Acerquemonos Confiadamente Al Trono 2

ACERQUÉMONOS CONFIADAMENTE AL TRONO Ekkehardt Mueller ASO CIA CIÓ N C ASA ED IT O R A SU D A M ER IC A N A Av. San Mar

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ACERQUÉMONOS CONFIADAMENTE AL TRONO

Ekkehardt Mueller

ASO CIA CIÓ N C ASA ED IT O R A SU D A M ER IC A N A Av. San Martín 4555, B1604C D G Florida Oeste Buenos Aires, Argentina éA .ic s

Titulo del original: Come Boldly to the Throne, Pacific Press Publishing Association, Boise, ID, E.U.A., 2003.

Traducción y redacción editorial: Rolando A. Itin Diagramación y tapa: Hugo O. Primucci

IMPRESO EN LA ARGENTINA Printed in Argentina Primera edición MMIII - 3,5M Es propiedad. © Pacific Press Publ. Assn. (2003). ©ACES (2003). Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723. ISBN 950-573-925-7

227.87 MUE

M ueller, Ekkehardt A cerquém onos confiadam ente al trono. - 1a. ed. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudam erica­ na. 2003. 135 p.; 20x14 cm. ISBN 950-573-925-7 I. T ítu lo - 1 . Epístolas 2. Hebreos

Se terminó de imprimir el 18 de marzo de 2003, mediante el sistema off­ set, en talleres propios (Av. San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires). Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor. — 36811 —

P U I L I C A C I 0 N I S A D V f N T I I T A S 011 7*

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I n t r o d u c c i ó n ................................................................................................5 C a p ítu lo 1

Jesús y el libro a los H ebreos ................................. 7

C ap ítu lo 2

Jesús, nuestro Rey

C a p ítu lo 3

Jesús, uno de n osotros ........................................... 2 9

C a p ítu lo 4

Jesús: superior y m e j o r ........................................... 3 9

....................................................19

C ap ítu lo 5

Jesús, nuestro S um o S acerd o te

........................ 4 8

C ap ítu lo 6

El lenguaje del santuario en H ebreos

C a p ítu lo 7

Jesús y el p a c t o ............................................................7 0

C ap ítu lo 8

Jesús y el s a n tu a r io ................................................... 7 9

. . . . 58

•C ap ítu lo 9

El m inisterio de Jesús y el santuario

■ C ap ítu lo 10

Jesús, nuestro sacrificio y s a l v a c i ó n .................9 9

C a p ítu lo 11

Jesús, nuestra s e g u r id a d .......................................1 0 8

C ap ítu lo 12

Jesús y la jornad a c r i s tia n a ................................. 1 1 8

C ap ítu lo 13

Jesús y nuestro f u t u r o ............................................ 1 2 8 3

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as librerías pueden ser fascinantes, especialmente las más gran­

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des, que tienen una gran variedad de libros. A menudo nos go­ zamos revisando las obras que hay allí. Algunas son bastante

fáciles de leer. Otras pueden ser más exigentes. Algunos libros se pueden empezar a leer y no dejarlo hasta terminarlo. Otros son bas­ tante más densos y técnicos, y tenemos que releer las oraciones para comprenderlas. Pero, es interesante notar que con frecuenta los li­ bros “más pesados” son los que más nos benefician. Los Evangelios del Nuevo Testamento y el libro de los Hechos pertenecen al tipo de literatura que es accesible más fácilm ente. El libro a los Hebreos pertenece a los escritos del Nuevo Testamento que son más difíciles. Necesitamos ambos tipos de libros: libros que nos inspiran y que no podemos dejar de leer una vez comenzados, y li­ bros que debemos digerir lentam ente para captar su significado. El mismo autor del libro a los Hebreos distinguió entre leche y alimento sólido (Heb. 5 :1 2 ), y en el capítulo 6:1 anima a sus lectores a dejar “a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avan­ cemos hacia la madurez” (N V I). A l escribir la carta a los Hebreos te­ nía un propósito triple: ayudar a los que pudieran estar tentados a se­ pararse de la fe cristiana, expandir nuestro conocim iento del ministe­ rio de Jesús, y ayudarnos a concentrarnos en nuestro Señor. Hebreos enfatiza la centralidad de Jesucristo y nos dice: ¡N o lo abandonemos cuando te encuentres con dudas o cuando el cam ino se hace difícil! Aceptemos este desafío y veamos de qué modo la Epístola a los Hebreos no sólo se dirige a su audiencia original sino tam bién nos confronta, consuela e ilumina hoy. 5

C a p í t u l o

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Jesús y el libro a los H ebreos

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uando recibimos una carta, normalmente queremos saber quién la escribió. Eso es cierto también para las cartas y los libros del Nuevo Testamento. Aunque nos damos cuenta de que Dios es el autor final, puede ayudarnos a entender la situación original, y por lo tanto, el texto mismo, conocer la identidad del au­ tor humano, quiénes la recibieron y la fecha aproximada en que se escribió. También nos permite aplicar el texto, correctam ente, a nuestras circunstancias modernas. La Epístola a los Hebreos difiere de las otras cartas del Nuevo Testamento en que no contiene una introducción diciéndonos quién escribió la carta y a quiénes fue dirigida. Por eso, tenemos que en­ contrar indicios acerca del autor y de los lectores en la carta misma. I. ¿Quién la envió? Tradicionalmente, esta carta fue considerada como perteneciente a los escritos de Pablo. Las versiones más antiguas de la Biblia in­ cluían el encabezamiento: “La Epístola de Pablo el Apóstol a los He­ breos”. Sin embargo, hoy la gran mayoría de los eruditos creen que Pablo no pudo haber sido el autor de este libro del Nuevo Testamen­ to. ¿Por qué? 1) Mientras Pablo se presenta por nombre en todas las cartas atribuidas a él, no lo hace en la carta a los Hebreos. 2) El grie­ go en el que se escribió Hebreos difiere del que aparece en los escritos paulinos. 3) El contenido teológico de Hebreos se diferencia marca­ damente de la teología de las cartas de Pablo. 4) Las citas del Antiguo Testamento en Hebreos siguen la Septuaginta (también conocida co7

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

mo la versión de los L X X ) palabra por palabra, mientras que Pablo usó de cierta libertad al citarlas en las cartas que son claramente de él. Se h a n propuesto muchas personas como los posibles autores de la c a rta : C lem ente de Roma, Bernabé, Silas, Esteban, Priscila, Apolo y M aría, la madre de Jesús. Ninguna de estas sugerencias es realmente co n v in cen te. O rígenes (1 85 -2 5 3 d .C .) creía que los pensamientos en H ebreos tuvieron su origen en Pablo, pero en cuanto al autor verda­ dero, é l dijo: “S ó lo Dios sabe en verdad quién escribió la epístola”.1 S in embargo, tam bién hay argumentos para sostener la autoría de Pablo de esta epístola: En el texto del Nuevo Testamento más antiguo que se ha conservado y que contiene esta carta, el manuscrito llama­ do p46, del tercer siglo d.C., Hebreos está ubicado entre los escritos de Pablo, directam ente después de Romanos. Clem ente de A lejan­ dría (1 5 0 -2 1 5 d .C .) y la Iglesia O riental estaban convencidos de que Pablo era el autor. C lem ente sugirió que Pablo escribió esta carta y luego Lucas la tradujo al griego. C o n respecto al contenido, debe re­ cordarse que una situación especial o un grupo específico de perso­ nas, pueden requerir que un autor utilice un enfoque diferente del que ha usado antes, de modo que su estilo al escribirla puede ser dife­ rente de sus escritos anteriores. Sabemos que el autor debe haber sido judío, y debe haber sido muy educado y bien versado en el Antiguo Testamento. El estilo del escrito y el vocabulario parecen no señalar a Pablo, pero sabemos que Pablo, con frecuencia, usó secretarios (ver Rom. 16:22; 2 Tes. 3:17). Esas personas pueden haber tenido cierta libertad para formular los pensamientos y las palabras de la carta. Sólo unos líderes eclesiás­ ticos vivieron antes del año 70 d.C., y son bien conocidos. Entre to­ dos ellos, Pablo es el que más probablemente escribió un documento tan profundo com o la Epístola a los Hebreos. Los últimos versículos de Hebreos (1 3 :2 2 -2 5 ) nos recuerdan mu­ cho a las cartas paulinas. Diez de esas cartas mencionan a Timoteo, como lo hace tam bién este pasaje (vers. 23). El deseo que expresa aquí de ver a los recipientes de la carta nos recuerda a Romanos 1:11 y Filipenses 1:25; 2:24. El deseo de que la gracia sea con los oyentes y con los lectores del mensaje es una frase típicamente paulina. 8

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, \o 7 ^ e S De esta manera, cualquiera de los dos escenarios — que \V cribió en hebreo y fue traducido al griego, o que utilizó exter ~ a un secretario— responde a la mayoría de las objeciones que, jye { planteado en contra de que Pablo fue el autor de la carta. W hite no analiza específicamente la pregunta de quién fue el aur Hebreos, pero es evidente que ella creía que Pablo había escrito esa carta.2 Tal vez, entonces, después de todo, Pablo fue quien escribió He­ breos.

II. ¿A quiénes escribió? ¿A quiénes fue dirigida esta carta? Conociendo la audiencia pro­ puesta nos ayuda a identificar — y comprender— el punto principal de la carta. La concentración en el sistema del santuario, el sacerdo­ cio, y temas relacionados con éstos, que suponían un conocim iento del Antiguo Testamento, hacen que sea plausible que los recipientes fueran mayormente judíos cristianos. Obviam ente, estos creyentes estaban ante el peligro de abandonar a Jesús, directa o indirectamen­ te. Se ha sugerido que las personas a quienes Pablo escribió Hebreos estaban específicamente preocupados acerca de los pecados cometidos después del bautismo. ¿De qué modo podían librarse de esos pecados? El antiguo sistema de sacrificios y el servicio de sacerdotes había pro­ visto una solución. ¿Pero qué podían hacer los cristianos? El bautismo representaba una purificación, pero, ¿qué pasaba con los pecados co ­ metidos después del bautismo? No conociendo la respuesta, los judíos cristianos pueden haber estado tentados a regresar al sistema antiguo, que por lo menos ofrecía algo. “Ellos debían ser convencidos de que, aunque el sacrificio de Je ­ sús era irrepetible, continuaba siendo efectivo para tratar su percep­ ción actual del pecado”.1 Hebreos pinta a Jesús como el sacrificio real y el Sacerdote que se ocupa de todos los pecados, pasados y presentes. III.

¿Cuándo fue escrita? ¿Cuándo se escribió Hebreos? Una cantidad de hechos sugiere 9

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que la epístola fue escrita antes del año 70 d.C. El antiguo documen­ to cristiano llamado 1 Clem ente, que probablemente fue escrito alre­ dedor del año 96 d.C., cita al libro de Hebreos, de modo que dicha carta debe haber sido escrita antes de esa fecha. Hebreos 13:23 indica que Tim oteo, el fiel compañero de Pablo, todavía vivía cuando la carta fue escrita. Además, la carta da la impresión de que el sistema judío de sacrifi­ cios todavía estaba operando. La gente podía apartarse de Jesús y re­ gresar para ofrecer toros y cabras. Por eso, el templo de Jerusalén y sus ceremonias deben haber estado todavía intactos, lo que indica que debe haber sido una fecha aún anterior al año 70 d.C., que fue el año en que los romanos destruyeron el templo. Hasta entonces, mu­ chos judíos cristianos pueden haber estado celebrando todavía las fiestas israelitas, haber ofrecido sacrificios, y pueden haber sido celo­ sos guardadores de las leyes ceremoniales. Necesitaban prepararse pa­ ra la destrucción del templo de Jerusalén. Necesitaban un ancla más firme que un edificio terrenal y sus ritos. N ecesitaban concentrarse en Jesús y su ministerio en favor de ellos en el Santuario C elestial.4 IV.

¿Acerca de qué se escribió? Hebreos se concentra en Jesús. En su mismo comienzo dice que en estos últimos días Dios nos habló mediante Jesucristo, su H ijo y nuestro Señor. El es el Creador y el Sustentador, el Salvador y la M a­ jestad del cosmos sentado a la diestra de su Padre, la representación de Dios y Dios mismo. Con Jesús ha llegado una nueva era, en reali­ dad, comenzó el tiempo del fin, aunque este período abarca un tiem ­ po del fin más breve e intenso que precede inmediatamente a la se­ gunda venida de Jesús. Hebreos 1 se concentra fuertem ente en la posición exaltada de Jesús y su superioridad sobre los ángeles. El capítulo 2 añade otra di­ mensión: la humildad de Cristo. El llegó a ser uno con nosotros, no temió llamarnos sus hermanos, y al morir en la cruz como el sacrificio sustitutivo, proveyó la salvación y la purificación para todos noso­ tros. El nos comprende y nos ayuda. El final de este capítulo presenta el sacerdocio de Cristo, que depende de su humillación. 10

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En los capítulos 3 y 4, después de comparar a Jesús con Moisés, el autor desarrolla el tema del reposo. Israel no pudo entrar en el reposo provisto por Dios por causa de la incredulidad y la desobediencia. Hoy se nos desafía a no endurecer nuestros corazones. El reposo en que podemos entrar aquí y ahora, parece ser el reposo espiritual me­ diante la salvación en Cristo. Participamos en este reposo mediante la fe en él. Este reposo también señala el reposo escatológico similar al sábado que todavía está por venir. El sábado, que sirve como una señal de la creación y de la salvación, prefigura este reposo. Hebreos 4 termina con la promesa de que tenemos acceso al trono de la gracia, y que por lo tanto podemos tener confianza. Tenemos un Sumo Sacer­ dote. El capítulo 5 compara a los sumos sacerdotes terrenales con Jesús, nuestro Sumo Sacerdote. El fin de los capítulos 5 y 6 constituyen una larga advertencia. El autor critica a los lectores por depender to­ davía de la “leche” espiritual; los invita a no apartarse sino a “asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros” (6 :1 8 ). La conclusión del capítulo 6 nos da un consuelo sólido: el ancla de nuestras almas, que llega hasta dentro del santuario. En Hebreos 7, Pablo muestra que Jesús es un Sumo Sacerdote co­ mo Melquisedec. Este sacerdocio es superior al sacerdocio levítico, en el que Jesús — nacido de la tribu de Judá— nunca podría haber tomado parte. La última sección de este capítulo enfatiza de modo especial el carácter del ministerio sumo sacerdotal de Cristo y sus re­ sultados. Desde Hebreos 8 hasta la primera parte del capítulo 10 constitu­ yen el clím ax del libro. El capítulo 8 enfatiza la importancia del nue­ vo pacto, y el capítulo 9 contrasta el Santuario Celestial y el sacrificio de Jesús con el antiguo tabernáculo y su servicio. El nuevo pacto per­ mite que Jesús sea nuestro Sumo Sacerdote. Sobrepasa al antiguo pacto, por ejemplo, al poner la ley en el corazón de los creyentes. Y el capítulo 9 y la primera parte del capítulo 10 proclaman que sólo el sacrificio de Jesús puede expiar los pecados. Este sacrificio es singular, irrepetible y suficiente. Siendo que Cristo murió, los pecados pueden ahora ser perdonados. II

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La segunda parte de Hebreos 10 repite — esta vez con mayor ex­ tensión— la advertencia acerca del juicio. El llamado a no abandonar nuestra confianza , recibe como respuesta lo que figura en el último versículo de este capítulo: “Nosotros no somos de los que retroceden para perdición”. Luego sigue Hebreos 11, con la famosa sección acer­ ca de los que no retrocedieron o cayeron, los héroes de la fe. El capítulo 12 declara que, por cuanto tenemos la nube de testigos descrita en el capítulo 11, debemos fijar nuestros ojos en Jesús. Los cristianos están en camino a la Sión celestial. Por fe ya se han acerca­ do a ella (1 2 :2 2 ), y sin embargo, “buscamos la [ciudad] por venir” (1 3:14). Mientras los dos últimos capítulos de la epístola contienen amonestaciones a vivir una vida cristiana y muchas promesas, tam ­ bién señala a Jesús, quien derramó su sangre por nosotros y sufrió fue­ ra de la puerta. Hebreos contiene grandes secciones de advertencias y amonesta­ ciones (2:1-4; 3:7 a 4:13; 5:11 a 6:8; 10:26-39; 12:1-29; y 13:1-17) junto a secciones de exposición teológica. Estas secciones se alter­ nan. George Rice ha sugerido el siguiente bosquejo muy útil:5 Introducción: 1:1-4 I. 1:5 a 2:4 Exposición teológica: 1:5-14 Advertencia: 2:1 Juicio: 2:2-4 II. 2:5 a 4:13 Exposición teológica: 2:5 a 3:6 Advertencia: 3:7-19 Juicio: 4:1-13 III.4:14 a 6:8 Exposición teológica: 4:14 a 5:10 Advertencia: 5:11 a 6:6 Juicio: 6:7, 8 IV. 6:9 a 10:39 Exposición teológica: 6:9 a 10:25 Advertencia: 10:26, 27 12

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Juicio: 10:28-31 Advertencia y juicio secundario: 10:32-39 V. 11:1 a 12:29 Exposición teológica: 11:1-40 Advertencia: 12:1-24 Juicio: 12:25-29 Exhortación pastoral: 13:1-19 Conclusión: 13:20-25 Estas advertencias y amonestaciones nos revelan lo que sucedía cuando se escribió la Epístola a los Hebreos. Los que recibieron la carta aparecen tentados a rechazar o a perder la salvación, a apartarse de la sólida proclamación y de las enseñanzas del Nuevo Testamento, a perder el reposo divino por causa de la desobediencia, a cansarse y a pecar voluntariamente, y a vivir una vida exenta de ética. La estructura de Hebreos nos muestra que la teología/doctrina y la vida van juntas y no deben ser separadas. Por una parte, la teología sin aplicación a la vida diaria del creyente llega a ser irrelevante. Por otra parte, concentrarse solamente en la relevancia y la aplicación, descuidando la columna vertebral de la enseñanza bíblica sólida pue­ de llevar a un mero entusiasmo y sentimentalismo. Las doctrinas bí­ blicas, correctamente comprendidas, siempre afectarán nuestra vida práctica, y la práctica y el estilo de vida siempre deben estar moldea­ dos por la Escritura. De no ser así, se termina en pragmatismo puro y ética situacional, en los cuales los principios bíblicos ya no ocupan ningún lugar importante, y donde la distinción entre lo bueno y lo malo desaparece, porque la gente juzga que es correcto lo que le sirve mejor a ella. Hoy, algunos de nosotros asignamos los estudios teológicos y bíbli­ cos a los especialistas y nos sacamos de encima la responsabilidad — el desafío, pero también el gozo— de un estudio profundo de la Palabra de Dios.6 Esto amenaza su experiencia cristiana con hacerla algo su­ perficial. Otros están más inclinados a la investigación científica, pe­ ro pueden superponer las teorías de la sociología, la psicología y las ciencias naturales sobre las Escrituras. En demasiadas iglesias todos, 13

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menos una minoría de los miembros, consideran que las doctrinas y los estudios teológicos son irrelevantes, anticuados y aburridos. “El apóstol, conociendo los problemas espirituales de sus oyentes, pensó cuidadosamente en una solución. Ellos han dejado de crecer y sólo pueden absorber leche, pero la leche ya no les ayudará más. Su situación es grave. Si han de ser salvos de los peligros del descuido y el rechazo, deben tomar alimentos sólidos... Su énfasis sobre la actividad intelectual es singular entre los escritos del Nuevo Testamento. El apóstol declara que la teología — aun la teología difícil— ayuda en el crecim iento cristiano. Por lo menos en algunos casos de estancamiento, la única esperanza estará en partici­ par del alimento sólido de la teología”.7 Esta es una lección que necesitamos aprender. El estudio serio de la Biblia puede ayudamos a crecer espiritualmente. La “leche” espiri­ tual, a la larga, no es suficiente. V. ¿Por qué se escribió la epístola? Aunque ya hemos dado indicios de la preocupación que llevó a Pablo a escribir la carta a los Hebreos, la resumiremos brevemente aquí: Esta epístola dice que aquellos que han apostatado después de haber gustado del don celestial y después de haber recibido el Espíritu Santo, no pueden renovar su arrepentimiento siendo que crucificaron al H ijo de Dios por segunda vez (6 :4 -6 ). Aparentemente, la audiencia de Pablo, especialmente los que tenían un trasfondo hebreo, pueden haber estado tentados a apartarse del Señor. No obstante, la perspectiva del libro es bien positiva. El sacrificio de Jesús fue hecho una sola vez es suficiente para todos los que están dispuestos a aceptarlo. Tenemos un Sum o Sacerdote en los lugares celestiales, acceso a Dios, y confianza absoluta. Hebreos 10:22 y 23, junto con las declaraciones paralelas en 4:14-16, puede presentar el tema de la epístola: ¡No abandonemos a Jesús! Lo mejor ya ha llega­ do. Jesús es el cumplimiento de los tipos y símbolos del Antiguo Tes14

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tamento y es la garantía de la salvación. Esto es un mensaje importante aun para nosotros hoy. Jesús murió por nosotros. La cruz es el punto de giro de la historia y de nuestro destino. Jesús actúa como nuestro Sumo Sacerdote, interviniendo en favor de nosotros. Por lo tanto, tenemos confianza. Por lo tanto, so­ mos llamados a acercarnos a Dios y recibir misericordia, gracia y ayu­ da. El camino al Santuario Celestial, el cam ino al trono de Dios, ¡es­ tá abierto! Dios es nuestro Padre, y nosotros somos sus hijos, y él nos trata com o tales (Heb. 12:7-9). Som os purificados y limpiados de una mala conciencia. Nuestros pecados son perdonados, y no necesi­ tamos preocuparnos más por ellos. Jesús ha salvado a sus hijos. Y a nosotros se nos desafía a aferramos de nuestra profesión. Se nos llama a nunca soltarnos de este Jesús.8 V I.

Jesús en Hebreos

1. En la introducción a Hebreos ( 1 : 1 - 4 ) Hebreos tiene una introducción singular. Los versículos 1 y 2a [2a: primera parte del vers. 2] son hasta cierto punto paralelos, y no obstante, establecen un contraste. Declaran que Dios se ha revelado de maneras especiales. Hay una revelación general de Dios — es decir, mediante la naturaleza— y una revelación específica de Dios: m e­ diante sus mensajeros. Hebreos está interesado sólo en esto último. El hecho es que Dios no es un dios oculto al que no tenemos acceso. El ha hablado en lo pasado, y habló en estos últimos días durante los cuales la audiencia de la carta a los Hebreos vivía. La encarnación, la vida, la muerte, la resurrección y la ascensión de Jesús forman el gran punto de giro de la historia; estos eventos produjeron un cambio radi­ cal. Señalaron el comienzo de los últimos días; ahora esperamos el retorno de Jesús.

¿Cómo? ¿Cuándo?

La revelación de Dios Versículo l Versículo 2 a Muchas veces ____________ y de muchas maneras en otro tiempo en estos postreros días 15

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

¿Quién? habiendo hablado ¿A quiénes? a los padres ¿Mediante quiénes? por los profetas

[Dios] ha hablado nos [a nosotros] por el H ijo

La revelación actual en Jesucristo sobrepasa todas las revelacio­ nes dadas mediante los profetas. Los oyentes y los lectores de He­ breos viven en un tiempo privilegiado por la revelación suprema de Dios. “La consumación del proceso revelatorio, la revelación definiti­ va, ocurrió cuando vino el que ‘no era uno de los buenos compañeros de los profetas’ sino el mismo H ijo de Dios”.9 La declaración introductoria de Pablo prepara el escenario para el mensaje principal de la carta. Si Jesús es la más elevada revelación de Dios, ¿cómo podemos regresar al antiguo pacto, rechazando lo que Dios nos ha otorgado en Jesús? La segunda parte de la introducción nos muestra quién es este H i­ jo , dándonos una séptuple descripción de él. Otra vez, un bosquejo, que sigue muy de cerca al texto original, puede ayudarnos a captar el significado. El Hijo en Hebreos 2b-4 1. A quien constituyó heredero de todo 2. Por quien hizo el universo 3. El cual es * el resplandor de su gloria y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, % habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos Este pasaje hace tres declaraciones importantes acerca de Jesús: 1) El es el Heredero designado de todas las cosas, un título que enfati­ za su dignidad “hasta el lugar más elevado en el cielo”.10 2) El es el Creador. 3) Él se sentó a la diestra del trono del Padre, el lugar del máximo honor. ¡6

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¿Por qué tiene él una posición tan exaltada? La última frase del cuadro anterior responde a esta pregunta. Jesús es el Rey a la diestra del Padre porque: a) El es el resplandor de la gloria del Padre y la misma imagen del Padre, es decir, comparte la divinidad de Dios, b) El es el que sustenta todas las cosas y las conduce hacia su meta pro­ puesta. Y c) él, por ser el Salvador, ha traído la purificación de los pecados. El versículo 4 describe algo más su posición exaltada: él es superior a los ángeles y ha heredado un nombre más excelente que ellos. La tercera declaración, que pinta a Jesús sentado a la diestra de Dios, lo describe después de su ascensión y entronización como el Sacerdote-Rey del universo. La frase “se sentó a la diestra de la M a­ jestad en las alturas!? alude al Salmo 110. Este salmo describe al M e­ sías como Sacerdote-Rey, y Pablo elabora este concepto. En el capítu­ lo 1 él nos presenta a Jesús como el Rey, superior a los ángeles. En el capítulo 2 añade la función sacerdotal, que desarrolla más plenamen­ te en el resto de la carta. El tema de “la purificación de los pecados”, mencionado en estos primeros versículos de Hebreos, corresponde al corazón de la carta. Es por causa del pecado que Jesús vino para ser nuestro Hermano, se ofreció como sacrificio, y actúa como nuestro Sumo Sacerdote. De esta manera, la introducción contiene en una cápsula los temas más importantes de Hebreos. 2. En el cuerpo de la carta El libro de Hebreos usa muchos títulos y nombres para describir a su Héroe: 1) Jesús (2 :9 ), 2) Cristo (3 :1 4 ), 3) Jesucristo (1 0 :1 0 ), 4) Hijo (1:5), 5) Hijo del hombre (2:6), Hijo de Dios (6 :6 ), 7) el Primo­ génito (1:6), 8) Dios (1:8, 9 ), 9) Señor (1 :1 0 ), 10) Sacerdote (5 :6 ), 11) Sumo Sacerdote (2 :1 7 ), 12) gran Sumo Sacerdote (4 :1 4 ), 13) Apóstol (3:1), 14) Precursor (6 :2 0 ), 15) Autor de la salvación (2 :10), 16) Autor de eterna salvación (5:9), 17) Fiador de un mejor pacto (7 :2 2 ), 18)M ediador de un nuevo pacto (9 :1 5 ), 19) Autor y Consumador de la fe (1 2 :2 ), y 20) gran Pastor de las ovejas (1 3 :2 0 ). De aquí surge un cuadro sumamente positivo. Aunque Jesús es 17

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

Dios, él se interesa y preocupa por nosotros. Ha asegurado nuestra salvación. El sirve como nuestro mediador. Él nos llevará a nuestro destino final. Conclusión Jesús es la única esperanza para la humanidad y para la iglesia. Por lo tanto, el apóstol pinta un cuadro magnífico de quién es Jesús, y lo que él hace para salvarnos. Conocer a Jesús en su multifacético minis­ terio nos protegerá de abandonarlo, manteniendo nuestra confianza en él y aferrándonos a él. Hebreos nos invita a volver nuestros pensamientos del santuario terrenal a la realidad celestial. Dice que el pacto antiguo encuentra su cumplimiento en Jesús y el nuevo pacto, y que el tabernáculo terrenal fue remplazado por la realidad del celestial. Nos dice que Jesús es el verdadero Sacrificio y Sumo Sacerdote. Por cuanto nos ha salvado, lo seguimos a él. N o lo abandonamos. Com o peregrinos, estamos en viaje hacia la ciudad por venir, donde por fin lo veremos cara a cara.

R e fe r e n c ia s : 1. C itad o por Eusebio, H istoria eclesiástica, vi. 25. 14­ 2. Ver, por ejem plo, El conflicto de los siglos, p. 395. 3. B. Lindars, T h e T heology o f the L etter to the Hebrews(C am bridge: Cambridge U niversity Press, 1 9 9 4 ), p. 59. 4. V er el C om en tario bíblico adventista, t. 7, pp. 4 0 3 , 404. 5. G eorge E. R ice, “Apostasy as a M otif and its Effect on the Structure o f Hebrews”, AndrewsUniver­ sity Seminary Studies, 23 (1 9 8 5 ):2 9 -3 5 . 6. V er F rit: G uy, Thinking Theologically: Adventist Christianity and the Interpretation o f Faith (Berrien Springs: Andrews U niversity Press, 1999), pp. 165, 166. 7. W illiam G . Jo hnsso n, In Absolute C on fiden ce (N ashville: So u th ern Publishing A ssn., 1 9 79), p. 22 .

8. V e r especialm ente Elena de W h ite , E l ministerio de cu ra ció n , pp. 124, 125. 9. León M orris, H ebrew s, F. E. G aeb elein , ed., T h e E xpositor’s Bible C om m entary (G rand Rapids: Zondervan, 1 9 8 1 ), t. 12, p. 13. 10. Morris, p. 13.

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Jesús, nuestro Rey

1 os reyes siempre han intrigado tanto a los niños com o a los adultos. Aparecen en los cuentos de hadas y en películas, y al­ gunos todavía existen hoy. La historia nos dice que algunos fueron gobernantes benévolos. Otros fueron crueles, poseídos por el deseo de extender su influencia, de someter a otras naciones, o de crear imperios mundiales. La Biblia presenta a Dios com o Rey: un Rey excelente, justo y equitativo, amante e interesado en los ciudadanos de su reino. Jesús les aun llamado el Rey de reyes (A poc. 17:14; 19:16). En Hebreos, Je ­ sús, el Sacerdote-Rey, es un gobernante aun más benévolo. El salva a sus hijos y se preocupa personalmente por ellos. El puede hacerlo jorque ha recibido toda la autoridad en el cielo y en la tierra.

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[. Jesús el Rey ' Hebreos nombra a algunos reyes como el faraón del tiempo de Moisés (11:23, 27) y Melquisedec (7:1, 2). Es interesante notar que hunca llama rey a Jesús, pero lo describe en ese papel. l.S e sienta a la diestra de Dios ( 1: 3, 13; 8 : 1 ; 10:12; 12: 2). Des­ pués de haberse ofrecido a sí mismo como sacrificio, Jesús se sentó a la diestra de Dios. Esta frase indica la entronización y el derecho del Mesías de ser Rey. Mientras los ángeles están alrededor del trono de Dios, el Hijo es representado como sentado allí. “En ningún m om en­ to se concibe que los ángeles estén sentados, y por lo tanto la entroni­ zación de Jesús establece de inmediato su superioridad. N o sólo se afirma su soberanía, sino también su poder absoluto sobre sus enem i­ gos”.1 19

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

El lado derecho es el lado de honor. Cuando el rey Salom ón de­ seaba honrar a su madre, ordenaba que se trajera un trono y se lo pu­ siera a su derecha, sobre el cual ella se sentaba (ver 1 Rey. 2:19). La entronización de Jesús a la derecha de la Majestad de los cielos tras­ mite la idea de su suprema exaltación y su incomparable grandeza. La frase es tomada del Salmo 110, que es la única referencia en el Antiguo Testamento a alguien que está entronizado junto a Dios.2 El H ijo está estrechamente asociado con el Padre y comparte su gobier­ no y su gloria. 2. El tiene un trono (1:8). El término trono aparece cuatro veces en Hebreos. En el capítulo 1:8 se refiere al trono de Cristo. En los capí­ tulos 8:1; 12:2, y probablemente también en 4 :1 6 se refiere al trono de Dios el Padre. Hebreos 1:8 aplica una cita del Salmo 45:6 a Jesús. El es la única persona fuera de Dios el Padre de quien se dice que tiene un trono. Este versículo enseña la divinidad de Jesús. En los versículos 5 al 7, Pablo presenta a los ángeles, a ninguno de los cuales él llama “H ijo”, pero todos ellos, dice él, adoran a Jesús y son sus servidores. Luego establece un agudo contraste: “De los ángeles dice... mas del H ijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo” (Heb. 1:7, 8). El versículo 8 enfatiza el eterno gobierno de Jesús como Rey divino. 3. El tiene un cetro ( 1 : 8 ) . El término cetro no sólo se usa en el Sal­ mo 45:6, que aparece citado en Hebreos 1:8, sino también en el S a l­ mo 110:2 y el Salmo 2:9.3 Todos ellos son salmos mesiánicos y referi­ dos a reyes. Pablo combina estas diferentes referencias del Antiguo Testamento al Mesías para mostrar que Jesús tiene derecho a ser Rey. 4. El tiene un reino ( 1 : 8 ) . Además de los reinos del mundo (Heb. 11:33), también está el reino de Cristo (Heb. 1:8). Siendo que el rei­ no de Cristo es una realidad, los santos pueden recibir “un reino in­ conm ovible” (Heb. 12:28). 5. Sus enemigos son puestos por estrados de sus pies (1:13; 10:13). Se han encontrado estrados de los reyes — como por ejemplo, el estrado del trono de Tutankamón de Egipto— en cuyos lados había pinturas o tallados de enemigos cautivos.1 La frase “hasta que ponga a tus ene­ migos por estrado” nos dice que Jesús es el Rey y que todos sus enem i­

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gos serán derrotados y tendrán que inclinarse ante él. 6. El está coronado de gloria y honor, y todas las costts están sujetas a él ( 2 : 7 ' 9 ) . En Hebreos 2, Pablo se concentra en la humillación de Cristo, que lo condujo a su exaltación. En este caso usa el Salmo 8 en lugar de unos de los salmos regios. La frase “todo lo sujetaste bajo sus pies” recuerda la afirmación anterior de que los enemigos son puestos com o estrado para sus pies, ligando de esta manera Salm o 8:6 con Salm o 110:1. O tra vez, el motivo de la realeza parece estar presente. 7. Se lo com para con M elquisedec, rey de Salem (5: 6, 10; 6: 20; 7: 1' 22). Finalmente, se presenta a Jesús como el antitipo de Melquisedec. Este personaje del Antiguo Testamento no sólo era sacerdote, si­ no también rey. Sin embargo, Jesús lo supera tanto como el Rey de paz y bienestar así como el Rey de justicia. De esta manera, Hebreos pinta a Jesús como el Rey del universo. Aunque el motivo de su realeza aparece en todo Hebreos, el capítulo 1 presenta el cuadro más claro. 11. Jesú s, el prometido Sacerdote-Rey Hebreos se destaca por presentar a Jesús como un Sacerdote-Rey. 1. Las citas del Antiguo Testam ento contenidas en H ebreos Hebreos 1:4 al 14 alaba a Jesús en términos cada vez más exalta­ dos: 1) Jesús es el Hijo (vers. 5), el Rey mesiánico. 2) Jesús debe ser adorado (vers. 6). 3) Jesús es Rey y Dios desde la eternidad hasta la eternidad (vers. 8, 9 ). 4) Jesús es el Creador y es Yahvé (vers. 10-12). Y 5) Jesús participa en el gobierno de Dios, y todos le estarán sujetos, él es el verdadero Rey (vers. 13). Thom pson sugiere el siguiente bosquejo de Hebreos l :5

Vers. 3

Vers. 13

Hebreos 1 :3 -1 3 Salmo 110:1 vers. 5, 6 Dos citas sobre el H ijo U na cita sobre los ángeles vers. 7-12 U na cita sobre los ángeles Dos citas sobre el H ijo Salmo 110:1 21

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

El motivo de la realeza en Hebreos se basa en varios pasajes del Antiguo Testamento. Éstos incluyen los Salmos 2, 45 y 110, todos los cuales son llamados salmos reales. El texto más destacado es el Salmo 110. Este salmo se usa en todo el libro a los Hebreos, mien­ tras que las otras citas se limitan sólo al primer capítulo. El Salmo 110 también proporciona la columna vertebral de Hebreos 1. No es extraño que se haya sugerido que toda la carta a los Hebreos podría considerarse un sermón basado en este pasaje específico. El fuerte én­ fasis en los pasajes del Antiguo Testamento nos dice no sólo que el Antiguo y el Nuevo Testam ento deben ir juntos, sino también que las profecías del Antiguo Testamento acerca del futuro Rey-Mesías encuentran su cumplimiento en Jesús y sólo en él. En el Salmo 110 Dios se dirige al Señor de David, que es el M e­ sías. El versículo 1 de este salmo menciona la entronización del ReyMesías, y el versículo 4 el otorgamiento del sacerdocio sobre él. Otros versículos hablan acerca del dominio mundial de este Rey y dicen que él compartirá el reinado con Yahvé. En Mateo 22:41 al 46,6 Jesús cita el Salmo 110:1 y les pregunta a los fariseos cómo el Mesías podía ser el hijo de David cuando David lo llama su Señor. O bviam ente, Jesús les estaba diciendo a los fari­ seos que el Mesías no sólo es hijo de David sino también es el Rey divino, y que el Salmo 110, que ellos interpretaban com o mesiánico,7 se refería a Jesús mismo. En Mateo 26:64, Jesús parece aludir a este mismo pasaje cuando afirma que el H ijo del hombre estará “sen­ tado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo’’.8 De acuerdo con Marcos 16:19, Jesús “fue recibido arriba en el cie ­ lo, y se sentó a la diestra de Dios”. De este modo, la profecía del A n ti­ guo Testamento se cumplió en él. Pedro, en su sermón en Pentecos­ tés, habló de la entronización de Cristo a “la diestra de Dios” (Hech. 2:33). En los siguientes dos versículos Pedro cita el Salm o 110:1, in­ terpretando el pasaje com o la descripción de la exaltación de Jesús como Rey después de su resurrección y ascensión. Dijo que la señal de la entronización de C risto en el cielo, algo visible sobre la tierra, fue el don del Espíritu Santo en Pentecostés.9 Pablo también enseñó que Jesús está a la diestra de Dios (ver Rom. 8:34; Efe. 1:20; C ol. 3:1) y 22

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que él debe reinar “hasta que haya puesto a todos sus enemigos deba­ jo de sus pies” (1 Cor. 15:25). Hebreos 1:3, 13; 8:1; 10:12 también se refieren al Salmo 110:1. 2. La singular realeza de Cristo en Hebreos Hebreos es único puesto que describe a Jesús no sólo como Rey, si­ no como el Rey que también es Sacerdote para siempre. Algunos cír­ culos judíos esperaban un Mesías regio de la tribu de Judá, y un M e­ sías sacerdotal de la tribu de Leví. Hebreos une ambos oficios: el del Mesías regio con el del Mesías sacerdotal. Esto indica que los salmos reales se cumplieron en Jesús, el Sacerdote-Rey. Su reino ya ha co ­ menzado, pero también tiene una dimensión futura: que sus enemigos estarán sujetos a él en ocasión de su retom o. Durante el período de los reyes en la historia de Israel las funcio­ nes de rey y sacerdote siempre estuvieron separadas. Sólo en el pe­ ríodo intertestamental encontramos un rey-sacerdote en el judaismo. El gobernante macabeo Aristóbulo I (1 0 4 a.C .) pretendía la realeza además de su oficio sacerdotal, y algunos de los que lo siguieron en el trono también gobernaron como sacerdotes-reyes. Pero estos reyes no eran reyes de la familia de David. Eran descendientes de Aarón y Leví, y con esto no cumplían las profecías del Antiguo Testamento. Además, eran corruptos y a veces crueles, y no constituían un ejem ­ plo digno de un sacerdote-rey. Sólo Jesús cumple el papel profetizado de Sacerdote-Rey. Cuando José llamó “Jesús” al bebé de María, adoptó al niño com o su propio hijo. En consecuencia, Jesús fue incorporado a la genealogía de José, que retrocede hasta David mismo por medio de los gobernantes de la dinastía de David (ver M ateo 1). Pero, ¿cómo podía Jesús ser un S a ­ cerdote, cuando tener derecho a esto significaba que debía poder se­ guir su genealogía hasta Aarón y Leví?1' Hebreos dice que este sacer­ dote-rey no había de ser un sacerdote levítico, sino un sacerdote de acuerdo con un orden totalm ente diferente, el orden de Melquisedec. III. El lugar y el tiempo de la realeza de Jesús El autor de Hebreos no analiza la naturaleza y la extensión del go23

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bierno real del Hijo antes de su encam ación. Afirma que Jesús existió antes de la Creación y le atribuye preexistencia eterna. Pero lo que Pablo considera importante es que la materialización del reino de Cristo comenzó después de su muerte, resurrección y ascensión al cielo, cuando se sentó a la diestra de Dios después de haber efectuado “la purificación de nuestros pecados” (1:3). Su humillación mediante la encam ación y la muerte, fue seguida por su resurrección y exalta­ ción (2 :6 -9 ). La cruz fue seguida por la corona (12:2). Hebreos contiene, por lo menos indirectamente, la siguiente cro­ nología: 1) la preexistencia de Jesús, 2) su encam ación, 3) su entroni­ zación, 4 ) “hoy”, y 5) la victoria final. La carta a los Hebreos se co n ­ centra en el “hoy” (3:7). “Hoy” los lectores tienen que hacer su deci­ sión. “Hoy" tienen que aferrarse a esa persona llamada Jesús, quien es el Rey más poderoso y el Sacerdote más compasivo. El trono de Dios está conectado con su Santuario Celestial (8:1, 2 ), 11 y Jesús ha tomado asiento a la diestra de Dios. El gobierna el universo, incluyendo nuestro mundo. Parado ante Pilato pudo decir: “M i reino no es de este mundo” (Juan 18:36). Si fuera un reino de este mundo, estaría limitado por el tiempo y el espacio, pero Jesús es Rey sin restricciones. La extensión de su reinado nos dice mucho acerca de su poder y de su autoridad, su omnipotencia y sabiduría. En parte, él gobierna para sostener la naturaleza (1 :3 ). Sin él el orden creado se desvanecería. Él es quien se preocupa por nuestro bienestar y especialmente por nuestra salvación. IV. El carácter, los atributos y la obra de Jesús el Rey ¿Qué clase de Rey es Jesús? Él es el Rey de paz y de salvación (Heb. 7: 2; 2: 3). Como Melquisedec, Jesús es el Rey de paz. El nombre “Salem” está relacionado con el concepto hebreo de shalom. Sugiere paz, totalidad y bienestar. Sus matices incluyen buena salud, relaciones prósperas con otros, amis­ tad, y aun la idea de la salvación. Jesús es el pacificador por excelen­ cia. Pero el término griego para salvación también se usa para describir su obra y la meta de su vida: “Puede también salvar perpetuamente a 24

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los que por él se acercan a Dios" (Heb. 7:25). Él es el “autor de eterna salvación para todos los que le obedecen” (5 :9 ). Él es el Rey de justicia y equidad ( Heb. 7 : 2 ; 1:8). Jesús es justo y absolutamente equitativo. No muestra parcialidad. La justicia de Dios pone a los seres humanos en una relación correcta con la Divi­ nidad. Además, Jesús ama la justicia y odia el pecado (1 :9 ). Él es el Rey del am or y la bondad que se sacrifica a sí mismo (Heb. 1:3; 2 :9 , 10; 7 1; 12:2- 6 ). En Jesús no hay egoísmo ni egocentrismo. Vive para otros y nos ama. Estuvo dispuesto a sufrir y morir porque deseaba salvamos de la muerte eterna. Está dispuesto a bendecir por­ que él se interesa en nuestro bienestar. Él no es sólo nuestro Salvador sino también nuestro Ejemplo (12:2, 3). Él es el Rey de la humildad y es el líder servidor (Heb. 2: 11; 8 : 2). Je ­ sús es el soberano Señor del universo; no obstante, nos llama herma­ nos y hermanas. Él es el Rey que se interesa y preocupa (Heb. 12 :2 , 3 ; 2: 11). Jesús es el “iniciador y perfeccionador de nuestra fe” (12:2, N V I). Los c re ­ yentes no necesitan depender de sí mismos ni de sus así llamados mé­ ritos. Pueden cultivar una relación íntima con Cristo. Este Rey tiene el poder de iniciar la fe y de transformar a sus santos. El es el Sacerdote-Rey (Heb. 7 : 25) . Jesús intercede por aquellos que se vuelven a él. “N o hemos de pensar en Jesús como alguien que está parado delante del Padre con los brazos extendidos, como las fi­ guras de las catacumbas, y con un fuerte clamor y llanto suplicando en favor de nuestra causa en la presencia de un Dios renuente; sino como un Sacerdote-Rey entronizado, pidiéndole lo que desea a un Padre que siempre escucha y otorga sus pedidos”.12 Jesús nos ayuda (2 :16; 4 :1 6 ). Esta ayuda puede consistir en ayuda espiritual, física, psíquica y también material. El es el Rey inmutable ( He b 1 :12; 13:8). Este concepto no signifi­ ca que Jesús no se ve afectado por nuestros gozos, tristezas y decisio­ nes. Significa que su amor, bondad y justicia nunca cambian, nunca fallan. Podemos depender de él siempre. Él cumplirá su plan de salva­ ción, pondrá fin a esta era malvada (1 :1 2 ), y llevará a sus hijos a la patria celestial y a su gloriosa ciudad (1 1 :1 6 ; 13:14). 25

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

V. Jesús, nuestro Rey ¿Qué significa el reino de Jesús en la práctica? 1. Las expectativas del Rey Hoy día muchas personas consideran que la libertad y la responsa­ bilidad son irreconciliables. Pero el reino significa autoridad de parte del rey, y subordinación de parte de sus súbditos. El Rey Jesús no nos obliga a decidimos por él y servirle. Él desea que hagamos decisiones libres. El nos ama y espera recibir nuestro amor. Sin embargo, él tiene ciertas demandas y expectativas. Como el Señor soberano, ése es su derecho. Hebreos liga algunas de estas ex­ pectativas con su papel com o Rey. Jesús desea que estemos completamente comprometidos con él. Él quiere que evitemos apartamos de él (6:4-6). Él espera diligencia, fervor y seriedad en su servicio a él y a otros, en mantener la esperan­ za, y en seguir el ejemplo de los grandes pioneros que tuvieron fe y pa­ ciencia (6:10-1 3). Jesús quiere que nos acerquemos a Dios con seguridad. El Rey del universo no es nuestro compañero de aventuras; necesitamos acer­ camos a él con respeto. S in embargo, Dios no es un Dios distante; él está muy cerca. Debemos estimar tanto su trascendencia como su in­ manencia. Nuestra relación con Dios debe m antener un saludable equilibrio entre acercarnos a él com o el G obernante soberano del universo y como a nuestro Amigo íntimo. Además, el Rey Jesús nos desafía a mantener firme nuestra profe­ sión (1 0 :2 3 ), a eliminar cada pecado, a perseverar en la carrera cris­ tiana (1 2 :1 ), y a mantener nuestros ojos fijos en él más bien que en nosotros o en nuestros problemas (12:2). El nos llama a seguir “la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (1 2 :1 4 ). Una conducta santa es dinámica; debe crecer. Detenerse es retroce­ der. Jesús quiere que nosotros lleguemos a ser cada vez más semejantes a él en carácter, conducta y servicio. Cuando vamos a él, él nos acep­ ta como somos. Pero él quiere transformamos y santificamos mientras vivimos con él día tras día. Él desea que vivamos con alegría porque hemos sido salvados y porque él es nuestro Señor. El quiere que re26

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confirmemos nuestra decisión de aceptarlo como nuestro Señor y Rey, y que vivamos nuestra vida con él. Sin embargo, cualquiera sea nuestra decisión, él sigue siendo S e ­ ñor y Rey. 2. El apoyo del Rey Aunque Jesús tiene expectativas de nosotros, ellas no abarcan to­ da nuestra relación con él. El está listo para ayudamos y apoyamos en cada momento de nuestra vida. Alguien ha calculado que el pueblo de Israel durante su peregrinación por el desierto necesitaba aproxi­ madamente 4-500 toneladas de alimento y unos 50 millones de litros de agua por día. Esto es suficiente alimento como para llenar dos tre­ nes, cada uno de un kilómetro y medio de largo. La comida costaría aproximadamente diez millones de dólares por día. Y Dios proveyó alimentos para 14.600 días; ¡Dios realmente ayuda! Así com o Dios cuidó de sus hijos en el pasado, se interesa y nos cuida hoy. El sigue siendo el mismo Señor, listo para intervenir en nuestro beneficio, sosteniéndonos en cada momento de nuestra v i­ da. El escucha nuestras oraciones. Cam bia las circunstancias difíci­ les. Cuando estamos deprimidos, él sostiene nuestra mano. Él envía personas que están dispuestas a ayudarnos a llevar nuestras cargas. Nos ayuda a seguir cuando todo parece oscuro y desesperante. A un­ que pueda parecer que los cristianos son grandes perdedores, en reali­ dad ellos son ganadores. Triunfaremos porque Jesús triunfó. Mediante él somos victoriosos. Conclusión Aunque Hebreos nunca llama “rey” a Jesús en forma directa, el motivo del reino satura toda la carta. Su exaltación es la consecuen­ cia de su humillación. Pero Jesús no es sencillam ente un rey, o si­ quiera el rey más poderoso. Él es el Sacerdote-Rey, y com o tal co ­ menzó otra etapa del plan de salvación. Llegará el tiempo cuando la paz absoluta será restaurada otra vez. Hebreos nos asegura que quienes viven en el tiempo entre la cru­ cifixión de Jesús y su segunda venida pueden depender de él en todo 27

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sentido. En nuestro Sacerdote-Rey podemos encontrar perdón, sal­ vación, comprensión, ayuda y fortaleza. Por lo tanto, no hay razón para apartarse del Señor (6 :6 ). Debemos decidir aceptar a Jesús, el Rey, com o el Señor de nuestra vida y a seguirlo donde quiera él nos conduzca.

Referencias: 1. Donald Guthrie, The le tte r tn the H ebrew s, Tyn dale N ew Testam en t Commentaries (G rand Rapids: W m . B. Eerdmans Publ. C o ., 1993), P. 78. 2. p. 16.

V e r W illiam L. Lane, H ebrews 1-8, W ord Bib/ical C om m entary (Dallas: W ord Books, 1 9 9 1 ), t 47a,

3. V e r Apocalipsis 12:5; 19:15; 2 :2 7 ­ 4 V e r Siegfried H. H orn, D iccionario bíblico adventista, pp. 9 29, 1177. 5 J. W . Thom pson, “T h e Structure and Purpose o f the C aten a in Heb.1 :5-13”, C atholic B ible Q u ar­ terly 1976, 3 8 (3 ) , p. 35 3 . 6 V e r tam bién M arcos 12:35-37 y Lucas 2 0 :4 1 -4 4 ­ 7 S. Kistemaker, The Psaim C im aon s m ihe Epistle to the Hebrews (Amsterdam: W ed. G . van Soesc N. V ., 1 9 6 1 ), p. 27. 8. V e r también M arcos 14:62 y Lucas 22 69. 9. En H echos 5 :3 0 -3 2 , Pedro volvió al mismo tema. 10. En tiempos de K ehem ías algunos sacerdotes ‘' buscaron su registro de genealogías, y no se halló; y fueron excluidos de! sacerdocio” (N eh. 7 :6 4 ). 11. V er tam bién Apocalipsis 7:15. 12. H. B . Swere, T h e A scended C hrist (London: M acm illan and C o., 1 9 16), p. 95.

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a p í t u l o

3

Jesús, uno de nosotros

n el aeropuerto de Tel Aviv, Israel, una señorita inglesa que necesitaba viajar a Jerusalén se sentó ju nto al conductor judío de uno de los minibuses que hacían ese recorrido. El conductor le dijo que ella no debía sentarse allí, y que tendría que buscar otro asiento en el minibús. Ella trató de sentarse en la siguiente fila de asientos, donde se había sentado un judío ortodoxo. Pero él también le pidió que buscara un asiento más atrás. Finalmente viajó en la últi­ ma fila de asientos. ¡Qué humillante! Este incidente se asemeja a la parábola que Jesús contó acerca de encontrar un asiento en un banquete de bodas (Luc. 14:7-11). Es malo cuando uno tiene que tomar el asiento más insignificante por­ que lo mereces. Peor es si mereces el asiento de máximo honor y te encuentras en el último asiento.

E

1. La humillación de Jesús Mientras Hebreo 1 pinta a Jesús como el H ijo de Dios, Hebreos 2 lo presenta como el hermano de los seres humanos. Mientras el capí­ tulo 1 señala la exaltación sin paralelo de Jesús, el capítulo 2 describe su humillación excepcional. Los primeros cuatro versículos de Hebreos 2 pertenecen en realidad al pasaje anterior, en el que se establecía el contraste entre Jesús y los ángeles. El comienzo de Hebreos 1 dice que Dios habló mediante los profetas de la antigüedad y luego por medio de Jesús, y el pasaje termi­ na en 2:1- 4 al mencionar la palabra de los ángeles que hablaron y de la salvación anunciada o proclamada por el Señor y confirmada por los apóstoles. La palabra de los ángeles era normativa, sin embargo, ¡cuánto más importante es la revelación mayor por medio del H ijo! 29

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Hebreos 2:5 cambia el tema para pasar a hablar de la notable hu­ millación de Jesús. Aunque la superioridad es un concepto importan­ te en Hebreos, aquí ocurre una inversión. Jesús, quien es superior a los ángeles, tomó una posición que era inferior a la de ellos. El hizo lo que recomendó en la parábola tomando, figuradamente, la posición inferior en la mesa. El Creador llegó a ser una criatura. El aceptó los límites de un mundo de tres dimensiones: límites de tiempo, de poder, de sabiduría, de comprensión y muchas otras cosas. Él permitió ser confrontado con toda clase de males y afectado por los resultados del pecado, tales com o la degeneración, la enfermedad, y la muerte. La diferencia entre un ser humano y una hormiga es menor que la dife­ rencia entre Dios y la humanidad. Tanto las hormigas como los seres humanos son criaturas; Dios es el Creador. Sin embargo, llegar a ser humano no era una humillación suficien­ te. Jesús no entró en la sociedad humana en el palacio del emperador en Roma, el centro del mundo político de aquel entonces. Tampoco nació en el palacio del sumo sacerdote en Jerusalén, el centro religioso del mundo. Jesús debía compartir su primera vivienda con los anima­ les. Estaba entre los más bajos de los más bajos. El rechazo que experi­ mentó comenzó con su nacimiento y lo llevó a la cruz. Hebreos 2:5 compara a los ángeles con los seres humanos. El versí­ culo 16 los contrasta con los hijos de Abrahán. Entre estos dos polos se ve lo bajo que llegó Jesús, pero también la ayuda que provee para sus “hermanos”. Aquí hay un bosquejo sugerente de Hebreos 2. vers. 5

H ebreos 2 :5 -1 8 ángeles y sujeción vers. 6-8a

vers. 14-18

cita del Antiguo Testamento Tema: la sujeción de todo a él por causa de su humillación vers. 8b-9 explicación vers. 10, 11 explicación vers. 12, 13 citas del Antiguo Testamento Tema: ayuda para “los hermanos”a causa de su humillación ángeles, liberación y ayuda 30

C a p It u l o 3

El motivo del reino aparece en la primera parte de la sección, donde dice que todas las cosas estarán “sujetas" a Jesús que una vez fue humillado1 y que Cristo será “coronado de gloria y de honra". Sin embargo, el cambio es claram ente visible. El capítulo termina con una referencia a Cristo como Sumo Sacerdote. El motivo de la reale­ za está suplementado por el sacerdocio, que más tarde llega a ser do­ minante en la epístola. Cronológicam ente, la humillación vino primero, y fue seguida por la exaltación. Obviamente, el autor de Hebreos deseaba presentar a Jesús en su papel majestuoso de modo que los lectores notaran de inmediato en quién habían creído, y fueran reconfirmados en su fe en él. Entonces, habiendo presentado a Jesús com o el Señor trascen­ dente, lo trae muy cerca de nosotros. Jesús llegó a ser uno de nosotros. II. Jesús, el ser humano por excelencia En Hebreos 2:6-9, Pablo aplica el Salmo 8 a Jesús. “Recordados y atendidos por el Señor, creados un poco menores que los seres celes­ tiales, coronados de gloria y honra, los seres humanos habían recibido la condición de criaturas soberanas con responsabilidad de m antener el orden de la Creación de Dios... La meta había sido frustrada por el pecado y la muerte... El recital y la celebración de la intención di­ vina despertaron la expectativa de que todo lo que había sido coloca­ do bajo el dominio humano en ocasión de la creación estaría todavía sujeta a la humanidad en el mundo por venir”.2 El versículo 6 habla acerca del “hombre” y del “h ijo del hom bre”. Estos términos se usan en un paralelismo sinónimo: “¿Qué es el hom ­ bre, para que te acuerdes de él, y el hijo del hombre para que lo visites?” “Jesús en un sentido representativo satisfacía la vocación que debía seguir la humanidad”.' El salmo fue perfectamente cumplido sólo por él, un cumplimiento que los judíos no habían previsto. Jesús mismo se refirió al Salmo 8 (ver Mat. 21 :1 6 ), como también Pablo (1 Cor. 15:27). Ambos contemplaban a Jesús como el cumplimiento de este pasaje.4 Algunos de los primeros cristianos, especialmente quienes tenían una inclinación hacia el gnosticismo, les costó reconciliar la humani­ 31

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dad de Jesús con su divinidad. Algunos de ellos pretendían que du­ rante el bautismo en el Jordán, el Cristo divino entró en el hombre Jesús, y luego lo abandonó antes de morir en la cruz. Otros sostenían que Cristo sólo tuvo un cuerpo como de fantasma y que no fue un ser humano real.’ Pero Pablo sabía que Jesús fue un hombre verdade­ ro. Dos breves notas sobre Hebreos 2:5-9: Hay una diferencia entre el Salm o 8:5: “Pues lo hiciste poco menos que un dios” (N V I), y He­ breos 2:7: “Le hiciste por un poco inferior a los ángeles" (B J). El tér­ m ino original hebreo puede entenderse como “dios” o com o “ánge­ les”. La Septuaginta (la versión de los L X X ), la traducción griega del Antiguo Testamento de la cual Pablo recoge la cita, dice “ángeles”. Pablo comparó a Jesús con los ángeles. El escribió que por un poco de tiempo Jesús fue inferior a los ángeles, pero ahora es superior a ellos. La palabra Jesús aparece por primera vez en Hebreos en el capítulo 2:9. Previamente, Pablo había empleado otros nombres y títulos para identificar al Salvador. A l usar este nombre precioso, Pablo lo ha descrito como muy próximo a nosotros. El Rey del universo es uno con nosotros, un hombre — el Hombre divino— , y nosotros somos sus hermanos. III. El sufrimiento de Jesús En el mundo civilizado, a menudo la humillación no incluye la violencia física y el abuso. Pero Jesús soportó un sufrimiento físico severo que culminó con una muerte violenta, sumamente dolorosa, lenta y vergonzosa. Su dolor y el terror de sentir la total separación de Aquel con quien su vida había estado unida desde la eternidad, sobre­ pasó cualquier sufrimiento humano. Hebreos 2 enfatiza la intensidad de su sufrimiento: 1) “el padecimiento de la muerte” (vers. 9a); 2) “para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos” (vers. 9b); 3) “perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos” (vers. 10); 4) “por medio de la muerte” (vers. 14); 5) “él mismo pade­ ció siendo tentado” (vers. 18). Este lenguaje fuerte no se limita a Hebreos 2. Los capítulos 5:8; 9:26, y 13:12 se refieren al sufrimiento, e implícitamente, a la muerte. 32

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De acuerdo con el capítulo 12:2, Jesús sufrió la cruz y menospreció el oprobio [vergüenza, N V I]”, llegando a ser el A utor y Consumador [perfeccionador, N V I] de nuestra fe. Hebreos nos dice que él debía sufrir la muerte “por todos” y que sólo su muerte nos liberaría de la es­ clavitud por toda la vida. Uno que murió com o un criminal llegó a ser el Salvador del mundo. Para muchas personas modernas este es un cuadro cruel; aun algunos cristianos y adventistas rehuyen el con­ cepto bíblico de que Jesús murió por nuestros pecados y se ofreció a sí mismo como un sacrificio sustitutivo. Los antiguos judíos y griegos también encontraban esta idea como inaceptable (ver 1 Cor. 1:18­ 22). En algunos círculos se ve a Jesús casi exclusivamente como un ejemplo, no como Aquel cuya justicia cubre nuestra pecaminosidad. “S í”, admiten esas personas, “él murió, pero su muerte debe golpear­ nos para hacernos volver a Dios. No es el medio por el cual Dios nos reconcilia consigo”. Sin embargo, no debemos abandonar ni la terminología de la san­ gre, o la comprensión bíblica de que Cristo sufrió en forma vicaria (ver 2 Cor. 5 :1 9 -2 1 ). Com o representante de la raza humana, Jesús “debía compartir las condiciones inseparables de la condición huma­ na”, o sea, el subim iento y la muerte.6 Sin embargo, en muchos as­ pectos lo que él experimentó no es comparable con lo que cualquier ser humano ha experimentado. En primer lugar, por llegar a ser hu­ mano, y además murió como cumplimiento de un requerimiento que ningún ángel ni ningún ser humano podía satisfacer. En segundo lugar, Jesús no murió por sí mismo, sino “por todos” (2 :9 ). Por lo tanto, su sufrimiento tiene dimensiones que no com ­ prendemos plenamente. Rara vez tenemos que afrontar la elección de morir por otros. Nunca podemos reconciliar a otros con Dios al asumir sus pecados sobre nosotros. Ningún ser humano fuera de Jesús fue forzado, o alguna vez lo será, a experimentar la separación total de Dios, o sea, la segunda muerte. Todos perdemos elegir, pero la deci­ sión de Jesús de salvar a la humanidad lo dejó sin otra elección: tenía que pasar por esa tortura extrema. “Hay un elemento en la muerte de Cristo que elude nuestra experiencia. La de él es más que un error ju­ dicial grave, mucho más que la de un mártir. Cuando escuchamos las 33

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palabras de su desolación y angustia desde la cruz... sentimos la di­ mensión del misterio divino. El H ijo entró en el horror del abando­ no, de la soledad máxima, que nosotros no podemos comprender”.' Aun no podemos comprender totalmente los resultados de su muerte. Tercero, Hebreos 2:9 dice que “por la gracia de Dios” Jesús gustó “la muerte por todos”. Mientras la gracia de Dios era y es extendida a nosotros, fue retirada de Jesús. El no experimentó la gracia de Dios. Vemos la gracia de Dios cuando él permitió que su H ijo muriera por todos nosotros. Los sufrimientos de Jesús siempre sobrepasarán por mucho a los nuestros. Hebreos 2 plantea claramente los resultados del sufrimiento y la muerte de Jesús. Estos incluyen su exaltación, la derrota de Satanás, la seguridad de nuestra salvación, la identificación de Jesús con la humanidad, su eficacia como Sumo Sacerdote, y su ayuda para noso­ tros aquí y ahora. Hebreos 2:10, 17 contiene formulaciones extrañas. ¿Qué signifi­ can estos versículos cuando dicen que Dios “perfeccionase [a Jesús] por aflicciones” y que debía “ser en todo sem ejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel Sum o Sacerdote en lo que a Dios se refiere”?1¿Fue Jesús imperfecto? ¿No sabía él, el Señor om ni­ sapiente, cóm o piensan, se conducen y sienten los seres humanos? ¿No era él misericordioso y fiel antes de su encam ación (ver Exo. 34:6)? El perfeccionamiento de Jesús señala a un proceso de aprendizaje, pero no significa que él debía ser purificado del pecado. El sufrimien­ to, la tentación y el perfeccionamiento indican que Jesús era un ser humano genuino, uno con nosotros, y adecuado para ser nuestro Su ­ mo Sacerdote. El era perfecto como Dios, perfecto como ser humano, y mediante el sufrimiento llegó a ser perfecto com o Salvador.’ Por experiencia personal conoce lo que significa ser humano, sufrir, ser tentado, y puede simpatizar con nosotros de una manera sin prece­ dentes. “Si no hubiese sido tentado en todas las formas, los hombres se hubieran preguntado qué habría hecho si hubiera estado verdade­ ramente hambriento, cansado y enfermo; cóm o habría reaccionado si la gente lo ridiculizase, lo maldijese, lo escupiese, lo azotase, y

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cuando finalmente lo colgase de una cruz. ¿Conservaría aún su sereni­ dad y oraría por sus enemigos?... Si... Dios, el Padre, pareciera aban­ donarlo... ¿bebería aún la copa, o se echaría atrás?”10 Hoy, muchas personas valoran como el mayor bien todo lo que les produce placer; piensan que el sentido de la vida consiste en gozar su vida al máximo. Necesitamos obtener una nueva perspectiva sobre el lugar y la importancia del sufrimiento en la vida del Mesías, y tam­ bién en nuestras propias vidas. IV.

Jesús, nuestro Hermano Por causa de la humillación de Jesús, él considera a los que han si­ do salvados por medio de él como sus hermanos (2 :1 1 ). El término hermanos aparece tres veces en el capítulo 2, en los versículos 11, 12 y 17. Obviam ente, Hebreos 2:10-18, que es la segunda parte de la sec­ ción sobre la humillación de Cristo, está dominada por el motivo de que Jesús se interesa y preocupa por sus hermanos. Estos hermanos son también “los hijos que Dios” le dio a Jesús (2:13). También se los llama los “descendientes de Abrahán”, un término que no describe a la raza humana entera sino sólo a los que demuestran la fe de A bra­ hán. De este modo, la segunda parte se concentra principalm ente en los creyentes.11 Es sorprendente que Jesús, el Creador y Rey del universo, esté dis­ puesto a llamar a sus criaturas — y criaturas caídas— sus hermanos. Este término señala una relación íntima: Jesús y sus seguidores consti­ tuyen una familia. El versículo 14 enfatiza que él llegó a ser partici­ pante de nuestra carne y sangre, de nuestra naturaleza y experien­ c ia .12 La intimidad con Jesús es un privilegio enorme; sin embargo, también plantea ciertos peligros. Podemos llegar a faltarle el respeto y considerarlo meramente com o nuestro compañero. Sí, Jesús es nues­ tro Hermano, pero él también es nuestro Maestro, nuestro Señor y nuestro Dios. El es el Pastor, y nosotros somos sus ovejas. Nos ha lla­ mado a ser sus amigos, pero también somos sus siervos. Los humanos tenemos una tendencia de ir a los extremos. Debemos luchar para mantener el equilibrio. Abstengámonos de mirar a Jesús com o un go35

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bem ante distante del universo o com o nuestro compañero. Aunque podemos acercam os a él com o nuestro hermano, debemos hacerlo con todo respeto, porque a pesar de la intimidad de que gozamos con él, aún permanece la distinción entre el Creador y las criaturas. La palabra hermano aparece seis veces más en este libro bíblico: en todos estos casos se refiere a la relación entre miembros de la igle­ sia. Siendo que hemos llegado a ser hermanos y hermanas en Jesús, también somos hermanos y hermanas los unos de los otros, un con ­ cepto importante en esta era de individualismo. En lugar de preocu­ pamos sólo de lo nuestro, tenemos que interesamos y preocuparnos por los demás. Hemos sido llamados para tender un puente sobre el abismo que crece entre nacionalidades, grupos de pueblos, razas, gé­ neros y generaciones. Com o Jesús se acercó a nosotros, no podemos menos que acercamos los unos a los otros. V. Jesú s, nuestro Sumo Sacerdote La expresión sumo sacerdote aparece por primera vez en Hebreos en el capítulo 2:17. Aquí el autor prepara el camino para analizar más tarde este tema. Aunque la exaltación de Jesús lo hace Rey del universo, su hum illación lo prepara para su oficio sumo sacerdotal. Hebreos 2:17 y 18 enumera las cualidades y las funciones del verdade­ ro Sumo Sacerdote. Para poder serlo, Jesús tenía que soportar las tentaciones. Sólo dos veces Pablo menciona en Hebreos que Jesús fue tentado (2:18; 4 :1 5 ). El segundo pasaje enfatiza lo que está implícito en el primero: que a pesar de todas las tentaciones que Jesús afrontó, nunca pecó. “El obispo W estcott en su com entario de Hebreos nos recuerda que uno que cae nunca conoce la fuerza plena de la tentación, siendo que falló antes que la prueba concluya. Así Jesús es el único que ha vivido y que ha conocido los extremos de las tentaciones, pues sólo él se mantuvo ‘sin pecado’ todo el tiempo. La tentación finalmente su­ cumbió ante Jesús, no Jesús ante ella”.13 Las tentaciones de Jesús no fueron limitadas o superficiales. Por el contrario, él afrontó tentaciones que nosotros nunca tenemos que afrontar. Nosotros no podemos hacer pan de las piedras. No podemos 36

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mandar a legiones de ángeles, y no podemos escapar de nuestra muerte. S in duda Satanás trabajó mucho más para inducirlo al peca­ do que a nosotros, porque había mucho más en juego en el caso de él: la batalla entre Cristo y Satanás determinaría sus destinos. La victoria de Jesús sobre cada tentación lo capacitó para ser nuestro Sumo S a ­ cerdote. Ahora, Jesús no está preocupado por los ángeles, sino por usted y por mí (2:15). El perdona nuestros pecados (2:17), y viene en nuestra ayuda cuando somos tentados (2 :1 8 ). Cuando el pecado aparece atractivo y estamos tentados a ceder, recordemos lo que le costó a Je ­ sús salvarnos del pecado. Decidamos no herirlo al hacer decisiones equivocadas, y volvámonos a él en oración con el fin de recibir poder para vencer la tentación. Conclusión Aunque la repetición sirve a un buen fin, también puede desensibilizarnos. Desafortunadamente, la exposición repetida a la humilla­ ción y sufrimientos de C risto puede endurecernos. Podemos encon­ trar que el sacrificio de Cristo no nos conmueve, sino que lo damos por sentado. Y siempre que damos por sentada una relación, esta tiende a enfriarse y volverse aburrida. El fervor y la devoción se disi­ pan. Pablo escribió Hebreos 2 para volver a encender nuestro amor a Jesús. Él quería desafiarnos a meditar sobre nuestro Señor en su total humillación. Jesús gustó la muerte por nosotros; él llegó a ser el autor de nuestra salvación, conquistó a Satanás y la muerte, nos libró del temor existencial, e hizo expiación por nuestros pecados. Ahora nos ayuda a vencer la tentación. En Hebreos 2, Pablo llama nuestra atención algunos aspectos del sufrimiento de Jesús que podemos haber pasado por alto. Dice que hay mucho para explorar que todavía no hemos visto. Cuanto mejor comprendamos la humillación de Cristo, tanto más nos sentiremos atraídos a nuestro Señor, el que vino tan cerca de nosotros para lla­ mamos sus hermanos y hermanas, quien nos salvó, y que nos ayuda com o nuestro Sumo Sacerdote. 37

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R eferencias: I. V er esle tema en Hebreos 1:13. 2 Lane, H ebrew s J- S , p. 46. 3. Lane, Hebrews 1-8, p. 47. 4- V er G u thrie, pp. 8 4 , 85. 5.

Ver el análisis de Ju an en I Juan 2 y 4.

6 F. F. Bruce, T h e F pisde to the H ebrew s, ed. rev., New Intemanorial Commentary on the N e u T esta­ m ent (G rand Rapids: Eerdmans, 19 9 0 ), p. 7 4 ­ 7. John&son, fn A bsolute C on fiden ce, p. 59. 8 . V er Hebreos 7:28. 9 . V e r el Com entono bíblico advenústa, t. 7, p. 419. 10. ¡b(d., t. 7, p. 420. I I . V er Paul Ellingw orth, T he Eptsde to the H ebrew s, T h e N eu ¡n te m a a o n a l G r e e k T estam en t C o m ­ m entary (G rand Rapids: Eerdmans, 1 9 9 3 ), p. 152. 12. V e r tam bién M ateo 1 2 :4 8 -5 0 y Lucas 8:21. 13. Johnsson, In A bsolu te C on fiden ce, p. 63

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ás, mejor y más rápido” parece ser el lema de nuestros |\ / I tiempos. Necesitamos más dinero, más vacaciones, JL ▼ JL más lujo. Los avisos publicitarios nos recuerdan cons­ tantemente lo que nos estamos perdiendo. Esperamos que la econo­ mía crezca continuam ente y que el desempleo disminuya. Los autos deben consumir menos combustible y damos más comodidad. Las computadoras deben tener más memoria y deben trabajar más veloz­ mente. Esperamos nuevos récords mundiales en los Juegos Olímpicos y otras competencias. “Más, mejor y más rápido” es bueno en el sentido de que nos desa­ fía y nos m antiene avanzando hacia el blanco. Demanda mejoras constantes. Pero este lema también puede atarnos a la carrera mo­ derna. Nunca estamos en casa, nunca estamos satisfechos, y no pode­ mos descansar. Si llegamos a ser mejores o más rápidos, la arrogancia y el orgullo nos esperan a cada instante. Hebreos habla del problema de la superioridad. C on tiene muchos adjetivos en la forma comparativa: palabras tales com o “m ejor”, “su­ perior”, y “más excelente”. Sí, dice, hay algo mejor de lo que hubo en lo pasado. Lo bueno ha sido sobrepasado por algo mejor. Y este “algo” tiene nombre: Jesús. Por causa de él, podemos gozar de una mejor relación con Dios. Hebreos 6:9 menciona “cosas mejores, y que pertenecen a la salvación". I. La superioridad de Jesús Los adjetivos y los adverbios pueden tomar tres formas: positiva 39

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(lo norm al), comparativa y superlativa. Decimos, por ejemplo, “bue­ no”, “m ejor” y “lo mejor”, y “ampliamente”, “más ampliamente”, y “lo más ampliamente” La carta a los Hebreos usa mucho la forma comparativa, concentrándose en gran medida, en Jesús. Pero cuando Hebreos usa la comparación para Jesús, no quiere decir que se puede encontrar a alguien mejor. Ningún ser creado sobrepasa a Jesús. Hebreos 1:4 presenta el tema de la superioridad. Dice que Jesús es muy superior a los ángeles. En este versículo aparecen dos palabras comparativas: “superior” y “más excelente”. Hebreos 3 sigue esta línea de pensamiento mostrando que Jesús no es sólo superior a los ángeles, sino también es superior a Moisés. El libertador de Israel era un escri­ tor talentoso, uno de los mayores líderes de todos los tiempos, y uno de los profetas más importantes. “[Moisés] gozó de privilegios que ningún otro hombre tuvo... Abrahán fue el padre de Israel, pero Moisés fue el fundador y legislador de la nación... [Dios] lo llamó del lugar donde descansaba (Jud. 9), y más tarde lo honró con Elias sobre el monte de la Transfiguración (M at. 17:3, 4 )... Com o legislador y lí­ der, Moisés sobrepasó a todos los hombres de la antigüedad”. 1 Sin embargo, Jesús es “digno de mayor honor que Moisés” (H eb. 3:3, N V I). Hebreos 7:7 menciona el incidente cuando Abrahán dio su diez­ mo a Melquisedec el rey de Salem , y Melquisedec bendijo a Abra­ hán. Pablo dice que “el menor es bendecido por el mayor”, de modo que Melquisedec es superior a Abrahán. Y, por lo tanto, el sacerdocio según el orden de Melquisedec es superior al sacerdocio que vino por medio de Abrahán, es decir, el sacerdocio levítico o aarónico. Siendo que Jesús pertenece al sacerdocio de Melquisedec, él es superior a los sacerdotes regulares de Israel. El es el verdadero Sumo Sacerdote, “santo, inocente, sin macha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos” (Heb. 7:26). Aunque la superioridad es atribuida con más frecuencia a Jesús, no se limita a él. La superioridad es una característica de la Divinidad y de las entidades y objetos directam ente relacionados con Dios el Padre y con Jesucristo. Dios el Padre es superior (6:13, 16). La palabra de Dios es superior (4:12). El Santuario Celestial es superior (9:11). 40

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De acuerdo con Hebreos 9:23 este santuario necesita para su puri­ ficación “mejores sacrificios” que la sangre de becerros y machos ca­ bríos: el sacrificio único y singular del H ijo, hecho una vez para siempre (9:25-28). Su “sangre rociada... habla mejor que la de A bel” (1 2 :2 4 ). Su sacrificio es el único sacrificio eficaz, lo que hace de él el autor de nuestra salvación y quien produce la purificación del San­ tuario Celestial. II. La razón de la superioridad de Jesús En Hebreos 1:4; 3:3; 7:7, 26; 9:23 y 12:24, Pablo nos dice por qué Cristo es considerado superior: 1. Hebreos 1 y 2 Pablo compara a Jesús con los ángeles y concluye que él es supe­ rior a ellos (1:4). Hebreos 1 y 2 nos dan dos razones básicas:’ es supe­ rior por quién es él, y por lo que ha hecho. Jesús es superior porque es el H ijo de Dios (1:2, 5, 8). Es el C rea­ dor de todas las cosas (1:2, 10), el reflejo de la gloria de Dios (1 :3 ), y el Sustentador de la vida y la naturaleza (1 :3 ). Y Jesús es superior porque él — y nadie más— ha traído la purificación de los pecados y se ha sentado a la diestra de Dios (1 :3 , 13; ver 2 :7 -9 ). Con el fin de salvarnos, Jesús descendió hasta ser menor que los ángeles (2 :7 -9 ), llegando a ser uno de nosotros. El puso su vida por nosotros. A sí que, además de su naturaleza divina, su extraordinaria humillación lo ha hecho superior. No hay nadie en todo el universo que pueda ser comparado con él, nadie lo iguala o lo alcanza.

1:5-14 2:1-4 2:5 -1 8

Hebreos 1 :5 a 2 : 1 8 La exaltación de Jesús y su relación con Dios: Hijo de Dios Amonestación La humillación de Jesús y su relación con la hu­ manidad: nuestro hermano

2 . Hebreos 3 a 5 Jesús “ha sido estimado digno de mayor honor que Moisés” (3:3, 41

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N V I). La última parte del capítulo 2 presenta a Jesús com o un Sumo Sacerdote misericordioso y fiel (2 :1 7 ). De allí Pablo desarrolla el sa­ cerdocio de Cristo.4 En Hebreos 3:1-6 nos dice lo que significa la fide­ lidad de Jesús (3:2, 5, 6). La siguiente sección (3:7 a 4 :1 3 ) nos amo­ nesta con respecto a nuestra fe/fidelidad (4:2, 3) y nos advierte contra la infidelidad/incredulidad (3:12, 19), animándonos a entrar en el re­ poso sabático de Dios.1 Hebreos 4:14 a 5:10 desarrolla el segundo as­ pecto del sacerdocio de Cristo que aparece en 2:17, es decir, la miseri­ cordia.6

3:1-6 3:7 a 4:13 4:14 a 5:10

Hebreos 3 :1 a 5 : 1 0 Jesús, el fiel Sumo Sacerdote: su relación con Dios Am onestación a creer/tener fe Jesús, el misericordioso Sumo Sacerdote: su relación con nosotros

Jesús es superior porque él es el genuino Sumo Sacerdote y Após­ tol (3:1). Él no es sólo un siervo sino el H ijo, el Fundador y la Cabeza de la iglesia (3:3, 5, 6). Jesús es superior porque él aceptó la encam a­ ción, el sufrimiento y la muerte (5 :7 ).7 Los capítulos 3 al 5 dicen que Jesús sobrepasa a Moisés, a Josué y a Aarón. Moisés condujo al pueblo de la antigüedad por el desierto. Je ­ sús conduce a su pueblo hoy. Josué no pudo dar reposo a Israel, pero podemos ser “participantes de Cristo" (3 :1 4 ), y compartimos su re­ poso ahora, y en especial cuando regrese. Aarón fue llamado para ser sumo sacerdote levítico (5 :4 ), pero Dios declaró que Jesús es Sumo Sacerdote según un orden diferente (5 :1 0 ). Los cargos de Moisés y Aarón se combinaron y se cumplieron en el Sacerdote-Rey quien sir­ ve según el orden de Melquisedec. Aunque por naturaleza Jesús es superior a todos los seres creados, él no procuró esa superioridad. El orgullo, la promoción propia, y el deseo de conseguir mayores cargos no se encontró en él. Pablo liga la superioridad con la inferioridad. Sin embargo, no es la inferioridad misma la que prepara el cam ino para la superioridad. Podemos ser in­ 42

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feriores porque somos perezosos o porque hacemos decisiones pobres o moralmente cuestionables. Jesús aceptó una posición inferior por cuanto llegó a ser siervo. Fue “coronado de gloria y honra” porque sufrió la muerte por nosotros. El es el líder servidor ideal. Hebreos 4:15 añade otra dimensión. Jesús es superior porque “puede compadecerse de nuestras debilidades”, habiendo sido “ten ­ tado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado". Él no es el único ser sin pecado. Hay multitudes de ángeles que no pecaron. Y Dios el Padre y el Espíritu Santo son amor, absolutamente justos, y completamente opuestos al pecado. Sin embargo, ninguno sino Jesús vivió sobre esta tierra sin pecar. Él es el único ser humano que no ha pecado. 3 . Hebreos 7, 9 y 12 En el capítulo 7 se pinta a Jesús como el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec. Este capítulo también afirma que es superior porque es “santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos” (7:26). Jesús es superior porque vi­ vió una vida santa, victoriosa, sirviendo a otros de todo corazón. Los “mejores sacrificios” de Hebreos 9:23 se refieren al sacrificio de Jesús.8 Y de acuerdo con Hebreos 12:24, Jesús es superior a Abel. Ambos murieron como mártires, pero es sólo por la muerte de Cristo que se puede salvar la humanidad. La sangre de A bel clama por ven­ ganza (G én. 4 :1 0 ). La sangre de Jesús abre el cam ino al Santuario Celestial. Jesús instituyó un nuevo pacto entre Dios y la humanidad, y es el Mediador de este pacto. El es el único quien, por virtud de su expe­ riencia personal, puede entender ambos lados. Él es Dios y puede re­ presentar al Todopoderoso. Él es humano y puede representamos. El servicio de Jesús, sin paralelo en la tierra, lo condujo a su posición de superioridad, la que a su vez lo condujo a la superioridad en su mi­ nisterio actual (8:6). III. Los resultados del ministerio superior de Jesús Nos concentrarem os sólo en aquellos resultados y bendiciones 43

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que se describen con un sustantivo y un adjetivo en forma comparati­ va. Siete textos demandan nuestra atención. Hebreos 7:19 habla de una mejor esperanza. Y Hebreos 7:22 y 8:6 m encionan un m ejor pacto. El último versículo contiene tres com­ parativos, que señalan un mejor ministerio de Jesús, un mejor pacto y mejores promesas. Hebreos 9:13, 14 enfatiza una m ejor purificación. El capítulo 10:34 añade “una mejor... herencia” y el capítulo 11:16 m enciona una “patria... mejor, esto es, celestial”. Finalmente, He­ breos 11:35 presenta la idea de “una mejor resurrección”. U n octavo pasaje usa el adjetivo en su forma comparativa sin ningún sustantivo [aunque los traductores lo añadieron en castellano, “cosa", “algo” (N V I)]. Dios ha hecho planes para damos “alguna cosa mejor” (“algo mejor”, N V I). El término pacto es importante. Es el único elemento mencionado dos veces. Los otros términos todos están relacionados con el pacto. U n pacto contiene obligaciones y promesas: bendiciones para los que cumplen las obligaciones, y maldiciones para quienes las descuidan. Las promesas del pacto abrahánico incluyen la presencia divina, una bendición para todas las familias de la tierra, llegar a ser una gran na­ ción, recibir un gran nombre, y una patria.9 Aunque estas promesas se parecen a las del nuevo pacto, las de este último las sobrepasan. La mejor esperanza “se refiere a lo que la ley y el sacerdocio no podían lograr y sólo podían señalar hacia adelante en forma simbóli­ ca, es decir, el acceso directo y perdurable a Dios. Mediante esta 'me­ jor esperanza’ el nuevo pueblo de Dios ha conseguido la seguridad de una calidad de acceso y de una relación con Dios que no eran posi­ bles bajo la institución levítica”.' Pablo enfatiza la mejor purificación y el perfecto perdón cuando ana­ liza el nuevo pacto con más detalles (ver Heb. 8:6 -1 3 ; especialmente el vers. 12). En Hebreos 10:34, Pablo alaba a los miembros de la iglesia por haber soportado la persecución y la pérdida de sus propiedades, asegu­ rándoles que tienen “una mejor y perdurable herencia”. Jesús les dijo a los discípulos que los tesoros que están almacenados en el cielo no pueden ser destruidos ni robados (M at. 6 :1 9 -2 1 ). “La meta de los cre­ 44

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yentes, expresada en otra parte com o reposo (4:9, 11)... o la ciudad celestial (11:16; 12:27), se describe aquí en términos de propiedad”.11 Bajo el nuevo pacto la promesa de un país dada a Abrahán en G én e­ sis 12 se cumplirá en escala mucho mayor. Pablo sabe que Abrahán peregrinó “como extranjero en la tierra prometida” (11:9, N V I), y esperaba una patria celestial, la patria mejor (1 1 :1 6 ). En realidad, Dios había provisto "alguna cosa mejor” (1 1 :4 0 ), la plenitud de la salvación que fue lograda y se realizará mediante Jesús nuestro Señor. Los seguidores de Jesús ya han llegado a la Jerusalén celestial (1 2 :2 2 ), y sin embargo están deseando una “ciudad permanente” (1 3 :1 4 ), la patria mejor. De acuerdo con Juan, Jesús está preparando este lugar para nosotros, y vendrá para llevamos consigo (Juan 14:1-3). Finalmente, hay una mejor resurrección (Heb. 11:35). Esta mejor resurrección es la resurrección final, diferente de todas las resurreccio­ nes previas mencionadas en la Biblia, que devolvían a las personas a una vida temporaria, mortal. La mejor resurrección levantará a las personas para vida eterna. La muerte será finalmente derrotada. El ministerio superior de Jesús nos afecta aquí y ahora, y tiene im­ plicaciones de largo alcance para nuestro futuro. Ya nos estamos be­ neficiando con sus bendiciones — una mejor esperanza, mejores pro­ mesas, un mejor pacto, una posesión mejor y perdurable, una patria mejor, y una mejor resurrección— y las experimentarán plenamente cuando la ciudad del Dios viviente esté físicamente presente. Jesús da sentido a nuestra vida hoy, y nos proporciona un futuro brillante. IV.

N uestra reacción a la superioridad de Cristo Hay sólo dos respuestas posibles a la superioridad de la condición y el ministerio de Jesús. O lo aceptamos de todo corazón, o lo rechaza­ mos. La indiferencia no es mejor que el rechazo total. Hebreos contrasta la reacción positiva con la negativa. El capítulo 10:29 habla de gente que pisoteó a Jesús y despreció su sangre. S a ­ ben quién es el Señor y lo que ha hecho en sus vidas. Han gustado la hondad de Dios y se han gozado con la salvación, pero luego delibera­ damente se han vuelto en contra de Dios. “Vuelven a cm cificar, para su propio mal, al Hijo de Dios” (6:6, N V I). Esta apostasía es el peligro 45

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especial que afrontan aquellos a quienes se dirigió la carta a los He­ breos, y también la que afrontan los cristianos actuales. “El que viola la ley de Moisés, por el testim onio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al H ijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gra­ cia?” (Heb. 10:28, 29). Hebreos 12:25 contiene una advertencia, que va de menor a ma­ yor. Aquellos que ignoran intencionalm ente la revelación final de Dios por medio de su H ijo, y desprecian las bendiciones asociadas con ella, no pueden escapar del juicio. Pero no necesitamos estar entre los que se apartan de Dios. Hay otra opción. Hebreos menciona dos veces a Abel. El capítulo 12:24 compara la sangre de Jesús con la de Abel. El honró a Dios trayendo un mejor sacrificio que C aín (1 1 :4 ). Abel tenía una relación de fe co n Dios, y por ella es llamado justo. El es el primer héroe de la fe m encionado en Hebreos 11, y fue el primer mártir. Abel dependió de las provisiones de Dios para su salvación, y le obedeció porque creía en él. En forma similar, Moisés hizo una decisión en favor de Jesús. El escogió antes (literalm ente, “mucho más”) sufrir con el pueblo de Dios que gozar del pecado (1 1 :2 5 ). Moisés tenía sus prioridades en el orden correcto. Consideró como mayor riqueza el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios. Estaba dispuesto a aceptar la superiori­ dad del Señor. Los ejemplos de Abel y de Moisés nos desafían a elegir lo que realm ente tiene valor, lo que es duradero. Sus ejemplos nos dicen: ¡Elige a Cristo, y no lo abandones! El es el Señor auténtico. Su minis­ terio en favor de nosotros no puede ser sobrepasado. Conclusión Hebreos se interesa en forma especial en el tema de la superiori­ dad. Pablo aplica este concepto a Dios el Padre, a su Palabra, al San ­ tuario Celestial, y especialmente a Jesús. En Hebreos presenta la supe­ rioridad de Jesús en condición — él es, por ejemplo, más exaltado 46

C a p ít u l o 4

que los ángeles— y menciona su superioridad en el ministerio: su mejor sacrificio y su ministerio en el cielo com o nuestro Sum o S a ­ cerdote. Los resultados son un mejor pacto, una mejor esperanza, una patria mejor, y una mejor resurrección. No está mal esforzarse por algo que es superior. Por el contrario, la Epístola a los Hebreos nos anima a aferramos de lo que es mejor. Pero las cosas mejores no son posesiones materiales, una carrera espléndida o la fama. Las cosas mejores son los buenos dones de nuestro Señor, y por sobre todo, el don de sí mismo. Por lo tanto, esto nos compro­ mete con él, quien nos ha traído “una salvación tan grande”.

Referencias: 1. D iccionario bíblico adven asm , p. 8 03. 2. De a c u e rJo c o n H ehreos9:2 I, las cosas celestiales del versículo 23 son el tabernáculo y sus utensi­ lios. 3. En Hebreos 1:5 leem os: “Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jam ás...’', y en 1:13 encontram os una frase casi idéntica. Por otro lado, el comienzo de 2:5 es muy similar al comienzo de 2:16: “N o ... a los á n ­ geles”. 4

V er A lbcrt V anh oye, Smtcture and Message, pp. 4 9 -59.

5. Hebreos 3 y 4 co n tie n e n una fuerte concentración en la fam ilia de la palabra griega pist-. El adjeti­ vo se encuentra en 3:2, 5, además de 2:17, y significa ‘f i e r o “creyente”. El sustantivo apistía describe la in­ credulidad y la infidelidad (3 :1 2 , 19), mientras el sustantivo pisos (4 :2 ) denota fidelidad, fe y creencia. F i­ nalm ente, el verbn aparece en 4:3 y significa “creer1’, “tener fe”, y “confiar”. 6. Ver las muchas palabras en co m ú n queaparecen en 2:17, 18 y 4 :1 5 , 16, especialm ente los términos sumo sacerdote, m isericordiosolrntseñcordia y ayudar/ayuda 7. Hebreos 5:9 com ienza diciendo: “Y habiendo sido perfeccionado", o sea “habiendo alcanzado su meta/terminado su obra” (v er Luc. 1 3 :3 2 ). Claram ente se refiere al versículo 7, que m enciona la muerte de Jesús. Jesús term inó lo que se propuso hacer 8. El co n te xto claram ente se refiere al sacrificio de C risto. En H ebreos 9 :26 se usa exactam ente la misma palabra. 9. G erhard F. H asel, Cmjenant m Rioo¿ (M ountain View: Pacific Press, 1982), pp. 45- 49; ver G é n e ­ sis 12:1-3. 10. Lañe, Hebreas J- 8 , p. 186. 11. Ellingw orth, p. 549.

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Jesús, nuestro Sumo Sacerdote u A

ndy Woodland escribió: Trabajando como traductores / - \ de la Biblia en el Asia, habíamos llegado a dos versículos JL \ .d o n d e Jesús les dijo a sus discípulos: ‘Y yo rogaré al Pa­ dre, y os dará otro Consolador...’ (Juan 14:16) y ‘En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros’ (Juan 16:26). Nuestro pensamiento inmediato fue usar la expresión local para ‘orar’, 'suplicar’, pero nuestro cotraductor tenía una idea mejor. ‘Usen la frase do paraat’, sugirió. ‘Es una recomendación que una persona influyente trae en favor de otra persona’. No comprendí plenam ente su significado hasta después de un viaje al hospital en nuestra tierra de adopción. “Se nos había pedido a mi esposa, Ellie, y a mí que ayudáramos a la h ija de un amigo que estaba experimentando com plicaciones pos­ natales. Ellie encontró a la niña, a su madre, y a su suegra esperando en la sala. Yo me quedé afuera con el padre. Inmediatamente él se di­ rigió a mí, y me dijo: ‘Ud. Tiene que decirle a Ellie que le hable al médico y haga do paraat en favor de mi hija. Nosotros somos gente pobre de un grupo minoritario. Ellos no nos respetarán ni nos trata­ rán bien. Pero si Ud. hace do paraat le darán un tratamiento apropia­ do’. Ellie estuvo de acuerdo, sin saber si eso haría alguna diferencia. Los médicos escucharon, le ayudaron y la niña se recuperó rápida­ mente. Para nosotros, fue una ilustración que nos volvió más humil­ des al recordar que Jesús va ante el Padre en favor de nosotros”.' Hasta aquí hemos encontrado a Jesús com o Rey, como el Hijo de Dios, y como nuestro hermano. Ahora estamos listos para estudiar

más de cerca su misión sacerdotal. Hebreos 5a y 7 desa ción de Jesús como nuestro Sumo Sacerdote. H ebrepPybJ otro lado, contienen amonestaciones y advertencias, del capítulo 6 presenta el Santuario Celestial y habla d e'la^s firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo” (6 :1 9 ). El último versículo del capítulo 6 vuelve a Jesús, nuestro Sumo Sacerdo­ te (6:20). I. El sacerdocio de Jesús, la perspectiva singular de H ebreos La Epístola a los Hebreos nos dice algunas cosas acerca del sacer­ docio de Jesús que no se encuentran en ninguna otra parte del Nuevo Testamento. En primer lugar, el vocabulario es diferente. Pablo usó tres términos en Hebreos para describir el ministerio sacerdotal de Cristo: sacerdote, sumo sacerdote y sacerdocio. Estos términos no se aplican a Cristo en ninguna otra parte del Nuevo Testamento. Pablo usó el término sacerdote y palabras relacionadas con él 35 veces en el libro a los Hebreos. Aunque los términos también se usan para el sacerdocio levítico y el sacerdocio de Melquisedec, el contex­ to siempre es el sacerdocio de Jesús. Su sacerdocio se compara con el de Melquisedec y el de Aarón. En ninguna parte de Hebreos se llama sacerdotes o se habla del sacerdocio de los creyentes. C in co veces se habla de Jesús como Sacerdote en Hebreos. Tres de las cinco veces, se aplica a él la misma cita del Antiguo Testam ento (Sal. 110:4; en Heb. 5:6; 7:17, 21). El no es sólo el Sacerdote, sino también el Gran Sacerdote (Heb. 10:21). Además, a Jesús se lo llama Sumo Sacerdote diez veces.2 El es también el gran Sumo Sacerdote (4:14). Finalmente, una vez se menciona su sacerdocio (7:24). Segundo, se cita con frecuencia el Salmo 110 en otras partes del Nuevo Testamento, pero el autor de Hebreos siempre se refiere al primer versículo de aquel capítulo.1 Hebreos es el único libro del Nuevo Testamento que contiene referencias al versículo 4 así como al versículo 13 Tanto Hebreos como el Salmo 110 presentan a Jesús el Mesías como el Sacerdote-Rey. Tercero, como Hebreos 8:1, 2 lo deja bien en claro, el autor de es­ ta carta está interesado en el ministerio de Jesús como nuestro Sumo 49

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

Sacerdote después de su vida sobre la tierra. Pablo quería que sus lec­ tores supieran que la cruz no fue el fin del ministerio de C risto en fa­ vor de nosotros; no necesitamos alejarnos del Jesús crucificado para encontrar ayuda. Lindars sugiere que el término sumo sacerdote esta­ blece una conexión con el Día de la Expiación,5 porque el sumo sa­ cerdote era quien tenía la parte principal en las ceremonias de este día. S in embargo. Hebreos no limita el ministerio de Jesús a esta fase especial. Está interesado en el cuadro general de Jesús como Sacer­ dote, quien nos sirve a nosotros. I I . Jesús y el sacerdocio aarónico Aunque se pueden encontrar referencias al sacerdocio de Cristo en toda la carta a los Hebreos con excepción de los capítulos 1 y 11, el tema se desarrolla especialmente en los capítulos 5 y 7. El capítulo 5 compara el ministerio sumo sacerdotal de Cristo con el del sumo sacerdote levítico, mientras que en el capítulo 7, el centro está en el sacerdocio de C risto según el orden de Melquisedec. (Hebreos 5:6, 10 presenta el orden de Melquisedec, pero el tema no se desarrolla en ese capítulo.) Hebreos 4:14 al 16 presenta a Jesús como el Sumo Sacerdote mise­ ricordioso mediante el cual tenemos acceso al trono de la gracia, al que podemos acercam os confiadamente. A la luz de esto, Pablo nos anima: “Aferrémonos a la fe que profesamos” (4 :1 4 , N V I). Estos ver­ sículos anuncian la perspectiva que se desarrollará en el capítulo 5:1 al 10. Lañe ha sugerido el siguiente bosquejo:6 H ebreos 5 :1 -1 0 A El antiguo oficio de sumo sacerdote (5:1) B La solidaridad del sumo sacerdote con el pueblo (5 :2 , 3) C La humildad del sumo sacerdote (5 :4 ) C’ La humildad de Cristo (5:5, 6) B ’ La solidaridad de Cristo con el pueblo (5:7, 8) A’ El nuevo oficio de Sumo Sacerdote (5:9, 10). El sacerdocio aarónico y el sacerdocio de Cristo tienen semejanzas 50

C a p ít u l o 5

y diferencias. Tanto Jesús como Aarón fueron humanos. Ambos fue­ ron escogidos por Dios. Com o mediadores, representaban a la huma­ nidad ante Dios. Ofrecían sacrificios. En el caso de Aarón, los sacrifi­ cios eran principalmente animales que eran sacrificados y quemados, o comidos. Hebreos 5 nota que los sacrificios de Jesús fueron “ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas” (vers. 7). “Por lo que padeció aprendió la obediencia” (vers. 8 ). La frase “habiendo sido perfeccio­ nado” en el 5:9 parece referirse a su muerte en la cruz, que fue su sa­ crificio supremo, y al que se hacen referencias más claras en otras partes de Hebreos. Tanto el servicio de Aarón como el ministerio de Jesús fueron “por los pecados” de la humanidad; de ese modo, realiza­ ron ceremonias expiatorias. Ambos trataron a los pecadores suave­ mente, con misericordia y paciencia. Ambos fueron humildes. Veamos ahora las diferencias. Jesús es el divino H ijo de Dios. Este punto crucial es enfatizado en Hebreos 5:5, 6. Jesús sirvió como S a ­ cerdote de acuerdo con el orden de Melquisedec. Y el sacrificio de Jesús es único, no repetido, y suficiente para toda la humanidad. Y por cuanto es válido y efectivo para siempre, no puede ser remplazado por ningún otro. Mientras Aarón ofrecía animales, Jesús se ofreció a sí mismo. Además de ser Sacerdote, Jesús es Rey, Creador, Sustenta­ dor, el representante de Dios, y el Redentor. El sobrepasa por mucho a Aarón. Y mientras Aarón tenía que ofrecer sacrificios por el pueblo, también tenía que ofrecerlos por sí mismo (5 :2 , 3 ), en cambio el m i­ nisterio de Jesús no fue debilitado por el pecado. Los sacerdotes levíticos, así como Jesús, trataron con simpatía a los pecadores. S in embargo, la Biblia deja bien en claro que los sa­ cerdotes levíticos podían ser rudos, incrédulos y malvados (ver, por ejemplo, Lev. 10:1, 2; 1 Sam. 1:13, 14; 2:12, 22; Jer. 2:8; 5:31; 6:13; 23:11; 26:8). Los sacerdotes fueron los responsables por la ejecución de Jesús y la persecución de sus seguidores. Hebreos enfatiza, por otro lado, la misericordia y la fidelidad de Jesús, el verdadero Sumo S a ­ cerdote. El simpatiza con nosotros y nos ayuda. Sin embargo, esta simpatía no es sentimentalismo que pasa por alto todos los errores y pecados sino toma muy en serio la voluntad de Dios. Es misericordia que proporciona perdón para los que han decidido seguir a Jesús. 51

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U na diferencia adicional es que Aarón sirvió en la tierra, mientras que Jesús sirve en el cielo. Jesús sirve en el templo verdadero, y no en una sombra de él. Hebreos 5 termina con tres declaraciones importantes que se desa­ rrollarán más tarde: 1) Jesús ha sido perfeccionado; 2) él llegó a ser el Autor de la salvación eterna; y 3) él es Sumo Sacerdote según el or­ den de Melquisedec (5:9, 10). Esto nos lleva a Hebreos 7. III. Jesús y el sacerdocio de Melquisedec Jesús está singularmente calificado para servir como nuestro Sumo Sacerdote: él es el H ijo de Dios; sólo él comparte la divinidad con la humanidad; vivió entre nosotros y murió en nuestro lugar en la cruz. De este modo, él es por naturaleza el único mediador perfecto en el universo. Pero hay un problema. Dios restringió el sacerdocio de Is­ rael a los descendientes varones de Aarón, que procedían de la tribu de Leví, mientras que los antepasados de Jesús provenían de la tribu de Judá. En consecuencia, Pablo tiene que demostrar con las Escrituras que Jesús tiene el derecho no sólo de ser Rey sino también de ser S a ­ cerdote. Por lo tanto, indica que Jesús cumple el Salm o 110:4. El es un Sacerdote de un orden diferente. Pablo analiza el sacerdocio de Melquisedec principalm ente en Hebreos 7. Aparte de Hebreos, sólo dos pasajes de la Biblia m encio­ nan a Melquisedec: Génesis 14:18 al 20 y Salm o 110:4- El primero describe el encuentro de Melquisedec con A brahán. El segundo es una profecía mesiánica y se concentra más en el Mesías que en M el­ quisedec. La primera parte de Hebreos 7 explica la historia de G én e­ sis 14. La segunda parte desarrolla el Salm o 110:4, mostrando su cumplimiento en Jesús. Hebreos 7 1) Melquisedec se encuentra con Abrahán: la superioridad de M el­ quisedec (7 :1 -1 0 ) a) b)

Melquisedec como sacerdote-rey (7 :1 -3 ) Melquisedec es superior porque recibe el diezmo de Abra52

C a p ít u l o 5

hán (7:4-10) 2) Jesús sirve como Sacerdote según el orden de Melquisedec: su su­ perioridad (7 :11-28) a) El tema de la perfección (7 :11-19) b) El sacerdocio y el juramento (7 :2 0 -2 8 ) 1. Melquisedec y Abrahán (Heb. 7 : 1 - 1 0 ) Los primeros tres versículos de Hebreos 7 nos hablan un poco acerca del sacerdote-rey Melquisedec. Él bendijo a Abrahán y reci­ bió de él su diezmo. El versículo 2 explica su nombre, y el versículo 3 añade algunos detalles que no aparecen en Génesis 14: “Sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vi­ da, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece Sacerdote para siempre”. Este versículo ha hecho que algunos cristianos consideren a Melquisedec com o un ser celestial, tal vez Jesús mismo. Pero debe­ mos sercuidadosos. La Escritura presenta a Melquisedec como un personaje histórico que vivió en el tiempo de Abrahán. La palabra griega traducida como “sin genealogía” puede explicar que las pala­ bras “sin padre, sin madre” significan sencillamente que su genealogía es desconocida. El texto mismo indica que él no es Jesús. D ice: “h e­ cho semejante al Hijo de Dios”. En otras palabras, él no fue el Hijo de Dios; meramente, en algunos aspectos, fue similar a él. ¿Qué diremos de las palabras: “que ni tiene principio de días, ni fin de vida", y “permanece Sacerdote para siempre”? “El [Melquise­ dec] no es eterno por derecho propio, pero en la narración Melquise­ dec aparece com o semejante al H ijo de Dios, el único que realmente es Sacerdote para siempre. Melquisedec es como Cristo en el sentido de que la Escritura no presenta ningún registro de su nacim iento, su genealogía o su muerte. El apóstol usa esa ausencia de información en el registro bíblico para asemejar a Melquisedec con Cristo, que en realidad es eterno”.7 Hebreos 7 se concentra básicamente en Jesús. Pablo está interesa­ do en Melquisedec sólo porque quiere mostrar que Jesús es correcta­ mente llamado Sacerdote y que ese sacerdocio sobrepasa el sacerdocio levítico. 53

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

Los versículos 4 al 10 señalan que Abrahán dio a Melquisedec sus diezmos y que fue bendecido por él. Siendo que “el menor es bendeci­ do por el mayor", Melquisedec es mayor que Abrahán. Entonces, por implicación, él es también mayor que los descendientes de Abrahán, los sacerdotes levíticos. En Abrahán ellos también dieron el diezmo a Melquisedec (vers. 4-10). En Abrahán fueron bendecidos. De este modo, el sacerdocio de Melquisedec sobrepasa al sacerdocio levítico. 2. Cristo y Melquisedec (Hebreos 7 : 1 1 - 2 8 ) La segunda parte de Hebreos 7 saca conclusiones de los argumen­ tos presentados en la primera parte. El autor comienza por mostrar que el sistema levítico no producía la perfección. De este modo, la ley que instituía a los sacerdotes aarónicos era sustituida por la pro­ mesa de Salmo 110:4. Jesús es el Sumo Sacerdote genuino; es aquel que cumple la profecía del Antiguo Testamento. U na vez que Pablo explicó la frase “según el orden de Melquise­ dec’1, podía interpretar los otros elementos del Salmo 110:4- Dios ha­ bía apuntalado el nuevo sacerdocio con un juramento. Este sacerdo­ cio estaba limitado a una persona; eran innecesarios numerosos sa­ cerdotes porque el sacerdocio de Jesús es permanente. Los versículos 25 al 28 describen el aspecto del sacerdocio de Je ­ sús. Mientras que el sacerdocio levítico no podía producir la perfec­ ción, esa perfección llegó por medio de Jesús. El H ijo fue “hecho per­ fecto para siempre” (7:28). Por cuanto Jesús es el Hijo, él es superior a Moisés (capítulo 3) y a Aarón (capítulo 5), y es un Sacerdote según el orden de Melquisedec, a quien también sobrepasa. IV.

Las características de Jesús como Sumo Sacerdote Las características de Jesús como Sacerdote y Sumo Sacerdote se analizan no sólo en el capítulo 7 sino también en numerosos otros lugares. 1. Jesús es eterno (7:24, 25). N o está limitado por la muerte como en el caso de los sacerdotes levíticos. Su trono permanece para siem­ pre (1 :8 ). Es Sacerdote para siempre (5 :6 ; 6:20; 7:17, 21). El ha sido “hecho perfecto para siempre” (7 :2 8 ). “Jesucristo es el mismo ayer, y 54

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hoy, y por los siglos” (13:8). Lo que hizo por nosotros como sacrificio y com o Sacerdote nos afectará para siempre. Podemos depender de él. Por lo tanto, a él “sea la gloria por los siglos de los siglos” (1 3 :2 1 ). 2. Jesús se interesa y se preocupa por otros; él no está centrado en sí mismo (7:25). El capítulo 2:17 dice que es misericordioso y fiel, y los capítulos siguientes desarrollan estas dos características en orden inverso: muestra a Jesús que fue tan fiel como Moisés — aunque so­ brepasa a Moisés— y se detiene en su misericordia (4:1 4 a 5:10). 3. Jesús es santo (7:26). Los griegos tenían dos palabras que signifi­ can “santo”: fiágíos y fiósios. Hebreos usa el término hágios para el Espí­ ritu Santo,8 para el santuario con sus departamentos,9 y para los cris­ tianos,10 reservando el término hósius exclusivamente para Jesús. El capítulo 7:26 es el único lugar en que Hebreos llama santo a Jesús. Aquí lo distingue de los seres humanos." Aunque Jesús fue hecho pe­ cado por nosotros, él no pecó. De modo que su santidad es cualitati­ vamente diferente de la santidad que se nos atribuye a nosotros. Por lo tanto, a su santidad le corresponde un término diferente del que se usa para nosotros.12 4. Jesús es llamado “santo, inocente, sin mancha” (7 :2 6 ). Su ino­ cencia indica una cualidad moral. N o tenía falsedad en su relación con los demás y no fue alcanzado por el mal. “Estos tres adjetivos juntos describen la falta total de pecado del Sumo Sacerdote... En contraste con el sumo sacerdote levítico, de quien se exigía sólo la pureza ritual (Lev. 21:11) y la integridad física (Lev. 21 :1 7 ), el Sumo Sacerdote apropiado para la comunidad cristiana estaba calificado por su perfección espiritual y moral”. 1’ 5. Jesús es “más sublime que los cielos” (7 :2 6 ) [“exaltado sobre los cielos”, N V I], y sin embargo se ofreció a sí mismo como sacrificio (7 :2 7 ). La humildad acompaña su superioridad. Aunque era el H ijo de Dios, no “se glorificó a sí mismo haciéndose Sum o Sacerdote” (5:5 N V I). El Padre lo designó en ese oficio. 6. Jesús “fue hecho perfecto” (7 :2 8 ). S in embargo, en este proceso •Jesús no fue pasivo. Él soportó pruebas y sufrimientos, y fue fiel y obediente a Dios, no importaba lo que pasara. El nunca abandonó su relación con Dios, o se alejó de Dios, ni por un momento. 55

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7. Jesús es Señor y es siervo. Está dispuesto a servir, a mediar, a intervenir, a escucharnos y a ayudamos. El concepto de siervo es par­ te del motivo dominante en el sacerdocio. Se repite en el capítulo 8 :2. Aunque Jesús es santo y eternam ente perfecto, exaltado sobre los cielos, se vuelve hacia nosotros, seres débiles, pecadores, y perdidos, para salvamos. Se nos desafía, entonces, no sólo a aceptar a Jesús co­ mo nuestro Salvador y Señor, sino también a tomarlo como nuestro ejemplo y, como sus discípulos, a seguir sus pisadas. V. La obra y función de Jesús como Sumo Sacerdote Ahora regresamos a las funciones de Jesús com o nuestro Sumo Sacerdote. 1. Jesús se ofreció a sí mismo como sacrificio (7 :2 7 ). Sin sacrificio no es posible el ministerio sumo sacerdotal. El sacerdocio depende de los sacrificios. Jesús nos aplica su sangre y su justicia. 2. Jesús es capaz y está dispuesto a “expiar los pecados del pueblo” (2 :1 7 ). Él provee la única solución posible para el problema del peca­ do. 3. Jesús ha abierto el cam ino hacia el trono de la gracia (4 :1 5 , 16). Ahora tenemos acceso directo a Dios. Podemos dirigirnos a Dios con confianza aunque con reverencia. 4. Jesús simpatiza con nosotros (4:15). Muchos de nosotros sufri­ mos de una soledad intensa, de desesperación, de un sentido de insig­ nificancia, aunque podemos ocultar nuestro dolor. Deseamos ser amados, cuidados, y tener esperanza más allá de la muerte. Esto es lo que nos ofrece el Sumo Sacerdote. 5. Jesús salva. “Puede salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios” (7 :25 ). Él aplica su muerte en la cruz a quienes creen en él, y también producirá la consumación y la salvación final. 6. “Vive “siempre para interceder por ellos” (7 :2 5 ). Jesús actúa como nuestro mediador e intercesor. Mientras otros sacerdotes inten­ tan reconciliar las partes separadas, sólo la mediación de Jesús es efectiva. 7. El ministerio de Jesús como nuestro Sumo Sacerdote es ob jeti­ 56

C a p ít u l o 5

vo. No depende de cómo nos sentimos o pensamos. Podemos con ­ centrarnos en él en lugar de hacerlo en nosotros. Aunque hay ele­ mentos subjetivos en la vida cristiana, nuestra fe está basada en lo que Jesús hizo y está haciendo por nosotros ahora mismo. Conclusión Algunos de nosotros estamos molestos por el hecho de que come­ temos el mismo pecado vez tras vez. Otros, aunque se hayan vuelto indiferentes a ciertos pecados, saben que su relación con Dios es de­ fectuosa. Y aún otros temen acercarse al trono de la gracia. Sin em­ bargo, hay un Sumo Sacerdote a quien podemos dirigirnos. Él está dispuesto a interceder por nosotros. El cristianismo no afecta sólo el pasado y el futuro. Impacta nuestras vidas aquí y ahora: podemos ex­ perimentar sus beneficios.

Referencias:

Contemporary

1 • Craig Brian Larson, Chotee Stories {ü ra n d Rapids: Baker Book Hnuse, 1 9 9 8 ), p. 1 39. 2.

and fUustratkms jor Preachers, Teachers and WriteTS

Hebreos 2 :1 7 ; 3 :1 ; 4:1 4 . 15; 5 :5 , 10; 6:20; 7:26; 8 :1 ; 9 1 1 .

3. C ita s directas aparecen en M aten 22 :4 4 ; M arcos 12:36; Lucas 2 0 :42, 4 3 ; H echos 2 :3 4 , 3 5 ; H e­ breos 1:13. S in embargo, muchos otros textos tales com o 1 Corintios 15:25 y Hebreos 1:3; 8 :1 ; 1 0 :l2 a lu d en a Salm o 110:4.

11.

45.

Salm o 110:4 está citado en Hebreos 5:6; 7:17, 2 1, y se alude a él en Hebreos 5:10; 6:20; 7:3, 11, 15. V er Lindars, pp. 61. 6 2 , 72.

6.

Lañe, H ebreas I -8, p. 111.

7. A ngel M . Rodríguez, “Melchizedek: Human or Divine.’", Aduenmt R etiea, 10 de agosto de 200C, 8.

d.

Hebreos 2:4 ; 3:7; 6:4 ; 10:15.

9. Por ejem p lo, Hebreos 9 :1 2 , 24, 25. 10. Hebreos 3:1 ; 6 :1 0 ; 13:24. 11. Para más inform ación, ver Lañe, Hebreus i *8, p. 191. 12. A cerca del uso de este término co n respecto a Dios,Friedrich Hauck afirma: “Él y sólo él es digno de ser alabado, y es perfectamente puro, manteniendo lajusticia y la verdad sinlimitaciones o disrupciones, v produciendo la salvación en todos sus actos". Ver “hórios” en Theological Dictianary o f the N eu1Tesuzmcru. G erhard K ittel, ed. (G rand Rapids: Eerdmans, 1983), t. 5, pp. 4 91, 49 2 . 13. Lañe, H ebreas 1 -8, p. 192.

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C a p í t u l o

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El lenguaje del santuario en Hebreos

n diciembre de 1989 el Moody Monthly informó con respecto al templo de Jerusalén: “Varias pequeñas organizaciones que intentan reconstruir el templo recibieron publicidad adicional,

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y tal vez credibilidad, en octubre, cuando el M inisterio de Asuntos Religiosos de Israel patrocinó la primera conferencia de Investiga­ ción sobre el Templo. U n o de los grupos más celosos es el Instituto del Templo, que ha reconstruido 38 de los 103 implementos rituales requeridos para los sacrificios. ‘Nuestra tarea es hacer progresar la causa del templo y preparar su establecimiento, no sólo hablar de e l­ lo’, dijo el director Zev Golan. ‘Nadie puede decir cóm o, y nadie quiere hacerlo por la fuerza. Pero más tarde o más temprano, dentro de una semana o de un siglo, se logrará’. Dos escuelas talmúdicas cer­ ca del Muro O ccidental (el Muro de los Lamentos), están enseñando a sus estudiantes los detalles del ceremonial del templo. Otros erudi­ tos están investigando las genealogías para identificar a miembros de la línea sacerdotal”.1 Siglos después que los romanos destruyeron el templo de Jerusalén todavía hay interés en el santuario terrenal y sus ritos. El libro a los Hebreos está lleno de la terminología del santuario. En algunos luga­ res este lenguaje se refiere al santuario terrenal, en otros lugares al celestial. Jesús es el cumplimiento del sistema del santuario del A n ti­ guo Testamento. Su ministerio está descrito en términos del lenguaje del santuario. Siendo que la doctrina del santuario incluye la crucifi­ xión y el ministerio sumo sacerdotal de Jesucristo, queremos aprender 58

C a p it u l o 6

todo lo que podamos acerca de estas cosas. I.

Vocabulario del santuario que se usa en Hebreos

La siguiente tabla muestra el vocabulario del santuario en He­ breos. Algunos términos se usan en conexión con el santuario pero también en una forma más general. No he incluido aquellos lugares en que una palabra específica se usa en un sentido más general, sin re­ lación con el santuario. La tabla puede no ser completa. Términos del santuario Del santuario mismo Santuario El lugar santísimo El tabernáculo Trono

Referencias

8:2; 9: 1, 2, 8, 12, 2 4 , 25; 10: 19; 13:11 9:3 8:2, 5; 9: 2, 3 , 6 , 8 , 1 1 . 2 1 ; 13: 1 0 1:8; 4: 16; 8: 1; 12:2

M uebles importantes del santuario altar 7:13; 13: 10 arca del pacto 9:4 altar de incienso, de oro 9: 4 candelabro 9:2 propiciatorio, lugar de expiación 9:5 La mesa 9:2 El velo 6: 19; 9: 3; 10: 20 El El El El El

Accesorios del santuario La vara de Aarón La sangre

9: 4 9: 7, 12, 13, 14, 18, 19, 2 0 , 2 1 , 22, 25; 10:4, 19, 29; 11: 28; 12:24; 13:11, 12, 20

Los panes de la proposición El holocausto

9:2

10:6, 8

59

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

Lana escarlata Bebidas Comidas Ofrendas Urna con maná Hisopo Sacrificios Ofrendas por el pecado Las tablas del pacto Los vasos Las abluciones Sacrificios animales Toros Becerros Machos cabríos Becerra

9:19 9: 10 9: 10 ; 13: 9 5: 1; 8: 3, 4; 9:9; 11: 4 9: 4 9:19 5:1; 7: 27; 8 : 3 : 9 : 9 , 2 3 , 2 6 ; 1 0 : 1 , 5 , 8, 11, 12, 26; 11:4; 13: 15, 16 10:6, 8; 13:11 9: 4 9:21 9:10

9: 13; 10: 4 9: 12, 19 9: 12, 13, 19; 10:4 9: 13

A cciones relacionadas con el santuario Limpieza, purificación 9: 14, 22, 23; 10:2 Purificación 1:3 Purificación2 9 : 13 Expiación 2: 17 Ofrecer, presentar 5: 1, 3, 7; 8: 3, 4; 9: 7, 9, 14, 2 5 , 2 8 ; 10:1, 2 , 8 , 11, 12; 11:4, 17

Santificar Salvar Salvación Servir, practicar, tributar Culto Ministrar M inisterio’ Estar en libertad Rem isión, rescate

2 : 1 1 ; 9 : 1 3 ; 10: 10, 14, 29; 13: 12 7: 25 1:14; 2: 3, 10; 5: 9; 6: 9; 9: 28 ; 11:7 8: 5; 9: 9; 10:2; 13: 1 0 9:1,6

10:11

8:6; 9: 21 13:23 9: 15; 11: 35 60

C a p ít u l o 6

Rociar

9 :13, 1 9 ,2 1 ; 10:22

El problema y la solución Pacto, testamento

7:22; 8:6, 8, 9,10; 9:4, 15, 16, 17,

Redención

20; 10:16, 29; 12:24; 13:20 9:12

Pecado

1:3; 2:17; 3:13; 4:15; 5:1, 3; 7:27; 8 :12; 9:26, 28; 1 0 :2 ,3 ,4 ,6 , 8, 11, 12, 17, 1 8 ,2 6 ; 11:25; 1 2 :1 ,4 ; 13:11 (ver también bajo A cciones relacionadas con el santuario)

Personas relacionadas con el santuario Querubines 9:5 Sumo sacerdote 2:17; 3:1; 4:14, 15; 5:1, 5, 10; 6:20; 7:26, 27, 28; 8:1, 3; 9:7, 11, 15; 13:11 Sacerdotes 5:6; 7 : 1 , 3 , 1 1 , 1 4 , 1 5 , 1 7 , 2 0 , 2 1 , 23; 8:4; 9:6; 1 0 :1 1 ,2 1 7:5 7:11, 12, 24 8:6; 9:15; 12:24

Sacerdocio Sacerdocio4 Mediador Ministro

8:2

Esta lista contiene unas 240 referencias, y revela cuán importante es el tema del santuario en Hebreos. A l mismo tiempo muestra que algunos términos se usan con mucho más frecuencia que otros. T érm inos Tabernáculo Santuario y lugar santísimo Sacerdote Sacrificio

Frecuencia 9 veces

O bservaciones 6 veces en Heb. 9

11 veces 14 veces 15 veces

8 veces en Heb. 9 9 veces en Heb. 7 6 veces en Heb. 10, sin contar diferentes tipos de ofrendas 61

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

Sum o sacerdote

17 veces

Pacto/testamento

17 veces

Ofrecer

19 veces

Sangre

21 veces

Pecado

25 veces

Distribuidos casi en forma uniforme en los capítulos 2 al 9 y 13 5 veces en Heb. 8, y 7 veces en Heb. 9 Mayor frecuencia en Heb. 9 y 10 Mayor frecuencia en Heb. 9, o sea, 11 veces Mayor frecuencia en Heb. 10, o sea, 8 veces

La palabra sacerdote y palabras relacionadas con ella aparecen 35 veces en Hebreos. Obviam ente, entonces, el sacerdocio constituye un tema dominante en esta epístola. Santuario y tabernáculo, com bi­ nadas, aparecen 20 veces. Y pecado y sangre se emplean aún mucho más frecuentemente. Sacerdocio Pecado Sangre Santuario

35 veces 25 veces 21 veces 20 veces

La frecuencia en el uso de las palabras puede ayudar a determinar el tema principal de una carta, o no. Por lo tanto, no sería exacto pretender que sacerdocio y/o santuario constituyen el tema principal de Hebreos. Las muchas advertencias1 y los anuncios de juicios o cas­ tigos6 que se encuentran en la carta sugieren que el autor puede haber estado principalmente preocupado con advertimos que si dejamos a Jesús, rechazamos nuestra salvación. Sin embargo, el concepto del sacerdocio ayuda en el desarrollo de este tema principal. Esto explica por qué el autor m enciona sólo ciertos aspectos del sacerdocio: los que son vitales para su tema principal. En su argumentación avanza de lo inferior a lo superior, y desarrolla la superioridad de Cristo y de su ministerio. 62

C a p it u l o 6

La distribución del vocabulario del santuario en los diferentes ca­ pítulos de Hebreos es también reveladora. Hebreos 7 usa palabras de este vocabulario 21 veces. Hebreos 8 las emplea 24 veces. Hebreos 9 sobrepasa a todos los demás capítulos, con 85 usos, y Hebreos 10 usa este vocabulario 43 veces. La siguiente tabla muestra la distribución de las palabras más importantes relacionadas con el santuario en H e­ breos 7 al 10 Capítulo Hebreos 7 Hebreos 8 Hebreos 9

Hebreos 10

Térm inos importantes Sacerdote y Sumo Sacerdote Pacto Tabernáculo y santuario Sangre Pacto/testamento Ofrecer Pecado Sacrificio Ofrecer

Frecuencia 12 veces 5 veces 14 veces 11 veces 7 veces 5 veces 8 veces 6 veces 5 veces

Esta tabla parece indicar que Hebreos 7 se concentra en el sacer­ docio, Hebreos 8 en el pacto, Hebreos 9 en el santuario y sus ceremo­ nias, y Hebreos 10 en el sacrificio por el pecado. Los capítulos centra­ les de Hebreos parecen ser los capítulos 9 y 10. II. El santuario Hebreos usa dos palabras diferentes para el santuario, los térmi­ nos hágion/hágia y skené. La primera palabra es un adjetivo y significa “santo”. En Hebreos se usa como sustantivo y se traduce com o “san­ tuario”, “lugar santo" y “lugar santísimo”. G eneralm ente indica todo el santuario más bien que el lugar santísimo. La segunda palabra sig­ nifica “tienda” o “tabernáculo” y se refiere al tabernáculo del Antiguo Testamento que sirvió a Israel antes que se construyera el templo. En Hebreos 10:21 el término adicional casa también puede referirse al santuario como ocurre en otros textos del Nufcvo Testam ento.7 Sin embargo, en ninguna otra parte de Hebreos se refiere al santuario. 63

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

Al usar hágion/hágia, Hebreos evita usar el vocabulario normal de las palabras que designan al santuario en el Nuevo Testamento, aun­ que los términos que usa Hebreos también se encuentran en el A n ti­ guo Testamento griego. El término skené se usa raramente en el Nue­ vo Testamento para indicar el tabernáculo de Dios, aunque en el Apocalipsis indica el tabernáculo celestial (Apoc. 15:5), y el verbo establecer el tabernáculo indica el hecho de que Dios vivirá entre su pueblo (A poc. 7:15; 21:3). ¿Por qué el autor de Hebreos usa este vocabulario específico? No estamos seguros de la razón, pero hay algunas razones posibles: 1) Usando el térm ino hágion/hágia puede enfatizar la santidad del san­ tuario. 2) Este término específico puede usarse para el santuario en su totalidad com o también para los diferentes departamentos. En el Nuevo Testamento, sólo la Epístola a los Hebreos y el libro del Apo­ calipsis hablan de los departamentos del santuario.8 3) El autor está reflejando el Antiguo Testamento, por eso usa con frecuencia to hágion para indicar el santuario.9 4) Daniel emplea el mismo vocabula­ rio (Dan. 8:11, 13, 14; 9:24; 11:31). Se m encionan la desolación del santuario, su ungimiento, y su purificación/restauración. Además, en Hebreos 9:23, Pablo usó la misma palabra griega para “purificación” com o la que usó Daniel en Daniel 8:14. D aniel estaba escribiendo acerca de la purificación del Santuario C elestial, y Pablo acerca de la purificación de las cosas celestiales. O bviam ente, se estaba refi­ riendo al santuario en Hebreos 9:23, porque el versículo siguiente menciona el santuario no hecho con manos. Es posible que haya una conexión de Daniel con su concepto del santuario, incluyendo el ju i­ cio investigador.10 El término skené se usa constantemente en Exodo 25 al 4 0 cuando se habla de la erección del tabernáculo del Antiguo Testamento. También es una palabra muy usada en Levítico y Números, y se en­ cuentra en el Nuevo Testamento. Skené es más útil que otros térmi­ nos del santuario, porque se refiere al santuario original, el tabernácu­ lo, que corresponde con el original celestial y no está embellecido por agregados adicionales como ocurrió con el templo posterior. El término skené puede referirse a una intimidad especial con Dios que 64

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

A l usar hágion/hágia, Hebreos evita usar el vocabulario normal de las palabras que designan al santuario en el Nuevo Testamento, aun­ que los términos que usa Hebreos también se encuentran en el A n ti­ guo Testamento griego. El término skené se usa raramente en el Nue­ vo Testam ento para indicar el tabernáculo de Dios, aunque en el Apocalipsis indica el tabernáculo celestial (Apoc. 15:5), y el verbo establecer el tabernáculo indica el hecho de que Dios vivirá entre su pueblo (A poc. 7:15; 21:3). ¿Por qué el autor de Hebreos usa este vocabulario específico? No estamos seguros de la razón, pero hay algunas razones posibles: 1) Usando el término hágion/hágia puede enfatizar la santidad del san­ tuario. 2) Este término específico puede usarse para el santuario en su totalidad com o también para los diferentes departamentos. En el Nuevo Testamento, sólo la Epístola a los Hebreos y el libro del A po­ calipsis hablan de los departamentos del santuario.8 3) El autor está reflejando el Antiguo Testamento, por eso usa con frecuencia to hágion para indicar el santuario.9 4 ) Daniel emplea el mismo vocabula­ rio (D an. 8:11, 13, 14; 9:24; 11:31). Se mencionan la desolación del santuario, su ungimiento, y su purificación/restauración. Además, en Hebreos 9:23, Pablo usó la misma palabra griega para “purificación” como la que usó Daniel en Daniel 8:14. Daniel estaba escribiendo acerca de la purificación del Santuario C elestial, y Pablo acerca de la purificación de las cosas celestiales. O bviam ente, se estaba refi­ riendo al santuario en Hebreos 9:23, porque el versículo siguiente menciona el santuario no hecho con manos. Es posible que haya una conexión de Daniel con su concepto del santuario, incluyendo el ju i­ cio investigador.IC El término skené se usa constantemente en Exodo 25 al 40 cuando se habla de la erección del tabernáculo del Antiguo Testamento. También es una palabra muy usada en Levítico y Números, y se en ­ cuentra en el Nuevo Testamento. Skené es más útil que otros térmi­ nos del santuario, porque se refiere al santuario original, el tabernácu­ lo, que corresponde con el original celestial y no está embellecido por agregados adicionales como ocurrió con el templo posterior. El término skené puede referirse a una intimidad especial con Dios que 64

C a p ít u l o 6

es más claramente descrita en el Apocalipsis. Hebreos menciona el trono cuatro veces (1:8; 4:16; 8:1; 12:2). El contexto de Hebreos 4:16 y 8:2 indica que el trono se encuentra en el santuario (comparar con Sal. 11:4; Isa. 6 :1 ; Apoc. 7:15; 16:17). El santuario, la morada de Dios, es el centro de su gobierno. La salva­ ción, el auxilio, y el juicio proceden de su santuario. En realidad, el término del Antiguo Testamento para templo (h ekal) también es tra­ ducido com o "palacio”. III.

M uebles y accesorios importantes Hebreos menciona todos los muebles básicos del templo: el candelero, la mesa, los altares y el arca del pacto. El santuario que Pablo tenía en mente era el original que Dios reveló y que fue construido bajo la supervisión de Moisés (Exo. 25 a 31; 35 a 4 0 ). El templo de Salom ón fue mucho más elaborado y contenía más cantidad de di­ versos muebles: por ejemplo, diez candeleras y diez mesas. El enorme templo de Herodes, en el tiempo de Jesús, no contenía el arca del pacto. Aunque Hebreos indica todos los muebles básicos del santuario terrenal y aun entra en ciertos detalles tales como contamos el conte­ nido del arca del pacto, no describe los muebles del templo celestial. El autor de Hebreos está convencido de que el cielo contiene un san­ tuario real en el que Jesús está ministrando en favor de nosotros. Este santuario ciertamente sobrepasa nuestra comprensión e imaginación, y debemos ser cuidadosos para no limitarlo en un sentido u otro, más allá de lo que nos dice la Biblia, porque nuestros sentidos y nuestra mente son limitados. IV .

Sacrificios Hebreos enumera cuatro diferentes clases de sacrificios animales (H eb. 9 :1 2 , 13, 19; 10:4). Con la excepción de la becerra [ternera] (dám alis), vienen en pares: “machos cabríos ( trágoi) y becerros (tnósjo i)”, y “machos cabríos ( trágoi) y toros (táuroi)". El cordero, que es tan prominente en el Apocalipsis, no se encuentra en Hebreos. Algunos eruditos pretenden que la m ención que hace Hebreos de 65

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

machos cabríos y toros/becerros indica que Pablo se estaba concen­ trando en el Día de la Expiación, y que el Día de la Expiación se cumplió en la cruz. La Septuaginta era la traducción griega del A n ti­ guo Testamento que usó Pablo en Hebreos. Su traducción de Levítico 16 m enciona tres clases de animales, y usa los siguientes términos: terneros/becerros (mósjos),“ cam ero (kríos)12 y machos cabríos (jíma­ ros).^Camero aparece sólo dos veces; becerro se encuentra ocho ve­ ces; y macho cabrío se usa 14 veces. El concepto de la sangre de bece­ rros y machos cabríos se encuentra tanto en Levítico 16 como en Hebreos 9. De este modo, Hebreos 9 y 10 pueden muy bien sugerir el Día de la Expiación. Sin embargo, estos capítulos de Hebreos no usan el lenguaje preci­ so con respecto a los sacrificios del Día de la Expiación. Falta el car­ nero. Y mientras que Levítico 16 usa jímaros para los machos cabríos, Hebreos 9 usa tragos. Jím aros se encuentra con frecuencia en el A n ti­ guo Testamento; significa la ofrenda por el pecado.14 Es interesante que en Números 7 el jímaros y el tragos aparecen juntos. El jímaros re­ presenta una ofrenda por el pecado; los trágoi, mencionados 13 ve­ ces, representan ofrendas pacíficas. La situación es la dedicación del santuario, que parece estar reflejada en Hebreos 9:18, 19. U na frase casi idéntica a “la sangre de machos cabríos y toros” (to háima trágon kai táuron) como se la encuentra en Hebreos 9:13 apare­ ce sólo en un lugar en el Antiguo Testamento: en Isaías 1:11: “sangre de bueyes... ni de machos cabríos” (/taima trágon kai táuron). Este es el paralelo más estrecho con el Antiguo Testamento. En Isaías 1 Dios dice que él no está interesado en la sangre de machos cabríos ni de bueyes porque el corazón del pueblo no está con Dios. Este pasaje se refiere a todo el sistema de sacrificios de Israel,15 que también puede tener el mismo énfasis en Hebreos 9. De acuerdo con Isaías 1, los sa­ crificios con sangre no tienen significado, si los que los ofrecen no están involucrados personalmente en volverse hacia Dios, arrepin­ tiéndose del pecado, y eligiendo un “estilo de vida de justicia y equi­ dad”.16 En Hebreos 9 y 10, Pablo está diciendo que la sangre de los sacrificios de animales no es suficiente. La salvación eterna ha sido obtenida sólo mediante la sangre de Jesús, por cuyo intermedio nues­ 66

C a p ít u l o 6

tras conciencias son purificadas “de obras muertas para que sirváis al Dios vivo” (Heb. 9 :1 2 , 14). El lenguaje de Hebreos 9:12 y 13 indica que aunque se incluye el Día de la Expiación, éste no es el centro principal. Este pasaje abarca un panorama más amplio. El sacrificio de Jesús cumplió lo que se re­ quería para el Día de la Expiación. Sin embargo, desde la perspectiva de Pablo, el ministerio sumo sacerdotal está asociado con el Día de la Expiación. V. El problema y su solución En Hebreos se usan dos términos adicionales que se refieren al santuario: pecado y pacto. El pecado es nuestro problema básico. La Caída en el Edén cambió la relación de las personas con Dios y entre ellas. Y por cuanto el pecado trajo consigo la enfermedad, el sufri­ m iento y la muerte, el ecosistema com pleto se ha deteriorado. En Romanos, Pablo señala que el pecado hace que las personas hagan cosas malas aunque deseen hacer el bien. El pecado pervierte la bue­ na ley de Dios, que ahora debe condenar en lugar de señalar el sende­ ro hacia una vida feliz. El pecado hace necesario el plan de salva­ ción, incluyendo la muerte de Jesús como el sacrificio máximo, y su ministerio sumo sacerdotal. El pecado está en el centro de las ceremo­ nias del santuario. En las Escrituras, el énfasis no está tanto en este problema como en la solución: el perdón del pecado, la liberación del pecado, y el poder para vencer. Hebreos usa particularmente los conceptos de pu­ rificación y salvación. Jesús es el único sacrificio válido y el Sumo Sacerdote superior. El pacto describe lo que Dios está haciendo para nuestra salvación y cóm o deberíamos responder nosotros. V I. Las personas relacionadas con el santuario Los seres que el apóstol menciona en relación con el santuario son: querubines, sacerdotes, sumos sacerdotes, el ministro en el san­ tuario y el mediador. Los títulos sacerdote y sumo sacerdote se refieren a los descendientes de Aarón como también a Jesús. Sin embargo, él es el Sacerdote y Sumo Sacerdote definitivo. Su ministerio es el úni67

A c e r q u é m o n o s C o n f i a d a m e n t e A i. T r o n o

co que puede resolver el problema del pecado. Pablo usó el término ministro (leitourgós) para los ángeles en Hebreos 1:7 y para Jesús, el Ministro en el Santuario Celestial. El ministerio de Jesús (leitourgía; 8:6) es la verdadera “liturgia". La palabra mediador se encuentra tres veces en Hebreos (8:6; 9:15; 12:24), y se aplica sólo a Jesús. Existe en realidad sólo un Mediador entre Dios y la humanidad, Jesucristo. Los querubines mencionados en Hebreos 9:5 son las dos figuras de oro ubicadas sobre el propiciatorio en el santuario terrenal. Queru­ bines también se encuentran en Ezequiel 1 y 10, y en Apocalipsis 4No son sencillam ente figuras mitológicas; son seres reales (G én. 3:24) y “aparecen siempre al servicio de Dios y, generalmente, en su presencia inmediata. En lenguaje poético y simbólico se los represen­ ta como llevando a Dios, o protegiendo o vigilando su trono”.'7 He­ breos se opone tenazmente a la adoración de los ángeles.13 Tal vez es­ to explica por qué no menciona la contraparte celestial de los queru­ bines en el lugar santísimo del santuario terrenal. C onclusión Hebreos es muy rico en vocabulario y conceptos relacionados con el santuario. Nos dice que Dios quiere estar cerca de nosotros y habi­ tar entre nosotros. Mediante Jesús tenemos ahora acceso a la M ajes­ tad en los cielos. Esto no quiere sugerir que Dios el Padre es vengador y poco am ante. Jesús confirma que “el Padre mismo os ama” (Juan 16:27). S in embargo, la salvación requiere justicia así como amor de parte de Dios. Por lo tanto, se necesitan un Sacrificio y un Media­ dor. Y en Jesús, Dios satisfizo esta necesidad. El concepto del santuario hace una verdadera diferencia en nues­ tras vidas. Sabemos que algo se está haciendo ahora mismo sobre una base objetiva. También experimentamos subjetivamente la cercanía de Dios y el amor de Jesús en nuestras vidas diarias.

R e fe re n cia*: 1.

Moody MonthÍN, diciem bre de 1989, p. 7 4 ­

2. A quí se usa un sustantivo diferente de la misma fam ilia de palabras. 3. En el griego, en esto6 versículos se usa otra familia de palabras 4. En estos versículos se usa otro térm ino griego.

68

C a p ít u l o 6 5. Hebreos 2:1; 3 :7 *1 9 ; 5:11 a 6:6 ; 1 0 :26, 27; 12:1-24. 6. Hebreos 2 :2 -4 ; 4 :1 -1 3 ; 6 :7 , 8 ; 1 0 :2 5 -3 9 ; 12:25-29. 7. Por ejem p lo, M ateo 23:38. 8 . Sin emhargo el Apocalipsis h abla sólo indirectam ente de los departam entos. D entro del Nuevo T estam en to la referencia más clara a los departamentos del santuario se encuentra en Hebreos, y su autor usa el lenguaje apropiado. 9 . Ver, por ejem p lo, Éxodo 2 8 :29, 3 0 , 3 5 ; Levitico 10:18. 10. El Nuevo Testam en to en griego m enciona a D aniel 9 :2 4 ju n to a Hebreos 9 :1 2 . Bárbara y Kurt A land, et ai., eds., N otum Testamcnium G r a ec t, 27* ed. (Stu ttgart: Deutsche Bíbelgesellschaft, 1995), p. 575. 1 1. Levitico 1 6 :3 ,6 , 11, 14, 15, 1 8 ,2 7 . 12.Levitico 16:3, 5. 13. Levitico 16:5, 7-10, 15, 18, 20, 2 1 , 22, 26, 27. 14. Se puede encontrar un macho cabrío así en el co n te xto del D ía de la Expiación (14 veces en Lev. 16; Núm. 2 9 :1 1 ), la fiesta de las Sem anas (Lev. 2 5 :1 9 ), la dedicación del santuario (1 3 veces en Núm. 7; por ejem plo, 7 :1 6 ), las ofrendas mensuales (N úm . 2 8 :1 5 ), la Pascua (N úm . 2 8 :3 0 ), la fiesta de las T rom pe­ tas (Núm 2 9 :5 ), la fiesta de loe T abernáculos (8 veces en Núm. 29, comenzando con el versículo 1 6 ), etc. 15. El texto hebreo se refiere al cam ero, los animales engordados, el toro, el cordero y el macho cabrío, mientras que la Septuaginta m enciona al cam ero, el cordero, el toro y el macho cabrío. C om o lo indica Jo h n D. W . W atts: “Esta es una lista abarcante de clases de sacrificios c o r sangre” (IsaiaJt 1-33. Word Bíbli­ co! Com mínktni [W acn: W ord Bonks, 1985]), p. 21. 16. W atts, p. 20. 17. D iccionario bíblico aAvcnúsia, p. 9 66. 18. V er H ebreos 1:5-14.

69

C

a p í t u l o

7

Jesús y el pacto

lizabeth A chtem eier escribió que el voto matrimonial significa: “Estaré contigo, no importa lo que ocurra entre nosotros o a nosotros. S i mañana te quedaras ciego, yo estaré allí. S i no tie­ nes éxito y no alcanzas ninguna posición en la sociedad, yo estaré al­ lí. Cuando discutamos y estemos enojados, com o inevitablem ente ocurrirá, trabajaré para volver a unimos. Cuando parezcamos estar totalm ente opuestos y ninguno de los dos tengan sus necesidades sa­ tisfechas, persistiré en tratar de entender y restablecer nuestra rela­ ción. Cuando nuestro matrimonio parezca totalm ente estéril y sin rumbo, creeré que puede funcionar y desearé trabajar y hacer mi par­ te para que funcione. Y cuando todo sea maravilloso y estemos felices, me regocijaré por nuestra vida juntos, y seguiré esforzándome para mantener nuestra relación siempre creciente y sólida”.1 Cuando el esposo y la esposa aceptan un compromiso tal, tienen un pacto matrimonial. En el Antiguo Testamento, el matrimonio era considerado un pacto (M al. 2:1 4 ). Además, el pacto que Dios hizo con su pueblo se compara con una relación matrimonial: Dios es el esposo; el pueblo es su esposa (Eze. 16:8). Desafortunadamente, la gente hoy tiene una idea tan defectuosa de los pactos, que a menudo creen que son algo que pueden abando­ nar en cualquier momento. Pero esto no es lo que un pacto debe ser. U n pacto es un acuerdo duradero. Es cierto que en los tiempos del Antiguo Testamento el pueblo de Dios quebrantó su pacto con Dios, pero él no abandonó el pacto. El se mantuvo comprometido. El pacto entre Dios y su pueblo es uno de los temas importantes en Hebreos. El antiguo pacto no era un fin en sí mismo. Se había 70

C a p ít u l o 7

predicho un pacto nuevo. Pablo nos informa que este nuevo pacto ha sido iniciado por Jesucristo, y que él lo administra. 1. Los pactos en el Antiguo Testamento y en Hebreos 1. Diferentes pactos El Antiguo Testamento menciona varios pactos. En Génesis 6:18 la palabra pacto aparece por primera vez. De éste, Gerhard Hasel es­ cribió: “El juicio de Dos vendría en la forma de un diluvio universal. Sin embargo, Dios todavía estaba comprometido con el mundo que él había creado. El no había abandonado a los que no lo habían abando­ nado a él. Así que Dios... hizo un pacto com o una expresión de su relación con Noé... A quí se renovó el propósito divino y redentor de la relación del pacto que estaba en operación desde la caída (Gén. 3:15 )”.2 En G énesis 9:11 al 13 encontramos el pacto que Dios hizo con Noé después del diluvio. U n poco más tarde encontramos el pacto con Abrahán. O bviam ente, estaban involucradas varias etapas. En Génesis 12:1 al 3 vemos varias bendiciones del pacto. Génesis 15:18 nos cuenta que el pacto fue ratificado. El capítulo 17 contiene deta­ lles adicionales del pacto. Se mencionan varias bendiciones. Abram y Sarai recibieron nombres nuevos, y se introdujo la circuncisión como señal del pacto. Éxodo 19:5 y 24:7 y 8 arrojan luz sobre el pacto hecho en el Sinaí. Este pacto se estableció después que Israel fue liberado de la esclavi­ tud en Egipto. La salvación precedió a la realización del pacto. A m ­ bos fueron actos divinos llenos de gracia, en los que él tomó la inicia­ tiva. Dios no gana mucho, si es que gana algo, en hacer el pacto con nosotros. Él derrama sus bendiciones sobre nosotros, y nosotros — co­ mo respuesta— somos obedientes a sus mandamientos. El Salm o 89:3 y 4 nos recuerda el pacto hecho con David, que también aparece en 2 Samuel 7. El aspecto más importante de este pacto es la promesa de la venida del Rey y la Sim iente davídicos: una bendición que en última instancia fue cumplida en Jesucristo. Esta promesa armoniza con las otras promesas de la simiente, comenzando con Génesis 3:15, y que se encuentra otra vez con Abrahán (1 2 :7 ), Isaac (G én. 26:24) y Jacob (G én. 35:12). 71

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

Finalm ente, Dios promete un nuevo pacto (Jer. 3 1:31-34). Esta promesa se cumplió sólo en los tiempos del Nuevo Testamento. Es el punto de partida de las deliberaciones de Pablo acerca del pacto como se encuentran en Hebreos 8, 9 y 10a. 2.

Formas del pacto

Los pactos desempeñaban un papel importante en el antiguo C er­ cano O riente. Describían las relaciones entre un poder superior y un pueblo subordinado, o entre iguales. Los pactos divino- humanos mencionados más arriba son claramente pactos entre un poder supe­ rior y personas inferiores. (U n pacto entre iguales se m enciona en Génesis 31:43, 44 ) De acuerdo con Hasel, los pactos hititas entre superiores e inferio­ res contenían los siguientes elementos: “1. Preámbulo con la presen­ tación del soberano. 2. El prólogo histórico que describía las relacio­ nes previas entre las partes participantes. 3. Las estipulaciones que bosquejan la naturaleza de la comunidad formada por el tratado pactual. 4. La cláusula que proveía para la conservación y lectura periódi­ ca del tratado. 5. Las listas de los dioses que habían presenciado el tratado. 6. Las maldiciones y las bendiciones, o fórmula de bendicio­ nes: las maldiciones dependían de la infidelidad y las bendiciones de la fidelidad al tratado”.3 Los pactos bíblicos se parecen a este formato de pactos; por ejemplo, encontramos las bendiciones y las maldicio­ nes (Éxo. 23:30-33; Lev. 26; Deut. 28). S in embargo, debemos dejar que la Biblia defina el pacto de Dios con su pueblo. Se menciona un sacrificio en el contexto del pacto con Abrahán (G én. 15). Después que Dios salvó a Israel de Egipto, él les ofreció su pacto, y ellos respondieron con la promesa: “Todo lo que Jehová ha dicho, haremos” (Exo. 19:8; 24:7). Dios explicó las promesas y dio su ley, que ellos estaban obligados a guardar. Se ofrecieron sacrificios y el pacto se ratificó con sangre (Éxo. 24 :8 ). Las leyes del pacto incluían el establecim iento del santuario, la instalación del sacerdocio, y la institución formal del sistema de sacrificios (Exo. 25 al 31). En Éxodo 34:27 Dios se refiere al pacto con Moisés e Israel. De este modo, pac­ to, sacrificios, sacerdocio y santuario están relacionados todos juntos. 72

C a p ít u l o 7

3 . Las promesas del pacto En el caso de Abrahán, las promesas del pacto incluían la promesa de la presencia constante de Dios, la promesa mesiánica com o una bendición para todos los pueblos de la tierra, la promesa de la tierra y de que llegarían a ser una gran nación. El pacto mosaico, o del Sinaí, era una expansión de los pactos anteriores. Después de haber librado a Israel de Egipto, Dios les ofreció bondadosamente su pacto, y pro­ metió hacer de Israel una posesión atesorada, un reino de sacerdotes, y una nación santa. 4 . E l pacto en Hebreos El clím ax de la carta a los Hebreos se alcanza en los capítulos 8 al 10a. Hebreos 8 enfatiza la importancia del nuevo pacto, usando el término pacto cinco veces.4 Hebreos 9 contrasta el tabernáculo anti­ guo y sus ceremonias con el Santuario Celestial y el sacrificio de Je ­ sús. Su sacrificio fue único, irrepetible y suficiente. Presentado en el capítulo 9, abarca el tema central del capítulo 10 a. Estos diferentes temas — es decir, el pacto, el sacerdocio y el sacrificio— están relacio­ nados, de modo que el concepto teológico del nuevo pacto no está limitado al capítulo 8. El pacto se menciona por primera vez en Hebreos 7:22, pero sólo de paso. En Hebreos 8 se añade la cita más larga del Antiguo Testa­ mento que aparece en el Nuevo Testamento (vers. 8 -1 2 ), y se hace un breve com entario sobre el pacto. Pablo cita la promesa de un nuevo pacto, lo cual requiere un nuevo sacerdocio y un mejor san­ tuario. Luego afirma que el nuevo sacerdocio ha venido en la persona de Jesús, y dice que el mejor santuario es el Santuario Celestial. En Hebreos 9:4, el apóstol nos habla acerca del arca del pacto y las tablas del pacto, es decir, los Diez Mandamientos. Luego, llama a Jesús el Mediador del nuevo pacto (9:15). Ya ha usado ese título en el capítulo 8:6, pero mientras allí lo había conectado con los conceptos de pacto y sacerdocio, en Hebreos 9 añade otra relación;’ es decir, la de pacto y sacrificio (por ejemplo, 9 :1 2 - 14, 18). El mejor pacto re­ quiere un mejor sacrificio, el que a su vez, demanda un mejor sacerdo­ cio. En Hebreos 9:20 encontramos una cita de Exodo 24:8. Esta cita 73

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

conecta la sangre, y por ello el sacrificio (ninguno de los cuales apare­ ce en Jer. 31), con el pacto. En la sección de aplicación práctica de Hebreos 10 el apóstol m enciona brevemente la sangre del pacto. El Mediador del nuevo pacto se menciona en Hebreos 12:24 y la sangre del pacto eterno en el capítulo 13:20.6 I I . El pacto antiguo y el nuevo pacto En Hebreos, Pablo llama al pacto de Moisés el primer pacto, y di­ ce que ha envejecido. Pinta un agudo contraste entre este antiguo pacto y el pacto nuevo, mejor, eterno (H eb. 8:6, 13; 9 :1 5 ; 13:20). Sin embargo, en ninguna parte dice que el pacto antiguo era malo o perjudicial. Sencillam ente, era inadecuado y necesitaba ser remplaza­ do. U n bosquejo de Hebreos 8, presentado por Gourges, apoya estas observaciones:7 Hebreos 8 A . Cristo, el Sacerdote que ministra 1. U n ministerio nuevo 2. que aparece en oposición al viejo B. Cristo, el mediador del nuevo pacto 1. El nuevo ministerio está asociado con un mejor pacto 2. que se pone en oposición al viejo

8:1-5 8 :1 ,2 8:3-5 8:6-13 8:6 8:7-13

El pacto antiguo y el nuevo pacto tienen semejanzas y diferencias. Los participantes en ambos pactos son los mismos: Dios y su pueblo. En ambos casos, Dios toma la iniciativa: él salva. Hay promesas de bendiciones y ciertos deberes. La meta de los pactos es establecer la presencia de Dios entre su pueblo. El nuevo pacto difiere del antiguo en que tiene un nuevo sacerdo­ cio, un sacrificio mejor y definitivo, un mejor santuario, la intem alización de la ley, y un nuevo ceremonial de adoración o liturgia. El nuevo pacto trae consigo el perdón y la seguridad totales, verdadera esperanza, y salvación genuina. Este pacto es permanente. Fue ratifi­ 74

C a p ít u l o 7

cado con la sangre de Jesús. Pablo cita Jeremías 31 dos veces en Hebreos: una versión más lar­ ga en 8:8 al 12, y una más breve en 10:16 y 17. Estas dos citas encie­ rran com o entre paréntesis el punto más saliente del libro de He­ breos. El apóstol también enfatiza la necesidad de un cam bio de la ley (Heb. 7:12), es decir, la ley mosaica, que era sólo una sombra de las cosas por venir (10:1, 9). Ese sistema específico de la ley se cumplió en Jesús, y se eliminó después de su muerte. Pero otra ley específica, que era parte del antiguo pacto, es decir el Decálogo, sigue como par­ te del nuevo pacto. La ley no fue abolida; más bien, es internalizada, escrita sobre el corazón (H eb. 8:10). Cuando se hizo el pacto, y más tarde cuando fue renovado, los Diez Mandamientos fueron distingui­ dos de las así llamadas ordenanzas (Éxo. 21:1; 24:4, 7, 12; 34:27, 28). “El dar la ley fue tanto un acto de misericordia como lo fue la libera­ ción de la esclavitud egipcia. El don de la ley es tanto un acto del amor de Dios como el hacer el pacto al cual pertenece la ley... Dios no presenta una ley nueva, pero sí un pacto nuevo”.8 En Hebreos 9:16 y 17, diferentes versiones usan el término testa­ mento en lugar de pacto. ¿Por qué de repente el apóstol cambia a “tes­ tamento”, sólo para volver a “pacto” más tarde (en el vers. 20)? En griego la palabra que significa “pacto” también significa “testamen­ to”. El argumento básico de Pablo es que com o se requiere la muerte para poner en actividad un testamento, la muerte de Jesús fue necesa­ ria para que el nuevo pacto quedara establecido. La cita de Exodo 24:8 enfatiza la sangre del pacto. I II.

Los beneficios del pacto Pablo escribió que el nuevo pacto tiene “mejores promesas” (Heb. 8:6). En el Nuevo Testamento, el término promesa aparece con mayor frecuencia en el libro de Hebreos. Las promesas del nuevo pacto in­ cluyen: 1. acceso a Dios (1 0 :1 9 ); 2. la santificación (1 0 :1 0 , 14); 3. la salvación eterna, especialmente en el contexto de la segunda 75

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venida de Cristo (9:12, 1 5 ,2 8 ); 4- una conciencia limpia (9 :9 , 14; 10:2); 5. la intemalización de la ley en nuestros corazones y mentes (8:10; 10:16); y 6. el perdón de los pecados ( 8 : 12 ; 9: 2 6, 28; 10:17, 18).

El perdón de los pecados recibe mayor énfasis, y es un tema impor­ tante que corre por toda la parte central de Hebreos.9 Se presenta con una cita tomada de Jeremías 31 y elaborada en Hebreos 9 y pri­ mera parte del 10. La cita, “Nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades”, se repite en el capítulo 10:17 y se com enta en el versículo siguiente. Algunas personas afirman que cuando se despierta la culpabili­ dad, el cristianismo perjudica la salud emocional y física de las perso­ nas. Es cierto que la Biblia dice que somos pecadores y necesitamos un Salvador. Pero sólo el cristianismo ofrece una solución viable al problema del pecado. Las personas que comprometieron sus vidas con Dios no necesitan ya preocuparse por sus pecados. Cuando le pi­ dieron perdón a Dios, pueden depender de sus promesas y no de sus propios sentimientos. Así que, sólo los cristianos pueden tomar el pe­ cado con seriedad, oponerse a él, y sin embargo, vivir felices aunque caigan presas de él. Ellos tienen un Sacrificio y un Sumo Sacerdote, Jesucristo. De este modo, tienen un enfoque mucho más saludable de la vida que ninguna otra persona. IV.

Jesús y el pacto

En Hebreos, Pablo usó adjetivos diferentes para describir el nuevo pacto. Por ejemplo, lo llamó el “mejor” pacto (8:6). En Hebreos 8:8 y 13, usó la palabra griega kainós con respecto al pacto, mientras que en Hebreos 12:24 usó la palabra neos. Ambos adjetivos se traducen como “nuevo”; sin embargo hay una ligera diferencia entre ellos. La palabra kainós tiene el matiz de algo que nunca antes se había oído, señalando así el maravilloso carácter del nuevo pacto. La palabra neós tiene el sentido de que algo es reciente. El nuevo pacto es ambas cosas: totalm ente nuevo y cualitativamente mejor. Lo que es más importante no es el pacto mismo. Es la persona que 76

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lo ratificó y que ahora ministra en ese contexto. Jesús es la garantía del nuevo pacto. En Hebreos 7:22 es llamado fiador de un mejor pac­ to, y tres veces en Hebreos aparece él com o mediador de un pacto mejor o nuevo (8 :6 ; 9:15; 12:24). Los términos garante, garantía o fia ­ dor no aparecen en ninguna otra parte del Nuevo Testamento. “Son comunes en los documentos legales sobre papiro en el sentido de un compromiso o com o una referencia de garantía... Siendo que el pacto en el sentido bíblico es un acuerdo iniciado por Dios, el fiador (o sea, Jesús) garantiza que el pacto se cumplirá... El mediador es una perso­ na que se pone entre otras dos, y cuya tarea es la de mantener a las partes en compañerismo mutuo”.13 Las secciones de Hebreos que contienen amonestaciones, espe­ cialm ente los capítulos 12 y 13, enfatizan nuestra responsabilidad, pero en general encontramos un énfasis mayor sobre lo que Jesús ha estado haciendo, y sigue haciendo, en favor de nosotros, que sobre lo que se requiere de nosotros. ¿Por qué? La razón puede ser que Pablo quiere ayudar a aquellos de sus lectores a quienes les molesta una ma­ la conciencia y la falta de certeza del perdón y la salvación. Esos lec­ tores no necesitan una lista de lo que se requiere de ellos; más bien, deben comprender la provisión llena de gracia que Dios ha hecho en Jesucristo. Conclusión Pablo comenzó Hebreos señalando la superioridad de C risto so­ bre los ángeles, Moisés y Aarón (Heb. 1 al 7). Luego resume su análi­ sis en Hebreos 8:1 y 2, se vuelve al pacto, al santuario y al sacrificio, y desde allí en adelante se concentra en las realizaciones de Jesús. Pablo dice que el nuevo pacto permite tener una relación especial con Dios, y ofrece la solución a nuestros problemas y necesidades más profundos. Tenem os la bendición de un pacto nuevo y mejor, un S a ­ crificio perfecto, y el mejor Sumo Sacerdote y Mediador que es posi­ ble encontrar: Jesús nuestro Señor. Referencias: 1. Elizabeth A chtem eier, T he C om m itted M aniage (Filadelfia: W estm insrer Press, 1 9 76), p. 41. 2. ü erh ard F. Hasel, C a r e n a r a m Rlond (M ountain View : Pacific Press, 1982). 3 .1 bíd ., p. 18.

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A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o 4 . H ebreos 8 :6 , 8 , 9 , 10. C uatro de las cin co referencias son parte de citas del A ntiguo Testam en to S in embargo, se im plica la existencia del pacto e n otros lugares. La mayoría de las traduce ames añade la pa­ labra pactn en el versículo 13, aunque el griego usa sólo el adjetivo nuevo. 5. Las siete referencias a pacto en Hebreos 9 se encuentran en 9 :4 , 15, 16, 17, 20. 6 U n breve resumen del pacto en Hebreos, se encuentra en Ellingw orth,' p. 413. 7. C itado en L añ e , H ebr«ts 1-8, p. 204. 8.H ascl, pp. 77, 106. 9. V er especialm ente Johnsson, 7n Abiolu te CcmfuUnce, p. 105. 10. G u thrie, pp. 165, 166, 174-

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C a p í t u l o

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Jesús y el santuario A * 1 repasar el tema del santuario en todas las Escrituras, nota­ t \ mos que el térm ino tempio (naos) puede asumir diferentes A. \_significados. Algunas veces representa a un templo pagano. C o n más frecuencia se refiere al santuario de Dios en el cielo y a su santuario en la tierra. En el Nuevo Testamento, se añade la dim en­ sión “cristológica”: Jesús mismo es el templo (Juan 2:21 ). Y por causa de Jesús, todos los que le pertenecen — su iglesia— también constitu­ yen el templo, así como los creyentes individuales (1 Cor. 3:16; 6:1 9), Esta es la dimensión “eclesiológica”. Finalmente, hay una di­ mensión “escatològica”: la dimensión del tiempo del fin, cuando Dios y el Cordero remplazarán al templo (Apoc. 21 :2 2 ) y la Nueva Jerusalén llegue a ser el Lugar Santísimo. Significado de santuario 1. El templo en la tierra 2. El templo en el cielo 3. Jesús 4. La iglesia/los creyentes 5. Dios y el Cordero

Sentido literal literal cristológico eclesiológico escatològico

f La Epístola a los Hebreos se concentra en los santuarios terrenal y celestial, desarrollando la relación que existe entre ambos. En con­ secuencia, la epístola evita elvocabulario normal para el santuario, tales com o nnós, y se limita apalabras que no expresan dimensiones adicionales (cristológico, e tc.). Siendo que en esta epístola Pablo se limita al sentido literal del santuario, no debemos espiritualizar nues­ tra interpretación. 79

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

I. La relación entre los santuarios terrenal y celestial Hebreos considera el santuario terrenal como una copia del san­ tuario verdadero, el que está en el cielo. El punto focal de este último santuario es Dios el Padre y especialmente Jesucristo. Aunque otras partes de Hebreos se refieren al santuario, el capítu­ lo 9 contiene la mayor concentración de términos del santuario. Este capítulo puede dividirse en dos partes principales. La primera parte se extiende desde el versículo 1 al 10. El término ordenanzas se en ­ cuentra en el primer versículo de esta primera sección y también en el último, fijando los lím ites de esta sección. El versículo 1 presenta los temas de este pasaje, y los siguientes versículos tratan estos temas en orden inverso. La segunda parte del capítulo comienza y termina hablando de Cristo (9:11, 2 8 ), nombre con que se designa a Jesús en este capítulo.1 Es más difícil bosquejar esta segunda parte. Hebreos 9 I. L a adoración bajo el pacto antiguo (H eb. 9 :1 -1 0 ) 1. Introducción: a. ordenanzas para la adoración y b. el santuario terrenal (9:1) 2. Descripción del santuario terrenal (9:2-5; ver b.) 3. Ordenanzas para la adoración en el santuario terrenal (9:6-10; ver a.) II. El sacrificio de Jesús y el nuevo pacto ( 9 : 1 1-28) 1. El ministerio de Cristo en el Santuario Celestial (9 :1 1 -1 4 ) 2. La sangre com o base para el ministerio de Cristo en el nuevo pacto (9:15-22) 3. El ministerio de Cristo en el Santuario Celestial (9 :2 3 -2 8 ) Hebreos usa la tipología para comunicar verdades importantes. En la tipología bíblica un “tipo” es una persona histórica, un evento, o una institución ordenada por Dios para prefigurar directa o indi­ rectam ente una realidad mayor — el “antitipo”2— en un esquema de predicción y cumplimiento. El Nuevo Testamento griego usa la pa­ labra túpos y antttupos, que con frecuencia es traducida respectiva­ mente com o “tipo” y “modelo”/”copia”. La tipología es profecía ac­ 80

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tuada en vez de hablada. El térm ino antitipo no significa algo o alguien que está opuesto al tipo.’ El antitipo tiene las mismas características que el tipo; la tipolo­ gía enfatiza continuidad. Sin embargo, el antitipo no es una repre­ sentación exacta del tipo; se parecen sólo en ciertos aspectos. Y el antitipo sobrepasa al tipo por mucho. Romanos 5:14 llama a Adán un tipo (tupos) de Cristo. Adán es un tipo, y Jesús es el antitipo. En algunos aspectos, Adán y Jesús son similares. Amhos son padres de la humanidad. Adán es el padre de todos los seres humanos, y él ha trasmitido el pecado y la muerte a to­ dos sus descendientes. Jesús es el padre de los seres humanos nacidos de nuevo; él les ha trasmitido su justicia y la vida. * En Hebreos 8:5b y 9:24, se usan las palabras modelo y figura — en griego, tupos y antítupos— para describir la correspondencia entre los santuarios terrenal y celestial. (Hebreos se diferencia de otros libros bíblicos en que llama túpos a la realidad, y antítupos a la sombra prefi­ gurada.) El santuario es una copia del original, el celestial. Ambos son reales, pero el celestial sobrepasa por mucho al terrenal. En He­ breos 8:5; 9:9 y 23, los términos upódeigma (“modelo”, “copia”), skiá ("sombra”, “prefiguración”) y parabolé (“parábola”) se usan como si­ nónimos de la palabra antítupos. Las tres describen al santuario terre­ nal, que es inferior al celestial pero que, sin embargo, corresponde a él. Este cuadro tipológico es singular: El Santuario Celestial existió antes del terrenal; sin embargo, en su función, es decir, con respecto al ministerio realizado por Cristo, sigue después de la copia. Además, siendo que la copia prefigura la realidad, es permisible argumentar desde la copia a la realidad mayor. Esto es evidente en Hebreos 9:23. Por lo tanto, podemos obtener conclusiones acerca de la realidad de la estructura y del servicio del tabernáculo terrenal. El templo de Salomón se correspondía con la tienda del desierto. Ambos tenían un lugar santo y un lugar santísimo. Pero el templo de Salomón sobrepasó al tabernáculo, pues tenía muchas salas adiciona­ les, y otras características. El santuario terrenal prefiguraba el taberná­ culo celestial, de modo que debe haber alguna correspondencia entre 81

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

ambos. Siendo que el templo terrenal tenía dos departamentos princi­ pales, el celestial no debe tener menos de dos salas principales. En Juan 14:1 al 3, Jesús nos informó acerca de muchas moradas en la ca­ sa del Padre. Aparentem ente, estaba hablando del Santuario Celes­ tial, que incluía muchas salas adicionales a los Lugares Santo y S an tí­ simo. Tenemos evidencia bíblica que indica que el templo celestial tiene muebles similares a los que tenía el santuario terrenal, lo que añade la evidencia de que, com o el terrenal, tiene dos lugares principales. Apocalipsis 8:3 describe el altar de oro del incienso. Obviamente, se encuentra en el Lugar Santo. Y en Apocalipsis 11:19 notamos el arca del pacto en el Lugar Santísimo. Dios nos permitió hablar del Santuario Celestial en términos del terrenal, porque no hay otra manera para hahlar de él. Pero el San­ tuario Celestial no se puede limitar a lo que podemos captar de él por el terrenal. S i negamos la existencia de un Santuario Celestial real, incluyendo por lo menos algunos rasgos que tenía el santuario terrenal y su ministerio, estamos pasando por alto la tipología bíblica y espiritualizando la sustancia de los textos bíblicos. I I . Térm inos que describen el santuario Los términos griegos para los santuarios terrenal y celestial son skené (“tienda”, “tabernáculo”) y hágion/hágia (“santuario”, “lugar santo”). Mientras estos términos normalmente indican el santuario en su totalidad, algunas veces se refieren a sólo una parte de él. “Tienda”/“tabem áculo” (sken é) aparece en Hebreos 8:2, 5; 9:2, 3, 6 ,8 , 1 1 ,2 1 ; 11:9; 13:20. En Hebreos 11:9 skené denota las tiendas de Abrahán, pero en todos los demás versículos señala al santuario. La siguiente tabla muestra los diversos matices de significado de skené; el contexto indica qué significado debe preferirse. Cuando skené se aplica al lugar santo o al lugar santísimo, está claramente modificado con palabras adicionales.4 En los demás casos se refiere al santuario entero. El térm ino s k e n é en Hebreos 1. Tiendas de Abrahán 11:9 82

C a p It u l o 8

2. El santuario terrenal 3. El lugar santo (ler. departamento) del santuario terrenal 4- El lugar santísimo del santuario terrenal 5. El Santuario Celestial

8:5; 9:8, 21; 13:10

9 :2 ,6 9:3 8:2; 9:11

“Santuario”/”lugar santo” (to hágion/ta hágia) aparece en Hebreos 8:2; 9:1, 2, 8, 12, 24, 25; 10:19; 13:11). Com o se señaló más arriba, la palabra también puede ser usada como adjetivo (“santo”). Los textos en los que el término no se refiere al santuario o a alguna parte de él han sido excluidos de los siguientes com entarios.5 Desafortunada­ mente, to hágion/ta hágia han sido traducidos en forma inconsistente. Y las traducciones tienen implicaciones importantes para la doctri­ na adventista del séptimo día. S i, por ejemplo, se traduce com o “Lu­ gar Santísim o” en los pasajes que afirman que Jesús ha comenzado su ministerio allí, eso significaría que el Día de la Expiación antitípico comenzó en el siglo 1 d.C., en vez de 1844. Entonces, esta interpreta­ ción haría que las dos fases del ministerio sumo sacerdotal de Jesús se fundieran en una sola, distorsionando gravemente la doctrina bíblica del santuario. Consideremos de qué modo algunas traducciones al castellano se refieren a estas palabras. Refer. r«i OO 9:1 9:2 9:8 9:12 9:24 9:25 10:19 13:11

RV60 santuario santuario lugar santo 1. Santísimo 1. Santísimo santuario 1. Santísimo 1. Santísimo santuario

RV95 santuario santuario lugar santo 1. Santísimo 1. Santísimo santuario 1. Santísimo 1. Santísimo santuario

NV1 santuario santuario lugar santo 1. Santísimo 1. Santísimo santuario 1. Santísimo 1. Santísimo 1. Santísimo

BJ santuario santuario lugar santo santuario santuario santuario santuario santuario santuario

DHH NRV20C0 santuario santuario santuario santuario lugar santo lugar santo santuario l.Santísimo santuario santuario santuario santuario l.Santísimo santuario santuario santuario santuario santuario

En Hebreos 9:3 — y sólo allí— encontramos la frase hágia hágion. 83

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

Esta duplicación de la palabra significa “el santo de los santos”, una referencia inconfundible al lugar santísimo. Siendo que Pablo usó es­ ta frase especial cuando él quería especificar el lugar santísimo, lo más seguro es traducir las palabras to hágion y ta hágia como “santua­ rio” o — si el contexto lo requiere— “lugar santo”. El capítulo 8:2 confirma esta traducción. En este versículo ta hágia está identificada con sken é (“tabernáculo”), que se refiere claramente a todo el san­ tuario. “Es razonable suponer que [el autor de Hebreos) está siguiendo la práctica corriente de esa versión [la Septuaginta) de emplear ta hágía como un término descriptivo para el santuario entero... excepto en Hebreos 9:2, 3, donde se especifican explícitam ente los dos de­ partamentos (Santo, Santísim o)”.6 La traducción de to hágion/ta hágia como “santuario” incluye posi­ bles referencias al lugar santísimo. Pero traducir estos términos como “lugar santísimo” elimina el significado más amplio del santuario co­ mo un todo y es demasiado limitante. Hebreos 9:25 alude al Día de la Expiación. Pero esta referencia no exige que traduzcamos el término griego de ese versículo com o “lugar santísimo”. En el Día de la E x­ piación, el sumo sacerdote ministraba la sangre en ambos departa­ mentos, con lo que el término más amplio, “santuario” los incluiría a ambos.7 Aunque Hebreos menciona los dos departamentos del san­ tuario terrenal que corresponden al Santuario Celestial, el interés del apóstol no son los departamentos. Su punto central es que Jesús es nuestro Sumo Sacerdote y está ministrando en el Santuario Celestial en favor de nosotros. También debemos recordar que Dios no está limitado al Lugar Santísim o. Aparentem ente, algunas personas se imaginan que Jesús entró al Santuario Celestial después de su ascensión, pero que no te­ nía acceso al Padre hasta 1844, porque el Padre residía en el Lugar Santísimo, y Jesús no podía entrar allá hasta que comenzara la segun­ da fase de su ministerio. Esa es una idea equivocada. El hecho de que Jesús no comenzara su obra especial en el Lugar Santísim o hasta 1844 no significa que él no podía entrar en ese departamento antes de esa fecha. Inversamente, el acceso de Jesús al Santuario Celestial y sus departamentos antes de 1844 no significa que él comenzó la se84

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gunda fase de su ministerio antes de esta fecha. III.

El carácter de los santuarios terrenal y celestial El Santuario Celestial es el verdadero santuario (8 :2 ). Esto no sig­ nifica que el santuario terrenal fuera falso. Dios lo instituyó, y fue un santuario real, aunque simbólico. Sin embargo, Pablo enfatiza el con­ traste tres veces: el santuario terrenal fue h echo con manos, es decir, hecho por los hombres, pecadores (8:2; 9 :1 1 , 24). Dios levantó el ta­ bernáculo celestial (8:2). La función del santuario terrenal estaba limitada en su efectivi­ dad así com o en el tiempo. Su servicio no podía resolver el problema del pecado. Allí, el derramamiento de sangre no tenía un efecto dura­ dero. La conciencia humana no era realmente limpiada (9:9). El san­ tuario terrenal y sus ceremonias eran sólo una copia del santuario au­ téntico y sus ceremonias. Sólo la sangre de Jesús y su ministerio como Sumo Sacerdote producen una diferencia real y duradera. Jesús, quien entró en el Santuario Celestial, ha “obtenido eterna reden­ ción” (9:12). Sin embargo, el apóstol no ridiculiza al santuario antiguo, aunque señala sus limitaciones. El nuevo es el cumplimiento del antiguo, no su contradicción.8 Dios ordenó que su pueblo construyera el taberná­ culo del desierto de modo que pudiera morar entre ellos. Fue llamada la “tienda o tabernáculo de la reunión”. Sin embargo, Hebreos nota las barreras que todavía separaban a Dios de los seres humanos (9:8); el pecado bloqueó nuestro acceso a Dios. Pero Jesús nos ha dado ac­ ceso a la misma presencia de Dios. Podemos acercam os a él con con­ fianza pero con reverencia. Y en las edades por venir, gozaremos de su presencia inmediata. La intención básica del santuario es llevamos cerca de Dios y proporcionarnos nuestra salvación.9 Esa salvación viene del santuario, mediante la cruz y el ministerio de Cristo en fa­ vor de nosotros. IV.

El santuario de dos partes en Hebreos 9 En Hebreos 9:1 al 10, Pablo señaló las lim itaciones de las cere­ monias del Antiguo Testamento antes de pasar al mejor ministerio 85

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

de jesús. Indica que el santuario terrenal tenía dos departamentos y dos ministerios diferentes: el de los sacerdotes regulares y el del su­ mo sacerdote. Hebreos 9:4 parece poner el lugar del altar de oro dentro del lugar santísimo, mientras que Exodo 30:1 al 6 lo ubica en el lugar santo, frente al segundo velo. El apóstol no ignoraba cómo era el santuario del Antiguo Testamento. El altar del holocausto estaba relacionado con el lugar santo: la sangre de sus sacrificios era ministrada en el primer departamento. En forma similar, el altar del incienso estaba relacionado con el lugar santísimo: su humo penetraba detrás del ve­ lo, y la presencia de Dios se extendía hacia afuera, por todo el santua­ rio, desde el trono entre los querubines en el lugar santísimo. “Debe­ mos notar también que el escritor no dice que su altar estaba ‘en’ el lugar santísim o, sino sólo que ese lugar lo tenía... Meramente dice que pertenecía al santuario”.10 Otra dificultad se encuentra en Hebreos 9:8. En el versículo 2 de ese capítulo la primera parte del tabernáculo (“primera tienda”, skené) es el lugar santo del santuario terrenal. El versículo 8 usa la misma frase, “la primera tienda”. La pregunta es: ¿Se refiere esta frase del versículo 8 al primer departamento, o al santuario entero? [La tra­ ducción de Reina Valera 1960 habla de la primera parte del taberná­ culo]. Por otra parte, el contexto inmediato (vers. 2) quiere decir el pri­ mer departamento cuando usa precisamente la misma expresión. Además, los versículos 11 y 12 adquieren sentido si la “tienda” (ske­ n é) por la cual jesús pasa con el fin de entrar en ta hágia — aquí posi­ blem ente el Lugar Santísim o, como en Reina Valera 1960)— es el Lugar Santo y no el santuario entero. Sin embargo, esta posibilidad va en contra de nuestra conclusión previa con respecto a ta hágia. Por otro lado, los indicadores de tiempo en los versículos 8 al 10 sugieren que Pablo había pasado en su contexto de lo espacial a lo temporal. La “primera tienda”" en el versículo 8 no es el primer de­ partamento del templo terrenal sino todo el tabernáculo terrenal, donde se llevaba a cabo el ministerio antes que jesús comenzara su ministerio en el “santuario” celestial. El Nuevo Testamento muestra 86

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en forma abundante cuán fácilmente Pablo podía pasar de un signifi­ cado a otro de una expresión. V. Jesús y el Santuario Celestial en Hebreos 9 Hebreos 9:11 al 14 forma un agudo contraste con el párrafo que lo precede. El pasaje comienza [en griego] con la palabra Cristo. En otras partes de Hebreos, sólo en los capítulos 3:6 y 13:8 ponen a Jesús en esta posición enfática al comienzo mismo de una oración. Pablo estaba diciendo: “Aquí está el corazón del asunto: Jesucristo es el sa­ crificio y el Sumo Sacerdote del Santuario Celestial”. Los versículos 24 y 25 se parecen a los versículos 11 y 12. Ambos pasajes mencionan un santuario terrenal “hecho de manos”. Ambos hablan de una realidad mayor que el templo terrenal. Ambos enfati­ zan que Jesús entró allí con su propia sangre. Dicen que su muerte fue un sacrificio hecho de una vez para siempre que no permite re­ petición. Pero mientras los versículos 11 y 12 enfatizan que Jesús en­ tró en el Santuario Celestial, los versículos 24 y 25 afirman que Jesús entró “en el cielo mismo". Esta frase no está en contra del Santuario C elestial. Lañe sugiere: “Cristo entró... ‘en el cielo mismo’, que debe definirse como el lugar de la presencia dinámica de Dios... En otras partes de Hebreos el autor usa la forma plural... ‘cielos’; sólo en el v. 24 usa el singular para denotar el cielo más elevado en el cual está ubicado el verdadero santuario como la morada de Dios”.12 “Lo celestial se presenta como la fuente definitiva del significado de lo terrenal... El sacrificio de Cristo sobre la tierra es considerado como que ocurre en un altar que está en el atrio [terrenal] del Santua­ rio C elestial. Los adoradores cristianos tienen salvación en Cristo cuando por la fe se relacionan con él en el Santuario Celestial... don­ de él intercede en favor de ellos”.13 Conclusión El santuario terrenal es una copia del verdadero y mejor taberná­ culo, que el Señor levantó. El Santuario Celestial le da significado al terrenal. El santuario terrenal contiene dos departamentos: el lugar santo y el lugar santísimo. Aunque Pablo no enfatiza específicamente, 87

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en el libro a los Hebreos, dos departamentos del Santuario Celestial y dos fases de su ministerio, él sugiere esa idea mediante la relación del terrenal con el celestial, y al describir a Jesús no sólo como Sacerdote sino también como Sumo Sacerdote. Lo que él sí enfatizó como lo más importante, es que Jesús derramó su sangre por nosotros, como el sacrificio definitivo, hecho una vez para siempre, y ahora ministra en favor de nosotros como el verdadero Sacerdote en el verdadero san­ tuario. El concepto del santuario está relacionado con el tema del gran conflicto y el plan de la salvación. La doctrina del santuario describe el plan redentor de Dios en favor de la humanidad. Pero el santuario es más que meramente una ayuda para resolver el problema del peca­ do. Antes que el pecado existiera sobre la tierra, el Jardín del Edén era un santuario, como lo será la Nueva Jerusalén. De este modo, está mal sugerir que el Santuario Celestial fue creado com o una respuesta al problema del pecado. Y sin embargo, la salvación depende de Cristo como sacrificio y Sumo Sacerdote en el santuario. Mediante él nos acercamos al Dios del universo. A él le entregamos nuestra vida.

Referencias: 1. La mayor co ncen tració n del nom bre C tísio en Hebreos aparece en el capítulo 9 . Por otro lado, Jesús no aparece en este capítulo. 2. V er C . T . Fritsch, “Principles o f Biblical Typology”, B\bLotheca Sacra 104 (1 9 4 7 ):2 1 4 , y Richard M. Davidson, “Biblical Interpretation", en H an dbook o f S eien ih-day Adventist Theology. Commentary R eference Series, Raoul Dederen, ed. (Hagerstown: Review and Herald. 2 0 0 0 ), 12:83, 84. 3. La partícula griega anti norm alm ente significa "e n lugar de” o "en vez de". 4. Se añade un adjetivo o una cláusula relativa. 5. Para un análisis detallado del térm ino, ver Alwyn P. Salom , “Tú hdgia in rhe Epistle to the H e­ brews", in Issues m tfi Book F B. Holbrook, ed. (Silver Spring, Maryland: Biblical Research Ins­ titu te, 1 9 89), pp. 2 1 9-227.

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of Heb-ews,

6. Frank Holbrook, The Atoning Priesthood pp. 2 3 ,2 4 .

of Jesus Chnsl ( Berrien Springs: A T S

Publications, 1996),

7. Ver Éxodo 30 :1 0 ; Levítico 1 6 :1 6 -1 9 ; Jo h n I. Durham, Exodus, Word Biblical Commentary (W aco: W ord Books, 1 9 87), t. 3, p. 399. 8. M orns, p. 80. 9. V er Éxodo 25:22; 2 9 :4 3 -4 6 ; Apocalipsis 7 :5-17; Hebreos 4:1 6 ; 10:19-23. 1C. M ortis, p. 82. 11. “Primera rienda" se traduce a veces co m o “tienda exterior", que no es una traducción literal12. Lane, p. 248. 13. R . M . Davidson, Typology in Scripture (Berrien Springs: Andrews U niversity Press, 1 9 81), p- 357.

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El ministerio de Jesús y el santuario UT

T n anciano, caminando por la playa al amanecer, notó a

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I un joven delante de él que levantaba estrellas de mar y y las arrojaba al mar. Alcanzándolo, le preguntó lo que es­ taba haciendo. La respuesta fue que las estrellas de mar que habían quedado sobre la arena morirían si quedaban al sol. ‘Pero la playa si­ gue por muchos kilómetros, y hay millones de estrellas de mar’, re­ plicó el anciano. ‘¿Qué diferencia puede hacer tu esfuerzo?’ El joven miró la estrella de mar que tenía en la mano, y luego la arrojó a la seguridad que le darían las olas. ‘Hace una diferencia para ésta’, con­ testó”. 1 Jesús murió por nosotros, y ahora ministra com o Sumo Sacerdote en el Santuario Celestial para salvar a los seres humanos. Su ministe­ rio es lo suficientemente abarcante para salvamos a todos, pero a dife­ rencia de las estrellas de mar, podemos resistirnos a ello. S i lo hace­ mos, aun el ministerio de Jesús no puede ayudamos, porque él no nos obligará a ser salvos contra nuestra voluntad. Los sacerdotes y las ceremonias del santuario existieron con un propósito: proveer salvación. Hebreos muestra cóm o los servicios del Antiguo Testam ento prefiguraban el ministerio de Cristo. En H e­ breos Pablo menciona tanto los servicios diarios del ritual del santua­ rio del Antiguo Testamento, como el servicio anual. Alude al Día de la Expiación en varios lugares, aunque no desarrolla su significado ti­ pológico. Se contenta con señalar a Cristo como el sacrificio supremo y el Sacerdote supremo. Por el bien de cada uno de nosotros Cristo 89

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depuso su vida, de un valor igual al universo. Nos pide a cambio, que vivamos nuestras vidas por el bien los unos de los otros. I. El servicio diario en Hebreos En armonía con el Antiguo Testamento, Hebreos distingue entre el ministerio en el lugar santo (9:6) y el ministerio en el lugar santísi­ mo (9 :7 ). En el primero, los sacerdotes que servían cada día, ofrecían sacrificios y expiaban los pecados de la gente (Éxo. 29:38-42; 30:7, 8 ). En el segundo, una vez por año el sumo sacerdote hacía la expia­ ción final de los pecados y los eliminaba del santuario (Éxo. 30:10; Lev. 16). De este modo, los dos tipos de ceremonias están claramente diferenciados. Sin embargo, ambos tienen en común la administra­ ción sacerdotal de la sangre para expiar los pecados. El pecado conta­ mina, pero la sangre actúa como “un medio de purificación”.2 El ministerio diario en el santuario terrenal también se menciona en Hebreos 7:26, 27; 10:11, 12; y probablemente, en forma indirecta, en 13:10. El término cada día especifica este ministerio. En Hebreos 13:10 el derecho de com er del altar nos recuerda a Levítico 6 y 10:17, que también hablan del servicio diario. Parte de la ofrenda de cereales era comida por los sacerdotes (Lev. 6 :1 4 -1 6 ). Se hacía ex ­ piación cuando los sacerdotes llevaban la sangre del sacrificio al lugar santo, o cuando com ían algo de la carne, que también afectaba al santuario (Lev. 6 :2 6 -3 0 ).’ II. El Día de la Expiación y otras ceremonias del santuario en H e­ breos Hebreos contiene tres referencias claras al Día anual de la Expia­ ción: Hebreos 9:7, 25, 26; 10:1-4. Esta ceremonia anual puede tam­ bién ser la base de otras secciones del libro, pero no en forma indiscu­ tible; por ejemplo, en las referencias a los velos (Heb. 6:19; 10:20). Aun la m ención que hace Pablo del sumo sacerdote puede señalar hacia el Día de la Expiación, porque en ese día el sumo sacerdote realizaba ceremonias de significado especial. Sin embargo, hay que admitir que el sumo sacerdote también ministraba en otras ocasio­ nes. 90

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Hebreos 9:7 se refiere al Día de la Expiación que se encuentra en Levítico 16 y otros pasajes. Esta ceremonia anual era un rito solemne que involucraba aspectos de purificación y juicio. Este versículo ana­ liza el Día de la Expiación sólo en el santuario terrenal, así com o ocurre con Hebreos 9:25. Este último pasaje enfatiza que el sumo sa­ cerdote realizaba las ceremonias del Día de la Expiación sólo una vez por año, pero nota que debían ser repetidas año tras año. Hebreos 10:1, 3 se refiere también al Día de la Expiación en el santuario terre­ nal. Subraya otra vez la falta de efectividad de la ceremonia. En co n ­ secuencia, es claro que el Día de la Expiación en la tierra no propor­ ciona la solución final al problema del pecado. Esa solución es el sa­ crificio de Cristo, hecho de una vez para siempre, y su ministerio. Necesitamos la sangre de Jesús.4 El Día de la Expiación incluye un juicio (ver Lev. 23:2 7 -3 0 ). H e­ breos 10:26 al 30 trata del juicio. Dice que el juicio todavía no se ha ejecutado. Antes de que pueda ocurrir la ejecución de la sentencia, los testigos deben confirmar la culpabilidad de los acusados (1 0 :2 8 , 2 9 ). Aunque este pasaje acerca del juicio no establece una relación directa con el Día de la Expiación, alude a un proceso de investiga­ ción. Hebreos 9:13 al 22 sugiere varias ceremonias que fueron parte del antiguo pacto, y nota los diferentes animales que eran usados como sacrificios. La mención del sacrificio de machos cabríos y toros, y la becerra, parecen apuntar a todo el sistema de sacrificios más que espe­ cíficam ente al Día de la Expiación.5 Hebreos 9:18 al 21 se refiere a la dedicación del santuario, una ceremonia especial. La palabra traduci­ da como “instituido” [“inauguró”] en Hebreos 9:18 es vital. Sus for­ mas como sustantivo se usan en la Septuaginta para la dedicación del santuario, pero no para el Día de la Expiación.6 En Hebreos 9:20, se usa una cita de Éxodo 24:8. Su contexto es el establecim iento del pacto sinaítico. Este pacto involucraba la ley y el santuario (Éxo. 2 4:12; 25:8, 9). Moisés fue el instrumento para hacer este pacto, y es él quien es mencionado en Hebreos 9:18 al 21. El pasaje dice lo que hizo para dedicar el santuario terrenal. Al lugar santísimo se entraba sólo en dos ocasiones: 1) cuando 91

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Moisés dedicó el santuario y el sacerdocio levítico (Exo. 4 0 :1 -9 ; Lev. 8; Núm. 7:1), y 2) el Día de la Expiación (Lev. 16). Hebreos 10:20 es el único pasaje, fuera de 9 :1 8 , que usa esta palabra que significa “inaugurar”. Así como el antiguo pacto y su santuario fueron inaugu­ rados, Jesús inauguró el nuevo pacto y su santuario, y proveyó acceso al trono de la gracia. O tro texto que fascina es Hebreos 9:23, que sigue al pasaje sobre la dedicación del santuario. Así com o las cosas terrenales — es decir, el santuario terrenal entero7— requerían purificación, también lo re­ quieren las cosas celestiales.8 S in embargo, las celestiales necesitan mejores sacrificios. El con texto anterior puede señalarnos hacia la dedicación del Santuario C elestial, pero ese no es el cuadro com ple­ to. Hebreos 9:25 incluye una referencia al Día de la Expiación: El término katharízo (“purificar”) se encuentra también en Levítico 16; el santuario era purificado durante el Día de la Expiación (Lev. 16:19, 20, 30). Este término también se encuentra en Daniel 8:14. Sugiere la segunda fase del ministerio de Cristo en el Santuario C e ­ lestial. Aunque Hebreos ho elabora más este tema, afirma no sólo que hay un santuario en el cielo, sino que el santuario necesita purifi­ cación mediante un mejor sacrificio. ¿Se completó la purificación del santuario en la cruz? S i este fuera el caso, no habría necesidad del ministerio celestial de Cristo. Sin embargo, el versículo 24 tiene una dimensión posterior a la crucifi­ xión. “Ahora” — en otras palabras, en el tiempo cuando el apóstol escribió la epístola, décadas después de la cruz— Cristo estaba pre­ sentándose “ante Dios por nosotros” (B J). Los versículos 27 y 28 tie ­ nen una dimensión escatológica, señalando hacia el ju icio y la se­ gunda venida de Cristo. “El evento de la cruz no limpió el Santuario Celestial en el momento de la muerte del Salvador, sino que proveyó la base sobre la que Cristo, com o el Sumo Sacerdote para el hombre, podía presentar sus méritos y producir una reconciliación total del universo (cf. Efe. 1:10; C ol. 1:20) y de ese modo restaurar el Santua­ rio Celestial y el gobierno de Dios a su situación de pureza (Dan. 8 :1 4 )”.9 De este modo, Hebreos 9 presenta el servicio diario (vers. 6 ), dife­ 92

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rentes ceremonias (vers. 13), la dedicación del templo (vers. 18-22), el Día de la Expiación (vers. 7, 25). Todos ellos necesitan mejores sa­ crificios, todo lo cual encuentra su cumplimiento en el derrama­ miento de la sangre de Jesús, que es lo único que hace posible el per­ dón (vers. 22). I I I . U n ancla dentro del velo, y un nuevo camino a través de él Pablo usó la palabra griega traducida com o “velo” tres veces en Hebreos: capítulos 6:19; 9:3 ; 10:20. El segundo pasaje trata del san­ tuario terrenal y habla del velo que separaba el lugar santo del lugar santísimo, “el segundo velo”. Este pasaje es claro. S in embargo, los otros dos no se relacionan con el santuario terrenal. Hebreos 10:19, 20 dice que tenemos “libertad para entrar en el Lugar Santísim o por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, su carne”. ¿Es la carne de Jesús “el camino nuevo y vivo” o es su carne el “velo” ? La primera alternativa hace de la carne de Jesús el cam ino hacia Dios. El velo, entonces, puede referirse al Santuario Celestial. En el segundo caso, se entiende “velo” en forma simbólica com o represen­ tando la encarnación y la muerte de Jesús. En este caso no se referiría ni al santuario terrenal ni al celestial. La opinión de los eruditos está dividida.10 Cualquiera sea la manera en que entendamos este versí­ culo, el significado es evidente. Mediante Jesús tenemos acceso a Dios. El texto más controvertido es Hebreos 6:19, que dice: nuestra “es­ peranza... penetra hasta dentro del velo”. El problema es si este velo es el que separa el atrio del Lugar Santo o el que separa el Lugar San­ to del Santísim o." Muchos favorecen la segunda alternativa. Algu­ nos de ellos van un paso más allá y afirman que el texto indica que inmediatamente después de la ascensión de Jesús, él entró al Lugar Santísim o y comenzó la segunda fase de su ministerio sumo sacerdo­ tal. Su interpretación anula la importancia de 1844. George Rice toma la posición de que el velo, en el capítulo 6:19, no es específicamente el velo del Lugar Santísimo. Dice que este ver­ sículo tiene en vista todo el santuario al que Cristo nos ha dado acce­ 93

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so y en el cual está anclada nuestra esperanza. Rice dice que el velo en Hebreos 6:19 no puede ser asociado con el segundo velo y que el con tex to del capítulo 6 no contiene alusiones al Día de la Expia­ ció n .12 R ice tiene una idea valiosa cuando dice que la frase “dentro del velo” no se encuentra en ningún otro lugar de la Escritura. Aunque las palabras usadas en Exodo y Levítico se asemejan estrechamente a esta frase, difieren de ella ligeramente. Hebreos debe ser leído con cuidado; debemos prestar atención para no leer en esta epístola más de lo que el autor quiere decir en ella. O tros señalan que la frase usada en Hebreos 6 :1 9 se parece mu­ cho al griego de Exodo 26:33 y Levítico 16:2, 12, 15, que siempre se refiere al Lugar Santísimo. Ellos llegan a la conclusión de que, por lo tanto, el velo de Hebreos 6:19 debe entenderse como el segundo velo, y que en este caso, el versículo se refiere al Día de la Expiación.1’ Richard Davidson argumenta en favor del segundo velo.1’ S in embargo, él sugiere una conexión con la dedicación del santuario. Su punto de partida es Hebreos 10:19 y 20. El propone que este pasaje es paralelo a Hebreos 6:19 y 20, y que por ello puede usarse para explicar éste. D ice que la carne de Cristo, en el capítulo 10:19 y siguientes, no es el velo. Más bien, este versículo apunta a la dedicación del santuario; el motivo de la dedicación que contiene constituyen tam ­ bién el trasfondo para Hebreos 6:19. El pasaje dice que nuestra espe­ ranza alcanza hasta dentro del Lugar Santísim o, donde Jesús fue para inaugurar el santuario después de su ascensión al cielo. La validez del mensaje de 1844 no queda afectada. U n o se pregunta, por qué el apóstol habla del “segundo velo” en Hebreos 9:3 y no en estos otros lugares, si realmente quería indicar este velo específico. De todos modos, debemos ser cuidadosos de no presionar mucho este caso. Hacer que la frase “dentro del velo” sea central, y concen ­ trarse exclusivamente en esto deja de lado todo el argumento de H e­ breos, que es que por medio de la muerte y mediación de Jesús todas las barreras entre Dios y la humanidad han sido quebradas y ahora tenemos acceso completo al Padre. “La esperanza en Cristo, su Sumo Sacerdote viviente en la presencia de Dios, podría ser para ellos ‘una 94

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segura y firme ancla del alma’, (vers. 1 9 )”.11 Aun con estas imágenes del Día de la Expiación, este versículo no prueba que el ministerio del Día de la Expiación se cumplió en la cruz. IV.

El lugar del Día de la Expiación en Hebreos Aunque Hebreos habla del Santuario Celestial y el ministerio co­ nectado con él, parecen faltar algunos elementos de la doctrina ad­ ventista del santuario. No encontramos en el libro afirmaciones que explícitam ente describan un santuario con dos departamentos, o un ministerio con dos fases. Esta epístola no enfatiza el juicio investiga­ dor. N o nos da un período claro en el tiempo — como los que se en ­ cuentran en Daniel— relacionados con diferentes fases del ministerio de C risto en el Santuario Celestial. Por lo tanto, algunos han llegado a la conclusión de que Hebreos contradice o socava la doctrina ad­ ventista del santuario. Sin embargo, tenemos que basar nuestras conclusiones en lo que enseña el libro bíblico, no en lo que omite. Mateo no incluye el mile­ nio en su escenario del tiempo del fin. Esto no significa que él negó la existencia de los mil años que siguen a la segunda venida de Cristo. S i Hebreos no menciona las 2.300 tardes y mañanas, eso no significa que el autor rechazaba este período profètico. Pablo tenía un mensaje crucial para los cristianos hebreos: “ ¡No abandonen a Dios! ¡No apostaten!” De este modo, él mostró por qué sus oyentes y lectores deberían aferrarse a Jesús. D ijo que Jesús es mejor sacrificio y mejor Sum o Sacerdote, que instituyó un mejor pacto y ministra un santua­ rio mejor. Para presentar su punto, Pablo usó las partes del mensaje del santuario que eran útiles para la audiencia en la crisis que sufrían. Que él haya omitido otras partes no significa que las niegue.16 Por otro lado, el autor de Hebreos confirmó elementos importan­ tes del mensaje del santuario. Confirm ó que el sacrificio de C risto cumple y sobrepasa a todos los sacrificios del Antiguo Testamento, incluyendo aquellos del Día de la Expiación. Confirmó que Jesús atiende un ministerio sumo sacerdotal en el Santuario Celestial. Confirm ó que el Santuario Celestial es un lugar real. Confirmó que los santuarios terrenal y celestial están relacionados entre sí, y que es 95

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permisible derivar conclusiones básicas de uno con respecto al otro. Confirmó que el Santuario Celestial necesita purificación. Confirmó que hay un juicio futuro. Confirmó que el santuario y su ministerio están ligados con nuestra salvación.17 V. E l ministerio de Jesús El libro de Hebreos enfatiza la importancia de la muerte y el m i­ nisterio sacerdotal de Cristo. Sin embargo, no desarrolla plenamente el tema de sus funciones sacerdotales. Los sacerdotes administraban los sacrificios (Lev. 1:7-9, 11), aderezaban las lámparas (Exo. 27:20, 21), quemaban incienso (Exo. 30:7, 8), y remplazaban los panes de la proposición (Lev. 24:8, 9 ). Participaban en problemas relacionados con la salud (Lev. 13:1-3), bendecían al pueblo (Núm. 6:2 2 -2 7 , inda­ gaban acerca de la voluntad de Dios para las personas individuales (Deut. 33:8; 1 Sam. 1 4:36 -4 2 ), y enseñaban la ley de Dios (Deut. 3 3 :1 0 ). Durante su vida sobre la tierra, Jesús cumplió muchas de estas funciones. Se interesó por el bienestar de la gente, los sanó y los ben­ dijo. Predicó y enseñó. Aunque Hebreos no se concentra en estos as­ pectos, nuestro Sumo Sacerdote celestial no es menos considerado, amante, misericordioso e interesado por la gente ahora que ministra en el cielo. Jesús es el Sacrificio, el Sacerdote, el Sumo Sacerdote, el M inistro del verdadero tabernáculo, Mediador e Intercesor (Heb. 7:25; 8:2; 9:15, 25; 1 0 :1 2 ,2 1 ). U n sacerdote debía atender las relaciones entre partes que se ha­ bían enemistado: era el eslabón de conexión entre Dios y la humani­ dad. “El ministerio sacerdotal en relación con el primer departamen­ to, tanto en el tipo como en el antitipo, está principalmente centrado en el individuo. Se ocupa de reconciliar al pecador con Dios... Esta activi­ dad sacerdotal se concentra así en las áreas doctrinales de la justifica­ ción y de la santificación... Además, estos temas del ministerio del primer departamento, en el tipo, también son preocupaciones del ministerio antitípico de Cristo en el Santuario C elestial. Por eso, se describe adecuadamente su servicio sacerdotal inicial com o un minis­ terio de perdón, reconciliación y restauración”.18 El ministerio anual era 96

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más centrado en el cuerpo y se ocupaba de la erradicación final del pecado, la purificación del santuario, la vindicación de los creyentes y de Dios, y el juicio. En las ceremonias del santuario del Antiguo Testam ento los sa­ cerdotes, com o representantes de los adoradores, iban donde éstos no podían ir. Los sacerdotes debían realizar su ministerio día tras día en las ceremonias diarias, y año tras año en el servicio del Día de la Ex­ piación. Los pecadores hoy no tienen que comprar un animal, llevar­ lo al santuario, matarlo, y encontrar a otro pecador para que sea el mediador de la sangre para ellos. Ahora miramos al sacrificio de Jesús, hecho de una vez para siempre. Mediante él tenemos acceso a Dios en cualquier m omento y en cualquier lugar. Cuando pecamos, nos arrepentimos, confesamos nuestros pecados, y Jesús, estando en la presencia de Dios, intercede por nosotros. Sus méritos llegan a ser nuestros por la fe. Él aplica en favor de nosotros los beneficios de su perfecta vida y muerte. Este es el único medio por el cual los pecado­ res pueden ser aceptados por Dios. El también escucha nuestras ora­ ciones. El conoce lo que necesitamos con desesperación más de lo que lo conocemos nosotros mismos, y él provee lo que considera me­ jor. Conclusión Jesús hizo una diferencia en el pasado, hace una diferencia en nuestras vidas hoy, y la hará en el futuro. “El mismo dijo: ‘N o te de­ sampararé, ni te dejaré'... ‘Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos’ ” ¡Qué gran Sumo Sacerdote tenemos!

Referencias: 1. Craig Brian Larson, ed., lüusrraiions fa r Preaching an d T eachin g frum Leadership Jou rn al (G rand R a­ pids: Raker Book House. 1993), p. 66. 2. Lane, H ebrew s 9 -1 3 , p. 222. 3. Ver el Comenumo biMico adventista, t. I, pp. 751, 752. 4. Para un estudio en profundidad de este tema, ver Issues in the Book o f H ebrew s t Frank B. H ol­ brook, cd. (S ilv e r Spring: Biblical Research Institute, 1989). especialmente el articulo “A lusiones al Día de la Expiación", por W illiam G . Johnsson, pp. 105-120. Ver tam bién Frank B. Holbrook, T h e A toning Priest­ hood, p p .22-30. 5. Ver el análisis en el capítulo 6. 6. Números 7:10, I I , 8 4 , 8 8 . Este capítulo de Números trata de la dedicación del santuario (ver

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A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o Num. 7 :1 ). 7. Ver, Hebreos 9:21. ,* i

V

8.

La palabra cosas nn se encuentra en el te xto griego pero hace falta cuando se usa un artículo, pro-

fttuihtc--*’ adjetivo neutm plural que no se refiere a un sustantivo específico. Este es el caso en Hebreos "9 :¿3,.P < n Jo tan to , la vasta mayoría de las traducciones inserta el térm ino coso.«. '• . 9 . “D an iel and Revelation C om m ittee R eport", en issues in die BuoJc o fH e h r e w s , p.9. 10. M o n is, pp. 103 y 104. afirma que la com prensión más natural y la que favorece la gramática es igualar carne co n velo. Lane, Hebrews 9-/ 3, p. 284. apoya la otra idea y sugiere que el “velo " en todo H e ­ breos dehe entenderse literalm ente. Observa un fuerte paralelo entre 10:19, 20 y 6:19, 20. 1 1. V er, por ejem plo, Johnsson, “Day o f A to nem ent A llusions”, pp. 105-120. Com párese con H o l­ brook, T h e Atoning Priesthood , pp. 28-30. 12. G eo rg e R ice, “Hebrews 6 :1 9 : Analysis o f Som e A ssumptions C oncerning Kasapétnsm a', en Issues in the B o o k o f Hebrews, pp. 2 2 9-234. 1 3. C om párese con Roy E. G an e, “R e-O pening Katopetosma ( ‘V e il’) in Hebrews 6 :1 9 ", Andrews U ni­ versity Seminary Siudies 38 (2 0 0 0 ):5 -8 ; Norman H. Young, “ 'W here Jesus Has G o ne as a Forerunner on O ur B e h a lf (H eb . 6 :2 0 )", A ndreas University Seminary Studies 3 9 (2001 ):165- 173. 14- R ichard Vi. Davidson, “C hrist's Entry ‘W ith in the V e il’ in Hebrews 6:19, 2C: T h e Old T estam en t Background", Andrea's L'nnersir) Seminary Studies 39 (2001 ):1 75-190, 15. “D an iel and R evelation C om m ittee R eport", 7. V er especialm ente el co n texto de esta afirm ación. 16. V e r Johnsson, in Absolute C on fiden ce, p. 116. 17- R ichard M. Davidson. “In C onfirm ation o f the Sanctuary Message", Jou rn al o f the Adventist Theo­ logical Society 2 ( 1 9 9 1): 107, 103. 18. H olbrook, The Atoning Priesthood, p. 112.

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Jesús, nuestro sacrificios y salvación

a sangre evoca diferentes reacciones. Algunas personas se des­ mayan cuando ven sangre. Otras piensan que es una sustancia maravillosa y la llaman “corriente de vida". Hay otros que tie­ nen miedo a la sangre porque temen que ellos se puedan infectar. En realidad, por una parte, la sangre nos recuerda enfermedades, a cci­ dentes, guerras, asesinatos. Por otro lado, los donantes de sangre sal­ van las vidas de otras personas. La sangre desempeña un papel importante en las Escrituras. Se m enciona en las primeras páginas de la Biblia. La matanza de uno o más animales está implícita en la provisión de pieles con que Dios vistió a Adán y Eva (G én. 3). De este modo, ocurrió el primer “sacri­ ficio”, y se derramó sangre. La sangre desempeñó un rol importante en el servicio del santuario. La sangre de animales era derramada en el atrio del santuario terrenal, y mediante su administración las perso­ nas eran liberadas simbólicamente de las consecuencias de sus peca­ dos. La sangre también aparece en otros contextos. En Génesis 4 en­ contramos el primer homicidio, y la sangre de Abel clama por ven­ ganza (vers. 10). Se menciona la sangre en el contexto de guerras (1 Crón. 2 8 :3 ). En el libro del Apocalipsis el color rojo puede indicar derramamiento de sangre (Apoc. 6:4; 12:3). Y la sangre está relacio­ nada con enfermedades: por ejemplo, Jesús sanó a la mujer que sufría de hemorragias (M at. 9:20-22 ). En cada caso, la sangre tiene que ver con la vida: se quita la vida cuando se derrama la sangre, o se obtiene

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la vida por causa de la restauración de la enfermedad o porque se hizo un sacrificio sustiturivo en favor del pecado de la humanidad. En las Escrituras, lo más importante que la sangre representa es la salvación mediante el sacrificio expiatorio, la muerte sustitutiva, de Jesús. Todos los otros sacrificios eran ceremonias que no podían sal­ var, pero pintaban un cuadro de cómo se podría alcanzar la salva­ ción. Jesús entregó su vida voluntariamente. Su sacrificio supremo es el único medio de salvación Todos los demás intentos por lograr la salvación están destinados a fracasar. I. La centralidad de la sangre Hebreos usa el término griego para “sangre” 21 veces.1 Ningún otro libro del Nuevo Testamento usa esta palabra con tanta frecuen­ cia. (El Apocalipsis es el único libro que llega cerca, con 19 veces). En Hebreos, el término sangre está ligado con los seres humanos dos veces (2:14; 12:4), aunque el primero de estos textos también se aplica a Cristo. Los seres humanos están hechos de carne y sangre. Jesús tomó la misma naturaleza; por lo tanto, pudo deponer su vida y derramar su sangre. Doce veces sangre designa la sangre de animales, particularmente, sacrificios de animales. Estas referencias forman el trasfondo contra el cual Pablo pinta el mejor sacrificio y la sangre más poderosa de Jesús. Y siete veces en Hebreos la palabra sangre se refiere a la sangre de Jesús.

Heb. 9:12

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Heb. 9 :1 4

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Heb. 10:19 Heb. 10:29

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La sangre de C risto en Hebreos “Por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención”. “¿"Cuánto más la sangre de Cristo... limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” “Teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísim o por la sangre de Jesucristo”. Este versículo habla del severo castigo de aquel que “tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual 100

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Heb. 12:24 Heb. 13:12 Heb. 13:20

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fue santificado?” “La sangre rociada que habla mejor que la de A bel”. “También Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta”. “Por la sangre del pacto eterno”.

Aunque otros libros del Nuevo Testamento hacen afirmaciones extraordinarias acerca de Cristo y su sangre,2 sólo Hebreos compara extensamente la sangre de los animales de sacrificios con su sangre. El capítulo 9 contiene la mayor cantidad del término sangre.' Y el versó culo 22 de ese capítulo contiene un término singular que en caste­ llano debe expresarse con tres palabras: “derramamiento de sangre”. Esta expresión, que no se encuentra en ninguna otra parte de las Es­ crituras, debe ser añadida a las referencias de sangre que recién se mencionaron. ¿Por qué es tan importante la sangre? Tanto el pacto antiguo como el nuevo fueron ratificados con sangre. La sangre los hizo efectivos. En Hebreos 9 “la sangre del pacto” se refiere al pacto antiguo; y en Hebreos 10 al 13 se refiere a la sangre del nuevo pacto. Y con el nue­ vo pacto vienen las notables promesas de Dios. Hebreos 9:7, 18, 22, contienen las frases “sin sangre/derrama­ miento de sangre”. El sumo sacerdote del sistema antiguo no podía entrar al lugar santísimo sin sangre. El pacto antiguo no se inició sin sangre. N o hay perdón de los pecados sin derramamiento de sangre. Hebreos 9:7 al 14 y 25 contrastan la aplicación de la sangre de animales con la aplicación de la sangre de Jesús, mostrando así la li­ mitación del sistema antiguo. Los versículos 18 al 21 enfatizan la im­ portancia de la sangre con respecto al pacto antiguo y la inaugura­ ción del santuario del Antiguo Testamento. Y finalm ente, el versícu­ lo 22 afirma el principio básico: "Sin derramamiento de sangre no se hace remisión (de pecados]”. Entonces, necesitamos un sacrificio me­ jor que el de animales. Sólo la sangre de Cristo tiene el poder de lim­ piamos del pecado. II. Los efectos de la sangre derramada de C risto En el Antiguo Testamento, la sangre no es sólo el agente limpia101

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dor; también puede contaminar (ver Lev. 6:24-30). De acuerdo con Hebreos, Jesús sufrió terriblemente cuando derramó su sangre (2:18; 5:8; 9 :2 6 ; 13:12). No obstante, la epístola se refiere a la sangre de Cristo sólo en términos positivos. La sangre de Jesús es muy efectiva. Produce 1)la redención eterna (9 :1 2 ), 2) la purificación (9 :1 4 ), 3 ) el perdón (9 :2 2 ), 4 ) acceso al Santuario Celestial (1 0 :1 9 ), y 5) la santificación (13:12)/ Además de lo que hace por nosotros, la sangre de Cristo purifica las cosas ce­ lestiales (9 :2 3 ). Y en el capítulo 13:20, su resurrección está ligada con su sangre. Hebreos 10:29 tiene un aspecto un tanto negativo. Pero lo negati­ vo no es la sangre de Jesús. Su sangre tiene un efecto purificador. Limpia al pecador y al santuario (ver Heb. 9:14, 23) y trae la salva­ ción. Aunque la sangre de Jesús es positiva, puede tener efectos nega­ tivos tanto com o positivos. Los que aceptan la sangre de Jesús son salvados. Los que la rechazan tienen que esperar la condenación. 111.

El sacrificio de Cristo

Mientras el concepto de sangre domina Hebreos 9, los términos sacrificio, ofrenda y ofrecer aparecen con mayor frecuencia en el capí­ tulo 10; específicamente, 16 veces. Término Sacrificio O frenda O frecer Holocausto (ofrenda quem ada) Expiaciones (ofr. por el pecado)

Aparece en Hebreos 155 56 187

Aparece en Hebreos 10 6 5 5

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Obviam ente, entonces, Hebreos 10 enfatiza fuertemente los sacri­ ficios y ofrendas, incluyendo el acto de presentarlos. La primera parte de Hebreos 10 analiza lo inadecuados que eran los sacrificios del pacto antiguo. Más tarde en el capítulo, Pablo con­ 102

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trasta el sacrificio de Jesús hecho de una vez para siempre con los ser­ vicios en el antiguo tabernáculo (1 0 :1 8 -2 2 ). Lañe sugiere el siguiente bosquejo: Hebreos 1 0 :1 -1 8 A Lo inadecuadas que eran las provisiones de la ley para los sacrificios repetidos (10:1 -4 ) B Los sacrificios repetidos son remplazados por el sacri­ ficio de Cristo (1 0 :5 -1 0 ) B ’ Los sacerdotes levíticos son sustituidos por el Sacer­ dote Cristo (1 0 :1 1 -1 4 ) A’ La adecuación de las provisiones del nuevo pacto (1 0 :1 5 -1 8 ) ¿Qué nos enseña el libro a los Hebreos acerca del sacrificio de Cristo? 1. Jesús se ofreció a sí mismo como un sacrificio. Aunque en algu­ nos lugares se dice que él fue ofrecido (9 :2 8 ), la mayoría de los textos perciben que él tom ó la iniciativa." Algunos de estos textos dicen que Jesús aceptó voluntariamente la humillación, el sufrimiento y la muerte.12 2. El sacrificio de Jesús hizo posible el perdón, la santificación y la perfección de las personas (10:10, 14, 18). 3. Jesús murió por los pecadores. Tom ó nuestro lugar para hacer que nuestra salvación sea posible. Hoy, muchas personas se sienten incómodas con llamar a Jesús el sacrificio sustitutivo por nuestros pe­ cados. Pero la gente ha sufrido esa incomodidad desde los tiempos bí­ blicos; Pablo escribió: “La palabra de la cruz es locura a los que se pierden” (1 Cor. 1:18). La gente quiere creer que está dentro de nosotros el potencial de mejoramos moralmente, de salvarnos a nosotros mismos, de alcanzar una forma de existencia casi divina, o por lo menos, que podemos pagar parte del precio de nuestra salvación. Preferimos creer eso que admitir la total depravación e impotencia de la humanidad. Y parece más fácil creer que Dios pudo perdonar nuestros pecados sin requerir la muerte de su H ijo que aceptar la necesidad de que él depusiera su 103

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vida en lugar de nosotros. Sin embargo, Hebreos enseña que Jesús nc tuvo pecado (4 :15 ). Por eso, cuando murió como sacrificio, no murió por sus propios pecados, sino “para expiar los pecados del pueblo” (2:17). Claramente, entonces, la Biblia enseña el sacrificio sustitutivo de Cristo en favor de nosotros.1’ Las expresiones una vez para siempre, una sola vez (Heb. 9 :2 4 ­ 28; 10:10-14) se usan para describir el sacrificio plenamente suficien­ te de Cristo. Este valioso sacrificio no se puede repetir porque fue ofrecido una vez para siempre. Todos los intentos de repetirlo de una o de otra rechazan su valor y destruyen su efectividad. U n sacrificio de C risto que debe ser repetido no superaría el sistema del Antiguo Testamento. Tal concepto socava el plan divino de salvación y niega la superioridad de Cristo. IV.

El concepto de purificación

La Biblia utiliza una variedad de imágenes y términos tales como justificación, redención, expiación, reconciliación, rescate y estaren C ris­ to para describir la actividad salvadora de Dios. Con la excepción de redención (H eb. 9:12, 15) la mayoría de ellos no aparecen en H e­ breos. S in embargo, Pablo usó en Hebreos un término similar, purifi­ cación. Justificación describe un proceso legal en el que alguien es declara­ do justo. Redención visualiza a alguien o algo que es traído de vuelta. Perdón implica la cancelación de una deuda. Reconciliación y expia­ ción denotan el proceso por el cual se sana una relación quebrada. Santificación no sólo señala un proceso que comienza después que una persona es justificada, sino también incluye el aspecto de la salva­ ción, porque los que creen en Cristo han llegado a ser santos. Purifica­ ción alude a la eliminación de impurezas y contaminación. Todas estas metáforas describen aspectos de la salvación. No se contradicen mu­ tuamente; son complementarios. En Hebreos, Pablo presenta a la humanidad como necesitada de purificación. Palabras de la familia que significa “limpiar/purificar” aparecen en los capítulos 1:3; 9:13, 14, 22, 23; 10:2, 22. El concepto aparece por primera vez en el prólogo de Hebreos, fijando el tono del 104

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esto de la epístola: Jesús ha hecho la purificación de los pecados, lehreos 9:14 nos dice que nuestras conciencias deben ser purifíca­ las; el antiguo sistema no podía hacer eso (1 0 :1 , 2 ). N o sólo los seres íumanos, sino tam bién las cosas celestiales necesitan purificación 9.2 3); sólo la sangre de Jesús puede proporcionar la purificación defiutiva (9:14, 22; 10:22). “C on su expiación en la cruz Cristo obtuvo a limpieza del pecado en general... y también la limpieza de los pecaios individuales. Esta última purificación, tam bién hecha posible nediante la cruz, aún se lleva a cabo, y continuará hasta cuando sea íosible salvar la última persona”.14 El concepto de purificación enfatiza lo que Jesús ha hecho por nosotros y cóm o nosotros, de ahora en adelante, debemos vivir. Los 4ue han sido purificados son llamados a evitar la contam inación. El apóstol advierte contra la “raíz de amargura” que puede brotar y con ­ taminar a muchos (1 2 :1 5 ). Los creyentes deben m antener con honra y sin mancha el lecho matrimonial (13:4). En el Nuevo Testam ento, la contam inación y la pureza involu­ cran la sexualidad (H eb. 13:4), el habla (M at. 15 :1 8 ), los motivos (Fil. 1:17), el pensamiento (1 Tim. 1:5), la doctrina (T ito 2 :7 ), la adoración/religión (San t. 1:27), y la sabiduría (Sant. 3 :1 7 ). Jesús ha­ bló acerca de “los pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias" que nos contaminan (M at. 15:19, 20). Los que han sido purificados debe­ rían alegrarse, porque lo que ellos nunca hubieran podido lograr ha si­ do hecho para ellos. Los que han sido purificados deben vivir en pure­ za, evitando la contam inación. V. La salvación en Hebreos Las palabras salvación y salvar aparecen en toda la epístola, desde el capítulo 1 hasta el capítulo 11. De acuerdo con Hebreos 5:7, Dios podría haber salvado a Jesús. Ahora él es el Autor de nuestra salva­ ción (2 :1 0 ; 5:9), y aparecerá por segunda vez para la salvación (9:28). De este modo, Hebreos describe al Padre y al H ijo como sal­ vadores. Esto está en armonía con el resto del Nuevo Testam ento.15 Jesús es uno con el Padre. 10 5

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¿Qué dice Hebreos acerca de cómo se salvan los seres humanos? El capítulo 11:7 menciona el ejemplo de Noé. Por fe construyó el arca que lo llevó a él y a su familia a la salvación. De acuerdo con el capí­ tulo 10:38, 39, que usa un sinónimo para “salvar”, la salvación es por la fe, lo que nos recuerda el estudio que hizo Pablo sobre el mismo tema en su carta a los Romanos.16 De acuerdo con el capítulo 7:25, los que se acercan a Dios por medio de Cristo son salvos. Jesús no es sólo el autor, el originador y pionero de nuestra salvación (2 :1 0 ), sino tam bién el autor y consumador [perfeccionador, NVI] de nuestra fe (1 2 :2 ). Somos salvos por la fe. Todo lo que necesitamos para la fe, la salvación y la certeza viene de él. Nuestra parte es aferramos a él por fe. Los que tienen fe no retroceden. “C risto sufrió con el fin de que, mediante la fe en él, nuestros pe­ cados pudieran ser perdonados. El llegó a ser el sustituto y el garante del hombre, tomando sobre sí el castigo, aunque no lo merecía, para que quienes lo merecíamos pudiéramos ser liberados y regresar a nuestra lealtad a Dios... Él es nuestra única esperanza de salvación... El hombre se arrepiente, su corazón está contrito, cree en Cristo c o ­ mo su sacrificio expiatorio, y se da cuenta de que Dios está reconcilia­ do con él”.17 Efesios 2:5 y 8 describe la salvación como una realidad presente, com o lo hace Hebreos 10:14 usando las palabras perfectos y santifica­ dos. Sin embargo, algunos pasajes en Hebreos la describen como un evento futuro (1:14; 9:28). Así, la salvación es presente y sin embargo todavía futura. Aunque vivimos con la seguridad de nuestra salva­ ción aquí y ahora y conocemos la salvación como una realidad pre­ sente, experimentaremos su plenitud sólo en la segunda venida de Cristo. La salvación tiene valor y consecuencias eternos (5 :9 ). Por lo tanto, no debemos descuidar “una salvación tan grande” (2 :3 ) como la producida por el sacrificio de Jesús. C onclusión Alguien ha dicho: “Si nuestra mayor necesidad hubiera sido in­ formación, Dios nos habría enviado a un educador. S i nuestra mayor necesidad hubiera sido tecnología, Dios nos habría enviado a un 106

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científico. S i nuestra mayor necesidad hubiera sido el dinero, Dios nos habría enviado a un economista. Si nuestra mayor necesidad hu­ biera sido los placeres, Dios nos habría enviado a un artista de varie­ dades. Pero nuestra mayor necesidad era la de perdón, por eso nos envió un Salvador”. Agradecemos a Jesús de todo nuestro corazón por ser nuestro Sacrificio, nuestro Salvador personal, y nuestro S e­ ñor.

Re/ereni: io s : 1. 2. 1:2, 19; 3. 4. 5. 6.

H ebreos 2 :1 4 ; 9 :7 , 12, 13. 14, 18, 19,20, 21, 22, 25; 10:4, 19, 29; 11:28; 1 2 :4 ,2 4 ; 13:11, 12, 20. Ver, por ejem plo. Romanos 3:25; 5:9; l C orintios 11:25; Efesios 1:7; 2:13; Colosenses 1:20; 1 Pedro A pocalipsis 1:5; 5:9; 7:14; 12:11. V e r Ellingw orth. p. 445. V e r Jnhn&snn, ín A bsolute C on fiden ce, pp. 112, 114 H ebreos H ebreos

5:1; 7 :2 7 ; 8 :3 ; 9:9 , 2 3 , 26; 1 0 :1 ,5 ,8 , 11, 1 2 .2 6 ; 11:4; 13:15, 16. 1 0 :5 ,8 , 1 0 ,1 4 , 18.

7. H ebreos 5:1, 3 , 7; 8:3 , 4; 9 :7 , 9 , 14, 25, 28; 10:1, 2, 8, 11, 12; 11:4, 17. La palabra tam bién se usa cin co veces en Hebreos 9 . El verbo griego se encuentra e n otro lugar más, en 12:7; sin etnhargo, tiene aquí otro significado. 8. H ebreos 1 0 :6 ,8 . 9 . Hebreos 1 0 :6 ,8 ; 13:11. 10. Lañe, H ebrew s 9 -13, p. 2 58. V e r también V anh oye, Structure and M essage, p. 40. 11. V e r tam bién 7:27; 9 :1 4 , 25, 26; 10:12. 12. En el evangelio de Ju an, el sufrimiento y la muerte de Jesús se enrienden co m o su glorificación (por ejem plo, Juan 7 :3 9 ); Jesús es levantado (por ejem p lo, Juan 8 :2 8 ). Las diferentes pers­ pectivas de los autores del Nuevo Testam en to suplementan cada uso y dibujan un magnífico cuadro del sa­ crificio y del am o r de Jesús. 13. V e r H ebreos 2:9; 9 :2 8 ; 10:12; R om ano: 5 :6 -9 ; 2 C orin tio s 5:21; Isaías 5 3:4-6. 14. Com entario bíblico odienásca, t. 7, p. 412. 15. V er, por ejem plo, Lucas 1:47; 2:11; I T im oteo 1:1; 2 T im o te o 1:2; T it o 1:3,

4;

3:4, 6.

16. V er, por ejem plo, Rom anos 1:17; 5:9, 10; 9 :2 7 ; 10:9, 13. S in embargo, se define la fe en forma un poco diferente e n algunos lugares de Hebreos. 17. Elena de W hite, Fundam entáis o f Cftriscan F Ju c a a o n (N ashville, T e n n .: Southern, 1 9 2 3 ), p. 370.

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Jesús, nuestra seguridad a mayor parte de las personas quieren lograr la mayor seguridad posible en la vida. Antes que los estudiantes decidan asistir a una universidad, quieren saber de qué tratan los programas que ofrecen, cuánto dinero deberán gastar, y cuál es la reputación de la institución. Los empleados buscan seguridad en el trabajo y buena paga. Los dueños de empresas hacen todo lo que pueden para mante­ ner sus negocios florecientes. Los inversores buscan documentos que prometan un buen rédito. Los esposos buscan evidencias de que sus cónyuges todavía los aman y les serán fieles aun en tiempos difíciles. Los enfermos quieren saber todo lo posible acerca de su dolencia, los tratamientos más efectivos y la posibilidad de recuperación. En los aspectos importantes de la vida buscamos certeza. ¿Qué diremos de nuestra relación con Dios? ¿Podemos permitir­ nos vivir sin certeza con respecto a nuestra salvación? Aquellos a quienes Pablo escribió la Epístola a los Hebreos apa­ rentem ente tenían preguntas acerca de la vida cristiana, acerca del perdón y de la limpieza del pecado. Necesitaban confianza. El apóstol enfatizó que Dios ofrece seguridad a los creyentes.

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I. Nuestra condición como seguidores de C risto La seguridad genuina no descansa sobre sentimientos placenteros que nosotros producimos. Los sentimientos son una parte importante de la vida, pero a veces engañan. Las promesas de Dios son verdade­ ras, no importa cuáles sean nuestros sentimientos. Lo importante es la fe. Por ejemplo, si cumplimos las condiciones, Dios nos perdona, in108

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dependientemente de cuán culpables podamos sentim os. N ecesita­ mos un fundamento m ejor y más objetivo para nuestra salvación que nuestros sentimientos, o sea, Jesús, el H ijo de Dios, quien murió en lugar nuestro y quien es nuestro Rey, nuestro Hermano, y nuestro Sumo Sacerdote (Heb. 4:14 -1 6 ). Nuestra seguridad o certeza descansa no sólo sobre la cruz de Jesús y su ministerio sumo sacerdotal, sino también sobre su misma natura­ leza y carácter. Hebreos 1:10 al 12 describe a Jesús com o el que per­ manece constante, y el capítulo 13:8 refuerza este concepto. Por cuanto Jesús es inmutable, podemos tener confianza. El no se ocupará de nosotros hoy para olvidamos mañana. Hebreos 6:17 y 18 habla de la “inmutabilidad de su consejo” y dice que “es imposible que Dios mienta” de modo que podemos tener “un fortísimo consuelo... para asimos de la esperanza puesta delante de nosotros”. Por cuanto Jesús ha “efectuado la purificación de nuestros peca­ dos” (1 :3 ) y ha “obtenido eterna redención” (9 :1 2 ), sus seguidores han llegado a ser “participantes del llamam iento celestial” (3 :1 ), “participantes de Cristo” (3 :1 4 ), y “participantes del Espíritu Santo” (6:4). Fueron “iluminados y gustaron del don celestial” (6 :4 ). Han si­ do llamados y así recibieron “la promesa de la herencia eterna” (9:15). Ellos son “santificados” (10:10), son “perfectos” (1 0 :1 4 ), “pu­ rificados los corazones” (1 0 :2 2 ), y “lavados” (1 0 :2 2 ), y saben que tie­ nen “una mejor y perdurable herencia” (1 0 :3 4 ). Por causa de lo que Dios hizo por ellos, saben que él los acepta y, mediante Jesús, les ha dado una vida nueva. De este modo tienen certeza y pueden acercar­ se a Dios confiadamente. Los cristianos evangélicos enfatizan correctam ente la certeza de la salvación que gozan los que, por fe, han aceptado a Cristo como Salvador y Señor. Sin embargo, algunos de ellos llevan este concepto demasiado lejos, afirmando que “una vez salvos, siempre salvos”. N i Hebreos ni ninguna otra parte de las Escrituras apoyan este dogma. Hebreos 3:14 contiene un elemento de condicionalidad: “Con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio” (la cursiva fue añadida). Lo mismo dice Hebreos 6:4 al 6. Sin embargo, el rechazo del lema “una vez salvos, siempre salvos" no milita en contra 109

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de la seguridad. ¿Confirma el santuario, de alguna manera, esta certeza? S í.1 Los diversos términos que describen nuestra salvación son, en gran medi­ da, términos relacionados con el santuario. Johnsson afirma: “Los cristianos son santos, santificados, perfeccionados, limpiados, purifica­ dos: todos términos asociados con el santuario y su servicio. Ellos son el pueblo de Dios, ya ahora. Ahora ellos son 'limpiados’, ahora tie­ nen acceso a Dios, ahora tienen sus conciencias purificadas, ahora tienen a Jesús com o el Sumo Sacerdote celestial”.2 La seguridad de ser salvados influye sobre nuestro estilo de vida y nuestra testificación, y nos consuela durante las últimas horas de nuestra vida. Nos ayuda a tener una sana relación con Dios. Nos libe­ ra de la presión de tratar de lograr nuestra propia salvación. El amor, la gratitud y la confianza en Dios, que fluyen de esta certeza, saturan nuestra vida y resultan en buenas obras verdaderas. La seguridad de ser salvados también nos ayuda a tener relaciones saludables con los demás seres humanos. Siendo que ya somos salvos, podemos ministrar a ellos abnegadamente. Y la certeza de ser salvos nos ayuda a gozar de salud personal de mente y alma. II. N uestra seguridad para hoy Hasta aquí hemos observado afirmaciones que describen la situa­ ción de los que pertenecen a Cristo. La mayoría de estas descripcio­ nes usan formas verbales en tiempo pasado. A algunas personas les molestan terriblemente sus conciencias por causa de sus pecados pasa­ dos. Dios ofrece una solución: él limpiará nuestro registro si se lo per­ mitimos. Podremos seguir recordando nuestros pecados que han sido perdonados,5 pero éstos ya han sido compensados. De modo que po­ demos tener confianza — seguridad— con respecto al pasado. ¿Qué ocurre hoy? Algunos versículos usan los verbos en tiempo presente y expresan el ministerio actual de Cristo en favor de noso­ tros: 1) Jesús se interesa y cuida a las personas, y viene para “socorrer a los que son tentados” (Heb. 2:16, 18). 2) El puede "compadecerse de nuestras debilidades” (4 :1 5 ), y se muestra “paciente con los igno­ rantes y extraviados” (5 :2 ). 3) Interviene en favor de sus hermanos y 110

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hermanas (7:25). Estos versículos hablan a nuestra vida actual. Los términos “com ­ padecerse” y “mostrarse paciente" se derivan de la misma raíz griega (pásjo), y sólo difieren por sus prefijos.4 La palabra castellana pasión deriva de este verbo, que significa “soportar”, “tener ciertos senti­ mientos”. Hebreos usa esta palabra cuatro veces cuando habla de los sufrimientos de C risto.’ Las palabras compuestas que aparecen en Hebreos 4:15 y 5:2, en las que estamos interesados, también pueden tener el matiz de sufrir o soportar. Sumpathéo corresponde con la palabra castellana simpatizar, y sig­ nifica “sentir simpatía por”, “ser compasivo hacia”. Una traducción más literal sería “sufrir con alguien”. Esta palabra aparece en sólo dos lugares en el Nuevo Testamento: Hebreos 4:15 y 10:34- Jesús es com ­ pasivo hacia nosotros y sufre con nosotros. Del mismo modo, como seguidores de Cristo, los que recibieron la Epístola a los Hebreos “mostraron simpatía por/compartieron los sufrimientos con los pre­ sos”. El término metriopathéo, usado en Hebreos 5:2, puede ser traduci­ do com o “tratar razonablemente a alguien”, “ser suave con alguien”. Por causa de que Jesús sufrió, él puede tratamos con suavidad. El nos comprende, empatiza con nosotros y hace lo que sea más beneficioso para nosotros. Por lo tanto, podemos tener confianza. Los cristianos hoy gozan de bendiciones adicionales a la simpatía, la intercesión y la ayuda de Jesús. Estas bendiciones incluyen un sóli­ do estímulo, una esperanza que es com o un ancla “segura y firme” (6 :1 8 -2 0 ); en realidad, una “mejor esperanza, por la cual nos acerca­ mos a Dios” (7 :1 9 ), y la instrucción y disciplina de Dios (1 2 :1 0 , 11). Los primeros dos pasajes nos dan mucha seguridad. Ambos hablan acerca de la esperanza. Y aunque la esperanza normalmente se rela­ ciona con el futuro, la “mejor esperanza” del capítulo 7:19 nos permi­ te acercam os a Dios hoy mismo. Hebreos 12:10 y 11, por otro lado, suenan negativos. El contexto dice que el cam ino cristiano incluye el sufrimiento, soportar el mal. Muchas personas hoy no toleran el sufrimiento. Anestesian el dolor físico, mental o emocional sumergiéndose en una vida de búsqueda 111

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de placeres. Pero llevar la cruz — tolerar el dolor y el sufrimiento— es un ingrediente natural de la vida de los discípulos de Cristo (ver Mat. 16:24; Fil. 1:29; 2:17, 18; 1 Ped. 4:12, 13). El autor de Hebreos percibe la tolerancia del sufrimiento, las dificultades y la batalla con ­ tra el pecado com o un medio de educación y aun com o señales de que Dios nos ama (Heb. 12:6). Es importante que aprendamos a gozar las bendiciones que reci­ bimos día tras día, y considerar los problemas desde la perspectiva del cuidado de Dios en cada momento de nuestras vidas. Recordar que él usa las experiencias de la vida para educarnos puede darnos con­ fianza en él. 111. Nuestra confianza con respecto al futuro Promesas dignas de confianza proporcionan seguridad para el futu­ ro. Y Hebreos contiene una cantidad de tales promesas: reposo divino (4 :3 ), la ley escrita en nuestros corazones, Dios com o nuestro Dios personal, el conocim iento de Dios, el perdón de los pecados (8 :1 0 ,1 2 ; 10:16, 17), la segunda venida de Jesús para traer nuestra salvación final (9 :2 8 ), la perfección final (1 1 :4 0 ), la recepción del reino inconmovible (1 2 :2 8 ), y la certeza de que Dios no nos abando­ nará (13:5 , 6). “Alguna cosa mejor” se describe en el capítulo 11:40 y es lo que la primera venida de Cristo ha logrado; sin embargo, “el pensamiento se extiende hacia adelante, al tiempo de la consumación cuando la tota­ lidad del pueblo de Dios esté completada”.1’ En el capítulo 12:28, “el tiempo presente del participio enfatiza que los cristianos están ahora en el proceso de recibir este don y que este proceso continuará en el futuro... Es la perspectiva del gozo máximo del don en su plenitud, lo que provee la m otivación para la exhortación a la gratitud”.7 El término prom esa aparece 14 veces en Hebreos.8 Leemos acerca de las promesas de Dios a Abrahán (6:15; 7:6; 11:9, 13, 17), la pro­ mesa de reposo (4 :1 ), “la promesa de la herencia eterna” (9 :1 5 ), y la promesa de la segunda venida de Cristo y la salvación final ( 10:36­ 3 9). Puede parecer algo confuso leer que los pioneros de la fe obtuvieron 112

C a p It u l o 1 1

la promesa y sin embargo no la han obtenido (1 1 :1 3 , 33, 39). Pero algunas promesas fueron dadas para el tiempo presente, mientras otras eran para el futuro. A quí vemos otra vez la tensión entre el ya y el no todavía que se encuentra tan a menudo en las Escrituras.9 Apropiémonos con confianza de lo que Dios ha provisto para no­ sotros hoy, y aferrémonos a sus promesas que darán un futuro ex­ traordinario. Dios es fiel. Pronto él establecerá su reino de gloria y traerá la consumación que tanto anhelamos. IV.

Térm inos que describen la certeza y la seguridad En Hebreos, Pablo usó varios sustantivos griegos con diversos ma­ tices de significado — tales como “convicción”, “certeza”, “confian­ za” y “plena certidumbre”— cuando analiza el tema de la seguridad. En forma adicional, un verbo y un adjetivo hablan de “seguridad”, “fianza”. Sin embargo, la seguridad o certeza no se limitan a estos tér­ minos. Hebreos 6:19 habla de la esperanza como un ancla. La palabra an­ cla tiene matices de confiabilidad, pero Pablo añadió “segura” y “fir­ me” para dar mayor énfasis. Y en el capítulo 13:6, él escribió que es bueno saber que nuestro Señor es nuestro ayudador; podemos “decir confiadamente” esta promesa. Hebreos contiene varios sustantivos relacionados con seguridad y confianza. Estos sustantivos caben en cuatro categorías. La primera, enfatiza el hecho de que podemos acercarnos a Dios con confianza (4:16; 10:19, 22); que tenemos acceso al trono de la gracia en el San ­ tuario Celestial. Tanto Hebreos 4:16 como 10:22 contienen imperati­ vos que nos exhortan a usar este privilegio. El segundo grupo relacio­ na la seguridad y la esperanza (6 :1 1 ). Nos llama a tomar con serie­ dad hasta el fin la “plena certeza de la esperanza”. El tercer grupo une la certeza o seguridad con la fe (10:22; 11:1). Y la última categoría nos llama a mantener firme nuestra confianza, advirtiéndonos a no perder nuestra seguridad (3:6 , 14; 10:35). Todos nosotros experimentamos diversas clases de pérdidas: fi­ nancieras, de influencia, de empleo, de amigos y familiares, y de cón ­ yuges debido a la muerte o al divorcio. Encontramos enfermedades, J 13

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

muerte, desastres y la destrucción de nuestro ambiente. Experimenta­ mos persecución, dificultades con otros, ostracismo dudas y el poder del pecado. De modo que pueden surgir preguntas y dudas, tales co ­ mo: “¿Por qué Dios permite esto? ¿Por qué no interviene?” Así como los que recibieron la Epístola a los Hebreos estaban en peligro de perder su confianza y el gozo de ser hijos de Dios, también puede pa­ samos a nosotros. Estamos tentados a concentramos en nuestros pro­ blemas en lugar de fijam os en la gracia de Dios. La seguridad o certeza es un delicado don que debemos atesorar. Debemos mantener nuestra relación con Dios, y la confianza que flu­ ye de esa relación. V. Fe y certeza Palabras griegas de la familia de pistéuo aparecen 41 veces en H e­ breos. Desafortunadamente, los términos que se usan en castellano vienen de otro par de familias para traducir los términos griegos, tra­ duciendo este sustantivo como “fe” o “fidelidad”, pero el verbo, en realidad, es “creer”. Esta diferenciación oculta la relación entre los términos. En Hebreos, esta familia de palabras aparece en grupos. El término pistos aparece primero en el capítulo 2:17- Los siguientes dos capítu­ los, Hebreos 3 y 4, se concentran en la fe y el reposo. O tro conjunto aparece en el capítulo 6, y el más extenso está desde finales del capí­ tulo 10 hasta el capítulo 11, que analiza a los héroes de la fe. Hebreos 2:17; 3:2, 5; 4:2, 3, mencionan al fiel Moisés y a Jesús, y reprenden una falta de fe,10 explicando los beneficios de tener fe. Los capítulos 3:6, 14; 4:16, presentan el concepto de la certeza, com o también lo hace el capítulo 6:1, 11, 12, 19, que también mencionan la esperanza, las promesas de Dios, y el ancla firme. De este modo, la fe está estrechamente relacionada con la seguridad. Y Hebreos 4 con ­ tiene un llamado a decidirse y a creer. Pablo describe la fe como algo práctico. Por una parte, conduce a la certeza y proporciona esperanza. Por otro lado, tiene que ver con la conducta de la vida y la fidelidad. Hebreos 3:18, 19 indica que Pablo consideraba los términos desobediencia e incredulidad como intercam ­ 114

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biables. Tener plena certeza de fe significa vivir por fe y hacer la vo­ luntad de Dios. Vemos la fe y la certeza ligadas otra vez en el capítulo 10:19, 22, 23. Luego Pablo advierte a sus lectores a no perder su confianza, por­ que los que perseveran recibirán la promesa, que es específicamente la segunda venida de Jesús y la salvación final (1 0 :3 5 -3 9 ). ¿Cómo pue­ den ellos perseverar? ¡Por fe! Hebreos 11:1 enfatiza que la fe es ver lo invisible. Se centra en Dios (1 1 :6 ), y persevera como perseveraron los héroes de la fe. “La fe es la certeza del mundo invisible que persevera hasta el fi n ... Fe en Hebreos está muy cerca de fidelidad"." El térm ino fe se encuentra 24 veces en Hebreos 11. El capítulo comienza y termina con la fe, y dice que por esta fe, los seres huma­ nos recibieron la aprobación de Dios (vers. 1, 2, 3 9 ).12 Aquí hay un breve bosquejo del capítulo: Hebreos 11 I. Definición de fe y la audiencia (“por fe” / pístei; 1 vez) (1 -3 ) II. Ejemplos de fe 1. Diez largos ejemplos (“por fe” /pístei; 17 veces) (4 -3 1 ) - Abel, Enoc, Noé - Abrahán y Sara, Isaac, Jacob, José - Los padres de Moisés, Moisés, posiblemente Israel bajo Moisés y Josué, Rahab 2. Ejemplos menos elaborados (3 2 -3 4 ) - Una lista de siete (seis personas y un grupo: Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel, y los profetas) - Diez acciones [yo cuento sólo nueve] ( “por fe” /diá písteos; 1 vez) 3. Héroes de la fe que no se nom bran, y su suerte (3 5 -3 8 ) III. Resumen y la audiencia (“por fe” f diá tés písteos; 1 vez) (3 9 ,4 0 ) El capítulo avanza cronológicam ente, y “hay los ejemplos y los com entarios se alternan un poco”.13 Describe a los patriarcas que vi­ vieron antes del diluvio, Abrahán y sus descendientes, Moisés y el Exodo, jueces, reyes y profetas, y luego los héroes de los que no se ¡15

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

dan los nombres. D ice que todos estaban esperando una patria me­ jor y la ciudad celestial, que todavía está por venir. Así, Hebreos 11 nos muestra cuán importante es la fe, y de qué trata ésta. 1. La fe está relacionada con la certeza. Los primeros versículos de Hebreos 11 enfatizan este concepto. La fe y la seguridad tienen que ver con cosas que se ven y que no se ven, es decir, con el pasado, el presente, y el futuro. La fe acepta que Dios creó el mundo en el pasa­ do (1 1 :3 ). En cuanto al presente, la fe acepta la existencia de Dios (1 1:6). Moisés “se sostuvo com o viendo al Invisible” (1 1 :2 7 ). Y la fe acepta que Dios traerá la recompensa prometida, que incluye la ciu­ dad de Dios y la “patria... mejor” (11:6, 10, 16). Algunos de los hé­ roes de la fe son grandes ejemplos de la seguridad que da la fe; ver N oé,'4Moisés, David y los profetas. 2. La fe y la perseverancia van juntas. Otra vez, Moisés es un ejemplo notable de la fe que persevera (11:25-27). Y mientras el final de Hebreos 10 lleva a la concentración del capítulo 11 sobre la fe mediante la seguridad, la conclusión del capítulo 11 sobre la fe lleva al tema del capítulo 12: la perseverancia. El capítulo 11 termina con héroes de la fe, de los que no se dan los nombres, que perseveraron (vers. 35-39), y luego el capítulo 12 describe a Jesús como el principal ejemplo de perseverancia. Por cuanto él perseveró, nosotros somos llamados a perseverar (1 2 :1 -7 ). 3. La fe significa fidelidad, obediencia y acción. Ver los ejemplos de Abel, Noé, Abrahán, Moisés, y Daniel y sus amigos. 4- La fe también tiene que ver con la confianza. El término agradar aparece en Hebreos 11:5: Enoc agradó a Dios. ¿De qué manera? C o n­ fiando en él. ¿Cómo podemos fortalecer nuestra fe? 1) Pidiéndola en oración (Luc. 17:5) y pidiendo a otros que oren por nosotros; 2) escogiendo creer en Dios y confiar en él (Mar. 11:22; Juan 20 :2 7 ); 3) haciendo la voluntad de Dios sin tener en cuenta las circunstancias, y experi­ mentando las intervenciones de Dios; 4 ) compartiendo nuestra fe y sirviendo a otros; 5) escuchando a los otros creyentes, leyendo biogra­ fías de héroes modernos de la fe, y participando en los cultos de ado­ ración; y 6) estudiando la Palabra de Dios y la vida de Jesucristo. 1/6

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Conclusión El fundamento de nuestra seguridad y certeza reside en el santua­ rio, más precisamente, en Jesús nuestro Sacrificio y Sumo Sacerdote celestial. “El sacrificio de Cristo asegura a los cristianos dos grandes hechos: Primero, el hecho que resuelve el problema del pecado ya ha sido realizado... Nada que podamos hacer le añadirá algo o disminuirá nada de él. El Calvario nos da absoluta confianza del perdón de los pecados. Segundo, el Calvario nos asegura el pleno acceso a la pre­ sencia de Dios... Las puertas del templo están abiertas. Todos los que creen pueden entrar, no tímidamente, sino con confianza”.15 “Tenemos la certeza de un Salvador que ya vino... Se nos presen­ tó... la justicia de Cristo, la justificación por la fe, las grandísimas y preciosas promesas de Dios en su palabra, el libre acceso al Padre por medio de Jesucristo, el consuelo del Espíritu Santo, y la seguridad bi­ en fundada de la vida eterna en el reino de Dios”.16 Por fe nos aferramos de los logros de Cristo y de las promesas de Dios. Esta certeza nos permite tener una mejor calidad de vida, y ex ­ tendemos hacia el blanco que trasciende nuestra vida presente.

Referencias: 1. V er, por ejem plo, Hebreos 4 :1 4 -1 6 . 2. Johnsson, ln Absoiuxe Con/idence, p. 155. 3. V e r 1 T im oteo 2:15. 4. El térm in o griego es pós;o. El infinitivo presente de pásfo es patlufm, que muestra m ejor la afinidad de las palabras sumpadtéo y m etn opathéo. 5. H ebreos 2:1S; 5:8; 9 :2 6 ; 13:12. 6. G u th rie, p. 247. 7. Lañe, H eb r e a s 9-/ 3, p. 484. 8. Hebreos 4:1; 6 :1 2 , 15, 17; 7:6; 8 :6 ; 9:15; 10:36; 11:9, 1.3, 17, 33, 39. La palabra aparece co n mayor frecuencia en los capítulos 6 y 11 de Hebreos. 9. V er 1 Juan 3:1. 10. V er también Hebreos 3 :1 2 , 19. 11. Johnsson, /n A b s o W Cen/ídence, pp. 1 4 2 ,1 4 3 . 12. V er Lañe, Hebreu-s 9 - J 3 , p. 320. 13. Ellingw orth, p. 561. 14. O rm párese con las “cosas que no se ven" de los versículos 1 y 7. 15. Johnsson, Jn A ksalu ie C on fiden ce, p. 118.

16 . Elena

de W b ite , R etieu1and H erald, 17 de enero de 1899.

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Jesús y la jornada cristiana

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lgunos países permiten que sus ciudadanos mantengan una doble nacionalidad, o aún múltiples nacionalidades. Una persona puede, por ejemplo, poseer un pasaporte norteameri­ cano y otro suizo. Se espera que los poseedores de los pasaportes sos­ tengan el sistema de valores de su nación, que no la deshonren, y que vivan de acuerdo con las leyes y reglamentos. Los cristianos tie­ nen por lo menos una doble ciudadanía. Debemos ser ciudadanos de uno o más países de este mundo, pero nuestra ciudadanía más impor­ tante es la del cielo. Por eso, somos representantes en este mundo del reino celestial. En consecuencia, no deberían existir barreras entre los miembros de la iglesia. No sólo compartimos la misma teología básica y la misma tarea, sino que también nos suscribimos a la misma ética básica y al mismo estilo de vida. Después de haber presentado a los héroes de la fe en el capítulo 11, el autor de Hebreos llega a una conclusión: Los privilegios de que gozamos deberían conducimos a un estilo de vida que esté en armo­ nía con nuestra elevada vocación. El hecho de que Cristo ofreció el sacrificio supremo por nosotros, de que continúa sirviéndonos como Sumo Sacerdote en el Santuario Celestial, de que somos ciudadanos de su reino, y de que nos espera un futuro brillante, debería motivar­ nos a vivir una vida santa, siguiendo el ejemplo de Jesús (ver Heb. 12:1, 2 a). I. C ristianos en movimiento En la Epístola a los Hebreos Pablo describe al pueblo de Dios co118

C a p ít u l o 1 2

mo un grupo de peregrinos que viajan a su hogar eterno. Aunque vi­ ven sobre esta tierra, y se ocupan de asuntos terrenales, son princi­ palmente ciudadanos del cielo y están en movimiento hacia la ciudad celestial.1 Los peregrinos son personas que han abandonado su hogar, y a veces hasta su país. Se han separado — por lo menos temporariamen­ te— de sus actividades normales y de sus familias y amigos. Han co ­ menzado una jomada a un lugar sagrado, o han abandonado un lugar de persecución y peligro con el fin de encontrar un hogar nuevo y un lugar de paz y reposo. Los peregrinos tienen una meta clara y están dispuestos a sacrificar tiempo y dinero, y a soportar dificultades para alcanzarla. C on frecuencia, los peregrinajes se realizan para ganar el favor de una deidad, para cumplir una penitencia y recibir la purificación de los pecados, para mostrar gratitud, y/o para adorar. Por eso, desafortu­ nadamente, la mayoría de los peregrinajes involucran una com pren­ sión que no es bíblica acerca de cóm o se alcanza la salvación. Hebreos 11 al 13 contiene el motivo del peregrino.2Abrahán es el prototipo de un peregrino. Dejó su patria y después de largos viajes alcanzó la tierra prometida.’ Pero aun estando en la tierra prometida siguió siendo un extranjero y vivió en tiendas. Palestina no era su meta final; anhelaba la patria celestial, la ciudad celestial. Moisés también fue un peregrino que se concentró en una meta noble, aban­ donando Egipto y una carrera espléndida. M ientras Hebreos 12:1 usa la imagen de un cristiano que corre una carrera para mostrar que todavía no estamos en nuestro hogar, los versículos 18 al 24 comparan y contrastan la jornada cristiana con el éxodo de Egipto y la llegada al monte Sinaí. En el versículo 22, se muestra a los seguidores de C risto com o que llegaron sim bólica­ mente al monte de Sión, “a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la c e ­ lestial”. Este versículo parece contener tanto una orientación presen­ te como una futura, especialmente a la luz del versículo 28. Y el m oti­ vo del peregrino aparece otra vez en Hebreos 13:13, 14: los cristia­ nos siguen a Jesús fuera del campamento y esperan la ciudad por ve­ nir. 1 19

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

Pero este motivo no se limita a los últimos tres capítulos de He­ breos. Lo encontramos a lo largo de la epístola. La introducción (1 :3) describe la procesión de Jesús entrando en el Santuario Celes­ tial, que es el destino que sus discípulos esperan alcanzar. En los capí­ tulos 3 y 4, el pueblo de Dios viaja hacia el reposo divino. B ajo Josué, Israel entró en Canaán, pero no alcanzaron el reposo verdadero. El capítulo 4:14 al 16 muestra a Jesús como que “traspasó los cielos”, haciendo posible que su pueblo pueda acercarse al trono de la gracia. En el capítulo 9 notamos un movimiento del santuario terrenal al celestial. Jesús aparece “en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios” (9:24)La idea de separación y la centralización en el destino final son también destacados en Hebreos. Com o Abrahán, el verdadero cristia­ no ha dejado atrás cualquier cosa que pudiera estorbarle de servir a Dios completamente y esperar su reino. No obstante, el concepto bí­ blico de ser un peregrino y avanzar hacia una meta de ninguna mane­ ra implica un esfuerzo para asegurar su propia salvación. Los creyentes ya han sido salvados mediante el sacrificio de Cristo. C om o su Sumo Sacerdote, Jesús aparece en la presencia de Dios en favor de ellos. Los peregrinos bíblicos no están satisfechos con este mundo y con lo que tiene para ofrecer. Siguen hacia la ciudad celestial y el San ­ tuario Celestial, el sitio donde se encuentra el trono de Dios, el cen­ tro del universo, el lugar donde gozarán de una relación cara a cara con Dios. Por causa de esta meta, ellos siguen fielmente a su Señor vi­ viendo en armonía con su voluntad. No se retiran de la agitación y el movimiento de la vida diaria. Pero todo el tiempo recuerdan su voca­ ción elevada, la de buscar la presencia de Dios. Com o viajeros entre dos mundos, su ética es una ética provisoria porque se concentran en el cielo. II. Los cristianos y su Señor Vivir como peregrinos plantea desafíos. Los peregrinos no consti­ tuyen una mayoría. Pueden ser considerados raros y afrontar perse­ cución. Pueden ser tentados a abandonar su peregrinaje y asentarse, a renunciar a su Señor y a apostatar. “Quienquiera que confunda su 120

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hogar terrenal con la salvación ha perdido la ciudad celestial, que Dios ha preparado para los creyentes de todas las épocas”.4 Pablo tra­ ta con este tema — la apostasía— en tres bloques principales: He­ breos 6:4-6, 10:26-31; 12:15-17, 25-29. No les dice a los lectores de Hebreos que algunos de entre ellos ya han apostatado, pero habla de que el peligro de la apostasía está siempre presente. De este modo los desafía a seguir a Cristo. Podemos entender que la preocupación de Pablo lo llevó a tratar de motivar a sus lectores a permanecer leales a Jesús. S in embargo, encontramos sorprendente su afirmación en Hebreos 6:4 al 6 donde dice que cuando los que “gustaron del don celestial” se apartan “es imposible que... sean otra vez renovados para arrepentimiento”. Podemos determinar mejor lo que el apóstol está diciendo en este pasaje si no lo tratamos en forma aislada sino, en cambio, lo estudia­ mos a la luz de los dos pasajes paralelos. Johnsson ha señalado que los tres bloques contienen cinco elementos en común: 1) privilegios, 2) ofensa, 3) resultados, 4) perspectivas de juicio, y 5) razones para el rechazo divino. Pablo “describe actos de rechazo inexcusable, de abierto desafío a Jesús com o Señor. N o [hay] sugerencia de un pecado de omisión o una debilidad... Por cuanto Hebreos exalta la cruz con términos tan brillantes, por cuanto muestra tan enfáticam ente su va­ lor superlativo, debe señalar el horror de un rechazo deliberado”.5 La salvación depende de Jesús; “no hay otro arrepentimiento fuera del que Dios provee por medio de Jesucristo”.6 Si lo rechazamos deli­ beradamente, hemos rechazado la salvación. Por eso, el apóstol nos anima a tener una relación dinámica y vibrante con el Señor, tener certeza, y mantenemos firmes en la fe. III. Los cristianos y la sociedad La seguridad, la esperanza, y las promesas que los creyentes han recibido mediante la muerte y el ministerio sumo sacerdotal de Cristo afectan su manera de vivir, su relación con Dios, y cóm o tratan a otros. Aunque la Epístola a los Hebreos trata de la relación de los cristianos con Dios, algunos versículos también parecen dedicarse a la forma en que deben relacionarse con la sociedad. 121

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

Jesús lo señaló en el Sermón del M onte con palabras claras (M at. 5 :9): los cristianos deberían activamente tratar de establecer la paz. Se oponen a las luchas y a la guerra (H eb. 12:14). Al hacerlo, sirven a su sociedad y trabajan por mejorarla. Además, el apóstol menciona la hospitalidad que no se limita a los miembros de la iglesia (1 3 :2 ). Los cristianos se preocupan por quienes están marginados de la so­ ciedad: los parias, los prisioneros y los maltratados (1 3 :3 ). Los cris­ tianos también se preocupan por los que sufren, por los que están en ­ fermos y desesperados, lo que han perdido sus pertenencias o sus in ­ gresos (1 3 :1 6 ). Y los cristianos se interesan por los que están sintién­ dose bien y parecen no necesitar nada. Pablo usó la palabra sacrificio dos veces en Hebreos 13. Aunque esta palabra se refiere a los sacrificios del Antiguo Testamento y a la muerte de Jesús como sacrificio, tiene otra dimensión: los cristianos mismos también ofrecen sacrificios. Estos sacrificios no son medios para obtener la salvación; más bien, los cristianos los ofrecen porque ya han recibido la salvación.7 Siendo que han sido bendecidos y son ricos en Cristo, expresan su gratitud con sacrificios de alabanza a Dios (1 3 :1 5 ) y actos de misericordia y servicio por los demás seres humanos (1 3 :1 6 ).9 “Los sacrificios de alabanza, los actos de bondad y generosidad, juntos constituyen la adoración que Dios desea de la nueva comuni­ dad del pacto en respuesta a la experiencia de la gracia salvadora. Los cristianos deben glorificar a Dios, no meramente con su boca, sino también con sus obras” Se mantiene todavía el lenguaje del santua­ rio. Aun nuestra vida práctica está relacionada con el santuario. Los sacrificios en Hebreos Los sacrificios del sistema del Antiguo Testamento El sacrificio de Abel Los sacrificios ofrecidos por los sacerdotes Los sacrificios ofrecidos por el sumo sacerdote Los sacrificios ofrecidos en el santuario terrenal Los sacrificios del nuevo pacto 122

11:4 10:11 5:1; 7:27; 8:3 9:8, 9; 10:1, 5 ,8

C a p ít u l o 12

Sacrificios por las cosas celestiales Jesús com o sacrificio Ningún sacrificio fuera del de Jesús Sacrificios espirituales de los creyentes

9:23 9:26; 10:12 10:26 13:15, 16

Hebreos no parece enfatizar los esfuerzos evangelizadores, pero tampoco los niega. Por eso, no justifica el hecho de que reduzcamos nuestro servicio a la sociedad sólo a la acción social. Los libros bíbli­ cos se complementan mutuamente. IV.

La comunidad cristiana La iglesia cristiana es como una familia. Los miembros constituyen la familia de Dios (Efe. 2:19). Ya en los tiempos del Nuevo Testa­ mento los cristianos se llamaban unos a otros “hermano” y “herma­ na”. Los miembros de una familia se preocupan los unos por los otros, se animan mutuamente, y a veces se confrontan unos a otros para fortalecer el crecim iento y la madurez (Heb. 10:24, 25). Desafor­ tunadamente, a veces descuidamos esto en nuestras iglesias. Sin em ­ bargo, tal servicio puede bendecir a la persona que ayuda, y a la que recibe la ayuda. Hebreos 10:19 al 25 toma lo que ocurrió en la cruz y lo que está ocurriendo en el cielo y lo conecta con nuestras vidas aquí y ahora, y con nuestra conducta como peregrinos. Hebreos 1 0 :1 9 -2 5 - Como tenemos acceso al santuario por la sangre de Jesús

(19, 20)

- y como tenemos un Sumo Sacerdote

(21)

1) Acerquémonos con corazón sincero

(22)

- con corazones purificados - con cuerpos lavados 2) Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza

(23)

3) Y considerémonos unos a otros para estimulamos al amor y a las buenas obras

(24)

- no dejando de congregamos

(25)

- sino exhortándonos 12 3

A c e r q u é m o n o s C o n f ia d a m e n t e A l T r o n o

Los versículos 19 al 21 plantean los requisitos previos para lo que se analiza en los versículos siguientes. El énfasis es sobre Jesús, su cruz y su ministerio com o nuestro Sumo Sacerdote en el cielo. Com o re­ sultado de lo que Jesús ha hecho, recibimos un triple llamado y expe­ rimentamos el privilegio de la salvación (1 0 :2 2 -2 5 ). Este llamado afecta nuestra vida interior, nuestra relación con Dios (1 0 :2 2 , 23), y nuestra relación con otros cristianos (10:24, 25). Hebreos 1 0 :1 9 -2 5 1) Requisitos previos (cláusula subordinada) 10:19-21 - la sangre y el sacrificio de Jesús 19, 20 - el ministerio sumo sacerdotal de Jesús 21 2) Consecuencias (cláusula principal) 10:22-25 - los cristianos en su relación con Dios (dos imperativos y resultados) 22, 23 - los cristianos y su relación con la comunidad cristiana (un imperativo directo y dos indirectos) 24, 25 Mientras el versículo 25 habla de exhortarnos unos a otros, el versículo 24 contiene un imperativo que puede ser traducido como “considerémonos”, “pensemos en”, o — literalmente— “observemos” unos a otros para estimulamos en amor y en buenas obras. En estos días en que estamos tan orientados hacia el individualismo, tende­ mos a olvidar nuestra responsabilidad hacia nuestros hermanos y her­ manas cristianos. A veces tendemos a retirarnos de ellos, pensando que lo que ellos hacen y creen no es preocupación nuestra. Pero los miembros de la comunidad cristiana necesitan exhortación y estímu­ lo, apelaciones y consuelo, y un compañerismo regular en las reunio­ nes de la iglesia. Los peregrinos deben ayudar a los otros peregrinos. Ninguno debe tratar de ser un cristiano aislado a menos que las circunstancias lo fuercen a ello. Nos necesitamos unos a otros. Jesús creó la iglesia, y necesitamos participar en ella: encontrar amistades allí, desarrollar nuestros dones, y encontrarnos con el Señor como un cuerpo. Así, Pablo desafía a los miembros de la iglesia a ver que “no 124

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sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios” y que no brote “al­ guna raíz de amargura" (12:15). Deben ser motivados al amor frater­ nal, a practicar la hospitalidad, y a cuidar de los necesitados (1 3 :1 ­ 3). Deben respetar a sus líderes y orar los unos por los otros (13:7, 17, 18) mientras se oponen a los falsos maestros (1 3 :9 ). V. La familia cristiana y el individuo La primera parte de Hebreos 13 trata acerca de las relaciones cris­ tianas con los otros creyentes y con los que no son cristianos. En este contexto, Pablo añade también las relaciones matrimoniales. El con­ texto más amplio todavía es el santuario." En Hebreos 13:4 el apóstol enfatiza la importancia y la santidad del matrimonio y advierte contra el mal uso de los poderes sexuales. En este texto diferencia entre la fornicación y el adulterio, a menos que la palabra griega “y” se entienda como que significa “es decir”. De esta manera se leería: “los fornicarios, es decir, los adúlteros”. Esto es posible, pero la forma en que la Escritura usa generalmente la pala­ bra fornicación lo hace poco probable. Los adúlteros son personas ca ­ sadas que mantienen una relación sexual con alguien que no es su cónyuge. En este contexto, “fornicarios” puede referirse a personas no casadas que tienen contacto sexual con personas casadas." Jesús dijo que el pecado comienza con nuestros pensamientos (M at. 5:27, 28). En nuestra lucha diaria por la pureza necesitamos la ayuda que nuestro Sumo Sacerdote puede proveemos. “Cuando se reconocen y obedecen los principios divinos en esta materia, el matrimonio es una bendición: salvaguarda la felicidad y la pureza de la raza, satisface las necesidades sociales del hombre, y eleva su naturaleza física, inte­ lectual y moral”." Los seguidores de Cristo atesorarán el matrimonio y la sexualidad tal com o fue diseñado por Dios. Para muchos de nosotros, el dinero tiene una atracción mágica. Muchas personas se preocupan por las finanzas. Y los problemas rela­ cionados con el dinero abarcan una de las principales causas de difi­ cultades en los matrimonios y las familias. A Jesús mismo le pidieron una vez que interviniera cuando dos hermanos se peleaban por una herencia. “Mirad, y guardaos de toda avaricia” contestó. “Porque la 125

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vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que po­ see” (Luc. 12:15). Luego les contó la parábola del rico insensato. La avaricia y el amor al dinero destruyen las relaciones humanas. Estos vicios ignoran a Dios y tientan a las personas a pensar que no lo necesitan a él. En Hebreos 13:5 el apóstol nos llama a rechazar el amor al dinero, y a estar contentos con lo que tenemos. El amor al di­ nero o las preocupaciones excesivas acerca de nuestros ingresos reve­ lan una falta de fe.” Haríamos bien en atender estas advertencias, es­ pecialm ente cuando estemos tentados a medir la calidad de la vida por lo que tenemos o por lo que no tenemos. Los seguidores del Señor dependen de las maravillosas promesas de Dios, tales como las que encontramos en Hebreos 13:5, 6. Ellos confían en Jesús, su Señor, quien dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (M at. 6 :3 3 ). Hemos sido salvados mediante el sacrificio de Cristo. Cada día Dios se ocupa de nosotros. Como peregrinos en movimiento hacia la ciudad celestial vivimos — de acuerdo con la voluntad de Dios— una vida rica y abundante. Conclusión La jom ad a cristiana es, simultáneamente, difícil y fácil: difícil porque tenemos que despojamos “de todo peso y del pecado que nos asedia” y correr la carrera con paciencia (1 2 :1 ); y es fácil porque Jesús nos salvó, y nos dio el ejemplo, y nos da el poder de seguirlo (13:21). La carta anónima dirigida a Diogneto, un trozo de literatura del cristianismo primitivo, dice de los cristianos: “Ellos viven en su propia patria, pero como si fueran peregrinos en ellas; comparten todas las cosas com o ciudadanos, y sufren todas las cosas como extranjeros. C a­ da país extranjero es su patria, y cada patria es un país extranjero”.14 La vida cristiana es un éxodo, o — para decirlo en forma positiva com o lo hace Hebreos— un gozoso acercam os a la santa presencia de Dios.”

R e fe re n cia s: 1. V e r Ju an 17:6-18.

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V er especialm ente Hehreos 1 1:9 -l 6; 12:1, 18-24; 13:13, 14 V er tam bién 1 Pedro 1:1; 2:11.

3. La frase "tierra prometida" aparece en Hebreos 1 1:9. Este es e) único lugar en laEscritura donde se encu entra esta frase, aunque el co n cep to se emplea en m uchos lugares. 4. Knut Backhaus. “Das Land der Verheissung: Die H eim at der G laubenden im H ebraerbrief', N e w Testament Studi« 47 ( 2 0 0 1 H 7 6 (traducido). 5 Johnsson, ln A b so iu ieC on fid en ce, pp. 143, 145-148 6. Ellingw orth afirma: "U n a ve: que Cristo y su sacrificio han sido rechazados, no hay adonde dirigir­ se” (p. 3 2 3 ). V e r tam bién Lañe, H ebrew s 1-8, p. 142 Él sigue diciendo que en Hebreos “el apóstata repudia la única base sobre la cual puede extenderse el arrepentim iento1’. 7- V e r Ellingw orth, p. 722. 8 Para un bosquejo de este pasaje, ver Lañe, H ebrew s 9 -1 3 , pp. 503, 504. 9 pp. 5 49, 553. 10. V e r H ebreos 13:10-15.

Ibid.,

The Epistle to the

New Iniemaúcmal

the New Testament

11. V e r F. F. Bruce. Hebretvs, Commentary on (G rand Rapids: Eerdmans, 1970), p. 3 9 2 . Ekkehardt M üller, “Fornication*1 (B ib lical Research Institute W ebpage: http://biblicalresearch.gc.adventist.org (2 0 0 0 ), 7. 12. Elena de W h ite , El hogar adventista, p. 22. 13. V e r las afirm aciones de Jesús en el Serm ón del M onte: M ateo 6:19-34. 14. D iogn eto 5.5. 15. V e r Backhaus, p. 182.

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Jesús y nuestro futuro a mayoría de nosotros estamos interesados en el futuro. Y debe­ mos estarlo, pues necesitamos hacer planes por anticipado. Pe­ ro no podemos decir exactam ente qué nos depara el futuro. Muchos de los que han tratado de predecir el futuro han estado es­ pectacularmente equivocados:

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“Teóricamente, la televisión es factible, pero yo considero que es una imposibilidad, un sueño con el que no debemos perder tiempo”. L ee de Forest, 1926, inventor del tubo de rayos catódicos. “Yo creo que en el mundo hay posibilidad de vender unas cinco computadoras”. T hom as J. W atson, 1943, presidente del directorio de IBM . “No creemos que los Beatles lleguen a hacer nada en el mercado. Los grupos de guitarra están desapareciendo”. Un experto de una com pañia de grabación de discos, 19 6 2 .1 Si busca en Internet el término futuro encontrará miles de sitios web. Por ejemplo, podrá leer acerca de las finanzas y el futuro, las co ­ sechas futuras, el espacio y el futuro, y los recursos para el futuro. ¡Hasta puede comprar un C D de Holly W ynnette titulado: “Mi futu­ ro ex novio”! Y los oráculos de la web ofrecen sus servicios analizando las amenazas de la superpoblación; del calentam iento global; y de máquinas inteligentes que se duplican a sí mismas que reemplazarán a los hombres. Los escenarios van desde la vida en un paraíso hasta la vida como una pesadilla. Hebreos tiene una fuerte orientación hacia el futuro, relacionán­ dolo con Jesús. El retom ará e introducirá el reino de gloria de Dios. 128

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Mientras los cristianos gozan del privilegio de ser el pueblo de Dios aquí y ahora, esperan en el futuro el cumplimiento final de todas las promesas: la ciudad de Dios y al momento en que puedan ver a su Señor cara a cara.2 I. Los últimos días El mismo comienzo de Hebreos contiene una cláusula interesante: “En estos postreros días [Dios] nos ha hablado por el H ijo” (Heb. 1:2). El capítulo 9:26 añade: “Ahora, al final de los tiempos, se ha presentado una sola vez y para siempre a fin de acabar con el pecado mediante el sacrificio de sí mismo” (NV1) Las expresiones “en estos postreros días” y “al final de los tiempos” se refieren al tiempo trans­ currido desde la primera venida de Cristo. O bviam ente, el tiempo del fin comenzó con la primera venida de nuestro Salvador. Las Escri­ turas no niegan que hay un tiempo especial del fin antes del regreso de Jesús, pero su primera venida — incluyendo específicam ente su muerte y su resurrección— fue un acontecim iento tan decisivo que produjo un cambio de eras. La era nueva se superpone a la era an ti­ gua.3 Otros libros del Nuevo Testamento contienen afirmaciones simi­ lares a las que encontramos en Hebreos 1:2 y 9:26. De acuerdo con 1 Corintios 10:11, “nos ha llegado el fin de los tiempos”. Jesús mismo describió la era nueva con estas palabras: “El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros” (Luc. 17:20, 2 1 ). Pedro escribió que Jesús se ha “manifestado en los postreros tiempos” (1 Ped. 1:20). Estas frases — “postreros días”, “final de los tiempos”, “el reino de Dios está entre vosotros” y otras— no excluyen el hecho de que la segunda venida de Jesús es la que marca el fin definitivo. Después de afirmar con respecto a la primera venida de Jesús que “en la consuma­ ción de los siglos, [él] se presentó una vez para siempre por el sacrifi­ cio de sí mismo” (Heb. 9:26). Pablo siguió diciendo: “También Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de mu­ chos; y aparecerá por segunda vez, ya no para cargar con pecado algu­ no, sino para traer salvación a quienes lo esperan” (vers. 28, NV1). 1 29

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“C o n la primera venida de Cristo, la era nueva se había iniciado y se superpuso a la antigua. Las dos eras continuarán existiendo lado a lado hasta la segunda venida, cuando la era antigua será finalmente destruida”.4 I I. El ya y el todavía no En el Nuevo Testamento, específicamente en los escritos de Pablo, encontramos el concepto del “ya/todavía no”, por ejemplo, ya somos salvos, pero no todavía finalmente.’ Hebreos contiene este concepto. De acuerdo con Hebreos 6:4, los cristianos ya “fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos participantes del Espíritu Santo”. Sin embargo, de acuerdo con el capítulo 12:28, ellos están “recibiendo... un reino inconmovible”. De acuerdo con Hebreos 2:8, Dios “nada dejó que no sea sujeto a él” [a Jesús]. Pero de acuerdo con el capítulo 10:12, 13, Jesús “se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por es­ trado de sus pies”. “Expresado en términos de tiempo, el Nuevo Testamento puede describir el fin com o ya presente en un sentido, pero futuro en otro. El Nuevo Testamento también expresa el mismo concepto en térmi­ nos de espacio: los cristianos viven en lugares celestiales en Cristo al mismo tiempo que continúan luchando con las frustraciones de este mundo... El sabor de la vida del cielo comienza inmediatamente para cada uno que cree en Jesús... La diferencia entre el ya y el no todavía no es la calidad de la era nueva sino el hecho de que la era antigua todavía está presente para distraer y desanimar”.6 Los que no creen en ambos aspectos de la verdad y los aceptan como declaraciones complementarias de la misma realidad, llegan a estar desequilibrados y tienden a irse a posiciones extremas que pue­ den terminar en herejías. I I I . A contecim ientos futuros El estudio sobre los últimos días y el ya/todavía no muestra que “cuando se entiende correctamente el Nuevo Testamento, Jesucristo es de quien trata todo el tema del fin”.7 Hebreos presenta la segunda 130

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venida de Jesús. El capítulo 9 termina con la promesa de su regreso. Su encam ación, su muerte y su ministerio sumo sacerdotal preparan el cam ino para su retorno. Sus seguidores ven que “aquel día se acer­ ca” (1 0 :2 5 ), lo que los motiva para animarse unos a otros y a asistir a las reuniones de la iglesia. Citando Habacuc 2:3 y 4, Pablo dijo: “Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará” (Heb. 10:37). Se estaba refiriendo a la segunda venida de Jesús." La carta también señala eventos inseparablemente conectados con el regreso de Cristo, o acontecim ientos que dependen de éste. Hablando de “la resurrección de los muertos”, el autor la llama una “mejor resurrección” (Heb. 6:2; 11:35). Hebreos confirma que las re­ surrecciones corporales ya han ocurrido en el pasado. Sin embargo, hay otra resurrección, que Jesús la llama “resurrección de vida” (Juan 5 :2 9 ). Está ligada a la segunda venida, y trae la inmortalidad para los hijos de Dios. Hebreos contiene varias referencias al juicio futuro, algunas ve­ ces aun conectado con fuego. Algunos creyentes hoy prefieren supri­ mir las ideas de un juicio y de la ira de Dios; ellos más bien gustan de hablar sólo del Dios amante y misericordioso, un Dios sin columna vertebral. Predicadores y otros han usado mal el juicio al usarlo como un medio para asustar a las personas con el fin de que se arrepintie­ ran. Pero el hecho de que se lo ha usado mal no es excusa para igno­ rar lo que la Biblia analiza.9 Pablo no tiene miedo de advertir al pue­ blo acerca del juicio de Dios. Hebreos habla del “ju icio eterno” (6 :2 ). Dice que la muerte lo precede (9:27). Los adversarios de Dios esperan el juicio con temor: “una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego” que los consumirá (10:27). Pero Dios juzgará a su pueblo (1 0 :3 0 ) com o tam ­ bién “a los fornicarios y a los adúlteros” (1 3 :4 ). O bviam ente, en la mayoría de los casos Pablo está hablando del juicio ejecutivo. Afortunadamente, el juicio tiene otro lado, es decir, la recompen­ sa (H eb. 11:26) y la salvación final (9 :2 8 ). Moisés se centró en la re­ compensa, lo que le ayudó a hacer las decisiones correctas y a sopor­ tar circunstancias difíciles. El dirigió su vida hacia esa meta. Hebreos también conecta el juicio con la “perfección” (1 1 :4 0 ) y la patria c e ­ 131

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lestial, la ciudad por venir (1 1 :1 6 ; 13:14). Nota que Dios actuará co­ mo el juez (Heb. 12:23) y que él recompensará a su pueblo. Aunque Pablo se refiere a la segunda venida de Cristo, a la resu­ rrección de los muertos, y al juicio, él no índica el orden en que ocu­ rrirán estos eventos. Ni tampoco establece indicaciones de tiempo para ellos. Obviamente, es más importante vivir una vida santa y así estar listos cuando sea que Jesús venga, que saber con precisión cuán­ do ocurrirán ciertos eventos. Hay otros dos versículos que contienen referencias al futuro reino de Dios. Aunque los creyentes ya han gustado “los poderes del siglo venidero” (Heb. 6 :5 ), este “siglo” no ha llegado todavía. Y Hebreos 12:14 desafía a los cristianos a seguir “la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá a Dios”, recordándonos indirectamente de que veremos al Señor. De esta manera, aunque el énfasis en Hebreos está sobre la muerte de Cristo y su ministerio sumo sacerdotal en el cielo, el libro tam­ bién tiene un centro claro en la segunda venida de Cristo, la resu­ rrección de los muertos, el juicio y la recompensa final. IV .

La ciudad celestial Tres pasajes en Hebreos hablan de la ciudad celestial: los capítulos 11:10 al 16, 12:18 al 24, y 13:12 al 14- El primer pasaje (1 1 :1 0 -1 6 ) describe a Abrahán y a los patriarcas. Abrahán “tenía normas dife­ rentes para los valores: una ciudad cuyos fundamentos son totalm en­ te inconmovibles. El escritor piensa en términos espirituales acerca de la ciudad que Dios está construyendo”.10 Los patriarcas fueron pe­ regrinos en marcha hasta la patria verdadera, la patria celestial, la ciudad de Dios. El segundo pasaje (1 2 :1 8 -2 4 ) describe a la comunidad del nuevo pacto. Mientras que en el primer pasaje Pablo contrasta las tiendas y el país terrenal con la ciudad y la patria celestiales, en el segundo pa­ saje contrasta el monte Sin aí con el monte Sión. La colina sudorien­ tal de Jerusalén se llamó el monte Sión, que entonces llegó a set otro nombre para la ciudad de David, a veces para toda Jerusalén. Cuando el arca del pacto fue llevada a la ciudad, y más tarde, Salom ón cons­ 132

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truyó el templo, Sión llegó a ser el nombre del lugar donde moraba Dios." En nuestro pasaje, el monte Sión parece ser sinónimo del término “la ciudad del Dios vivo” y la “Jerusalén celestial”. Puede describir la asamblea celestial y la iglesia invisible, incluyendo a la Deidad. En Hebreos 12:18 al 24, en el contexto de un “ju icio de aprobación”, es una reunión festiva de ángeles y del pueblo de Dios que ocurre en la presencia inmediata del divino juez. Se presenta a los creyentes como que ya han llegado a la ciudad de Dios.12 Ya pertenecemos a esa ciu­ dad celestial. El tercer pasaje (Heb. 13:12-14) presenta un contraste entre la Jerusalén terrenal, a la que Jesús fue forzado a abandonar, y la ciudad futura. Los discípulos siguen a Jesús “no sólo en el camino a la cruz aquí y ahora, sino en definitiva a la meta final de la peregrinación, la futura ciudad celestial. A llí gozarán de un compañerismo íntimo e ininterrumpido con Dios”." Mientras el segundo pasaje dice que los discípulos de Cristo ya han llegado a la ciudad celestial, el último pa­ saje nos recuerda que hay una dimensión futura, y que ellos todavía están avanzando hacia la consumación futura. Todavía tienen que perseverar y no deben apartarse de Cristo. O tra vez se presenta el ya­ /todavía no. La ciudad, que es nuestra meta, es idéntica a la patria celestial, el monte Sión, la Jerusalén celestial, el reino inconmovible, la ciudad futura y el Santuario C elestial.H Esta ciudad es la meta de todos los verdaderos peregrinos de todos los tiempos. Nuestro verdadero hogar no está aquí sobre la tierra sino en la presencia de Dios; por lo tanto, no vivimos com o si tuviésemos un hogar permanente aquí.15 V. El santuario y la segunda venida de C risto El libro de Hebreos no puede ser comprendido separado del servi­ cio del santuario del Antiguo Testamento. La muerte sustitutiva de Cristo por nuestros pecados y su ministerio sumo sacerdotal tienen sentido sólo en el contexto del sistema de sacrificios del antiguo pac­ to. Además, el santuario es la morada de Dios. Cuando hablamos acerca del trono y de su reino, también estamos hablando acerca del 133

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templo celestial. Com o el pasado y el presente están unidos con el santuario, tam bién lo está el futuro, es decir, la segunda venida de Cristo, incluyendo los eventos que la acompañan y la suceden. Todo el plan de salvación está construido alrededor de conceptos y símbo­ los revelados primero en el tabernáculo que estaba sobre la tierra. En Cristo todo encuentra su cumplimiento. ¡N o hay plan de salvación sin el santuario! Hebreos 9 :2 4 al 28 conecta el ambiente del santuario donde Cris­ to fue sacrificado, su ministerio en el Santuario Celestial y su segunda venida: 1) M ediante su sacrificio el pecado es eliminado (vers. 26, 2 8). 2) En el cielo él se presenta “ahora por nosotros ante Dios” (vers. 24). 3) La salvación llega a dar sus frutos finales sólo en la se­ gunda venida (vers. 28). Si el santuario señala la salvación, y la salva­ ción se consuma en la segunda venida de Cristo, entonces el santua­ rio debe estar ligado con la segunda venida. Hebreos 10:11 al 13 contiene la misma secuencia: 1) Jesús es el sacrificio, y se usa el vocabulario del santuario para su muerte (vers. 12). 2) “Se ha sentado a la diestra de Dios” (vers. 12). El es el Sacer­ dote-Rey del Salmo 110. Además, el trono de Dios se encuentra en el santuario. De este modo, otra vez el santuario aparece involucrado. 3) Está “esperando que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies” (vers. 13). Esto es todavía futuro y tiene que ver con la segunda venida y el juicio final de sus enemigos. O tra vez, el contexto es el santuario. Hebreos 12:22 al 28 trata acerca de la ciudad celestial. Oímos acerca de la “sangre rociada que habla m ejor que la de Abel (vers. 2 4 ), Jesús com o mediador de un nuevo pacto (vers. 24), y luego “un reino inconm ovible” que recibiremos (vers. 28). Claram ente, el san­ tuario está involucrado en estas tres fases. De esta manera, Hebreos liga el santuario con la segunda venida de Cristo. La enseñanza acerca del santuario y la enseñanza acerca de las cosas finales van juntas y no deben separarse. Conclusión Los hijos de Dios están “en marcha. Aunque ya están consagra­ 134

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dos y separados, buscan el centro del universo, la misma presencia (realizada realm ente) de Dios”.16 Hebreos 9 :2 8 enfatiza este anhelo y búsqueda diciendo que los cristianos “lo esperan”, a Jesús, su Sacrifi­ cio, su Sumo Sacerdote Mediador, y Rey. Nos concentram os en nuestro Señor. Esperamos que regrese pronto, y ansiosamente esperamos su segunda venida. Esta meta mo­ dela nuestra vida. ¡Estamos en camino a ver a Dios cara a cara!

R e fe re n cias: 1. Ver http://www.christianglobe.com/IHustrations/ 2. La palabra esperan za aparece cin co veces en el libro (H eb . 3 :6 ; 6:11, 18; 7 :1 9 ; 1 0 :2 3 ) y enfatiza cuán im portante es vivir con una meta clara. 3. Ver G u th rie, p. 6 3 , y Ellingw orth, 93. 4 Jon Paulien, VC'Tut the Bibie Says A hauth ihe End-Time (Hagerstown: Review and Herald, 1994), pp-

p.

7 7 , 78. 5. De acuerdo con Efcsios 2:4-6, los cristianos “han sido salvados" (N V 1); pero de acuerdo co n Rom a­ nos 8 :2 3 , nosotros “gemimos— espetando... la redención de nuestro cuerpo”. V er tam bién Juan 5:2 4 y M a­ reo 19:29. 6. Paulien, pp. 77, 79. 7. J t a L p . 81. 8. El texto hebreo habla acerca del cum plim iento de la visión. En la Septuaginta hay un cam bio de la visión a la persona- Hebreos com prende claram ente que es una profecía m esiánica aplicada al regreso de C risto. Para un estudio de esto, vet Bruce, pp. 2 7 2-274. 9. V er H echos 2 0 :20, 27. 10. G u thrie, p. 232. 11 Com párese co n el D iccionario bíblico adventista, p. 1105. 12. V er Lañe, H ebrew s 9 -1 3 , pp. 4 7 0 , 466. 13. J6td., p. 54714.Johnssón, In Absoíuíe C on fid en te, p. 154, nota que la ciudad de Dios “es el lugar por e x celen cia". 15 V er Elena de W h ite, Joyas de ios testim onios, t. 3, p. 434. 16. Johnsson, in A bsolute C on fid en te, p. 155.

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