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VICTIMAS FAVORITOS NIÑOS

ALBERT FISH: Declaración de Albert Fish en el caso del niño Billy Gaffney “Me hice de varias herramientas y un látigo de fabricación casera, con el mango corto. Corté uno de los cinturones por la mitad y rajé cada mitad en seis tiras de unos veinte centímetros de longitud. Flagelé su cuerpo desnudo hasta que brotó sangre de sus piernas. Le corté las orejas, la nariz, le rajé la boca de oreja a oreja, le arranque los ojos. Le clave un cuchillo en el vientre y acerque mi boca a su cuerpo desnudo para beberme su sangre. Entonces murió. Reuní cuatro sacos de patatas viejos y metí en ellos un montón de piedras. Rajé al niño. Yo llevaba una bolsa de viaje, introduje la nariz, las orejas, y algunos pedazos de su vientre en la bolsa. Luego lo corté por la mitad; más o menos por debajo del vientre. Después le corté las piernas, a unos cinco centímetros del trasero. Guardé ese trozo también en la bolsa, envuelto en mucho papel. Le corté la cabeza, los pies, los brazos, las manos y las piernas, los metí en las bolsas de patatas, até los extremos y los lance a las aguas cenagosas que se divisan desde la carretera que conduce a North Beach. Regresé a casa con mi carne. Tenía la parte delantera la que más me atraía, su pene, sus testículos y un poco de carne con grasa del trasero para hornearlos y comérmelos. Hice un guiso con sus orejas, su nariz y algunas otras partes de su rostro y su vientre. Añadí cebollas, zanahorias, nabos, apio, sal y pimienta. Estaba delicioso. Luego rajé los dos glúteos, corté el pene y los testículos, los lavé, puse varias tiras de tocino en cada glúteo y los introduje en el horno; a continuación pelé cuatro cebollas y cuando la carne llevaba un cuarto de hora asándose, vertí media taza de agua para tener algo de salsa y añadí las cebollas. Golpeaba sus nalgas a intervalos frecuentes con una cuchara de madera para que la carne estuviera más tierna y jugosa.” Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología QUERIDA SEÑORA BUDD: "Hace algunos años, mi amigo el capitán John Davis, zarpo de california hacia Hong-Kong, que por aquel entonces padecía los problemas del hambre, las calles se habían vuelto muy peligrosas para los niños entre 9 y 12 años porque tenían la costumbre de matarlos y cortarlos en pedazos y vender su carne como alimento. Antes de zarpar mi amigo, rapto a 2 niños los mató corto en pedazos guiso su carne, y se la comió". Albert Hamilton Fish (19 de mayo de 1870 - 16 de enero de 1936). Fue un asesino en serie y caníbal estadounidense. Es también conocido como el "hombre gris", "el hombre lobo de wysteria" y posiblemente como "el vampiro de Brooklyn". Él afirmaba haber abusado sexualmente de más de 100 niños, y fue sospechoso de al menos 5 asesinatos. Fish confesó 3 homicidios que la policía fue capaz de investigar para encontrar al homicida y confesó haber acuchillado al menos a 2 personas más. Fue sometido a juicio por el asesinato de Grace Budd, fue condenado y ejecutado. Nació con el nombre de Hamilton Fish en Washington D.C., hijo de Randall Fish (17951875). Según él, fue nombrado así a causa de Hamilton Fish, un familiar lejano. Su padre era 43 años mayor que su madre. Fish era el hijo más joven y tuvo tres hermanos vivos: Walter, Annie y Edward Fish. Él quiso llamarse "Albert" después de la muerte de un hermano, y escapar del sobrenombre 'ham and eggs' ('huevos con jamón') que le fue aplicado en un orfanato en el cual transcurrió una buena parte de su infancia. Muchos miembros de su familia padecieron enfermedades mentales, y alguno sufrió manía religiosa. Su padre fue capitán de un barco de río, pero para 1870 se desempeñaba como fabricante de fertilizantes. El viejo Fish murió de un infarto de miocardio en la estación six street del ferrocarril de Pensilvania en 1875 en washington D.C. La madre de Fish lo envió a un orfanato. Ahí fue azotado y golpeado frecuentemente y, después de un tiempo, descubrió que disfrutaba del dolor físico. Los golpes le provocarían erecciones frecuentes por lo que los demás huérfanos lo molestaban. Para 1879, su madre consiguió un empleo en el gobierno y fue capaz de cuidarle. Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología Sin embargo, las experiencias vividas anteriormente le afectaron. Comenzó a tener relaciones homosexuales en 1882, a la edad de 12 años con el hijo de un telegrafista. La juventud también llevó a Fish a prácticas como urofagia y cropofagia. Fish comenzó a visitar baños públicos en donde podría ver chicos desnudos, y gastar una buena parte del fin de semana en esas visitas. Hacia 1890, Fish llegó a la ciudad de Nueva York. Decía que se había vuelto una prostituta masculina. También afirmó que comenzó a violar a muchachos jóvenes, un crimen que siguió cometiendo aún después de que su madre le arregló un matrimonio. En 1898, se casó con una mujer nueve años menor que él. Tuvieron seis hijos: Albert, Anna, Gertrude, Eugene, John y Henry Fish. Fue arrestado por malversación de fondos y sentenciado a prisión, purgando su delito en la cárcel estatal de Sing Sing en 1903, donde mantuvo relaciones sexuales con distintos hombres. Durante 1898 trabajó como pintor de casas, y afirmó que cometió abuso sexual con al menos 100 niños, generalmente menores de 6 años de edad. Recordó un incidente en el cual un amante masculino lo llevó al museo de cera en donde Fish quedaría fascinado con la disección de un pene; poco después desarrollaría un interés mórbido por la castración. Durante una relación con un hombre retardado mental, Fish procuró castrarlo después de atarle. El hombre se asustó y huyó. Fish comenzó a intensificar sus visitas a burdeles en donde podía ser azotado y golpeado con mayor frecuencia. En enero de 1917, su esposa lo abandonó por John Straube, un hombre hábil que abordó a la familia Fish. Seguido a este rechazo, Fish comenzó a escuchar voces; por ejemplo, en una ocasión se envolvió en una alfombra aduciendo que seguía las instrucciones de Juan el apóstol. Fish cometió lo que pudo ser su primer ataque en la persona de un niño llamado Thomas Bedden en Wilmington (Delaware) en 1910. Tiempo después acuchilló a un muchacho con discapacidad mental hacia 1919 en Georgetown, Washington D.C. el 11 de julio de 1924, Fish encontró a Beatrice Kiell, una niña de 8 años de edad, jugando sola en la granja de sus padres en Staten Island. Le ofreció dinero para que lo acompañara y le ayudase a buscar ruibarbo en las campos vecinos. La niña estaba a punto de abandonar la Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología granja cuando su madre ahuyentó a Fish. Fish se alejó, pero regresó después al granero de la familia Kiell donde trató de dormir por la noche para ser descubierto antes por Hans Kiell quien le dijo que se fuera. El juicio de Albert Fish por el asesinato premeditado de Grace Budd comenzó el lunes 11 de marzo de 1935 en White Plains, New York, con Frederick p. Close como juez y como abogado fiscal de distrito Ellbert F. Gallagher. James Dempsey fue el abogado defensor de Fish. El juicio duró diez días. Fish alegó locura y clamó el haber escuchado voces de dios ordenándole matar a los niños. Numerosos psiquiatras testificaron acerca de los fetichismos sexuales de Fish, incluyendo coprofagia, urofilia, pedofilia y masoquismo, pero existía desacuerdo en determinar cuál de ellos signaba la locura de Fish. El jefe experto de la defensa Fredric Wertham, un psiquiatra especializado en desarrollo infantil y que realizaba exámenes en las cortes criminales de nueva york, afirmó que Fish era un demente. Otro testigo de defensa fue Mary Nicholas, hijastra de Fish, con 17 años de edad. Ella describió cómo Fish la instaba a ella y a sus hermanos a juegos que involucraban masoquismo y abuso sexual infantil. Fish llegó en marzo de 1935 y fue ejecutado el 16 de enero de 1936 en la silla eléctrica en la correccional de Sing Sing. Entró a la cámara de ejecución a las 11:06 p. m. Y fue declarado muerto tres minutos después.

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ANDREI CHIKATILO: declaró que le gustaba comerse las partes más blandas del cuerpo de sus víctimas. Posiblemente el peor asesino en serie de la unión soviética. Su actividad criminal lo llevó a realizar al menos 53 asesinatos. Fue conocido como el "carnicero de Rostov". Vivía una doble vida, por un lado hombre casado trabajador y miembro de la sociedad comunista del momento, y por otro su lado oscuro dotado de gran habilidad para ganarse la confianza de los niños y disfrutar con impunidad de sus horrendos crímenes. Hombre con problemas sexuales, impotente, vivió en Rostov del don, una ciudad a unos 800 km de Moscú, donde atrajo principalmente a sus víctimas. Actuaba principalmente en estaciones de ferrocarril y de autobuses. Tenía propensión al destripamiento, la mutilación, el canibalismo y el sadismo. Después de doce años de actuar impunemente, finalmente fue descubierto en 1990.en una ocasión estuvo detenido y al comparar su sangre con el semen encontrado en una víctima al no emparejar quedó en libertad (puede darse esa posibilidad). Otra vez libre continuó con sus crímenes. Sin embargo los investigadores tenían la certeza de que él era la persona a la que buscaban, y al detectarlo en otra ocasión al salir de un bosque cerca de una estación confirmaron sus sospechas. Nació en una pequeña aldea en tiempos de hambruna, cuando morían millones de personas cuyos cadáveres se amontonan en las calles y campos. Lo más cruel para el pequeño Andrei y su hermana era escuchar en el regazo de su madre como su hermano mayor, Stephan había sido raptado y devorado, aunque no era un caso aislado en aquellos duros años treinta. Este hecho marcaría notablemente al niño, quien se sentía en esos momentos más solo que nunca, de hecho no Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología existe ningún documento que informe acerca del nacimiento o muerte de Stephan pero la manera en como su madre se los contaba hacia que la historia pareciera verídica. En la escuela era muy introvertido, incapaz de aceptar su miopía (sus primeras gafas las tuvo a los treinta años), y hasta los doce se orinó en la cama. Siempre era humillado por los otros compañeros, cualquiera podía decirle lo que fuese, él se limitaba a escuchar y a aguantar. No era de extrañar que con el tiempo, su ánimo se llenase con las lágrimas contenidas y con todas esas injurias. A medida que iba creciendo, se hacía más tímido con las mujeres, hasta el punto de hacer fracasar su primer intento sexual, por eyacular en pocos segundos mientras abrazaba una chica, de ahí surgieron los primeros rumores de su impotencia. Como todos los ciudadanos soviéticos sirvió en el ejército y luego se dedicó a los estudios, obteniendo tres títulos: en lengua y literatura rusa, en ingeniería y en marxismo-leninismo. En 1971 se graduó de maestro. Sentía una creciente atracción por las menores de doce años, y se colaba en los dormitorios para verlas en ropa interior mientras se masturbaba con la mano dentro del bolsillo. Más tarde Chikatilo se refugió en el estudio del comunismo, pero su fijación con el dogma político rayaba en la demencia. A pesar de su problema, pudo encontrar una esposa, y aunque era incapaz de mantener una erección, sí podía eyacular. Logró alcanzar en contadísimas ocasiones la suficiente erección para dejar embarazada a su esposa, pero no dejaba de pensar, que la naturaleza lo había castigado castrándolo al nacer. Era un marido de carácter estable y trabajador, un padre que nunca levantaba la voz ante los hijos, un respetado miembro del partido comunista que leía los periódicos y se mantenía al corriente de la actualidad. El 22 de diciembre de 1978, Chikatilo mató por primera vez cuando tenía 42 años. Abordó en la calle a una niña de nueve años de edad y la convenció para que se fuera con él a una cabaña que poseía en las afueras de la ciudad. Sabía cómo hablar a los niños, él mismo había sido maestro y tenía a sus dos hijos. Una vez allí la desvistió con violencia. Accidentalmente, le hizo un rasguño del que brotó sangre, hecho que le propició una erección inmediata, estableciendo el vínculo fatal entre sangre y sexo. Luego, sacó un cuchillo y se lo clavó a la niña en el estómago. Con cada puñalada notaba que se acercaba más al orgasmo, por lo que no cesó de hacerlo hasta la eyaculación. Chikatilo había intentado satisfacer su necesidad sexual movido por la esperanza de llegar a ser igual que los demás, pero no lo era. Su flacidez y las burlas de las mujeres que se lo recordaban a cada momento, era más de lo que podía soportar. También se dio cuenta de que su placer no consistía en acariciar los genitales ajenos, sino en maltratarlos. Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología Era el típico marido sumiso y asexual. Hacía todo lo que su mujer le ordenaba o casi todo. Ella solía desear los placeres del lecho con más frecuencia que él, y eso les llevaba a frecuentes discusiones, a que ella le recordase en todo momento lo taciturno e inerte que era. La acusación de haber molestado sexualmente a sus estudiantes le costó el trabajo, pero consiguió uno nuevo en una fábrica en el que tenía que estar viajando constantemente. Este constante movimiento le ayudaba a escoger sus nuevas víctimas. Tres años pasarían antes de que Chikatilo asesinara por segunda vez. El 3 de septiembre de 1981 asaltó a su segunda víctima, llamada Larisa Tkachenko, prostituta de 17 años de edad. La convenció de ir con él al bosque para tener relaciones sexuales, pero falló en el intento por lo que ella se río de él, esto lo enfureció, perdió el control, estranguló a la mujer y eyaculó sobre el cadáver, mordisqueo su garganta, le cortó los senos y en su frenesí se comió los pezones. Luego, comenzó a lanzar aullidos mientras bailaba una danza de guerra alrededor del cuerpo, dejó el cuerpo sin vida con un palo enterrado. En esos momentos supo que volvería a matar. Los dos primeros asesinatos de Chikatilo tuvieron cierto carácter fortuito. Es posible que, en ambos casos, sus intenciones fueran solamente de índole sexual. Los gritos de terror le excitaban, pero era el asesinato en sí lo que presentaba para él el acto sexual supremo. Su tercera víctima fue Lyuba Biryuk, fue raptada de una villa y fue acuchillada 40 veces en el bosque. Le mutiló los ojos, y esto se volvería algo común en sus asesinatos, la firma mortal de Chikatilo. Mientras las violaba, se enfurecía tanto por llegar tan rápidamente al orgasmo que les machacaba la cara a golpes. Para ocultar su impotencia, a veces, con la ayuda de una ramita, colocaba el semen en la vagina de la víctima. En el caso de los niños, los atacaba nada más hallarse a solas con ellos en el bosque: un golpe para aturdirlos con las manos atadas y unos golpes de cuchillo poco profundos para establecer su dominio sobre ellos. Posteriormente los mutilaba a mordiscos, les cortaba los genitales o solamente extirpaba los testículos, que guardaba a modo de trofeo. En algunas ocasiones realizaba estas amputaciones cuando la víctima se hallaba aún con vida, aunque no consciente. En ninguno de los casos se encontraron las partes del cuerpo seccionadas en las cercanías de la escena del crimen, además practicaba actos de canibalismo, en sus declaraciones confesaría que le gustaba tragarse las partes del cuerpo más blanditas. En 1981, se convirtió en funcionario de abastecimiento de una fábrica, y el trabajo, que le obligaba a recorrer una buena parte de la región, le proporcionaba la fachada perfecta.

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TSUTOMU MIYAZAKI: este sujeto no solo mutiló a cuatro niñas de edades comprendidas entre cinco y siete años, luego de descuartizarlas tenía relaciones sexuales con los cuerpos, para luego comerse los cadáveres en porciones.

Este asesinó japonés nació con una deformidad en las manos que lo acomplejó e hizo ser marginado, además de que tenía un miembro anormalmente pequeño, por lo que evitaba a las mujeres. Refugiado en el anime, los cómics y la pornografía, su único vínculo cálido era su abuelo, por lo que al morir éste, él se convirtió en asesino necrófilo de niñas… La vida de Tsutomu Miyazaki comenzó en Itsukaichi, Tokio, un fatídico 21 de agosto de 1962, día en que éste nació prematuramente. Pesaba apenas 2,2 kg, y las articulaciones de sus manos estaban fusionadas del tal forma que le era imposible doblar las muñecas hacia arriba. Aquello marcó su vida. Cuando tenía cinco años, un compañero de clase se burlaba con frecuencia de sus “manos divertidas.” Debido al complejo que desarrolló con respecto a sus manos, siempre evitaba mostrarlas en las fotos familiares. Desde el momento en que llegó a la escuela primaria Itsukaichi, Miyazaki fue en cierto modo invisible, por lo que sus compañeros y profesores lo recuerdan como un niño tranquilo, solitario e incapaz de hacer amigos. Pero Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología Tsutomu, al igual que otros niños, tenía sueños para su futuro, tal y como muestra en estas palabras de un ensayo escrito en tercer grado: ‹‹Cuando sea grande, quiero comprar un coche e ir conduciendo. Me detendré en un restaurante y comeré un poco de curry, arroz o algo. Incluso podría visitar a mis parientes››. Sin embargo, lo cierto es que muchas veces terminaba culpando a sus manos deformes por no conseguir sus metas. Se sentía frustrado, y su refugio eran las historietas y el manga, que leía avidamente hasta altas horas de la noche. Por otra parte, Tsutomu era definitivamente un niño inteligente. Encerrado en su propio mundo, estudió duro y llegó a alcanzar la mayor puntuación entre los estudiantes que dieron el examen de ingreso para entrar en la Meidai Nakano High School. Cada día, por tres años, Tsutomu dedicó dos horas al estudio, consiguiendo siempre altas calificaciones. No obstante, posteriormente empezó a desmotivarse por los estudios y, en lugar de unirse a los grupos de estudios, se retiraba a dibujar cómics en un rincón apartado. En cuanto a la universidad, inicialmente Tsutomu planeaba, sobre todo en base a su alto rendimiento en Inglés, ingresar a la Universidad de Meiji, afiliada a su colegio; sin embargo, tras su desmotivación académica acabó en el rango 40 de los 56 estudiantes de su aula, cosa que le impidió entrar en la Universidad de Meiji, pero él no se dio por vencido y se puso a estudiar Fotografía Técnica en una universidad local, graduándose en 1983, para posteriormente ingresar a trabajar en una imprenta que pertenecía a un conocido de su padre. Tsutomu estudió Fotografía Técnica y, tras ahorrar dinero en su trabajo inicial, fue a vivir con su familia, en un apartamento junto a la casa principal, con una hermana Después trabajar algunos años en la imprenta y ahorrar más de 3 millones de yenes, Tsutomu se trasladó de nuevo a la casa familiar, donde compartió con su hermana mayor una habitación doble anexada a la casa principal, cerca de los negocios de impresión de su padre. Adicionalmente Katsumi Miyazaki, padre de Tsutomu, poseía el _Akikawa Shimbun_, un importante periódico Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología local en el área de Itsukaichi, la zona más interior de Tokio, donde la familia Miyazaki gozaba de una significativa influencia política. Pese al status de la familia de Tsutomu, ésta tuvo poca influencia sobre él, quizá por lo distante que se mostraba pues, por ejemplo, su padre y su madre eran dos adictos al trabajo, y eso conllevaba una falta de contacto que intentaban compensar con cosas materiales como el sedán Nissan Langley que le regalaron, y que usó para sus crímenes… “Si hubiese tratado de hablar con mis padres acerca de mis problemas, ellos me habrían ignorado”, diría Tsutomu tras su captura, agregando que incluso llegó a “pensar en el suicidio”. Setsuko y Haruko, las dos hermanas menores de Tsutomu, lo encontraban repulsivo… Únicamente su abuelo Shokichi, hombre reconocido que había servido en el consejo de la ciudad, se mostró interesado en él. Paralelamente, Tsutomu evitaba el contacto con las mujeres de su edad, no solo por el complejo de sus manos deformes sino por una especie de sentimiento de inferioridad sexual; y es que, según contó sobre él uno de sus compañeros de secundaria: “Su pene no era más grueso que un lápiz ni más largo que un palillo de dientes”. Pese a dicha falencia, Tsutomu presentaba un apetito sexual más elevado que el promedio, al punto de que en la universidad solía aprovechar los partidos de tenis para fotografiar o filmar la entrepierna de las jugadoras… Como era de imaginarse, su vida sexual era un asunto puramente onanista, aunque terminó en el sendero de la parafilia porque, cansado de la pornografía normal, en 1984 empezó a consumir pornografía infantil. Se volvió pedófilo, tal y como suele sucederle a quienes sufren sentimientos de inferioridad sexual. “Cuando era niño, él no hizo amigos cercanos, por lo que no consiguió información sobre el sexo en el mundo real. En cambio, se volvió hacia los vídeos, los cómics, y la pornografía.”, dijo sobre Tsutomu el Dr. Oda.

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Centro Integral de Psicología ¿Cómo pues, los vicios antinaturales que tenía Miyazaki lo llevaron a matar? Según el profesor Ishii de la Universidad Aoyama Gakuin, “la gente crece en ambientes similares pero nunca se convierte en asesina” El detonante de los asesinatos parece haber sido la muerte del abuelo de Tsutomu en mayo de 1988, tres meses antes del primer asesinato. Su abuelo era el único vínculo humano cálido que tenía Tsutomu en su vida adulta, y su muerte marcó una ruptura con la sociedad, significando un episodio tan doloroso en su vida que, tras la cremación de su abuelo, ingirió parte de sus cenizas para encarnarlo en alguna forma… La muerte del abuelo también alejó a Tsutomu de su familia, con la que ya venía mostrándose agresivo. Por ejemplo, una vez su hermana más joven lo pilló espiándola mientras se bañaba, e indignada le gritó, pero él montó en cólera, entró al baño, la agarró de los pelos y le golpeó la cabeza contra la bañera, golpeando después a su propia madre cuando ésta, tras enterarse, le dijo que debía pasar más tiempo trabajando y menos tiempo con sus vídeos… En el fondo Tsutomu se sentía desamparado, por lo que tras salir a la luz sus crímenes él dijo: “Me sentía solo, y cada vez que veía a una niña jugando sola, era casi como verme a mí mismo.” La bestia detrás del otaku Entre 1988 y 1989, Tsutomu mutiló y mató a cuatro niñas, de cuatro a siete años; después abusó sexualmente de sus cadáveres y, con su tercera y cuarta víctima, devoró partes de los cuerpos… Durante el día, Miyazaki era un hombre tranquilo, y un empleado afable y obediente, pero ese mismo otaku descente y aparentemente inofensivo, fue el monstruo que seleccionó más o menos de forma azarosa a cuatro inocentes niñas, siendo incluso tan cruel que, con el mismo cinismo burlón con que Albert Fish envió una carta a la madre de una de sus víctimas, mandó cartas a las familias de las víctimas, describiendo mórbida y detallosamente lo que hizo en cada caso… Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología Crónica de los horrores de Miyazaki Poco después de las 3 pm del 22 de agosto de 1988, la pequeña Mary Konno de cuatro años de edad, salió de su casa ubicada en el complejo de apartamentos Iruma, en Saitama. Ella supuestamente iba a jugar con una amiga, pero ya eran las 6:23 pm y no regresaba, por lo que su padre, el arquitecto Shigeo Konno, llamó a la Policía para notificar su desaparición, sin saber que, mientras alguien atendía su llamada, su hija estaba siendo estrangulada a unos 50 kilómetros, en medio del silencio cómplice de los árboles… Volviendo en el tiempo, Mary estaba caminando en medio del complejo de apartamentos a inicios de la tarde, cuando de pronto un Nissan Langley se detuvo cerca, el vidrio del conductor se bajó y un hombre joven de mirada apacible le preguntó: “¿No te gustaría ir a un lugar más fresco?”. Hacía sol, así que Mary asintió con la cabeza y se sentó junto al desconocido. En su gran inocencia, Mary jugaba alegremente con los botones de la radio del coche, mientras Tsutomu avanzaba hacia Hachioji, al oeste de Tokio. Justo antes de llegar al puente Musashino, Tsutomu giró a la derecha, en dirección a Itsukaichi. Había transcurrido una hora cuando Tsutomu se detuvo en un estrecho camino tierroso, en medio de los bosques que rodeaban la central Shintama, un complejo de adusta apariencia, que se alzaba en medio de la vegetación cual si fuera una inmensa y profética lápida. El hombre y la niña se bajaron del coche y caminaron, hasta donde comenzaba el camino a Komine Pass, por un sendero montañoso rodeado de árboles hinoki y sugi. Las cigarras saltaban por uno y otro lado y el ruido de las palomas se escuchaba en medio de aquel verdor impregnado por un calor sofocante. En este punto cualquier criatura habría corrido o llorado, pero el corazón de Mary era tan blanco como las nubes, y ésta siguió caminando con el monstruo hasta que, tras unos 20 o 30 minutos, ambos se sentaron al borde del desolado sendero. Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología Mary estaba cansada y algo perturbada, de modo que empezó a sollozar. Tsutomu entró en pánico: ¿qué pasaba si la niña gritaba y alguien venía? Para prevenir eso, mejor era matarla de una vez, así que el monstruo colocó las manos en el cuello de la niñita mientras el rostro de ésta esbozó una mueca de pánico antes de congelarse para siempre… Moría la niña y nacía el asesino de 26 años, quien ahora tomaba el cuerpo inerte de la pequeña, lo desnudaba, lo acariciaba con lascivia, incapaz de sentir remordimiento o pesar alguno… Finalmente tomó las prendas de vestir de la niña, la dejó en posición de reposo y regresó a su coche. Después de su desaparición, los patrulleros de la Policía advertían con altavoces a los padres sobre el peligro de no mantener vigilados en todo momento a sus hijos pequeños. A pesar de que fue etiquetado oficialmente como un caso de desaparición, desde el principio la Policía inició la investigación como si de un asesinato se tratase. La búsqueda infructuosa de Mary Konno finalmente disminuyó después de cuatro semanas; pero, apenas transcurridas dos semanas desde el decline de la búsqueda, Tsutomu volvió a cobrarse una vida inocente la tarde del 3 de octubre de 1988, cuando vio a la niña Masami Yoshizawa de siete años caminando al borde de una carretera ubicada en la prefectura de Saitama. Entonces la convenció de subir al coche y se dirigió a las colinas de Komine Pass, donde cometió su primer asesinato. Allí, viendo que no hubiera ningún testigo y en un momento en que la niña estaba desprevenida, el asesino le apretó el cuello, la desnudó una vez muerta y abusó sexualmente del cadáver; sin embargo, se llevó un gran susto al ver que el cuerpecito de la niña, aparentemente inerte, se estremeció súbitamente. En ese momento no pudo seguir, y aterrado corrió al coche y se marchó antes de que el sol cayese, dejando el cadáver de Masami a una distancia aproximada de apenas 100 metros del cadáver de Mary. Tras reportarse la desaparición, grupos de búsqueda locales se repartieron por toda la zona, y pronto la cara de Masami apareció en cientos de carteles emitidos por la Policía, que terminaría entrevistando a unos 2.300 residentes Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología locales. Otra vez más, no se encontraron pistas sobre el paradero de la víctima. El 12 de diciembre, el asesinato de una niña de cuatro años de edad, originaria de Kawagoe, haría la diferencia y pondría a Tsutomu en peligro de ser capturado, en gran parte porque el cadáver aparecería poco después del asesinato, y eso desataría una enorme cacería policial bajo la sospecha de que también Mary y Misami habían caído por la misma causa: un asesino serial de niños… Y es que Tsutomu nunca había mostrado mucho aprecio por la vida: ya antes, había estrangulado un perrito con alambre, lanzado al río un gato y hervido en agua a otro… Como explicó el Dr. Oda, su inmersión en el insano mundo de cierto tipo de vídeos, le había “quitado la conciencia de la realidad”, de modo que “todo se convirtió en un elemento para él, incluyendo a las personas”, por lo que a fin de cuentas, “las niñas que mató no eran más que personajes del libro de comics de su propia vida”… El caso del 12 de diciembre antes aludido era el de Erika Namba, quien regresaba de la casa de un amigo cuando el asesino la metió en su coche y, sin hacer caso de sus lágrimas, condujo hasta el área de aparcamiento de la Casa de la Joven Naturaleza, en Naguri. Allí, Tsutomu obligó a Erika a desnudarse en el asiento trasero, y empezó a fotografiarla con luz estroboscópica, hasta que otro coche pasó cerca, iluminando momentáneamente el rostro de Tsutomu y haciendo que Erika solloce de nuevo, cosa que encolerizó al asesino, el cual la estranguló, quitándole la vida a eso de las 7 pm. Tras matarla, el asesino envolvió cuidadosamente el cadáver en una sábana y lo puso en el baúl del coche, se deshizo de la ropa de la víctima dejándola en el bosque cerca de la zona de estacionamiento, y dejó el cadáver con las manos y los pies atados, a unos 50 km de la casa en donde alguna vez fue una niña alegre y llena de vida…

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Centro Integral de Psicología Al día siguiente el cadáver de Erika fue encontrado y quinientos policías antidisturbios exploraron el bosque en busca de más pistas, pero no encontraron nada. Sin embargo ya estaba claro que todas las chicas eran de la Prefectura de Saitama y todos los cadáveres estaban cercanos entre sí, por lo cual, como dijo un periodista, “tan pronto como encontraron el cuerpo de la tercera chica, empezaron a tratar el asunto como un caso de asesinato en serie”. Las anteriores no eran las únicas pistas raras, ya que la Policía encontró que las familias de las víctimas tenían algo en común: todas habían sido molestadas por llamadas telefónicas inusuales, en que el teléfono sonaba pero la persona al otro lado de la línea no decía nada, siendo capaz de timbrar por unos 20 minutos hasta que se le contestase, solo para comunicar ese incómodo silencio. Así mismo, tanto los Namba como los Konno habían recibido tarjetas postales con alusiones a sus niñas muertas… Debido a la histeria popular desatada tras la muerte de Erika, Tsutomu no volvió a matar hasta el siguiente verano, pero antes cometió algunas atrocidades. Así, el 6 de febrero el padre de Mary encontró una caja con restos humanos calcinados, 10 dientes de leche, pantaloncitos de niña, sandalias y una prenda infantil de ropa interior, además de una hoja de papel con estas palabras: “Mary. Huesos. Cremación. Investigar. Probar” El siniestro enviado desató una serie de investigaciones, alboroto social y alarma mediática, pero en ese marco de acontecimientos se dudaba de que los restos fueran de Mary, por lo que el asesino, en un gesto desmedido de megalomanía criminal, envió una confesión escrita de 3 páginas el 11 de febrero. Junto a la carta de 3 páginas, adjuntaba una foto de la víctima y, entre otras cosas, escribía lo siguiente: ‹‹Puse la caja de cartón con los restos de Mary delante de su casa. Hice todo. Desde el inicio del incidente Mari hasta el final. Vi la conferencia de prensa de la Policía, donde dijeron que los restos no eran de Mary. Ante las cámaras, su madre dijo que el informe le dio nuevas esperanzas de que Mary aún podría estar viva. Supe entonces que Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología tenía que escribir esta confesión para que la madre de Mary no siguiera esperando en vano. Lo repito: los restos son de Mary››. La carta estaba firmada por un tal “Yoko Imada”, nombre evidentemente ficticio que había sido elegido porque hacía juego de palabras con “ahora te diré” en japonés. La confesión causó gran alboroto. Peritos en caligrafía examinaron la nota de confesión, pero no pudieron establecer el sexo del autor. Más de medio millón de folletos que citaban la confesión, fueron entregados por la Policía en hogares de las zonas donde vivieron las víctimas. La Policía posteriormente identificó que la cámara con que se tomó la foto adjuntada a la confesión era una Mamiya 6×7, y que el tipo de letra de las postales estaba hecha con fotocomposición. El 11 de marzo de 1989 se efectuó el funeral de Mary con los restos devueltos por el asesino; pero, cuando los Konno volvían del funeral, encontraron otra carta del tal Yuko Imada, en la que notificaba, a manera de una especie de crónica forense, los cambios que fue sufriendo el cadáver de Mary… Pero… ¿Por qué Tsutomu hacía todas esas cosas? ¿Quería llamar la atención y vengarse? ¿Acaso había un sentido social en todo eso? Según el profesor Akira Ishii: “Nada de eso tenía un significado social, para él era como jugar a un videojuego, además del punto de causar sensación. No estaba tratando de obtener el reconocimiento de la sociedad. Tenía una sociedad en su mente, de la cual él era el núcleo” En el verano de 1989, la inquietud de Tsutomu había crecido y él trabajaba menos y pasaba más tiempo editando sus cintas de vídeo. En el primer día de junio, vio a las niñas jugando cerca de la Escuela Primaria Akishima, y convenció a una de ellas para fotografiarle las bragas. Cuando empezó a fotografiarla, algunos vecinos lo vieron y lo persiguieron. Él escapó, pero cinco días después volvería con mucha más fuerza. Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología El 6 de junio, en un parque de Ariake cerca de la bahía de Tokio, Tsutomu se encontró con la niña Ayako Nomoto de cinco años. La niña jugaba sola, y el monstruo se acercó y la convenció de dejarse fotografiar, a lo que ella accedió tomándole muchas fotos de forma tal que ella se acostumbrase, se divirtiese y cogiese confianza. Entonces finalmente le dijo para tomarle más fotos en el interior de su coche, y la inocente niña aceptó. El asesino estacionó el coche a unos 800 metros y le entregó a la niña un palo de goma, pero ésta, al ver las manos deformes de Tsutomu, lanzó un comentario que al asesino le pareció ofensivo… Lleno de ira, Tsutomu se puso unos guantes de vinilo, exclamó “¡esto es lo que sucede con los niños que dicen cosas así!”, gruñó, la agarró por el cuello, la estranguló y, habiéndola matado, pateó y pateó el cadáver por unos cuatro o cinco minutos, tras los cuales se calmó y envolvió el cuerpecito inerte en una sábana, poniéndolo después en el maletero del coche. Esta vez, el enfermo no se deshizo del cadáver sino que fue, alquiló una cámara y se llevó el cuerpo a su apartamento, donde esperó dos horas, lo puso en una mesa, lo abrió de piernas para destacar la vagina, y comenzó a tomar fotografías y a filmar mientras se masturbaba. Posteriormente y tras saciarse, ató las manos y pies del cadáver con nylon Esta vez, tomó el cuerpo a casa, con parada en una tienda de video en Koenji alquilar una cámara. La casa estaba a oscuras cuando se estacionó al lado del bungalow de dos habitaciones. Esperó dos horas, luego llevó el pequeño cadáver en el interior, donde se quitó la ropa y se limpió con una toalla. Él la puso sobre la mesa baja _kotatsu_, extendió las piernas y se pega la vagina aparte. A continuación, tomó fotografías y vídeos mientras se masturbaba. Dos días más tarde, el olor del cadáver se hizo insoportable. Tsutomu sabía que debía deshacerse del cadáver, así que le cortó la cabeza, las manos y los pies, dejando el torso en un baño público del cementerio de Hanno, tostando las manos y comiendo un poco de éstas en su patio trasero, y arrojando todo el resto en una colina del bosque de Mitakeyama, a unos 230 metros de su casa. Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología No obstante lo último tampoco resultaba seguro ya que la Policía podía encontrar los restos fácilmente, por lo que, unas dos semanas después del crimen, fue a la colina, rescató los restos, los metió en una bolsa que guardó detrás de su habitación, y finalmente esparció esos restos por el bosque, quemando el pelo del cadáver, la ropa, las sábanas usadas para envolverlo anteriormente y la bolsa de plástico. Cinco días más tarde, después que la Policía había distribuido 10.000 folletos con la descripción y la fotografía de Ayako Nomoto, el torso mutilado de la niña fue encontrado en el cementerio e identificado como perteneciente a ella tras los exámenes forenses. Con toda la alarma policial y la preocupación social que existía en torno al problema, Tsunomo debió desistir de sus crímenes, pero ni con eso se abstuvo de volver a la acción el domingo 23 de julio de 1989. En ese día, Tsutomu vio a dos hermanas que jugaban cerca de un lavado público en Hachioji, tras lo cual detuvo su coche y se bajó. “Quédate aquí”, dijo la niña mayor a la menor cerca de un río, tras lo cual salió corriendo a casa de su padre, quien inmediatamente corrió hacia el lugar de los hechos solo para encontrar a su hija menor desnuda junto a un desconocido que le fotografiaba la vagina… Furioso, el padre de la niña agarró a Tsutomu y lo tiró al suelo, pero éste se apartó y salió corriendo hacia la orilla pantanosa del río, sobre la que corrió hasta volver a su coche, pero allí estaban esperándolo algunos policías que lo detuvieron bajo el cargo de “obligar a una menor a cometer actos indecentes” El fin de Tsutomu Miyazaki En el cuarto del asesino, en el que habían más de 5000 vídeos, mucho anime, manga, pornografía y fotos de víctimas… Tras capturarlo, la Policía creía haber encontrado por fin a su asesino en serie. Diecisiete días más tarde, Miyazaki confesó haber asesinado a Ayako Nomoto, cuyo cráneo fue hallado al día siguiente en las colinas de Okutama. Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología También confesó el asesinato de Erika Namba y el de Mari Konno, de los cuales los videoclips fueron encontrados entre las 6.000 cintas en la habitación de Miyazaki. Posteriormente, el 6 de septiembre se encontraron los restos de Masami Yoshizawa en los bosques cerca Komine Pass, en Itsukaichi. En 1989, Tsutomu Miyazaki fue declarado culpable de lo que se conoció como “Los crímenes del Otaku” Después de la condena de su hijo, el padre de Tsutomu, que se había negado a pagar la defensa legal de su hijo por razones morales, no toleró el deshonor y, como es relativamente habitual entre los japoneses que experimentan el oprobio público, se suicidó. Durante la década de 1990, Tsutomu permaneció encarcelado mientras se lo sometía a una serie de evaluaciones psiquiátricas, concluyéndose, en 1997, por parte de un equipo de psiquiatras de la Universidad de Tokio, que Miyazaki, a pesar de que sufría de trastorno de personalidad múltiple y esquizofrenia extrema, aún era consciente de la gravedad moral y de las consecuencias humanas de sus crímenes, y por ende era responsable de ellos. Poco después se lo condenó a muerte en la horca. Sin embargo estuvo en el corredor de la muerte por muchos años, intentando reducir su condena a cadena perpetua, además de que solicitó que, si lo matan, le apliquen inyección letal y no ahorcamiento, pena a la cual temía profundamente. En cuanto a su vida en prisión, siguió siendo la misma que antes: leyó mangas, cómics, y vio series y películas de anime, en la pequeña tv donde esperó la condena inapelable de la muerte, ratificada por la Corte Suprema de Justicia el 17 de enero del 2006, y aplicada en junio del 2008, mes en el cual un martes, junto a dos criminales más, Miyazaki fue ahorcado, ya que la Corte Suprema de Justicia consideró, en base a los análisis psiquiátricos, que el asesino no tenía ningún trastorno mental cuya naturaleza lo pudiese librar de responsabilidad penal. Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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JOSÉ DORÁNCEL VARGAS GÓMEZ: también llamado “el Comegente”, y quien aseguró que “la carne de los hombres sabe mejor que la de las mujeres”, afirmando que la carne femenina es más dulce, “es como comer flores y te dejan el estómago flojo” Considerar a Dorancel como el primer asesino en serie de Venezuela es cuando menos absurdo, en el pasado año 2009 se produjeron 16.094 homicidios en Venezuela, 2.897 en Caracas, la que se considera la capital del asesinato del mundo. Según estas cifras mueren asesinadas dos personas a la hora. Probablemente amparados en estas alarmantes cifras existan otros asesinos en serie que gracias a la ineficacia de las fuerzas policiales puedan asesinar sin ser descubiertos. Dorancel Vargas Gómez nació en la región de Caño Zancudo del estado de Mérida, Venezuela, el 14 de mayo de 1957, proveniente de una familia dedicada a la agricultura. Los escasos recursos económicos de su hogar lo obligaron a dejar los estudios cuando cursaba los últimos años de la escuela primaria. A raíz de esto, cambió sus actividades de granjero por la vida de ladrón. Durante ese tiempo fue encarcelado por delitos menores como robo de gallinas y ganado. Sin embargo su primera detención de gravedad no fue hasta años después. En 1995 fue arrestado gracias a la denuncia de Antonio López Guerrero, un amigo de Cruz Baltazar Moreno, quien sirvió de almuerzo a Vargas, y de quien solo sobraron sus pies y manos. Tras ser detenido, Vargas fue internado en el Instituto de Rehabilitación Psiquiátrica de Peribeca. Después de 2 años de tratamiento fue Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología liberado una vez que la evaluación psicológica confirmó que no era una amenaza. No obstante Dorancel no recibió ningún tratamiento para su enfermedad mental, y su familia no pudo prestarle el apoyo necesario. Así el comegente huyó de su casa para visitar a la persona que lo denunció, Antonio López, después de comérselo se trasladó a la ciudad de San Cristóbal en el estado Táchira, donde aparentemente llevó una vida normal como vagabundo. Al vivir en las calles mendigando, la policía pronto perdió su rastro, y Dorancel pasaba sus días merodeando por los márgenes del río Torbes, también en las cercanías del parque 12 de Febrero, con su compañero de celda Manuel. Al parecer el comegente construyó una rústica casa en un rancho abandonado, lugar donde se dedicó a sazonar a sus víctimas, aunque prefería dormir en un estrecho túnel bajo el puente Libertador. Es en este sector donde Dorancel hace amistad con los pueblerinos del área. Su siguiente víctima fue Manuel, su amigo y compañero de la cárcel, a quien cocinó en deliciosas empanadas, de acuerdo al testimonio de las personas que lo comieron sin saberlo. Cuando los oficiales le preguntaron por qué lo mató, Dorancel respondió: “como era tan buena persona seguro tenía que estar bien sabroso”. A partir de noviembre de 1998 el “Hannibal Lecter de los Andes” comenzó a matar personas cada semana. Dorancel permanecía cerca de la orilla del rio Torbes, donde cazaba obreros y deportistas que habitaban o trabajaban en el sector. Cuando sus víctimas estaban desprevenidas, el comegente los atacaba con un tubo metálico de más de un metro de largo. Pudo haber asesinado y comido al menos 40 personas. Dorancel proseguía a descuartizarlos bajo el puente Libertador, guardaba las partes que él se comía y tiraba las manos, pies y cabezas en el monte camino a la granja abandonada donde los cocinaba. Los familiares de las víctimas pronto fueron a la policía para denunciar a los desaparecidos, pero los oficiales no pudieron hallar relación entre las víctimas, excepto que muchos de ellos eran hombres adultos. Debido a su pobreza, el comegente no contaba con una nevera para guardar la carne por lo que mataba a 2 personas por semana para no padecer hambre. Pronto la policía local fue asediada con reportes y denuncias de familiares y amigos de los desaparecidos. Los oficiales comenzaron a sospechar de los indigentes del sector. Cuando descubrieron la presencia de Dorancel en la región próxima, este se convirtió en el principal sospechoso por sus antecedentes penales y mentales. El 12 de febrero de 1999, un miembro de la Defensa Civil atendió una llamada de emergencia hecha por dos jóvenes que decían haber encontrado ollas con restos humanos en el parque 12 de Febrero. Los oficiales acudieron rápidamente al sector y hallaron restos de manos, pies y cabezas, acrecentando la lista de muertos con 6 cadáveres más. Debido al estado de descomposición los miembros Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología fueron trasladados de inmediato a la morgue del cementerio Municipal: “El Vigía” del estado de Mérida. Los investigadores especulaban teorías sobre los cuerpos, creyendo al principio que habían sido liquidados por ajustes de cuentas entre narcotraficantes. También se pensaba que era el ritual de alguna secta satánica. Finalmente los datos se unieron a los reportes de personas desaparecidas desde noviembre de 1998 y pronto se dieron cuenta de que estaban tratando con un asesino en serie, el primero de Venezuela. La policía empezó a rastrear las cercanías del puente en busca de más cuerpos y así se tropezaron con el rancho de un demente. Tras investigarlo descubrieron varios objetos, ropas, libros, cuadernos y documentos cuyo origen el dueño de la granja no pudo justificar. Cuando revisaron la cocina de la pequeña choza, encontraron en los recipientes carne y vísceras de personas preparadas para el consumo, además se tropezaron con 3 cabezas humanas, también varias manos y pies. Su propietario, Dorancel Vargas Gómez, fue arrestado y escoltado por el Cuerpo Técnico de la Policía Judicial y la Policía Montada, quienes lo trasladaron a la comisaría más cercana donde fue interrogado. Para sorpresa del sargento Gumersindo Chacón, el comegente narró sin remordimiento todas sus fechorías. En la comisaría Dorancel Vargas, de 42 años, confesó que tras vivir bajo el puente por 11 años, se alimentó de personas que descuartizaba para después cocinarlas en rústicas ollas. “El Hannibal Lecter de los Andes” aseguró haberse comido a 10 personas en un periodo de 2 años, sin embargo la lista de personas desaparecidas y los restos encontrados sugieren que el número puede ascender hasta 40 víctimas. Gracias a la evaluación psiquiátrica realizada, se descubrió que este asesino en serie llevó a cabo sus atroces actos debido a su enfermedad mental. Demostró tener preferencias para sus víctimas los cuales eran hombres entre 30 y 40 años, pero jamás comía niños y mujeres. Durante la declaración de sus actividades a la policía, el comegente dio todos los detalles de su modus operandi. Tras dejar inconscientes a sus víctimas Dorancel les cortaba la cabeza, pies, manos y genitales externos, pero también dijo: “Cuando más apuraba el hambre hacía una sopita con ellos”. El comegente afirmó que le gustaba más alimentarse de hombres diciendo: “estos son más sabrosos, saben recio como cochino salado, como jamón, da gusto comer un buen macho, las mujeres son dulces, es como comer flores y te dejan el estomago flojo, como si no hubieses comido”. Estupefactos, los oficiales continuaron escuchando el testimonio del caníbal, quien explicó que los hombres delgados tenían mejor sabor que las mujeres y que lo más delicioso se encontraba en la zona del vientre, carne que cocinaba con hierbas exóticas. El demente caníbal dijo que con la lengua puede hacer un guisado muy bueno y que los ojos Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología son buenos ingredientes para hacer una sopa. El escritor Sinar Alvarado descubrió que Dorancel era atormentado por lo que él llamaba espíritus que no lo dejan dormir e incluso vienen a molestarlo. Cuando los oficiales le preguntaron por qué se comió a la gente, Dorancel respondió: “No me arrepiento de nada, como dice la iglesia, yo compartí mi pan con el prójimo y muchos me alabaron por el relleno de mis empanadas. Por necesidad me he metido en esta vaina. No me arrepiento, al contrario, me alegro porque me gusta la carne. Lo único que no me da apetito son las cabezas, manos y pies de los seres humanos, pero me los comía en una sopita cuando me daba hambre”. Pronto la prensa hizo un espectáculo sobre el comegente, es así que Sinar Alvarado escribió un libro sobre la vida del asesino: “Retrato de un caníbal”. En el 2004 se entrevistó con el comegente, éste le preguntó: “¿Usted ha comido peras?, es igual, claro que como gente, cualquiera puede hacerlo, pero hay que lavarla bien y condimentarla bastante para evitar el contagio de enfermedades… y sólo me como las partes con músculos, particularmente los muslos y las pantorrillas”.

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JEFFREY DAHMER: fue apodado como "El Carnicero de Milwaukee" por asesinar a 17 hombres y jóvenes entre 1978 y 1991. No sólo es conocido por la gran cantidad de asesinatos, sino también por practicar la necrofilia y el canibalismo. Tracy Edwards fue su última víctima y logró escapar esposado. Cuando fueron al departamento de Dahmer descubrieron que tenía varias fotografías de cadáveres, restos humanos y una cabeza en el congelador. La biografía de este asesino en serie fue llevada al cine, con la película "Dahmer". Es un asesino en serie cuyo perfil psicológico es el prototipo del hombre carente de todo aquello que hace tolerable la vida. Su actitud negativa le impidió tener amigos, relaciones, trabajo, intereses, ocupaciones, dinero, esperanzas o simplemente un lugar donde vivir. Nunca llegó a socializase y su interior emocional se fue degradando mientras llenaba su enorme vacío con fantasmas. Nació el 21 de mayo de 1960 en el hogar de un matrimonio problemático, compuesto por un investigador químico y una neurótica emotiva y autocompasiva esposa. Era un niño tímido y solitario que temía el abandono y daba la impresión de estar desamparado. El joven Jeffrey no hacía más que gritar pidiendo atención desde temprana edad pero esos gritos nunca fueron oídos ya que sus padres estaban demasiado absortos en sus propias guerras personales que los llevaron a un amargo divorcio en 1978. Su familia cambió de vivienda seis veces antes de establecerse en 1968 en Ohio. La mayor parte de su infancia la pasó escondido en un cobertizo de madera en una colina cazando insectos en frascos y conservándolos en formol. Pronto se interesó por la anatomía animal. Sentía gran Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología curiosidad por saber qué tenían por dentro y llenó el sótano de su casa con huesos de conejos, pollos y otros animales. Luego pasó a las ardillas, mapaches y otras piezas más grandes, transportaba los cuerpos hasta el bosque, donde los dejaba pudrirse, luego sumergía los restos en lejía para limpiar y blanquear los huesos. Su madre tras una temporada en el hospital, como consecuencia de la ingestión de grandes cantidades de tranquilizantes y otras drogas, tuvo que guardar cama por el resto de sus días, hecho que conduciría a Jeffrey a un aislamiento inquebrantable. A los diecisiete años, tras observar un joven que a diario pasaba haciendo ejercicio delante de su casa, sintió un deseo desenfrenado de poseerlo; como no se atrevía a abordarlo para entablar una conversación, optó por coger un bate de béisbol y se dispuso a esperarlo con la idea de atacarlo cuando pasara pero afortunadamente el joven dejó de ir a correr por esa zona, salvándose así de ser la primera víctima del atormentado Jeffrey Dhamer. Un año después, su padre abandonó el hogar, y al poco tiempo, el 18 de junio, el chico toma venganza recogiendo en la carretera a un muchacho a quien llevó a su casa y asesinó, luego metió el cuerpo en un saco de basura y lo arrojó por un barranco. Después de esto, entró en una crisis depresiva y renunció a seguir viviendo, pero su padre lo envió a la universidad. Allí también fue rechazado por su continuo estado de embriaguez, y en diciembre de 1978 su padre lo obliga a alistarse en el ejército pero sus continuas borracheras no cesan. Al licenciarse va a vivir con su abuela, donde muestra una posible reinserción social, pues comienza a ir a la iglesia, a leer la biblia e incluso reduce su dosis de alcohol y encuentra trabajo en una fábrica. Pero poco duró este cambio. Al poco tiempo comenzó de nuevo a masturbarse insistentemente e incluso robó un maniquí de una tienda, que hacía las veces de compañero sexual. También empezó a frecuentar las saunas de Milwaukee, lugar donde se daban cita algunos homosexuales con el fin de tener relaciones anónimas e impersonales, pero le resultaba difícil conseguir la erección mientras sus parejas estaban despiertas, por lo que optó por drogarlos con somníferos antes de mantener una relación sexual. Después de esto, ninguno de sus amantes cuando volvían en sí, querían volver a saber nada de él, por lo que creyó más oportuno buscar un cadáver para satisfacer sus instintos sexuales. Una noche tras asistir al funeral de un joven de dieciocho años, fue a desenterrarlo al cementerio, pero no lo consiguió porque el suelo estaba congelado debido a las bajas temperaturas. En septiembre de 1986 es arrestado por exhibicionismo indecente, hecho que lo llevó a su primer análisis psicológico, siendo diagnosticada una personalidad peligrosa. Un año después mataba por segunda vez. En esta ocasión se trataba de un joven negro al que ofreció una bebida dopada. Dhamer se despertó al día siguiente encima del cuerpo ensangrentado, pero afirma no recordar nada de lo que pasó Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología aquella noche. Lo que sí recuerda es cómo tras levantarse, mete el cadáver en el armario y sale a comprar una gran maleta para trasladar el cuerpo a casa de su abuela. Allí cuenta que lo guardó en el sótano y lo desmembró, envolviendo la cabeza en una manta y guardándola en una estantería para hervir más tarde el cráneo y blanquearlo. Después de eso, Dhamer comienza a matar siempre que se le presenta la ocasión. Seguía el mismo modus operandi: primero, el flirteo ofreciendo dinero a cambio de sexo, luego les ofrecía una bebida con somnífero y, finalmente, los estrangulaba. Después de matar a su víctima se quedaba abrazando el cadáver, pensando en cómo conservar las cabezas y formar una especie de altar en la habitación adornando con los huesos. Dhamer seguía la predecible pauta de los asesinos en serie. Empezó matando cautelosamente asustado por sus crímenes. Luego el ritmo aumenta y se convirtió en una máquina de matar más efectiva. Está demostrado que estos asesinos con el tiempo se vuelven arrogantes y despreocupados convencidos de que no pueden ser apresados por ningún mortal, creyendo tener máximo poder y autoridad sobre los demás. Dhamer mostraba muchas características de asesino organizado: acechaba a sus víctimas, les engañaba para llevárselos a su departamento con la promesa de dinero y favores y, después de la muerte ocultaba las pruebas de los crímenes, pero también daba muestras de ser un criminal desorganizado: realizaba actos sexuales con sus víctimas después de la muerte, consumía su carne y sangre, las mutilaba y conservaba algunas partes como recuerdos. El juicio comenzó el 27 de enero de 1992. Desde el principio quedó claro que le impulsaba un trastorno mental, a pesar de que él hacía todo lo posible por disimularlo. Dhamer se mostró tan sincero y cooperador como muchos otros asesinos en serie, sin embargo, ni él mismo podía entender cómo había sido capaz de cometer todas aquellas atrocidades. Todos los presentes pudieron darse cuenta de hasta qué punto sus compulsiones y fantasías se habían apoderado de su mente, empujándole a seguir asesinato tras asesinato. Después del veredicto habló por primera vez al tribunal, dijo: "señor juez, todo ha terminado, me siento muy mal por lo que hice a esas pobres familias y comprendo su merecido odio. Asumo toda la culpa por lo que hice. He hecho daño a mi madre, a mi padre y a mi madrastra, pero les quiero mucho". El carnicero de Milwaukee fue sentenciado a un mínimo de 900 años, pero murió en la cárcel en 1994 asesinado a golpes por un recluso.

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YOO YOUNG-CHUL: este joven se comía los órganos de sus víctimas y luego enterraba los restos de los cuerpos. Yoo Young-Chul (también conocido como “Yoo Young-Cheol”) nació un 18 de abril de 1970 en medio de una familia de clase obrera (por ende, con escasos recursos económicos), en el pueblo de Waha, dentro del condado Gochang de Corea del Sur. El nacimiento de Yoo fue algo no programado por sus padres, quienes vieron en el bebé otra carga más que se sumaba a todos los problemas con que tenían que lidiar por vivir en la pobreza. Tan grande fue ese rechazo inicial que, no muchos años después cuando vivía con su abuela, Yoo le dijo a su abuela que su madre había considerado matarlo. Poco después del nacimiento de Yoo sus padres se separaron, por lo que Yoo fue a vivir con su abuela, criándose con ella hasta que tuvo seis años, momento en el cual Yoo se mudó a vivir con su padre en Seúl (capital de Corea del Sur). Aquello fue en parte posible ya que el padre de Yoo había regresado hace poco en condición de veterano de la Guerra de Vietnam (terminada en 1975), trayendo consigo un buen capital obtenido en su servicio militar. Dicho capital pudo haber rendido grandes frutos, pero el padre de Yoo lo invirtió malamente en especulaciones comerciales, aunque destinó otra parte del mismo para un local de cómics que había montado. Aparentemente la vida de Yoo no sería tan mala, puesto que la tienda de cómics de su padre sí tenía clientela, mas la realidad era otra: Yoo no era la única boca Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología que alimentar en el hogar, estaban también sus dos hermanos mayores y su hermana menor, además vivían en el distrito de Mapo, una zona tan pobre que no tenía ni electricidad ni agua potable, de modo que la gente se veía obligada a sacar agua de un pozo público. Sumado a eso, la madrastra de Yoo, una mujer cruel y abusiva que golpeaba salvajemente a su hermanita menor. Los hermanos de Yoo se salvaban de los golpes porque la mujer veía algo arriesgado golpearlos, ya que estos eran mayores y podían defenderse; y en cuanto a Yoo, si éste no recibía golpes de su madrastra era porque ella le tenía cierto recelo ya que él solía mirarla con odio y desprecio, fija, largamente y sin temor alguno. Poco fue el tiempo que Yoo aguantó la vida en casa de su padre. Anteriormente ya había escapado de casa uno de los hermanos mayores de Yoo, hecho que en parte ayudó a motivarlo para que a los ocho años se escapara con su hermana menor a vivir con su madre, lo cual era fácil dado que ésta también vivía en el distrito de Mapo. Ya en casa de su madre, Yoo fue enviado a la Escuela Primaria Gongdeok, donde se comportó tranquila y educadamente, mostrándose además como un chico muy responsable y colaborador para su edad pues, al no tener mucho tiempo su madre, él asumió gran parte de las tareas domésticas. Fue en esos días de estudiante de primaria cuando Yoo tuvo una de las experiencias tempranas que más habría de contribuir a la frustración por su pobreza y al resentimiento social que lo marcó de por vida. Puntualizando, a pesar de que en el distrito de Mapo existía mucha pobreza, en general los niños traían algo relativamente aceptable como comida. Sin embargo y debido en parte a las dificultades económicas y de tiempo que tenía su madre, un día Yoo aparece en la escuela portando como almuerzo un pegote de arroz pegajoso mezclado con masa de fríjoles (no fríjoles enteros, sino hechos una masa con apariencia de sopa espesa). Así, cuando los otros niños vieron lo que Yoo trajo para comer, pensaron inmediatamente en un pedazo de excremento y empezaron a burlarse de Yoo desde ese día, diciendo siempre y con tono burlón a la hora de la comida escolar: “¡Te traje mierda para el almuerzo!”. Hechos como estos fueron creando el Yoo que años después, estando arrestado, confesó que de niño solía ver con anhelo una casa grande (de gente adinerada) que estaba por donde él vivía, que se sentía inseguro por ser pobre y que al crecer llegó a pensar que los ricos tenían la culpa de su miseria y de la miseria de los pobres en general, llegando así a odiar profundamente a la gente adinerada. Volviendo a la vida de Yoo en casa de su madre, algo importante es que el afecto de Yoo por su padre no se había desvanecido, ya que fue principalmente a causa de su madrastra que Yoo había escapado con su hermana. Por ello, Yoo tenía la Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología costumbre de visitar a su padre, aunque las cosas dieron un giro cuando su madrastra lo dejó, pues esto sumió a su padre en el alcoholismo y, poco después, en una muerte ocasionada por accidente de tráfico. Tras la muerte de su padre, Yoo, tratando en cierta medida de escapar de su dolor, focalizó sus energías en el estudio hasta convertirse en uno de los mejores estudiantes de la clase. En 1984 Yoo entró a la secundaria, sintiéndose desde un inicio atraído por las artes. Le gustaba leer poesía y, pese a ser daltónico (el daltonismo es un defecto genéticamente hereditario que impide distinguir bien los colores), amaba la pintura y el dibujo y no le faltaba talento (años después hallaron dibujos manga en su apartamento, hechos por él y dotados de gran calidad). Además adoraba la música, por lo que formó parte de un grupo de góspel en una iglesia y más tarde creó con sus amigos la banda musical Evergreen. Las cosas parecían así estar relativamente bien para Yoo, aunque su pobreza lo seguía marcando y una muestra de eso eran los desmayos que le daban en atletismo por la poca energía que tenía a causa de lo mal que se alimentaba. Los primeros pasos criminales de un hombre frustrado Como estudiante de secundaria, Yoo había aplicado para hacer su especialización en artes, pero no lo consiguió y tuvo que resignarse con ingresar a una secundaria técnica en 1987. Naturalmente esto contribuyó a aumentar su frustración y sus resentimientos, lo que a su vez incrementó la determinación que le llevó a cometer el primero de sus robos cuando en 1988 robó una guitarra y una grabadora Sony de la casa de un vecino que no era pobre como él. No era un simple robo, él amaba la música y la vida le había negado la posibilidad de fomentar esa vocación a través del bachillerato técnico, de modo que muy probablemente existía en él el sentimiento de ser una víctima y por tanto la idea de no estar actuando mal del todo… Pero su pequeño crimen le costó bastante, dado que lo atraparon, lo llevaron a un centro de detención juvenil y nunca pudo terminar la secundaria técnica… Tiempo después, en la navidad de 1991, Yoo conoció a la Sra. Hwang, una masajista con la que habría de emprender una relación sentimental para luego terminar casándose el 23 de junio de 1993. Poco duraron los felices días iniciales de Yoo con la Sra. Hwang, ya que ese mismo diciembre de 1991 la desgracia volvió a caer sobre él cuando el propietario del lugar que alquilaba para vivir subió la renta y Yoo, desesperado y con cierto ánimo revanchista de compensar el abuso sufrido, entró a la oficina del propietario y robó una cámara y más de 500 Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología dólares en efectivo, siendo atrapado por un guardia de seguridad y posteriormente condenado a diez meses de prisión. En la cárcel Yoo fue visitado por su madre y, entre las cosas que hablaron, Yoo contó su plan de formar un hogar y le pidió que por favor cuidara de quien sería su esposa y del hijo suyo que estaba por nacer y con el cual quería pasar mucho tiempo cuando por fin saliera de la prisión. Tras salir de la cárcel, Yoo manejó su vida relativamente bien hasta que en 1993 cayó en la tentación del robo al ver un coche solo con las llaves puestas y en modo encendido. Otra vez la Policía lo atrapó y otra vez Yoo fue a parar a la cárcel, aunque con una suave condena de apenas ocho meses. Al salir de la prisión, Yoo se metió en tratamiento psiquiátrico en el Hospital Mental Nacional del barrio Gok Joong. Su insania psicológica era evidente, pero además de lo que resultaba obvio se ha dicho que posiblemente (no se ha confirmado) Yoo tenía cierto grado de epilepsia y, casi con certeza según el autor Lee Eun-Young (quien escribió un libro sobre Yoo), un trastorno maníaco depresivo que, aunque acentuado por los estímulos negativos del entorno, parecía tener un origen genético ya que el segundo hermano de Yoo era maníaco depresivo al punto de que en 1994 se había suicidado (con 32 años) tras deprimirse y caer presa del alcohol. Hasta 1995 Yoo estuvo en tratamiento psiquiátrico, mas ese mismo año fue detenido y multado por vender pornografía ilegal, y luego, otra vez más, en el año 1998 Yoo fue pillado en sus andanzas criminales. Esta vez no era simple robo: era robo posibilitado por la falsificación de documentos que le permitían hacerse pasar por funcionario del gobierno… La condena por eso fue de dos años. Otros habrían escarmentado al pasar de condenas de ocho y diez meses a una condena de dos meses, pero ese no era el caso de Yoo. Así, en marzo del 2000 Yoo vio a una adolescente de 15 años que le resultó irresistible y, no pudiendo tenerla por las buenas, obedeció a su impulso criminal y la violó… Hasta ese momento la Sra. Hwang le había perdonado sus delitos y seguía casada (se habían casado en 1993) con él. Según dicen, esa tolerancia no era tanto un producto de la compasión sino por el típico interés económico, ya que los robos de Yoo les permitían salir de apuros económicos. Sea como sea, el punto es que la violación de la quinceañera resultó indignante para la Sra. Hwang, moviéndola así a emprender una separación que culminó en divorcio en el 2002

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Centro Integral de Psicología La liberación de un resentido social Esta vez Yoo la estaba pasando muy mal en la cárcel, ya que además del divorcio él había sufrido porque tenía prohibidas las visitas de su querido hijo. Estaba solo y amargado. Sumado a eso, tras los barrotes Yoo había leído con gran atención un libro sobre la vida y los crímenes de Jeong Du-Young, un asesino en serie que acabó con nueve personas adineradas en la provincia de Gyeongnam durante junio de 1999 y abril del 2000. Jeong, al igual que lo haría Yoo después, había comenzado su epopeya de sangre tras ser liberado de la cárcel. La lectura de los crímenes de Jeong fue un ingrediente clave en la formación del veneno ideológicoemocional que convirtió a Yoo en un ser despiadado y brutal. En efecto, tras dicha lectura en Yoo se había fortalecido y desarrollado la idea y el sentimiento de que en la sociedad coreana los ricos eran los grandes culpables de la miseria de los pobres y por tanto de la miseria en que él había nacido y crecido. Eran explotadores, generadores de desigualdad social, acaparadores de una riqueza injustamente distribuida en virtud de su actitud de sanguijuelas. Por todo eso, para Yoo los ricos valían lo que un perro y como perros merecían morir. El odio ardía dentro de Yoo cuando en septiembre del 2003 las puertas de la cárcel se abrieron y él salió de nuevo al mundo aunque esta vez con la determinación de matar en la mirada. Pero, para llevar a cabo sus planes de venganza, hacía falta practicar. Él nunca había matado y carecía de la naturaleza psicópata en virtud de la cual Alexander Pichushkin arrojó súbitamente por la ventana a su primera víctima o Edmund Kemper inauguró su cadena de muertes disparándole inesperadamente a su abuela con un rifle. Tenía primero que acostumbrarse a la violencia, a la sangre y al súbito apagarse de la víctima tras el golpe letal. Para ese fin los perros resultaban perfectos. Así, Yoo empezó su entrenamiento apaleando perros callejeros, rompiéndoles las cabezas como luego, martillo en mano, haría con sus futuras víctimas humanas… Castigando a los ricos Era una mañana —Yoo eligió la mañana porque en Corea del Sur la gente joven suele irse a trabajar de mañana, quedando por lo general solo la gente mayor en casa— del 24 de septiembre de 2003 cuandoYoo tomó el metro con destino a Apgujeong-dong, el distrito más adinerado de Seúl. Ya en las calles del barrio Sinsa (dentro Apgujeong-dong), Yoo buscó una iglesia (50,6% de los surcoreanos son cristianos) y exploró los alrededores de la misma en busca de una casa de aspecto opulento. No sería difícil encontrar una casa de ricos poco segura, ya que en Corea del Sur es común que las grandes casas de dos pisos cuenten con un recinto amurallado Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología no muy alto (igual o un poco más alto que un hombre promedio) tras del cual yace un gran patio lleno de bonsáis, césped y otros elementos de jardinería. De ese modo, en poco tiempo Yoo encontró una casa aparentemente propicia. Yoo observó durante varios minutos la casa para asegurarse de que no era peligroso entrar. Aparentemente no habían sistemas de seguridad y sólo estaban personas de edad avanzada (y por tanto poco peligrosas). Yoo entonces trepó por la pared del lado que daba a un callejón en el que no solía pasar gente que lo viera. Cargaba guantes para evitar dejar huellas y tenía un martillo casero y un cuchillo con hoja de unos quince centímetros de largo. En el jardín no había nadie y al parecer no se percataron de su presencia una vez que hubo cruzado el muro. Avanzó con cautela, abrió la puerta principal, vio que había una pareja de ancianos en el dormitorio principal y subió a ver si había alguien en el segundo piso. Tras constatar que no había nadie arriba, Yoo bajó y entró en el dormitorio de los ancianos. Lo miraron presas del temor. No sabían si todo iba a reducirse a un asalto, pero Yoo velozmente eliminó las dudas al apuñalar en la garganta al indefenso Sr. Lee de 72 años. Lee había tenido el honor de ser profesor honorario en la Sookmyung University, y ahora tenía el infausto honor de ser la primera víctima de quien habría de convertirse en el mayor asesino serial en la historia de Corea del Sur. La anciana (68 años) esposa de Lee lanzó un grito de horror al ver lo sucedido, pero Yoo intentó calmarla diciéndole que todo estaba bien, aparentando que no tenía intención de matarla y levantando el cuerpo sangrante de su marido. Ya menos nerviosa, la esposa de Lee experimentó su último y doloroso instante de vida cuando súbitamente el martillo de Yoo le destrozó el cráneo con un golpe contundente. Yoo miró la trágica escena para asegurarse de que sus víctimas estaban muertas, cerró con llave la puerta del cuarto, tomó una toalla, limpió la sangre de sus pantalones y salió al jardín, donde recordó que había dejado el cuchillo en la habitación de los ancianos. Entonces volvió, tumbó la puerta de una patada, tomó su cuchillo, esparció la ropa del armario para confundir a la Policía y salió nerviosamente, sabiendo que en la puerta había dejado una huella que solo pudo eliminar parcialmente. No dinero ni joyas: su recompensa era la venganza. No pasó mucho tiempo antes de que el instinto asesino volviera a él un 9 de octubre de ese mismo 2003. Esta vez tomó el metro hasta Bulgwang y luego un taxi hasta Gugi Tunnel. Allí el procedimiento fue el mismo de la vez anterior: buscar una iglesia, encontrar una casa de ricos aparentemente segura cerca de la

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Centro Integral de Psicología iglesia, trepar el muro de la casa sin ser visto, atravesar cuidadosamente el jardín y matar a quien toque matar una vez dentro… Yoo, que había saltado el muro tras asegurarse de que no hubiera nadie en el primer piso, no pensó que, al abrir la puerta principal de la casa, alguien lo había escuchado. Así, inquieta por ver quién había llegado, la abuela Kang de 85 años salió del baño y fue a recibir a la inesperada visita. Junto a la puerta se encontró con Yoo, quien salvajemente le propinó unos tres o cuatro golpes en el cráneo. La pobre anciana se desplomó con la cabeza vuelta un amasijo de sangre y huesos rotos. Entretanto, la señora Lee (la ama de casa) de 60 años había bajado pero no tuvo tiempo de hacer nada porque Yoo le dio dos patadas en el estómago. Viéndola doblada del dolor, Yoo le preguntó si había más gente en casa y la señora dijo que su esposo y su hijo estaban arriba, recibiendo como premio a su colaboración una lluvia de martillazos… Martillo en mano, Yoo subió al segundo piso y rápidamente le salió al paso el Sr. Yoo Go de 35 años, hijo de la Sra. Lee. Al ver al Sr. Yoo Go, el asesino lo obligó a arrodillarse y después le hizo añicos la cabeza con nueve martillazos. Faltaba solamente el esposo de la Sra. Lee y Yoo lo buscó pero no logró encontrarlo. El tiempo corría y el riesgo de ser pillado aumentaba, de modo que Yoo disfrazó de robo la escena del crimen, limpió las huellas que había dejado y salió de la casa. Apenas una semana después, el 16 de octubre Yoo fue a dar una oscura visita al muy adinerado barrio Samsung del distrito Gangnam. Nuevamente el proceso fue el mismo de las veces anteriores, empezando por hallar una iglesia y terminando por escalar el muro de una casa lujosa aparentemente segura. En el jardín, Yoo pudo ver que alguien se aproximaba: era la Sra. Yoo de 69 años, esposa del millonario dueño de la casa. Ella había salido a ver el correo y Yoo se había escondido, apareciéndosele por atrás cuando volvía a entrar. Amenazándola con su cuchillo, Yoo le preguntó si había alguien en casa y la señora dijo que no. Aprovechando la oportunidad, el asesino arrastró a la Sra. Yoo hasta el baño y allí le martilló la cabeza… Después desperdigó objetos en el dormitorio de la víctima, limpió huellas, se quitó la sangre y se fue de la casa, nuevamente sin llamar la atención. Para su siguiente crimen Yoo esperó hasta el 18 de noviembre. Eran aproximadamente las once de la mañana cuando Yoo se dirigió a Hyehwa-dong. Allí siguió el mismo proceso de siempre, con la diferencia de que esta vez había una pequeña estación de policías en un callejón cercano a la casa que tenía pensado asaltar. Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología Mientras avanzaba cautelosamente por el jardín, Yoo escuchó el llanto de un bebé e interpretó que al menos debía haber dos personas en la casa. Se aproximó, abrió la puerta principal y no vio a nadie, subió al segundo piso y tampoco vio a nadie. De pronto, mientras bajaba las escaleras Yoo escuchó la voz de la ama de llaves, la Sra. Bae de 53 años. Con tono de inquietud y disgusto, la Sra. Bae le preguntó quién era y Yoo, en vez de responder, la amenazó con su cuchillo y le obligó a encaminarse al dormitorio principal. Dentro del dormitorio y acostado en su cama estaba el dueño de la casa, el Sr. Kim de 87 años. La Sra. Bae, con el bebé en brazos, miró aterrada como Yoo destrozaba el cráneo del Sr. Kim. Tras matar al anciano, Yoo le arrebató el bebé a la ama de llaves, puso al bebé en un sofá de la habitación, lo cubrió con una sábana y luego la asesinó a martillazos. Al bebé no le hizo daño alguno pues, si bien en su afán de justicia vengadora había cometido crímenes aborrecibles y crueles contra ancianos indefensos, la crueldad de Yoo nunca elegía presas no vinculadas a su rencor. Después de salir de la habitación, Yoo hurgó un rato en la casa y encontró una caja fuerte que le resultó tentadora, por lo que usó un palo de golf y unas tijeras para abrirla, cortándose en el intento y derramando su sangre de forma tal que aquello le despertó el temor a ser atrapado por su ADN. Nervioso y olvidándose del bebé que había dejado en el sofá, Yoo tomó una abrigo negro, se lo puso, le prendió fuego a la habitación para que no lo pudiesen capturar rastreando su ADN y luego salió. Ya afuera y a la distancia, Yoo observó la casa por aproximadamente media hora, intentando y no pudiendo ver las llamas del incendio en el que el bebé se calcinó. Se habría quedado un poco más, pero una mujer que parecía ser de la familia entró y Yoo escapó nerviosamente de la escena del crimen, olvidando que había dejado algunas huellas y que una cámara de seguridad lo había filmado por detrás (por suerte para él). Inactividad temporal y cambio de planes Tras el crimen del 18 de noviembre, Yoo dejó de asesinar por cierto tiempo en el cual, mediante una I.D. falsa (arriba) de policía, se dedicó a extorsionar a proxenetas y a prostitutas (la prostitución era ilegal) para cubrir con eso sus gastos. Tras el episodio en casa del Sr. Kim, Yoo decidió descansar de su sangrienta campaña y se forjó un I.D. (documento de identificación) falso de policía. Con ese I.D., Yoo recorrió las diversas zonas rojas (zonas con clubs nocturnos, discotecas y otros tipos de antros) de Seúl buscando proxenetas y prostitutas a quienes extorsionar, cosa que le era posible ya que en Corea del Sur la prostitución es ilegal, aunque muy abundante…

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Centro Integral de Psicología Logró así conseguir el equivalente a unos 4.000 dólares, los cuales depositó en una cuenta y ya con eso pudo alquilar tranquilamente un apartamento que le costaba 450 dólares al mes. Allí, y esto se sabe porque el apartamento fue revisado mucho después tras su captura, Yoo tenía una computadora en la que veía frecuentemente pornografía y dvds de películas que compraba, tales como Public Enemy, Very Bad Things y Normal Life. También, cerca de su cama Yoo tenía una especie de mini biblioteca en la que estaban: un álbum con recortes periodísticos sobre juguetes que tenía pensado comprarle a su hijo; anuncios de pistolas; listas de cantantes pop con sus canciones; notas sobre coches, computadoras y equipos musicales; un álbum de arte lleno de retratos y desnudos femeninos que mostraban su talento para el manga; y un cuaderno de su hijo lleno de dibujos hechos con lápices de colores. Por otra parte se veían abundantes tarjetas de sexo a domicilio. Estaban por casi todas partes: en cajones, en el suelo, en estantes, etc. La mayoría de la gente desechaba esas tarjetas (en las que se veía una foto erótica de la chica y un número para llamar) pero Yoo las coleccionaba porque era un asiduo consumidor del sexo pagado. En aquel entonces la gente del barrio consideraba a Yoo como un buen tipo, e igualmente los policías de la pequeña estación que estaba cerca (apenas a cincuenta pasos de su apartamento) no sospechaban nada de él y lo veían con buenos ojos. En noviembre de ese mismo año (2003), llamando a los servicios de sexo Yoo conoció a la Sra. Kim, con quien estableció una relación sentimental y terminó haciendo una propuesta de matrimonio. Yoo no se lo esperaba pero, muy poco antes de la propuesta, la Sra. Kim había averiguado sobre su pasado criminal y consecuentemente rechazó la propuesta matrimonial. El rechazo de la Sra. Kim fue el inicio de una nueva pasión en Yoo: el odio por las “prostitutas”. Tan enojado se sentía por el rechazo que incluso pensó en matar a su ex esposa, pero no lo hizo para evitar el sufrimiento de su hijo. Poco después de su fracaso sentimental, en enero del 2004 Yoo fue detenido por un pequeño robo en un sauna, pero todo lo que le hicieron fue llevarlo a la comisaría de Sodaemun, donde los negligentes policías ni siquiera se tomaron la molestia de revisar sus antecedentes penales, liberándolo en poco tiempo tras darle sus respectivas amonestaciones. Las primeras prostitutas asesinadas Tras el rechazo de la Sra. Kim, el odio predominante en Yoo dejó de ser el odio a los ricos y pasó a ser el odio hacia las mujeres que trabajaban en el comercio sexual y, al igual que la Sra. Kim, eran jóvenes y atractivas. Si la chica era fea o Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología vieja no servía: tenía que ser joven y algo atractiva, tenía que representar a la Sra. Kim en cierta forma y medida. Ese tipo de mujer pasaría a ser el modelo de víctima de ahora en adelante. Los ricos ya habían sufrido bastante, ahora debían pagar las rameras. Eran abundantes las nuevas víctimas potenciales de Yoo, ya que Seúl era y es una ciudad en que, según revelan las investigaciones, el colectivo de las mujeres que venden sexo no está únicamente conformado por las profesionales permanentes sino por quienes ocasionalmente se venden, pudiendo estar en esa categoría estudiantes de secundaria que están ahorrando para comprar el último modelo de celular, amas de casa que quieren pagar rápido la matrícula escolar del hijo o la tarjeta de crédito, etc… Yoo solo tendría que llamarlas y ellas irían donde él, buscando dinero y encontrando una muerte terrible… Fue así que, el 6 de febrero del 2004, Yoo salió de su casa a las siete de la noche, tomó un taxi y se dirigió hasta el barrio Imoon-dong, abundante en mujeres que ofrecían su “mercadería” bajo el amparo de la noche. Caminando en el barrio Imoon-dong, Yoo vio al otro lado de la calle a una mujer de formas atractivas vestida de manera provocativa y, al ver que la mujer permanecía parada, pensó que era una prostituta. Entonces Yoo cruzó la amplia calle de cuatro carriles hasta llegar al restaurante cerca del cual estaba parada la mujer, en un callejón. Ya al otro lado, Yoo se acercó a la mujer (Sra. Jeon, de 25 años) y le preguntó a dónde iba. “Voy de compras”, respondió la mujer mientras el granizo descendía en aquella noche helada. Pese a la respuesta, Yoo siguió pensando que la mujer era una prostituta y le mostró su I.D. falso de policía, exigiéndole que le acompañe a un bar. La suspicaz mujer reaccionó entonces de una forma algo impetuosa y despreciativa: “¡Tú no eres un policía, loco bastardo!”, chilló ella. Instantáneamente la ira afloró en la cara de Yoo y la mujer, dándose cuenta, corrió antes de que Yoo la atacara, pero él fue más rápido que ella y la alcanzó antes de que entrara al restaurante. Le dio cinco rápidas puñaladas en el pecho y escapó de la escena del crimen. Poca gente caminaba por la calle en aquellos momentos y los conductores de los autos estaban inmersos en su mundo. Nuevamente Yoo escapaba, impunemente entre la indiferencia y el despiste de los ciudadanos. El crimen visceral de aquel 6 de febrero había sido magnífico, pero peligroso y poco inteligente. Yoo tuvo suerte de no ser atrapado tras dar rienda suelta a su ira, pero no podía volver a permitirse un asesinato de ese estilo. Por eso, el 5 de marzo llamó a un servicio de sexo para que le enviaran una chica a su apartamento. En poco tiempo la chica estuvo allí, y todo fue normal, hasta que Yoo le dio un martillazo letal e inesperado en la cabeza. La chica se desplomó sobre el suelo haciendo un charco de sangre, y Yoo, imperturbable, fue por su Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología sierra y empezó a cortarla hasta dividirla en dieciocho partes…Después metió las partes en fundas y llevó las fundas hasta una pequeña montaña detrás de la Universidad de Seogang. Allí enterró el cadáver. Vengándose de un estafador Yoo nunca asesinaba sin deseo de venganza, y este caso no fue la excepción. Sucedió así que Yoo solía comprar viagra para sus sesiones de sexo pagado, pero esta vez quiso probar suerte e intentó ahorrar dinero, yendo así al mercado Goblin de Hwanghak-dong, un lugar con unas 500 tiendas y numerosos vendedores ambulantes. Vendían casi todo tipo de cosas en ese mercado lleno de precios baratos, y la viagra no podía faltar: el problema es que a veces era viagra falsa, y a Yoo le tocó la mala suerte de caer en la trampa del Sr. Ahn. Así, llegada la noche Yoo constató con frustración y coraje que la viagra no funcionaba en el momento necesario; por ende no solo se había arruinado la diversión sino que el dinero se había perdido, tanto en el puesto comercial del Sr. Ahn como en el pago por un servicio sexual que no pudo disfrutar durante todo el tiempo acordado. Yoo estaba realmente enfadado y le iba a hacer pagar al Sr. Ahn: no ya con monedas y billetes, sino con sangre. Sin embargo Yoo esperó un tiempo y, recién la noche del 13 de abril, se apareció de nuevo ante el Sr. Ahn, mostrándole su falso I.D. de policía, amenazándolo e intentando obtener un soborno para no sancionarlo por estafa. Ahn dudó de la I.D. de Yoo y dijo que, antes de aceptar, tenía que ir a la estación policial más cercana para confirmar que la I.D. era real. Enfadado, Yoo lo confrontó, lo esposó y lo metió en su propia furgoneta (la de la víctima), conduciendo hasta su casa, donde se bajó y colocó el martillo, el cuchillo y los guantes en una bolsa. Después fue a un estacionamiento subterráneo que estaba cerca, mató a Ahn dentro de la furgoneta, caminó hasta su casa para lavarse las manos y cambiar el cuchillo, regresó al estacionamiento, limpió la sangre con un trapo que trajo y a la una de la madrugada condujo hasta Wolmi Island, un puerto turístico a 25 kilómetros de Seúl. Una vez allí, estacionó la furgoneta en una gasolinera abandonada que estaba cerca de la playa, le cortó las manos a Ahn con una sierra, las metió en una bolsa plástica, arrojó la bolsa en las rocas que estaban junto al muelle de la playa, roció la furgoneta con gasolina, se alejó, le prendió fuego y la miró arder en medio de la madrugada. Por un rato disfrutó de las llamas que se alzaban en la oscuridad sobre las ruinas del estafador Ahn y de su furgoneta; pero, pasados algunos minutos, el sonido relajante de las olas dejó de ser el único y los bomberos aparecieron, por lo que Yoo tuvo que dejar discretamente la escena y escaparse en un taxi.

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Centro Integral de Psicología El sangriento récord de Yoo Young-Cheol El asesinato del 5 de marzo había salido a la perfección, constituyéndose por ello en el modelo que Yoo seguiría para su campaña en contra de las prostitutas. De ese modo, en el año 2004 y entre principios de abril y mediados de julio, Yoo cometió los siguientes crímenes en su apartamento de Mapo (en Seúl): Abril, fecha desconocida: Una escort (chica de compañía, prostituta a domicilio), cuya identidad no pudo ser esclarecida, fue asesinada a martillazos en la cabeza, decapitada, descuartizada y posteriormente enterrada en un sitio cercano al templo Bongwon en Seodaemun-gu. Mayo, fecha desconocida: Escort de 25 años, asesinada a martillazos, decapitada, descuartizada y enterrada en un sitio cercano al templo Bongwon en Seodaemungu. Junio 1: Escort de 35 años, asesinada a martillazos, decapitada, descuartizada y enterrada en un sitio cercano al templo Bongwon en Seodaemun-gu. Junio, a inicios de mes: Escort de edad no esclarecida, asesinada a martillazos, decapitada, descuartizada y enterrada en un sitio cercano al templo Bongwon en Seodaemun-gu. Junio 9: Escort de 26 años, asesinada a martillazos, decapitada, descuartizada y enterrada en un sitio cercano al templo Bongwon en Seodaemun-gu. Junio 18: Escort de 27 años, asesinada a martillazos, decapitada, descuartizada y enterrada en un sitio cercano al templo Bongwon en Seodaemun-gu. Junio 25: Escort de 28 años, asesinada a martillazos, decapitada, descuartizada y enterrada en un sitio cercano al templo Bongwon en Seodaemun-gu. Julio 1: Escort de 26 años, asesinada a martillazos, decapitada, descuartizada y enterrada en un sitio cercano al templo Bongwon en Seodaemun-gu. Julio 9: Escort de 24 años, asesinada a martillazos, decapitada, descuartizada y enterrada en un sitio cercano al templo Bongwon en Seodaemun-gu. Julio 13: Escort de 27 años, asesinada a martillazos, decapitada, descuartizada y enterrada en un sitio cercano al templo Bongwon en Seodaemun-gu. Como se ve, el método seguido por el asesino fue exactamente el mismo en todos los casos. Ahora, un detalle importante es que, según confesó Yoo tras su captura, él no tuvo sexo con ninguna de sus víctimas por temor a ser identificado a través del ADN. Además, el asesino contó que, una vez que las chicas llegaban a Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología su apartamento, él les pedía que tomen un baño para así preparar el martillo y golpearlas en la cabeza cuando saliesen. La única pertenencía que tomaba de las chicas era el teléfono móvil, para de esa forma evitar usar su número en futuras llamadas. Sumado a eso, Yoo les quitaba la piel de los dedos para impedir que las identifiquen. En cuanto al proceso de enterramiento, él sepultaba todos los cuerpos descuartizados en una ladera llena de vegetación cerca del templo Bongwon, un templo en la periferia de la urbe. Los huecos eran siempre poco profundos y los puntos de enterramiento solían estar marcados para evitar poner más de un cuerpo en el mismo sitio. Yoo llevaba las fundas con trozos de cadáver en una maleta a sus espaldas, y por cada víctima necesitaba efectuar dos viajes, terminando recién en torno a las cuatro de la madrugada. Se corre el rumor del asesino suelto Corea del Sur ya era un país fuertemente metido en el mundo cibernético para cuando Yoo cometió sus asesinatos. Fue por eso que los rumores sobre sus crímenes se esparcieron como un virus en los foros de internet, a lo cual se sumó la atención de la Prensa y la salida de un documental sobre los crímenes que estaban teniendo lugar. En ese contexto, a principios de julio del 2004 y en medio de las producciones periodísticas que surgían en relación a las mujeres asesinadas, el 9 de julio el reportero Bae No-pil publicó un artículo muy premonitorio e influyente en el Joong Ang Daily: Homicidios de Seúl: ¿asesino serial en el trabajo? Había entonces empezado a generarse un temor generalizado de la población hacia el misterioso asesino de mujeres. Ese temor hacía que muchas mujeres lleguen a casa antes de lo habitual y que suban las ventas de pistolas de gas, armas y sprays de pimienta Por su parte, la Policía decía que le faltaban evidencias y testigos para encontrar al asesino, alimentando con esto el temor de la población. Por último, algo que contribuyó a la obsesión popular por el asesino fue el antecedente de que el año anterior se había estrenado la película Memories of Murder, basada en una serie de diez asesinatos reales que tuvieron lugar en Corea del Sur durante octubre de 1986 y abril de 1991. Tal era el caso que el asesino susodicho nunca fue encontrado y que además mató solamente mujeres. En el film, aunque no en la realidad, el misterioso asesino elegía siempre mujeres de rojo que mataba en noches lluviosas: así, esta fue la causa del mito popular del

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Centro Integral de Psicología “Asesino de la Noche Lluviosa” y de la superstición de que las mujeres debían evitar la ropa roja, al menos por las noches… La captura El jueves 15 de julio, Yoo fue arrestado por golpear a una prostituta en un motel del sureño barrio Yeoksam de Seúl. Los policías en ese momento no sabían que tenían al asesino serial en sus manos, y Yoo fue más astuto que ellos y fingió una pierna herida y ataques epilépticos para apelar a la compasión de los policías, quienes en un momento del interrogatorio se descuidaron, cosa que fue aprovechada por Yoo para escapar, pese a que estaba esposado. Tras huir, Yoo se apareció en casa de su madre. Estaba deprimido, acabado, desmoralizado. Dijo por ello su madre sobre aquel día: ‹‹Me encontré con mi hijo un 15 de julio. Él solo dijo: “¡Quiero morir! ¡Quiero morir!”. Yo no era capaz de decir nada. Lloré.›› Entretanto, esa misma noche los proxenetas locales sabían que algo estaba pasando, por lo que aunaron fuerzas y, con la ayuda del oficial Yang Pil-ju, planearon tenderle una trampa. Aquello fue posible gracias a que Yoo había tenido el descuido de llamar a más de una víctima con el mismo número de celular, de modo que los proxenetas, que solían revisar los horarios en que sus trabajadoras entraban y salían con los clientes, pudieron notar que un número de celular determinado figuraba como el número del cliente que contactó con ciertas chicas justo antes de que éstas desapareciesen. La madrugada del viernes 16 de julio, Yoo fue capturado después de que varios proxenetas coordinarán un plan con la Policía. Entre otras cosas, el plan incluía enviarle una prostituta vieja y fea para que pida una joven y bonita y, en su espera por la nueva chica, de tiempo para desplegar ciertas maniobras. Ya en la estación de Policía, Yoo fue sometido a un interrogatorio y confesó sus atroces crímenes. Yoo debió haber permanecido quieto después de escapar de la Policía, pero tuvo la torpeza y la impulsividad de planear un crimen la madrugada del viernes 16 de julio. Ocurrió entonces que, intencionalmente, el proxeneta de la agencia contactada le mandó una mujer vieja y poco atractiva, sabiendo que Yoo la rechazaría y pediría una chica joven y de buen aspecto, tal y como en efecto sucedió entre la una y las dos de la madrugada. Fue justo en ese largo intervalo de tiempo (el proxeneta le dijo a Yoo que debía esperar cierto tiempo para que llegue la chica pedida) que los proxenetas contactaron con el oficial Yang y coordinaron todo con la Policía. Así, a eso de las cuatro de la madrugada, policías y proxenetas se pusieron alertas cuando el Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología celular de la chica que serviría de cebo sonó y Yoo, desde el otro lado de la línea, le solicitó que se metiera por un callejón y que siguiese tales y cuales desvíos, dando con ello a notar que existía algo extraño en la ubicación programada para el encuentro. Momentos después interceptaron a Yoo en un callejón oscuro y lo condujeron a la comisaría, donde Yoo confesó todas sus horrendas proezas… Un asesino implacable y rencoroso Después de que todo se supo y los cuerpos se desenterraron, la forense Bak Hwe-gyeong confesó sentirse desconcertada ante la maldad que se evidenciaba en los cráneos destrozados y los cuerpos desmembrados de las víctimas. Para ella, los asesinatos de Yoo mostraban no solamente ira y rabia sino odio y locura. “¿Cómo puede un ser humano ser tan malvado?”, fueron sus palabras. Según un experto en Psicología Criminal que lo entrevistó, Yoo era un sujeto antisocial que desconfiaba de las convenciones sociales y mostraba poco remordimiento por sus crímenes, llegando incluso a decirle que habría matado a 100 mujeres más. Hay en la medicina popular de Corea la creencia de que el hígado es símbolo de valentía y vigor, y Yoo no desconocía esa creencia. Fue por eso que, cuando se le preguntó por qué devoró los hígados de cuatro de sus víctimas (según confesiones del asesino), él respondió con frialdad: “Eso hizo refrescar mi mente y mi cuerpo”. Habían muchas cámaras periodísticas cuando Yoo (a la izquierda en la foto superior) estaba indicando dónde cavar para desenterrar los cadáveres que había puesto en cierta zona con vegetación; y entonces, frente a los reporteros y las cámaras de televisión, Yoo hizo una pausa, miró a una de las cámaras y sentenció lapidariamente: “Las mujeres no deben ser putas, y los ricos deberían saber lo que han hecho”. Para acabar, existe una historia que ilustra a la perfección el resentimiento que carcomía a Yoo. A saber, cuentan que habían muchas cámaras periodísticas cuando Yoo estaba indicando dónde cavar para desenterrar los cadáveres que había puesto en aquella zona llena de arbustos, maleza y trozos de madera mohosa y agusanada dejados por inundaciones pasadas; y entonces, frente a los reporteros y las cámaras de televisión, Yoo hizo una pausa inesperada, miró a una de las cámaras y sentenció lapidariamente: “Las mujeres no deben ser putas, y los ricos deberían saber lo que han hecho”.

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Centro Integral de Psicología Un juicio poco regular En apenas diez días la Policía finalizó las investigaciones necesarias para entregar el caso a los fiscales, por lo que el lunes 26 de julio del 2004 Yoo fue transferido a la oficina del fiscal. Mientras Yoo se dirigía a su destino, una masa enorme de curiosos, reporteros y fotógrafos pululaba en torno a él. El 26 de julio del 2004 se inició el juicio de Yoo. No fue un juicio normal pues estuvo lleno de irregularidades y eventos chocantes como cuando, a comienzos del proceso y mientras el asesino subía escoltado por unas gradas de cemento, la Sra. Jeong (51 años, madre de una víctima) gritó: “¡La investigación falsa e incompetente de la Policía mató a mi hija. Si lo hubieran arrestado antes, mi hija no habría muerto!”. Tras eso y con paraguas en mano, fue corriendo hacia el asesino, pero uno de los policías escoltas le dio una patada (arriba la foto) lateral, haciéndola rodar por las escaleras de cemento… Su juicio no fue un juicio cualquiera pues, además de recibir una enorme atención por parte de la Prensa y la sociedad coreana, presentó ciertos hechos llamativos y poco regulares. Cabe así, tomando en cuenta lo anterior y lo sustancial del juicio, destacar en orden cronológico los siguientes sucesos: A inicios del proceso y mientras el asesino subía escoltado por unas gradas de cemento, la Sra. Jeong (51 años, madre de una víctima) gritó: “¡La investigación falsa e incompetente de la Policía mató a mi hija. Si lo hubieran arrestado antes, mi hija no habría muerto!”. Tras eso y con un paraguas en mano, fue corriendo hacia el asesino pero uno de los policías escoltas le dio una patada lateral en el pecho, haciéndola rodar por las escaleras de cemento… Afortunadamente las cámaras captaron lo sucedido y el evento se pasó por televisión, causando una indignación nacional tan grande que al día siguiente la Policía ofreció disculpas públicamente. Pero, aún después de las disculpas, un policía hizo la paranoica afirmación de que la Sra. Jeong había sido contratada por Japan’s Fuji TV para descubrir el rostro del asesino quitándole la máscara. Ante esta declaración, un miembro de Japan’s Fuji TV río públicamente. El 29 de julio, Yoo se declaró en huelga de hambre y se negó a hablar, cosa que resultaba pésima para la fiscalía. El 6 de septiembre Yoo apareció por primera vez ante el tribunal y, pese a que había dicho que no hablaría, admitió su culpabilidad, describió la forma en que desmembró a las víctimas y dijo que había matado a dos personas más aparte de las que le imputaban.

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Centro Integral de Psicología El 20 de septiembre Yoo fue traído nuevamente al Tribunal de Distrito de Seúl. Allí, cuando el tribunal estaba a punto de levantar la sesión, Yoo saltó por encima de la barandilla dirigiéndose hacia los jueces y gritando que él no iba a asistir a la próxima audiencia. Los jueces se levantaron con rapidez de sus sillas para no ser alcanzados, y Yoo, justo cuando alcanzó las mesas, resbaló y fue inmovilizado por veinte guardias, esposado y sacado de la sala. El lunes 4 de octubre a la medianoche, Yoo intentó ahorcarse en su celda con un cable eléctrico que sacó de un ventilador de pared, pero los guardias lo detuvieron antes de que consiguiese matarse. El 25 de octubre, cuando Yoo entraba en la sala del tribunal una persona del público lo insultó. Enfurecido, Yoo se abalanzó sobre su ofensor pero diez guardias forcejearon con él y lo dominaron, dejando como únicas secuelas un tribunal sacudido y dos sillas de madera rotas. Tras la escena de descontrol, Yoo fue obligado a firmar una declaración escrita en la que se comprometía a no volver a causar agitaciones en el juicio, posteriormente lo sacaron de la sala por un rato y, cuando volvió, Yoo miró a los familiares de las víctimas y dijo: “Eran mujeres anormales. Ellas merecían ser capturadas.” .La sentencia final La pena de muerte para Yoo Young-Chul fue pedida por la fiscalía el 29 de noviembre del 2004. Tras oír su sentencia, en vez de gritar como Chikatilo o Ted Bundy, esta vez Yoo no se dejó llevar por la cólera sino que, con reflexiva actitud, profirió unas palabras que la sociedad sur coreana y el mundo no deberían olvidar: “Mis acciones no pueden justificarse. Si viviésemos en una sociedad donde las personas como yo pudiesen vivir una buena vida, no habría otro Yoo Young-Chul. Estoy agradecido por la solicitud de pena de muerte de los fiscales. Estaré arrepentido de lo que he hecho hasta que muera.” El 29 de noviembre del 2004 se confirmó la pena capital para Yoo. Él, tras oír su sentencia, dijo algo que Sur Corea y el mundo deberían recordar: “Mis acciones no pueden justificarse. Si viviésemos en una sociedad donde las personas como yo pudiesen vivir una buena vida, no habría otro Yoo Young-Chul”. Actualmente él está en el corredor de la muerte, esperando su final junto a otros 60 convictos. El 9 de junio el veredicto final del Tribunal Supremo ratificó la pena de muerte. Días más tarde, el Ministerio de Justicia envió a la Asamblea Nacional una carta oficial en que se criticaba a los movimientos legislativos que exigían la derogación de la pena de muerte. Entre otras cosas, en esa carta la pena de muerte era justificada a través de palabras que aludían indirectamente a Yoo: ‹‹Si los asesinos brutales no son condenados a la pena capital, se estaría yendo contra el Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología sentimiento público de justicia y el rencor de las víctimas, y sus sentimientos de venganza personal aumentarían.›› Actualmente Yoo Young-Chul está en el corredor de la muerte, esperando su final junto a otros 60 convictos. Se le imputaron 20 asesinatos aunque él mismo confesó que hubo más muertes.

STEPHEN GRIFFITHS: era un estudiante de doctorado en Criminología, de 40 años, que se autodenominó como "EL CANÍBAL DE LA BALLESTA". Fue sentenciado a cadena perpetua por el asesinato de tres prostitutas en Bradford en Yorkshire (norte de Inglaterra). En el juicio, afirmó que se comió partes crudas y otras cocinadas de sus víctimas. estudiante de criminología que mató a tres prostitutas y se comió partes de los cuerpos. Actualmente, cumple cadena perpetua. El asesino también aseguró haber comido la carne de sus víctimas, tanto cruda como cocida. Un extremo que no ha podido ser confirmado por la Policía. Uno de los pensadores modernos más influyentes del siglo XIX, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, dijo en una de sus reflexiones: "El que lucha con monstruos, debe tener cuidado de no convertirse a su vez en monstruo". El asesino en serie de esta entrada podría ser un claro ejemplo del acierto de esta advertencia. Aunque como observaremos, Stephen Griffiths era ya un monstruo que se dedicó

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Centro Integral de Psicología a estudiar a otros monstruos que le guiasen en su sangrienta senda, encontrando en las vidas de Jack el Destripador y Yorkshire Ripper su forma de vivir. 'El Caníbal de la Ballesta'. Esta fue la respuesta que ofreció Stephen Griffiths cuando se le preguntó su nombre durante una audiencia en una corte. Se apropió así del apodo con el que había bautizado la prensa sensacionalista al criminal más buscado de Reino Unido entre Junio de 2009 y abril de 2010. Cuando los magistrados le pidieron la dirección de su domicilio respondió: "Eh... Aquí, supongo". Stephen Griffiths (24/12/1969) de origen inglés fue detenido el 24 de Mayo de 2010 y condenado a cadena perpetua por el asesinato de las tres mujeres que ejercian la prostitución en Bradfort (West Yorkshire, norte de Inglaterra). El 'Caníbal de la Ballesta' , que ya había sido condenado a tres años de cárcel cuando tenía 17 años por un robo llevado a cabo con un cuchillo contra un guardia de un supermercado, también tuvo que ser ingresado varias veces en hospitales psiquiátricos. Las prostitutas de su barrio le conocían, aunque advertían que nunca se iba a la cama con ellas. Griffiths terminaria brutalmente con la vida de Susan Rushworth, de 43 años, Shelley Armitage, de 31, y Suzanne Blamires, de 36. Las tres prostitutas habían desaparecido respectivamente en junio de 2009, abril de 2010 y mayo de ese mismo año. La Policía encontró los restos de Blamires en el interior de una bolsa de deportes, desmembrados, en el rio Aire, lo que les llevó hasta el asesino y posibilitó su detención. También se encontró una parte del cuerpo de Armitage, pero nunca se encontró el rastro del cadáver de Rushworth. El modus operandi de Stephen Griffiths era el de matar a las mujeres con una ballesta que había adquirido por internet. Después, las descuartizaba. El asesino también aseguró haber comido la carne de sus víctimas, tanto cruda como cocida. Un extremo que nunca pudo ser confirmado por la Policía. Lo más curioso de todo es que Griffiths era licenciado en Psicología y que estaba ampliando sus estudios con la especialidad de Criminología en la Universidad de Bradford. Pero sería entonces cuando su oscura personalidad comenzaria a manifestarse. Se obsesionó con los asesinos en serie. Su tesis se basó en estos asesinos y Griffith se fue transformado en un personaje similar a los que estudió. Los que conocían Stephen Griffiths lo han descrito como una persona con depresiones. Decía que se estaba sacando un doctorado en Jack el Destripador. Y también contaba que tenía una novia en Shipley. Griffiths era amante de los animales, tenia lagartos en su casa como animales de compañía que medían hasta 1.2 metros. Un amigo del presunto asesino llegó a asegurar que un día vio Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología cómo Griffiths se tragaba vivo uno de los ratones que criaba en su casa para alimentar a los lagartos. Stephen Griffiths, que usaba el seudónimo Ven Pariah en Internet, sea por sus estudios o por una fijación personal, en sus cuentas en Amazon y en páginas como Facebook, dio cuenta de un gran interés por la vida de más de 50 asesinos en serie y libros relacionadas con crímenes. Una serie de ocho DVDs sobre Criminales Famosos o la obra Los asesinos en serie británicos más sangrientos están en su lista de obras solicitadas. Entre las 160 fotos que había colgadas en su página figuraban terroristas y asesinos sexuales. En Facebook se presentaba como un hombre de 99 años. Un día en que se sentía con un humor "diabólico" citó una frase del libro de Ezequiel: "El camino del hombre recto está obstruido por todos lados". La frase se utilizó en la famosa secuencia de una ejecución en la película Pulp Fiction, de Quentin Tarantino. Otras frases, como "la humanidad no es meramente una condición biológica. Es también un estado de la mente. Sobre esa base, soy un seudo-humano en el mejor de los casos. En el peor, soy un demonio", fueron dejadas por él en la red. Entre las fotografías colgadas en internet hay una en la que se le ve con el torso desnudo y mirando desafiante a la cámara. "Ven Pariah ha salido a la luz finalmente. ¿Qué hará este seudo-humano?, se pregunta uno”, dejó escrito. Lo que ha hecho pensar en un anuncio de su, por el momento, tercer y último crimen. Durante el juicio Griffith afirmó que Susan Blamires "fue asesinada en la bañera" y que ingirió partes crudas de su cuerpo. "Eso es parte de la magia", contó con tranquilidad. Ya en prisión 'El Caníbal de la Ballesta' intentó poner fin a su vida y los propios guardias tuvieron que armarse de valor para intervenir e impedir lo que parecía un intento real de suicidio. Tras ver este caso una pregunta flota en el aire: ¿El que lucha con monstruos, debe tener cuidado de no convertirse a su vez en monstruo? «Soy un demonio», asegura «el caníbal de la ballesta», que mató a tres prostitutas inglesas El acusado de los crímenes es Stephen Griffiths, psicólogo de 40 años, estudiante de Criminología y obsesionado con los asesinos múltiples Londres / Oviedo, Agencias / L. Á. V. Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología Los británicos han puesto rostro al último de sus asesinos múltiples, un psicólogo de 40 años, estudiante de Criminología y experto en asesinos múltiples, un mitómano que quería parecerse a sus admirados criminales. «Soy un demonio», dejó escrito en su página web, donde aparecía bajo la identidad de Ven Pariah. Stephen Griffiths ha sido acusado formalmente de asesinar a las prostitutas de Bradford (en el condado de West Yorkshire) Suzanne Blamires, Shelley Armitage y Susan Rushworth. Sólo se ha encontrado, flotando en el río Aire dentro de una bolsa de deportes, parte de los restos de la primera, desaparecida el pasado viernes. Armitage falta desde el mes de abril, y Rushworth, desde el año pasado. Cuando ayer compareció ante el juez y le preguntaron su nombre, contestó que era «el caníbal de la ballesta», con las dos manos juntas, como si estuviese rezando. En la sala estaban presentes familiares de las víctimas, que se derrumbaron. La Policía le considera autor de los tres crímenes anteriores, pero investiga si pudo matar a más mujeres. Al parecer, Griffiths era un obseso de los asesinos múltiples, a los que tenía dedicada una página en internet, plagada de detalles escabrosos. Entre los cincuenta asesinos que consigna, sus preferidos eran Fred West y su esposa, Rose, los dueños de la «casa de los horrores», con una veintena de crímenes a sus espaldas. También le inspiraba Ted Bundy, el norteamericano que mató a 35 mujeres entre 1973 y 1978, sin olvidar a los adolescentes que cometieron la masacre del Instituto Columbine. Los textos dejados en su página web hablan a las claras de lo que se cocía en su cabeza. «La humanidad no es meramente una condición biológica. Es también un estado de la mente. Sobre esa base, soy un seudo-humano en el mejor de los casos. En el peor, soy un demonio», dejó escrito en la red. Entre las fotografías colgadas en internet más recientemente, hay una en la que se le ve con el torso desnudo y mirando desafiante a la cámara. «Ven Pariah ha salido a la luz finalmente. ¿Qué hará este seudo-humano?, se pregunta uno», dejó escrito también, lo que ha hecho pensar en un anuncio de su, por el momento, tercer y último crimen. A pesar de sus crímenes, Griffiths era, sin embargo, una persona amante de los animales. Mantenía a dos lagartos comedores de carne, uno de ellos de un metro y veinte centímetros de largo. El británico que admitió haber disparado a sus víctimas prostituta en la cabeza con una ballesta antes de desmembrar y comer ellos fue sentenciado a cadena perpetua en prisión el martes, según varios informes de la prensa británica.

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Centro Integral de Psicología Stephen Griffiths, de 40 años, que se hacía llamar “El Caníbal Ballesta,” se declaró culpable de asesinar a Susan Rushworth, de 43 años, Shelley Armitage 31 años, y Suzanne Blamires, de 36 años, los informes diario británico The Guardian. Griffiths fue sorprendido cuando un supervisor de la construcción lo vio en el acto en la televisión de circuito cerrado en Leeds, en el norte de Inglaterra, informa el Guardian. “(El supervisor) vio una imagen de alguien en el tercer piso arrastrando a una persona en plana de 33 años,” dijo el fiscal Robert Smith. Poco después, una mujer salió corriendo del apartamento y cayó al suelo, informa el Guardian. Griffiths le disparó con una ballesta mientras yacía en el suelo, y la arrastró en el piso por una pierna. Griffiths supuestamente “tostadas” de la muerte, elevando una lata de bebida a la cámara de circuito cerrado de seguridad, los informes diario británico Telegraph. La policía cree que Griffiths también podría ser responsable de tres asesinatos sin resolver después de haber indicado en una entrevista que él había matado a seis mujeres en total, los informes del telégrafo. Afirmó que había cocinado y comido partes de sus dos primeras víctimas, un punto de ebullición en una olla y se comió el tercero primas, los informes del telégrafo. El fiscal dijo Griffiths había admitido haber matado a Blamires en el piso y desmembrar a su mano. Al parecer, utilizar herramientas eléctricas en las otras víctimas, los informes del telégrafo. Griffiths dijo a la policía que había “cortado a sí mismo fuera de la sociedad” y una “guerra civil” que estaba pasando en su cabeza, los informes del telégrafo. El fiscal también dijo a la corte 81 piezas diferentes de la Sra. Blamires fueron encontrados en o por el río Aire en Shipley. Un cuchillo roto y una flecha incrustadas en su cabeza cortada, los informes del telégrafo. Griffiths fue conocido como “el bicho raro” por los vecinos en su edificio de apartamentos, informa el Daily Mail del Reino Unido. También fue conocido como “Penfold, un personaje de dibujos animados de los niños muestran Danger Mouse, porque llevaba gafas de sol redondas sea cual sea el clima. Un vecino dijo Griffiths se hizo amigo de las prostitutas que trabajaban en la zona de luz roja alrededor de su apartamento, los informes de Daily Mail. También hubo Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología sugerencias de que Griffiths, quien nació en Dewsbury, West Yorkshire, mantuvo lagartos del animal doméstico. De acuerdo a los vecinos y su página de Myspace, Griffiths, tuvieron un grado avanzado de la psicología, y estaba estudiando para un doctorado en la criminología, con un estudio centrado en los homicidios y asesinos en serie, los informes de Daily Mail.

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KROLL, EL CANÍBAL Joachim Kroll nació en Hindenburg, Alemania. Sólo fue tres años a la escuela y nunca aprendió a leer ni a escribir. Su madre, que era viuda, falleció cuando él era un adolescente. A raíz de su muerte, sus cinco hermanos y hermanas fueron separados y, con el tiempo, perdieron el contacto con Joachim. A saber qué razones se aunaron para que este hombre pequeño, común y corriente se convirtiera en asesino en serie y caníbal. En 1955, a la edad de 22 años, Joachim acechó a Irmgard Strehl, de 19 años, cuando ésta iba por una carretera rural cerca de la ciudad de Walstedde. Irmgard fue asesinada por estrangulación y luego violada, un destino que correrían todas las mujeres que fueron víctimas de Joachim. Su cadáver fue encontrado a varios metros de la carretera. Durante cuatro años, los extraños impulsos que llevaban a Joachim a matar y a violar permanecieron latentes. Luego, en rápida sucesión, volvió a las andadas, dos veces en un mes. Las víctimas fueron Klara Tesmer, de 24 años, y Manuela Knoot, de 16.Fue al matar a Klara cuando a Joachim le empezó a gustar la carne humana. Cuando se encontró su cadáver en un bosque cercano, la policía se quedó horrorizada al ver los grandes trozos de carne que le habían arrancado de los muslos y los hombros. Años después, Joachim reveló que había envuelto la carne en un papel y luego se la había comido en la cena. Desgraciadamente, un tal Heinrich Ott fue arrestado y acusado del asesinato de Klara. A la espera del juicio, Ott sufrió una depresión aguda y se ahorcó. En 1962, Joachim volvió a actuar. Su primera víctima fue Petra Giese, de 13 años. Dos meses después, mató a Monika Tafel, de 12 años. Ambas, originarias de la región de Bruckhausen, habían sido asesinadas por estrangulamiento, y después violadas. De nuevo, se encontraron signos de canibalismo. Dos hombres inocentes fueron arrestados, declarados culpables y encarcelados por estos asesinatos. Vinzenz Kuehn, un Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología conocido pederasta, pasó seis años en prisión por el asesinato de Petra Giese. Walter Quicker, un hombre que amaba a los niños, pero que nunca había tocado a uno solo, fue declarado sospechoso del asesinato de Monika Tafel. Como no había ninguna prueba en su contra, fue liberado. La mujer de este hombre totalmente inocente se divorció de él por el incidente. Sus amigos y conocidos le hicieron el vacío. Unos meses después del asesinato, se colgó en el mismo bosque donde se había encontrado el cadáver de Monika Tafel. Tres años después de estos crímenes, Joachim volvió a matar. Estaba buscando una víctima femenina en Grossenbaum cuando se topó con una pareja que había aparcado en un callejón conocido por ser refugio de enamorados. Hermann Schmitz y su novia, Marion Veen, se estaban besando en el asiento delantero de su automóvil. Joachim se puso delante del vehículo y empezó a mover los brazos como loco. Creyendo que este hombre obviamente agitado tenía algún problema, Schmitz salió del automóvil. Joachim le asestó varias puñaladas. Marion, quien entendió lo que estaba pasando rápidamente, se pasó al asiento del conductor y puso el vehículo en marcha. Joachim logró apartarse de un salto en el último momento. Corrió hacia los matorrales y desapareció, en medio de la noche. Marion colocó una horquilla debajo de la corneta para que esta no parara de sonar, esperando así llamar la atención. Entre tanto, detuvo el vehículo y corrió al lado de Hermann. No había nada que pudiera hacer. Estaba muerto. En septiembre de 1966, Joachim asesinó y violó a Ursula Rohling, de 20 años. Inmediatamente se sospechó de su novio, Adolf Schickel, la última persona vista en su compañía. Aunque fue arrestado, después lo dejaron en libertad. Adolf tuvo que hacer frente a las burlas de sus amigos y vecinos, que estaban totalmente convencidos de su culpabilidad. Cuatro meses después de recuperar su libertad, se llenó los bolsillos con piedras y se ahogó en un río cercano. Joachim siguió asesinando. En Bredeney, engañó a una niña de cinco años, Ilona, consiguiendo que se subiera a un tren. Al cabo de veinte millas, ambos bajaron del tren. Joachim la estranguló y violó, y luego se llevó partes de su cadáver. A este hombre enloquecido no le importaba la edad de sus víctimas. Llamó a una puerta elegida al azar. Cuando Maria Hettgen, de 61 años, abrió, murió a puñaladas. Poco después, Jutta Rahn, de 13 años, corrió la misma suerte. Se sospechó que un hombre llamado Peter Schay, sobre el que la policía estaba investigando, era el asesino, principalmente porque tenía el mismo grupo sanguíneo que el asesino. No obstante, como no había pruebas de que hubiera participado en el asesinato, se le dejó libre. Durante varios años, los amigos y vecinos de este hombre inocente le hicieron el vacío, hasta que Joachim confesó haber asesinado a Jutta. En 1976, a Oscar Muller, de Laar, Alemania Occidental, su vecino de la puerta de al lado le dijo que el inodoro de su piso estaba atascado. Oscar fue a verlo con la idea de arreglarlo. Se quedó horrorizado al darse cuenta de que en el inodoro flotaban diminutos trozos humanos. Salió del edificio y rápidamente encontró a un agente de policía. En el barrio había varios policías porque esa misma mañana Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología había desaparecido de un parque cercano Monika Kettner, una niña de cuatro años. Un agente acompañó a Oscar, echó un vistazo al inodoro y llamó a sus superiores. Un grupo de detectives fue a ver a uno de los vecinos de Oscar, Joachim Kroll, para registrar su piso. En su frigorífico encontraron trozos de carne de la niña desaparecida. En el congelador, descubrieron más trozos de carne humana bien empaquetados. El asesino era consciente de que sus 21 años de asesinatos iban a concluir. Confesó todos los asesinatos que recordaba, pero admitió que había muchos otros de los que no se acordaba. La policía cree que no pasó un solo año en que no se cobrara una víctima, aunque no se acordara de todas ellas. Mientras contaba con todo lujo de detalles los crímenes de los que se acordaba, Joachim contó con toda tranquilidad como conoció a Gabriele Puettmann en un banco de un parque. Tenía la intención de matarla y violarla pero cuando le enseñó fotos pornográficas, Gabriele saltó y se fue corriendo. Gabriele nunca le habló a sus padres del incidente pero cuando, once años después, fue nombrada en la confesión de Joachim, se dio cuenta de lo afortunada que había sido al lograr escapar de las garras de uno de los caníbales más conocidos de Alemania. Como en Alemania Occidental no existía la pena capital, la máxima pena a la que pudo ser condenado Joachim Kroll fue cadena perpetua.

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Centro Integral de Psicología ROBERT MAUDSLEY: es un asesino británico en serie, que mató a cuatro personas. Mientras estuvo en la cárcel fue acusado de comerse una parte del cerebro de una de sus víctimas. Este suceso le valió el apodo de "Hannibal el Caníbal" entre la prensa británica.

PETER BRYAN: es un inglés, asesino en serie y caníbal. Cometió tres asesinatos entre 1993 y 2004. Bryan consideraba que el cuerpo humano era una fuente de alimento. Incluso le dijo al psiquiatra que esperaba matar a otras ocho personas más. En 2004, cuando salió de la unidad de salud mental en la que se encontraba internado, mató a un amigo para después cocinar su cerebro en un sartén con mantequilla.

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RICHARD CHASE "...si devoré a esas personas fue porque tenía hambre y me estaba muriendo. Mi sangre está envenenada y un ácido me corroe el hígado. Era absolutamente necesario que bebiera sangre fresca." "A veces oigo voces por teléfono... Ignoro qué voces... Amenazas. Suena el teléfono y alguien me dice cosas extrañas...que mi madre me envenena poco a poco y que me voy a morir. Me siento observado… Sé que alguien me vigila...." Desde muy joven, Chase es conocido por su conducta psicótica que alterna períodos de apatía con otros de agresividad. Esto, según algunos psicólogos estaría debido en gran parte a unos traumas infantiles por las constantes peleas entre su padre alcohólico y su madre, así como el posterior divorcio de éstos. A los 21 años, se va de casa para compartir un departamento con unos amigos. Allí, continuamente drogado, empieza a obsesionarse con la idea de que una organización criminal trata de acabar con él, hasta tal punto que clava con tablas la puerta de su habitación, entrando y saliendo de ella por un pequeño agujero que había hecho en el fondo de un armario de la pared. Poco tiempo después, se afeita la cabeza y acude asustado al médico alegando que su cráneo se está deformando poco a poco y los huesos de éste le agujerean la piel. Al mismo tiempo dice sentir que se muere porque alguien le ha robado la arteria pulmonar, y nota que su sangre no puede circular. Es internado en un psiquiátrico, saliendo de éste al poco tiempo, pese a la opinión de algunos médicos que lo consideran Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología peligroso, una vez sólo, deja de tomar la medicación que le habían prescrito y su conducta comienza a empeorar, pues creyendo que su sangre se estaba volviendo polvo y que necesitaba otra más fresca para sobrevivir, se inyecta y bebe sangre de conejo, tragándose además crudas las vísceras de los animales...poco después cae gravemente enfermo, y los médicos tras percatarse de su obsesión por consumir sangre, lo internan de nuevo diagnosticándole una fuerte esquizofrenia paranoide además de conducta peligrosa. Un año después, de nuevo en la calle, descuartiza a numerosos perros, gatos y vacas afín de beber su sangre y vísceras mezcladas con coca-cola a modo de cóctel, estando convencido que a causa de la falta de sangre, su estómago se empieza a pudrir, su corazón disminuye de tamaño y que los distintos órganos se desplazan en su interior. A los 28 años, comienza una serie de crímenes disparando dos veces sin motivo alguno sobre un desconocido, que se convertiría en la primera de sus víctimas. Su segunda víctima, una joven de 22 años, es salvajemente asesinada a pocos metros de su casa cuando se encontraba sacando la basura. Chase dispara tres veces sobre ella, y mientras agoniza, le abre el vientre para arrancarle los intestinos, que esparce cuidadosamente por el suelo. Luego, le corta el hígado, el diafragma, un pulmón y los riñones, colocándolos encima de una cama. En un ataque de histeria apuñala varias veces el cuerpo sin vida y tras beber su sangre, se pinta la cara con ella. Finalmente, como toque final a su "obra", defeca sobre la boca del cadáver y abandona la casa, satisfecho. Cuatro días después comete el más sangriento de sus crímenes entrando en una casa elegida al azar y disparando a la cabeza de una pareja de 27 años, un niño de 6 años y un bebé de 22 meses. Luego, llevándose el cuerpo de la mujer a una habitación, sodomiza el cadáver, le arranca un ojo y bebe su sangre. Momentos más tarde, es sorprendido en su macabra carnicería por alguien que llama a la puerta mientras vaciaba el cráneo del niño, y huye a toda prisa llevándose el cadáver del bebé. En su propia casa, decapita el cuerpo tras beberse la sangre y devorar el cerebro crudo. Esa misma tarde, la policía descubre la matanza y comienza una serie de investigaciones por toda la ciudad registrando cada rincón de la ciudad tratando de atrapar al psicópata asesino. Cuando tres policías llaman a la puerta del vampiro no obtienen respuesta, pero oyendo ruidos en el interior deciden de vigilar el apartamento. Poco después, Chase sale de la casa con una caja de cartón bajo el brazo, que arroja al suelo para tratar de huir al ver a los agentes en la puerta. Su contenido se esparce por el suelo asombrando a los policías: se trata de ropa ensangrentada y trozos de cerebro humano. El asesino es finalmente detenido. Al registrar su apartamento, se encuentran además de un espantoso olor a putrefacción, manchas de sangre cubriéndolo todo, huesos humanos en la cocina Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología y el salón, un plato con restos de cerebro encima de la cama y la nevera repleta de recipientes con órganos humanos y animales en el interior. En el juicio trata inútilmente de justificar sus macabros crímenes diciendo que unas voces de seres extraterrestres y otras criaturas lo acosaban continuamente obligándole a matar... Finalmente es condenado a pena de muerte aunque su ejecución en la cámara de gas nunca sería llevada a cabo, pues Richard se suicida pocos meses después en su celda con una sobredosis de antidepresivos en diciembre de 1980

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Centro Integral de Psicología COMIERON SOLO UNA VICTIMA

ISSEI SAGAWA Este japonés había mencionado en algunas entrevistas que era el tipo de hombre que la mayoría de mujeres no encontraría atractivo. Sabedor de su falta de atractivo físico y de su extrema timidez, estaba obsesionado con tener a su lado "la mujer perfecta". El libro "Asesinos Caníbales" de Moira Martingale, describe a Issei Sagawa como un estudiante japonés inteligente, obsesionado con las mujeres altas de rasgos occidentales. Su fantasía se hizo realidad mientras estudiaba Literatura Inglesa en la Universidad de Wako en Tokio, allí se relacionó con una mujer alemana que daba clases de idiomas. "Cuando me encontré a esta mujer en la calle, me pregunté si podría comerla". Un día de verano, se coló en su apartamento e intentó matarla. Para su deleite, ella estaba dormida y tenia ropa pequeña que cubría algo de su cuerpo. Busco algo para apuñalarla o golpearla y descubrió un paraguas. Sin embargo, antes de que pudiera hacer algo, la mujer se despertó y lo descubrió, gritó desesperada provocando la huída del intruso por lo que empezó a investigar y vigilar a sus potenciales víctimas para planear sus ataques. Su fantasía se vuelve hacer realidad cuando viaja a París y encuentra a la mujer que nunca pudo sacar de su mente. Su piel blanca, la forma carnosa de sus nalgas y sus bonitos senos le habían enamorado. Empezó a conquistarla. Sagawa creía que el amor que sentía por las mujeres que le gustaban lo podía demostrar comiéndoselas. Mientras estudiaba en el Censier Institute de Paris en 1981, Sagawa conoce a una mujer alemana, alta, rubia y bonita llamada Renee Hartevelt. Declaró luego que cuando se sentó a su lado en clase, se enamoró inmediatamente y no podía dejar de pensar en la piel blanca de sus brazos. Era la mujer perfecta para lo que tenía Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología en mente, pero tenía que ser cuidadoso y preparar mejor su plan. Renee tenía 25 años, hablaba tres idiomas y con un futuro prominente. Sagawa le pidió que le enseñara alemán, su padre era multimillonario y podría pagarle cualquier sueldo. Ella aceptó. Le gustó su inteligencia, su conocimiento de pintura y literatura europea, le escribió cartas de amor, le invitó a conciertos y exposiciones de arte. Sagawa era bajito, con rasgos femeninos y además cojeaba. Cierto día invitó a Renee a cenar en su apartamento, le pidió que le leyera un poema de un escritor alemán, después de que ella salió, Sagawa olió y lamió el lugar donde ella se había sentado y juró que se la comería, esto le permitiría poseerla para siempre. A los pocos días la volvió a invitar a cenar, grabó la lectura de su poema preferido con la voz de Renee, el 11 de julio de 1981 se preparó para hacer realidad su última fantasía. Al llegar a París, había comprado un rifle calibre 22 para su protección, hizo sentar en el suelo a Renee al estilo japonés para beber el té, en la bebida mezcló un poco de whisky, hablaron durante varias horas esperando que el licor en el té hiciera su efecto. Sagawa declaró su amor a la bella alemana y trató de llevarla a la cama. Lo rechazó y le explicó que solo quería ser su amiga. Sagawa se levantó desconcertado y mientras Renee se sentaba en una silla, trajo un libro de poemas para que lo leyera y el caníbal japonés empezó a ejecutar su macabro plan, grabó las últimas palabras y le disparó con su rifle en el cuello, cayó de la silla y le continuó hablando. Desvistió el cadáver y se contentó porque ahora ya no se negaría a su amor. Con un cuchillo le cortó el pezón izquierdo y un pedazo de nariz para comerlos. "Corté su cadera", escribió luego en su cuento titulado, "En la Niebla" y se preguntó donde debería morder primero, seleccionó las nalgas pero las encontró difícil de morder. Describió paso a paso su ritual, la apariencia de grasas, músculos y su sabor. Cuando la grasa salía por los cortes hechos con el cuchillo, la describió de consistencia y apariencia del maíz amarillo, la olió y encontró que no tenía ningún olor. Siguió cortando para encontrar la carne mas profunda, puso dos filetes en su boca "su sabor es de un rico pescado crudo similar al sushi, no he comido nada más delicioso", se encontraba feliz de haber cumplido su fantasía. Usando un cuchillo eléctrico empezó a cortar a Renee en partes, hizo varios filetes para mordisquearlos crudos, el resto lo guardó en su refrigerador. Preparó una comida rápida de carne humana frita con mostaza, tomó fotografías del cadáver mutilado y tuvo relaciones sexuales con lo que quedaba de él. "cuando yo la abrazo", grabo en una cinta de audio, "ella suspira y le digo que la amo". Cuando cocinaba y comía de sus restos, escuchaba la grabación que Renee había hecho de la lectura del poema, su ropa interior la usaba como servilleta para limpiar su boca. Al cocinar un seno le dio asco por su apariencia grasosa y encontró que los muslos eran más deliciosos. Exhausto finalmente, tomó lo que quedaba del cadáver, lo llevó a su cama y durmió con él. Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología A la mañana siguiente descubrió que el cuerpo no olía mal y continuó comiendo, en particular el brazo que le gustó mas del cuerpo, recortó el ano y lo puso en su boca, pero su olor muy fuerte le hizo escupir, intentó comerlo friéndolo, pero eso no disminuyó su olor, se dio por vencido y lo devolvió al cadáver. Después de un cierto tiempo, varias moscas grandes pulularon alrededor del cadáver, Sagawa tomó esto como señal que había perdido a Renee. La "luna de miel" había terminado. Con un hacha la cortó en pedazos más pequeños para meterla en una maleta. Mientras la desmembraba se excitaba y con la mano del cadáver procedió a masturbarse. Cortó su nariz, sus labios y su lengua a mordiscos y las guardó para sus fantasías sexuales posteriores. Escribió: "Yo quiero su lengua, no puedo abrir su mandíbula, pero puedo alcanzarla entre sus dientes. El paso final de Sagawa fue explorar los órganos interiores los cuales quemaron sus manos con los ácidos digestivos, con una hacha cortó la cabeza y escribió: "Ahora comprendo que soy un verdadero caníbal". Cuando la policía llegó a su apartamento dos días después del asesinato con una orden de captura, abrieron el refrigerador y encontraron pedazos de un cuerpo de una mujer, incluso los labios. Sagawa confesó lo que había hecho y añadió que tenía una historia médica con una enfermedad mental. De hecho, sus descripciones fueron detalladas y el juez decidió que él no era competente para juzgarlo: estaba realmente loco. Sagawa fue condenado a un periodo indefinido de prisión en el asilo Paul Guiraud, los tres psiquiatras que lo evaluaron dijeron que nunca se curaría. Su multimillonario padre, Akira Sagawa, presidente de Kurita Water Industries en Tokio, hizo un trato para que en 1984 su hijo fuera transferido al hospital psiquiátrico Matsuzawa en Japón. El fiscal creyó que allí estaría preso de por vida, pero solo permaneció preso 15 meses y quedó en libertad en agosto de 1985, de nuevo, gracias a su padre.

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ARMIN MEIWES: «el momento de descuartizarlo y destriparlo lo contemplé a menudo». Sin duda alguna esta historia es muy desconcertante, más conocido, por la prensa, como el "caníbal de Rotemburgo". Este alemán publicó en internet un anuncio en el que solicitaba a alguien que quisiera ser asesinado y comido. Bernd Jürgen Armando Brandes, un ingeniero de Berlín –que declaraba ser bisexual, y consideraba que la violencia y la tortura eran los ingredientes esenciales de su vida sexual cotidiana– se presentó en casa del caníbal. Primero le cortó el pene, que intentaron comerse entre los dos. Después descuartizó su carne y la guardó en el congelador para comérsela en días posteriores. Fue detenido al año siguiente de cometer el asesinato, cuando ya se había comido más de 20 kilos de la víctima. Armin Meiwes, con serenidad e incluso entre sonrisas, ha relatado estos días sin pudor el ritual caníbal que ejecutó hace dos años en el sótano de su mansión dieciochesca en la localidad alemana de Rotemburgo. «A él también le dio placer», dice de su víctima, un ingeniero berlinés de 43 años que siempre «había soñado con ser comido». La espeluznante acción de este ingeniero técnico llevaba una vida normal- se ve superada por la sobrecogedora realidad de que existe un amplio público -de costumbres también corrientes- que espera con ansiedad contemplar la sangrienta obra en la pantalla pequeña. El caníbal de Psicóloga Duendy Kira Ramirez Sanchez

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Centro Integral de Psicología Rotemburgo grabó en tres cintas de vídeo, de casi cuatro horas, cómo cortó el pene a Bernd Jürgen B., cómo ambos lo intentaron de todas las maneras posibles ingerir y cómo finalmente troceó y comenzó a devorar al moribundo. Armin Meiwes era un chico normal en la escuela, algo retraído y apartado de sus compañeros. En su familia vivió las sucesivas separaciones de su madre y al final de su pubertad vivía sólo con ella, sometido a una estricta disciplina. Estos antecedentes no son nuevos en la historia de los criminales más famosos del mundo. En su juventud, el caníbal presenció escenas de matanza que podrían haber influenciado su estado psicológico. Matanzas de animales en las que él participaba para darse después el gran banquete. A la edad de 18 años, Armin se muda con su madre a la enorme casa que la familia poseía a las afueras de Rotemburgo. La casa tenía cuarenta y cuatro habitaciones y los amigos de Armin la llamaban la casa de los espíritus. Posteriormente ingresó en el ejército, donde destacó por su disciplina. Apoyaba a los subalternos y se llevaba bien con ellos. Llevaba a su madre a las excursiones de su brigada y pasaba la noche con ella en una habitación separada. Tras su servicio en el ejército, trabajó como técnico de computadoras en un centro informático de Kassel. En su trabajo también se le consideraba diligente y eficiente. Entre sus aficiones estaban la lectura de libros de caníbales, muertes y asesinos en serie. Además coleccionaba partes del cuerpo de muñecas que guardaba en un cofre para ocultarlas de su madre. La madre falleció en 1999 en la casa de Rotemburgo. Tras su muerte, Armin se quedó solo. A partir de este punto, Meiwes comenzó a ver por internet, fotos de crímenes, accidentes, cuerpos abiertos y otras muchas fantasías violentas componen el archivo fotográfico de su computadora. Foros como "gourmet" o "caníbal–café" le proporcionan la plataforma ideal para contar y compartir sus fantasías.

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Centro Integral de Psicología RUDY EUGENE el "Hanibal" de Miami: murió a los 31 años por los disparos de la Policía de Miami cuando estaba comiendo la cara a un indigente. Las autoridades encontraron a Eugene desnudo y bajo los efectos del "Ivy ave", una nueva droga sintética.

NICOLAS COCAIGN: también conocido como el "caníbal de Rouen" quien enfrenta una cadena perpetua. Mató a su compañero de celda acuchillándole con unas tijeras, después lo asfixió con una bolsa. Tras matarlo abrió su abdomen, le quitó una costilla y se comió parte de su pulmón.

ANTHONY MORLEY: Las dotes de este chef británico fueron más allá de los fogones del restaurante. Este hombre mató a su novio –apuñalándole varias veces– y le cortó la garganta. Tras el suceso, cocinó su muslo con hierbas frescas y aceite de oliva y se comió esta parte de la pierna. Fue condenado a cadena perpetua.

JOSÉ LUIS CALVA: también conocido como "El caníbal de la Guerrero". Fue detenido en 2007 cuando la policía lo sorprendió en su casa, debido a una denuncia por desaparición que pusieron los familiares de su esposa a la que había descuartizado. La policía encontró el tronco de esta mujer en su armario.

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