E:1 2f 3t] oR mucho que los investigadores quieran estal¡le- cer una relirción estrecha OVI''t I-Agua, ésta en real
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mucho que los investigadores quieran estal¡le-
cer una relirción estrecha
OVI''t I-Agua, ésta en realidad habría que analizarla bajo condiciones ex-
350 millones de kilómetros cuadrados cubiertos de agua La primera verclad con la que nos tropez-arnos
en este caso es que nuestro planeta está cubierpor la sencilla to en casi 350 millones de kilómctros cuadraraz-ón de que estamos dos por agua, representada en mares )i oceadentro de un planeta que
tremadas
en vez de Tierra debería nos, arnén de aquellas otras prqucnas mJsas llamarse Agua o Mar que pueden represcntar los lagos, ríos, pantaya aPuntó un ve- nos artificiales, etc. -como terano de 1a investigaciór-r Lo que esto representa para el hornbre, no es española como es Anto- m¿is nr menos que casi .lesconoce totalmente nio Ribera-, ya que los las tres cuartas partes de 1o que é1 rnismo 11ama
en términos
a que bay muchas Pruebas en fa'cor de la existencia de b,ise's submarinas de OYNIS, el l-.ecl¡o no puede darse por
Pese
dentostrado. Una cosa es que
dominen eL mar en sus iesplazarnientos lo que no se
tlud¿- y otra muy
distinta
que se haLlen escondidas las profundidades
en oceánic¿s.
s.r..r[::':Io', ff:ttJ":]":?;;
equivalente a las tres cuartas partes de la totaiidad de la superficie del planeta, 1o que nos pone ante 1a necesaria deducción de que cualquier fenón-reno o manifestación "no identifi-
cada" debe propiciarsc con mayor profu-' sión en las z-onas correspondientes a los mares
y
océanos. Este análisis que hemos menciona-
do debería tener muy en cuenra que si bien
se
prodigan las obserr.ciones sobre qrandes masas de agua, mucho más se prodigarían si nuestro rnedio habitual fuera el Iíquido elemento y r.ro la tierra.
OVNIS en el
agua
'f¿rmbién en esta oportuniclacl se pone de r¡anifiesto que el fenómeno cie L¡s «no identificac-los" ha estado presente en otras épocas anteriores a la del inicio c'le la era de los mal llarnaclos "platiiios vo1ar.ites,. l.as manif estaciones recopiladas a lo largo dcl tiempo han pennitido establecer que esta presencia se ha centrado en dcterminados lugares de las masas líquidas, por lo que esto ha veniclo a poner un punto más en la inciignita general qlre el problemir plantea. Sería líc:ito pensar por nucstra parte que cuando el OVNI se hace presente soL,re, bajo o
emergiendo de estas masas líquidas en nurlerosas oc¿lslones estan-ros ante un hecho norrnal, sobre todo al conten.rplar la proporción en que estas manifest¡cic,n.'. se regisrr',rn cr-r tierra. Estaríamos ante un hecho indiscutibie: a rnás extensión de agua que de tierra, más observaciones de OVNIS sobre el agua que sobre tierra, aún considerando que ia respuesta definitiva estuviera en una explicación puramente extraterrestre. Sin ernbargo, el interés de esta presencia de los OVNIS sobre las masas de agua de nuestro planeta no obedece a ello, sino a que estas manifestaciones suelen concentrarse en determinadas zonas, que algu-
nos han bautizado con el denominador común
de otriángulos mortales". e incluso otros
se
han atreviclo a bautizar con el de obases extraterrestres». ¿Pero qué hay de verdad en todo ello ++fl
?
presuntuosamente su hogar estelar,