedicatoria el P. Loyola expresa los dos fines que con el "Tesoro escomtidemse pretenden: dar a conocer la esen­ cia del culto al Corazón de Jesús y el que se establezca en la Iglesia la misa y solemnidad del divino Corazón. *2 La tercera edición la firmará el P. Loyola en el Colegio Imperial de Madrid el I de ¡ulio de 1736.

Imagen deC Corazón de Jesús, mandada pintar por 'Bernardo, y que dición- se veneró en Caprimera Novena púbñca (1.735).

-según tra

Tesoro ‘E scondido

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PROTESTA Y ADVERTENCIA En las revelaciones y milagros que se atribuyen, y en los elogios que se dan en este librito a personas no canonizadas ni beatificadas, no pretendo de manera alguna prevenir el infalible juicio de la Santa Iglesia; antes en todo, como verdadero hijo suyo, humildemente me sujeto a los decretos del Santísimo Pontífice Urbano VIIP, y a los de la Sagrada Congregación de Ritos, en la misma forma que se declara en el piadoso libro De Cultu Sacrosancti Coráis Dei lesu, que, consagrado a la soberana protección del Santísimo Pontífice Benedicto XIII, de gloriosa memoria, y a expensas de la piedad de nuestro Católico Monarca D. Felipe V (Q . D. G.), dio a luz en idioma latino el año de 1726, el muy R. P. José de Gallifet14, de la Compañía de Jesús, viviendo en Roma Asistente de las Provincias de Francia. De esta obra a todas luces grande de este docto y piadoso Jesuíta, y de un papel en derecho que presentó a la Sagrada Congregación de Ritos15 sobre el mismo asunto, se ha sacado este librito. Ha esperado las dilaciones de casi un año16dispuesto para salir a luz: las personas que ¡e deseaban público han vencido dificultades no pequeñas; pero esto mismo da confianza que ha de servir de alguna gloria aS mismo sacratísimo Corazón. Sale, finalmente, para dar a nuestra España en compendio (atendiendo a que muchos no pueden manejar mayor volumen), una breve noticia17 del sagrado culto del Corazon dulcísimo de Jesús. ¡Ojalá mueva el Señor a algún siervo suyo, que la haga común a Portugal!16. Pues este celestial tesoro de divinas gracias'9en que se enriquecen casi todas las provincias del Cristianismo, ha sido hasta aquí Tesoro escondido a estas dos tan ilustres como piadosas naciones; pero esperamos sean los ^ Fue este Papa quien decretó una serie de exigencias para la beartTicacion y canonización de los Santos. ^ El P. José de Gallifet, jesuíta francés, tuvo en Lyon, como Padre Espiritual, a San Claudio de la Colombiere, quien había sido Director espiritual de Santa Margarita María de Alacoque. Este Padre, siendo Asistente del P, General de la Compañía de Jesús, escribe en 1726, en latín, ti primer libro sobre el Sagrado Corazon. ^ Se refiere el autor a unos papeles, enviados en su día a la Congregación de Ritos, dando argumentos para defender y avalar la devoción al Corazón de Jesús. ^ El P. Hoyos vio enseguida la necesidad de escribir un libro que explicara a la gente los valores de la devoción y el culto al Corazón de Jesús. ^ Efectivamente, el "Tesoro escondido” no es sino un '"compendio", una "breve noticia" de lo que es el culto al Corazón de Jesús: que el Señor nos ama y no es correspondido; y eso está exigiendo amor y reparación. De hecho, en Portugal ya existían algunos libros dei Corazón de lesús, algo anteriores al 'Tesoro escondido". ^ El P. Loyola llama aquí al Corazón de Jesús “celestial tesoro de divinas gracias", que nos recuerda la expresión “Corazón de lesús, tesoro de los fieles" de las Letanías del Sagrado Corazon.

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Test)ro Escon d ido

primeros en promover este sagrado culto estos dos reinos, que son los últimos en abrazarle. Siendo casi forzoso llegue este librito a manos de personas de diversas condiciones y talentos, se ha procurado formar de suerte19 que pueda mover las voluntades e ilustrar los entendimientos; que sirva a la común piedad de los fieles, y no sea inútil a la devoción discreta de los sabios; que aparezca en él lo tierno y dulce de este culto, y no se eche menos la solidez de sus fundamentos, con el grande apoyo que le da la autoridad de los Santos, para que no salga tan expuesto a la censura o a la nota de novedad, por ser nueva esta noticia en nuestra España. jOh, quiera el mismo santísimo Corazón mover a que se lea con la atenta reflexión que merecc, pues esperamos no sea inútil o infructuosa su lectura!20.

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TESORO ESCONDIDO EN EL SACRATÍSIMO CORAZÓN DE JESÚS DESCUBIERTO A NUESTRA ESPAÑA EN LA BREVE NOTICIA DE SU DULCÍSIMO CULTO PROPAGADO YA EN VARIAS PROVINCIAS DEL ORBE CRISTIANO

í.- ORIGEN, PROGRESO PIADOSÍSIMO CULTO

Y

ESENCIA

DE

ESTE

Casi cuatro siglos antes que fuese conocido este cuito, fue profetizado. El caso fue: Quejábase amorosamente Santa Gertrudis2', Esposa regalada de Jesucristo (que floreció habrá cerca de 500 años), de que San Juan Evangelista no nos hubiere declarado en su Evangelio las excelencias, riquezas, prerrogativas y finezas del Corazón amantísimo de Jesús; pues cuando se recostó en su divino pecho, las conoció profunda y distintamente. Aqui la respondió ei Sagrado Evangelista: que el manifestar a la Iglesia los tesoros, que el Eterno Padre depositó en este Corazón divinísimo, "estaba reservado por la Divina Providencia para los tiempos futuros, en los cuales, oyendo los milagros de su amor, el mundo envejecido se renueve, encendiéndose su resfriada caridad en el fuego ardiente del Amor Divino” 22.

Esta profecía parece ha empezado ya a cumplirse; y los tiempos futuros tanto antes anunciados, parece ser los presentes: pues desde los fines del siglo pasado se ha empezado a extender por varias partes del orbe cristiano el suavísimo culto del deífico Corazón de Jesús; quien, para enriquecer su Iglesia con celestiales gracias, le ha descubierto y promovido por sí mismo con circunstancias maravillosas, en todo semejantes23 a aquellas con que manifestó e instituyó en su Iglesia el solemnísimo culto de la festividad del Corpus por medio de la virgen Santa Juliana, como se puede ver en el Padre Bollando24 de la Compañía de Jesús.

2* Santa Gertrudis (1256-1302), apellidada la "Grande” , entro en el monasterio benedictino de Helfta. Es una de las grandes místicas alemanas de la Edad Media, que escribió preciosas obras donde el Corazon de lesus ocupa un lugar relevante. 22 Insinuatio Divinae Pietatis, Libro 4, cap 4, edit. Matrit. 23 je compara aquí la semejanza de ambas fiestas: la del Corpus y la del Coraíón de lesus. Ambas fueron pedidas por el misino Señor; a Santa Juliana de Cornillon la del Corpus, a Santa Margarita ¡a del Sagrado Coraion. Ambas tuvieron que sortear muchas dificultades y contradicciones, pero al fina! se consiguieron. 24 u nt ufkbt de ü Duqim* de York. Allí le vt?t¿ envuelto rn un pronto, emaurUdo y txpulu«k> to prttrxto ite tuhef difundido L» religión mollea A I1ne\ de IA78 regleta a Km(uía, muy débil y enfermo,

^

Tienen que ter lot H^n k loi dr «nho dlav, bien de IA7A, hecho* rn fciuy, o kn dt lé77-7®, tn Ingljtnr*. (onotenun algún nombre de ptrtoiMt Ingleuv de Jetm, enne oirot ¿I funi Ittano P. Wall, ^ ts Util que te refiera al P

a

lo* que el P l a Cok*mM#ie contenió * habUilet dtl culto *1 Cota/ón

CroHet, que tiábó contacto espiritual ndido

La figura de Sanca Margarita "Un día de la infraoctava de la fiesta del Corpus, estando en oración delante del Santísimo Sacramento, fui sobremanera llena de celestiales gracias de mi Señor. Deseando yo entonces ardientemente ofrecer algo a su Majestad según mi pequeñez por tan inestimables beneficios, me dijo el Señor: Nada puedes hacer, que me sea más agradable, como ejecutar lo que tantas veces te he mandado; entonces descubriendo su sacrosanto Corazón, añadió: Ves aquí mi Coraión: aquel Corazón tan abrasado en amor de los hombres, que no omitió cosa alguna para declararlos su infinito amor, hasta agotar, y consumir del todo sus fuerzas y vitales espíritus. Pero !a muyor parte no sólo no se muestran agradecidos, sino que me desprecian y me hieren en este Misterio de Amor con injurias y afrentas; y el mayor dolor es, que padezco estas injurias y ultrajes aun de las personas que me están especialmente consagradas. Por lo cual te ordeno que el Viernes inmediato a la octava de la festividad del Corpus se dedique particularmente al culto de mi Corazón; en el cual día comulgando, se compensen de alguna manera las injurias cometidas contra mi Corazón amante en el Sacramento del Altar; especialmente en los días que estoy expuesto a la veneración de los fieles. Y te empeño mi palabra, que mi Corazón se derramará en copiosos influjos de su amor, llenando de celestiales gracias a cuantos le rindieren este culto y procuraren que otros también se le rindan".

"Entonces respondí yo: ¡Ay Señor mío! iay! ¿A quién queréis por instrumento de vuestros divinos consejos? ¿A mí, cuya suma vileza e innumerables pecados impedirán antes que cooperarán, a obra tan santa? Principalmente, Señor, teniendo V. Majestad tantos fieles siervos prontos a ejecutar valerosamente vuestro santísimo designio. Cristo entonces me respondió: Pues ¿acaso ignoras, imprudente, que yo acostumbro elegir los débiles de este mundo para confundir a los fuertes? ¿No sabes que es propio de mi sabiduría valerme de hombres flacos para ejecutar mis consejos, y manifestar de esta suerte más gloriosamente mi poder; no pudiendo ellos atribuirse cosa alguna por su debilidad? Pues, Jesús mío, respondí, mostradme el camino, y modo de ejecutar vuestros preceptos. Irás, me dijo, a mi siervo (era éste el V. P. Colombiére) y le dirás en mi nombre, que procure con todas sus fuerzas se instituya este religioso culto; que será muy agradable a mi Corazón; y que no desmaye por los muchos embarazos

Tesoro 'Escondido

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que ocurrirán; pues debe ja b e r q u e no ha y co sa im p o sib le al que, desconfiando de sí, pone en mí toda su confianza". Hasta aquí las palabras

dé la V . Margarita, que se hafíaron entre' los escritos del V. P. Colombiére.

Tarea del P. La Colombiére Recibió este Venerable Padre con toda veneración el mandato del Señor; y en cuanto le duró la vida, procuró con todas sus fuerzas extender el sagrado culto del divinísimo Corazón. Pero se puede seguramente afirmar que le propagó desde el cielo con mayor felicidad que en la tierra; porque, hallándose entre sus manuscritos, después de su muerte, la revelación referida, y dándose a luz pública33 con las célebres obras de este predicador apostólico, empezaron muchas almas piadosas a practicar privadamente el soberano culto: y, habiendo sido recibido con ardor amante de algunos corazones bien dispuestos, empezaron luego a salir a luz algunos libritos piadosos, que exhortaban a celebrar las glorias del Corazón sacrosanto del Señor en la forma que él mismo había mandado a la V. Madre Margarita y había publicado el V. Padre Colombiére.

Dificultades Pero apenas empezó a divulgarse con alguna mayor publicidad esta piadosa devoción, cuando se levantó contra ella una persecución34 tan deshecha, que sólo el Corazón del dulcísimo Jesús y su poder infinito pudiera deshacerla. Decíanse tantas injurias, contumelias y casi blasfemias contra el mismo sacrosanto nombre del culto del Corazón, contra los que le promovían y contra los que le practicaban, que no se podían oír entonces ni escribir ahora sin horror. Esta tormenta tempestuosa sirvió a la Divina Providencia de establecer más sólidamente el sagrado culto

33 Al poco tiempo de morir el P. De La Q>lombiére (1682) se publica su famoso totro espiriruai, donde narra la revela* ción hecha a Santa Margarita, Dio la casualidad que ese libro llegó pronto a Paray-le*Monia( y comenzó a leerse en el comedor de la Comunidad. Santa Margarita era entonces Maestra de novicias y no pudo menos de sonrojarse al oír leer, puesto en boca del P. la Colombiére: Entendí que Dios quena servirse de mi procurando el cumptimieme de sus deseos respecto a /lomblére de*pué* de *U eitanda en Inglaterra, Aquí '«erá Padre f',pf ritual cíe lo* jóvenes jevultav Lmre *u* dirigidos e*taba el P, Jo** de Galllftl, quien habría de \er uno de kA mejore*, propagandista* de n t e a i l lo y devoción. ^

la O den benedictina ha tenido detde antiguo una rlerta predilección por el C o ra /ó n h e rid o del Salvad or. En #l pa*o

de U patrUtfca a )a f¿U d M edia (tltfk* ‘/ II ai X ) lo* A bade* benedictino* alim entaban a *u* m on|e* *o n u i* co m e n ta rlo * de U h v.rtow * ; von vu* obra*, donde encontram o* hito* que ?)« 9/ 70 Lo que aquí expresa el P. Loyola en prosa, lo han dicho en versos inmorrales poetas como Lope de Vega con su famo­ sísima poesía: ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?..., y tantas otras que ponen delante la ingratitud del hombre frente al amor loco de Dios.

Tesoro :E scondido

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¿Cuán acerbo tu dolor al ver tan despreciado" tu amor y, para decirlo así, burladas en cierto modo tus finezas? ¿Esto han logrado, Jesús mío, tus deseos? ¿En esto han parado tus trabajos, tus penas, tus sudores, tus vigilias, tus tormentos y aun la muerte de cruz? Con justísimo sentimiento se quejaba Jesús a su querida esposa Margarita, mostrándola su Corazón y diciéndola: "Ves aquí mi Corazón; aquel Corazón tan abrasado en amor de los hombres que no omitió cosa alguna para declararlos su infinito amor"*7. No sólo no omitió el Corazón de Jesús cosa

alguna para mostrarnos su amor, sino que ejecutó excesos y finezas indecibles. Pudo Jesús salvarnos con sola una de sus lágrimas o una gota de su preciosa Sangre, y nos redimió a costa de tan inmensos trabajes, como hemos insinuado, y aun halló su amor otro modo más excelente de manifestarse, quedándose con nosotros en el Santísimo Sacramento para alimento de nuestras almas y consuelo de nuestros corazones. ¿Qué correspondencia no pudo esperar Jesús de los hombres? Pero la mayor parte (añadió en su amorosa queja) no sólo no se muestran agradecidos, sino que me desprecian y me hieren en este misterio de amor con injurias y afrentas. Y el mayor dolor es, que padezco estas injurias y ultrajes aun de las personas que me están especialmente consagradas96.

La queja de un Corazón que ha sido herido Herido vivamente el amantísimo Corazón de Jesús de las ingratitudes de los hombres, pide a la piedad de los Fieles suavicen su dolor, recompensen sus injurias y resarzan su honra vulnerada con tan sensibles ofensas. Si hay quien desee saber la recompensa que desea Jesús por lenitivo de su afligidísimo Corazón, ya la señaló él mismo en la petición que en la Venerable Margarita hizo a toda la Iglesia, pidiéndola" especial

^ ¿Quién ha podido plasmar mejor esta frase de Loyola en una bella poesía, sino el mrsrico San Juan de la Cruz? Todos recordamos aquello de: “Un pastorcico está penado y en su pastora puesto el pensamiento...

^ La revelación del 16 de junio de 1675, conocida con el nombre de la Gran keveiacior. por la densidad de su comenido, de que ya hemos hablado en estas páginas. Este pensamiento se expresa hermosamente en la Escritura: To verdad, er> verdad os digc que uno de vosotros me va a entre­ gar” (]n 13, 21). *Si mi enemigo me traicionara...., pero eras tú, mi amigo y compañero, con quien me unió una dulce intimidad en la Casa de Dios” (Salmo 55, 14-IS). La Iglesia, en su liturgia del Viernes Santo, pone en labios de Cristo las quejas de los Improperios: "Pueblo mío, ¿qué te he hecho? ¿en que te he ofendido? ¡Respóndeme!". ^ En la edición de Barcelona (1735), en vez "pidiéndola" dice mandando.

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Tesoro t ’sconUido

oficio y culto para desagraviar su Corazón ofendido, con estas palabras: "Te pido100 que el viernes inmediato a la Octava de la festividad del Corpus se dedique particularmente al culto de mi Corazón: en el cual día, comulgando, se compensen de alguna manera las injurias cometidas contra mi Corazón amante en el Sacramento del Altar, especialmente en los días que estoy expuesto a la veneración de los fieles

¿Qué cosa más justa que esta queja amorosa del amantísimo Jesús? ¿Qué expresiones más vivas y poderosas para mover nuestros corazones? Si tenemos algún sentimiento de fe, si tenemos algún sentimiento de piedad par? con nuestro Salvador, ¿podrán dejar de conmoverse nuestros corazones con las tiernas quejas y amantes expresiones de Jesús? ¿Podrán dejar de hacer todos los esfuerzos posibles para satisfacer sus amorosas ansias y deseos? A todos y a cada uno de nosotros en particular, nos dice como a su Esposa Margarita: "Te pido10' que el viernes inmediato a la Octava de la festividad dei Corpus se dedique particularmente al culto de mi Corazón". ¿Habrá quien niegue a Jesús tan amorosa y justa petición? ¡Oh dulcísimo Jesús! Yo consagraré todos los días de mi vida al culto de vuestro santísimo Corazón el viernes inmediato a la Octava del Corpus para reparar vuestras injurias; yo procuraré con mis débiles fuerzas que ejecuten lo mismo todas las almas, con quienes vuestra Majestad se dignare darme algún crédito.

Llamados a corresponder a un excesivo amor De ia comparación hecha en este capítulo (para venir finalmente a su conclusión) entre el amor del Corazón de Jesús y las ingratitudes de los hombres, consta cuán justa sea su amorosa queja y cuán grande nuestra obligación de resarcir sus ofensas. De donde se infiere consiguientemen­ te, cuán propio sea de un ánimo cristiano corresponder a las finezas de aquel amante Corazón y desagraviar con todo género de obsequios sus injurias; en lo cual, como al principio se dijo, consiste el fin soberano de este culto. Pondérese con atenta reflexión la grandeza y santidad de fin IDOF.n la edición de Barcelona, en vez de "te pido", dice te ordeno. ^ F.n \,i edición dt Bar^elon,** "r* nr/i*nn"

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tan alto, y por ella se podrá formar algún concepto de la excelencia y dignidad del culto102que a él se dirige. ¡Oh corazones!, cuantos os preciáis de generosos, en el culto de este Rey de los corazones tiene digno empleo vuestra generosidad. ¡Oh Corazón divinísimo! ¡Si moviéseis a algunos de aquellos vuestros siervos que buscan en todo la mayor gloria de su Dios, para que volviesen por la vuestra, tan indignamente ofendida! ¡Oh Jesús dulcísimo, si inspiráseis a vuestra amada Esposa la Iglesia Santa, que ella misma se emplease en los desagravios103 de vuestro sacrosanto Corazón, ingratamente injuriado, y empeñase a todos sus fieles y verdaderos hijos en su sagrado culto, para reparar de algún modo las malas corresponden­ cias que sufre vuestro amor injustamente ultrajado y desatendido de los hombres, especialmente en el adorable Sacramento del Altar, misterio (verdaderamente del amor)104 de vuestro amantísimo Corazón!

4 .-PRÁCTICA DE ESTE SUAVÍSIMO UTILIDADES QUE DE ÉL SE SIGUEN1*1

CULTO,

Y

Para acabar de conocer perfectamente la excelencia del sagrado culto del Corazón divino de Jesús, resta considerarle por los dos últimos respectos que propusimos arriba, y son: los ejercicios que en él se practican y le constituyen, y las maravillosas utilidades y frutos, que de él se siguen. Y porque la grandeza de éstos se conocerá mejor, explicando aquéllos, propondré primero el uso o practica de este dulcísimo culto.

Culto interno El culto, pues, del sacratísimo Corazón de Jesús puede ser interior y exterior. El interior consiste en el ejercicio de la memoria, entendimiento y voluntad acerca del mismo deífico Corazón. La memoria debe

La argumentación del P. Loyola es clara: la excelencia de un culto se demuestra por el fin que pretende. El fin de esta devoción al Corazón de Jesús no puede *er más excelente: consiste en corresponder a su amor y desagraviar las inju­ rias que le hacen. ^ El mejor acto de desagravio que posee la Iglesia es la santa Misa. Además de esto, la Iglesia hace ei llamado de desagravio al Sagrado Corazón" instituido por el Papa Pío XI para rezarse en esa fiesta. Los deseos del P. loyola se fueron haciendo, poco a poco, realidad a medida que la devoción ai Corazon de Jesús se extendió por toda la Iglesia. ^

La Irase entre paréntesis se omite en la edición de Barcelona.

^ A continuación de este Párrafo rercero de las ediciones de Valladoiid y Barcelona, el P. Loyola introduce en la nueva edición de Madrid (1736), un capítulo titulado: fscue/a de! Corazón Sagrado de Jesús, compuesto de cinco mednadones sobre el Cora/ón del Señor.

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acordarse familiar, frecuente y amorosamente de este divinísimo Corazón106 y de sus admirables perfecciones. El entendimiento debe ejercitarse en el conocimiento de sus soberanas excelencias, pensando y penetrando bien cuánta sea su dignidad, su santidad y perfección, cuántos tesoros de gracias celestiales están depositados en este sacrosanto Corazón; cuánto padeció por la gloria de Dios y salvación de los hombres; cuán amado es de toda la Santísima Trinidad y, en fin, cuán digno sea de nuestra veneración y amor. Este conocimiento107 de la amabilidad del Sagrado Corazón de Jesús, que es el fundamento dei culto que vamos explicando, se imprimirá en el alma con la meditación de sus infinitas excelencias, las que con este fin procuramos insinuar en el párrafo segundo, que podrán suministrar materia bien fecunda a las almas que tratan de oración. La voluntad106 seguirá al conocimiento con los afectos que corresponden a la infinita excelencia de este Sagrado Corazón, a su dignidad suprema, a todas sus perfecciones, con una gran, admiración, glorificación y alabanza al infinito amor para con los hombres, con amor ardiente y agradecido; y así otros innumerables afectos que el amantísimo lesús se dignará infundir en nuestras almas. Y estando ciertos que no hay cosa más amada del Eterno Padre entre las criaturas que el Corazón sacrosanto de su Divino Hijo, nos valdremos del mismo Sagrado Corazón para hacer nuestras acciones más aceptas y agradables a ía Divina Majestad, uniendo cuanto hiciéremos o padeciéremos con lo que hizo y padeció el mismo divino Corazón de

Este ' acordarse familiar, frecuente y amorosamente de este divinísimo Corazón" lleva consigo una habitual presencia de Dios. Esta presencia es la que el P. Hoyos vivía y la que testimonia en sus apuntes de los Ejercicios que hizo a prin­ cipios de septiembre de 1733. Dice así: "Fuera de ia oración, en codos los ejercicios o espirituales o corporales ha andado el alma endio­ sada o, para explicarme mejor, encorazonada en el Coraión dulcísimo de mi amor Jesús: siempre le hallaba conmigo o me hallaba a mí en él: ni andar, ni hablar, ni comer, ni escribir, ni leer, ni menearse, ni casi respirar puedo sin tener en mi alma aquel dulcísimo Coraión, obje­ to de mis afeaos, centro de mi amor, blanco de mis deseos, término de mis esperamos, campo de mis delicias, motivo de mis complacencias, incentivo dt mis gozos, vida de mi alma, alma de mi vida, alma de mi coraión y coraión de mi vida y alma. En este Corazón habito, en este Coraiór rvo, en este Coraión amabilísimo muero de amorn. "Este conocimiento... es el fundamento del culto". Así es. No se puede amar sino aquello que se conoce. Decía Jesús en ia última Cena: " ésta es la vida ete¡ •t nue te conozcan a Ti y a tu enviado Jesucristo" Qn 17, 3). Aquí radica la fuerza y la dynamis de la devoción al Corazon de Jesús: que lleva a un conocimiento hondo del Señor. Un auténtico devoto del Corazón de Cristo no sólo le conoce, sino que le "saborea", le "gusta internamente El P. Loyola sugiere para meditar el método llamado de "las tres potencias" (ejercitar la memoria recordando, el entendimiento discurriendo y ia voluntad afectando), que San Ignacio propone en su libro de los Ejercicios.

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Jesús109. Por este dulcísimo Corazón podemos adorar, alabar, dar gracias* pedir beneficios y perdón de nuestras culpas; no dudando conseguirán el efecto deseado nuestras súplicas sí nos valemos de este soberano Corazón para con toda la Santísima Trinidad; pues es el objeto de las complacencias de todas las tres divinas Personas; así lo practicaba y enseñaba el dulcísimo espíritu de San Francisco de Sales"0, como se puede ver en muchas de sus cartas espirituales. Finalmente, cotejando"1 el infinito amor con que se abrasaba el Corazón de Jesús para con los hombres, con la ingrata correspondencia de éstos, y considerando que nosotros somos del número de estos ingratos, nos ejercitaremos en actos de confusión, dolor y arrepentimiento; y ofreceremos cuanto nos sea posible la enmienda, prometiendo reparar de nuestra parte las ofensas que ha recibido de nuestra ingratitud y de la de los demás hombres, particularmente en el Santísimo Sacramento. Este es el obsequio que el amorosísimo Jesús desea principalmente para su amante Corazón. Hasta aquí el culto interior.

Culto externo El exterior consiste en todas aquellas piadosas acciones exteriores"2, que son señales del culto interior; como son las que frecuentemente vemos practicar a los fieles, es a saben hacer novenas, adorar las ^ Este precioso párrafo nos habla ya, en 1734, de lo que más tarde sería el Apostolado de la Oración. Consiste éste en ofrecer a Dios todas nuestras acciones, alegrías y penas, toda la jornada de cada día en unión con el Coraron de Jesús y ofreciéndonos con él para la salvación del mundo. Aunque nacerá un siglo más tarde (3 de diciembre de 1844) en el escolasticado jesuíta de Vals, en Francia, y de allí, como reguero de pólvora, se extenderá enseguida por toda la Iglesia, ya lo tenemos vivo y actual en tiempo del P. Bernardo de Hoyos. Esta espiritualidad del “ofreámmo de obraT ya la viví­ an los novicios en el Noviciado de Viliagarcia, donde entró el P. Bernardo de Hoyos. Ellos mismos solían copiar una espe­ cie de Apuntes espirituales, en los que, entre otras cosas, se decía: "Ü ñr. de un novicio iesuhe es formarse perfecta imagen de Jesús, copiando en su alma la perfección de sus acciones y virtudes dt esa divina imagen del Pmín~ Al tiempo de eiecutar cualquier acción, verá brevemente cómo la ejecutaría Jesús y se alentara a imitarle cuanto con su divina grocie le fuere posible_ Y para alemne c mayor devoción y perfección ofrecerá cualquiera de sus acciones en particular a N. Señor en esta forma: I) Unirá su obre con otra semekntf de Cristo Jesús. 2) Ofrecerla a mayor gloría de Dios, de Jesús, de Mana santísima... Pedir al Señor io que desea y necesita, principalmente agra­ dar a su Majestad en aquella obra, según toda la extensión del fervor qut Jesús pretende de su vida. Jamás omita la de*vasm¡ práctica de ofrecer sus obras unidas en particular con las de Jesús”.

'I® En buena parte ésta es la espiritualidad de San Francisco de Sales. El se adelanto al Vaticano II haciendo hincapié en qui­ los seglares estaban llamados a la santidad y que habrían de santificarse en med¡o del mundo y de sus ocupaciones profanas. "Cotejando”, es decir, comparar el inmenso amor de Jesucristo con nuestra ingratitud o poca correspondencia es el mejoi acicate para lanzar al alma a un amor más hondo y generoso al Señor. **2 Nos recuerda este párrafo de loyola lo que su homónimo y Fundador de la Compañía de Jesús escribió en el libro de los Ejercicios. En aquel ambiente protestante del siglo XVI, en que estos despreciaban tantos actos externos de devo­ ción, intuyó Ignacio de Loyola que allí había algo profundamente religioso y que podu ser vehículo de unión con Dios, por ello escribirá Reglas *para el sentido verdadero que en la Iglesia militante debemos tener'- (Ejercicios Espirituales, n“ 354, 35S, 358-360).

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imágenes, visitar templos, adornar altares o erigirlos, asistir a los divinos Oficios y frecuentar Sacramentos, limosnas, obras de penitencia, ejercicios de caridad, humildad y otras virtudes; ejecutando todo esto en honra del deífico y adorable Corazón de Jesús y en reverencia de aquellas virtudes que se hallaron en el divino Corazón en un modo indecible y sobre toda ponderación. Pero particularmente y con especial devoción se deben practicar aquellas acciones que el mismo Jesús señaló en su revelación a la V. Margarita"3. Hase pues de consagrar al Sagrado Corazón el viernes inmediato a la Octava del Corpus, empleando todo este día en los obsequios más propios. Débese considerar el fin, la razón y motivos que Jesú> tuvo en la manifestación de este culto: para esto ayudará lo que dejamos dicho hasta aquí. La confesión de este día se ha de hacer con especial memoria y dolor de las irreverencias, tibiezas y pecados que en todo el año hubiéremos cometido contra Jesús Sacramentado. Hemos de comulgar con el extraordinario fervor de quien quiere compensar con aquella comunión las faltas de todas las demás. En la acción de gracias se ha de ejecutar lo que expresamente prescribió el amantísimo Jesús en la revelación referida: esto es, llorar con lágrimas nacidas de lo más íntimo del corazón y con un entrañable dolor las irreverencias cometidas contra el divino Sacramento, ofreciéndole aquéllas para lavar sus ofensas, y éste para reparar sus injurias. Este día se visitarán más frecuentemente los templos, para suplir la negligencia de muchos cristianos que apenas entran en ellos sino compelidos por la Santa Iglesia. En especial se visitará cinco veces a Jesús en la Eucaristía: I, en acción de gracias por la institución del Santísimo Sacramento;

Pone ?qui el P. Loyola tres prácticas concretas: I) celebrar la fiesta del Corazón de Jesús (el viernes después de la octava deí Corpus) con la comunión reparadora; 2) hacer ese mismo día cinco visitas a Jesucristo para reparar la frialdad de los hombres al Sacramento de la Eucaristía; 3) dedicar un día al mes a honrar de modo especial al Corazón de Jesús y mugiere que sea el primer viernes de cada mes. Son prácticas que " el mismo Jesús señaló en su revelación a la V. Morgarlta". En 1a llamada "Gran Revelación" se dice: "... Por esto te pido que se dedique el primer viernes de mes después de la octava del Santísimo Sacramento a uno ¡¡esta particular paro honrar mi Coraión, comulgando ese día (comunión reparado­ ra) y reparando su honor en un acto público de desagravio (acto de desagravio al Sagrado Corazón, del que hemos habla­ do ya en estas notas), a fin de expiar las injurias que ha recibido durante ei tiempo que he estado expuesto en los altares... {aquí encajarían las cinco visitas que se hacen ese día)" Esta revelación tuvo lugar el 16 de junio de 1675.

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2, por las muchas veces que le hemos recibido y, con él, innumerables beneficios; 3, en satisfacción de las injurias y sacrilegios cometidos por ios herejes; 4, por las innumerables y gravísimas ofensas de los católicos; 5, por compensar la soledad"4 que el Santísimo Sacramento tolera en tantos lugares, aldeas y aun ciudades de la cristiandad. Podrán añadirle, según la devoción de cada uno, oraciones, preces o afeaos de alabanza del sacratísimo Corazón de Jesús115, con otras obras de caridad, humildad, penitencia, etc, que son frecuentes para culto de otros misterios o festividades. Puédese dedicar un día cada mes al mismo Sagrado Corazón, como lo practica toda la Orden de la Visitación a imitación de la V. Margarita (a quien mandó el mismo Jesús que así lo hiciese), en que se hagan ios mismos ejercicios de confesar, comulgar, etc. y puede ser el viernes primero de cada mes y aun de cada semana: pues vemos que hay día en todas las semanas consagrado a la memoria de la institución dei Santísimo Sacramento"6, de ia Sagrada Pasión"7 y de la Santísima Virgen"8. Algunos devotos del divino Corazón de Jesús no dejan pasar día, ni hora y, si pudiese ser, ni momento, en que no piensen, adoren y amen al Santísimo Corazón, en quien viven, respiran, duermen seguros y desean morir y descansar feliz y eternamente. ¡Oh! Imitemos a estos felices adoradores del Corazón amabilísimo de Jesús. Para confirmación de lo dicho, para autoridad del sagrado culto del Corazón de Jesús y para ejemplar de los ejercicios que pueden practicar sus devotos, se ponen aquí las devotísimas prácticas de algunas personas insignes en la santidad y en la mística, para que cada uno escoja las que le pareciere"9 y más devoción le causaren. Este aspecto de “ compensar la soledad’ fue la gracia típica del Beato Don Manuel González, ei Fundador de la Obra eucarística conocida con el nombre de "Marías de los sagrarios y disapalos de San Juan* Como Ignacio de Loyola experimen­ tó una gracia “ especiar en la cueva de Manresa, el Beato Don Manuel la sintió ante ei sagrario desvencijado y pleno de abandono de Palomares del Rio. ^ En la actualidad, suele pedirse en las cinco visitas que se hacen en el día del Coraron de Jesús: por k» niftos, las muieres, los hombres, las autoridades y el dero. ^ Ese día es el Jueves, de ahí la práctica piadosa de los "Jueves eucarísticos", en recuerdo del Jueves Santo, cuando Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía. ^ El viernes, por ser el día en que Cristo murió crucificado. El sábado, día consagrado a la Virgen de un modo especial, tal como lo manifiestan algunas prácticas piadosas reali­ zadas en su honor: la Felicitación sabatina, todos los sábados del año, etc. ^ Sugiere, a continuación, el P. Loyola una serie de piadosas prácticas, no para realizarlas todas, sino para que cada uno escoja aquellas que más le puedan ayudar y alimentar su espíritu.

Práctica 1 Algunos ejercicios de este culto

Ludovico Blosio120, de la esclarecida Orden de San Benito, tan célebre entre los místicos, dice así: "Encomienda tus obras y ejercicios al sacratísimo y melifluo Corazón de Jesús para corregirlos y perfeccionarlos Y en otra parte nos aconseja orar al Padre Eterno en esta forma: "Padre Celestial, yo os ofrezco en lugar de la sequedad fría y miserable de mi corazón, los ferventísimos deseos y el ardentísimo amor del Corazón amado de tu Hijo Jesucristo" Y en otra exclama: "¡Ojalá este Corazón suavísimo, este omeno gazofilacio de la bienaventuranza sea mi consuelo y mi salud en ia muerte, y después mi morada eternal”.

Práctica 2 Juan Lanspergio121, de la Sagrada Religión Cartusiense, declaró con aqueiía insigne piedad que le mereció el renombre de Justo, su sentir acerca del culto del Corazón de Jesús; pues tratando de él de propósito, dice así: "Procura ejercitarte y frecuentar con piadosa devoción el culto del piadosísimo Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, copiosísimamente comunicativo de amor y misericordia; besándole y entrándote en él espiritualmente. Cuanto pidieres, pídelo por este dulcísimo Corazón, ofreciendo por él tus ejercicios; porque es el tesoro de todas las gracias, y la puerta122 por donde nos llegamos a Dios y Dios a nosotros. Pon alguna imagen 23 del Corazón de este Señor en algún lugar por donde has de pasar frecuentemente, para recuerdo e incentivo de tu amor. ... Conviene, y es *20 Luis Blosio (1506-1566) entro en la abadía benedictina de Liessies y estuvo en contacto con los cartujos de Colonia, de donde le vino el afecto que siente por el Corazón de Jesús. Bebe también en las fuentes de Santa Gertrudis, Santa Matilde y Santa Catalina de Siena. Sus alusiones al Corazón de Cristo van casi siempre unidas a la Pasión del Señor. Luis Blosio rrasmíre su influencia a San Francisco de Sales, cuya piedad está profundamente compenetrada con el misterio del Corazón de Jesús, y él, a su vez, traspasará esta herencia a Sta. Francisca Fremiot de Chantal y a la Orden de la Visitación. *2* Juan Landsberger, que él latinizó en Lanspergius (1489-1539): Su piedad a Cristo paciente y su gran erudición le lle­ van a conocer y vivir una devoción bastante completa al Sagrado Corazón. Anima a la confianza total en Él y a la entre­ ga. Por influencia suya se conocieron en toda Europa las obras de Santa Gertrudis y del círculo del monasterio de Helfta. *22 Se a d e lfa Lanspergio a llamar al Corazón de Jesús tesoro y puerta, como lo harán más adelante las Letanías del Corazón de Jesús, aprobadas por ia Iglesia. En ellas se invocará al Corazón de Jesús como "tesoro de los fieles" y “Caso de Dios y Puerto del cielo”.

*23 Ya Lanspergio anima a poner delante de nuestros ojos alguna imagen del Corazón de Jesús, según aquello de que "ojos que no ven, corazón que no siente". No deja de ser llamativo la insistencia con que el Señor desea se dé a cono­ cer a los fieles una imagen suya. Ya en el círculo de Paray-le-Monial existe enseguida la preocupación por hacer Imáge­ nes del Corazón de lesús.

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e¡ercicio muy piadoso, rendir devotos obsequios al Corazón de jesús; en él124 debes refugiarte en todos tus trabajos y peligros: pues en él hallarás consuelo y gracia; y cuando te desampararen y engañaren todos ¡os corazones de los mortales, está seguro que este fidelísimo Coraión no te dejará ni te engañará".

Práctica 3 El Padre Diego Álvarez de Paz,2S, de la Compañía de Jesús, tan conocido de todos los hombres espirituales por sus copiosos y devotísimos escritos en la Teología Mística, después de haber explicado las virtudes del Corazón de Jesús, dice así: “Procurarás entrar en el Corazón de Jesús y considerarle atentamente para formar tu corazón a su semejanza126. Este Corazón santísimo es el camino para ¡a mansión eterna, que es ¡a Divinidad de Cristo; es la puerta por donde entramos a contemplar al mismo Dios. ... ¡Oh Salvador de los hombres, Cristo Jesús! Abridme, Señor, vuestro Corazón, puerta de la vida y fuente127 de agua viva, para que me entre por el conocimiento de vuestra Majestad y para que beba por el mismo divino Corazón el agua de la verdadera virtud, que apaga toda la sed de las cosas temporales

Práctica 4 Quejábase aquella regalada Esposa del Corazón de Jesús, Santa Gertrudis, de las distracciones que padecía en su oración, cuando se le apareció su divino Esposo, quien para consolarla, descubriendo su Deífico Corazón, la dijo: "Ves aquí mi Corazón dulcísimo, órgano de la Veneranda Trinidad: póngole delante de tus ojos, para que confiadamente le encomiendes todas las cosas, que por tu fragilidad no pudieres cumplir; que él suplirá tus faltas; y así aparecerán todas tus obras muy perfectas delante

El texto original dice “ al aiar. *25 El P. Diego Álvarez de Paz (1560-1620), jesuíta, escribió importantes obras de tipo ascético-mistico, entre las que destaca la titulada De vita spirituali, publicada en Londres el año 1611 (Diccionario Espasa, romo XV111). Una de las jaculatorias típicas de esta devoción es 1a invocación: "Jesús, manso y humilde de corazón, haced mi cora­ zón semejante al vuestro". *27 En las letanías del Corazón de Jesús dos veces se le llama fm tsi Fuente de vida y de santidad, y Fuente de todo con­ suelo.

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de mis ojos. ... En adelante siempre te asistirá mi Corazón y estará pronto en cualquiera hora para suplir tus negligencias*.

Práctica 5 Aquella heroína de la gracia, la V. M. María de la Encarnación128/ a quien la Francia justamente da el renombre de otra Santa Teresa, honor de las Madres Ursulinas y apóstol12* de las Islas Cañadas"0, a donde navegó por revelación divina y orden de sus superiores, y fundó un Monasterio para educación piadosa de las niñas gentiles; esta prodigiosa mufer descubre una excelente práctica al Corazón dulcísimo de Jesús, enseñada por ei Padre Eterno. Pidiendo, pues, una noche al Eterno Padre la dilatación de la fe, y sintiendo que a su oración, aunque agradable a los divinos ojos, la faltaba alguna cosa para ser despachada favorablemente, y suplicando humilde y fervorosamente la diese su Majestad a conocer lo que la faltaba, sintió de repente un rayo de divina luz, a que se siguió esta voz: "Pídeme por el Coraión de mi amantísimo Hijo Jesús: por este Corazón te oiré111 y por él alcanzarás cuanto me pides". Desde esta hora se encendió su alma en tanto amor del sacrosanto Corazón de Jesús, que ni hablar ni vivir podía sino por él: y todos los días de su vida, si no forzada de alguna urgencia inevitable, no dejó de practicar la siguiente devota forma de pedir al Padre Eterno por el Sagrado Corazón de su Unigénito'32. "¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad: por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que voluntariamente ciegos no quieren conoceros: por este divinísimo ^ Según una leyenda m ed ial, muy extendida por Italia y Alemania, parece que Santa Úrsula y *ui compañeras márlires promiMn de Inglarerra, siendo martirizadas por los Huncn en las ¿ercanlas d* la actual ciudad d# Colonia. Su fl«*Í4 ve /fU’bM el 7S dtr octubre. ^

H te/U; original on Je Cipe, Tor Ca gracia de Dios, Hey de Cas Tspañas, de Cas dbs SiciCías, de JerusaCén, etc, que sus Santos Fies y Manos besa. (Juan Bautista de OrendainK JA mayor gCoria de Dios, y de ( Sagrado Corazon de Jesús.

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I^ernardttM H oyar *S I A ru je/tcu m oriéus donorumcjuc

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Lo que en aCgunos textos se considera como eC retrato más antiguo deCT. Moyos

PÁGINAS ESCOGIDAS (extractadas de sus escritas)

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El T. 'Bernardo de jHoyos, acompañado de Santa 'Margarita y S. francisco de SaCes (SigCo XIX, antiguo convento de Cas 'Brígidas en yaCCadbCíd).

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Textos de Bernardo sobre la Eucaristía: (La Eucaristía es Presencia, es Sacrificio y es Alimento. Cada una de estasfacetas fas vivió Bernardo con especial intensidad. He aquí algunos textos ai respecto)

Eucaristía-Presencia: "jesús sacramentado es mi gloria y mi gozo, mi consuelo y mi vida, lo que ha que conozco a su Corazón divino, siento grandemente aumentada la devoción con este misterio de amor de nuestro Dios sacramentado. Su presencia, aun de lejos, se deja percibir en mi alma y, de cerca, me asombra y me eleva a un tiempo. Cuando le visito solo y sin que se pueda notar, le hago tres profundas reverendas, juntando mi rostro con el polvo antes de hablarle. La más mínima distracción o menor atención en su presencia se me representa grave falta... La menor irreverencia que vea, o hablando en la iglesia, o mirando, etc., me traspasa el corazón. Las delicias que allí siento son infinitas: no quisiera apartarme de allí de día ni de noche. Y así, cuanto se compadece con las ocupaciones, le hago frecuentes visitas, que pasarán de treinta1todos los días, y algunos de cincuenta. Las vísperas de comunión2se alboroza mi espíritu, y el día es para mi de notable inmutación: quisiera tenerle siempre en mi pecho" (De una carta al P. Loyola: Vida IV, cap. 8).

Eucaristía-Reparación: Modo de portarme delante del Santísimo SacramentoK

"Mi amable Salvador: un alma escogida por Dios entre otras mil para que habite en vuestro Corazón, un alma sacrificada con todas sus cosas no ser del número de tantas otras ingratas, un alma consagrada a suavizar ios sentírmeos que a vuestro divino Corazón causan en el Sacramento de vuestro amor las infidelidades y malas correspon­ dencias de los hombres; un alma empeñada por estos tres títulos con vuestro amante Corazón, decidme, mi amable Salvador ¿cómo se debe portar? ¿cuál debe ser su proceder? ¿qué debe hacer para desempeñarse4con vuestro Corazón? Esta pregunta os llevo hoy escrita al santo altar. Si..., corazón a corazón os la he de hacer. De vuestro corazón espera el mío la respuesta, la enseñanza y la firme resolución de practicar vuestra doctrina en este punto...

* El amor busca la presencia. El número de visitas puede parecer grande. Tengamos en cuenta que en el colegio de San Ambrosio había dos capillas privadas, el coro y las tribunas de la iglesia. Se ve que Bernardo aprovechaba cualquier momento de pasar por allí para -aunque brevísimamente- saludar a! Seftor. ^ En tiempo del P. Hoyos los estudiantes de la Compañía comulgaban los domingos y fiestas y algunos otros días, que concedían los Superiores. ^ Se trata de unos Apuntes para uso personal que escribió Bernardo de Hoyos en el ultimo trimestre de 1735, cuando hacia su año de Tercera Probación (una especie de segundo noviciado) en el colegio de San Ignacio de Valladoiid. ^ Para " corresponder dignamente a un amor tan grande”.

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Pero ya, mi dulce Redentor, ha escuchado mí corazón del vuestro la respuesta...: Sumo agradecimiento, suma fidelidad, suma correspondencia de amor a las injurias que recibe vuestro adorable Coraión en ia Eucaristía; esta es vuestra respuesta y vuestra doctrina... A la elección que de mi espíritu habéis hecho para que habite en este tabernáculo de la Divinidad, descubriéndose más que a otros cuán bueno es habitar en ese Corazón, pedís sumo agradecimiento, esto es..., rendiros gracias todo el resto de mi vida por este que, después de mi predestinación, es el mayor favor que me habéis hecho. Al sacrificio que de mí os hice, pedís suma fidelidad, no quitándoos jamás lo que os he consagrado. Vos, oh amable Salvador, me aceptasteis esta oferta haciéndome como donación de vuestro Corazón y sus riquezas. Como Vos sois fiel en mirar vuestras mis cosas, asi queréis lo sea yo en mirar las vuestras como mías: vuestra honra es mía... Pedís suma correspondencia de amor; esto es, que mi amor, en la obra y en el deseo, oponga a todc género de injurias que recibís en la Eucaristía, todo género de obsequios. Esto es io que el Señor pide a un alma, a quien su amor ha puesto en tales obligaciones... Tienen los hombres por dicha ser escogidos de un rey para habitar en el palacio real entre los principes y grandes; se precian de su elección... Pues un alma levantada por el Rey del cielo entre los principes que moran en su Corazón ¿no deberá tener ésta por la mayor felicidad...? Tiene por punto de honra un corazón generoso no faltar... a lo que una vez ofreció. de Jesucristo

Y un alma que toda se ha ofrecido con sus cosas y operaciones al Corazón ¿nc juzgará indigno de su nobleza el retractar con la obra su palabra...?

Quien toma a su cuenta un oficio conoce que no debe omitir cosa que sirva a darle el líeno que pide... Ahora bien: un alma que mira como oficio propio desagraviar al Corazón de su amable Salvador, mal correspondido en sus finezas, y que se ha encargado de oponer sus obsequios a todo género de injurias que él recibe en el Santísimo Sacramento ¿podrá omitir cosa que juzgue concerniente a este fin? O ¿podrá dejar de andar solícita e ingeniosa en ofrecer obsequios a este amable Corazón? No, por cierto; así lo reconozco, así deseo ejecutarlo, y así resuelvo firmemente practicarlo todo el resto de mi vida, hasta dar el último aliento en el Corazón de... ]esús. Pero, por ser mas útiles y eficaces las resoluciones en particular, apuntaré aquí algunas / refrescaré su memoria leyéndolas cada viernes, para que, o me confunda, o me aliente a hacer cada día más y más en desagravio del amor mal correspondido de mi Salvador... Todos los viernes del año los miraré como consagrados al Corazón divino, al cual haré especial obsequio en tales días y tendré algo más de oración. En particular observaré lo siguiente: Los gentiles no conocen, los herejes niegan, y los católicos no aprecian por la mayor parte las finezas del Corazón del Salvador en el Santísimo Sacramento. En contraposición, haré todos los días frecuentes actos de fe, adoración y amor que miren a este misterio y pediré que sea extendida esta devoción. Muchos tienen fastidio de este manjar divino: no llegan a gustarle sino de año en año; y otros, ni en muchos años; y no pocos lo reciben con horrendo sacrilegio. En

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contraposición/ excitaré en mí con frecuentes comuniones espirituales ei gusto y apetito de esta celestial vianda. Jamás... dejaré de celebrar... y siempre celebraré con intención expresa de resarcir con el sacrificio del Corazón sagrado sus mismas ofensas.. Celebran no pocos sacerdotes sin preparación, sin acción de gracias, y con un modo de apresuradón que debe causar horror. En contraposición, jamás llegaré ai altar sin pensar antes, cosa de un cuarto de hora, lo que voy a hacer, con los afectos que el Señor me inspirare, y sin dar después gracias, por lo menos, por otro tanto espado.. Pronunciaré con tal gravedad y acompañaré lo exterior con tal espíritu que pueda decirse: He aquí una acción de Jesucristo. Lloraré todos los días lo que faltan en este sacrificio tantos sacerdotes, ofreciendo siempre el Corazón mismo de Jesús en desagravio. Innumerables católicos no entran ni aun de paso a visitar a Jesús Sacramentado, cuando las calles, las plazas y los palacios están iienos de gente. Sólo llegan forzados del precepto de oír Misa. No pocas personas religiosas casi se olvidan de que tienen al Señor en sus casas. En contraposición, tendré, en cierto modo, por mi habitación sobre la tierra, el lugar donde estuviere el Santísimo Sacramento. Las obligaciones de caridad, ctc., podrán hacer que con el cuerpo no pueda estar tan despacio en su presenda, pero no harán que en espíritu no le visite desde el lugar de mayor tráfago. No se cansa este amable Salvador de bajar del cielo y en habitar en la tierra: luego no debe haber cansancio, descomodidad o repugnancia que me retarde la frecuencia de estas visitas. Más en particular, observaré lo siguiente: Siempre que pueda, tendré», la oración y exámenes delante del Santísimo. Los días de recreación tendré algunos ratos más de oración... Y generalmente, cuanto me sobrare de tiempo, lo ocuparé delante del Señor sacramentado... Rezaré todas las horas de ofido divino, siempre que pueda, en la presencia de este Dios de amor. La primera acción > ia última antes de acostarme será indefectiblemente la visita al Santísimo; y desde le ama, antes de dormir, y cuando despertare, visitaré y entraré dentro del Corazón sagrado... Asombrosa es la irreverencia con que muchos están delante del Dios de la majestad. En contraposición, mostraré o haré sensible en ia circunspección exterior la intención interior... y así, delante del Señor (expuesto) no me sentaré.. Aunque no esté patente, estaré siempre de rodillas... Todo lo dicho haré sin apremio, con libertad... a mayor gloria del Corazón de Jesús" (Apuntes espirituales).

Eucaristía-Alimento: "Este día pasado de la fiesta del Corpus se renovó en mi pecho con nuevas creces el amor al divino Amor Sacramentado; y me parece que es ei único alivio para quien desea con ansias verse con su Dios en la gloria. En tiempo de dar gradas, después de comulgar experimenté en mí mismo lo que ha tiempo me ha dicho el Señor, esto es: que no tenemos los mortales tiempo más feliz que aquel en que tenemos a Dios dentro de nosotros. De donde nace en mi espíritu el mirar las comuniones como vislumbres de la gloria.

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Parece hay entre este divino Sacramento y mi corazón una celestial simpatía con que, como por Instinto natural, se deja sentir su presencia. No es aprensión, sino experiencia; pues al ir a visitarle, aun cuando voy divertido1, siento en el corazón un no sé qué que me recuerda del Amado. Siento las vísperas de comunión un celestial Impulso que previene ei corazón con delicias y consuelos, causándome fastidio todo otro manjar de la tierra. En la* comuniones es donde tengo mi bienaventuranza en la tierra, que creo no se distingue de la del cielo sino en la visión y claridad. Este es el teatro de los divinos favores; aqui recibe mi alma nuevos alientos, nuevas fuerzas, nuevos y crecidos dones" {Gran Cuenta de conciencia* y Vida li, cap. I ?).

Eucaristía-Sacrificio: "Dije misa este dia en tiempo de oración y en las (acciones de) gracias me pareció que ei huen lesús tomaba mi alma y la presentaba ante el tribunal de la Stma. Trinidad diciendo a su eterno Padre: Esta alma, Padre mío, he escogido para que esté totalmente consagrada a ios desagravios de mi Coraión y para que aplaque vuestra justa indignación ofreciéndoos a mi mismo en sacrificio, para lo cual la he honrado con el sacerdocio. El Eterno Padre, con expresión de gran majestad y amor, aceptó la oferta y como (que) aprobó la elección declarándome lo elevado de este designio para que había sido escogido, y prometiéndome su poder para que mi obligación se desempeñase../' (Apuntes espirituales, 13 mero 1735 - Vida II, cap. 17). "En la Misa es donde tengo mi alegría, todo mi consuelo y alivio en medio de las mayores aflicciones. En ella se me dan sentimientos altísimos de la Majestad de aquel Señor, cuya presencia siento tan palpablemente que me hallo Inmutado regularmente desde la consagración. En el tiempo de consumir, son especiales los rayos de luz con que se ilustra mi fe y los ardores soberanos en que se abrasa el alma, que se entiende allá con el Corazón de su Dios. Hasta aquí tenía grande confianza en mis oraciones y peticiones, estribando en ia intercesión de ]esús; ahora no dudo conseguir cuanto pido, sí es para mayor gloria de Dios. Paréceme que ?n el altar no me puede negar nada el Eterno Padre, porque me revisto de una santa animosidad magnánima fiado en lo que ofrezco, y me hallo con semejantes sentimientos a los que el V P. Colombiére7tenía acerca de la grandeza de este grande sacrificio" (Apuntes espirituales, 1735).

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