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L TEMPLO DE BELEN El templo de la parroquia de los Reyes Magos y el antiguo convento y recogimiento de mestizas, se ubica en el antiguo barrio inca de "Chaquillchaca", fue erigida en 1550 y es presumible que su primitiva fábrica se redujera a una sencilla capilla de adobes, la misma que se derrumbó íntegramente a consecuencia del terremoto del 31 de marzo de 1650. en un inicio, la iglesia se llamó la de los "Santos Reyes", nombre que fue sustituido por el de "Nuestra Señora de Belén" ya que la virgen apareció flotando en las aguas del mar a la altura del puerto de San Miguel de Piura con una inscripción anónima que decía "para el Cuzco", la misma que fue enviada por el virrey baltazar de la cueva, conde de castellar y el arzobispo de la arquidiócesis y la real audiencia de Lima, al prelado diocesano del Cuzco. luego de un sorteo hecho por el cabildo eclesiástico entre las ocho parroquias de la ciudad que se disputaban a la milagrosa imagen, resultó favorecida la parroquia de los reyes magos la que el señor obispo Mollinedo llamó parroquia de nuestra señora de Belén e hizo patrona de ella y de la ciudad del Cuzco a la virgen en el año de 1678. sobre este hecho particular existe una pintura de grandes dimensiones en la catedral del Cusco, sobre la nave de la epístola, la que contiene una leyenda narrando los sucesos relatados. después del terremoto de 1650, el ilustrísimo y generoso obispo Manuel Mollinedo y angulo, considerado como el mecenas de la reconstrucción colonial del cuzco, en su primer gobierno episcopal, fue quien la reconstruyó a sus expensas y las de su secretario don Martín Irure, cura de dicha parroquia, dedicada a la milagrosa virgen de Nuestra Señora de Belén. La reconstrucción total de la iglesia se hizo sobre la traza del plano hecho por el arquitecto constructor de la iglesia del hospital de naturales, hoy parroquia de San Pedro, Juan Tomás Tuyro Tupac, la que después de 18 años de trabajo continuo, quedó terminada el año de 1696. las torres y campanar. Fue declarado como Patrimonio Cultural de la Nación como Monumento Histórico Artístico con R.S.Nro.2900-72ED con fecha 28/12/1972 por el Instituto Nacional de Cultura INC, destaca tambien en su interior la serie de pinturas de la virgen y el niño en marcos dorados; el anda de plata con una antigueda de tres siglos que pasea entre los fieles a la Virgen de Belen en la fiesta del Corpus

NUESTRA SEÑORA DE BELÉN DE CUZCO, PERÚ ( 20 DE ENERO)

NUESTRA SEÑORA DE BELÉN DE CUZCO, PERÚ ( 20 DE ENERO) Se dice que la imagen fue obsequio de Carlos V, por consiguiente data de casi la mitad del siglo XVI. Pero en el lienzo existente en la Catedral del Cuzco, conteniendo la pintura de la Virgen de Belén, la leyenda cuenta que por milagro una caja apareció flotando en las orillas del mar, cerca a los extramuros del presidio del Callao, los pescadores sacaron la caja y dentro estaba la imagen de la Virgen, más un aviso que decía “para la Ciudad del Cuzco”; trasladada a Cuzco comenzó a realizar

favores…...CONTIENE VIDEOS......VER VIDEOS...La Virgen de Belén, más conocida por el apelativo filial de Mamacha Belén, es una de las imágenes que nunca faltan a la tradicional y multitudinaria procesión del Corpus Christi en el Cuzco. Una semana antes de la procesión, baja hasta el convento de Santa Clara, en donde se encuentra con la imagen de San José que viene de la iglesia de San Pedro. Ahí se ultiman los detalles, las religiosas escogen de su valioso ajuar las joyas que lucirá para la gran fiesta del Cuerpo y Sangre de su Divino Hijo. Su singular historia que se confunde con la leyenda está inmortalizada en uno de los formidables lienzos que decoran el interior de la Catedral del Cuzco, mandado a pintar por el célebre obispo y mecenas cuzqueño Don Manuel de Mollinedo y Angulo, quien aparece en el cuadro arrodillado y con las manos juntas a sus pies. Hacia mediados del siglo XVI, pescadores del pueblo de San Miguel, llamado vulgarmente Pitipiti, hallaron flotando plácidamente sobre las aguas del mar chalaco una caja de madera de grandes proporciones. La llevaron con la mayor presteza a la orilla, para abrirla y examinar su contenido. Cuál sería su regocijo al depararse con una hermosa talla representando a la Virgen María. Junto a ella había un sobre con un escrito que a la letra decía: “Imagen de Nuestra Señora de Belén para la Ciudad del Cuzco”.El suceso corrió de boca en boca y del Callao la noticia llegó rápidamente a Lima. Ante las voces de “milagro”, tanto el Virrey como el Arzobispo tomaron cartas en el asunto, y luego de investigar lo ocurrido resolvieron remitir aquel hermosísimo tesoro a la Ciudad Imperial. Al llegar la imagen al Cuzco la alegría no fue menor, y por disposición del Señor Obispo se echaron las suertes para determinar cuál sería el templo que le guardaría. Al salir electa la iglesia de los Reyes Magos, ésta cambió a partir de entonces su nombre por el de Nuestra Señora de Belén, en testimonio por tan gran dicha.Algún tiempo después, durante una fuerte sequía que asoló aquella pródiga tierra, la ciudad que la había jurado como Patrona resolvió invocar la piedad de tan dulce Señora. Por tal motivo fue sacada en procesión. Ya de regreso a su templo, se desató una abundante lluvia que cubrió a todos de felicidad, mas al cruzar un puente la imagen casi se precipita al agua, si no fuera porque Selenque, un joven de vida disoluta, ayudó en este trance. Esa misma noche, cuando Selenque pasó cerca del cementerio, vio a Cristo en un Tribunal y a los demonios que pedían justicia contra varias personas del lugar y contra él, a quien se lo querían llevar; pero también vio a la Virgen que por él intercedía. Le pedía de rodillas a su Divino Hijo que le permitiera a Selenque cambiar de vida, ya que había ayudado a cargar su sagrada imagen. El joven, entonces, se convirtió.Como bien resume el historiador Padre Vargas Ugarte: “La Virgen no ha cesado, desde entonces, de dispensar a manos llenas sus favores y ha sido y continúa siendo el refugio de los pecadores, el remedio de los enfermos y el consuelo de los afligidos”.En prueba de ello, el 8 de diciembre de 1933, en medio del repicar de las viejas campanas, del tronar de los cañones y de las aclamaciones de la multitud, el Arzobispo Pedro Farfán Pascual ciñó sobre sus sienes la corona de oro que en eterna gratitud le ofrendaron sus hijos del Cuzco.LA

IMAGEN

Es general la apreciación que en todo Cuzco hacen los devotos, de la notoria palidez de la imagen y de cómo ella tiene la faz ligeramente más llena, en relación a otras imágenes que representan a María, situación que los creyentes comentan en quechua, respetuosamente y dicen “peqa uya mamacha” o virgencita de cara pálida. Sin embargo, la profunda fe de los devotos, les hace apreciar que un año la Virgen “ha salido con rostro rosado” y otros años ha salido al Corpus con el rostro preocupado y pálido.En forma similar, los cargadores de las nadas comentan en quechua que “el año pasado” las andas pesaban mucho, muestra del enojo de la Virgen, y que el año fue desgraciado, y que “este año” las andas estaban livianas, será bueno y venturoso. La Virgen usa anillos

en todos los dedos, cambia túnica y mantos con frecuencia, cambia aretes para cada salida. Su bello y apacible rostro ha sido el encanto de incontables generaciones. Sus vestidos son engalanados desde hace siglos por sus fervientes devotos. Primorosas sedas y encajes, hilos de oro bordados y piedras preciosas, esconden su sobria talla.Mientras que, inseparable, en sus maternales brazos lleva al Divino Niño, “hualtadito”, es decir, graciosamente arropado a la usanza andina.LA

IGLESIA

NUESTRA SEÑORA DE BELÉN EN EL CUZCO La parroquia estuvo dedicada al recogimiento de mujeres mestizas; fue una de las más antiguas de la ciudad y también una de las iglesias de órdenes femeninas más grandes y lujosas del Cuzco.Se construyó en 1550, pero fue totalmente traída abajo debido al terremoto de 1650. Se reconstruyó al mismo tiempo que San Pedro. Esta iglesia estuvo también bajo la dirección del obispo Mollinedo y su sobrino. Sus escudos se encuentran en la parte superior de las puertas de entrada y también en el frontal del altar. Las paredes laterales del altar lucen dos grandes lienzos en donde se observa al obispo como donante en dos etapas de su vida.Características: Según Wethey, las semejanzas con San Pedro sugerirían que esta iglesia fue construida por Juan Tomás Tuiru Túpac. El investigador, además, llama la atención sobre las innegables similitudes entre ambos interiores.La fachada: Es para Wethey, uno de los ejemplos de cómo se propagó el modelo impuesto de portada de la catedral. Éste se halla reproducido aquí, aunque con variaciones, lo mismo que el diseño de las torres. En cuanto a la portada, el modelo es el mismo que el de San Pedro.El interior: Su planta se dispone en una sola nave con siete vanos y un coro elevado. A los costados luce hermosos retablos barrocos. El altar mayor es quizá el más espectacular con su frontal de plata y con la imagen de la Virgen engalanada y cubierta de joyas. En los nichos laterales se admiran imágenes de diversos santos franciscanos.Entre los cuadros destaca un inmenso lienzo en el presbiterio, en el cual se representa la aparición de la Virgen con el Niño a San José. A un costado aparece el donante, identificado por Humberto Vidal como el sacerdote Martín Irure, secretario del obispo Mollinedo. También son notables los lienzos de “La Anunciación”, “El Nacimiento”, “La Circuncisión”, “La Huida a Egipto y “El Niño en medio de los Doctores” que se hallan en el muro del evangelio.Los donantes: En general, éste es un fenómeno extendido en el Cuzco. Desde la colonia, los donantes jugaron un papel importante en el culto. Era usual que la gente prominente y pudiente de la ciudad, entre los que se contaban también los caciques indios, encargaran obras de arte y las “firmaran”, apareciendo retratados en la parte inferior de los cuadros. Actualmente ya no ocurre esto, pero sí es muy frecuente observar grandes nombres de los "donantes” contemporáneos en bancas, altares, espejos, así como en los trajes de los santos.LA

FIESTA POR LA VIRGEN DE BELÉNSe lleva a cabo el 20 de enero. Durante toda la noche se acercan los devotos a rezarle y comunicarle sus pedidos. Para la ocasión, se viste a la imagen con sus mejores trajes. Se apagan las luces generales y sólo queda la Virgen iluminada por la tenue luz de las velas. Mientras tanto, afuera, en la plaza, corren las viandas y las bebidas pues los pedidos son numerosos y la noche es larga.Cuando sale de la iglesia del mismo nombre, se acompaña con la imagen de San José.Tiene más prestigio que las otras vírgenes en cuanto a su bondad para realizar milagros, situación que le vale muchos obsequios de los creyentes; es la imagen más rica en cuanto a joyas, hábitos, coronas y mantos; igualmente la que tiene las andas más costosas, de plata, y consiguientemente las más pesadas.La conducción de las andas es todo un espectáculo por el esfuerzo que hacen sus cargadores, y por la buena dosis de chicha y aguardiente que beben ellos en el curso de las procesiones; esto siempre fue así

desde sus inicios; de ahí la Historia de Selenque que ayudó a sujetar las andas cuando se inclinaban a un lado del puente de Belén sobre el riachuelo Pijchu o Chunchullmayu, haciendo peligrar la vida de la ciudad, pues se creía que destruyéndose la escultura, desaparecería Cuzco.La Virgen de Belén lleva al niño Jesús entre brazos, sobre la cabeza porta una formidable corona chapeada con piedras preciosas; sus muchos mantos son los más costosos de cuantos tienen otras imágenes. Detrás de la Virgen va un ángel que sostiene una sombrilla; de los vestidos del ángel cuelga un angelito juguetón y movedizo (así parece con el movimiento de las andas). Los cargadores están organizados en una Asociación con estatutos y autoridades. Mucha gente pugna por pertenecer a la institución. Las mayordomas y “carguyoj” que organizan el desarrollo y la forma de las fiestas de la Virgen, constituyen la aristocracia de la plebe, son señoronas (picanteras y habaceras por lo general) que en las procesiones lucen enormes escapularios, preceden a la imagen y desfilan airosas. Cuando se producen acres peleas verbales, es frecuente oír decir “manan purun runachu kani, cargu pasasqan kakuni”, que significa: no soy cualquier gente, ya pasé el cargo o fiesta