Almond - Clouds, Clocks, And the Study of Politics (1)

Almond, G., y S. Genco. 1977. “Clouds, Clocks, and the Study of Politics” World Politics 29(4): 489- 522. Los autores ci

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Almond, G., y S. Genco. 1977. “Clouds, Clocks, and the Study of Politics” World Politics 29(4): 489- 522. Los autores citan una explicación de Karl Popper sobre la heterogeneidad de la realidad y su indocilidad hacia un solo modelo de explicación científica. Usa la metáfora de las nubes y los relojes para representar nociones de determinación e indeterminación en sistemas físicos. En este modelo las “nubes” son irregulares, desordenadas e impredecibles, mientras que los “relojes” son regulares, ordenados y predecibles. Un ejemplo de “reloj” podría ser el sistema solar, y un ejemplo de “nube” podría ser las sociedades humanas. Popper diferencia entre los autores deterministas, que creen que todo el mundo es un perfecto reloj que no comete errores, y los autores indeterministas, quienes creen que la pura casualidad juega un rol muy importante en el mundo físico. Popper argumenta que el comportamiento humano racional no puede ser determinado por mera casualidad o por perfecto determinismo, sino que es un caso intermedio entre las nubes y los relojes. Popper propone un nuevo punto de vista del mundo: un modelo en el que el mundo físico es un sistema abierto. Esto entiende la perspectiva de la evolución de la vida como un proceso de eliminación de prueba y error. Entonces, lo que dice Popper es que los modelos de explicación apropiados para las ciencias físicas no nos van a permitir entender los fenómenos humanos y culturales, y aunque podemos incrementar nuestro conocimiento de ellos, nunca vamos a entenderlos completamente debido a sus propiedades creativas y emergentes. Popper luego plantea otra manera de conceptualizar la realidad social: como un sistema de controles plásticos (contrastado a los controles de metal, que son más resistentes), que combina la idea de libertad con la de control. La ciencia política claramente se conceptualiza de esta manera porque consiste en ideas (decisiones humanas, objetivos y propósitos) en contraste e intensa interacción con otras ideas, comportamiento humano y el mundo físico. Las decisiones políticas no se realizan en el vacío sino que están sujetas a una compleja red de restricciones y oportunidades. Estas restricciones pueden ser más o menos manipulables, dependiendo del contexto. Los autores insisten en que los temas políticos son ontológicos, influenciados por las capacidades creativas y adaptativas del hombre. Hay científicos sociales que niegan estas propiedades ontológicas y ven el comportamiento humano simplemente como reactivo y susceptible a la misma lógica explicadora que los “relojes” de fenómenos naturales. Los autores afirman que estos científicos están intentando explicar una ciencia basándose en presuposiciones empíricamente falsas. La implicación de estas complejidades de la realidad social y humana es que la estrategia explicadora de las ciencias duras solo tiene una aplicación limitada a las

ciencias sociales. Los modelos, procedimientos y metodologías creadas para explicar el mundo “duro” no pueden explicar los resultados sociales, solo algunas condiciones que afectan estos resultados. Esto se debe a que las “regularidades” de las ciencias sociales tienen una fecha de expiración corta. Las regularidades humanas existen en un momento de la historia y se ven alteradas por las memorias humanas, procesos de aprendizaje, impulsos búsqueda de objetivos, y elecciones entre alternativas. La tradición “conductista”, ahora dominante en las ciencias políticas, suele basarse en tres suposiciones metodológicas y epistemológicas que ha tomado de las ciencias duras. 1. “El propósito de la ciencia es descubrir regularidades y leyes de los procesos sociales y políticos”: Esto implica que el comportamiento social y humano puede ser explicado en términos de leyes generales establecidas por la observación. El enfoque en la investigación de regularidades, uniformidades y patrones estables se hace a expensas de los eventos o resultados políticos que son únicos o de baja probabilidad. Los autores no niegan que ocurran regularidades o que sean válidas e importantes las generalizaciones, pero critican que estas regularidades sean vistas como los únicos apropiados objetos de estudio científico político. Este enfoque limita los aspectos de la ciencia política que se estudian. 2. “La explicación científica significa sumisir a los eventos individuales bajo leyes más generales”: Este modelo de explicación se llama nomológico deductivo, que busca explicar fenómenos como si fueran un caso especial dentro de una generalización. Pero estos modelos son propios de los fenómenos de “relojes”. El gran problema es que existen excepciones a las leyes, y esto disuelve el vínculo entre los casos particulares y la generalización. 3. “La única relación científicamente relevante entre eventos en el mundo son los que corresponden a una concepción fisicalista de la conexión casual”: Esto quiere decir, que siempre que se produce una determinada causa A, esta lleva a un efecto B. Entonces no puede producirse A sin luego producirse B. Si el mundo siempre funcionara así, no existiría ningún tipo de excepción a ninguna regla. Y este mundo sería muy diferente al mundo real de la política, donde el potencial de la sorpresa e innovación es inherente en la mayor parte de las situaciones. Estas tres características muestran que mucha investigación política de hoy en día está sujeta a un modelo similar a los “relojes”. No es que los científicos sociales realmente vean a la política así, pues están de acuerdo que parece ser porosa, irregular e impredecible. Sin embargo, los principios metodológicos y procedimientos que toman prestados de las ciencias físicas traen con si una suposición que proclama el principio de que “todas las nubes son relojes”. Los autores opinan que el dilema actual de la ciencia política en gran parte puede ser

explicado por el hecho de que las suposiciones del “modelo de los relojes” son inapropiadas para determinar la esencia de los fenómenos políticos. Los autores afirman que el movimiento hacia la ciencia dura en el estudio de la política es una fase en la revolución científica de las últimas décadas. Por la legitimación de las ciencias duras, la estructura de la ciencia política empezó a incentivarse por una orientación modelada en las ciencias físicas. Como consecuencia, muchas veces las investigaciones políticas se basan más en la metodología que en la sustancia de la investigación. El problema es que se aplican métodos estadísticos complejos a datos no aleatorios, no lineares y no aditivos como son los de la política. Los autores insisten en que para ser una “buena” ciencia no es necesario usar métodos extraídos de la matemática o física, sino tener un compromiso con explorar e intentar entender un segmento determinado de la realidad empírica.