Barba Eugenio Obras Escogidas Vol. III

; ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) , L I lr ) ) ) !, !, l) ll lr l) !t !, tt ¡ l¡ I I É 7 I ¡ I I l) i ) I

Views 77 Downloads 0 File size 3MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

; )

)

) )

) )

) ) ) )

)

)

, L

I

lr

) ) )

!, !, l) ll

lr l) !t

!, tt ¡

l¡ I

I

É 7 I ¡

I I

l)

i

)

I

t

i

i ü

I

r.

I

t

¡)

1r t, l)

{trrfurtar lnterm e't'zo

I

,l I

I

I

-l

-l ¡

I

l) I

-f



t, I-a

lr

!, f, !, ll

l-,

f,

t, !, I-, I-f t-) ¡

il

I

a

l l

!,,,..

45

t

I t

I-o.r /ibro.r son ol¡rn de la sohdnd e bijos del .ri/encio

Lo.r ltiio-r de/ -riht¡cio no tienel t¡a¿lrt et¡

L:o¡¡ujt¡ ct,tt /o.r lttjos de /a

pulahrd

Nlercel Prous r

LOS HIJOS DEL SILENCIO

Er-r eneLo del

2007 he recibido una crrra. NIir-ella Schino, una qlle rlcla amigx, estudiosa de teatro, expresaba un deseo: Querido E.uecnio, buén año, bajo el más caluroso 1, resplancleciente sol mericano,'"rp.r,,,,, Acá sopla el silba toda la casa, parece quc cstanos clentr.o de C,t¡/sr^ 'iento, 1. l:orra¡costs- Feliciclades. N{e has clicho q,e para e\ 2007 iran caíclo todas ias propuestas de trabajo pafa iu teatro. Estov sequ¡a cle que esto será plra d rLnr manera de crearte aún nuevos rumbos. Cierto, es erave, pero mc trusta mucho cuando r rabajas contr.i"corrien r e.

Y visto que me siento en \.ena c1e pios rleser:s para el año próximo, n-ie vino un antojo insano: te cliré lo que me qusraría leer en tu tuturo libro (te in-raqino bajo un sol a la hora prco, junranclo ios otdeneclos laclrillns que lueso reducirás a un aleqre caos). No ese que deseo que escribas, es obvjo; sino ei que me qustaría lee¡ entre un renqlón \.otro, en mec{io cie u rauclal clc hilos. NIe eustaría un cara r care entre lrr ir.nagen del Odin rle hor; así 11:rn.rerlo

^ apfendió también a morir y a salvar al padre. Para no morir como hijo, he debido crecer, t¡anstbrmarme en un 1tlttke capal.áe procurarme 1o necesario e incapaq.de olvidar el hambre tlc cuando era hijo. l"lace más de cincuenta años, cuando soñaba con r.olverme diréctor, l('ittro era para mí sinónimo de revuelta. Lo reencontré en el teatro de llrcclrt, en su exhortación al empeño )'a la lucha contra la prepotencia y lrr irrdiltrencia. Se necesitó tiempo, el encuentro con Grotorvski v la rtsot:iltcitin con mis acrores para tomarme en serio. Comprendí que la

¡cvrrcltrt dcbía ser conrra mí mismo, contrá mi pereza t'mis ,'r,rt¡trorttisos, contra los preconceptos de la cultura de los cuales estaba rnrl)rc{.lllr(l(), contra lo que me habían enseñado t'que quería roer de t rt t ct cll o c()r1lo una mu jer que quiere abortar. ll,rt'los llrrcsc¡s individualmente o en g."po No obstante la ingeniosidad de ios resuitados, no se necesitaba mucho para comPrender que de ttía eliminar todo. Sin embargo presetr'é este error evidente hasta pocos días antes del estreno. Dejé qr-re Jurlia desarr,¡llara su estrLlctura como unn metástasjs, como un cLlelpo extraño que se diturldía en el orgxnismo del espectácrllo naciente cr:n consecuencias en el esPacio \. el tiempo, en los ritmos Y accione s clc 10s otros actores. El ertor fue eliminado. -I'oclos los hilos desapareciet-on, pero habían contribuido a mo.lelar escenas enteras con clinamismr:s e inter'.rcciones. Fue importante, sobre todo, part orsx;izxr el ritmr¡ de los setecienros kiios de grava que uno de l¡s actores transformaba en sendero, en.espejo de aque, en jarclín zen l en nn cemenlerio.

& Los clásicos clicen:

la vicla es un suerlo. No e s lerdrcl, h r idr es unr tábula. Lo he descubie rto preparan do E./ ¡tttia ,l¿ 'l¡¡'l¿:rsett. !r.4 tábt1la qs un munclo de pura anarclr-rír en donde quien trata de r-encel te rcamenfe, i'se :sirerra por set:irir rrna r;ía Iazonáble, pierde. \'quien se colnPortl de manera inselrsata, al tlnal encuelttra unl prince^s:r.0ils un m'-rncltl concent¡aclo esencialmente en la ne ce sidad cle [omPe r las cedenas c1'-rc r,rnen ia narrtción a le rerliclacl rsí como es. Pol eso está pobl:rcl'r cle mon.stt.uL-)s, tle sombras rlotarlns de licla autónotlrt, clc rn'-rieles t' hombres mitad anir¡eles, cle mtteLtos que [rablan l de obie tos \ 1\ ()s \ pensantes. No es el munrlo del mito r¡ de ln iint:rsía. il-s el tlc I'r contusión- Ils un munclo c¡ue los niños emln, pe rr) clLrc no alrlil il l( ) l

I ü

I I

52

niños. Estos son abandonados y derrotados. Experimentan la cruda tealidad: ansia y miedo entremezclados con raJ¡os de justicia insensara. ¿Por qué hablo de la anargoía pura de las tábulas teatrales en telación

3

3

s

a rni trabajo tearral? Durante los ensavos, cuando dominaba ia confusión, todo se volr'ía

indistinto.'La niebia impedía encontrar cualquier dirécción.

Para

orientarme, tenía que saber condensar la confusión en errores sólidos

que debían ser corregidos y eli*¡trndos, restitul,endo o¡den a ias circunstancias. Paraleiamente debía sabe¡ individuar los errores líquidos sobre los cuales podía deslizarme hasta donde no imaginaba. Donde no quería o creia poder 1légar. Si las fábulas enseñan algo, es adiesrrarnos sobre todo acerca de la bendición dei error. Nluchas veces la estupidez o la desmemoria de un protagonista, un cambio de persona, un sueño prolongado, un cuer\-o muerto que te metes en el bolsillo, son las premisas r'1as condiciones para un imprevisto final feiiz. Entte el Odin viejo v el Odin joven entreveo un lazo indisoluble: el querer romper las cadenas, el hambre de Desorden, el desaliento frente a la Estinge -el nuevo espectáculo que se debe preparar- la atracción porios obstáculos yios errores. Luego de más de cuarenta años, puedo afirmar que me he confrontado con errores que potenciaban la confusión, y con errores que liberaban cuando tenía \a prudencia de presagiar y perseguir su potencial riqueza. Eran signos que se desprendían del silencio. Proverrían de aqueila parte de rú que no dominaba. Conteruan un mensaje que uno de mis antepasados, un maestro dei Desorden, me había confiado para allrdarme a romper mis cadenas.

La Craffiiatlxrgi or1ánlca ^ como nlvel de organlz,aüórr

3 3 3 3 3 3 3 3 ¡|

3 3 3 3 3 t 3 3 3 ¡ ¡ ¡ ; ¡

T

t ?

It

;p

t

))

is b

:l ,

t

it

I'afnlta

ir

de

f:loltitt ri¡ltt inclnst'

I

-

lr ,d

ptdor n.n

estaba en e/ aitz'

pent

cott trna pen'a'

Chrice Lispector: l 'a pasión del carpo

LA DRAilIATURGIA DEL ACTOR

;r

lr 1¡

a deflnir Con el transcurso de los años me había acostumbtado este término trabaio del actor como . Era e'idenre qrie Ja ecciirn.rgár-rica no basrrbr. si ar frnar no er.a motir.eda por una diñéni'_ü ;"iéiioi:, la acción .1.,..f,..b* s

s

1

;rr.i; ;;

ro,,tt¡inba v el actor apare cíl p'eclete.minacl0 por ra fc¡ rr¡e tre sLr pef ürLr fa. lll car'ácrer-, le índ.le, 1e pr-oiesi.n r, la psicolo.gía clei pe.s'najc podían se r in tb¡maciones l punros dc pardcr:r i,li,r.,"n,", cJccLrr r )r (.:i rrarÍl

rccr(

r

I

I 61 (,0

r,:r1,,:,. l)(.t() (.tr r,l ( lrlr¡r 'li..trt.rcr., lOs actores alcanzaban este obieti\-o ilr,:llt,lr) r;( )l,r( t(,r10 tlilt:tctltcls léc].lices de ttTrplorls:'tclollcs f'tlx clc'lf rll|r jliI

I

lllrl,l (l(' t/t:t.¡0//c.f l'(t¡/c't-

ltrr r,,.rr,:l:rl, cl

térLnir-ro

irlprovisación cubte ttcs plor.etliuricntos

l,icrr rli:ríLnilcs. l.a itnprovisación puede se r e nte ndida colno cleació11 c1c gra,tgriaies' Un llfoce.so que da r-icl¿ a r_rna sucesión de acciones físicas r¡ \'ocxles cle un personaie, de imágenes' irxrtiendo .1" on t.xto, de un ten-ra, asociaciones mentales