08-El Abominable Hombre de Las Nieves

ELIGE TU PROPIA AVENTURA 8 iTU ERES EL'HEROE DE ESTA NOVELA! ELIGE ENTRE 28 f'OSIBLES FINALES EL ABOMINABLE HOMBRE DE L

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ELIGE TU PROPIA AVENTURA 8 iTU ERES EL'HEROE DE ESTA NOVELA! ELIGE ENTRE 28 f'OSIBLES FINALES

EL ABOMINABLE HOMBRE DE LAS NIEVES G

�l R.A.MONTOOMERY.ll.USfRACKlNf:SDf , 11\ULGRAN t:K

EL ABOMINABLE HOMBRE DE LAS NIEVES

TITULos PUBLICADOS:

ELIGE TU PROPIA AVENTURA 4.

1. I.A CUEVA DEL TIEMPO Edward Packard 2.. LAS JOYAS PERDIDAS DE NABOOTI R A Montgomery 3. TU Cl.AVE ES JONAS Edward Packard 4. EL ABOMINABLE HOMBRE DE I.AS NIEVES

R A Montgomery

S. iQUIEN MAT6 A H. THROMBEY? Edward Packard

EL ABOMINABLE HOMBRE DE LAS NIEVES

6. OVNI S4-40 Edward Packard 7. EL GRAN RALLYE R. A. Montgomery

R. A. MONTGOMERY

8. EL REINO SUBTERRA.NEO Edward Packard 9. MAS AU.A DEL ESPACIO R. A. Montgomery 10. EL CASTILLO PROHIBIDO Edward Packard 11. 1NAUFRAGIO! Edward Packard 12. EL SECRETO DE I.AS PIRMIIDES

Richard Brightfield

13. EVASION R. A. Montgomery 14. PERDIDO EN EL AMAZONAS R. A. Montgomery 15. PRISIONERO DE I.AS HORMIGAS

R. A. Montgomery

16. EL MISTERIO DE CHIMNEY ROCK

ILUSTRADO POR PAUL GRANGER

Edward Packard

17. EL EXPRESO DE LOS VAMPIROS

Toni Koltz

18. SUPERVIVENCIA EN LA MONTANA

Edward Packard

TIMUNMAS

Este libro estci dedicadu a Anson yRamsey ya Roland Palmedo

EL ABOMINABLE HOMBRE DE LAS NIEVES Traducci6n autorizada de la obra:

The abominable snowman

Editado en Jengua inglesa por:

BANTAM BOOKS INC. New York, 1982

© Raymond A. Montgomery © Ilustraciones: Bantam Books Inc. I.SB.N. 0-553-20524-3 «CHOOSE YOUR OWN ADVENTURE»

Es marca registrada por Bantam Books Inc. «ELIGE TU PROPIA AVENTURA»

Es marca registrada por Editorial Timun Mas. 5. A

© EDITORIAL TIMUN MAS, S. A. Barcelona. Espana. 1983 Para la presente version y edici6n en lengua castellana Primera edicion: marzo 1983 Segunda edicion: junio 1983 Tercera edicion: enero 1984 Cuarta edicion: septiembre 1984 Quinta edicion: marzo 1985 I.SB.N. 84-7176-536-5 Editorial Timun Mas. S. A. Castillejos. 294. 08025 - Barcelona lmpreso en Espana - Printed in Spain E.S.G., s. A. - Lisboa. 13. Barbera de! Valles (Barcelona) D.L B 9938-1985

ADVERTENCIA jNo leas todo el libro seguido, de! principio al fin! En sus paginas hallaras muchas y variadas aventuras. A medida que lo vayas leyendo, te veras obligado a elegir. De tu decision depende que la aventura constituya un exito o un fra­ caso. Tu seras el responsable del resultado final. Te corresponde a ti tomar las decisiones. Una vez que hayas elegido, sigue las instrucciones para averiguar que sucede a continuaci6n. Recuerda que no puedes volverte atras. Re­ capacita antes de decidirte por una opci6n. Tu elecci6n puede conducirte al desastre o... ja un magnffico final!

TIBET

INDIA

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Eres escalador. Hace tres afios pasaste el verano en una escuela de alpinismo en las montafias de Colorado. Tus profesores dije­ ron que tenfas aptitudes naturales para la es­ calada. Hiciste rapidos progresos y, al final de! verano, escalabas diffciles paredes rocosas y agujas de hielo. Ese verano te hiciste muy amigo de un chi­ co llamado Carlos. Ambos formabais una buena pareja. El afio pasado os eligieron para formar parte de una expedici6n internacional. Esta logr6 escalar dos picos en Sudamerica, hasta ese momento inaccesibles. Una noche, durante aquella expedici6n, el grupo se hallaba sentado en torno a una tien-

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da de! campo base._El jefe, Franz, contaba his­ torias sobre escaladas en el Himalaya la cordi­ llera mas alta de! mundo, que forma �na gran m�ralla natural entre la India y China, y esta ub1cada en el Nepal. Los montes mas conoci­ dos son el Everest, el K-2 y el Anapurna. Esos Y otros han sido escalados, pero aun quedan otros picos en parajes remotes donde muy po­ c�s ho n:bres han conseguido llegar. Allf, se­ �un decia Franz, en los valles altos, bajo las tierras nevadas, vive el yeti, tambien conoci­ do como el "abominable hombre de las nieves".

Dicen que el yeti es un animal fuerte, algo asf como un cruce entre gorila y hombre. Franz contaba que quienes lo han visto no se ponen de acuerdo sobre su aspecto. Algunos dicen que el yeti es peligroso, capaz de apode·· rarse de los incautos; otros, sin embargo, ase­ guran que es pacffico. La prueba mas s6lida de la existencia de! yeti son unas enormes huellas descubiertas en los afios cincuenta por una expedici6n britanica. Nadie le ha fotogra­ fiado; nadie ha visto realmente a ninguno de esos seres. Pero los rumores no cesan.

Pasa a la pagina 4.

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4 Carlos y tu decidisteis, en aquel mismo mo· mento, ir en busca del yeti. Al volver de Suda· merica, conseguisteis dinero de la F undaci6n para la Investigaci6n de Fen6menos Extrafios (FIFE). Vuestro objetivo era demostrar de for· ma contundente que el yeti existe. Vuestra mi· si6n serfa encontrarle y fotografiarle. Hicisteis el viaje a Katmandu, la capital del Nepal, donde empezaron vuestros problemas. A las dos dfas Carlos fue en helic6ptero a echar un vistazo par la zona de! Everest. El helic6ptero volvi6 sin el: el piloto dijo que Car· · las habfa decidido pasar una noche en el cam· pamento base de! Everest, para confirmar la informaci6n de aiguien que aseguraba haber vista al yeti. Tenfa una radio, pero no tuviste noticia alguna de el. El tiempo empeor6 y la comunicaci6n qued6 cortada. Has solicitado una entrevista con R.N. Ru· nal, director de Expediciones e Investigaciones de Montana, que es una autoridad en el tema de! yeti. Le expones vuestros planes. Necesi· tas permisos para realizar la expedici6n y al. gunos consejos. LPero que pasa con Carlos?

Si decides anular Ia cita con Runal y sa/ir por tu cuenta en busca de Carlos, pasa a la pagina 5.

Si piensas que Carlos esta bien y sigues con tu plan de ver a Runal, pasa a la pagina 6.

Telefoneas a Mr. Runal en el Ministerio de Asuntos Exteriores y le dices que estas preo· cupado par Carlos y que quieres ir a buscarlo. -De acuerdo. Lo entiendo. Por favor, con· cedame el honor de ir con usted. Podrfa ser· virle de ayuda. Contento, aceptas la ayuda de Mr. Runal. Su reputaci6n coma montafiero es excelente. Consigues, ademas, que un helic6ptero del ejercito nepaH te recoja en el aeropuerto 9e Tribuhava. Dos horas despues aterrizas en el campa· mento base del Everest, donde Carlos fue vis· to par ultima vez. Aun esta allf SU tienda de nailon rojo, pero la tempestad ha borrado to· das sus huellas. Runal te dice que la mayorfa de las historias acerca del yeti, situan al animal en zonas mas bajas. Incluso, recientes informes hablan de que habita en los glaciares.

Si Runal y tu decid(s descender al valle, pasa a la pagina 8. Si segu(s subiendo, pasa a la pcigina 10

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Bajas por una calle bordeada de altos pinos verdiazulados con ramas y agujas muy finas y delicadas. De las ramas superiores cuelgan una especie de frutas duras, marr6n oscuro, con forma de lagrimas. Te paras y miras, in­ tentando descubrir deque se trata. En ese mo­ mento una se mueve, despliega enormes alas y sale volando. iSon murcielagos, los murcie­ lagos mas grandesque has visto nunca! Llegas al Ministerio de Asuntos Exteriores y te hacen pasar a una sala de espera. Aguardas unos minutos y te llevan al despacho de R.N. Runal, dfrector de Expediciones e Investiga­ ciones de Montana de! gobierno nepali. -Bienvenido a nuestro pafs. Deseamosque tengan exito, pero le tengoque dar malas no­ ticias. La expedici6nque se proponen ustedes puede ser muy peligrosa. Le miras sin saberquequiere decir

-Recientemente sali6 una importante expe­ dici6n sin decirnos que iban tras el yet� -dice Runal-. Llevaban armas y trampas para ma­ tarlo. Desde entonces, los yetis estan enfu­ recidos. -Mr. Runal -le interrumpes-, nosotrosqueremos encontrar uno, pero no tenemos inten­ ci6n de hacerle ning(m dafio. -Ya lo se, nos hemos informado sobre uste­ des. Loque hicieron los otros expedicionarios fue una vergiienza. Sin embargo, mi deber es prevenirles de los peligrosque !es acechan en el territorio de los yetis. Podrfa organizarles un viaje a la region Tera1, lejos de l�s montafi�s, en la jungla. Allf podnan fotografiar y estud1ar los tigres. Tienen fama y tambien son peligro­ sos. Luego, quiza, podrfan ustedes realizar la expedici6nque se proponen.

Si decides seguir con la expedici6n en pos de/ yeti, pasa a la pcigina 13.

Pasa a la pcigina

7.

Si decides aplazarla hasta que /os yetis se ca/men e ir a Terai ap� nocer los tigres, pasa a la pagzna 15.

8 El helic6ptero se queda en el campamento base. Runal y tu bajais a pie por un estrecho y pedregoso sendero, por debajo de la zona ne­ vada, hasta un bosque de pinos. Paulatinamente la senda se va haciendo mas abrupta. A un !ado, se abre tin barranco de mas de mil metros por cuyo fondo corre un rfo. Llegais a una cabana de piedra con techo de paja. Una vieja esta sentada tomando el sol en la puerta. -2.Puede usted decirnos si ha pasado por aquf algun escalador? -dices-. Mi amigo es alto, de complexion media y su pelo es negro. Runal traduce al nepalf tu descripci6n. La mujer asiente con la cabeza y dice que han pa­ sado dos hombres. El mas joven dej6 una nota: "No sigas. Espera en el campamento base.

Carlos". Runal se vuelve a ti con mirada descon­ certante. -Carlos es su amigo. Si yo estuviese en su lugar, no harfa caso de este mensaje. Pero us­ ted le conoce mejor que yo. 2.Que piensa?

Si obedeces el mensaje y vuelves al campamento a esperar a Carlos, pasa a la pcigina 18. Si no haces caso y decides buscarle, pasa a la pcigina 14.

10 Sobre el campamento estan los peligroso "seracs", enormes bloques de hielo que siem­ pre estan en movimiento. Quien se aventura en este laberinto helado corre un constante peligro. Runal va delante. Os habeis puesto en las botas los clavos llamados "crampones", y vais atados uno al otro por una cuerda de nailon. Un bloque de hielo se estremece y cae a tu !ado, levantando una nube de nieve. Runal lo ha visto a tiempo. Ahora vais mas despacio, con la precauci6n de no pasar cerca de los traicioneros "seracs". Despues de rodear uno de ellos, tan grande como una casa de dos pisos, encontrais a Car­ los; esta sentado al sol, manipulando su ca­ mara. -Hola, muchachos, Gque haceis por aquf? -Eso es lo que nosotros queremos saber. Nos has dado un susto de muerte con tu desa­ parici6n. tQue tienes que decir? Carlos deja la camara y, cuando le has pre­ sentado a Runal, explica que encontr6 hue­ llas, posiblemente de! yeti, y las sigui6. Intent6 llamar por radio, pero el ma! tiempo la habfa bloqueado. Las huellas se borraron y no supo encontrar el camino de regreso, asf que se sent6 a esperar. Runal examina lo que queda de una huella que no ha sido borrada por la ventisca y dice que se trata de un oso azul.

Pasa a la pagina 12.

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12 Asf pues, decepcionados, regresais al heli­ c6ptero y volais a Katmandu. Al dfa siguiente vas a la tienda de Sirdar Podang Sorba, un gufa sherpa muy conocido. Carlos se queda con Runal, tramitando los permisos. Entras en la tienda y encuentras a Sirdar Sorba tras un mostrador abarrotado de bolsas de plastico, bombonas de gas para cocinas de montafia y gorros de lana. Se presenta a sf mismo y, a primera vista, te cae bien. Su voz es calida y su aspecto amistoso. Particip6 en la expedici6n japonesa al Pumori y en la france­ sa al Everest. · Quiza podrfas proponerle que se una a vo­ sotros en busca de! yeti.

Si se lo propanes, pasa a la pagina 22. Si decides esperar hasta haber hablado con Carlos, pasa a la pagina 21.

-Aprecio de veras su advertencia, asi como su oferta para ir a Terai -dices-. Pero estamos volcados en nuestra expedici6n. Nuestra in­ tenci6n es buscar al yeti de modo pacffico. R.N. Runal asiente en silencio y cambia unas rapidas frases en nepalf con su secreta­ rio. En unos minutos, tienes todos los papeles precisos para la expedici6n, sellados con la autorizaci6n de! gobierno. Mientras os dais la mano como despedida, Runal te detiene un instante: -Ya que esta usted dispuesto a seguir ade­ lante, serfa muy util que yo le acompafiara. c!.Que le parece?

Si aceptas el ofrecimiento de Runal, pasa a la pagina 23.

Si no, pasa a la pagina 25.

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-Carlos debe estar en apuros. Tenemos que encontrarle. Runal esta de acuerdo. Le da un par de ru­ pias a la vieja. Ella le sonrfe y le habla muy de­ prisa en nepa!L Luego se mete en la cabana. Permaneceis fuera, junto al huertecillo donde maduran pepinos y calabazas. -lQue significa esto? tQue le ha dicho? -preguntas mientras te ajustas los tirantes de la mochila para que no te rocen en los hom­ bros. Runal te mira y dice: -Me ha dicho que su amigo iba con un yeti. Le miras estupefacto. Pero, lpor que no? Al fin y al cabo, estais aquf para encontrar al yeti; quiza sea el quien ha encontrado a Carlos. Segufs el sendero sin saber en absoluto lo que va a ocurrir.

Hablas largamente con Runal de! Terai, re­ gion tropical situada al nivel de! mar a solo ciento sesenta kilometros de! Everest, el punto mas alto de! mundo. iQue contraste! Piensas que ese podrfa ser un material excelente para un artfculo en el periodico de tu ciudad. -El Terai es increfble -te dice Runal-. En la selva abundan las flores y los animales, sobre todo el feroz tigre de la India y el peligroso ri­ noceronte. Podemos conseguir algun elefante para ir a los sitios mas apartados. Dos dfas mas tarde, despues de haber deja­ do una nota para Carlos, te encuentras cabal­ gando a lomos de un elefante, balanceandote al compas de sus lentas pisadas. El calor es casi insoportable y el sudor te cae por el cuello empapando tu camisa caqui de safari. -No bueno. No bueno. Deben ser furtivos que buscan pieles de tigre y colmillos de ele­ fantes. Peligroso -dice tu gufa. -Vamos a seguirles. Veamos que hacen. -Bien, pero ta! vez sea mejor separarnos, asf abarcaremos mas terreno.

Pasa a la pcigina 32.

Pasa a la pcigina siguiente.

�- -



Si OS separciis, pasa a la pagina 26. � . S1 permaneceis juntas, pasa a la pcigina 28

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18 Vacilas y dices que seri"a mejor volver al campamento. Sin embargo, se esta haciendo tarde y regresar por el sendero sera especial­ mente peligroso de noche. Runal sugiere que­ daros donde estais hasta que amanezca. Haceis tratos con la vieja para pernoctar en su cabana. Os trae una escudilla de arroz, calabaza y te con mantequilla. Estas muy ner­ vioso, pero confias en la sensatez de Carlos. En cualquier caso, pase lo que pase no puedes hacer nada. No eres capaz de conciliar el suefio. El vien­ to de alta montafia te desvela y aumenta tu preocupaci6n. Al amanecer, oyes un grito agudo y penetrante.

Eres rapido, pero no lo suficiente. Sirdar suelta el pico y te dobla los brazos tras la es­ palda. Los dos hombres que permanedan en el umbra! entran en la tienda. Uno cierra la puerta y echa el cerrojo. El sonido es suma­ mente amenazador: estas atrapado. Los tres te rodean. Sirdar dice: -Has hecho una locura yendo tan lejos. lPor que estas aquf? lQue es lo que quieres? El barbudo acaricia amenazador un peq ue­ fio revolver automatico. -No quiero lfos. Solo deseaba ver que habi"a en el bolsillo. -Bueno, no tienes salida. Os riecesitamos para nuestro plan. Enviaras una nota a tu amigo diciendole que has encontrado un in­ dicio importante. Tienes que conseguir que venga. Si no, te matamos en el acto. Si haces lo que te decimos, quiza vivas, ya veremos. Os hemos estado siguiendo. Pensabamos que podri"ais sernos utiles para sacar estos "chis­ mes" de! pai"s. Senala los paquetes envueltos en papel ma­ rr6n. Probablemente es hachfs, piensas. Vaya embrollo. lQue puedes hacer?

Si dices que escribircis la nota a Carlos, pasa a la pcigina 4 7. Pasa a la pcigina 31.

Si rehusas, pasa a la pcigina 48.

21 Piensas que Carlos habra tenido oportuni· dad de encontrarse con Sirdar. Te dedicas a comprar tiendas para alta montana, picos para hielo, "crampones", cuerdas, clavos para rocas y tornillos. Mientras examinas un mont6n de anoraks desinflados, usados en expediciones anterio· res, vas hacia uno que atrae tu atenci6n. Es purpura y de talla media; pero lo que te intriga es su bolsillo abultado. Echas un rapido vistazo alrededor para ase­ gurarte de que nadie te mira. Abres la crema · llera. Es como si hubiera una piedra en el bol­ sillo. Sacas el objeto y quitas el grueso papel marr6n en que esta envuelto. iLo que tienes en la mano es un trozo de calavera amarillen­ ta por el tiempo! GPodrfa ser una calavera de! yeti? iCaspita! iQue miedo! Miras el trozo de papel que hay dentro de la calavera. Es papel de arroz de! que se utiliza para dibujar. Es un mapa, que indica el cami· no que va desde Katmandu a la ciudad de Na­ garkot. La palabra "Tesoro" aparece bajo una X dibujada junto a un templo abandonado de! dios hindu Siva.

Pasa a la pcigina 34.

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22 -lQue me dices de unirte a nosotros para buscar al yeti, Sirdar? Sonrfe y vacila. Saca dos bastoncillos de in­ cienso, uno mayor que otro.,Los enciende y su olorosa fragancia llena el aire de la tienda. -Mientras un aroma se mezcla con el otro -dice-, no podemos saber la diferencia. Solo cuando el baston pequeno se haya quemado de! todo podremos saber cual tenfa fragancia de rosa y cual de magnolia. Te quedas desconcertado ante ese discurso sobre el incienso y preguntas: -Bueno, ly eso que significa, Sirdar? -No significa nada. Tan solo ES. Estas hecho un lfo. lQue hacer? Quiza po­ drias olvidar esta charla sobre el incienso y tambien la propuesta que le has hecho a Sir­ dar. lAcaso esta loco? lO tu no lo compren­ des?

Una vez que Runal se ha incorporado a vuestra expedicion, envfa un equipo de! go­ bierno para instalar vuestro campamento base y encontrar a Carlos. A los pocos dfas, Carlos regresa y los tres os poneis en camino. Runal se convierte en un maravilloso companero. Seis porteadores cargan con comida, tiendas y trastos. Eso os deja libres para explorar los abruptos valles y las aldeas durante la mar­ cha. Los dfas son largos. Salfs con las primeras luces de! alba y no os deteneis hasta que el sol se oculta. Las piernas os duelen de tanto an­ dar mientras recorreis los estrechos senderos trazados por los nepalfes durante siglos. El cie­ lo es azul, y esta poblado de nubes. Las pare­ des nevadas y gelidas de! Lhotse, de! Pumori y de! Everest se alzan sobre el verdor de las pri­ meras laderas.

Si retiras el ofrecimiento para que forme parte de la expedici6n, pasa a la pagina 38. Si insistes y tratas de entender lo que dice, pasa a la pagina 39.

Pasa a la pagina 24.

24 Conforme os acercais a la aldea, Runal se­ nala un amplio edificio de tejas rojas que se eleva sobre las pequenas y sencillas casas api­ nadas a su alrededor. - En ese monasterio vive un monje budista que ha visto al yeti y ha vivido con el - No cr1?0 que nadie lo haya visto verdade­ ramente y menos que ningun ser viviente haya pasado algun tiempo con el yeti. - Es un secreto bien guardado -responde Runal-. Quienes comparten la sabidur"ia se­ creta de! yeti solo estan obligados a revelarlo a personas elegidas. Segun muestran las estre­ llas y la palma de tu mano, tu y solo tu eres el elegido. - 2.Que quieres decir? 2.Quien lo vio en las estrellas? 2.Quien me ha lefdo la mano? Durante unos minutos, Runal no contesta. Al fin dice: - Si se acepta la sabidurfa secreta, la vida cambia. Nunca se vuelve a ser el mismo. Hay que decidir ahora.

Si aceptas la sabidurfa secreta

def yeti y la responsabilidad que esto entrana, pasa a la pagina 41.

Si la rechazas, pasa a la pagina 116.

25 - Pienso que ire solo. Pero, gracias de todas formas. Mr. Runal te da la mano sin sonrefr. Esta claro que le has ofendido. 2.Que podrfas hacer? 2.Bastarfa con discul­ parte? 2.0 deberfas tratar de arreglar las co­ sas?

Si le pides disculpas y le invitas a que te acompane, pasa a la pagina 42.

Si mantienes tu decision, pasa a la pagina 43.

26 - De acuerdo -le dices al guia-. Sigue co­ rriente abajo. Yo me metere en la jungla des­ cribiendo un cfrculo y nos encontraremos en el rio dentro de tres horas. Si necesitas ayuda, dispara tres veces, espera seis segundos y ......., vuelve a disparar otros tres tir- Esta bien. Ve con cuidado.� Te metes en la jungla, moviendote lo mas despacio � posible. Dos horas despues, � te paras a descansar, sacudiendote los mosquitos y arrancandote -----.: las sanguijuelas. Con un rugido, un magnffico tigre que mide por lo menos�� medic de largo, emerge de los matorrales �--' avanzando sin piedad. Antes de que puedas apuntarle con el J.i#'C­ se avalanza sobre ti. Es demasiado tarde. Ha llegado tu hora. Fin

28 El gufa y tu segufs corriente abajo. Encon­ trais a los cazadores furtivos. Estos descubren vuestra presencia. Matar tigres y elefantes para comerciar con sus pieles y colmillos es un grave delito en el Nepal. No pueden permitir que haya testigos de sus actividades. Tratais de escapar rapidamente a traves de la selva, pero los cazadores furtivos son rapidos e im­ placables: no dejan testigos. Habeis sido de­ masiado incautos. Fin

31 YEOEEOOWEE.J El ruido parece proceder de la parte dere­ -ha de la calle. Runal se esconde en el umbra! e la puerta. La vieja esta al final de! sendero, landiendo una lampara de queroseno, De nuevo el aullido. Esta vez incluso mas :hill6n. iYEOWEEE! iYI, YI; YEEEOWEEEE! Paulatinamente decrece. Parece irse alejan­ ::io. La vieja mueve la lampara. 2.Es una serial a intenta espantar al ser que se aleja? - Yetis -dice-, Os invitan a ir con ellos y :on vuestro amigo Carlos, 2.Que debemos hacer? Es mas de lo que ;>odi'amos imaginar. Miras a Runal y despues a la vieja, Es un 3manecer desapacible. El sonido de! yeti se �ebilita por momentos,

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Si segufs el sonido def yeti, pasa a la pcigina 46 Si volveis al campamento y al helic6ptero, pasa a la pcigina 45.

32 Segun bajais por el sendero, veis algunas huellas que pudieran ser de yeti. De pronto, todo se queda en silencio, incluso los pajaros han cesado de cantar. Lo unico que oyes son tus pisadas y las de Runal detras de ti. Te pre­ guntas cual es la causa de este silencio.

33 No tardas mucho en salir de dudas. Al salir e una cur1:a, os encontrais con un grupo de _ res que solo pueden ser yetis. Apuntan ha­ � cia vosotros un viejo canon de bronce. Uno de ellos enciende la mecha. Eso es lo ultimo que !"ecuerdas. Fin

34 Comprendes que la cosa es demasiado ex­ citante como para esperar que Carlos apa­ rezca. Debes averiguar mas cosas sobre este asunto inmediatamente. Vas al mostrador y le preguntas a Sirdar de d6nde proceden los anoraks. Sirdar te mira sorprendido. Sus ojos mues­ tran miedo al verte con el anorak purpura en las manos. - Oh, no estan en venta. Estan ahf por error. Demelo, por favor, demelo. Contemplas el anorak y, junto al cuello, descubres el nombre de Sirdar escrito con tin­ ta negra. Al levantar la vista, ves a Sirdar pre­ cipitarse hacia ti blandiendo en la mano un pico cortahielo con intenci6n de golpearte. Le lanzas el anorak justo a tiempo para de­ tenerle un segundo. Corres hacia la puerta, pero allf hay dos matones: uno lleva barba y el otro esta completamente afeitado aunque los cabellos caen sobre sus hombros. Estan a pun­ to de arrinconarte. Saltas a la derecha, te incli­ nas hacia la izquierda y vas hasta el monton de picos que hay al fondo de la tienda.

Pasa a la pcigina 19.

36 iCorre! iPonte a salvo! al bor­ Metiendote entre los arboles, llegas te allL ltar ocu das pue za Qui de del precipicio. que lo de mas ho muc ido, Pero el yeti es rap crefas. mo. Sientes que resbalas, que caes al abis o y te Milagrosamente, el yeti alarga el braz de ento agarra, salvandote en el ultimo mom tu ta has stas una muerte segura. Te lleva a cue padesa y tienda, te deposita am suavemente regresar rece en la noche. Al despertar decides que no r nde pre com sin explicar lo sucedido, descusi yeti del paz seria justo interrumpir la bres su existencia.

Fin

39

38

- No lo entiendo. Antes de acompafiaros deberfa hablar con mi compafiero. No esta le­ jos. Voy a verle ahora pero si no vuelvo, no me esperes. Te diriges despacio hacia la pu�rta mientras el humo del incienso va espesandose hasta hacerse tan denso, que no puedes encontrar la salida. Te debates mucho tiempo entre el humo, hasta que lamentas haber decidido no llevar a Sirdar con vosotros. Pero ya es dema­ siado tarde: nunca encontraras esa puerta, ni ninguna otra. Caes al suelo totalmente desva­ necido. No te levantaras. Fin

- De acuerdo; entonces quieres que adivine cual es el bastoncillo de rosa y cual el de mag­ nolia, Gno? 2.Es una prueba? 2.Si acierto vienes . y s1 no, no.? Sirdar sonrfe, mostrando tres piezas de oro en sus dientes de arriba y asiente. - Vamos a ello -dices-. El mas largo es in­ cienso de rosa de Cachemira. Sirdar junta las manos, se las lleva a la fren­ te y se inclina ligeramente, diciendo: - "Namaste, bara sahib". Estoy a tus 6rde­ nes. Senor. Todo esta decidido. Os acompafiara. Has acertado. Hay cosas que suceden por casuali­ dad. Esta es una de ellas. - GPor donde empezaremos? -preguntas-. 2.Por el Anapurna o por la zona del Lhotse y de! Everest? 2.Que te parece, Sirdar? - Muchos han visto huellas de yeti cerca del Everest, pero quiza podrfamos tener mas suerte en la region de! Ampurda y de! Ma­ chapuchhre (Montana de la Cola de Pez). La region del Everest ha sido explorada muy a fondo; el Anapurna es mucho menos cono­ cido.

Si escoges la region de/ Anapurna, pasa a la pagina 51.

Si escoges la region de/ Everest, pasa a la pagina 49.

41 - Acepto gustoso tu ofrecimiento. Estoy lis­ to para recibir la sabidurfa. - Ven conmigo. Te lleva al monasterio. Carlos permanece fuera. Runal y tu entrais en el monasterio por una ancha puerta de madera. Dentro esta muy os­ curo, pero distingues la figura de un anciano sentado en el suelo. Tras el hay una estatua de Buda. El hombre os da la bienvenida y te invi­ ta a sentarte frente a el. Te das cuenta de que viste habitos de monje. Te sirven te con man­ tequilla de yak, un espeso caldo que te resulta dificil de tragar. - Escucha bien con el coraz6n, con la cabe­ za y con el cuerpo; escucha mas con los ojos que con los ofdos. Estate atento al grito de! yeti -te dice el anciano monje. A lo lejos, puedes ofr campanas y el rumor de! viento meciendo los arboles tras la venta­ na. Es hermoso. Te parece que llevas sentado horas, escu­ chando con todo tu ser. Por fin, el monje habla: - Ha llegado el memento de dar el siguiente paso.

Si estas de acuerdo en continuar, pasa a la pagina 52. Si decides que no estas preparado para dar un giro radical a tu vida, pasa a la pagina 61.

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- Mr. Runal, le ruego que me perdone. He cometido un error. Este es su pafs y necesita­ mos su ayuda. Por favor, acompafienos. Sera un honor y un placer tenerle con nosotros. La habitaci6n queda silenciosa. Nervioso, vas hacia la ventana y contemplas los exterio­ res que rodean el palacio y sus refinados jardi­ nes. Runal no responde de inmediato. Juguetea con un lapiz sobre la mesa, sumido en profun­ das reflexiones. - Aprecio su amable oferta pero solo acep­ tare si me hace el gran honor de nombrarme jefe de la expedici6n. Si es asf, podra conse­ guir financiaci6n de! gobierno asf como apoyo tactico de las Reales Fuerzas Armadas nepa­ lfes e, incluso, helic6pteros. Su propuesta te sorprende. Tu eres el jefe.

Si aceptas que sea el jefe de la expedici6n, pasa a la pcigina 54.

Si respondes que eso no es posible, pasa a la pcigina 55.

Sales de! despacho de Runal. En la calle co­ mienza a !lover torrencialmente. El agua cae golpeando la tierra con toda su fuerza. Planifi­ casteis la expedici6n sobre el supuesto de que los monzones habfan llegado a su fin pero, al parecer, no han terminado. Permaneces tres semanas en el hotel. La constante lluvia ha bloqueado los caminos ha­ cia los valles de las montafias con avalanchas de barro y piedras. La naturaleza esta furiosa y vuestra expedici6n no se puede llevar a cabo. iMaia suerte! tendreis que esperar una ocasi6n mas favorable.

Fin

45 - Tenemos que volver al campamento -dices. Runal te coge por el brazo: · - Conozco ese sonido. Es el grito de guerra, el grito de furia y venganza. Vayamos a pedir ayuda y volveremos mas tarde a buscar a Car­ los. Casi sin aliento os apresurais por el sendero mientras te preguntas por que los yetis esta­ ran furiosos. - Demasiada gente Jes ha acosado, cazado y torturado. Estan hartos. El camino parece mas abrupto de lo que re­ cordabas. Llegais al bo"rde de! glaciar donde esta instalado el campamento. Los ultimos rayos de sol os ciegan al reflejarse en el hielo. El helic6ptero yace aplastado en la nieve. Las aspas de la helice estan retorcidas y el ple­ xiglas de las ventanillas resquebrajado. No hay rastro de! piloto, tan solo huellas gigantes. Huellas de yeti que se dirigen hacia el coraz6n de! glaciar.

Si seguis las huellas, pasa a la paguina 56. Si os quedais esperando ayuda, pasa a la pagina 5 7.

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Echas a correr sendero abajo. Runal viene detras. Pronto os deteneis. Delante teneis el cuerpo de un yak, el buey de estas altas cumbres, cuyos cuernos han sido salvajemente retorci­ dos para que senalen hacia un espeso bosque de rododendros y pinos. Te detienes mirando el horrible cuadro de! yak muerto. Los cuernos quiza indiquen don­ de esta Carlos, aunque tambien pueden ser una trampa.

Si te metes en el bosque con Runal para que te ayude, pasa a la pcigina 58.

Si dejas a Runal protegiendo la

retaguardia y vas tu solo al bosque, para moverte con mas soltura, pasa a la pcigina 60.

- Traere a Carlos aquf -dices-. Aunque no estoy seguro de d6nde pueda estar. El hombre que te tenfa encanonado baja la pistola y la enfunda. Por ahora parece que el peligro ha pasado. GC6mo podras atraer a Carlos hacia esta encerrona? Recuerdas una serial especial que usais cuando trepais con cuerdas: tres tirones secos significan dificultad. - Bien, dadme papel y pluma. Te los traen y empiezas a escribir. - Vaya, esta pluma no escribe. Fijaos. Trazas tres rapidas lineas en el papel. Por supuesto, la pluma funciona y dices: - Bueno, espero que ya escriba. Conffas en que las tres rayas basten para advertir a Carlos. Necesitas tiempo para pla­ near la huida. El barbudo habla con acento aleman: - Ahora dinos lo que sabes sobre el mapa.

Si inventas una historia fantcistica,

pasa a la pcigina 63.

Si insistes en que no sabes nada, pasa a la pcigina 64.

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- Eso nunca. No os va a ser tan facil. Si quereis a Carlos, tendreis que atraparle voso­ tros mismos. En ese instante, suena un fuerte golpe en la puerta. - Abran. Polida. Estan rodeados. La puerta se viene abajo y tres soldados ne­ palfes y un agente de polida irrumpen en la estancia. Carlos aparece detras de ellos. El agente hace una serial con la cabeza y dice: -Arriba las manos. Vaya, vaya, al fin os echamos el guante, Geh? Esto significa la car­ cel. Asi' es como acabais todos los contraban­ distas. Afortunadamente, os hemos estado siguiendo las tres ultimas semanas. Sospecha mos de vosotros cuando empezasteis a perse­ guir a estos dos. Carlos nos ha ayudado. Vues­ tra epoca de contrabandistas ha pasado a la historia. Aun estas temblando, pero ahora el gobier­ no nepali' os considera unos heroes y os pro­ porcionara todo el apoyo preciso para vuestra expedici6n.

Siempre habi'as sofiado con explorar pri­ mero la zona de! Everest. Es la unica region donde hay aldeas y sus habitantes son los mas famosos gui'as de las expediciones a estas gi gantescas montanas de! Himalaya. Sirdar pro­ cede ,de una aldea de la zona de! Everest y eso podna bastar para conseguir porteadores y la maxima ayuda. D��pues de una semana, Carlos, Sirdar y tu toma1s una avioneta y volais durante mas de dos horas por el interior de! Himalaya, bor­ deando el Pumori y el Lhotse y planeando suavemente alrededor de! Everest. La pista de aterrizaje es corta y muy acci­ dent�da. Os maravillais de la pericia con que el p1loto de las Reales Aeroli'neas Nepali'es hace aterrizar el avi6n sin contratiempos. Aunque estamos a cuatro mil metros de altu­ ra, la atm6sfera es clara. Las montafias, con sus laderas heladas y serpenteantes glaciares, resplandecen y centellean. Os quedais mara­ v!llados ante el poderfo y la belleza de[ espec­ taculo.

Fin

Pasa a la pcigina 68.

51 Dos dfas despues, con los permisos en regla y el material necesario, Carlos, Sirdar y tu co­ menzais el largo viaje de Katmantu a Pojara. Tres dfas mas tarde, acompafiados de once porteadores que llevan los fardos, acampais en una meseta sobre el valle, cerca de una al­ dea llamada Dhumpus. Esa noche, despues de cenar arroz moreno con lentejas, cebollas y ajo, os sentais a la en­ trada de vuestras rojas tiendas de alta monta­ fia y contemplais la luna sobre las faldas neva­ das del Anapurna y del Dhaulagiri. El silencio y el frfo os rodean. Estas cansado a causa del diffcil ascenso que has realizado, pero muy contento de haber llegado hasta aquf. En me­ dia de la noche sientes como si vosotros fue­ rais los unicos habitantes de la Tierra. Entonces observas un resplandor en el Anapurna que se va repitiendo regularmente. Podrfa ser un reflejo de otra expedici6n, la se­ rial de alguien que esta en apuros... o quizas de! yeti.

Si piensas que es una serial, pasa a la pagina 65. Si piensas que solo es otra expedici6n, pasa a la pagina 67.

52 Runal aun esta contigo. Te toca el hombre, te levantas y le sigues a la parte trasera de! monasterio, a espaldas de! Buda dorado. El denso aroma de incienso de rosas vicia el aire. - Los yetis son los guias que conducen a Shangri-La. Llevan a la gente elegida a ese valle oculto, de! que tantos han oido hablar y solo unos pocos han visto. Asientes, preguntandote a la vez que va a pasar. - Una ultima oportunidad, amigo mfo. Re­ gresa ahora y vive una vida normal con tu compafiero Carlos. Si no es asi y sigues ade­ lante, deberas aceptar la vida de! mundo secreto.

Si sigues adelante, pasa a la pagina 70. Si regresas, pasa a la pagina 72.

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54 - De acuerdo, Mr. Runal, usted puede capi­ tanear la expedicion. Estoy seguro de que nuestros objetivos son los mismos y nos sera util el apoyo de su gobierno. Los contactos de Runal con el gobierno re­ sultan muy positivos: la expedicion obtiene mejores equipos que los que hubierais conse­ guido con vuestros propios medios. Los cono­ cimientos de Runal sobre el yeti son muy uti­ les y, en poco tiempo, aprendes mucho. Runal realiza gestiones para que te lleven en helicoptero al campamento base de! Eve­ rest. Quiza es mejor que el sea el jefe. Es su pais y lo conoce bien.

Suena el telefono, rompiendo el silencio de! despacho. Runal se disculpa y lo descuelga: - Si, si, entiendo... Se lo dire... Se vuelve a ti con expresion seria. - Nuestro rey esta harto de que se turbe la paz de nuestra tierra. Lo lamenta, pero ha de­ cidido cerrar las montafias a cualquier expedi­ cion. Es necesario que haya una tregua. Los yetis no son animales. No permitiremos que se !es vuelva a cazar nunca mas. Lo siento, amigo. Bien, al menos no has tenido que rechazar el ofrecimiento de Runal como jefe, aunque te quedes frustrado. iHas estado tan cerca de po­ der ver al yetil Fin

Pasa a la pagina 23.

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Las huellas os conducen por el intrincado laberinto de! glaciar. Caminais con sumo cui­ dado porq ue el mas mfnimo movimiento de este podrfa ocasionar el derrumbamiento de los bloques de hielo. De pronto, las huellas se detienen como si los duefios de los pies hubie­ sen batido alas y echado a volar. Miras a tu alrededor y solo distingues hielo resplandeciente, nieve compacta y rocas grises y marrones que emergen por doquier. Sobre vuestras cabezas, algunos pajaros enormes planean llevados por las corrientes de aire. En las cumbres, los vientos levantan enormes re­ molinos de nieve. Runal y tu observais sobrecogidos las mon­ tafias, olvidando momentaneamente vuestra mision. Entonces vislumbras algo. Es un retal de .oailon rojo enganchado a una arista de hielo. c.Podrfa ser de la tienda de Carlos? Mientras te agachas para examinarlo, oyes un gran estre­ pito.

Pasa a la pcigina 73.

Te quedas cerca de los restos de! campa­ ment6, siguiendo las instrucciones de Ca�fos. Runal esta de acuerdo en que eso es lo meJor. - Sabes, amigo, estas altas montafias que constituyen el techo del mundo guardan se­ cretos, misterios y peligros. Hemos ido dema� siado lejos. Deberfamos esperar a ver que ocurre. Aguardas un rato, pero al fin decides que hay que hacer algo para salvar a