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UNIVERSIDAD RICARDO PALMA RECTOR Dr. Iván Rodríguez Chávez VICERRECTOR ACADÉMICO Mg. Arq. Roberto Chang Chao VICERRECTOR ADMINISTRATIVO Dr. Ronal Figueroa Ávila DECANO DE LA FACULTAD DE HUMANIDADES Y LENGUAS MODERNAS Dr. Pedro Díaz Ortiz

Revista de la Facultad de Humanidades y Lenguas Modernas Nº 10 - Diciembre de 2007 DIRECTOR: Dr. Pedro Díaz Ortiz COMITÉ EDITORIAL: Dra. Martha Zolezzi de Rojas Lic. Sofía Lévano Castro CORRESPONSALES EN EL EXTRANJERO: Dra. Dora Sales Salvador (España) Dra. Lourdes Arencibia Rodríguez (Cuba) Mag. María Elena Sánchez Arroba (México) Mag. Maritza Mark (Canadá) Correspondencia y canjes: Av. Benavides 5440, Surco, Lima 33. Perú. Telefax: (51-1) 275-3638. E-mail: [email protected] Carátula: ‘China’, cerámica de la Cultura Chancay (1300 a 1450 D. C.).

La revista no se solidariza necesariamente con los puntos de vista expresados en los artículos, cuya responsabilidad asumen sus autores.

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº: 99-4742 ISSN 1992-2965

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Revista de la Facultad de Humanidades y Lenguas Modernas Universidad Ricardo Palma

5 Editorial 7 Estuardo Núñez y la cultura alemana en el Perú Teodoro Hampe Martínez 17 El último día de la Inquisición Teodoro Hampe Martinez 20 Máscara de cal Ivana Suito 25 X Aniversario de la fundación del Instituto Ricardo Palma 27 Rondas líricas en los Andes Marcos Yauri Montero 45 Implicancias de la traducción y la concepción del mundo Mario Mejía Huamán 57 Un análisis acústico del quechua del Cusco Esteban Parker Deber Quintero 75 El concepto de equivalencia traductora: perspectiva histórica Rosa Agost Canós 87 Traductología actual: nuevas formas de abordar la relación entre original y traducción Rosa Agost Canós

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103 Aimé Césaire y su traductora Lydia Cabrera: dos formas de asumir lo antillano Lourdes Arencibia Rodríguez 111 Traduciendo a un cuentero que se llama Federico Fellini Lourdes Arencibia Rodríguez 119 Joaquín Lorenzo Luaces, traductor del latín Amaury B. Carbón Sierra 131 Reflexiones en torno a la enseñanza de una lengua muerta que necesitamos traducir: el latín clásico María Elena Sánchez Arroba 143 La traducción audiovisual como línea de investigación en los estudios de tercer ciclo en España Óscar Jiménez Serrano 155 Hacia una didáctica de la interpretación César G. Saldaña Fernández 159 Gramática y Diccionarios panhispánicos, o con mucho pan que rebanar Luis Miranda 169 Las apariencias engañan. Notas sobre el léxico fraseológico Mario García-Page 187 El pensamiento positivista de Manuel González Prada (1848-1919) Martha Zolezzi 203 Reseñas V Congreso Nacional de Investigaciones Lingüístico-Filológicas Elena Pari 204 Nuestros colaboradores

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Editorial

El año 1998 reiniciamos la publicación de la Revista de la Facultad de Lenguas Modernas –hoy Facultad de Humanidades y Lenguas Modernas– y este año nos complacemos en presentar el décimo número, reafirmando, de este modo, su continuidad que, en el caso de revistas académicas y culturales, es poco usual en nuestro medio. En todo este tiempo –casi diez años– hemos tratado de mantener una relación con el desarrollo cada vez más importante de los estudios de traducción a nivel mundial, y para ello nos ha sido muy valioso y fructífero contar con la colaboración de nuestros corresponsales Lourdes Arencibia en Cuba, y Dora Sales en España. En esta oportunidad también nos complacemos en anunciar la continuidad de la Serie “Letras Francesas” con la publicación de Máscara de Cal de Georgette Philippart de Vallejo, El último día de la Inquisición de Paul Morand, y próximamente de La Perricholi de Ventura García Calderón, uno de los escritores peruanos que produjo una vasta obra tanto en español como en francés. Todas estas actividades nos alientan para continuar con la tarea de apoyar y difundir la enseñanza y práctica de la traducción, contando con el concurso de nuestros corresponsales y colaboradores extranjeros y peruanos, a quienes una vez más agradecemos en nombre nuestro y del Comité Editorial por su importante colaboración. El Director

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Estuardo Núñez y la cultura alemana en el Perú1 Teodoro Hampe Martínez

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a primera vinculación del maestro Estuardo Núñez con la cultura de habla alemana, y seguramente la de más profundas repercusiones, se dio a través de sus estudios de primaria y secundaria en la vieja Deutsche Schule o Colegio Alemán de Lima. Tenía ocho años el muchacho nacido en el hogar de don Maximiliano Núñez Delgado y doña Rosa Hague González, cuando en 1917 empezó su formación en dicho plantel. Ese año, precisamente, estrenaba el Colegio un nuevo local: una espaciosa casona virreinal, de una sola planta, con espejos dorados y tres patios ornamentales, que todavía subsiste en la calle Botica de San Pedro (cuarta cuadra del jirón Miró Quesada).2

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Comunicación sustentada el 29 de noviembre de 2006, en el Centro Cultural de la Universidad Ricardo Palma, Lima, en el acto de homenaje al Profesor Estuardo Núñez por sus 98 años de edad. “Se hallaba este establecimiento, de buena reputación pedagógica pero sin mayor categoría social, instalado en un viejo e inmenso caserón en la calle de la Botica de San Pedro, que perteneció a la familia Cisneros”, escribe Wagner de Reyna, Alberto. Bajo el jazmín: memorias. Lima: Ministerio de Relaciones Exteriores & Pontificia Universidad Católica del Perú, 1997, p. 18.

Dr. Estuardo Núñez Hague

Tengo en mi poder unos apuntes inéditos de Estuardo Núñez, en los cuales hace recuerdos de los diez años que duró su vida escolar. Las clases se dictaban en horario partido, de 8 a 12 de la mañana y de 3 a 6 de la tarde. Por convicción pedagógica, se tendía a minimizar el uso de premios, diplomas o medallas; se trataba más bien de estimular el deber por el

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deber, con un régimen de disciplina estricto, buscando encauzar con certeza las inclinaciones de los alumnos. El primer director del Colegio Alemán fue el Dr. Erich Zurkalowski, profesor de historia universal, de confesión luterana, “hombre bondadoso, de magro aspecto, de noble formación académica” (según lo recuerda nuestro personaje). Quedó establecido desde un principio que el currículo debía mantener un carácter germánico, pero dejando espacio para el idioma castellano y la historia y geografía del Perú, adaptándose en la medida de lo posible al régimen escolar de este país. En vez del latín o griego, se puso el acento en la enseñanza del inglés, lengua que sería obligatoria a partir del cuarto de primaria. El historiador Jorge Basadre, quien también pasó por aquellas aulas, remarca que la Deutsche Schule orientó su enseñanza de acuerdo con los programas oficiales de la Dirección General de Instrucción, “aunque todas las asignaturas no relacionadas con la geografía o la historia del Perú, la religión católica o los idiomas castellano e inglés se enseñaban en alemán, a cargo de profesores especialmente contratados desde Europa”.3 Este sistema no alejó sin embargo a los educandos de la realidad peruana circundante; más bien, les brindó el privilegio de tener un acercamiento directo a las esencias de la civilización germánica. Desde un comienzo se hizo evidente que la colonia alemana en Lima no era

suficientemente grande como para restringir sólo a ella el ingreso al Colegio. Para el año 1920, los niños provenientes de hogares peruanos formaban el 73,7 por ciento del alumnado. Sin distingo de origen, todos tenían la oportunidad de captar las esencias más profundas de la cultura alemana, a través de melodías y poemas de autores clásicos, como Beethoven, Schubert, Brahms, Goethe, Schiller, Heine. Durante el “oncenio” de Augusto B. Leguía, el Colegio debió afrontar una difícil situación, a causa de nuevas disposiciones de la Dirección General de Instrucción sobre los planes de estudios, que pretendieron prohibir la enseñanza del alemán como idioma extranjero (o más bien básico) en este plantel.4 Estuardo Núñez experimentó su etapa escolar como parte de una brillante generación de las letras y la diplomacia peruanas. Más o menos por los mismos años que él, fueron alumnos del Colegio Alemán: Rafael de la Fuente Benavides (Martín Adán), Emilio Adolfo Westphalen, Carlos Cueto Fernandini, Guillermo Lohmann Villena, Alberto Wagner de Reyna y Andrés Aramburú Menchaca, entre otros. Sin haber perdido realmente la vinculación con su alma máter, Núñez regresó años después al Colegio para trabajar como profesor de literatura, habiendo enseñado hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial en la nueva sede de la calle Bolívar, en Miraflores. 4

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Basadre, Jorge. La vida y la historia: ensayos sobre personas, lugares y problemas. Lima: Fondo del Libro del Banco Industrial del Perú, 1975, cap. II. [Citamos aquí por la versión antológica de Héctor López Martínez, La vida y la historia, Lima: Orbis Ventures, 2005, p. 57].

Cf. Hampe Martínez, Teodoro. “Zur Entwicklung der Deutschen Schule in Lima (von 1872 bis zur Gegenwart)”. En Deutsch-Peruanisches Kaleidoskop. Ein Lesebuch mit Berichten, Geschichten, Sachtexten, Erzählungen, Gedichten und Anekdoten, eds. Anette Krächan-Jochum y Diana Millies. Lima: Punto Impreso, 2003, p. 268.

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Entre sus compañeros de tareas docentes se hallaron personajes eminentes como August Weberbauer, profesor de biología y geografía; Raúl Porras Barrenechea y Jorge Guillermo Leguía, profesores de historia; Luis Alberto Sánchez, profesor de literatura; y el alemán Karl Weiss (luego director del colegio nacional San José de Chiclayo), que enseñaba música. En 1935, una vez concluido el receso que el gobierno de Sánchez Cerro había dictado contra la Universidad Mayor de San Marcos, nuestro personaje regresó a las aulas universitarias para completar su formación en la Facultad de Derecho. Un año después, para graduarse de bachiller, presentó una tesis titulada precisamente: Las ideas jurídicas alemanas y el Derecho peruano. Esta tesis fue revisada y circuló casi enseguida como folleto (La influencia alemana en el Derecho peruano). Hoy se encuentra felizmente a disposición de los investigadores gracias a la reimpresión que ha auspiciado la Corte Superior de Justicia de Ica, en su colección “Clásicos del Derecho”, el año 2004.5 Del bachillerato en Derecho pasó don Estuardo al título de abogado y al ejercicio libre de la profesión legal, en que se ocupó por varios años. Al hacer memoria de esta temprana vinculación suya con el mundo de la jurisprudencia, me viene desde luego el recuerdo del ilustre Johann Wolfgang Goethe, quien presionado por las indicaciones de su padre realizó estudios de leyes en las universidades de Leipzig y Estrasburgo, hasta graduarse de abogado en esta última, en 1771. 5

Núñez, Estuardo. La influencia alemana en el Derecho peruano. Lima: Lib. e Imp. Gil, 1937. 46 p. La influencia alemana en el Derecho peruano. 2a ed. Ica: Corte Superior de Justicia de Ica, 2004. 57 p. (= Clásicos del Derecho, 13).

El trabajo que asumió Goethe como letrado en el Tribunal de apelaciones de Wetzlar le sirvió empero, mayormente, para recoger materiales e ideas que plasmó luego en su inmortal Werther, espejo de las desventuras sociales de aquel tiempo. Por lo tanto, señala Núñez en un artículo de 1950: “Ni el abogado practica el Derecho ni el auxiliar del Tribunal acude a los expedientes. La gloria le había dado cita distinta. Su prestigio literario era ya definitivo y no había posibilidad alguna de vacilar. Su vocación era clara y definitiva. El Derecho quedó abandonado por el resto de su vida...”.6

Eso mismo se podría decir quizá respecto a nuestro personaje, sobre todo después que la renovación política encabezada por el Frente Democrático Nacional le permitiera iniciarse como profesor en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos. Desde 1946 tomó a su cargo las cátedras de Introducción a la Literatura, Teoría Literatura y Literatura Comparada, y se lanzó a una extraordinaria, acuciosa y constante labor de investigación en viejos papeles e impresos, buscando aclarar los vínculos culturales entre el Perú y los principales focos de la civilización occidental. Lo mismo que estamos refiriendo aquí sobre la tarea de Estuardo Núñez como germanista, se puede (y se debe) repetir con referencia a sus aproximaciones a la cultura inglesa y norteamericana, la cultura italiana, la 6

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Núñez, Estuardo. “Goethe y la vocación por el Derecho”, en Revista Jurídica del Perú (Lima), nº 1, 1950, p. 39-46. [Reproducido en Alma Mater: revista de investigación (Lima), nº 16, 1999].

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cultura francesa, la cultura brasileña, y desde luego la cultura hispánica. En 1953 dio comienzo a sus contribuciones mayores sobre la influencia de la cultura alemana en el país al publicar el volumen Autores germanos en el Perú, que es una antología o florilegio de la poesía alemana recogida en versiones peruanas. Este volumen fue publicado por el Ministerio de Educación Pública, por tratarse de uno de los trabajos ganadores en el Concurso de fomento de la cultura del mencionado año. Tuvo su complemento en un pequeño libro de adiciones, Nuevos estudios germanos, publicado en 1957.7 Así como la citada aportación se refiere a la recepción de la lírica alemana en la “república literaria” del Perú, Estuardo Núñez se ocupará en los años sucesivos del fenómeno cultural recíproco que arranca de los viajes, exploraciones y observaciones de una serie de viajeros alemanes, llegados a los Andes desde el siglo XVIII. Es un hecho evidente que el mayor interés se concentra en la enorme figura de Alexander von Humboldt (1769-1859), cuyos dispersos estudios sobre el Perú fueron recogidos por Núñez y el geólogo Georg Petersen en 1971.8 De acuerdo con los ideales de la Ilustración, y a raíz de su viaje por la América meridional y equinoccial, Humboldt entregó a la humanidad un inmenso caudal de investigaciones y estudios naturalistas y socio7

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Núñez, Estuardo. Autores germanos en el Perú: florilegio de la poesía alemana en versiones peruanas. Lima: Ministerio de Educación Pública, Dirección de Educación Artística y Extensión Cultural, 1953. 192 p. Nuevos estudios germanos. Lima: Editorial San Marcos, 1957. 95 p. Núñez, Estuardo, y Georg Petersen. El Perú en la obra de Alejandro de Humboldt. Lima: Lib. Studium, 1971. 261 p.

económicos: Bolívar lo calificó, bien sabemos, como “el descubridor científico del Nuevo Mundo”. Su brillante personalidad se volcó al examen de todos los aspectos de la vida animada e inanimada del nuevo continente. Pero es justo reconocer que Humboldt encontró un campo de investigación que en muchos aspectos había sido ya abonado por científicos alemanes que lo habían antecedido en el siglo XVIII. Dos sacerdotes jesuitas como Samuel Fritz y Francisco Javier Veigl habían revelado el mundo amazónico en sus aspectos geográfico y etnológico, mientras que el mineralogista Zacarías Helms y el botánico Tadeo Haenke habían estudiado el mundo andino en sus respectivas especialidades. De Humboldt, señala el maestro Núñez, parten las orientaciones para continuar los empeños de la investigación en el Nuevo Mundo en dos direcciones: hacia el ámbito de las ciencias de la naturaleza y hacia el conjunto de las ciencias del hombre y de la cultura. Todavía en el año 2002, al celebrarse el bicentenario de la visita científica de Humboldt a tierras peruanas, continuará investigando y publicando sobre su legado el catedrático sanmarquino. Ese año dio a luz una nueva versión de su recopilación de los escritos humboldtianos, aumentada con la traducción al español de sus apuntes de viajes y otras notas diversas.9 La obra lingüística y etnológica del viajero suizo-alemán Johann Jacob von 9

Núñez, Estuardo, y Georg Petersen. Alexander von Humboldt en el Perú: diario de viaje y otros escritos. Lima: Banco Central de Reserva del Perú & Goethe Institut, 2002. 315 p. [Véase mi reseña publicada en Bicentenario (Santiago de Chile), vol. 3:1, 2004, p. 216-218].

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Tschudi (1818-1889) ha ocupado también la atención de nuestro autor. Tschudi, que se benefició con las enseñanzas y consejos personales de Humboldt, representa al sabio peruanista que tiene como objeto de interés única y exclusivamente a los Andes. Llegó al Perú muy joven, para iniciar una investigación a fondo en las ciencias naturales, sobre todo en el campo de la zoología. Publicó una serie de estudios sobre la fauna peruana y unos Reiseskizzen o “bosquejos de viajes” (1846), con impresiones de todo orden, producto de sus largos recorridos por la zona central del país, llegando hasta Jauja, Cerro de Pasco, Huánuco y el valle de Chanchamayo. Estos bosquejos registran sus observaciones sobre geología, botánica y zoología, así como costumbres, usos y folclor de las distintas comarcas que recorrió.10 Apunta Estuardo Núñez que virtualmente nada escapa al interés humanista y universal de Tschudi. En este médico se va operando un verdadero trueque de los intereses de estudio. Y el fenómeno humano empieza a ocupar un lugar preferente dentro de su inquietud.11 Así es que Tschudi se hace representativo de una tendencia general observable en los científicos y viajeros alemanes de la segunda mitad del siglo XIX. Aquellos hombres de ciencia, formados en los 10 Tschudi, Johann Jakob von. Peru. Reiseskizzen aus den Jahren 1838-1842. St. Gallen: Scheitlin & Zollikofer, 1846. 2 vols. Debemos remitir a la reciente versión crítica de esta obra al castellano: El Perú. Esbozos de viajes realizados entre 1838 y 1842 / edición y traducción de Peter Kaulicke. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, 2003. 452 p. 11 Cf. Núñez, Estuardo. “La obra lingüística y americanista de Tschudi”, en Sphinx. Anuario del Departamento de Filología (Lima), vol. 15, 1962, p. 56-67.

grandes centros de especialización europeos, vinieron a América premunidos de las técnicas más desarrolladas en su época para el estudio de la naturaleza. Pero el contacto con la compleja realidad de las comunidades andinas hizo que pasaran al estudio del hombre y de sus creaciones. Tschudi se trueca en lingüista y etnólogo; Wilhelm Reiss y Alfons Stübel, que llegaron como geólogos, resultan a la postre arqueólogos; Ernst Wilhelm Middendorf, médico, se vuelve sociólogo y lingüista. “Podría decirse que América los humanizó y ejerció un tal poder de sugestión que el estudioso de la naturaleza deviene necesariamente estudioso del hombre”, según anota lúcidamente el maestro.12 El espacio se hace corto para tratar en esta comunicación, con pleno detalle, las diversas contribuciones relativas a viajeros y científicos de impronta germánica que han dejado huella en el Perú. A estos personajes –como el literato August von Kotzebue, el arqueólogo Hans Heinrich Brüning o el viajero Arthur Werthemann– se ha referido Núñez en multiplicidad de ponencias científicas, colaboraciones en revistas y artículos de periódicos.13 Mencionaremos la figura de Eduard Friedrich Poeppig (1798-1868), doctor 12 Núñez, Estuardo. “La ciencia alemana y los fundamentos de la investigación peruanista”, en Conocimiento. Avances en ciencias, arte y humanidades (Lima), nº 2, 2003, p. 18-23 (cita de la p. 21). 13 Citaremos por ejemplo los siguientes artículos: Núñez, Estuardo. “Eduardo Poeppig y sus investigaciones en América del Sur”, en Humboldt (Hamburgo), nº 11, 1962, p. 47-50. “El segundo centenario del nacimiento de Augusto von Kotzebue: las “acllas” en la literatura universal”, en Humboldt (Hamburgo), nº 13, 1963, p. 78-79. “Westhermann: un viajero amazónico”, en El Comercio (Lima), 18 de noviembre de 1979, p. 2. “Heinrich Brüning”, en El Comercio (Lima), 23 de diciembre de 1979, p. 2.

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en medicina y ciencias naturales por la Universidad de Leipzig, que apareció por las costas de Chile y el Perú no bien había terminado el proceso de la Independencia. Llegado al Perú en mayo de 1829, Poeppig organizó una expedición destinada a realizar estudios naturalistas en zonas casi desconocidas para la ciencia. Entrando por la ruta de Canta y Pasco, se detuvo nueve meses en el valle del Huallaga y registró plantas, animales, clima, usos y costumbres de los habitantes. El caudal de todas sus observaciones está en una obra de dos volúmenes, acompañada de un atlas de incalculable valor cartográfico.14 Mientras Poeppig navegaba por los ríos amazónicos llegó al Callao, como integrante de una expedición científica que daba la vuelta al mundo, el Dr. Franz Julius Ferdinand Meyen (1804-1840). El aporte de este viajero es interesante por sus observaciones naturalistas efectuadas en la región del Titicaca, de la cual llegó a trazar una carta importante.15 Por su parte, el barón Ernst von Bibra (18061878) dejó una obra estimable como investigador en Brasil, Chile y Perú, adonde viajó en procura de materiales naturalistas y etnográficos. Publicó el libro Reise

14 Poeppig, Eduard. Reise in Chile, Peru und auf dem Amazonenstrome während der Jahre 1827-1832. Leipzig: F. Fleischer, 1835-36. 2 vols. Debemos remitir a la reciente versión crítica de esta obra al castellano: Viaje al Peru y al río Amazonas, 18271832 / traducción de Federico Schwab ; introducción de Antonio Brack Egg. Iquitos: Centro de Estudios Teológicos de la Amazonía, 2003. 432 p. (= Monumenta Amazónica. D, 6). 15 Meyen, F. J. F. Reise um die Erde, ausgefuhrt auf dem Königlich Preussischen Seehandlungsschiffe Prinzess Louise, commandirt von Captain W. Wendt, in den Jahren 1830, 1831 und 1832. Historischer Bericht. Berlin: Sander’sche Buchhandlung, 183435. 2 vols.

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in Südamerika, en dos volúmenes, y se dedicó luego a captar temas pintorescos para reconstrucciones literarias.16 En el rescate de esos semiolvidados personajes hay que citar el esfuerzo del Profesor Núñez en 1969, al publicar el volumen Viajeros alemanes al Perú, gracias al auspicio de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Allí se incluían cuatro relaciones desconocidas de Wolfgang Bayer, Friedrich Gerstaecker, Karl Scherzer y Hugo Zoller. Las traducciones directas del alemán fueron realizadas por Ernesto More.17 Lo interesante es que la contribución de Gerstaecker, Viaje por el Perú (impresa de manera completa e independiente en 1973), contiene una serie de cuentos y novelas cortas, narraciones que garantizaron su éxito popular, en tanto que respondían a la inquietud de los lectores europeos por lo exótico y casi salvaje.18 Llegamos por fin a la obligada mención del más laborioso y consagrado peruanista alemán del siglo XIX, el médico Ernst Wilhelm Middendorf (18301908). El maestro Núñez ha advertido que, durante cerca de cuarenta años, bregó porque sus obras fuesen traducidas al castellano y divulgadas entre el público lector del país al cual consagró los mejores años de su vida. Ya en 1939, ante el XXVII Congreso Internacional de Americanistas reunido en Lima, presentó 16 Bibra, Ernst von (Freiherr). Reise in Südamerika. Mannheim: Bassermann & Mathy, 1854. 2 vols. 17 Núñez, Estuardo, comp. Viajeros alemanes al Perú; cuatro relaciones desconocidas de [...]. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1969. 137 p. (= Comentarios del Perú, 10). 18 Gerstaecker, Friedrich. Viaje por el Perú / traducción directa del alemán por Ernesto More. Estudio preliminar de Estuardo Núñez. Lima: Biblioteca Nacional, 1973. 193 p.

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una comunicación en la que mostraba un esquema de su obra lingüística y de tratadista, lo cual provocó una moción de dicho Congreso recomendando la traducción de sus libros, casi desconocidos hasta entonces. Después, en 1959, reunió Núñez en un volumen editado por la Facultad de Letras sanmarquina (Las lenguas aborígenes del Perú) las versiones al castellano de los estudios de Middendorf sobre las lenguas quechua, aimara y mochica. 19 Más aun, don Estuardo participó desde 1960, como director del Instituto de Literatura de San Marcos primero y como director de la Biblioteca Nacional del Perú después, en las gestiones para la traducción y edición de la obra magna de Middendorf: Peru. Beobachtungen und Studien über das Land und seine Bewohner (3 vols., 1893-95). Este es un gran “fresco” que se propone abarcar en una sola visión la geografía, la arqueología y la historia, los usos y costumbres, las posibilidades económicas y sociales de este país. Finalmente se llegó a la salida del texto, en versión castellana de Ernesto More, renovada en sus ilustraciones y con el sello de la Dirección Universitaria de Biblioteca y Publicaciones de San Marcos (1973-74).20 19 Estas traducciones –a cargo de Emilio de Althaus, Franz Tamayo y Federico Kauffmann Doig– proceden de la publicación original de Middendorf, Ernst Wilhelm. Die einheimischen Sprachen Perus. Leipzig: Brockhaus, 1890-92, vol. 1 (Das Runa Simi oder die Keshua-Sprache), vol. 5 (Die AimaráSprache) y vol. 6 (Das Muchik oder die ChimuSprache). 20 Middendorf, Ernst Wilhelm. Perú: observaciones y estudios del país y sus habitantes durante una permanencia de 25 años / traducción de Ernesto More. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Dirección Universitaria de Biblioteca y Publicaciones, 1973-74. 3 vols.

“Con satisfacción podemos decir que en el caso de Middendorf –apunta el maestro– se ha cumplido nuestro objeto primitivo: dar a conocer su obra ejemplar de estudioso que dedicó su vida entera al conocimiento del Perú, viajando por él en todas direcciones y practicando todo tipo de observaciones, y poniendo en evidencia sus raíces culturales. Deseamos que este esfuerzo editorial efectuado en relación con Middendorf, sea el ejemplo y el anuncio de otros programas que logren poner al alcance de todos los peruanos las realizaciones de la ciencia alemana respecto al Perú”.21

Tal es, en apretada síntesis y con solo algunos ejemplos paradigmáticos, la enorme tarea de investigación que ha realizado y puesto ante nosotros el Profesor Estuardo Núñez, en más de sesenta años de trabajo. Por cierto que esta gran producción, dispersa en libros, antologías, ediciones, prólogos, folletos y artículos, no es más que una parte reducida de su extensa contribución, con la que ha ayudado a promocionar las relaciones culturales y científicas del Perú con el exterior. Si volvemos a recordar su temprana afiliación con la Deutsche Schule de Lima, podríamos decir que gran parte de este notable esfuerzo ha sido posible gracias al tesón investigador, la constancia y la disciplina que adquirió desde sus primeros contactos con la cultura alemana. Por esta rica y abundante contribución, que compromete nuestra gratitud como investigadores y como amantes de las bellas letras, Estuardo Núñez tiene bien ganado un sitial entre los estudiosos del peruanismo y los forjadores de la peruanidad. 21 Núñez, “La ciencia alemana y los fundamentos de la investigación peruanista”, cit. [12], p. 22.

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Serie “Letras Francesas”

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El último día de la Inquisición Teodoro Hampe Martínez

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l texto de Le dernier jour de l’Inquisition fue escrito por Paul Morand de marzo a septiembre de 1946, en su morada suiza del lago Lemán, según reza el colofón, y fue publicado originalmente en Vevey, por Éditions de La Table Ronde (seguido, en el mismo volumen, de la novela Parfaite de Saligny).1 Se trata de un relato cargado de implicaciones psicológicas y espirituales, que surgió en la época seguramente más crítica de la vida de Morand, cuando acababa de ser defenestrado por el gobierno de De Gaulle. Se ha dicho que representa la cosmovisión individualizada y subjetiva del autor, por la que cuestiona una serie de valores religiosos y éticos, pero especialmente el psicoanálisis. Según explica el crítico francés Michel Collomb, Morand entendía al psicoanálisis como una nueva e insidiosa forma de pesquisa, una suerte de “religión”, con sus dogmas y neologismos de impronta freudiana, que invadían casi la totalidad del conocimiento y de las artes en ese tiempo.2 Haciendo gala de unos dones de 1

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Morand, Paul. Le dernier jour de l’Inquisition suivi de “Parfaite de Saligny”. Vevey: La Table Ronde, 1947, in-16º. 318 p. El texto de la novela que analizamos se encuentra en las p. 9-136. Collomb, s.v. “Le dernier jour de l’Inquisition”, en Nouvelles complètes, cit. [4], p. 1084-1085.

imaginación extraordinarios, con un escenario rico en matices históricos, mitológicos y pintorescos, Morand nos expone en Le dernier jour de l’Inquisition los antagonismos de dos herencias raciales y religiosas, la occidental cristiana y la tradicional andina: dos mundos enfrentados y, a la vez, entremezclados en un mismo hombre, y que terminan llevándolo a la desesperación y a la locura. Lo interesante de esta narración es que se halla ambientada en la ciudad de Lima durante los años iniciales del siglo XIX, todavía bajo el dominio colonial español, y tiene como episodio nuclear –en el último de sus cuatro largos capítulos– el asalto de la turba popular a la sede del tribunal de la Inquisición, que ocurrió el 3 de septiembre de 1813, luego que las Cortes de Cádiz anunciaran oficialmente la derogación del aparato institucional del Santo Oficio. Sobre ese telón de fondo, la pluma ingeniosa de Morand encuentra más de una ocasión para ofrecer sabrosas pinceladas de la vida colonial limeña. Se refiere, por ejemplo, al opresivo clima nebuloso del invierno (en una ciudad donde nunca llueve ni truena), a la coquetería de las mujeres tapadas con velos y a la solemnidad de los “autos de fe”, en los cuales eran públicamente castigados los reos de la Inquisición.

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El tripulante de marina inglés William Bennet Stevenson participó eventualmente, como testigo, en un proceso judicial del Santo Oficio, se halló presente en el saqueo del palacio de la Inquisición de Lima y fue uno de los primeros en ingresar al archivo secreto y a la cámara de torturas, según el relato absolutamente minucioso que nos ofrece en su libro A historical and descriptive narrative of twenty years’ residence in South America (Londres, Hurst, Robinson & Co., 1825). Haciendo una comparación con la narración de Morand, el paralelismo salta a la vista. El novelista francés debió haberse inspirado en Stevenson para recomponer la imagen del Cristo articulado de la sala de audiencias y para reconstruir los macabros instrumentos de tortura, que arrancaron en el viajero inglés esta sentencia: “Observando estos implementos de tortura, ¿podíamos encontrar una excusa para los monstruos que los usaron para defender la fe que enseñara, con preceptos y ejemplos, con mansedumbre y humildad, el santo Jesús?”.3 Junto con ello, la minuciosa investigación de Pilar Zuazo Mantilla ha puesto en evidencia que las observaciones de Le dernier jour de l’Inquisition sobre la sociedad limeña son en gran parte deudoras del testimonio de otro viajero del siglo XIX: el francés Max Radiguet, en sus Souvenirs de l’Amerique espagnole (París, Michel Levy, 1856). Son muchas las similitudes que se hallan entre Morand y Radiguet. Ambos fueron observadores 3

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Hemos consultado la versión de Stevenson editada por Estuardo Núñez, bajo el título “Memorias sobre las campañas de San Martín y Cochrane en el Perú”, en Relaciones de viajeros. Lima: Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú, 1971, vol. III, p. 73-338. Cita de la p. 151.

acuciosos, caracterizados por una actitud crítica, aunque sus juicios fueron siempre ponderados; poseían una vasta preparación cultural y gustaban de informarse concienzudamente. Fueron viajeros que supieron captar el alma de las personas y de las comunidades que visitaron, y en sus respectivas crónicas de viajes sobre América del Sur dedican la mayor parte de sus textos al Perú.4 Alonso se llama el enunciador del relato que nos interesa, un hombre medianamente culto y de naturaleza sencilla. Es un prisionero capturado por la Inquisición a causa de una falta aparentemente menor, pero que resulta esencial por su desempeño como interlocutor e investigador de la espiritualidad de su compañero de celda, don Esteban, cuya atormentada vivencia conduce la trama novelesca. Y es que don Esteban aparece como un hombre sometido al influjo de creencias y ritos tradicionales andinos (pues descendía de un importante linaje quechua por el lado materno) y al mismo tiempo abierto a las nuevas ideas filosóficas de Bayle y Voltaire, cuyas obras había leído clandestinamente, como muchos otros personajes americanos atraídos por la Ilustración.5 Este mestizo acriollado se encuentra turbado, además, por la convicción de sufrir los engaños de su hermosa mujer, al punto de creer que fue ella quien lo denunció veladamente a las autoridades 4

5

Zuazo Mantilla, María del Pilar. “El último día de la Inquisición” de Paul Morand; traducción y análisis de la novela. Tesis de licenciatura. Lima: Universidad Ricardo Palma, Facultad de Lenguas Modernas, 2000, vol. I, p. 52. Cf. Millar Carvacho, René. “La Inquisición de Lima y la circulación de libros prohibidos (17001820)”, en Revista de Indias (Madrid), vol. 44, 1984, p. 415-444.

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del Santo Oficio. Ante este dramático panorama, preso de confusión ideológica y sentimental, el protagonista es guiado al camino de la salvación por los jueces calificadores de la Inquisición, quienes le someten cada noche a un refinado interrogatorio, al modo de un “lavado de cerebro”. De tal manera se produce el aparente triunfo de la fe católica, en la medida en que don Esteban crea una vinculación afectiva y dependiente respecto a los jueces. En el notable relato sobre el asalto popular a la Inquisición resuenan las vivas a la libertad y la destrucción de los papeles, muebles y símbolos religiosos. Se podría ingenuamente pensar que esto significa un final feliz para la novela, pero la complejidad de la situación es tan grande que ni Alonso ni don Esteban encuentran una casa donde pasar la noche y deciden volver a dormir en el saqueado inmueble...6 El desenlace termina por desautorizar el poder divino de la Inquisición y sellar el naufragio espiritual de los protagonistas, en lo cual se revela el talante de un hombre como Paul Morand, amante de la burguesía y del liberalismo y contrario a todo sistema estatista, centralizante y opresivo.

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Tapada limeña. Óleo sobre papel de Mauricio Rugendas. “... no me quedaba más remedio que dejarla, que se envolviera como las otras tapadas con el manto largo de seda negra recogido a la cintura, cubriendo la cabeza y cayendo sobre el rostro que disimula dejando sólo un ojo descubierto...” (Paul Morand, El último día de la Inquisición)

“Ante el placer que tuve al sentir el aire tibio alrededor del fuego, noté súbitamente que esa noche de primavera era fría; necesitaba encontrar abrigo. ¿Por qué este palacio que me había mantenido encerrado tanto tiempo no me hospedaría una vez más?”, dice en ese pasaje Alonso (cf. Morand, Le dernier jour de l’Inquisition, cit. [12], p. 125-126).

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Detalle de “El mercado principal de Lima”. Óleo de Mauricio Rugendas, 1843. Se trata de la antigua Plaza de la Inquisición (hoy Plaza Bolívar), donde funcionaba el mercado de Lima. En el extremo superior derecho se aprecia parte del antiguo local del Tribunal de la Santa Inquisición. De: El Perú Romántico del siglo XIX, Carlos Milla Batres, editor. Lima, 1975.

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Máscara de Cal Ivana Suito

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espués de la trilogía de Noël Châtelet (La dama de azul, La mujer amapola y La niña en los girasoles, que son una delicia y si todavía no los han leído se los recomiendo) y del texto de Paul Morand (El último día de la Inquisición) traducidos los cuatro excelentemente bien por nuestra colega y amiga Pilar Zuazo, exalumna de esta universidad, ahora recibimos un texto que realmente es un placer abordar: Máscara de Cal, traducción de la obra Masque de Chaux de Georgette Philippart, esposa de nuestro admirado poeta César Vallejo. Máscara de Cal empieza con un prólogo del traductor Pedro Díaz quien, plenamente consciente de la dificultad que supone la traducción de poesía, subraya las opiniones de una gran autoridad de las letras, como es Jorge Luis Borges, quien dice: “Ningún problema tan consustancial con las letras y con su modesto misterio como el que propone una traducción” y que además considera la traducción literaria “como un viaje interminable”. Y es que, si en el caso de un texto informativo o argumentativo, pueden haber varias versiones que transmitan correctamente el sentido, en un texto literario la dificultad se incrementa mucho más: Un texto literario, y en mayor grado aún la poesía, exige al traductor un doble

trabajo de análisis y asimilación, tanto del fondo (es decir del sentido que el autor desea transmitir), como de la forma (la manera en que desea expresar ese sentido). Y, como todo texto escrito, la traducción también es perfectible y más aún la traducción literaria, lo que realmente la puede convertir en una “empresa interminable”. Pero lo más delicado aún, es que, si la interpretación de un texto informativo (es decir, la captación de su sentido supone un proceso mental complicado, que depende de muchos factores, internos y externos al traductor) la interpretación de textos literarios lo es mucho más... porque son textos que expresan sentimientos, emociones, estados de ánimo, connotaciones que podríamos interpretar de mil formas sin saber cuál es la que realmente quiso expresar el autor. Todo lo dicho, quizás puede desanimar a nuestros alumnos y jóvenes traductores, más aún cuando hasta hoy, a nivel de la formación de traductores en el mundo, hay discrepancias con respecto a la traducción literaria. Hay centros como la Escuela Superior de Intérpretes y Traductores de París (que forma parte de la Nueva Sorbona), donde se afirma que “así como no hay una escuela para formar poetas, tampoco puede haber una escuela para formar traductores de poesía” y, por lo tanto, no la incluye en su plan de

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estudios. Y otros, como la Universidad de Rennes que, por el contrario, le da muchísima importancia. Pienso que el autor de esta traducción da en el clavo cuando afirma, basándose en la historia, que por más dificultades que involucre la traducción literaria, ha sido, es y seguirá siendo indispensable, en la medida en que el mundo (por más globalizado que esté) sigue siendo un conglomerado de grupos humanos con diferentes culturas, visiones del mundo, lenguas, costumbres, vivencias, etc. De lo que tenemos que ser conscientes es que traducir poesía es todo un reto, un reto que Pedro Díaz asumió con mucho entusiasmo, pero también con muchas cualidades personales que han hecho posible la calidad de esta obra. Y es que el lenguaje de la poesía es conciso, sintético, a veces una palabra o un verso nos pueden decir mucho más que varias páginas, y eso no es fácil de traducir. La poesía es ambigua y aunque ese pueda ser su encanto, también puede ser el dolor de cabeza de su traductor. La poesía puede llegar a cada lector de manera diferente, puede motivar múltiples interpretaciones, ¿cuál elegir como equivalente al traducirla? Hasta hace pocos años en nuestro país, cada vez que se necesitaba traducir un texto literario, enseguida se pensaba en un literato, ya que se consideraba que estaban en mejores condiciones de reproducir en otra lengua, no sólo el sentido sino la forma del texto literario, y existen muchos buenos ejemplos al respecto. Sin embargo, Octavio Paz en el prólogo de su estudio Literatura y Literalidad, nos dice: “En teoría, sólo los poetas deberían traducir poesía; en la realidad, pocas veces los poetas son buenos traductores.

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No lo son, porque casi siempre usan el poema ajeno como punto de partida para escribir su poema... El buen traductor de poesía es un traductor que, además, es un poeta... o un poeta que además es un buen traductor”. Pienso que ese justamente es el mérito de Pedro Díaz, quien aborda este poemario, con gran sensibilidad de poeta, amplio bagaje cultural y conocimiento de la autora y su contexto histórico, así como importante dominio de las lenguas, y la transparencia que todo traductor persigue, todo lo que le permite una interpretación cabal del sentido, pero además la posibilidad de una impecable reexpresión del mismo, y con un importante esfuerzo traductor que lo lleva a respetar escrupulosamente el vouloir dire de la autora. E insisto, no es una tarea fácil, menos aún en la traducción de poesía, ya que siempre el equilibrio es el punto más difícil de encontrar. ¿Cuánto nos podemos alejar del texto de partida?, o ¿cuán cerca nos debemos mantener? Todo con la idea de ser fieles a un texto que no es nuestro, sino ajeno, pero que sin embargo, terminaremos haciendo nuestro. Un ejemplo de ese equilibrio logrado por el autor de esta traducción se pone en evidencia en el siguiente poema. “Il est mort”1 Il est mort il y a longtemps dans une chambre verte et blanche parmi les arbres du printemps

1

Georgette Vallejo, Masque de Chaux, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1964, p. 24.

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“Oh madre”4

et les oiseaux qui chantent me font de la peine

Oh madre hace tanto tiempo muerta

et les aubes me font peur ——————————————

tu hija está triste oh madre mía y como tú

“Está muerto”2

también quisiera estar muerta

Está muerto hace mucho tiempo

—————————————— “Visage”5

en un cuarto verde y blanco entre los árboles de la primavera

Visage en ma pâleur endormi

y las aves que cantan me dan pena

tout bas très vite

y las albas me dan miedo

comment te dire que j’aie pu vivre

Es admirable la suavidad con la que se aborda el texto y lo escrupuloso que ha sido el traductor con el poema ajeno. Aquí otra muestra de ello:

“Rostro”6 Rostro en mi palidez dormido

“O mère”3 quedamente rápidamente

O mère depuis si longtemps déjà morte

cómo decirte que pude vivir

votre fille est triste ô ma mère et comme vous ma mère morte se voudrait

2

3

Georgette Vallejo, Máscara de Cal, Serie “Letras Francesas”, Lima, Universidad Ricardo Palma, Facultad de Humanidades y Lenguas Modernas, Embajada de Francia en el Perú, 2006, p. 38. Georgette Vallejo, Masque de Chaux, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1964, p. 29.

4

5 6

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Georgette Vallejo, Máscara de Cal, Serie “Letras Francesas”, Lima, Universidad Ricardo Palma, Facultad de Humanidades y Lenguas Modernas, Embajada de Francia en el Perú, 2006, p. 43. Georgette Vallejo, Masque de Chaux, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1964, p. 63. Georgette Vallejo, Máscara de Cal, Serie “Letras Francesas”, Lima, Universidad Ricardo Palma, Facultad de Humanidades y Lenguas Modernas, Embajada de Francia en el Perú, 2006, p. 77.

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César Vallejo y Georgette Philippart, verano de 1929.

Podría seguir y seguir leyendo porque realmente es un placer la lectura de estos poemas. Sin embargo, quisiera terminar, reiterando como traductora mi felicitación por este trabajo y manifestando que, como dice Valery Larbaud en Joies et Profits du Traducteur (Alegrías y beneficios del Traductor), más allá de las dificultades y de las angustias que pueda plantearnos una traducción, es inmensa la alegría que nos da al poder ofrecerle a un amigo un texto que nos gusta, que queremos com-

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partir con él y que, antes de traducirlo, era para él sólo “triste y gris materia impresa, ilegible, impronunciable, desprovista de todo significado”. Pedro Díaz ha hecho que estos poemas de Georgette Vallejo sean, como decía Larbaud, para quienes los lean de ahora en adelante en español: “palabra viva, pensamiento articulado, un nuevo texto cargado de sentido y de intuición que hubiera quedado tan profundamente inaccesible para tantos ojos en un texto extranjero”.

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X Aniversario de la fundación del Instituto Ricardo Palma

E

l 10 de diciembre del año 1997, mediante Resolución Rectoral Nº 973933, se creó el Instituto Ricardo Palma. Desde entonces, este importante centro cultural ha desarrollado una continua actividad en pro del estudio y difusión de la obra del creador de las Tradiciones Peruanas, pero bajo nuevas perspectivas, como precisamente señala Estuardo Núñez, Director del Instituto Ricardo Palma, en el prólogo al primer volumen de Aula Palma, órgano de este instituto: Hasta ahora hemos contado con muchos y brillantes estudios sobre la figura y obra de Palma, pero entre sus comentaristas son pocas las aportaciones realmente definitivas. Se ha elogiado mucho la obra y la figura de Palma, pero también es notorio que se han repetido y utilizado muchos lugares comunes y frases hechas, producto de un facilismo cómodo que sólo ha servido para redactar ligeros y redundantes apreciaciones, reseñas superficiales o banales rememoraciones anuales de tipo periodístico, basados únicamente en aquellos trabajos fundamentales de las generaciones anteriores. Ha llegado el momento de enmendar desvíos o insustanciales aportes benévolos y laudatorios en las

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diversas circunstancias que coadyuvaron a su exaltación y a su proyección pública. Con la creación del encomiable esfuerzo de la “Sociedad Amigos de Palma” y con la fundación y organización de la “Casa Museo Ricardo Palma” (obra ejemplar del historiador Eugenio Alarco Larrabure) que nació con generosos aportes privados y municipales, puede decirse que se ha cumplido una etapa esencial y preparatoria; pero con la creación

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como extranjeros que confluyen cada año en Lima, en reuniones convocadas por el Instituto Ricardo Palma bajo el nombre de Re-Visión de las Tradiciones, cuyo último encuentro acaba de realizarse. Desde las páginas de la Revista de la Facultad de Humanidades y Lenguas Modernas saludamos y felicitamos por esta labor a los directivos del Instituto Ricardo Palma: al Dr. Estuardo Núñez, su Director; a Manuel Pantigoso, coordinador y animador del mismo; y al Rector de la Universidad Ricardo Palma, Iván Rodríguez Chávez, por su gestión en la creación del Instituto Ricardo Palma y su apoyo constante al mismo.

Primer número de Aula Palma, 1999.

del Instituto Ricardo Palma nacido por iniciativa del Dr. Iván Rodríguez Chávez y del auspicio y apoyo de su Rectorado al frente de la Universidad Ricardo Palma, se abre una nueva etapa de reflexión y análisis de la obra palmista y de su influencia.1

Bajo esta advocación, el Instituto Ricardo Palma ha cumplido, hasta ahora, una de las más importantes exégesis palmistas que han sido reunidas en los cinco volúmenes de Aula Palma (19992006), producto de los Discursos de Incorporación y colaboraciones de distinguidos escritores y estudiosos de la obra de Ricardo Palma tanto peruanos 1

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Aula Palma, Instituto Ricardo Palma, Discursos de Incorporación 1998-1999, Lima, Universidad Ricardo Palma, Centro de Investigación, 1999, pp. 910.

Quinto número de Aula Palma, 2006.

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Rondas líricas en los Andes Marcos Yauri Montero

INTRODUCCIÓN

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n los primeros años de la conquista, el cronista Pedro Pizarro dio el testimonio de que en las noches sin lluvia, los hombres y mujeres salían al campo y hacían un: “coro cerrado, y cantando uno de ellos en voz alta, todos los demás respondían andando alrededor”. Más tarde Bernabé Cobo y José de Acosta dieron cuenta de una poesía dialogada que se usaba en circunstancias análogas. Antonio de la Calancha rescató las canciones del mes de mayo con las que la gente celebraba una fiesta desde las sementeras hasta sus casas, invocando a las deidades para que les conservaran las comidas. Estas referencias apuntan a una especie lírica del Perú prehispánico, el wawaki, de la que Huamán Poma de Ayala recogió varios textos. El wawaki era un género cantado por coros juveniles de ambos sexos cuando se celebraban las fiestas a la Luna, durante las cosechas o en las noches de guardia para evitar que las sementeras maduras fueran robadas o maltratadas por animales predadores. Estas formas de poesía quechua dialogada y cantada por multitudes aún se ejercitan en algunas zonas rurales de los Andes durante la cercanía de las cosechas, en las fiestas patronales, en los carnavales y aun en la Semana Santa; tienen contenido ritualístico. Basta citar como ejemplos la fiesta de Chiaraque, en el Cusco, donde dos comunidades se enfrentan en una batalla propiciatoria de una óptima producción agropecuaria; y, la escenificación de la captura y degollamiento de Atahualpa1, además del Himno de los Aukis de Puquio al agua y a la tierra, recogido y traducido por José María Arguedas2.

LA RONDA DE LA “JARA PUKLLA” (“EL JUEGO DEL MAÍZ”) En una temprana investigación (1960), compilamos dos estrofas de esta Jara puklla, en el distrito de Tapacocha de la provincia de Recuay, departamento de Ancash. La primera, un elogio al agua; y, la segunda, una alabanza al toro3. Ahora 1

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Se escenifica en muchos lugares del Perú actual. Como ejemplos solo citaremos los siguientes: Pomabamba (Ancash, 24 de junio), Viscas, (Canta, Lima, 24 de junio), Quiches (Yauyos, Lima, 8 de diciembre) Chiquián (Ancash, 30 de agosto). IDEA. Artes y Letras, Nº 29, Lima, 1956, p. 1 / Arguedas, José M.: Ollantay, Cantos y Narraciones Quechuas, Lima, 1957, pp. 90-94 Ancash o la biografía de la inmortalidad. Lima, P. L. Villanueva, 1972, p. 31.

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hemos llegado a conocer casi todo su texto, gracias a su rescate en 1940 y su posterior publicación (aunque sin traducción) realizados por el profesor Joaquín Ferrer Broncano4 en el distrito de Marca, de la misma provincia, del que es oriundo. Esta ronda sigue vigente en los distritos de Huayllapampa, Tapacocha y Cochapetí, en la vertiente occidental de la Cordillera Negra. Su texto, al parecer, no ha sufrido alteraciones importantes.5 Por sus características, es un wawaki. Pues, primero, se celebra en fechas cercanas a la cosecha del maíz (setiembre), en las noches, en la campiña, junto a los maizales maduros, con la participación de jóvenes de ambos sexos encargados de la vigilancia para evitar el robo y la acción predadora de la zarigüeya (muca), del perro y de los roedores; y, segundo, porque en su estructura convergen la sonorización (música), la danza y una sencilla coreografía. Tiene 26 estrofas, cada una de un número variable de versos carentes de métrica uniforme. Según el recopilador, el número de estrofas en algunos casos es mayor. No cabe duda que este texto no es el original, sino uno que a través del tiempo ha sufrido manipulaciones. Pero de lo que debemos estar seguros es que representa la continuidad de la tradición literaria del Perú prehispánico, igual que otros textos dispersos en el extenso territorio de los Andes.

APROXIMACIÓN ANALÍTICA Estructuralmente las 26 estrofas dialógicas de esta Jara puklla, no constituyen una línea única e ininterrumpida, sino tiene hasta cinco instancias unificadas por el tono rural y agrario. Llama la atención esta supervivencia, pues siendo Marca un territorio agropecuario, está abierto al impacto de la modernidad, con sus elementos: la televisión, el teléfono, la radio, etc.; además, como cualquier lugar del mundo contemporáneo es un nido de migrantes con destino a Lima y el extranjero.

PRIMERA INSTANCIA: CANCIONES: 1, 2, 3 Tiene una estrofa introductoria con versos cortos pronunciados primero por los varones y luego por las mujeres que reproducen los sonidos de las montañas. En la fase inicial es un llamamiento a la alegría: Ayayé, ayayé / ayayé, wayé, wayayé; y, entre el final y comienzo de cada instancia, es la exhortación a la continuación de la fiesta.

4

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Ancash Actual (periódico) Nº 32 (julio-setiembre) Lima, 1983, p. 2 / Íd. Nº 33 (octubre-diciembre) Lima, 1983, p. 1 / Íd. Nº 34 (enero-marzo) Lima, 1984, pp. 3-7 / Cultura sin fronteras. Revista, Lima, 1998, pp. 16-17 / Shancur. Órgano Informativo del Centro Regionalista Marca, Nº 31, Lima, 2001, pp. 31-34. El profesor Joaquín Ferrer Broncano ha sido y es un inquieto promotor cultural. Su labor ha estado ligada a la docencia superior y al periodismo. El profesor Ferrer, en una reciente conversación, le ha manifestado al autor de este trabajo que ha asistido a una ronda y ha podido verificar que tanto su texto, como sus secuencias, no han sufrido variaciones saltantes (2006).

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Después de la introducción, la ronda se abre con una canción que elogia al agua: Yakullé (c-1) (“Agua, agüita mía”). A través del diálogo iniciado por los varones, se alude a la presencia del agua en el riego de las plantas alimenticias; los varones nombran a los frutales y las mujeres a los cereales y a las legumbres. Esta canción se repite diez o quince veces. A continuación es cantada: Kaké (c-2) (“Lado a lado”); los varones nombran a sus vecinas para formar parejas previo un abrazo. Conformadas las parejas se entona Yarawish (c-3), que alude a una planta que supuestamente sirve para hechizar a los varones; la canción exige que mediante un juramento los hombres declaren en medio de la ronda no estar hechizados.

SEGUNDA INSTANCIA: CANCIONES 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 Se inicia con Shallia (c-4), que onomatopéyicamente reproduce el sonido de las mazorcas de maíz secadas al sol para ser desgranadas. Le sigue la danza en rueda durante cuyo desarrollo cada participante pronuncia en alta voz la palabra shall. En el diálogo entre varones y mujeres, se habla del amor y el celo, y luego se alaba al tordo y al cóndor, ambas aves míticas asociadas a la agricultura. El tordo habría traído las semillas de las plantas alimenticias6 ; y el cóndor, la sal del océano para que el hombre sazone sus comidas, además de haberle llevado al Sol el fruto de las cosechas. La canción Chiwi (c-6): (“Negro”), que se refiere al color del tordo, llamado también yucyuc, yuquis o zorzal, además de elogiar a esta ave, alude metafóricamente al juego erótico entre el macho y la hembra. Esta alusión liga la imagen de la tierra representada por la joven mujer sobre cuyo cuerpo, supuestamente, discurre la danza, al tordo que es la representación del macho. La misma canción al mencionar los lugares de donde proviene el tordo: “Wayla” y “Kollka”, se refiere al verdor de las sementeras y a la riqueza de las trojes; (wayla: fronda exuberante; kollka: ático, desván o troje donde se almacenan las cosechas). El carácter agrícola ligado a las deidades prehispánicas se acrecienta cuando los varones nombran los lugares que se encuentran al norte y las mujeres a los que están en el sur; el norte representa el hanaq, masculino, y el sur a hurin, que es femenino. Luego de los últimos versos, se desencadena un juego erótico: varones y mujeres tratan de jalarse por los cabellos imitando al mismo tiempo el trino del tordo. En esta misma instancia, las canciones Personallapeq dueñutukamunki (c-9): (“De mi persona te sientes dueño”) y Qantu weta (c-10): (”Flor de qantu”), manifiestan otras formas de buscar o provocar el amor: la gentileza y la obsequiosidad. Como en cualquier sociedad, en la indígena, una joya o cualquier objeto obsequiados, adquieren, 6

El tordo o zorzal andino, además de estar según la mitología, vinculado a la agricultura, cumple muchas funciones y representa las cualidades buenas y negativas del hombre. Es el mensajero de Dios y con él se comunica con los hombres, y es en este sentido habitante del cielo, mundo de la felicidad y reino de la flora benéfica al hombre, donde jamás existe el hambre y la infelicidad. Cf. Yauri Montero, M.: Laberintos de la memoria. Lima, Instituto de Ciencias y Humanidades, Fondo Editorial del Pedagógico San Marcos, 2006, pp. 163-168.

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según los casos, una significación especial ya sea de amistad, aprecio o amor.7 El final de esta secuencia se cierra con la danza.

TERCERA INSTANCIA: CANCIONES 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18 La canción Shawé (c-11): (“Enlázala”), es la invitación a que, mutuamente, varones y mujeres tiendan puentes de amistad o amor. En forma alternada, cada participante, varón o mujer, se pone en el centro de donde se encamina hacia quien va a enlazar valiéndose de un paño. Cuando un varón va a enlazar a una mujer, los demás le animan usando la palabra “hermanito”, (wawkellé); igual sucede en el caso de las mujeres, éstas usan la palabra “hermanita” (nanallé). La siguiente canción Suwé (c12): (“Roba, roba”), completa el significado de la anterior. La declaración amorosa abre las puertas a la unión espiritual que es seguida de la carnal: “suwarirpish punushakran: “luego de robármela voy a acostarme con ella”. La canción siguiente: Manaran tsepish wetatsu (c-13) (“Esa aún no es una flor”), traza una línea de edad para el amor. La mujer que ha sido raptada es devuelta si su edad aún no la hace apta para el amor y la reproducción. El florecimiento es indicador de la edad para el amor. Una mujer que aún no está en edad para amar, es como una planta que aún no ha florecido. Los versos: “amanké wetaran wetaka”, “koiri wetaran wetaka”, establecen la comparación. Es muy significativa la presencia del “amanké” y del “koiri” dos cactus que crecen y florecen en lugares abruptos y áridos. El amor, mediante esta metáfora, asume el valor de un milagro de vida y subsistencia. La canción Ketsimpa waktsimpa (c-14) (“Esta y la otra orilla”), establece la diferencia entre dos territorios dentro de la dualidad andina. Los primeros versos se refieren a la primera orilla que es la de la papa arenosa, la segunda es la de la papa agusanada; en la primera se come con cuchara de plata y en la segunda con cuchara de madera; establece así las dualidades: riqueza/pobreza, abundancia/carencia. La canción Ewanallacho (c-17) (“Adonde voy”) complementa esta metonimia. El amor se asocia al alimento y a la olla y, a través de estos, al acto de comer. Asimismo la canción Kani, kani (c-18) (“Mordisquea, mordisquea”) complementa a las canciones 11, 12 y 13 en las que triunfa Eros, en tanto insinúan al juego erótico que precede a la posesión carnal. Kani, kani (c-18), es abiertamente una canción erótica, pues es un llamamiento apasionado a la entrega mutua de la pareja. El mordisqueo cariñoso y vehemente en la soledad campestre, en el interior de una zanja o entre las cañas altas y tupidas del maizal, es un reclamo metaforizado para el ayuntamiento de la tierra, representante de la mujer y de Pachamama, con la tajlla o el arado que representa al 7

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Quienes están alejados del espíritu indígena se extrañan de la significación de los objetos obsequiados, a veces cosas humildes como una flor, una sortija de cobre, etc. La sociedad india acusa rasgos que las hace igual a otras. El valor casi sagrado de las cosas obsequiadas por la persona amada, en el mundo occidental, está expresado, por ejemplo, en la novela Werther, de Goethe. El trágico protagonista ruega que sea sepultado con un regalo precioso que le hizo Carlota: “Esos lazos de cinta serán enterrados conmigo; tú me los regalaste el día de mi santo”. Goethe, Obras completas. Colección Clásicos Inolvidables. Buenos Aires, El Ateneo, 1958, p. 472.

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varón; unión cuyo producto han de ser las cosechas y las nuevas generaciones humanas. La canción es sinónimo de la unión sexual de significación cósmica entre el macho y la hembra de la manta religiosa, unión que finaliza con la muerte del macho que es devorado por la hembra.8

CUARTA INSTANCIA: CANCIONES 19, 20, 21 En esta fase la canción Rukus (c-19) (“Gallinazo”) contiene un fragmento del bestiario andino representado por el gallinazo, el zorrino y el pato. Los dos primeros son predadores; el gallinazo es un ave rapaz que caza pollos de las granjas y el zorrino es destructor de las sementeras de ocas y ollucos, en tanto que el pato es un ave que, en la mitología, si avista a una persona la saluda con sus silbidos. ¿Por qué la decisión de migrar a la altura abrupta y fría donde habita el rapaz? Igualmente, ¿por qué el deseo de viajar a la cueva donde vive el zorrino? La canción encierra el deseo de incorporar la periferia al territorio de la cultura. El hombre no solo aspira a tal incorporación sino, dentro de los parámetros del pensamiento salvaje (Lévi-Strauss), lo natural es humanizado por el hombre quien a su vez se naturaliza. En esta instancia la parte más hermosa es la escena que se desencadena al son de Torullé (c-20) (“Toro, torito mío”). Las mujeres, unas tras otras pugnan por huir de la ronda rompiendo la cadena de los brazos o saltando sobre ella; se supone que la cadena es una cerca endeble de juncos o paja. Luego se inicia la lidia de toros. En esta parte la canción pregona que si el toro es sano y vigoroso de un salto vencerá la barrera; pero si está atacado por alguna enfermedad, por ejemplo la alicuya, no lo logrará. Torullé, que en la versión hallada en nuestra investigación tiene versos más bellos,9 se conecta con Yacullé (c-1). Ambas traducen el vigor y la alegría del campo, con la presencia del agua y el toro. De todos los animales que el conquistador español implantó en nuestra geografía, el ganado vacuno se ganó el cariño de los andinos; los demás ocuparon diversas posiciones en la escala jerárquica que estatuyó. El cerdo, el cabrito y aun las ovejas fueron temidos por su acción destructora de praderas, bosques y cercas, a tal punto que en el imaginario andino rural fueron asociados al demonio que también llegó con la conquista.10 El toro ingresó en la mitología y encontró su hábitat en los lagos de las altas cimas, en cuyas profundidades es guardián de princesas incaicas que de por vida hilan vellones de lana de oro y plata que el Sol hace llover, y confeccionan preciosos vestidos.11 Desde la altura el agua desciende a los valles cargada del semen del nuevo apu (toro) que fertiliza a las tierras. En las modestas iglesias de las campiñas andinas, San Isidro aparece vestido con ropa indígena y 8

Es importante, sobre este tema, el estudio de Roger Caillois: El mito y el hombre (Buenos Aires, SUR, 1939), pp. 43-105. “No sorprenderá –dice R.C–, después de esto, que algunos autores, como Clevenger, Spitzka y Kiernan, hayan considerado el deseo sexual como una especie de hambre protoplásmica” (p. 71); “... existe un vínculo biológico primario, profundo, entre la nutrición y la sexualidad” (p. 73). 9 Yauri, Marcos, Íd., pp. 30-31. 10 Cf. Yauri, Marcos. El Señor de la Soledad de Huarás. Lima, Edit. AVE, 1993, pp. 161-162. 11 “El nevado de San Cristóbal”. Yauri Montero, Marcos: Leyendas ancashinas. Lima, 2000, pp. 35-37.

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llevando en bandolera la pijsha, o bolsa de cuero, que antes usaban los campesinos para guardar la coca, detrás de una yunta de bueyes que arrastra un arado de madera. Esta instancia colmada de vitalidad es interrumpida bruscamente por Sanshallué (c-21) (“Andrajosa”). La canción hace la representación de la muerte; su imagen es la de una mujer endeble y andrajosa; mediante esta alegoría queda expresada la dualidad: vida/muerte.

QUINTA INSTANCIA: CANCIONES 22, 23, 24 En ésta las canciones insisten en los temas anteriores. La búsqueda de tierras óptimas y los pretextos para establecer la amistad o el amor se entrecruzan con la carnavalización, ésta expresada en machakí (c- 22) (“Bebamos”). El contenido de esta canción apunta a la consumación de un acto sexual entre una mujer y un varón con vínculos familiares por cuanto son compadres. La euforia quebranta el orden ético y social a pesar de la condena que la ideología andina impone, según la cual la comadre que ha pecado carnalmente con un compadre se convierte en una maldita condenada a que su cabeza, los viernes a medianoche, se desprenda de su cuerpo y vuele hasta las puertas del infierno y en su retorno se enreda en los matorrales por culpa de sus cabellos.12 La canción kewa (c-24) (Caigua) maneja el tema de la caigua como un pretexto para visitar a la novia: ¿Kewayoktsu chacralleki?/kewa, kewa /kewaman tumpallapam chakarallamushak: “¿Tiene caigua tu hermosa chacra? / kaigua, kaigua / con el pretexto de la caigua te visitaré / kaigua, kaigua”. Esta c-24 repite casi de manera textual unos versos de un antiguo Aymoray rural recogido por varios cronistas (Cristóbal de Molina, Huamán Poma de Ayala, Bernabé Cobo, Polo de Ondegardo): “¿Tiene ají tu sementera? / ¡Vendré con el pretexto del ají!” La canción Machaki carnavaliza la escena. La bebida desencadena la alegría e incita a una relación carnal y quiebra el orden social. En suma, esta instancia es una negación de la muerte y una afirmación de la vida. El mundo se inunda de un juego de cintas flameantes y de arrieros que conducen las cosechas (comida, alimento) a otros lugares. Eros vence a la muerte. La ronda verbaliza la derrota de shanshallué, la imagen andina de Tánatos.

INTERPRETACIÓN El mundo interior que contiene esta ronda lírica de los Andes ancashinos, no es el puramente nativo, sino un universo que ha sido impactado por otro exterior. En la red textual de las canciones aparecen plantas alimenticias foráneas: arvejas, trigo, así como animales y objetos extraños: toro, asno, botella, vaso. Igual suceso se advierte 12 Esta cabeza voladora es la Queque. Cf. Yauri Montero, M. “Brujos y demonios en el imaginario de Ancash”. En el nombre del Señor. Shamanes, demonios y curanderos del norte del Perú. Luis Millones, Moisés Lemlij, editores. Lima, Biblioteca Peruana de Psicoanálisis, Seminario Interdisciplinario de Estudios Andinos, 1994, p. 244.

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en su tejido lingüístico que usa palabras mestizas (“jurarillé”, “puntachó”, “personallawan” “torullé”) que representan la quechuización del castellano y la castellanización del quechua. Todo esto testimonia que durante la colonia y épocas subsiguientes el texto ha sido desterritorializado, evento de efecto doble porque al mismo tiempo fue traducción y paso de la naturaleza oral del quechua a la escritura con el uso del alfabeto castellano. Esta desterritorialización es un fenómeno inherente a toda colonización y segregación en cualquier lugar y época, que por lo común conduce a la negación o exclusión de las culturas nativas. Esta negación, en el caso concreto de la literatura quechua inca, desafortunadamente persiste. Por ejemplo, el autor de la Historia de la literatura peruana13, James Higgins, escribe: “La literatura quechua empieza efectivamente con la Colonia” (p. 16). Más adelante añade: “Muchas antologías incluyen textos supuestamente incaicos, pero como éstos nos han llegado en versiones coloniales, lo único que se puede afirmar es que forman parte de una tradición que se remonta hasta la época prehispánica”(...) “En algunos casos ni siquiera se puede afirmar eso, pues los textos en cuestión son apócrifos.

El campo referencial externo, en esta ronda, abarca el paisaje, la fauna y flora, las montañas, los pueblos; los accidentes topográficos con sus nombres respectivos, la variedad de climas y alturas con sus correspondientes nichos ecológicos; y el campo referencial interno involucra a la comunidad y sus funciones sociales, económicas, administrativas, etc., su estructura, sus tradiciones y costumbres, su cultura y actividades. Ambos referentes se convierten en protagonistas, y la ronda se erige en sinécdoque. La danza que la acompaña es significativa. La danza es la vía por la cual un cuerpo individual se reconoce vivo y, desde el punto de vista comunal, es la manifestación vital del cuerpo social. La danza, pese a la sofisticación de la vida moderna, no ha abolido su ritualidad. Liga al individuo con el cosmos (como imagen o realidad) y la colectividad. En la danza colectiva quien baila es el cuerpo social imbuido por los dioses y para relacionarse con estos; en el individual, el sujeto baila por o ante sus fantasmas. Toda danza es una operación catártica y el sujeto puede bailar sin necesidad de una música instrumental, sino escuchando su propia música interior. Esta propuesta nos remite a la evidencia de que la Jara puklla, que se sigue practicando en los Andes, es el testimonio de una cultura antigua que, teniendo en la actualidad una existencia periférica, se resiste a morir, frente a la modernidad que la sigue negando o ignorando. La dualidad recurrente es la de: masculino/femenino, representada por: norte/sur, y arriba/abajo. Cuando los varones en Yakullé, nombran a los frutales, estos por ser árboles constituyen el “hanan”, de naturaleza masculina, y se homologan con lo fálico; las mujeres al nombrar a las legumbres, plantas de baja altura, evidencian el “hurin” de condición femenina. Igual sucede en Chiwi, los varones al mirar al norte y las 13 Universidad Ricardo Palma. Lima, Editorial Universitaria, 2006, 421 pp.

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mujeres al sur, reafirman su condición de masculinos y femeninos. Esta dualidad de: macho/hembra, recurrente a través de aves y animales terrestres y del lugar que ocupan, así como de los elementos del paisaje, establece una analogía entre el amor humano y la capacidad reproductora de la naturaleza. La fiesta no solo es un elogio a la tierra, a las plantas y animales, sino también al amor. El cortejo está presente en la gentileza y obsequio de prendas. La ronda es la exaltación de la madre tierra, (Pachamama), que brinda la comida, y ésta es afirmación de la vida y negación de la muerte. La disputa, que simula la lucha por la posesión de la buena tierra y el rechazo de la estéril, manifiesta la pugna entre la riqueza y pobreza, provenientes las dos de la calidad de los suelos y de la acción humana. Pachamama acepta y recibe la fiesta, para ella danza la gente; la danza es la mejor ofrenda a los dioses.

JARA PUKLLA Compilación: Joaquín Ferrer Broncano

Traducción: Marcos Yauri Montero

VERSIÓN BILINGÜE V.14 Ayaye, ayaye Aye, waye, wayaye. 15 M. Ayaye, ayaye Aye, waye, wayaye.

YAKULLÉ

V. Ayaye, ayaye Aye, waye, wayaye. M.Ayaye, ayaye Aye, waye, wayaye.

AGUA, AGÜITA MÍA

V. Yakullé, yakullé, pake karpana yakulle. M.Yakullé, yakullé, jara karpana yakullé.

V. Agua, ¡Agüita mía!, en el riego del pacay, el agua. M.Agua, ¡Agüita mía!, en el riego del maíz, el agua.

V. Yakullé, yakullé, lukma karpana yakullé. M.Yakullé, yakullé, allwish karpana, yakullé.

V. Agua, ¡Agüita mía!, en el riego de la lúcuma, el agua M.Agua, ¡agüita mía!, en el riego de arvejas, el agua.

V. Yakullé, yakullé, kapulí karpana yakullé.

V. Agua, ¡Agüita mía! en el riego del capulí, el agua

14 V.: Varón. M.: Mujer.

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M.Yakullé, yakullé, trigu karpana yacullé .

M.Agua, ¡Agüita mía! en el riego del trigo, el agua.

V. Yakullé, yakullé, purush karpana yakullé. M.Yakullé, yakullé, pushpu karpana yakullé.

V. Agua, ¡Agüita mía!, en el riego de la granada, el agua. M.Agua, ¡Agüita mía!, en el riego del frijol, el agua.

KAKE V. Pipa, mepa kakellanshi, Isabelpa kakellanshi. M.Abracito, makallito, abracito makallito.

EMPARÉJATE V. ¿De quién es esta pareja?, de Isabel es su pareja. M.¡Que se abracen! ¡Que se abracen!

YARAWISH

YARAWISH

V. Mella yarawish, yarawish, era yarawish, yarawish. M.Achallaurak yarawish, yarawish.

V. Lejana yarawish, yarawish, pradera cubierta de yarawish. M.Bellísima yarawish, yarawish.

V. Atataurak,yarawish, yarawish, llapan cholu eraratsikunan yarawish. M.Tseka yarawish kallarka,yarawish, chopicho jurarillé yarawish.

V. Inmunda yarawish, yarawish que enloquece a los hombres. M.Si estás hechizado, yarawish, jura que no, en medio, yarawish.

SHALLIA V. Shalliakushun, shallia, jara rurin shallia, shumak shikak shallia. M.Shalliakushun, shallia, achallaurak shallia, shumak kakok shallia.

SHALLIA V. Sequémonos, sequémonos dentro del maizal, shallia, para el desgrane suave, shallia. M.Sequémonos, sequémonos, hasta la suavidad, shallia, para el desgrane bello, shallia.

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RIRPAKIKAPTE

TE ESTUVE MIRANDO

V. Take puntacho rirpakikapte, piwan, mewan tekarkeki? M.Piwan, mewanrak takurillarka? musiankekillawanchi takurillarka.

V. Cuando en aquella cima paseaba junto a quién estuviste sentada? M.¿Con quién estuve yo sentada? tú sabes quién me acompañaba.

V. Noka musyapteka, wisku Gabinuantak tekarkeki. M.Awmi tsenomi takurillarka, japallan kallaptinmi takurillarka.

V. Sí, yo sé lo que dices, el tuerto Gabino te acompañaba. M.Sí, de ese modo me senté, me dio pena su soledad.

V. Jinanam, jinaman charparamorka utsu llinkepachi llinkakmarkarka. M.Imanirrak llinkankimankanka? Maska konkorikushpachi chamunkimankarka.

V. En eso yo llegué. Como al ají te hubiera molido M.¿Por qué motivo, por qué causa? Yo, más bien, merecía que de rodillas hubieras llegado.

CHIWI

ZORZAL NEGRO

V. Mella chiwillash chamusca, chiwilla? V. ¿De dónde ha venido el zorzal negro? Waylla chiwillash chamusca, chiwilla. De la tierra de pasto verde ha llegado. M.Mella chiwillash chamusca, chiwilla? M.¿De dónde ha venido el zorzal negro? Kolka chiwillash chamusca, chiwilla. De los graneros repletos ha llegado. . V. Mella chiwillash chamusca, chiwilla? V. ¿De dónde ha venido el zorzal negro? Yorakaka chiwillash chamusca, chiwilla. De la roca nevada ha llegado. M.Mella chiwillash chamusca, chiwilla? M. ¿De dónde ha venido el zorzal negro? Anca chiwillash chamusca, chiwilla. Del pueblo de Anca ha llegado. V. Upalla, upalla tushushun, chiwilla, china janancho tushushun, chiwilla. M.Upalla, upalla tushushun, chiwilla, cholu janancho tushushun, chiwilla

V. En silencio bailemos, zorzal negro. sobre la mujer joven, bailemos. M.En silencio bailemos, zorzal negro. sobre el hombre joven, bailemos.

KUYUN

MOVIMIENTO

V. Take shiru wanukullaman, kuyun, kakllanllam alli niraman, kuyun M.Imanir rak wanukullman, kuyun, llapan, llapan rurashka, kuyun

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V. Esa tonta cómo gira bailando, solo su rostro parece agraciado. M.Por qué nos asombra su baile, no le importa nadie, y baila.

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V. Ajarak diosolpayalle, kuyun cristianupa arpallampak, kuyun M.Imanir rak apakuyanka, kuyun Bernarakchi apakullanka, kuyun

V. Agradecida baila, con gusto, con la música del arpista M.¿Por qué baila de ese modo? ¿Para que se la lleve Bernabé?

PUREK KALLAPTIK V. Verdillontek purek kallapti, ay chiwillitullé, karushamokta pechi nillarka, ay chiwillitullé. M.Yurak kunka purek kallapti, ay chiwillitullé, condorshamokta pechi nillarka ay chiwillitullé

PORQUE ERES CAMINANTE V. Porque soy caminante de bastón verde, ay zorzalito negro, dijeron que era de lejos, ay zorzalito negro. M.Porque soy viajero de cuello albo, ay zorzalito negro, me confundieron con el cóndor, ay zorzalito negro.

V. Kallanarinrillá purek kallapti, V. Porque soy viajero de orejas grandes, ay chiwillitullé, ay zorzalito negro, kallanacarga shamokta pechi nillarka, me tomaron por el vendedor de tiestos, ay chiwillitullé ay zorzalito negro M.Tamborpachalla purek kallapti, M.Porque era un caminante barrigón, ay chiwillitullé, ay zorzalito negro, tambor carga shamokta pechi nirka, lo confundí con el que vende tambores. ay chiwillitullé. ay zorzalito negro.

PERSONALLAPEK DUEÑUTUKAMUNKI

DE MI PERSONA TE SIENTES DUEÑO

V. Yacu kashkita kararamar, personallapek dueñutukunki. M.Rupa tantata rantiparamar, personallapek dueñutukunki.

V. Luego de convidarme una sopa aguada de mi persona te sientes dueño. M.Luego de comprarme un pan quemado de mi persona te sientes dueño.

V. Jerga ponchikita rurekamur, personallapek dueñutukunki. M.Uska jakikita rantiramurtsun, personallapek dueñutukunki

V. Haciéndome un poncho de jerga de mi persona te sientes dueño. M.Comprándome un andrajoso manto de mi persona te sientes dueño

V. Kutitishkekim, kutitishkekim, yacu kashkikita, kutitishkekim.

V. Te voy a devolver, te devolveré tu pobre sopa aguada.

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M.Kutikatsimé, kutikatsimé, une kakllapak kutikatsimé.

M.Devuélvela, devuélvemela tal como fue, devuélvemela.

M.Kutitishkekim, kutitishkekim, uska jakikita, kutitishkekim

M.Te lo voy a devolver tu andrajoso manto

V. Kutikatsimé, kutikatsimé, mayorkak nanekipak, kutikatsimé

V. Devuélvela, devuélvemela para tu hermana mayor, devuélvemela.

QANTU WETA

FLOR DE QANTU

V. Qantu wetallé, qantu wetallé, churarallame Chaucayanman. M.Tsintsu wetallé, tsintsu wetallé, churarallame Tikapampaman.

V. Flor de qantu, mi florecita, llévame hasta el pueblo de Chaucayán M.Flor de orégano, mi florecita, llévame hasta el pueblo de Ticapampa.

V. Rantipakushun, rantipakushun, chinantsippak, rantipakushun. M.Rantipakushun, rantipakushun, Cholullantsikpak uska camisanllapis

V. Compremos, compremos para nuestra joven bien amada. M.Compremos, compremos para nuestro joven bien amado siquiera una pobre camisa

Wetalla shasharpullé, wetita, tumekachellapa chinita, tikrecachellapa cholita, como huarasina, negrita, como recuaína cholita, Wisisi, wisisi, wisisi, Wisisi,wisisi, wisisi

SHAWE

Bella flor deshójate, mi florecita, girando y girando, niña linda, dando vueltas, cholita, como hace una huarasina, negrita, igual que una recuaína, cholita, wisisi, wisisi, wisisi wisisi, wisisi, wisisi.

ENLÁZALO

V. Shawe waukellé, shawakiki, vakerantsikllapakpis. M.Shawé turillé, shawakiki pukapellapa ashmakunekipak

V. Enlázala, hermanito, enlázate siquiera para nuestra vaquera. M.Enlázala hermanito, enlázate con tu aliento, para tu deleite.

V. Shawé panillé, shawakiki, waréjunak wakurakunekipak. M.Shawé nanallé, shawakiki, hipsantsik unkakllapakpis

V. Enlázalo, hermanita, enlázate, para que mañana lo tengas abrazado. M.Enlázalo, hermanita, enlázalo siquiera para que dé de comer a los pollos.

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SUWE

RÓBALA

V. Suwashakran, suwashakran, suwarirpis punushakran. M.Metak, metak suwanqui, mana valek kashpam rimaki.

V. La robaré, la voy a robar, luego con ella me acostaré. M.Dime, dime a quién vas a robar, siendo un inútil te vanaglorias.

V. Qe suwatatak? Manaraktsun rikanki? M.Kutitsimé, kutitsimé, dueñunllanshi musiaska tetallanshi musiaska

V. ¿A este robamujer no lo ves? ¿Aún no lo has visto? M.Devuélvemela, devuélvemela. Su amante dueño ha sabido. Su padre ha llegado a saber.

V. Imanirrak kutitsiman? Kopetaraktsi mashtanka, allkotarakchi karanka.

V. ¿Por qué he de devolverla? ¿Si aún no ha extendido mi lecho, si aún no ha dado de comer al perro?

MANARAN TSEPISH WETATSU

AÚN NO ES UNA FLOR

V. Manaran tsepish wetatsu, yarke wetaran wetaka. M.Manaran tsepish wetatsu, amanke wetaran wetaka

V. Aún ésa no es una flor. La flor del yarké sí es una flor. M.Aún ésa no es una flor la flor del amancay sí es una flor.

V. Manaran tsepish wetatsu, chuchokora wetatan wetaka. M.Manaran tsepish wetatsu Koiri wetaran wetaka

V. Aún ésa no es una flor, la flor de la acelga sí es una flor. M.Aún ésa no es una flor. la flor del koiri sí es una flor.

V. Manaran tsepish chinatsu, Wayllapampa chinaran chinaza.

V. Ésa aún no es una joven, la joven de Wayllapampa sí es una /mujer. M. Ese joven aún no es un hombre El joven de Ichoka sí es un hombre.

M.Manaran tsepis cholutsu, Ichoka choluran choluka.

KETSIMPA WAKTSIMPA V. Ketsimpa pankashapapa, waktsimpa ankopapa. M.Ketsimpa jallka warmi papa. waktsimpa curupapa.

ESTA Y OTRA ORILLA V. Esta orilla es de la papa pankash La otra es la de la papa anko. M.Esta orilla es de la papa jallka warmi, La otra es de la papa agusanada.

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V. Ketsimpa kelle cuchara, waktsimpa shukshu cuchara. M.Ketsimpa kori naktsa, waktsimpa cardón naktsa

ICHIK CHIWI

V. Esta orilla es la de la cuchara de plata. la otra es la de la cuchara de palo. M. Esta orilla es la del peine de oro La otra es la del peine de cardo.

PEQUEÑO ZORZAL

V. Ima ulillam tse cintalleki, chiwilla, chiwilla. Pemi rantimarkan nirshi nillan, chiwilla, chiwilla

V. Qué gran mentirosa es ésa su cinta, zorzal, zorzalito. Ella cuenta que yo se la he comprado, zorzal, zorzalito.

M.Manam ulitsu ke cintallaka, chiwilla, chiwilla. Razon rantinkekitachi nillan,

M.No, no es mentirosa mi cinta. zorzal, zorzalito. Solo dice la verdad, que él me ha /comprado, zorzal, zorzalito.

chiwilla, chiwilla. V. Ima ulim tsella chankalleki, chiwilla, chiwilla. Pemi chankamashka nillanshi chiwilla, chiwilla M.Manam ulitsu ka chankallaka, chiwilla, chiwilla. Razon kakllatachi nillashunki chiwilla, chiwilla.

PALIA V. Katillame, katillame palia, jinkurushun. Jinkurushun palia. Tsenam tsenam orancito, nakanam, nakanam orancito.

EWANALLACHO V. Ewanallacho kuyaki kanman, tse tumpallachi cuyanakushwan

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V. Qué mentirosa es esa tu piernita. zorzal, zorzalito. Ella cuenta que yo la he enlazado zorzal, zorzalito. M.No miente esta mi piernecita. zorzal, zorzalito. Solo te cuenta la verdad, zorzal, zorzalito.

PEQUEÑO OSO V. Sígueme, sígueme, pequeño osito, encontrémonos, encontrémonos, estamos muy cerca, osito, ya, ya está, osito.

ALLÁ ADONDE VOY V. Si adonde voy hubiera amor, en su nombre nos amaríamos.

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M.Ewanallacho karamati Kankan, tse tumpallachi karanakushwan V. Ewanallacho pushallinya kanman

M. Si adonde voy hubiera platos de /calabaza, en ellos nos serviríamos la comida.

tse tumpallachi pushanakushwan. M.Ewanallacho manka kanman, tseman tumpallachi arukullashwn.

V. Si adonde voy hubiera amante /compañía, en su nombre nos haríamos compañía. M.Si adonde voy hubiera ollas, allí nos pondríamos a cocinar.

KANI KANI

MORDISQUEA MORDISQUEA

V. Kaninakullashun kani, kani, kani, zanja rurincho, kani, kani. M. Kaninakullashun, kani, kani, jara rurincho, kani, kani.

V. Mordisqueémonos, mordisqueémonos, en el fondo de una zanja. M. Mordisqueémonos, mordisqueémonos, a la sombra del maizal.

RUKUS V. Akuri rukus ewakushun rukuswachanan takunantsikta.

GALLINAZO

M. Tseka rukus kallarka, chipsatarak aparillé

V. Vámonos, pues, gallinazo, vayámonos adonde nacen tus pichones, nuestro /sitio. M. Si de verdad eres gallinazo primero llévate a los pollos.

V. Akuri añas ewakushun, añaskaka rurin takunekita. M. Tseka añas kallarka, llullu tsokllutarak jekcharillé.

V. Vámonos, pues, zorrino, vayámonos al interior de la cueva donde vives. M. Si de verdad eres zorrino, al tierno choclo quítale la panka.

V. Acuri wecho ewacushun, wechopunta takunantsikta. M. Tseka wecho kallarka, nunata ricar wichiaramunki.

V. Vámonos, pues, pato, vayámonos a la cima donde viven los patos. M. Si de verdad eres pato, a la gente que ves, ponte a silbarle.

TORULLÉ V. Pasarillé wakallé, ocshallapekmi barreraka. M.Pasaremkam wakallaka Kimawata chuchushkam wakallaka

TORO, TORITO V. Pasa, pasa vacada mía, solo de paja es la barrera. M.Mi vaca la va a pasar, por tres años ha sido amamantada.

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V. Atataurak wakalleki, leguacama cursok wakalleki. M.Atataurak barreralleki, Kemish kullu barreralleki.

V. Qué asco tu ganado, escreta hasta una legua. M.Qué asco tu barrera, solo de cactus está hecha.

V. Tsankaparenkam torullaka turush barrerallekita. M.Tsankparillé torullé, ocshallapekmi barreraza. Atataurac torulleki, alikuyayok torulleki.

V. Mi torito va a saltar sobre los juncos de tu barrera. M.Estira tus pasos, torito, solo de paja es la barrera. Qué asco tu torito está enfermo de alicuya.

SHANSHANLLUE

SHANSHANLLUE

V. Tapukullaskeki panillapak, Shanshanllue. M.Tapukallame turillapak, Shanshanllue.

V. Quiero preguntarte por mi hermana, Shanshanllue. M.Pregúntame por mi hermanito Shanshanllue.

V. Wambrallata rikarkeki, Shanshanllue? M.Manan rikarallorkotsu. Shanshanllue.

V. ¿Has visto a mi criatura Shanshanllue? M.No, no la he visto, Shanshanllue.

V. Manaka rikallankimankarka Shanshanllue? M.Petanochi Kotupuntacho cóndor rachikikarkan. Shanshanllue.

V. ¿Cómo no ibas a verla Shanshanllue? M.A ella en la cima de la montaña Kotu. El cóndor la habría estado desgarrando. Shanshanllue.

V. Willekallamankimankarka Shanshanllue Nishkallatsurak kedakullaman Waras kamarakchi juicionakushun

V. ¿Por qué no me has avisado Shanshanllue? ¿Cómo me voy a quedar callado? En Huarás te enjuiciaré.

M.Imanirrak juicionakushun Shanshanllue? Razonkakllatam wuillakulla.

M.¿Por qué nos vamos a enjuiciar? Shanshanllue solo la verdad yo te exijo.

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CHAMPA

FIBRA

V. Champa, champa, suté, suté, champa, champa. M.Champa, champa suté, suté, champa, champa.

V. Fibra, fibra jala, jala, champa, champa. M.Fibra, fibra, jala, jala, champa, champa.

V. Mé champa, champa? Ulluntu tsimpam, champa, champa. M.Me champa, champa? Picun champa, champa.

V. ¿De dónde es esta champa? Es de la vertiente de Ulluntu. M.¿De dónde es esta fibra? Es de la tierra de Picun.

Champa, champa Ismu siki champa, champa.

Fibra, fibra Fibra de raíz podrida, champa.

MACHAKI

EMBRIAGUEZ

V. Machakushun comadre, copa, copa, comadre. M.Machakushun, compadre, Patriota, patriota, compadre.

V. Embriaguémonos, comadre, copa tras copa, comadre. M.Embriaguémonos, compadre, botella a botella, compadre

V. Machakushun comadre, vasu, vasu, comadre. M.Machakushun compadre, shumakllapa compadre, kemampa compadre, comadre celamashwan, compadre.

V. Embriaguémonos, comadre vaso a vaso, comadre. M.Embriaguémonos, compadre, con tranquilidad, compadre, aquicito, compadre, mi comadre no nos vaya a celar.

V. Machakushun comadre, shumakllapa comadre, kemampa comadre, Imeka malkriadatak kanki comadre janekiman sutatamanki

V. Embriaguémonos, comadre, con formalidad, comadre. Aquicito, comadre, qué arriesgada eres, comadre, me arrastras sobre ti.

Kemampa, wakmampa. Kemampa, wakmampa.

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Por aquí, por allá. Por aquí, por allá.

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KEWA V. Kewayoktsun chacralleki? kewa, kewa. kewatumpalla chakarallamushak, kewa, kewa. M.Kewayokmi chacrallaka, kewa, kewa. Ketsikam kewanllapis, kewa, kewa.

CAIGUA V. ¿Tiene caigua tu chacra? Caigua, caigua. Culpándole a la caigua llegaré, caigua, caigua. M.Tiene caigua mi chacrita, caigua, caigua. Es abundante su carguita, caigua, caigua.

V. Yapyapyocku chacralleki? V. ¿Tiene arador tu chacra? Kewa, kewa. caigua, caigua. Yapyaki tumpallan chacarallamushak Con el pretexto de arar llegaré. M.Yapyapkocmi chacrallaka kewa, kewa, ketsikanmi yapyakninpis, kewa, kewa.

LAPAPÉ CINTA

M.Sí, mi chacra tiene arador, caigua, caigua. Un gran arador tiene mi chacra, caigua, caigua.

FLAMEANTE CINTA

V. Lapapé cintarkatsekman wanushka wallkakurutano. M.¡Ay! llantu, llantu. ¡Ay! sombra, sombra.

V. Te pusiera una flameante cinta, como a un gusano muerto. M.Ay sombra, sombra, ay sombra, sombra.

V. Lapapé cintarkastekman, rachakpa milluanta. M.¡Ay!, llantu, llantu, ¡Ay! sombra, sombra

V. Te pusiera una delgada cinta de la lana del sapo. Ay sombra, sombra. Ay sombra, sombra.

JARRERI, JARRERI V. Wip, wip, jarreri, cara jaqchek jarreri. M.Jarreri, jarreri, cargueki ullushka jarreri.

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ARRIERO, ARRIERO V. Wip, wip, arriero, arriero que masca cuero. M.Arriero, arriero, tu carga se ha resbalado.

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Implicancias de la traducción y la concepción del mundo Mario Mejía Huamán

1. JUSTIFICACIÓN

E

scribimos el presente artículo con el propósito de contribuir en la creación de una Filosofía Andina que parta de nuestra propia concepción del mundo como argé (fundamento, en griego); en tal sentido, consideramos que los primeros pasos que debemos dar es dilucidar el contenido de los materiales que consideramos pueden servirnos de fundamento para dicha tarea, mediante una discusión tolerante de nuestras apreciaciones y propuestas. En tal sentido, muchas propuestas a pesar de ser muy sugerentes no reflejan nuestra concepción del mundo; contrariamente, si no nos esforzamos por dilucidarla van a quedar sentadas como correctas y, sin duda, van a dar lugar a una filosofía postiza del Mundo Andino, que es lo que queremos evitar. Seguidamente vamos a contrastar la poesía recopilada en runasimi por Cristóbal de Molina (1575) y la traducción al español realizada por el mismo cronista, con las traducciones realizadas por Jan Szemiñski1. Como sostiene Jan Szemiñski, en su obra Wira Quchan Teología Andina y lenguaje. 1550-1662, es importante para el estudio de una teología andina de la época mencionada, puesto que su análisis servirá para apreciar la teología del siglo XVII, ver su autenticidad y la continuidad posterior de la misma. Para nosotros sus datos permitirán abrir un espacio de discusión y la creación de una teodicea andina. En la Primera Parte, presentaremos primero la oración recopilada por Cristóbal de Molina, con las normalizaciones realizadas por Szemiñski y Mejía. Luego, presentaremos la traducción realizada por el Cronista recopilador y Szemiñski. Seguidamente, hacemos un paralelo entre las traducciones de Szemiñski y Mejía, para finalmente, presentar las traducciones de Molina, Szemiñski y Mejía. En la Segunda Parte, realizaremos un comentario respecto a la teodicea o teología que se puede inferir a partir de la traducción principalmente de Jan Szemiñski. Debemos advertir de antemano que Jan Szemiñski tiene conocimientos limitados del runasimi, razón por la cual su traducción tiene deficiencias de interpretación. Por el análisis de sus páginas y la explicación de los términos quechuas, suponemos que

1

Szemiñski Jan, Wira Quchan y sus obras. Teología andina y lenguaje, 1550-1662, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, Banco Central de Reserva del Perú, 1997.

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ha hecho abuso del empleo de diccionarios y lexicones, puesto que hace relación de todos los términos parecidos o próximos en el diccionario. Para un quechuahablante medio no es necesario tales análisis si se trata sobre todo de términos vivos, es decir en actual uso.

2. NORMALIZACIÓN DE LA ORACIÓN A TEQSE WIRAQOCHA Presentamos a continuación la recopilación de Molina, la normalización de Jan Szemiñski y la nuestra, señalando los comentarios pertinentes en los pies de página: RECOPILACIÓN: MOLINA 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 2

3

4

5

46

A ticsi uira cochan Caylla uira cochan

NORMALIZACIÓN SZEMIÑSKI (con tres vocales) ¡Tiksi3 Wira Quchán Qaylla Wira Quchán

NORMALIZACIÓN MEJÍA2 (con cinco vocales) ¡Teqse4 Wiraqocha Kaylla Wiraqocha

Tocapu acnupu Uira cochan Cama churac

Tuqapu aqnupu Wira Quchán Kamaq, churaq,

Toqapu, akñupu Wiraqocha Kamaq, churaq

Cari cachon

“qari kachun,

“qhari kachun

Huarmi cachon

Warmi kachun”

Warmi kachun

Ñispa llutac rurac

Ñispa llutaq ruráq!

Nispa5 llut’aq, ruraq

Camascayque Churascayqui Casilla quespilla

Kamasqayki, Churasqayki, Qazillaqispilla

Kamasqayki Churasqayki Qasilla, qespilla,

Nuestra apreciación la vamos a realizar a partir del runasimi, o variante quechua del Qosqo, o la Lengua General Inka, además debemos manifestar que somos quechuahablantes; nuestra primera lengua es el quechua o runasimi. De acuerdo a la Resolución Ministerial 1218-85-ED, el Ministerio de Educación ha autorizado, por razones lingüísticas, supuestamente generales, la escritura en todas las variantes del quechua con el uso de 3 vocales: a, i, u. Pues la tesis, falsa, era que no existían en quechua pares mínimos que demostraran la existencia de más vocales. En su debido momento a través de El Dominical del diario El Comercio de Lima, demostramos la existencia de pares mínimos empleando al vocales e y o. El lingüista David Weber afirma que las teorías lingüísticas del momento sostenían la exigencia de pares mínimos para determinar la existencia de estas últimas vocales. Weber, igual que nosotros, demuestra la existencia de dichos pares en el quechua de Huallaga, es más, sostiene que hoy está aceptada la existencia de subpares mínimos, para demostrar la existencia de vocales como e y o. Ver Ortografía del Quechua, Serie Lingüística Peruana Nº 32, Capítulo 1: Los fonemas del quechua. La Academia Mayor de Quechua, creada por Ley 25260, entre sus fines (Art. 3º b) dice: “Pronunciarse sobre los problemas de carácter lingüístico que afectan al quechua”. En dicho sentido, ha normado el uso de consonantes especiales y de las cinco vocales para las variantes que las requirieran. En la variante del Qosqo, por tanto, se escribe con cinco vocales. Ñispa en la variante del Qosqo se considera como un arcaísmo.

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Causamusac Maipin canqui ahuapichu Ucupicho Puyupichu Llantupichu

Kawsamusaq ¿maypin kanki Awapíchu, Ukupíchu, Puyupíchu, Llantupíchu?

Kawsamusaq ¿maypin kanki Hawapichu Ukhupichu Phuyupichu Llanthupichu?

hoyarihuay Hay niguay Y nihuai Ymay pachamama Haycay pacha cama Causachihuay Hatallihuay Cay cusccaitari chasquihuai maypiscapapas

Uyaríway, “hay” niway, “i” niway Imay pacha kama, Hayka pacha kama Kawsachiway Hatalliway, Kay qusqaytári Chazkiway Maypi kaspapas,

Uyariway “Hay niway, “i!” niway Imaypachakama Hayk’ay pachakama Kawsachiway Hat’allichiway Kay qosqaytari Chaskiway Maypi kaspapas

Vira cochaya

Wira Quchayá!

Wiraqocha!

3. TRADUCCIÓN DE MOLINA Y SZEMIÑSKI

1

NORMALIZACIÓN SZEMIÑSKI6 ¡Tiksi Wira Quchán7

2

Qaylla10 Wira Quchán que estas en los fines11

3 6

7

8

9

10 11 12 13 14 15

TRADUCCIÓN MOLINA O hacedor8

del mundo14

TRADUCCIÓN JAN SZEMIÑSKI ¡Oh Almácigo9 donador de vida que pones fundamentos, almácigo12 donador de vida que estableces límites13, almácigo15 donador de vida,

Para hacer la crítica, en lo sucesivo utilizaremos la normalización realizada por Szemiñski, puesto que más allá de las vocales, no tenemos mayor discrepancia, aunque, dada las aclaraciones, pudimos haber utilizado cualquiera de las antes propuestas. Szemiñski sostiene: “Justifico tal traducción por el hecho que en las oraciones analizadas casi todos o todos los atributos de Quchan resultaron ser nombres de actores. Qucha es un Almácigo, lo que contiene en sí potencial de otras cosas. Para nosotros el uso de almácigo es también arbitrario. En runasimi almácigo significa wanpal. En el documento dice Teqse Wiraqocha, no dice hacedor: ruwaq ni llut’aq. Esta incorrecta interpretación ha dado motivo a que en los andes se hable de un Dios Hacedor y no de un Dios Creador. En filosofía no es igual hacer que crear. Szemiñski toma Wira (p. 25) como sustancia o líquido vital. “Sin embargo aquí me parece más justificada la traducción de Wira como un nomen auctoris: el que da la sustancia vital. El líquido vital, la grasa. La vida misma”. Almácigo en runasimi significa wanpal, el mismo que no aparece en la primera columna, línea 1. En el quechua inka wira significa sebo, grasa; y, sustancia vital, líquido vital, en quechua es: yuma, wawsa. Qaylla significa estar en la presencia de uno. Antero Peralta traduce por kaylla: de aquí nomás, de aquicito. Nuestro desacuerdo con Molina: Qaylla, en runasimi no significa en los fines o confines, sino en presencia, en la presencia de uno; ante uno. Por ejemplo: Qayllaypi riman, ha hablado en mi presencia, delante de mí. Almácigo en runasimi significa wanpal, el mismo que no aparece en el punto 1. En el original no hace mención a establecer límites. Esto es inexacto, en el original no se hace mención al mundo. Mundo en quechua es pacha. Almácigo: wanpal, no aparece en este punto.

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4

Tuqapu aqnupu

5

Wira Quchán17

6 Kamaq, churaq, 7 8 “qari kachun, 9 10 Warmi kachun” 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28

Ñispa llutaq ruráq! Kamasqayki, Churasqayki, Qazillaqispilla

Kawsamusaq ¿maypin kanki Awapíchu, Ukupíchu, Puyupíchu, Llantupíchu? Uyaríway, “hay” niway, “i” niway Imay pacha kama,

Sin Igual

que continuamente escondes y despedazas16, que creas y pones18 en el lugar debido19, 20 Que deste ser y balor Diciendo: “sea varón, A los hombres Sea mujer” Y dijiste sea este Formas y haces! Hombre Por ti creado, Y a las mugeres sea Por ti puesto en el lugar debido21, Esta muger (18) Completamente tranquilo y salvo Diciendo esto los hiciste Aquí22 viviré. Y los formaste (19) ¿Dónde estás, Y diste ser (20) Afuera, A estos que hiciste23 (21) Adentro, Guardalos que uiuan (22) En la nube, sanos24 Y saluos sin peligro (23) En la sombra? Uiuiendo en paz25 (25) Óyeme, Adonde estais (26) Dime: ¿qué? En lo alto del cielo (27) Dime: “si” O auajo (28) Durante todo el tiempo, En las trueues (29) Durante cualquier momento, O en los ñublados de (30) Hazme vivir, Las tempestades26 (31) Tenme en tus brazos Oyeme Tenme en tu mano27, Respóndeme (32) Y esto que ha dado Y concede conmigo28 (33) Recíbemelo (28-29) Y danos (34) En cualquier lugar que estés,

16 “Que continuamente escondes”, en la versión quechua no aparece; en todo caso si apareciera debería decir algo así como: wiñaypas pakaq. Luego, respecto a la expresión: “y despedazas”, tampoco aparece en quechua. En quechua la expresión “y despedazas” podría ser: hinallataq wit’aq, hinalltaq ñuthuq, hinallataq khullpiq. 17 Szemiñski sostiene que “El sufijo -n- de tercera persona ocurre frecuentemente en el quechua sureño con la función del artículo.” Las terminaciones n y mi, son partículas aseverativas o enfáticas que dan sonoridad al quechua; son parte de la visión estética del mundo quechua. N también como desinencia sirve para expresar posesión. Posesivante, ejemplo: Su papá: taytaN. 18 De igual manera no se consigna en el original esta expresión. Sin embargo, “Poner en el lugar debido”, en runasimi se puede decir: iman kananpi churaq o Maypi kananman churaq. 19 Como en la cita anterior. 20 Esta expresión: Que deste ser y balor, no figura en el original. En el idioma general andino podría decir así: “Kay qoq, chani koq”. 21 No aparece en el original. 22 No aparece en el original; aquí, que en quechua sería Kaypi. 23 Aquí, en español, debe decir: a quien lo has puesto, o colocado, y no como en la traducción de Molina: “A estos que hiciste...”. 24 Esta expresión debe ser: tu criatura está tranquila y en paz. 25 En el original aparece en tiempo futuro: Viviré. 26 Tempestades, no figura en el original quechua. 27 Esta expresión es arbitraria, no figura en el original. En runasimi se diría makikipi hap’iway. 28 (¿?)

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29 30 31 32 33 34 35 36

Hayka pacha kama Kawsachiway Hatalliway, Kay qusqaytári Chazkiway Maypi kaspapas, Wira Quchayá!

(28-29)Perpetua vida29, (36) ¡Almácigo30 donador de vida! (31) Tednos de su mano Y esta ofrenda Recíbela Adoquiera que Estuvieres O hacedor31

4. TRADUCCIONES DE SZEMIÑSKI Y MEJÍA Hemos colocado el siguiente cuadro para que se pueda comparar las traducciones de Szemiñski y Mejía. Desde luego, es un error traducir al pie de la letra, pero debemos considerar que tampoco es bueno traducir libremente o creativamente, dejándonos llevar por la interpretación libre, porque se tergiversa su contenido y, en el caso de la filosofía y teología, se tiene que ser muy estricto en su traducción, como veremos más adelante. Bueno, veamos el paralelo.

1

NORMALIZADO (TRIVOCALICO) SZEMIÑSKI ¡A Tikzi Wira32 Quchán33

2

Qaylla Wira Quchán34

3 4

Tuqapu aqñupu Wira Qochán

5

Kamaq, churaq,

6 7 8 9

“qari kachun. Warmi kachun” Ñispa llutaq ruráq! Kamasqayki,

TRADUCCIÓN JAN SZEMIÑSKI

TRADUCCIÓN MEJÍA HUAMAN

¡Oh Almácigo donador de vida que pones fundamentos, Almácigo donador de vida que estableces límites, Almácigo donador de vida, Que continuamente escondes y despedazas, Que creas y pones en el lugar debido, Diciendo: “sea varón, Sea mujer” Formas y haces! Por ti creado,

¡Oh Señor del Universo

Wiraqocha presente Delicado y bello Wiraqocha Que creas y colocas, Diciendo: “sea varón, Sea mujer”. Que formas y haces! (yo) Lo que tú has creado

29 Danos perpetua vida, que no parece así, en quechua se puede decir: wiñaypaq kawsachiway, o wiñay pachamama kawsachiway. Por otro lado, las líneas 28 y 29 pueden traducirse por danos vida perpetua o danos vida eterna. Mejor sería traducir por: danos vida hasta cualquier tiempo. 30 Igual que en la cita 20, almácigo, wanpal, no figura en el original. 31 Dice Wiraqocha: Oh Señor! Y no Oh Hacedor!: (Ruwaq). 32 Ver cita 8. 33 Ver la cita 6. 34 Szemiñski sostiene que “El sufijo -n- de tercera persona ocurre frecuentemente en el quechua sureño con la función del artículo”. Para nosotros, las terminaciones n y mi, son partículas aseverativas o enfáticas que dan sonoridad al quechua; son parte de la visión estética del mundo quechua. N también como desinencia sirve para expresar posesión. Posesivante, ejemplo: Su papá: taytaN.

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10 churasqayki. 11 Qazilla qispilla 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29

Kawzamúsaq. ¿Maypin kanki, Awapichu, Ukhupichu, Puyupichu Llantupichu? Uyariwaq. “hay” niway, “i” niway Imay pacha kama, Haykay pacha kama, Kawzachiway. Marqariway, Hatalliway, Kay qusqaytári Chazkiway, maypi kaspapas, ¡Wira Quchayá!

Por ti puedo en el lugar debido, Completamente tranquilo y salvo Aquí viviré. ¿Dónde estás, Afuera, Adentro, En la nube, En la sombra? Óyeme, Dime: ¿qué? Dime: “si” Durante todo el tiempo, Durante cualquier momento, Hazme vivir, Tenme en tus brazos Tenme en tu mano, Y esto que ha dado Recíbemelo En cualquier lugar que estés, ¡Almácigo donador de vida!

Lo que tú has puesto tranquilo y salvo (yo) Viviré. ¿Dónde estás, Encima Dentro En la nube, En la sombra? Óyeme Dime ¿qué? Dime “si” Hasta cualquier época Hasta cualquier momento, Hazme vivir Tenme en tus brazos Sostenme Y esta mi ofrenda Recíbeme (no importa) Donde estés, ¡Wiraqocha!

5. PARALELO ENTRE LAS TRADUCCIONES DE MOLINA, SZEMIÑSKI Y MEJÍA Para concluir, presentamos seguidamente las tres traducciones de manera que el lector o intérprete, filósofo o teólogo, pueda apreciar su corrección y pueda crear hipotéticamente lo que se habría pensado acerca del Dios Wiraqocha.

NORMALIZACIÓN TRADUCCIÓN SZEMIÑSKI CRISTÓBAL DE MOLINA 1 ¡Tiksi Wira Quchán O hacedor

2 Qaylla Wira Quchán Que estás en los fines 3

Del mundo

4 Tuqapu aqnupu

Sin Igual

50

TRADUCCIÓN DE TRADUCCIÓN JAN SZEMIÑSKI MEJÍA HUAMÁN ¡Oh Almácigo donador de vida que pones fundamentos, Almácigo donador de vida que estableces límites, Almácigo donador de vida, Que continuamente

¡Oh Señor del Universo

Wiraqocha presente

Delicado y bello

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5 Wira Quchán 6 Kamaq, churaq, 7 8 “qari kachun, 9 10 Warmi kachun” 11 12 Ñispa llutaq ruráq! 13 14 Kamasqayki, 15 Churasqayki, 16 Qazillaqispilla 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28

Kawsamusaq ¿maypin kanki Awapíchu, Ukupíchu, Puyupíchu, Llantupíchu? Uyaríway, “hay” niway, “i” niway Imay pacha kama,

Que deste ser y balor A los hombres Y dijiste sea este Hombre Y a las mugeres sea Esta muger Diciendo esto los hiciste Y los formaste Y diste ser A estos que hiciste Guardalos que uiuan sanos Y saluos sin peligro Uiuiendo en paz Adonde estais En lo alto del cielo O auajo En las trueues O en los ñublados de Las tempestades Oyeme Respóndeme Y concede conmigo Y danos

29 Hayka pacha kama

Perpetua vida,

30 Kawsachiway

(31) Tednos de su mano

31 Hatalliway,

32 Kay qusqaytári 33 Chazkiway 34 Maypi kaspapas,

Y esta ofrenda Recíbela Adoquiera que

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escondes y despedazas, Que creas y pones Wiraqocha en el lugar debido, Diciendo: “sea Que creas y varón, colocas, Sea mujer” Formas y haces! Diciendo: “sea varón, Por ti creado, Por ti puedo en el Sea mujer”. lugar debido, Completamente tranquilo y salvo Aquí viviré. Que formas y haces!

(yo) Lo que tú has creado Lo que tú has puesto tranquilo y salvo

¿Dónde estás, Afuera, Adentro, En la nube, En la sombra?

(yo) Viviré. ¿Dónde estás, Encima Dentro En la nube, En la sombra?

Óyeme, Dime: ¿qué? Dime: “si” Durante todo el tiempo, Durante cualquier momento, Hazme vivir,

Óyeme Dime ¿qué? Dime “si” Hasta cualquier época Hasta cualquier momento, Hazme vivir

Tenme en tus brazos Tenme en tu mano, Y esto que ha dado Recíbemelo En cualquier lugar que estés,

Sostenme

Y esta mi ofrenda Recíbeme (no importa) Donde estés,

51

35 36 Wira Quchayá!

Estuvieres O hacedor

¡Almácigo donador ¡Wiraqocha! de vida!

SEGUNDA PARTE 1. ORACIÓN PARA QUE MULTIPLIQUEN LAS GENTES35 ORIGINAL DE SANTA CRUZ, NORMALIZACIÓN DE SZEMIÑSKI Y DE MEJÍA HUAMÁN ORIGINAL 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

Vira cochan Apa cochan Titu uira cochan Hualpai huana Uira cochan Topapu acnupo Vira cochan Runa yachakuchun Mirachun Llacta pacha Casilla quispilla Cachun Camascayquita Guacaychay attalliy May pacha cama Haycay Pacha cama

NORMALIZADO SZEMIÑSKI ¡Wira Quchán, Apa Quchan, Titu Wira Quchán, Walpay wana Wira Quchan. Tupapu aqnupu Wira Quchan! Runa yachakhúchun Mirachun Llaqta pacha Qazilla qispilla Kachun, Kasqaykita Waqaychay atalliy Imay pacha kama Haykay pacha kama

NORMALIZADO MEJÍA ¡Wiraqocha Apu (Wira)qocha T’itu Wiraqocha Wallpay wana Wiraqocha Toqapu akñupu Wiraqocha! Runa yachakuchun Mirachun Llaqtapacha Qasilla, qespilla Kachun, Kamasqaykita Waqaychay atalliy maypachakama Hayk’aypachakama

2. TRADUCCIONES DE SANTA CRUZ PACHAKUTI Y SZEMIÑSKI.

1 2 3

NORMALIZADO SZEMIÑSKI ¡Wira Quchán, Apa Quchan, Titu Wira Quchán,

TRADUCCIÓN SANTA CRUZ O hacedor Que haces marauillas Y cosas nunca uistas

TRADUCCIÓN SZEMIÑSKI ¡Almácigo donador de vida,36 Almácigo que concibe,37 Almácigo donador de vida.38 Proveedor de lo necesario39

35 Szemiñski, ob. cit., p. 30. 36 Como se puede apreciar en Guaman Poma no aparece el término almácigo. 37 Tampoco aparecen el término concebir, en quechua, que sería wawachakuq. Debemos entender que el varón engendra y la mujer concibe. 38 “Donar la vida” no aparece en quechua; sería kawsay qokuq. 39 Proveedor de lo necesario, no aparece en runasimi. En quechua proveedor se podría traducir por qokuq: dador. Por ejemplo mikhuy qokuq: proveedor de alimentos.

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4 5 6

Walpay wana Wira Quchan. Tupapu aqnupu

Misericordioso Hacedor Grande

7 8

Wira Quchan! Runa yachakhúchun

Sin medida42 Multipliquen las jentes Y aya criaturas

9 Mirachun 10 Llanta pacha 11 Qazilla qispilla 12 Kachun, 13 Kamasqaykita

Y los pueblos y tierras Estén

15 Imay pacha kama

(11) Sin peligros (13) Y estos a quien diste ser Guárdalos y tenlos de tu mano Para simula

16 Haykay pacha kama

Sin fin

14 Waqaychay atalliy

Creador continuo40 Almácigo donador de vida, Que continuamente ordenas41 y despedazas. Almácigo donador de vida! Haya gente, Haya niños,43 Multiplíquense. El mundo de los pueblos44 Completamente tranquilo y salvo Esté. Lo que creaste, Guárdalo y tenlo en tu mano Durante todo el tiempo y espacio. Durante cualquier momento y lugar.

3. PARALELO ENTRE LAS TRADUCCIONES DE SANTA CRUZ PACHUTI Y MEJÍA HUAMÁN NORMALIZADO SZEMIÑSKI 1 ¡Wira Quchán, 2 Apa Quchan, 3 Titu Wira Quchán, 4 Walpay wana 5 Wira Quchan. 6 Tuqapu aqñupu 7 Wira Quchan! 8 Runa yachakúchun 9 Mirachun 10 Llanta pacha 40 41 42 43 44 45 46 47 48

TRADUCCIÓN SANTA CRUZ O hacedor45 Que haces marauillas Y cosas nunca uistas Misericordioso Hacedor46 Grande47 Sin medida48 Multipliquen Las gentes Y aya criaturas

TRADUCCIÓN MEJÍA HUAMÁN Oh! Wiraqocha Apu-(Wira)qocha Providente Señor (joven) renovador Señor Delicado y fino Señor Que la gente (se) sepa Que se multiplique. El mismo pueblo

Tampoco aparece “creador continuo”: sapakutin kamaq, wiñay kamaq, kamasaqlla. En quechua no aparece la expresión “ordenas y despedazas”: Kamachiq, turuchaq. Despedazar: ñutuq, thismiq. En quechua no aparece “sin medida”: mana tupuna, mana tupuy atiy. No aparece: niños: erqekuna o wawakuna, o warmakuna. Llaqtapacha: el pueblo mismo y no el mundo de los pueblos Hacedor en runasimi se dice: ruwaq. Por tanto, “Wira Quchan” no significa O hacedor. Como en la cita anterior. Grande se dice: atún. Toqapu aqñupu no significa grande. La expresión “sin medida” es usada arbitrariamente. En runasimi “sin medida” podría decirse: mana tupuna, mana tupuy atiy, mana tupunayuq.

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11 12 13 14 15

Qazilla qispilla Kachun, Kasqaykita Waqaychay atalliy Imay pacha kama

16 Haykay pacha kama 17

Y los pueblos y tierras Estén Sin peligros49 Y estos a quien diste ser Guárdalos y tenlos de tu mano Para simula Sin fin

Tranquilo y salvo Esté A tu creatura Guarda ... Hasta cualquier tiempo Hasta algún tiempo

4. PARALELO ENTRE LAS TRADUCCIONES DE SANTA CRUZ PACHUTI, SZEMIÑSKI Y MEJÍA HUAMÁN ORIGINAL NORMALIZADO SZEMIÑSKI 1. ¡Wira Quchán, 2. Apa Quchan, 3. Titu Wira Quchán,

4. Walpay wana 5. Wira Quchan. 6. Tuqapu aqnupu

7. Wira Quchan! 8. Runa yachakhúchun 9. Mirachun 10. Llaqta pacha 11. Qazilla qispilla

49 50 51 52 53 54 55 56

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TRADUCCIÓN DE SANTA CRUZ

TRADUCCIÓN SZEMIÑSKI

O hacedor

¡Almácigo donador de vida,50 Que haces marauillas Almácigo que concibe,51 Y cosas nunca uistas Almácigo donador de vida52. Proveedor de lo necesario Misericordioso Creador continuo53 Hacedor Almácigo donador de vida, Grande Que continuamente ordenas y despedazas54. Sin medida Almácigo donador de vida! Multipliquen las Haya gente, gentes Haya niños55, Y aya criaturas Multiplíquense. Y los pueblos y El mundo de los tierras56 pueblos (12) Estén Completamente tranquilo y salvo

TRADUCCIÓN MEJÍA HUAMÁN Oh! Wiraqocha Dios (Wira)qocha Providente Señor

(joven) renovador Señor Delicado y fino

Señor Que la gente sepa (que la gente viva) Que se multiplique. El mismo pueblo Tranquilo y salvo

“Sin peligro” no aparece en runasimi. Expresión que no aparece en el original. Expresión que no aparece en el original. Expresión que no aparece en el original. No figura en el original Completamente arbitraria la interpretación de Szemiñski. No aparece en el original. Molina y Szemiñski introducen arbitrariamente. Tierras (allpa) no aparece en el original.

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12. Kachun, 13. Kasmasqaykita 14. Waqaychay atalliy 15. Imay pacha kama

Sin peligros Y estos a quien diste ser Guardalos y tenlos de tu mano Para simula

16. Haykay pacha kama Sin fin

Esté. Lo que creaste,

Esté A tu creatura

Guárdalo y tenlo en tu mano Durante todo el tiempo y espacio. Durante cualquier momento y lugar.

Guarda, protege Hasta cualquier tiempo Hasta cualquier espacio.

TERCERA PARTE COMENTARIO CRÍTICO A LAS TRADUCCIONES DE SZEMIÑSKI Es posible que para algunos las traducciones de Szemiñski puedan parecer logradas poéticamente y haber recibido un tratamiento lingüístico bastante logrado, sin embargo pensamos que el valor de sus traducciones, desde la óptica filosófica, están lejos de expresar nuestra concepción de Dios y servir como material importante para una teodicea o teología andinas, por las siguientes razones: 1. En el diccionario actual de la Real Academia Española, no aparece almácigo sino almáciga, que procede del “ár. hisp. almásqa, y este del ár. clás. masqah, depósito de agua. En español significa: Lugar donde se siembran y crían los vegetales que luego han de trasplantarse”.57 En el Cusco se dice almácigo y se refiere a los vegetales sembrados y criados que luego serán trasplantados. En runasimi almácigo se dice wanpal. 2. En tal sentido, el Dios andino Wiraqocha sería cual un campo de cultivo donde siembran y crecen las plantas que luego serán trasplantadas al mundo real. Ese mundo donde se almaciga podría ser como el “mundo de las categorías de Platón”, desde donde se transplanta al mundo real o kay pacha. 3. Por otra parte, no deja de ser sugerente para un mundo agrícola, como el andino, que el Dios Wiraqocha sea un almácigo, pero esta concepción está muy lejos de reflejar nuestro mundo. Visto así, Wiraqocha no sería un Señor, un Dios único, como se concibe en el runasimi, sino Wanpal Apu, o Wanpalaq Apu, esto es un dios almacigador. 4. Por otra parte, no está dentro de nuestra concepción que Wiraqocha sea “sustancia vital”. “El líquido vital”, “la grasa”, por las razones expuestas en el pie de página Nº 9: Sustancia vital, líquido vital, en quechua es: yuma, wawsa, término este que no asoma ni siquiera remotamente en la oración analizada. 5. Nosotros concebimos que Wiraqocha es un Dios que tiene una esencia o existencia ideal, por lo que él no podría ser sustancia vital de nada. Esto 57 Microsoft® Encarta® 2008. © 1993-2007 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

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8.

9.

implicaría que los andinos todavía no habríamos superado el mundo de lo concreto, lo cual es incorrecto. La observación va también contra los filósofos andinos que piensan que los andinos nos hemos quedado en el nivel del dualismo, o nivel de lo opuesto, si se quiere, del opuesto complementario. Dicho sea de paso, la concepción dualista no es exclusiva del mundo andino sino de toda la humanidad. Si se concibiera que Wiraqocha es un wanpal, entonces, como el Inka Pachakuteq sostenía, debe haber alguien que ordena a Wiraqocha hacer el trabajo de almacigar. Y Wiraqocha no sería un ser superior absoluto y único, sino un dios menor. Consideramos que el otro nombre de Wiraqocha es Pachakamaq. “Pacha kamaq”, la conjunción de estos dos términos hace mención a un Dios creador, y no a uno que recibe órdenes, para almacigar, por ejemplo, o un Dios que como la araña construye un mundo con el material sacado de su seno. Para inferir una teología a partir de los mitos, como en este caso, aun si estuvieran presentados por documentos escritos, el traductor debe tener un profundo dominio del idioma de origen; contrariamente, llevará a concepciones equivocadas en el idioma de destino, como traducir Wiraqocha por: Wira, Sustancia vital, líquido vital, en quechua es: yuma, wawsa; y qocha por almácigo. Sobre la interpretación “Almácigo, donador de vida, que continuamente escondes y despedazas”. El dios que continuamente esconde, en quechua debería ser traducido por sapakutin pakaq apu; por supuesto no aparece esta expresión en la Oración a Wiraqocha. Por otra parte, nos preguntamos, ¿a qué ocultar se refiere Szemiñski? Tampoco aparece algo relacionado a esta expresión. A partir de la mención Dios depredador de Szemiñski, podríamos pensar que Wiraqocha es un ave de rapiña o un felino. Esta interpretación remitiría a la Cultura Inka a sus estadios primitivos de formación, como señala Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales58, pero Wiraqocha no es un Dios que aparece desde los mencionados estadios primitivos, sino aparece cuanto el Estado Inka gana espacio y tiempo (pacha) y necesita símbolos más universales que sean capaces de integrar el extenso territorio y las diferentes naciones.

CONCLUSIÓN Los andinos debemos admirar el esfuerzo y tesón de Jan Szemiñski para realizar una traducción de un idioma que conoce poco y del que tiene escaso dominio, pero debemos manifestar que su traducción desfigura complemente el contenido y sentido de las oraciones analizadas. La importancia de su obra podría medirse por la reacción que provoca su lectura. 58 Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios Reales. Libro Segundo, Tomo I, Lima, Editorial Universo, p. 71.

56

Humanidades y Lenguas Modernas Nº 10

Un análisis acústico del quechua del Cusco Esteban Parker Deber Quintero

1. INTRODUCCIÓN

E

l propósito de este artículo es documentar las características acústicas principales de la variedad del quechua que se habla típicamente en el departamento del Cusco en el Perú. Presentamos los resultados de medidas instrumentales de la duración total y la intensidad, tanto de las consonantes como de las vocales, además de la frecuencia fundamental (F0) y los primeros tres formantes (F1-F3) de cada vocal. El quechua cusqueño es especialmente importante e interesante puesto que (1) el Cusco fue la capital del imperio incaico; (2) por lo tanto, esa variedad es muy prestigiosa; (3) es la variedad quechua con más hablantes en el Perú, un millón y medio según Gordon (2005); y (4) tiene oclusivas aspiradas y eyectivas contrastivas.

2. DISEÑO Y METODOLOGÍA DEL ESTUDIO En esta sección se describen los detalles de un experimento fonético profundo que llevamos a cabo con cinco nativohablantes del quechua del Cusco, todos varones. Las grabaciones se hicieron durante los meses de noviembre del 2005 a enero del 2006 en una cámara anecoica ubicada en las instalaciones del Instituto Lingüístico de Verano en Magdalena del Mar, Lima. Las edades y lugares de procedencia de los cinco hablantes se mencionan en el siguiente cuadro: Cuadro 1: Datos personales de los cinco hombres nativohablantes del quechua del Cusco

edad 39 42 48 48 59

departamento Cusco Cusco Cusco Cusco Cusco

lugar donde nació y/o creció provincia distrito Canchis Tinta Calca Calca La Convención Santa Teresa Urubamba Chinchero Cusco Cusco

Humanidades y Lenguas Modernas Nº 10

57

Como se ve en el cuadro anterior, los hablantes pertenecen a cinco provincias del departamento del Cusco, así que representan bastante bien la variación dentro de esta variedad quechua. Sin embargo, no notamos diferencias consistentes entre los idiolectos de los cinco participantes. Todos hablan también castellano, y como nosotros no hablamos quechua muy bien, la metalengua que utilizamos para la orientación durante el experimento fue el castellano. Durante las grabaciones los hablantes utilizaron un micrófono colocado en la cabeza a una distancia fija de aproximadamente cinco milímetros a un lado de la boca (fue el modelo ATM3a distribuido por la empresa Sound Professionals). Las palabras claves que queríamos estudiar estaban escritas en hojas. Inicialmente cada una de las personas leyó la lista de palabras una vez, sin grabar, para familiarizarse con la oración marco y las palabras de sustitución (descritas más adelante). Después, grabamos a cada uno de los hablantes leyendo la lista de palabras cinco veces, con una pausa después de cada hoja. De esa manera conseguimos 25 repeticiones de cada palabra de comprobación. El orden de presentación de estas palabras fue aleatorio y contrapesado en cuanto a las cinco hojas. Se indicó a los hablantes que pronunciaran las oraciones con una velocidad relajada y conversacional –no muy rápido ni muy despacio. También se les pidió usar tono de voz y nivel de intensidad normales – no muy altos ni muy bajos. Las pronunciaciones en vivo fueron grabadas directamente en un sistema profesional (Roland ED UA-30 USB audio interface) con Adobe Audition a una frecuencia de 44.1 kHz (16 bit). Luego fueron transferidas a computadoras personales y analizadas fonéticamente con el programa Praat (disponible sin costo del Internet). Las palabras bajo estudio fueron pronunciadas dentro de una oración marco: Pacon naha “___” nisharan ‘Paco estaba diciendo “___” hace un rato’ que consiste en /pako/ ‘Paco’; /-n/ ‘atestiguado personalmente (evidencial)’; /naha/ ‘hace rato, hace poco, anteriormente, enantes’; /ni-/ ‘decir’; /-s&a/ ‘progresivo’; /-r&a/ ‘pasado (perfecto)’; y / -n/ ‘tercera persona genérica’. La oración marco fue escogida porque coloca una vocal átona inmediatamente antes y después de la palabra de sustitución para evitar los efectos de choques de acentos y la formación de grupos de consonantes. Algunos hablantes dicen [ñáha] en vez de [náha], lo cual no afecta los resultados de este estudio. El acento primario recae en la penúltima sílaba de todas las palabras de la lista, con bastante regularidad. A continuación se presenta la lista de palabras claves elicitadas para este estudio: Cuadro 2: Lista de pares mínimos del quechua del Cusco utilizados para el análisis instrumental

vocales tata tete

58

forma segmento fonética clave glosa [táta] [a] ‘padre, el que tiene uno o varios hijos; señor’ [téte] [e] ‘plomo, metal muy pesado de color azul gris; objeto de plomo, moneda falsa de plomo; pesado, de mucho peso; cerrado a piedra y lodo; duro y sin vida; aplomado, de color gris de plomo’

Humanidades y Lenguas Modernas Nº 10

toroq

[tór&oq]

[o]

titi turan

[títi] [túr&an]

[i] [u]

consonantes iniciales yapa [yápa]

[y]

wata

[wáta]

[w]

lawa llapan ratay mata

[láwa] [¥ápan] [r&átaj] [máta]

[l] [¥] [r&] [m]

nanan ñataq

[nánan] [ñátaq]

[n] [ñ]

sapan

[sápan]

[s]

hatu chatu

[hátu] [c&átu]

[h] [c&]

ch’ata

[c&/áta]

[c&/]

chhapa pata

[c&hápa] [páta]

[c&h] [p]

tata kata qata

[táta] [káta] [qáta]

[t] [k] [q]

p’ata

[p/áta]

[p/]

t’ata

[t/áta]

[t/]

k’ata

[k/áta]

[k/]

‘higuerón, planta de la familia de las móreas, cuya madera es resistente’ ‘una mirada fija, inmóvil’ ‘su hermano (en relación con hermana); su primo, amigo, paisano de ella’

‘aumento, acrecentamiento de una cosa; porción extra que se da; añadidura, lo que se añade o agrega; apéndice, cosa adjunta o añadida a otra; repetición, acto de hacer, decir, reproducir la misma cosa; lo que el vendedor da y el comprador recibe por gracia o gratis; nuevamente, de nuevo; otra vez, segunda vez’ ‘año, edad; viejo, productos secos guardados por más de un año’ ‘sopa de harina (de maíz, trigo, chuño, etc.)’ ‘todos, todo ello, conjuntamente todo’ ‘insultar; pegar, adherir, unir’ ‘llaga o herida que se produce en la espalda de una bestia de carga’ ‘que duele, doliente’ ‘ya también y ya vuelta, también; frecuentemente, una y otra vez’ ‘uno solo, único; que no tiene compañía, aislado; cada; se usa para designar una o más personas o cosas’ ‘un burro con adornos’ ‘cántaro pequeño, generalmente para usos domésticos; calentadora de agua hecha de barro y sin tapa’ ‘unión de dos partes de una cosa rota, ligadura que se hace a una cosa rajada para que no se rompa’ ‘afrecho, residuo de la harina ya cernida’ ‘asiento, parte alta de una cosa; eminencia de un cerro, casa, etc.; poyo, grada, releje de edificio; orilla, borde, canto, ribera, margen; encima, en lugar superior en oposición al inferior; además; sobre, encima; sitio alto’ ‘padre, el que tiene uno o varios hijos; señor’ ‘cierta planta medicinal, cuya raíz se usa contra las tercianas’ ‘cobija, frazada, cobertor, abrigo, cobertura, manta para cubrirse en la cama’ ‘un grupo de cosas de punta; (acción de) morder; congregación, convento, reunión de varias personas que observan una forma de vida estable; estado de vivir ya normado’ ‘dícese de las manos o de los pies que tienen seis dedos, o dos dedos juntos’ ‘fragmento ínfimo; nada, ni pizca’

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59

q’ata

[q/áta]

[q/]

phata

[pháta]

[ph]

thata

[tháta]

[th]

khata

[kháta]

[kh]

qhata

[qháta]

[qh]

consonantes de coda tayta [táyta] tawqa [táwqa]

[y] [w]

talta kallpa karpa pampa

[tálta] [ká¥pa] [kár&pa] [pámpa]

[l] [¥] [r&] [m]

tanta

[tánta]

[n]

kancha

[káñc&a]

[ñ]

tanka

[táNka]

[N]

tanqa astay

[táNqa] [ástay]

[ N] [s]

ashkha sapsa

[ás&kha] [sápsa]

[s&] [p]

60

‘algo duro de una cosa suave (como el maíz que no revienta); turbio, líquido poco o nada claro’ ‘reventón, acción de abrirse por algún esfuerzo interno; rosetas de trigo, maíz, papas, etc., reventados; reventado, rajado’ ‘sacudida violenta y casi sorpresiva que se hace a una persona’ ‘flojo, haragán; llano, tejido sin adornos, tejido llano y corriente’ ‘pendiente; superficie plana, o más plana que honda; cuesta, ladera, falda de colina o cerro’

‘padre, padrillo, papá; señor, campesino’ ‘montón, hacina, apilonamiento generalmente ordenado’ ‘andamio, repisa’ ‘fuerza, vigor, energía, potencia’ ‘tienda de campaña’ ‘suelo, piso de una casa; superficie de la tierra, plano, superficie plana; llanura, extensión de terreno de superficie plana; gran extensión de terreno llano cubierto de hierba o desnudo; patio espacioso; bajo, llano, igual y plano; cosa clara y sabida, cosa corriente, que no presenta dificultad, que es trivial’ ‘junta, combinación, colecta (de dinero), reunión; acción de colectar o de reunir’ ‘patio, lugar o espacio cercado, ámbito para deportes o espectáculos, redondel de coliseo; corral para ganado, dehesa, caballeriza; estadio; corralón, terreno cercado; depósito adyacente a la casa; ganancia, pequeño interés percibido en negocios de menor cuantía; rosetas de maíz tostado, cualquier tostado que se come’ ‘forma de un palo horqueta utilizado para atizar hornos y hogueras; rodrigón, tranca, arrimo que se pone para asegurar puertas y paredes; pequeña horqueta en cuyos extremos se fija un jebe, utilizado por los muchachos como hondilla; manguito de la honda de jebe; enano, retaco, hombrecillo de porte retardado’ ‘empuje, acción de empujar’ ‘acarrear, transportar, trasladar, llevar de un lugar a otro; trastear, llevar trastos, desocupar una vivienda; mudar o cambiar de casa’ ‘harto, bastante, sobrado, mucho, varios’ ‘harapo, guiñapo; harapiento, haraposo, andrajoso, traposo’

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watmo

[wátmo]

[t]

wakta

[wákta]

[k]~[x]

paqta(q)

[páqta]

[q]~[X]

‘padrino, madrina, que asiste como padrino, o como madrina’ ‘por broma, no de intento, sólo por ficción, adrede; no intencionalmente, sin propósito o sin reparo, fingidamente; sobar’ ‘cuidado; indica amenaza o enfado; quizá, tal vez; por ventura; por un caso, tenga la bondad, ojalá’

Todas las palabras quechuas de la lista y sus definiciones en castellano, se tomaron del diccionario de Mejía Huamán (2001). También se consultó el trabajo de Cusihuamán G. (1976a) en algunos casos. En la serie de pares mínimos, todos los segmentos fonémicos se contrastan en una sílaba en posición inicial de palabra que lleva acento primario. Las consonantes en posición de ataque (incluso las aspiradas y las eyectivas) ´ aparecen en el contexto [ __VCV(C)], donde la vocal en la mayoría de los casos es /a/ y la consonante intervocálica normalmente es /t/. /s&/ no aparece en posición inicial de palabra en esta variedad quechua. Es más difícil encontrar buenos contrastes para las vocales puesto que /e/ y /o/ históricamente se han limitado a posiciones adyacentes a una oclusiva uvular (Cusihuamán 1976a-b, Mejía Huamán 2001). Sin embargo, las cinco vocales aparecen en sílaba inicial de palabra, abierta, tónica y después de /t/; por ejemplo, [títi], [túr&an], etc. Las consonantes de coda se encuentran en el ambiente ´ [(C)V__CV(C)], donde la primera vocal siempre es /a/ y la segunda sílaba empieza con /t/ siempre que es posible. En la coda las dorsales /k/ y /q/ suelen (opcionalmente) pronunciarse como fricativas ([x] y [X], respectivamente), como resultado de la lenición. En quechua ninguna sílaba puede trabarse con consonante aspirada, eyectiva, africada, ni con /h/, aunque /c&/ sí aparece en posición final de sílaba en otras variedades quechuas, como la que se habla a lo largo del río Huallaga (Weber 1989, 1996).

3. LOS RESULTADOS 3.1 La duración A continuación se presentan los resultados del análisis de la duración total de cada segmento fonémico del quechua del Cusco. Para ubicar los lindes de cada sonido se siguen los criterios de Baart (2002), Cahill (2002) y Ladefoged (2003). En el siguiente cuadro se da el promedio para cada fonema y clase natural (en milisegundos), el número de segmentos analizados (n) y la desviación estandard (d.e.), de izquierda a derecha. De arriba abajo se coloca primero la vocal más baja (/a/) y se termina con las vocales altas /i/ y /u/:

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61

Cuadro 3: Duración de las vocales (en milisegundos) segmentos promedio a 101.6 e 92.6 o 130.5 i 89.0 u 123.1 eo iu

111.1 104.6

n 25 25 24 25 21

d.e. 17.5 16.9 22.3 16.5 32.6

49 46

27.3 30.2

En el cuadro 3 la vocal más corta es /i/ (un promedio de 89.0 ms para 25 casos en el corpus de este estudio). Esto es natural puesto que la lengua ya está muy alta en la boca en cuanto a las consonantes adyacentes, así que no tiene que moverse (bajar) mucho. Por lo tanto, una vocal alta como /i/ o /u/ es la de más corta duración en muchos otros idiomas. Por otro lado, la vocal más abierta (/a/) suele ser la más larga en muchos estudios puesto que el dorso de la lengua tiene que descender al máximo en la cavidad oral, y esto toma más tiempo. No obstante, en los resultados de este estudio el segmento más largo no es /a/ sino /o/ (130.5 ms). En cuanto a las dos clases naturales (/e o/ vs. /i u/), siguen el patrón esperado en el sentido de que las vocales medias tienen un promedio mayor que el de las altas, como en el inglés y el castellano (Parker 2002). Ahora consideremos las consonantes en posición de ataque. En el siguiente cuadro el orden de presentación de las consonantes (y las clases naturales) sigue la jerarquía de sonoridad postulada en Parker (2002). Es decir, que empieza con las semiconsonantes (/y w/), después siguen las líquidas, las nasales, las fricativas y, por último, las oclusivas: Cuadro 4: Duración total de las consonantes en posición inicial de sílaba (en ms) segmentos promedio y 133.9 w 131.1 l 142.2 ¥ 131.5 r& 83.9 m 147.2 n 141.6 ñ 153.1 s 157.8 h 153.2 c& 166.6

62

n 25 25 25 25 24 25 25 25 25 25 24

d.e. 37.7 35.5 29.0 33.6 48.0 27.2 45.2 68.8 39.4 36.4 53.8

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c &/ c&h p t k q p/ t/ k/ q/ ph th kh qh

221.6 205.9 149.2 136.1 162.1 183.4 199.8 184.3 207.5 200.5 165.8 176.7 192.4 198.2

22 19 21 20 18 19 24 24 18 22 19 17 21 18

79.4 61.4 41.5 39.4 42.4 57.0 69.6 65.6 72.3 78.6 57.9 69.8 75.4 81.4

yw l¥ mnñ sh ptkq p/ t / k / q / p h th k h q h

132.5 136.9 147.3 155.5 157.1 197.3 183.5

50 50 75 50 78 88 75

36.3 31.5 49.6 37.6 47.9 70.7 71.4

En el cuadro 4, la mayoría de los segmentos están representados por 25 casos (5 hablantes x 5 repeticiones cada uno). No obstante, ninguna de las africadas ni las oclusivas están completas en el número de casos; para todas hay menos de 25 casos en la columna n. Ello se debe a que en muchas de las oraciones grabadas, el hablante inserta una pausa después de la palabra naha y antes de la palabra clave. En esos casos es imposible ver dónde empieza la oclusión puesto que hay un silencio (falta de sonido) tanto en la onda acústica como en el espectrograma. Por lo tanto, no se puede medir la duración total del segmento clave en esa situación. De ahí que se tuvo que pasar por alto esos casos en cuanto a la medida de su duración ya que no se puede determinar con seguridad dónde comienzan (pero el linde derecho sí se puede postular porque va seguido por la vocal nuclear sin ninguna pausa). La consonante más breve es la vibrante simple /r&/. De hecho, su duración (83.9 ms) es la única en la lista que no llega a 100 ms. En castellano, este fonema es también el más corto de las consonantes (Lavoie 2000, Parker 2002). El ataque más largo es la africada eyectiva /c&// (un promedio de 221.6 ms). Esto es natural porque consiste en tres fases o etapas articulatorias (una oclusión, una fricación y una soltura glotal). En otro estudio /c&/ resulta ser la consonante más larga en inglés y castellano (Parker 2002). En cuanto a las clases naturales del cuadro 4, su duración grupal aumenta monotónicamente en relación inversa a su posición en la jerarquía de sonoridad: las

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semiconsonantes /y w/ son las más altas en sonoridad (entre las consonantes) pero las más breves en duración. Después vienen las laterales (un poco más largas en duración pero más bajas en sonoridad), etc. Por último tenemos las oclusivas que son las consonantes más bajas en sonoridad pero más largas en duración. El grupo que resulta ser el más largo de todos es el de las oclusivas eyectivas (un promedio de 197.3 ms en los 88 casos). Ahora veamos las estadísticas correspondientes a las consonantes en posición de coda: Cuadro 5: Duración total de las consonantes en posición final de sílaba (en ms) segmentos promedio y 90.6 w 83.2 l 103.8 ¥ 95.7 r& 72.2 m 128.5 n 131.1 ñ 124.4 N 135.5 N 135.7 s 100.0 s& 127.2 x 112.7 X 121.9 p 91.4 t 97.5 k 88.2 q 84.4

n 25 25 25 25 25 25 24 24 25 24 25 25 18 21 19 17 7 3

d.e. 23.6 29.0 20.0 20.5 18.7 19.2 24.3 34.6 31.6 34.8 18.6 44.4 27.5 37.3 35.6 31.2 22.5 24.3

yw l¥ mnñNN s s& x X ptkq

50 50 122 89 46

26.4 20.4 29.3 34.8 31.0

86.9 99.7 131.1 115.4 92.7

En el cuadro 5 no aparecen consonantes aspiradas, eyectivas, africadas ni la espirante glotal /h/ porque esos segmentos sólo aparecen en posición de ataque en el quechua (§2). Por otro lado, hay más alófonos de las nasales y las fricativas. La nasal velar [N] y la uvular [N] no contrastan en el quechua pero pueden ser incluidas en el inventario de consonantes fonéticas predecibles que aparecen en posición de coda, antes de una oclusiva de la sílaba siguiente. La fricativa alveopalatal /s&/ es un fonema

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pero sólo puede ocupar una posición no inicial de palabra. La fricativa velar [x] y la uvular [X] son alófonos de sus contrapartes oclusivas (/k/ y /q/, respectivamente). En esa posición las obstruyentes dorsales se realizan mayormente como continuas (18 casos de [x] y 21 de [X]). Es por esta razón que [k] y [q] aparecen pocas veces como coda en esta muestra. En cuanto a los segmentos individuales, el más breve es la /r&/. En este caso hay varias consonantes que tienen un promedio de duración menor de 100 ms, incluso las dos semiconsonantes y todas las oclusivas. La /s&/ tiene la desviación estandard más alta (44.4), hecho que indica bastante variabilidad para ese fonema. Entre las clases naturales /y w/ son también las más cortas, pero las oclusivas ocupan un segundo lugar (92.7 ms) porque son muy marcadas (menos preferidas) en esa posición (Clements 1990). En cambio, resulta un tanto curioso que las consonantes de coda más largas sean las nasales (131.1 ms). Las fricativas constituyen la otra clase natural cuya duración grupal pasa de los 100 ms en este caso. 3.2 La intensidad En esta sección se presenta la intensidad relativa de cada segmento del quechua del Cusco. Se mide de dos formas: (1) promedio de intensidad integrada a través de toda la duración del fonema, y (2) intensidad extrema en un solo punto del segmento. Esto quiere decir que se reporta el valor de intensidad más alto de las vocales y el punto más bajo de las consonantes. La generalización que une esos dos extremos es que representan una protrusión local con respecto a su ambiente. En otras palabras, se calcula la amplitud cuadrada de cada segmento en un solo instante cuando se parece menos a la intensidad típica del fonema previo en el contexto de la oración o la palabra clave. Después de segmentar cada sonido de comprobación en la pantalla, el programa Praat indica automáticamente la intensidad promedio, en decibeles (dB). También se utiliza una función escrita específicamente para sacar la intensidad extrema del área seleccionada: el punto de intensidad más alto de las vocales y la intensidad más baja de las consonantes. Este procedimiento tiene varios precedentes en la literatura: Beckman (1986), Parker (2002), Chiang y Chiang (2005) y Levi (2005). Para medir la intensidad se utilizaron los parámetros por defecto de Praat que incluyen una gama visible de 15-100 dB, un paso automático de 10.7 ms y una ventana de análisis de 42.7 ms. Para controlar las fluctuaciones de intensidad sistemáticas y al azar en todos los hablantes y las cinco hojas escritas, el segmento analizado en cada palabra clave se normalizó comparándolo con la vocal /a/ de Pacon en esa misma oración. Ese punto de referencia es ideal puesto que se trata de la vocal más baja del idioma, aparece en la primera sílaba de la oración y lleva acento primario, así que debe establecer una intensidad máxima para comparar todos los fonemas claves. Por lo tanto, la intensidad más alta de la /a/ de Pacon en cada caso se substrae del extremo de intensidad de cada segmento clave de esa misma oración. Al mismo tiempo se compara la intensidad promedio de cada segmento clave con la intensidad promedio

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de la /a/ de Pacon. Esta metodología provee los valores relativos adecuados para el análisis estadístico, ya que la escala de intensidad es logarítmica. Empecemos nuevamente con las vocales: Cuadro 6: Intensidad de las vocales, en relación con la /a/ de Pacon (en decibeles)

segmentos a e o i u

n 25 25 24 25 22

eo iu

49 47

máximo promedio integrado promedio d.e. promedio d.e. 0.7 2.1 1.1 2.0 0.1 1.8 0.4 2.0 1.3 2.5 1.6 2.4 -0.7 3.0 -0.6 3.0 1.0 3.0 1.4 3.4 0.7 0.1

2.2 3.1

1.0 0.3

2.3 3.3

En el cuadro anterior hay tres generalizaciones importantes: (1) no hay mucha diferencia entre la intensidad observada de las cinco vocales; (2) tampoco hay mucha diferencia entre la intensidad de esos segmentos y la intensidad característica del punto de referencia (la /a/ de Pacon); y (3) para cada fonema y clase natural la intensidad integrada es más alta que su intensidad más alta, en términos relativos. Además es posible destacar el hecho de que la vocal individual más fuerte es /o/, que tiene también la duración más larga en esta muestra (§3.1). La vocal más débil es /i/, que también es la más corta. En efecto, el segmento /i/ es el único fonema que aquí tiene valores (levemente) negativos. Por último, las clases naturales /i u/ y /e o/ siguen el patrón esperado según la jerarquía de sonoridad: los segmentos más bajos en la boca y más sonoros (/e o/) presentan intensidad más fuerte que las vocales /i u/ (Parker 2002). En este caso /a/ tiene el mismo valor extremo que la clase /e o/ (.7 dB) pero /a/ es mayor en cuanto a su intensidad integrada (1.1 vs. 1.0). Sin embargo, esa pequeña diferencia obviamente no es significativa desde el punto de vista estadístico (p > .05). A continuación se presentan los resultados para las consonantes en posición de ataque: Cuadro 7: Intensidad de las consonantes en posición inicial de sílaba, en relación con la /a/ de Pacon (en dB)

segmentos y w l

66

n 25 25 25

mínimo promedio integrado promedio d.e. promedio d.e. –14.0 6.3 –5.7 3.6 –13.0 5.2 –5.2 2.5 –11.3 5.4 –2.9 3.3

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¥ r& m n ñ s h c& c&/ c&h p t k q p/ t/ k/ q/ ph th kh qh

25 25 25 25 25 25 24 24 22 21 21 20 19 19 24 25 18 23 19 16 19 16

–14.0 –14.2 –16.9 –17.6 –14.5 –28.1 –29.8 –49.5 –50.5 –51.3 –50.4 –50.4 –53.4 –55.3 –50.9 –52.3 –53.7 –53.8 –52.1 –54.1 –51.0 –54.1

5.8 7.8 6.8 6.6 6.5 8.5 4.8 5.6 5.6 4.8 6.0 7.6 4.5 4.7 5.6 5.4 5.6 4.3 8.2 5.3 8.5 4.6

–6.6 –6.9 –7.5 –7.9 –6.5 –12.6 –13.0 –11.2 –15.9 –10.8 –10.7 –10.4 –13.0 –13.0 –11.9 –14.5 –16.5 –17.5 –8.5 –10.4 –10.1 –11.2

4.5 4.9 5.0 5.0 3.4 4.0 3.5 2.7 6.2 4.9 4.4 4.7 5.7 4.7 6.1 6.1 6.3 5.5 6.0 4.6 5.4 3.9

yw l¥ mnñ sh ptkq p/ t / k / q / p h th k h q h

50 50 75 49 79 90 70

–13.5 –12.7 –16.3 –28.9 –52.3 –52.7 –52.7

5.7 5.7 6.7 6.9 6.1 5.3 7.0

–5.4 –4.8 –7.3 –12.8 –11.8 –15.0 –10.0

3.1 4.3 4.5 3.7 5.0 6.3 5.1

En el cuadro 7, la gama de valores es mucho más amplia para la intensidad extrema (mínima) que para el promedio integrado. Por ejemplo, los valores mínimos se extienden desde –11.3 dB (para /l/) hasta –55.3 dB (para /q/) –una diferencia de 44.0 dB. Para los promedios integrados, en cambio, sólo van desde un valor alto de –2.9 (/l/) hasta –17.5 (/q//). Como consecuencia de esa distribución, la desviación estandard suele ser mayor para las intensidades mínimas (en la columna de la izquierda que las integradas). Es decir que hay mucha más variación entre las intensidades extremas, lo cual es natural y no debe sorprendernos. Con respecto a las clases naturales, sus valores mínimos siguen bastante bien la predicción de la jerarquía de sonoridad. Las únicas categorías que están intercambiadas son las semiconsonantes /y w/ (–13.5 dB) vs. las laterales /l ¥/ (–12.7). En cuanto a la

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intensidad integrada, estas dos clases naturales siguen en el mismo rango relativo (lateral > semiconsonante). En este caso, además, las fricativas /s h/ también se ubican más abajo que las oclusivas aspiradas y las oclusivas normales (no modificadas). Es interesante notar que las dos series de oclusivas laríngeas (/p/ t/ k/ q// y /ph th kh qh/) tienen el mismo valor mínimo (–52.7 dB) pero los promedios integrados no concuerdan (–15.0 vs. –10.0, respectivamente). Es posible, entonces, concluir en general que la clase natural de consonantes más débiles en esta muestra son las eyectivas. Sin embargo, esa tendencia solamente se nota al observar la intensidad mínima y la integrada. Cuando se considera el punto más alto de intensidad de las oclusivas glotalizadas, se observa otro tipo de comportamiento: Cuadro 8: Intensidad máxima de las oclusivas eyectivas, en relación con la /a/ de Pacon (en dB) segmentos promedio c&/ –12.4 p/ –8.0 t/ –12.5 k/ –16.6 q/ –17.0

n 25 25 24 24 23

d.e. 6.1 6.1 8.0 6.7 6.0

p / t/ k / q /

96

7.6

–13.4

En el cuadro 8 la bilabial /p// llega hasta una intensidad máxima de 8.0 dB por debajo de la cima de la /a/ de Pacon. Como grupo, las cuatro oclusivas glotalizadas /p/ t/ k/ q// tienen un máximo de –13.4 dB, hecho que las ubica entre la intensidad mínima de las laterales y las semiconsonantes. Esto es muy curioso dado que las eyectivas del cuadro 7 tienen el promedio integrado más bajo de todos los grupos de ataque (–15.0 dB). Por lo tanto, se puede sugerir la hipótesis de que la fase oclusiva de las eyectivas debe tener duración muy larga para compensar el golpe de intensidad tan fuerte que acompaña su momento de abertura (soltura). Veamos las consonantes en posición de coda: Cuadro 9: Intensidad de las consonantes en posición final de sílaba, en relación con la /a/ de Pacon (en dB)

segmentos y w l ¥ r&

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n 25 25 25 25 25

mínimo promedio integrado promedio d.e. promedio d.e. –13.2 4.7 –2.4 2.5 –10.2 4.1 –1.8 4.1 –17.8 4.8 –3.4 3.1 –13.3 3.7 –2.8 3.1 –10.2 4.9 –3.9 2.1

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m n ñ N s s& x X p t k q

25 24 24 25 24 24 24 18 21 19 13 4 3

–19.3 –16.7 –15.4 –16.5 –18.5 –27.6 –26.5 –25.0 –24.8 –32.3 –36.7 –40.1 –36.6

4.0 4.4 4.8 4.7 4.0 6.7 5.6 5.6 7.1 8.3 5.4 6.1 4.3

–7.2 –6.3 –5.5 –6.8 –8.2 –14.0 –14.4 –13.5 –14.1 –13.8 –13.2 –11.4 –15.9

4.3 4.1 3.7 3.5 3.7 5.8 5.9 4.4 4.2 3.1 6.6 6.2 4.7

yw l¥ mnñNN s s& x X ptkq

50 50 122 87 43

–11.7 –15.6 –17.3 –26.1 –34.7

4.6 4.8 4.6 6.3 7.2

–2.1 –3.1 –6.8 –14.0 –13.3

3.4 3.1 3.9 5.1 5.1

N

En el cuadro 9 las consonantes sonantes tienen una gama de distribución más estrecha que la de las obstruyentes. En cuanto a la columna de intensidad mínima, los segmentos más fuertes son /w/ y /r&/ (–10.2 dB), y la sonante más débil es /m/ (–19.3). En la columna de intensidad integrada, todas las sonantes tienen valores más altos que –10.0 dB. La intensidad extrema más baja (–40.1 dB) pertenece a /k/. Con respecto a las clases naturales de intensidad mínima, éstas siguen perfectamente la jerarquía de sonoridad. En términos de la intensidad promedio, el patrón de los grupos es parecido, pero las fricativas (–14.0 dB) son un poco más débiles que las oclusivas (–13.3). No obstante, los dos valores no son distintos estadísticamente. 3.3 La frecuencia fundamental Ahora se analiza la frecuencia fundamental (F0) o pitch de las cinco vocales. La ventana de medida que se usó para cada fonema fue aproximadamente el 50% de su duración, o sea, la mitad del segmento que cubre un punto de tiempo desde el 25% de su duración hasta el 75%, más o menos. De esa forma se incluye el punto medio de cada caso y su gama intercuartílica. El valor reportado en el cuadro lo constituye el promedio de todos los puntos individuales dentro de esta área seleccionada, y corresponde aproximadamente a la etapa inmóvil y consistente (steady state) de las vocales. Entre los parámetros de Praat que se toman en cuenta están los siguientes: una gama de 75-500 Hz, un paso automático de 10 ms y una ventana de análisis de 40 ms.

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Cuadro 10: Frecuencia fundamental promedio (F0) de las vocales (en Hertz) segmentos promedio a 145.7 e 147.6 o 149.7 i 154.2 u 152.6 eo iu

148.6 153.5

n 25 25 24 24 22

d.e. 23.9 25.3 25.6 27.5 29.0

49 46

25.2 27.9

En el cuadro 10, el valor promedio de cada fonema vocálico sube en proporción directa a la altura de la lengua dentro de la cavidad oral. Es decir, la vocal más abierta, /a/, tiene la F0 más baja (145.7 Hz), mientras que las vocales altas /i u/ tienen las F0 más altas de la serie, lo cual está completamente de acuerdo con los resultados de otros estudios (Kingston 1991, Whalen y Levitt 1995, Parker 2002), así que son normales. En la siguiente sección veremos que el primer formante de cada vocal (F1) se correlaciona estrechamente con su valor de F0, en dirección inversa. 3.4 Los formantes En esta última sección descriptiva se presentan los resultados del estudio de los tres primeros formantes de cada vocal (F1-F3). La ventana de medida para cada segmento es la misma que se utilizó para la frecuencia fundamental (§3.3), o sea la mitad interior de cada caso. Dentro del área seleccionada en la pantalla, el software calcula automáticamente el valor promedio de todos los puntos, lo mismo que para la F0. Los parámetros de Praat son los siguientes: formante máximo = 5500 Hz, número de formantes = 5, ventana de análisis = 25 ms, gama dinámica = 30 dB, método = Burg, paso automático = 6.25 ms. Cuadro 11: Los tres primeros formantes (F1-F3) de las vocales (en Hz)

segmentos a e o i u

70

n 25 25 24 24 22

F1 promedio 697.8 416.6 505.6 315.6 370.3

d.e. 57.3 57.8 65.7 54.3 50.8

F2 promedio d.e. 1484.9 75.4 1990.7 89.9 1076.8 107.4 2245.9 141.2 1192.1 120.0

F3 promedio 2586.9 2692.5 2379.9 2838.8 2436.0

d.e. 200.8 214.5 156.4 211.2 136.3

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En el cuadro 11, todos los valores siguen los patrones típicos de otros idiomas, como el castellano y el inglés (Parker 2002). El orden matemático de los formantes dos y tres es igual para las cinco vocales: /i/ tiene el F2 y F3 más altos de la serie que luego bajan según la posterioridad de la lengua dentro del espacio articulatorio: i > e > a > u > o. De modo que /o/ tiene el F2 y F3 más bajos (véase el diagrama que sigue). Como es de esperar, el formante F1 de cada vocal corresponde inversamente a la distancia que la mandíbula tiene que separarse (descender) del paladar. Así que /i/ tiene el F1 más bajo y /a/ tiene el F1 más grande. Por lo tanto la correlación inversa entre el F1 promedio de cada vocal y su valor de F0 (cuadro 10) es muy sólida: r = –.85, p = .069. La figura siguiente muestra la posición relativa de los cinco segmentos en forma visible y gráfica:

F1 (Hz)

Figura 1: Diagrama de los formantes 1 y 2 de las vocales (en Hz)

La figura muestra el punto promedio de cada fonema en cuanto a los dos primeros formantes. Las barras de error en dirección vertical y horizontal indican los intervalos de confianza de 95%. Al considerar esos contrastes hay cuatro pares que merecen una prueba inferencial para determinar si son significativos. En cuanto al eje de F1, para /i/ vs. /u/, t(44) = 3.53, p (dos colas) = .001; para /u/ vs. /e/, t(45) = 2.93, p = .005; para /e/ vs. /o/, t(46) = 5.03, p = .000. En cuanto al eje de F2, para /u/ vs. /o/, t(42) = 3.42, p = .001. Así que se puede llegar a la conclusión de que las cinco vocales fonémicas

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del quechua del Cusco ocupan un lugar distinto dentro del espacio acústico con respecto a sus valores promedio para los formantes 1 y 2.

4. CONCLUSIÓN En este artículo esperamos haber dado una sinopsis de las características más interesantes e importantes de la fonética acústica del quechua del Cusco. Como próximo paso hemos transcrito algunas de las grabaciones descritas en la sección 2 y pensamos colocarlas en un sitio adecuado del Internet para que estén completamente disponibles al público en una forma fácil y gratuita.

Agradecimientos Cuatro de los cinco nativohablantes que nos ayudaron en el experimento quisieron ser reconocidos por nombre. Ellos son P. Segundo Ibarra Álvarez, Juan Justiniani Quispe, Dr. Mario Mejía Huamán y Moisés A. Rodríguez. Agradecemos su valiosa colaboración.

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Catedral del Cusco Grabado del libro de Sir Clements R. Markham: Cuzco: a Journey to the Ancient Capital of Peru [...] and Lima: a visit to the Capital and Provinces of Modern Peru..., London, Chapman and Hall, 1856.

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El concepto de equivalencia traductora: perspectiva histórica Rosa Agost Canós

1. EQUIVALENCIA: UN CONCEPTO CENTRAL EN LA TRADUCTOLOGÍA

E

l concepto de equivalencia ha estado, desde siempre, presente en el trabajo de los investigadores de los estudios sobre la traducción. Muchos de ellos entienden el concepto de equivalencia de formas distintas, y pueden o no estar de acuerdo con el uso de dicho término, pero no dejan de admitir que éste ocupa un lugar fundamental en la traductología: “the big bugbear of translation theory, more argued about than any other single idea” (Chesterman 1997: 9). Steiner (1975: 261) dice que “one could say that all theories of translation are variants on a single question: in what ways can or ought fidelity to be achieved” para afirmar que “the can/ought or descriptive/evaluative distinction is crucial in any attempt to pin down the concept of equivalence”. Emery (2004: 143) recuerda las palabras de Catford (1965) sobre el hecho de que en la traducción se intenta encontrar los equivalentes en lengua de llegada para poner de mani-

fiesto que la equivalencia no es tan solo un problema de la teoría de la traducción sino que es el problema central de la práctica de la traducción y que, por tanto, el concepto de equivalencia se halla implícito en el de traducción. Esta situación, por otra parte, ha traído consigo la circularidad sobre la definición de la traducción. Este es el caso que apunta Pym, quien titula uno de los capítulos de su obra de 1992 “Equivalence defines translation”. De esta frase, se deduce una relación evidente entre los conceptos de equivalencia y traducción. El mismo Pym (1992b: 38-39) ofrece una serie de definiciones sobre la traducción que otros autores han basado en el concepto de equivalencia. Chesterman (1999) realiza una descripción clara del estado de la cuestión respecto a la equivalencia en la que él denomina época prescriptiva dominada por el enfoque lingüístico: la equivalencia estaba en el centro de la definición esencialista de la traducción. La traducción es un texto que es equivalente a otro texto en otra lengua. ¿No hay equivalencia? No hay traducción. Una preocupación que, aunque de manera bien distinta, fue compartida también por todos los

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seguidores de la Escuela funcionalista alemana. La importancia, y la necesidad, de la definición de la equivalencia radicaba en el hecho de que si se podía definir cuándo hay una relación de equivalencia, se podía afirmar cuándo un texto es o no es traducción. En este sentido, Lvóvskaya (1997: 98) afirma que “la única característica exclusiva de la traducción es la relación de equivalencia comunicativa que deben guardar el TO y el TM”. Rabadán (1991: 280) también insiste en esta idea cuando dice que: […] el TO y su TM han de tener “algo” en común, “algo” que defina al TM como traducción de su TO; es lo que llamamos equivalencia. Esta noción básica se convierte en núcleo central de todo modelo teórico y en propiedad definitoria de la traducción.

La traducción se convierte en un concepto relativo y, a veces, hasta sin límites. Así, Toury (1980: 43) proclama que la cultura receptora es la que decide qué es y qué no es traducción. Este cambio en la definición de traducción afecta también al concepto de equivalencia. Los seguidores de la conocida como Manipulation School (Hermans, 1985a: 158) defienden la idea de que no sirve para nada preguntarse sobre la equivalencia de los textos. Para ellos, lo interesante es investigar qué tipo de relación existe entre dos textos y por qué se da esa y no otra. Así, la investigación sobre la equivalencia se ve substituida por la investigación sobre las normas, ya que según esta escuela, son ellas las que determinan el tipo de relación que se establece entre un original y una traducción. Toury (1980: 61) considera que las

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normas determinan el tipo y el grado de equivalencia que tienen las traducciones respecto de sus originales. Esta idea presupone un cambio importante ya que se pasa de una concepción prescriptiva y ahistórica a una concepción descriptiva e histórica.

2. PROBLEMAS RELATIVOS A LA DEFINICIÓN DE LA EQUIVALENCIA En los Translation Studies, la caracterización del concepto de equivalencia no siempre es unívoca. Podemos comprobar que, en un mismo estudio, pueden coexistir varias definiciones. Snell-Hornby (1988) llamaba la atención entre las diferencias existentes entre equivalence y Äquivalenz, mucho más moderno y surgido de la lógica. Otro ejemplo que ilustra esta situación es el de Delisle (1993a: 29), quien confirma la multiplicidad de definiciones con la siguiente aproximación al término: Équivalence 1. (Sens général) Relation d’identité entre deux unités de sens de langues différentes et ayant la même ou presque la même dénotation. Dans notre terminologie, les équivalences sont toujours établies au niveau du discours à la suite d’une interprétation visant à dégager le sens du TD. Elles sont réalisées à la jonction de la connaissance de la langue et de la connaissance des réalités auxquelles renvoient le TD, tous les paramètres de la communication étant pris en compte. Note: L’expression “équivalence discursive” est tautologique. V. CORRESPONDAN-

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CE, CRÉATION DISCURSIVE, REMÉMORATION, REPORT, TRADUCTION, TRANSCODAGE. 2. Résultat de l’opération de traduction. SYN. TRADUCTION 3. (Sens restreint) Notion de la SCFA. Procédé de traduction consistant à rendre une expression figée de la LD par une autre en LA qui, bien que différente, correspond à la même réalité. Ex.: “Once bitten, twice shy: Chat échaudé craint de l’eau froide”. V. ADAPTATION

Halverson (1997), después de analizar una serie de definiciones existentes en diccionarios de la lengua, observa una variedad terminológica en este aspecto y considera que hay tres características que se repiten sistemáticamente en todas las definiciones (Halverson, 1997: 209) y que nos aportan una primera visión muy esquemática del término: - Hay un par de elementos entre los que se establece una relación - Hay un concepto de similitud, igualdad, semejanza - Hay una serie de cualidades que caracterizan esa relación Estas ideas suelen ser el punto de referencia de la mayoría de las caracterizaciones del concepto de equivalencia. Sin embargo, como indica la misma Halverson, existen también otros trabajos que parten de una perspectiva distinta. Se trata de los enfoques que focalizan la atención, no en las similitudes entre original y traducción, sino en las diferencias. Otro trabajo que aborda la indefinición terminológica del concepto de equivalencia es el de Schäffner (1999). Así aparece reflejado en el debate sobre la equivalencia que recoge esta autora, en el

que intervienen teóricos como Newmark, Toury, Hermans, Malmkjaer, Faiq, Anderman, y la propia Schäffner (1999: 77). La reflexión llevada a cabo de los problemas relativos a la definición de equivalencia nos permite señalar las dificultades que asoman en la descripción de este concepto. Como hemos visto, la principal es la multiplicidad y diversidad de los enfoques. Para algunos autores, como Faiq, sin embargo, estas discrepancias no son negativas (cf. Schäffner, 1999: 77). Con una postura diferente, Hermans insiste en que lo que debemos hacer es adoptar una actitud crítica y reflexionar sobre la terminología que utilizamos (cf. Schäffner 1999: 77). Esto implicaría, desde el punto de vista de Toury (cf. Schäffner, 1999: 72-73), un cambio excesivo ya que ya hay una cierta tradición terminológica, estemos más o menos de acuerdo con ella, en los Estudios sobre la traducción. Cambiar o sustituir la noción de equivalencia, para ser coherentes, supondría modificar o redefinir la noción misma de traducción, y esto no resulta realista. Chesterman (1999: 133-140), resumiendo esta situación, dice que uno de los aspectos más débiles de los Estudios sobre la traducción es que todavía no se ha elaborado un aparato teórico adecuado a la relevancia histórica y a la complejidad conceptual de la traducción. La terminología es algo básico para ello (cf. Mayoral 2001: 112). 3. EL CONCEPTO DE EQUIVALENCIA DESDE UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA En este apartado, vamos a presentar algunas de las reflexiones sobre el con-

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cepto de equivalencia realizadas, en su mayoría, por traductores desde los inicios de la reflexión en traducción hasta la primera mitad del siglo XX. Estas reflexiones se materializaban en los prólogos de sus traducciones, en los que intentan justificar sus elecciones, o en pequeños tratados hechos con la intención de guiar a los traductores y recomendarles un método de traducción válido. Comienzan en la época de Cicerón y finalizan con algunos comentarios sobre la traducción por parte de Benjamin. Consideramos que esta visión histórica puede ayudarnos a entender la multiplicidad de posturas existentes en la actualidad en torno al concepto de equivalencia. El primer problema con el que nos encontramos cuando analizamos estos prólogos, prefacios, cartas, y pequeños tratados es, de nuevo, el de la terminología. La relación existente entre original y traducción ha preocupado constantemente a los traductores, que tenían en común la búsqueda del mejor método para traducir, para encontrar esa “equivalencia”, y también un interés por aportar guías que puedan ayudar al traductor en su tarea. Pero, en estos siglos, aún no aparece la palabra equivalencia. La discusión se centra en la dicotomía entre traducción literal y traducción libre, entre fidelidad e infidelidad, entre traducibilidad e intraducibilidad. 3.1. En defensa de la igualdad absoluta No debemos olvidar que uno de los primeros debates en la historia de la traducción estuvo marcado por la tarea de traducir los textos religiosos. Este hecho es uno de los que inicia la polémica, aún

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vigente, de la relación entre original y traducción (Ballard, 1992). En el caso concreto de la traducción bíblica, el problema radica en el hecho de que la Biblia es la palabra de Dios. La palabra es la cosa; por tanto, la traducción debe mantener esta relación: la traducción es el original y debe haber una igualdad total. En estos términos, el único método que cabe es el calco y la traducción literal (palabra por palabra) se convierte en el mejor método para garantizar la igualdad, la fidelidad, entre original y traducción. Esta sacralización del original se repite en algunas épocas posteriores. Este es el caso, por ejemplo, de Fray Luis de León, en el “Prefacio a la traducción del Cantar de los cantares” (1561) y de Du Bellay, en Deffence et illustration de la langue française (1549). Para este último, la traducción es lo mismo que el original. Pero como la identidad absoluta con el original es imposible, considera que la traducción en sí también lo es. Breitinger, en Forsetzung Der Critischen Dichtkunst (1740), concretamente en el capítulo VI “Von der Kunst der Ubersetzung” (cit. en Vega 1994: 174-177) también reflexiona sobre la equivalencia. Las ideas sobre la fidelidad basadas en el concepto de igualdad y la traducción palabra por palabra se hacen evidentes en el texto de Breitinger. Breitinger es consciente de la diferencia existente entre dos lenguas distintas, que provoca en muchos casos una imposibilidad de traducir palabra por palabra (lo que sería una especie de equivalencia completa); a pesar de ello, hace descansar en la relación de equivalencia (de pensamiento y de expresión), “todo el arte de traducir de una lengua a otra” (op. cit. 175).

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Esta idea de buscar una identidad entre original y traducción vuelve a aparecer en Schopenhauer (El lenguaje y la palabra, 1851), para quien la equivalencia es un fenómeno que se da entre palabras. Habla pues, como la mayoría de estos autores de la equivalencia en el plano de la lengua. La no correspondencia exacta entre las palabras de una lengua con otra lo lleva a pensar en la idea de la imposibilidad de la traducción. De ahí su visión negativa de la traducción cuando dice que las traducciones se conforman con un à peu près, que una biblioteca de traducciones se asemeja a una galería de pinturas llenas de copias o que las traducciones de los escritores de la Antigüedad son a los mismos lo que la achicoria es al café: un sucedáneo (cit. en Vega, 1994: 258). Finalmente, me gustaría referirme a Benjamin (Die Aufgabe des Übersetzers 1923) quien, en sus complejas teorías sobre la traducción, en las que concibe el lenguaje de forma mesiánica, acaba decantándose por la traducción más literal. Benjamin considera que la traducción consiste en encontrar la intención en la lengua de llegada que despierte el eco del original. En este sentido, considera la tarea del traductor sublime y habla del concepto de lenguaje puro (Bush, 1998), un lenguaje divino que puede recuperarse a través de la traducción. El debate sobre la fidelidad no tiene sentido para él, puesto que el traductor no tiene por qué respetar los límites de la lengua propia ni tampoco debe pensar que las traducciones deben ser leídas como originales. Su apuesta es la traducción literal mediante la cual podemos llegar a la intención del original, porque la traducción no consiste

en comunicar, en transmitir un mensaje, sino en transmitir una forma: A real translation is transparent; it does not cover the original, does not block his light, but allows the pure language, as though reinforced by its own medium, to shine upon the original all the more fully. This may be achieved, above all, by a literal rendering of the syntax which proves words rather than sentences to be the primary element of the translator (cit. en Chesterman 1989: 21-22).

3.2. En defensa de una relación de semejanza Sin embargo, estas opiniones tan extremas han coexistido con otras más permisivas que defendían una postura donde la equivalencia ya no se correspondería estrictamente con igualdad, sino más bien con conceptos como semejanza, o analogía, o conservación. Así lo hace, por ejemplo, San Jerónimo cuando defiende la tarea y la capacidad de los traductores que traducen según el sentido, sin ceñirse a la letra (Carta a Panmaquio, 405):

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Terencio tradujo a Menandro, Plauto y Cecilio a los cómicos antiguos. ¿Acaso andan asidos a las palabras y no tratan más bien de mantener la gracia y elegancia en la traslación? Lo que vosotros llamáis fidelidad de la traducción, la llaman los doctos kakozelia o mal gusto. (cit. en Vega, 1994: 85) Se me acabaría el día si quisiera alegar los testimonios de todos los que han traducido según el sentido. Baste

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por ahora citar al confesor Hilario, que tradujo del griego al latín las homilías sobre Job y muchísimos tratados sobre los salmos. Hilario no se ciñó a la letra somnolienta ni se retorció con la maloliente interpretación de los rústicos, sino que, a ley de vencedor, traspuso, por así decirlo, cautivo el sentido a su propia lengua. (cit. en Vega, 1994: 86)

También de cómo conseguir la equivalencia nos habla Maimónides (Carta a Ben Tibbon, 1199) cuando dice: Aquel que pretenda traducir de una lengua a otra y se proponga traducir siempre una palabra dada únicamente por otra que le corresponda, guardando el orden de los textos y el de los términos, tendrá que esforzarse mucho para finalmente conseguir una traducción incierta y confusa. Este método no es correcto. (cit. en Vega, 1994: 87)

En ocasiones, estas ideas sobre la semejanza entre original y traducción resultan todavía muy actuales. Por ejemplo, cuando Bruni (De interpretatione recta 1440) comenta la diferencia que existe entre saber qué quiere decir una palabra aislada y esa misma palabra dentro de una expresión más amplia: Qué es gerere i qué mos, lo entiende hasta el más rudo lector; pero qué significa la expresión, eso ya es otra cosa bien distinta. Desiderati milites centum, si lo traducimos al pie de la letra significa una cosa, pero si atendemos al uso de la expresión significa que han muerto. Lo mismo cabe decir de los demás ejemplos expuestos, ya que las palabras designan una cosa, y

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el sentido de ellas otra cosa distinta (cit. en Gallén et al. 2000: 54)

¿Acaso no podríamos pensar que opiniones como esta son un antecedente del concepto de equivalencias fuera de contexto y equivalencias contextuales (Delisle, 1980, Hurtado, 1989), o de equivalencias fijas y dinámicas (Nida y Taber, 1982)? O cuando Lutero justifica en Sendbrief von Dolmetschen (1530) su traducción de la Biblia y dice: Denn mann muß nicht die Buchstaben in der lateinischen Sprache fragen, wie man soll Deutsch reden, wie diese Esel tun, sondern man muß die Mutter im Hause, die Kinder auf der Gassen, den gemeinen Mann auf dem Markt drum fragen, und denselbigen auf das Maul sehen, wie sie reden und darnach dolmetschen; da verstehen sie es denn und merken, daß man deutsch mit ihnen redet. (cit. en Gallén et al. 2000: 88) no hay que preguntar a las letras del latín cómo se debe hablar en alemán, tal y como hacen los borricos; hay que preguntar a la madre en casa, a los niños en la calle, al hombre corriente en el mercado y mirarles en la boca cuando hablan y según ello traducir; de esta manera ellos entenderán y se darán cuenta de que se habla alemán con ellos.

¿Acaso no podría interpretarse como un preludio de lo que las teorías funcionalistas han defendido a partir de los años 80? ¿No podemos establecer un paralelismo entre las ideas de Lutero y el concepto de equivalencia comunicativa? Lutero tiene en cuenta el texto origen pero no olvida a su lector.

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El concepto de equivalencia como un punto intermedio entre la liberalidad y la traducción libre aparece también en Vives (“Versiones seu interpretationes”, en De ratione dicendi, 1532) y el de equivalencia como conservación en el tercer principio de Dolet (La manière de bien traduire d’une langue en aultre, 1540). Otro ejemplo claro de cómo la equivalencia va convirtiéndose en un concepto más amplio nos lo ofrece Chapman que, en el prefacio de su traducción de Iliads, de Homero (1560) comenta lo que para él son las características que debe tener la relación entre original y traducción y dice que la tarea de cada intérprete es no seguir el número y orden de las palabras, sino los propios asuntos materiales, sopesar las frases diligentemente y revestirlas y adornarlas con palabras, estilo y estructura que sean equivalentes a las de la lengua que se traduce. (cit. en Vega, 1994: 132). Para Chapman, la equivalencia consiste en alejarse de la igualdad en su máxima expresión, que sería ir palabra por palabra. Por tanto, la equivalencia, según los autores, se va moviendo de la igualdad a la semejanza. 3.3. En defensa del método de traducción En la historia de la traducción, esta dicotomía entre lo equivalente y no equivalente, la buena traducción y la mala traducción, lo fiel o lo infiel, también se ha verbalizado en torno a la reflexión sobre los métodos de traducción. Concepción y método de traducción (así como, implícitamente, equivalencia) son conceptos que encontramos muy unidos en Huet (De Interpretatione Libri duo, quórum prior est de optimo genere

interpretando; alter de claris interpretibus, 1680). En este, encontramos las dos maneras de traducir (hacia el lector o hacia el autor) que haría famosas más tarde Schleiermacher. Resulta interesante que Huet ya distinga entre dos métodos de traducción, dos maneras de traducir, para poder conseguir esa representación: una, en la que se priman las palabras del autor; otra, en la que se prima el sentido. En su razonamiento aparecen, de nuevo, los conceptos de reproducción, de una voluntad de dar algo que quiere ser como el original y carga las tintas en el hecho de que la relación entre original y traducción es una relación de dependencia de la traducción respecto al texto fuente, al autor (Vega, 1994: 142). Dryden, en su Preface to the translation of Ovid’s Epistles (1680), entiende que la relación entre original y traducción puede manifestarse en tres categorías diferentes de traducciones: la metáfrasis (traducción palabra por palabra), la paráfrasis y la imitación. Dryden apela al mantenimiento del sentido del autor, para él “sacred and inviolable” (Gallén et al. 2000: 152), y aboga por una relación entre original y traducción “equilibrada”, en tanto en cuanto considera que imitación y la versión palabra por palabra son los dos extremos que deben ser evitados. Capmany, en su Arte del traducir del idioma francés al castellano (1777), comenta que “en cualquiera arte, el original se ha de mostrar en la copia, y en el de traducir ésta debe ser siempre fiel al sentido, y si es posible, a la letra del autor” (cit. en Vega, 1994: 196). Aboga, de forma implícita, por un método de traducción que prime el texto de partida, el autor. En este sentido, lo podemos rela-

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Antoni Capmani (Barcelona, 1742 - Cádiz, 1813)

cionar estrechamente con Schleiermacher u Ortega y Gasset. Tytler, en su Essays on the Principles of Translation (1790), propugna una solución intermedia entre el método literal y el libre, que califica de “extremos opuestos”. En su definición de traducción podemos entrever un concepto de la equivalencia relativamente próximo a las tesis funcionalistas. Para él, la buena traducción es aquella en la que el mérito de la obra original se ha trasladado hasta tal punto a otra lengua que se comprende claramente y percibe con fuerza tanto por el nativo del país al que dicha lengua pertenece como por aquellos que hablan la lengua de la obra original (Vega, 1994: 212). Finalmente, en 1813, Schleiermacher escribe Über die verschiedenen Methoden des Übersetzens. En este tratado sobre la traducción, el autor pone de manifiesto su idea de la equivalencia como una rela-

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ción de igualdad entre original y traducción, imposible de conseguir, según él, en el convencimiento común de que es imposible hallar una expresión equivalente. La diferencia entre las lenguas se revela como un escollo para conseguir la igualdad de modo que, como más tarde repetirá Ortega y Gasset, Schleiermacheer dice: “Erscheint nicho das Uebersezen, so betrachtet, als ein thörichtes Unternehmen?” (Gallén et al. 2000: 244) (“¿No parece la traducción, así entendida, algo insensato?”). Para realizar una traducción, el traductor sólo puede seguir dos métodos: ir hacia el autor original o hacia el lector. Schleiermacher considera que todas las discusiones que se realizan sobre la traducción pueden reducirse al problema del doble movimiento por él señalado. Este doble movimiento sustituye, en el fondo, a la dicotomía literal/ libre, continúa con la polémica entre sourciers y ciblistes y es precursora de los que defienden que el problema de la traducción estriba en la elección entre adecuación y aceptabilidad (Toury 1995), cuya solución, como veremos más adelante, está en las normas. 3.4. En defensa de la traducción “libre” Esta historia lejana de la reflexión sobre la traducción también ha contado con posturas opuestas a la idea de la equivalencia como igualdad, incluso como semejanza. Se trata de posturas que han sido duramente criticadas por ser defensoras de la traducción libre pero que tienen puntos de contacto con algunas propuestas muy actuales. Además, forman parte de esa historia de la reflexión y deben también ser tenidas en cuenta en

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una visión panorámica que se pretenda mínimamente completa. Dacier, en su prefacio a la traducción de la Iliade (1699) (cf. Vega 1994: 156), apunta cuáles son sus ideas acerca de la relación entre original y traducción. Esta autora defiende la libertad del traductor, libertad en el sentido de no tener que permanecer esclavo a la idea de la traducción palabra por palabra. Dacier utiliza las palabras semejanza y diferencia para hablarnos de su concepción de la traducción. Contrariamente a muchos de los colegas que la precedieron, Dacier entiende que ser excesivamente literal, “servil”, lleva a realizar traducciones infieles; la otra opción, supone que el traductor al procurar conservar sobre todo el espíritu, se mantiene en sus grandes libertades, fiel también a la letra; apunta que gracias a esto se convierte no sólo en la copia fiel de su original, sino en un mismo segundo original (Vega, 1994: 160). Como observamos, para Dacier la relación entre original y traducción no consiste en la igualdad conseguida a través del calco, de la traducción literal. Rechaza la metáfora del traductor como imitador servil, la traducción como la copia de un cuadro original. Ella entiende que la traducción es algo que se diferencia del original pero no considera que esto sea negativo, sino todo lo contrario. Ya Ablancourt, gran defensor de les belles infidèles, en su “Epistre à M. Conrart”, en el prólogo a su traducción de Lucien (1654), hacía unas reflexiones muy interesantes sobre el concepto de traducción y cuál es el método que sigue para traducir. En definitiva, una reflexión sobre cómo entiende él la relación entre original y traducción. Ablancourt desacraliza el original, y también al autor

Anne Dacier (Saumur, 1647 - París, 1720)

del original, da prioridad al destinatario, a la aceptación del lector y por ello entiende que es del todo normal “modificar” (“manipular” dirían otros) el original: “Je ne m’attache donc pas toujours aux paroles ni aux pensées de cet auteur; et demeurant dans son but, j’agence les choses à notre air et à notre façon.” (Gallén et al. 2000: 116) (“[…] no me atengo a las palabras del autor, ni siquiera a sus pensamientos. Yo guardo el efecto que él intentó producir en la mente, y dispongo del material según la manera de nuestra época”. (cit. en Vega, 1994: 162). Considero que su visión relativa de la traducción es muy actual y podría ponerse en relación, mutatis mutandis, con algunos de los planteamientos de Toury (1995) o Hermans (1999). Ablancourt afirma que, tal y como se entiende en su época la traducción, lo que él hace quizás podría no denominarse traducción, aunque se justifica diciendo que muchos autores clásicos hicieron lo mismo que él y el resultado final fue recibido como traducción. Ablancourt se hace una pregunta que algunos continúan haciéndose hoy

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en día: “mais il n’importe du nom, purvu que nous ayons la chose” (“¿qué importa cómo llamemos la cosa, mientras exista?” (Gallén et al. 2000: 116-118). Es consciente de que hay muchos que no aceptan este relativismo suyo, este modo de alterar el original, y nos descubre que parte de este rechazo o de esta forma distinta de entender la traducción se debe a una veneración por el original; concretamente, él habla de aquellos que se postran ante cada una de las palabras y cada uno de los pensamientos producidos por los escritores de la Antigüedad. Este desapego que Ablancourt y todos los seguidores de les belles infidèles muestran respecto a los autores del original, es algo que volveremos a ver en la época posmoderna con la apropiación, en el campo de la traducción, de la idea de la muerte del autor de Barthes. Me gustaría destacar también las ideas de Delille, que en su prefacio a la traducción de las Georgics de Virgilio (1769), rechaza completamente el concepto de equivalencia como relación biunívoca de palabras o expresiones. Rechaza también, y muy taxativamente, el método de traducción literal, por considerar que lleva a traducciones infieles. Rehúye hablar de comparar línea por línea el texto original con el texto traducido, por considerarlo injusto. Aporta un nuevo elemento a la discusión como es intentar reproducir el efecto que el autor ha producido en cada instante (Vega 1994: 192-193). En este sentido, se podría conectar a este autor con aquellos que, siglos más tarde y con una terminología actual, hablan de equivalencia comunicativa. Desde luego, lo que sí queda claro es que rechaza la idea de conseguir la equivalencia, entendida como identidad absoluta.

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En los inicios del siglo XX, destacan en este sentido, las palabras de Croce. En su obra de 1902, Estetica come scienza dell’espressione linguistica generale, deja claro que la semejanza no implica igualdad; por ello, precisamente, entiende que la traducción sí que es posible: E in siffatte somiglianze si fonda la possibilità relativa delle traduzioni; non in quando riproduzioni (che sarebbe vano tentare) delle medesime espressioni originali; ma in quando riproduzioni di espressioni somiglianti e più o meno prossime a quelle. La traduzione, che si dice buona, è un’approssimazione, che ha valore originale d’opera d’arte e può stare da sé. Y es justamente en estas semejanzas donde se basa la posibilidad relativa de las traducciones; pero no como reproducciones (puesto que sería inútil cualquier intento para conseguirlas) de las mismas expresiones originales, sino como producción de expresiones semejantes, y más o menos parecidas a aquéllas. La traducción que se juzga como buena es una aproximación que tiene valor original de obra de arte y tiene absoluta autonomía (vale de por sí). (cit. en Vega, 1994: 230)

Estas palabras, como tendremos la ocasión de ver más adelante, conectan con algunos aspectos de teóricos actuales como Hermans y Chesterman (1999: 92). 3.5. Una puerta abierta al relativismo Las posibilidades de análisis de la relación entre original y traducción au-

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mentan con la postura de Arnold. Este autor, en On translating Homer (1861) plantea en términos muy actuales, desde mi punto de vista, algunos de los problemas de la traducción. Ante la pregunta de qué objetivo debe trazarse el traductor cuando se enfrenta a un original, él dice que aún no se ha encontrado una solución. Apunta las dos direcciones señaladas por Schleiermacher y señala que los seguidores de ambas coincidirían en pensar que lo primero que debe hacer un traductor es ser fiel. Y es ahí donde pone el dedo en la llaga y señala la relatividad de los conceptos en traductología: “but the question at sigue between them is, in what faithfulness consists” (cit. en Gallén et al. 2000: 312). Para Arnold, la solución es que el traductor someta su trabajo a un análisis y evaluación por parte de humanistas, “They are the only competent tribunal in this matter” (op. cit. 314). Arnold busca parámetros objetivos con los que validar las traducciones. Esto es un elemento importante que conecta con el tratamiento actual del problema de la equivalencia. 3.6. Conclusión Este repaso a la reflexión durante XX siglos nos sirve para entender el origen del debate de la equivalencia, para ser consciente de la relación que hay entre dicho concepto y el de traducción, para captar la multiplicidad de enfoques posibles y para observar la evolución de las relaciones entre unas posturas y otras. Las ideas presentadas en estos cinco apartados previos dibujan un espectro muy amplio en el que pasamos de la idea de la imposibilidad de la traducción por considerar que nunca podrá ser como el origi-

nal a la sublimidad de la traducción por ser consciente de que no es un original. Se trata de formas de entender la relación entre original y traducción que tendrán su correlato en los distintos enfoques contemporáneos traductológicos.

4. BIBLIOGRAFÍA BALLARD, Michel. 1992. De Cicéron à Benjamin. Traducteurs, traductions, réflexion. Lille: Presses Universitaires de Lille. BELLAY, Joachim du. 1549. Deffence et Illustration de la langue française. Paris: Bordas. 1957. BENJAMIN, Walter. 1923. Die Aufgabe des Übersetzers. R.Tiedeman & H. Schweppenhäuser eds. vol IV. Rexroth, Frankfurt am Main: Suhrkamp. 9-21. BUSH, Peter. 1998. “Pure language”. Mona Baker ed. 1998. Encyclopedia of Translation Studies. London and New York: Routledge. 194-196. C ATFORD , John Cunnison. 1965. A Linguistic Theory of Translation: An Essay in Applied Linguistic. London: Oxford University Press. CHESTERMAN, Andrew. 1989. Readings in Translation Theory. Finland: Oy Finn Lectura Ab. CHESTERMAN, Andrew. 1997. Memes of Translation. Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins. CHESTERMAN, Andrew. 1999. “Description, Explanation, Prediction: A Response to Gideon Toury and Theo Hermans”. Christina Schäffner ed. 1999. Translation and Norm. Clevedon: Multilingual Matters. 9097.

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Traductología actual: nuevas formas de abordar la relación entre original y traducción Rosa Agost

1. INTRODUCCIÓN

L

a posición respecto a la relación de igualdad o diferencia entre original y traducción ha sido el hilo conductor que nos ha permitido valorar las distintas posturas existentes en los XX primeros siglos de reflexión sobre la traducción respecto al concepto de equivalencia en un trabajo anterior. Así, hemos podido observar que en esta época ha predominado la dicotomía simplista entre los dos métodos “clásicos” (la traducción literal frente a la traducción libre) que respondían a la idea de que la traducción ha de ser igual que el original. Durante siglos, el primer método fue considerado el correcto y el segundo fue denostado de forma constante. Sin embargo, el repaso de las diversas manifestaciones que los traductores nos han legado a través de cartas, prefacios y prólogos nos ha permitido detectar un abanico más amplio de formas de entender la relación que se establece entre un original y su traducción: la “iusta via media” como método que buscaba un equilibrio entre la dicotomía tradicional

y la idea de semejanza tienen también su espacio en este periodo histórico. Este hilo conductor nos sirve igualmente para exponer los distintos enfoques existentes en la traductología contemporánea. Adoptar esta perspectiva histórica nos permite ver cómo las reflexiones actuales sobre la equivalencia no surgen del vacío sino que tienen un germen en los siglos anteriores. Lo que caracteriza ese salto cualitativo y cuantitativo de la reflexión es el avance experimentado por las áreas afines a la traductología (la lingüística –el estructuralismo, el generativismo, la lingüística textual, la pragmática, la sociolingüística, el análisis del discurso, el cognitivismo, la sociología, la teoría de la literatura, etc.). En este apartado, teniendo en cuenta la existencia de manuales y trabajos que presentan resúmenes sobre cómo los enfoques traductológicos contemporáneos se ocupan del tema de la equivalencia (cf. Pym 1995; Hurtado 2001: 203-223; Munday 2001: 35-54; Hatim 2001: 26-42; Sánchez-Trigo 2002: 127-140, Emery 2004), mostramos de forma abreviada algunos de los enfoques

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más importantes adoptados respecto a la noción de la equivalencia. Seguiremos, para ello, la división que Halverson (1997) apunta entre enfoques que parten del concepto de igualdad y/o semejanza, y enfoques que parten del concepto de diferencia. Sin embargo, lejos de presentarlos como dos posturas únicas y enfrentadas, estableceremos una gradación más matizada entre los distintos puntos de vista, siendo conscientes de que cualquier división debe entenderse de forma flexible, no estanca.

2. LOS ENFOQUES LINGÜÍSTICOS: LA PREDOMINANCIA DE LA RELACIÓN DE IGUALDAD ENTRE UNIDADES El autor de referencia es Catford (1965). Nos gustaría destacar su concepción de la traducción como una teoría inserta en los límites de la lingüística aplicada, pero también relacionada con la literatura comparada. Para Catford, la traducción consiste en el reemplazamiento de material textual en una lengua por otro material equivalente en lengua de llegada. Nos interesa destacar la división que establece sobre los tipos de traducción por su extensión (completa o parcial), por los niveles del lenguaje que participan en la traducción (fonológico, grafológico, gramatical, léxico) y por el rango gramatical o fonológico. Una de sus aportaciones más importantes es acerca de la equivalencia en traducción, que consiste en la equivalencia funcional de un texto de la lengua 2 con respecto al texto en lengua 1, oponiendo equivalencia textual a correspondencia formal (1965:

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49). Una de las aportaciones más originales es su teoría de los cambios (shifts), que él divide en cambios de nivel y cambios categoriales. Sin embargo, su intento de explicar la dinámica del discurso por medio de categorías que sirven para describir la lengua hace insuficiente su análisis que resulta inadecuado para aplicarse como modelo de enseñanza de la traducción. Algunos autores han querido ver la insistencia de Catford en el estudio de las correspondencias lingüísticas en un interés por hacer avanzar la traducción automática (Ossimo 2000 §21). Por otro lado, hay que citar el trabajo de van Kesteren (1978), quien parte de la definición de Pierce del signo lingüístico (cf. Calzada, 1993) para establecer una tipología semiótica de las relaciones de equivalencia entre un texto original y su traducción. Distingue entre equivalencias sintácticas (nivel fónico, gráfico, morfológico, léxico, sintáctico), equivalencias semánticas (icónicas, simbólicas, etc.) y equivalencias pragmáticas (remáticas, argumentativas, etc.). Van Kesteren recorre todos los niveles de la lengua y establece relaciones entre las unidades de uno y otro sistema. La objeción que podemos hacer a su propuesta es la ambigüedad de la terminología utilizada, con conceptos propios como qualisign, sinsign, legisign, icon, index, symbol, rhema, dicent, argument equivalence. 3. LOS ENFOQUES TEXTUALES COMO PUENTE ENTRE LA IGUALDAD Y LA SEMEJANZA Neubert y Shreve (1992: 142) afirman ya claramente que “Equivalence is no

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identity. No text is exactly like another text”. Para estos autores, la equivalencia no es únicamente una relación que se da entre dos textos, sino también una relación de efectos comunicativos. Podemos decir que dos textos son equivalentes cuando proporcionan una información similar a lectores similares en situaciones similares (1992: 143). La clasificación que presentan de la equivalencia es la siguiente: - Equivalencia máxima: se da cuando la superficie lingüística de las frases del texto meta posee la mayor equivalencia posible en el nivel de la frase. - Equivalencia comunicativa: se da en los textos; es una equivalencia de función, que permite contemplar los aspectos sociolingüísticos, lingüísticos, psicológicos, críticos y textuales. - Equivalencia textual: es la equivalencia comunicativa en el nivel del discurso. Otro enfoque textual es el presentado por Baker (1992), quien distingue entre equivalencia en el nivel de la palabra, gramatical, textual (coherencia y cohesión) y, finalmente, equivalencia pragmática. Baker es consciente de la problemática que envuelve el término equivalencia y señala que “the term equivalence is adopted in this book for the sake of convenience –because most translators are used to it rather than because it has any theoretical status” (1992: 5). De nuevo, un problema de terminología agravado por el peso de la tradición. En este sentido, Mayoral (2001: 115-116) también habla de “la concepción

popular de la traducción, la suposición de equivalencia lingüística y cultural, que llevaría a una traducción literal, palabra por palabra”. Baker matiza, pues, que utiliza el término equivalencia a sabiendas de que es un término que tiene muy distintas lecturas en función del enfoque adoptado y que, actualmente, resulta un tanto relativo. Asimismo, Baker justifica la presentación tan lingüística del libro (bottom-up) por motivos pedagógicos “because it is much easier to follow tfor those who have had no previous training in linguistics” (1992: 6). Finalmente, nos gustaría citar los trabajos de Lotfipour-Saedi, K. (1990 y 1997), en los que define la tarea del traductor como el establecimiento de un equivalencia entre el SL y el TL texts y afirma que el proceso de traducción es una rama de la Lingüística contrastiva (sic). El autor propone un marco de estudio dentro del análisis contrastivo del SL y TL en el nivel del discurso y sugiere 7 componentes de la equivalencia traductora que después denomina condiciones: vocabulary, structure, texture, sentence meaning as opposed to utterance meaning, language varieties, aesthetic effect, y cognitive effect (Lotfipour-Saedi, 1990: 389). Hace una crítica a los Translation Studies: Translation Studies have failed to define the true nature of the translation process, to characterize the conditions of translation equivalente and to provide a comprehensive framework for determining TE as well as evaluating the translated works.

Considera que la causa es que no ha encontrado un modelo lingüístico

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adecuado y él propone el Análisis del Discurso y la Lingüística Textual. En su trabajo de 1997, define la equivalencia traductora en el marco de la cohesión léxica y muestra ejemplos de estrategias léxicas utilizadas por el emisor en lengua de partida. También examina la equivalencia de traducción desde el punto de vista de estas estrategias léxicas.

4. Los enfoques comunicativos y funcionales: la naturaleza de la equivalencia Nida realiza numerosos trabajos sobre los principios y procedimientos utilizados en la traducción de la Biblia en un intento de tratar tanto los elementos lingüísticos como los extralingüísticos (Nida y Taber, 1982). Sin embargo, su investigación lo lleva, cada vez más, a incidir en los aspectos sociolingüísticos, a señalar la importancia del contexto, aspectos que hará extensivos a la traducción en general. Estos autores reflexionan sobre la tarea de traducir y señalan que una de las claves es el concepto de equivalencia. Distinguen la equivalencia de la identidad, con lo cual la traducción resulta perfectamente una tarea posible. Para conseguir la equivalencia, Nida y Taber establecen una serie de prioridades (1982: 32-54): la conformidad contextual prevalece sobre la verbal; prioridad del lenguaje hablado sobre el escrito, puesto que es un texto que, fundamentalmente, se escucha; prioridad de las necesidades de los receptores sobre ciertas formas de lenguaje; prioridad de la equivalencia dinámica (en la que se da preferencia a la recepción del mensaje) sobre la correspondencia formal (en la que se da

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preferencia a los rasgos formales del original). Las ideas de Nida y Taber sobre la equivalencia han sido criticadas por algunos autores. Por ejemplo, Tymoczko (1985: 79) opina que, realmente no hay distinción ente la equivalencia formal y la dinámica, puesto que “formal equivalence can become dynamic equivalence”. Sin embargo, también ha habido otros autores que han retomado esta división que entendemos que es muy didáctica para tratar el problema de la equivalencia en las clases de teoría y metodología de la traducción (Hurtado, 2001). Gutt (1991) retoma las ideas de Nida y Taber que, en su terminología se transforman en traducción directa (fija e independiente del contexto) y traducción indirecta (flexible y dependiente del contexto). Sin embargo, una de las autoras que ha adaptado esta distinción de Nida y Taber con más éxito ha sido Hurtado (1989), en sus primeros trabajos enmarcados en la Escuela del sentido. En palabras de Hurtado (1989), para esta Escuela, la traducción es una operación de inteligencia en la que actúa un juego múltiple de operaciones verbales en que en cada momento del proceso construyen un sentido. En la fase de la reformulación (“reexpresión”, para Hurtado), se intenta encontrar en la otra lengua el equivalente que exprese el mismo sentido. Por este motivo, a la actividad traductora se la designa como la búsqueda de la “equivalencia del sentido” (Hurtado, 1989: 221). Hurtado distingue entre equivalencia de transcodificación (fija y permanente, que existe fuera de contexto) y equivalencia dinámica (equivalencia

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contextual, de carácter efímero). Apunta que, en realidad, el traductor trabaja siempre con la equivalencia dinámica puesto que no trabaja con lenguas, sino con textos y en contextos determinados que son los que aportan ese dinamismo a la equivalencia traductora. Esta autora insiste mucho en la importancia de los elementos comunicativos y de la función. En trabajos posteriores, Hurtado no habla explícitamente de equivalencia, pero desarrolla modelos de análisis de traducciones, baremos de corrección (Hurtado, 1995), y diseña objetivos de aprendizaje para la didáctica de la traducción (Hurtado, 1999), que contribuyen claramente a delimitar los parámetros que sirven para definir la relación que los distintos originales (tipos y modalidades distintos) pueden tener en el texto meta (Hurtado, 2001). Centrándonos ahora en los enfoques donde predomina, muy especialmente, la importancia de la función, House (1981) destaca la importancia de mantener la función específica del texto origen en el texto meta. Para ella (1981: 29-30) “translation is the replacement of a text in the source language by a semantic and pragmatically equivalent text in the target language”. Como señala Rabadán (1991: 71), House considera que lo esencial es mantener el significado, que consta de tres aspectos: el semántico, el pragmático y el textual. Propone un modelo de análisis basado en las dimensiones de uso y usuario que le permitirá definir el perfil textual del texto original. Este perfil textual actuará como norma y criterio básico para conseguir la equivalencia. En función del perfil, el traductor podrá utilizar dos métodos de traducción: la traducción encubierta (covert), en la que se favorece

la lengua del texto de partida, o la patente (overt), en la que se favorece la lengua del texto de llegada. Otra de las autoras del enfoque comunicativo-funcional que trata el problema de la equivalencia es Lvóvskaya (1997). Esta autora defiende que “la equivalencia de dos textos siempre será dinámica y relativa, porque la situación comunicativa que determina en última instancia el sentido del texto es irrepetible” (1997: 4). Lvóvskaya entiende que la equivalencia que ella denomina comunicativa, “implica la máxima fidelidad posible al programa conceptual del autor del TO y la aceptabilidad del TM en la cultura meta”. También insiste en que la equivalencia comunicativa “no es fruto de la arbitrariedad del traductor” puesto que la traducción debe cumplir los dos requisitos citados. Por ello, Lvóvskaya considera que la equivalencia comunicativa es la característica fundamental de la traducción. Esta autora apela al criterio de funcionalidad para delimitar lo que es y no es traducción, y también para definir la equivalencia; y coincide con Rabadán (1991: 54) en señalar que “las características comunes y constantes, que permiten definir un TM como traducción de un TO ‘son de naturaleza funcional y relacional’” (1997: 45). Sin embargo, Lvóvskaya no comparte la idea de Rabadán de que la adecuación al TO y la aceptabilidad en la cultura meta son dos polos de gradación de la equivalencia. Considera que el traductor tiene en cuenta ambos aspectos cuando traduce por lo que entiende que no se trata de polos separados sino coincidentes. Como último exponente de los enfoques funcionalistas, presentamos el

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trabajo de Nord (1991), para quien la equivalencia se consigue encontrando un equilibrio entre la fidelidad y la libertad, sin llegar ni a los extremos de la servidumbre o el libertinaje (sic). Los textos meta que no cumplen los estándares de equivalencia no son considerados traducciones propiamente dichas. Uno de las aportaciones de Nord es la importancia de otorga a la función de la traducción (que puede o no coincidir con la del original) y a la del cliente o iniciador de la traducción. Para Nord, hay que determinar el valor comunicativo del texto que debemos traducir, hay que determinar la función del texto, pero además “la representación mental del texto ha de ser complementada con la activación de un ingente número de factores extratextuales que, aunque no están representados de forma evidente en la materialidad del texto, son imprescindibles para un análisis satisfactorio” (Rabadán, 1991: 56). De esta manera, Nord se acerca a los modelos socioculturales (skopos) ya que hay un intento claro de tener en cuenta el contexto pragmático y semiótico en el proyecto de traducción: emisor, intención del emisor, receptor, medio, lugar, tiempo, motivo, función textual. Se trata de aspectos interdependientes. Para obtener la equivalencia funcional plena, se basa en unos principios funcionales (algunos de los cuales son muy cuestionables) (Nord, 1991: 23 y ss): el objetivo de la traducción determina el método a seguir; el traductor decide cuál es el objetivo que determina al texto; el objetivo se define cuando se hace el encargo de traducción; el factor más importante es la función (o jerarquía de funciones) que tiene que cumplir el texto meta en la cultura meta; la función la deciden los receptores; hay que emplear

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los marcadores de la cultura receptora; la función puede ser distinta a la del original.

5. LOS ENFOQUES DESCRIPTIVO-LINGÜÍSTICOTEXTUALES COMO BISAGRA ENTRE LA IGUALDAD Y LA DIFERENCIA Para Rabadán (1991), los originales y las traducciones, al pertenecer a polisistemas culturales distintos, utilizan códigos lingüísticos distintos y responden a normas diferentes; sin embargo, ambas manifestaciones son reconocidas por los receptores de uno y otro polo como “uno y el mismo” texto. Hay ‘algo’ en común que define al texto meta como traducción de su original: esa relación es lo que Rabadán denomina equivalencia. Según esta autora, esta noción básica se convierte en núcleo central de todo modelo teórico y en propiedad definitoria de la traducción (1991: 280). El problema es cómo se concreta esa equivalencia, qué criterios se han seguido y qué modelos de traducción subyacen a las decisiones del traductor. La expresión de cada modelo de equivalencia está regida por las circunstancias socioculturales del polisistema en que el traductor desarrolla su trabajo. Esto implica que las traducciones pueden modificarse con el paso del tiempo. La equivalencia se mueve entre la adecuación (lo que dicta la norma) y la aceptabilidad (lo que el receptor interpreta como válido). Un análisis detallado de las causas de las equivalencias nos hace ver que la traducción, entendida como comunicación intercultural, siempre es posible, pero que no todo es traducible.

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Koller (1995) también pone de manifiesto cómo la aproximación a la traducción no es única sino múltiple y que esa variedad de enfoques es positiva. Considera que la definición de Toury (1980: 20) sobre la traducción, que se centra en el sistema de llegada, no puede ser aceptada por los enfoques lingüísticos, que parten de la premisa de la existencia de un texto original. Sin embargo, a pesar de ello, Koller define la equivalencia como una noción relativa determinada por condiciones histórico-culturales bajo las cuales se producen y reciben los textos en la cultura meta, y que también está determinada por factores lingüísticotextuales y extralingüísticos (Koller, 1995: 196-197). Para Koller, las traducciones tienen un doble lazo de unión: primero, con el texto origen, segundo con las condiciones de comunicación y recepción. Así, opina que la equivalencia puede establecerse en función de las circunstancias extralingüísticas, las connotaciones, el texto y las normas, el receptor y las propiedades estéticas del texto de partida (1995: 197). Este es el marco en el que se mueve la equivalencia. En este sentido, él rechaza los enfoques exclusivamente lingüísticos y defiende una aproximación teórica-descriptiva-lingüística y textual que se ocupe de las regularidades.

6. LOS ENFOQUES HISTÓRICODESCRIPTIVOS: LA REVALORIZACIÓN DE LA DIFERENCIA Dentro de los enfoques históricodescriptivos, cabe destacar la aportación

de Toury. Uno de los conceptos claves de este autor, perteneciente a la Escuela de la manipulación, es el de equivalencia y, también, el de traducción. Asimismo, son relevantes sus nociones de adecuación y aceptabilidad, que han tenido una gran repercusión y tratamiento en otros investigadores (Rabadán, 1991; Koller, 1995). Para Toury, un texto adecuado es el orientado a las normas de la lengua y cultura de partida, mientras que un texto aceptable es el que sigue las normas de la lengua y cultura de llegada. El análisis de originales y traducciones de todas las épocas y la práctica de la traducción nos muestran, según este autor, cómo el problema de la equivalencia, de la traducción, radica en encontrar los límites de la traducción. En esta línea, Toury (1995: 33) apunta tres condiciones que debe cumplir un texto para que se le considere traducción: que exista un texto previo, normalmente en otro lenguaje; que la presunta traducción derive de dicho texto mediante un proceso de transformación; que exista una relación de intertextualidad entre ambos textos. Entendemos, de acuerdo con Vidal Claramonte (1998), que estas condiciones tampoco ayudan a establecer límites claros ya que tendríamos que definir en qué consiste esa relación de intertextualidad (Rabadán 1994) y, además, en el fondo, siempre nos topamos con las diferentes concepciones que, a través de las culturas y los períodos, ha habido y continúa habiendo sobre la idea de similaridad, de equivalencia. Según Toury, el concepto de norma desplaza al de equivalencia (1980: 11) ya que las normas son las que determinan el tipo de equivalencia final; las características de un texto original se

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mantienen no porque sean inherentemente importantes, sino porque el receptor las considera así. Esta postura innovadora de Toury se radicaliza aún más en Hermans (1999a: 96-98), que considera que, aunque Toury ya plantea la inutilidad del concepto de equivalencia, no se atreve a prescindir completamente de la noción porque tiene demasiado peso histórico en los estudios sobre la traducción. Hermans comenta que no tiene sentido mantener la discusión sobre la equivalencia puesto que esta no existe como tal. Respecto a los conceptos de igualdad y diferencia que nos sirven de marco de referencia en este trabajo, Hermans (1999b) destaca que la relación entre comunidades y culturas nunca es una relación de igualdad. Considera que el concepto de norma evidencia que es la diferencia, y no la igualdad ni la transparencia, lo que está presente en la traducción. El problema que se plantea Hermans, es que si la traducción no puede anular la diferencia, ¿por qué la presunción de equivalencia está tan arraigada en nuestro concepto de traducción? Él entiende que “el papel del traductor” puede ser la respuesta. El papel del traductor sustituye, en traducción, al papel del autor en el texto original. Sirve para mantener la traducción en un lugar seguro, en el lugar que le toca, como algo derivado. Para Hermans, históricamente, originales y traducciones han mantenido una relación muy jerárquica. La percepción común de la traducción es la de que es una operación que produce equivalencia. Es una percepción que privilegia la equivalencia a costa de la supresión de la diferencia. Pero, con el influjo de las teorías post-estructuralistas, esta visión cambia. La muerte del autor

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conlleva una desacralización del original: las jerarquías entre original y traducción desaparecen. El traductor no tiene por qué permanecer invisible o ser equivalente. Enlazando con este enfoque, tenemos las teorías feministas de la traducción. Como indica Vidal Claramonte (1998: 102) y siguiendo los trabajos de Von Flotow (1991) y Simon (1996), entre otros, para las traductoras feministas traducir es una actividad política que torna visible a la traductora a través del lenguaje que utiliza. Conceptos como igualdad o equivalencia son desterrados a favor de otros como reescritura y diferencia. La traductora no es un ser invisible sometido a la autoridad del autor, ya no ha de buscar la equivalencia absoluta o una única interpretación verdadera del texto, lo cual nos llevaría a la anulación de las diferencias de las dos culturas que se están traduciendo. La diferencia, aquí, adquiere connotaciones positivas, por lo tanto esas diferencias no pueden ser anuladas por la traducción. El concepto de equivalencia y fidelidad sufren una transformación porque hay una revisión de las relaciones tradicionales entre original y traducción, entre autor y traductor, entre traductor y lector, etc., que no pueden analizarse mediante nociones tan tradicionales como “cobertura, fidelidad o equivalencia” (Arrojo, 1995: 30).

7. ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES A lo largo de este breve artículo, hemos podido ver posturas diferentes que se mueven en una gradación tanto en la

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época denominada pre-teórica como en los enfoques contemporáneos: creencia fiel en la equivalencia como identidad absoluta; consideración de la equivalencia como una relación de semejanza entre dos textos; consideración de la equivalencia como una relación de equivalencia comunicativa y funcional; substitución del concepto de equivalencia por el de norma y, finalmente, rechazo del concepto de equivalencia a favor del de diferencia. Personalmente, consideramos que la solución al debate sobre la equivalencia está en profundizar en la concreción de los parámetros objetivos de análisis de originales y traducciones y modelos evaluativos. Entendemos que esta idea ya estaba implícita en Koller (1989: 104) cuando dice: With every text as a whole, and also with every segment of text, the translator who consciously makes such a choice must set up a hierarchy of values to be preserved in translation; from this he [sic] can derive a hierarchy of equivalence requirements for the text or segment in question. This in turn must be preceed by a translationally relevant text analysis. It is an urgent task of translation theory –and one on which no more than somo preliminary work das so far been doneto develop a methodology and conceptual apparatus for this kind of text analysis, and to bring together and systematize such analyzes in terms of translationally relevant typologies of textual features.

Es una solución también apuntada desde hace años por autores como Hatim y Mason (1990), quienes proponen substituir el término de equivalencia por

el de adecuación, aunque tal vez idoneidad sería más acertado, para evitar la confusión con uno de los conceptos que propone Toury. Hatim y Mason (1990: 8) entienden que no existe una versión equivalente formal o dinámica de un texto original en un texto meta determinado. Ellos entienden la equivalencia en un sentido relativo, que expresa la aproximación más cercana al significado de un original. Sin embargo, por adecuación entienden una relación más precisa, mediante la cual una traducción puede ser valorada en función de si cumple con el proyecto para el que fue concebida así como con las necesidades de los destinatarios. Recordemos cómo Arnold, en On translating Homer (1861), hacía ya referencia a la solución al problema de la fidelidad –léase ahora equivalencia. Él afirmaba que dicha solución pasaba por el análisis y evaluación de expertos, considerando pues, necesario, establecer parámetros objetivos para validar las traducciones. Coincidimos con las ideas de Arnold en que el problema de la equivalencia desaparece cuando el traductor tiene modelos de análisis de originales, modelos para elaborar traducciones, modelos de análisis de traducciones y baremos evaluativos que le sirven como punto de partida y como punto de referencia cuando ya ha finalizado su tarea. La creación de centros de formación de traductores e intérpretes ha obligado a elaborar estos modelos y estos baremos precisamente para poder enseñar a traducir, para mostrar al alumnado no tanto qué es o qué no es una traducción, como cuáles son las características de los originales con los que trabajarán, cuáles son todos los

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factores que entran en juego en el acto de comunicación de la traducción, cuáles son los problemas y dificultades con que se encuentra el traductor y cuáles son las pautas generales para resolverlos y para poder decidir objetivamente si el resultado final es idóneo. Esto implica un trabajo en el que se conjuguen las aportaciones de los estudios teórico-descriptivos con los estudios aplicados. En este sentido, consideramos muy importante comentar que los estudios aportados por modalidades y tipos de traducción distintos a los tradicionales (o sea, la traducción literaria) estrechamente vinculados a estas falsas creencias sobre la fidelidad o infidelidad, la traducibilidad o intraducibilidad, la literalidad o la libertad, ayudan a superar el concepto más tradicional de la equivalencia como igualdad estructural, ya que en casos como, por ejemplo, la traducción audiovisual, aspectos como la función, la importancia del cliente y del destinatario, o las restricciones de la imagen, por citar algunos, son factores muy importantes que relegan, en ocasiones a un segundo plano, los aspectos considerados formales. De este modo, evitaremos caer en trabajos y consideraciones parciales sobre la equivalencia, en función de la modalidad (p. ej: la equivalencia en los textos literarios); del tipo textual (p. ej. la equivalencia en los textos jurídicos); del nivel textual que nos preocupa (p. ej. la equivalencia y la cohesión léxica, la equivalencia pragmática o la equivalencia de las unidades fraseológicas) y que, aunque pueden ser muy interesantes, no aportan soluciones globales al problema que nos ocupa. Tanto es así que, en investigaciones en donde lo importante es la sistematización de problemas

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objetivos de traducción y de soluciones (cf. Molina, 2001) la aparición del concepto de equivalencia para referirse a las relaciones existentes entre original y traducción es de orden menor y no representa en absoluto ningún problema. Sin embargo, los trabajos que parten de prejuicios y confusiones sobre los conceptos de equivalencia como igualdad, relacionados con la fidelidad, la traducibilidad, etc. suelen tener puntos en común con aquellos prólogos y prefacios de los traductores antiguos y se mueven en el terreno de las intuiciones y de la abstracción y no hacen avanzar la disciplina de los Estudios de Traducción. En la didáctica de la traducción actual, el trabajo que se está llevando a cabo en los Proyectos de Armonización Europea en la Titulación de Traducción e Interpretación sobre la definición de competencias (Oster 2007 y Agost 2007), los cambios de metodología en la formación de traductores e intérpretes (Kiraly, 2000) y el diseño de objetivos y resultados de aprendizaje (Hurtado, 1999) integra y equilibra todos los aspectos que preocupan a quienes reflexionan, desde puntos de vista diferentes, sobre las relaciones que se dan entre originales y traducciones: el diseño de objetivos metodológicos, contrastivos, profesionales y textuales garantiza una formación a los futuros traductores e intérpretes que les permitirá establecer en cualquier texto al que se enfrenten cuál es la relación más idónea entre original y traducción, esto es, cómo pueden conseguir la equivalencia para cada uno de esos textos. El punto de partida en la didáctica de la traducción es el de que el traductor ha de tener los conocimientos y las habilidades suficientes que le permitan

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ofrecer una traducción considerada correcta en el marco de una situación de recepción determinada (Agost y Monzó, 2001). El proyecto Tuning (Tuning Educational Structures in Europe) ha permitido elaborar una lista sobre las competencias que han de adquirir los estudiantes de traducción para poder incorporarse a la profesión con garantías: competencias instrumentales (capacidades cognitivas, metodológicas, tecnológicas y lingüísticas); competencias interpersonales (capacidades individuales como las habilidades sociales); y competencias sistémicas (capacidades para aplicar el conocimiento a la práctica, creatividad, capacidad de aprendizaje, etc.) (González y Wagenaar, 2003). Cada título universitario ha elaborado las competencias propias a partir de esta lista; así, en España, el Libro Blanco de Traducción (2005), pone a la disposición de todos las competencias transversales (genéricas) y las específicas (disciplinares, profesionales y académicas). Dentro de estas competencias podemos mencionar la Subcompetencia de los conocimientos de traducción (conjunto de creencias sobre los principios que rigen la traducción) (Hurtado, 2004), y que se correspondería perfectamente con una parte considerable de las asignaturas sobre Traductología que podemos ver en los planes de estudio de la licenciatura en Traducción e Interpretación en España y que, concretamente en la Universitat Jaume I son Teoría y metodología de la traducción (troncal de pimer curso), Historia de la Traducción (optativa de tercer curso) y Teorías modernas de la traducción (cuarto curso), asignaturas que impartimos desde 1996. Como docente también de asignaturas de traducción,

nuestra preocupación siempre ha sido la de conjugar teoría y práctica (que no pueden disociarse) en las dosis adecuadas en función de los objetivos de cada asignatura. Como indica Mayoral (2001: 116): [...] los temas que pueden constituir grandes cuestiones para los Estudios de Traducción pueden llegar a cobrar un peso específico mucho menor en la aplicación didáctica y el aprendizaje (traducibilidad, equivalencia, escopo...) y exigir tan sólo algo de explicación, algún ejemplo y un poco de práctica.

Algunos trabajos y referencias sobre el papel de la equivalencia en los estudios sobre traducción (García y Fernández 2001) nos ha hecho pensar en la necesidad de que los profesores de materias teóricas de traducción empecemos a unificar criterios para consensuar no solo qué enseñamos sino cómo. Las asignaturas de corte teórico deben servir para sentar las bases metodológicas que los alumnos ponen en práctica en los talleres de traducción. No se puede explicar en la teoría una idea de la equivalencia basada en la idea de igualdad o correspondencias entre lenguas porque la práctica desmentirá por sí sola esta concepción obsoleta (pensemos que, en España, en la mayoría de los temarios de asignaturas de traducción suele aparecer entre los objetivos el que “el alumno asimile el dinamismo de la equivalencia traductora”). Hablando de las técnicas de resolución de problemas en las clases prácticas de traducción, Mayoral (2001: 115-116) comenta que los alumnos adoptan por defecto una aproximación basada en “la concepción popular de la

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traducción, la suposición de equivalencia lingüística y cultural, que llevaría a una traducción literal, palabra por palabra.” Dice que esta aproximación coincide también con la que aplican los que se acercan por primera vez a la traducción y la que utilizan principalmente los autodidactas. Mayoral sugiere que, en las clases prácticas, la fase correspondiente a “solución por defecto = traducción literal” no debe ser larga pues el alumno no necesita de mucho tiempo ni práctica para superarla’ (Mayoral 2001: 116). Entendemos que esta fase debería reducirse a la mínima expresión y nos reafirmamos en la idea de que, desde el primer curso de la carrera los estudiantes ya deben trabajar con parámetros, modelos de análisis de originales y traducciones para desterrar de sus mentes los prejuicios y ‘concepciones populares’ sobre la equivalencia entendida como identidad y dejar de magnificar conceptos relacionados con ella como la unidad de traducción o la invariante traductora (también denominada tertium comparationis). En cursos posteriores, como complementos de formación académica, se les puede explicar el origen y evolución de la reflexión sobre la traducción y la relación entre el original y la traducción. 8. ANEXO: PROPUESTAS DIDÁCTICAS

En el tema 5 de la asignatura, Conceptos relevantes para el estudio y análisis de la traducción, presentamos a los alumnos la noción de equivalencia traductora. Más allá del hecho de que creamos o no que es útil, lo cierto es que es un concepto que utilizarán a lo largo de su vida académica y también profesional. Entendemos que, para los alumnos de primer curso debemos insistir en el hecho de que equivalencia no es igualdad y, por tanto, la equivalencia no significa una correspondencia exacta entre elementos de una lengua y otra. Se trata, por tanto, de insistir en el dinamismo de la equivalencia, que viene dado por el contexto, por los aspectos comunicativos y funcionales que concurren en cada situación de traducción. Lo trabajamos a través de la actividad denominada “El dinamismo de la equivalencia traductora”. El objetivo es: captar el dinamismo de la equivalencia en traducción. Asimilar que el traductor trabaja con textos y que, por tanto, la equivalencia tiene un cierto grado de relativismo ya que depende del contexto. Lo hacemos a través de la traducción de pequeños fragmentos de textos originales de diferentes tipologías y modalidades en los que primero se hace la traducción sin contexto alguno. 8.2. Asignatura Historia de la traducción

Nos gustaría ahora presentar algunas de las actividades que realizamos, a propósito del tema de la equivalencia, en las tres asignaturas sobre Traductología que ofrecemos en la Universitat Jaume I (Agost 2001).

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8.1. Asignatura Teoría y metodología de la traducción

Después de las diferentes exposiciones que hacen los estudiantes bajo nuestra tutorización sobre los diferentes periodos de la reflexión traductológica, realizamos una actividad que consiste en resumir

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algunos de los aspectos más destacados vistos en clase. Precisamente, uno de los temas que comentamos en esa última sesión, es el de cómo se ha tratado la relación entre original y traducción a lo largo de la historia de la traducción, desde las primeras reflexiones hasta la primera mitad del siglo XX. Hablamos, pues, de la noción de equivalencia, cuyos aspectos básicos fueron tratados ya en la asignatura troncal de primer curso, Teoría y metodología de la traducción. Sin embargo, la visión que ofrecemos en esta asignatura es muy distinta: una visión histórica en la que los alumnos tienen la oportunidad de ir viendo cómo esa relación entre original y traducción ha sido denominada de forma muy variada a lo largo de los siglos (fidelidad, igualdad, conservación, corrección, etc.) y mediante metáforas muy variadas (la traducción como copia, escultura, pintura, tapiz, espejo, etc.). A través de la actividad denominada “Perspectiva histórica del concepto de equivalencia” planteamos como objetivo el comprender la evolución de la forma de entender la relación entre original y traducción. Captar la relatividad del concepto de equivalencia. Entender que esta concepción está relacionada con la concepción que cada época ha tenido de la traducción. Lo hacemos a través del comentario de textos seleccionados de diferentes autores. 8.3. Asignatura Las teorías modernas de la traducción Finalmente, en esta asignatura, el concepto de equivalencia está presente en todos los temas. Se trata de una noción que cada enfoque traductológico analiza de forma distinta en función de la propia

concepción que tienen de la traducción. Debido a la importancia que tiene, la reflexión sobre la traducción merece un apartado especial en la última sesión del curso, en la que los alumnos deben responder a un cuestionario en el que se plantean algunos de los temas más importantes vistos a lo largo de las sesiones. Una de las preguntas que incluímos en dicho cuestionario es “¿Qué es la equivalencia traductora?”. Para ayudar a los alumnos a responderla de forma más completa, utilizamos la actividad denominada “El relativismo del concepto de equivalencia” cuyo objetivo es captar la relatividad de esta noción, entender que esta percepción está relacionada con la concepción que cada autor tiene de la traducción y comprender las ideas de las principales concepciones sobre la equivalencia así como ser capaces de analizar la equivalencia siguiendo los criterios de cada una de estas concepciones. Para ello, utilizamos escenas originales de textos audiovisuales que los alumnos deben traducir desde posiciones teóricas distintas, argumentando las soluciones dadas.

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Aimé Césaire y su traductora Lydia Cabrera: dos formas de asumir lo antillano Lourdes Arencibia Rodríguez

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imé Césaire, el gigante antillano varias veces nominado al premio Nobel de Literatura, nacido el 26 de junio de 1913 en Basse Pointe, Martinica, comienza a escribir en 1939 un acercamiento inicial al poema en prosa que inaugura su obra, con sólo 26 años, en París, y lo da a la estampa poco después para la revista Volonté. A partir de entonces, ese poema fundacional va a proyectar y a permear con pareja intensidad las múltiples facetas de su poderoso discurso negro como escritor y político. En este trabajo específico ilumino la faceta del dúo que forma con su traductora Lydia Cabrera –esa otra cubana singular–, para regalarnos a los lectores hispanohablantes las primicias de un proyecto poético de inspiración surrealista titulado Cuaderno de un regreso al país natal. El poema, de impecable factura y hermosísimo lenguaje, al menos en esa versión, la primera que se da a conocer al mundo de lo que muchos consideran la obra fundacional y cumbre de Césaire en una lengua distinta de la del original, se recrea pues casi enseguida en español gracias a la mediación lingüístico-cultural de la Cabrera. Pese a que esta singular colaboración ofrece la visión pluricultural de dos autoridades de talla universal nacidos en nuestra región, brilla desde un ángulo de luz decididamente menos observado, sin tanta voz ni renombre si lo comparamos con todo lo demás que ha salido de la pluma de ambos creadores En este trabajo he querido destacar, homenajear y, de cierta manera, contribuir a una mejor aproximación a las visiones de esos inmensos antillanos dedicados al rescate de la identidad y la cultura del negro, a quienes acercan no solo la geografía, la historia y una vocación de grandes convergencias sino, y sobre todo, la voluntad de asumir con pasión y entrega la misión del escritor comprometido. No es necesario recontextualizar la figura de Césaire a partir de una biografía que es ya bien conocida. Pero sí volver a mencionar algunos datos que me van a servir para presentar su primera obra. Muchas veces traté de acercarme inútilmente a una posible equivalencia de traducción emblemática al español para ese título de Cahier. ¿Qué ideas habitaban en 1939 la mente del primer estudiante negro admitido en la prestigiosa Ecole Normale Supérieure de Paris sobre el colonialismo, la condición del negro, el de África, el de

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las colonias, en una palabra, sobre la negritud, sobre su propia condición de negro culto, político y catedrático del DONTOM que para la Francia metropolitana era y es su Martinica natal, al punto de escribir “la poesía más violenta del siglo” en opinión del haitiano René Depestre? ¿Qué influencia tuvieron en esta obra poética sus contactos precedentes con intelectuales africanos como Senghor, Dumas, Sainville, Maugée, Bingo Diop? ¿Fueron sus tesis fundacionales sobre la negritud eminentemente socioculturales, de trasfondo político desde un principio o resultado de una maduración progresiva de su pensamiento y de su acción revolucionarios una vez que se produce efectivamente el “regreso” a Fort-de France a partir de 1939? Estas y otras interrogantes, como pueden ser la impronta del surrealismo en su obra temprana a partir de sus contactos con Breton, quien le prologa la edición de 1947 del Cahier; la profundidad del calado de las marcas del pensamiento y la cultura francófonos en la vida política del alcalde, primero, del diputado más tarde, del maestro siempre; sus afinidades con otros autores como el norteamericano Langston Hughes o el conde de Lautremont … por citar algunas temas tomados individualmente o de conjunto, darían material sobrado para muchos otros trabajos y estudios más profundos y de mayor vuelo del que me propicia este espacio de hoy. ¿Por qué ese título recto, directo, sencillamente referencial, mondo y lirondo para un proyecto fundacional? Cuaderno siempre me sonó insuficiente y hasta irreverente –en español, no menos que en francés– para una obra tan emblemática. Notas, comentarios, apuntes, reflexiones, esbozos, evocación, ciertamente sugerían matices para el acercamiento, pero resultaban igualmente insatisfactorios. Pensar en Memorias era falso, cuando se escribió no respondía a una vivencia presencial para alguien tan joven; en Crónica prematuro, en 1939 el autor estaba en París desde los quince años sin haber regresado ni una sola vez a su Martinica natal. Además, el uso del indefinido “un” no estaba allí por gusto. Ese Cahier de 1939, era una visión, evocaba un sueño como alternativa a la pesadilla de una realidad. A pesar de involucrarse en sus estrofas en primera persona con el uso reiterado del “yo”, no daba entonces el autor cumplida respuesta todavía a todas las interrogantes, tampoco podía darlas; incluso hoy habría que buscarlas en la obra integral de Césaire y en su vida política, puesto que son inseparables. Un día, por pura casualidad, el propio Césaire me sacó de mis especulaciones semánticas. “Tenía un amigo yugoeslavo en París –narra (p. 26, ‘Nègre je suis, nègre je resterais’)– que me invitó a su casa en Croacia”. El paisaje allí, insular también, seguramente no le pareció muy distinto de aquel otro peñón remoto que era su país natal. Decidió preguntar a su anfitrión qué significaba el nombre del lugar que habitaban y Peter Guberina, que así se llamaba el amigo –por cierto, autor del prefacio a la versión definitiva del Cuaderno dada a la estampa en París por Presence Africaine–, respondió que para decírselo de manera que le sonara a francés, que era la lengua de comunicación entre ambos, era algo así como Martin. La imaginación del poeta puso el resto y exclamó: ¡Pero si es como la Martinica! Y entonces, se compró una libreta escolar y empezó a escribir Cahier d’un retour au pays natal y a evocar con

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el dolor del sufrimiento acumulado de los suyos, con una violencia que no era gratuita, con pasión, pero no sin esperanza, lo que él sabía que había en ese otro peñón. Huelga decir entonces que el regreso de Césaire (no me agrada usar la palabra retorno, más poética tal vez, pero menos verdadera) a su país natal cuando escribe el Cuaderno no alude por supuesto todavía a una experiencia presencial, no estaba describiendo ni restituyendo una realidad desde la realidad, sino evocando a su isla desde la costa dálmata, regresándoles como en un sueño, a sus poseedores, incluyéndose a sí mismo, “con sujeción a las leyes humanas” como reza el diccionario de la Real Academia en su acepción de derecho para la palabra regreso, la posesión del beneficio “cedido” o “permutado”, por no decir escamoteado, quizás sin sospechar aún que esAimé Césaire taba anunciando la poética del reencuentro Foto: Alain Phoébé Caprice del negro americano con su identidad. El Cuaderno devuelve, restituye sin concesiones, regresa al negro antillano una imagen que es la suya, la resitúa en su punto de partida con todas sus implicaciones, sin escatimar violencias. Por tales razones yo propongo en la traducción hablar de regreso y no sólo de retorno. Pero al mismo tiempo, el Cuaderno, visto en las secuencias sucesivas que su autor le ha dado, es la crónica de la evolución y la dinámica del pensamiento de Césaire, y de su visión poética y de su compromiso político, que el autor somete a un proceso de profundización por etapas cuando su evocación choca con la realidad y se funde con ella. De ahí sus propuestas secuenciadas (1939, 1947, 1956), sus completamientos, la dinámica de su reflexión, la fuerza movilizadora de toda una gama de recursos estilísticos y léxicos que el autor aplica peyorativamente con pareja violencia y un realismo sin complacencia, lo mismo al colonizador que al colonizado a quien califica de lacayo del poder occidental. Pero, más allá de las búsquedas de lo puramente estético, se propone arrancar al negro de su pasividad a través de lo insólito, “no pertenezco a ninguna nacionalidad prevista por las cancillerías”, y lo incita a asumir el reto de la descolonización y del rescate frente al espejo de una realidad que aún puede ser esperanzadora. Está de pie la negrada La negrada sentada Inesperadamente de pie

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De pie en la cala De pie en los camarotes De pie en el puente De pie en el viento De pie bajo el sol De pie en la sangre De pie Y libre Debout et non point pauvre folle dans sa liberté et Son dénuement maritimes girant en la dérive parfaite Et la voici: Plus inattendument débout debout dans les cordages Debout à la barre Debout à la boussole Debout à la carte Debout sous les étoiles debout Et Libre Lydia aborda y recrea en español el discurso del Cuaderno sólo en la versión original de 1936, en una rarísima y hoy día inencontrable edición dada a la estampa en La Habana en 1945, por Molina y Compañía, con prefacio de Benjamin Péret e ilustraciones de Wilfredo Lam. Tal vez por eso no solo omite en el título la palabra Cahier, sino que traslada simplemente la idea de retour/retorno como se usaba en el francés antiguo: “vuelta en sí” y sólo ahora me puedo explicar por qué. Por eso se me antoja que el Cahier de Lydia puede encajar como retorno, pero todavía no es un regreso. Enrique Lihn, el traductor de la Antología poética que compila el haitiano René Depestre para Casa de las Américas en 1969, reproduce prácticamente con muy pocos cambios la versión de la Cabrera, tampoco trabaja aún con el texto definitivo de Césaire, sino se basa en un acercamiento dejado atrás por el martiniqueño en 1956; por ende, su propuesta es igualmente incompleta. Aunque el tema central de este trabajo se va a referir concretamente a la capacidad semántica y la función catártica de las artes en las Antillas y sus manifestaciones de porosidad e intercambiabilidad puestas de manifiesto en las relaciones entre la música, la dramaturgia del gesto y el movimiento en la danza y la literatura en las visiones conjuntas de lo antillano de Césaire y de Lydia, antes de abordarlo no podría ni querría pasar por alto rasgos propios del Cuaderno que caracterizan la poética de su autor, aunque sean bien conocidos de los lectores.

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Lo primero que me parece insoslayable destacar en Césaire es el propio concepto de regreso al país y a sus raíces, tan importante y tan presente en el discurso crítico de una buena parte de los autores caribeños, de Césaire a Glissant (Discours antillais et poêtique de la relation), pasando por Ráphael Confiant y Patrick Chamoiseau (Eloge de la créolité), fuertemente impugnado, sin embargo, por la guadalupana Maryse Condé, no obstante sin eliminarlo del todo de la mente y del comportamiento de los personajes de su Traversée de la mangrove. Baste citar, además, los regresos de los Cuentos Negros de la Cabrera, del Manuel de Cumbite que tradujo el haitiano Depestre para el ICAIC sobre Gobernadores del Rocío de Jacques Roumain, del protagonista de La Pantalla Roja, del guadalupano Ernest Pepin, a quien tuve el agrado de premiar como Jurado en Casa de las Américas 2000 y después traducir al año siguiente. En el Cuaderno, las Antillas aparecen como el reino del engaño, la mentira, la resignación, las falsas promesas y el silencio. Su engañoso embrujo está en función de la ideología política o religiosa que lo sostiene. Césaire recurre a todos los recursos de la publicidad para turistas y los inserta en un contexto que los contamina y los desmiente: sol, playa, bares, animales sol/venéreo, putrefactos/muerte/mentira/ enfermos/pústula/islotes de sarna/excrementos. Pero en el Caribe, huelga decirlo, y lo evocamos constantemente a propósito de Nicolás Guillén y su son entero, la música y la literatura son también iconos de polimorfismo hermenéutico de múltiple polaridad. Involucran desde la ideología, la historia, la oposición colonia metrópoli/centro periferia; lengua del colonizador/ creolidad, hasta la psicología popular y las marcas de identidad. En el clásico prefacio que todo mediador lingüístico, en épocas pasadas, solía incluir antecediendo su propuesta para dar al posible lector una visión introductoria de sus traspasos, Ludwig Fulda, un filósofo alemán que, como la mayoría de los escritores de todos los tiempos, ejerció como traductor, recordaba que las artes podían ser creativas como la música y la literatura y no tan creativas como la pintura o la escultura, pero que la traducción, arte de mediación por excelencia y de relación por definición, participaba de ambos deberes cuando se obligaba a reproducir lo ya creado (re-creación) en códigos nuevos genéricamente diversos, de otra lengua y de otra cultura (creación). Es obvio que entre Césaire y Cabrera las referencias contextuales a los ritmos antillanos pueden poseer distintos niveles de codificación. Pero, como “todo signo es traducible a otro signo” y – si es verdad que el orden de factores no altera el producto– propongo invertir los términos de la definición clásica de Jacobson (1896-1982) de lo que el lingüista americano llamó traducción o transmutación intersemiótica1, que es la que según él ocurre cuando un autor propone “una interpretación de los signos no verbales mediante los signos de un sistema verbal”, lo que en un lenguaje traductor equivaldría a decir: “tocar su música con mi instrumento”. 1

Roman Jacobson, Aspectos Lingüísticos de la traducción. En esta obra, el autor define la traducción semántica como la interpretación de los signos de un sistema verbal (lingüísticos) mediante un sistema de signos no verbales (la música, la danza, la pintura, la escultura).

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Tal propuesta, lo sabemos, abre una polémica de ciertas proporciones que involucra a nombres muy respetados como J. J. Nattiez, de quien, sin embargo, tomaremos prestados determinados criterios sobre todo porque en vez de aplicarlos a la relación entre la música y la literatura, a partir de la yuxtaposición del lenguaje literario en la estructura musical, los aplicaremos a la inversa, es decir, a partir de imágenes musicales o simplemente sonoras no verbales (el son cubano, la danza y los instrumentos de la música vudú del Caribe) a imágenes literarias en la obra poética de Césaire y a la forma particular como ha percibido y traspasado la Cabrera esos cambios de códigos: la violencia de los grandes contrastes, el fuego antítesis del agua; la unión de lo concreto y lo abstracto; el ave y la libertad; el agua y la pureza. El movimiento de las imágenes. Los cambios de registro en el lenguaje. Y ¿cómo ha valorado esa especie de salto de otras variantes de la creación artística, en este caso la música y la danza antillanas, a un nuevo sistema de signos e incluso de valores, en su elección de equivalencias, variables y acercamientos a la lengua y cultura otra, si por ejemplo en Césaire la fuerza del sueño corrió a cargo de la estructura sintáctica de sus párrafos o se apoya en el uso del imperfecto como tiempo verbal, qué grado de conciencia ha tenido del polimorfismo del proceso y del resultado de su traducción? Y por último, y no por ello menos importante, ¿de qué manera pueden reflejarse en las traducciones las relaciones entre la música, la danza, la literatura y la psicología popular, vale decir el estudio de la faceta que se ocupa de las actitudes, reacciones y conductas populares frente al poder descriptivo de la música en la literatura?, ¿hasta dónde se puede hablar de la capacidad mediática de la traducción como re-escritura frente a este fenómeno? Para mí, el regreso al país natal está concebido como un grandioso poema sinfónico. En la música, el poema sinfónico se distingue, por ejemplo, de la sinfonía, entre otras cosas, porque suele proponer un motivo extramusical con frecuencia de base literaria. “El que no me entienda –escribió Césaire– tampoco entenderá el rugido del tigre. Soy el que canta con la voz aherrojada en el jadeo de los elementos. Es dulce ser nada más que un pedazo de madera, un corcho, una gotita de agua en las aguas torrenciales del comienzo y del fin”. En el Cuaderno, Césaire desarrolla una idea programática/ martillo acudiendo ampliamente a leitmotivs literarios que identifican un personaje (Toussaint Louverture por ejemplo), un objeto, una idea que le confiere ritmo al texto. La repetición, 27 veces a todo lo largo de la obra, de la frase anafórica “au bout du petit matin”, unas veces subraya la intensidad del despertar en una relación de pasado/

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presente “al morir el alba, el morne olvidado, olvidándose de saltar”; otras introduce: efecto de espera, de suspenso en una relación onírica que marca la esperanza del poeta de que el sueño se convierta en realidad, “al final del amanecer, este país más esencial, restituído a mi paladar, no de ternura difusa sino la atormentada concentración sensual del seno grueso de los cerros con la accidental palmera cual brote endurecido”; en una relación de futuro donde la esperanza se torna en profecía, de anuncio de lo que viene. “He aquí al fin de este amanecer, mi plegaria viril. No escucho las risas ni los gritos, fijos los ojos en esta ciudad que profetizo bella”. Pero en la medida que “au bout d’un petit matin” no es sólo un simple leitmotiv literario repetido a lo largo de la obra cumpliendo una función estética, o marcando una poiesis sino que, además, incorpora un ritmo al poema, en mi opinión, destaca la huella de la música presente en la poesía y, consecuentemente, admite extrapolarse como préstamos del arte musical; aunque lo mismo acaban en el tratamiento recreativo e interpretativo que hace Lydia anunciando el rap y el hip hop del negro antillano de hoy. ¡Los negros –son-todos-iguales, os-lo-digo-yo Los-vicios-todos-los-vicios, os digo que– Los que no han inventado ni pólvora ni brújula Los que no han sabido domeñar vapor ni electricidad Los que no han explorado ni los mares ni el cielo Pero conocen bien, eso sí, el país del sufrimiento Los que no conocieron del viaje más que el destierro Los que se han encorvado de tanto arrodillarse Los que fueron domesticados y bautizados Los que fueron inoculados de bastardía Tam-tam de manos vacías Tam-tam inane de llagas sonoras Tam tam burlesco de traiciones tábidas Tibio amanecer de ardores y miedos ancestrales A la mar mis riquezas peregrinas A la mar falsedades auténticas Benjamín Péret, en el Prólogo a la edición española del Cuaderno que traduce la Cabrera, señala que Cesaire utiliza: “(...) la voz tropical en nuestro idioma, no para sazonar una presencia exótica (…) sino para hacer brillar una poesía auténtica, brotada de troncos podridos de orquídeas y de mariposas eléctricas devorando la carroña, poesía que es el grito salvaje de una naturaleza dominadora, sádica, que se traga a los hombres y a sus máquinas como las flores a los insectos temerarios (…) su lenguaje, más que suyo es el lenguaje resplandeciente de las flechas de los colibríes celebrando en un cielo de mercurio.

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Césaire, más que intérprete de la naturaleza tropical de la Martinica, es una parte de ella; juez y parte a la vez de esta naturaleza. Su poesía tiene el movimiento soberano de los grandes árboles del pan y el acento obsesionante de los tambores del vudú.”2

La idea tampoco escapa a la sagacidad de André Bretón quien, en el último párrafo del prólogo de su autoría que antecede la edición revisada en 1947 del poema de Césaire, a propósito de lo que opina del Cuaderno Isidoro Duchasse, conde de Lautréamont, dice: “la poesía comienza con el exceso, la desmesura, las búsquedas que se estremecen con lo prohibido, con el gran tam tam ciego, hasta la incomprensible lluvia de estrellas…”. El propio Césaire se ha descrito a sí mismo como un hombre árbol, y a su poesía como grito vegetal, tan grito vegetal como puede salir de la madera y el tam tam de los tambores. Nada casual entonces que los ritmos cadenciosos o frenéticos, por ejemplo de un quindembo, baile congo que se interpreta al son de tres tambores: yuca, mula y caja parecido al del tam tam ancestral del mundo onírico de los orishas, el monte y los patakines, que tienen una presencia tan fuerte en la propuesta de la Cabrera, se interpenetren y se fundan en un pentagrama a la vez conyugal e infiel con las estrofas apocalípticas de Césaire habitadas por el correr de agua despeñada de los montes sagrados, los gritos de los animales, los quejidos del viento en una misma y otra manigua antillana, como obsesiones al llamado confeso a sus raíces estremecidas con el olor de la sangre y el cuero de muchos otros esclavos, como él iguales de negro, de historia, de suerte y de esperanza. ¡Nada casual que el son entero de Guillén se oiga en el las estrofas de Keith Ellis! Jorge Luis Borges decía: “El hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.”

¿Y qué nos dice Césaire?: Le maître des rires? Le maître du silence formidable? Le maïtre de l’espoir et du desespoir? Le maítre de la paresse? le maître des danses? C’est moi!!!!

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Benjamín Peret. Prefacio a Retorno al país natal de Aimé Césaire. Traducción de Lydia Cabrera. Ilustraciones de Wilfredo Lam, La Habana, Molina y Compañía editores, Colección de textos poéticos, ejemplar nº 103, 1963.

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Traduciendo a un cuentero que se llama Federico Fellini Lourdes Arencibia Rodríguez

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ederico Fellini, el famoso cineasta de contundente filmografía (Ocho y Medio, La Strada, Las noches de Cabiria, Roma, La Dulce Vida, Julieta de los espíritus, Amarcord, entre otros títulos emblemáticos), guionista, dibujante y caricaturista nacido en Rimini, Italia, no necesita especiales presentaciones, mucho menos al público cubano, cuya tradicional y arraigada inclinación por el cine tiene ya una larga historia. Todavía Cuba era una colonia de España cuando el domingo 24 de enero de 1897, en tandas sucesivas que se desarrollaban cada media hora, se visionaron las primeras proyecciones de largo metrajes del cine silente en una sala del Parque Central de La Habana aledaña al teatro Tacón, a solo dos años de la fecha en que se mostraron por primera vez al mundo en el cinematógrafo Lumière en París.1 Sin embargo, son menos, muchos menos, los que han seguido la huella de la breve (marzo de 1939 a noviembre de 1942), temprana (con dieciocho años de edad), pero fructífera incursión de Fellini por el periodismo –una de sus fascinaciones más recurrentes–, en diferentes órganos de prensa pero sobre todo, a partir de su intensa labor (más de 600 cuentos y artículos que constituyen una oferta al lector de unas dos mil páginas) en el célebre y ya desaparecido semanario romano de corte satírico y humorístico llamado el Marc’Aurelio, que llegó a tener una tirada de 600,000 ejemplares en los oscuros tiempos del fascismo en Italia. Allí compartió azares y talentos con otras figuras igualmente destacadas como Bernardo Zapponi y Cesare Zavattini. Sobre el papel desempeñado por el emblemático semanario satírico/humorístico durante esos años fundacionales del séptimo arte europeo, Adolfo Chiesa ha señalado: “Casi treinta años de cine italiano de la posguerra encuentran su matriz en este período del Marc’Aurelio, de Fellini a De Sica; de Monicelli a Sordi y Manfredi, de Chiari a Gassman, de Risi a Ettore Scola.” 2 Por los innegables valores de esa producción en no pocos puntos de innegable influencia chapliniana, por la agudeza de su mirada anticipadora del humor psicológico y de evasión que caracterizaría su producción ulterior como cineasta dotado de un 1

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Véase: Lourdes Arencibia, “La traducción del discurso y de la imagen fílmica: lo posible y lo imposible”, Revista Cine Cubano Nº 156, 2003, pp. 36-44; y véase también: Ignacio Ramonet, Cuba: cine y sociedad, traducción de Lourdes Arencibia, ediciones ICAIC (en prensa). A. Chiesa, Antología del Marc’Aurelio. Roma, Ed. Napoleonne, 1974, p. 10.

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extraordinario y poco común poder de observación, por los posibles paralelismos sugeridos o evidentes que es permisible establecer en no pocos de esos relatos con sus películas posteriores, hemos seleccionado varios de esos cuentos, inéditos hasta el presente y, que sepamos, jamás traducidos a español, para acercar al lector hispanohablante a esta faceta poco estudiada del célebre cineasta italiano. Al abordar mi labor de traducción, percibí que Fellini había construido historietas lineales en su mayoría, sencillas y directas, de frases cortas y concretas, que muestran una estructura narrativa relativamente uniforme, rehuye artificios de estilo y acentúa el poder de las imágenes mediante el uso de adjetivos, a menudo presentados de tres en tres, imposibles de podar en la traducción so pena de amputarles su función hermenéutica precursora, en el joven periodista, de un lenguaje cinematográfico más maduro que traslada al poder de la imagen y a la “poiesis” del espectáculo, el cuidado de definir los perfiles psicológicos de la trama que narra. “Siempre me gustó dibujar –confiesa Fellini–, caricaturizar, todo lo que guarda relación con la deformación, la exaltación de las líneas del rostro humano, las máscaras, etc.” Se me antojó entonces que su autor había concebido esos textos deliberadamente así, a la manera de croquis o bocetos cinematográficos; porque si bien, en aquella edad temprana, Fellini quizás nunca pensó en hacer cine, no es imposible que su innata visión de realizador se impusiera a la de periodista, y no por azar, ya en 1945, Roberto Rosellini le convoca a escribir el guión de su Roma, ciudad abierta. Y me di a la tarea de traducir esos cuentos de los que ofrezco a continuación, por razones de espacio, una breve muestra:

ESPOSOS DESDE HOY Por Federico Fellini (de la trilogía sentimental: “El primer amor”, “Los noviecitos” y “Los recién casados”), Marc’Aurelio, 28 de febrero de 1942. La noche de bodas Venimos de recorrer todos los hoteles... Llenos al tope... Nos dijeron que aquí, en el Cóndor, alquilaban habitaciones y por eso... La mujer, menuda y flaca, los observó sin decir palabra; tenía la frente arrugada por encima de sus ojillos de alfiler, las manos nerviosas, cruzadas sobre la barriga. Miró las tres maletas una por una, luego examinó en silencio las ropas que vestían “¡Recién casados!” Federico asintió muy serio a la par que enrojecía. “Dios mío, ¿cómo puede uno casarse tan joven?” ¡Qué tesoros!; ¡Ay juventud, juventud!... Y la mujer movió la cabeza como para mostrar una compasión que pretendía ser afectuosa y comprensiva. Federico tosió mirando de reojo a Bianchina. “Entonces... ¿quieren una habitación?” Unos instantes después, se detenían frente a una puerta que la mujer había abierto. La cama era antigua, enorme... Inmediatamente, ambos desviaron la vista ruborizándose y mientras la mujer se empecinaba en recorrer la habitación y en tocar cada objeto, los recién casados se

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miraban y se sonreían con aire tímido e incómodo. Federico pagó, sacando a la vez del bolsillo todo el dinero que llevaba y escuchó distraído a la mujer que contaba lo malo que era su hijo que no quería que por nada del mundo se alquilara aquella habitación cuando él estaba fuera. Pero los dos podían estar tranquilos, el hijo no estaba hoy en la ciudad y no lo esperaba hasta mañana, tarde al mediodía. “Cualquier cosa que necesiten, estoy en el cuarto del fondo... ¡buenas noches y felicidades!”. Y la mujer salió, luego de esconder el dinero en el seno y de echar una última mirada maliciosa a Federico y Bianchina. Los esposos bajaron confusos la cabeza. Una vez solos, miraron a su alrededor con expresión infinitamente triste. Un cuarto antiguo, una tapicería descolorida, fotos lúgubres de gente vieja en las paredes. “¿Todo bien, mi Pollita?” preguntó Federico, esforzándose por sonreír. Bianchina asintió, pequeña y pálida. “¡Bien Chico!”. Los dos suspiraron largamente. Blanco como papel, con el corazón queriendo salírsele del pecho, Federico se mira ahora en el espejo de un pequeño cuartucho húmedo y sombrío, casi enteramente ocupado por una enorme bañera descascarada. Ha pensado en desvestirse allí, pero cada vez que se encamina a la puerta para recoger la ropa se detiene, y le parece que el corazón está a punto de estallar, le tiemblan las piernas... “¡Es la primera noche!, La primera noche, ¿me entiendes?”. Y examina su rostro descolorido, con aire perdido y aterrado. ¿Estará Bianchina ya en la cama? No la puedo dejar mucho tiempo sola en aquel cuarto tan lúgubre. Las paredes abolladas, la pintura hinchada y descorchada; una cucaracha gira sobre sí misma en un rincón, a toda velocidad. ¡Ser feliz! ¿Cómo va a ser posible si todo siempre sale al revés? Habían planeado casarse en una iglesita de campo, sin invitados, sólo con los testigos, dos amigos del pre. Pensaron en el calor mullido de los coches-cama, en las reverencias obsequiosas del maletero uniformado como el de un gran hotel...”. Por lo menos, un casamiento especial, para nosotros solos, sin familiares ni gente ruidosa...”. ¿Y en lugar de eso? La boda más convencional y burguesa. Hubo uno que se emborrachó en la estación y la gente volvía la cara para mirarlo. Un viaje larguísimo, de pie en el pasillo helado, la llegada a una ciudad antipática, cansados, liquidados, decepcionados. Y luego, a mediodía, caminando todo el tiempo de un hotel a otro, con las maletas que pesaban cada vez más. Y ahora, este lugar, con fotos de muertos, cucarachas... “¡Está bueno ya, Federico! Estás al lado de tu mujercita. Vamos, muévete!”. Y Federico se sorprende dando vueltas, avanzando a tientas por el pasillo oscuro. Apelando a toda su buena voluntad, abre suavemente la puerta del cuarto. Bianchina, que ya está en la cama, tapada hasta la barbilla con la frazada, lo mira ansiosa con sus grandes ojos temerosos. “¿Qué... tal?”. La recién casada esboza una débil sonrisa. Federico da algunos pasos. Mira la ropa que está sobre la silla. La sayuela negra, las medias... levanta una, muy suavemente, con ligeros temblores. “Qué bonita ... es... ¿es tuya? Bianchina se pone colorada. “Claro Federico... ¿de quién va a ser?”. Lo llamó Federico y no Chico como siempre hace. ¿Por qué? Una pausa. Muy larga. Federico se acerca un poco más. “Me voy a sentar aquí un momento...” y bosteza. “¿Y tu ropa, Chico?”. Pero el otro no entiende. “¡La ropa!”. Federico se sacude. ¡Ah!

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La dejé en el baño... “La recogemos mañana”. Pasean lentamente la vista por la habitación y cuando sus ojos se encuentran se sonríen. “La lámpara grande no alumbra, ¿verdad?”. Bianchina mueve la cabeza. Otra pausa más, y luego saca una mano tímida fuera de la frazada. “Federico... Se vuelve para mirarla, teme que se oiga cómo late su corazón. Bianchina se agita un poco cuando se le acerca. “Esto es un poco cómico, ¿no?”. El joven esposo le acaricia ahora el cabello con la mano. “¿Qué?” Bianchina tiene una sonrisa bien triste. “Tú y yo solos en este cuarto... ¿acaso alguien piensa en nosotros Chico?”. El recién casado tiene miedo de responder. Siente como un nudo en la garganta...”. Todo el mundo piensa en nosotros, mi Pollita, es natural... somos marido y mujer”. Un escaparate rechina en la sombra. “¿Soy tu mujer, Chico?”. El otro le sella la boca con un dedo. “Sí, eres mi mujer...”. Sonríen infinitamente solos. Pero no hay por qué tener miedo, no puede ser que se me esté subiendo algo a la garganta...”. Bianchina... Bianchina, te amo tanto...”. La recién casada se sienta en la cama.”. Dame un besito Chico, vamos a quedarnos así...” Poco después, Federico y Bianchina caminan por una callejuela oscura. El hijo malo llegó de improviso. Se puso a dar gritos y a dar puñetazos en la puerta. De manera que se tuvieron que vestir a toda carrera, y agarrar las maletas. “Sí, sí, ya nos vamos...”. Y casi se pusieron contentos, contentos de irse, contentos de salir de aquel cuarto. Demasiado jóvenes para jugar a los recién casados, demasiado jóvenes... Federico ni siquiera reclamó que le devolvieran el dinero. Caminan en silencio por las calles oscuras. Es noche cerrada. Dan vueltas y vueltas hasta el amanecer. Mañana, saldrá el sol, a lo mejor podremos encontrar realmente un hotel. “No tiene por qué ser siempre así Bianchina, ya verás...”. Y caminan con las pesadas maletas por calles, plazas y avenidas tratando de sostenerse por el brazo. Se detienen frente a un monumento blanco: No hay nadie en la gran ciudad, nadie... Sólo ellos, dos recién casados algo tristes. Dejan las maletas en el suelo, se miran “No tengas miedo mi tesoro... no llores!”. Se paran aquí, al lado de ese monumento que mira a las estrellas. “¿Todo bien, mi Pollita?” le tiembla la voz. “¡Muy bien Chico!”. Sonríen, con lágrimas en los ojos y se abrazan muy fuerte. Permanecen así, esperando el sol. En alguna parte de la ciudad ladra un perro...

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PERO, ¿ACASO ME ESTÁS ESCUCHANDO? Marc’Aurelio, 24 de enero de 1940. Ay, popolana3 del chal verde... Oye, estoy hablando contigo, popolana del chal verde. Te sueles poner medias de hilo gruesas, negras con talón blanco, a veces llevas la ensalada fría envuelta en un número viejo del Marc’Aurelio. Pero sigues gorda, con la voz ronca llena de niebla y de paredes rajadas. Te conozco bien, popolana del chal verde. Eres la que el domingo, cuando el cine se llena del sudor de las criadas con manos enrojecidas y de muchachos repartidores de leche con la frente llena de brillantina, se la pasa peleando con la taquillera durante media hora porque no quiere pagar la entrada de su hijo. Eres la misma que en la oscuridad de la sala, se busca a gritos un asiento y pega un bofetón al niño antes de mandarle a que se orine en la luneta4. También eres la que tiembla y se estremece cuando Eric Von Stroheim en cierto momento de la película, abre una puerta, increpa en alta voz a una actriz joven e inocente y le dice: “No entres, idiota, que ese tipo es un cochino verdugo” e incita a Ken Mainard a que corra, se vire, regrese, se afeite y bese a la chica. ¿Por qué haces eso? El otro día te vi ¿recuerdas? En el periférico negro. Esos trenes tan largos, que no tienen destino, llenos de hombres con camisas sin cuello y pescuezo rojo. Llovía, y los cristales estaban sucios por la respiración y las espirales heladas. Subiste escandalizando. “¡Oye tú, espérame, chiquillo desgraciado!” le gritaste al conductor, “¡te aprovechas porque soy mujer!”. Entraste, dando violentos codazos a todo el mundo. Tenías los cabellos empapados e ibas cargada de cestas y botellas vacías. Y olías a mil cosas raras. Peste a cabra y a estiércol húmedo, a vino tinto y a niños descalzos y enfermos. Luego empujaste brutalmente a una chica. Era una muchacha redondita de suaves curvas y senos pequeños. De esas que siempre se ruborizan, hasta cuando ven una silla. ¡Oye, córrete un poco, muñeca! Le dices con tu voz ronca, me caen mal esas muchachas de hoy día, y continúas echando una mirada a tu alrededor, no son nada más que polvos y creyón de labios... ¡si yo tuviera poder por un cuarto de hora, sentenciaste un momento con sarcasmo, ibas a saber lo que es bueno! ¿Por qué dices eso? ¿A lo mejor querrás matar a todas las jóvenes redonditas! ¿Borrar las estrellas del cielo? ¿Escupir a la luna? Y seguiste hablando mal de las chicas modernas y luego, me miraste con desprecio. “Ay mi pobre diablo, te reíste cuando me mirabas, quítate de aquí”. Te sonreí tímidamente pero me diste con una cesta por la cabeza y al bajar me arrastraste contigo. Me vi solo en la carretera húmeda, con los latidos de mi corazón y miles de gotas de sudor en la frente. ¿Por qué haces esto? Pero yo sé, 3 4

La palabra popolana se aplica en italiano a la mujer de pueblo. He preferido dejarla en la lengua original porque resulta más expresiva. Fellini reproduce este mismo incidente en la secuencia del music-hall de Roma.

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popolana del chal verde, que te tienes que levantar temprano por la mañana para recoger rábanos y venderlos en el mercado. Que tienes frío y tus manos están llenas de marcas rojas. También sé que tienes un hijo que se pasa la noche entera jugando a encender fósforos hurgándose en los pantalones. Un hijo lleno de granos que probablemente un día de estos te va a robar todo el dinero y venderá por unos cuantos centavos la gallina blanca que tienes en la cocina. Y será culpa tuya. Solo tuya. ¿Por qué te portas así? Oye, que te estoy hablando, popolana del chal verde. Pero, ¿acaso me escuchas?

UNA HISTORIA DE NOVIOS Marc’Aurelio, 6 de junio de 1942. La carta en blanco El hombrecillo hizo silencio un momento y miró a lo lejos, allá donde las vías confluyen en un solo punto. “No sé por qué voy a contarle esto, continuó con un ligero suspiro. A lo mejor, por las nubes grises en el cielo, quizás, por la atmósfera de esta estación, tal vez, por la esperanza de que al final, pueda darme algún consejo útil... no sé. Es una historia que comienza hace cinco años. Yo era casi joven entonces, y la amaba. Su nombre tenía el color de sus ojos, el olor de sus cabellos... El pueblecito se alzaba en lo alto de una colina rodeado de campos, campos perfumados, con hierba húmeda... regresábamos por la tarde, cuando el sol se ponía. No podía haber en el mundo novios más felices, y también ella, Adrianella, estaba convencida de eso. “ ¿Ni en la luna siquiera?” me preguntaba y yo le respondía que era imposible. Ni en la luna siquiera. “¿No me vas a dejar nunca?” “Nunca, Adrianella”, “¿Me querrás siempre?” “¡Siempre!”. Y hacíamos un alto para oír cantar los grillos. El hombrecillo sonríe moviendo lentamente la cabeza, luego hace silencio. En una esquina de la estación, de pronto suena una campana. El hombre prosigue su historia con voz aún más cansada. “Pero, una tarde, Adrianella supo que yo quería partir. Aquel día, nuestro paseo fue más hermoso que de costumbre. Me dio la impresión de que la naturaleza entera había preparado una fiesta para nosotros. De pronto, me percaté de que Adrianella estaba inquieta y cuando le pregunté qué le ocurría, me miró a los ojos. Señor, jamás olvidaré esa mirada: “Roberto, ¿es verdad que vas a irte? ¿Que me dejas? Yo había tratado de ocultarle hasta el último momento la noticia de mi decisión, pero el pueblo era demasiado chico, la gente hablaba fácilmente. De manera que aquella tarde le dije lo que venía preparando desde hacía tiempo: “Escucha Adrianella, ¿tú confías en mí, verdad?” Únicamente una margarita miente, pero todos y todas saben que te amo... Mira, Adrianella, ¡no puedo seguir aquí! ¿Acaso no hemos hablado de nosotros, de nuestra casita... de nuestro jardincito? Pero, ¿cómo podría ofrecerte todas esas cosas? Yo no tengo nada... Y en cambio, las merecemos... y yo quisiera

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encontrarte en el jardín, por la tarde, al regresar del trabajo. Así es, Adrianella, lo sabes, no sé leer ni escribir como tampoco tú y me resulta muy difícil encontrar trabajo aquí... En cambio, en la ciudad, tengo un amigo que me ha ayudado, que me ha buscado un empleo con el que voy a ganar mucho... regresaré pronto. Y ahora, dame un beso, sonríe, te amo”. Adrianella no lloró, creyó en mí, en mis palabras, sonrió como le pedí que hiciera”. El hombre hizo una larga pausa, luego continuó sin mirarme: “Me tuve que ir más pronto de lo que pensaba y aquella tarde, cuando nos acordamos de que no sabíamos leer ni escribir, nos quedamos desconcertados. Nunca habíamos pensado en eso. Un año, tal vez dos lejos el uno del otro, sin saber nada... Era demasiado. No hubiéramos podido soportarlo. Pero de pronto Adrianella, poética, maravillosa... ¡Oh señor, hay cosas que uno no puede entender, si no está enamorado! Y Adrianella habló, expuso su idea, me convenció y la besé estrechándola fuertemente contra mi corazón. Nos podríamos escribir de todas maneras, todos los días... Todavía me acuerdo de sus palabras: “Una hoja en blanco, pero en ella tú y yo sabremos leer las más bellas frases de amor. Una hoja en blanco todos los días... Yo sólo sé escribir tu nombre, alguien me ayudará a poner la dirección, pero la carta, la escribiré completa en mi mente, nadie me tiene que ayudar. Y ahora, Roberto, apriétame bien fuerte la mano. Te vas para allá, más allá de los campos, para traerme una flor... ve alejándote poco a poco... regresa rápido...”. Y la dejé pequeñita, en un campo infinito y verde. Adiós Adrianella, adiós...”. El hombrecillo triste agitó suavemente la mano como si todavía estuviera saludando a alguien. Suspiró en silencio y poco después, empezó de nuevo a contar. “Llegué a la gran ciudad. En verdad, hay que estar enamorado para entender algo semejante. Mandar una hoja en blanco y sin embargo... Si usted hubiese visto con qué amor yo lo hacía, era casi un ritual. Todos los días. Y Adrianella me escribía diariamente desde el pueblito lejano. Ay señor, sé muy bien que se va a echar a reír si le digo que Adrianella me decía infinidad de cosas en ese papel en blanco. Me hablaba de ella, de nuestros paseos y me decía: “¡Regresa pronto... regresa pronto!”. Aún los conservo y hasta hace poco tiempo eran realmente especiales para mí. Esperaba el correo ansiosamente y leía, leía. En el pueblo lejano Adrianella también leía mis cartas... Me la imaginaba diciéndole a la amiga en su cuartico lleno de flores: “¿Tengo carta? ¡Llegó carta!”. Y luego, exclamar gozosa después de abrir el sobre: “Viene una hoja más, hoy la carta es más larga... Querido, Roberto querido, me habla de la casita, de la casita con techo rojo, y aquí me habla del jardín... ¿ves? Dice que tiene que estar lleno de flores... Y ahora, voy a responderle enseguida, también dos hojas, una carta larga, tan larga como la suya”. ¡Pobre Adrianella! La ciudad me fue cambiando poco a poco, señor. Y un día me percaté de que ya no la amaba. Me di cuenta de eso el día en que aprendí a escribir. Había esperado tanto ese día para darle una sorpresa... Sabía escribir y ya no amaba a Adrianella... La historia podría acabar aquí, lo que viene después ciertamente no me honra”.

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El hombrecillo se calló y bajó la cabeza en silencio. Yo me quedé esperando. Sabía que iba a seguir hablando y efectivamente, poco a poco continuó: “Seguí enviando a Adrianella una hoja en blanco y en esa hoja le decía que ya no la amaba. Creí que me comprendería. Pero no entendió. Un día, hallé en la ciudad a una de sus amigas, y le conté todo. Pero me dijo que eso no podía ser. Que Adrianella me seguía esperando, que cometería cualquier locura. Y entonces...”. El hombre triste volvió la cabeza y miró de nuevo la punta de la línea. “Me casé, tengo dos hijos. En el pueblo lejano, Adrianella sigue recibiendo mis cartas... Una hoja en blanco y todavía lee las frases en donde hablo de la casita, del jardín y espera, espera, segura de que voy a regresar. Mi mujer me ve recibir esas hojas en blanco. No puede entender, habla de gente loca, dice que va a llamar a la policía...”. El hombrecillo se estremece. Enorme, negro, con un ruido infernal, el tren largo entra en la estación. Gritos, rumores, ruidos, voces. El hombrecillo se pone de pie. “¿Se va? ¿Hago muy mal si sigo con esto?”. Lo miré en silencio. “No sé” le respondí y cuando bajé la vista, vi que tenía un sobre en la mano. “Sí, hoy está de fiesta... Le mando dos cartas... Se va a poner muy contenta. Adiós señor, voy a echar la segunda al correo. Que tenga buen viaje.”. Y se alejó caminando lentamente. En el fondo del andén, una nube de humo lo envolvió. Alguien que viene corriendo me empuja, y entonces empiezo a llamar a un maletero. Traducción de Lourdes Arencibia Rodríguez.

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Joaquín Lorenzo Luaces, traductor del latín Amaury B. Carbón Sierra

E

n 1962, en su Panorama Histórico de la Literatura Cubana, observaba Max Henríquez Ureña la escasez de traducciones que se registran en la producción de Joaquín Lorenzo Luaces (La Habana, 1826 - Id., 1867), a pesar de su conocimiento de otros idiomas1. Razón tenía el prestigioso crítico e investigador, pues hasta entonces sólo se citaban del relevante dramaturgo y poeta cuatro traspasos: la paráfrasis de Mosco en forma de anacreóntica, En busca de Cupido; la Canción de Harmodio y Aristógiton (1852), paráfrasis de la traducción que de una oda de Calístrato hizo el francés M. de Naize y transcribe el abate Barthelemy en su Viaje del joven Anacarsis; y dos versiones de Beranguer: El Sello (1849) y L’education des jeunes filles. En 1978 sin embargo, se produjo un importante hallazgo, no tanto desde el punto de vista numérico como cualitativo. Ese año el otrora investigador del Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias, Rafael del Valle, descubrió, entre los manuscritos pertenecientes al Fondo de la antigua Academia de la Historia, del Archivo Nacional, dos traducciones castellanas que del poeta latino Quinto Horacio Flaco (s. I a. n. e.) realizara el escritor habanero, integrante del llamado segundo romanticismo: El arte poética (Epistula ad Pisones, II, 3) y la Oda segunda del Libro tercero. Aparte de los reconocidos beneficios que la práctica de la traducción reporta a quien la realiza, resulta de interés conocer que estas obras llamaron la atención de Luaces, por cuanto la relación texto-traductor permite establecer el grado de identificación y la posible influencia que tales composiciones ejercieron en la formación y en la obra misma del poeta. En el caso de la Epistula ad Pisones de Horacio, conocida como Arte poética a partir de Quintiliano (s. I d. n. e.), se trata de un extenso poema de 476 versos (hexámetros dactílicos), en el que el Venusino expresa un gran número de preceptos de arte clásico y normas de buen gusto literario, que han ejercido notable influencia en la cultura occidental a lo largo de siglos. Se refieren esas reglas o consejos principalmente a la poesía dramática por estar dirigida la epístola –según parece– a los hijos de Lucio 1

Henríquez Ureña, Pedro: Panorama histórico de la literatura cubana. La Habana, Edición Revolucionaria, primer tomo, p. 255.

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Calpurnio Pisón Frugi, quienes habían decidido consagrase al teatro; aunque la mayoría de esas recomendaciones tienen aplicación general. En la época en que Luaces cursó sus estudios secundarios superiores, esta obra formaba parte de la asignatura Elementos de Retórica y Poética, que se impartía en cuarto año. Durante los exámenes, se dividían las cuarenta y cinco reglas que contiene en otras tantas papeletas con encabezamiento, las cuales se repartían entre los alumnos. Estos, después de recitar de memoria el texto y de manifestar su objeto, debían hacer la traducción con el libro en la mano y contestar cuanto se tenía por conveniente preguntarles2. Luaces traduce esta epístola en 1844. Ese año –de acuerdo con su biografía– es el mismo de su graduación de Bachiller en Artes en el Seminario de San Carlos, de La Habana, donde había ingresado en 1840, después de cursar estudios en latinidad en el Colegio Calasancio, de Puerto Príncipe, lugar de residencia de su hermano3. La motivación para su traspaso del latín al castellano parte, pues, seguramente, de la influencia académica, pero no sólo de esta. De igual modo, ciertos rasgos de la producción poética y dramática de Luaces como su inclinación a la búsqueda de la perfección, el retoque en demasía del verso y la escrupulosidad métrica –algunos de los cuales llevados al extremo lastran no pocas de sus obras– mucho deben tener que ver con la poética horaciana. A ellos habría que agregar el empleo de la división tradicional en cinco actos de sus comedias y tragedias, y el ajuste a las unidades dramáticas de tiempo, lugar y espacio; aunque no sea esta versión la única vía de influjo por la cual la recibe, sino más bien a través de las obras de autores contemporáneos y de períodos anteriores como pueden ser Moliere, Corneille y Racine, en el caso del teatro. Recuérdese, por ejemplo, que en esta epístola Horacio advertía que sin limar, corregir y depurar con esmero lo que se escribe, no es posible formar obras verdaderamente artísticas, práctica que junto con la aplicación de otros preceptos le mereció al poeta latino la alabanza de Petronio (s. I d. n. e.) expresada en la frase curiosa felicitas en la que se refiere a la facilidad artística aparente del venusino cuando en realidad es fruto de un esfuerzo intenso. En cuanto a la Oda segunda del Libro tercero, digamos que es una de las composiciones horacianas de carácter patriótico en las que el poeta apoya los planes moralizadores de Augusto. Se hallan en ella ideas tan importantes como que se debe acostumbrar a la juventud romana a una rigurosa frugalidad, a las fatigas de la guerra, y hacer que comprenda que la mayor honra consiste en morir por la patria, y en la hombría de bien. El tema de este poema, por lo tanto, tiene que haber sido muy del agrado de Luaces, quien en algunas composiciones originales encubrió su amor a Cuba en cantos guerreros inspirados en la historia de otros pueblos, zona de su producción,

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Luz, José de la: “Sobre educación secundaria”, en Diario de La Habana. La Habana, 12 de octubre de 1832. El Liceo Calasancio había sido fundado en 1837 por los padres escolapios, y gozó inmediatamente de reconocimiento, por la cultura superior de los profesores, recién llegados del extranjero. Cf. García Yero, Olga, y otros: Educación e historia colonial. Santiago de Cuba. Editorial Oriente, 1989, p. 49 y 51.

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que al decir de Sergio Chaple, constituye “La poesía civil estéticamente más lograda de su generación”4. La versión de Luaces de la Oda segunda horaciana data de 1852. Han transcurrido ocho años de su traducción del Arte poética. Desde 1848 cuando obtuvo en la Real Universidad de La Habana el grado de Bachiller en Jurisprudencia 5, el joven poeta de veintidós años concurre a la tertulia literaria y científica que presidía Felipe Poey en su casa de la calle Amistad. Allí lee sus primeras composiciones, principalmente poesías ligeras y festivas, que no recogió en sus obras. Por iniciativa de un amigo ha aparecido ya en El Artista6 “La hija del artesano”, poema escrito en julio de 1849, el cual llamó la atención favorablemente sobre el poeta. Su quebrantada salud, siempre precaria, lo lleva en ese año 1852 a residir temporalmente en Isla de Pinos, donde dedicado por entero a la poesía, realizó, con toda seguridad, esta versión y la de Canción de Armodio..., y escribió otras composiciones originales, la mayoría de las cuales se han perdido. Después vendrían sus colaboraciones en periódicos y revistas de la capital, la publicación de su primer libro, los concursos y premios, toda su producción dramática, y su intensa labor de animación cultural, que conformarían la dimensión intelectual que alcanzó. El manuscrito de la traducción del Arte poética de Horacio encabeza un grueso bloque de trabajos que contiene numerosos poemas originales y la otra interpretación castellana del latín7. La versión, en prosa, está escrita a tinta en un cuadernillo del tamaño aproximado de media cuartilla de papel, con letra clara y sin apenas tachaduras y enmiendas como si se tratara de un pase en limpio definitivo del borrador, o de los borradores. A lo largo del trabajo, mediante asteriscos, el traductor hace llamadas (18) al pie de página para precisar aspectos de la versión que lo requieren. Así, por ejemplo, en la página 7, al enunciar “No se deben exponer los asuntos cómicos en versos trágicos”, anota: x Aquí empiezan las reglas para la tragedia Y seguidamente, tras haber dicho: “El trágico también conmueve muchas veces haciendo uso del estilo sencillo”, con doble llamada, aclara: xx Pero no del cómico

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Tomado de Instituto de Literatura y Lingüística: Perfil histórico de las letras cubanas. La Habana. Editorial Letras Cubanas, 1983, p. 266. Este dato, tomado del Diccionario de la literatura cubana (La Habana, Edit. Letras Cubanas, 1980, t. 1, p. 512), no se pudo verificar en su expediente, pues en el Archivo Histórico de la Universidad de La Habana no aparece matriculado ni por Lorenzo ni por Luaces. Sí se registra allí el expediente de Vicente Lorenzo Luaces, quizás hermano suyo (Nº. 7581 de 1834), graduado de Bachiller en Derecho Civil. Sin embargo, en la dedicatoria a Cuba, poema mitológico dice: “A mi querido hermano Agustín”. La Habana 2 (9): 147-148, ago 1, 1849. Cf. Archivo Nacional de Cuba, Fondo Academia de la Historia, Signatura 636, Fecha: 1844-1866, Caja No. 197, Contenido Lorenzo Luaces, Poesías manuscritas.

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Asimismo desarrolla al final veintitrés notas o referencias que si bien son breves en su mayoría, cumplen el objetivo de facilitar la comprensión del texto. Nótese el carácter de algunas de ellas : Como el ciprés era el árbol de los sepulcros no se debía tratar de él, al pintar la salvación de un náufrago. 3. Quiere decir que Arquíloco inventó la sátira Escena de una comedia de Terencio Personaje de una tragedia de Eurípides Llaman la atención tanto en las notas como en el resto del trabajo los descuidos ocasionales y hasta arbitrariedades en el uso de los signos de puntuación, en especial del punto y de la coma, en que incurrió el intérprete de dieciocho años, quien sería después tan cuidadoso y esmerado artífice del verso8; e igualmente, el empleo dos o tres veces de la g en ajeno, traje, lenguaje, cuestión que había resuelto ya la Real Academia, inclinándose a favor de la etimología9. La traducción –salta a la vista– tiene un lenguaje claro, fluido y armonioso, como si la obra hubiera sido escrita en castellano, requisito indispensable de una buena versión para José Martí, aunque no el único. Podría suponerse de inmediato, sin más trámite, que se trata de una buena traducción, teniendo en cuenta, además, su experiencia como traductor del francés y el conocimiento del latín que se intuye. Sin embargo, como expresara Enrique Saínz en su comentario “Luaces, traductor de Horacio” en el que dio a conocer el importante hallazgo hecho por su colega10, para una valoración definitiva de este trabajo no basta la mera lectura y la comprobación de esas cualidades. Es necesario un cuidadoso examen, una confrontación con el original latino y con diversas versiones al castellano y a otras lenguas para buscar la tan debatida fidelidad al original y analizar –partiendo incluso de los criterios que el traductor tiene de lo que debe ser la traducción– los aciertos y los errores de un ejercicio tan riguroso como el que se propuso el autor de Aristodemo. Es, a partir de estos postulados, que nos proponemos el análisis de un pasaje de la traducción de Luaces, por segmentos, acompañado del texto latino correspondiente y de las versiones realizadas por Rafael Sixto Casado11, Javier de Burgos12, Tartesio Herrera13, Tomás Meabe14, y Germán Salinas15.

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En las citas anteriores hay muestras de lo dicho. La acentuación responde en general a las reglas vigentes en su época. Cf. Universidad de La Habana. La Habana, Nº. 209, p. 196-198. Casado, Rafael Sixto: Traducción Latina I. La Habana, La Tropical, 1867. Burgos, Javier de: Las poesías de Horacio. Madrid, Librería de Don José Cuesta, 1844. Tomado de Campuzano, Luisa: Selección de autores latinos. La Habana. EMPES, 1982. Obras completas de Horacio. Versión castellana de Tomás Meabe. París, Garnier, Hermanos, s.a. Obras completas de Horacio: Traducidas y anotadas por Germán Salinas. Tomo II. Sátiras y Epístolas. Madrid, 1909.

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Latín: Humano capiti cervicem pictor equinam Jungere si velit, et varias inducere plumas Undique collatis membris, ut turpiter atrum Desinat in piscem mulier formosa superne Spectatum admisi, risum teneatis, amici? Casado: Si un pintor quisiese unir la cerviz de un caballo a una cabeza humana, y revestir de variadas plumas miembros reunidos de toda especie de animales, de suerte que una mujer hermosa terminase hacia arriba torpemente en un horrible pez: amigos, convidados a ver (este cuadro), ¿contendrías la risa? Salinas: Si un pintor tuviese el capricho de pintar la cerviz de una caballo a una cabeza humana y adornada con plumas de varios colores y miembros de distintos animales, de modo que el busto de una hermosa mujer viniera a terminar en la cola de disforme pez: invitados, amigos míos, a tal espectáculo, ¿podríais contener la risa? Meabe: Si a un pintor se le ocurriese unir una cabeza humana a un cuello de caballo, y, juntándole miembros de toda clase de animales, los cubriese de variadas plumas, de manera que siendo una mujer hermosa por la parte de arriba rematase monstruosamente en un disforme pez, yo os pregunto, amigos míos: ¿podríais contener la risa al ver semejante pintura? Burgos: Si a cerviz de caballo unir quisiera/ Caprichoso pintor cabeza humana/ Y miembros de diversos animales/ Luego añadiese, y plumas variadas,/ En pez disforme el monstruo rematado/. A quien faz diese de pulida dama/ Contendríais la risa, o mis Pisones/ Cuando a ver tal figura se os llamara? Herrera: Si a una cabeza humana un cuello equino quisiera unir un pintor, y añadir variadas plumas a miembros de doquier reunidos, y así de modo grotesco terminara en pez negro la mujer hermosa en lo alto, admitidos a verlo, ¿la risa contendríais, amigo? Luaces: Si un pintor añadiese a una cabeza humana un cuello de caballo uniéndolo a miembros diferentes y que adornase con diversas plumas; o terminase otro, sin ningún juicio, el busto de una hermosa doncella en la escamosa cola de un disforme pez, ¿podríais contener la risa delante de tal espectáculo?

En lugar de “Si un pintor quisiera unir (en otros especialistas: “unir quisiera”, “tuviese el capricho de pintar”, “se le ocurriese unir”), el joven Luaces traduce “si un pintor añadiese”, que por una parte sintetiza la expresión, y por la otra, dados el uso del condicional y el modo subjuntivo, que enuncia la acción como un hecho irreal, posible, deseado, su propuesta se mantiene dentro del campo semántico, aunque en la periferia y lejos del núcleo. Resume acertadamente en la frase “a miembros diferentes” la horaciana “a miembros de todas partes reunidos”, que los demás intérpretes, abultándola un poco en busca de claridad, vierten como “miembros de diversos animales”, “miembros de toda clase de animales”, “miembros reunidos de toda especie de animales”, etc. Sustituye la coordinación “y (quisiera) añadir” por el gerundio

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“uniéndolos” con lo que abrevia la expresión sin apartarse demasiado del pensamiento, pues si bien en la primera condicional emplea “reunir” en vez de “unir”, en la segunda usa “unir” en lugar de “reunir”, términos que en este contexto pueden funcionar como sinónimos. Sin embargo, hace coordinación disyuntiva (“o terminase otro”) la subordinada consecutiva “de modo que”, “de suerte que”, “de manera que” lo cual, por el valor no excluyente de la “o” sino más bien de indiferencia en la elección, no sería una infidelidad notoria si no conllevara un cambio de sentido, como considerar como otro ejemplo lo que es parte del anterior. ¿ Error de interpretación o licencia ? El original “acabase en forma de pez horrible (negro) una mujer hermosa arriba” (en otros : “mujer hermosa en lo alto”, “en pez disforme el monstruo rematando a quien faz diese de pulida dama”, “una mujer hermosa por la parte de arriba terminase monstruosamente en un disforme pez”, “el busto de una mujer hermosa viniera a terminar en cola de disforme pez”, “una mujer hermosa terminase hacia arriba torpemente en un horrible pez”), se convierte en Luaces en “terminase (otro), sin ningún juicio, el busto de una hermosa doncella en la escamosa cola de un disforme pez”, donde “hacia arriba”, “en la parte de arriba” cambia en “busto” y mujer en “doncella”, que restringe el significado exclusivamente a las solteras ; al mismo tiempo que “en forma de pez horrible (negro)”, se amplia como aclaración a “en la escamosa cola de un disforme pez” ante la concisión de la lengua latina. Por último, tal vez porque en los versos siguientes se usa un vocativo, desestima el poeta habanero el apelativo “amigos” que en otras versiones aparece traducido por “O mis Pisones”, “amigo” (en singular), “amigos míos”, y “amigos”. Latín: Credite, Pisones, isti tabulae fore librum/ Persimilem, cuius, velut aegri somnia, vanae:/ Fingentur species, ut nec pes nec caput uni/ Reddatur formae. Casado: Pisones, creed que será muy semejante a este cuadro el libro en que se forjasen vanas ideas, como los delirios de un enfermo, de modo que ni el fin, ni el principio corresponden al todo de la obra. Salinas: Pues creed, Pisones, que sería muy semejante a esta pintura el libro en que las ideas más heterogéneas apareciesen como los delirios de un enfermo, sin ninguna trabazón entre el principio y el fin. Meabe: Pues creed, nobles Pisones, que sería lo mismo que esta pintura el libro en que se fueran forjando fuera de propósito ideas vanas, confusas, cual los delirios de un enfermo, de suerte que ni el principio ni el fin concurriesen a la unidad del conjunto. Burgos: Pues creed que a este cuadro se parece/ Un libro lleno de aprehensiones vanas/ Como sueños de enfermo, y cuyas partes/ Para formar un todo no se enlazan. Herrera: Creed, Pisones, que será a este cuadro muy semejante el libro cuyas figuras, como sueño de enfermo, se formen vanas, de modo que ni pies ni cabeza se vuelvan a una forma.

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Luaces: Pues bien: Creedme, Pisones, tal cuadro sería el verdadero retrato de un libro, cuyos capítulos diferentes entre sí y sin hilación alguna, semejantes a los delirios de un calenturiento, hiciesen que ni el principio ni el fin guardasen acertadas reglas.

La subordinada consecutiva “que ni pies ni cabeza se vuelvan a una sola forma”, que se mantiene en Herrera y varía en otros intérpretes (“cuyas partes para formar un todo no se enlazan”, “que ni el principio ni el fin concurriesen a la unidad del conjunto”, “que ni el fin ni el principio corresponden al todo de la obra”, “sin ninguna trabazón entre el principio y el fin”), se transforma en Luaces en “hiciesen que ni el principio ni el fin guardasen acertadas reglas”. La alusión “acertadas reglas” para referirse a una de ellas: la unidad de conjunto, queda explicada en la nota que pone al pie al final del siguiente segmento cuando aclara que esto no atañe exclusivamente a la unidad, sino a la falta de reglas en general, pues más se refieren a la proporción y a la verosimilitud que a la unidad. Latín: Pictoribus atque poetis/ Quidlibet audendi semper fuit sequa potestas:/ Scimus, et hanc veniam petimusque damusque vicissim:/ Sed non ut placidis coeant immitia ; non ut/ Serpentes avibus geminentur, tigribus anni. Casado: Los pintores y los poetas tuvieron siempre una justa libertad de atreverse a fingir cualquier cosa. Lo sabemos, y damos, y pedimos alternativamente esta licencia; pero no para que lo fiero se mezcle con lo apacible; no para que las serpientes se junten con las aves, los corderos con los tigres. Salinas: A los pintores y poetas siempre fue permitida una amplia libertad. Es cierto, y la concedemos con gusto, y a nuestra vez la reclamamos; pero no hasta el punto de mezclar lo tierno con lo terrible, hermanar las serpientes con las aves y los tigres con los corderos. Meabe: Pero dirá alguien; esta libertad la exigimos, como también la concedemos de buen grado: mas no ha de ser para poner en uno lo fiero con lo manso, ni para unir palomas con víboras ni tigres con corderos. Burgos: Sé que a poetas y a pintores siempre/ Fue permitido usar de cierta audacia ;/ Y alternativamente esta indulgencia/ Para mí pido, y debo autorizarla./ Pero no de manera que se junten/ mansos bichos y fieras alimañas./ Aves con sierpes, tigres con corderos. Herrera: “Pintores y poetas no menos un poder justo de a todo atreverse siempre han tenido”. Lo sabemos, y esta venia pedimos y a cambio otorgamos mas no basta que hayan feroces con mansos, no al punto que serpientes a aves se hermanen; a tigres, corderos. Luaces: Aunque los pintores y poetas tengan el privilegio de inventar y se les conceda tal prerrogativa esta no alcanza hasta el extremo de que se mezclen las cosas agradables con las duras y ásperas y mucho menos que se nos representen a las serpientes empollando aves ni al pérfido tigre alimentando al sencillo cordero.

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Convierte Luaces las primeras oraciones del pasaje en concesivas para subrayar lo afirmado en la oración principal y darle más fluidez. En el caso de “No para que lo fiero se mezcle con lo apacible y no para que las serpientes se junten con las aves, los corderos con los tigres”, ante la imposibilidad de conservar la concisión latina, recurre a la ampliación “que se mezclen las cosas agradables con las duras y ásperas y mucho menos que se nos representen a las serpientes empollando aves ni al pérfido tigre alimentando al sencillo cordero”. Podría extenderse el análisis a otros segmentos de la obra, mas los utilizados como muestra parecen suficientes para probar que a la fluidez, claridad y limpieza de la prosa empleada por Luaces para verter el poema latino, se puede agregar la fidelidad al original, no en términos absolutos, es decir al pie de la letra, sino en la medida en que las diferencias tipológicas de ambas lenguas lo permiten, y lo aconsejan los criterios que se derivan de la práctica misma del intérprete, sobre las mejores soluciones que se deben utilizar en cada caso para conservar en la lengua castellana el sentido y la expresividad del texto de partida. A diferencia de la anterior que permanece inédita pese a sus méritos, la traducción en verso de la Oda segunda del Libro tercero de Horacio fue publicada en 1981 en Poesías escogidas de Joaquín Lorenzo Luaces, prólogo de Sergio Chaple16, y quizás en algunas otra edición anterior, los cambios del texto en relación con el manuscrito del Archivo Nacional son pocos. Se limitan a la sustitución de la coma final de la primera estrofa por punto y el uso consecuente a continuación de la mayúscula; la corrección ortográfica de las palabras impasible y caiga, esta última escrita con y griega; la modernización en el uso del acento con la supresión de la tilde en la preposición a; la escritura de por y que juntas, y el cambio de terrible por temible y de temible por terrible al final del poema. Aunque esta versión sólo fue mencionada por Enrique Saínz en su comentario de 1978, se cuenta con un juicio de valor sobre ella como es el hecho de figurar entre las mejores composiciones poéticas de Luaces. Con tal antecedente, sólo resta, pues, determinar las características de la traducción, y verificar su ajuste al texto original a través de la comparación por segmentos de las tres primeras estrofas con la versión “literal” y las propuestas de Cejador17, Meabe18, Chamorro19 y Miguel Antonio Caro20. Latín: Angustam amice pauperiem pati/ Robustus acri militia puer/ Condiscat et Parthos feroces/ Vexet eques metuendus hasta Literal: Amigo, que el muchacho robusto aprenda a soportar en la ruda milicia la angosta pobreza y, jinete temible, acometa a los feroces partos con su lanza.

16 Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1981, pp. 194-195. 17 Horacio, fiel y delicadamente vuelto en lengua castellana por D. Julio Cejador y Frauca (Obra póstuma). Madrid. Librería Casa Editorial Hernando S. A., 1928. 18 Obra citada en nota 14. 19 Horacio: Odas. Buenos Aires-México, Espasa-Calpe, 1946. 20 En obra citada en nota 13.

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Cejador: La angosta pobreza a sufrir, amigos,/ el robusto mozo en la áspera guerra/ aprenda y a los Partos feroces fatigue, ginete (sic) temible por su lanza. Meabe: Amigos: que el joven romano, endureciéndose en los combates, aprenda a soportar sin quejarse la extrema pobreza. Que, lanza en diestra, jinete formidable, provoque el belicoso Parto. Chamorro: Soporte alegre la estrechez el joven/ fortalecido en la milicia áspera,/ y a los feroces Partos acometa,/ jinete formidable, con su lanza. Caro: Sufrido en la escasez el joven sea/ y en militar fatiga crezca fuerte;/ al fiero parto aterre en la pelea/ la lanza que blandea,/ y entre a caballo descargando muerte. Luaces: Dulces amigos, el viril mancebo/ debe amar valeroso la milicia, y despreciar del hambre y la miseria/ las ásperas fatigas. Sobre el bruto feroz la lanza en ristre,/ hollar del Parto la soberbia altiva/ y sufrir impasible la inclemencia/ con la cerviz erguida.

Traduce Luaces el vocativo singular genérico “amigos”, que otros omiten; pero le añade el atributivo dulces. Sustituye las desiderativas “aprenda a soportar” y “ataque” por una frase modal de obligación con “debe” y cuatro infinitivos : “Amar... despreciar... hollar... sufrir”, en los que se expresan las aspiraciones educativas referidas al valor. Explica la sintética “estrecha pobreza” mediante el giro despreciar del hambre y la miseria las ásperas fatigas”. En general, la ampliación obliga al traductor a plasmar el pensamiento en dos estrofas, si bien recoge en ellas las primeras ideas de la siguiente. Latín: Vitanque sub dive et trepidis agat/ In rebus. Illum ex moenibus hosticis/ Matrona bellantis tyranni/ Prospiciens at adulta virgo Literal: y pase la vida a la intemperie y en situaciones alarmantes. Que la matrona del tirano que combate, al verlo desde las murallas enemigas, y la ya crecida (núbil) doncella, suspire: ¡Ay!, que mi esposo real, inexperto en cuestiones militares, no provoque en su contacto al áspero león, al cual cruenta ira arrastra por entre la matanza. Cejador: y haga vida al sereno y en cosas/ que hacen temblar. Por él desde las murallas enemigas la matrona del rey que guerrea/ divisando y la doncella ya crecida/ suspire: ¡Ay! que sin experiencia de los escuadrones/ mi real esposo no vaya a embestir a aquel león,/ áspero de tocar, a quien sangrienta/ arrebata la ira por medio de la matanza. Meabe: Que arrastre las injurias del aire y pase su juventud en medio de los peligros. Que la mujer del tirano que se nos resiste, que su hija en vísperas del himeneo al ver al joven romano de lo alto de las murallas enemigas, exclame con dolor: –¡Ay! ¡Ojalá mi real esposo, novicio aún en el arte de la guerra, evite el choque de ese león terrible que un furor sangriento arrastra a la matanza! Chamorro: A la intemperie y en peligros viva;/ y logre que mirando sus hazañas, desde los muros clame la esposa del tirano a quien combata :/ “–¡Ay!, no provoque al Rey, poco

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versado/ en las recias batallas,/ a ese león terrible, cuya ira/ se crece con la sangre y la matanza”. Caro: Y acampe al raso, y nunca se retire/ ante el peligro, los peligros ame;/ desde el adarve con terror lo mira/ real matrona, y suspire, y la núbil doncella, y así exclame: “¡Ay! bisoño no pruebe la pujanza/ de ese fiero león el regio esposo/ ¡Cuál, tocado, se encrespa! A la matanza/ ¡como su ardor se lanza/ velos por medio al campo sanguinoso!” Luaces: La tierra madre, la matrona casta/ lo miran de las torres enemigas/ con bélico aparato y en desorden desmelenadas digan:/ “Guay de mi esposo poco acostumbrado/ del marcial campo a la sangrienta vida,/ guay que al contacto del león latino/ no caiga con mancilla”.

Se aparta menos de la forma latina en esta estrofa. Adjetiva, sin embargo, el sustantivo madre, y en lugar de doncella (mujer soltera) emplea matrona (mujer casada). Repite, además, la interjección ¡guay! para poner énfasis en la idea. Latín: Dulce et decorum est pro patria mori;/ Mors et fugacem persequitur virum/ Nec parcit imbellis juventae/ poplitibus timidove tergo. Literal: Dulce y honroso es morir por la patria. La muerte persigue también al varón que huye, y no perdona las piernas (el jarrete, las corvas) de la juventud cobarde ni la tímida espalda. Cejador: Dulce y honroso es morir por la patria:/ la muerte persigue al soldado fugitivo ni perdona de la juventud no aguerrida a las corvas ni a las tímidas espaldas. Meabe: Dulce es morir por la patria; cosa gloriosa es. La muerte persigue también al cobarde que huye de ella y no perdona la espalda tímida de la juventud cobarde. Chamorro: Es dulce y es hermoso/ morir gallardamente por la Patria./ La muerte sigue al que cobarde huye,/ y no perdona tímidas espaldas. Caro: Dulce y bello es morir, cuando se muere/ por la patria: también la muerte acosa/ al desertor cobarde, también hiere/ espaldas que volviese/ huyendo el riesgo juventud medrosa. Luaces: ¡Por la patria morir es muerte honrosa,/ y más cuando la muerte al par hostiga/ al constante varón y al que a la fuga/ la salvación confía!

Tampoco se aleja demasiado de la forma en estos versos. Logra la síntesis cuando convierte “y no perdona las piernas de la juventud cobarde ni la tímida espalda”, en “al que a la fuga la salvación confía”. Si bien este traspaso en verso es mucho más libre en cuanto a su expresión castellana que el del Arte poética, no lo es tanto como para que se le considere una imitación o una adaptación y no una traducción stricto sensu. Aparte del cumplimiento del

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Joaquín Lorenzo Luaces (La Habana, 1826-1867)

requisito de fidelidad a la obra original que se le concede por su respeto a las ideas, destaca en ella el uso correcto, fácil y elegante de la versificación y el empleo de un lenguaje poético que por su frescura resulta contemporáneo. Sin embargo, más importante que develar la calidad de esta versión y de la anterior, es el hallazgo mismo de ambas traducciones, que enriquecen nuestro acervo culto y que, como ha dicho Enrique Saínz, sirven de ejemplo de una tradición significativa de acercamiento a los clásicos, “ya como estímulo para la creación, ya como posibilidad de asimilación y enriquecimiento cultural para una mayor plenitud del hombre”21. Esa tradición es la que explica, entre otras razones, la pervivencia de griegos y romanos en nuestra poesía y en nuestros poetas del siglo pasado, paralelamente a los movimientos literarios22. Luaces, autor de Cuba. Poema mitológico y de Anacreónticas cubanas, no fue la excepción.

21 Cf. Obra citada en nota 10, p. 198. 22 Esa coexistencia la ha subrayado Denia García Ronda, profesora, narradora y crítica.

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Horacio (Venusia, Apulia, 65 a. C. - Roma, 8 a. C.)

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Reflexiones en torno a la enseñanza de una lengua muerta que necesitamos traducir: el latín clásico1 María Elena Sánchez Arroba

0. INTRODUCCIÓN

U

no de los objetivos de la asignatura de Latín Básico en la licenciatura en Humanidades, es “proporcionar los elementos necesarios para la traducción de textos al español”; entre otras razones, porque el conocimiento de esta lengua permite un acceso directo a fuentes que facilitan la comprensión de nuestra propia cultura. A esta necesidad de una lectura directa de los textos clásicos, debe añadirse que “es imposible saber bien la propia lengua románica sin conocer las estructuras del latín” (García Gual, 1998). De manera que esta materia, que se imparte durante el cuarto semestre de la carrera, contribuye a reforzar el conocimiento de la lengua materna en estudiantes con una base, supuestamente sólida, de morfosintaxis del español, adquirida en dos asignaturas previas: Español Superior I y Español Superior II. En este trabajo, me propongo presentar un contraste gramatical con enfoque tipológico entre la estructura del latín clásico y la del español, con el fin de identificar las fuentes de dificultad más importantes para hispanohablantes que estudian latín, y plantear reflexiones sobre las aptitudes y los conocimientos básicos requeridos en estudiantes de una asignatura, cuya meta sea ofrecer una formación orientada a la traducción de textos escritos en latín clásico.

1. EL LATÍN CLÁSICO: ¿LENGUA MUERTA? En primer lugar, el latín ya no es una lengua viva; puesto que ya no es usado por alguna comunidad de hablantes durante sus actividades diarias. No obstante, es 1

Una versión preliminar de este trabajo se presentó como ponencia en el II Foro Nacional de Estudios en Lenguas, realizado en la Universidad de Quintana Roo en la ciudad de Chetumal (México), del 15 al 17 de noviembre de 2006.

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preciso reconocer que esta lengua conserva una “seudovida”, en cuanto constituye un monumento venerado del pasado que aún cumple una función muy importante como transmisor de información (Wurm, 2000: 29); y conserva su estatus de lengua oficial en el seno de la Iglesia Católica, institución que ejerce su autoridad y define su doctrina utilizando el latín en sus distintos documentos, así como en sus cultos y en las liturgias. El latín posee un gran valor cultural como vehículo de la cultura europea moderna por haber sido el lenguaje de la ciencia hasta la Edad Moderna. De hecho, en Europa se escribió y se habló en latín hasta aproximadamente 1860 (Highet, 1954: 13); pues aunque el latín desapareció como lengua nacional en los siglos VI y VII, continuó utilizándose para fines culturales. Es así como en los siglos XII, XIII y XIV, todo hombre culto hablaba latín, y quien quería escribir un libro, tenía que hacerlo en latín. El hecho de que esta lengua sobreviva en las bibliotecas permite cuestionar su muerte o desaparición: “ … las lenguas se han hecho para hablarse y escribirse. … Mientras sigan siendo vehículos de pensamiento no están muertas. Por eso el latín y el griego, que continuamente transmiten nuevos pensamientos a nuevos lectores, no son lenguas muertas … cuán equivocado es pensar que las lenguas no habladas están muertas. Las únicas lenguas muertas son aquellas que nadie habla ni lee.” (Highet, 1954: 363-364)

La ausencia de vitalidad en una lengua puede observarse, sin embargo, en el estatismo de su estructura. Y si bien es cierto que el latín continúa transmitiendo información a los lectores de textos clásicos, esta lengua ya no se habla; lo que explica por qué en la actualidad no se produce una diversificación dialectal del latín. Se confirma, así, su muerte o desaparición. Precisamente por esa razón, la Iglesia Católica optó por una lengua muerta que garantizara la unidad en el presente y en el futuro. La aplicación de un método comunicativo en el proceso de enseñanza-aprendizaje de una lengua que ya no se habla, resulta particularmente polémica; sobre todo si se tiene en cuenta que el principal objetivo de una clase de latín es la traducción (Valentí, 1949), actividad para la que se requiere un análisis lingüístico exhaustivo del texto por traducir. Esto justifica la necesidad de recurrir a los conocimientos gramaticales para comprender un mensaje en latín. Sobre este tema, coincido con una experimentada maestra de lenguas clásicas, cuando sostiene que: “Los métodos que pretenden enseñar las lenguas clásicas como lenguas vivas, modernas, se olvidan de que en éstas el hablante está inmerso en la situación del habla: para la comprensión puede ayudarse de los gestos y signos del interlocutor, de la repetición y variación de las frases, del contexto en que se da el enunciado. Nosotros, al enfrentarnos a un texto clásico, sólo tenemos ese texto. Nuestra tarea, como profesores, es lograr que los alumnos lleguen a comprenderlo cabalmente.” (Villaseñor, 2004: 8)

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2. CARACTERIZACIÓN TIPOLÓGICA DEL LATÍN COMO LENGUA FLEXIVA SOV DEL SISTEMA NOMINATIVO-ACUSATIVO 2.1. El sistema de marcación de casos Tanto el latín como el español son lenguas que en una tipología morfológica se clasifican como flexivas o fusionales, es decir, como lenguas en las que los distintos accidentes gramaticales se fusionan formando un morfema único insegmentable, conocido como “amalgama” (Martinet, 1978). En este tipo de lenguas, los afijos no pueden segmentarse en trozos o pedacitos de formas con significado, pues los límites entre los morfemas no están tan claros y son difíciles de distinguir (Comrie, 1989), como se observa en los ejemplos de (1), correspondientes al griego clásico. (1)

Lu o liberar - 1s.pte.act.ind. ‘Libero’.

Lu - omal liberar- 1s.pte.act.subj. ‘(Que yo) libere’.

Lu - oimi liberar - 1s.pte.act.opt. ‘(Que yo) pueda liberar’.

Lu - etal liberar –1s.pte.pas.ind. ‘Soy liberado’.

Sin embargo, el latín y el español se ubican en puntos diferentes a lo largo de un ‘continuum’2 entre lenguas aglutinantes, como el náhuatl en (2) o el turco en (3), y lenguas flexivas, como el ruso en (4). Esto significa que ambas lenguas difieren en el grado o índice de flexión que presentan. Nótese con el ejemplo del náhuatl que en las lenguas aglutinantes, los límites entre los morfemas son siempre claros, por lo que desde el punto de vista fonético, resulta sencillo identificar morfemas en este tipo de lenguas (Comrie, 1989). (2)

2

no – kali 1p. – casa ‘mi casa’

no – pelo 1p.-perro ‘mi perro’

no – kali – mes 1p.- casa - plural ‘mis casas’

mo - kali 2p. – casa ‘tu casa’

mo- pelo 2p.- perro ‘tu perro’

mo – pelo - mes 2p. - perro- plural ‘tus perros’

Durante los últimos años ha surgido en la lingüística un interés especial por las nociones continuas y el concepto de gradación; frente a la postura estructuralista en la que se proponían clasificaciones estrictas con límites claros entre las distintas categorías. Es por ello que desde hace algún tiempo el estudio gramatical no se limita a distinciones discretas, sino a detectar fenómenos que se presentan en mayor o menor grado, y permiten elaborar ‘continuums’ en los que caben posibilidades intermedias (Moure, 1996).

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i - kali 3p.- casa ‘su casa’

i - pelo 3p.- perro ‘su perro’

(3)

SINGULAR adam hombre ‘el hombre’

PLURAL adam - lar hombre - plural ‘los hombres’

Acusativo

adam - i hombre- acusativo ‘al hombre’ (O.D.)

adam –lar - i hombre-plural - acusativo ‘a los hombres’ (O.D.)

Genitivo

adam - in hombre - genitivo ‘del hombre’

adam - lar - in hombre - plural -genitivo ‘de los hombres’

Dativo

adam - a hombre - dativo ‘al hombre’ (O.I.)

adam - lar - a hombre –plural - dativo ‘a los hombres’ (O.I.)

Locativo

adam - da hombre - locativo ‘en el hombre’

adam -lar - da hombre-plural- locativo ‘en los hombres’

Ablativo

adam - dan hombre - ablativo ‘hacia el hombre’

adam - lar - dan hombre- plural- ablativo ‘hacia los hombres’

Nominativo

(4) Nominativo Acusativo Genitivo Dativo Instrumental Prepositivo

I SINGULAR stol (mesa) stol stol-a stol-u stol-om stol-e

PLURAL stol-y stol-y stol-ov stol-am stol-ami stol-aj

II SINGULAR lip-a (limero) lip-u lip-y lip-e lip-oi lip-e

PLURAL lip-y lip-y lip lip-am lip-ami lip-aj

El latín presenta un mayor índice de flexión, ya que lo que el español marca en el nivel sintáctico con el orden de los constituyentes, o mediante el uso de preposiciones; el latín lo indica con recursos morfológicos como las marcas nominales de caso, que

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constituyen amalgamas (Martinet, 1978) o morfemas “pormanteau”, y pertenecen, a su vez, a cinco paradigmas o declinaciones diferentes. Me refiero a las relaciones gramaticales de sujeto y objeto, así como a los adjuntos o circunstantes, elementos que en español no reciben sufijo alguno indicador de su función sintáctica, como se observa en la oración de (5). Y es que nuestra lengua romance perdió las marcas flexivas de caso que existían en latín. (5) Nuestro Departamento compró libros de latín para los estudiantes en la librería. S V O.D. O.I. C.C. En efecto, una de las características más importantes de la lengua latina es la presencia de un sistema de marcación de caso mediante sufijos que no sólo son insegmentables, sino entre los cuales se produce con frecuencia una situación de sincretismo gramatical (Matthews, 1980). Según esto, los sustantivos, los adjetivos y los pronombres latinos reciben marcas formales correspondientes a seis casos diferentes: nominativo, como en (6); vocativo, como en (7); genitivo, como en (8); acusativo, como en (9); dativo, como en (10); y ablativo, como en (11).

(6)

S Petr - us Pedro - Nom.sg. ‘Pedro viene.’

V ven -it. venir-3s.pte.

(7)

O Crem -e per tempus adven – is. (Ter. An. 783). Oh Cremes - Voc.sg. a tiempo llegar - 2p.sg.pte. ‘¡Oh, Cremes, llegas a tiempo!’ (Santiago, 2004: 18)

(8)

Liber Petr - i Libro Pedro - gen.sg. ‘El libro de Pedro.’

S O.D. (9) a. Scipio Hannibal - em Escipión Aníbal - acus.sg. ‘Escipión venció a Aníbal.’

V vic - it vencer - 3sg.pdo.

S Compl. Agente V b.Hannibal a Scipion - e victus est Aníbal por Escipión- Abl.sg. vencido ser.3sg.pte. ‘Aníbal fue vencido por Escipión.’ (Santiago, 2004: 20)

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(10)

O.D. V Pan-em do pan-acus.sg. dar.1p.sg. ‘Doy pan al pobre.’

O.I. pauper - i pobre - dat.sig. (Santiago, 2004: 57)

(11) a. Rom - a fugere Roma - ablat.sg. huir ‘Huir de Roma.’

(Santiago, 2004: 74)

b. Cum his legat - is con dem.3pl.abl. embajador - ablat.pl. ‘Llegó con esos embajadores.’



ven – it llegar - 3s.pdo. (Santiago, 2004: 82)

Estas marcas de caso se asignan a las categorías nominales, de acuerdo con alguno de los cinco paradigmas o declinaciones propios del latín que aparecen en el cuadro 1. Como puede observarse en este cuadro, algunos sufijos muestran una polifuncionalidad que produce situaciones de polisemia. Por eso, cuando se analiza un texto escrito en latín, después de identificar el verbo, las categorías nominales y los morfemas flexivos de caso, es necesario recurrir al contexto y al análisis sintáctico para determinar el valor funcional exacto de cada sufijo. De ahí que el latín resulte “difícil de aprender: al enfrentarse a un texto latino nuevo, uno tiende a olvidar las palabras, a enredarse en la sintaxis, a confundir las terminaciones morfológicas.” (Villaseñor, 2004: 9)

1º Nom. -a Voc. -a Acus. -am Gen. -ae Dat. -ae Abl. -a Cuadro 1:

SINGULAR 2º 3º -0/-us-/-um -0/-is/-e -0/-e/-um -0/-is/-e -um -0/-em/-e -i -is -o -i -o -i/e Declinaciones en latín.





-us/-u -es -us/-u -es -um/-u -em -us -ei -ui/-u -ei -u -e

1º -ae -ae -as -arum -is -is

PLURAL 2º 3º -i/-a -i/-a -os/-a -orum -is -is

-es/-a/-ia -es/-a/-ia -es/-a/-ia -um/-ium -ibus -ibus





-ua -ua -ua -uum -ibus -ibus

-es -es -es -erum -ebus -ebus

El sufijo “-um”, por ejemplo, es el marcador de acusativo singular para categorías nominales de la segunda y la cuarta declinación, pero también puede indicar genitivo plural con nombres de la tercera declinación, y singular del nominativo o del vocativo, con categorías nominales neutras de la segunda declinación. Una herramienta de traducción que ayuda a resolver este sincretismo, es el diccionario de latín, en el cual aparece información sobre el género y la forma genitiva de la raíz cuya función sintáctica se intenta identificar. Con estos datos, puede ubicarse la declinación o el paradigma correspondiente que permite reconocer el valor funcional específico de los sufijos latinos indicadores de caso.

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Ahora bien, lo importante en la sintaxis de la marcación del caso es tanto la marcación absoluta de los roles de caso asignados, como las diferencias de marcación formal; por lo que también puede clasificarse tipológicamente a una lengua según la manera como se formaliza a los participantes nucleares en la oración, es decir, por la forma de marcar el sujeto transitivo (A), el sujeto intransitivo (S) y el objeto directo (P). Y es que, en ocasiones, la función de un caso determinado se correlaciona con los roles semánticos de agente y paciente, y no directamente con las relaciones gramaticales de sujeto y objeto, como ocurre en las lenguas del sistema activo-no activo (Givon, 1984). En latín, sin embargo, el sistema de caso sí se basa en criterios sintácticos y se clasifica en el tipo nominativo-acusativo, que codifica del mismo modo a ambos sujetos, pero de un modo distinto al objeto directo (véase cuadro 2) (Givon, 1984). CODIFICACIÓN NOMINATIVA CODIFICACIÓN ACUSATIVA ______________________________________________________________________ C. Transitivas SUJETO (A) OBJETO (P) ______________________________________________________________________ C. Intransitivas SUJETO (S) Cuadro 2: Sistema de alineamiento nominativo-acusativo (Givon, 1984).

Este sistema agrupa, entonces, al sujeto intransitivo (S) con el sujeto transitivo (A), frente al objeto directo (P), como puede observarse en (12). A P V Transitiva (12)a. Regin-a puer-o libr - um ded-it. reina-nom.sg.f. niño-dat.m.sg. libro- acus.m.sg. dar -pdo.3p.sg. ‘La reina dio el libro al niño.’ S V b. Regin-a in dom-um ven-it reina-nom.sg.f. a casa-acus.m.sg. llegar-pdo.3p.sg. ‘La reina llegó a la casa.’

Intransitiva

S V c. Regin-a in palati-o habita-t reina –nom.sg.f. en palacio-abl.sg. vivir-3p.sg.pte. ‘La reina vive en el palacio.’

Intransitiva

El español también es una lengua nominativo-acusativa, aunque ya no presenta una marcación de casos como la del latín. Se ha producido el desarrollo histórico de una marca formal de objeto que sólo aparece ante objetos directos animados y definidos (Comrie, 1979): la “a” de acusativo, presente en (13), pero no en (14), ejemplo que incluye un objeto nominal inanimado.

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V (13) Perdí

O.D. a mi gatita. Ac. [+anim./+def./+ref.] ? Perdí mi gatita.

V (14) Perdí

O.D. mi agenda. [-anim./+def./+ref.] * Perdí a mi agenda.

Esta marca de caso es susceptible, entonces, a rasgos semánticos y pragmáticos de la frase nominal, como la especificidad o el grado de topicalidad (Sánchez Arroba, 2003 b). Es pertinente recordar que, en el español de los siglos XVI y XVII, aún era frecuente la omisión de esta “a” (Green, 1976; Lapesa, 1964).

2. EL ORDEN DE PALABRAS Por otra parte, la presencia de las marcas flexivas de caso explica las frecuentes desviaciones de orden propias del latín, lengua a la que se le atribuye el orden básico SOV (Bauer, 1995: 89; Pinkster, 1990: 169), como en el caso de (15); en contraste con un menor grado de flexibilidad en el orden de los constituyentes en español, lengua de orden básico SVO, como en (16). De manera que aplicando la tipología sintáctica de Greenberg (1966), se detecta otro contraste gramatical significativo entre el latín, lengua de núcleo final o de ramificación a la izquierda (OV), y el español, lengua de núcleo inicial o ramificación a la derecha (VO). S (15)

O

V

Terenti-a magn -os articul -orum dolor-es hab -et Terencio-nom.sg. grande-ac.pl. articulación-gen.pl. dolor-acus.pl. tener-3sg.pte. ‘Terencia tiene un fuerte dolor en sus articulaciones.’ (Cicero) (Pinkster, 1990)

(16) Los promotores agrícolas S

presionan V

a los campesinos. O

Algunos autores atribuyen el orden SVO al latín coloquial (Pinkster, 1990: 285), del cual habrían de derivarse posteriormente las lenguas romances. El orden SOV es propio, en todo caso, de la prosa clásica de autores como César y Cicerón. Pero además, una situación frecuente en la lengua latina es la discontinuidad de los constituyentes, como ocurre en la frase nominal atributiva de (17), en la que gracias

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a la concordancia de género masculino, número singular y caso nominativo, es posible identificar su función de atributo. S Atributo

Atributo

Adj.nom.sg.m. Sust.nom.sg.m. (17) Hic optimus illis temporibus est patronus habitus (Cicero) él mejor en aquellos tiempos fue abogado tenido (Pinkster, 1990: 164). ‘En aquellos tiempos él fue considerado el mejor abogado.’

Los adjuntos o circunstantes adoptan una posición distinta de acuerdo con su grado de complejidad sintáctica. Los que constituyen frases ligeras como ‘pacis petendae causa’ (‘para pedir por la paz’) se ubican antes de los verbos finitos; pero los constituidos por frases pesadas tienden a adoptar posición postverbal, como en el ejemplo de (18) que presenta la cláusula subordinada adverbial ‘ut eam provinciam perturbaret’ en función de adjunto. S V Compl. Circ. finalidad (Cláusula Subordinada.) (18) Sitius est .. missus ut eam provinciam perturbaret …(Cicero) ‘S. ha sido enviado para alterar esa provincia.’ En las oraciones imperativas del latín, el verbo se ubica al inicio de la oración, igual que en español. Sin embargo, a diferencia de nuestra lengua romance, esto ocurre también en las oraciones concesivas y en las interrogativas del latín. Esta posposición del sujeto también es el orden no marcado en las cláusulas presentativas e intransitivas latinas (Pinkster, 1990: 164), rasgo en el que sí se produce coincidencia con el español, lengua que plantea un problema descriptivo muy interesante con respecto a la aparente flexibilidad en la posición de sus sujetos intransitivos (Sánchez Arroba, 2003a). A estos comentarios sobre el orden de los constituyentes en latín, se añade la diferencia en el estatus de transitividad de algunos verbos aparentemente equivalentes en ambas lenguas, como ocurre con el verbo ‘parere’, el cual es intransitivo en latín, en contraste con el verbo transitivo ‘obedecer’ del español. Así se explica la presencia de la frase nominal dativa de (19). S O.I. V Intr. (19) … sed popul-us de-orum mandat- is par-et. pero pueblo-nom.sg. dios-gen.pl. orden - dat.pl. obedecer-3p.sg.pte. ‘… pero el pueblo obedece las órdenes de los dioses.’ (Fiol, 1970: 35) Lo que ocurre es que, en la evolución interna del latín al español, se produjo una reestructuración de la transitividad, que no sólo derivó en la pérdida de casos, sino también, en una alteración de las valencias verbales originadas por cambios semánticos internos al sistema.

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3. LA DIDÁCTICA DEL LATÍN Con esta breve descripción tipológica de la estructura de la lengua latina, intento mostrar que probablemente la comprensión de las marcas morfológicas de caso, las cuales con frecuencia, constituyen morfemas amalgamas; además de la posición variable de los constituyentes en latín, son dos rasgos gramaticales con los que los hispanohablantes no estamos familiarizados. En otras palabras, el sistema de marcación de casos, el mayor índice de flexión del latín y la mayor flexibilidad en el orden de sus constituyentes causan a los hispanohablantes un alto grado de dificultad en la comprensión de lectura de textos escritos en latín clásico. Esto obliga a recurrir a los conocimientos de gramática, disciplina que para muchos estudiantes, resulta tediosa y demasiado abstracta, sobre todo durante los primeros niveles, en los que por falta de vocabulario y conocimiento de estructuras más complejas, sólo pueden revisarse oraciones cortas carentes de motivación por su contenido. La semejanza engañosa entre el latín y el español causa que algunos estudiantes sin atracción por la gramática, insistan en ofrecer versiones en la lengua romance, sin haber elaborado un análisis morfosintáctico previo de la construcción que pretenden traducir. Si bien es cierto que el objetivo central es la comprensión del sentido del texto, el análisis gramatical se convierte sólo en un medio que ayuda a identificar la estructura básica con la que podrá lograrse la comprensión del texto, más aun cuando se trata de una lengua con paradigmas de caso, como el latín clásico. Por otro lado, la información sobre la cultura de la lengua que pretende estudiarse también constituye un medio de apoyo, sobre todo, en un contexto sociocultural en el que no ha habido oportunidad de entrar en contacto con el latín escrito, ni siquiera mediante inscripciones en espacios históricos. La construcción de una versión en español escrito puede hacer más complejo el proceso de enseñanza-aprendizaje del latín, debido a que por lo general, los estudiantes de los primeros niveles de licenciatura muestran problemas de escritura en su propia lengua materna. No obstante, la traducción es sólo otro apoyo usual en la didáctica de las lenguas clásicas, pues se parte de la premisa de que “la traducción, en el nivel de simple transcodificación, es la única manera en que uno puede cerciorarse de que se ha comprendido el texto original” (Villaseñor, 2004).

4. CONCLUSIÓN Me permito concluir, por el momento, con una reflexión sobre la conveniencia de que los aspirantes al estudio de una lengua clásica, como el latín por ejemplo, cuenten con una base realmente sólida sobre morfosintaxis de su lengua materna; pues aunque en la actualidad se discute polémicamente sobre la renovación de los métodos didácticos de las lenguas clásicas (Alcalde-Diosdado, 2006), los niveles iniciales de familiarización con una lengua de caso requieren en todos los distintos métodos, la

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comprensión de nociones sintácticas básicas, incluso en los numerosos cursos que se encuentran en la red. Esto permite explicar por qué un libro de texto de latín, recientemente publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México (Santiago, 2006), incluye como ejercicios iniciales, análisis sintácticos de oraciones simples en español. Se parte en este libro del supuesto de que en la realidad nacional, los estudiantes que llegan al nivel superior desconocen nociones elementales de morfosintaxis, incluso de su lengua materna.

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La traducción audiovisual como línea de investigación en los estudios de tercer ciclo en España Óscar Jiménez Serrano

1. INTRODUCCIÓN

A

unque buena parte de los expertos coincidan en señalar que la investigación en el terreno de la traducción audiovisual era bastante escasa hasta hace relativamente poco, las publicaciones y el interés académicos surgidos en torno a ella de forma reciente demuestran a las claras que esta línea de investigación y trabajo es un campo floreciente, que adquiere cada vez más adeptos, e incorpora con acierto los preceptos teóricos y los logros prácticos transmitidos por los estudios de traducción. La pluralidad de campos de estudio acometidos en la reuniones científicas sobre traducción audiovisual celebradas en España en los últimos años ha demostrado que esta parcela no se atribuye ya de modo exclusivo a la traducción de películas, sino que –amén del doblaje, la subtitulación, la interpretación simultánea y demás actividades asociadas con los largometrajes–, se ocupa también de otros terrenos como las adaptaciones literarias, así como la traducción de documentales,

teatro, canciones, entrevistas, publicidad, títulos cinematográficos, o textos multimedia. La intención primordial de esta contribución reside en considerar la relevancia de la traducción audiovisual en tanto que línea de investigación dentro del marco actual de los estudios de doctorado en España y en la forma futura que dichos estudios adquirirán en virtud de la nueva legislación. Para ello, se emplea de forma prototípica el enfoque adoptado por el programa interuniversitario de doctorado Traducción, Sociedad y Comunicación de la Universidad de Granada, del cual tuve la oportunidad de ser coordinador durante sus primeros cuatro años de vida.

2. LA RENOVACIÓN DE LOS ESTUDIOS DE DOCTORADO EN ESPAÑA: EL ENFOQUE DEL PROGRAMA INTERUNIVERSITARIO TRADUCCIÓN, SOCIEDAD Y COMUNICACIÓN Los impresionantes avances de los útiles de trabajo, así como las mejoras

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obtenidas en los sistemas de organización, de comunicación y de transferencia de conocimiento han alterado completamente el paisaje de la actividad profesional de la traducción en los últimos años. Es preciso, por tanto, adquirir nuevos planteamientos para abordar el fenómeno traductológico a través de enfoques multidisciplinares y dinámicos que contemplen en toda su plenitud la comunicación como elemento social y actual. Precisamente en dichas circunstancias se basa el nombre concedido al programa de doctorado que ilustra esta visión del fenómeno traductológico en los estudios de tercer ciclo: Traducción, Sociedad y Comunicación. La nueva realidad disciplinar condiciona los planteamientos de la etapa básica de formación conducente a la obtención del título de licenciado, pero igualmente tiene gran efecto en el siguiente peldaño académico: la formación de tercer ciclo. Durante la primera fase evolutiva del campo, los estudios de doctorado en traducción e interpretación hubieron de apoyarse en los doctorados filológicos; de hecho, buena parte de los doctores que imparten docencia de tercer ciclo en el área no obtuvieron su grado en Traducción e Interpretación, sino en las distintas Filologías. No obstante, tal como sucedió en su momento con los de licenciatura, el evidente desarrollo de los estudios de doctorado específicos les ha otorgado una merecida independencia. Por consiguiente, como se argumentará con posterioridad, la línea de investigación en traducción audiovisual es una de las

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beneficiadas por este desarrollo, puesto que se dan las condiciones necesarias en lo tocante a la plantilla de profesores doctores con especialidad en dicha parcela, a la estructura y los medios y disponibles, así como a la preparación e interés por parte del alumnado. Los estudios universitarios de tercer ciclo sufrieron una importante renovación en el año 1998 a partir de lo dispuesto en el Real Decreto 778/1998. Descrita de modo muy sucinto, dicha legislación establecía la existencia de dos periodos diferenciados por los objetivos formativos, la carga lectiva y los requisitos de acceso exigibles a los estudiantes: el periodo de docencia y el periodo de investigación tutelada. Para completar el periodo de docencia, el estudiante debe cursar un mínimo de 20 créditos, lo que le permite obtener el Certificado de Docencia de tercer ciclo. Esto le brinda el paso al periodo de investigación tutelada, en el que debe completar un equivalente a 12 créditos en el desarrollo de uno o varios trabajos de investigación tutelados por el profesor doctor que se le asigne. Una vez superados los periodos de docencia y de investigación tutelada, se efectúa una valoración de los conocimientos adquiridos por el estudiante en los distintos cursos y trabajos de investigación, mediante una exposición pública ante el Tribunal nombrado para cada programa de doctorado. El estudiante ha de presentar una memoria detallada sobre los cursos realizados y sobre los conocimientos adquiridos en los dos periodos, y responder a las preguntas relacionadas con los mismos que le formule el Tribunal. La superación de la valoración anterior garantiza la

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suficiencia investigadora y permite al estudiante la obtención del Diploma de Estudios Avanzados (DEA). Una de las repercusiones fundamentales que entrañaba este cambio residía en la posibilidad que se otorgaba al estudiante de hacer un alto en el camino tras la primera fase descrita (obteniendo un diploma acreditativo de la realización de los cursos), o tras la segunda (consiguiendo el Diploma de Estudios Avanzados), antes de emprender la singladura definitiva hacia la tesis doctoral. A pesar de que acometer el desarrollo de un programa de doctorado dentro de aquel marco legislativo completamente nuevo suponía un reto importante, con objeto de comenzar a aplicar de forma inmediata la nueva estructura de tercer ciclo, un grupo de profesores del departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada diseñamos lo que hoy es el programa de doctorado interuniversitario de calidad Traducción, Sociedad y Comunicación (en virtud de su embrión, el programa interdepartamental de doctorado Traducción y Sociedad, gestado en el curso 1999-2000). Desde su inicio, el programa goza de un nivel de aceptación muy elevado entre el estudiantado potencial, ha recibido cada año un número de solicitudes superior al de plazas ofertadas, y la matrícula efectiva de nuevo ingreso ha sido en todas las ocasiones superior a los 25 estudiantes; de hecho, los dos últimos años ha alcanzado los cuarenta matriculados, un número muy elevado para un programa de doctorado de cualquier campo. Esta tendencia se mantiene a pesar de la oferta cada vez mayor de programas de tercer ciclo en traducción e interpretación por

parte de otras universidades, lo que confirma tanto su consolidación, como la consideración de programa de calidad de la que goza en nuestro ámbito. Un hito esencial para el desarrollo del programa reside en la consolidación de la oferta como programa interuniversitario, ofrecido en colaboración con la Universidad Jaume I de Castellón. El programa se nutre, pues, de la experiencia acumulada en estos últimos años por parte del programa Traducción y Comunicación de la Universidad Jaume I y el propio programa Traducción y Sociedad de la Universidad de Granada. Mediante su colaboración, dos de las universidades punteras en el ámbito de la docencia e investigación traductológicas se han unido en una iniciativa que es el resultado de una dilatada colaboración previa. Ésta es fruto de la simbiosis, por una parte, de una de las dos universidades pioneras en la docencia de la traducción y la interpretación en España, y, por otra, de una de las más jóvenes, pero de las que más rápidamente se ha incorporado a la pujante vanguardia en este terreno. Si bien la modificación estructural que exigía la nueva legislación era aún reciente, la necesidad impuesta por el proceso de renovación universitario que afecta a nuestro continente ha obligado a efectuar nuevos cambios. De esta suerte, el año pasado se aprobó la normativa que ahora regula estos estudios: el Real Decreto 56/2005, de 21 de enero, del Ministerio de Educación y Ciencia. Los pilares de esta nueva legislación están construidos con objeto de destacar la importancia de los estudios europeos de postgrado como uno de los principales elementos que refuercen el atractivo de la educación superior europea en el contexto

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internacional. Así se perfila el marco jurídico que permite a las universidades españolas estructurar, con flexibilidad y autonomía, sus enseñanzas de postgrado de carácter oficial, a fin de armonizarlas con las que se establezcan en el ámbito no sólo europeo, sino mundial. La principal novedad consiste en la introducción en el sistema universitario español –junto al título de Doctor, de larga tradición en nuestra estructura educativa– del título oficial de Máster. Se regulan ahora, por tanto, los estudios conducentes a la obtención de ambos; se favorece la colaboración entre departamentos de una misma universidad y entre universidades, españolas y extranjeras, para que puedan organizar conjuntamente programas de postgrado conducentes a la obtención de un mismo título o de una múltiple titulación oficial de Máster o de Doctor; y, en definitiva, parece otorgarse, en líneas generales, mayor relevancia a la aplicación social y profesional de estos estudios. Desde su inicio, el programa estableció como objetivo primordial el ambicioso proyecto de ofrecer una formación de postgrado de calidad que sirviese de puente para unir el ámbito académico y el profesional, y que se convirtiese en una referencia internacional. Tanto la legislación anterior, que conforma la base de la estructura actual, como la nueva, que introduce el título de Máster, corroboran la validez de los planteamientos del programa, el cual impulsa la interdisciplinariedad, no sólo entre los distintos departamentos organizadores o colaboradores, sino también entre las diversas áreas y líneas de investigación que en él quedan abarcadas. De este modo, con el objetivo,

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una vez más, de permanecer en la vanguardia de estos estudios, el próximo año se ofrecerá por primera vez un programa de Máster de Investigación en Traducción e Interpretación. Nuestra aspiración consiste en dar respuesta a los retos que plantea actualmente la formación de tercer ciclo, sin perder de vista las peculiaridades de unos estudios tan singulares como los de traducción e interpretación. Para ello, no sólo contamos con un buen número de profesores que llevan más de veinte años dedicados a la docencia y la investigación en dicho campo –hecho probablemente único en nuestro país–; sino que, desde sus inicios, el programa se ha caracterizado por la participación de expertos de reconocido prestigio procedentes de otras universidades españolas y extranjeras, con objeto de completar la oferta académica e investigadora. Además, entre nuestros alumnos de doctorado contamos con un grupo numeroso de traductores e intérpretes profesionales, cuya presencia ilustra su respuesta al esfuerzo del programa por responder a las necesidades reales de la profesión en su enfoque y sus líneas de investigación. Se han matriculado en nuestro programa traductores de algunas de las empresas más importantes del sector tanto a nivel internacional, como nacional o local; así como traductores funcionarios de instituciones nacionales e internacionales, y traductores e intérpretes (de conferencia o sociales) autónomos. Un buen número de nuestros estudiantes han finalizado sus proyectos de investigación de segundo año y obtenido excelentes calificaciones en el DEA, muchos de ellos han obtenido la aprobación de sus

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respectivos proyectos de tesis doctoral, y varios ya son flamantes doctores. El prestigio del programa queda, asimismo, rubricado por el tipo de estudiantes que solicitan admisión, ya que su procedencia no se centra sólo en los diversos centros españoles de formación de traductores e intérpretes, sino en otros muchos países (Francia, Reino Unido, Alemania, Estonia, Bélgica, Italia, Grecia, República Checa, Federación Rusa, Argentina, Jordania, Marruecos, Mauritania, Siria, Libia, Irak, Egipto). Además, el alto nivel de cualificación académica del estudiantado se refleja, entre otros aspectos, en el número de becarios de diferentes instituciones tanto nacionales como extranjeras: AECI, Estado griego, Estado checo, becas de investigación de la Junta de Andalucía y del Plan Propio de la Universidad de Granada, entre otras. Otra característica digna de resaltar reside en que un porcentaje sustancial del estudiantado se halla constituido por profesorado de universidades españolas (Universidad de Granada, Universidad Jaume I, Universidad Europea de Madrid, Universidad Alfonso X el Sabio, Universidad Felipe II, Universidad Carlos III, Universidad Pablo de Olavide) y de otros países (University of Ulster y HeriotWatt University, Reino Unido; Universidad Lingüística de Moscú, Federación Rusa; Universidad de Tartu, Estonia). La oferta académica del programa se compone de diecisiete cursos, impartidos por veinticinco profesores, y concede especial atención a la traducción audiovisual; ya que, si entendemos ésta en un sentido amplio en el que quede incluida la traducción multimedia, son

hasta cuatro los cursos que la abordan este año. En primer lugar, es preciso señalar que, desde su inicio, hemos decidido contar con un curso específico que otorgue los rudimentos básicos necesarios. En este sentido, el apoyo de la Universidad Jaume I de Castellón, centro con una enorme reputación en la docencia e investigación de la traducción audiovisual, nos ha resultado de gran ayuda. Este año se ofrece el curso Perspectivas de estudio en la traducción audiovisual, a cargo del profesor Frederic Chaume de la Universidad Jaume I de Castellón. El curso proporciona las herramientas elementales para iniciar la investigación en traducción audiovisual y su contenido gira en torno al estado actual de los estudios en dicho campo. Este tipo de cursos resultan de gran valor para el estudiante que se plantea dedicarse a la investigación en traducción audiovisual, por lo que lo hemos ofrecido los años 2000-2001, 2001-2002 y 2003-2004. En el año 2002-2003, del apoyo de la Universidad Jaime I se encargó la profesora Rosa Agost con el curso La traducción audiovisual y el concepto de equivalencia, que analizó la visión sobre la relación entre original y traducción desde los inicios de la reflexión en traducción hasta la actualidad, con el ámbito audiovisual como elemento conector. La profesora Agost se sirvió para ello de ejemplos reales de documentales, películas, dibujos animados y publicidad. Finalmente, en el año 2004-2005, fue el profesor Jorge Díaz Cintas, de la Universidad de Roehampton de Londres, quien se encargó de impartir el curso Perspectivas de estudio en la traducción audiovisual, en

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esta oportunidad centrado principalmente en la subtitulación, desde un punto de vista tanto teórico como práctico, mediante la realización de talleres que recreaban las condiciones laborales reales. Por otra parte, desde la primera edición (1999-2000) hasta el año pasado, hemos ofrecido el curso La traducción de la literatura en el cine, a cargo del profesor Martínez-Cabeza, en el cual se estudiaba la traducción del guión cinematográfico para el doblaje en la adaptación de novelas al cine. A modo de ilustración práctica, se analizaba la película L. A. Confidential a través del paso de la novela de James Ellroy al guión de Brian Helgeland y Curtis Hanson, y la traducción del guión en inglés para el doblaje en español. Por último, aunque centrado de modo esencial en el análisis de la traducción técnica, el curso La traducción de las nuevas tecnologías, que yo mismo imparto todos los años desde el inicio del programa, se ocupa también del análisis de la traducción multimedia como vertiente de la traducción audiovisual, en especial a través de una de sus variantes de mayor relevancia: la localización de productos informáticos. Precisamente este año, dicha última variante ha merecido la selección de un curso independiente, La localización: un nuevo paradigma en los estudios de traducción y comunicación intercultural, –impartido por el profesor Austermühl de la Universidad de Auckland de Nueva Zelanda, y por el que esto escribe–, que aborda, entre otros aspectos, la localización de productos multimedia. El diseño de la oferta académica del programa, en la que se insertan los cursos aludidos, evita los criterios –por desgracia, frecuentes en nuestro entorno– basados

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exclusivamente en los intereses investigadores personales del profesorado o en sus deseos individuales con respecto a los contenidos. Se opta, antes al contrario, por considerar los principios básicos del diseño curricular: los objetivos de aprendizaje y la tipología del estudiantado que se incorpora anualmente al programa. De acuerdo con estos principios básicos, la coordinación del programa ha decidido dividir los cursos ofertados en tres tipos esenciales: cursos de contenido imprescindible para la realización del programa (tipo a), cursos introductorios a cada una de las líneas de investigación (tipo b), y cursos de profundización en las líneas de investigación (tipo c). En el primero de los apartados, se encuentra el único curso obligatorio del programa, de carácter metodológico y de cinco créditos. Se trata de una introducción al trabajo científico en general desde diferentes perspectivas: epistemología, formulación de preguntas y objetivos de investigación, búsquedas y fuentes documentales, métodos de investigación, presentación oral y escrita de trabajos de investigación, etcétera. Nuestra experiencia en los años anteriores del programa nos ha conducido a reforzar la presencia de estos contenidos para todos los estudiantes, sobre todo de cara a la preparación del periodo de investigación tutelada, pues este tipo de cursos resultan esenciales para que los doctorandos puedan afrontar con garantías la redacción de un proyecto de investigación riguroso. Asimismo, la heterogeneidad del estudiantado aconseja la presencia de un curso que sirva para homogeneizar, en la medida de lo posible, sus conocimientos teóricos básicos de la disciplina. Este papel lo desempeña el curso Tendencias

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actuales en la Traductología, muy recomendado para todos los estudiantes, pero especialmente en el caso de los que no son licenciados en Traducción e Interpretación; quienes, a pesar de la existencia en muchas titulaciones de Filología de asignaturas obligatorias u optativas de traducción, no han tenido ocasión de conocer en tanto detalle nuestro campo de estudio como los licenciados en Traducción e Interpretación. La ayuda aportada por estos dos cursos que actúan de pilar genérico, junto con la que ofrecen los específicos de traducción audiovisual que puede elegir, conceden al estudiante una plataforma idónea para sumirse en una investigación posterior del campo que le permita afrontar con garantías la ejecución, ya durante el segundo año, de un proyecto específico de investigación tutelada.

3. LA TRADUCCIÓN AUDIOVISUAL COMO LÍNEA DE INVESTIGACIÓN INDEPENDIENTE El tránsito de la primera fase de los estudios de doctorado (los cursos) hacia la segunda (el periodo de investigación tutelada) se interpreta en nuestro programa mediante la articulación de los cursos de tipo b y c. Con el ánimo de mantener la coherencia con las futuras especializaciones de segundo año, se ofrece un curso introductorio a cada una de las ocho líneas de investigación del programa. Para ser admitidos en una línea determinada en el periodo de investigación tutelada, es requisito haber realizado al menos el curso introductorio (tipo b) correspondiente. Los dos primeros grupos de

cursos (a y b) constituyen el núcleo central del programa, desarrollado gradualmente desde sus comienzos, y la oferta de cursos del programa se completa con los de profundización en las líneas (tipo c). Esta parte de la oferta es la que se encuentra más sujeta a modificaciones de un año a otro, pero la coordinación del programa siempre procura mantener el equilibrio de la oferta entre las diferentes líneas, aprovechando la incorporación de profesorado de la Universidad Jaume I y de otros centros para asegurar una oferta diversificada y de la máxima actualidad. De forma paralela a la impartición de los cursos, el programa viene organizando una serie de actividades extracurriculares (conferencias, mesas redondas, seminarios, cursillos intensivos, videoconferencias o presentaciones de libros) destinadas a complementar la oferta académica reglada. Se ha procurado que estas actividades reflejen los diversos aspectos actuales de las líneas del programa, contando para ello con especialistas de reconocido prestigio tanto en España como a escala internacional. Con distintos grados de profundidad, la traducción audiovisual ha sido también tratada en diversas actividades. Es preciso considerar, llegados a este punto, el estado de la investigación en el ámbito de la traducción audiovisual en España. En este sentido, cabe decir que, si bien he efectuado en dicho terreno algunas incursiones ciertamente enriquecedoras (Jiménez Serrano: 1997 y 2001, entre otras), no pretendo que mis aseveraciones se tomen como las de una autoridad en traducción audiovisual, pues existen otros autores en nuestro país –entre ellos, por ejemplo, los aquí citados Chaume (2004), Díaz Cintas (2003) o

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Mayoral (2001)– que han dedicado sus esfuerzos de manera mucho más constante al estudio de esta modalidad de traducción. En general, parece existir cierto acuerdo en que las carencias tradicionales se han visto sustituidas en los últimos tiempos por un pujante interés, acompañado de cierta mejora de la calidad de dicha investigación. Por lo que respecta al interés, baste comprobar el repertorio de esfuerzos compilados por el profesor Mayoral (2001) –en lo que él define como un pequeño Who’s who–, donde se demuestra el número creciente de profesores, investigadores y profesionales que se suman a este terreno. No obstante, el propio Mayoral (2001: 19) advierte de que “buena parte de los estudios sobre la traducción audiovisual son estudios empíricos, originados en la práctica profesional y no parten de unos supuestos teóricos claros”. Es obvio que nuestra labor como formadores de doctores ha de procurar unos instrumentos idóneos de investigación y formación. En cualquier caso, la aparición en España en el último lustro de recopilaciones de artículos como La traducción subordinada (I). El doblaje (Lorenzo y Pereira: 2000), La traducción subordinada (II). La subtitulación (Lorenzo y Pereira: 2001), La traducción en los medios audiovisuales (Chaume y Agost: 2001), La traducción para el doblaje y la subtitulación (Duro Moreno: 2001), ¡Doble o Nada! (Sanderson: 2001), Traductores para todo (Sanderson: 2002), Research on translation for subtitling in Spain and Italy (Sanderson: 2005), La traducción audiovisual: investigación, docencia y profesión (Zabalbeascoa, Santamaría y Chaume, 2005) sugiere que la situación al respecto mejora a paso raudo.

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Volviendo al entramado de cursos descrito en el apartado precedente, éste se ha construido en la convicción de que es posible alcanzar dicha mejora, sin embargo, la segunda etapa del tercer ciclo es probablemente más significativa incluso que la primera para tal fin. Por este motivo, el programa Traducción, Sociedad y Comunicación se afana en ahondar en la especialización de los doctorandos a través de una investigación ajustada a la realidad de la traducción y la interpretación como actividades profesionales de importancia social, a fin de estudiar esa realidad desde una diversidad de enfoques teóricos. Entre las líneas de investigación del programa se encuentran, por lo tanto, las de mayor actividad tanto profesional como investigadora de nuestra área de conocimiento en la actualidad: la traducción literaria, la historia de la traducción, los enfoques discursivos y textuales, la traducción especializada y las nuevas tecnologías, la interpretación, la didáctica de la traducción, la traducción jurídica, y la traducción audiovisual y en los medios de comunicación. En lo concerniente a la línea de traducción audiovisual, cabe decir que la nueva plataforma investigadora de la traducción y la interpretación en tanto que fenómeno social, cultural y profesional de enorme relevancia en nuestro tiempo ha de cimentarse sobre el análisis de todos los textos con los que tenemos contacto en nuestra vida diaria: libros, prensa, cine, televisión, aplicaciones informáticas, páginas de Internet, publicidad, manuales de instrucciones, información al consumidor de multitud de productos. Por eso hemos decidido ampliar la denominación de esta línea y otorgarle el nombre de “traducción

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audiovisual y en los medios de comunicación”. El programa Traducción, Sociedad y Comunicación concede gran significación a los proyectos de investigación de segundo año, puesto que estamos convencidos de que desarrollan el germen investigador de los futuros doctores. Los alumnos que cursan el segundo año del bienio que precede al inicio de la tesis doctoral han expresado su enorme interés por esta línea hasta el punto de convertirla en una de las más solicitadas de los últimos ejercicios. La producción de trabajos de segundo año que inciden en el ámbito de la traducción audiovisual –entendida en el sentido amplio que se acaba de explicar– abarca varios títulos dentro de nuestro programa. La mayoría de ellos se hallan encuadrados dentro de la línea de investigación Traducción audiovisual y de medios de comunicación, que incluye los siguientes: Análisis crítico del discurso mediático: la crisis argentina reflejada en la prensa británica de Geraldine Chapuy; La traducción de tres filmes de Almodóvar al griego: estudio descriptivo, de María Roussou; Cuestiones de traducción para el doblaje, de Eloísa Segura Hernández; La comunicación internacional publicitaria y las diferencias culturales, de Lourdes Prieto del Pozo; El español importado de Hollywood. Las transferencias e interferencias lingüísticas en traducción audiovisual para el doblaje (inglésespañol) y el lenguaje general, de Nieves Muñoz García; y el más reciente Estudio descriptivo-contrastivo del español oral en una serie de TV de producción propia y en una serie de TV de producción ajena. El caso de Siete Vidas y Friends, de

Rocío Baños. No obstante, también cabría incluir en este ámbito el trabajo de Cristina Carrasco Fonseca Las nuevas herramientas del traductor técnico: análisis y perspectivas de futuro, puesto que, si bien se presentó dentro de la línea de investigación Traducción técnica y nuevas tecnologías, se ocupa de la traducción de productos multimedia. Una muestra patente de la continuidad de estos investigadores a la hora de profundizar en los temas elegidos es el hecho de que la mitad de los trabajos citados hayan generado publicaciones en la revista Puentes. Hacia nuevas investigaciones en la mediación intercultural, que ofrecemos como plataforma de divulgación científica de los trabajos de nuestros investigadores noveles, y fundamentalmente nuestros alumnos de tercer ciclo. De este modo, Geraldine Chapuy publicó el artículo “La Crisis Argentina (diciembre de 2001) en la prensa británica. Estudio desde la perspectiva del análisis crítico del discurso” en el número 5; y en el número 6 se han publicado los artículos “La subtitulación de tres filmes de Almodóvar al griego: estudio descriptivo”, de María Roussou, y “El español importado de Hollywood”, de Nieves Muñoz García. La base de investigación publicada con la que cuentan nuestros estudiantes para orientar la suya se va ampliando a buen ritmo. Durante los últimos diez años, hemos sido testigos de la lectura de diversas tesis doctorales en nuestro país que versan sobre este campo concreto y han analizado aspectos variados de la traducción audiovisual. Sus objetivos se han centrado normalmente en las facetas profesionales (doblaje, subtitulación), pero también en otras más asequibles

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para el ojo del lego (estudios diacrónicos, análisis del proceso de censura). Si bien es cierto que la mayoría han sido confeccionadas por profesores universitarios, buena parte de ellas reflejan también la labor profesional de sus autores. A sabiendas de que alguna quedará en el tintero, a título ilustrativo y por orden cronológico, me consta la lectura de al menos las siguientes: Developing Translation Studies to Better Account for Audiovisual Texts and Other New Forms of Text Production (1993), Patrick Zabalbeascoa, Universidad de Lérida; La traducció audiovisual: el doblatge (1996), Rosa Agost, Universidad Jaume I de Castellón; La traducción cinematográfica: el doblaje (1996), María José Chaves, Universidad de Sevilla; El subtitulado en tanto que modelo de traducción fílmica dentro del marco teórico de los estudios sobre traducción (1997), Jorge Díaz Cintas, Universidad de Valencia; Ficción y producción cinematográfica: estudio de cuatro novelas vertidas en el cine (1997), Francisco Pineda, Universidad de Granada; Traducción y nacionalismo: la recepción del cine americano en España a través del doblaje (desde los inicios del sonoro hasta los años cuarenta) (1998), Ana Ballester, Universidad de Granada; La traducción audiovisual. Estudio descriptivo y modelo de análisis de los textos audiovisuales para su traducción (2000), Frederic Chaume, Universidad Jaume I de Castellón; Traducción y censura de textos cinematográficos en la España de Franco: doblaje y subtitulado inglés-español (1951-1975) (2000), Camino Gutiérrez Lanza, Universidad de León; Subtitulació i referents culturals.

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La traducció com a mitjà d’adquisició de representacions mentals (2001), Laura Santamaría Guinot (2001); La recepción del humor audiovisual traducido: estudio comparativo de fragmentos de las versiones doblada y subtitulada al español de la película Duck Soup, de los hermanos Marx (2001), Adrián Fuentes, Universidad de Granada; Ideología y traducción. Estudio de los títulos en castellano de las películas en lengua inglesa estrenadas en España durante el periodo de la dictadura franquista (19391975) (2002), Víctor González, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria; Estudio descriptivo y discursivo de la traducción del humor en textos audiovisuales. El caso de Los Simpson (2004), Juan José Martínez Sierra, Universitat Jaume I de Castellón; Estudio empírico y descriptivo del método de traducción para doblaje y subtitulación (2006) José Luis Martí Ferriol, Universitat Jaume I de Castellón. Los autores citados han contribuido al campo de la traducción audiovisual con publicaciones adicionales en forma de libros o artículos, lo que demuestra la validez práctica de sus trabajos de investigación. A pesar de esta fertilidad, en las reflexiones sobre el rumbo de la investigación en traducción audiovisual, algunos autores reclaman una mayor profundización en las facetas teóricas (Díaz Cintas, 2001: 101, Chaume, 2004, cap. 3), o profesionales (Mayoral, 2002: 137). Con bastante probabilidad, parte de las carencias existentes en este sentido se deben a que se trata de una línea de investigación muy atractiva para muchos estudiantes, quienes ven en ella una vía para compaginar la investigación con sus aficiones (cine, televisión, videojuegos,

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etc.), lo que a menudo favorece la aparición de incursiones poco sustentadas o meramente descriptivas. En cualquier caso, es obvio que la investigación en traducción audiovisual ha de reposar en los pilares aludidos por los investigadores que acabo de citar. La respuesta que ofrecemos a este objetivo a partir de nuestra propuesta de programa consiste en brindar al estudiante, a partir de una visión amplia y plural de las disciplinas, una formación de postgrado aplicada a la realidad social y profesional actual; con el doble objetivo de formar investigadores en el campo y de consolidar los conocimientos aplicables a la práctica de las profesiones. Para ello, se habrá de dotar a los estudiantes de una formación teórica y metodológica sólida, con una preparación adecuada en las nuevas tecnologías aplicadas al área de conocimiento. Con objeto de alcanzar estas metas, hemos adoptado diversas medidas. Entre ellas, cabe destacar la posibilidad de seguir los cursos y realizar la investigación tutelada a distancia, mediante el uso del correo electrónico o de Internet, a través de materiales diseñados específicamente para ello por el profesorado. Además, hemos comenzado a ofrecer tutoría para la investigación tutelada en los proyectos de traducción audiovisual a los estudiantes de la Universidad de Granada por parte de profesorado de la Universidad Jaume I, en concreto a través del profesor Frederic Chaume. Igualmente, hemos implantado un sistema de doble corrección para dichos trabajos, a pesar de que la normativa sólo exige la lectura por parte del tutor. A cada candidato se le asigna un segundo corrector, que suele ser un profesor perteneciente a la misma

línea de investigación, o en su defecto un profesor del programa que haya trabajado en la línea con anterioridad. Este sistema ha ayudado a dar mayor cohesión tanto al programa como a las líneas de investigación, pues el proceso de aprendizaje se ve enriquecido al permitir a los estudiantes contrastar su trabajo con al menos dos especialistas en traducción audiovisual. En el ámbito de la colaboración con instituciones y empresas, son de resaltar los vínculos establecidos con instituciones europeas, en virtud de los cuales he participado personalmente como representante de la Universidad de Granada en el proyecto CEVU (Collaborative Virtual European University) de la Unión Europea, que desarrolla el ámbito virtual de la docencia universitaria en colaboración con diversas universidades de Europa. Además, contamos con lazos estrechos de colaboración con empresas españolas y extranjeras líderes en los sectores de la localización de material informático, la traducción multimedia, la traducción de páginas web, las comunicaciones móviles inalámbricas, el doblaje y la subtitulación, así como los medios de comunicación.

4. CONCLUSIONES En el programa de doctorado Traducción, Sociedad y Comunicación estamos convencidos de que esta vertiente de la investigación en traducción no sólo está ya consolidada, sino que tiene ante sí un futuro muy prometedor, al haberse convertido en una de las más fructíferas de la traducción hacia el español. Para contribuir a garantizar dicha conso-

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lidación, el programa se ha propuesto entre sus objetivos primordiales dotar al estudiante de los útiles necesarios para poder realizar una investigación coherente y contemporánea en el campo de la traducción audiovisual. Asimismo, mediante la profundización no sólo en los aspectos tradicionales (doblaje, subtitulación), sino también en los menos tradicionales (subtitulación para sordos, audiodescripción) y novedosos (traducción multimedia), pretendemos ofrecer las bases adecuadas para el estudio de la traducción en los medios de comunicación de masas (prensa, radio, televisión), con especial hincapié en los efectos de las decisiones y estrategias de traducción relativas a la recepción de las noticias y la construcción de identidades. Confiamos en que este tipo de enfoques actuales contribuirán a allanar el camino para la investigación de un número cada vez mayor de estudiantes de doctorado en traducción audiovisual no sólo en España, sino en todo el mundo. BIBLIOGRAFÍA CHAUME, F.; AGOST, R. (eds.) (2001) La traducción en los medios audiovisuales. Castellón: Universidad Jaume I. CHAUME, F. (2004) Cine y traducción. Madrid: Cátedra. DÍAZ CINTAS, J. (2001) “Los Estudios sobre Traducción y la traducción fílmica. Nuevas perspectivas para la traducción audiovisual”. En Duro Moreno, M. (ed.) 91-102. DÍAZ CINTAS, J. (2003) Teoría y práctica del subtitulado (Inglés-Español). Barcelona: Ariel.

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D URO M ORENO , M. (ed.) (2001) La traducción para el doblaje y la subtitulación. Madrid: Cátedra. JIMÉNEZ SERRANO, O. (1997) “El peso de la ausencia: el papel del traductor en la adaptación al español de los títulos de largometrajes en inglés”. En Morillas, E.; Arias, J. P. (eds.) El papel del traductor, 293-317. Salamanca: Ediciones Colegio de España. JIMÉNEZ SERRANO, O. (2001) “La traducción y el cine”. En Vellido, J.; Rivillas, L. P.; Cuadros, R.; García, J. (eds.) Cine español: situación actual y perspectivas, 96-120. Granada: Grupo Editorial Universitario. L ORENZO, L.; P EREIRA, A. (2000) La traducción subordinada (I). El doblaje. Vigo: Servicio de Publicaciones de la Universidade de Vigo. L ORENZO, L.; P EREIRA, A. (2001) La traducción subordinada (II). El subtitulado. Vigo: Servicio de Publicaciones de la Universidade de Vigo. MAYORAL ASENSIO, R. (2001) “Campos de estudio y trabajo en traducción audiovisual”. En Duro Moreno, M. (ed.) 19-45. MAYORAL ASENSIO, R. (2002) “Nuevas perspectivas para la traducción audiovisual”. Sendebar, 13, 123-140. SANDERSON, J. (2001) ¡Doble o Nada! Alicante: Universidad de Alicante. SANDERSON, J. (2002) Traductores para todo. Alicante: Universidad de Alicante. S ANDERSON , J. (2005) Research on translation for subtitling in Spain and Italy Alicante: Universidad de Alicante. Z ABALBEASCOA, P.; S ANTAMARÍA , L.; C HAUME. F. (2005) La traducción audiovisual: investigación, docencia y profesión. Granada: Comares.

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Hacia una didáctica de la interpretación César G. Saldaña Fernández

S

obre la base de mi experiencia como docente de Traducción e Interpretación en nuestra facultad y de mi formación como Profesor de Inglés, Castellano y Literatura y Master en Lingüística Aplicada deseo exponer algunos criterios, experiencias pedagógicas y propuestas diversas que sirvan de base a los nuevos profesores para realizar un trabajo cada vez más eficiente y productivo. He aquí algunas cuestiones:

I. ¿EL INTÉRPRETE NACE O SE HACE? Esta es una pregunta que a menudo se formulan quienes quieren incursionar en este campo, y con bastante frecuencia es respondida en forma inadecuada. Al respecto debo señalar que la interpretación, como actividad, es una habilidad o destreza y, como tal, es factible de ser entrenada en cualquier ser humano normal. Al igual que cualquier otra destreza, tal como la de ejecutar música en un instrumento, o dominar un deporte o tantas otras habilidades artísticas, lo más importante para el proceso de adquisición de la habilidad es que la persona desee hacerlo y esté imbuida de una suficiente motivación como para

someterse a un proceso intensivo, largo y laborioso. Este es el requisito sine qua non para que el intérprete logre un adecuado entrenamiento en el aprendizaje del idioma que se pretende interpretar, la ampliación del horizonte cultural que se necesita y la adquisición de las habilidades específicas de la interpretación. Al igual que en todas las destrezas, en que hay seres excepcionalmente dotados, tales como los genios de la música, de la pintura, del deporte, también hay seres excepcionales en el campo de la interpretación; pero su existencia no desdice en modo alguno lo expresado anteriormente. Así, pues, cualquier ser humano con una fuerte motivación e interés, que esté dispuesto a pagar el precio en esfuerzo y largas horas de entrenamiento podrá conseguir resultados muy satisfactorios. Más aún, los resultados están en proporción directa a la cantidad de tiempo y esfuerzo invertidos.

II. SOBRE LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA Habiendo sido definida como una habilidad o destreza, la interpretación debe ser necesariamente entrenada como tal; es decir, fundamentalmente por medio

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de la práctica intensiva, sistemática y constante hasta lograr el nivel deseado. Siguiendo nuestro símil de los deportes podríamos afirmar que uno no aprende a dominar el fútbol leyendo manuales de fútbol, o escuchando los comentarios de la televisión o mirando incansablemente los videos de los grandes futbolistas, o memorizando reglamentos. Uno podría pasarse su vida entera dedicado a realizar esas actividades y nunca sería un futbolista. Cosa similar ocurre con la interpretación. La teoría de la interpretación y su dominio son aspectos importantísimos en la formación de un intérprete, pues convierten a un intérprete práctico en un verdadero profesional. Lo que queremos decir es que, en este tipo de actividad, la teoría sin la práctica es algo totalmente inútil para quien pretende ser intérprete. La teoría tiene, por tanto, un lugar destacado en la formación de intérpretes, pero debe ocupar en nuestro concepto sólo un pequeño porcentaje del tiempo que el instructor dedica a su alumnado. Después de todo, los alumnos pueden adquirir los conceptos y otros conocimientos teóricos por medio de asignaciones de lecturas de conocidos teóricos de la interpretación, y dedicarle más tiempo a actividades de entrenamiento en clase.

III. ¿CUÁNDO Y CÓMO DEBE EMPEZAR LA PREPARACIÓN PARA LA INTERPRETACIÓN CONSECUTIVA? En mi concepto –y esto habría que tenerlo en cuenta para la estructuración curricular y preparación de sumillas y

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sílabos de los cursos de lengua castellana–, la capacitación para la modalidad de interpretación consecutiva debe empezar en las aulas de los cursos de castellano mediante ejercicios que le llamaríamos “EJERCICIOS DE RE-EXPRESIÓN ORAL DE TEXTOS”, que consisten en lo siguiente: 1. Todo el salón, dividido en parejas de alumnos A y B, trabaja simultáneamente. Se cumple así el ideal de la individualización de la enseñanza, siguiendo el cual todos los alumnos practican todo el material durante todo el tiempo. 2. Los textos que van a ser reexpresados son distribuidos en el momento de hacer el ejercicio; no en la clase anterior, pues no se trata de un ejercicio de memorización literal. 3. El tipo de textos a utilizar será preferentemente el de textos que puedan ser mentalmente visualizados; tales como noticias y otros eventos. Aconsejamos utilizar los despachos periodísticos internacionales que son expresados en uno o dos párrafos y se pueden, con frecuencia, visualizar. 4. El ejercicio consiste en que el alumno A lea en voz alta el primer párrafo del despacho periodístico, mientras el alumno B sólo escucha. Acto seguido aparta la página y procede a reexpresar lo que ha entendido, en sus propias palabras, con coherencia y en la forma más natural y fluida posible. Luego continuará con los párrafos siguientes. 5. El profesor explica que en este ejercicio no se trata de hacer una memorización literal del texto, sino una reexpresión de las ideas sobre la base de la desverbalización del mismo.

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Para ello, el estudiante se esforzará en visualizar mentalmente el contenido del párrafo, imaginando que está viendo un pequeño video de un determinado evento. Si hubiere nombres extraños de personajes y lugares difíciles de retener en la memoria, deberá, de todas maneras, hacer referencia a ellos mediante el cargo que ocupan las personas, o, en el caso de lugares, referirse a ellos no con el nombre propio, sino como ciudad, villa, puerto, etc., pero sin perder la ilación del discurso. Los números que sean difíciles de retener deben ser considerados como magnitudes, es decir, si es una cantidad excesiva, si es una enorme cantidad, si es una cantidad aceptable; si es una cantidad minúscula o insignificante. 6. El estudiante B escuchará atentamente, sin interrumpir a su compañero ni “soplarle” datos o nombres; solamente verificará que la versión de su compañero sea fiel a las ideas, no necesariamente a las palabras. 7. El estudiante A, una vez iniciada su versión, no podrá interrumpirla por ningún motivo, y deberá continuarla hasta el final resolviendo airosa y elegantemente cualquier omisión en que haya incurrido al inicio; recordemos que cuando hay paralelismo de ideas, no importa si una idea está expresada en otro lugar siempre y cuando que se le dé al todo la coherencia pertinente. 8. Después de un primer intento el estudiante A puede hacer un segundo intento releyendo el mismo párrafo pero recordando siempre que no se trata de memorizar palabras sino de

retener ideas y de reexpresarlas en su mejor castellano posible. 9. Después de haber ejercitado todo un despacho periodístico le tocará el turno al estudiante B, quien deberá realizar el ejercicio con un texto diferente mientras su compañero A lo observa y lo evalúa. 10.Esta ejercitación debería realizarse por lo menos durante dos horas semanales por semestre. Si no fuera posible realizarla como un ejercicio de rutina en los cursos de castellano debería realizarse con mucho más intensidad en el primero de los cuatro cursos de interpretación que contiene nuestro plan curricular.

IV. EJERCICIOS DE REEXPRESIÓN ORAL DE TEXTOS ESCUCHADOS 1. Este tipo de ejercicio es muy similar al ejercicio descrito en el párrafo III, con la sola diferencia de que el alumno A que realiza la reexpresión no lee el texto sino que lo escucha leído por su compañero de ejercitación, quien lo lee una sola vez a velocidad normal de conversación. Un procedimiento alternativo es que sea el profesor el que lee el texto para toda la clase y luego el alumno A procede a efectuar la reexpresión para su compañero B. 2. Al igual que en el caso anterior de reexpresión de textos leídos, el alumno A no puede interrumpir su elocución para reiniciarla, ni puede solicitar una segunda lectura antes de haber terminado su primer intento. 3. El alumno A puede hacer un segundo intento con el mismo texto sólo

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después de haber culminado el primer intento. Para este segundo intento volverá a escuchar el texto leído por su compañero o por el profesor.

V. ¿QUÉ BENEFICIOS SE ESPERA DE ESTE TIPO DE EJERCITACIÓN?

VI. CONCLUSIONES

1. El alumno desarrollará su capacidad expresiva en castellano, la cual es una meta muy deseada y muy poco lograda por nuestros cursos de lengua y literatura en todo nivel de nuestro sistema educativo peruano. 2. El participante desarrollará una gran capacidad de comprensión tanto de lengua escrita como de lengua hablada, aprendiendo a distinguir las macroproposiciones semánticas o ideas fundamentales de las microproposiciones semánticas o ideas secundarias. Así el estudiante aprenderá que es posible omitir detalles pero nunca ideas principales. 3. El futuro intérprete desarrollará una gran capacidad de memoria, fundamental para el ejercicio de su profesión; y esta capacidad la desarrollará mediante la retención de ideas, ya que la retención de palabras en un párrafo extenso es imposible para cualquier ser humano normal. 4. Este ejercicio también será útil para la futura práctica de la traducción, ya que una buena traducción no se basa en el paralelismo de palabras o de oraciones sino en un paralelismo de ideas, sentimientos y voliciones. Esto último es precisamente de lo que carece la traducción por computadora que no

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puede abstraer las ideas de un texto para reexpresarla en un segundo idioma y reformularlas perfectamente de acuerdo a las propias normas del segundo idioma.

1. El presente artículo cubre sólo uno de muchos aspectos en los que los cursos de lengua castellana pueden contribuir al objetivo de nuestra Facultad de Humanidades y Lenguas Modernas de formar traductores e intérpretes. Por ello, es necesario que los profesores tanto de interpretación como de castellano sigamos analizando otros aspectos que contribuyan a dar mayor sentido y coherencia a nuestra enseñanza. 2. El plan curricular es un conjunto de experiencias y medios dirigidos hacia un propósito común que es la formación de profesionales de la traducción e interpretación. Corresponde, entonces, a los especialistas de traducción e interpretación manifestar en qué forma y en qué medida los cursos de castellano, así como otros cursos, deben contribuir a ese propósito común. Es necesario que ellos revisen críticamente las sumillas y contenidos de los sílabos de los cursos de castellano para proponer las actividades y conocimientos que conlleven específicamente a la formación de traductores e intérpretes. Si no se lo hace no podemos quejarnos de que tal o cual curso no contribuye con el fin común de formar intérpretes y traductores.

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Gramática y Diccionarios panhispánicos, o con mucho pan que rebanar Luis Miranda

0. En escenarios que parecen más hollywudenses1 que académicos, se han presentado en sociedad el diccionario y la futura gramática de la RAE, textos que se pretenden panhispánicos, es decir, que deben reglamentar el hablar de todos los hispanoparlantes del orbe (como una bula papal urbi et orbi). Pero, ¿debe haber un diccionario y/o una gramática que cumpla(n) tal papel? Las líneas que siguen procuran refutar tal pretensión. Comenzaremos con la parafernalia que ha enmarcado su aparición. He aquí dos testimonios de tan fastuosos acontecimientos2: a) “A lo largo de la semana pasada se fueron reuniendo en Valladolid, en el II Congreso Internacional de la Lengua Española: filólogos y escritores, empresarios y políticos, académicos y profesores, arropados por un despliegue mediático sin precedentes, alentados por la presencia de la Corona, los presidentes Vicente Fox de México, Fernando de la Rúa de Argentina y, por si quedara alguna duda, Teodoro Obiang Nguema de Guinea. Se reúnen, decimos, ante las cámaras, que llevarán sus sonrisas satisfechas hasta las páginas de la prensa (incluso, quizás, la del corazón), hasta las pantallas de televisión y, en una demostración de poderío tecnológico, hasta un espectacular portal de internet especialmente diseñado para la ocasión. Se reúnen, insistimos, en fraternal abrazo panhispánico, en virtuoso encuentro de rigor científico y entusiasmo cultural, para plantar ante nosotros el irrefutable, el incuestionable, el impepinable hecho de que la lengua española va bien. En realidad, esta gran celebración de la lengua no es sino una nueva etapa en la breve pero fulgurante historia de la política lingüística española actual. La retórica del hermanamiento panhispánico postcolonial, de la universalidad del pensamiento expresado en español (buen español, esto es), y del potencial económico que esta lengua conlleva han dominado la acción, interior y exterior, de la diplomacia lingüística española y han inspirado los múltiples proyectos ‘filológicos’, ‘pedagógicos’ y ‘culturales’ emprendidos en los últimos años por las autoridades competentes: La 1 2

Palabra de uso muy frecuente, por lo menos en el Perú, que, por supuesto, no figura en el diccionario de la RAE. En el congreso realizado en Rosario (Argentina) el presupuesto de los gastos ascendió a un millón setecientos mil euros (alrededor de dos millones de dólares), según datos proporcionados por los propios organizadores.

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Real Academia de la Lengua3, el Instituto Cervantes y sus generosos y altruistas patrocinadores.”4 b) “Aunque me cueste admitirlo –por la falta de madurez que ello implica por mi parte– tengo que reconocer que lo que realmente me motivó para asistir al fastuoso II Congreso Internacional de la Lengua Española , que tuvo lugar en Valladolid del 16 al 19 de octubre de 2001 fueron las trabas que me pusieron los dictadorcillos de ventanilla que fungían –en el anonimato– de oscuros censores de este magno evento español, en cuya organización participó el celador oficial de la lengua española: la Real Academia Española. A este magno evento sólo se podía asistir por estricta invitación, y resulta innecesario decir que las que no comulgamos con las ruedas de molino de la Filología oficial española no figurábamos en la lista de invitadas. La insidiosa labor de los improvisados inquisidores que censuraban las listas de participantes fue realmente pertinaz: hasta dos veces consecutivas fui tachada de la lista de ponentes de una de las cuatro sesiones que se llevaron a cabo dentro del panel titulado Nuevas fronteras del español. (Sinceramente, no me atrevo a confesar en qué sesión se incluyó inicialmente mi nombre, pues, sobre todo, no quisiera incriminar al coordinador de dicha sesión…). En realidad, de no ser por la amable y casual intervención de la secretaría del Congreso –desconocedora al parecer de la existencia de una lista negra de potenciales participantes– me hubiera sido del todo imposible traspasar la férrea barrera invisible que los censores oficiales de la Filología española me habían impuesto a machamartillo. Me invadió una sensación indescriptible al poder franquear finalmente los sistemáticos controles que efectuaban a las puertas del Congreso unas diligentes y disciplinadas azafatas: riguroso chequeo de credenciales, identificación y cotejo de identidades y, finalmente, una disciplinada sonrisa, que marcaba el fin de mi desdichada exclusión del magno evento, al que necesitaba asistir a toda costa para poder sentir que yo también, ¡por fin!, formaba parte de esta insólita comunión posmoderna entre los últimos desarrollos tecnológicos de la sociedad de la información y la más rancia Filología peninsular. Acostumbrada como estoy a los austeros y escuálidos presupuestos de la Universidad española, el despilfarro de medios –tan espectacular como científicamente inútil– que cimentó la granítica grandiosidad del magno encuentro internacional me impresionó enormemente. Sin embargo, el derroche presupuestario estuvo acompañado en todo momento por una carencia absoluta de discusión: los cancerberos de la Hispanidad mostraron disciplinadamente su disposición militarizada a cercenar cualquier atisbo de discusión abierta, intercambio de opiniones o, qué decir, crítica…5 Así p. ej., al final 3

4 5

“La RAE es como un resabio de las cortes europeas, que atesora el poder de dictar normas sobre la lengua y cada trescientos años reconoce las palabras que la gente ya usaba”, señala Rodolfo Hachen, catedrático de la Universidad de Rosario (Argentina). www.unidadenladiversidad.com. DEL VALLE, José: Lengua y Cambalache. http://elies.rediris.org. En una entrevista hecha por Silvia Carcamo, Eduardo Subirats profesor español de la Universidad de Princeton (EE.UU.) dice: “Madrid não admite a independência intelectual, muito menos a crítica. O mundo filosófico e hispanístico espanhol é retrógrado e fechado. Não existe pensamento em espanhol em um sentido forte da palavra, precisamente por causa dessa tradição repressiva.” ALEA, Volume 7, numero 1 (2005), p. 152.

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de la mesa redonda titulada “Internet en español”, entre el ajetreado ir y venir de elegantes azafatas, bajo el despliegue de dos pantallas gigantes que inundaban la sala de imágenes electrónicas banales, y en medio de un constante hormigueo de informadores que hacían sentir incansablemente su presencia, al llegar el turno de preguntas, los censores del evento nos obligaron a presentarlas por escrito. El libre intercambio de ideas se había transmutado en una liturgia filológica de asentimientos mutuos, una forma de hallar la propia identidad a partir de consensos previos, de la comunión con el credo de la horda filológica posmoderna. Quizá por ser yo una mujer sencilla, la grandiosidad que rodeó la presentación del Diccionario de la Academia durante los fastos vallisoletanos me causó una profunda impresión. Me quedé tan impactada que, por un momento, pensé que se trataba realmente de un gran diccionario; en mis permanentes fluctuaciones geminianas, incluso llegué a pensar que me había equivocado en mis opiniones sobre la presunta mediocridad lexicográfica de la Filología oficial. Las primeras consultas que realicé en el Diccionario, deslumbrada todavía por el recuerdo vivo de su pomposa presentación, parecían augurar un trabajo lexicográfico de calidad, muy mejorado, radicalmente distinto a su anterior edición… Pero al leer –casi involuntariamente– algunas definiciones del Diccionario, se empezó a desvanecer en mi interior la encendida pasión inicial.”6 1.1. Ahora veamos que dice en su preámbulo el diccionario de la RAE: “… la tarea lexicográfica de la Academia se realiza de forma colegiada. Todas y cada una de las decisiones se estudian en comisiones especializadas … y son en última instancia aprobadas por el pleno o sus comisiones delegadas. Es de justicia destacar en esta caso la colaboración de las academias hermanas de América y Filipinas, tanto en el trabajo general como en el específico de la revisión o incorporación de voces y acepciones propias de cada país. La comisión permanente de la asociación de academias revisó y homogeneizó después los trabajos particulares. El paso que se ha dado es importante: se ha más que duplicado el número de americanismos7 en artículos, acepciones y marcas, que en este momento superan las 28,000. Con ello nos situamos en el camino correcto para conseguir un diccionario verdaderamente panhispánico, reflejo no solo del español peninsular sino del de todo el mundo hispanohablante.”8 6 7

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CRAMER, Kathryn: Reseña del Diccionario de la Real Academia Española: a propósito de la lexicografía en la era postmoderna. http//:elies.rediris.org. “… la tradición hispanoamericana de ofrecer diccionarios de regionalismos, como el de Santamaría, como complementos de lo pintoresco de nuestros territorios o incluso de lo «vicioso» o «bárbaro» de nuestro hablar, no nos ha educado en el aprecio de nuestra variedad lingüística, sino en el sentimiento del «desvío» que supuestamente padecemos en relación con el español peninsular. Nuestra realidad nacional nos muestra que el español mexicano, ‘vicioso’ o ‘bárbaro’ (que no lo es de ninguna manera), es la lengua en que se organiza nuestra mutua comprensión y en la que se manifiesta nuestra comunicación.” LARA, Luis Fernando: Introducción. Diccionario del Español de México. www.colmex.mx. En el Perú, hay varios de ellos, el más vendido es el de la congresista Hildebrandt. RAE: Diccionario de la Lengua Española. 22ª ed. Espasa. Madrid, 2001, pp. IX-X. La cursiva es nuestra.

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“El Diccionario de la Real Academia Española, en el que, como se acaba de decir, colaboran estrechamente las veintiún academias con ella asociadas, tiene universalmente reconocido un valor normativo9 que lo hace único en su género.”10 Y sobre la gramática: “Por mandato estatutario, la Asociación de Academias deberá celebrar un Congreso plenario al menos cada cuatro años. Constituyen los Congresos el máximo órgano rector de la Asociación, y a ellos corresponde determinar las líneas maestras de la acción conjunta de todas las Academias, tanto en el ámbito institucional como en el de los trabajos lingüísticos, al servicio de la unidad del español. Tienen como objetivo fundamental, en efecto, fijar los criterios de la nueva política panhispánica de la Asociación de Academias, que deberá garantizar su fin esencial, que es la “unidad, integridad y crecimiento del idioma común”. A la importancia intrínseca de todos los Congresos se suma, en el caso del que se celebrará en Medellín, la circunstancia extraordinaria de ser el que aprobará el texto de la nueva Gramática de la Lengua Española.”11 “Por primera vez en la historia de la lingüística la nueva Gramática, elaborada conjuntamente por las veintidós academias de la Lengua Española con la colaboración de diversas universidades y centros de investigación americanos y españoles, va a presentar un mapa de la unidad y de la variedad gramaticales del español, con ejemplos precisos, y, lo que es fundamental, con la valoración en cada caso de la corrección o incorrección de usos.”12 Asimismo, la RAE en su documento sobre política lingüística panhispánica declara: “En una tarea de intercambio permanente, las veintidós Academias de la Lengua Española articulan un consenso que fija la norma común para todos los hispanohablantes en cuestiones de léxico, de gramática o de ortografía, armonizando la unidad del idioma con la fecunda diversidad en que se realiza.”13 1. Pero, ¿cuál es el valor intrínseco real del diccionario de la RAE?, veamos lo que dice Subirats: “Quizás pueda resultar interesante analizar algunos aspectos del proyecto lexicográfico de la real Institución, ya que dicho proyecto ha constituido una 9

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“La función de un diccionario para una sociedad que aprecia su libertad y su diversidad es proveerla de información precisa y fiel a la realidad, no la de arrogarse una autoridad injustificable, ni la de adoptar el papel de censor del habla y las costumbres. La única autoridad posible para un diccionario, que naturalmente deseamos ganar para el nuestro, es la de la calidad que proviene de su información y de su fidelidad al uso.” LARA, L. F.: Ob. cit. Íbid., p. X. La cursiva es nuestra. Aprobación de la Gramática de la Academia. www.cvc.cervantes.es. La cursiva es nuestra. Íbid. Subrayado nuestro. www.rae.es

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de sus actividades fundamentales. Para empezar, resulta sorprendente constatar que los grandes diccionarios de la lengua española del siglo XX, concretamente el Diccionario de Uso del Español de María Moliner (Madrid. Gredos, 1966) y el Diccionario del Español Actual de Manuel Seco et al. (Madrid. Aguilar, 1999) han surgido al margen del Ente Glorioso. Y ello, por supuesto, no ha sucedido por casualidad. La actitud normativista de la Academia –al margen de sus vanos intentos por cambiar de imagen– ha sido un lastre para su actividad y constituye una muestra de su desvinculación con el uso real del español. Su lema pueril ‘limpia, fija y da esplendor’, así como sus aburridas letanías sobre “los errores en el uso del idioma español”, cuyo fundamento parte de consideraciones ajenas a la realidad del uso cotidiano de nuestra lengua, son esperpénticamente cómicas si se las confronta con el diccionario que la academia presenta como ‘modelo’ del uso de la lengua española para toda la comunidad hispanohablante. En efecto, resulta difícil otorgarle un mínimo de credibilidad a esta longeva Institución, teniendo en cuenta que su Diccionario de la Lengua Española de 1995 comercializado en CD-ROM, no incluye palabras de uso común en la lengua española, como por ejemplo, y por citar tan solo unos ejemplos, acientífico, antialérgico, antiterrorista, celulitis, circularidad, clasificable, destacable, enfatización, entreno, finalización, fluctuante, hinchable, indisociable, iniciático, karaoke, lanzamisiles, etc. Resulta asimismo gracioso que entre los boletines cuatrimestrales (accesibles desde Internet) en los que la Academia publica una relación de las enmiendas y adiciones al Diccionario que se van aprobando en sesión plenaria tampoco figuren las palabras mencionadas anteriormente (y algunas miles más…). ¿Se trata acaso del primer Expediente X de la lexicografía española de la transición? …………………………………………. Pero volvamos de nuevo a ese desafortunado monumento del léxico español, me refiero, por supuesto, al Diccionario de la RAE. Resulta casi milagroso constatar que las definiciones de las religiones, a excepción de la católica, se consideran como ‘sectas’. Así, haciendo propia la herencia del nacional-catolicismo, la Academia define protestante como ‘persona que sigue el luteranismo o cualquiera de sus sectas’.14 … A la luz de esta breve consideración sobre la definición lexicográfica, resulta curioso analizar la definición académica de mendrugo: “Pedazo de pan duro o desechado, y especialmente el sobrante que se suele dar a los mendigos.” (RAE 1992:958) Se diría que la rancia Institución ha adoptado postmodernamente la enciclopedia china titulada Emporio Celestial de Conocimientos Benévolos, descubierta por Borges, como fuente de inspiración secreta. Pero, ¡oh!, constatamos con dolor que no hace más que reeditar lindamente y una vez más la definición del Diccionario de Autoridades del siglo XVIII: 14 Acaba el Papa en un documento vaticano de proclamar que la única religión verdadera es la Católica, ¿no será ésta la bendición que necesitaba Bush y el gobierno de Israel para seguir masacrando a los musulmanes y una justificación de la ideología del Opus Dei, que está detrás del diccionario de la RAE?

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“Mendrugo: El pedazo de pan que se suele dar a los mendigos [la cursiva es nuestra]” Diccionario de Autoridades, 1726-1739, p. 540.”15 2. La lingüística moderna nos ha enseñado que no hay hablar “bueno” o “malo”. Y eso implica que cuando se estudia (describe) una lengua los juicios de corrección e incorrección, de normativ-o/a y de lengua “culta” sobran. Los seres humanos hablamos nuestra(s) lengua(s) tal como la(s) aprendemos de nuestros padres, de la escuela y de la sociedad en que vivimos y punto. Pretender que hay un modo de hablar superior es un acto de prepotencia y discriminación, que debemos rechazar como seres libres (si bien cada vez menos, gracias al “neoliberalismo” y su engendro la “globalización”), que se supone somos los humanos. 2.1. Además, en el caso particular que analizamos se agrega un ingrediente negativo más: el postcolonialismo. Se pretende desde la metrópoli del ex imperio, venido a menos durante muchas décadas (las del franquismo, sobre todo); ahora revivido gracias a su incorporación a la UE y a los éxitos electorales de la versión “democrática” del franquismo, el PP; a lo que se suma el retroceso económico de las naciones hispanoamericanas gracias a la deuda externa y al saqueo que han sufrido nuestros pueblos del imperialismo, es decir, de EE.UU. 3. La retórica paritaria que envuelve la elaboración y publicación del diccionario y la gramática de la RAE, probablemente engañe a muchos, especialmente a aquéllos que de una u otra manera no quieren darse el trabajo de pensar que hay detrás de tanto “bombo y platillos”, sea por que conviene a sus intereses políticos o económicos (los que en la postmodernidad van absolutamente de la mano) o simplemente porque son incapaces del mínimo pensamiento crítico, y, en este último caso, creo, que hay dos clases de personas: unas que así esconden su mediocridad rampante y, otras, que embobadas por los medios de comunicación masiva reciben como artículo de fe todo lo que se propala en ellos. 3.1. Se pregona rimbombantemente que hay en el mundo 300 millones de gentes que hablan español, suponiendo que sea así, ya volveremos sobre el punto, ¿cuántos de ellos son peninsulares? Una minoría. Por ejemplo, hay casi tantos hablantes de “español”, según las cifras que resaltan los gonfaloneros de la rancia filología hispánica, en Estados Unidos como en España, y, por supuesto, muchos más en Hispanoamérica, sin embargo, se habla de “americanismos” y jamás de “españolismos” o “madrileñismos”. Es evidente que detrás de esto lo que hay es una marca de rareza para el habla que no coincide con la que propugna implícitamente la RAE. 3.2. Es curioso, por otro lado, que se han incorporado al nuevo diccionario miles de “americanismos” y se haya censurado un gran número de “andalucismos”, cuando quienes conocen la historia de la lengua española saben bien que el andaluz es la base del español que se habla en América. Evidentemente no hay aquí ninguna razón científica y la que sí puede existir, es la económica: vender más diccionarios y gramáticas en esta parte del mundo, so capa de que nos reconocen siquiera como 15 SUBIRATS RUGGEBERG, Carlos: Intransiciones lingüísticas en SUBIRATS, Eduardo (ed.): Intransiciones. Crítica de la Cultura Española. Madrid, Biblioteca Nueva.

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hablantes de español y que debemos estar orgullosos de ello. España exporta 557 millones de euros (algo cercano a los mil millones de dólares) en libros y no se necesita ser muy listo para saber adonde va la mayor parte de ellos: a Hispanoamérica. 3.3. El diccionario de la RAE se elabora en base a dos corpus, el CREA y el CORDE, y como es fácil de comprobar por los propios datos de la sacrosanta institución, pese a que en Hispanoamérica está la mayor parte de hablantes del castellano, estos corpus muestran un gran desproporción, por supuesto, la balanza se inclina por los datos procedentes de la península: Origen España Hispanoamérica Otros

Palabras CORDE 236’819,889 58’293,761 4’042,542

Palabras CREA 83’939,527 66’759,968 79,439

Total palabras 320’759,416 125’053,729 4’121.981

Mientras que en el CORDE los vocablos procedentes de la península son cuatro veces más que los de Hispanoamérica, en el CREA hay un 30% más de palabras de origen peninsular, y, en total, más del doble de palabras peninsulares que hispanoamericanas.16 3.4. Por otra parte, estos corpus son predominantemente literarios (de los autores consagrados por la crítica literaria oficial u oficiosa) y de lo que se denomina el español “culto”. Pero veamos qué dicen al respecto los autores del Dictionnaire du Français Contemporaine, editado por Larousse, probablemente uno de los mejores de los publicados en los últimos tiempos: “Sans doute a-t-on trop longtemps fait confiance à la vertu textes littéraires, en partant du principe que la lecture des “bons auteurs” ne peut manquer d’amener les élèves à bien exprimer, par une sorte de mimetisme. C’est confondre savoir et savoir-faire, comme si on prétendait apprendre à nager à force de regarder des compétitions olympiques de natation.”17 3.5. Otro punto interesante es la acalorada defensa de la ñ frente a la aceptación a que desaparezcan las otras letras dígrafas del alfabeto español la ll y la ch. Es importante anotar a este respecto lo que dice Lara: “Como todos los diccionarios que tienen como objetivo la comprensión de los vocablos, nuestro Diccionario sigue el orden alfabético. Las academias de la lengua adoptaron hace tiempo la decisión de eliminar de ese orden las letras che y elle, para sumarse a una concepción más general del alfabeto, y en consecuencia intercalan en sus diccionarios los vocablos correspondientes como parte de la ce y la ele. El orden alfabético ha sido siempre una absoluta convención, por lo que nada tiene de extraño que las academias lo modifiquen; nosotros hemos conservado distintas la che y la elle por dos razones: la primera es que no vemos ninguna ganancia en adoptar un alfabeto más general, cuando es derecho de todas las comunidades lingüísticas ajustarlo lo mejor posible a las peculiaridades de 16 El cuadro está tomado de la página web de la propia Academia. www.rae.es 17 LAGANE, René (dir.): Dictionnaire du Français Contemporaine. Livret Méthodologique. Larousse, 1971, p. 6.

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sus lenguas. La che y la elle se sacrifican por ser dígrafos y no se ve que la eñe también es una peculiaridad del español, que se salva porque a la tilde no se le asigna identidad propia. En el fondo, acercar el alfabeto del español a uno más general es aceptar la misma clase de argumentos que esgrimieron los comerciantes de teclados de computadora para atacar a la eñe y que motivaron una cerrada protesta del mundo hispánico. La segunda es que la che sigue representando un fonema del español –como la eñe– que conviene mantener distinto para los que aprenden a escribir su lengua materna. La elle, en cambio, hoy es una representación del fonema /y/ en la mayor parte del mundo hispánico –a excepción de algunas zonas de Castilla la Vieja y de los Andes, que conservan distinto el fonema /ll/ del fonema /y/– y se conserva únicamente como reliquia etimológica de importancia, sin embargo, para la ortografía.”18 4. Reconocer el estatus de español al “spanglish” es otro “golpe de timón” de los financistas de la RAE, que proclaman a los cuatro vientos que ya van por 30 millones los que hablan nuestra lengua en EE.UU. Pero, esos millones ¿realmente hablan español a secas?, evidentemente no. Salvo que los puristas nacionalcatólicos le den el amén a expresiones como “se deliveran grocerías” (‘enviar a domicilio las compras del mercado’); “oye papi, me llegó mi grincar ayer y estoy super happy” (greencard es el documento de identidad para residentes permanentes en EE.UU.); “te llamo pa’tras” (‘te llamo luego’); “va a correr para presidente” (‘va a lanzar su candidatura a la presidencia’); “necesitamos una josa para rociar la yarda” (‘necesitamos una manguera para regar el césped’); “forwardéame ese email” (‘reenvíame ese correo electrónico’); “voy a vacunear la carpeta” (‘voy a aspirar la alfombra’)19, etc., etc., etc. Que dirían Martha Hildebrandt y Marco Aurelio Denegri antes que les dé el soponcio. 4.1. Además, el español no tiene en la metrópoli la importancia que estos señores resaltan. Francisco Rosales, profesor del Instituto Cervantes20 (el otro cancerbero del “buen español”) de Nueva York, señaló en una conferencia dada en la Universidad Internacional de Andalucía que el español sigue siendo la lengua de los “parias” en EE.UU. Según Rosales el español en EE.UU., en la calle es una realidad demográfica pero como lengua de cultura siguen estando por delante el francés y el alemán, además del inglés “la lengua del dólar y los negocios”. Además, Rosales denunció la falta de políticas lingüísticas en España y la existencia de otros intereses detrás de la enseñanza del español para vender una imagen determinada del país. 5. Hay otro factor económico detrás de las apoteósicas presentaciones de los textos de la RAE, los enormes ingresos que significan la enseñanza del español como lengua

18 LARA, L.F.: Ob. cit. 19 Ejemplos tomados de OCHOA, Alfredo: Spanglish: “se deliveran grocerías”. BBC Mundo. Miami. 13/11/04. 20 Cf. la metáfora belicista con la que agencia de noticias española anuncia la designación de la nueva directora de ese instituto: “Madrid, 12 jul (EFE).- Con la designación de Carmen Caffarel Serra como directora del Instituto Cervantes, el Gobierno pone a una gestora y filóloga al frente de esta institución, buque insignia de la lengua española en el mundo.” La cursiva es nuestra.

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extranjera (ELE) y que con el turismo convierten en positiva la balanza de pagos de un país, que prácticamente no produce para la exportación: “En el año 1995, según cifras de Óscar Berdugo, la facturación total del sector fue de 24 658 millones de pesetas. Después sólo se han dado cifras parciales que permiten establecer la hipótesis de que el sector se ha ido ampliando en un 15% cada año aproximadamente. Esto implicaría, pues, que el pasado año 2000 habría habido una facturación de unos 50 000 millones de pesetas (unos 190 millones de euros). Sin embargo, en los medios de comunicación de este mismo verano se ha facilitado la cifra de 42 000 millones de pesetas de facturación para el año 2000. Todo ello supone, no obstante, un aumento considerable. No es de extrañar entonces que desde el Gobierno se pretenda fomentar aún más el desarrollo de nuestra lengua y de nuestra cultura, para alcanzar la meta de que la enseñanza del español pueda resultar una de las primeras fuentes de ingresos del país, como sucede en el Reino Unido con la enseñanza del inglés. Según cifras barajadas en televisión en este mes de agosto hay unos 150 000 estudiantes en España cada año, que suelen gastar unas 320 000 pesetas por persona y mes. Las edades comprendidas son de 22 a 35 años. Y todo ello ha supuesto, como ya he dicho, 42 000 millones de pesetas al año.”21 3.4.1. Esto es lo que impulsa a la RAE y al Instituto Cervantes a copar la enseñanza del español en el mundo expandiendo sus tentáculos a través de los 5 continentes y a impulsar la certificación única, por supuesto, la que el Cervantes monitorea, cerrando las puertas a los otros países hispanoparlantes aprovechándose de su poder económico y de la mentalidad de colonos que exhiben algunos de sus seguidores de fuera de la península: “Contamos desde ya con un valioso instrumento que permitirá asegurar que todos los extranjeros portadores de un certificado de conocimiento del español son capaces de realizar las mismas actividades con el idioma, sin importar el lugar o la institución donde lo hayan obtenido”, dijo el Director del Instituto Cervantes en la clausura de la Asamblea de Rectores que aprobó el SICELE. Más de cien universidades y el Instituto Cervantes aprobaron el Sistema Internacional de Certificación del Español como Lengua Extranjera -SICELE-, con el que se le da la bienvenida al mayor referente para la cualificación idiomática de no-hispanohablantes.”22 3.4.2. ¿Por qué no instituir nuestra propia certificación? Para hablar en los términos que les suenan como música celestial a los gerentes de la lengua española, podríamos decir, por ejemplo, que nuestro país tiene una ventaja comparativa frente a España, la gente con buena instrucción habla un español mucho más cercano al estándar que los hablantes de cualquier dialecto peninsular. De repente así conseguimos ingresos que no destruyan el medio ambiente como la minería y el etanol. 4. De la gramática de la RAE sólo podemos suponer qué es lo que se nos viene, pues, aún no se ha publicado. De hecho podríamos decir que la elección de Ignacio Bosque, evidentemente es una garantía científica, pero ¿podrá el gramático hacer 21 ÁLVAREZ MARTÍNEZ, Mª Ángeles: El español como lengua extranjera en las universidades españolas. Actas del II Congreso Internacional de la Lengua Española. www.cvc.cervantes.es. Subrayado nuestro. 22 V Congreso Internacional de la Lengua Española. www.cvc.cervantes.es

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prevalecer sus puntos de vista a los de los angurrientos dueños oficiales de la lengua española? 4.1. Ya el hecho del anuncio de una gramática descriptiva y normativa a la vez, es para que se nos “pongan los pelos de punta”, cómo lograr una combinación, sobre el papel imposible: o es descriptiva o es normativa, o los nacionalcatólicos han logrado un nuevo “milagro” de Escrivá Balaguer. 4.2. Por ejemplo, puede decir esa gramática que la mayor parte de los hispanoamericanos decimos “ustedes cantan” mientras que en la península se dice “vosotros cantáis” y, por lo tanto, debemos renunciar a nuestra manera de hablar y adaptar la peninsular. Se volverá a condenar el “vos” rioplatense. Y tendremos que decir: “Le encontré (a Pedro) al salir de clases” y “Le encontré (el lapicero) en el último cajón del escritorio” como se dice en Madrid. Sólo para hablar de los pronombres. 4.3. Tendremos que decir “Estudiaré mañana” en lugar de nuestro “Voy a estudiar mañana”; hablar de “clíticos” en lugar de pronombres átonos; hablar de “determinantes” en lugar de artículos, “posesivos”, etc. ¿Qué Caja de Pandora abrirá la novísima gramática del ente glorioso? 4.4. ¿Tiene relación esta gramática de la RAE con la Gramática Descriptiva de la Lengua Española dirigida por Ignacio Bosque y Violeta Demonte? Por lo menos, de los anuncios que tenemos sabemos que su volumen la igualará o superará. Como sabemos la segunda tiene nada menos que tres tomos y 5,351 páginas, lo que la ha puesto fuera del alcance del 99.99% de los profesores de castellano en el Perú por su costo, y, probablemente, lo mismo sucede en otros países hispanoparlantes. Un texto de estas dimensiones es casi imposible que pueda ser producto del trabajo de dos personas, he ahí otro problema, ¿podrá ser unitaria la concepción teórica y metodológica de la gramática anunciada? Ya hemos visto cuán dispares son los puntos de vista de la denominada Gramática Descriptiva. 5. Para concluir, ¿qué tienen que ver una gramática y un diccionario con el mejor uso de una lengua por sus hablantes? Las ventajas son realmente dudosas, sobre todo, en lo que respecta a la gramática. Utilizar una lengua implica determinadas habilidades: comprensión y expresión tanto oral como escrita y nada de eso nos garantiza sabernos de paporreta una gramática como sucede con muchos profesores de castellano en el Perú, que se saben a pie juntillas la gramática que viene en los textos escolares pero son incapaces de escribir cuatro líneas siquiera en el boletín de su parroquia. Es decir, tenemos hasta en la universidad profesores de castellano ágrafos. 5.1. En todos los países hispanoparlantes hay un permanente lamento de la manera incoherente que se usa el castellano y la falta clamorosa de comprensión que tienen los niños y jóvenes de los discursos y textos más sencillos. Este es el problema del español, se nos está cayendo a pedazos en las generaciones jóvenes y también en las no muy jóvenes, y toda la pompa de la RAE, en la presentación de su diccionario y su gramática, sólo disfraza esa realidad y permite hacer grandes negocios al gran capital hispano.

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Las apariencias engañan. Notas sobre el léxico fraseológico M. García-Page

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uando uno se acerca al sistema fraseológico e intenta comprender sus unidades (su significado, su configuración gramatical, su origen etimológico o histórico, etc.), con ayuda del diccionario o de las fuentes, se lleva, con no poca frecuencia, gratas y, culturalmente, saludables sorpresas, porque averigua y descubre qué no es lo que uno creía que era y en qué craso error había incurrido por dejarse llevar por las apariencias, por dejarse llevar por la pinta gramatical o léxica que tiene tal o cual locución o tal o cual palabra. Y es que, muchas veces, como en la vida misma, también en fraseología las apariencias engañan: igual que la piel del melón o la indumentaria de una persona permiten forjarse ilusiones o construir castillos en el aire, la vestimenta fónica o morfológica de una palabra invita a creer lo que la ignorancia o la fantasía le impulsa a imaginarse y a ver armados gigantes donde sólo hay desnudos molinos de viento. Es de todos sabido que la gente utiliza modismos y locuciones, e incluso conoce, siquiera por aproximación, sus significados idiomáticos o figurados, pero, normalmente, no sabe por qué significan lo que significan ni con qué significado interviene una palabra determinada al formarse la locución, ni cuál es la anécdota o el acontecimiento que le dio vida lingüística al modismo. La experiencia de la vida le permite a la gente saber que “del dicho al hecho hay mucho trecho”, o mucha diferencia, salvo cuando se cumple con la palabra dada o, como en política, con la promesa proclamada a los cuatro vientos (entonces, no hay trecho, ni mucho ni poco, entre el dicho y el hecho); sin embargo, no interviene tanto la experiencia de la vida, al menos la de nosotros (nuestra generación o nuestras generaciones más jóvenes), para saber que también puede haber mucho trecho “del hecho al dicho”, es decir, del acontecimiento o hecho real al modismo o dicho a que dio lugar tal hecho. Sin duda, el origen de una locución o el significado con que intervino una palabra polisémica en la composición de una locución son, muchísimas veces, determinantes para conocer el significado de bloque o figurado de una expresión. Cuando uno contempla las locuciones a vista de pájaro, superficialmente, y, sin parar mientes en sus adentros ni poner especial celo en el análisis, sin ir más allá en

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la profundidad que a veces requiere la pesquisa, intenta hacer sus cuentas y sus cábalas a partir de indicios e impresiones o insinuaciones, fijándose sólo en las formas y volúmenes de las palabras, sólo en su plumaje, es lógico y natural que esas cuentas no le salgan, porque en cuenta habrían de haberse tenido otros hechos idiosincrásicos del código fraseológico. La fraseología es un imponente cajón de curiosidades lingüísticas, una almoneda de muebles léxicos antiguos y raros, un almacén de objetos perdidos en el tiempo que sólo la historia es capaz de encontrar. Hay expresiones y palabras contenidas en esas expresiones que tienen ahora el significado que nunca conocieron o que siguen sin tener el que nunca consiguieron; hay vocablos que, siglos ha, por caprichos del destino, nacieron en el seno de una locución y en ella siempre moraron, y, ahora como entonces, siguen sin habitar otra celda lingüística del código estándar; hay voces del caudal fraseológico carentes de significado y de referente real que, como si se tratara de la técnica del camuflaje y el mimetismo u otras estrategias de supervivencia animal, a veces adoptan la forma y el color fonético de otras voces preexistentes, en abierta colisión homonímica, simulando ser lo que sólo sus homónimos legítimamente son. Nos estamos refiriendo de modo especial a las llamadas palabras idiomáticas (Zuluaga 1980, García-Page 1991). Así, cabe suponer que todos los aquí presentes usan o han usado la expresión ser un as, y todos conocen su actual significado o son capaces de atribuirle el sentido de ‘ser algo o alg. maravilloso, extraordinario o fuera de serie’. Es posible que, a pesar de la simplicidad sintáctica que exhibe la expresión, nadie, o casi nadie, haya reparado en el significado del único sustantivo que aparece, y aun menos en la historia o evolución semántica del modismo, dando por sabido que se trata del naipe de máxima graduación, superior incluso al rey –menos monarca que nunca en el juego de cartas–, lo que invita a practicar una asociación repentina e instantánea, casi automática, pero, claro está, más intuitiva que científica. Sin embargo, como cuenta Julio Casares en su Introducción a la lexicografía moderna (238-9), “Cuando antiguamente se le decía a un sujeto que era ‘un as’, el interesado se consideraba gravemente ofendido, puesto que ese as era, eufemísticamente, la primera sílaba de ‘asno’” (esta idea ya está recogida por Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana, quien señala que “Entre gente plebeya, quando dizen: Soys un as, se entiende estar la palabra truncada, y decirle asno”). Prosigue Casares su comentario: “El que sin conocer este antecedente, tratase de agrupar bajo un mismo étimo ese as y el que ahora se aplica a quien sobresale en cualquier actividad, sólo podría salir del apuro por la tangente de los disparates”. A propósito de esta expresión, José M.ª Iribarren, en El porqué de los dichos, aumenta la ilustración indicando que “La expresión ser un as [...] entró en España durante la llamada Guerra Europea (1914-18). Los franceses, en cuyo idioma también significa as el número uno, dieron en designar con esa palabra a los aviadores de su nacionalidad que alcanzaban mayor número de victorias derribando aviones enemigos./ Nuestra prensa reproducía entonces dicha palabra entre comillas o en cursiva, aplicándosela indistintamente a los aviadores franceses y alemanes./ Contribuyó también a divulgar la expresión –prosigue Iribarren– un ‘vodevil’‚ titulado L’as,

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vertido al castellano por José Juan Cadenas y Emilio Sánchez Pastor, y estrenado en el teatro de la Reina Victoria, de Madrid, el 13 de noviembre de 1919. (Con esta obra se oyó en los escenarios españoles la versión castellana de La Madelón)./ Años más tarde se proyectó en nuestros cines una película francesa, adaptación de la obra teatral del mismo título./ Para designar al as que sobresalía entre todos de manera excepcional, se decía as de ases. Los franceses tuvieron por tal a Jorge Guymener, y los alemanes a Alfredo Richtofen, que cayeron con sus aparatos, al cabo de muchísimas hazañas, el 11 de septiembre de 1917 y el 21 de abril de 1918, respectivamente” [según datos del periodista Vicente Vega]. Cuando, para referirnos a alguien que, acaso por eludir una responsabilidad y desentenderse de sus obligaciones o de los cargos que le corresponden, procura no darse por aludido ni enterado o juega al despiste simulando no haber oído o escuchado lo que se le decía, el código fraseológico tiene a nuestra disposición una locución tan curiosa como hacerse el sueco, que se da la mano con la más coloquial hacerse el tonto, aunque quien se hace el tonto –o el sueco– ni suele ser tonto ni, seguramente, hace el tonto, pues, poniendo oídos de mercader –o sordos de solemnidad–, esto es, haciendo caso omiso de lo que se le dice, puede procurarse beneficios o, al menos, evitarse algún que otro quebradero de cabeza. También suele aplicarse la locución hacerse el sueco a quien, con zorrera astucia, hace la vista gorda, aunque sea de muy corta –o flaca– vista y no haya por medio oídos ni palabras dichas que no escuchar. Pues bien, cuando uno se para a pensar a qué viene un “sueco” a nuestra patria fraseológica –que no puede ser por buscar el sol que le falta–, y por qué un sueco y no, por ejemplo, un noruego –que, al fin y al cabo, son vecinos allende fronteras septentrionales de España–, tal vea se le venga a la memoria a bote pronto o de inmediato la imagen de los marineros y pescadores cuyos barcos y barcas atracan un puerto aquí y otro más allá, habida cuenta de la rica actividad marítima y piscícola de Suecia; pero esa imagen puede desvanecerse tan pronto como uno advierte que no es capaz de resolver el enigma de la relación que se pretende establecer entre un europeo natural de dicho país nórdico y la habilidad proverbial que se les atribuye para distraerse o pasar desapercibidos. Una ilustración de esta caprichosa asociación, completamente llena de ingenuidad, que intenta dibujar un trazo del carácter sueco, aparece en los siguientes versos de un poema de Gloria Fuertes titulado Marbella (Obras Incompletas, 287): Nada saben de esto los pulpos que viven debajo de la playa, con sus múltiples brazos abrazan cuanto tocan donde más bien se agarran las raíces de roca, donde sueña una sueca haciéndose la ídem. Iribarren, en la obra antes citada (98), recoge otro testimonio elocuente. Señala que, “Según Sbarbi, en su Gran Diccionario de Refranes (pág. 921), alude esta expresión al disimulo y a la envidia, que son cualidades características de la clase popular de Suecia, según informes de los viajeros autorizados y fidedignos”, a lo que

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replica Iribarren: “No nos convence la explicación, porque, aunque fuese cierto que los suecos son disimulados y envidiosos, el sentido de la frase no alude ni a la envidia ni al disimulo, sino a ‘hacerse el sordo’, a alzarse de hombros, a no darse por enterado [o] por aludido”, y añade: “Más parece referirse al proceder de los marinos suecos que, por desconocer nuestra lengua, hiciesen oídos de mercader a lo que se les dijese o se les reprochase en los puertos donde desembarcaban”. Lo que denota el juego verbal de la poetisa así como las especulaciones infundadas del paremiólogo referido es una falta de conocimiento del significado real de la palabra sueco. El diccionario académico (DRAE 2001) cuida muy bien estos aspectos del léxico; distingue dos entradas correspondientes a sendos significados en razón de sus orígenes: del lat. sueccus proviene el adjetivo sueco ‘natural u oriundo de Suecia’ y, de ahí por derivación, ‘idioma sueco...’, y del lat. soccus,‘tronco, tocón’, y es en el artículo lexicográfico correspondiente a este étimo donde incluye la locución hacerse el sueco ‘Desentenderse de algo, fingir que no se entiende’. Lo que, sin embargo, no comenta el diccionario es la relación entre este último significado de tronco y el figurado de la loc. hacerse el sueco. Iribarren hace, en cambio, el siguiente comentario: “Soccus era el calzado que en teatro romano antiguo llevaban los cómicos, a diferencia del coturno con el que elevaban su estatura los trágicos. De soccus viene zueco (zapato de madera de una pieza), zocato (zurdo) y zoquete (tarugo de madera corto y grueso), palabra esta que se aplica al hombre torpe y obtuso” (a los que habría que sumar otros que no indica Iribarren y recoge el diccionario de la Academia, como zoqueta ‘Pieza de madera, a modo de guante...’; zoco (1), como variante de zueco; zoco (3), como derivado retrógrado de zoquete; y zoca (2), proveniente del fem. de soccus). Concluye Iribarren: “Hacerse el sueco es, por tanto, equivalente a hacerse el torpe, el tonto, el que no entiende lo que se le dice”. Aunque los orígenes distintos del europeo nórdico y del zapato o madero están muy claros, uno se pregunta por qué no se fraguó la locución con zueco, con interdental, que es la escritura que se ha utilizado para todos los derivados; con zoquete, relativo al ‘hombre tardo’ (5.ª acepción), por ser el significado que parece haber prevalecido sobre los demás para la formación de la frase; e incluso con la forma corrupta tueco, que también significa ‘tocón’, lo que hubiera evitado el yerro cometido por la poetisa y el historiador paremiólogo. Lo cierto es que la propia Academia urde un entramado que enreda a cualquiera: por un lado, frente a lo que cree Iribarren, el zoquete no proviene de soccus, sino presumiblemente del céltico *tsucca, y, por tanto, estaría alejado de sueco o zueco; sin embargo, no lo está ni por la forma (supuesto derivado de zueco) ni por el significado (en su segunda acepción, zoquete es un ‘pedazo de madera corto y grueso’, por lo que puede hasta interpretarse como un sinónimo de sueco ‘tocón’); y es más, parece ser que, en su acepción 5.ª, coincide con el significado que ha debido de adquirir sueco al intervenir en la formación de la locución; por otro lado, el tueco, que etimológicamente no guardaría parentesco ni con sueco ni con zueco, pues la Academia lo hace derivar de una onomatopeya (tac, tuc), en realidad parece ser primo hermano, y no sólo por la forma fonética (se trataría de un parónimo de sueco o zueco), sino semánticamente,

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pues el tueco es el tocón o tronco, justo como define la Academia el étimo soccus; por otro lado, la Academia distingue dos zoqueta, una como forma femenina del zoquete –que, por tanto, mantendría con sueco las mismas relaciones que zoquete (etimológicamente, no están emparentados)–, y otra como derivada de soccus, especializando su significado en una especie de ‘guante de madera’. Así las cosas, no es nada de extrañar que esta maraña de redes semánticas y morfológicas que teje la Academia turbe y nuble el pensamiento del inocente usuario de la lengua, aunque, al menos, atrapados en esas redes, logre impedirnos ver viajando a nuestra locución europeos nórdicos naturales de Suecia. El gran desconocimiento del que en general se adolece, casi de manera crónica, del léxico de nuestra lengua, y, concretamente, del fraseológico, sustentado con frecuencia en una tremenda falta de curiosidad por conocer el origen de las palabras y su significado, tal como denunció Mariano José de Larra en alguno de sus artículos, es el mal que insensiblemente padecemos y queda al descubierto cuando, aun empleando regularmente modismos y locuciones como las que citamos a continuación, y aun conociendo su significado, nos asalta la pregunta relativa a qué lugar ignoto, remoto o, simplemente, fabuloso (esto es, quimérico o inventado) debe ser esa Babia, que, acorde en alguna medida con el significado de bloque de la locución donde aparece (estar en Babia), al necio se le antoja un derivado festivo de baba –como lo es Babieca, donde se dice ser un Babieca–, aludiendo al momento en que a uno se le cae, literalmente, la baba o le corre por la comisura de los labios al quedarse con la boca abierta, acaso absorto o maravillado por un hecho extraordinario. Uno se preguntará también si no será fabuloso o anecdótico el pueblo o el señor –según las distintas opiniones– de Villadiego o qué calzas son esas que llevaba puestas el dichoso señor que tanta velocidad le proporcionaban en la huida, de modo tal que conseguía escapar con éxito rotundo de sus perseguidores, aunque –contrariedades del destino– no haya conseguido escapar de las garras de la fraseología, donde aquellas calzas han llegado a perdurar en el tiempo, sin rotos ni descosidos, consagradas en la locución tomar las calzas de Villadiego (abreviada a veces a tomar las de Villadiego, para complicar más las explicaciones del cuento). ¿A qué seres reales responden los personajes proverbiales que viven en tantas locuciones y frases hechas de nuestra tradición, como Picio, Abundio, Pichote o Perico el de los palotes, la Marimorena, la Maricastaña o Matusalén? Muchos son, sin duda, inventados, absolutamente ficticios, o su origen está en paradero desconocido, como aquellos primeros; de otros, como estos últimos, parece tenerse constancia de su veracidad (Iribarren 1955, Candón y Bonnet 1993, Doval 1995, Buitrago Jiménez 1995). ¿Se sabe quién fue, o qué fue la Nana o la Nanita para que, por su fama, se haya reservado un hueco en el inventario léxico de nuestro idioma? Cuando se dice, por ser remoto en el tiempo, del año o del tiempo de la Nana o Nanita, uno se imagina a una moza de prístina existencia; pero se queda sorprendido cuando averigua que no era ninguna buena señora, sino que así, Nana o Nanita, se denominó a uno de los años más secos de España, del primer tercio del siglo XVII (1634), que agostó las cosechas y provocó la muerte del ganado y de no pocas personas.

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A todas estas preguntas llenas de ingenuidad por falta de ingenio les contestan respuestas de lo más peregrinas, que persiguen escapar del atolladero histórico o folclórico. La ignorancia le ha lanzado a más de uno, aficionado –o no– a las películas de Tarzán de los monos, a preguntarse qué hace la compañera simia del rey americano de la selva en una locución de estirpe castellana como a la chita callando, porque, aun a sabiendas de la grafía mayúscula diferenciadora, no hallaba otro parentesco de la palabra chita, salvo que se tratara de un derivado acortado por síncopa del diminutivo chiquita o chiquitita, que no parece encajar. Cuando alguien se topa con expresiones, de uso asaz corriente y moliente y frecuente, como estar sin blanca, no valer un ardite o importar un bledo, cuyo significado idiomático (en rigor, casi literal) conoce con toda seguridad, tal vez se atreva a conjeturar algunas soluciones semánticas más o menos airosas o certeras. Tales conjeturas estarán fundamentadas en el puente de asociación que ha levantado con modismos de idéntico significado cuyos componentes léxicos le son familiares: estar sin un duro, no valer un pimiento e importar un comino; y, en algún punto, tal explicación tiene su razón de ser, porque, como el duro, la blanca y el ardite eran en sus tiempos monedas hispanas de escaso valor, como lo fue el maravedí o la rubia y como lo ha sido hasta hace cinco años la peseta y poco antes el céntimo (de la peseta) y la perra, a la que luego nos referiremos, y de ahí las locuciones estar sin cinco céntimos, abreviada normalmente a cinco (estar sin cinco o no tener ni cinco). Y, hablando del sistema monetario, más de uno habrá utilizado alguna vez la expresión pagar a toca teja, y más de uno se habrá preguntado qué tiene que ver una teja, de esas de barro que cubren las techumbres de las casas, con la acción de pagar dinero al contado. Y lo curioso es que el propio diccionario actual de la Academia (2001) registra la locución a toca teja bajo la voz teja con el sentido al que estamos aludiendo ‘Pieza de barro cocido hecha en forma acanalada para cubrir por fuera los techos y recibir y dejar escurrir el agua de lluvia [...]’. Según Iribarren (144), se trata, para sorpresa de muchos, de una moneda, lo que daría sentido cabal a la expresión. Iribarren toma la siguiente cita del núm. de una revista (El averiguador universal) correspondiente a 1871: “Creo que el uso de esta frase se remonta al siglo XVII, pues durante los reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II se acuñaron en Segovia unas monedas de plata del diámetro de unos noventa milímetros y de dar valor de cincuenta reales de plata fuerte, y ciento veinticinco de vellón. Estas monedas se llamaban tejas, y se conoce que serían preferibles para cierta clase de pagos, como ahora sucede con los billetes de Banco. También se acuñaron de oro del referido diámetro, pero únicamente en el reinado de Felipe IV”. La apariencia gramatical también engaña a uno. Nosotros, los aquí presentes, que algo de filología y lingüística sabemos, si reparamos en la forma de una locución como No hay tu tía, nos preguntaremos cómo es gramaticalmente posible que una construcción se haya fosilizado, ya como locución, con una estructura que viola las reglas sintácticas, si fue posible en otro estadio sincrónico de la lengua construir un sintagma nominal definido con determinante posesivo en singular como es tu tía, dependiente de un verbo impersonal existencial como es haber. Nadie dice había el señor ni hubo

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el accidente, sino había un señor o hubo un accidente. Con tal formato, más de uno se habrá preguntado alguna vez, si le ha picado el gusanillo de la curiosidad, qué hace tu tía y no tu tío o tu primo, o, alguien más próximo en la rama consanguínea, tu madre o tu hermana; y tal vez también se haya preguntado qué tiene que ver un familiar determinado (la tía) con el significado que comporta la locución de ‘no hay remedio’ o, por extensión, ‘no’, a secas, como negación enfática en la réplica. La primera y principal causa de la confusión hay que buscarla en la escritura espuria, gráficamente dividida, de la voz tutía, palabra acortada por aféresis de atutía, que algunos manuales y diccionarios de fraseología así recogen. La Academia (DRAE, s. v. tía) advierte que es una “falsa separación”. La atutía interviene en la locución con el significado de ‘remedio’ a partir del significado de ‘ungüento o producto medicinal’ que se elabora con la atutía u ‘óxido de cinc, generalmente impurificado con otras sales metálicas [...]’. También a los interesados por la filología, la estructura gramatical de poner pies en polvorosa no les puede resultar religiosamente muy correcta, y ya no tanto por la ausencia de artículo o determinante ante el sustantivo pies, sino por el hecho de que sea un adjetivo el término de una preposición; un adjetivo, polvorosa, que, justamente, no se corresponde con el derivado esperable, polvoriento. Ahora bien, si uno sabe que, en la lengua de germanía, de donde provienen muchos componentes léxicos de la fraseología, polvorosa es un sustantivo que significa ‘camino o calle llena de polvo’, uno será capaz, entonces, de comprender mejor la alusión que se hace al polvo que se levanta en una vía, como la polvorosa, cuando se acomete una estampida a todo galope, al tiempo que repone la gramaticalidad de la frase (salvo en lo que se refiere a la ausencia de artículos). ¿Qué es lo que uno se imagina cuando quiere explicar el significado de la locución tirar de la manta, una construcción, esta vez, sintácticamente, impecable, inofensiva y fuera de toda sospecha de irregularidad? ¿Acaso no se le dibuja en la mente una escena similar a esa imagen que representa una madre que intenta despabilar al hijo perezoso y dormilón al que se le han pegado las sábanas? Pues no parece que vayan por ahí los tiros: cuando alguien amenaza a otro con tirar de la manta para hacer públicos sus vicios o los tejemanejes poco lícitos que se trae, posiblemente no sabrá que esa manta no es, casi con toda seguridad, el ‘tejido de lana con forma rectangular con que uno se cubre para guarecerse del frío’ (no obstante, el DRAE incluye la locución bajo la voz manta con este significado: ‘Prenda de lana...’), sino muy probablemente el lienzo –llamado vulgarmente también manta en algunas regiones españolas– donde aparecían escritos los nombres de personas y familias con ascendientes judíos conversos, que quedaban al descubierto con una simple raspadura o jirón del lienzo o limpiando la primera capa de pintura. Era una costumbre frecuente entre los pintores –y aún pervive– reutilizar una tela o tabla, incluso a veces una pared o bóveda, para realizar un nuevo cuadro. También nos producirá turbación o perplejidad si averiguamos que el “pico pardo” que aparece en la locución verbal irse de picos pardos no tiene nada que ver con el ‘pico de las aves’, ni con ‘la boca o pico –a veces, de oro– de las personas’ (pico de

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oro), ni con el ‘instrumento de albañilería’, ni con el ‘extremo saliente de una cosa’ o la ‘cumbre de la montaña’, ni con el ‘pañal de trapo que se ponía antiguamente –y no tan antiguamente– a los bebés’ –que era normalmente blanco y sólo pardo se quedaba al cabo de llevarse puesto unas horas–, ni aún menos con el moderno ‘estupefaciente’, ni con la ‘cantidad imprecisa’ (el sustantivo pico aparece precedido siempre de la conjunción y, a continuación de la cifra con valor de número redondo: mil y pico, doscientas y pico, etc.), sino que designaba una ‘prenda femenina, a modo de jubón, mantón o capa, que, con ese color (el pardo), la ley obligaba usar a las mujeres dadas a la holganza y desenfreno, poco decoroso –visto con ojos de entonces–, o a las mujeres de vida airada o licenciosa, esto es, a las prostitutas, para ser distinguidas de las demás que no llevaban esa forma de vida’. Conocido este significado, no habrá de producirse aquella turbación que le sobreviene al que lo ignora. Lógicamente, un hombre que se “iba de picos pardos” significaba lo que uno se puede imaginar, aunque ahora, modernamente, la locución se emplea con un sentido más complaciente y atenuado, aplicándose incluso a alguien que, sin distinción de sexo, se va de copas o se divierte fuera de casa, sin necesidad de que haya por medio alquiler de cuerpo ni lujuria; similar benevolencia ha recibido la prístina expresión, con apariencia de sinónimo, darse un verde (o darse un verde con dos azules). Es muy probable que quien oye o emplea la locución no ser (algo) ni chicha ni limoná sepa que está adscribiendo ese algo bien a las cosas indeterminadas, que no son ni lo uno ni lo otro, bien a las menudencias más baladíes o naderías, y sepa también, y quizá demasiado bien, qué es la limonada o limoná –que no es vino, ni es agua, ni es nada claro (sólo su “claridad” depende de la costumbre de cada lugar en los ingredientes que echen al vino aguado)–, pero no atine a comprender qué es la chicha y qué hace ahí, en esa frase, colocada junto al sustantivo limonada por medio de una conjunción copulativa. Lo más esperable es que se haga la composición de que la chicha es la forma más común entre los alevines de nombrar la ‘carne comestible’ (tal como invita a creer la Academia al registrar la locución en el artículo dedicado a esta clase de chicha), y que explique la coordinación sintáctica ni chicha ni limoná como un binomio de signos contrarios o complementarios (como, análogamente, ilustran otras locuciones con estructura binaria, como sin oficio ni beneficio, no ser carne ni pescado, no sentir ni frío ni calor, ni más ni menos, etc.). Sin embargo, a cualquiera de los presentes, posiblemente se le habrá pasado por la cabeza de modo más inmediato al oír la locución que la voz chicha podría estar refiriéndose a la ‘bebida, generalmente alcohólica’, de origen americano que se elabora, con diversas variantes regionales, en algunos países del Nuevo Continente, como Panamá, Perú, Chile o Venezuela. Esta interpretación encajaría perfectamente con el significado, y también con la estructura sintáctica, de la locución citada, pues, por un lado, la chicha, como la limonada, resulta de una mezcla, y, por otro, porque la expresión coordinativa relacionaría sinónimos o cohipónimos, igual que otros binomios fraseológicos, como amo y señor, común y corriente, sin causa ni razón, ni paula ni maula, etc., y, sin ir más lejos, la locución ni rey ni roque; locución que nos obsequia con otra palabra que

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pone en entredicho nuestro conocimiento del vocabulario del español, pues la palabra roque, ahí metida, nos produce extrañeza, y, de modo más inmediato, nos traslada al ‘ronquido’ que algunas personas emiten mientras duermen o “se quedan roques”, y tal vez a la caprichosa locución nominal la casa de tócame Roque, aun desconocedores asimismo del personaje proverbial que así se llamaba o así era conocido en el lugar [se lee en un periódico: “LA CASA DE TÓCAME ROQUE. Fue una casa de vecindad de la calle del Barquillo, en Madrid. Fea e insalubre, fue demolida en 1850. Este inmueble castizo estaba en boca de todos por los mil alborotos y riñas que en él se daban, pero pasó a la literatura tras ser inmortalizado por don Ramón de la Cruz (17311794) en su sainete La Petra y la Juana o el buen casero”]. Hay quien ha supuesto –es sólo una interpretación– que no es más que un juego fónico, apoyado en la antítesis que comporta la estructura sintáctica de esta clase de binomios, como el que ha propiciado las expresiones binarias ni más ni mangas, así o asá y así o asao, ni tal ni tol, etc., así como otras unidades léxicas fraseológicas que ahora veremos. Un análisis más profundo, más lingüístico (etimológico) si se quiere, nos informa de que roque es un sustantivo que designa la ‘torre del juego del ajedrez’ y que proviene del árabe hispano, si bien éste del árabe clásico y del persa. El rey y la torre o roque funcionan semánticamente como cohipónimos. Uno no deja de salir de su asombro cuando, después de hacer cábalas y cábalas, apuesta a una sola baza todas las cartas de su entendimiento y pierde por no dar con la solución correcta. Cuando uno manda a otro a la porra (¡Vete a la porra!), tal vez lo más que se imagina es un lugar lejano, que permita perder de vista al mandado, o desagradable e inhóspito, donde el mandado sufra alguna calamidad; y algo de esto tiene la porra de la citada expresión, pues se denominaba porra, en la jerga militar, al ‘bastón labrado con un puño grande comúnmente de plata que se clavaba en un campamento o vivac señalando el lugar donde eran enviados los soldados arrestados que habían cometido alguna falta’; si bien la porra podría también ser el ‘lugar postrero en que participa uno de los jugadores en algún juego infantil’ (según Iribarren, 15, el Diccionario de Autoridades, en su 2.ª acepción, define la porra como “Llama [así] los muchachos al último en el orden de jugar”). Es obvio que de lo que nada tiene esa porra es del ‘churro’ conocido como porra por su forma ancha y cerrado en un extremo redondo y romo, a pesar de que al que se le ocurra este significado para la citada locución sólo le sirva para estimular su apetito, hecha la boca agua pensando en una chocolatada de churros. Una variante de esta locución, mandar a hacer puñetas, pone, nuevamente, a prueba nuestro conocimiento del vocabulario de la lengua. La puñeta no es, en sí, una palabrota, como quiere el vulgo, y los padres y maestros que se esfuerzan en corregir a los más tiernos muchachos: la puñeta es un adorno bordado en los puños de camisas o blusones, ‘Encaje o vuelillo de algunos puños’ (DRAE 2001: s. v. puñeta). La laboriosa tarea del bordado, aunque no se trate exactamente del encaje de bolillos, es la base semántica que da explicación a quien manda a otro a hacer puñetas, con tal de que se entretenga, y, entretenido en su confección, lo deje en paz durante unas cuantas horas o, quizá, unos cuantos días. En realidad, la práctica del análisis morfológico nos

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podría haber ayudado a desentrañar el significado de la expresión antes de buscar explicaciones fuera de la raíz léxica. Candón y Bonnet hacen el siguiente comentario: “La tradición árabe supone que la industria del encaje es de origen árabe, pero más probable es que fuera importado de Venecia a través del comercio con el Mediterráneo. Los primeros encajes españoles se hicieron con aguja, y de aquí pasó su conocimiento a los Países Bajos durante el siglo XVI, de la misma forma que nosotros transmitimos el procedimiento del encaje de bolillos de las labores flamencas./ En las leyes suntuarias de Castilla, Aragón, León y Navarra se cita que las juderías de Barcelona, Palma de Mallorca y Toledo confeccionaban tejido calado de oro y plata entre los siglos XII al XV. En el siglo XVI comienza la exportación de encaje de aguja de ciertos mercados extranjeros. Este encaje español tenía el fondo y las flores tejidas a la aguja con diferentes calados./ La mayor parte de estas labores de encaje se realizaban en los conventos. El padre Camós, prior del monasterio de san Agustín de Barcelona, refiriéndose a la labor realizada con hilos de oro y plata que hicieron famoso el nombre de punto de España, decía que ‘centenares y millares de ducados se gastaban en la obra, en la cual, destruyéndose la vista de los ojos y comunicándose la vida, volviéndose ebrias las mujeres con ello, por perder el tiempo que pudieran mejor ocupar, se gastarían pocas onzas de hilo y años de tiempo, sin que se atravesare otro caudal’. El arte de labrar tocas de reina era una especialidad de las encajeras catalanas./ El 16 de diciembre de 1538, Carlos I aprobó las Ordenanzas del gremio de tejedores de velos de Barcelona cuyos productos se exportaban en abundancia a Italia y América. En el Archivo de la Corona de Aragón se conserva un códice donde se describe una mantilla regalada a Isabel la Católica./ Las variedades de nuestros encajes eran: punta, randa, entredós, red, cadeneta, franja, deshilado, además de la blonda, que después, en las mantillas, llegó a constituir un género puramente nacional y exclusivo de la encajería española. Esta blonda se empleaba también en cuellos, vuelillos, corbatas, pañuelos, enaguas de señora, puños, etc./ Las poblaciones más dedicadas a la fabricación del encaje y la blonda fueron: Almagro, Granátula y Manzanares, en la Mancha; Zamora, Camariñas (Galicia); Barcelona y los pueblos de la costa catalana. En el libro Fénix de Cataluña, el cronista Feliú de la Peña, disertando sobre la confección del encaje en el último tercio del siglo XVII, dice: “Últimamente se fabrican randas de toda suerte, de oro y plata, seda, hilo y pita, con mayor perfección que en Flandes; que en otras provincias, para venderlo, han de decir ser forasteros”. Los derroteros semánticos –y también fónicos– que siguen algunas locuciones cuando se convierten en moneda corriente del pueblo expuesta al desgaste son a veces insospechados. Esta locución parece haber echado raíces en determinadas áreas geográficas de España, semánticamente divergentes de su origen, contaminándose acaso con otras expresiones, hasta obtener el significado de ‘masturbarse’, que igualmente encajaría con la mencionada idea de “mandar a otro a que se entretenga para que lo deje en paz”. Nuestro desconocimiento del léxico fraseológico es notorio y notable, si no sobresaliente, debido a veces, como hemos podido ver, a que algunos términos son puras antiguallas o, por su significado o por el referente a que remiten, son rayanos en

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el arcaísmo, como la teja o la manta, si son válidas las interpretaciones expuestas; otras veces, por tratarse de voces de un lenguaje específico, como el bledo y la atutía o la borraja y la cerraja (plantas de poco valor o baja estima que a veces se usan para tisanas, que forman las locuciones quedarse en agua de borrajas o cerrajas), o de un código restringido, críptico o argótico, como la polvorosa o la naja (en salir de naja ‘huir’); otras veces, por ser deformaciones fónicas, como ocurría con el as de asno, fenómeno propiciado muchas veces por su estatus de fórmulas prefabricadas memorizables que necesitan desarrollar alguna estrategia mnemotécnica, como ocurre con muchos binomios irreversibles que, buscando el sonsonete, propician la acuñación de voces nuevas e insólitas, del tipo prometer el oro y el moro y orondo y morondo, donde no hay moro ni morondo que valgan, sino oro y orondo reduplicados con incremento fonético por m- protética en el segundo miembro coordinado (no obstante, morondo puede ser una forma corrompida de mondo y tal vez mediatizada analógicamente por lirondo, de la locución mondo y lirondo [cfr. *mondo y morondo], o como acrónimo de mondo + orondo), o del tipo sin ton ni son, cuyo primer elemento léxico (tono) ha renunciado a la vocal final para concordar rítmicamente con el segundo (son ‘sonido’). No necesariamente ha de tener la estructura binómica una locución para dar pie a la formación de una nueva palabra nacida por deformación fonética: no pocos signos neológicos de esta naturaleza pueblan las construcciones fraseológicas, como echar pestes, hablando del rey de Roma, dar en el busilis, al buen tuntún, hacer el paripé, a la virulé, ¡Ni flores! o en pelete. Adviértase que los metaplasmos degenerativos se han aplicado también a expresiones o voces prestadas de otras lenguas, además de la latina (in diebus illis > busilis [in die]bus i[l]lis, ad vultum tuum > ?(buen) tuntún), como virulé, del francés bas roulé, o de otros registros de habla, como paripé, del caló paruipén. Así, por ejemplo, la palabra pestes, que la Academia (DRAE 2001) describe como derivado del lat. pestis, es, en opinión de algunos paremiólogos (como Iribarren, 109), la forma abreviada de los pésetes o reniegos, execraciones o maldiciones, que comenzaban con la hoy locución conjuntiva pese a o el imperativo con clítico pésete ‘(que) te pese’. En el Quijote (parte I, cap. XV), aparece la voz pésetes unida a reniegos y con el mismo significado en el siguiente pasaje: “Y despidiendo [Sancho] treinta ayes, y sesenta suspiros, y ciento y veinte pésetes y reniegos de quien allí le había traído, se levantó”. La palabra pelete parece derivar por sufijación diminutiva de pelo (de ahí la cercanía semántica entre [quedarse alguien] a pelo y [quedarse] en pelete), aunque la formación podría estar mediatizada por la voz pelota, que también deriva por sufijación de pelo (en pelota). Es cierto que la noción de arcaísmo, aun la laxa que aquí empleamos, entraña no poco nivel de subjetividad, pues depende mucho, en estos casos, de la edad del usuario y de su competencia lingüística o cultural. Los más jóvenes españoles podrán pensar que son arcaísmos vocablos como cisco (de la locución hacerse cisco algo o hacer cisco a alg.; hoy se dice hacer polvo, o trizas, o migas...) , porque el haber tenido la suerte de nacer en casas con calefacción central de gas o gasóleo les ha privado de conocer de cerca lo que es el cisco y de experimentar el entrañable pero poco saludable

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calor que desprendía el cisco, como la hulla o, en su defecto, el picón, que, hasta hace unas décadas, prendían en braseros y estufas de todos los hogares españoles; y lo mismo cabría decir de la palabra chita ya citada, porque la vida moderna les ha obsequiado con juguetes informáticos y electrónicos, que les ayudan a olvidar o a no pensar en que, hasta tales décadas, los chavales tenían que conformarse con jugar en la calle, dependiendo del tipo de juego, con chitas, tabas o huesos, o con tacos o fichas de madera o, a falta de pan, otro material (como dice la locución irse a chitos), o con cantos o piedras rodadas, llamados a veces tejos (como reza en la locución tirar los tejos). También en esos juegos que van muriendo el mundo de las piedras y los minerales desempeñaba su papel. Al echar a suertes quién debía empezar o quién hacía de burro o quién..., tocaba la china a uno de los contendientes, o la negra, cuando las chinas o piedrecitas, o las judías, eran de distinto color. Para algunos españoles será también arcaísmo (o historicismo) lo que para otros, más entrados en años que ellos, ha sido hasta hace treinta años el pan nuestro de cada día –y, unos años más atrás, para otros, ya abuelos de estos últimos, el pan nuestro de cada semana–. Me estoy refiriendo a la moneda española llamada la perra, conocida como chica o como gorda, si era más chiquito su diámetro (y también menor su valor: cinco céntimos) o más grande, que valía diez céntimos. No ya para los nietos, sino para los mismos hijos de muchos españoles hoy jóvenes, la peseta será también pronto un arcaísmo, porque ni se empleará tal palabra (salvo en la locución que la preserve del olvido, como hacer la peseta o, disimuladamente, mirar la pela), ni se tendrá noción de la forma, el tamaño, el color, la efigie grabada ni del valor. Ni siquiera ahora muchos son capaces de reconocerla como un derivado sufijado de peso. El asombro y descalabro que estas locuciones nos producen no proviene sino de nuestro más absoluto desconocimiento del vocabulario de la lengua. Volvamos, pues, a esos timos con que gratuitamente nos propina la fraseología cuando nos dejamos llevar por las apariencias de la locución, como veíamos con hacerse el sueco o ser un as. Sin lugar a dudas, deberíamos pensar que, en la locución haber gato encerrado, hay propiamente gato encerrado o que huele a chamusquina si, en nuestra denodada pretensión de hacernos con el gato de la locución –siamés, romano o persa (o, simplemente, callejero, sin pedigrí ni alto coturno)–, que, al pronunciar u oír la locución citada, se nos antoja, a unos, maullando de pena o de rabia por querer escapar del encierro, y, a otros, moribundo dando las últimas boqueadas, si no ya difunto hediondo (imagen que vendría de perlas para el significado de ‘oler mal’), no somos capaces de apreciar ninguna relación entre el significado ‘animal doméstico’ y el de ‘hecho sospechoso’. Del lenguaje de germanía es gato el ‘talego o bolso donde se guarda el dinero’ [Cruz y Raya hablan de saca] y, por extensión, el mismo ‘dinero’, generalmente hurtado, que encierra o guarda el talego. La fauna nos depara más sorpresas, y en algunos autores más de un error en sus descripciones, y no precisamente por el rico zoológico que alberga la fraseología –donde, a pata, al vuelo, a aleta dorsal o a rastras, campan a sus anchas, andando, volando, nadando o reptando, numerosos animalitos de Dios–, sino por la camuflada

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o engañosa forma con que se dan a conocer, digamos por los caprichos lingüísticos de la homonimia y la polisemia. Ya hemos señalado cómo se asoma tímidamente a la fraseología el asno, con sólo sus dos patas delanteras, en la locución ser un as; ya hemos visto cómo la hembra del perro, con dos tamaños, se metamorfoseaba en moneda para ser utilizada en las acciones económicas de compraventa (tener cuatro perras, no valer una perra chica...), e, incluso, excusaba a veces su ausencia mediante la indicación del tamaño (no tener dos gordas, por no tener dos perras gordas); el felino doméstico más común –acabamos de verlo (haber gato encerrado)– se presentaba oculto en una bolsa con el mismo vestido fonético que el dinero furtivo para no ser sorprendido. Aunque, a decir verdad, a ninguno de estos tres ejemplares faunísticos le hace falta cambiar de camisa o enmascararse con ropa de camuflaje ninguna, pues son abundantes las locuciones que contienen un asno o burro (caer de su burro, no ver tres en un burro, asno cargado de letras, apearse de su asno, etc.), un perro (no atar los perros con longaniza, a otro perro con ese hueso, llevarse como los perros y los gatos, dar perro o dar perro muerto a alg., hinchar el perro, echarle los perros, de perros, etc.) o un gato (ata el gato, cuatro gatos, dar gato por liebre, buscar el gato en un garbanzal, llevarse como el ratón y el gato, hacer la gata o la gata muerta o la gata ensogada, gata parida, gata de Mari o Juan Ramos, etc.). No parece tampoco que sea mamífero el gato que según la tradición es llevado irremediablemente al agua con algún fin poco agradable, como dice la locución llevarse el gato al agua, pues es sabido que los gatos no hacen buenas migas con el agua ni para asearse, y, como dice el refrán, hasta el gato quemado o escaldado del agua huye, aunque esta vez (llevarse el gato al agua) algo de felino hay en la expresión, pues, según la versión más extendida que quiere dar explicación a la presencia del gato, se alude a la forma de llevar, a gatas o a cuatro patas, arrastrando hasta el agua al contendiente que pierde en el juego (Iribarren 1955: 20). A cualquiera le resultará fácil comprender el significado de la locución pagar los platos rotos a partir del significado de los componentes léxicos individuales, y que, sin duda, relacionará con la expresión Quien rompe paga, y, porque aquél denota cierto victimismo, también con la locución verbal pagar justos por pecadores; sin embargo, no le resultará tan fácil comprender el significado de la locución pagar el pato aplicando la misma estrategia de interpretación, por mucha semejanza semántica (pagar los platos rotos y pagar el pato son locuciones sinónimas) y fónica (plato y pato son parónimos) que tenga con aquélla. La explicación de que el análisis semántico composicional no resulte tan inmediato no está en que este análisis sea inviable, sino, de nuevo, en el desconocimiento del significado de pato: el pato que aquí se paga no es el ‘ave de corral’ que se compra en un mercadillo, sino el pacto o ‘acuerdo pactado’, fónicamente desfigurado por el vulgo mediante síncopa de la velar interior, disfrazado con el nombre de la pobre palmípeda. De nuevo este animalito sale disimuladamente a la palestra fraseológica en la locución Pata es la traviesa. Ya estamos avisados de que debemos actuar con prudencia si no queremos meter la pata, pues esta pata traviesa puede no estar llamada

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a ser la hembra del falso pato; mas tampoco es la ‘pierna de un animal’, ni el ‘pie de un mueble’, sino lo que uno menos podría imaginarse: es el ‘empate’ que se logra en una apuesta o en un juego. Se trata de un préstamo italiano fónicamente adaptado al español (patta). Además de patos y patas, también hay gansos entre las palmípedas de la granja fraseológica, como ilustran las locuciones correr gansos o correr el ganso y hacer el ganso, aunque en esta última expresión el significado correspondiente al animal ya se ha transferido al de ‘hombre tardo y torpe’ o al de ‘hombre chistoso’; no obstante, podría justificar su vinculación con la excusa de que cabe establecer una asociación con los andares y el movimiento ondulante que hacen los gansos con el cuello. De ese corral debe, inexcusablemente, sacarse el ganso que la ignorancia de algunos deja colarse por la puerta abierta de la locución hablar por boca de ganso, aunque sea bajo la sospecha de que están siendo engañados por hacerles creer que se les atribuye a los gansos la facultad de hablar o transmitir a una persona lo que otra ha dicho. Como muy bien recoge el diccionario académico (DRAE 2001, s. v. ganso), en su acepción 5.ª, también es ganso el ‘ayo o pedagogo de los niños’, como así antiguamente se lo conocía. Es, pues, con este sentido, como sólo puede ser aceptablemente interpretada la locución, sin recurrir a la zoología. Desafortunadamente, fuera del corral fraseológico suele quedarse la ganga que hace acto de presencia en la locución verbal andar a la caza de gangas, y no precisamente porque, en la vida real, tampoco suela engrosar la nómina de aves de corral doméstico, junto a la gallina, el pavo o el pato. Estas que son, en toda regla, animalitos de Dios auténticos –aunque de escaso aprecio para un menú, pese a su originalidad–, aves de la familia de las gallináceas, no suelen ser ni reconocidas por el común de los mortales como animales de pluma, ni descritas como tales por muchos estudiosos de la lingüística y la fraseología, aun a pesar de las pistas léxicas que proporciona la propia locución (véase la voz caza), por la misma razón, lamentablemente, de la ignorancia supina de nuestro vocabulario. No cabe duda de que el fenómeno del consumismo de la sociedad actual es más poderoso que el vocabulario del idioma y que tal vez por eso, antes que un óleo que plasma una escena de caza, la “caza de gangas” nos pinta instantáneamente un cuadro que retrata la marea de personas que, tras largas horas de espera, irrumpe impetuosa en unos grandes almacenes su primer día de rebajas o, más sencillamente, su agitado deambular de aquí para allá, de stand en stand, intentando capturar aquellos productos que, por su precio, rebajado, nos parecen gangas. Aunque de éstas –que no son ya apariencias léxicas– nos sintamos a veces también timados. La expresión de mandato, antes comentada, ¡Vete a la porra!, dispone de otras versiones, tan simples como ella (tales como ¡Vete al cuerno!, o a la mierda, o al diablo o al carajo), y más complejas, entre las cuales se hallan las fórmulas que se construyen con un infinitivo, como tomar –que se combina normalmente con los sintagmas viento (o viento fresco) y por saco y por culo–, hacer –que selecciona los sustantivos gárgaras y puñetas– y freír –que se forma con los complementos directos morcilla(s), espárragos y monas. ¡Mira por dónde cómo, a la chita callando, vuelve

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a salir al escenario el nombre de otro animal, en competencia con otros nombres de objetos que nada tienen que ver con la zoología! Más de uno se habrá preguntado si esta expresión, mandar a freír monas, no habrá nacido al socaire de la costumbre de algún país, tal vez africano, de servir a la mesa un plato que a nosotros sólo nos puede parecer estrambótico y desagradable como es una fritura de mono. Más de uno se habrá preguntado por qué es tan machista la fraseología –como antifeminista se reconoce el refranero– hasta el punto de que sean monas y no monos el objeto del suculento manjar. Que conste que algún fraseólogo ha supuesto esta interpretación biológica. Los que no incurrirían en esa disparatada interpretación son los panaderos, confiteros y restauradores de toda España, quienes, precisamente para la Navidad o la Pascua del Señor, elaboran unas dulces roscas, boccato di cardinali para el paladar más exquisito, llamadas comúnmente monas de Pascua. A aquellos que erraban en sus análisis intentando atrapar un mono para el zoológico de la fraseología les queda al menos la airosa salida de que su fallo es de poca relevancia, pues, al fin y al cabo, “todo queda en la cocina”. Sin duda, es de nuevo el disfraz fonético la estratagema que ha utilizado el simio para colarse disimuladamente en ese zoológico y –para algunos visitantes– pasar desapercibido. Esta locución también dispone de otra versión que tiene en cuenta la fauna, si bien menos comprometedora: mandar a cazar gamusinos. Las ganas de que “se pierda” o desaparezca de su vida que tiene quien emite el mandato ¡Vete a cazar gamusinos! ahora sí guardan alguna relación con la naturaleza quimérica o fantasmal del gamusino, cuya caza va a obligar al que, con cajas destempladas, se le ha encomendado la misión de montería a ausentarse durante mucho tiempo. Esta vez la infructuosa búsqueda de la presa nos privará, a unos, de hacer boca y, a otros, de salir al paso con la frágil excusa de que todo queda en la casa de lo cocinable. El carácter prolífico de este modismo también admite la variante mandar a cazar moscas. No nos interesa ahora decidir si esta versión es auténtica o, como creemos, totalmente espuria (esto es, fruto de la creación individual), aunque existen la locución verbal papar moscas, con que se refiere la inutilidad y la pérdida de tiempo, y la locución nominal mosca blanca, con que se da a entender la extrema dificultad de conseguir algo (no existen las moscas blancas, salvo como metáfora de copos de nieve); lo que nos interesa es comprobar de nuevo que el reino animal, esta vez en forma de insecto, está representado léxicamente en el universo fraseológico. Hay, incluso, más moscas pobladoras de la fraseología que pululan en locuciones como por si las moscas, más pesado que las moscas, mosquita muerte, en boca cerrada no entran moscas, atar esas moscas con el rabo, ¿Qué mosca te ha picado?, etc. Ahora bien, estas moscas que revolotean, que producen zumbidos y que, por ser tan molestas, nos aguan la siesta de sobremesa y resultan más pesadas que ellas mismas, son genuinas, y, por lo tanto, tienen todo el derecho del mundo a integrar el campo léxico de la fraseología; lo peor de todo –y estamos en las mismas de siempre– es que otras moscas que no revolotean, ni machacan los oídos con sus zumbidos, ni molestan nuestros descansos estivales (aunque sí, y mucho, los análisis léxicosemánticos), penetran, cual polizones escondidos en naos del lenguaje prefabricado

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–como aflojar la mosca o estar con la mosca detrás de la oreja–, la malla de la fraseología, sin que nadie les haya dado vela en ese entierro: son otros seres –esta vez, por cierto, inanimados– que consiguen colarse en los inventarios de zoomorfismos fraseológicos porque, recurriendo a la habitual estrategia del camuflaje fonético, se hacen pasar por moscas sin que el investigador pare mientes en su verdadera naturaleza ni sea capaz de sorprenderlas in fraganti. No suele provocar en la gente confusión o perplejidad, pues suele acertar el tiro del análisis interpretativo, la mosca que se posa en la locución aflojar (o soltar) la mosca, que no es, evidentemente, como muchos habrán podido suponer, sino el dinero, en el lenguaje de la germanía (el DRAE [2001, s. v. mosca, acepción 6.ª] define la voz mosca como ‘moneda corriente’); y, así, es frecuente pedir a los padres el aguinaldo o la paga del domingo con expresiones como “Afloja la mosca, papi”, o recriminar al moroso de las deudas con un “éste no quiere soltar la mosca” o algo por el estilo. Sin embargo, sí han sufrido cierta turbación muchos de quienes aventuran soluciones, a cuál más peregrina, para la mosca que, tras revolotear, se ha posado definitivamente en la locución estar con (o tener) la mosca detrás de la oreja. La Academia no ayuda mucho que se diga, pues registra la locución al lado de otras, al final, como siempre, del artículo dedicado al molesto insecto; un artículo convertido en cajón de sastre donde el sastre guarda telas y acepciones del más diverso colorido, como la de ‘insecto díptero’, la de ‘mancha oscura’, la de ‘mechoncito de pelo que inicia la barba bajo el labio inferior’, la de ‘persona molesta’, la de ‘pavesa o chispa de la lumbre’ –llamada más propiamente morcella o moscella, de la que aquélla (mosca) es forma corrupta– y la propia ‘moneda’, ya comentada. En cambio, esta mosca que nos ocupa puede no pertenecer a la familia mosquil, y no parece que pueda ser otra cosa que la ‘mecha’ (llamada en algunas regiones llave) que se encendía para ejecutar los disparos con ciertas armas de fuego, como el mosquete o el arcabuz, de modo que, una vez lanzado el disparo, se apagaba y se sobreponía en la oreja (Barrios 1991, Doval 1995, Buitrago Jiménez 1995...), como el albañil hace las veces con el lapicero o algún fumador con el cigarrillo, o, más próximo aún, como en las fiestas de los pueblos los artificieros y coheteros con las mechas o mecheros remedos de aquéllas. Si bien, esta mosca que comentamos puede también referirse al propio mosquete o carabina que, situado al hombro o a la espalda, queda situado tras la oreja a la altura del cañón. Esta última lectura cobraría más fuerza si el análisis léxicoetimológico siguiente fuera correcto: sin llegar a ser un derivado festivo –que no está quitado–, mosca podría describirse morfológicamente como una derivación retrógrada por sufijación o acortamiento de mosquete (it. moschetto) o mosquetón. En cualquier caso, el soldado, cazador o artificiero estaría en disposición de asestar un disparo al menor atisbo de peligro, en consonancia con el significado idiomático de la locución: ‘estar receloso o sobre aviso’. Esta interpretación se situaría en las antípodas de la versión popular que identifica esa mosca con el mismo insecto, atribuyéndole, como no es para menos, la cualidad de ser molesto e inoportuno, que sabe buscar los puntos flacos del cuerpo humano más sensibles al cosquilleo o a la picadura (Buitrago Jiménez 1995).

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La Academia (DRAE 2001: s. v. osa) parece entusiasmada en ampliar gratuitamente el zoológico fraseológico dejando la entrada libre a especímenes sin ADN animal. Ni es pardo ni es polar el oso que habita en la fórmula de ‘sorpresa’ ¡Anda, la osa! A cualquiera no le resultará difícil suponer que esta osa no es la hembra del temible plantígrado que haya descendido de la alta montaña ni abandonado los inhóspitos hielos, sino una biensonante deformación fónica de la blasfema hostia, como prueba la vigencia de la variante léxica original ¡Anda, la hostia! De este modo, frente a la pretensión desesperada de la Academia de buscarle pareja, el oso, de la locución hacer el oso ‘exponerse a la burla o lástima de la gente por hacer o decir tonterías’ o ‘cortejar sin disimulo’ (expresión que, en voz media, hacerse el oso, tiene, además, otro significado en Argentina y Uruguay: ‘hacerse el tonto’), se queda compuesto y sin novia. Con la misma terapia fonética del dulcificador eufemismo (p. ej., Cundín Santos 2001-2002: 59 y 94), se disfraza de animal, esta vez marino, la ostra, que se encuentra sempiternamente atrapada en la bivalva fórmula interjectiva ¡Ostras, Pedrín! (o, simplemente, ¡Ostras!, o aliñada para tomar: ¡Ostras en vinagre!), aunque la pudorosa y recatada Academia prefiere ignorar (no registra la expresión en el diccionario), a pesar de presentarse acompañada con indefinido plural de semejantes (*¡Ostra!): también, a cualquiera no le resultará difícil establecer una asociación –y no por la forma redondeada de sus referentes– entre la hostia y la ostra; apreciado molusco al que, ahora sí, la Academia le da justa y certera acogida en la comparativa estereotipada aburrirse como una ostra, aun cuando no de “perlas” precisamente le haya de sentar la condena a vivir permanentemente aburrida. Lo que, sin embargo, sí le puede resultar más difícil suponer que es un juego fónico de este estilo, y no un animalito distractor, es la musaraña que hizo su minúcula ratonera en la locución pensar en las musarañas, a pesar de que su fisonomía morfológica tiene toda la pinta –¡una pinta estupenda!– de ser una derivación festiva por sufijación (musa + -aña), o acronimia (musa + araña) (Iribarren 1955: 118-119). Otra vez, el más diminuto roedor del mundo, el ratón o mus araña (lat. mus araneus), que no hubiera necesitado táctica de camuflaje por la eficacia de su propio insignificante tamaño, ha recurrido al traje de la homonimia para hacerse un hueco en la fauna fraseológica. Por mucho que algunos construyan un puente de unión entre el significado ‘andar distraído’ de la locución estar pensando en las musarañas y la contemplación absorta de quien, como si papara moscas, logra, casualmente, ver el ratoncito arácnido encaramado a una pared o escondido tras un libro, y por mucho que la RAE (DRAE 2001) incluya dicha locución al pie del artículo de la voz musaraña, más nos vale, si no queremos ser timados de nuevo, ir indagando en la pista de que la musaraña encaramada al verbo de esta locución no es más que la musa travestida de inofensivo múrido, la misma musa que no le ha soplado al poco avezado estudioso que ha supuesto su naturaleza animal. Una vez más la fraseología nos avisa de que las apariencias engañan.

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BIBLIOGRAFÍA BARRIOS, M. (1991): Repertorio de modismos andaluces. Cádiz: Univ. de Cádiz. BUITRAGO JIMÉNEZ, A. (1995): Diccionario de dichos y frases hechas. Madrid: Espasa. CASARES, J. (1950): Introducción a la lexicografía moderna. Madrid: CSIC. Anejo 52 de RFE, 1969. CANDÓN, M. y M. BONNET (1993): A buen entendedor... Diccionario de frases hechas de la lengua castellana. Madrid: Anaya/Mario Muchnik, 41994. CUNDÍN SANTOS, M. (2001-2002): “La norma lingüística del español y los conceptos de coloquial y vulgar en los diccionarios de uso”. Revista de Lexicografía 8: 43102. DOVAL, G. (1995): Del hecho al dicho. Madrid: Ediciones del Prado. GARCÍA-PAGE, M. (1991): “Locuciones adverbiales con palabras ‘idiomáticas’”. RSEL 21/2: 233-264. IRIBARREN, J. M. (1955): El porqué de los dichos. Sentido, origen y anécdota de los dichos, modismos y frases proverbiales de España con otras muchas curiosidades. Pamplona: Gobierno de Navarra, 1995. RAE (2001): Diccionario de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe. ZULUAGA, A. (1980): Introducción al estudio de las expresiones fijas. Fráncfort a. M.: Verlag, Peter D. Lang.

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El pensamiento positivista de Manuel González Prada (1848-1919) Martha Zolezzi

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alazar Bondy, refiriéndose a este personaje afirma: “... no puede decirse, en verdad, que su obra sea la de un filósofo puro. Pero si técnicamente no lo es, como trasfondo ideológico, como cuadro mental, la filosofía está presente en ella. De allí que de su vasta producción en prosa pueda extraerse un conjunto de ideas susceptibles de ordenarse en una concepción del mundo y de la vida bien definida y neta”.1

observación y de la experiencia. Reconoce solamente lo que es accesible a la razón, renunciando al conocimiento de lo absoluto. Así en la conferencia pronunciada en el Ateneo, primera presentación pública de nuestro pensador en 1885, el afirma: “Acabemos ya el viaje milenario por rejiones de idealismo sin consistencia i regresemos al seno de la realidad recordando que fuera de la Naturaleza no hai más que simbolismos ilusorios, fantasías mitológicas, desvanecimientos metafísicos. A fuerza de ascender a cumbres enrarecidas, nos estamos volviendo vaporosos, aeriformes: ¡Solidifiquémonos! Más vale ser hierro que nube”.2

1. SUPERIORIDAD DE LA CIENCIA Destacando el papel de González Prada como representante del Positivismo no universitario en el Perú, analizaremos, en primer lugar, el rol de la ciencia en la concepción de este pensador. González Prada es un intelectual del ochocientos que abraza el positivismo de la ciencia, sobre todo, aquel proveniente de Augusto Comte, que renuncia a toda explicación trascendente y metafísica del universo para atenerse exclusivamente al conocimiento de los hechos a través de la 1

Salazar Bondy, Augusto, Historia de las Ideas en el Perú Contemporáneo. Tomo I. Lima, Francisco Moncloa Editores S. A., 1965, pág. 10 .

González Prada nos recuerda que no es respetando la voz de la autoridad como llegaremos a la verdad, y por consiguiente a la ciencia que se hace una con lo verdadero: “No acatemos como oráculo el fallo de autoridades, sean quienes fueren, ni temamos atacar errores divinizados por muchedumbres 2

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González Prada, Manuel. Pájinas Libres, Ediciones COPE, 1985, págs. 54-55. Se ha respetado la ortografía particular utilizada por el autor.

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griegos, de la Ciencia positiva que en sólo un siglo de aplicaciones industriales produjo más bienes a la Humanidad que milenos enteros de Teolojía i Metafísica”.6

inconscientes: lo único infalible, la Ciencia; lo único inviolable, la verdad”.3

Exhorta a los pensadores a elegir el camino de la Razón, única vía que lleva al encuentro de la Humanidad: “¡Que nuestros prosadores, en lugar de afeminarse o enervarse con la prosa cortesana i enfermiza, usen la prosa leal i sana, prefiriendo al crepúsculo de las sectas, el día sin nubes de la Razón, viendo más allá del círculo estrecho de la familia i patria el horizonte de la Humanidad!”.4

Por ello, es necesario para el hombre culto seguir las causas nobles, en especial para el que pertenece a estas latitudes:

Sin embargo, nuestro autor es consciente que la ciencia no es un producto acabado, sino que es un conocimiento de observación y experimentación al que se alcanza gradualmente a través de sucesivas hipótesis que se deben ir confirmando. La ciencia es un saber que constantemente se está haciendo, por la crítica permanente que efectúa a sus propios postulados. Las leyes científicas son válidas mientras soportan todas las pruebas posibles a las que se las someta. “... la fuerza de la Ciencia se funda en dudar de sí misma, como guerrero que sabe el defecto de su armadura. La Ciencia absoluta, la Ciencia en sí, vale nada o poco, y los mismos sabios la miran como un cúmulo de verdades provisionales, no como un edificio inamovible y definitivo. Ellos no la juzgan infalible ni destinada a revelernos el origen y fin de las cosas sino a estudiar y explicarnos el cómo de los fenómenos ocurridos a nuestro alcance: listos siempre a cambiar de hipótesis cuando la antigua no satisface... Pueden los espíritus frívolos imaginarse que la Ciencia lo realiza todo; pero el verdadero sabio desconfía de sí mismo, de sus métodos, de sus observaciones y de sus instrumentos”.7

“En ninguna parte conviene más que en las naciones sudamericanas enaltecer el brillo de artes i ciencias sobre el deslumbramiento de victorias militares... la voz del hombre razonable i culto debe ser un correctivo a la obra perniciosa de cerebros rudimentarios”.5

En discurso pronunciado en el Politeama en 1888, exalta el papel de la Ciencia Positiva y sus beneficios para la Humanidad: “No hablo, señores, de la ciencia momificada que va reduciéndose a polvo en nuestras universidades retrógradas: hablo de la Ciencia robustecida con la sangre del siglo, de la Ciencia con ideas de radio jigantesco, de la Ciencia que trasciende a juventud i sabe a miel de panales 3 4 5

González Prada, Manuel. Ob. cit., pág. 55. Ibíd., pág. 56. Ibíd., pág. 57.

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Es imposible para el hombre de buen juicio aferrarse a ideas preconcebidas o 6 7

Ibíd., pág. 89. González Prada, Manuel. Nuevas Páginas Libres. Ediciones COPE, 1985, págs. 325-326.

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A esta universal vinculación, en que todo repercute sobre todo y nada se pierde como energía en acción, están sujetos tanto los seres inorgánicos cuanto los animados y el hombre: ‘Nosotros, siguiendo la hilación (sic) entre causas y efectos, podemos deducir lo que sucederá mañana en el orden humano, como si se tratara de un eclipse o de una marea... Como la sustancia es una, la ley es también una y rige tanto lo que ustedes llaman el orden moral como lo que nombran el mundo físico’”.10

adquiridas tiempo atrás, porque los mecanismos de la Ciencia nos están advirtiendo sobre la provisionalidad de esta certeza: “No habiendo pruebas indiscutibles sino en las Matemáticas, siendo todas las demás ciencias un cúmulo de verdades provisionales o una serie de conceptos aproximativos, debemos considerar nuestras convicciones como un simple vestido que hoy usamos y mañana podemos cambiar por vestido más al cuerpo y más de la estación. No aceptamos una herencia sin beneficio de inventario; no sigamos hoy profesando las ideas de ayer sin someterlas a nuevo análisis: que nuestra vida cerebral se resuma en una perenne rectificación de miras”.8

Salazar Bondy continúa observando: “Una diferencia separa, sin embargo, la aplicación de la ley natural a los fenómenos físicos y a los hechos humanos: es la intervención de la voluntad. Siguiendo a Engels, Gonzalez Prada reconoce a la voluntad como agente principal de las transformaciones sociales”.11

2. LA NATURALEZA Para González Prada el mundo natural es la secuencia de fenómenos dispuestos al descubrimiento. Así afirma: “... en la Naturaleza no hay milagros, sino fenómenos, no revelaciones, sino descubrimientos”.9 Según Salazar Bondy, para nuestro autor, la estructura general de la naturaleza se explica a partir del determinismo mecánico:

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Para explicar la esencia de la Naturaleza, según nos dice Salazar Bondy, González Prada habla de la realidad natural en términos metafísicos:

“El cuadro natural que González Prada reconoce como legítimo desde la perspectiva de la ciencia positiva es el del determinismo mecánico. Una estricta conexión causal enlaza los fenómenos de la naturaleza sometiéndolos a un orden inmutable.

“Hay rasgos de metafísica materialista en más de un pasaje de sus obras, si bien se trata siempre de un materialismo paliado por tesis energéticas y vitalistas. El materialismo, a la postre, no parece satisfacer a nuestro pensador. Busca una explicación más comprensiva y menos rígida de los fenómenos, capaz de conciliar los datos del conocimiento físico con los de la experiencia psicológica. Postula entonces, como

González Prada, Manuel. Ob. cit., págs. 346-347. Ibíd., pág. 330.

10 Salazar Bondy, Augusto. Ob. Cit., pág. 14. Cita de G.P. El Tonel de Diógenes. 11 Ibíd., pág. 15.

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fondo de la realidad, una suerte de esencia metafísica una entidad primordial y única en la que se resuelven todas las disparidades de la observación: ‘Nada expresan las diferencias escolásticas y sutiles de alma y cuerpo: no hay más que una sola sustancia; la misma en el mineral, en la planta, en el hombre, en los superhumanos’”.12

Frente a la naturaleza que tiene sus propias leyes, González Prada reconoce la pequeñez humana. Como bien afirma Salazar Bondy, refiriéndose a la concepción de nuestro autor: “Extraña a las afecciones del hombre, a sus valores, a todo aquello que da sentido a la existencia, la naturaleza parece sólo obedecer a fuerzas ciegas. El hombre es un factor insignificante en este juego de fuerzas que lo desborda y arrastra.13 Así nos dice nuestro pensador: “El filósofo no ama la vida como un bien ni la odia como un mal: Tratemos, pues de vivir como filósofos, retirándonos resignadamente de la escena cuando el dedo de la muerte nos indique la hora de partir. Pensemos que a la inmortalidad poseen tanto derecho como nosotros el animal y la planta, que la Naturaleza no ajusta sus leyes a nuestras concepciones cerebrales, que el Universo no fue creado para la Tierra ni la Tierra para el hombre, que la Humanidad y el planeta desaparecerán un día sin que el Universo se resienta de la desaparición. Millones de años giró la Tierra sin que en ella respirara un hombre, millones de años seguirá 12 Ibíd., págs. 15-16. Cita extraída por el autor de G.P. El Tonel de Diógenes. 13 Ibíd., pág. 17.

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girando después que toda voz humana haya enmudecido eternamente”.14 “La naturaleza no aparece injusta, ni justa, sino creadora. No da señales de conocer la sensibilidad humana, el odio ni el amor; infinito vaso de concepción, divinidad en interminable alumbramiento, madre toda seno i nada corazón, crea i crea para destruir i volver a crear i volver a destruir... Vayamos donde vayamos, no saldremos del Universo, no escaparemos a leyes inviolables i eternas”.15

3. EL HOMBRE 3.1 El hombre y la duda La dignidad del hombre está representada por la duda. El hombre es un ser que duda, no sabe para qué está en el mundo, qué lo espera más allá de la muerte, y sin embargo trata de ingresar en estos misterios y resolverlos utilizando todas las fuerzas de su inteligencia: “Si rasgáramos las tinieblas de la cuna y del sepulcro, nos cortaríamos las alas de la conjetura y de la hipótesis, oscilaríamos monótonamente como un péndulo entre dos luces. La duda y la incertidumbre desenvuelven a nuestra imaginación un espacio sin límites. Al dudar, afirmamos personalidad, crecemos, nos sentimos más hombres. La duda patentiza la virilidad del pensamiento”.16

14 González Prada, Manuel. Ibíd., pág. 354. 15 González Prada, Manuel. Pájinas Libres, pág. 280. 16 González Prada, Manuel. Nuevas Páginas Libres, pág. 338.

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González Prada no piensa que el hombre escéptico sea inconsistente y frívolo, sino que lo conceptualiza como un espíritu sereno, ponderado, que no encuentra pruebas para negar o afirmar y es capaz de conservar el equilibrio en sus juicios.

las antiguas que impiden el avance y el progreso. “Difícilmente se concibe gozo tan inefable como el irse despojando del hombre antiguo y revistiéndose del hombre nuevo. No se preconiza una transformación imaginaria, semejante al rejuvenecimiento de Fausto, sino continuas depuraciones en las ideas, imitando el proceso del organismo al expeler las células muertas y asimilarse los gérmenes vivos... Toda creencia exclusiva y arraigada denuncia claustración estrecha del cerebro: se cree por no llevar un cráneo suficientemente abierto para recibir la duda... No someternos a sistema alguno de verdades definitivas, sino regirnos por una sucesión de verdades provisorias, viviendo listos a dejarlas, como se deja una ropa envejecida o un bastón gastado por el uso”.19

“Escepticismo no significa negación absoluta sino, más bien, una triple serie de afirmaciones: afirmación del pro, afirmación del contra y afirmación de la igualdad entre las razones contrarias. Para evitar el engaño, nada más cuerdo que mantener el juicio en suspenso. Donde faltan las pruebas irrefragables, la prudencia estriba en dudar: la duda representa la situación más luminosa del alma, el estado en que de todos lados recibe diferentes luces, no dejándose deslumbrar por ninguna”.17

Es necesario combatir el dogmatismo, la permanencia en una certeza absoluta que solo lleva al hombre a sentirse dueño de la verdad: “... ¿por qué nuestra verdad ha de ser la verdadera? Nos hallamos en la condición del niño que introduce los dedos en un saco donde hay una bola de oro y noventinueve de cobre. ¿Quien nos asegura que el niño extraerá la bola de oro? ¿Qué cosa es verdad? le decía Pilatos a Jesucristo. ¿Qué cosa es verdad? Preguntamos a los dogmatizadores que adoran una doctrina y condenan las demás.18

3.2 Conciencia de la pequeñez humana Otro aspecto que González Prada pone de relieve es la evidencia que el hombre tiene de su propia pequeñez frente a las leyes inexorables de la naturaleza y los misterios insondables de la existencia, pero al mismo tiempo es consciente de su capacidad de responder a este reto con la dignidad que le impone su condición humana. “Convertir la vida en una preparación a la muerte, oponer la simple inercia a los embates de la Naturaleza y a las acechanzas de nuestros semejantes, no luchar ni resistir, dejándose arrastrar por la corriente o fiando en el auxilio de la Providencia, es indigno de un

El escepticismo risueño que preconiza González Prada, lleva a que el hombre dé cabida a nuevas ideas y vaya rechazando 17 González Prada, Manuel. Ob. cit., pág. 345. 18 Ibíd., pág. 349.

19 Ibíd., pág. 374.

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hombre... El convencimiento de nuestra pequeñez no exime de la acción”.20

Adoptando una posición optimista afirma que ante la Naturaleza y sus leyes, se alza la inteligencia humana en su objetivo de descubrir la verdad: “Para escudriñar las leyes del Universo, necesitamos creer que en la Naturaleza no hay misterios incomprensibles ni enigmas indescifrables: nada nos autoriza para concluir que nuestra inteligencia no sea capaz de penetrar la suprema ley de la vida”.21

3.3 Sentimiento de lo Universal La condición de la universalidad humana es otro rasgo del pensamiento de González Prada. Por ello exhorta a los poetas a ocuparse, antes que de lo particular que les rodea, a lo más general, a lo que es Universal, a la verdad y la justicia: “Al poeta de una nación civilizada le cumple sustituir la patria de los montes, de los campos y de los ríos con la patria de las ideas y de los sentimientos: proclamar que nuestros verdaderos hermanos no están en los individuos que tienen nuestra misma nacionalidad, sino en todos los hombres que batallan por la verdad y la justicia”.22

El poeta debe mirar hacia lo alto y reconocer “En la verdad científica la sola religión de las almas escogidas o 20 Ibíd., pág. 352. 21 Ibíd., pág. 353. 22 Ibíd., pág. 341.

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reconocer en el Universo la única patria de los hombres civilizados”.23 3.4 El destino del hombre: la vida y la muerte González Prada reconoce a la muerte como un enigma, ante el cual el pensamiento del hombre retrocede y no sabe hallar una respuesta: “... quién sabe la muerte sea: primero, un gran dolor o un pesado amodorramiento; después, un sueño invencible; en seguida, un frío polar; i por último, algo que se evapora en el cerebro i algo que se marmoliza en el resto del organismo”.24

Ante la posibilidad de la inmortalidad, se pregunta: “¿Existe algo más allá del sepulcro? ¿Conservamos nuestra personalidad o somos absorbidos por el Todo, como una gota por el Oceáno? ¿Renacemos en la Tierra o vamos a los astros para seguir una serie planetaria i estelaria de nuevas y variadas existencias?”.25

Frente a lo único irrefutable, los hechos y la Ciencia Positiva, el autor no encuentra respuestas lógicas que den explicación a la inmortalidad del alma y la existencia a Dios. “Desmenuzadas todas las creencias tradicionales, subsisten dos magnas cuestiones que todavía no han obtenido una prueba científica ni refutación lójica: la inmortalidad del alma i la existencia de un ‘Dios distinto i 23 Ibíd., pág. 335. 24 González Prada, Manuel. Pájinas Libres, pág. 278. 25 Loc. cit.

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personal, de un Dios ausente del Universo’, como decía Hegel. Hasta hoi ¿a qué se reducen Dios i el alma? A dos entidades hipóteticas, imajinadas para explicar el orijen de las cosas i las funciones del cerebro”.26

sin él haberlo pedido se encuentra desde temprano con el sufrimiento. “Cuando se ve sonreír a los niños, cuando se piensa que mañana morirán en el dolor o vivirán en amarguras más acerbas que la muerte, un inefable sentimiento de conmiseración se apodera de los corazones más endurecidos. Si un tirano quería que el pueblo de Roma poseyera una sola cabeza, para cercenársela de un tajo; si un humorista inglés deseaba que las caras de todos los hombres se redujeran a una sola, para darse el gusto de escupirla ¿quién no anhelaría que la Humanidad tuviera un solo rostro, para poderla enjugar todas sus lágrimas?”.29

El desencanto ante el destino del Hombre, la incertidumbre y desconcierto insertos en el ser humano se revelan en el siguiente pasaje: “Nacemos sin que nos hayan consultado, morimos cuando no lo queremos, vamos tal vez donde no desearíamos ir. Años de años peregrinamos en un desierto, i el día que fijamos tienda i abrimos una cisterna i sembramos una palma i nos apercibimos a descansar, asoma la muerte. ¿Queremos vivir?, pues la muerte. ¿Queremos morir?; pues la vida”.27

Ante el misterio que representa la muerte, sólo queda la dignidad del Hombre para enfrentarla:

“Quien dijo existencia dijo dolor; i la obra más digna de un Dios consistiría en reducir el Universo a la nada”.30

Las leyes de la naturaleza y el determinismo encerrado en ellas no permite al hombre escapar de esta terrible realidad: “En este martirologio infinito no hai ironía más sangrienta que la imperturbable serenidad de las leyes naturales no hai desconsuelo más profundo que lo intanjible, lo impersonal de las fuerzas opresoras: nos trituran inconscientes piedras de molino, nos estrangulan manos que sentimos i no podemos asir, nos despedazan monstruos de cien bocas invisibles”.31

“... Cuando la muerte se aproxima, salgamos a su encuentro, i muramos de pie como el Emperador romano. Fijemos los ojos en el misterio, aunque veamos espectros amenazantes i furiosos; estendamos las manos hacia lo desconocido, aunque sintamos la punta de mil puñales”.28

3.5 El dolor El sentimiento del dolor invade la prosa de González Prada, el Hombre es un ser que sufre y llora, venido al mundo

No obstante, como bien afirma Salazar Bondy:

26 Ibíd., pág. 279. 27 Ibíd., pág. 281. 28 Ibíd., págs. 281-282.

29 Ibíd., pág. 284. 30 Ibíd., pág. 285. 31 Loc. cit.

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“El pesimismo no es, sin embargo la última palabra de González Prada. Reconocer el mal del mundo y dolerse de él es sólo un momento de su reflexión. El otro es la protesta. González Prada no se conforma con hacer el balance del mundo y registrar su saldo negativo; va más allá: le abre juicio al mundo. La reacción dolida se transforma entonces en rebeldía metafísica, en impulso de redención del hombre siervo de todos los poderes absolutos. Este rechazo del sufrimiento injusto es la originalidad, el timbre de honor del hombre, el fundamento de su dignidad: ‘Desde las colonias de infusorios hasta las sociedades humanas se ve luchas sin cuartel y abominables victorias de los fuertes, con una sola diferencia: toda la naturaleza sufre la dura ley y calla, el hombre la rechaza y se subleva, sí, el hombre es el único ser que lanza un clamor de justicia en el universal y eterno sacrificio de los débiles’”.32

4. LA RELIGIÓN González Prada, como buen pensador de su época, heredero del pensamiento Comtiano, sostiene una visión antirreligiosa que abarca la crítica permanente a las condiciones sociales, políticas y económicas del país que sufren la influencia determinante de la acción católica y del clero. Esta crítica atraviesa la totalidad de la producción en prosa del autor, desde sus primeros escritos, artículos y ensayos hasta sus trabajos más tardíos sobre el Anarquismo. Ya Comte, en su ley de los tres estados, base de su sistema filosófico, había 32 Salazar Bondy, Augusto. Ob. cit., pág. 19. La cita de G.P. corresponde a Horas de Lucha.

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expresado que el espíritu atraviesa por tres tipos de mentalidad, el teológico y ficticio, el metafísico o abstracto y el científico o positivo. El primero de ellos, el estado teológico se ocupa de ofrecer explicaciones trascendentes de los fenómenos, situándolos dentro de la esfera de la acción y la voluntad de la Divinidad. De esta manera se accede a una explicación mística de la realidad. González Prada combate a la Teología que mantiene al hombre en la oscuridad y la superstición: “No temamos la Teolojía con sus fantasmagorías estramundanas. Cuando Europa invadió Asia, los hijos del Oriente quisieron detener a los hijos del Norte con jigantescos ídolos de madera, cartón i trapo: cuando los hombres de hoi invadimos el país de las tinieblas, surjen los hombres de ayer creyendo amedrentarnos con fantasmas i simulacros de la superstición. El filósofo no retrocede, sigue adelante, penetra en el tiempo i rasga el velo, porque sabe que en el santuario no hai más que un sacerdote con todas las flaquezas de la humanidad, i un ídolo sin labios para responder a las amenazas de nuestros labios, ni brazos para detener los formidables golpes de nuestros brazos”.33

Evidenciando la primacía de la Ciencia Positiva, portadora de la verdad, sobre la Teología el pensador afirma: “Algo muere, pero también algo nace: muere la mentira con las lucubraciones

33 González Prada, Manuel. Pájinas Libres, pág. 69.

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metafísicas i teolojicas, nace la verdad con la Ciencia Positiva”.34

Más adelante, exalta la independencia de la Moral frente a la religión:

Siempre dentro de la concepción Comtiana de los tres estados por los que pasa el espíritu humano, González Prada reflexiona sobre el recorrido de la mente humana desde la existencia natural a la superstición religiosa, hasta llegar a la Ciencia que se constituye en verdadera senda de avance y progreso.

“La Moral positiva, la Moral profesada hoi por la parte más selecta de la Humanidad, viene de la Ciencia i guarda más puntos de contacto con la Higiene y la Fisiolojía que con ninguna de todas las relijiones”.37

“... la relijiosidad no pasa de accidente en la marcha de la Humanidad, corresponde a un período intermediario de la evolución mental, oscilando entre l’absoluta ignorancia i la plena ilustración: el ignorante no niega ni afirma porque nada ve, el sabio duda i niega porque ve mucho. Querer, pues, que la intelijencia no salga de la relijiosidad vale tanto como pretender que el organismo se detenga en la niñez o en l’adolescencia”.35

Pero además, la religión es peligrosa para el hombre, pues destierra de su ser el sentimiento de rebeldía. Sentimiento imprescindible para exaltar la dignidad y la moral humana, para elevarse sobre su condición menesterosa. En este sentido, el pensamiento de nuestro autor recuerda la concepción del socialismo marxista que consideró a la religión como el opio del pueblo. “La relijión sirve como poderoso instrumento de servidumbre: con la resignación encadena el espíritu de rebeldía, con la esperanza de un bien póstumo adormece el presente dolor de los desheredados”.36 34 Ibíd., pág. 72. 35 Ibíd., pág. 145. 36 Ibíd., pág. 146.

Frente a la actividad del espíritu científico se levanta la pasividad del espíritu religioso que acepta dogmas y creencias sin someterlos a examen. “La esencia del espíritu científico es la actividad, la infatigable labor para descubrir la verdad, separarla de los errores y presentarla en su desnudez; la esencia del espíritu religioso (señaladamente del católico) es la pasividad: desde que el hombre de fe se cree poseedor de la verdad suprema ¿por qué afanarse en investigar las otras verdades?”38

Pero el mayor perjuicio de la religión es que al mantener al hombre en esa pasividad, no le da armas ni entereza para oponerse a su realidad política, social y económica, para salir de la servidumbre. Por el contrario, la religiosidad contempla al creyente como la oveja del rebaño. El hombre es uno más en una serie de autómatas que sigue tras los pasos de creencias y dogmas que detienen todo progreso posible: “La religión, a la vez que a la pasividad tiende a la uniformidad. Un pueblo donde todos los hombres pensaran de igual manera y creyeran lo mismo, 37 Ibíd., pág. 147. 38 González Prada, Manuel. Nuevas Páginas Libres, pág. 326.

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donde no surgiese la menor discrepancia intelectual ni moral, sería una serie de autómatas en la misma posición y con el mismo gesto, un museo de organismos petrificados en idéntico período de su desarrollo”.39

4.1 Sociedad y Religión La religión, anota el autor, tiene gran influencia en el desarrollo de la sociedad, la política, la economía y el destino de las naciones. El clero católico interviene en la instrucción y la educación, en la marcha de la política, en el entorno familiar por el influjo que ejerce sobre la mujer y, a través de ésta, sobre el matrimonio. Convertido el Catolicismo en una fuerza retardataria de la sociedad, contribuye a conservar al hombre en un estado de servidumbre frente a los poderes opresores. Ocuparse de los asuntos sociales y políticos del país equivale a tratar la cuestión religiosa y su influencia determinante en la vida y la cultura peruanas. De tal manera, que la crítica del autor no sólo abarca a los dogmas y creencias teológicas que aprisionan el libre pensamiento del hombre y que no le permiten alcanzar los principios de la Ciencia Positiva, sino también a los perjuicios que la religión le acarrea en su condición de ser social y político. 4.2 Educación y Religión La educación impartida por el clero aleja al niño de la enseñanza científica, dedicándolo al aprendizaje del catecismo y de las creencias teológicas. Tal enseñanza anula la iniciativa personal, 39 Ob. cit., pág. 327.

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incita al respeto ciego al preceptor y a la obediencia pasiva. La educación en manos del clero católico e impartida en el país tanto a hombres como mujeres, es nefasta porque anula la creatividad, el ingenio, el deseo de saber y aprender, inculcando desde la más tierna infancia fantasmagorías ajenas a la realidad, y arrebatando el sentimiento de libertad e independencia. “Obras colosales de ingenio y lógica, pero basadas en axiomas absurdos, las religiones malean al hombre desde la infancia inspirándole un concepto erróneo de la Naturaleza y de la vida: representan las herejías de la Razón. Pueden considerarse como la ciencia rudimentaria de los pueblos ignorantes, como una interpretación fantástica del universo.”40

4.3 Política y Religión El Perú es un país, nos dice el autor, donde el Estado profesa una religión y además la favorece por encima de otras. Esta identidad entre política de Estado y religión hace decir al pensador: “No cabe duda que de toda cuestión social o política surge siempre una cuestión religiosa”.41 Toda reforma radical de la sociedad es anulada por la Iglesia que se encarga de cerrarle el paso dado que contraría los dogmas o los derechos consuetudinarios. González Prada recuerda que en el derecho familiar la Iglesia no acepta el divorcio debido a que contraría las leyes divinas. Desde el cristianismo naciente

40 González Prada, Manuel. Anarquía. Edic. COPÉ, 1986, pág. 242. 41 González Prada, Manuel. Horas de Lucha. Edic. COPÉ, 1986, pág. 212.

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hasta el catolicismo actual se ha marcado tal distancia, “... que hoy el catolicismo figura como el aliado inevitable de todos los opresores y de todos los fuertes: donde asoma un tirano, cuenta con dos armas –la espada del militar y la cruz del sacerdote... toda religión naciente se muestra revolucionaria y progresista, así en el orden moral como en el político y el social; toda religión triunfante se declara eminentemente conservadora y estacionaria: de oprimida se vuelve opresora, de popular y libre se hace aristocrática y oficial”.42

4.4 La Mujer y la Religión González Prada contempla con horror la situación de la mujer en su época, y es un crítico profundo de la condición de inferioridad en que se la coloca y considera. Al ocuparse de este tema afirma que la emancipación de la mujer no es tal en los Estados oficialmente católicos donde sufre una esclavitud canónica y civil. En el Perú, los códigos y las costumbres restringen abiertamente la capacidad jurídica de la mujer igualándola con los menores, los esclavos y los incapaces. “No se conoce bien a un pueblo sin haber estudiado la condición social y jurídica de la mujer; se necesita ver las consideraciones que goza en las costumbres, los derechos de que disfruta en las leyes. En las naciones protestantes se realiza tan seguramente la ascensión femenina que ya se prevé la completa emancipación. Sancionada la igualdad de ambos sexos, se concibe que algún día la mujer adquiera el dominio absoluto de su persona y divida con el hombre la dirección política del mundo”.44

Para González Prada entre el poder religioso y el poder civil existe tal unión, que no es casual que en momentos de conmociones sociales se auxilien para mantener el poder y el estado de servidumbre del individuo. Por este motivo los partidos de avanzada reconocen que sólo la secularización puede oponerse a Iglesia y Estado y convertirse en vía del progreso. “El catolicismo encierra una perenne amenaza a la civilización moderna, una latente revolución a la inversa, un poder que incesantemente se afana por rehacer la Historia, con el fin de borrar los rastros de la Revolución Francesa, suprimir la Reforma, anular el Renacimiento y sumergir a la Humanidad en la penumbra de la Edad Media... el progreso intelectual y moral de las naciones sudamericanas se mide por la dosis de Catolicismo que han logrado eliminar de sus leyes y costumbres”.43 42 Ob. cit., pág. 213. 43 Ibíd., pág. 218.

Siguiendo con esta línea de razonamiento, el autor exhorta a la mujer a abandonar el tutelaje del sacerdote, a emplear su independencia de criterio, tanto para guiar su propio hogar como para ser un óptimo influjo en la educación de sus hijos: “Cuando las mujeres vean la conformidad de acciones y palabras, cuando palpen que las almas libres 44 Ibíd., págs. 66-67.

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alcanzan donde no pueden llegar las conciencias maniatadas, cuando constaten que una moral sin obligación ni sanción ennoblece más que la añeja Teoría de premios y castigos, entonces abandonarán al sacerdote por el sabio, la iglesia por el hogar, el Dogma por la Razón”.45

cobardía en el oprimido. Quitemos al poderoso algo de su poder, al rico algo de su riqueza i veremos si conocen i preconizan la resignación... si hai hambre i miseria en unos mientras hai hartasgo i riqueza en otros, es porque el hambriento i el miserable en lugar de rebelarse i combatir, se resignan cristianamente a sufrir su desventurada suerte”.46

5. LA REBELDÍA Nuestro autor encuentra, frente al caos político, social y económico que envuelve al país, que la posición del hombre no puede ser la resignación y el temor, sino la rebeldía. Como hemos visto anteriormente, la religión, opositora de la ciencia y puesta al servicio del opresor, contribuye a la servidumbre humana y aleja cada vez más al hombre de la lucha por sus derechos. Si bien se constata una situación general ante la cual no le queda al individuo otro camino que el de la rebeldía, el carácter poco sistemático de la producción de González Prada, así como el estilo exhortativo de su obra, no permite inferir si al ocuparse de este tema en particular, reflexionaba sobre los medios a utilizar para el logro de la rebelión a la que estaba incitando. En el año 1888 escribía: “¡Abajo esas mentiras convencionales de respeto i resignación!... Esa palabra resignación inventada por los astutos que gozan, para encadenar el brazo de los inocentes que sufren iniquidades i atropellos, debe desaparecer de todos los labios, porque resuena como sinónimo de ultraje en el opresor, de 45 Ibíd., pág. 74.

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Frente a esta situación, expresa el autor, sólo queda el uso de la violencia combativa, el ejercicio de la fuerza: “... Nadie se halla en la obligación de sufrir para que otros gocen, de ayunar para que otros coman, de morir para que otros vivan. Por el contrario, los desheredados tienen derecho de usar todos los medios para sustraerse a su desgraciada condición. ¿Por qué desmayar de hambre a las puertas del festín, si violentando la entrada se consigue manjar i sitio para todos? Los despojos sociales nacieron de la violencia, se fundan en la violencia más o menos solpada, i combatirles violentamente es ejercer el derecho de contestar a la fuerza con la fuerza... Un sólo acto de rebeldía suele producir más bienes a la especie humana que todas las resignaciones i todos los respetos”.47

Años más tarde, cuando González Prada trataba francamente el tema de la Anarquía, encontramos una descripción de como el rebelde ejerce su acción sobre la sociedad. “La oposición de los rebeldes a las opiniones reinantes actúa como factor 46 González Prada, Manuel. Pájinas libres, pág. 167. 47 Loc. cit.

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poderosísimo en las transformaciones sucesivas. Mas aunque la rebeldía no produjera sino alguna desconfianza del presente y el deseo de aislarse para juzgarle con mayor imparcialidad, causaría con ese deseo y con esa desconfianza un gran bien: despertar a los dormidos, sacudir a los perezosos... Gracias a la acción de los rebeldes, resulta, pues una infiltración incesante de elementos dinámicos en un mundo con visos de inercia, una amalgama de temeridad y prudencia, de quietud y movimiento, lo que constituye la vida y la esencia de las sociedades”.48

Por el contrario, se sirve de leyes amañadas para otorgar cada vez más poder a la minoría gobernante y despojar a la gran masa de lo poco que le queda. Haciendo un análisis de las sociedades, nuestro autor llega a la conclusión que la presencia del Estado siempre es motivo de corrupción. Por eso la necesidad del accionar anárquico, enfrentándose a todo lo que represente autoridad y poder concentrados en manos de unos pocos y en desmedro de las mayorías. “Autoridad implica abuso, obediencia denuncia abyección, que el hombre verdaderamente emancipado no ambiciona el dominio sobre sus iguales ni acepta más autoridad que la de uno mismo sobre uno mismo”.50

6. EL ANARQUISMO De esta manera, paso a paso el pensamiento de González Prada evoluciona desde la rebeldía filosófica hasta la rebeldía social. La constatación de una sociedad en crisis permanente, el imperio de la injusticia social lo lleva a profesar el anarquismo. Un anarquismo que el autor conceptualiza de la siguiente forma: “El ideal anárquico se pudiera resumir en dos líneas: la libertad ilimitada y el mayor bienestar posible del individuo, con la abolición del Estado y la propiedad individual”.49

Abolir el Estado significa para el pensador, abolir la religión y la iglesia, pues son poderes que van de la mano en su labor de opresión del individuo y la sociedad. Sin embargo, esta tarea no estaría cumplida, si no se procediese a la abolición de la propiedad, factor determinante en la división en clases sociales: los poseedores de todos los bienes (materiales e intelectuales), y los desposeídos, a los que sólo les resta ser explotados. “Los profesores de la Universidad o voceros de la Ciencia oficial no se atreven a decir con Proudhom: ‘La propiedad es un robo’; más algunos llegarían a sostener como Duguit: ‘La propiedad no es un derecho subjetivo, es una función social...’. Cómo ejercerán esa función las sociedades futuras –si por las confederaciones

Abolir el Estado significa para González Prada acabar con un sistema al servicio de los poderosos y contrario a la liberación de los pobres. El Estado es la violencia de la fuerza, no representa al Derecho que guía las leyes para llevar justicia e igualdad a todos los ciudadanos. 48 González Prada. Anarquía, pág. 299. 49 Ob. cit., pág. 228.

50 Ibíd., págs. 228-229.

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comunales; si por los sindicatos profesionales; etc.– no lo sabemos aún: basta saber y constatar que hasta enemigos declarados de la Anarquía niegan hoy al individuo su tradicional y sagrado derecho de propiedad”.51

Si se suprime la propiedad, que determina el origen y la lucha de clases, se podrá pensar entonces en el restablecimiento de la libertad y sobre todo de la aparición de la comunidad humana: “La conquista y urbanización de la Tierra, el acopio enorme de capitales... no son obra de un pueblo, de una raza ni de una época, sino el trabajo de la Humanidad en el transcurso de los siglos... ¿Qué derecho tiene, pues, el individuo de monopolizar cosa alguna? Donde un individuo apañe los frutos de un árbol, otro individuo puede hacer lo mismo, porque es tan hijo de la tierra como él, tan heredero de la Humanidad como él”.52

A diferencia del Marxismo, nuestro autor no concibe la conducción de una revolución en manos de una sola clase social, porque la injusticia social la sufren todos los miembros de la comunidad, incluso pensar en que la clase obrera y el proletariado puedan dirigir los destinos de la sociedad, confronta el peligro de continuar con una sociedad dividida en clases: “La Anarquía tiende a la concordia universal, a la armonía de los intereses individuales por medio de generosas y mutuas concesiones: no persigue la lucha de clases para conseguir el 51 Ibíd., pág. 240. 52 Ibíd., pág. 241.

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predominio de una sola, porque entonces no implicaría la revolución de todos los individuos contra todo lo malo de la sociedad. El proletariado mismo, si lograra monopolizar el triunfo y disponer de la fuerza se convertiría en burgués, como el burgués adinerado sueña en elevarse a noble. Subsistiría el mismo orden social con el mero cambio de personas: nuevo rebaño con nuevos pastores”.53

Según Salazar Bondy, González Prada ve en la violencia revolucionaria un medio extremo, inevitable en las situaciones más graves de lucha y crisis social: “Pero moralmente, este recurso a la fuerza cuya finalidad es realizar la libertad y la dignidad de los hombres, encuentra una sóla justificación: el sacrificio personal, la entrega de la propia vida a cambio de la existencia que se destruye”.54 Las siguientes frases parecen confirmar las apreciaciones anteriores: “El Estado con sus leyes penales, la Iglesia con sus amenazas póstumas, no corrigen, ni moralizan; la Moral no se alberga en biblias ni códigos, sino en nosotros mismos: hay que sacarla del hombre. El amor a nuestro yo, la repugnancia a padecer y morir, nos infunden el respeto a la vida ajena y el ahorro del dolor, no sólo en el hombre sino en los animales. Por un egoísmo reflejo, el negativo precepto cristiano de ‘No hacer a otro lo que no quisiéramos que nos hiciera a nosotros’, se sublima en el positivo consejo humano de hacer el bien a todos los seres sin aguardar recompensa”.55 53 Ibíd., pág. 239. 54 Salazar Bondy, Augusto. Ob. cit., pág. 33. 55 González Prada, Manuel. Anarquía, pág. 351.

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enervante olor a mediocridad. Abunda la pequeñez en todo: pequeñez en caracteres, pequeñez en corazones, pequeñez en vicios i crímenes”.57

7. LA SOCIEDAD PERUANA González Prada fue un incisivo y duro crítico de la sociedad de su tiempo, conocido es su rechazo al militarismo, al cacicazgo y la política nacional, promotora esta última de la mayoría de los males del país.

El autor reflexiona sobre la procedencia de tantos males sociales para los que no encuentra como respuesta la derrota sufrida en la última guerra:

7.1 La Política

“Mas, sería mui aventurado afirmar que nuestra miseria social venga exclusivamente de la guerra con Chile: cierto, la derrota opaca, pone en relieve todos los vicios del vencido, infunde gran desaliento en los ánimos pero no cambia súbita i radicalmente el modo de ser de una sociedad; una conquista duradera u ocupación secular es una inoculación, una guerra de pocos años es una simple sangría. Podremos estar anémicos, mas ¿por qué agangrenados? Lo natural habría sido que, pasada la guerra, hubiera venido la reacción... Hoy el Perú es un organismo enfermo: donde se aplica el dedo brota pus”.58

González Prada encuentra que la política de su época no se exime de la mayor crítica: “La vida política se funda en fraude, concusión i mentira, la vida social se resume en la modorra egoísta, cuando no en la guerra defensiva contra envidia, calumnia i rapacidad del vecino”.56

Una profunda desilusión frente a la sociedad en la que se halla inserto, la constatación de la desorganización y envilecimiento de las distintas instituciones del país se reflejan en los escritos siguientes: “¿Qué tenemos? En el gobierno manotadas inconscientes o remedos de movimientos libres; en el poder judicial, venalidades i prevaricatos; en el Congreso, riñas grotescas sin arranques de valor i discusiones soporíferas sin chispa d’elocuencia; en el pueblo carencia de fe porque en ninguno se cree ya, egoísmo de nieve porque a nadie se ama i conformidad musulmana porque nada s’espera. Pueblo, Congreso, Poder Judicial i Gobierno, todo fermenta i despide un

56 González Prada, Manuel. Pájinas Libres, pág. 169.

La responsabilidad de tanta miseria social la encuentra en los políticos, quienes están dedicados a reformas políticas sin norte ni objetivos, olvidando las necesarias reformas sociales que llevan al bienestar común. El político peruano ha olvidado la verdadera misión que le corresponde: velar por el bienestar de los otros, tener como meta a la humanidad y la justicia, esforzarse por contribuir al surgimiento nacional para convertirse en un ser preocupado exclusivamente por sus intereses personales. 57 Loc. cit. 58 Ibíd., págs. 170-171.

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Lamentablemente, las palabras de González Prada resuenan en nuestros oídos, no como aseveraciones que a lo largo de los siglos han pasado a ser historia, sino por el contrario, son frases de gran actualidad que rebelan el carácter de nuestra realidad incapaz de salir de la mediocridad, de reformar sus instituciones, de proporcionar bienestar social a las mayorías. No se puede hablar de bonanza en un país donde ésta se refleja en un grupo selecto del empresariado y las finanzas, pero no llega a la gran masa. No se puede hablar de seguridades al ciudadano en un país donde los valores éticos han decaído a límites inimaginables, donde la corrupción se ha generalizado alcanzando a la mayoría de las instituciones de la nación.

situación en el trabajo forzado y el reclutamiento. A quienes afirman que la alfabetización del indio es de una necesidad perentoria para una vida mejor, nuestro autor les responde que no es la pedagogía la que redimirá a la raza indígena, la alfabetización poco puede hacer sin el pan: “Al que diga escuela respóndasele: la escuelas y el pan”.59 González Prada concluye que la cuestión del indio más que pedagógica, es económica, es social. Según indica Luis Alberto Sánchez el artículo sobre el indio inspiró los trabajos de Pedro Zulen, Víctor Raúl Haya de la Torre, José Carlos Mariátegui, José Uriel García y Luis E. Valcárcel (Nota a la edición de Horas de Lucha, 1976).

7.2 El Indio BIBLIOGRAFÍA En sus obras en prosa, González Prada analiza tangencialmente la situación del indio peruano, pero es en el artículo “Nuestros Indios”, donde se detiene con más detalle a realizar un estudio de las vicisitudes de esta raza durante el Virreinato y la República. En este mismo artículo analiza el pensamiento de algunos sociólogos extranjeros sobre la superioridad de la raza blanca frente a las otras razas, cayendo estos en una serie tal de contradicciones que hacen decir a nuestro autor que algunos de los seguidores de Augusto Comte han convertido el saber sociológico en un cúmulo de divagaciones sin fundamento científico. A diferencia de la época virreinal donde la esclavitud del indio se constataba en los corregimientos y las encomiendas, durante la república se observa la misma

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GONZÁLEZ PRADA, Manuel, Páginas Libres. Lima, Editorial P.T.C.M., 1945. –––––––– Nuevas Páginas Libres. Santiago, Editorial Ercilla, 1937. ––––––––– El tonel de Diógenes. México, Tezontle, 1994. –––––––– Anarquía. Lima, Editorial P.T.C.M., 1948. –––––––– Horas de Lucha. Lima, Tip. Lux, 1924. –––––––– Propaganda y Ataque. Buenos Aires, Ed. Imán, 1939. –––––––– Prosa Menuda. Buenos Aires, 1941. SALAZAR BONDY, Augusto, Historia de las ideas en el Perú Contemporáneo. El proceso del Pensamiento filosófico. 2 Tomos. Lima, Francisco Moncloa. Editores S.A., 1965. 59 González Prada, Manuel. Horas de Lucha, pág. 209.

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Reseñas

V Congreso Nacional de Investigaciones Lingüístico-Filológicas La Cátedra UNESCO para la Lectura y la Escritura en América Latina (Sede Perú), la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Marcos y la Academia Peruana de la Lengua organizaron el V Congreso Nacional de Investigaciones Lingüístico-Filológicas, evento que se llevó a cabo en nuestra Universidad Ricardo Palma entre el 6 y 10 de agosto. Con el objetivo de difundir las investigaciones en las áreas científicas de la lengua y de propiciar el intercambio de ideas entre los investigadores, docentes y estudiantes, dentro del marco del V Congreso se realizaron cursillos, comunicaciones y conferencias plenarias que contaron con la participación de destacados investigadores peruanos y extranjeros. El 6 y 7 de agosto se dictaron los cursillos de Gramática perceptiva del español a cargo del Dr. Ángel López (España), Estrategias Léxicas para el aprendizaje dictado por las Dras. Mabel Giammateo e Hilda Albano de la Universidad de Buenos Aires, La Enseñanza Transversal de la Lengua propuesta por la Mag. Marta Lescano (UBA) y Enseñar en contextos de pobreza: “las poéticas de la experiencia” contra las “políticas de la representación” por la expositora Dra. Mirta Gloria Fernández. El 8 de agosto se celebró la inauguración del V Congreso de Investigaciones Lingüístico-Filológicas con la primera conferencia plenaria, Trazas lingüísticas y discursivas de la ciudad: el caso de Lima a

cargo del señor Juan Carlos Godenzzi. En el desarrollo del evento, hasta el 10 de agosto, se realizaron cinco conferencias plenarias más, a la par que 170 comunicaciones realizadas simultáneamente en distintos auditorios de la Universidad Ricardo Palma. Las comunicaciones se agruparon en 17 secciones: Fonología, Gramática, Semántica y Lexicología, Análisis del Discurso, Pragmática, Sociolingüística y Dialectología, Estudios Históricos-Comparativos, Lenguas en Contacto, Filología, Onomástica, Traducción, Lingüística Aplicada, Educación Bilingüe e Intercultural, Terminología, Enseñanza del Español, Español como Lengua Extranjera, El empleo de la tecnología en la enseñanza y revitalización de idiomas, Política idiomática y planificación lingüística. Finalmente, luego de la última conferencia plenaria Arbitrariedad del signo lingüístico, ¿en sintaxis?, dictada por la señora Cecilia Hare, se cerró el evento con las palabras del Dr. Iván Rodríguez Chávez, Rector de nuestra universidad. Hay que resaltar la labor del Dr. Luis Miranda Esquerre, miembro de la Cátedra UNESCO y Presidente de la Comisión Organizadora del V Congreso. Asimismo es necesario hacer llegar un agradecimiento especial a la Facultad de Humanidades y Lenguas Modernas de la URP que brindó su apoyo durante todo el evento, y también a los alumnos que colaboraron con la comisión organizadora. Elena Pari

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Nuestros colaboradores Teodoro Hampe Martínez. Licenciado en Historia y en Educación por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Doctor en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido Profesor auxiliar en la Pontificia Universidad Católica del Perú y Profesor asociado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Profesor visitante en diversas universidades de Francia, Alemania, Estados Unidos y Chile. Secretario ejecutivo de la Comisión Nacional del bicentenario de Alexander von Humboldt en el Perú. Es miembro nacional principal del Instituto Panamericano de Geografía e Historia. Miembro correspondiente de la Academia Argentina de la Historia, la Casa de la Cultura Ecuatoriana y la Sociedad Chilena de Historia y Geografía. Miembro de número del Instituto Ricardo Palma. Autor y compilador de una docena de libros, sobre temas diversos de la historia, cultura y sociedad peruanas. Ivana Suito. Licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad Femenina del Sagrado Corazón, Magíster en Traducción por la Universidad de Montreal-Canadá y miembro del Colegio de Traductores del Perú del que, además, fue Decana durante el período 2001-2003. Actualmente se desempeña como profesora principal de la Facultad de Traducción e Interpretación de la UNIFÉ, traductora e intérprete independiente de francés e italiano y Presidenta de la Asociación de Intérpretes de Conferencias AICPerú. Es coautora de la traducción de las novelas Les gens de la nuit, de Michel Déon y Les Ormeaux de Georges-Olivier Châteaureynaud, y autora de la traducción del texto: Sommelier, Profession d’Avenir de la Association de la Sommellerie Internationale, publicada en junio de 2007. Marcos Yauri Montero. Licenciado en Historia. Novelista, poeta y ensayista. Premio Nacional de Novela Ricardo Palma (INC). Premio Casa de las Américas. Premio Nacional de Poesía José Gálvez Barrenechea. Autor, entre otras, de las novelas: En otoño, después de mil años; No preguntes quién ha muerto; María Colón; Eurídice, el amor. Autor de muchos trabajos etnohistóricos. El crítico húngaro Laszló Schölz lo sitúa entre Julio Cortázar y José María Arguedas. Es profesor en la Universidad Ricardo Palma. Mario Mejía Huamán. Doctor en Educación y Magíster en Filosofía, qosqoruna de nacimiento, tiene el runasimi como primer idioma, lo cual le ha permitido realizar diversas traducciones del castellano al quechua, entre ellas 35 Tradiciones de Ricardo Palma, la Constitución Política de 1979, etc. Es profesor de la Universidad Ricardo Palma y autor de varias obras sobre Cultura Andina y Filosofía Andina. Miembro de Número de la Academia Mayor de Quechua del Perú. Dos veces presidente de la Academia Regional de Quechua con sede en Lima. Esteban (Stephen G.) Parker. Phd. en Lingüística por la Universidad de Massachusetts; Master of Arts en Lingüística por la Universidad de North Dakota. Profesor e Investigador del Instituto Lingüístico de Verano. Es autor de diversas publicaciones sobre língüística y lenguas americanas. .

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Rosa Agost Canós. Nacida en Castellón, España (1968), se doctoró en Traducción en 1996 con una de las primeras tesis en España sobre el doblaje. En 1992 entra a formar parte de la Universitat Jaume I, de la que llega a ser profesora Titular en 2001. Centra su docencia en materias relacionadas con la traducción audiovisual, la teoría de la traducción y la traducción entre lenguas maternas (español-catalán). En el ámbito de la investigación, sus intereses coinciden con estas líneas docentes y es autora y editora de libros y artículos sobre TAV (El doblaje. Palabras, voces, e imágenes; La traducción en los medios audiovisuales), traducción español-catalán (Teoria i práctica de la traducció. Espanyol-català) y Teoría de la traducción. Lourdes Arencibia Rodríguez. Doctora en Filosofía y Letras y Licenciada en Economía por la Universidad de La Habana. Pertenece al primer grupo de intérpretes de conferencias cubanos. Fundadora del Equipo de Servicios de Traducción e Interpretación de Cuba (ESTI) donde se desempeñó como directora interina. Traductora de francés, inglés e italiano a español. Traduce regularmente para las revistas Cine Cubano, Arte Cubano, Casa de las Américas y Revolución y Cultura, y para la Editorial El Viejo Topo de Barcelona, España. Es Profesora fundadora de la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Habana, y presidenta de la Sección de Traducción Literaria de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. En el año 2000 obtuvo el Premio Nacional “Juan Ortega Gatell” al profesional más destacado de la traducción y la interpretación en Cuba. Amaury Carbón Sierra. Fue Profesor titular de la cátedra de estudios grecolatinos de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. Autor de innumerables trabajos sobre los traductores cubanos de griego y latín del siglo XIX, especialmente estudioso de la obra de José María Heredia. Falleció en el 2007. María Elena Sánchez Arroba. Profesora-Investigadora en la Universidad de Quintana Roo (México). Candidata a doctora en Lingüística por El Colegio de México. Maestra en Lingüística por El Colegio de México. Licenciada en Lingüística Hispánica por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Egresada de la Maestría en Lingüística de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Perú), y Postgrado en Etnolingüística en la Universidad de Lima, por convenio con el Instituto Lingüístico de Verano. Bachiller en Artes Liberales, especialidad lengua, por la Universidad de Piura (Perú). Sus líneas de investigación son: Sintaxis del Español, Sintaxis Histórica del Español y Lingüística Tipológico-Funcional. Óscar Jiménez Serrano. Profesor Titular de Universidad del Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada. Actualmente desempeña su docencia en traducción científica y técnica, e interpretación de conferencias. Es autor de más de una treintena de publicaciones especializadas en traducción e interpretación y campos afines, que abordan fundamentalmente los ámbitos de la traducción técnica, la interpretación y la traducción audiovisual. De entre ellas, cabe destacar el libro La traducción técnica (inglés-español). Didáctica y mundo profesional (2002), publicado por la editorial Comares de Granada. Ha realizado encargos de traducción e interpretación para multitud de empresas (Microsoft, Vodafone) y organismos (ONU, UNESCO), en foros tan relevantes como el Congreso Científico Olímpico, el Congreso del Instituto Internacional de la Prensa, o los Premios Príncipe de Asturias. Ha sido invitado por un buen número de facultades de Traducción e Interpretación de España, así como por

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diversas universidades extranjeras (Viena, Berkeley, Copenhague, Dublin City University, Lovaina, Tesalónica, Monterey Institute of International Studies, Auckland). César Gilberto Saldaña Fernández. Master en Arts en Lingüística Aplicada. Es profesor de inglés, traducción e interpretación en la Universidad Ricardo Palma. Amante de la traducción poética, es autor de Traducciones Poéticas, editado por la Universidad Ricardo Palma y de la traducción de la obra The Rape of the lock (El robo del bucle), del poeta Alexander Pope, editada por la Pontificia Universidad Católica del Perú; tiene en preparación más traducciones poéticas. Luis Miranda Esquerre. Profesor Emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Doctor en Letras por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y profesor de la Universidad Ricardo Palma. Autor de Gramática Estructural del Español (1988), Curso de Lingüística General (1993), La Entrada del Español en el Perú (1998), Semántica Estructural (Lexemática) (2000), Introducción a la Lingüística del Texto (2002), Manual de Gramática Castellana (2003). Mario García-Page. Doctor en Lingüística Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid (1988), profesor titular de universidad con destino en Madrid, en el departamento de Lengua Española y Lingüística General de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), ha sido secretario, y luego vocal, de la Asociación Española de Semiótica, secretario de la revista Signa, actualmente coordina la sección de lingüística de la revista Epos de la Facultad de Filología de la UNED, y es coordinador de la asignatura “Lengua española y Literatura” de LOGSE en las pruebas de selectividad para el acceso a la universidad española. Ha dirigido y dirige varias tesis sobre gramática y fraseología española. Ha publicado el libro El juego de palabras en la poesía de Gloria Fuertes (2003), y es autor de más de cien artículos sobre fraseología, paremiología, gramática y léxico del español, lengua literaria y retórica, publicados en revistas españolas y extranjeras, en actas de congresos, colectivas, homenajes, etc. Martha Zolezzi. Doctora en Educación, profesora principal de la Universidad Ricardo Palma y de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado Introducción a la Filosofía (1993), Concepciones de la filosofía (1996), Modernidad y pobreza urbana en Lima (1999), además de una serie de artículos en la Revista de la Facultad de Lenguas Modernas de la Universidad Ricardo Palma, la Revista URPI del Departamento Académico de Humanidades de la URP, la Revista Scientia del Centro de Investigación de la URP y la Revista Pirámide del Departamento Académico de Psicología de la URP.

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Realización Editorial: Juan Brito ☎ 263-4181 Correo electrónico: [email protected] Diciembre de 2007

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