Apuntes Sobre El Realismo

Realismo literario El realismo es una corriente producida en Europa y en Estados Unidos desde 1840 hasta la década de 18

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Realismo literario El realismo es una corriente producida en Europa y en Estados Unidos desde 1840 hasta la década de 1890, cuando tomó fuerza con una de sus vertientes, el Naturalismo. Surgió como respuesta literaria del romanticismo, intentando representar ideológicamente un amplio contraste con él. Surgimiento El realismo nace como un movimiento que no sólo involucró el aspecto literario, sino también el artístico. Tuvo como base de su surgimiento una época en donde la burguesía se empezaba a consolidar como clase dominante a través de la alta industrialización y la vida urbanizada, lo que trajo consecuencias sociales muy importantes. El realismo tuvo su primera aparición formal en Francia con el pintor Gustave Courbet, quien es reconocido como el pionero de dicho movimiento al sentar sus principios en su Manifiesto del Realismo (1851). En este manifiesto, Gustave Courbet expresa en resumidas cuentas que toda pretensión artística debe tener como inspiración a la realidad, siendo que el artista en su obra tiene que representar exactamente a la realidad tal cual es sin embellecerla o "estropearla" (precepto que muestra su total contrariedad con el Romanticismo). Situación histórica Antes de abordar las características que presenta el realismo, es importante denotar el contexto histórico en el que surgió. La Europa de mediados del siglo XIX vivía una época de fuerte industria y flujo capital. Fue aproximadamente entre 1830 y 1890 cuando en Inglaterra se suscitó la segunda Revolución Industrial, surgiendo inventos como la máquina de vapor, el buque de vapor, la locomotora, entre otros, que dieron un giro radical tanto a la economía como a la sociedad. Las consecuencias que tuvo esta revolución en el ámbito social involucraban muchas migraciones del campo a la ciudad, siendo que se aglomeraban demasiadas personas en busca de trabajo, el cual, debido a la aparición de máquinas, se reducía cada vez más. Fue así como hubo una sustitución de la mano de obra por la maquinaria que causó altas tasas de desempleo y, en consecuencia, hambruna, pobreza y miseria. En ese momento empezó a emerger el proletariado, el cual era una clase que representaba a todos los trabajadores y campesinos, intentado defender sus intereses frente a los empresarios burgueses que fueron surgiendo y beneficiándose de la industrialización. El proletariado era explotado por la clase alta burguesa, siendo sus jornadas de trabajo de hasta dieciséis horas, no teniendo servicios de salud y de higiene suficientes ni seguridad suficiente. La influencia de la industrialización fue tan fuerte que se expandió por toda Europa, siendo que en España también comenzaron a surgir movimientos y corrientes tales como el positivismo y el evolucionismo. Francia no fue la excepción. En 1830, Francia también estaba viviendo una importante época revolucionaria con la muy conocida Revolución de 1830 (Las tres gloriosas), la cual aconteció por el poder del absolutismo monárquico en manos de Carlos X, no existiendo libertad de expresión y habiendo una importante represión tanto en la clase media y burguesa como en la clase baja, que sufría de miseria. La burguesía ganó esta afrenta contra el absolutismo, instaurándose como clase rectora y siguiendo con la represión de las clases bajas. De esta forma, en Francia comenzó a emerger el Realismo, corriente que pretendía proyectar las vivencias y costumbres que tuvieran lugar en la vida y transición de las clases sociales. Descripción general Como se ha dicho con anterioridad, el realismo tenía como principio representar la realidad de forma objetiva y exacta, sin deformaciones estilísticas. Así, el Realismo rechazó totalmente el sentimentalismo y la retórica utilizada en demasía en el Romanticismo, intentando presentar siempre la imagen cruda y precisa de la vida cotidiana de la época. Los autores manifestaban en sus obras una crítica y denuncia a su sociedad.

En general, los escritores del realismo trataban de describir rigurosamente todos los detalles, mostrando su minuciosa capacidad de observación. Volvían de sus obras un marco de investigación en donde desarrollaban casi por método científico tanto el perfil psicológico de sus personajes como su ambiente, por lo que tenían que documentarse bastante y hacer un agudo análisis de los tratados que investigaran. De esta manera, no era de relevancia enfocarse en la sensibilidad del individuo, sino únicamente utilizarlo como un vínculo directo que condujera a la realidad: el individuo en las obras realistas era tan sólo un filtro comunicante de la realidad, un "experimento" derivado del gran laboratorio que es la realidad, como lo verían después los naturalistas. Así pues, la forma y la expresión estilística dentro del relato realista no tenía importancia, por lo que los escritores se expresaban de manera sencilla y sobria, como si estuvieran dándole a conocer al lector apuntes de sus observaciones "científico-literarias", o bien una bitácora literaria de lo que veían en la realidad. Muchos autores prefirieron trabajar con narradores en tercera persona que no hicieran ninguna introspección en los personajes, sino más bien detallaran el ambiente tal cual. En el caso de presentarse algún diálogo entre los personajes, éste contenía un lenguaje que identificara la clase social de los susodichos, así como era muy sobrio y coloquial. Dentro del realismo surgió una vertiente que se conocería con el nombre de Naturalismo, la cual reunía ampliamente todas las influencias científicas que los autores realistas iban recopilando en sus obras. Son obras que describen el mundo de la forma más real posible, muchas veces en forma cruda y descarnada. Ejemplos de este tipo de literatura son David Copperfield, de Charles Dickens; Ana Karenina de Tolstoi, El Padrino; de Mario Puzo, entre muchos otros. Los máximos exponentes del realismo han sido: Lord Byron, en Inglaterra; Goethe, en Alemania; Tolstoi y Dostoievsky, en Rusia. El Realismo fue un movimiento artístico y literario cuyo propósito fundamental consistió en la representación objetiva de la realidad, basándose en la observación de los aspectos cotidianos que brindaba la vida de la época. Esa exigencia de contemporaneidad, ajena a evocaciones o fantasías de corte romántico, posibilitaron a los artistas realistas un amplio campo de representación, tanto en la temática como en su intencionalidad. Precedido por el Romanticismo y seguido por el Simbolismo y por el Impresionismo, el Realismo no se reveló en Europa con igual intensidad ni tampoco de modo simultáneo. Su apogeo puede situarse entre 1840 y 1880, sin perjuicio de que en algunos países su práctica se prolongara durante el primer cuarto del siglo XX. La aparición y desarrollo del Realismo fue fruto de la agitada situación política que protagonizó Francia a raíz del derrocamiento de la monarquía burguesa de Luis Felipe y de la proclamación de la II República en 1848 y, veinte años más tarde, en 1871, tras el advenimiento de la Comuna, de la proclamación de la III República. Es a lo largo de esos años cuando surgen los movimientos obreros y proletarios que, avalados por las teorías de Marx y Engels, se inspiran en nuevos sentimientos sociales y en nuevas ideas políticas, cuya influencia también se dejaría sentir en el mundo artístico. El Realismo comenzaría, efectivamente, como un movimiento del proletariado artístico. La representación del pueblo sin idealismos, es decir, tal como era objetivamente, encerraba un cierto mensaje sociopolítico. Así lo ratificó Courbet, uno de los padres del Realismo, cuando en 1851 expresara sin ambages que "yo no soy sólo socialista, sino también demócrata y republicano partidario de la Revolución; en una palabra y sobre todo, un realista, es decir, un amigo sincero de la auténtica verdad". Esa veracidad del Realismo fue entonces duramente criticada, acusándole de recrearse en lo feo y en lo vulgar, en lo morboso e, incluso, en lo obsceno. Se quiso ver, ante todo y sobre todo, que la representación de, por ejemplo, campesinos, o sea, de trabajadores vulgares, comportaba una protesta y, en definitiva, un ataque a la sociedad existente. En ese compromiso con lo social, el Realismo dio paso a temas que hasta entonces se habían ignorado, elevando a la categoría de protagonistas de sus obras a tipos humanos que nunca tuvieron el honor de ser representados. Campesinos, picapedreros, ferroviarios, lavanderas, mineros, etc., fueron fuente de inspiración para los creadores realistas. Unos protagonistas

que figuraban tanto en los lienzos como en los relatos literarios y cuyo concurso se revelaba no como un simple complemento pintoresco, sino como figuras centrales. Bien es cierto que el compromiso social del Realismo no implicaba ninguna proclamación abierta y reivindicadora de mejoras sociales o de cambios políticos. Sin embargo, la decisión de reflejar ese tipo de realidades suponía un contundente testimonio e, incluso, un cierto compromiso. La contemporaneidad fue uno de los elementos esenciales del Realismo. Sus defensores sostenían que el único tema válido para el artista del momento era el mundo coetáneo. El propio Courbet manifestaría que "cada época debe tener sus artistas que la expresen y reproduzcan para el futuro". No extraña, pues, que el desarrollo del Realismo estuviera vinculado a la serie de avances tecnológicos surgidos en el marco de la entonces incipiente revolución industrial. Recuérdese que, en 1830, se inauguraría el primer tren de viajeros, recorriendo el trayecto LiverpoolManchester a la velocidad de 22 km/h; que, diez años más tarde, París se convertiría en el nudo de una importante red ferroviaria; que, al mismo tiempo, la invención de la hélice y de los navíos de construcción metálica intensificarían la creación de líneas transatlánticas, y que, entre 1835 y 1855, tendría lugar la aparición y auge progresivo del telégrafo, el teléfono y el sello de correos, así como del periodismo ilustrado. Paralelamente a estos evidentes signos de progreso científico y tecnológico se produjo una toma de conciencia. A las grandes esperanzas que suscitaron esos avances se opuso la amenaza que su desarrollo creciente se cernía sobre la clase trabajadora. Por otra parte, durante esos mismos años se elaboraba la filosofía positivista, cuyo mentor, Augusto Compte, afrontaba la realidad directamente con las armas de la razón para someterla a sus leyes. También la pintura realista tendría en común con el positivismo su interés por la observación meticulosa. Y, por ende, el realismo estaría particularmente vinculado a la expansión y popularización de la fotografía, cuyo descubrimiento se ha revelado como el más importante dentro de la historia del arte de los últimos cinco siglos. El descubrimiento de la fotografía, procedimiento capaz de reflejar la realidad de un modo más perfecto del que era capaz el artista, revolucionaría el mundo del arte. Llegó a decirse que "ya que la fotografía nos da todas las garantías deseables de exactitud, el arte es la fotografía". Por contra, Charles Baudelaire denunció "cómo la industria fotográfica era refugio de todos los pintores fracasados, demasiado poco dotados o perezosos en acabar sus estudios y cómo este entusiasmo universal llevaba no solamente el carácter de la ceguera y la imbecilidad, sino también el color de una venganza". El mismo Baudelaire aseguraría en el Salón de 1859 estar convencido de que, "al igual que todos los progresos puramente materiales, los progresos de la fotografía mal aplicados han contribuido mucho al empobrecimiento del genio artístico francés, ya tan escaso". Esta visión de Baudelaire no dejaba de ser un tanto parcial, dado que muchos pintores utilizaban la fotografía como medio auxiliar de trabajo o como fuente de inspiración. Realistas e impresionistas como Courbet, Manet y Degas se valieron de la fotografía para captar las apariencias de la realidad, al tiempo que numerosos fotógrafos se esforzaban para que sus retratos y composiciones se asemejaran lo más posible a lo propiamente pictórico. Uno de los motivos esenciales del Realismo era ser de su tiempo. Para expresarlo se abría tanto el camino de plasmar los logros y aspiraciones de la época como el de abordar objetivamente aspectos relacionados con la vida y las costumbres del momento. Fue esta última opción la mayoritariamente elegida por los artistas, que les brindaba una riquísima variedad temática. Se fijaron, pues, en aquellos aspectos que les eran más cercanos y cotidianos: la vida de los trabajadores, el mundo rural y urbano, la mujer moderna, el ferrocarril, la industria, los cafés, teatros y parques de las ciudades, etc. Hasta la Revolución de 1848, que elevó la dignidad del trabajo y la grandeza del pueblo, los artistas no se sintieron incluidos a tratar la vida de los trabajadores como lo harían después. Al surgir "el héroe trabajador, el arte había de prestarles la atención que antes reservaba exclusivamente a los dioses y a los poderosos", en palabras de Jules Breton. Un trabajador mitificado, que no se identificaba exclusivamente con el obrero del industrialismo urbano, sino que también incluía al campesino, cuya pertenencia al todavía mayoritario sector de la

población activa no impedía que su vida, sus hábitos y sus costumbres fueran contempladas y valoradas como una realidad social que declinaba. El arte realista dio, en efecto, una imagen positiva y, en cierto modo, enaltecedora de la vida rural, que se vio plasmada tanto a través de las concretas labores del campo como en las actitudes de sus protagonistas, abarcando desde el sentimentalismo hasta la realidad más objetiva. Los temas tratados por los autores realistas no sólo conformaban un compendio veraz de la vida cotidiana del trabajador, revelando las injusticias sociales que se daban, sino que también expresaban el heroísmo de sus protagonistas. Esta categoría de héroe fue adjudicada progresivamente a otros sectores de la población que irrumpían en la vida moderna y que suscitarían en Proudhon la petición de "que se pintase a los hombres en la sinceridad de su naturaleza y hábitos, en su trabajo, en el desempeño de sus deberes cívicos y domésticos, con su apariencia actual". La gama de esa suerte de héroes modernos resultó muy amplia y variada, ya que incluía a todos aquellos individuos que de una forma u otra encarnaban los principales valores de su tiempo y su cultura. Así, por ejemplo, se vio enaltecido el bombero, héroe urbano en su papel de salvador; el político y el filósofo, en su condición de mentores de la sociedad; el artista, el escritor y el científico, por sus aportaciones desde la intimidad de sus estudios o despachos; el médico, en razón de su inestimable servicio a la humanidad, etc. El Realismo tocó también temas relacionados con la vida familiar y la intimidad, debido al empuje de los valores domésticos de la clase media experimentado a mediados del siglo XIX, y que incluso alcanzó a reyes y poderosos al ser representados también en actitudes cotidianas y hogareñas. De otro lado, el realismo no obvió la búsqueda del antihéroe de la época, siendo uno de los más representados la figura de la amante o de la prostituta, personajes que también eran utilizados en la literatura realista. La desacralización de la sociedad tampoco pasó inadvertida para el Realismo. De aquí que temas tradicionales como la muerte fueran tratados en muy diversos aspectos -entierros, suicidios, asesinatos, etc.-, pero nunca con el dramatismo de antaño y siempre como un hecho visualizado, es decir, como una realidad más. Asimismo, las cuestiones religiosas fueron representadas sin otra pretensión que la de plasmar costumbres o manifestaciones populares por su interés sociológico o humanitario. Pero el Realismo no se circunscribió al ámbito estrictamente rural o urbano o al exclusivamente social o heroico. También trataría temas al aire libre, es decir, reuniones y meriendas campestres, escenas de playa y de hipódromo, etc., unas realidades vistas para la época de un modo absolutamente innovador. Por otra parte, la llegada de la revolución industrial y el desarrollo de los complejos urbanos dotarían de nuevas imágenes a la ciudad moderna, imágenes que la pintura realista no desaprovecharía, incorporándolas a su temática. Es el caso, por ejemplo, del ferrocarril y sus infraestructuras, ampliamente reflejadas a través de vagones, de andenes y estaciones, del hacinamiento y ajetreo de la gente, etc. A los ojos de muchos artistas y bien avanzado el siglo, la ciudad ya no era vista como un mal social, sino como un caudal inagotable de motivos pictóricos, por lo que centrarían su interés en la representación de tipos humanos, costumbres, fiestas y espectáculos propios de ese nuevo medio urbano, y ya desprovistos de compromiso social o político alguno. Es entonces cuando el Realismo introduce de modo fehaciente sensaciones de vitalidad, inmediatez, instantaneidad y nuevos encuadres, aproximándose así a la fotografía, características que serían especialmente desarrolladas por los futuros impresionistas. El Realismo fue un arte que podría calificarse como sin estilo; pero un arte ampliamente cultivado. No impregnó solamente los pinceles franceses de la Escuela de Barbizon, Courbet, Manet y el grupo de Batignolles, sino que se extendió a Inglaterra y ocupó a determinados prerrafaelitas. También hubo Realismo en Alemania, Italia, España e, incluso, en Rusia.

REALISMO LATINOAMERICANO En las últimas décadas del siglo XIX se advierte en Hispanoamérica gran rapidez en la asimilación y aclimatación de las modas y costumbres europeas. Se sigue casi al día el teatro,

la novela y la poesía de: Francia, España, Inglaterra, Alemania e Italia; se remedan y copian todos esos géneros impregnándoles un sello propio. El realismo surge después de la revolución francesa de 1848. Manifiesta una reacción contra el idealismo romántico y expresa el gusto por la democracia, mas contrariamente a lo que su inclinación social sugiere, no produce un estilo arquitectónico propio y se expresa escasamente en una escultura crítica o social. Hacia las décadas centrales del siglo XIX el Romanticismo irá cediendo paso al Realismo. Al cambio contribuyen varios fenómenos: 

En las conciencias se cierne el peso y las terribles consecuencias de la Revolución Industrial:



Trabajo de niños y mujeres



Horarios excesivos.



Condiciones de vida penosas.



Viviendas insalubres.



Se abole todo atisbo de idealismo.



Abunda la temática social.



Se tiende a representar al hombre en sus quehaceres cotidianos.



El tema de la fatiga se convierte en tema principal.

La técnica narrativa suele ser la misma que la europea: Observación realista, minuciosidad descriptiva, cierto prurito seudo filosófico, notoria predilección por los bajos fondos sociales y la incorporación de una problemática americana aspirando a crear obra propia; aunque no siempre lo consiguen. Los novelistas americanos lo describen y narra todo, en vez de describir y narrar lo mejor. Las causas de esa asimilación inmediata pueden ser varias: Una de tipo económico-social; otras de carácter literario. Entre las primeras la estabilidad de los gobiernos, superada la anarquía de los primeros tiempos de la independencia; la eliminación de las formas de caudillaje; la normalización de relaciones diplomáticas con los estados europeos; La prosperidad

Naturalismo -Surge como una tendencia dentro del Realismo alrededor de 1860 y cobra importancia entre 1870 y 80. -Su fundador ideológico es Emilio Zola -En España se reconoce como escritora naturalista a Emilia Pardo Bazán. -Aspectos: -riguroso determinismo. El ser humano obedece sobre todo a factores de la herencia y ambiente. -el determinismo parte de un positivismo (fe en la ciencia como sistema explicativo). Muestra la importancia de las ideas de Darwin -el Naturalismo intentaba enfocar todos los aspectos de la realidad que pudieran afectar la vida del ser humano sin importar los buenos modales -Había descripciones de sexo, violencia, y otros aspectos de la realidad. Movimientos híbridos en Latinoamérica

-El Latinoamérica los movimientos literarios/filosóficos se dieron de manera híbrida. -Es por ello que se puede hablar de novela romántica-realista, o de novela naturalista-realista. -Al mismo tiempo, hay otros movimientos y preocupaciones en Latinoamérica que hace de su literatura algo distinto a la europea. Por ejemplo, hay un gran interés por temas indigenistas y por la modernización de los nuevos estados independientes. -Se pueden notar cuatro grandes momentos del impulso realista/naturalista en la narrativa hispanoamericana. -1) novelas principalmente románticas pero con rasgos realistas (Cecilia Valdés del cubano Cirilio Villaverde, Martin Rivas de Alberto Blest Gana) -2) novelas propiamente dichas naturalistas con rasgos realistas ( el cuento “El Matadero” de Esteban Echeverría 1839, y las obras de Eugenio Cambaceres con su obra maestra Sin rumbo) -3) narrativa modernista, movimiento que revela la búsqueda de la modernización, la apertura latinoamericana hacia el capitalismo, el crecimiento de las ciudades, de industrialización y de la profesionalización del escritor. Unos como Rubén Darío crearon obras de temas exóticos, escapistas (hacia temas del extranjero o del pasado) y cosmopolitas. Sin embargo, estas obras del modernismo son también híbridas en que exhiben a veces temas naturalistas, realistas o indigenistas y de justicia social por ejemplo los cuentos de Horacio Quiroga. -4) narrativa regionalista o mundonovista, vertiente más importante a principios del siglo XX. En estas obras se ensalza la tierra americana y la cultura autóctona. Mariano Azuela es un ejemplo de escritor regionalista con sus obras sobre la Revolución mexicana. Su novela más importante fue Los de abajo. Este movimiento llega a su cúspide con las novelas La vorágine (1924) del colombiano José Eustasio Rivera, Don Segundo Sombra (1926) del argentino Ricardo Güiraldes y Doña Bárbara (1929) del venezolano Rómulo Gallegos. El paisaje americano ocupa el lugar de honor, pero también su estado amenazante y devorador.

http://www.artehistoria.com/v2/contextos/5123.htm http://literatura.wikia.com/wiki/Realismo http://www.uwosh.edu/faculty_staff/cortes/classes/Fall2004/320/biografias/RealismoNaturalism o.html