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Rachel Pollack

Los 78 grados de sabidurfa del Tarot Arcanos Menores y Lecturas

EDICIONES DRANO Argentina - Chile - Colombia - Espana Mexico - Venezuela

Titulo original: Seventy-Eight Degrees of Wisdom. A Book Part II: The Minor Arcana and Readings Editor original: The Aquarian Press Limited Marta I. Guastavino Traducci6n:

of Tarot.

Reservados todos los derechos. Queda ri­ gurosamente prohibida, sin la autoriza­ ci6n escrita de los titulares del Copyright, bajos las sanciones establecidas en las leyes, la reproducci6n parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedi­ miento, incluidos la reprografia y el trata­ miento informatico, asi como la distribu­ ci6n de ejemplares mediante alquiler o prestamo publicos.

© 1983 by Rachel Pollack © 1987 by EDICIONES URANO, S. A. Aribau, 142, pral. - 08036 Barcelona [email protected]

ISBN: 84-86344-40-9 (obra completa) Deposito legal: B. 24.859-1998 Fotocomposicion: Buky Torres - Villarroel, 15 - 08011 Barcelona lmpreso por Puresa, S. A. - Girona, 206 - 08203 Sabadell (Barcelona) lmpreso en Espafia - Printed in Spain

In dice lntroducci6n

LOS ARCANOS MENORES 1. Las Varas 2. Las Copas 3. Las Espadas 4. Los Pentaculos LAS LECTURAS 5. lntroducci6n a la adivinaci6n por el Tarot 6. Los tipos de lecturas 7. Como usar las lecturas del Tarot 8. Lo que aprendemos de las lecturas del Tarot

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Para Joan Goldstein, que sabe que las mejores cartas son las que dicen la verdad.

lntroducci6n

El mazo Rider En 1910 la Rider Company, de Londres, public6 un nuevo mazo de Tarot, disefiado por el conocido ocultista Arthur Edward Waite y dibujado por Pamela Colman Smith, una artista menos conocida, pero dotada de lo que se suele Ha­ mar «poderes psfquicos». Aparentemente, el propio Waite no esperaba que las nuevas cartas haHasen mucho publico; como todas sus obras, su libro sobre el Tarot se dirige prin­ cipalmente a personas ya interesadas por la tradici6n ocul­ tista. Y sin embargo el mazo Rider -asf termin6 por ser Hamada la baraja- se conoce hoy en el mundo entero, no

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s6lo en su version original, sino en ediciones piratas, en mazos «nuevos» apenas modificados, en varies tamanos diferentes publicados solamente por Rider, en ilustraciones para novelas, libros de psicologfa, historietas y programas de televisi6n. La sorprendente popularidad de este Tarot esoterico en particular, con preferencia a centenares de otros mazos, tanto tradicionales como modemos, se deriva en gran parte de un aspecto de los naipes que el propio Waite apenas si parece haber advertido: los dibujos de Pa­ mela Colman Smith, que revolucionaron los Arcanos Me­ nores. En la apologfa que hizo de su mazo, Waite se esforz6 por defender ciertos cambios que introdujo en el diseno y en la numeraci6n de las cartas en los Arcanos Mayores. Sin embargo, quienes se acercan por primera vez al Tarot, en su mayorfa, al comparar el mazo Rider (figura de la p. 7, centre) con el mazo mas tradicional de! Tarot de Marsella, por ejemplo (figura de la p. 7, izquierda), tendran que poner mucha atenci6n para poder observar la mayor parte de tales cambios. Por el contrario, en los Arcanos Menores veran inmediatarnente la diferencia. En todos los mazos disefia­ dos antes de! Rider, las cartas que van de los numeros 1 al 10 de los cuatro palos llevan dibujos geometricos que inclu: yen el numero correspondiente de espadas, bastos, oros o copas. En esto se parecen a sus descendientes, los habitua­ les naipes de juego. En la mayor parte de los mazos, estos disenos son simples y repetitivos. Como una excepci6n se destaca entre ellos el trabajadfsimo mazo Crowley (figura de la p. 7, derecha). El mazo Waite-Smith, sin embargo, lleva una ilustraci6n en cada naipe. Preocupado principalmente por los Arcanos Mayores, mas esotericos, Waite no cay6 aparentemente en la cuenta de c6mo esta rica diversidad de escenas podfa cautivar al espectador com(m que buscaba tener una experiencia del Tarot. En cierto sentido, la novedad misma de las cartas aumenta su encanto. Allf donde los Arcanos Mayores nos sorprenden al mismo tiempo con la antigiledad y con· 1a complejidad de su simbolismo, los Menores, al no respon-

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der a una tradici6n pict6rica, se nos aparecen como escenas tomadas directamente de la vida o, en algunos casos, de la fantasfa. El hecho de que Smith las dibujara en un estilo seudo­ medieval no parece molestar a la mayorfa de las personas, pues la sensaci6n de vivacidad !es parece mas importante. Casi todos los Arcanos Mayores nos muestran una figura de pie o sentada; solo el Loco y el Mundo se mueven. Es mas, danzan. Pero en los Arcanos Menores, todas las escenas muestran algo que esta sucediendo, como si fuera un foto­ grama tornado de una pelfcula. El contraste no es accidental. Los Arcanos Mayores re­ presentan mas bien fuerzas arquetfpicas que personas rea­ les. El Loco y el danzarfn del Mundo se mueven porque solo ellos encarnan plenamente tales principios. Pero los Arcanos Menores muestran aspectos de la vida ta! como realmente la vive la gente. En los cuatro palos, y mas espe­ cialmente en las combinaciones que las cartas forman cuan­ do las disponemos para una consulta, encontramos un pa­ norama de la experiencia que nos da una penetraci6n cons­ tantemente renovada de las maravillas de la naturaleza humana y de este mundo magico. Debido precisamente a que nos muestra la vida corrien­ te y no un sistema formal, el mazo Rider no interesa a mu­ chos ocultistas. Mientras que muchas barajas posteriores han copiado, con mas o menos variaciones, el mazo Rider, hay otras -incluyendo las que podrfamos caracterizar como «mas serias», como el mazo de Crowley o el BOTA (Builders of the Adytum o Constructores del Santuario)­ que han vuelto a los antiguos disenos para los Arcanos Me­ nores. Ello se debe a que a sus creadores el Tarot, ya sea como instrumento o en cuanto fuerza viviente, Jes intere­ saba como un sistema de organizaci6n y estructuraci6n de practicas esotericas. Para ellos, el Tarot constitufa un vfnculo vital con los sistemas mfsticos. El mas importante de estos vfnculos es el que conecta los cuatro palos con los cuatro mundos que describe la Ca­ bala. Los cabalistas consideran que el universo existe en

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cuatro fases, de las cuales la mas pr6xima a nosotros (y la mas alejada de la union directa con Oios) es el mundo ma­ terial, llamado Assiyah, el «Mundo de la Acci6n». Para mejor entenderlos, los te6sofos medievales describieron cada mundo como encamado en un Arbo! de la Vida, un dia­ grama de la ley c6smica. Ahora bien, la estructura del Arbo! no cambia en los diferentes mundos. Cada arbol contiene diez sephiroth, o arquetipos de la emanaci6n. (En el D�ez de Pentaculos se encontrara el diseno mas com(m del Ar­ bo!.) Y aquf, por cierto, interviene el Tarot. Como cada uno de los cuatro palos contiene diez cartas numeradas de uno a diez, podemos colocar las cartas sobre las sephiroth para tener asf una ayuda concreta en la meditacion. Y como las sephiroth representan fuerzas arquetfpicas, la mayor parte de los ocultistas prefieren diserios abstractos para simboli­ zarlas. Para ellos, una escena en la que se ven personas que hacen algo -tres mujeres bailando o un grupo de mucha­ chos que pelean- solo sirve para apartar la atenci6n del simbolismo etemo. Algunos ocultistas van au.n mas lejos: creen que los dise­ rios geometricos de las cartas son portadores de un poder psfquico que !es es propio, y que, mirando en profundidad esos disenos en sus colores especiales, podemos producir en el cerebra ciertos ef ectos bien definidos. Muchas personas sin especial inclinaci6n hacia el esote­ rismo seguiran prefiriendo los antiguos mazos a cualquiera de las interpretaciones modemas, incluso a las geometricas. Para ellas, el sentido de una tradici6n, con significados que han ido enriqueciendose durante siglos, lleva consigo un poder que ninguna edici6n revisada puede igualar. En las lecturas, se remiten a las antiguas formulas, y para ellas las escenas detalladas de! mazo Rider constituyen una distrac­ ci6n. Con frecuencia, los lectores con mas poderes psfqui­ cos se valen de las cartas antiguas, ya que encuentran que el propio caracter abstracto de los naipes numerados Jes ayuda a activar la facultad clarividente. Sin embargo, para la mayorfa de nosotros los diserios repetitivos limitan muchfsimo el desarrollo de la intuici6n

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que puede generarse ya sea exclusivamente en el estudio de las cartas o usandolas en tiradas y consultas. Una vez que hemos memorizado las formulas relacionadas con cada naipe, se nos hace diffcil ir mas alla. En este libro he inten­ tado crear lo que yo llamo un Tarot «humanista», derivado no solamente de las verdades esotericas, sino tambien de las intuiciones de la modema psicologfa postjunguiana, para dar asf una imagen mas completa de quienes somos, como actuamos y cuales son las fuerzas que nos configuran y nos dirigen. En una vision ta! de! Tarot, el objetivo no son los significados fijos, sino mas bien un metodo mediante el cual cada persona pueda obtener una mayor penetracion en la vida. Por mas que el analisis de cada carta provenga en parte de su uso en las lecturas, con los significados que corresponden a la posici6n normal y a la invertida, lo que ta! analisis revelara principalmente es la forma en que esa carta enriquece nuestro conocimiento de la experiencia human a. Como el mazo Rider presenta escenas tan vfvidas, las formulas o comentarios referentes a cada carta sirven sola­ mente como puntos de partida. Podemos meditar sobre las propias imagenes y sobre la forma en que se combinan con las otras que las rodean. En cierto sentido, entre estas figu­ ras y la imaginacion (y la experiencia) de cada persona se establece algo asf como una sociedad. En todas las lecturas, lo mismo que en cada meditacion o reflexion, podemos ver en cada carta una experiencia nueva. Asf como las barajas mas esotericas funcionan mejor para las disciplinas ocultis­ tas, y las mas antiguas para decir la buenaventura, el mazo Rider es el indicado para quienes usamos las cartas princi­ palmente para tomar conciencia de nosotros mismos y de! mundo que nos rodea. Las imagenes de Smith ejercen su atractivo sobre la gente por efecto de su accion, equiparable a la de una histo­ rieta. Nos fascinan a lo largo de! tiempo gracias a la realidad de los significados que contienen. Se pregunta uno como hizo su trabajo Pamela Smith. Por lo que sabemos, fue creando sus imagenes sin apoyarse en tradicion alguna. En

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mi libro sobre los Arcanos Mayores exprese la opini6n de que probablemente Waite no especific6 estos disefios con la misma claridad con que lo hizo para los naipes Mayores. En su libro no hay referencia alguna a sus orfgenes, y tam­ poco defiende el cambio radical introducido, ta! como de­ fendi6 los cambios existentes en los Arcanos Mayores. Sus interpretaciones, ademas, no utilizan de manera importante las nuevas imagenes. Aunque describe brevemente cada una de ellas, sus explicaciones son por lo com(m f6rmulas y frases hechas («deseo, voluntad, determinaci6n, proyecto»), que no difieren sustancialmente de los significados que se !es atribuye en los mazos anteriores. Algunos autores han afirmado (aunque yo no he encon­ trado ninguna prueba de ello en los escritos de! propio Waite) que Smith dibuj6 las figuras como si fueran cuatro libros de historietas, uno para cada palo. La calidad de! palo determinaba el caracter de! relato, en el cual los naipes que representan figuras cortesanas constitufan una familia, y las restantes cartas, numeradas de! 1 al 10, eran las cosas que !es suce.dfan. El llamado Tarot marroquf, basado con mucha fidelidad en el mazo Rider, se ajusta a este sistema. Pero esta explicaci6n de las imagenes por la historieta configura una petici6n de principio. Lo importante sigue siendo la relaci6n de la imagen con el significado. Sospecho que Waite dio a Smith las f6rmulas que el querfa ver ilustradas y quiza consult6 con ella c6mo serfa la imagen, y que despues la condici6n de artista de Smith pre­ valeci6, operando en ocasiones con el simbolismo superfi­ cial, en tanto que otras veces su funcionamiento trascendfa el nivel de la opci6n consciente. Las formulas de Waite se derivan de diversas fuentes. El propio Waite habla en oca­ siones de significados contradictorios, como si hubiera con­ sultado a diferentes adivinos. Su disposici6n de las cartas cortesanas tambien muestra la influencia de la Orden de! Alba Dorada, una sociedad secreta de magos-mfsticos a la cual pertenecieron en su momento tanto Waite y Smith como Crawley y Paul Foster Case, el disefiador de! mazo SOTA

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En muchos casos, naturalmente, las imagenes son muy simples y se relacionan directamente con los significados que debfan ilustrar. El Cuatro de Pentaculos, por ejemplo, muestra la imagen de un avaro, de alguien que se «aferra» a la «seguridad de las posesiones». Pero cabe preguntarse si es coincidencia o deliberaci6n que esos cuatro pentaculos cubran la coronilla, el coraz6n y la garganta, y las plantas de los pies, todo lo cual sugiere interpretaciones mas profun­ das que la simple avaricia. Y en muchos casos, la imagen toca algo que hay dentro de nosotros y que trasciende el significado oficialmente relacionado con ella. Fijemonos en el Seis de Espadas: se supone que es «un viaje por agua». El silencio onfrico y la tristeza implfcita en la imagen sugieren el mftico viaje de las almas a traves de! rfo Estigio. No es mi intenci6n presentar a Waite como desabrido ni como insensible a las imagenes de su propio mazo. Hay ocasiones en que sus comentarios, especialmente los refe­ rentes a las figuras, llevan nuestro entendimiento mas alla de la simple lista de significados. En el Seis de Espadas ob­ serva que «la carga es ligera», y esto, unido al comentario de Eden Gray, quien sefiala que «las espadas no hunden la barca», nos lleva a la contemplaci6n de la imagen de un viaje espiritual o emocional, en el cual cargamos con nues­ tros recuerdos y pesares. En el Dos de Varas, Waite pro­ pone dos significados opuestos, y despues dice que la ima­ gen «da una clave» para resolverlos. En otras ocasiones, sin embargo, el significado propuesto contradice a la imagen, como en el Dos de Espadas, donde se nos dice que una poderosa imagen de aislamiento y defensa representa la «amistad». Desde que apareci6 la baraja Rider, algunos otros dise­ nadores de Tarots intentaron incluir una escena en cada carta. Casi todos han rendido tribute a las imagenes de Pa­ mela Smith, algunos aproximandosele en forma muy estre­ cha, mientras que otros transformaban imaginativamente las ilustraciones de! mazo Rider. No hay nada que los obli­ gue a usar esas imagenes, que no estan revestidas de la autoridad de una antigua tradici6n, como los Arcanos Ma13

yores. Su autoridad se deriva de un logro creativo. No se sabe por que, estas figuras, burdamente dibujadas, torpes, con frecuencia fuera de toda proporci6n o perspectiva, ba­ sadas en unas ideas sentimentales de la Edad Media, han guiado a millares de personas a una comprensi6n nueva, no solo de las cartas, sino de sf mismas. De un solo trazo, Pamela Smith cre6 una tradici6n nueva.

Los cuatro palos Si bien en su presentaci6n de las cartas individuales Waite se apart6 de la practica anterior, en su disposici6n de los palos y de sus emblemas se mantuvo pr6ximo a los mazos precedentes... con una unica excepci6n. Allf donde los vie­ jos mazos, remontandose nada menos que hasta el siglo xv y la baraja Visconti-Sforza, usaban Varas (o Bastos), Copas, Espadas y Oros, el mazo Rider sustituy6 estos ultimos por Pentaculos, es decir, estrellas de cinco puntas encerradas en discos de oro. Waite introdujo este cambio por dos razo­ nes. La primera, porque querfa que su cuarto palo repre­ sentara el alcance cabal de! mundo ffsico y no simplemente el estrecho materialismo de! dinero y los negocios. Y en segundo lugar porque querfa que los cuatro palos fueran portadores de los cuatro instrumentos basicos de la magia ritual. En realidad, las dos razones se reducen a una. Waite sabfa que los magos usaban esos objetos, en parte, porque simbolizan en forma concreta los diversos aspectos de! uni­ verso ffsico/espiritual. La asociaci6n de estos cuatro emblemas tanto con la practica de la magia como con la verdad espiritual subya­ cente en la vida se remonta por lo menos hasta la Edad Media, epoca en la que encontramos sus equivalentes en los objetos simb6licos de que son portadoras las doncellas de! Graal. El propio Waite conocfa estos objetos por su ex­ periencia en las 6rdenes magicas. El mazo Rider tambien los representa dispuestos sobre la mesa que hay delante de! Mago en los Arcanos Mayores.

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En el Tarot, como en la magia, los cuatro emblemas re­ presentan el mundo mismo y la naturaleza humana, al mis­ mo tiempo que el acto de la creaci6n (tanto la creaci6n de cosas especfficas como la creaci6n continua de la evolu­ ci6n). Que ocupen un lugar sobre la mesa de! Mago signi­ fica que este -o esta- ha alcanzado el senorfo de! mundo ffsico. En un sentido, ta! sefiorfo alude a los poderes reales sobre la naturaleza que muchas personas buscan en la ma­ gia. Quienes usan el Tarot como disciplina esoterica sostie­ nen a veces que la meditaci6n y el ritual con los Arcanos Menores daran al adepto el control de las fuerzas de la na­ turaleza. En su novela The Greater Trumps [Los triunfos mayores], basada en el Tarot, Charles Williams lleva esta idea a un extremo dramatico cuando el heroe genera un huracan sacudiendo, juntas, todas las cartas asociadas con el viento. En terminos psicol6gicos, el dominio o «senorfo» sobre los Arcanos Menores significa haber llegado a com­ prender, en nosotros mismos y en el mundo que nos rodea, todas aquellas experiencias y fuerzas que aparecen repre­ sentadas en las cartas. Un «senor» es una persona que tiene control sobre su vida, que es duefia -o duefio- de sf misma. Un objetivo ta! es mucho mas diffcil de alcanzar de lo que mucha gente podrfa pensar. Significa saber realmente quienes somos, tanto en los niveles inconscientes como en los conscientes. Significa saber por que actuamos como lo hacemos, conocer nuestros verdaderos deseos en vez de las nebulosas ideas que la mayorfa de las personas tienen de sus objetivos en la vida. Significa advertir las conexiones entre experiencias cuyo vfnculo se nos aparece como mera­ mente aleatorio. El Tarot puede, por lo menos, ayudarnos a incrementar el entendimiento que tenemos de todas estas cosas. Y el punto a que cada persona llegue depende, entre otras cosas, de la relaci6n que establezca con las cartas. El numero cuatro ha figurado en forma muy destacada en los intentos humanos por entender la existencia. Como nuestro cuerpo nos sugiere este numero (el frente y la es­ palda, los !ados derecho e izquierdo), tendemos a organizar

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nuestras percepciones del mundo, siempre cambiante, cla­ sificando las cosas en cuatro. La vision del afio como for­ mado por cuatro estaciones proviene tambien de los dos solsticios y de los dos equinoccios. (Las culturas que no tie· nen conocimientos astron6micos suelen dividir el ano en las dos estaciones basicas, verano e invierno, o tambien a veces en tres estaciones.) El zodfaco contiene doce constelaciones, tres veces cua­ tro; por ende, encontramos los signos de la astrologfa divi­ didos en cuatro grupos de tres. Un signo «fijo» en cada gru­ po nos da los cuatro «puntos fuertes» del cielo. Son los cua­ tro que vemos representados en los Arcanos Mayores, en las cartas del Mundo y de la Rueda de la Fortuna, como las cuatro figuras que aparecen en los cuatro angulos de los naipes. (La forma misma de las cartas, y para el caso la mayorfa de las viviendas occidentales, clan testimonio de nuestra tendencia a lo cuadrilateral. En la antigiledad, los chinos jugaban con naipes circulares.) Las cuatro criaturas simbolizan el zodfaco, pero se derivan de forma mas directa de la vision de Ezequiel en el Antiguo Testamento, repetida posteriormente en la Revelaci6n. De los cuatro simbolismos, los dos que se refieren mas directamente a los Arcanos Menores son los cuatro elemen­ tos de la alquimia medieval y las cuatro letras de! nombre de Dios en hebreo, el Tetragramaton. Nuestro moderno concepto de los elementos atomicos se deriva de una idea mas temprana (que se origin6 en la antigua Grecia), seg(m la cual todas las cosas en la naturaleza se han formado a partir de cuatro constituyentes basicos: fuego, agua, aire y tierra. Y no solamente encontramos esta idea en Europa, sino tambien en culturas tan diversas como las aut6ctonas de China y de America del Norte. Los elementos cambian (>n ocasiones; a veces, los numeros cambian tambien de cuatro a cinco, agregando el «eter» o Espfritu a los cuatro