6 CONCEPTOS HEBRAICOS DAVAR-LOGOS-PALABRA II

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CONCEPTOS HEBRAICOS – 6 DAVAR-LOGOS-PALABRA Parte II Introducción: Es imposible conocer apropiadamente el significado de las Escrituras si descuidamos lo que significó en la mente del autor y de sus destinatarios originales. Uno de los errores más comunes de un principiante en el estudio de la Biblia es interpretarla a la luz de lo que ciertas expresiones o palabras significan en el día de hoy, descuidando lo que significaron cuando por primera vez salió de la pluma del escritor inspirado. Ese significado original viene dado no solamente por el valor de la palabra, concepto o frase misma, sino por el entorno cultural e histórico en el cual se formó y desarrolló. Siempre debemos recordar que las palabras son contenedores de ideas, de pensamientos, de valores espirituales, sociales y culturales, por lo que se precisa escudriñar apropiadamente esos pensamientos y valores originales, si queremos descubrir la esencialidad del mensaje cuando salió por primera vez del autor sagrado. Solo después que esto ha sido logrado, podemos mirar luego cómo puede aplicarse a nuestra situación específica, cientos y en algunos casos, varios miles de años después de haber sido escrito y dicho por primera vez. Un ejemplo de esto puede ser tomado del siguiente texto: Vayikrá (Levítico) 24:10 que dice: “Un hijo de una mujer israelita, que era hijo de un hombre egipcio salió entre los hijos de Israel…” Si miramos este pasuk (verso) como aparece delante de nuestros ojos, nos da la impresión que esta mujer israelita se había casado con un hombre egipcio y de esa relación salió el que ahora es visto como un hombre “de padre egipcio”. Visto así, un estudiante inexperto podría interpretar el texto como que era costumbre que las mujeres judías se casaran con los hombres egipcios por lo que los matrimonios mixtos podrían tolerarse.

Sin embargo, cuando este mismo versículo lo estudiamos a la luz del bagaje cultural con que nos viene el texto, descubrimos que lejos de sancionar tales relaciones, el versículo demuestra lo contrario. Esto lo sabemos cuando recordamos que según la torah oral, el egipcio que Moshé ajustició cuando intentaba asesinar a un hebreo (Ex. 2:11,12), había cometido otra grave fechoría contra el pueblo judío, violando sexualmente a una muchacha hebrea la cual salió embarazada. De ese embarazo nació el hombre que se menciona en el texto de Vayikrá 24:10. Como es evidente, ignorar este hecho, nos expone a llegar a conclusiones textuales equivocadas. Lo mismo sucede cuando pasamos por alto el estilo literario de un libro, o cuando desconocemos su autor y su destinatario y la ocasión específica por la cual ese libro fue escrito. Es importante, antes de interpretar, escudriñar cuidadosamente el texto. Mas que cualquier otro libro del Código Real, el masóret de Yojanán demanda de todo estudiante un análisis minucioso del estilo literario, del trasfondo cultural del autor y del significado preciso que sus palabras tienen dentro del estilo usado y las circunstancias originales en las cuales su libro vio la luz por primera vez. A esto hay que añadir el máximo conocimiento posible de la manera cómo el libro ha llegado hasta nosotros por medio del proceso de preservación, edición y trasmisión que haya tenido lugar desde la escritura original hasta su estado presente. En nuestro estudio previo, mencionamos la importancia que el estilo literario juega en la correcta interpretación de las Escrituras. No es lo mismo una parábola que una profecía, no es lo mismo un hipérbole que una fábula, no es lo mismo un texto en sentido pashat o literal, a un texto en sentido “sod” o “misterioso”, cuya verdad viene escondida en un manto de mística y doble significado. El masóret de Yojanán es diferente al resto de los masóret precisamente por su estilo literario. Aunque ningún texto pierde nunca su sentido pashat o literal, la forma cómo se expresa el autor es clave para intentar procurar descifrar su significado. Para que podamos tomarle el pulso al primer texto del primer capítulo de Yojanán, debemos hacerlo siguiendo el estilo literario usado por el escritor original.

Miremos el texto. Yojanán (Juan) 1:1 afirma: “BERESHIT HAYÁ HADAVAR MEELOHIM, VEHADAVAR HAYÁ TAMID LIFNEI HAELOHIM, VEHADAVAR SHEHAYA KAIAM, HAYÁ HABITUI SHEL ELOHIM ATSMÓ” Lo que significa: “Desde un principio era “davar” de Elohim y aquel “davar” estaba siempre ante Elohim y el “davar” que ya existía era (la expresión misma de) Elohim”. (Código Real) O también: “Desde un principio era la Sabiduría de Elohim y aquella Sabiduría estaba siempre ante Elohim y la Sabiduría que ya existía era (la expresión, la imagen misma, la sustancia misma) de Elohim”. Lo que el texto nos dice es que: Desde un principio era el plan o propósito escondido de Elohim y aquel plan o propósito estaba siempre delante de Elohim y ese plan y propósito original que ya existía escondido en Elohim, era la esencia misma de Elohim, es decir, su intención y meta final. Esto podría compararse a un hombre que dice: “Hacer este proyecto es la esencia misma de mi vida, para esto he nacido, para esto existo”. Guardando las debidas distancias entre el Creador y la criatura, podemos decir que el Eterno tenía una meta, un sueño, un plan escondido y ese sueño y plan escondido en Su seno desde el principio, era la razón misma de su existencia. En la persona de Yeshua ese propósito que formaba parte de la naturaleza misma del Creador, se hizo realidad. En otras palabras, que todo lo que existe fue hecho exclusivamente para alcanzar una meta final: la revelación del Mesías. “Todo fue hecho por él y para él”, nos dirá luego Rav Shaul. Esto lo podemos comprender mejor, cuando estudiamos la palabra “Bereshit”. En nuestro estudio previo decíamos que para comprender bien el pensamiento de Yojanán 1:1 debemos responder dos preguntas: 1. 2.

¿Qué significa Bereshit, “en principio”? ¿Qué significa DAVAR, SABIDURIA, LOGOS?

Estas dos preguntas son claves para entender el pasuk (verso).

Recordemos cómo se escribe la palabra hebrea Bereshit.

‫שית‬ ִׁ ‫רא‬ ֵ‫ב‬ ְּ Siguiendo el orden estricto de las letras, de derecha a izquierda tenemos, en primer lugar, la Bet. Luego sigue la Resh. La tercera es la Alef. La cuarta es la Shim. La quinta es la Yod. La sexta y última es la Tav, cuando las unimos todas se forma “BERESHIT”. Como prometimos en nuestro correo previo, vamos a estudiar estas seis enigmáticas letras hebras una por una. Primera letra: Bet.

‫ב‬ El significado de la BET hebrea es “Casa”. En hebreo casa es “Bait” / “Bet” por la figura de la BET hebrea que representa una habitación con sus tres paredes principales y una abierta, que es la puerta. En la época cuando Yojanán escribió su libro, “Bet” o “Casa” era visto como una alusión, tanto a la Casa del Eterno como a la Casa de David, de donde surgirá el Mesías. Nunca debemos olvidar que el propósito de Yojanán al escribir su libro nos es dado en el libro mismo, como aparece en 20:30:31, esto es, demostrar que Yeshua es el heredero de la Casa de David, el Mesías de Israel. El profeta Zacarías (12:10) había dicho: “Sobre BET DAVID (La Casa de David) y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de súplica, y entonces pondrán sus ojos en mí, lamentando por el que traspasaron, como quien hace lamentación por su hijo único; llorarán amargamente, como quien llora por (la muerte de) su primogénito”. Como es evidente, la palabra hebrea “ben” que significa “hijo”, comienza con la misma letra que Breshit (Bet) porque el “hijo” es visto como el heredero de la casa de su padre. Además, el resto de la palabra que sigue a la Bet en Breshit, esto es, “reshit”, significa en hebreo, “el principal” o el más importante. En este sentido, B-reshit puede significar, “por causa del principal”. También significa “primicia” el principal o la más importante “espiga” en un campo de trigo, la “primera” que brota antes de la cosecha. Rav Shaul dirá luego que Mashiaj es el “reshit” de la resurrección, esto es, las primicias o el primero en la resurrección, para que en todo tenga la preeminencia.

Por tanto, desde el punto de vista del misticismo hebreo, BET es la casa del hijo que se considera “el pilar del medio”. Este “pilar del medio”, que será objeto de estudio posterior, recibe el nombre de “Davar”, o sea, “palabra” y también “asunto o propósito central”. Como ya hemos visto, en el judaísmo bíblico, “davar” puede significar dos cosas centrales: Primero, “asunto, cosa, plan o programa”. Segundo, “palabra creativa”, que a su vez es sinónimo de “sabiduría” precisamente porque tiene el potencial de diseñar, construir, edificar, crear según “el plan o el programa” establecido. La mejor palabra griega que puede usarse para intentar expresar ese concepto hebraico, es “logos”, precisamente la usada en la traducción al griego de Yojanán 1:1. “En el principio era el logos”. Cuando juntamos todos estos elementos, descubrimos que la BET (‫ )ב‬relacionado siempre con la idea de “casa” y específicamente “la casa de David”, nos envía un mensaje claro: la meta del Santo de Israel, la pasión del Eterno es edificarle una casa a David, esto es, restaurar la Casa de David, el trono de David, el gobierno prometido a David por medio de Mashiaj. Debemos recordar que las letras hebreas no solamente tienen valor ortográfico y gramatical, sino también numérico y espiritual. La letra hebrea ‫ ב‬se pronuncia con tres letras, B E T (bet-yud-tav) cuyo valor numérico es 412 (b = 2 yod=10 tav=400). En la interpretación bíblica, dos palabras que comparten un mismo valor gemátrico, están íntimamente relacionadas y un mensaje especial surge cuando se encuentran. ¿Qué otra palabra hebrea comparte este mismo valor gemátrico de 412 como la palabra “bet”? ¿Existe esa palabra? Para nuestro bien, sí existe. Es la palabra “taavá” que significa “deseo” o “pasión”. ¿Cuál es entonces el gran “deseo” o “pasión” del Creador? Tener una “casa” donde pueda habitar para bien de los hijos de Israel. En efecto, las tres letras con que se pronuncia la ‫ ב‬hebrea (bet yud y tav) da el sonido de “bayit” que es “casa” precisamente. El mensaje del texto es que el Eterno tiene como su gran deseo o pasión, tener una casa, un tabernáculo donde habitar en medio de los hijos de Israel. El Mesías será finalmente esa “Casa” o “Tabernáculo” donde el Eterno pueda morar para bendecir a Su pueblo. De esto asumimos que cuando la Sabiduría Divina elige como la primera letra de la Torah, la “BET” de “Breshit”, para iniciar la revelación, lo hizo anticipando todo el plan escondido en el Eterno por medio

del Mesías, esto es, que sería el Mesías el tabernáculo final y permanente en el cual el Eterno habitaría para bendición en medio de los hijos de Israel. Conclusión Que Yojanán inicie su masóret haciendo una referencia a B’RESHIT y luego afirmando que el propósito de su libro es que podamos ver en Yeshua al Mesías, el término “B’reshit” no es una casualidad, responde a un propósito maravilloso que nos da la clave para entender la esencia misma del concepto que estudiamos. Si tenemos siempre presente este concepto, estaremos en las mejores condiciones posibles para comprender de forma adecuada, Yojanán 1:1 y el resto del masóret. En nuestra próxima clase estudiaremos la segunda letra de Breshit, la “reish” y descubriremos muchas cosas interesantes que al unirlas con lo que hasta ahora hemos aprendido, enriquecerán sin duda nuestro entendimiento y comprensión del texto objeto de estudio.