Actividad evaluativa Eje 1

DE LAS ACCIONES ÉTICAS EN EL SALÓN DE CLASE ACTIVIDAD EVALUATIVA – EJE 1 LUIS DAVID BOLÍVAR PÁEZ SEMINARIO DEONTOLOGÍA

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DE LAS ACCIONES ÉTICAS EN EL SALÓN DE CLASE ACTIVIDAD EVALUATIVA – EJE 1

LUIS DAVID BOLÍVAR PÁEZ

SEMINARIO DEONTOLOGÍA DOCENTE Y PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS GRUPO 202

DOCENTE: RAQUEL PATRICIA CONTRERAS TRIANA

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA DEL ÁREA ANDINA ESPECIALIZACIÓN EN PEDAGOGÍA Y DOCENCIA FACULTAD DE EDUCACIÓN 2020

DE LAS ACCIONES ÉTICAS EN EL SALÓN DE CLASE Siguiendo el hipervínculo adjunto, se dirige al mapa mental realizado con base en las experiencias vividas en el salón de clases. Luego, se hallará un apartado en el cual se comentan las razones por las cuales se ha determinado tomar como pieza fundamental de estudio al personaje que se describe en el ya dicho mapa. https://mm.tt/1409170150?t=TkkC4ENQBK DR. JORGE HERNANDO MOLANO VELANDIA (Q.E.P.D.): LA ÉTICA HECHA MAESTRO. Corría el año 2012 y, comenzando el segundo semestre de aquel, decido inscribir una materia electiva que correspondiera al área de factor humano. No había muchas de estas disponibles, por lo que Entorno, estrategia y factor humano fue la mejor opción. No me detuve a averiguar quién era el docente, ni por referencias en Internet ni por compañeros que hubiesen tomado la asignatura. Lo único que sabía era la temática, pero jamás pensé que tal experiencia resultara, al final, tan enriquecedora, tanto personal como académicamente. Jorge Hernando Molano Velandia era lo que uno podría llamar, a simple vista, un profesor común. De hecho, su estampa era la de un catedrático empedernido y, por la seriedad de su semblante, parecía hasta irascible. Pero, nada más alejado de la realidad que lo que su porte inspiraba. Sus primeras frases fueron afables, una cordial bienvenida. Sin hacerse vano, nos describió fugazmente su procedencia y quehacer académico y profesional, estos últimos de bastante envergadura como para poder quedarse hablando de ellos más de una clase. Allí nos mostró la validez y excelencia de la humildad: no pretendió obnubilarnos con su prolífica carrera, sino que nos dio pinceladas de esta, como para mostrarnos que en la disciplina se encuentra la clave y que, creyendo en nosotros mismos, éramos capaces de eso y más. Sin embargo, sus clases, al ser fundamentadas en el modelo de seminario alemán, permitían que nosotros diéramos cuenta efectiva de nuestras investigaciones y, de esta manera, pudiésemos transmitirlas al resto de estudiantes. En este caso, siempre había de su parte una corrección positiva, instándonos a hacer las cosas cada día de mejor forma. Era muy estricto en la puntualidad, que él mismo cumplía a carta cabal. Y llegó a enseñarnos cuestiones tan básicas como la manera correcta de señalar a alguien para dar la palabra, en los momentos en los que dirigíamos las sesiones del seminario. Pocos fueron los docentes con quienes estuve dispuesto a tomar una segunda asignatura, pero con el profesor Molano no tuve siquiera que pensarlo, puesto que se me presentó, en el

primer semestre del año 2016, la oportunidad de ver materias de maestría como opción de grado, y una de estas fue un seminario con él mismo. Pero, no solamente lo hice por el hecho de que debía graduarme y ya le conocía como profesor, sino por el interés que siempre demostró por impulsarnos a dar más de cada uno de nosotros. De hecho, en determinados momentos demostraba que no estaba solamente para dar cátedra con sus vastos conocimientos, sino que se interesaba por el alumno como persona. Uno de estos detalles, lo recuerdo claramente, me lo mostró saliendo de una de las clases: en ese momento estaba yo leyendo una serie de libros históricos. El profesor me preguntó acerca de lo que se trataban y, sin más, me recomendó otra saga que, a su parecer, podía llamar mi atención. Esto, lo pude ver en el resto de mi devenir académico, no lo hace cualquier docente, sino uno al que sus alumnos le interesan, uno que hace su labor con dedicación, amor y ética, sabiendo que ellos son personas y no solamente esponjas absorbentes de conocimientos. Siempre hubo una sonrisa de su parte. Estas, básicamente, son las razones por las que recuerdo estos hechos y a este gran maestro que tuve en mi carrera. Y por las cuales, a pesar de su partida, siempre trataré de imitarle el día que llegue a ser docente.