Autoestima y Derechos Humanos

Muy buena tarde tengan todos ustedes, ya para finalizar con esta jornada de discursos acerca de autoestima, continuaré h

Views 291 Downloads 10 File size 68KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Muy buena tarde tengan todos ustedes, ya para finalizar con esta jornada de discursos acerca de autoestima, continuaré hablando de: Autoestima y Derechos Humanos “La preocupación por la autoestima surge tras la segunda guerra mundial entre mujeres y hombres solidarios y conscientes urgidos en reparar los daños en ellos mismos, en las personas y en las comunidades sobrevivientes. Quisieron hacerlo con un horizonte abierto, no vengativo y se proponían lograr que nunca más se repitiera el genocidio. Tratar la autoestima de esta forma tuvo como recurso y fundamento pedagógico una filosofía política de los derechos humanos y de la paz.” [1] Por lo anterior se dice que la autoestima y los derechos humanos están estrechamente vinculados y hay una relación dialéctica: por una parte la autoestima parece precondición para una declaración misma de derechos, para su reivindicación y defensa, para sentirse merecedor de derechos; pero a su vez, contar con unos derechos proclamados, nacer en un estado de derechos, crecer y educarse en un ambiente donde se respeten los mismos, nos hace sentirnos dignos, sujetos estimados, estimables y por ende nos otorga la capacidad de asumirnos desde una autovaloración positiva. ¿Qué es la autoestima? Según una definición de Amnistía Internacional, es tener conciencia de nuestro valor, sentirnos orgullosos de lo que somos, interiorizar que merecemos respeto.[2] Sin duda que la cristalización de una Declaración de Derechos Humanos es fruto de múltiples procesos invisibles, que un buen día se plasmaron en papel, para tornarse visibles. Sin duda, expresan los anhelos humanos de mucho tiempo, de muchas sociedades y hoy, los DH gozan de un amplio consenso mundial.

Sin embargo, con la misma convicción, afirmamos que sin lugar a dudas, no se cumplen cabalmente en ninguna sociedad actual dado que se avanza más en el nivel de los discursos. Osho, un maestro espiritual contemporáneo, es muy crítico con la DDH, al afirmar que no hay mejor modo de no dar lo que no quieres dar, que afirmando que ya se tiene. Es decir, nos hemos convencido que ya tenemos derechos, y por lo tanto, aceptamos los derechos proclamados en la DDH y ya no pensamos en los derechos que no tenemos, o en aquellos que sentimos como necesidad “desde las vísceras”. Él hace su propia declaración de derechos humanos, entre los que considera: el derecho a la vida, el derecho al amor, a abandonar el cuerpo después de cierta edad cuando se ha vivido suficiente y no se desea seguir viviendo; en cuarto lugar a la búsqueda de la verdad, a tener una atmósfera de meditación en todo sistema educativo, libertad en todas las dimensiones, una tierra, una humanidad, a ser reconocido como individuo único, a tener un gobierno mundial y a la meritocracia como forma de gobierno.[3] Exceptuando la declaración de los derechos del niño, en la que aparecen algunos de estos derechos con una formulación más o menos parecida, tales ideas no figuran en ningún documento jurídico. No obstante, son derechos que cada uno sentimos como fundamentales, que reivindicamos cotidianamente (unas veces más conscientemente, otras menos), en nuestras relaciones de pareja, de amistad, laborales, filiales, etc.; Conclusión Los derechos humanos son inherentes a la naturaleza humana y son la expresión y protección de la dignidad del hombre que como individuo, por el simple hecho de existir, se hace merecedor de respeto. La persona tiene que crecer con autoestima y dignidad, con valores fundamentales como el respeto mismo, la solidaridad, el

aprecio, la responsabilidad, y así arribar a la madurez personal para desempeñar un papel de buen ciudadano que entable relaciones interculturales, elimine toda forma de racismo y discriminación, se preocupe por la justicia, sea participativo y colaborativo para alcanzar una mejor calidad de vida. El hombre forma parte de una sociedad que se desenvuelve bajo reglas de interacción y participación en cuyo contexto pone en práctica individual y colectivamente sus conocimientos, actitudes y habilidades, además de los valores propios de la convivencia democrática. Por último, un individuo con autoestima positiva reconoce sus derechos como ser humano, al mismo tiempo que los derechos humanos contribuyen a la autoestima de la persona. La buena convivencia entre personas impulsa una mayor calidad de vida, mejores sociedades, respetuosas y justas.