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xii Escenificactones de la Independencia (1810-182/)

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x1l Escenificaciones de la Independencia (1810-182/) Sclecciôn, cstudio introductorio y notas

Jaime Chabaud Magnus

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Consejo Nacionai pars la Culture y las Aries

Coordinador: Hector Azar Asesoria: Armando Partida Primera ediciOn: 1995 ProducciOn: DirecciOn General de Publicaciones del CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES D. R. © De la presente ediciOn DirecciOn General de Publicaclones Calz. Mexico Coyoacán 371 Xoco, c p 03330 Mexico, D.F. ISBN 968-29-7467-4 Impreso y hecho en Mexico

In ice ESTUDIO INTRODUCTORIO

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1, 0S niit3riE1lCS

-I 1

El erlt()rl-ic) social , . • • • • •

17 26 31)

El teatro de los acontecimientos , . • • • • • inciependencia aritihispanismo V teatro , • • . • • • • Los procesoS de la drarnaturgia (1810-1830) y sus hac:edores

ANTO LOG IA DE TEXTOS

AGUSTIN PUMPOSO FERNÁNDEZ DE SAN SALVADOR

Lus fazañas de Hidalgo. Quixote de nuevo cuño, facedor de titertEl..c. et(7. . . . . . . . . S

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FRANCISCO ESTRADA

El inilitar cristiano contra ci padre Hidulgo v eI capitan Allende Dj(iJ(T) 1LU) P11 ti't. A 1(111(11? it(1 V 1! fl /(Ifl( '&!'O . . . . . . . . . . . . .

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EL MEXICAN() A.V.

1)P'S (./LLUI[i() (1 los ifl(IiflS J1(ICifldOIe.S' J os t3S'j)(IT4[)lH.c . . . . . . . . . . .

vet in niucho que le (Ie!)en a 0

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Enfermeilad fljeCiitiV(J de lox RSCfitOreS rnodernos de esta (:itJd(Id

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JAIME FROTASA

El. DUENDE

Apariciones del Entrernetido

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J.M.D.CI

La ingmatitud . . . . . . . CIa111or(s (If!] te?jerIor . . .

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JOSE JOAQUIN FERNÁNDEZ DE LJJZARDI LT riip&u'sonal del circubuceado . . . . . . . . . . .

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El tinipersonril de don Agustmn de Iturl)ide . . • .

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El grito He JiI)ert(Jd en el pueblo de Dolores . . . .

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La tr(lç'ediu del padre Arenas . . . . . . . . . . .

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ANONIMOS !1apetrinietacori'egidu.................•,•• La bra indeperidientevsu marido . . . . . . . . . . . . . . . , Critica del . . . . . . ,. . . . . . . . . . . . , , •

Hombre Libre



44 penn viejo no hay tizs tus . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

'1'rtuliide1aaldea

141 145 149 151 153

Coriversación de tres arriiioc. (Jdndido, Recio v AIodei'ato, .cobre

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IBihliogrufiu .

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ESTUDIO INTRODUCTORIO

Los materiales

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partir (le la don de la Indepen/- ..L .S..dencia, hasta la fecha se ban escrito decenas de variaciones dramática.s sobre el episodio clot grito de libertad con el cual Hidalgo iniciara la guerra de ernancipación de lacorona españo!a. Cada añose escenitican en nuestras escuelas primarias y secundanas versiones elernentales sobre el mismo tema. Esto, quizá, ha creado tin prejuicio en torno a ]as producciones dramáticas que recrearon el episodio at inmediatarnente después del estallido de la revolución y consumarse la. Independencia respondiendo a un mornento y a caracteristicas estético-sociales fl1UY definidas. Unaobra de esta Indole esc:rita poi ci Pensador Mexicano, Jose' Joaquin Fernández de Lizardi, provocó en tin investigador contemporáneo este co ,, rnentario: "nos recuerda, si acaso, algán cuadro o sketch superticial y patriotero. de esos que, sin gusto por ci teatro ni rnu(:ho respeto PCI' los educandos, se usan en tal o cual esctiela para con ,, iieniorar las fecims patrias".' El objeto de este volunien antOl6gi(:O Cs desentranar y 110 descalificar una de las partes rnás osc:uras, por desconocida, de La hish)ria del teatro nlexi(:ano. Entre los aspectos menos atendidos por los estudiosos de la literatura y ci arte dramático está ci perioclo coniprendido entre Ia guerra de Independeucia y 511 (:onsumaciOn y Ia primeradécaclaen que la na(:iente repóhlica Sc clehatIa por (:onsol iclar su soheranía. Evidente,rnerite. Ia cxpresión artistica más golpeada por Id I u(:ha e.ni an(:i padora fue el teatro, que fungla (:010 una de las escasas posib I 1 i (Jades dc diversion pa Ia sociedad vi rreinal . Diirante los poco 11áS de diez anus que duró ci conflicto armado los espe(:táculos esceilicos pare(:wron revivir por (:OFtOS lapsos. Esto ocurrio gracias al apo''o de los poderosos (:01110 verernos més adelante con la figitra (10 Felix Maria Calteja aunque su estado general fiiera hasante pobre. Re'isar los Ellateriales Immerográii(:OS (:orrespondIentes a esos anus porniitirIa constatar to irregulares y breves quo resnitahan las teciporadas de las (:ompaIas ul I)orgaclas en el Co I iseo Nuevo, tin ico tsatro formal de Ia época ell la c i ii d ad capital. Sin embargo. el nun r irTliento insurgentetrajo, aparejada con ci (le(:aillliento de las representaciones, una es(:ntura drama' tica inIu(-3diatista rn in' acorde a Los tieni pos convu Isos que (:orrIan asum icudo sus confradu:ciones ideológicas. (:onlentando el conflictivo entomb ya fuera en a!abanza 0 en franca sataniza(:ión de alguna de las pantes en pugna: la corona espanola V sus leales, o hien Los insurrectos. Esta escritura, podríais decir, pertenece a una etapa muy (!ara de la draniaturgia inclu Ida en este volumen. Luego, al con(:retarse la Inciependen(:ia, p(1e1os vislumhrar uiia segunda etapa en ]as diversas plurnas que emprendieron La tarea de crear una draiaturgia farnhién circunstancial. en alabanza de tan tausto episodio v sus protagonistas tundamentales (sobre todo (le aquallos que asistian a las mismas representaciones). Con ci correr de Los primeros años v tropiezos, al-

:pJjfl Reyts P;tIa:ic,s, "Inietrpelandn }.', 1 nAruJ.,z de I 1izard I d esde el teatro. ( Del ;LIfl(:l;1Si(:ISflhO estéril at teatro pojtilar)' .ifl 'Iramo y a. (IudeflIo (h Teatro, nEirri. 8. \46xico, oct,ibre-diciernhrt de 19 8 6 . p. 90.

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El P111t1 lnln(;t!s Ot:tuViaflo D'Almivar realizO en 1822, por enc;trgo del emperador JturI)idt, este cua(iro tittIhI(ln Una vista (In 1(1 Plaza MU tnr MexicO.

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gunos Ascri tores Se I 111 pondrIan la reii pera(:ion la ,ne(:ssidacI de forinar ii t1aI1ler1oria llistori(:a do los sucesos FH(:ientes a travOs del teatro. Esta serfa uria ten:uca tendenc;ja ciranatürgica nu(:ida en sas dos (iscadas a las cuales f)retenclemos acer(:arllos. Paralelarnente, a !Jartr de 1 821 los Hscenarios rnexu:anns comenzanan a var thur sobre el tabtado tin estilo qiie sentaria sus reales durante todo el siglo x IX: el rona11ti(:isrno: Estas tres ten(Ien(:ias (le la dranaturgia civa ternati(:a , abord( ) Ia guerra eman(:Ipadora (Is la madre patria respondieron antes qtis iiacla a Liii fenOmeno social Jo:o (:onternplado v valocado en la a(:tualidad. El teatro de todos Ins tiempos. it espejo de vida", (:orno proponla Diderot. ha estado presente en los proe CSOS sociales (iE3 Ia }itirnaniclad, \ sits c:onte,n Ri g s v (:aractensti(:as determinaclas por (:ada época son los iridicaclores o ]as improntas que nos permiten leer Jo qtie (:onsclenternente o no Sc propusieron mostrar sus creadores. De este inodo, el teatro gestrdo durante la Indepen(lencia Si bien solo poclenios haceruna aproxirnac-Ión parcial, por problernas relacionados con la perdicla irreparable o la difi(:Iiltad en la localización de rnateriales devela no solo rasgos Id(-?oIogIcos de sus protagonistas, sino tambien (:omo esoS rasgos 'v las intluencias esteticas en su Illomento dieron (:uerpo a formas 12

z En vl !()Ijfl(rj v JaJt'IUII(I SI' pubIuó polo dospues de t Oh j SI LITHII,t I. I ii d epeiidencia tin ;irtic:ulo en d iicf r so II;it)Iat);I del I:iTflftflt;l})Ie estado di'.! U•'.;itro. i•:Hno cle 108 puntos rsveIci el esrrit(,r ;itiót -i irno il l ani ho do! est I I n rornázit Ito a los escenanc)s I rIeXjf:;Jnos: "Cu I ci;irma tarnhiéii del rnórito I i erario de Ins dramas, proc:urando ii' mfundiendo Un 10$ esj)ertadores en jell vurdadero gusto clasic:o. ;'IiJ que por desgrac:ia Sc Va stist i tu y en do I I)orI el qu e conoc:un en Europa con ci nombre do ron-iánth:o." Citado por Enrique ne (Jla'arrf:, ' Ferrari. Rtsena )iis!óricc, nel teutro en Aléxirm (1538-1911). pról. Salvador Novo. 5 t.. Mexico, I'orrima, 1961, p. 182.

dramáticas que respondIan a requerimientos expresivos rnu'v apremiantes. Muchas veces esas formas no cumpilan con ]as formulas aristotélicas que los neoclásicos se empeñaron en sustentar como dogmas inc:uestionables. Por tanto, nos hallarernos ante eStructuras que, desde una perspectiva ortodoxa, resultarIan cuestionables en su factura. No obstante, al acercarnos a las (:ausas de su origen y a sus elementos componentes, Cs posible contemplar un lenorneno sumarnente rl(:o e interesante. Para el presente estudio, grosso modo, éstos son ci terreno y (;ontenidos a tocar. Cabe también Ia aclaración siguiente: aunque entre 1810 y 1830 hubo otras manifestaciones de la dramaturgia, corno ci sainete popular o un teatro religioso y el na(:ilnieflto, a partir de 1821, de tin rornanticismo en vias de (:onsolidación (:orno corriente estética, hemos considerado inoperante su inclusián por no c:ump!ir Con la temética propuesta: recuperar aquellas obras cuyo interés se centre en la guerra de Independencia.

El entorno social El fenómeno que dio origen a los movirnientos separatistas de la Arnéri:a hispana resulta, para los fines del presente estudio, mabarcable par su intrin(:ada urdimbre v complejidad. No obstante, para entender ci inundo en el (:ual Sc desenvolvieron los escritores incluidos en esta antologla, habrernos de senalar do manera es(:ueta algunas de las (:ircunstancias sociales, polIticas, e(:onó1Tfl(:aS e ideolágicas que propu:iaron La independencia mexicana. En 1111a colonia cuyas grandes riquezas proporcionaban Un hienestar ilirnitado a escasas manos —las riás beneficiadas irl(:lus() fuera de sus propias fronteras donde la trenienda desigualdad social se agudizaha a través de una economla (:ompleja y Itena de (:olltradicc ion es; clonde los privilegmos. va no sOlo riionetarios Si flO dc poder. Se centrahan P1' iiorc1 lalinente en manos etiropeas, rnás bien "gaclipinas;la constaimia de un profundo descontento v reseritiiniento fiie (:reando tin terreno P 1'o1(;io para cultivar ideas do modernidad v libertad qiie, tarnhiéri proveniontes del otro la(1O del Atlántico, hallaron oIdos recepIi VOS (iF! Una (:I{lSe med ia anhelante de sus cantos reivind i(:adores qiie tan hien se anioldahan a su sitl1a(:i6n. Pisi iii 1SIO, la revol u(:iofl franc:esa, tanto conio ci naciniiento do los Estaclos Linidos de Norteamérica V las ideas motri(:eS do Ulfl bos hu(:hos signaron , sin clucla, los novin wntos clue poco despuOs se clesatarlan en Nueva Espafla. Las retribuciones p01 jtico-so:iales a las cuale,s solo estaba perii itido ci ac:ceso a los [)erlinslllares provocaban que los mestizos v, en iiiucho mayor medida, los criollos sintieran cortadas lo que ellos consideraban legItimas aspiraciones dentro de Ia estructura virreinal. Al surgir una intelligentsia (:nol!a influida por ideas renovadoras de La Ilustracion etmontro su cauc:e ci enojo V la vejacton de que se asurnen objeto Los criollos por ser herederos de los forjadores de la colon Ia: Las rnformas borhnicas in(:rementaron la frustruci On social y polItic:a do varius maneras. Por una parte, cerrando el paso a Ins

Li z is \" I! {.JjC) , JJ Jiroc:r Y (1 tltp Jo rf?t)!:Ir:iO(I r!v. !II(lC f)t?fl dencjei. ?viexico, Sri'. 3;. I. ((htri uie \téxii n). 1986. 255 pp. \'('i;j.t.

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criollos y mestizos a puestos y posir:innes polItic:as que su misma representatividad los habIa ganado; deponióndolos de cargos que antes disfrutahan en la Real Audiencia, In hacienda pühlicu y la administrución do organismos gubernarnentales de diferente rungo; irnpidióndoles el acceso a ins altos puestos militares y ccli)siásticns; niurginándolos, on fin, do manera sisternática y creciente, do cualquicr posición de poder. Por otra, colocando on todos Ins puestos c:umbrcs yen los nuovameritecreados porel proceso de reformas a ospaoIes y ouropeos. La aplicaciOn inflexihie de ambus polIticas j usti) en el mornento cuando las oxpectutivas de participacin do criollos Y mestizos eran rna y ores huncIi() a éstos on la pear frustración, hauiónclolos vor quo sálo un cambin nacido en la colonia y dosde ella ilirigido podia transformar el estudo do costts.4

De este estado do cosas, de esta frustración participaban los escritores criollos e inc:Iuso algunos peninsulares protagonistas de la dramaturgia que nos interesa. Otro hecho fundamental propiciaba la idea de tin canHo: ci auge económico que, desde La segunda mitad del siglo xviii, vivIa Ia colonia. A partir de esto, los (;riollos y mestizos creyeron ver Ia posihilidad de una rnejorIa, pero la riqueza condujo solamente a Ia arnpliacián de la zanja divisoria entre los rangos sociales. Las expectativas generadas J)O' Ia divecsificación en la economIa y la c:onciencia de que los recursos naturalos hacían de este territorio un suelo privilegiado despertó Ia certeza de "que Nueva Espafla era autosuficients, quesu desarrollo y potericialidades podian ser inejores si pruscindia de su atadura con Espana ".5 Poco a poco, durante las óltimas décadas del XVIII y La prirnera del xix, las (:astas y los indios so Fueron desarraigando de stist lugares de origen ante Ia mm inente maquinaria expansiva representada por las haciendas v rancherías ciue iban acuinulando he(:táreas V caudal monetarin. AsI, los antes propietarios de tierras coniunales pasaron a ser peones y obreros, y corn enzO twa inmigración cada vez mayor a los (:entros donde se aglutinaba la fuerza económica. Esto se tradujo, COC) consecuencia, en una mayor explotación de las manos desocupadas, ma's pobreza y más descontento. Dc este modo, la influencia modernizadora, las ideas y cultura del Siglo do las Limes, fue determinante para crear una conciencia crItica primordiaInente en los nócleos criollos. Desde el siglo xviii ci Santo Oficio puso Hfl alerta SUS estructuras represivas y tomó providencias pan que las ideas heréticas que invadIan Europa no liegaran hasta la Nueva Espana. Pese a los eiiihates inquisitoriales, Ia infiltración de las ideas de La Ilustración Sc acentuó (:ada vez rnas a través de personalidades (:ivilos y eclesiasticas importantes que simpatizaban con ellas. El Santo Oficio no togró inhibir Ia lectura de ohms estiginatizadas en su Index. Voltaire, Rousseau, Diderot y muchos pensadores Inas fueron devorados con avidez en colegios, seminarios, curatos, (:uarteles y despachos de abogados, por los rnás tarde Cs(:ritores C ideólogos involucrados en el conflicto armado de 18100 Conviene senalar clue las ideas politicas que planteaban una nueva concepcion de sociedad y relaciOn entre el Estado y el individuo hallaron adeptos en sectores, incluso, del poder. Esto se hizo palpable desde la segunda mitad del XVIII:

Enrique Florest (flU) u Es;ibu! C11 Sanchez "La época de las refonnas horbónicas y el (Ii1t.:ilfliCfltO econOmico, 1750-1806 en iIiStOfl(A gcizcrui iic Mexico, 2 vols., Mexico, El Colegio de Mexico, 3a. ed., 1986 6 pp. 582-583. 4

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S Ibid., p. 579.

A partir del marques de Croix, que asumió el mando en 1766, casi todos los virreyes fueron entusiastas adeptos de la Ilustración t...I. Estos hombres, seleccionados por Los ministros do Carlos III para hacer efectiva la poiftica reformadora del Despotismo Ilustrado, trajeron consigo las ideas poilticas, sociales, religiosas y económicas del Siglo do las Luces y las thfundieron en sus cortes, on las tertulias literarias quo a .menudo organizabari, on los saraos que tantos escándalos provocaron, y a través del séquito de sirvientes afrancesados que los acompanaha.J La sociedad con un (:iertO nivel cultural se debatla entre la cerrazón a teorIas desconocidas y una fiera defensa de los conceptos tradicionales ma's dogrnáticos, y la apertura a todo tin replanteamiento filosófico del hornbre en relación Con su medlo y unas estructuras sociales ma's equitativas, humanas, justas. MuChOS novohispanos, principalmente los religiosos, se vieron ante el dilerna de no traicionar las instituciones de su oficio ante la atracciOn que les provocaba esa Ilustración tan acorde con muchos ideales Largamente acariciados. El criollo, perteneciente a una clase media cada vez más poderosa, menos conforme y detentadora de las armas de la inteligericia que le diera una preparación escolar muchas veces superior a la de los propios peninsulares en puestos administrativos superiores, halló en las prernisas ilustradas el vehIculo para esgrirnir razones contra su injusta situación. Ser criollo dentro de la estructura social colonial, más aJIá de Jo anecdótico que puede resultar el hecho dc no poder ascender polItica ni socialmente, encarnaba tin problema ontológico profundo. La marginacion, ci eqUIVOCO sentirniento de nacionalidad que lo confiict(ia al no sentirse ni americano ni peninsular, la sangre hispana de sus venas quo no le aporta ningón derecho, su falta de asideros a una tierra, harán do los criollos, como dice Luis Vihorn, "los clepositarios de las sernillas de cualquier cambio". En este. seritido, los pFHStlpIleStOS de la IIIIstra(:wn so presentaron (:01110 una alternativa deseahie para modificar la sifuación reinante y, aunque lentarnente, en sitios como en la pro. pia Real y Pontiuicia Universidad de Mexico comienzan a adoptarse en los planes de estudio algunas materias novedosas. En Ins colegios y seminarios, ci teatro escolar no ha dejado de sew u9a actividad eventual y en los curatos y haciendas continua utilizanclose como recreo. Dc este rnodo, encontrarnos un dato que La historia oficial ha dado en olvidar con respecto a Miguel Hidalgo y Costilla, quien en su curato, echando mano de los feligreses (:omo actores, representó a Moliere y a Racine en traducciones de su rnisrna maim. Aqul no pueden sec rnás claras las refurencias culturales de Hidalgo. Resulta sumarnente importante para ci presente volnmen este hecho revelador: el Padre de la Patria, adernás de criar gusanos de seda y seinbrar viñas, tamhiOri ejerció ci oficio do cóniico de la legua. Luis Castillo Ledón to refiere de la siguiente forma:

Entre varias piezas de Moliere (...I traduce y hace interpretar la obra muestra, El Tartufo. Era curioso que en un pueblo oscuro y en un pals deambiente asfixiante, un cura humilde peroexcopuiDna!, vertiera Y Ilevara a escena esta comedia que ponIa de realce la hipocresfa humana y exhihla a la aristocraciu y a miembros del Clerib por lo quo huho de ser prohihida on la culta y espiritual corte

I; Ibid.. p. 584.

7 Luis Villoro, rip- cit.

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Lst• I1i(I(114g() an6nimo muestra el evidente carácter riirnántico quo el artista iinprirniO al Padre 1e ki Patria.

de Francia, antes de quo so viniese dEDUJO. Las (;Ornedias do Moliere hahIun sid o I u SOflhl I [a de la revol ucián franc:osu.R

Aqiieltos levantarnientos contra Ia corona que tiivieron lugar antes de La gesta encabezada P' el cura de Dolores, anunciaban la mm inencia. de un novini iento de ma yor envergadura. Y. (:omo conse(:uellcia (Ic la gran inestabilidad que vivIa la. it madre patria", Ia situación e(:onómi(:a se inclinó hacia una severa crisis. Pura sufragar sus perpetuas guerrus, Ia corona uument() nicho sus impuestc)s y exacciones. Las reformas administrativas introdu(:idas a Partir do I 78(3, con ci estahlecjmjento del aparato de intendencias, tericlian a refurzar y controlar mejor ci sistema inipositivo. Los impuestos pesahan sobre to(10 en el sector (:011 menor cupacidad de acurnulacián do capital: hacendados, deco a incipiente industria manufacturera. La reforma impositiva pago enormes dividendos a La corona. Cerca do 10 millones do pesos liegaron a embarcarse annairnente a Espana por concepto do impuestos. A principios del siglo xix, la Nueva Espana su-16

Castillo Ltdán, HicIuIç' o. Ia vi(jcJ del hJroe, 2 vols., Mexico, Talleres Gr4ficos ci€' la Nation, 1948, vnl. I, U DIiS

ministraba a la rnetrópoli lus tres cuartas partes del total de sus ingresos do ius colonias. La explotaciOn colonial IiabIa liegado a su purito maxima.'

Como estocada final ante un niuy bien abOHCIr do cultivo de (:ircunstancias OCllrFio la invasion napo!eónica en la peninsula Y, lo que era peor, el vaclo de poder provocado por La abdicación de Fernando VII a! trono.

El teatro de los acontecirnientos La aparición de una clase media constituida -m su inavorla por criollos rho lugar al nacirniento de tin gnipo linportante de letrados (:asJ siempre relegados a [as provincias. Se fue formando una elite inteLectual primordia'rnente con militares, sacerdotes, abogados, administradores a quienes la talta de un puesto adecuado en el munclo real Ins obligara a evad irse hacia el comb ideal de las artes y del saber".'° Esta clase intele(:tual, liana principios de la centuria decirnonona, tenIa necesidades de diversián y esparcirniento mu y amplias y las posibilidades de satisfacerias eran rnuy escasas. Entre Ia no muy amplia variedad de diversiones phblicas disponibles para la pohlación novohispana en lo hltimos años dc dominacióncolonia! estánlas tertulias literarias; un teatro cle c:onsuino familiar; las reuniones en cafes doncle se discutIa de literatura o poiltica; los paseos de dIa domingo en La Alameda Central Clue era iina práctica casi exciusiva do quienes tuviesen carruaje 0 piidiesen aiquilar tino; las excursiones por !a Viga durante la cuaresma; ci juego do pelota; las apuestas en los naipes; as (:orrldas de toros, y las lunciones teatrales en el Coliseo Nuevo y en otros espacios más populares Ilainados "guanajas .i' Sin embargo, uno de los entretenimientos predilectos V in{is populares de esa sociedad -`ue, en todo rnornento, el teatro. Una hojeada pr U primer periódico "cotidiano" de Nueva España, El Dim io de Mexico, nos perin itirIa constatarlo. Enrique de OlavarrIa y Ferrari, en su grandiosa Resena históricci del teutro en Mexico, reproduce un papel volante de los ruuchos que nircularan en esa ép oca refiriAndose a cualquier tema dedicado a enlistar las diversiones y, entre ellas, ci teatro como la. Pr111:iPal en e l r7 tisto (IC la gente. En esta hoja un anónino autor aporta una vision parti ' :u!ar ell torno a Las (:ualidades y probtenias que enfrentaban Las primeros anos del representaciones del Coliseo Nuevo oil siglo: quizá Uno de los puntos más aportadores Cs La petición casi oufernIstica de "tin poco de gusto moderno en la eleccián de itlas piezas". Otro dato interesante Cs la aparente decadencia de la cuela" por ilarnarla (IC alguna forma de actua(:ioll de la é)O-ca, C) bien de La absoltita dificultad de conformar tin solido cuadro de adores. Tamhién ci autor pedla a los apuntadores "menos ejer(:icio ' , quejaque Sc surna a una larga lista de protestas en tOmb a ese trahajador teatral detras de la concha en proscenlo. La mayoría de tales quejas se justiti(:aban en el hecho de que ci "abejorreo" insolente del apiintador ronl})Ia con La "ilusián de

\'i1h)IO. • La rcvc'lticióri 'I' I ii ci njttt (Ienca, en 1-listoria gtizerril 'I 1.11is

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),Iéxicc', r)p. (:11.. Il_i 115i(!. 1 p. 601.

er&I sitios donde so representaha i.in Icairo popular en Jos alTabales y tarnhiéri SR (:OflOCIa con OS norrII)rs a las sesiones grutuitas cjue tenlan Itigar en Ins teatros Jos lunes y Ins jueves. \Tfrc p Ruth Wold, "El tcatfl) tin Mexico, tie 1 m5;, 181 2", en El Diaric' (Itt !VIt5xico. primer (:ohirli(:nr) (iii Nueva Espana, Madrid, Credos, 1 1 (;lIaIz(JJ(1s

1

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92-112.

17

realidad". A partir de entonces el pñblico comenzóa exigiresa ilusion como una regla del juego dentro del lenguaje escenico. El volante reza asI: El principal espectáculo es la comedia; sus decoraciones son huenets; los representantes no son malos, y entre ellos hay algunos quo pudieran lucir on Madrid mismo y enNápoles; la casa es córnocla y en ella rerna ci buen orden por luvigilancia He los ;uer.es. Solo se nos ofrece preguntar, opor qué la parte sensata do los concurrentes se mozcla on aplaudir unos entrerneses que se ejecutan solo para congeniai' con la mnfirna plebe? Ignora tat vez que un aplauso intempestivo arraiga ma's fuertemente el gusto depravado con que se elogiun unas representaciones que debIan desterrarse on un siglo y on u!1 pals tan ilustrado como el nuestro? En to demás debemos hacer j usticia a la verdad: los teatros He Europa no guardan La misma moderación y decencia quo ostenta ci nuestro en cuanto at trato interior He Los palcos y lunetas. Un poco do gusto moderno on La elección He las piezas, mayor estudlo en los CórniCOS, menos ejercicio on los apuntadores, ci olvido He los cigarros en el tiempo He la escena, y, finalmente, el favor He lit opinion pura quo cualquiera pueda sentarse en el patio sin consultar su vestido, y monos preocupaciorl on contra He una diversion que en si no tiene nada malo, pueden, no solo mejorar nuestro teatro, 5mb hacer mucho más agradahie y ütil su COflcUrrOflCia.tZ

A partir de La liegada del Segundo virrey, conde de Revillagigedo, en 1789, ci teatro hallo tin benefactor que intentó por todos Jos rnedios, estimular sit desarroilo y enriquecimiento. En muchos oficios intercambiados entre ci virrey, ci administrador y el director del teatro del Hospital Real de Naturales, se percibe no solo el nivel cultural del concle de Revillagigedo sino tarnbién, en Lin análisis su y o a cuestiones puramente escénicas, ci inhlujo de ]as ideas del teatro de La Ilustración y en especial de las teorlas de Diderot on torno al concepto de verosimilitud en las actuaclones como inhita(:ic)n de las actitucles y acciones humanas. Este eleiliento, p01' simple quo parezca, vino a revolucioriar ci arte escellico y Sn conocirniento y ernpleo en uno tie Jos altos enviados de Ia corona en las postrirnerlas del siglo xviii corno Revillagigedo es rnuy significativo, as] como ci hecho de que lo observase comb reforma irn postergable para los usos del tablado. Hacia el 7 de mayo de 1794 dirigió un oficio al director del teatro el cual comenzaha de Ia siguiente manera: Sc notan on las representucioties ulgunos defectos e impropieda(1(15 que 1:Onviefle evitar y cc)nsidero He Mcii rernedio. Tales son ci pasur por delante He I os que hacen papeles pri ncipales, ins que representan [(is do criados y otros inferiores; ponerse éstos ci sornhrero delante do aquél!os y UflOS y citros on parajes Hondo nadie acosturnE)ca tenerlos puestos. como dentro He las casas: concluir his cornediasyentremesespidiendo los uctores alpOblico percfón A SUSJ(JitUS, 10 que es contra la ilusidn, calidad tan esencial en el teatm. qae Sifl ella se reduce a nada cuanto se representa...13

Desde la Ilristración nace Un postulado renovador para La escena: (rear a toda costa la verosirnilitud a partir de conveflCiOfleS teatrales, provocar Ri ilusión de realidad en el espectador, como Si presenciara tin acontecimiento vivo aunque Sc trate de una representación. Quizé este aspecto podrIa ser una hipótesis via18 Ii

12 Eriiic1ti dn i)l;iv;jrrl;i y I erIL[uI, rip. rj, pp. 156-157. 13 jjj• p. 148. Las cursiva.s son utiestras.



ble para explicar el decreciente interés hacia Los dramaturgos del Siglo de Oro espanol cuyas comedias siempre conclulan justiticando los yerros de la represeritación. Esta decadencia se acentuia ann más cuando luego del triunfo de la Independencia, el piThlico oyó seductoras sirena.s en las voces y formas de un rornanticismo tan extraño como apasionante. A partir de la "Jura" de Independencia, los adores de (:onsiderarseles una subespecie del género humano adquirieron otra categorla social. Reyes de la Maza, con su rico sentido del humor, habla asI del fenórneno: "una vez instalado ci Congreso, los mexicanos adquirieron (;onciencia de su libertad y se sintieron franceses en 1793, haciéndose liarnar para todo 'ciiicladan?s' y dispuestos a dar lavida p?F la RepuAblica". La infiltrac:ion que las teorias del enciclopedismo habian hecho en ese rnuro protector invisible disenado por ci Santo Ofkio para el aislarniento de IaArnéricaespanolaera palpable. Porello, no resulta 14

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14 Luis Reye.sde 1.3vIaz;t. El teuirrj en A'vIéxico tiurante hi iii i'Iepezz il,ticia PH (iifllHIltJ lisca I con (111P h-i Inquiii scon de Mexico formO causa contri Miguel (18701839) Mexico, UNAM, !nstitiito de H Ic_I a ign nn 1810. I!t\'estigaclolIes Estét icis. 1969, p. 13. 19

extraña la men(:ión acerca de que el cura Hidalgo se divertla representando a Moliere y a Racine, con lo cual reafirmaba su Vito, sión ideológica. Cabe, enton(:es, reflexionar sobre cuánto puede modificarse [luestra percepción del Padre de Ia Patria v de la histuna de este pals si c:onsiderarnos esta relación entre teatro e histona. Cuánta solemnidad y rnarrnol no se vendrIan ahajo con solo Hnum:iar que fltlestrd Instoria tue forjada por cornicos de la legua. MI, en la primera década del siglo xix asistimos, pues, a los apuntes del pr O ximo decaimiento en el gusto püblico par ci teatro del Siglo de Oro espanol, a! (:alihcar a stis obras representativas de :'mar1otrtos" V vejestorios. 15 Asirnismo, el e.stilo neoclasico sufre tin reves y los espectadores (:OfluleflZafl a pedir a gritos Ia renavacion de tin repertorio agotado, sostenido abase de sainetes, bailes V piezas de canto y comedias de autores peninsutares, rnayoritariamente. En ci terreno de la dramaturgia, para 1805, ElDicirio de Mexico" convorá at primer concurso (:onocido en la historia do nuestro teatro, cuvo fin era estimular Ia creacin teatral entre ig do publicó, con fecha El Diarlo.., los ' t iiigerlios del pals": clic:iernbre, la convocatona ofre(:Iendo 25 pesos en prernio al mejor sainete sornetido a cO111:IlrSC). El plazo iara entregar obras era ci 15 de febroro siguiente, ofreciéndose twa prórroga de dos sernanas tiara los dranniturgos del interior. Al nicivor Ilbertinaje 1(1 prucIenCi(J contra el VICIO fue ci (inico libreto presertac10 V SC hizo Lin ap!azarnieflt() hasta Los óltirnos (Ilas de abril. Sc recibierun dos piezas IIláS, quedando (:0mb ganadora ci sainete El bicinco J)OI'flI#I'Z(J dc Antonio Santa Ana,' Apetias dado ci lal Ia, El Diario. . . abrio iieva (:onvocatoria por partida doble: lara sainete V para cornedia, quo cerraba ci 4 de noviembre. En ci primer concurso la ptibl icaciOn sugecla So escribiAsen las obras seguin ci modelo de los sainetes do Ramán de la Cruz v se peclIa quo no contuvieran "clianzas quo ofendieSifil a la moclestia 0 at decoro"; para ci segundo. Las (:c)medias, p1dieron quo éstas fueran 'escritas en prosa U verso, pero Si Ia estEEban en verso se preferIa el (IC ocho sulabas".hhl Francisco Escolano V OhregOn ganó ci prenhio por' ci sainete El miserable enganczdo, v nina de Ia media ulrrwnclrci. El aiitor era "ouicial de lihros do la fiñatura (IC la Real Casa de Moneda. al (ala! se Ic invitá a pasara [a librerla de Arizpe a recibir el premio en dinero senalaclo en la (:onvocatoria." La obra se estrená en el c:oIisec) Nuevo La noche del 18 do junio de 1807 y so irnprimiá para su y enta sin que hasta boy se tenga notic:ia de atgüii ejeili plar exisfente en las bib] intcM:as a arc:hivos consulaclos (to in isno su(:ecIe (:on nhlI(:hos otros textos, lo (:ual lIa(:e rnás (:ompli(:ado aii'in ci res(:afe (Ic la historia del teatro nacional). El galardón en ci género do (:oIlu3dia Ia obtuvo Juan Policarpo, originario do Veracruz por la obra El lildalgo de Z'vfedellIn. Por su parte, la Gaceta de Mexico, ci primer period ico novohispano, harla póhlica otra (:onvocatoria, e incluso de la "madre patria"llegó tin ofrecirniento con una, en apariefl(:ia, irresistible pequena fortuna (:onslstente en 100 pesos para la mejor tragedia que retornara algün pasaje de la historia antigua de Mexico. Sc recibió una obra (:u y o rastro se ha perdido: Xóchitl. Como Se VU, ci surgimiento del Dicirlo de Mexico vino a enriquecer ci ambiente cultural v en sus páginas aparecieron cornentarios sabre teatro mucho mas abundantes en relacion con

1r,

V(asn I,iiis Re'ves de In T'vtazi. Circo. ,n(,,'o;zza y teatrrJ (1810-1910). prr.sr1ti(:i61 (Tleute,itit,;i Dhaz y tie Ovarido, ?vlóx icc, I 1085, p. 13. 1 1; Vóase Rut h Wold . op. cit. I 7 raritn Iteyts (IU la Mazzi I El teatro en Alóxico ... , op. cit.) 1J)tII() Ant onio N4agana

Esquivel (selec. .

61. y rIL)tas. El tecitro

inexicalia del sielo XL?, Mexico, FeE, 1982, 573 pp.) planteari tma pregunta en toni!) ;.t este Antonio Santa Ana en relación con "Sn A!trvi Seretilsirna". Antonio Lopez de Sailid Ann;i, pie resilta Un punto interesante :t itivestigar. 10 Ruth Wt)Id, Of). cit., p• 110. I q Enrique (I( Olavarria y Ferrari, op. cit., p. 162.

20

j

lo pie hasta entonces se hahIa permitido su predecesora Gaceta deMéxico. Gracias a la aparición y robustecimiento de la prensa en nuestro pals es posihie hacer una reconstrucción cada vez más exacta de nuestro pasado teatral. En las páginas del Diarlo... se reprodujeron, también, (:rlticas sobre algunas representaci ones recientes en Espafla. Para el interesado en (:onocer el repertorio exacto de las obras escenificadas en la ciudad de Mexico, sobre todo en Ia priniera decada del xix, esta publicación periódica es, sin duda, La fuente idónea. Lo cierto es que ci criterio para seleccionar las obras seguIa siendo muy hispano. La investigadora de origen estadunidense Ruth Wold, nos dice: 'Me'xico \ro!vIa a Espana como modelo y a los crIticos espafloles corno hase de su (:rItica."2 La invasion francesa a la peninsula (:ausó un impacto (:ontradictono en la conciencia criolla, ya de por si conflictuada. Momentos vibrantes Se vivian en la colonia. Años antes habIan asistido ala "adopciOn de Ia moda francesa en ci vestir" z1 y de La manera i1ustrada en ci pensar. La palabra Ilustracion seria moneda de uso en las escuelas, publicaciones y con versaciones entre la clase media y saldrIa a relucir iuuy a menudo en impreSOS diversos. El teatro, pese a aquellas pocas producciones nuevas incluidas corno por descuido en Los escleróticos repertorios. y "la propagación detertulias, cafés y billares, y La expansion de 11 saraos y fandangos , dicen Ennque Florescano e Isabel Gil, tuvo un efecto desgastador de las normas y preceptos tradicionales mUCIlO flflS corrosivo que la diiusión de las obras revoIu(:iOflanas Es 1808 y Fernando VII imprime tin fuerte descontroE en sus dorninios al anunciar su andic:ación. Las tropas de Napoleón obtie.nen roturidos triunfos sobre los diezmados ejërcitos españoles. En el tablado del Coliseo Nuevo se presentan obras "nacionalistas", Cs decir, do apego a las ral(:es hispanas, coriio Los pcitriotas de Aragon cuyo Libreto, recién desembarcado en ci puerto de Veracruz, es transportaclo vertiginosamente a la c:iudad capital. Resuita natural que el teatro esté de nuevo vinculado al acontecer politico, pues estas tierras arnericanas so hahIan conquistado, sI, con sangre, hierro y fuego, pero también con un teatro (:onvincente por sits recursos USCeHiCOS do que la ñnica y verdadera religion posible era la católica, apostólica y romarla. Tres siglos después vuelve a ser necesario reafirmar Ia nacionalidad hispana; tin vehIc:ulo probable: ci teatro. 1Qué importaha quo ci criollo no pudiera acceder a mayores privilegios económicos, politicos y sociaies! HabIa muchos rencores, pero las contradicciones en que vivIa la clase media y La intelectualidad criolla no impidieron que se Liegara a manifestaciones tan elocuentes como La siguiente: ci c:apitan Felipe Latison levanto, a principios de 1809, un circo para ofrecer su espectácu!o de "equitación y volteo" anunciando que "un mono se presentará vestido de general frances y hará varias evoluciones, con otras c:osas rams y divertidas; este mismo animal sabe escribir estas palabras: yo soy mono, y al parecer irnita la voz del horn bre".23 Un sentirniento antifrances se esparcia por ci aire. Sin embargo, ci otro lado de la moneda muestra algo interesante a consignar: no pocas obras anteriores a La invasion napoleOnica a Espana se representaron en ci Coliseo Nuevo para

20 Ruth \VOI(I, op, c:i1., P. 112. 2 i Eririqi in El orescanc ft JSaI)€tl Gil. op. p. 584. U

Cit..

Ibid., p. 564.

23 Enrique de Olavarufa y Ferrari, op. p. 1G3.

cit.,

21

enaltecer los logi-os revolitcionarios y guerreros gestados por el emperador frances, corno, por ejemplo, Napoleon Bonaparte en el Paso del Adige y batalici de Arcole, es(:rita por el drarnaturgo americano, tarnbién actor y director, Fernando Gavila.24 La ingobernabilidad estaba dada. Dos dIas despues do tornar posesión (.:omo virrey de la Nueva Espana don Francisco Javier Venegas, el cura del pueblo de Dolores se levantaba en armas contra la corona para declarar la emancipación e it invitar a FernandO VII a gohernar Nueva Espana" (sic). Ante esta situacion ! los iniciadores de la guerra independentista atrajeron sobrë si acusaciones de herejIa, excornunión, precio a sus cabezas y muerte. Hidalgo, hombre astuto, histrión provincial, enarhola el estandarte con la irnagen de la Virgen Morena, asidero cultural que asumieron indIgenas, mestizos y criollos por igual en su necesidad de dar tin rostro propio a sus creeru:ias religiosas. Por supuesto, la Virgen atrajo multitudes. En su b(isqueda de identidad el criollo, en crisis permanente, Sc acercaha a una meta. De manera ctarIsinìa Jorge Alberto Manrique ubica asI el conflicto del (:F j 0 1 1 : Para éI I...] el prohiemu SC plantea ell verdarleramente profiiridos, ontolcigic:os. Se trata do ulgo que atañe a su proposer, Este hornhrc quo vu no se siente (III FOpOO, que detestu al guchupIn, no puede si n ernhargo, (lejur (IC sentirse de alguna rilanera espanol. Porn sij n-i ode! o a seguir no ptiode ser otro q ue Europa. Es y al rnismo tiempo no es europeo I ... I y el c:rio!Io novuhispanc) eS Pft cisaniente ese Iu)r1hrc on husca de tin riombre y nil FOSfO. Sin tin susterito Pr(L:isc) v definido, huscarl i ncansah1erente en qué upovarse; nl.overLj (ucla y tierra paru justificarse C1)fl() aigli inn en ci rnundo.cu undo Europa,asuvcz,sccrnpenaraeri nugarleunrostro I. " I En pos de respiiestus acudjo al pasado indIgt.na pant exaltarlo, transfigurarl o en tin equ ivalente do [as tra(1 I c:i ones cat iturales OHropeas: ese t;riollo quo a fill cuentas clistaba nur.ho de ser in(Jj()LFJ

Ahora E)iefl, ci cuestionauiiento del ser criollo alcanza a la religion en forrnaexac:erbada: "Acudió a La religiOn, dando muestras de piedad nunca antes vistas, huscando sin éxito santos patrones, exaltando iiiiágenes milagrosas, (:onsiguiendo por fin la satisfau:ián en la Guadalupana." Zt Suenan distantes pero Los signos que unen la toma del estandarte de la Virgen de Guadalupe en Atotonilco v la escritura do Fernandez de Lizardi del Auto muricino. Pam recorciar]arnilagrosci apuncion de nuestru rncidre Jt Senora d& Gucidci1upe z ( : omparten protundas raices de un

misrno árbol: la ontologla en conflicto del sec criollo. Q uienes han de dar nuevas manifestaciones a nuestra dramaturgia son tanto el mismo criollo indeciso entre atacar 0 no al movimiento insurgente (:orno los intelectuates, convencidos jor La corona, europeos de cuna que no dudan en anaternizar la revolucian independentista. AsI como surgió un teatro dedicado a (:omentar los sucesos que sangraban a la it madre patria ante La profanacion de plantas extranjeras, una vez inducido el ambiente guerrillero a partir de la dec!aranión del 16 de septiembre, ]as imprentas grandes y pequeñas trabajaron arduamente en la puhlicación de hojas volantes, (:anciones, coplas, versos, textos erninentemente ideológicos y "diálogos". ZH El objetivo de tales producciones consistIa en descalificar 0 enaltecer 22

24

Estz, obra de Fernando Gavila, estrenada en I HOG, esO atril'niicln a"itri in1gerzio de este 'loatro" pcir Nicoks Razigel, on An(oiogfu del (:enten(Jno, IXI j O la (I If(!Cciófl do Itisto SIerra, Mexico. IJNAM, 2n. ed., 1985, t. 11, PI- 421-422. Zr, Jorge IhI})ertt) N'l;iririque, "Del harroco fl 13 I Iiislz'acióu", UI) ilistoria general (In iWóxico, OF). cit., p. 649. zn blew. 27 j da en José Jonq t i fri I'efllóIl d ez de Li zanl i , ()1)r(1S IT Teatrrj, t1. y ii otas Jocoho en t:insky . 1)161 . LTbal d a Vargas Martinez, Mexico, UNA.M (Nueva Riblioteca Mexicana, 8), 1965, pp. 39-76. 214 El hit IC() Investigador qiie c:c)nocernos ltay;i truhajado on toni() a los "dialogos" as José Rivera, sin que haya hecho hincapié on stis J)Osibilidades teatrttles, on Dicilogos de Ia Iridependencia, selec. , pro!. y notas José Rivera. Mexico, IMRAISU'/zNa-WM. 1985, 166 pp.

ci ,

José JUH(lUffl Ilernán (iez

(IE LizanIi, el Pensador Mexicano.

a uno u ofro banclo. Entre los conceptos motrices de ésfos están: corona bondadosa o tirana; herejes o libertadores del YLIOO y, algo fundamental para la ideologla de esa segunda décadadecimonona, enemigos de La ignofancia y id fanatismo. Por esto ültirno, Fd obsesivo edu(:ador que hallamos en Lizardi ha de ser uno de los autores imprescindibles para el presente volumen. Estalla la guerra independentista. Tanto Jefferson Rea Spell como Ruth WoId coin(:iden en senalar este hecho: los aCOflte(:irniHfltOS politicos hicieron més precaria aón La vida de los (:ornicOS. lAOS eventos teatrales decaIari tristeniente. La gente estaba rnuv temerosa por Ins acofltecimieflto)S del dIa como para salir de no(:he a ver "Ia (:omedia. Los espectáculos estaban en profunda crisis pero requerlan un impulso más politico que estético. A los triunfos militares de Felix Maria Calleja en 1312, siguieron grandes (:elebraciones en la Ciudad capital. Era obvio que ci Coliseo y su compañIa no desperdiciarlan oportunidad tie hatagar at héroe en hoga. De inmediato Se dedicaron funciones en su honor. En Los ruidosos festejos de Ia entrada del general Felix it Maria Calleja. el virrey Venegas sintió celos y deternuinó no volver a concurrir al teatro mientras Calleja permaneciese en La capital, puesto que la veleidad püblica Ic obligaba a hacer un papel

zu Je ffe.rson Rea Spe.1 I, "1'li e rr heater in Mexico City, 1 805- 506", en Ilispanic Bet'iew, niirn. !, Filadelima, ertero de 1933. pp. 55-61; Riit1- \Vol ii . o p. (11t.. P. 222.

23

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Una de las rep resentaciones más vigorosas del Genemlislino José Macía Z'VIOIT:!JOS V Puvori (lIH(I') p1Isma(Il en este c.uadro tie ::iutor anOnimo.

secunclario y desaicado".° Como puecle verse, existe una rnuy fiterte relación dialéctica; teatro-sociedad, soc:iedad-teatro. Do este nioclo, Nietzsche no ciuciá en ecitliparar lo que oc:urrIa sobre los tahiados decirnonónicos con el espectaculo quo transcurrIu con d istiritos matic:es peru de inanera cotidiana en palcos, gaterlas. patios de htitaquerIa. En esta relacion teatro-sociedad, La sociedad novoluispana en sus distintos estratos halagaha (:OflStantemente a las tropas n alistas del general Calleja,lo (:uat es ti ejempk) (:laro del ex(:(-?sivc agradecirniento al personaje estahilizador del nornento. En 1 1.5 "funciones de obsequio a Calleja se adornó el Coliseo corno en los clias de santo o ciiinpleaiios cM Jos 'I rnonarcas Al

Luis Re y es de la Maza2 sostiene que twa (IC las actrices de la cornpañía, la Inesilla, pronto se convirfiO en arnante de Fe: lix Maria Calleja, cuya carrera 'ert;ginosa hacia ci poder culillino al ano siguiente (1813) al ser clesigimdo virrey do la Nueva Espana. Esta sltua(:lon entre Catleja y Ia actriz genero una de las an(:dotas més frIvolas y sigrilficativas de esa época de altihajos para los espectáculos teatrales de Mexico. En Nueva España hizo eco la costunibre mediante la cual el mandatario en este caso el virre y daha la gracia de una furic:ión en beneficio de alg(in actor, actriz, autor o director, 24

30

Enrique de 01:tvarrfa y Ferrari, op. cit., p. 165. a 1 !(1(ufl. 12

Luis 1(c yes (IC la Maza, Circo, mamma y tIII(FO ... , Op. l?jt. P. :3.

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con (a finalidad de arninorar sus apremios económicos con lo recaudado en la especial cepresentación. De modo que para la Iunción en benefIcio de la Inesilla, en un pape! volante la bella ac:triz dedicaba la función al flarnante virre y y pedla a los asistentes se sirvieran designar, "segün su criterio", ci dinero a pagar por La entrada. Si es cierta, corno supone Reyes de la Maza, la espreclileu:ión del senor virrey por la joven teatrista, entonces ésno pudo hacer mejor sugerencia a un póblico dispuesto a halagar al nuevo gobernante protector de los intereses oligárquicos. El Si criterio del respetable fue muy muy amplio. Amen de los nutridos aplausos consignados por los cronistas, Ia Inesilla conquistó aden oids obsequios en aihajas, iii1 seiscientos pesos por entradas y mil novecientos en monedas de ow arrojadas al escenario. Lo verdaderarnente interesante Lie esta anécciota, en apariencia banal, es quo la rnsrna compaIa de córnicos que in , , (:repara a! invasor Napoleon ahora cc deshacIa en festejos para el vencedor de los insurgentes, para rnás tarde (:antar una rnarclia denigratoria en celehración dol fusilarniento del revolu(:ionario Francisco Javier Mina, el ii de novienibre de 1817. Tarnhién ese iiiisrno grupo de teatristas con alguna variante preparó funclones de bienvenida para. el Ejército Trigarante el 27 de octubre

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de 1821 representando el "melodrama heroico en un ado" Mexico libre, escrito para el caso por Francisco Ortega; y unos cuantos meses despues, el 24 de febrero de 1822, Ilevaba a escena el 'unipersonal" titulado Su Alteza SerenIsima j r Señor GeneraIIsirno, a] Congr&so Nacionalyalpueblo en alabanza del emperador Agustin It para luego ofrecer, el 25 de septiembre del año siguiente, "una función a los je fes del Ejército Libertador, que asI era Ilamado el que derroco a Iturbide".A% En todas esas temporadas participaron, además de la seduc:tora actriz ya mencionada, oticiantes del teatro corno Luciano Cortés, Mariano A y ala, Victorio Rocamora, Miguel Maya, Agustina Montenegro, entre otros muchos que igual agasajaron a (:nollos liberales que a realistas conservadores en pro, seguramente, de la supervivencia. Claro está, tarnbién se puede perciHr una contradicción ideológica que marca de igual manera a los escritores de la época; confradicción, corno senalamos antes, proveniente de algo mucho ma's fundamental que an simple y conveniente camhio de estafeta polItica.

Independencia, antihispanismo y teatro Llega C1 aflo de 1821arrastrando una guerra ya dernasiad prolongada. La economia es una desgracia; los pronun(:IamIelltos siembran inc:ertidumbre por todas partes; los caudillos procu ran intrigas Ilevando agua a su molino: los rumores de reconquista espanola exaltan Los ánirnos; la poca celeridad conque los criolbs a partir do ahora liamados ciudadanos mexicanos rec:ihen los beneuicios del (:amhio; el arraigado sentimiento de sec desplazado por el europeo: todos éstos son factores que hacen (101 ambiente tin arsenal de ernociones encontradas a pLLrlto (IC estallar en rifil pedazos. Eii esW niomento sigue latente ci odio a todo lo quo implique corona española: despotismo y fanatismo son con(:eptos con lOS que se Ic identifica a ésta. El escenario se y e haEiitado, de rnanera inmecliata, por obras pie critican tanto el fanatisnio (:orno los métodos inhurnanos del superado pero de fantasmal prosencia Santo Tribunal de la Fe. Polémicas varias Sc van a desatar on diversos árnhitos ante la libertad de imprenta, [)or un lado; y por otro, a (:onsecuencia do las largamente reprimidas c:rIticas que se podIan, en ahundancia, ejercer contra los ohcecados (:riterios del organismo religioso rnas iniportante, la Iglesia católi(:a. con respe(:to a nililtiples aspe(:tos de Ia vida SoCial en los c:uales tenlan gran [)CSO sus opiniones. Anpacado, v de hecho inspirado, en esa situación, Jose Joaquin Fernández de Lizardi escribe itirn pieza (todavIa no localizada por los especialistas en este autor) titulada Las viejasy elfrancrnusón, La (:uaI generarIa bastante controversia al ser censurada en 1822 a manos del padre Jose' Manuel Sartorio, espanol y juez de teatros. La censura que ejerció ci religioso resultaba irnprocedente en un sistema cuyas intenciones eran transcurrir en forma ma's acorde con ci carácter ilustrado de una nueva nación regida pm' preceptos y leyes mucho más "liberales". El problema visceral enfrentado por ci Pensador Mexicano, nos atrevernos a aventurar, radicaba esencialmente en los criterios de censores 26

33

Enrique de Olnvuriia y Fei'rari, op. cit.. p. 185.

I

que seguIan todavIa a pie juntil lase l anterior orden de ideas bajo la ya nirnia luz inquisitorial; a la vez quo la sociedad aón no se atrevIa a defender (:onc:eptos que, no obstante series acordes. implicaban transgredir antiguos dogmas de comportamiento dictados PO T' las instituciones de la fe. En 1825 cae ci ñltimo reducto ospanol asentado en ci fuerte do San Juan de Ulüa. Al restablecerse el mandato de Fernando VII y borrarse, con-to consecuencia, ci progresista Partido Liberal Espaflol Los mexicanos perdieron La esperanza do recoat iiocirniento pm' parte de la madre patria". Al fin, la oligarquIa criolla tenla en sus nianos el control socioeconómico en Mexico y (:uaIquier atentado a esa posición serla contrarrestado con vebemencia. Los (:onstantes rurnores de reconquista enardeclan al pueblo indu y endo a algunos se(:tores españoles quo hablan contribuiclo a Ia causa insurgente. So oncontraba en niarcha ci proy ecto liberal de tin país idealizado y no podia ser detenido por ninguna fuerza si no era enfrentando a la nación. En 1824, algunos liberates exaltados no podlan sufrir ci hecho de que en ci teatro se presentaran obras entre (UOS perscrnajes apareclan nrnnarcas y deuiás personajes do la realeza. Ese grupo do liberales solicitó en una rnisiva al Ayuntarniento de Ia ciuclad clue prohibiese semejantes repertorios. La (arta, (:1tada pOF Reyes de la Maza, clecla: "Esos cornediones de reyes henéfic:os clue ban sido obra toda de La irnagina(:ión y no de heclio, pues ninguno deellos hizo riada ni harájamás nadahueno 1)0 1• SI] natural propensic)n a la flhhidaci, es nec:esario qiiemarlas..." Y pedIa otro tipo de textos teatrales: "Que nos echen (:omedias que nos preserteri a Ia urania en todo su tieno para hacerla abominable linsta ]as hit uras genera(:iones. "w Ese ti po de protestas contiiiuá, por ejemplo, wi 1827 (:udfldO en ci Teatro Principal de Puebla tin 0cFriil)o (IC militares cornenzó a decir a gritos Clue 'a era necesario desterrar de im pals civilizado las obras con f)erSOflajeS con corona. [ie indispensable la I ntervenc:ión pol iciaca para hacerlos (:allar. Finairnente. dos años despuCs, las autoridades hicisron publico " tin regIafleflt() (IC (:ensura teatral en ci (:IlaI habla un inciso (W iiipedIa la represeiitación do obras donde apareciesen reycs 0 reinas, a menos de clue fuesen i)rese1tados en forma rid jcu Ia o (;onduc:icIos al pafílni In en ci ultimo acto.tm En tin artIc:u lo publi(:adu en El Iris el primer iriódi(:o con carácter "(:ntico V literario " de Mexico hajo ci tItuto "Rumores de invasion", ci poeta cuhano Jose' Maria Heredia hahiaha en términos Clue recuerdan tanto a los pensadores y proceptos (IC la Ilustrac:ión (:OrnO a la adjetivación v (:onceptos del rornantic:isrno: Las curtus V periodicos do Europa Ufluilciun que el tifano) de Es-

pana, 1t j os He ac:cedcr al clamor universal quo reclana el mundo (:iviI izuclo, truta de hacer los ultimos esftierzos puni enviar a nuestro Stltil() algunas hordas de usesi flOS que reiie'en las esc:enus horreinlas de ruuerte y desolucián, luincitle no de esciavitud ni do tirunha pernancntc , porqu C éstu es i m p osi Ii Ic ya para 1 os anion can OS que han probado lus dcl i ci US de h I I hertud V flU perder.mn ci fruto de sus fatigds."

Para 1827 Se frustra ci plan del padre Arenas, (:Oflsisteflte en regresar ci antiguo territorio colonial a Espana episodio al cual

:t4

Luis Reyes do Ia Maza, Circa, mamma y tip. ( T it., P. 8. Ibid., p. Li. Gaul, Linati y Heredia, El Iris, periOdico ':rfficovlitercino, estudjo in troductorio Luis Mario Schneider, 2 vols., Mexico. UNAM, e(IiciOxI fac;sirriilar, 1986, vol. 1, p. 121.

27

P 212

Instruccion (Id róhlico, y para qu: se ve.i quc ci Ilustre Ayunumicnto tic csta Ciudad, pci sus Di 1' atados s. tiiicjan para siis r ;t di Ii sigtlicnrc copia dcl Rcglamcnto dc 'lcatros, quo uinbien scviri pan q' lt)j autores d.' ics iinprc.os (bstornin, y Carta de an djJ.1119, Jados ci I 2 dzi cOrriciiw . ins de scr feco comcjjdos, ban sido nitty livi2ncs dciibicudo al publico sia prcvctiirs: snbrg Its ;o iUcn i..s dc Ia marcrLs. Excmô. Sr. El Sr. Scc rc(arjo t!: Fs.tIn ' Iks}' Acho dc La (obrrnadon dc la Pcninwla, me ha panici j uJo von Lcli.t de 6 d estc flitS 1 Jo qvz Ii tic I I tic I)icicmbre dc 18 i a circuló a Jos Gcfcs politicos Suj'criorcs .Ic Ii I)nsInl l\u:n!.tl!a é Islas adyaccntcs y a lo quc siitic. = " Dcscando la Rcgcncia dcl Rcvno arregLir ci rain d 1c.arrns dc tin iiu-4o l e sin perjukio dcl honcsto 1C crco dc los Pub1as, iii del intcrec dc Jos Cóiujeos, ascurc Cl rcspcto dehido a Ia moral y a La conscrv;tdoti del nrdcn póbiico, se lii SCrYit(i) rcsoktcr lo que siguc = r. Los Ayt.ncarnicnros harSn pot Si cart Los crnprurioc dc Las (:flp.1nias (A)fl'1C4 ]us concnins qtic consideren oportunos, conctitando ci inccrcs dc La cxnprcsa con ci tic los Pueblos. 2. Dcbcr j'rccntarsc Jisu de las piezn drarnticas quo componj.in ci caudal d: La CompañLt a! GcIc politico tic ia l'rovil)cia, quicn cxcluirS Las qu: on so concepto se oponan a las bucnas cosrunibrcs, ICdUCiLI%LJO . cro todas sus acribucionts on la materia. . Los Ayuncainicntos tic los pueblos cuidr.n inrnediaumcncc por si dc Jos ormcnorcs (Clativos a la policia dc los 'Fcatros, hacicndo cumplir Ins rcglarncncos dirigidos i conservar ci órcjcrt, la trinquilidad y Li dcccncia, unto por pane tic los adores como de Ins cXfCCtadOItS. 4 La Adminisrracjcjn del fondo y ganaucias tic Ia CcmpThia, corrcrá tic cucnra del cm 1 rcsario, ciflendo los Ayumamicncos sus funciones en esta pirtc la intervcncion indispensable para quo so cumplan fict y Icgalmcatc Las cargas quo puedan irnponcrsc con .*rrcglo al ajuste, sobrc ci pr1ucto de los Tcatros pan objeco de beneficio comun. 5 . En cuanto al gobicrno y dirccdon interior dc las C ompuuas , los CcImicos se entenicrin con ci autor o el cmprcsario segun sin pactos particulares. Si con mocivo dc escos se susdtascn desavcnencjn enue u*xs y otros, lo Ayuntainicntp procwarri tcrminaj-las gubernatina y prudcncialmenrc; y en ci caso de no conforma,-c Jos intcrcsados coil la decision del Ayuntamjetuo, acuditht at Tribunal corres ondiente corno en cual uicr Otto contT2rO. to = De drdcn de S. A. Jo coniunico S V. F. mtellgenc:a y cumplimienro, y iuc pan iguaks fines lo trasladc lo Ayuneamicntos del distrito de su mando superior, dando cucnta dc de jU recib() y de habcrlo circulado. DS guarde V. K muchos afrn. Cádiz 13 cit Julio tic '.L3.=J054 de Limonta.5r. Viny dc Nucva Espaha.Es cópia. Mégico z de Encro de i8i.. l'atriciu Humana. it En su cumplimiento, ci Excmô. Sr. Llano ha dejado S cukhdo del Ayuritamienro ci Tntro, rc-. servandose sobmerite Ia inspcccion tie las piezas; y ci Ayunr2miciuo 1 por uno tic sus AlcakIcs, fain de cstoi pnr ci Diputado dcl raino cuida del bucn orden al ticmpo de las fwicioncs, y ptr solo ci Dipoudo gobierna aquclla casa: 3,' habicndo ordeado on Jo general ci Scfior Llano a Ia, Scñorcs OhcL*lcs de guardia ci auxilto tic las providencias de los Señores Alcalde y Diputado, es '4sto quo no ha habido quc cstranar a csos Schorcs haber dispucsto lo quc han creido dc in.zjor órdcn, y quo ci Scñor Oficial dc guardia lo haya hecho cumplir y spase, pan nour mar. 12 tigcrcza de los dos imprcsos, quo ci Señor Llano insinuo al capitan 1). Carlos Avalos quo scrLa convenience quo on ti vuelo entrasen selas mugcrcs, y quc dc cstc sexo no se ecnusen on in bancas; y quo ci Señor Avalos no prcvino al emprcsario quo sirvicsc de la vex orden rioT, ( aunquc son supcnorcs lot quo ticnen antoridad publica at cualquicr ramo ) ni fist suya La disposicion de pie destinase los scgundos pan colas mugeres.

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en Puebla el -13 de septiernl)re de 18200

Fernández de Lizardi dedica Ia "trageclia" incluida en este volumen. El hecho hace estallar lo que desde varios años atrás se venIa evidenciando en los ánimos de [a nueva sociedad nexicana: el arraigado V sálidarnente contradictorio odio hacia lo hispa-. no. El teatro vuelve a ser el termornetro idoneo pan medir In evoIución de los fenómenos sociales a partir de las manifestaciones expuestas sobre el tablado. Un serio movirniento antihispano se desata entre La prensa escrita y Los actores, evidenternente ma's capaces en térniinos interpretativos. liegados de Espana en Los primeros años posteriores a La proclamacion de Indppendencia. TaL es el caso de ]as singulares aventuras que enfrentO el primer actor y director Andres Prieto alumno del prorninente Isidro Maiquez, quien yendrIa a renovar la escena e impondrIa toda una escuela de actuación , contratado para encabezar la companIa del Coliseo Nuevo que, ya para la temporada de 1826, habIa adoptado como nombre Teatro Principal. wc

Andrés Prieto, quien venla con cartas de recomendacion del diplomático y dramaturgo mexicano Manuel Eduardo de Gorostiza, causó uria gran polérnica desde su primera representación. Sin duda Prieto era un actor que superaba cualquier expectativa en el nivel de La interpretación; sin embargo, los sentimientos antihispánicos exacerbados solo buscaban & más mlninlo estImulo para manifestarse. La compañIa quo contrató a Prieto subió desmedidamente los costos de las localidades generando malestaJ' entre los concurrentes al teatro, asI como tambiéri entre los rniembros de La companIa pues se sentlan desplazados y ofendidos por los honorarios prometidos al primer actor. Afortunadamente, del material meramente anecdótico quo aportan los acontecirnientos de la época, siempre podemos entresacar madeja con la cual entreverar observaciones en tomb a los resortes que provocarofl tales acontecimientos. AsI, se puede afirmar que Andrés Prieto representaba ci cainbio en la técnica de actuación. Era no solo tin gran actor sino una autoridad en lo que a su lenguaje atañIa, virtud poco frecuente entre los córnicos del Teatro Principal. Sin embargo, multiples notas period Isticas Se volcaron en contra de un actor hispano merecedor de prebendas ma's que do escarnios. Esta reacción antihispana respondla a cuestiones cornpletamerite desvinculadas del quehacer artIstico. Como consecuencia de este sentimiento antihispano Andrés Prieto y el poetadrarnaturgo Jose Maria Heredia intercambiaron insultos varios disfrazados He polérnica teatral en los periódicos que por entonOtros arSol. uila Mexicana, El g El Iris, El A (:es circulaban: ticulistas tainbién ofendieron al primer actor, incluso de manera más visceral que el (:ubano Heredia. En el trasfondo do todas esas crIticas a Prieto Se podia ver (:Iaramente una caracterIstica iinperdonable para los mexicanos: sit nacionalidad ospaflola. Para acabar con la disputa entre Prieto y Heredia fire necesana Ia intervenciáfl de los (.:ompañeros de redacción de este (iltimo en El Iris, donde Florencio Galli argumentó en favor del actor dcjendo que solo Ic faltaha "ser hijo de tin suelo rnenos desgraci ado" :37 Existe un hecho fundamental para entender este fenámeno: Prieto habla querido antes que nada, dar gusto al pOblico mexicano; pew cornetió nfl error grave en su iflteflt() pues creyo satisfacer las expectativas y gustos en uso a! anunciar [a tragedia Peluyo. Pretendió equiparar a los heroes godos de Ia ohm C011 los quo habIan daclo forma a la nación mexicafla. Se equivocó.

.. .i:

Juan de Dios Salgado, actor d& '1'&atro Prirmipal.

El error do Prieto cri evi d cute , gruvIsi mo , y i crIti cu teutrul no podia dejarlo pasar inadvrtic1o. t...I Pam ci grueso de ins mexicafli)S, la simple rfleflci()fl do ulgiin tema relacionado con la penhnsula era traducidi de iflrnediat() pof Un cédigo on (!orldC i iii perubun jflCiViliZ(Iciófl, ía, despotismo, i til'(Iflha, rnonarq' nc:eptos come: CO janutismo.3R

Términos inmediatamente decodificados y recodificados por Los intelectuales y los ruedios politicos como elementos caracterizadores del pasado que se pretendIa dejar atrás. En 1826, un año antes de su muerte, Fernández de Lizardi publica la censura que ci hispano Jose' Manuel Sartorio

Had.. Ii, 90. 3?1 Jaitne Cijaijatid N 'luginis. "La crItica teatral y el antiliispIlfliSmO (1826-1827)". en Plural, ri(irn 237, Mexico, jtlflifl de 1 991 , p. 51. 37

29

habla hecho en 1822 a su comedia Las viejas y el francrnason, acompanada por una serie de comentarios. Entre éstos, hablaba de que Diego Maria Garay, actor director espaflol, se habla negado arepresentarla. Esto suscito una nueva polemica extendida a través de varios papeles desconocidos rescatados por el investigadorJames C. McKegney.AJ El tItulo de uno de ellos, publicado por la farnosa Oficina de hi Testamentarla de Ontiveros en mayo de 1827, podrá ubicar con claridad al lector en ci tono y (alestiones tratados aliI: "Hasta en el teatro hacen daflo los gacliupines con mando. " Para ci 20 de diciembre siguiente se public:aha el primer decreto de expulsion contra los espanoles cesidentes en territorio nacional. En él se comprendla también a algunos trahajadores del arte dramático.

Los procesos de la dramaturgia (1810-1830) y sus hacedores La dramaturgia niexicana escrita durante ci pro:eso uman(:ipador entre 1810 y 1821 es tin fenómeno sumamente c:ornplejo V fl(O OF las (:ausas que Ic dan origen. La interpretaclén do este teatro, I

TEATRO )NIIERCojES 10 de Septienibre de 132241

I gnorando la Enirresa pie se rermti esd hoy Cornedia , t-. ort rnotivo del Novenario

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dispuso

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Data principlo con urta marcha al intento , y ea seguida la opera en dos actos

EL CALIFA DE BACDAD Eu Linico intermedio se cubrirâ con el psintetode Bairn

Le titulado, DIDO ABAND0NAD& La casa se iluminaXá i adoraará conpietamente. FAGA DOBLE.

(,i'te 'if I ci U 1.tflR Iunción teatra! en honor I e I a r n cesu do I t urh I 1 . 30

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:yi l;t!tf v1(.!'c. ' gJIey, .'orri 1et eutly !)is veretI Partiphlets by Fornridez de Il z.ir11 " . en Hispania, Ye I. I iv. num. 2, 1r1;iyc) jii 1971, pp. 256-257.

I

e sin embargo, se ha prestado a confusiones sobre todo por laforrna que adopto. For ello, muchos investigadores se acerc:an a ]as obras de este periodo sin considerar sus evidentes posibilidades drarnáticas. Se puede afirmar que at estallar la guerra revolucionaria existla una apremiante necesidad: cornentar los hechos ocurridos dIa con dIa, argurnentar en pro de las partes en con Uk:to (realistas o insurgerites), o bien vituperarlas, ante to cual prácticarnente todos los géneros literarios entre elios el teatro se sumaron a dicha tarea. Poemas, artIcu!os periodIsticos, proclamas, tetras para canciones, cróni(:as sobre Los sucesos armados, sermones, fáhulas y una forma entonces muy socorrida diálogos, lienaron las págirias dc periódicos, folletos y hojas volantes. Sin embargo, aunque parezca discutihie, rntichas veces bajo ci rubro genérico del diálogo se escondió tin drama incipiente ci cual contribuía a comentar la (:onflictiva realidad, como lo hacIa la literatura de esos años. AsI, la iniprenta perrnitió a Los escritores hacer liegar estos textos a manos varias. En los primeros años beligerantes, las producciones literarias escritas por los realistas obtuvieron, coma era cOflSe(:uente por ser el grupo en ci poder, mayor apoyo y difusión. Al acercarse el año de 1821 el proceso Sc revirtió y los insurgentes illiprimieron gran cantidad de papeles volantes y periódicos defendiendo sus rnas caras premisas. Ahora bien, convierie aqul establecer los razonaniientos quo, nos parece, sustentan ci hecho de contemplar muchos de estos diálogos en términos draináticos. Desde nuestra perspectiva, tales diálogos poseen una función drarnática, si bien su estructura formal no (:orcesponde (de manera eviclente) a lo que coril ónmente se denoni ma y se quiere ver como teatro. En primer término, partiremos de elementos externos at texto, relativos ala realiclad en La que surgen en una relación dialéctica de ida y rijuIta con la c:lr(:llnstancla historica y la conIoriacion del puehlo para, en segundo término, hablar de elernentos internos tanto formales conio de contenido para apo y ar nuestro supuesto: los diálogos escritos durante la gesta dc independencia son teatro. Uno de los primeros aspectos, presente on estos textos, a los cpie nos referiremos, está en el habla popular. Si bien en las proclucciones propiamente teatrales escritas por Jose' Agustin de Castro Los rerriendones y El CJian'o, incluidas en sus Poeslus scigradcis,° as I corno en otras obras previas a la guerra de Independencia , los dramaturgos ya dejaban ver urn seria preocupación por re(:uperar para ci escenario nfl habla y unos personajes (IC raigambre ma's bien "popular", vernécula: en los diálogos esa preocupacián SC convertiré en una ruoneda de uso cornón que representa necesidades rnás alla y esto es lo fundamental del mero plasmar el habla y color local como caracterIsticas de cultura y folcior propios. Es decir, ci hecho de que los diálogos fueran 'populares" abre autoniáticamente el canal comuni(:ativo con tin receptor y pO' tanto... Pero, , quien, que grupo aglutina at receptor? Uno de los puntos irnportantes a aclarar para este estu¶110 introductorio es: ;, quién era el receptor a quien ihan dirigidos estos dialogos Resulta obvio que los escritores en un alan por politizar, moralizar, iLustrar, corregir, educar(enciclopedistas de por medio, se inHere) querIan dirigir su discurso a un póhlico

40

!osó Agustin do Czjsu'o, Mis(:I'ildnea de puesfasliumanas. Puebla, 1797. 1 II. 158 pp.

31

determinado para lograr sus metas. Por ello, recuperar un lenguaje (:o!oquial Con neologismos singulares y giros que, suponerims, Iiabran escandalizado a tina clase alta o ilustrada , e inclujr personajes populares (( N omo el aguador, ci zapatero, la tortillera, La india, el doméstico, el lancero, la cocinera, la currutaca, 4 ' el barbero, el pilguanejo, 42 Ia petimetra, el artesano, etcetera), son indicadores de las intenciones didácticas esgrirnidas por Jos liferatos y el deseo por ilevar tarnbién sus ideas al arnplio círculo de Jos desposeIdos a quienes, en resumidas cuentas, tanto miedo les tenlan en (:uanto motor de descontento social. En la estructura social novohispana los quo hablan accedido a la alfabetizacian constituIan un porcentaje rnInimo de la población, distribuido prirnordialmente entre los criollos y Jos europeos. No obstante, en estos diálogos parece t.:Iaro que el rnensajH de escritores pertenecientes al partido realista está dirigido, en mayor medida, a corregir al vulgo H impedirmediante escenas y anécdotas sobre castigos ejernp!ares, exconiuniones y dernás que ci pueblo se sume a la revolución. AquI surge nuestro primer argumento, evidenternente paradójico: si muchos de estos diálogos impresos estaban destinados a un pCiblico cuya gran rnayorIa no sabla leer, entonces 1dónde encaja el eslabon, el puente para cerrar ci circulo de comunicacion pretendido? Conviene tener en cuenta que criollos y ospao1es no requerlan una politización ' educ:ación profundas. Para los criolbs era (:larIsirna su situación desventajosa asI como a los pen iiisulares sus bene.ficios. Si, en todo caso, ambos requerIan abandonar sus contradicciones esenciales y, por tanto, tornar position en (:uanto a las ideas y sucesos hélicos. UrgIa ya se estuviera en () 0 en contra de la ernanc:ipar.ion educar, iltistrar, convencer a la plebe COfi respecto a la revolución. Córno lograrlo? Mediante diálogos? El papel impreso nos parece en detinitiva (le dudoso exito entre los indios, mestizos v castas. El invesfigador JOSe Rivera sosfiene en torno a esto: Los iliulogos preteridicron ser una especie do puhlicacián callejon_I, dirigidos, principal nionte, a Un ti[)1) do lector de extrac:cián baja, quo quiza no tenia irigreso a las hibliotecas de entonces. Mas, como huena purte de la pohlacián era analfaheta, estos matoriafics dehieron haherso !efdo en lugares ptihlicos, por ejernplo en ]as entradas de Ins terip1os 0 en las plazas. AsI ocurrIa con los "recitaclores do oficlo", I ... I ospocie tie juglares quo on diez niiitos contaban historias do handidos 0 de santos y al terminar ofrecIan copias impresas do sus relatos.44 Esto sugiere, por supuesto, el eslabón perdido de vista en el circulo comunicativo propuesto por estos diálogos. Se frata de una hipótesis (;uya dernostrac:iOn es difIcil ante la carencia de crónicas para documentar plenamente la existencia de un teatro de indole callejera. No obstante, se tienen muchas referencias de compañIas trashurnantes de córnicos, acróbatas y (arcos que, sin acceso a Jos grandes locales, transitaban por los carninos de la Nueva Espana representando en ferias, tabernas, palenques, tablados provisionales al aim libre y atrios de iglesias. jQUeA tipo do teatro pudieron haber hecho estos saltimbanquis do tercera a! 32

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41 Curnztacu: mu y ife.:tada en ii! USC z'igiiroso do las modas. 42 Pilguanejo: pet irnetre. 43 Petimetra: lechtigina, cuinttaca: persona elegante cuyas maneras, compostura y Ion guaje son afectados y ridlculos. 44 José Riven, op. cit., pp. 8-9.



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33

Aunque Jose' Rivera, en su prOlogo al libro Diálogos de Jo Independencia, no juzga esta literatura a partir de sus calidades drarnatórgicas propósito nuestro , revela mucho en ci párrafo citado arriba. La realidad drarnatizada con intenciones proselitistas y adoctrinadoras no serla un arma extraña en Lin pals donde el arte dramatico sirvió conio vIn(:ulo de comunicación entre el indIgena y el europeo. El teatro afirma Maria Sten "fue en la conquista espiritual to que los caballos y Ia pólvora fueron en la (:onqulsta militar .'' Ahora. durante la Jndependencia, el teatro tornéhase nuevamente arcabuz de convencjmjento. En este punto, tarnbién, ha y que conec:tar lo mencionado IIneas arriba con respecto a la existencia de representaciones populares en los barrios v compañIas que difIcilmente tocaban los tablados citadinos rnás prestigiados (Jo cual ha hecho casi imposible su seguirniento), v la profunda crisis que vivIan Jos artistas con fama queocupaban ci CoJiseo Nuevo. ,;SerIa difIcil pensar en tin teatro real izado en esos anos por estos artistas para sufragar SUS u-las funclainentajes nec:esidades? CuáIes serIan, deserviable este supuesto. sus ternaticas V personajes a drcirncitizar? La IlistOfia del teatro universal nos sugiere pensar en cii como en

arti UH1 flu zudo, el niás co niproineti d o de toclos (iOn la traia viviente do ILL experienci a colectiva, el ma's sensi hi e a [as convu 1Siufles quo clusgurrun una virla social en permanente estado de revol uci (5fl . a I (IS ii i fIci Ins Pasos de unu I i bertarl q u e tan pronto curnina, med lo sofocada Por las contruriedades y ins insuperahies ohsticu los, c;orio estulla en sohresultos imprevisibles. El teatro es uflu luau i fostaci an SOD a! . S • •

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"El teafro us Una manifestac:ián social", dice Jean Duvignaud, y nos sorprericleria m u(:ho Clue, en tin noinento tan convu iso COO J)uede ser la segunda década decirnonona no hubiesen existido expresiones dramatttrgicas nacionales, segün Sc podrIa inferir de los !ihros clii Iìistoria teatral de Reyes de la Maza, de OlavarrIa y Ferrari, de Magafla Esquivel y otros estudiosos. Ma's increIble parecerIa que Ia enorrue necesidad de tin ser en (:oflhlicto consigo In ISfllO yr su entomb, (:orno ci c:riollo, no hubiese eiu;ontrado mecanisnlos de expresián para confrontarse frente al espejo. Arguniento de quienes piensari en Jos di4!o g os COmo una espec:is rara de 1itratura. (:01110 Ufl suhgénero, Cs Ia carencia de acc)tac lo nes . de dramatis personae perfectarnente establec ido y de cambios es(:enográfi(:os x,? do escena que encabecen cada parte del texto. Aqul surge una confusion innHcesaria. Esto que pertenece a tin forniato teatral hoy dIa indispensable y cot idiano 110 tiene nada que ver, por ejemplo, con los rnanuscritos de Shakespeare en los cuales no sálo no aparecla ci dramatis persor1(Jgr? 5mb que la division de actos v escenas asI corno las acotaciones vienen a sec un invento del siglo XVIII; cast oen años después de la muerte del dramaturgo. en 1709. Nicolas Rowe prepara una edición con estas novedades quo en su moniento no interesaron a Shakespeare." En vez de centrar nuestra atención en elementos tan superficiales y tan relativos corno queda dernostrado , pongailios el interés en otros aspectos. Si bien poclernos considerar las estructuras de los diálogos COIflO elernentales, con temas inmed j atistas, estilos descuidados, en fin, en ellos se puede ver ci nacimiento de una drania34

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Maria Sten , Vhlu v in uert (!(1 teatro 1I4IlIJ(Jt/. El OIirnpr Sill Prc'Ineh?v, M6XiCO. SEP (St! pSetentas, 120)71974, p. 8. 47 Juan Duvignaud, Sociologlu del teatro. & lj S(J%'() snbre las sam bras colectivus. MOx i. RE, 2a. ed.. 1981, p, 13. 44 Alejandro Luna, isabelinos". 11 Repenono, mini. 17, Universidad AutOrir,n i;i de Querétaro, rnarzo de 1991. pp. 23-29. 04



turgia que deja al descubierto los inicios de un teatro social medito en este territormo. De un teatro en buisqueda de un rostro, de una identidad, de un nombre. Veamos ahora cómo funcionaban sus partes componentes. Los influjos del neoclásico y de la Ilustración saltan a la vista en todos los diálogos y es aquI, al hablar de estas dos tendencias estéticas, donde podemos hallar más elementosde análisis para c:onternplar las caracterIsticas propiamente dramaticas de estos textos y de aquellas otras obras que los investigadores no titubean en Ilamar teatrales. Al género dramatico le ha sido siempre tan esencial el diálogo corno la acción, y un conflicto que desarrolle o de movimiento a esa acción. Sin embargo, la acción como elemento formal, no siempre se ha utilizado de la misma rnanera, al cumplir funciones determinadas dependiendo de lacorriente estético-ideo!ógico-social imperante en cada época. Estas transformaciones de Ia accián dramátic:a han sido ampliamente documentadas y analizadas por el teórico M.S. Kurginián, a cu y o estudio nos referirernos más ade1ante. Pero, cuáI Cs, para el momento histórico que nos interesa, la naturaleza de La acción? Durante ci Siglo de Oro espanol Ia accion giraha casi sernpre en torno al terna. Los sucesos y el (:orlflicto 0 (:olisián funcioncibun en torno a la tematica que interesaha a! escritor. En latragedia isabelina el motor de la a(:c:i6n eran los carac:teres, los complejos personajes que desataban muchas Imneas de acción haciendo más y más compleja la tram a. La (:omedia y la tragedia neoclásicas, asI como el drama de. Ia Jlustracián, van a signar esta ciramaturgia de priru:ipios del siglo XIX rnexi(:ano y sentarén las bases para la tragedia y drama romanticos quo no tardaron en hacer suyos nuestros es(:enarios cles(le principio de los años treinta. QuC ociirre. pues, con la accion ci rariatica corno eleriiento formal dentro del neoclasico y la corriente que le siguiá? El teáricc) M.S. Kurginián afirma: "Es co[no si el neoclasicismo retornara parcialmente ci dialogo a La palabra niisrna su significado literal (conversacion, vitupera(:iofl , clisciisiOn) , generalinerite in izuho Rids cam hiado y anpI io en el drama, donde el diálogo sirve de forma do expresión (IC La fi(:ciofl c1raniátic:a.''° El car(:ter dialágico como rasgo determiriante de la ac. dOn de la drarriafurgia europea de los siglos xvii v xviii se cxtendiO (:OmO bien poc1enos ver hasta las postrimerlas del Mexico colonial. Esta tardanza o retraso Se debio, seguramente, a los onerosos muros culturales levaiìtados por La Jnquisición v al miedo a tendeticias nuevas de peisarniento. Serla sencillo, sin embargo, determiriar que estos textos que para los investigadores del teatro han pasaclo inadvertidos por autotitularse "diálogos" y por su formato, corno va mencionarnos poseen realinente (:aracterísticas drarnaticas. Afortunadarnente hay aim más puntos a nuestro Favor para arguEnentar riuestra hipótesis. El neoclásico, dentro del teatro, pone en boga Los diálogos-disputa, los duelos verba!es donde se evidencia una gran maestrIa oratoria e incluso refiriamiento clialectico. Esto mismo lo pO(IJ'a constatar ci lector del presente volurnen , y no solo en las prociucciones encasilladas bajo et rubro tdiáIogo sino tambiCn en las obras aceptadas sin reticencias como tuatrales, tambien incluidas en estas paginas. Pero ci fenómeno no es gratuito. Los neoclásicos insistieron en rec:uperar a los griegos, Ilevando a los filósofos clásicos

41 NI. S. K ii rgin ian . " El drama", tract. Armando Partida, rnecanoescuito, 331 c.iiartillas. 15() Ibid., t:aji. lit

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a sus uiltimas consecuencias, hasta resultar más aristotélicos que el propio Aristóteles (aspecto desarrollado más adelante); no es sorprendente, pues, el afan de elevar larazón 1a razón l aun pedestal paradigmatico en contraste con la pasion y los desvarios que ésta produce en el ser hurnano. Por tanto, dentro del teatro proclucido durante ci neoclásico, el diálogo sera un rasgo irremplazable como vehIculo del discurso autoral, por un lado; y por otro, de la propia acción dramática. El diálogo, a través de una estructura drarnática sumarnente racional, sera' el elemento de convencimiento ejercido por el escritor para "corregir" los desvarIos a los que inevitablemente conduce Ia pasión del ser humano. Kurginián insiste: "La fe en la palabra expresadora y pregonadora de la razón: era la particularidad diferencial de las ép ocas del neoclasicismo y de la Ilustración. Es por ello que el diálogo se torrará en la forma inas importante de la personiflcaciónde la colision, en todos sus estudios y en todas sus peripecias. Para la tragedia neoclésica, establecer máltiples lIneas de acc:ión entrelazadas, crear personajes complejos cuyos destinos se entrecrucen C inf!uyan, no serán aspectos preocupantes. Es dec:ir: la complejidad de trama tan caracterizadora del teatro isabelino no sera determinante en esta corriente. Esta es una constante observable en prácticamente todas las obras de entonces. De hecho, en las obras sobre y nacidas en la guerra de Iridependencia, el dramaturgo solo traza una situación desarrollada casi a c:ontracorriente del fluir dialógico: y, sin embargo, la acción comb verernos se mueve. La intención, antes que nada, recordernos, es exponer un razonamiento y (:onvencer, transformar a quien lo escuc:ha. En el neoclásico, la rna yorIa de los personajes son unidirnensionales, en una sola actitud, al desnudo, invariables. Ya rnencionanos muchos personajes del teatro didáctico de la guerra eniaricipadora como ci pilguanejo, ci aguador, etcetera, Los c:uales van a estar determinados por esta característica de unidirriensiona!idad, at igual clue su contraparte ubicada en personajes corno el celigioso, ci zapatero, ci dragon y otros cuyo dis(:urso provocará una transformación en la mentalidad de Los más "ignorantes".Solo la intervención de tin discurso racional de otro personaje mas preparado de extrac(:lon (:rIotla o hispana, generairnente modific:ará la opiniOn del protagonista, pues al sec conven(:ido opta Ps" la noción de deber ante la nocion de placer a del sentimiento. En pocas obras encoritrarnos algón (:astigo para ci personaje central por haher "errado" su decision U opinion con respe(:to a los bandos, ya sea realista o insurgente, 5mb Ifles hien se observa una transición en su criterio. En las pro(lucciOfles seleccionadas y analizadas aquI, anteriores a septiernbre de 1821, uno de los es:asos ejemplos donde se (:astiga al protagonista que se ha dejaclo lievar por sus instintos (en este caso movido por Ia avaricia y ci deseo de un ascenso social) es en Las fazanus cM Hidalgo, Quixote de nuevo cuño, fucedor de tuertos, etc., escrita por ci mexicano de nacimiento, y f érreo escritor en favor de Ia corona, don Agustin Pomposo Fernández de San Salvador (17561842).s2 Nuestras reflexiones contiriüan con un pie en el neoclásico y la Jlustración y otro en la dramaturgia del Mexico convulso entre 1810 y 1830. Los elementos formales de unidades de tiempo y espaclo eran elevados por ci neoclasico a preceptos. Sin 36

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Idem.

Paradójicarnerite, €ste escritor ;sntinsurgente, tin y tutor de Leona Vicario y maestro de Andrés Quintana Roo, vio a éstos adherirse al rrlovjrnjen(o de emaricipacióri junto con sti j)ropio hijo.



*flnmn*ix 0 rIIEATR0 NACIONALS

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H a!r.doce t? cnnregujdn dcl gobicrno qie esftudice 'u penbi— a ltUJciCUt', obr las ocho que ya estdu ejectadac y en sta I:oChe: deseoso ci ewpreario ciudadano Victnrio KoSqXTiOT

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Caniora, 'le qn2 en lo suce'ivn te Ruarde ci 6rden mas txacto pra que ste Te5j)etihIe PCt5licn qude del an-jar modo strvido; ha deterruinado distTihuir hOLtjI)t% en inia dat 40 RSiflltO g y Palcos para evilar di agiistos efltr: Its prsona qu2 qs1?rr1 favorecerle, ocu'rietido por elks 1 pdr;j . que ojortunan:viite aiunciard por convites particulares, y teks j uu;icos: Ia:4o p r itJciruo las indicckb LE;iones ci vcnidero Dow nhiuzo 14-del C'rriciite con piezas sobresali: ntcs y csc'jidas, ncticiando el t r mt! r c j: ellac con Ia antidacion aco9tumb rada, slit inovar vu

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lo ma' dosc

lc•e Ins precias

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Ioi asientos hata ahora establecidos, sirvihi-

lob Stflutcs ahonados avisar con auticipacion st gu ctaren coutitiva. DOMINGO 14 iTh SF.PTIEMHRE DE 1823. I

La futicinn ci, esta ooche se compoudra tie lac piezas siguientes: 1 10 Lita nS-tsa1iente obertirae 20 Un rojidd obligado fagot que gaptari Is cludadan; Mariana

;

c ) *

a

Gu,1-rr,7. Ca esquisito concierto obligado I trompa qt*e dosempefiari el 5 3 ciudñdazsn i1'iln,lIO .S,I*t , 4 ?? Un t aria bufa por d cu !aciano Victorio Bwawora, Una aria por 1* ciu lalani Aivads Plato. 6 6 0 Un d.o per Ia cit3da .Li.irtana Gutierrez ,r el ciuddano MibuIItlay. El quii.kto d 1. Diana 'toItart, pot 1t' aupnciados iWa7 F 1