BECKER

Becker pensaba que la economía no era un juego en manos de unos cuantos académicos en sus despachos, sino un campo y un

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Becker pensaba que la economía no era un juego en manos de unos cuantos académicos en sus despachos, sino un campo y un medio fundamental para los seres humanos. Una herramienta para comprender y resolver problemas. Pensaba, como George Bernard Shaw, que la economía es el arte de sacarle el máximo provecho a la vida. Y durante 83 años, no se dedicó a otra cosa.  Amplio la frontera de la economía, en ámbitos que antes eran propiamente de la sociología, derecho, etc.  Empezó a estudiar la discriminación desde el punto de vista económico, la familia, la inversión del capital humano, venta de nacionalidades como un problema de inmigración ilegal.  Su paradigma se sustentó sobre la idea de que los seres humanos toman decisiones por un motivo, que valoran pros y contras, barajan opciones y responden a incentivos. Que hay interés propio, egoísmo, búsqueda de la riqueza, sí, pero no sólo ni principalmente siquiera. Becker insistió una y otra vez en que todos respondemos a múltiples estímulos e influencias. Y por ello, prácticamente todo aspecto del comportamiento humano no le es o no le debería ser ajeno a la ciencia económica.  Su análisis servía para explicarle a un país todavía segregado que la discriminación tiene un enorme coste para la nación y para los discriminados, pero también para los propios discriminadores. Una visión extraña, inesperada y francamente impopular durante una década, hasta que la lucha por los derechos civiles de los años 60 le trajo la popularidad. Y eso que argumentaba en términos muy fríos, estudiando costes para un empresario por discriminar por raza o sexo a un trabajador productivo y competitivo.  Analizó la decisión racional detrás de los delitos, como hizo en Crimen y castigo: un enfoque económico. Para él, el crimen se explicaba en buena parte por el precio. Delinquir es, muchas veces, barato. Por eso, los ladrones o asesinos, actores racionales que en el fondo quieren maximizar su bienestar como cualquier otra persona, pero por medios ilegales, toman decisiones.  El crimen es una actividad que genera y obliga a gastar una cantidad ingente de dinero, por eso le molestaba que los economistas ignoraran una "industria" tan importante. De hecho, a Becker le gustaba decir que "existe una cantidad óptima de crimen" en cada sociedad. No es que no le gustara la utopía de un mundo sin delincuencia, algo que suena imposible pero que quizás pueda llegar a serlo. Sino que el precio que tendrían que pagar los ciudadanos por algo así sería insoportablemente alto, y por tanto, no deseable.  Sus teorías sirven para intentar comprender el complejo mecanismo por el que los restaurantes o los eventos deportivos fijan los precios. Si de verdad responden a la oferta y la demanda, ¿por qué no es más caro salir a cenar un sábado que un martes? 'A Note on Restaurant Pricing and Other Examples of Social Influence on Price'. Para él, la clave no es tanto que los propietarios no quieran espantar a la clientela subiendo precios, sino que nuestra demanda de ciertos bienes o servicios depende de hecho de

la demanda de otros, por lo que interesa que haya mucha gente deseando ir en vez de subir el precio hasta lograr equilibrio.  Quizás es porque nos gustan los sitios de moda y no queremos estar desfasados. O quizás, y sobre todo en el caso de la comida, porque pensamos, consciente o inconscientemente, que si hay tanta gente deseando ir es porque la calidad es alta. En todo caso, las razones para el éxito son en sí un misterio, o producto de factores difícilmente controlables.  Sirve para buscar un enfoque diferente (y muy polémico) para el fenómeno de la inmigración. Becker, a diferencia de otros liberales, era partidario de limitar la entrada de extranjeros, y defendía subastar el derecho a residencia, otorgándoselo a quien proporcionara un mayor beneficio neto.  Su marco sirve también para analizar el matrimonio o encontrar pareja. Para Becker, las personas se casan para enriquecerse. Pero ojo, al igual que cuando aborda el interés propio, no se refiere (o no sólo) a dinero, sino a enriquecimiento personal, a mejorar.  Las parejas no son "comerciales", pero pese a todo, generan bienes con valor. Y si uno no cambia a menudo de ellas, es por el coste. Becker analiza las familias como pequeñas unidades de producción, pequeñas fábricas, en las que los conceptos económicos más básicos (oferta y demanda, incentivos, comportamientos, riqueza, distribución de recursos) tienen una validez absoluta.  De ahí surgió el famoso Teorema del niño malcriado que analiza las familias como unidades productivas en las que si el cabeza gana lo suficiente para mantener al resto, lo más racional para todos es maximizar el marco, incluso sacrificando sus propios ingresos personales. Y si unos padres se enfrentan a un hijo malcriado (o malo) entre su prole, lo mejor es compensar económicamente a sus hermanos cada vez que él hace una trastada, una actitud que le incentivará a cambiar su comportamiento.  El enfoque analítico desarrollado en Chicago le sirvió para intentar encontrar una solución económica al uso de bienes ilegales, como por ejemplo las drogas. Si la prohibición y la guerra no sirven, quizás hay que intentar algo más simple: legalizar y gravar. Y desde luego, despenalizar la posesión y el consumo de marihuana, una posición no muy habitual para una persona más bien conservadora y de 83 años. Y sustentada sobre la idea de la "adicción racional", entendida como un plan para maximizar un beneficio en el tiempo.  La economía es útil, incluso, para estudiar algo tan delicado como el suicidio. Se lamentan los autores de que los enfoques más habituales aborden el suicidio bien como producto de una vergüenza social o de problemas mentales, cuando puede ser una respuesta racional a un problema.