Alicia Mayer

MARfA ALBA PASTOR ALICIA MAYER COORDINADORAS FORMACIONES RELIGIOSAS EN tA AMERICA COIONIAI FACULTAD DE FrlosorÍlY r'

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MARfA ALBA PASTOR

ALICIA MAYER

COORDINADORAS

FORMACIONES RELIGIOSAS EN tA AMERICA COIONIAI

FACULTAD DE FrlosorÍlY r'nrn¿'s ntnuccróN cnNrnelln asuNTos DF:r PBRSoNAL AcADÉurco uNTvBRSTDAD NACroNn aurÓNoMA DB uÉxrco

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PRESENTACION* Bajo el título Flrmaciones religiosas en la Aruórica colonial se reúnen once textos que en su mayoría abordan el problema de la religiosidad en América, sobre todo, en el siglo x\lt. Los tres primeros textos se orientan a plantear el reflejo y las consecuencias que tuvo el cisma cristiano europeo en la colonización del continente americano. En especial, las convergencias y divergencias entre los dos grandes proyectos de vida que anunciaron,junto con la expansión y el desarrollo del capitalismo, la modernidad del denomi, nado mundo occidental: el proyecto de los reformadores protestantes y el proyecto de la reforma católica, conocida, desde el siglo xtx, como

Contrarreforma.

slBritrfitA csNfsl, ühtÁ*ft

C,utda¡lo de la

edición:.ltan Carlos H. Vera

ltivtto l¡, la nlbierla'. Felipe Martínez Salazar lltt¡l¡,tt

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ruhitrla'. Manos del apóstol de Alberto Durero, l,rlitlr Sirtron, /¡¿ Reforma,Tinre Life, 1983

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Los ocho textos siguientes se refieren, fundamentalmente, a la organización corporativa de la sociedad rmvotriipa¡ra colüo una,-de las cstrategias básicas seguidas desde fines del siglorxv.l po{,la Monar-

* Excepto los historiadores Alicia Bazarte Martínez, del Institr¡to Politécnico Nacional, y Murdo Macleod, de la Universidad de Florida tuvieron -quienes ll amabilidad de proporcionarnos desinteresadamente los textos aquí presentes y rlc contribuir con ello a enriquecer este libro- los demás autores son becarios csludiantes o profesores investigadores miembros del proyecto de investigación rlcnominado "La Contrarreforma y la organización corporativa de la sociedad rrovohispana" que desdejulio de 1997 ha recibido el apoyo de la Facultad de Irikryrlía y Letras, el Instituto de Investigaciones Históricas y la Dirección General tlt' Asuntos del Personal Académico de la Universidad Nacional Autónorna de l\'f ('xico, bajo la responsabilidad de María Aba Pastor y la corresponsabilidad tlt'Alicia Mayer. Parte de los mencionados avances de trabajo se presentaron en cl coloquio "Formas de asociación religiosa. Hispanoamérica durante la época tokrnial", organizado por el mismo proyecto los días 3 y 4 de mayo de lg99 en ll Instituto Mora en la ciudad de México.

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Marín All¡u, l'a,stor

compleja dinánrica interna seguida por distintas cofiadías guatemaltecas y la estrecha relación existente entre los sistemas de créditos y préstamos, la explotación de la tierra y los productos agrícolas y ganaderos, las prácticas políticas y el culto al santo patrón. El texto de Estela Roselló "La cofradía de San Benito de Palermo y la integración de los negros y los mulatos en la ciudad de la Nueva Veracruz en el siglo xvll" se detiene en el problema de la integración de los negros y mulatos a la población novohispana. La autora destaca a la cofradía como uno de los instrumentos privilegiados para dicha integración y también para la evangelización de esa población rucófita del catolicismo. Para ello toma el caso de la cofradía de San Bcrrito de Palenno, asentada en la ciudad de la Nueva Veracruz en el siglo xVII, y va contrastando las creencias y conductas desarrolladas l)or sus rniembros con las africanas. Asimismo, analiza a la cofradía (onlo un espacio de socialización, fuente de asistencia y seguridad socialcs, de representación política y sustituto de Ia farnilia extensa de

oligcn aliicano. Interesado en la configuración del artesanado en el siglo xtx ¡ especialmente, en su identidad colectiva, el trabajo de Miguel Orduña "Un acercamiento teórico a la identidad en las corporaciones de artesanos de la ciudad de México", si bien se aparta de la época que aborrastrea los da Ia mayor parte de los textos aquí reunidos

-aunque

antecedentes coloniales de la organizactón gremial-, se constituye en un conjunto de ideas y preguntas que dan luz acerca de problemas

medulares relacionados con Ia historia de la corporativización en México. Algunos de estos problemas son desentrañar la forma cómo operó el proceso de secularización de las estmcturas gremiales coloniales a las artesanales y reflexionar históricamente en torno a la dialóctica rndividualidad-colectividad en la conforntación de la identidad. l',1 lcrrgrr:r¡e r¡bicado en el sujeto al rnismo tiempo que en la situación r or'¡ror':rlivir; la necesidad de eludir el sentimiento de incertidumbre y 1,,rr.rrrtiz;rl lrr st'gtrrirlad material y espiritual; la conformación de un ',r',t( nr,r tlt'v;rlon's (luc sc instituye y difunde como moraiidad social \rl,( r¡t(' 51 )u l)irl('rk't'sc entramado identitario y cambiante que el

América: Nuevo escenario del conflicto Reforma- Contrarreforma

Alrcr,r MavnR

Diaersidad doctrinal: protestantisml

.loel R. Poinsett, ministro norteamericano comisionado en México cn 1825 escribió, el 1 de marzo de 1829, alsecretario de E,stado Martin van Buren la siguiente opinión sobre lo mexicano: "El carácter «lt: esta gente no se puede entender [...] sería un error querer cotlll):tlarlos con las naciones libres y civilizadas de América y Europa [... I Dudo mucho que esta nación haya avanzado un paso en conocinlicnto y civilización desde la época de la Conquista al momento de dcclirlarse independiente". I Tomamos como referencia la cita de un estadounidense del siglo ¡rasado, pero la literatura viajera ofrece, desde la centuria dieciochesca, innumerables ejemplos de este tipo. Ho¡ mucho se ha recolrido desde la fecha del citado informe y la experiencia histórica ha rliluido algunas diferencias, sobre todo en los tratos diplomáticos y comerciales. Sin embargo, se palpa aún ahora la incomprensión entr.e las dos Américas, la sajona y la hispana, que frena el diálogo y la interacción en un plano más igualitario. Nuestro objetivo en este trabajo es reflexionar sobre el origen de Ia tliversidad entre estos mundos tan polarizados ideológicamente, como lrcrrnanados por un espacio compartido en el hemisferio americano.

lr rlo ¡rtr,, ttt,t tlt tttt;trlt'j;tl. Ma,rín Albu Pastor

) catllicisml

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t C. Bosch García, "El mester político de Poinsett", e¡ Doctnnenlos de Larerión M éxico- E EU U, p. 383.

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Hagamos nuestro el consejo que da el escritor Alejo Carpentier, en su Viaje a la semilla, de mirar en retrospectiva el milagro de la vida, hacia el punto de partida. Mas en este caso lo haremos desde la perspectiva de la historia, que analiza fenómenos humanos con una vi-

sión muy amplia. Así, podemos vislumbrar que el origen de la diversidad entre la América sajona y la iberoamericana descansa en el distinto impulso colonizador de Inglaterra y de España desde el siglo xvl. Más aún, particularmente debe buscarse en las diferencias doctrinales que conformaron a ambos mundos durante la pugna Reforma-Contrarreforma, que se prolonga con mayor fuerza en el siglo

América: Nuelo escenat'kt dcl ror$k:kt lleJ'o'rma-Contrarreforma

Alici,o, Mayer

xul. Ambas naciones habían experimentado la unificación política des-

de lines del siglo XV, lo que fue una tendencia de la época de consolidación de los estados nacionales atlánticos (España, Portugal, Francia

c lnglaterra), así como una condición necesaria de su ulterior expansión. El fortalecimiento de esos estados europeos por la vía de la centralización regia hizo posible que se incorporasen proyectos sociales, polÍticos, religiosos y económicos tendientes a su engrandecimiento, lo que también determinó su capacidad -y necesidad- expansiva. EI siglo xll trajo grandes cambios e insospechados derroteros para la humanidad. Pensemos, por ejemplo, en el año 1521. Cortés conquistaba México:Tenochtitlan cuando Lutero veía salir a Ia luz los primeros impresos de su trilogía en contra de la Iglesia de Roma. El proceso de Conquista y colonización de América fue contemporáneo al movimiento de Reforma en liuropa. A raíz de estos acontecimientos, se formularon nuevas metas, aunque cada región del Viejo Mundo difería en cuanto a Ia elección de su credo religioso: el norte se inclinaría por la nueva propuesta cismática mientras que el mundo mediterráneo se apegaría a los dicta-

dos de la Iglesia romana. La elección desencadenaría una larga pl¡gna en la que se verían involucrados muchos grupos humanos que cnrpeñarían la vida, la honra, la hacienda y la salvación en una especie «lt: cnrzada, ya no tanto de cuño medieval, sino de los rnodernos tiempos, ('lr (¡le incluso se revolucionó el arte de la guerra y de la navegación. La cxpansión del catolicismo en América comenzaría con los esIrrt:r'zos de los españoles por imponer su devoción ancestral ante las t rccncias indígenas, al mismo tiempo que luchaba contra el protes-

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tantismo que avanzaba en Europa, sobre todo en las regiones nórdicas más alejadas de la influencia romana. La propaganda se transmitió con mayor efectividad gracias a la imprenta, invento que cambió la manera de comunicarse de los europeos. Mientras que en América, Cortés y sus huestes destruían los ídolos paganos, en Europa los iconoclastas protestantes hacían lo suyo en contra de las imágenes católicas. La pugna Reforma-Contrarreforma revolucionó poco a poco la forma de pensar de los europeos. En el siglo xvt la cristiandad occidental se polarizó en dos mitades tan espiritual, como éticay económicamente diferentes. Es en este desmembramiento donde, curiosamente, debe buscarse el origen de las dos distintas entidades que surgieron en el continente americano, es decir, el mundo de origen ibérico-católico y el anglo-protestante. [.a eliminación de España como potencia naval (1585)y la subsiguiente presencia de Inglaterra sobre tierra firme americana (1607) deter¡ninó asimismo la existencia de dos ámbitos antagónicos en el nuevo Ilemisferio. Así, el conflicto entre la Inglaterra isabelina y la España tle los Austrias, proyectada después hacia sus herederos, dominaría el cscenario europeo durante el siglo xvl y se prolongaría, quizá con rnayor fuerza, al orbe americano. Poco después del cisma, Inglaterra se decidió por la vertiente calvinista, aunque en un enfoque moderado, anglicano, y lo hizo por razorrt:s políticas y hegemónicas. Si bien el poderío del Albión se mira desdc r'l ¡runto de vista de su potencialidad económica y política, abanderaría igrrahnente el estandarte religioso que le era propio para combatir a l,is¡raíra en el terreno ideológico. Esta última se alzó tajante por la deci siírrr antiprotestante. Su meta en el siglo XVI fue mantener unida a una r ristiandad que se desmoronaba por el movimiento reformista, por las rurrbiciones nacionalistas y económicas de otras potencias y por las pasioncs creadas en torno a la nueva religión. España embistió con Ia fór-

Inula contrarreformista, al mismo tiempo que se proyectaba hacia Arrrérica en una de las zagas más impresionantes de la historia. La Con-

tlrrrlcfbrma marcó los ordenamientos éticos y económicos de la penínsrrlrr ibérica al igual que de sus colonias, lo mismo que la Reforma rcgrrlti los derroteros de Inglaterra y sus posesiones americanas. Los rrrorlck¡s de vida elegidos las confrontaría como enemigas en ambos (

()lrlirtcntes.

Atnérica: Nueuo estetLul'io

16 I Alicia Mrr¡er

El conflicto eutre Inglaterra y Espaira que arrallca a principios del siglo XVt es parte del pasado conformativo de las colonias americanas (que posteriormente formarían las naciones de Estados Unidos, Canadá, Luso e Hispanoamérica). Nada nuevo parece que decimos con eso, mas en ocasiones se olvida la herencia de la historia europea y el ?rulre

magnum de los eventos coloniales.

Nos interesa profundizar ahora en la traslación del movimiento Refbrma-Contrarreforma en el nuevo continente que decidió el porvenir histórico de Norteamérica e Hispanoamérica respectivamente. Iise conflicto, que debe ser visto como una parte del proceso de occidentalización de América, determinó el modo de ser de los difer.cntcs países americanos. Los distintos ámbitos coloniales representan la lnaterialización de un programa espiritual que se realiza en toda su rrragnitud en el nuevo suelo. I-a herencia histórico teológica y, más ¡úrr, l;rs cliferentes vivencias religiosas, conformaron a los pueblos de rlivcrsa mallera. Es necesario urgar en los rasgos espirituales de las rcsl)ectivas culturas para ver dónde se originan sus características más prorninentes. I-a historia de nuestros países es el resultado de una serie de procesos religiosos ya secularizados. En el programa colonial del siglo Xvl

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y en su realización en las centurias posteriores

se

finca la identidad

que caracteri zará a los pueblos clel hernisferio americano. Es tan importante estudiar los aspectos espirituales como Ios materiales para entender Ia aventura civilizadora europea en ultramar.

Además delAuri sacra fantes, tan cara al hombre renacentista, fue una sincera convicción por poner en práctica la experiencia de depuración del cristianismo Io que animó a los colonizadores europeos en su penetración por el Nuevo Mundo. Inglaterra y España responden a los patrones de vida de Ia Europa occidental cristiana, lo que en el fbndo no las hace tan extrañas o ajenas, aunque cumplieron con los rlictados de la reforma religiosa de distinta manera. Por ejemplo, en krs rcinos españoles tenemos el experimento franciscano de la utopía

rrrilcnarisra; el erasmiano de la Philosopkia christi y el de corte colonial inglés, despun¡rostricle¡tino. Mientras tanto, en el m¡ndo

ia cl puritanismo, el cuaquerismo y las corrientes derivadas de las dentírs colgregaciones, así como el Gran Despertar y el metodismo del siglo xvttt. En común, en ambos mundos se persiguió el fin de re-

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lrt lrt Iit.fitrrna-Contrarrefornru

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crear el reino de Dios en A¡nérica, lircltc coincidencia que observaron católicos y protestantes, derivarla tlc Ia nrisnra visión cristiano occidental del mundo. IVfuchos idcalcs eran Ios mismos, aunque quizá subsumidos o disfrazados bajo el dil'erente aderezo devocional con riue quería sazonarse el platillo nacionalista y patriotero. Si comparanros los objetivos y los valores de los.jesuitas, por ejemplo, y de los ¡ruritanos en América, mucho se podrá extraer de común entre ellos, pese a que eran enemigos declarados en su tiempo. Si bien diferían cn la teologÍa, se obsena en ambos una disciplina férrea, una organización perfecta, un don de proselitismo y propaganda en sus credos, una enortrre fuerza de voluntad, autoconocimiento y autocontrol, austcridad, frugalidad, espíritu de empresa, amor por la educación y una pcclagogía de vanguardia; humanismo, inclinación al sacrificio, así « orno ánimo para la ganancia lícita y honesta. lln sunia, cuando hablamos de América como nuevo escenario dcl r , »rflicto Reforma-Contrarrefonra, nos referimos precisameute a qu(' cl continente fungió como un gran teatro donde católicos y prolcslrrrrtes vi'r,ieron su diferente espiritualidad; los primeros t.ratan(lo (lc lr:rtcrse clignos de Ia salvación mediante la renuncia, la cariclatl y lrrs lrrrt'nirs obras; los segundos por medio del curnplimiento de sll vocirr iíirr sr¿i generis, a través de la regeneración en esta vida con la corrllrrrrz-a cle una elección individual asegunada en el éxito personal y rnl(crial. Ambos, caminando por diferentes vías, reflejan modos rlc vivir rlramátirns. lll conflicto se proyectó a América gracias al proceso colonizador. ( i rnro cn Europa, aquí también la pugna se polarizó. Se volvió a plant,rr lir semilla preexistente en el Viejo Mundo. El odio al rival fue alinr('ntir(lo desde el siglo xvt y lransrnitido a través de publicaciones r¡rrt' llc{aron a los colonos, quienes lo aprehendieron hasta hacerlo :rryo, írrtirnarnente. La propaganda en Inglaterra empezó temprananr('ntc con libros como los de Hakluyt y Purchas, luego la literatura r',.rlrt'lirr:r y la cromwelliana asestaron contra el rival español. Atizaron , l lrrcgo tle la condena antihispánica los libelos publicados en los Paí',r s ll:rjos entonces en guerra de independencia contra la monarquía ,lr l,i'li¡rc II. En elsiglo xvtl, el ataque de ingleses y novoingleses se ,,r rcrrtri ¡ilincipalmente contra Luis XIV archienenrigo clc Inglaterra r ,lc lirlr¡r¿r p:rralela contra la políticamente decadcutc [s1l;riur.

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18 I Alicin, Mayer

América: Nuelo escerutrio fu|. rottJl,it:kt ll(ó,nna-Contrarreforma

Igualmente, del lado de España, la prosa y poesía del Siglo de Oro manifiestan el encono contra los ingleses, ya tradicionales enemigos del orbe católico, y en sus colonias, el ataque continuó por medio de escritos de todo tipo. Un ejemplo es la Primauera Indiana de Carlos de Sigüenza y Góngora que trasluce en sus octavas lo anterior: Ahora que la Hydra venenosa El caudaloso Támesis esconde, Y al padrón de la fe siempre gloriosa Con per-vertidos dogmas corresponde: Esfera fuiste donde victoriosa La piedad albergó, y eres hoy donde Ay dolor donde azicalan atropadas Contra la ciega fe, ciegas espadas.2

Jhnto en Hispanoamérica como en Angloamérica, fue a través del sernrón que se transmitió la propaganda nacionalista y religiosa. Destaca también el uso de catecismos escritos en el idioma del país enemigo que eran enviados con la esperanza de instruir y convencer o de hacer proselitismo. Es interminable en el siglo xvII la guerra de panfletos, catecismos, arengas verbales y sermones. Una vez transmitidos los parámetros de conducta con machacona insistencia por las esferas dominantes, entre los que había hábiles ideólogos de la Reforma y de la Contrarreforma, el alud de la intolerancia se hizo imparable. En el ínter, cada ámbito colonial fue construyendo sus respectivas identidades, su modo de ser, en el que se incluía siempre el estereotipo del rival. América, este nuevo teatro de dramatización de la reyerta religiosa, ideológica y finalmente nacionalista aportaría, sin embargo, sus propios matices. En este ámbito florecería una nueva planta distinta de Europa. Este orbe no se desangraría con las guerras religiosas r¡rre desgastarían al otro continente. Aquí el odio permanecería casi a rrivcl del subconsciente y afloraría comúnmente en esas manifestaciotr('s (luc hemos mencionado: sermones, prosa, verso, teatro, pero casi rf

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en encuentros cara a cara. Además, el criollismo haría acto de

(larlos de Sigúenza y Góngora, Pritnauera Indiana. Poema Sacro Histórico. fu Muría Sa,ntísima de Guadalupe de Míxi,co copiaila d.e flores. 2

Id.ea

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presencia en la historia americana, dlurclole un carácter propio al antagonismo religioso en el mundo transoceánico. Mucho del orgullo de los nacidos en estas tierras se fincaría en la exaltación de los elementos de su entorno y en la defensa de sus credos religiosos. Como puede verse, son muchos los matices que se desprenden de ese fenómeno histórico de largos alcances que se ha denominado la era Reforma-Contrarreforma. En este ensayo se propone un debate recapitulador; se sugiere instrumentar una nueva materia prima conceptual para acercarnos a Ia historia de América, no ya desde la atalaya de la polarización que sólo conduce a la trágica disyuntiva de clegir entre dos caminos en el desarrollo histórico, el bueno y el rnalo, sino de uno que perfile un todo congmente, comprensivo y esclarecedor. Para ello, Ia historia comparativa abre nuevos cauces de t'studio. Imposible resultaría en este espacio abarcar todos los elemenlos que se vislumbran en la América sajona y en la Hispana a raíz de los enfrentamientos ideológicos que les heredaron sus madres patlias. Enumerarlos siquiera nos arrojaría a un listado sin senti«lo. l',rrrpero, sí podemos espigar algunos y emprender la marcha haci¡r rr¡rir discusión.

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inLerminable debate sobre la modernidad

llrrcc poco tiempo escuché decir a un norable historiador británico r¡rrt'debatir actualmente sobre Ia modernidad era un ejercicio intelcctr¡al obsoleto. Acostumbradas las potencias capitalistas a imponer vrrlorcs paradigmáticos, han logrado también sumirnos en el conforrrrisrrr«r de aceptaq a veces sin cuestionamiento, que las naciones proI('stiurtcs dieron el paso definitivo a la modernidad, mientras que las

,L'lrclcncia católica se quedaron rezagadas. llist«iricamente, el mencionado "debate" se remonta al siglo xvt, ,

rr;rrrtlo Williarn Temple y William Pett¡ ingleses ambos, escribieron

',,,lrlc r'l avarrce económico de su patria y atribuyeron al protestantisrrr r llr culs¿t de dicho crecimiento, mientras que otras naciones, par-

uliunlcllte Irlanda, se habían quedado atrás por causa de su r,lr¡iirirr. Desde entonces, surgió una polémica que se ha avivado o rr(

.rrl,rr nrt'