1.1 El Joven Capataz

ROBERT L. KATZ. El Joven Capataz En el verano de 1985, yo estaba trabajando en el ferrocarril de Chihuahua -Pacifico ah

Views 212 Downloads 1 File size 47KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

ROBERT L. KATZ.

El Joven Capataz En el verano de 1985, yo estaba trabajando en el ferrocarril de Chihuahua -Pacifico ahorrando el dinero necesario para pagar mi próximo año de estudios. Unos pocos estudiantes de la zona trabajan para la empresa cada verano, efectuando trabajos de limpieza y colocación de rieles; pero la mayoría de los Individuos que realizaban este trabajo eran empleados fijos de edades comprendidas entre los 20 y 25 años. En el equipo que fui asignado, habla otros tres estudiantes Y los cuatro nos hicimos buenos amigos, el resto del equipo consistía en 11 tipos que rondaban los 20 años y que pertenecían a familias modestas, casi ninguno de ellos tenia bachillerato y todos ellos eran duros y sufridos como el acero, Nuestro capataz era un individuo de unos 35 años, conocido por toda la empresa como un jefe de primer orden. Nosotros sólo lo conocíamos por el nombre de Jerid. A excepción de nuestro capataz, todos nosotros habíamos sido contratados a principio de verano y sobre las mismas bases, la única diferencia era que los cuatro estudiantes no pretendíamos continuar en el empleo después del verano. Yo siempre trabajaba con los tres estudiantes, Hugo, Paco y Luis, debido a que podíamos mantener conversaciones interesantes, e intercambiar relatos que nos ayudaban a pasar el tiempo y nos hacían el trabajo más agradable. Además, el resto del equipo parecía bastante interesado en su propio círculo, y poco, por no decir nada nosotros. Yo hice un esfuerzo para trabajar con más ardor que cualquiera de los otros compañeros debido que me sentía obligado hacia un amigo de uno de los Jefes, por cuya mediación había conseguido el empleo. El verano avanzaba y nos encontrábamos a principios de agosto. Yo hablaba frecuentemente con el capataz a menudo nos gastábamos bromas y nos dedicábamos insultos amistosos el uno al otro. El resto del equipo no acostumbraba a tener con Jerid no gastar esta clase de bromas, pero todos ellos parecían llevarse bastante bien con él. En ocasiones, cuando tenía que enviar mensajes a las diversas secciones de la fábrica, o bien, cuando otros equipos necesitaban algún hombre de refuerzo para efectuar un trabajo de emergencia. Jerid me enviaba a mí; pero, por lo general, yo trabajaba con mi propio equipo y efectuaba el mismo trabajo que los Individuos formaban el grupo. En una ocasión Jerid nos envió a Hugo, Paco, Luís y a mí, a un trabajo de emergencia para limpiar una vía en la que el carbón caído de un vagón habla obstruido el paso, colocándome a mí al frente del grupo. Después de esto, en la segunda semana de agosto, Hugo , Paco y Luis dejaron de trabajar. Esta forma, de pasar a depender de sus padres, consiguiéndoles rebajas en sus

Impuestos. Con la marcha de estos amigos yo dediqué más tiempo a ganar con Jerid matando el tiempo y preguntándole cosas referentes a la fábrica. Yo podía hacer esto, y además, cumplir con mi trabajo, pero me di cuenta de que algunos del equipo parecían molestarse por ello y me trataban con más frialdad que de costumbre. Esto no me preocupó, ya que nunca se habla mostrado demasiado amistoso hacia mí, y además yo me encontraba satisfecho por estar efectuando un buen trabajo. Jerid me enviaba con más frecuencia a efectuar recados y trabajos en diversas partes de la fábrica, supongo que debido a que él sabía que yo estaba interesado en aprender más cosas referentes a la misma. Algunos de estos trabajos no tenían dificultad, más cuando me mandaban engrasar agujas, todo el día era yo mi propio jefe. En otras ocasiones. Los trabajos a los que me enviaba Jerid eran de emergencia, en cuyo caso la tarea era considerablemente más difícil que en mi puesto normal. Las relaciones del resto del equipo conmigo se fueron enfriando progresivamente, y con frecuencia, hacían comentarios sarcásticos acerca de estar enchufando con el jefe", aún cuando fuera enviado a alguno de los trabajos más duros. A esta atmósfera se sé unía el hecho de que cuando yo iba a alguno de estos trabajos especiales, siempre tenia tiempo de asearme antes de pasar de nuevo por el reloj de control; oportunidad que, por lo general, el verme aseado contribuí a la burla y poco a cambiar su opinión con respecto a la intensidad con que había trabajado. Yo seguía Ignorando su actitud, pues sabia que trabajarla otro mes más, y que después probablemente, no volverla a ver más a ninguno de ellos. Una mañana muy calurosa, Jerid me preguntó si quería salir de la fábrica a la hora del almuerzo por un par de cervezas. Esto siempre se había prohibido a los componentes del equipo. Y como hacía mucho calor yo acepté al Instante. Después de esta ocasión seguimos haciendo esto tres o cuatro veces por semana. Esto no sirvió más que para empeorar las cosas y, más de uno del equipo se mostró francamente hostil hacia mí, tanto en sus comentarios como en sus actos. Esto me resultaba francamente incómodo. Ya que en la, mayoría eran más, corpulentos que yo y bastante más rudos, debido al ambiente de Lucha por la existencia en que se hablan desenvuelto y crecido. Uno de ellos llegó hasta advertirme que yo no necesitaba demostrar ser demasiado inteligente si le permitiera intimidar a solas, o al menos, "cuando no hubiera Jefes por las proximidades" . Una mañana a primeros de septiembre, Jerid me dijo que reuniera cuatro hombres del equipo y del camión. Y que fuera a otra sección de la fábrica a recoger una carga de polvo de koke que se había derramado sobre las vías. Yo quise idear alguna excusa para no ir, ya que yo tenia miedo de lo que pudiera suceder o de que. Simplemente, los hombres se negasen a trabajar a mis órdenes. No obstante, yo sentía que por obligación hacia Jerid, tenia que aceptar la responsabilidad que había delegado en mi. No podía pensar en ninguna excusa, a no ser que fuera diciendo, la verdad de lo que ocurría y yo me resista cuestión de nombrarla. Jerid dijo a cuatro de los obreros que subieran al camión y que fueran conmigo. Informándoles que yo Iba a ser su jefe el resto da la jornada. Subieron a la parte posterior del Camión y salimos en dirección al lugar del nuevo trabajo. Por el camino yo traté de encontrar algún método para ganar su colaboración, pero no pude. Comprendí qua si aceptaba la postura errónea, además de unos cuantos golpes, haríamos un trabajo muy deficiente. Cuando llegamos al lugar en donde se había derramado el koke les explique lo que había que hacer y empezamos a trabajar. Era un día de calor ardiente y el trabajo con el polvo de koke es de lo más sucio que te puedas imaginar. A la gente no le gusta en absoluto hacer aquello, al poco rato empezaron a emplear mas tiempo en descansar sobre las palas en lugar

de usarlas para trabajar. También llegaron a mis oídos varias alusiones relativas a lo que pensaban de mí y me fueron dirigidos varios gestos despectivos hacia mí. Me di cuenta de que hacia algo o el trabajo no se terminaría nunca en cuyo, caso todos saldríamos perjudicados. Yo había seguido trabajando mientras los demás seguían descansando sobre sus palas. En ese momento uno de ellos hizo una alusión de mal gusto con respecto a la relación con mi jefe. Ante eso perdí los estribos……. Que dices perro asqueroso ??? Le grite Me importa un bledo lo que pienses de mi, pero mientras trabajes a mis ordenes vas a echar los hígados y al que no le guste esto, que coja su ficha y que se vaya con el viento fresco…/ Ahora a trabajar o fuera… . Dije esto gritando con todas mis fuerzas y todos aquellos se quedaron mirándome. Yo me volví y empecé y a palear con todas mis fuerzas,,, con todo el brío que fui capaz,, pero presintiendo a medias que alguien pudiera descargar un golpe con la pala en mi cabeza

Pocos minutos después, los cinco estábamos trabajando como demonios y ese día hicimos más de lo que acostumbrábamos los que formábamos el equipo….