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101   cuentos Zen

I. Si amas, ama abiertamente Veinte Veinte monjes y una monja llamada Eshun, formaban parte de un grupo de pupilos que estudiaban c on un gran maestro Zen.  Eshun era muy bonita a pesar que tenía la cabeza rapada y su vestir era sencillo. Varios Varios monjes secretamente se habían enamorado enamorado de ella. Uno de ellos en particular particular le escribi una carta de amor, amor, insistiendo en una reunin privada. Eshun no respondi. !l día siguiente, siguiente, el gran maestro Zen Zen dio una conferencia en el grupo, grupo, y una vez terminadas sus palabras, Eshun se levant, camin hasta donde se encontraba el monje que había escrito para ella, y enfrente "l y de todos le dijo# $%i $%i me amas realmente como como dices, lev&ntate y abr&zame.' abr&zame.' 2. Todo pasa (ierto día un pupilo acudi a su maestro Zen en busca de orientacin personal $)i meditacin es espantosa, mi respiracin desbocada, mi posicin decaída y me distraigo f&cilmente' declar el pupilo consternado.  ! lo que el maestro tranquilamente tranquilamente respondi# $*o te preocupes, todo pasa'  !l tiempo que esto esto ocurri, el mismo pupilo pupilo se present de nuevo, muy alegre alegre anunciando a su maestro que ahora su meditacin había cambiado# $)i meditacin es perfecta+, mi postura, mi respiracin, mi atencin todo es perfecto+' (on el mismo gesto tranquilo de la primera declaracin el maestro finaliz# $*o te preocupes, todo pasa'. 3.La taza llena *an in, un maestro japon"s que vivi durante la era )eiji, recibi a un profesor universitario que lleg a "l haciendo una investigacin sobre el Zen  *anin %irvi una taza llena de t" a su visitante, y luego s igui vertiendo. El profesor observ observ el desbordamiento del liquido hasta que ya no no pudo contenerse y le dijo -Esta demasiado llena, no le cabe mas t" a esa taza+  -!l igual que esta taza-, dijo *anin -, est&s lleno de tus propias opiniones y especulaciones. (mo podría mostrarte el Zen si no has vaciado tu taza primero/-

4 .Es así Una hermosa y joven mujer, cuyos padres era propietarios de una tienda de alimentos vivían cerca del gran maestro Zen 0a1uin, quiera era elogiado por s us vecinos por llenar una vida pura Un día sin previo aviso, los padres de la joven mujer desc ubrieron que estaba embarazada, esto hizo enojar mucho a sus padres. 2a joven se negaba confesar quien era el progenitor, pero despu"s de mucha presin termin mencionando el nombre de 0a1uin. )uy enojados los padres fueron a donde el maestro a preguntarle si eso era verdad $Es así $ 3ue todo lo que dijo 0a1uin

4espu"s de nacido el ni5o fue llevado con el maestro, durante este tiempo había perdido su reputacin, lo cual no era un problema para "l, por el contrario cuido mucho al peque5o, obtenía leche y todo cuanto el ni5o necesitaba de sus vecinos. Un a5o despu"s la joven madre no pudo soportar m&s y le cont a su familia la verdad, que el padre del ni5o era un joven que trabajaba en la pescadería del pueblo. El padre y la madre de la joven regresaron a donde 0a1uin a pedirle al ni5o de regreso. 0a1uin estaba dispuesto a ceder al ni5o, todo lo que dijo al momento de recibir disculpas fue # $Es así'

!. "ltimo a#iso 6anzan 6anzan escribi sesenta cartas postales en el 7ltimo día de su vida y pidi a un asistente para que las enviara por correo luego de que falleciera En las tarjetas se leía# )e voy de este mundo Este es mi 7ltimo anuncio 6anzan 89 de julio :;or el contrario sus palabras siempre eran pronunciadas directamente de su corazn a los corazones de sus oyentes. %us grandes audiencias hicieron enojar a un sacerdote de la secta *ichiren, porque sus seguidores habían dejado de estudiar lo que "l ense5aba. >or tanto el egoc"ntrico sacerdote *ichiren se dirigi al templo decidido a tener una discusin con =an1ei  $?ye maestro zen+' 2e grito ya estando ahi $Espera un minuto. !quellos que te respetan deben obedecer lo que tu dices, pero un hombre c omo yo no te respeta. >uedes hacer que te obedezca/' Ven junto junto a mí, y yo te mostrar", dijo =an1ei ?rgullosamente avanz entre la multitud el sacerdote =an1ei sonri $y le dijo $ven a mi lado izquierdo' El sacerdote obedeci *o dijo =an1ei repentinamente, $podremos hablar mejor si estas a mi lado derecho', el sacerdote se movi nuevamente con orgullo hacia la derecha $@a vez+' observ =an1ei, me estas obedeciendo y creo que eres una persona persona muy amable.  !hora si"ntate y escucha.

&.Sin amor'amabilidad 0ace mucho tiempo eAistía una anciana en (hina, que había apoyado a un monje durante m&s de veinte a5os. Ella había construido una peque5a casa para "l, y lo alimentaba mientras el meditaba. meditaba. 3inalmente se pregunt que $progresos' había logrado en todo este tiempo. >ara averiguarlo obtuvo la ayuda de una joven de deseos  $ve y abr&zalo', le dijo la anciana $despu"s le preguntas# $y ahora que/' 2a joven se encontr con el monje, y mientras le acariciaba silenciosa, le pregunt# Bu" es lo que vas hacer al respecto/ $''un $' 'un &rbol viejo crece en una piedra fría en el invierno' respondi po"ticamente el monje $en ninguna parte hay ning7n calor' 2a joven regres a contar todo lo que le había sucedido $pensar que alimente a ese tipo durante mas de veinte a5os' eAclam la anciana enojada, $no mostr ninguna consideracin hacia tu necesidad, no tenia que haber respondido a la pasin, pero al menos pudo haber tenido un poco de compasin' Entonces se dirigi hacia la peque5a casa del monje, y le prendi fuego.

(. Encontrando diamantes en un camino )an*oso Cudo fue el maestro del emperador de su tiempo. %in embargo, solía viajar solo como un mendigo errante. Una vez cuando estaba cerca de Edo, el centro cultural y político del %hogunato, se acerc a un peque5o pueblo llamado 6a1ena1a 6a1ena1a Era de noche y una fuerte lluvia caía. Cudo estaba completamente completamente mojado. %us sandalias de paja estaban hechas pedazos. En una granja cerca del pueblo not not cuatro o cinco pares de sandalias en una ventana y decidi comprarles 2a mujer que le ofreci las sandalias, al observar lo mojado que estaba, lo invit a quedarse a pasar la noche en su casa. Cudo acept, d&ndole las gracias. gracias. Entr y recit un sutra ante el altar familiar. familiar. 2uego se present present a la madre de la mujer y a sus hijos !l observar que toda la familia estaba deprimida, deprimida, Cudo pregunt qu" era lo que pasaba. $)i marido es un jugador y un borracho, cuando gana en el juego abusa de la bebida, y cuando pierde, pide dinero prestado, cuando abusa eAageradamente del alcohol no llega a la casa  Bue puedo hacer/' @o le ayudar" ayudar" -, dijo Cudo.- !quí hay un poco de dinero. 6r&eme un galn de vino y algo bueno para comer. Entonces se retir la mujer. mujer. $)editare ante el altar' altar' pens Cudo (uando el hombre de la casa regres cerca de la medianoche completamente borracho, grit# $?ye mujer, estoy en casa, tienes algo de comer para mi/ $6engo $6engo algo para ti'dijo Cudo $0e quedado atrapado en la lluvia y su esposa amablemente me ofreci permanecer aquí durante la noche. ! cambio he comprado un poco de vino y pescado, así que usted tambi"n puede disponer de este alimento El hombre estaba encantado, se bebi el vino por completo y se tendi en el suelo. Cudo se sent a un lado a meditar 

>or la ma5ana, cuando el marido se despert se había olvidado de la noche anterior. -Bui"n eres/ 4e dnde vienes/- >regunt a Cudo, que a7n s eguía meditando $%oy Cudo de Dioto y me dirijo a Edo', replic el maestro Zen El hombre estaba completamente avergonzado, se deshizo en disculpas al maestro de su emperador. Cudo sonri. -6odo en esta vida es impermanente-, eAplic$ 2a vida es muy breve. %i sigues en el juego y la bebida, no tendr&s tiempo para cumplir con muchas otras cosas, y har&s que tu familia sufra mucho” El esposo tuvo la impresin de haber despertado como de un sue5o. $6ienes razn' dijo -(mo puedo pagarte por esta maravillosa ense5anza+ 4"jame acompa5arte fuera y llevar tus cosas un poco.$si así lo deseas', asinti Cudo 2os dos comenzaron a caminar. @ cuando ya habían recorrido tres millas Cudo le dijo que ya podía regresar $solo otros cinco 1ilmetros' le rog a Cudo. @ continuaron $puede volver ahora' repiti Cudo despu"s de aquella distancia $4espu"s de otras diez millas', dijo el hombre $Vuelve' dijo Cudo, despu"s de las diez millas $lo seguir" el resto de mi vida', declar el hombre 2os modernos maestros Zen de apn cuentan del linaje de un famoso maestro que era el sucesor de Cudo. %u nombre era )unan, el hombre que nunca volvi a casa.

+. La luna no puede ser robada Fyo1an, un maestro zen llevaba una vida simple en una peque5a choza al pie de una monta5a. Una tarde un ladrn visito la choza solo para descubrir que no había nada que robar. Fyo1an lo vio y fue en su encuentro $debes haber hecho un largo camino para visitarme', le dijo al ladrn $ y no debes regresar con las manos vacías. >or favor toma mi ropa como un regalo' El ladrn se qued sin palabras, tom sus ropas y huy. Fyo1an se sent desnudo, mirando la luna $pobre hombre' pens# $desearía haber podido regalarle esta hermosa luna' 10. El ultimo poema de os-in El maestro zen 0oshin vivio en (hina muchos a5os. (uando regreso al noreste de apn, les conto a sus discípulos, que mientras envejecía escuch una historia en (hina, esta es la historia# Un 8G de diciembre, 6o1ufu, que era muy viejo, dijo a sus discípulos# $*o estar" vivo el prAimo a5o, así que deben tratarme bien lo que me queda' 2os pupilos pensaron que el estaba bromeando, pero como era un gran maestro de corazn, cada uno de ellos lo trato como un festejado en los días sucesivos del a5o que corría.

En las vísperas del a5o nuevo, 6o1ufu concluy#' 0an sido muy buenos conmigo. Voy a salir ma5ana por la tarde, cuando la nieve se haya detenido' 2os pupilos se echaron a reír, pensaban que estaba envejeciendo y empezaba a decir cosas sin sentido, ya que la noche era clara y sin se5al de nubes. ! media noche comenz a caer la nieve, y al día siguiente no encontraban a su maestro, fueron a la sala de meditacin, ahí estaba muerto. 0oshin, que cont esta historia, les dijo a sus discípulos# $ *o es necesario que un maestro zen prediga su muerte, pero si realmente lo desea, el puede' 6u puedes/' Hpregunto alguien %i respondi 0oshin $yo te mostrare lo que puedo hacer siete días a partir de hoy' *inguno de los discípulos le crey, y la mayoría de ellos había olvidado la conversacin, cuando 0oshin los convoc de nuevo. -0ace siete días-, coment, - les dije que iba a dejarlos. Es una costumbre escribir un 7ltimo poema de despedida, pero yo no soy poeta ni calígrafoIuno de ustedes escriba mis ultimas palabras' %us seguidores pensaron que estaba bromeando, pero uno de ellos comenz a es cribir  $est&s listo'/ 0oshim pregunt $si se5or'respondi el escritor  2uego 0oshim dict# Vengo de la brillantez @ regreso a la brillantez Bu" es esto/ El poema le faltaba una línea corta de las cuatro acostumbradas, por lo que el discípulo dijo# $)aestro nos falta una línea corta' 0oshin, con el rugido de un len conquistador, grito# $1aa+++' %e había ido.

11.La -istoria de S-unai 2a eAquisita %hun1ai cuyo otro nombre era %uzu, se vi obligada a casarse en contra de su voluntad cuando aun era muy joven. )&s tarde al terminarse el matrimonio, ella asisti a la universidad, donde estudio filosofía  ! dondequiera que iba, se enamoraban de ella .El amor estaba con ella en la universidad. 4espu"s cuando la filosofía no le fue suficiente, visit un templo para aprender acerc a del Zen. 2os estudiantes Zen se enamoraron de ella. 6oda la vida %hun1ai estuvo saturada de amor. >or fin en Dioto se convirti en un verdadero estudiante de Zen. %us hermanos en el subtemplo de Dennin apreciaban su sinceridad... Uno de ellos result ser un espíritu agradable y le ayudaba en su dominio del zen. En este templo en particular, la esposa del sacerdote principal gener celos ante la seriedad y la belleza de %hun1ai. El escuchar los aprecios que los estudiantes Zen le tenían le punzaba y le retorcían. 3inalmente

esparci un rumor acerca de %hun1ai y el joven que era su amigo, a consecuencia de esto fue eApulsado y %hun1ai retirada del templo. $>ude haber cometido el error del amor', pens %hun1ai, pero la esposa del sacerdote no permanecer& en el templo tampoco si mi amigo ha sido tratado injustamente' %hun1ai, esa misma noche tom una lata de queroseno y prendi fuego al templo de quinientos a5os de antigJedad, se quem hasta el suelo. >or la ma5ana se encontraba en manos de la policía. Uno joven abogado se interes en ella, e intent que su sentencia fuera mas leve. $*o me ayudes', le dijo ella $podría decidir hacer algo m&s para que me encarcelen' >or fin, cumpli una pena de siete a5os, y fue liberada de prisin, donde el guardi&n de setenta a5os se había enamorado de ella tambi"n. >ero ahora todo el mundo le veía como un $ave enjaulada' a nadie se le asociaba con ella, incluso la gente Zen le rechaz, que se supone creen en la iluminacin en esta vida y con este cuerpo. El zen, %hun1ai descubri era una cosa y los seguidores del zen, otra muy distinta. %us parientes no querían nada que ver con ella. (reci enferma, pobre y d"bil. %hun1ai conoci a un sacerdote %hinzu quien le ense5o el nombre del amor de =uda, y en "l %hun1ai encontr consuelo y paz en su mente. Ella falleci cuando a7n era muy joven casi cumpliendo treinta a5os de edad. Ella escribi su propia historia en un esfuerzo in7til para sustentarse, esto se lo cont a una mujer escritora, de esta manera lleg al pueblo apon"s. 2os que rechazaron a %hun1ai, los que la calumniaron y la odiaron, ahora leen de su vida con l&grimas y remordimiento.

12. /-ino )eliz (ualquier persona que camine sobre los barrios chinos en Estados Unidos podr& observar las estatuas de un hombre corpulento con un saco de lino. 2os comerciantes chinos lo llaman $(hino feliz' o $el =uda que ríe'I 0otei vivi en la dinastía 6'ang. El no tenía ganas de llamarse a si mismo maestro Zen o de reunir muchos discípulos a su alrededor. En su lugar caminaba por las calles con un gran saco en el que ponía regalos de dulces, fruta o rosquillas. Estos se los daba a los ni5os que se reunirían a su alrededor jugando. 4e esta manera estableci un jardín de ni5os callejero. (uando encontraba a un devoto del Zen eAtendía su mano y decía# -4ame un centavo.Una vez cuando iba a jugartrabajar otro maestro Zen se le acerc y le pregunt# $(ual es el significado del zen'/ 0otei inmediatamente solt su saco sobre la tierra en respuesta silenciosa Entonces, pregunt el otro $cual es la actualizacin del Zen/ 4e inmediato, el chino feliz se ech el saco al hombro y sigui su camino

13.n uda En 6o1yo en la era )eiji vivieron dos prominentes maestros con características opositoras, Unsho un instructor de %hingon, mantenía los preceptos de =uddha escrupulosamente, el nunca bebía alcohol o desayunaba despu"s de las nueve de la ma5ana. El otro maestro, 6anzan, un profesor de filosofía en la universidad Kmperial, nunca observaba los preceptos, cuando s entía hambre comía, cuando le daba sue5o durante el día dormía. Un día Unsho visit a 6anzan, quien se encontraba bebiendo vino, $ni siquiera una gota de eso debe tocar la lengua de un budista.' $0ola, hermano,' 6anzan le saluda $Buieres un trago/' $@o no nunca bebo' eAclama Unsho solemnemente $!lguien que no bebe no es un humano' dice 6anzan $ Buieres decir que soy inhumano solo porque no soy indulgente en el consumo de líquidos intoAicantes+,' eAclama Unsho enojado $entonces si no s oy humano, que soy/' $Un =uda,' responde 6anzan

14. n camino lodoso 6anzan y E1ido se encontraban viajando sobra un camino lodoso. Una fuerte lluvia caía, cerca de una curva se encontraron con una adorable chica que vestía 1imono de seda y una faja, incapaz de cruzar la interseccin. $vamos chica' dijo 6anzan levant&ndola en sus brazos le llevo a trav"s del lodo E1ido no habl de nuevo hasta la noche en que se alojaron en un templo. Entonces no pudo contenerse. $2os monjes no debemos acercarnos a las mujeres' le dijo a 6anzan $especialmente no a las jvenes y atractivas'. >orque hiciste eso/' $yo deje a la chica ahí mismo' dice 6anzan $6u sigues carg&ndola'

1!. S-oan  su madre %hoan se convirti en maestro de %oto Zen. (uando el a7n era estudiante su madre muri, dej&ndole al cuidado de su anciana madre. (ada que %houn asistía a un saln de meditacin siempre llevaba a su madre con el. Ella le acompa5aba, cuando visitaba los monasterios, no podía dejarla con los monjes, así que construy una peque5a casa en un &rbol para cuidar de ella ahí. (opiaría sutras, versos budistas, y de esta manera recibiría algunas monedas para alimento.. (uando %houn compraba pescado para su madre la gente se reía de el, pues se supone que un monje no come pescado, esto no le importaba. %in embargo a su madre le lastimaba ver que se rieran de "l, finalmente ella le dijo# $(reo que me convertir" en monja. >uedo ser vegetariana tambi"n'. @ estudiaron juntos. %houn gustaba de la m7sica y era maestro del harpa, su madre tambi"n. En noches de luna llena usualmente tocaban juntos.

Una noche una joven dama paso por su casa y escuch la m7sica. 6oc fuertemente, e invit a %houn a visitarla a la tarde siguiente y tocar, el acept la invitacin. Unos pocos días despu"s el encontr a la joven dama en la calle y le agradeci por su hospitalidad, se rieron de "l pues había visitado la casa de una mujer de las calles. Un día %houn se alej del templo para entregarse a una lectura. !lgunos meses despu"s "l regreso a c asa para encontrar a su madre ya muerta. %us amigos no sabían donde buscarle, por lo que el funeral ya se encontraba en progreso. %houn camin hacia el f"retro $)adre, aquí esta tu hijo' $Estoy feliz de que hayas regresado' el contest por su madre $%i, yo tambi"n estoy feliz' respondi %houn, entonces anunci a la concurrencia $el funeral se ha acabado, ahora pueden enterrar el cuerpo' (uando %houn estaba ya viejo, el sabia que su final se aproAimaba. Ll le pregunto a sus discípulos que se reunieran alrededor de el por la ma5ana, dici"ndoles que moriría al medio día. >rendiendo incienso ante la imagen de su madre y su viejo maestro, el escribi un poema# >or cincuenta y seis a5os he vivido lo mejor que he podido 0aciendo mi camino en este mundo  !hora la lluvia ha terminado, las nubes se han despejado El cielo azul tiene una luna llena %us discípulos le rodeaban, recitando un %utra, y %houn muri durante la invocacin. 1$.o leos de la udeidad Un estudiante de Universidad de visita con Casan le pregunt# $!lguna vez has leído la biblia cristiana'/ $*o, l"emela' dijo Casan El estudiante abri la biblia y ley de %an )ateo#' @ porque tomas tu pensamiento como vestido/...(onsidera los lirios del campo, cmo crecen. Ellos no trabajan ni hilan, y sin embargo yo os digo que ni %alomn en toda su gloria se visti como uno de ellos... >or tanto, no pienses en el ma5ana, el ma5ana se cuidar& de las cosas y de sí mismo. Casan dijo#' Buien pronunci esas palabras c onsidero es un hombre iluminado' El estudiante sigui leyendo# $->edid, y se les dar&, busquen y hallar"is, llamad y se os abrir&. >orque todo el que pide, recibe, y el que busca, halla, y al que llama, se le deber& abrir. Casan coment# $Eso es eAcelente. El quien diga eso no esta lejos de la =udeidad'

1&.Taca5o en la ense5anza Un joven m"dico llamado Dusuda en 6o1io conoci a un amigo de la universidad que había estado estudiando Zen. El joven medico le pregunt que era el Zen -*o puedo decirte lo que es,- el amigo contest, -pero una cosa es cierta. %i entiendes el Zen, no tendr&s miedo de morir.-

-Est& bien-, dijo Dusuda. -Voy a intentarlo. 4nde puedo encontrar un profesor/ -Ve con el maestro *anin-, el amigo le dijo.  !sí que se dirigi a donde *anin. 2levaba una daga de nueve y media pulgadas de largo para determinar si el maestro realmente no tenía miedo a morir. (uando *anin vio a Dusuda, eAclam, $0ola, amigo. (mo estas/ *o nos hemos visto durante mucho tiempo+' >erplejo 1usuda respondi# $am&s nos hemos visto antes'  !sí esrespondi *anin $6e confundo con otro doctor que recibe instrucciones aquí' (on semejante comienzo, Dusuda perdi su oportunidad de probar al maestro, a rega5adientes le pregunt si podía recibir ense5anza zen. *anin, dijo# -El Zen no es una tarea difícil. %i usted es un m"dico, trate a sus pacientes con amabilidad. Eso es Zen-. Dusuda visit a *an en tres ocasiones. (ada que iba *anin le decía lo mismo $Un doctor no debe perder el tiempo por aquí, ve a casa y cuida de tus pacientes'  !un no estaba claro como este tipo de ense5anza podría quitarle el miedo a la muerte, así que en su cuarta visita se quej# $)i amigo me dijo que cuando uno aprende Zen pierde el miedo a la muerte. (ada vez que vengo aquí todo los que me dices es que cuide de mis pacientes, yo ya s" acerca de eso. %i ese es su llamado Zen, no lo visitar" mas. *anin sonri y le dio unas palmaditas al medico $0e sido demasiado estricto con usted. 4"jeme darle un 1oan.' 2e presento a )u de oshu: para que trabajara sobre el, que es el primer Doan esclarecedor en el libro llamado $la puerta sin puerta' Dusuda ponder este Doan de )uM*opensamientoN durante dos a5os. !l fin pens que había llegado a la certeza de la mente, pero el maestro coment# $*o eres todavía' Dusuda continu en la concentracin por un a5o y medio m&s, su mente se volvi placida. >roblema disuelto. *opensamiento se volvi en la verdad. El sirvi a sus pacientes, y así s in siquiera saberlo, se encontraba libre de preocupacin acerca de la vida y la muerte. Entonces cuando visito a *anKn, su viejo maestro solo le sonri 1(. na par6bola =uda dijo una par&bola en un %utra# Un hombre que viajaba por el campo se encontr con un tigre, huy, el tigre tras el, 2legando a un precipicio, se sostuvo de la raiz de una enredadera salvaje y giro hacia abajo sobre el borde, el tigre le olía desde arriba. 6emblando miro hacia abajo, donde m&s abajo, otro tigre le estaba esperando para com"rselo. %olo la vid le sostenía. 4os ratones, uno blanco y otro negro, poco a poco empezaron a roer la enredadera. El hombre vi una deliciosa uva cerca de el. 6omando la vid con una mano, le arranc una uva con la otra $Bue dulce sabor+ 1+. El primer principio 1

 Koan famoso del maestro Zen Joshu, la puerta sin puerta

(uando uno va al templo ?ba1u en Dyoto ve esculpido sobre la puerta las palabras $el primer principio'. 2as letras son inusualmente grandes, aquellos que aprecian la caligrafía siempre les admiran como una obra maestra. (uando el maestro Dosen lo dibuj lo hizo sobre papel, del cual los trabajadores lo hicieron en grande tallando sobre madera. )ientras Dosen esbozaba las letras, un joven pupilo se encontraba con el, había hecho varios galones de tinta para la caligrafía y jam&s dejo de criticar el trabajo de su maestro. $ Eso no es bueno', dijo a Dosen, despu"s de su primer esfuerzo. $como es eso/ >obre' peor que antes', pronunci el alumno Dosen pacientemente escribi una hoja tras otra hasta que ochenta y cuatros de los primeros principios se habían acumulado, y continuo sin la aprobacin del pupilo. Entonces, cuando el joven sali por unos momentos, Dosen pens' !hora es mi oportunidad de escapar de su buen ojo' y escribi apuradamente, con una mente libre de distraccin $el primer principio' $Una obra maestra', pronuncio el alumno a su regreso.

20. /onseos de una madre iun, un maestro %hogun, era un bien conocido erudito de la era 6o1ugaOa. (uando era joven solía dar conferencias a sus hermanos estudiantes. %u madre escuch sobre esto y le escribi una carta# 0ijo# $ *o creo que te hayas convertido en un devoto de =uda, para convertirte en un diccionario andante para los dem&s. *o hay fin para la informacin o los comentarios, la gloria y el honor. )e gustaría que dejaras estos actos de lectura. Enci"rrate en un peque5o templo en alguna parte remota de una monta5a. 4edica tu tiempo a la meditacin y de esta manera alcanzaras la verdadera realizacin.

21. El sonido de una mano El maestro del templo era Dennin )o1urai, 6rueno silencioso. 6enia un peque5o protegido llamado 6oyo, que solo contaba con doce a5os. 6oyo miraba a los viejos discípulos que visitaban el cuarto del maestro cada ma5ana y tarde para recibir instrucciones en %anzen u orientacin personal en la que se les daban Doan's para detener la menteherrante 6oyo deseaba practicar %azen tambi"n $Espera un poco', dijo )o1uraiEres demasiado joven' >ero el ni5o insisti, por lo que el maestro finalmente le consinti En la tarde el peque5o 6oyo se dirigi en el momento adecuado al umbral de la sala de %anzen de )o1urai. Colpe en el gong para anunciar su presencia, se inclin respetuosamente tres veces a la puerta, y fue a sentarse junto al maestro en respetuoso silencio.

$>uedes oír el sonido de dos manos cuando aplauden juntas', dijo )o1urai $!hora mu"strame el sonido de una sola mano' 6oyo hizo reverencia a y se fue a su habitacin para considerar este problema. 4esde su ventana podía oír la m7sica de las geishas. $!h, lo tengo+' eAclam.  ! la noche siguiente, cuando su maestro le pidi que ilustrara el sonido de una mano, 6oyo comenz a tocar la m7sica de las geishas. *o,no', dijo )o1urai. $ $Eso nunca ser&. Ese no es el sonido de una mano, no lo tienes' >ensando que esa m7sica pudiera interrumpir, 6oyo se traslad a un lugar mas tranquilo. )edit de nuevo (u&l es el sonido de una mano/. Empez a escuchar gotas de agua. $+ @a lo tengo', imagin 6oyo (uando apareci de nuevo ante su maestro, imit el goteo del agua Bu" es eso/ $pregunt )o1urai. , -Ese es el sonido de goteo de agua, pero no el sonido de una mano. Knt"ntalo de nuevo.En vano 6oyo medit para escuchar el sonido de una mano. ?y el suspiro del viento. >ero el sonido fue rechazado. ?y el llanto de una lechuza. Este tambi"n fue r echazado. El sonido de una mano no eran las langostasI >or m&s de diez veces 6oyo visit a )o1urai con diferentes sonidos. 6odos se equivocaron. 4urante casi un a5o, ponder cual era el sonido de una mano. >or fin entr 6oyo en una verdadera meditacin y trascendi todos los sonidos $*o pude saber m&s', eAplico despu"s, $así que alcance el sonido sin sonido' 6oyo había se había dado cuenta del sonido de una mano.

22. 7i coraz8n arde como el )ue*o %oyen %ha1u, el primer maestro en ir Estados Unidos, dijo# $)i c orazn arde como el fuego, pero mis ojos son tan fríos como cenizas muertas' >untualiz las reglas que practicaba todos los días de su vida. >or la ma5ana, antes de vestirte, prende incienso, y medita 4uerme a una hora regular, come a intervalos regulares. (ome con moderacin y nunca hasta el punto de satisfaccin. Fecibe a los invitados con la misma actitud que cuando estas solo. (uando est"s solo, mant"n la misma actitud que tienes cuando recibes invitados. )ira lo dices, todo lo que digas, practícalo (uando te llegue una oportunidad no la dejes pasar, pero piensa siempre dos veces antes de actuar. *o lamentes el pasado, mira el futuro

6en la actitud valiente de un h"roe y el corazn lleno de amor de un ni5o  !l retirarse, duerme como si hubieras entrado en tu 7ltimo sue5o. !l despertar, sal de la cama instant&neamente como si arrojaras un par de zapatos viejos 23 .La partida de Es-un (uando Eshun la monje Zen, tenia mas de s esenta a5os y se encontraba a punto de dejar este mundo, pidi algunos monjes apilaran madera en el patio. %ent&ndose con firmeza en el centro de la pira funeraria, prendi fuego alrededor de los bordes. $? )onja+' grit un monje ' est& caliente ahí/' Esta cuestin solo le concierne a una persona est7pida como t7respondi Eshun 2as llamas se elevaron, y ella falleci.

24. 9ecitando Sutras Un agricultor pidi a un sacerdote 6endai que recitara sutras para su esposa, que había muerto. (uando la recitacin termino el agricultor le pregunt $(ree usted que mi esposa va a ganar m"ritos con esto/' $*o solo su esposa, sino todos los seres sintientes se beneficiaran de la recitacin de sutras' contest el sacerdote $%i dices que todos los seres vivientes se beneficiaran', dijo el granjero,' )i esposa podría encontrarse muy d"bil y otros podrían aprovecharse de ella, obteniendo el beneficio que debería tener. !sí que por favor recita sutras solo para ella' El sacerdote le eAplic que el deseo de todo budista ofrecer bendiciones y desear meritos a todo ser viviente. $Esa es una buen ense5anza', conclu yo el agricultor, $pero por favor haz una eAcepcin. 6engo un vecino que es &spero conmigo. %olo eAcl7yelo de todos los seres sintientes.' 2!. Tres días m6s %uiOo, discípulo de 0a1uin, era un buen maestro Zen. 4urante un periodo de aislamiento en verano, un alumno fue hacia "l, desde una isla del sur de apn %uiOo le dio un Doan# $Escucha el sonido de una mano.' El pupilo se mantuvo tres a5os sin poder resolver el Doan. Una noche llego llorando a %uiOo. $4ebo volver al sur con vergJenza y arrepentimiento', dijo, $porque no puedo resolver mi Doan' $Espera una semana m&s y medita constantemente', dijo %uiOo.  !un no hay iluminacin, llego el pupilo al pasar el tiempo $Kntenta otra semana' dijo %uiOo, el alumno obedeci, pero en vano $?tra semana m&s', pero tampoco sirvi de nada. En la desesperacin el pupilo pidi ser liberado, pero %uiOo le pidi otros cinco días de meditacin. >asaron, pero sin resultado. 2uego dijo# )edita durante tres días mas y luego, si no alcanzas la iluminacin, ser& mejor que te mates'

 !l segundo día el pupilo se ilumin. 2$. Los dos -ermanos Ll siempre hace y gana argumentos sobre budismo con los que viven ahí, c ualquier monje errante puede permanecer en un templo Zen. %i es derrotado, tendr& que seguir adelante. En un templo en la parte norte de apn, dos hermanos monjes moraban juntos. El mas grande era aprendiz, el joven era tonto y solo tenia un ojo. Un monje errante lleg y pidi posada, debidamente ret&ndolos a un debate sobre la sublime ense5anza. El hermano mayor, cansado de esos días de mucho estudio , le dijo al mas joven que ocupara su lugar $ Ve y solicita el dialogo en silencio' le dijo.  !sí que el joven monje y el eAtra5o fueron a la capilla y se sentaron. >oco despu"s el viajero se levant y se dirigi con el hermano mayor y le dijo# $ %u hermano menor es un tipo maravilloso. )e ha derrotado.' $(u"ntame el dialogo' dijo el mayor  $=ueno', eAplic el caminante, primero levante un dedo, que representaba a =uda, el iluminado. !sí que el levanto dos dedos significando a =uda y su ense5anza. 2evante tres dedos, en representacin de =uda, su ense5anza y sus seguidores, viviendo la vida armoniosamente. 2uego sacudi su pu5o en mi cara, indicando que los tres provienen de una realizacin. !sí gan, ahora no tengo derecho a permanecer aquí. (on esto el viajero se fue. $4onde esta ese hombre/' Hpregunt el hermano joven, corriendo hacia su hermano mayor. $6engo entendido que ganaste el debate' $Canar nada+. Voy a darle una paliza+.' $4ime el tema del debate', pregunt el anciano $4esde el momento en que me vio, levant un dedo, insult&ndome al insinuar que solo tengo un ojo, ya que era un eAtra5o, pens" que debía ser cort"s con el, así que levante dos dedos felicit&ndole porque tener dos ojos. 2uego el miserable grosero levant tres dedos, sugiriendo que entre los dos solo tenemos tres ojos. !sí que me enoje y empec" a golpearlo, corri y así termino todo+'

2&. La #oz de la )elicidad 4espu"s de que =an1ei había fallecido, un hombre ciego que vivía cerca del templo del maestro le dijo a un amigo# $4esde que estoy ciego, no puedo ver la cara de una persona, así que debo juzgar su car&cter por  el sonido de su voz. Ceneralmente, cuando oigo a alguien felicitar a otro sobre su felicidad o "Aito, tambi"n escucho un tono secreto de envidia. (uando son eApresadas condolencias por la desgracia de otro, oigo placer y satisfaccin. (omo si la condolencia fuera realmente alegría y fuera dejada para ganar en su propio mundo' $En toda mi eAperiencia, sin embargo, la voz de =an1ei siempre fue sincera. (ada que eApres su felicidad, no escuche nada mas que felicidad, y cada que eApres tristeza, tristeza era lo 7nico que oía'

2( .:bra su propia casa del caa del tesoro 4aiju visit al maestro =aso en (hina. =aso pregunt# $ Bu" buscas/' $Kluminacion', respondi 4aiju. -Usted tiene su propia caja del tesoro. >or qu" busca afuera/- =aso pregunt. 4aiju pregunt# -4nde est& mi caja del tesoro/=aso contest# -2o que estas preguntando eso es su caja del tesoro.4aiju estaba encantado+  !lguna vez les pidi a sus amigos $!bre tu caja del tesoro para usarlos yo mismo'

2+. o a*ua, no luna (uando la monje (hiyono estudio Zen con el maestro =u11o de Enga1u fue incapaz de alcanzar los frutos de la meditacin por un largo tiempo. 0asta una noche iluminada por la luna en la que ella acarreaba agua en una vieja cubeta, unida a un bamb7. El bamb7 se rompi y el agua sali de la cubeta, en ese momento (hiyono se ilumin En conmemoracin, escribi un poema# De esta manera trate de salvar la vieja cubeta Ya que la tira de bambú estaba débil y a punto de romperse Hasta que el fondo se derramó No más agua en la cubeta!  No más luna en el agua! 

30 .Tareta de #isita Deichu, el gran maestro Zen de la era )eiji, fue el maestro de 6ofu1u, un catedr&tico de Dyoto. Un día el gobernador de Dyoto le convoc por primera vez. %u asistente le presenta la tarjeta del gobernador, en ella se leía# Ditaga1i, el gobernador de Dyoto. $*o tengo ning7n negocio con ese tipo' dijo Deichu a su mozo $4ile que salga de aquí'. El asistente se llev la carta de regreso disculp&ndose. $Ese fue mi error', dijo el gobernador, y con un l&piz tach las palabras $Cobernador de Dyoto.' '(onsulta al maestro de nuevo.' $?h, es Ditaga1i/'eAclam el maestro cuando vi de nuevo la tarjeta. $Buiero ver a ese hombre.'

31.Todo es lo meor  (uando =anzan caminaba por un mercado, escuch una conversacin entre un carnicero y su cliente. $4ame la mejor pieza de carne que tengas' dijo el comprador  $6odo en mi tienda es lo mejor' le contesta el carnicero. $*o podr&s encontrar aquí ninguna pieza de carne que no sea la mejor'  !l oír estas palabras =anzan se ilumin

32 .Tiempo ;ul*adas ;ie ulgada 6iempo >ie Cema Este día no vendr& de nuevo (ada minuto es una joya invaluable

33.7ano de 7ousen )o1usen 0i1i vivía en un templo en la provincia de 6amba. Uno de sus seguidores se quejo de la mezquindad de su esposa. )o1usen visit a la esposa del seguidor y le mostr el pu5o cerrado frente a su rostro. Bu" quieres decir con eso/- pregunt la mujer sorprendida. %upongamos que mi pu5o siempre estuviera así. (mo le llamarías/' pregunt $4eformado', respondi la mujer. El abri la palma de la mano en su misma cara y le pregunt# $%upn que estuviera siempre así. Bu" entonces/ $?tro tipo de deformidad', dijo la mujer. $%i entiendes tanto' 6ermina )o1usen, $Eres una buena esposa'. 2uego se march. 4espu"s de su visita, la mujer ayudo a su marido a distribuir, así como a ahorrar.

34 .na sonrisa en su #ida 4e )o1ugen nunca se supo de una sonrisa hasta su 7ltimo día en la tierra. (uando su tiempo se había cumplido le dijo a sus seguidores# $0an estudiando por mas de diez a5os. )u"strenme su verdadera interpretacin del Zen. !quel que se eAprese m&s claramente ser& mi sucesor y recibir& mi t7nica y mi tazn. 6odos miraron seriamente la cara de )o1ugen, pero nadie respondi. Encho, un discípulo que había estado por largo tiempo con el maestro se movi a un lado de la cama. Kmpulso el recipiente de medicina unas pulgadas. Esta fue su respuesta al maestro. 2a cara de )o1ugen se hizo mas seria. $Es eso todo lo que entiendes/' , pregunt. Encho eAtendi la mano y movi el recipiente de nuevo. Una hermosa sonrisa rompi sobre el semblante de de )o1ugen. $ %invergJenza', le dijo a Encho $6oma mi t7nica y mi tazon'

3! . /ada minuto Zen 2os estudiantes Zen est&n con sus maestros por lo menos dos a5os antes de que ellos puedan ense5ar a otros. *anin recibi la visita de 6enno que se había convertido en un maestro. El día era lluvioso, por lo que 6enno llevaba suecos de madera y un paraguas. 4espu"s de saludar a *anin le dijo# $%upongo dejaste t7 calzado en el vestíbulo. Buiero saber si dejaste tu paraguas a la derecha o a la izquierda de los suecos' 6enno confundido, no tenía una respuesta inmediata. %e dio cuenta de que el no pudo llevar el Zen a cada minuto. %e convirti en pupilo de *anin, estudio por seis a5os m&s para completar su cada minuto Zen. 3$ . a5o de )lores %ubhuti era discípulo de =uda. Ll era capaz de entender el poder del vacío, el punto de vista de que nada eAiste eAcepto en su relacin de subjetividad y objetividad. Un día, %ubhuti, en un estado de vacio sublime, se encontraba sentado bajo un &rbolP flores empezaron a caer sobre "l. $6e estamos alabando por tu discurso sobre el vacío', susurraron los dioses. $>ero yo no he hablado del vacío', dijo %ubhuti $*o has hablado del vacío, no hemos oído el vacío', respondieron los dioses. $Esto es verdadero vacío'. @ flores ba5aron a %ubhuti en forma de lluvia.

3&. ;ublicando Sutras 6etsugen , un devoto del Zen en apon, decidi publicar sutras, ya que en ese momento solo se encontraban disponibles en (hino. 2os libros iban a ser impresos en bloques de madera en una edicin de siete mil c opias, una empresa enorme.

6etsugen comenz viajando y recogiendo donativos para este fin. Unos pocos simpatizantes le deban cientos de piezas de oro, pero la gran mayoría solo le daba peque5as monedas, aun asi el agradecia de la misma manera a cada donante. 4espu"s de diez a5os 6etsugen tenía ya el dinero suficiente para su tarea. >as en ese momento que el rio Uji se desbord. 2o que provoco hambruna. 6etsugen tomo de los fondos que había recolectado de los libros para ayudar a la gente. 2uego empez de nuevo su trabajo de recoleccin. Varios a5os despu"s, se propag una epidemia en el país. 6etsugen volvi a dar lo que había recolectado, para ayudar a su pueblo. >or tercera vez empez su trabajo, y despu"s de veinte a5os, su deseo se cumpli. 2os bloques de impresin que produjo la primera edicin de los sutras se pueden ver hoy en el monasterio ?ba1u en Dyoto 2os japoneses dicen a sus hijos que 6etsugen hizo tres series de sutras, y que las primeras dos series superan incluso a la 7ltima. 3(. El trabao de ero si no tengo nada, cmo lo tiro/- (ontinu preguntando $=ueno'dijo oshu, $Entonces c&rgalo'.

42. La respuesta del -ombre muerto (uando )amiya, que m&s tarde se convirti en un predicador muy conocido, fue con un maestro para recibir orientacin personal, se le pidi que eAplicar& el sonido de una mano. )amiya se concentr en cual podría ser el sonido de una mano $*o estas trabajando lo suficiente' le dijo su maestro. $estas muy apegado a la comida, la riqueza, cosas y a ese sonido. %eria mejor que murieras, eso resolvería el problema.' 2a prAima vez que )amiya se present ante su maestro, le pregunt una vez m&s que es lo que tenía que mostrar en cuanto al sonido de una sola mano. )amiya a la vez se cay como si estuviese muerto.

Usted est& muerto-, observ el maestro ->ero, que hay acerca del sonido/' -*o lo he resuelto todavía-, respondi )amiya, mirando hacia arriba. $2os muertos no hablan', dijo el maestro. $+ 3uera+'

43. Zen en la #ida de un mendi*o 6oshi fue un maestro Zen muy conocido de su tiempo. 0abía vivido en varios templos y ense5 en varias provincias. En el 7ltimo templo que visit acumul tantos adeptos que 6osui les dijo que se iba retirar y no daría mas conferencias. El les aconsej que se dispersaran y fuera a donde desearan. 4espu"s de esto que dijo, nadie volvi a ver rastro de "l. 6res a5os m&s tarde uno de sus discípulos lo descubri viviendo con algunos mendigos debajo de un puente en Dyoto. Enseguida le implor fuese su maestro de nuevo. $%i puedes hacer lo que yo hago en un par de días, lo hare', respondi 6osui  !sí que el antiguo discípulo vestido como mendigo, pasaba el tiempo con 6osui. !l otro dia uno de los mendigos muri. 6osui y su discípulo tomaron el c uerpo cerca de la medianoche y lo enterraron en una monta5a. @ regresaron a refugiarse bajo el puente. 6osui durmi profundamente el r esto de la noche, pero el discípulo no podía dormir. (uando llego la ma5ana 6osui dijo# $*osotros no tenemos que mendigar alimento en la actualidad. *uestro amigo muerto ha dejado algo de comida'. >ero el discípulo estaba indispuesto a comer un bocado de ella. $0e dicho que puedes hacer lo que yo si', concluy 6oshi. $+ %al de aquí y no molestes m&s+'

44.El ladr8n ?ue se con#irti8 en discípulo Una tarde, mientras %hichiri Dojun recitaba sutras, un ladrn con una espada aguda entr, eAigiendo dinero o su vida. %hichiri le dijo# -*o me moleste. >uede encontrar el dinero en ese cajn.- 2uego volvi a su recitacin. >oco despu"s se detuvo y grit# -*o tome todo. *ecesito un poco para pagar impuestos con por la ma5ana. El intruso tom la mayor parte del dinero y se dispuso a irse. -!gradece a una persona cuando te de un regalo-, agreg %hichiri. El hombre le dio las gracias y se fue. >ocos días despu"s, el ladrn fue capturado y confes, entre otros, el delito contra %hichiri. (uando %hichiri fue llamado como testigo dijo# -Este hombre no es un ladrn, al menos en lo que a mí respecta. 2e di el dinero y "l me dio las gracias por ello-. 4espu"s de haber terminado su período de prisin, el hombre fue a %hichiri y se convirti en su discípulo.

4! .ien  mal (uando =an1ei celebr su reclusin de semanas de meditacin, alumnos de muchas partes de apn se congregaron. 4urante una de estas reuniones un alumno fue sorprendido robando. El asunto fue comunicado a =an1ei con la peticin de que el culpable fuera eApulsado. =an1ei ignor el cas o. )&s tarde el alumno fue capturado en ac to similar, y de nuevo =an1ei hizo caso omiso de la c uestin. Esto enfureci a los alumnos, que redactaron una peticin pidiendo la destitucin del ladrn, indicando que de lo contrario abandonarían el lugar. (uando =an1ei había ley la peticin congreg a todos frente a el y les dijo# $Ustedes saben lo que es correcto y no. >ueden ir a otro lugar a estudiar si así lo desean, pero este hermano ni siquiera sabe del bien y del mal Bui"n le va ense5ar si no yo/ Voy a mantenerlo aquí, aunque todo el resto se vaya.' Un torrente de l&grimas purific el rostro del pupilo que había robado. 6odo deseo de robar desapareci en "l entonces. 4$. @/omo la -ierba  los arboles se iluminan 4urante el periodo Dama1ura, 6endai %hin1an estudi seis a5os la universidad y luego siete a5os estudi Zen, despu"s se fue a (hina a contemplarlo durante otros trece a5os m&s. (uando regres a apn muchos deseaban entrevistarse con "l, y preguntarle las m&s oscuras preguntas cuando %hin1ai recibía visitantes rara vez respondía a sus preguntas. Un día un estudiante que contaba con cincuenta a5os, le coment a %hin1ai# $0e estudiado la escuela 6endai del pensamiento desde que era un ni5o, pero aun hay una cosa que no puedo entender. El 6endai menciona que incluso la hierba y los &rboles se iluminan. Esto me parece muy eAtra5o' $4e que sirve discutir cmo la hierba y los &rboles alcanzan la iluminacin/' pregunt %hin1an. $la pregunta es como usted puede lograrlo, ha considerado eso/' $*unca pens" de esa manera' dijo maravillado el viejo $Entonces ve a casa y pi"nsalo' finaliz %hen1ai 4&. El mone a#aro Cessen era un monje artista. !ntes que empezara un dibujo o una pintura el siempre insistía en ser pagado por anticipado, y sus honorarios eran altos. Una vez una Ceisha le comision para una pintura. $ (uanto puedes pagar/' pregunt Cessen, $lo que se que cobres' replic la mujer, $pero quiero que hagas el trabajo frente a mí' Un día determinado Cessen fue llamado por la Ceisha, a la fiesta del patrn de la mujer. Cessen termin la pintura con un pincel fino. (uando termin cobr adquiri la suma mas alta de su tiempo. 2a geisha fue a donde su patrn diciendo# $6odo lo que este artista quiere es dinero. %us pinturas son finas, pero su mente es sucia, el dinero lo ha convertido en barro. 4ibujado por una mente sucia, su trabajo no esta en condiciones de eAposicin. %olo es lo suficientemente bueno para una de mis enaguas. Femoviendo su falda, le pregunt a Cessan hacer otra pintura de la parte posterior de su enagua.

-(u&nto vas a pagar/- pregunt Cessen. -?h, cualquier cantidad-, respondi la muchacha Cessen nombr un precio eAorbitante, pint el cuadro en el sentido solicitado, y se fue. 6iempo despu"s se supo el por que Cessen deseaba tanto el dinero# Una hambruna azotaba su provincia. @ los ricos no ayudaban a los pobres, por lo que Cessen había hecho un ahorro secreto, desconocido para todos, en el que acumul alimento, para este tipo de emergencias. 2a carretera de su pueblo al santuario nacional estaba en muy malas condiciones y muchos viajeros sufrieron mientras le recorrían. 4eseaba construir un mejor camino. %u maestro había muerto sin haber concluido el construir un templo, Cessen deseaba terminar esta tarea. 4espu"s de que Cessen realiz estos tres deseos, tir sus pinceles y materiales de artista, se retir a las monta5as, y nunca pint de nuevo. 4(. ;roporci8n eAacta %en no Fi1yu, un maestro del t", quiso colgar una cesta de flores en una columna. 2e pidi a un carpintero para que le ayudara, dirigiendo al hombre para colocarlo un poco mas alto o m&s bajo, izquierda o derecha, hasta encontrar el lugar correcto. $Ese es el lugar', dijo %en no Fi1ya finalmente. El carpintero para probar al maestro, marco el lugar y luego fingi que lo había olvidado. $Era este el lugar' $o "ste tal vez/' el carpintero preguntaba, apuntando varios lugares en la columna. >ero eran tan eAacto el sentido del maestro, que no fue sino hasta que el carpintero lleg al mismo lugar que al principi aprob que dijo# $Ese es el lugar'.

4+. uda ne*ro de la nariz Una monja que buscaba la iluminacin hizo una estatua de =uda y la cubri con hojas de oro. 4ondequiera que "sta iba, cargaba con su =uda de oro. >asaron los a5os, aun con la estatua, la monja fue a vivir a un peque5o templo en un país donde había muchos =udas, cada uno con su santuario particular. Un día la monja quiso quemar incienso ante su =uda de oro. *o gust&ndole la idea de que el aroma se apartara hasta otros, ide un embudo por el que el humo ascendería slo a su estatua. El humo ennegreci la nariz del =uda de oro, haci"ndola particularmente fea a la vista.

!0. /lara conciencia de 9onen 2a monja budista Fyonen naci en :9odría entonces hab"rsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupacin y recibir entonces su consejo y ayuda.' pensaba Entr en la habitacin. $)aestro' dijo $lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Buiz&s pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda enga5ar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.' $Bu" importante lo que dijiste', joven amigo contest sonriente el maestro. $4ebemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. Bui"n mejor que "l, para saberlo/ 4ile que quisieras vender el anillo y preg7ntale cuanto te da por "l. >ero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.' El joven volvi a cabalgar. El joyero eAamin el anillo a la luz del candil, lo mir con su lupa, lo pes y luego le dijo# $4ile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle m&s que G; monedas de oro por su anillo.' $G; monedas/+' eAclam el joven. $%í $replic el joyero @o s" que con tiempo podríamos obtener por "l cerca de 9Q monedas, pero no s"I si la venta es urgenteI El oven corri emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.  !l verle llegar y antes que dijera una sola el palabra, el maestro dijo# $Una joya, valiosa y 7nica, slo puede ser evaluada verdaderamente por un eAperto. Bu" hace una joya en las manos de alguien pretendiendo que cualquiera descubra su verdadero valor/' !!. "ltima #oluntad  testamento K11yu, un famoso maestro Zen de la era !shi1aga, era hijo del emperador. (uando era muy joven , su madre sali del palacio y se fue a estudiar Zen a un templo. 4e "sta manera tambi"n el príncipe se convirti en estudiante. (uando su madre muri, le dej una carta.

"ara 0##yu1 He terminado mi trabajo en esta vida y a%ora estoy volviendo a la eternidad/ 2uiero que te conviertas en un buen estudiante para que realices tu naturale*a búdica/ &ú sabrás si estoy en el infierno o no y si estoy siempre contigo o no/ )i te conviertes en un %ombre que se da cuenta que 3uda y sus seguidores 3od%id%arma son sus propios sirvientes, puedes dejar de estudiar y trabajar para la %umanidad/ l 3uda predicó por cuarenta y nueve aos y en todo ese tiempo no encontró necesario %ablar una palabra/ )abrás porque, pero si aún no, evita pensar en vano/ &u madre, $a no nacida, la no muerta/

"rimero de septiembre/ "/D/4la fundamental ensean*a de 3uda era iluminar a otros/ )i dependes de sus métodos, no serás más que un ignorante/ +isten oc%enta mil libros sobre el 3udismo y si debieses leerlos todos y aún as5 siguieras no viendo tu propia naturale*a, no entenderás siquiera esta carta/ 6sta es mi última voluntad y testamento/

!$. El maestro del TB  el asesino 6ai1o, un guerrero que vivi en apn antes de la era 6o1ugaOa estudi (hanoyu, la etiqueta de t", con %en no Fi1yu, un maestro de la eApresin est"tica de la calma y la satisfaccin 6ai1o que era un guerrero, interpret el superior entusiasmo por la etiqueta del t" como negligencia a los asuntos estatales, por lo que decidi matar a %en no Fi1yu. >retendía hacer una visita de cortesía al maestro e invitarle a tomar t". El maestro, que era muy eAperto en su arte, vi a simple vista la intencin del guerrero, así que invit a Dato a que dejara su espada antes de entrar en la sala para la ceremonia, eAplicando que (hannoyu representa la tranquilidad misma. Dato no hizo caso a esto. -@o soy un guerrero-, dijo. -%iempre tengo mi espada conmigo. (hannoyu o no (hannoyu, debo tener mi espada' $)uy bien. 6raiga su espada y un poco de t",' consinti el maestro. 2a tetera estaba hirviendo en las brasas del carbn. 4e repente %en no Fy1iu la derram. %urgi un silbido de vapor, llenando la habitacin de humo y cenizas. El guerrero corri hacia afuera. El maestro del t" se disculp, $ha sido un error mío. Entra de nuevo y toma un poco de t". !quí tengo tu espada cubierta de ceniza, la limpiar" y te la entregar".' En este predicamento el guerrero se dio cuenta de que no podría matar bien al maestro del t", por lo que abandon la idea. !&. El camino #erdadero usto antes de que *ina1aOa muriera, el maestro Zen K11yu le visit. $Buieres que te conduzca/' pregunt K11yu *ina1aOa respondi# $@o he venido aquí solo, y solo me voy. Bue ayuda podrías darme/ K11yu respondi# $%i piensas realmente que vienes y vas, esa es una ilusin. 4"jame mostrarte el camino en el que no hay venida ni ida' (on sus palabras, K11yu revel claramente el camino a *ina1aOa, sonri y falleci. !(. Las puertas del paraíso Un soldado llamado *obushige lleg con 0a1uin y le pregunt# EAiste realmente un paraíso y un infierno/' $Buien eres/' pregunt 0a1uin. $%oy un samur&i' replic el guerrero

$Usted, un soldado/' eAclam 0a1uin $ Bue clase de gobernante te tendría como su guardía/ 6u rostro parece el de un mendigo' *obushige se enfad tanto que empez a sacar su espada, pero 0a1uin continu# $!sí que tienes una espada+ 6u arma es probablemente demasiado tosca como para cortarme la cabeza.'  !l *obushige desenvainar su espada, 0a1uin remarc# $!quí se abren las puertas de infierno'  !nte estas palabras, el samur&i percibi la disciplina del maestro, envain la espada y se inclin. $!quí se abren las puertas del paraíso' dijo 0a1uin. !+. :rrestando al uda de piedra Un comerciante que acarreaba cincuenta rollos de telas de algodn sobre los hombros, se detuvo a descansar del calor del día debajo de un refugio, donde un gran =uda de piedra se encontraba de pie. !hí se quedo dormido y cuando despert sus bienes habían desaparecido. 4e inmediato informo del asunto a la policía. Un juez nombrado Ro1a abri la corte para investigar. -Esa piedra de =uda debe haber robado la mercancía', concluyo el juez. $%e supone que debe cuidar por el bien de la gente, pero no ha cumplido con su deber sagrado. !rrestenlo' 2a policía arrest al buda de piedra y lo llev a la corte. Una ruidosa muchedumbre sigui a la estatua, por la curiosidad de saber que clase de pena le pondría el juez. (uando Roa1a apareci en el banquillo reprendi al p7blico bullicioso. $Bue derecho tienen ustedes a comparecer ante el tribunal riendo y bromeando de esta manera/ Est&n en desacato al tribunal, sujetos a una multa y a encarcelamiento.' 2a gente se apresur a disculparse $Voy a tener que imponer una multa a todos ustedes' dijo el juez, cada uno de ustedes deber& traer un rollo de tela de algodn al tribunal dentro de tres días. Buien no lo haga ser& arrestado.' Uno de los rollos de tela que la gente llev fue reconocido por el comerciante como suyo, y por lo tanto el ladrn fue reconocido con facilidad. El comerciante recuper sus bienes, y los rollos de algodn fueron devueltos al pueblo. $0. Soldados de la -umanidad (ierta vez, una divisin del ej"rcito japon"s se inmiscuy en una batalla simulada, y algunos de los oficiales consideraron pertinente hacer su cuartel en el templo de Casan Casan le dijo a su cocinero#'4ale a los oficiales a comer justo lo mismo que nosotros comemos' Esto hizo enojar a los hombres del ej"rcito. Uno de ellos de acerc a Casan y dijo# $Buien crees que somos/, $somos soldados, sacrificando nuestra vida por nuestro país. >orque no nos tratas así /' Casan respondi de la misma manera# $Buien crees que somos/ %omos soldados de la humanidad nuestro objetivo es salvar a todos los seres sintientes+ .'

$1. El tCnel Zen1ai, era hijo de un samur&i, el viajo a Edo y se convirti en sirviente de un alto funcionario. %e enamor de la esposa de su jefe y fue descubierto. En defensa propia, mat al oficial luego huy con la esposa. 2os dos m&s tarde se convirtieron en ladrones. >ero la mujer era tan codiciosa que Zen1ai se disgust. 3inalmente la dej, y continu su marcha a la provincia de =uzen, donde se convirti en un mendigo errante. >ara redimir su pasado, Zen1ai decidi llevar a cabo una muy buen accin en su vida. (onocía un camino muy peligroso que daba a un precipicio en el cual habían muerto y sufrido muchas personas, decidi construir un t7nel atravesando la monta5a. Zen1ai mendigaba de día, y trabajaba en la eAcavacin del t7nel por la noche. (uando hubieron pasado treinta a5os el t7nel apenas tenía casi tres pies de largo, veinte pies de alto y treinta pies de ancho. 4os a5os antes de que el trabajo se completara, el hijo del oficial que había matado, que era todo un guerrero, encontr a Zen1ai para matarlo en v enganza. $@o te dar" mi vida voluntariamente' dijo Zen1ai, $solo d"jame terminar este trabajo, cuando sea así, podr&s matarme.'  !sí que el hijo del oficial esper el día. >asaron muchos meses y Zen1ai seguía cavando. El hijo cansado de no hacer nada empez a ayudarle con la eAcavacin. 4espu"s de haberle ayudado por m&s de un a5o, lleg a admirar la fuerte voluntad y car&cter de Zen1ai. 2leg el día en que por fin, el t7nel estaba hecho y la gente podía transitarlo y viajar con seguridad. $!hora corta mi cabeza', dijo Zen1ai $)i trabajo ha terminado.' $2.ronto la mujer falleci. El marido respet su 7ltima voluntad durante los tres primeros meses, pero luego se encontr con otra mujer, se enamor y se comprometieron para casarse. Knmediatamente despu"s un fantasma aparecía todas las noches, culp&ndolo de no mantener su promesa. El fantasma era muy inteligente. 2e decía eAactamente todo lo que había ocurrido entre "l y su nueva esposa, los regalos que le había dado, todo lo describía. Kncluso repetía conversaciones por, lo que el hombre no podía dormir. !lguien le aconsej acudir con su problema ante un maestro Zen que vivía cerca de la aldea. !l fin desesperado, el hombre se acerc a "l pidiendo ayuda. $%u eA esposa se convirti en un fantasma y ahora sabe todo lo que haces', coment el maestro,' 6odo lo que le dices, todo lo que le regalas a tu nueva amada ella lo sabe, es un fantasma muy sabio, digno de admirarse.

2a prAima vez que aparezca negocia con ella, dile que ella sabe mucho de ti, que no puedes ocultarle nada, y que si ella contesta una sola pregunta romper&s tu nuevo compromiso y permanecer&s en celibato. -(u&l es la pregunta que debo hacerle/- pregunt el hombre. El maestro respondi# -6oma un pu5ado de frijoles de soya y pídele que te diga eAactamente cuantos granos tienes en tu mano. %i no te sabe decir, sabr&s que ella es slo un producto de tu imaginacin y ya no te meter& en problemas.2a noche siguiente, cuando el fantasma apareci el hombre le halagaba diciendo que ella lo sabía todo. $En efecto' respondi el fantasma, $fuiste a ver hoy a un maestro Zen' $@ ya que lo sabes todo' pregunt el hombre, $dime, cuantos granos de soya tengo en mi mano' @a no había ning7n fantasma para responder la pregunta.

$&. ios de su maestad @amao1a 6esshu era cuidado por el emperador. 6ambi"n fue maestro de esgrima y un profundo estudioso del Zen. %u casa era morada de vagabundos. El solo tenía un traje, pues siempre se mantenía pobre. El emperador observando como era el v estir de @amao1a, le di algo de dinero para que comprase atuendos nuevos. 2a prAima vez que le volvi a ver, @amao1a llevaba el mismo traje de siempre. $Bue fue de la ropa nueva, @amao1a/' pregunto el emperador. $4í ropa a los hijos de su majestad', eAplic @amao1a. $(. @ue est6s -aciendo ue est6s diciendo En tiempos modernos una gran cantidad de tonterías se dicen acerca de maestros y discípulos, y como la herencia de la ense5anza de un maestro pasa a pupilos favoritos, que les da el derecho a pasar la verdad a sus seguidores. >or supuesto el Zen debe ser impartido de esta manera, de corazn a corazn, no por preferencias, y en el pasado se llev a cabo realmente así. El silencio y la humildad reinan en el lugar de profesin y afirmacin. El que recibe dicha ense5anza mantiene oculto el asunto, incluso veinte a5os despu"s. *o hasta que otro descubre a trav"s de su propia eAperiencia, la necesidad de un verdadero maestro, bajo ninguna circunstancia se dice $@o soy el sucesor de tal o cual maestro' tal afirmacin demostraría lo contrario. El maestro Zen )unan, solo tenía un sucesor, su nombre era %hoju, despu"s de que "ste complet sus estudios de Zen, )unan le llamo a su habitacin. $ )e estoy haciendo viejo', dijo $@ hasta donde s", t7 eres el 7nico que tiene este conocimiento. !quí hay un libro, ha pasado de maestro a maestro por siete generaciones. 0e agregado algunos puntos en base a mi entendimiento. El libro es muy apreciado, y te lo estoy dando para que representes mi sucesin.' $%i el libro es tan importante, es mejor que lo conserves', replic %hoju. $0e recibido tu ense5anza del Zen sin escrituras y estoy satisfecho tal cual ha sido.' $Eso lo s"' dijo )unan. $4e cualquier manera, este trabajo ha sido mantenido de maestro a maestro por siete generaciones, así que debes mantenerlo como símbolo de haber recibido educacin aquí $

0abían estado manteniendo la pl&tica ante un brasero. En el instante en que %hoju tenia el libro en sus manos lo clav en las brasas ardiendo. *o tenía ning7n deseo de posesiones. )unan, quien nunca había estado enojado, grit# $Bu" estas haciendo+/' %hoju grit# $Bu" estas diciendo+/' $+. na nota del Zen 4espu"s de que Da1ua visit al emperador, desapareci y nadie supo que fue de "l. 3ue el primer japon"s en estudiar Zen en (hina, pero como no mostro nada, salvo una nota, no es recordado por haber llevado el Zen a su país. Da1ua visit (hina y acept la verdadera ense5anza. *o viaj mientras estaba ahí, meditaba constantemente, vivía en una remota monta5a, cuando la gente le encontraba "ste solo decía unas palabras y se trasladaba a otra parte donde no se le encontrara con facilidad. El emperador escuch hablar de Da1ua cuando regres a apn y le pidi que predicara Zen para su edificacin y para sus s7bditos. Da1ua se par frente al emperador en silencio. %ac una flauta de los pliegues de s u t7nica, y sopl una breve nota. Knclin&ndose cort"smente, desapareci. &0. /omiendo la culpa (ircunstancias que surgieron provocaron el retraso de la cena de un maestro %oto Zen, 3u1ai y sus seguidores. ! toda prisa el cocinero se dirigi al jardín con su cuchillo curveado y corto los vegetales verdes los junt y prepar una sopa, sin saber que en su prisa había cortado e incluido una parte de una serpiente en la sopa. 2os seguidores de 3ugai pensaron que "l nunca había probado una sopa tan buena. >ero cuando el maestro se encontr con la cabeza de la serpiente en su plato, llam al cocinero. $Bue es esto/'pregunt sosteniendo la cabeza de la serpiente. $?h, gracias maestro', replic el cocinero, tomando el bocado y comi"ndolo r&pidamente. &1. Lo m6s #alioso en el mundo %ozan , un maestro Zen chino, fue preguntado por un estudiante# $Bu" es lo mas valioso en el mundo/ El maestro respondi# $2a cabeza de un gato muerto.' ->or qu" es la cabeza de un gato muerto, lo m&s valioso en el mundo/- Hpregunt el estudiante. %ozan respondi# $>orque nadie puede nombrar su precio.'

&2. :prendiendo a ser silencioso 2os pupilos de la escuela 6endai utilizaban la meditacin antes de que entrara en apn. (uatro de ellos que eran amigos íntimos prometieron uno al otro observarse siete días en silencio

%u meditacin se había iniciado auspiciosamente, pero cuando lleg la noche y la iluminacin de las l&mparas de aceite no alumbraba bien, uno de los alumnos no pudo evitar eAclamar a uno de los encargados# $)ejora las l&mparas' Un segundo pupilo se sorprendi al escuchar esto $%e supone que no diríamos una palabra', coment $Ustedes dos son unos est7pidos, $>orque hablan/' dijo el tercero. $@o soy el 7nico que no ha hablado' concluy el cuarto alumno.

&3. =iez sucesores 2os alumnos del Zen toman un voto, en el que aun cuando sean asesinados por sus maestros, estos son absolvidos, teniendo la intencin de aprender el Zen por sobre todo. >or lo general, se cortaban un dedo y sellaban su resolucin con su propia sangre. (on el tiempo el voto s e convirti en una mera formalidad, por esta razn, el estudiante que muri a manos de E1ido, semej m&s a un m&rtir. E1ido era un maestro severo. %us pupilos le temían, uno de ellos hacía guardia, golpeando el gong para se5alar la hora del día. Uno de sus se5alamientos se perdi cuando su atencin se distrajo por una hermosa mujer que pas cerca del templo. En ese momento E1ido, que estaba justo detr&s de "l, lo golpe con una vara y el shoc1 del sobresalto lo mat El alumno tutor, al oír del accidente, fue directamente con E1ido. %abiendo que no tenía la culpa alab al maestro por su ense5anza severa. 2a actitud de E1ido fue la misma como si el pupilo siguiera con vida. 4espu"s de esto, E1ido fue capaz de realizar bajo su direccin a m&s de diez sucesores iluminados, un n7mero muy inusual. &4. /ambio real Fyo1an dedic su vida al estudio del zen. Un día se enter de que su sobrino, a pesar de las advertencias de sus familiares, gastaba su dinero en una cortesana. 4ebido a que había entrado a las gestiones de la hacienda familiar, la propiedad estaba en peligro de ser perdida, por eso la familia pidi ayuda a Fyo1an para que hiciera algo al respecto. Fyo1an tuvo que hacer un largo viaje para visitar a su sobrino, a quien no veía desde hacia ya muchos a5os. El sobrino parecía encantado de conocer a su tío de nuevo y lo invit a pasar la noche. 6oda la noche Fyo1an se sent en meditacin. !l irse por la ma5ana le dijo al joven# $4ebo de estar envejeciendo, mi mano tiembla mucho. )e ayudarías atar las cuerdas de mi sandalia de paja/' El sobrino le ayud de buena gana. $Cracias' !nadi Fyo1en, $Vez, el hombre se vuelve viejo día a día. (uida muy bien de ti mismo'. 2uego Fyo1en lo dej sin mencionar una sola palabra ac erca de la cortesana o de las quejas de los familiares. @ desde aquella ma5ana el joven mostr una nueva disposicin.

&4. Temperamento Un estudiante de Zen se dirigi a =an1ei quejosamente# $)aestro, tengo un temperamento ingobernable. (omo puedo curarlo/

$6ienes algo muy eAtra5o, $replic =an1ei. $4"jame ver que tienes' $En este momento no puedo mostr&rtelo, dijo el pupilo $(uando puedes mostr&rmelo/ >regunt =an1ei $!parece inesperadamente', contesta el pupilo $Entonces' concluye =an1ei, $no debe ser tu verdadera naturaleza. %i así fuera, podrías mostrarla en cualquier momento. (uando naciste no la tenías y tus padres no te la han dado. >iensa en eso'

&!. La mente de piedra 0ogen, un maestro Zen de (hina, vivía solo en un peque5o templo. Un día cuatro monjes errantes aparecieron y le preguntaron si podían hacer un fuego en su patio para calentarse. )ientras hacían el fuego, 0ogen les escuch argumentando acerca de la subjetividad y la objetividad. El los acompa5 y dijo# $0ay una gran piedra, consideran que esta dentro o fuera de su mente/' Uno de los monjes replic# $4entro del punto de vista budista, todo es una objetivacin de la mente, así que yo diría que la piedra esta dentro de mi mente' $6u cabeza debe sentirse muy pesada', observ 0ogen, $s i cargas una piedra así en tu mente'. &$.=ocumentos aduntos al pol#o Zengetsu, un maestro chino de la dinastía 6ang, escribi el siguiente consejo para sus alumnos# Vive aquí pero no formes aneAos al polvo del mundo ese es el camino de un verdadero estudiante del Zen. (uando seas testigo de la buena accin de otro motívate y sigue su ejemplo. (uando presencies el error del otro, asegurate de no emularlo.  !un cuando est"s solo en un cuarto oscuro, has como si recibieras alg7n invitado especial. EApresa tus emociones, pero no te vuelvas m&s eApresivo que tu verdadera naturaleza. 2a pobreza es tu verdadero tesoro. *unca la cambies por una vida f&cil. Una persona puede parecer un tonto y no serlo. Ll puede estar guardando su sabiduría cuidadosamente 2as virtudes son el fruto de la autodisciplina, no las dejes caer desde el cielo como si fuera lluvia o nieve 2a modestia es el fundamento de todas las virtudes. 4eja que tus vecinos te descubran antes que t7 te des a conocer. Un corazn noble nunca se fuerza hacia adelante. %us palabras son como gemas raras, no siempre aparecen por eso son de gran valor. >ara un estudiante sincero, cada día es una fortuna, el tiempo pasa pero nunca se queda atr&s. *i la gloria ni la vergJenza pueden moverlo. (ens7rate a ti mismo, nunca otro. *o hables sobre lo correcto o lo incorrecto.

 !lgunas cosas, son consideradas malas durante generacin. 4ado que el valor de la justicia puede ser reconocida por siglos de que tenga reconocimiento inmediato. Vive con una causa y deja resultados a la gran ley del universo. Vive cada día en contemplacin tranquila. &&. 9eal prosperidad Un hombre rico pidi a %engai escribir algo para continuar la prosperidad de su familia para que pueda ser valorada de generacin en generacin. %engai obtuvo una gran hoja de papel y escribi# $>adres mueren, hijos mueren, nietos mueren' El hombre rico se enoj. $6e pedí que escribieras algo para la felicidad de mi familia' >orqu" bromeas con esto/ $*o es broma', eAplic %engai, $%i antes que t7, muriera tu hijo, esto seria una gran lamentacin, si tu nieto muriese antes que tu hijo, a ambos se les rompería el corazn. %i su familia, generacin tras generacin fallece en el orden que he nombrado. %eria el curso natural de la vida. @o llamo a esto real prosperidad' &(. uemador de incienso Una mujer de *agasa1i llamada Dame fue una de los pocos fabricantes de quemadores de incienso en apn. Un quemador es un trabajo artesanal que se usa solo en un saln de t" frente a un altar familiar. Dame cuyo padre había sido un artista, le gustaba beber. Ella bebía , fumaba y se le asociaba mucho con hombres. Una vez que hubo juntado algo de dinero hizo una fiesta e invit a artistas, carpinteros, poetas, hombres de muchas vocaciones. En dicha asociacin evolucionaron sus dise5os. Dame era eAcesivamente lenta en la creacin, pero siempre que terminaba lograba obras maestras. %us quemadores eran atesorados en casas donde las mujeres nunca bebían, fumaban o se les asociaba libremente a hombres. El alcalde de *agasa1i, una vez solicit a Dame para dise5ar un quemador de incienso para "l. %e retras en hacerlo hasta casi la mitad del a5o. En ese momento el alcalde, que había sido promovido para la oficina en una ciudad lejana, le visit. Knsisti a Dame para c omenzar a trabajar en su quemador.  !l fin recibiendo la inspiracin, Dame hizo el quemador de incienso. 4espu"s que lo termin lo coloc sobre una mesa. 2o mir larga y cuidadosamente. 3umaba y bebía como si estuviese en compa5ía de alguien. 6odo el día lo observ. >or fin, levantando un martillo, Dame lo destroz. Vi que no era la c reacin perfecta que su mente demandaba. &+. El mila*ro real (uando =an1ei estaba predicando en el templo Fyumon, un sacerdote que creía en la salvacin a trav"s de la repeticin del nombre =uda del amor, se encontraba celoso de su gran audiencia y quería debatir con "l. =an1ei estaba en medio de una charla cuando el sacerdote apareci, pero el individuo hizo un disturbio que hizo que =an1ei detuviera su discurso y preguntara acerca del ruido. -El fundador de nuestra secta-, se jact el cura, tenia poderes milagrosos# tomaba un pincel en la mano a orillas de un río, su asistente levantaba un papel a la otra orilla, y el maestro escribía el nombre del santo  !mida a trav"s del aire en el papel.

=an1ei respondi suavemente# $6al vez tu zorro pueda realizar ese truco, pero esa no es la manera de mi Zen. )i milagro es, que cuando me siento con hambre como, y cuando siento sed bebo' (0. Solo #e a dormir  Casan estaba sentado a un lado de la cama de su maestro 6e1isui tres días antes de muriera. 6e1isui ya lo había elegido como su sucesor. Fecientemente un templo se había quemado y Casan se encontraba ocupado en la reconstruccin de la estructura. 6e1isui le pregunt# $Bu" vas hacer cuando reconstruyas el templo/' $(uando tu enfermedad termine queremos que ense5es ahí' ,dijo Casan $%upn que no viva para entonces/' dijo 6e1isui $Entonces conseguiremos a alguien m&s', replic Casan $%upn que no lo encuentres' continu 6e1isui. Casan respondi fuertemente# $*o hagas preguntas tontas. %olo ve a dormir' (1. ada eAiste @amao1a 6esshu, un joven estudiante de Zen, visit un maestro tras otro.al final hizo un llamamiento a 4o1uon de %ho1o1u. 4eseando mostrar sus avances dijo# $2a mente, =uda y los seres sientientes, despu"s de todo, no eAisten. 2a verdadera naturaleza de los fenmenos es el vacio. *o hay realizacin, no ilusin, no sabiduría, no mediocridad. *o hay nada que dar y nada que recibir. 4o1uon, que estaba fumando en silencio, no dijo nada. 4e repente golpe a @amao1a con su pipa de bamb7. Esto hizo enojar mucho al joven. $%i nada eAiste', pregunt 4o1uon, $4e donde viene es te enojo/' (2.o trabao, no comida 0ya1ujo, maestro Zen chino, servía en el trabajo a los alumnos, incluso a la edad de ochenta a5os, recortaba jardines, limpiaba terrenos, podaba &rboles. %us pupilos sentían pena de ver a su viejo maestro trabajar tan duro, pero sabían que no escucharía sus peticiones de detenerse. >or lo que escondieron sus herramientas de trabajo. Ese día el maestro no comi, al siguiente tampoco. $4ebe estar enojado porque le escondimos sus herramientas' suponían los pupilos. $%er& mejor regres&rselas'. El día que lo hicieron, el maestro trabajo y comi como lo hacía antes. !l atardecer "l les instruccion# $*o trabajo, no comida'. (3. :mi*os de #erdad 0ace mucho tiempo en (hina había dos amigos, uno tocaba el arpa con habilidad y otro escuchaba con atencin.

(uando tocaba o cantaba sobre una monta5a, el otro decía # $>uedo ver la monta5a que tenemos ante nosotros' (uando tocaba sobre algo sobre agua, el que escuchaba, eAclamaba# $!quí esta el arroyo+' >ero el oyente se enferm y muri. El amigo que qued con vida cort las cuerdas de su arpa y no toc  jam&s. 4esde entonces el corte de las cuerdas del arpa ha sido un símbolo de amistad íntima. (4. Tiempo de morir  K11yu, el maestro Zen, era muy inteligente desde que era un joven. %u maestro tenía una preciosa taza de t", rara y antigua. K11yu rompi esta taza y qued muy perplejo. Escuchando los pasos de su maestro, escondi los pedazos de la taza detr&s de "l. (uando apareci el maestro K11 yu pregunt# $>orque la gente tiene que morir/' $Esto es natural', eAplic el viejo maestro. $6odo tiene que morir y dura solo el tiempo de vida que tenga' K11yu, ense5ando los pedazos de la copa rota, agreg# $Era tiempo de que tu taza muriera' (!. El buda #i#iente  el -ombre 2os maestros Zen dan orientacin personal en una sala apartada. *adie entra mientras maestro y alumno est&n juntos. )o1urai, el maestro Zen del templo Dennin en Dyoto, solía disfrutar hablando con comerciantes y periodistas, así como con sus alumnos (ierta vez un hombre casi analfabeto, le hizo preguntas tontas a )o1urai, tomo t" y se fue. Un día aquel hombre apareci de nuevo mientras )o1urai estaba por dar orientacin personal a un discípulo, así que )o1urai le pidi que esperase en otro cuarto. $Entiendo que usted es un buda viviente', protest el hombre. $Kncluso los =udas de piedra en los templos nunca reh7san a las numerosas personas que acuden ante ellos. >orque entonces debo ser eAcluido/' )o1urai sali fuera para atender a su discípulo. ($. Tres tipos de discípulos Un maestro zen llamado Cettan vivi en la 7ltima parte de la era 6o1ugaOa. El solía decir# $0ay tres tipos de discípulos, los que imparten Zen a los dem&s, aquellos que mantienen los templos y santuarios, y luego est&n los cargadores de bolsas de arroz y ropa' Casan eApres la misma idea. (uando estaba estudiando en 6e1isui, su maestro era muy duro. !lgunas veces lleg a golpearlo. !lgunos alumnos se oponían a este tipo de ense5anza y se marchaban. Casan permaneci, el decía# $Un discípulo pobre utiliza la influencia de su maestro. Un discípulo leal admira la bondad de su maestro. Un buen discípulo crece fuerte bajo la disciplina de su maestro. (&. /omo escribir un poema c-ino Un bien conocido poeta japon"s fue preguntado ac erca de cmo componer un poema chino. El poema chino habitual es de cuatro líneas', eAplica. $2a primera línea contiene la frase inicial, la segunda línea, la continuacin de la frase, la tercera línea se aparta de este tema y c omienza uno nuevo, y la cuarta línea trae las primeras tres líneas juntas. Una cancin popular aponesa ilustra esto#

4os hijas de un comerciante de seda viven en Dyoto 2a mayor tiene veinte a5os, la mas joven dieciocho a5os Un soldado puede matar con su espada >ero estas chicas matan a los hombres con sus ojos. ((. =ialo*o Zen 2os maestros Zen entrenan a sus jvenes pupilos para que se eApresen asi mismos. 4os templos Zen tenían cada uno un infante protegido. Uno de los ni5os se dirigía obtener vegetales cada ma5ana. En el camino se encontr con el otro ni5o. -! dnde vas/- pregunt el. $@o voy a donde mis pies van', respondi el otro. Esta respuesta desconcert al primer ni5o por lo que pidi ayuda a su maestro $)a5ana en la ma5ana', le dijo su maestro dile# $(uando mires al peque5o preg7ntale lo mismo, "l te dar& la misma respuesta, entonces preg7ntale $%upn que no tienes pies, entonces a donde vas/ Eso lo arreglar& todo' El ni5o encontr al otro a la siguiente ma5ana $! donde vas/' >regunt $Voy a donde me lleve el viento', respondi el otro Esta respuesta dej perplejo al ni5o, quien atribuy su derrota a su maestro. $>reg7ntale a donde va si no hay viento'  !l prAimo día se vieron por tercera vez $! donde vas/' pregunto el primer ni5o $Voy al mercado a comprar vegetales' finaliz el otro. (+. El Cltimo *olpe 6angen había estudiado con %engai desde peque5o. (uando cumpli veinte a5os quería dejar a su maestro para visitar otros estudios comparativos, pero %engai no se lo permiti. (ada que 6angen lo insinuaba , %engai le daba una palmada en la cabeza. 3inalmente 6angen pidi a un hermano mayor para persuadir la autorizacin de %engai. Este hermano lo hizo luego inform al 6angen $Esta hecho. 6odo est& listo para que inicies tu peregrinacin' 6angen fue con %engai para darle las gracias por su permiso. El maestro contest d&ndole otro golpe. (uando 6angen le cont esto al hermano mayor este dijo# (ual es el problema/ %engai no tiene porque dar permiso y arrepentirse. Kr" a decírselo'. @ se fue a ver al maestro. $@o no cancel" mi permiso', dijo %engai. $%olo quería darle un 7ltimo golpe en la cabeza, porque cuando regrese estar& iluminado y no ser" capaz de repr"ndelo de nuevo'.

+0. El sabor de la espada de anzo )atajuro @agyu era el hijo de un famoso espadachín. %u padre %u padre, creyendo que el trabajo de su hijo era demasiado mediocre como para llegar a ser un maestro, lo repudi.  !si matajuro se dirigi al monte 3utara donde se encontr con el famoso guerrero =anzo. >ero =anzo confirm la sentencia del padre. $4eseas aprender esgrima bajo mi guía/' pregunt =anzo. $*o cumples con los requisitos'. $>ero si trabajo duro, (u&ntos a5os tardar" en convertirme en un maestro/ >ersisti el joven $El resto de su vida', respondi =anzo. $*o puedo esperar tanto tiempo', eAplic )atajuro. $Estoy dispuesto a pasar cualquier dificultad si solo me ayudas. %i me convierto en tu pupilo devoto, cuanto tiempo tardaría/ $6al vez diez a5os' dijo =anzo $)i padre esta envejeciendo, y pronto tendr" que cuidarlo, continu )atajuro. $%i trabajo m&s intensamente, cuanto puede tomarme/' $6al vez treinta a5os' responde =anzo $(omo es eso/' pregunta )atajuro. $>rimero dijiste diez a5os y ahora treinta. )e someter" a cualquier dificultad para dominar este arte en el tiempo mas corto+' $=ueno en ese caso' dice =anzo $6endras que permanecer conmigo durante setenta a5os. Un hombre con tanta prisa en obtener resultados rara vez aprende r&pidamente' $)uy bien, declar el joven, comprendiendo por fin que estaba siendo reprendido por la impaciencia dijo# $Estoy de acuerdo'. )atajuro nunca había oído hablar de esgrima y nunca había tocado una espada. Ll cocinadaba para su amo, lavaba platos, limpiaba el patio, cuidaba el jardín, todo sin una espada. >asaron tres a5os. 6odavía trabajando. >ensando en su futuro, estaba triste. *i siquiera había empezado aprender el arte al se había hecho devoto. Un día =anzo se desliz tras de "l y le dio un terrible golpe con una espada de madera.  !l dia siguiente mientras )atajuro cocinaba arroz, =anzo nuevamente se abalanz sobre "l de forma inesperada.

4espu"s de eso, día y noche, )atajuro tuvo que defenderse de impulsos inesperados. *o pasaba un momento del día en que no pensara en el sabor de la espada de =anzo.  !prendi r&pidamente trayendo sonrisas al rostro de su maestro. )atajuro se convirti en el mas grande espadachín en la tierra. +1. :tizador Zen 0a1uin contaba a sus alumnos acerca de una anciana que tenia una tienda de t", en la que alababa su comprensin del Zen. 2os alumnos se negaron a creer lo que les contaba y fueron a la tienda de t" para descubrirlo por ellos mismos.

(uando la mujer los vi llegar, pens en si iban a tomar t" o iban buscando la comprensin del Zen, en primer  termino les sirvi amablemente, en el segundo caso ella los invit a pasar a donde prepara el t", en el instante en que obedecieron ella los golpe con un atizador  *ueve de diez de ellos no pudieron escapar a sus golpes. +2. arrador Zen Encho era un narrador famoso. %us cuentos de amor estremecían los corazones de sus oyentes. (uando narraba una historia de guerra, era como si los oyentes estuvieran en el campo de batalla. Un día se reuni con Encho, 6esshu @amao1a, un laico que casi abrazaba la maestría del Zen. $@o entiendo' dijo @amao1a $Usted es el mejor cuenta cuentos de estas tierras y hace que la gente llore o ría a voluntad. (u"ntame mi historia favorita la del ni5o del durazno. (uando era peque5o la escuchaba a un lado de mi madre, a la mitad de la historia me dormía. (u"ntamela justo como mi madre lo hacia' Encho no se atrevi a intentarlo. >idio tiempo para estudiar la historia. Varios meses despu"s fue con @amao1a y dijo#'>or favor, dame la oportunidad de contarte la historia' $?tro día $ respondi @amao1a. Encho esta decepcionado. Estudie mucho e intent de nuevo. @amao1a lo rechazo varias veces. (uando Encho empezaba a hablar, era detenido y @amao1a decía# $!un no la cuentas como mi madre' 2e cost a Encho cinco a5os estar listo para contarle la historia a @amao1a tal como su madre la contaba. 4e esta manera, @amao1a imparti Zen a Encho. +3. EAcursi8n de media noc-e )uchos alumnos se encontraban estudiando la meditacin bajo el mando del maestro Zen %engai. Uno de ellos solía levantarse por la noche, saltar por encima de la pared del templo e ir a la ciudad en eAcursiones de placer. %engai inspeccion los dormitorios, no encontrando al pupilo, descubri la escalera que usaba para brincar el muro. %engai removi la escalera y la puso en su lugar. (uando el pupilo regres, sin saber que %engai estaba en la posicin de la escalera, puso los pies sobre la cabeza de su maestro y salto al jardín. 4escubriendo lo que había hecho estaba horrorizado. %engai dijo# $0ace mucho frio de madrugada, cuida que no te vayas a resfriar' El alumno jam&s volvi a salir de noche. +4. /arta a un -ombre ?ue muere =assui escribi la siguiente carta a uno de sus discípulos que estaba a punto de morir# $2a esencia de tu mente no ha nacido, por lo que jam&s morir&s. *o es una eAistencia que perezca. *o es un vacío que caduque. *o tiene forma ni color. *o disfruta placeres y no sufre dolor. $%e que est&s muy enfermo. (omo un buen estudiante Zen, te enfrentas a la enfermedad de lleno. >uede que no sepas eAactamente que es el sufrimiento, pero preg7ntate# $(u&l es la esencia de la mente/ >iensa solo en esto. *o necesitaras nada m&s. 6u fin que no tiene fin es como un como de nieve que se disuelve en el aire puro'

+!. na *ota de a*ua Un maestro Zen llamado Cisan pidi a un joven estudiante que le trajera un balde de agua para enfriar su ba5o El estudiante trajo el agua, y despu"s de enfriar el ba5o, arroj lo poco que le quedaba. $6onto+' le rega5 el maestro. $>or qu" no le diste el resto a las plantas/ Bu" derecho tienes de desperdiciar una gota de agua en este templo/ El joven estudiante alcanz el Zen en ese instante. (ambi su nombre a 6e1isui, que significa $una gota de agua'. +$. Ense5ando lo Cltimo En tiempos tempranos en apn, las l&mparas de bamb7 y papel se utilizaban poniendo una vela dentro de ellas. Una noche un hombre ciego visit a un amigo. !l despedirse se le ofreci una l&mpara para que la llevara con "l $*o necesito una l&mpara', dijo "l, $?scuridad o luz son los mismo para mi' $%e que no necesitas una l&mpara para encontrar tu camino' replic su amigo, $>ero si no tienes una, alguien m&s puede chocar contigo, así que debes tomarla' El hombre ciego la acept. (omenz a hacer sus pasos, y antes que hubiera caminado mucho, se encontr de golpe con un desconocido. $)ira por donde vas+'eAclam el caminante  $*o vez la linterna/' Fespondi el hombre ciego. $6u vela se ha apagado hermano' contest el desconocido. +&. El no'ape*o Ditano Cempo, abad del templo Eihei, tenia noventa y dos a5os cuando falleci en :