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ROBERT MOSS

SOÑAR DESPIERTO El arte de la Ensoñación Consciente

Si este libro le ha interesado y desea que le mantengamos informado de nuestras publicaciones, escríbanos indicándonos qué temas son de su interés (Astrología, Autoayuda, Ciencias Ocultas, Artes Marciales, Naturismo, Espiritualidad, Tradición...) y gustosamente le complaceremos. Puede consultar nuestro catálogo en www.edicionesobelisco.com Colección Psicología Soñar despierto. El arte de la ensoñación consciente Robert Moss 1.ª edición: abril de 2012 Título original: Active Dreaming Traducción: David N. M. George Corrección: M.ª Jesús Rodríguez Diseño de cubierta: Enrique Iborra © 2011, Robert Moss Original pubicado en EE.UU. por New World Library (Reservados todos los derechos) © 2012, Ediciones Obelisco, S. L. (Reservados los derechos para la presente edición) Edita: Ediciones Obelisco, S. L. Pere IV, 78 (Edif. Pedro IV) 3.ª planta, 5.ª puerta 08005 Barcelona - España Tel. 93 309 85 25 - Fax 93 309 85 23 E-mail: [email protected] Paracas, 59 C1275AFA Buenos Aires - Argentina Tel. (541-14) 305 06 33 - Fax: (541-14) 304 78 20 ISBN: 978-84-9777-827-5 Depósito Legal: B-4.307-2012 Printed in Spain Impreso en España en los talleres gráficos de Romanyà/Valls, S.A. Verdaguer, 1 - 08786 Capellades (Barcelona) Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada, transmitida o utilizada en manera alguna por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o electrográfico, sin el previo consentimiento por escrito del editor. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Índice

PRÓLOGO. Hacer que cada día sea una fiesta .......................................... 9 INTRODUCCIÓN. Tres modos de Ensoñación Consciente .................... 17 PRIMERA PARTE. Despierta y sueña..................................................... 23 1. Perfora un agujero en el mundo.................................................. 2. Cómo romper una sequía de sueños ........................................... 3. Hablar sobre nuestros sueños y sacarlos a pasear ......................... 4. Llevar tu libro de la noche y el día .............................................. 5. Ensoñación chamánica lúcida ..................................................... 6. Sueños sociales y compartidos ....................................................

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SEGUNDA PARTE. La Ensoñación Consciente para la vida consciente.... 99 7. Rescatar a nuestros niños perdidos.............................................. 101 8. Reivindicar el poder de poner nombres ...................................... 109 9. Trazando el mapa del camino natural de tu energía..................... 125 10. Plan de bajo mantenimiento para una buena salud psíquica ....... 145 11. Encontrar y vivir tu historia esencial ........................................... 151 12. Cultivando los sueños en Auschwitz ........................................... 167 13. Seguir el rastro a la Bestia de la Sincron-O-cidad ........................ 187 14. Imanes de símbolos .................................................................... 199 15. La vida como un sueño consciente ............................................. 207

TERCERA PARTE. Hacia una mancomunidad de soñadores ................. 223 16. El lamento de los árboles ............................................................ 225 17. Grupos de ensoñación como modelos para una nueva comunidad......................................................... 229 18. Soñar en comunidad .................................................................. 237 19. Comadronas de una sociedad que sueña ..................................... 245 20. Hacia la séptima generación ....................................................... 249 APÉNDICE. La tierra de los sueños. Documentos de un posible futuro ...... 255 Agradecimientos ............................................................................... 269 Notas ............................................................................................... 271 Bibliografía ...................................................................................... 275 Índice analítico ................................................................................ 283

A las comadronas de una sociedad que sueña

PRÓLOGO Hacer que cada día sea una fiesta

Hoy es el primer día de tu nueva vida. En cuanto abriste este libro te situaste en un camino que te llevará a poner de manifiesto los sueños en tu vida. Para seguir este camino querrás definir quién eres y en qué consiste el proyecto de tu vida. Esto es esencial, ya que el ser humano es un animal que debe definirse o ser definido por los demás. Permite que los demás te digan quién eres y podrías encontrarte atrapado en la jaula de las necesidades y las expectativas de otras personas con bastante rapidez. Puedes encontrarte atascado en el interior de un armazón y que te soliciten que permanezcas siempre igual. Puede que te quiebres doblemente bajo el peso de una historia pasada de la que quieres desprenderte, pero que no puedas hacerlo porque los demás siguen amarrándola sobre tu espalda. Puede que te cueste respirar bajo los techos bajos de las casitas de cartón de las creencias limitantes de otras personas acerca del mundo y de tu papel en él. Este libro te ayudará a salir de estas jaulas y armazones y te trazará tu propio camino en la vida, hacia un lugar de libertad creativa desenfrenada que yo llamo El Lugar del León. Para llegar hasta allí necesitas encontrar tu historia vital esencial y explicarla y vivirla de modo que los demás puedan recibirla. Si no sabes que tu vida tiene una historia esencial, entonces probablemente habrás quedado atrapado en una historia pequeña, una de esas historias limitantes tejidas por otros que aplastan tus costillas y 9

atenazan tu garganta, de modo que no puedes respirar, y ya no digamos hablar. Has encontrado este libro porque estás preparado para evadirte y reclamar tu historia más grande y para aprender a contarla tan bien que los demás no sólo te escuchen, sino que además den la bienvenida a lo más vivo y creativo que hay en ti. Cuando el león habla, todos escuchan. Vas a aprender un enfoque con respecto a la vida que yo llamo Ensoñación Consciente. Este enfoque incluye prestar atención a los sueños nocturnos, pero no consiste única, o incluso esencialmente, en lo que pasa por la noche. Se trata de un método para vivir de forma consciente. Cuando te conviertas en un soñador activo te darás cuenta de que el mundo te habla de una forma distinta. Mientras escribo estas líneas, un amigo me ha enviado un toque en Facebook con una cita de Henry David Thoreau: «Ve con confianza en la dirección de tus sueños. Vive la vida que has imaginado». Esta cuota difícilmente puede considerarse confusa: existe toda una industria dedicada a reproducirla en camisetas, delantales, pósteres, pulseras e imanes para la nevera. Puede que la tengas en tu taza para el café, como en mi caso. Las palabras de Thoreau son un consejo brillante y práctico para la vida consciente, pero sólo si podemos quitar con un cepillo el polvo de los clichés, que se asienta cuando algo se cita con tanta frecuencia que pierde su garra. Así pues, intenta esto, justo ahora, con las palabras enfrente de ti. Ahora hazlas tuyas diciendo algo como: «Voy con confianza en la dirección de mis sueños. Estoy viviendo la vida que he imaginado». ¿Estás sintiendo algún movimiento hacia delante? Hace falta otro paso. Ahora quieres decidir sobre una cosa que harás hoy (o esta noche) para que actúe sobre lo que ahora es tu afirmación viva y personal consistente en que estás siguiendo tus sueños (tiempo presente) y que estás viviendo la vida que habías imaginado. No seas impreciso y, en aras de la bondad, no intentes ser espiritualmente correcto. Llevarás a cabo una cosa para hacer que un gran plan vital funcione. Podría ser algo tan sencillo como llenar esa taza con la cita de Thoreau con un chorro de café de Java para asegurarte de estar predispuesto para un fabuloso esfuerzo creativo o para resolver problemas, o con algo de infusión de manzanilla para volverte dulce y apacible. 10

Este pequeño plan para sacudir el polvo de los clichés de la cita de Thoreau es un ejemplo de la práctica de la Ensoñación Consciente como forma de vida consciente. Recibimos lo que el mundo nos da a modo de apunte para girar en una cierta dirección y realizar una elección creativa. Los soñadores conscientes son personas que escogen. Aprendemos a reconocer que, independientemente de la situación en la que nos encontremos, siempre disponemos de una opción. Escogemos dejar de huir del monstruo que aparece en nuestros sueños (que puede resultar que consista en nuestro propio poder persiguiéndonos) cuando hacemos acopio de valor y nos damos la vuelta para enfrentarnos a él. Elegimos no tragarnos las creencias autolimitantes o los modelos limitados de la realidad sugeridos por otros. Aprendemos de Viktor Frankl, un soñador activo ejemplar, que podemos hacer crecer el sueño de una posibilidad incluso dentro de un campo de concentración nazi, y que cuando podamos hacer que ese sueño crezca con suficiente fuerza, éste nos lleva más allá del terror y la desesperación hacia un lugar de libertad y deleite. En la tradición persa, existe un orden caballeresco de guerreros espirituales conocidos con el nombre de Fravartis. Escogen entrar en este mundo para librar una buena batalla. Se desplazan por este planeta con el conocimiento de un mundo superior. Están en sintonía con un orden secreto de eventos que va más allá de los hechos registrados en los medios y en nuestras agendas. Los soñadores conscientes se implican con este mundo de una forma similar. Tenemos capacidad de elección. Sabemos quién somos, de dónde venimos y que nuestra vida tiene sentido y utilidad. Y esa parte de esta utilidad consiste en generar sentido y en ayudar a otros a encontrar sentido en su vida a cada oportunidad. Tal y como nos enseñó Viktor Frankl, que resurgió del infierno de Auschwitz, las personas necesitan sentido del mismo modo en que necesitan aire, alimento y agua. Las historias son mejores maestras que las teorías. Este libro te ayudará a dar con tu historia más grande y valiente (la que te puede aportar el corazón y las agallas para superar el día más oscuro) y hacer que esta historia sea escuchada y recibida por otros. Así pues, empecemos con una historia sacada del camino para así aportarte una sensación sobre lo que significa ser un soñador activo en un día normal. 11

Mi primer vuelo del día lleva retraso, y cuando aterrizamos en el aeropuerto O’Hare de Chicago, un mensaje de la línea aérea en mi buzón de voz me informa de que he perdido mi conexión y de que me han reubicado en una combinación de vuelos que me hará llegar a mi destino con siete horas de retraso: demasiado tarde para el almuerzo y el acontecimiento vespertino que había planeado. Mi gozo en un pozo. Pero... ¡alto!: mi reloj me dice que quizás disponga del tiempo justo para salir corriendo de un extremo del vasto complejo aeroportuario al otro y realizar mi conexión de todos modos. Cuando llego, sin aliento, a la puerta de embarque, el avión sigue en tierra, pero las puertas se cerraron hace un minuto y no, de ninguna forma las volverán a abrir. —Pero quizás pueda coger nuestro otro vuelo a Seattle –me dice el agente de la puerta de embarque–. Sale en treinta minutos. ¿Cómo puede ser? El otro vuelo ha sido retrasado más de tres horas. Otra carrera hasta el otro extremo de la terminal C, donde las cosas no tienen un aspecto esperanzador. Sobre el barullo de caras con un aspecto ansioso y con un largo retraso a cuestas, veo en el tablón de anuncios que una docena de personas están en la lista de espera. Tanteo a los tres agentes en el mostrador de la puerta de embarque. Uno de ellos va vestido más elegante que los otros dos y tiene un nombre exótico: Valerio. Le escojo como la persona a la que consultar. —Valerio –le digo–: Sospecho que es usted un mago, y que será todo un placer para usted sacar para mí un asiento de su chistera que no exista en este momento en este vuelo. –Recibe esta afirmación con total naturalidad, con el más ligero tic posible de las líneas de la risa alrededor de sus ojos y su boca. La cosa no tiene buen aspecto, lamenta informarme. Ahora me impongo, sólo un poquito, mencionando que vuelo mucho y que por tanto gozo de un estatus prioritario. Muy bien, eso podría ser de ayuda, pero no puede prometerme nada. Tendré que volver a comprobar más adelante. Veinte minutos más tarde todos han subido al avión, excepto los pasajeros que están en la lista de espera, entre los que ahora me incluyo. Están cerrando la puerta cuando, de repente, me deslizan un pase para embarcar: ese pase que no debería existir. Al poco tiempo me encuentro en un asiento central de la parte posterior del autobús, con mis rodillas 12

incómodamente apretadas contra la parte posterior del asiento delantero, y me siento con ganas de celebrarlo. Quizás porque percibe mi mal humor, el tipo sentado a mi izquierda inicia una conversación conmigo. Al poco tiempo me está contando la historia de su vida. Stan es un obrero humilde y sin pretensiones. Ha trabajado durante treinta y tres años para la misma compañía, fabricando y comercializando material para la prevención de incendios, y le han tratado bien y tiene confianza en que su pensión estará ahí cuando se jubile. Es la idea de la jubilación lo que le asusta. Tres de sus amigos murieron en el transcurso de los seis meses posteriores a su jubilación. Le gustaría obtener algo de ayuda y me pregunta, de forma bastante directa, qué le podría recomendar. —Explíqueme lo que le encanta hacer –le respondo–. Dígame lo que le gusta hacer por el puro placer de hacerlo. Piensa sobre esto un rato. Luego dice: —Me encanta el agua. Solía ir a hacer submarinismo. Crecí cerca del agua, en Rhode Island, donde hay una playa cerca, tomes la dirección que tomes. —¿Son esas las playas en las que piensa cuando se imagina en el agua? Me dice que se ha mudado a Carolina del Norte debido a su trabajo y que allí también hay una playa que le gusta. —¿Qué más le gusta? —Me gusta estar con mi familia, con la comunidad. –Creció en una gran familia formada por doce hermanos. No tenían mucho, pero se tenían los unos a los otros–. Y me gusta devolver lo que recibo. –Me explicó que él y algunos de sus hermanos hicieron frente común hacía poco para comprarles una casa a sus padres. Tal y como dije, este tipo es humilde y no tiene pretensiones. —¿Qué más le gusta? —Me gusta un Martini perfecto –dice con una sonrisa traviesa–. No esas bebidas de fruta para nenazas. Oriento la discusión hacia las habilidades: —¿En qué es realmente bueno? —En cocinar el desayuno. Me sorprende su respuesta inmediata y sin pararse a pensar. Recuerda que siendo niño solía ser el que se encargaba de preparar y poner el desayuno en la mesa para su enorme familia. 13

—Y me encantaba hacerlo. Me gustaba la sensación de cuidar de todos. Y no tenía que fregar los platos después de cocinar el beicon. ¿En qué más es bueno?: Sabe mucho sobre prevenir, atajar y apagar fuegos. Es genial en el agua y tras un volante, en la carretera. Es un jugador de equipo y un conector de personas. Al cabo de un rato digo: —Le voy a decir algunas cosas, y quiero que aparente escuchar una descripción de un hombre al que usted no conoce. ¿Le parece eso bien? Está intrigado. Le empiezo a explicar una historia acerca de las pasiones y las habilidades de un cierto hombre y su necesidad de unirlas. Mientras hablo, elevo y bajo mis manos ahuecadas, como si estuviera haciendo juegos malabares. Mientras levanto mi mano izquierda acercándola más a mi corazón, hablo de las pasiones, que oscilan entre devolver lo que le han dado a uno y cuidar de una familia numerosa, hasta beber el Martini perfecto. Mientras levanto mi mano derecha hablo de las habilidades: desde apagar fuegos hasta preparar el desayuno. —Así pues, ¿qué puede ver haciendo a este hombre, que posee esta combinación de pasiones y habilidades, en la segunda mitad de su vida? Stan piensa durante un momento y luego dice: —Ser propietario de un restaurante sencillo en la playa, en Carolina del Norte, y dirigirlo. —Un restaurante sencillo. ¿De verdad? —Sí. Un restaurante familiar tradicional. —¿Donde pueda usted cocinar trescientos desayunos? —Por lo menos. Y donde puedan preparar un Martini decente. –Ahí tenemos esa sonrisa traviesa–. ¡Eh! –dice Stan, dándome una palmada en el hombro–. Tengo que darle las gracias. Me siento más lleno de vida y más activo de lo que me he sentido desde que empecé a salir con mujeres. Ya estoy trabajando, en mi mente, en un plan de negocio para el restaurante, y creo que ya sé cuál es su ubicación perfecta. Supongo que está usted en el asiento equivocado y el avión equivocado todo para mí. Toma un trago de su cerveza y pregunta: —¿Qué va a hacer usted cuando se jubile, Robert? —Ya sabe la respuesta. Espero a que lo averigüe. —¡Oh, claro! No se va a jubilar nunca porque le encanta lo que hace. 14

—Así es. Creo que el gran truco en la vida, independientemente de dónde se encuentre uno en este camino, consiste en hacer lo que nos encanta y permitir que el universo lo respalde. Cuando hacemos lo que nos fascina, cada día es como una fiesta. Me sentí feliz de encontrarme en el asiento equivocado del avión equivocado ese día. El avión equivocado me llevó hasta el aeropuerto de Seattle a la misma hora a la que se supone que tenía que llegar el avión que me correspondía, pese a que a mi equipaje le llevó otras doce horas reunirse conmigo. Soportaré cualquier cosa que tenga valor como historia, y aquí tenía un gran relato, uno que expliqué con entusiasmo esa noche durante la cena con mis estudiantes de un cursillo para maestros de la Ensoñación Consciente. La historia del hombre cuyo sueño resultó ser un restaurante al lado de la playa es una muestra de lo que vamos encontrar en este libro. Nos va mejor cuando estamos deseosos de encontrarnos con lo inesperado e improvisar cuando nuestros planes se desbaratan. Lo hacemos todavía mejor cuando nos despertamos ante la realidad de que pasamos por la vida como imanes de sincronicidad, atrayendo hacia nosotros a personas y eventos de acuerdo con las actitudes y la energía de la que somos portadores. Cuando estamos cargados de determinación, nuestro magnetismo aumenta. Cuando seguimos nuestra llamada, nos desplazamos por un campo natural de sueños. Atraemos hacia nosotros nuevos aliados, eventos y recursos. Los encuentros casuales y las coincidencias positivas nos respaldan y facilitan nuestro tránsito de maneras que resultan inexplicables para aquellos para los que las leyes espirituales de la existencia humana están ocultos. Lo que Stan y yo hicimos juntos en el avión es un ejemplo cotidiano de cómo podemos ayudarnos los unos a los otros a hacer crecer sueños para toda la vida. Al final de ese vuelo, él tenía su plan de jubilación, y yo tuve el placer de ayudarle a crearlo. Cocinar desayunos para trescientas personas en un restaurante puede que no sea mi sueño para la última parte de mi vida, ni tampoco el tuyo, pero nunca debemos juzgar cómo otras personas siguen la llamada que han escogido (siempre que no hagan daño a los demás ni al planeta). El truco consiste en hacer lo que te encanta y permitir que el mundo lo respalde. Los soñadores conscientes buscan convertir todo el trabajo en obras, de modo que cada día sea una fiesta. 15

INTRODUCCIÓN Tres modos de Ensoñación Consciente

Aquí tenemos un secreto a voces: soñar no consiste, básicamente, en lo que sucede durante el sueño. Consiste en despertar. En la vida normal, nos solemos encontrar en las circunstancias propias de los sonámbulos de tener que cumplir con las formalidades, intentando estar a la altura de un calendario preestablecido y satisfaciendo las expectativas y las necesidades de otras personas. Permitimos que otras personas determinen lo que es importante. Les permitimos que definan quiénes somos y qué somos capaces o no de hacer y en qué podemos o no convertirnos. Gobernados por el hábito y la necesidad de pasar por el monótono trajín diario olvidamos que puede que nuestra vida tenga un propósito más importante. Soñando tomamos conciencia de una historia más importante. El momento del despertar puede llegar durante un sueño mientras estamos dormidos, cuando nos apartamos de nuestro propio camino y nos resulta más fácil encontrarnos con algo que va más allá de las proyecciones de la trivial mente cotidiana y de las alucinaciones consentidas que tejen buena parte de nuestra realidad por omisión. El despertar puede llegar en la zona liminal entre el sueño y la vigilia (el llamado duermevela). Puede llegar en forma de un fogonazo de iluminación durante un paseo en plena naturaleza, quizás en el momento en el que el sol se alza por encima de las montañas y abre un camino a través de un lago. El despertar puede resultar difícil de conseguir. Puede que llegue cobrándose el precio de la 17

enfermedad, de la derrota, de la desesperación, de eventos o de decepciones recurrentes que nos empujen tan fuerte hacia abajo y hacia atrás que tengamos que revisar y reevaluar todo aquello que creíamos que nos había sido concedido. Puede que tengamos que pasar a través de una noche oscura del alma antes de que el sol brille a medianoche, tal y como describían los antiguos iniciados el momento de la entrada en la experiencia plena de los Grandes Misterios. La iniciación puede llegar de la forma que resulta tan familiar para los verdaderos chamanes, en la que un poder de la vida más profunda se apodera de nosotros y nos desgarra y consiente, cuando nuestros miembros se han recompuesto, en convertirse en nuestro aliado en la vida. Los ángeles se nos pueden aparecer tan fieros como los tigres o en forma de tigres. En realidad, no tenemos que salir a cazar nuestro poder, sino que nuestro poder siempre nos está cazando a nosotros. Para despertar al guía de nuestra vida, el que no nos juzga y siempre está con nosotros, no tenemos que cruzar el desierto ni ayunar en la cima de la montaña, a no ser que hayamos olvidado que el alma del alma siempre está cerca, y sólo la perdemos cuando nos encontramos perdidos con respecto a ella. Así pues, ¿en qué consiste la Ensoñación Consciente? La frase es una provocación diseñada para liberarnos de la asunción acogedora y restrictiva de que el soñar es una actividad pasiva, de que es algo que sucede cuando nos vamos a dormir y de que puede que llegue a ser, o no, nada más que unos lavados químicos aleatorios en el cerebro o el procesado y el vertido de «los residuos diurnos». Estoy enormemente agradecido por el don de los sueños espontáneos mientras duermo: aquellos que no solicitamos y que frecuentemente no queremos. Sostienen un espejo mágico en el que podemos vernos tal y como somos, lo que puede resultar embarazoso y movilizador. Nos incitan a llevar a cabo correcciones en nuestra senda cuando nos hemos desviado mucho del camino. Nos sirven a modo de voz de la conciencia. Nos aportan una visión previa de los cambios y las oportunidades presentes en nuestro futuro, aportándonos la oportunidad de realizar mejores elecciones en el camino de nuestra vida. Los sueños que tenemos mientras dormimos nos muestran qué está sucediendo en el interior de nuestro organismo, diagnostican problemas en desarrollo antes de que los síntomas médicos aparezcan, y nos enseñan qué necesita el cuerpo para permanecer bien. Mientras dormimos resolvemos proble18

mas y podemos despertar llenos de claridad, energía y con una dirección para un proyecto vital de los que carecíamos la noche anterior. Y, tal y como enseñan los primeros pobladores de mi Australia natal, nuestros sueños personales pueden ser un pasaporte para la Ensoñación, que es mucho más que el contenedor de la basura del subconsciente personal. Es la realidad más amplia en la que podemos encontrarnos con nuestros antepasados y con nuestros auténticos maestros espirituales. Es el «todo de una vez» en el que el tiempo es siempre el Ahora, del que emanan los eventos y las situaciones de nuestra vida física hacia el interior de la vida más pequeña del tiempo medido con el reloj y la secuencia lineal. Decimos: «He tenido un sueño», al no conocer una forma mejor de expresarlo. En realidad. A veces sería más preciso decir: «Un sueño me tuvo», ya que ciertos sueños se topan con nosotros, al igual que el halcón se encuentra, con las garras extendidas, sobre el conejo. Recibimos las apariciones de un amigo o de un miembro de la familia que ha fallecido y que puede que acuda con una necesidad o un mensaje urgentes. Nos vemos abrumados por una gran ola que podría ser el adelanto de un tsunami allí, en un océano lejano, o eso puede representar la inmensidad del poder de una emoción que surge en nuestro interior (y quizás en el seno de nuestra familia o relación) que podría abrumar a nuestra razón y equilibrio normales. Trabajo con los sueños que se tienen mientras se duerme de todas estas variedades y muchas más, y les doy la bienvenida para que trabajen en mí. Pero la Ensoñación Consciente es mucho más que un método para decodificar los sueños que se tienen mientras se duerme. Si eres neófito con respecto a este enfoque, permíteme invitarte a dejar de lado, aquí y ahora, en la puerta, cualquier preconcepción de lo que es el análisis o la interpretación de los sueños. Vamos a embarcarnos en un viaje hacia lugares mucho más emocionantes. Aunque las técnicas implicadas son frescas y originales, también son incalculablemente antiguas. Vamos a reivindicar formas de ver y de conocer y curar que conocían nuestros primeros antepasados y que les mantuvieron con vida en un planeta peligroso y les permitió comunicarse los unos con los otros y con otras formas de vida en la tierra parlante que tenían a su alrededor. La Ensoñación Consciente es una forma de pertenecer plenamente a este mundo mientras se mantiene un contacto constante con otro mun19

do, el mundo tras el mundo, donde deben hallarse la lógica y el propósito de nuestra vida más profundos. Es una forma de recordar y de personificar lo que el alma conoce acerca de las cosas esenciales: quiénes somos, de dónde venimos y cuál es nuestro propósito en esta vida y más allá de esta vida. Cuando perdemos el conocimiento sobre estas cosas esenciales estamos perdidos para nuestra historia superior. Sin saber quiénes somos o en qué se supone que tenemos que convertirnos podemos provocarnos un daño irreflexivo a nosotros mismos o a los demás. La Ensoñación Consciente es una disciplina, como lo son el yoga, la arqueología o la física de partículas. Con eso quiero decir que existen unos niveles ascendentes de práctica. En cualquier campo, la clave para la maestría es siempre la misma: practicar, practicar y practicar. Pregúntaselo a cualquier músico. En Fuera de serie (Outliers), Malcolm Gladwell saca a la superficie algunos datos interesantes que sugieren que la diferencia entre alguien que es genial en una cierta actividad y alguien que sólo es bueno en ella es que el intérprete estrella se ha anotado no menos de diez mil horas de práctica. Eso suena bien para mí. ¿Qué es eso? ¿Estás asustado por la idea de que vas a tener que dedicar diez mil horas a este asunto de la Ensoñación Consciente? Relájate: puedes practicar cada noche y cada día, y esas horas se irán acumulando rápidamente. No te parecerá «trabajo» en lo más mínimo, ya que lo considerarás una maravillosa diversión, constantemente vigorizante y capaz de añadir una efervescencia, como la del champán, de emoción y entretenimiento en el aire de cualquier entorno. Y estás listo para empezar hoy, porque el tiempo es, de hecho, siempre el Ahora, y dispones del material y de la oportunidad. La Ensoñación Consciente ofrece tres áreas centrales de práctica. En primer lugar, la Ensoñación Consciente es una forma de hablar y caminar por nuestros sueños, de traer energía y orientación del mundo de los sueños a nuestra vida cotidiana. Aprendemos a crear un espacio seguro en el que podemos compartir sueños de la noche y sueños de la vida con los demás, recibir una retroalimentación útil y animarnos los unos a los otros para emprender acciones creativas y curativas. Descubrimos que cada uno de nosotros puede desempeñar el papel de guía para otros y que compartiendo de la manera adecuada reclamamos nuestras voces, hacemos crecer nuestro poder como contadores de historias y comunicadores, forjamos unas amistades más fuertes y sentamos los cimientos 20

para un nuevo tipo de comunidad. Los soñadores indígenas mantienen, sabiamente, que si no hacemos algo con nuestros sueños no soñamos bien. En segundo lugar, la Ensoñación Consciente es un método de ensoñación chamánica lúcida. Empieza con la práctica sencilla y cotidiana y se extiende hasta unas experiencias grupales profundas de viajes en el tiempo, de recuperación del alma y la exploración de la realidad multidimensional. Se basa en la comprensión de que no necesitamos irnos a dormir para soñar. La forma más sencilla de convertirse en un soñador consciente o lúcido consiste en empezar estando lúcido y permanecer así. Como método de navegación consciente por los sueños, la Ensoñación Consciente no debe confundirse con los enfoques que pretenden «controlar» o manipular los sueños: es algo completamente erróneo buscar poner al fanático del control que es el ego al cargo de algo que es inconmensurablemente más sabio y profundo que sí mismo. En tercer lugar, la Ensoñación Consciente es una forma de vida consciente. Esto requiere que reivindiquemos a nuestro niño interior y al don de la espontaneidad, la diversión y la imaginación de los niños. Requiere que reclamemos el poder del poner nombre a las cosas y que definamos nuestro proyecto de vida. Nos invita a descubrir y a seguir el camino natural de nuestras energías. Nos llama para que recordemos nuestra historia más grande y más valiente y para que la expliquemos y la vivamos de tal forma que pueda ser escuchada y recibida por otros. Consiste en caminar por la vida cotidiana como si estuviéramos desplazándonos por un bosque de símbolos vivientes que nos están mirando (por tomarlo prestado de Baudelaire, que vio estas cosas con la claridad del poeta). Consiste en navegar mediante la sincronicidad y en recibir los eventos casuales y las cosas que aparecen de repente en nuestro camino cotidiano como pistas hacia un orden más profundo. Más allá de esto, consiste en captar que la energía que llevamos y las actitudes que escogemos (consciente o inconscientemente) tienen un efecto magnético sobre el mundo que hay a nuestro alrededor, atrayendo o repeliendo encuentros y circunstancias. Cuando encaramos esta perspectiva somos capaces de acoger las cosas que nos bloquean o se nos oponen como si fuesen oportunidades para la corrección del camino o como pruebas que nos confirmarán en nuestra llamada si estamos deseosos de desarrollar el coraje y la claridad para ir en pos de ella. 21

Tal y como escribe Stephen Nachmanovitch en Free play: «Podemos contar con que el mundo es una sorpresa continua en movimiento perpetuo. Y es una invitación perpetua para crear». Vivir conscientemente consiste en aceptar el reto de crear, que estriba en ir más allá de los guiones y traer algo nuevo al mundo. En la tercera parte de este libro aprenderemos que este enfoque no sólo es para personas, amigos y familias, sino también para comunidades, y que estimulará nuestra empatía más profunda con la causa de la Tierra. Los soñadores conscientes se convierten en oradores para la Tierra y ascienden hacia la plena conciencia de la verdad autóctona, que nos dice que debemos ser conscientes de las consecuencias de nuestras acciones sobre los demás, hasta la séptima generación posterior a nosotros mismos. Los grupos de Ensoñación Consciente pueden aportar un modelo de comunidad intencional y pueden albergar un nuevo tipo de liderazgo dedicado a conferir poder a cada miembro para reivindicar su voz y desempeñar el papel de guía para otros mientras aprenden a hablar y a encarnar su propia verdad. En el Apéndice estudiaremos documentos de un posible futuro en el que ha surgido una Mancomunidad de Soñadores guiada por sacerdotisas-científicos que están aplicando los dones del sueño para arreglar nuestro mundo.

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Primera Parte DESPIERTA Y SUEÑA «Los sueños son las palabras que guían al alma». CARL JUNG, El libro rojo

1 Perfora un agujero en el mundo «La psique del niño tiene una extensión infinita y una edad incalculable». CARL JUNG, Sobre el desarrollo de la personalidad

Para comprender los sueños y reivindicar la práctica de la imaginación, debemos fijarnos en los maestros: nuestros niños interiores y los niños que tenemos a nuestro alrededor. Cuando son muy pequeños, los niños saben cómo ir a los reinos mágicos sin tener que pagar entrada, ya que se encuentran como en casa en su imaginación y viven cerca de sus sueños. Cuando tenía cuatro años, mi hija Sophie vivía aventuras en un lugar llamado El País del Osito de Peluche, donde conoció a un amigo especial. Me encantaba oírla hablar de estos viajes y la animaba a hacer dibujos y a sacar nuevas historias de ellos. Un día, Sophie se sentó a mi lado y me preguntó muy seriamente: —Papá, ¿te gustaría ir al País del Osito de Peluche? —Me encantaría. —A veces tomo la Puerta del Sol. En ocasiones voy por la Puerta de la Luna. A veces tomo la Puerta del Árbol. En ocasiones voy por el Puente del Arcoíris. Y a veces, simplemente, perforo un agujero en el mundo. Nunca había oído a nadie expresarlo mejor. Para vivir la vida más grande necesitamos perforar un agujero en el mundo. Es en esto en lo que consiste realmente soñar (tanto si estamos dormidos, despiertos o hiperdespiertos). 25

En nuestro camino hacia la vida adulta, a veces olvidamos cómo hacerlo, al igual que los niños de más edad de Las crónicas de Narnia dejan de ser capaces de ver a Aslan al acercarse a su adolescencia, y cada vez se ven más cargados de las definiciones de la realidad de los adultos que hay a su alrededor. Cuando escuchamos (escuchamos de verdad) a los niños muy pequeños, empezamos a recordar que la distancia entre nosotros y los reinos mágicos no es más amplia que el borde de un antifaz para dormir. El escuchar de verdad requiere que prestemos atención. Atender, de acuerdo con su significado etimológico en latín, consiste en estirarnos, lo que requiere que expandamos nuestro vocabulario de comprensión. A los niños pequeños que hay en nuestra vida no les debemos menos. Cuando hacemos esto, descubrimos que pueden ser nuestros mejores maestros en lo concerniente a cómo soñar y qué puede ser el soñar. Qué hacer cuando se es devorado por un Tiranosaurio rex

—Fui devorado por un Tiranosaurio rex. Brian, de siete años, está meciéndose en su asiento, lleno de emoción, pero su voz es muy suave. Los quince niños que hay formando un círculo, además de los padres y los abuelos, se inclinan hacia adelante para escucharle. Nos hemos reunido para pasar medio día juntos en un centro cercano para organizar escapadas, para celebrar un taller de juegos que me encanta dirigir llamado Soñar con Niños y Familias. —¿Te engulló el Tiranosaurio rex de un solo bocado? –pregunta la abuela de Brian, emitiendo un ruido de borboteo con la garganta, mientras imita a algo muy grande dando un bocado enorme–. ¿O más bien fue dándote bocaditos? —Fue un gran bocado. –Los ojos de Brian brillan de emoción–. Luego estaba cayendo hacia la tripa del Tiranosaurio. Encontré dos huevos. Los corté para abrirlos y había dos bebés Tiranosaurios dentro. Salieron y mataron al Tiranosaurio grande y todo fue bien. —¿Cómo te sentiste? –le pregunto. —¡Geeeenial! Uno no analiza un sueño como éste, independientemente de la edad del soñador: por lo menos no hasta que hagamos algo para captar la ener26

gía vital del sueño y encarnarlo y traerlo al presente. Esto no es difícil en el caso del sueño de Brian. Tenemos una sala llena de niños emocionados, y los niños tienen un talento innato para el teatro de los sueños. —Eh, Brian, ¿te gustaría representar tu sueño teatralmente? Brian no puede esperar. Escoge a los dos niños más pequeños del grupo: a una angelical niña de cuatro años llamada Abby, que acaba de pintar un dibujo de uno de sus propios sueños con lápices de colores y un bloc de dibujo (un dibujo de una cosa salvaje a la que ha puesto su propio nombre) y a un niño que hace poco que ha empezado a andar que ha demostrado ser un virtuoso con las maracas y con otros objetos de nuestra caja musical comunal que hacen ruido. La «tía» Carol, nuestra anfitriona en el centro para organizar escapadas y una asesora y maestra de sueños talentosa, es escogida para interpretar la cabeza del Tiranosaurio mordedor: un papel difícil, ya que no puede dejar de sonreír radiantemente y reír. Hay muchos soñadores, niños de todas las edades, para crear el cuerpo y la cola de la bestia. Al poco tiempo, el monstruo que hemos creado empieza a rugir y a dar golpes por la habitación. Brian, que se interpreta a sí mismo, corre de un lado a otro, intentando esconderse detrás de los muebles: su destino está escrito. Es engullido por el Tiranosaurio. Rueda sobre sí mismo una y otra vez, representando su descenso hacia la tripa de la bestia. Una vez abajo, muy dentro del cuerpo de la fiera, encuentra los huevos y libera a los monstruitos, que le devuelven el favor salvándole. Esto es algo salvaje y alegre, una ficción, y todos quieren más. Representamos teatralmente los sueños de los otros niños, y cada vez surge una estrategia nueva para ocuparse de los monstruos de los sueños. Una niña de diez años nos explica un sueño en el que está en el colegio y está yendo a comer cuando un «monstruo bajito» aparece y empieza a comerse a sus compañeros de clase: —A mí no me pudo comer porque le di una patada en la cara. Interpretar teatralmente ese sueño da lugar a una estampida mientras un niño de muy corta edad, emocionado por representar el papel del monstruo bajito, persigue a los compañeros de clase de la soñadora hasta que cae redondo al suelo debido a una patada fingida en la cara. Todos ríen mientras la soñadora se limpia la baba que el monstruo bajito le ha dejado en el pie. 27

Una chica del grupo, que tiene trece años, se ve amenazada en su sueño por personas que se comportan como monstruos. Se pone unas alas de murciélago y sale volando hacia un lugar especial donde puede estar sin correr peligro. Los adultos más amedrentadores del sueño son aquellos que permanecen extrañamente congelados, como si hubieran sido recubiertos con bloques de hielo, mientras ella intenta evitar a los atacantes. En una escena posterior, se encuentra en un océano agreste. Cuando se zambulle en él se convierte en una orca y nada, encantada, con una orca amiga que se le une. Cuando vuelve a cambiar su forma por la de una chica adolescente, los adultos ya no suponen una amenaza para ella. Ha traído poder de vuelta desde el lugar donde se encontraban las orcas. Éstas son escenas de una única tarde de sueños con niños y con sus familias de la forma en que solían hacerlo nuestros antepasados y algunos pueblos indígenas siguen haciendo. Habíamos empezado bien, tamborileando y creando una música alegre para invocar a los sueños que queríamos que jugaran con nosotros. Entonces todos cogieron cosas para pintar del centro del círculo para hacer un dibujo de un sueño. Además, en el centro de la habitación habíamos colocado una caja enorme llena de animales de peluche, títeres y lagartos de plástico. Invité a los niños a que cogieran cualquier animal que les gustara. Entonces, como nos encontrábamos en tierra que tradicionalmente había sido de los indios Mohawk, hice que juntaran sus manos y sus voces para cantar una sencilla canción Mohawk que invoca al Oso (y con él a todos los otros animales) como ayudantes y protectores. No llores, pequeño. No llores, pequeño. El Oso viene a bailar para ti. El Oso viene a bailar para ti. Hablamos sobre cómo, si se tiene un sueño amedrentador, es bueno saber que se cuenta con un amigo que puede ayudarte y cuidarte. La pequeña Abby se acercó a mí y me susurró con confianza: —Tengo un oso y tengo muchos amigos en mis sueños. 28

Hacíamos una pausa cada media hora para tomar tentempiés, gajos de naranja y galletas con trocitos de chocolate. Hacia el final, abrí mi diario de sueños por una página donde había pintado un dibujo de un Champie (el primo del monstruo del lago Ness que, según se dice, vive en el lago Champlain) nadando en el East River, frente a la isla de Manhattan, con unos niños encantados montados sobre su espalda. Ésta era una imagen que había venido a mí espontáneamente en un círculo de tamborileo celebrado hacía poco. Les dije a los niños y a sus padres y abuelos: —Un diario como éste, en el que uno pinta sus sueños y escribe sus historias, es un libro del tesoro. Espero que todos los aquí presentes empecéis ahora a escribir un libro del tesoro. Pedid a los adultos que os trajeron aquí que os ayuden a encontrar el adecuado. Pueden ayudaros a escribir las palabras si lo deseáis. Pero hay algo acerca de un diario de los sueños que todos deberían saber. Es vuestro libro especial, y si no queréis que vuestro padre o vuestra madre lo lean, deberíais decírselo: «Éste es mi libro secreto», y ellos deberían respetarlo. Pregunté si tenían alguna duda. Las manos se alzaron por toda la habitación. —¿Podemos hacer esto otra vez? —¿Podemos hacerlo cada mes? —¿Podemos hacerlo cada semana? —Eh –respondí–, podéis hacerlo cada día en vuestra casa o en la de un amigo ahora que vosotros y vuestras familias sabéis lo divertido que es. Cuando los niños sueñan el futuro

A los niños no se les tiene que decir que todos somos videntes en nuestros sueños. Saben esto porque tienen experiencias adivinatorias en sus sueños todo el tiempo. Ven el futuro, se encuentran con los que han fallecido, ven las cosas que suceden en otros lugares y detrás de puertas que se supone que están cerradas para ellos. El problema es que, muy frecuentemente, los adultos que hay a su alrededor no les escuchan, a veces porque están asustados de lo que el niño pueda estar viendo. Una vez dirigí una serie de clases de sueños para niños de sexto de primaria como parte de un programa de «talentoso y dotado» en un dis29

trito escolar del norte del estado de Nueva York. Al principio de cada clase una de las preguntas que formulaba a los niños era: «¿Ha soñado alguno de vosotros algo que después ha sucedido?». Como media, nueve de cada diez niños decían que habían tenido esta experiencia. Un jovencito bravucón que parecía un Rambo en ciernes levantó la mano, ansioso por contar su historia: «Fuimos de vacaciones familiares a Myrtle Beach. Soñé con todo el viaje desde el aeropuerto, secuencia por secuencia. Seguía intentando decir a mi padre por dónde ir, pero no me escuchaba, así que pasamos una hora perdiéndonos y volviendo sobre nuestros pasos, ya que mi padre no cree en los sueños». Mi amiga Wanda Burch, autora de She who dreams, recuerda lo que su hijo Evan vio en un sueño cuando tenía tres años. Aunque se trata de una familia de soñadores, los progenitores no comprendieron el sueño hasta que se empezó a reproducir en la vida real, momento en el cual el sueño provocó una acción rápida que podría haber salvado a madre e hijo de sufrir unas heridas graves. Aquí tenemos cómo me explicó Wanda la historia que sucedió en su hogar en el Mohawk Valley del estado de Nueva York: Mi hijo tenía algo más de tres años y ya compartía grandes sueños. Me explicó que había soñado con «los perros» y que estaba muy asustado con el sueño, pero parecía incapaz de expresar por qué le atemorizaban tanto. Mi marido estaba trabajando muy duro y estaba realmente agotado la tarde en la que tenía una reunión de su junta directiva, así que me ofrecí a llevarle en coche y conducir los aproximadamente veinte kilómetros desde nuestro hogar, en el Mohawk Valley. En cuanto cerramos la puerta de casa, Evan empezó a gritar: «¡Los perros, los perros!», mientras me tiraba de las manos. Tuve que cogerle en brazos y le dije una y otra vez que no había perros. Se tranquilizó. Cuando dejamos a mi marido en su trabajo y nos preparábamos para volver a casa, Evan se volvió a poner nervioso, mirando por la ventanilla posterior y diciéndome que había unos perros que gruñían. Pasamos algunos minutos hablando de las pesadillas y de las cosas que podía hacer con el sueño para así trabajar con él. No recuerdo lo que le dije en ese momento, pero normalmente era bastante capaz 30

de soñar sus propias soluciones a sus pesadillas, por lo que estaba sorprendida de que ésta le estuviera asustando tanto. Conduje de vuelta a casa. Se volvió a repetir la misma escena. Tuve que meter a Evan en casa. En ese momento estaba llorando de forma tan histérica que apenas pude cogerle en mis brazos. Se volvió a tranquilizar en casa. Había llegado la hora de ir a recoger a mi marido. Una vez más, Evan estaba histérico, agitándose de un lado a otro en un intento desesperado por evitar meterse en el coche. Cuando volvimos a casa con mi marido, Evan empezó a gritar. Estaba esforzándome por sacarle del coche y meterle en casa. Cuando nos encontrábamos a sólo unos metros del porche acristalado, escuché unos ladridos y gruñidos de lo más aterradores. Me giré en ese mismo instante y vi una jauría de perros salvajes que venían desde una ligera elevación situada a algunos metros de nuestra casa. Tiré literalmente a Evan hacia el interior del porche, gritando a mi marido para que cerrara la puerta del coche y permaneciera en su interior. Yo entré en el porche por los pelos y cerré la puerta de un portazo golpeando a varios de los perros mientras saltaban para colarse en el porche. Varios de ellos se golpearon contra la puerta y las paredes del porche acristalado antes de darse la vuelta y huir con la jauría. Si no hubiera podido lanzar a Evan hacia el interior del porche y no hubiera podido entrar detrás de él, habríamos tenido un grave problema. Llegado este punto, mi hijo estaba completamente tranquilo, mirando a los perros a través de la ventana mientras desaparecían por el lecho del río. Me miró y me dijo: «¡Los perros!». Le contesté: «Sí, ya lo he captado». Mi hijo ha compartido sus sueños, grandes y pequeños, conmigo toda su vida, y sigue haciéndolo ahora que ya llega al final de su treintena. Acudí a él en mis momentos más oscuros, cuando estaba experimentando dudas sobre mi capacidad para curarme de una enfermedad que amenazaba mi vida. Le pregunté: «¿Estoy bien? ¿Qué estás soñando?». Nunca olvidaré su respuesta: «Estás bien. Estoy soñando contigo en el futuro». Si tienes alguna duda sobre nuestra capacidad para soñar con el futuro (y sobre la utilización de nuestros anticipos nocturnos de los posibles 31

eventos futuros para hacer mejores elecciones y para cambiar las cosas para mejor), escucha a un niño pequeño explicando sus sueños. Y piensa en cómo se te puede requerir para que actúes con las pistas del posible futuro contenido en el sueño que estás escuchando. Para exponerlo de forma suave, los niños no son actores independientes en el escenario de la vida. Nos necesitan no sólo para que les escuchemos, sino para que les ayudemos. En una ocasión dirigí una sesión de representación teatral de los sueños para un grupo de chicos en riesgo de exclusión social de barrios marginales en New Haven (Connecticut), ofrecido por la Asociación de Beneficencia de la policía local. Una preciosa chica de catorce años explicó un sueño en el que bajaba de un autobús en una carretera de montaña sinuosa y era atacada por dos perros salvajes con los ojos rojos. Los canes no parecían perros normales, pero la descripción de la parada de autobús en la carretera de montaña era muy literal y concreta, a pesar de que ella decía que nunca había estado en un lugar así en su vida normal. Tuvimos la suerte, ese día, de contar con un orientador en la sala que reconoció el lugar del sueño: —Acaba de describir la parada de autobús de la carretera que tomaremos para ir al campamento de verano en un par de semanas. Yo iré en ese autobús y prometo que no va a pasar nada malo en esa parada, porque estaré allí para asegurarme de ello. Ayudar a los niños a crear un libro secreto

Luca todavía no tenía cuatro años cuando se subió a la cama de su madre en plena noche y le explicó el siguiente sueño: Estaba huyendo de un tiranosaurio enorme que me estaba persiguiendo. Entones recordé: —Espera un momento. A mí me gustan los tiranosaurios. –Así que me di la vuelta y le dije–: ¡Oye, eres mi dinosaurio favorito! –Y me cogió de modo que pudiera montar sobre él, y entonces fuimos a la playa juntos. Por la mañana, Luca pidió a su madre que escribiera la descripción de su sueño por él. Luca hizo algo en el interior de su sueño que todos queremos aprender a hacer. En lugar de huir de algo amedrentador, se dio la vuelta y se enfrentó a ello en su propio terreno. La madre de Luca 32

hizo la primera cosa esencial que deben hacer los adultos con los sueños de los niños: escuchó. Ante la instigación de Luca, hizo entonces la siguiente cosa más importante posible: ayudó a su hijo pequeño a hacer algo divertido con un sueño, lo que en este caso implicaba, sencillamente, describirlo por escrito, de modo que la historia fuera algo que valiese la pena conservar. Luca explicaba frecuentemente sus sueños a su tía Chele, una soñadora activa que llevaba escribiendo un diario de sueños desde hacía muchos años. Inspirado por el ejemplo de su tía Chele, que describía sus sueños en su diario, la madre de Luca le proporcionó el libro más especial que cualquiera de nosotros poseerá nunca: un libro lleno de la magia de nuestros sueños y nuestra imaginación. Si tenemos el privilegio de tener acceso a niños pequeños, uno de los mejores regalos que podremos hacerles (y, en el proceso, a nosotros mismos) consiste en animarles a anotar sus sueños e historias en un libro que se convertirá en un diario. Yo hice esto con mis hijas. Cuando eran muy pequeñas, ellas me exponían las imágenes y yo escribía las palabras por ellas. Fueron empezando a escribir ellas, cada vez más, a medida que iban creciendo, hasta que cuando tenían nueve años ya se ocupaban de su diario por su cuenta y eran ellas las encargadas de guardarlo. Entonces, en ambos casos, pasó lo mismo. En efecto, las dos me dijeron: «Así es, papá. Éste es mi libro secreto y ya no puedes leerlo». Ahora eso es un diario. Su propio libro secreto que no debe ser compartido con nadie sin permiso, el cual no debería darse a la ligera. Nueve claves para ayudar a los niños con sus sueños

Aquí tenemos lo que necesitamos saber acerca de escuchar los sueños de los niños y de respaldar su imaginación: 1. ¡Escucha! Cuando un niño quiera explicarte un sueño, deja espacio y tiempo para ello. Busca algo de tiempo a diario para compartir los sueños. Escucha las historias y valóralas per se. 2. Invita a los buenos sueños. Escoge las lecturas adecuadas a la hora de ir a dormir o, mejor todavía, cuenta cuentos. Ayuda a tu hijo a tejer una trama de intenciones para tener buenos sueños, como por ejemplo preguntándole: «¿Qué es lo que más te gustaría hacer esta noche?». 33

Anima a los niños a dormir con uno de sus juguetes de peluche favoritos (ya se trate de un osito o de un tiranosaurio de peluche) y haz que se trate de un guardián de los sueños. 3. Proporciona una ayuda inmediata con los asuntos amedrentadores. Si tu hijo se ha sentido asustado por algo durante la noche, date cuenta de que eres tú el aliado que tu hijo necesita en ese preciso momento. Haz algo al instante para eliminar esa energía negativa. Haz que el niño asustado lo cuente todo (literalmente) o que pinte un dibujo sobre qué es lo que le amedrentó y rómpelo de la forma más violenta posible. 4. Haz buenas preguntas. Cuando el niño haya explicado su historia, formúlale buenas preguntas. Interrógale acerca de sus sentimientos, sobre el color del cielo y sobre qué estaba haciendo exactamente el tiranosaurio. Observa si aparece algo acerca del futuro. Di lo que pensarías acerca de ello si el sueño fuera tuyo. Haz siempre que surja algo divertido o útil que tenga que ver con esta historia. Abre la caja de los lápices de colores, llama a la abuela, etc. 5. Ayuda al niño a escribir un diario con sus sueños. Haz que empiece con ello lo antes posible. En el caso de un niño muy pequeño, puedes ayudarle con las palabras mientras él pinta los dibujos. Cuando llegue un momento en el que el niño cierre el diario y te diga: «Éste es mi libro secreto y ya no puedes leerlo», no fisgonees. Respeta su privacidad y deja que sea él el que escoja cuándo dejarte leer su libro mágico. 6. Proporciona herramientas para la expresión creativa. Anima al niño a traer su sueño a la vida a través del arte, la danza, el teatro y los juegos, y a dibujar o pintar sueños. Reúne a amigos y a la familia para llevar a cabo juegos y actuaciones basadas en los sueños. Las marionetas y los animales de peluche pueden ser excelentes para exteriorizar los sueños. También podemos hacerlo durante el momento de disfrazarnos. Es algo tan liberador representar a papá o a mamá o a otros adultos en sus vidas: ¡tendrás que estar preparado para sorprenderte! 7. Ayuda a elaborar unos planes de acción eficaces. Los sueños pueden mostrarnos cosas que requieran una acción posterior: por ejemplo evitar un evento futuro infeliz que se previó en el sueño o arreglar algo en una situación familiar. Un niño probablemente necesitará la ayuda de un adulto con estas cosas, empezando por tu ayuda. Esto requerirá 34

que aprendas más acerca de los sueños y los trabajos de ensoñación, tal y como estás haciendo ahora. 8. Permite que tu propio niño interior salga para jugar. Mientras escuchas los sueños de tu hijo, permite que el maravilloso niño soñador que hay en tu interior salga y se una al juego. 9. ¡Haz que sea divertido! Cuando le cojas el truco, te encontrarás con que se trata del mejor entretenimiento casero del que podrás disfrutar. Date cuenta de dos cosas que no aparecen en esta lista pero que se encontrarían muy arriba en la lista sobre qué no hacer con los sueños de un niño: 10. Nunca le digas a un niño: «Sólo es un sueño». Los niños saben que los sueños son de verdad, y que las cosas amedrentadoras que surgen en los sueños deben ser resueltas, y no obviadas. 11. No interpretes los sueños de un niño. En este caso no eres tú el experto, sino que lo es el niño.

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